Formación Humana
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2. El proceso de Deshumanización
3. El Concepto de persona
4.1 Corporeidad
4.2 Interioridad
4.3 Comunicación
4.4 Afrontamiento
4.5 Libertad
4.6 Trascendencia
4.7 Compromiso
ANTROPOLOGÍA
Podemos afirmar que la pregunta por el hombre, es uno de los problemas centrales de las
diversas vertientes de la antropología (natural, cultural, teológica, filosófica), como también el
objeto principal de distintas disciplinas científicas y filosóficas, entre ellas la sociología, la
psicología, la religión a través de las cuales, el ser humano intenta comprenderse en la historia.
No hay duda que los diferentes discursos antropológicos se articulan en la tarea común de
captar la dimensión del hombre en sus múltiples manifestaciones culturales. Pero sólo la
antropología filosófica, al plantearse la cuestión general: ¿Qué es el hombre?, Asume la tarea
específica de considerarlo en forma concreta y total, es decir, se interroga por la naturaleza
esencial del ser humano; por los factores determinantes, de su conducta y la razón de la
dignidad de la persona humana.
1.1 SÓCRATES: "Conócete a ti mismo"
Hemos indicado que prácticamente, con Sócrates y los sofistas. Parece con inusitada vitalidad
en Grecia el problema del hombre. El hombre vuelve la mirada sobre sí mismo en un intento
por desentrañar el sentido de su ser, esforzándose por crear una imagen de sí, que le permita
comprender la situación multifacético en que se mueve, como también afrontar con éxito la
realidad histórica en que se encuentra. La situación que tuvieron que afrontar Sócrates y Platón
está en intima relación con las condiciones creadas por la Guerra del Peloponeso que llevará a
Grecia a la decadencia de su civilización con la derrota y ruina de Atenas. Ellos se preguntan
por las causas de la catástrofe.
Sabemos que Sócrates posiblemente nació en el año 470 o 469 a.c. también sabemos que
sería condenado por la democracia ateniense a beber la cicuta en un proceso que asumiría
todas las características de un juicio político no solo contra el viejo Sócrates sino contra la
misma filosofía.
A Sócrates se le acuso de impiedad y de corromper a los jóvenes con sus discursos exaltados
contra las convicciones habituales de las gentes, al preguntar y cuestionar al hombre de su
tiempo, hasta el punto que el gobierno tiránico de Criticas le prohibió la palabra. La democracia
ateniense le arrebataría la vida.
A1filósofo se le acusa en este sonado proceso, de desviarse del camino seguido por los
filósofos anteriores. Y esto es cierto. Sócrates adopta una actitud distinta en filosofía.
Ahora bien, para Platón, el hombre es un alma que se sirve de un cuerpo. Distingue claramente
un cuerpo y un alma con la primacía del alma sobre el cuerpo, puesto que el alma es el
principió del movimiento del cuerpo.
El discurso antropológico tiene una historia y sin duda el pensamiento de Aristóteles se hilvana
en uno de sus mejores momentos, en cuanto aporta loe elementos clásicos que permiten
comprender la esencia del ser humano y las determinaciones que le son propias a su acción.
El gran valor que reviste la visión antropológica del Estagirita es el de pensar el ser del hombre
en su:
• Dimensión ontológica: el hombre es un ser viviente racional.
• Dimensión social: el hombre es por naturaleza un ser cívico.
• Dimensión ética: El hombre es cierta praxis.
2. EL PROCESO DE DESHUMANIZACIÓN
Parece y sucede con frecuencia, que sólo en determinadas situaciones el individuo y los grupos
sociales toman conciencia de problemas básicos de su existencia; sólo cuando se ven
enfrentados a coyunturas o encrucijadas frente a las cuales no hay forma de evadirse. Estamos
siempre en situaciones que cambian y se suceden en forma singular, frente a las cuales
tomamos alguna actitud tratando de conocerlas o modificarlas, y sin embargo, en ciertas
ocasiones detectamos tras las apariencias del cambio situaciones permanentes como su
sufrimiento, el dolor, la culpa, la muerte. A estas situaciones inherentes a la condición humana
las llamamos situaciones límites. La conciencia de estas situaciones produce el hombre de la
vida diaria un estupor y un sobrecogimiento poderosos tales que en muchos casos significan la
ruptura con una vida, impersonal y anónima. Para otros estas situaciones tan inevitables que
mejor es no darse por aludidos y dedicarnos mejor al asunto de los quehaceres diarios que
podernos manejar a nuestro gusto y de acuerdo a nuestros planes e intereses.
Los peligros de la civilización actual que para Europa se cifran en la posibilidad de una guerra
nuclear y para países del tercer mundo en el aumento de los problemas económicos despierta
hoy una nueva y urgente sensibilidad por problema del hombre y su futuro. Los desequilibrios
actúan podemos desde este punto de vista sintetizarlos como una dialéctica entre
humanización y deshumanización, como un enfrentamiento que aglutina las fuerzas que
quieren afirmar la vida y quienes pretenden la destrucción total.
La relación con los demás estará entonces mediatizada por el interés por la utilidad inmediata o
futura que depare vinculaciones. Los otros son vistos como simples medios de ocasión para
negocios, influencias, presiones, lo que hace que poco nos importe el otro como persona o ser
humano autónomo. Presionados por el entorno cultural valoramos a los demás en función de
su dinero, su prestigio o su posición social, impulsados por el imperativo de vivir bien.
La deshumanización, la negación del hombre como fin, como persona, constituye el proceso de
opresión económica, cultural y política.
Desde el mundo de los pobres el hombre como problema es la filosofía primera de un
pensamiento, que no quiere ser ajeno a las condiciones concretas de los seres humanos.
3. EL CONCEPTO DE PERSONA
“El tema de Persona es uno de los Problemas Capitales del pensamiento actual", afirma Zubiri.
Siempre que se habla de Hombre se tiene que hacer que hacer desde su dimensión personal.
Problemas como los de derechos, deberes, ley, historia, política, economía, desarrollo, cultura,
etc, sólo adquieren su verdadera comprensión cuando su punto de partida es el hombre en su
compleja y dinámica real.
En el. lenguaje familiar, este concepto denota madurez, ecuanimidad; así calificamos el buen
comportamiento de un niño exclamando: "ya es toda una persona"; o hablamos más de
"personalidades destacadas".
Pero si en la comprensión común el término está referido al ámbito ético, en cuanto alude a un
comportamiento o manera de ser, en sí, nuestra pregunta es metafísica; porque la realidad
personal se nos da como la razón fundante del ser humano?
Para el griego, la respuesta a la pregunta por el ser fundamental del hombre fue naturalista. El
concepto de Phisis dominó todo el ámbito de la filosofía clásica. El ser, que es el último
fundamento de la realidad, se concibe como absoluto neutro, el uno, algo impersonal, el todo
que niega la multiplicidad.
Desde la negación total de lo múltiple como desorden la afirmación de la totalidad, los clásicos
justificaron sus propias cosmovisiones. El comunismo de Platón, por ejemplo reduce el alma
individual a una participación de la naturaleza y a una participación de la ciudad.
La esclavitud no choca a los espíritus más cultivados de entonces. Los dioses, el hombre,
son manejados por el libre juego de un destino ciego
Dice Jolivet que la filosofía de Aristóteles es una filosofía de la generación desde donde se
explica la realidad en el marco naturalista; contraria, hasta cierto punto, aunque Santo Tomas
no considera que se excluyan, es la visión del Cristianismo, para quien el punto de partida es la
creación.
Siendo la creación el punto .de partida, el principio absoluto tiene que ser necesariamente
personal: ya no es un algo, sino un Alguien. El mundo y el hombre ya no es comprendido
solamente desde la physis, como un puro orden cosmológico, sino que es inteligible en cuanto
historia, y la historia requiere de un sujeto, no solamente actos, sino autor.
El Hombre, hecho 'a imagen de Dios', está llamado a participar de su vida íntima,
declarándosele 'hijo adoptivo' por la gracia, por la “nova creatio”, siendo el renacido en Cristo
a la participación de la vida de un Dios a quien puede llamar Padre.
La persona, realiza actos, actividades, pero sin reducir se a ellos; como tal la persona esta en
el mundo, pero no es ese mundo; supone integración, está abierta al diálogo; tiene que
habérselas con, el entorno, someterlo, transformarlo; mira hacia una necesaria trascendencia,
de la que brota
su dignidad; ,es responsable frente a su quehacer, con lo que garantiza una revisión continua
de su acción. La persona se revela a través del conjunto de sus dimensiones. Describámoslas
en lo fundamental.
4.1 Corporeidad
.El nombre esta inmerso en, la naturaleza pero a su vez la. trasciende. Dice Zubiri que el
hombre, es un sistema construido de notas, unas de carácter físico-químico y otras de carácter
psíquico. Las primeras no se pueden entender simplemente con el concepto de materia, por ser
demasiado pobre y vago para denominar el fundamento formal de la sustantividad humana. En
este sentido, agrega, ''posee mayor precisión el de organismo, teniendo, siempre en claro que
el organismo es tan sólo un subsistema parcial dentro del sistema total de la sustantividad
humana''. Por eso, por sí mismo y en sí mismo carece de sustantividad.
Las notas de carácter psíquico son denominadas ordinariamente. espíritu o, en el mejor de los
casos, alma, aunque dichos vocablos se prestan a frecuentes equívocos. Zubiri prefiere
llamarlas entendiéndola también como un subsistema parcial dentro del sistema total de la
sustantividad humana. Reconoce además ,que dicho subsistema tiene algunos caracteres
irreductibles al subsistema organice o en muchos aspectos (no en todos, bien entendido) tiene
cierta dominancia sobre este. Ninguno de ellos, por tanto, es la totalidad de la realidad humana.
El ser personal tiene así una dimensión psíquico-orgánica, sin que se pueda decir
simplistamente que posee psique y organismo.
El hombre es un ser encarnado en una realidad material concreta y es al allí en donde hace su
vida, en donde se manifiesta como ser de posibilidades. Pero, a su vez, este quehacer vital no
tiene sentido única y exclusivamente en sí mismo, sino que apunta a una realidad que
trasciende.
El mundo contemporáneo ha privilegiado este carácter físico-químico del hombre, hay que
reconocerlo. La corporeidad, el mundo material han querido presentarse hoy como la única
definición válida, el único sentido posible.
4.2. Interioridad
La vida personal si bien es cierto se manifiesta hacia la exterioridad, necesita para si el
recobrarse, el recuperarse, para sentirse unificada. "La persona es un adentro que tiene,
necesidad del afuera''.
Las afirmaciones parciales sobre la realidad del ser personal son siempre insuficientes. En este
sentido, a la inmersión del ser personal en el mundo material como única posibilidad hay que
negarle de hecho la pretendida unilateralidad y absolutización; no se pueden dejar de lado
otras dimensiones no menos evidentes e inmediatas.
Hay valores que manan de esta dimensión de la interioridad propia del ser personal, como el
silencio, el retiro, la reflexión, la intimidad, la vocación, que hoy han pasado a un segundo lugar
en el marco de nuestras ciudades grises. Nuestra era se caracteriza mucho más por la
inmediatez, por el manejo avaro del tiempo como sinónimo de producción efectiva, por el ruido
de las ciudades, por la estridencia dela música, por el tener.
4.3. Comunicación
El ser personal no puede cerrarse en su mundo; de hacerlo perdería el sentido real que su
dimensión. La persona es comunicación por naturaleza. Sin embargo para realizar a plenitud la
comunicación de conciencia y la comprensión universal a la que está destinada la persona se
enfrenta al individualismo como a su mayor enemigo.
4.4 Afrontamiento
La realidad que vivimos nos encierra en el mundo de lo fácil lo cómodo, nos pretende igualar
en la costumbre en la moda, en el gesto. De este modo se facilita el dominio de la masa sobre
la persona. Nos acostumbramos tan fácilmente a vivir y pensar como todo mundo, que ya no le
encontramos sentido al esfuerzo personal. Si ya alguien abrió la trocha, nos parece lo más
lógico seguir sus huellas, sin preguntar, sin interpelarnos, sin exigir razón alguna.
Frente a la virtud de la fuerza interior, espiritual, que brota del auténtico dominio de sí, entre
nosotros domina la mediocridad, que describe Ingenieros, y la vanidad, que critica Fernando
González. Ambas caracterizan y pretenden definir a nuestro ser latinoamericano. Somos
Hombres que tememos levantar la piedra por temor a encontrármela alacrán; somos hombres
emanados en la seguridad de la servidumbre y temerosos de los riesgos que acarrea, la
independencia.
4.5 Libertad
La libertad la hemos cosificado a tal extremo que vivimos pendientes de que nos la concedan y
nos la garanticen; perdiendo así el sentido de su verdadera dimensión. Hablamos tanto de
libertades articulares: libertad, de prensa, de palabra, religiosa, política, de cátedra, que hemos
olvidado la verdadera fuente y dimensión de la libertad, la persona. La persona conquista su
libertad está inmersa en ella v debe reconocerse como tal.
En ninguna época se había hablado tanto de libertad como en la nuestra y, sin embargo, en
ningún momento había llegado el hombre a una consideración y acción tan bajas de su propia
dignidad como en el tiempo presente.
El mundo que nos rodea aparece resbalando así entre los dos extremos de la realidad: de una
parte es poderoso, pero cuánta debilidad denotan sus estructuras; se siente capaz de lo mejor
y de lo peor; tan pronto lucha por la libertad como se hunde en la servidumbre; admirable
progreso se convierte a veces en retroceso se debate entre la fraternidad y el odio.
La libertad no es una cosa; pero tampoco es un a idea etérea. Es una aspiración, que necesita
mediaciones y tiene limites • No puede considerarse en términos absolutos. Sólo soy libre con
los demás; es allí donde yo vivo y palpo mi verdadera dimensión.
La libertad, para ser entendida en plenitud, debe ser predicada desde la exterioridad del yo- Es
el "sí al otro" lo que hace posible que él y yo seamos, libres, es la afirmación de su razón de
ser, es el dejar, que enseñe su rostro, como es, sin temores por color, credo o costumbres.
Supone entonces la capacidad de autodeterminación como hombres y como pueblos; tarea
que se hace casi imposible por los condicionamientos que nos rodean de toda índole:
económicos, políticos, ideológicos, sociales. El hombre de hoy tiende a sentirse dueño de
realidades, de tiempo y espacio.
La libertad implica fundamentalmente una vivencia; soy libre como ser situado, concreto,
inserto en una circunstancia dada. Esto no es una verdad ética descarnada, es más bien mi
razón fundante de ser hombre. "Nuestra libertad es la libertad de una persona situada pero es
también la libertad de una persona valorizada". No se es libre solamente por el "hecho de
ejercitar una cierta espontaneidad, "me hago libre si inclino esta espontaneidad en el sentido de
una liberación, es decir de una personalización del mundo y de mí mismo" (Mounier).
4.6 Trascendencia
La experiencia del ser personal apunta ahora al necesario esclarecimiento de su, ultima, razón
de ser. Esta no puede descansar en el ámbito del yo sin que se desvirtúe en egoísmo;
tampoco, en el de la comunidad, de donde se derivaría, un determinismo cerrado; ni en el de
ideología alguna, partido o concepción de estado. La realidad humana no es cerrada sino
abierta; y abierta no sólo a la experiencia que la circunda, sino como ultimo fundamento
explicativo de su existencia.
Como para Malebranche, el hombre es un movimiento que va siempre más lejos; y con él, su
historia y su acción, el progreso, la civilización. El hombre, ser personal llamado a una doble,
trascendencia: espiritual, de la persona sobre la naturaleza, y metafísica, de la persona sobre si
misma.
4.6 Trascendencia
La experiencia del ser personal apunta ahora al necesario esclarecimiento de su, ultima, razón
de ser. Esta no puede descansar en el ámbito del yo sin que se desvirtúe en egoísmo;
tampoco, en el de la comunidad, de donde se derivaría, un determinismo cerrado; ni en el de
ideología alguna, partido o concepción de estado. La realidad humana no es cerrada sino
abierta; y abierta no sólo a la experiencia que la circunda, sino como ultimo fundamento
explicativo de su existencia.
Como para Malebranche, el hombre es un movimiento que va siempre más lejos; y con él, su
historia y su acción, el progreso, la civilización. El hombre, ser personal llamado a una doble,
trascendencia: espiritual, de la persona sobre la naturaleza, y metafísica, de la persona sobre si
misma.
4.7 Compromiso
El logos, la palabra, es el fiat (hágase) por excelencia del universo, desde el fiat creador del
absolutamente Persona, Dios. La palabra como capacidad, re-creadora del hombre, ha venido
gestando el desarrollo del mundo: pero el autentico sentido del compromiso exige ayer la
palabra del hombre sea revaluada, ya sea palabra religiosa, poli tica, económica, jurídica o
social.
Si mediante el verbo el hombre deja de ser en el mundo un ente entre los entes, para
transformarse en su habitante, quiere decir que todos somos responsables del desarrollo del
mundo y de la comunidad.
Sin embargo, a diario nos vemos amenazados por dos peligros: de una parte, un exagerado
activismo y, de otra, un pasivismo pasmoso. El primero es propio de una minoría que se siente
dueña y portadora de la verdad; el segundo corresponde a la inmensa mayoría "amaestrada"
que actúa solo por imperativos. La tragedia del hombre actual consiste en estar participando en
el juego del reparto del mundo. En él, ya sea en nombre de la paz y los derechos humanos, ya
en el de una sociedad igualitaria, en cualquiera de los casos justificamos la destrucción del
hombre por el hombre. Hay quienes creen sentir el llamado de la historia que los convoca a
posibilitar un, "mundo mejor y olvidan que cada cual como ser personal ya se entienda en
cuanto ser singular ya en cuanto pueblo, tiene la capacidad, de pronunciar su propia palabra,
comprometida en su circunstancia concreta.
El compromiso del ser personal exige así que yo me done, que yo me entregue en una acción
real para posibilitar al otro; pero no en una acción personal estéril, sino en una nueva
expectativa que transforme la realidad común.