Examen Platón Selectividad, Victoria Gómez 2ºC
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El alumno elaborará una Composición Filosófica utilizando como pautas para su desarrollo las
siguientes indicaciones:
1 1. Explicación del significado de los términos o expresiones subrayados en el texto elegido.
2 2. Exposición de la temática del texto elegido y su justificación desde la posición filosófica
del autor.
3 3. Descripción del contexto histórico-cultural y filosófico del texto elegido.
4 4. Relación del tema del texto elegido con otra posición filosófica y explicación razonada de
su visión personal del tema, valorando su actualidad.
5
Opción A:
Bien sabes que los ojos, cuando se los vuelve sobre objetos cuyos colores no están ya
iluminados por la luz del día, sino por el resplandor de la luna, ven débilmente, como si
no tuvieran claridad en la vista.
- Efectivamente.
- Pero cuando el sol brilla sobre ellos, ven nítidamente, y parece como si estos mismos
ojos tuvieran la claridad.
- Sin duda.
- Del mismo modo piensa así lo que corresponde al alma: cuando fija su mirada en
objetos sobre los cuales brilla la verdad y lo que es, intelige, conoce y parece tener
inteligencia; pero cuando se vuelve hacia lo sumergido en la oscuridad, que nace y
perece, entonces opina y percibe débilmente con opiniones que la hacen ir de aquí
para allá, y da la impresión de no tener inteligencia.
Platón, República, libro VI.
2. Platón cree que los sofistas defienden un conocimiento que es reflejo del falso saber
de la mayoría, un conocimiento de las apariencias. Así, cuando queremos saber qué
son las cosas hemos de aplicar un método sistemático que nos lleve, a través de la
dialéctica, al conocimiento de las ideas.
Partiendo de este planteamiento y teniendo en cuenta la división entre en mundo de
las ideas y el mundo sensible, Platón distingue dos tipos de conocimiento: la ciencia y
la opinión. La ciencia tiene por objeto el conocimiento de las ideas y da lugar a la
verdad, es decir, a un conocimiento absoluto e indudable, pues comparte las
características de las ideas a las que conoce: es eterno e inmutable. La opinión, por el
contrario, al referirse al ámbito de lo cambiante y perecedero es ella misma así, y su
validez es, por tanto, variable y relativa.
Pero como el verdadero conocimiento es el de las ideas. Platón tiene que justificar
como es posible si el hombre, como se narra en el mito de la caverna, esta inserto en
el mundo sensible e ignora la existencia del inteligible. Para ello propone su teoría de la
reminiscencia. Para explicarla es preciso entender su concepción del hombre. El
hombre es una realidad dual en la que el mundo de las ideas y el mundo sensible
confluyen: es la unidad accidental de cuerpo y alma. El cuerpo pertenece al mundo
sensible y el alma pertenece al mundo de las ideas. Cuando el alma se encarna en el
cuerpo olvida la existencia del mundo de las ideas y cae en la ignorancia. El cuerpo es
la cárcel del alma. Pero el alma conoce las ideas aunque las haya olvidado tras su
unión con el cuerpo. Es necesario emprender un camino en que el alma vaya
recordando las ideas y culmine en la idea de bien. El conocimiento no consiste en
aprender cosas nuevas, sino en recordar las que ya se conocían.
Pero el predominio de Atenas fue breve, en la guerra del Peloponeso se enfrentó con
Esparta y perdió. Con esta derrota se implantó la dictadura de los Treinta Tiranos, a la
que sucedió una democracia, pero corrupta, que condenó a muerte a Sócrates,
maestro de Platón. Estas razones lo llevaron a no simpatizar con el régimen
democrático.
La filosofía griega comenzó por la preocupación de los primeros filósofos por encontrar
el origen del universo. El universo no es caótico, sino que responde a un orden; es un
cosmos. Lo que buscan los físicos presocráticos es el principio que organiza la realidad.
La filosofía surgió como una investigación sobre la materia originaria de la que se
compone todo lo que existe y sobre el principio ordenador de lo real.
Pero a mediados del siglo V a.C., cambiaron los intereses de los pensadores griegos,
que abandonaron el estudio de la naturaleza a favor de una mayor profundización en
las cuestiones morales y políticas. La principal razón de este cambio de orientación fue
la implantación de la democracia. Estas circunstancias requerían otra educación
diferente de la tradicional. Lo importante es la preparación para la vida pública, que
exige un conocimiento variado en el ejercicio de la palabra, el análisis y la crítica. Los
sofistas satisfacían estas necesidades. Su enseñanza se basaba en el dominio del
lenguaje para convencer a los ciudadanos que votaban en la Asamblea ay conseguir
influencia política. El lenguaje, y el saber en general, se concebían, como arma política.
Los sofistas no buscaban un conocimiento verdadero sino convencer a su auditorio.
Esta actitud supone el triunfo del escepticismo y del relativismo.