VARGAS Lozano, Gabriel. Introducción A La Crítica de La Economía Política de 1857.
VARGAS Lozano, Gabriel. Introducción A La Crítica de La Economía Política de 1857.
VARGAS Lozano, Gabriel. Introducción A La Crítica de La Economía Política de 1857.
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Durante ms de un siglo, el legado terico de Marx y Engels ha sido objeto de innumerables anlisis, crticas, revisiones, deformaciones y an, pretendidos o reales enriquecimientos. Sin desconocer la autonoma relativa de la teora respecto de las condiciones histricas, podemos decir que casi todos estos movimientos han aparecido en razn directa a conflictos del orden rjoltico, o de otra manera, como resultado de los esfuerzos tericos que intentan justificar una nueva prctica de los partidos polticos. Los casos ms tpicos y contrapuestos de estos esfuerzos tericos son los de Lenin o Stalin pero tambin los de Bernstein, Adler o Lukcs. Mientras Lenin interpreta y enriquece la dialctica marxista al utilizarla como instrumento de transformacin de la realidad; Stalin, tanto a travs de su obra ms difundida Sobre el materialismo dialctico y el materialismo histrico,1 como a travs de la poltica general de] Estado sovitico durante su mandato, convierte a la teora marxista en una concepcin monoltica, dogmtica y empobrecida de la realidad, para decir lo menos. Por su parte, los revisionistas Bernstein y Adler, al buscar la complemen1 J. Stalin, Sobre el materialismo dialctico y el materialismo histrico, Obras completas, T. 12. Ediciones en lenguas extranjeras. Mosc, 1963.
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tacin del materialismo histrico con una teora de origen kantiano, ante la supuesta ausencia de una teora del conocimiento en la obra de Marx, tambin lo hacen por razones polticas. En el caso de Lukcs, la exaltacin necesaria de Hegel como reaccin explicable ante su recusacin durante el stalinismo tiene que pagar el precio, como lo reconoce en su prlogo a Historia y consciencia de clase*1 de no valorar adecuadamente a la prctica y de rechazar la concepcin ontolgica del materialismo. Sin embargo, no slo estas reacciones y contra-reacciones han estado condicionadas por la poltica. Tambin lo ha estado otro fenmeno, no menos importante, como lo es la sospechosa cautela y lentitud con que se han descifrado y publicado los manuscritos que sirvieron a los fundadores del materialismo dialctico, para la elaboracin de sus tesis ms importantes. Ante este hecho me pregunto si no se estuvo tratando de proteger a los estudiosos (pero sobre todo a los militantes) del marxismo de no caer en los supuestos peligros de la interpretacin libre y creadora de 3a teora original, ante un temor, tal vez fundado, a ver minados los cimientos de las llamadas interpretaciones. No lo s. Pero en todo caso, ambas cuestiones parecen complementarias y producto de una poltica errnea cuyo efecto inmediato ha sido el sensible retraso en la comprensin cabal del legado terico de Marx y Engels y lo que es ms importante, en la valoracin de sus consecuencias para las ciencias sociales. Todo esto ha sido mencionado porque precisamente estas son las circunstancias que han rodeado a la publicacin, conocimiento y correcta apreciacin de los manuscritos de 1857-58 titulados Grudrisse der kritik der politischen konomie (rohentwurf) y mejor conocidos como Grundrisse*
2 G. Lukcs, Historia y conciencia de clase. Obras completas, T. III. Ed. Grijalbo. Mxico, D. F., 1969. Lukcs redact un nueva prlogo que se agrega a la edicin espaola firmado en Budapest, 1967. 3 Los Gmndrisse fueron publicados inicialmente en Mosc, de 1939 a
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Qu importancia tienen estos manuscritos? porque nos preocupa el hecho de que fueran tardamente conocidos y valorados? Responder brevemente a la cuestin sealando tres notas importantes de estos manuscritos: 1) en primer trmino, los Grundisse fueron, por decirlo as, el laboratorio en que Marx forj los principales instrumentos, nociones y principios que utilizara en la redaccin de la que sin duda es la principal de sus obras, El Capital. Por tal motivo, los Grundrisse, pero en especial la Introduccin contienen un conjunto de explicaciones, aclaraciones o profundizaciones en torno a problemas metodolgicos de primer orden. 2) En segundo lugar, en un pasaje dedicado al estudio de las formaciones econmicas precapitalistas, conocido como los formen, se hace una reconsideracin, de mltiples consecuencias, del esquema tpico de la evolucin de las sociedades. 3) Y en tercer lugar, aparece de nuevo la categora de enajenacin que se supona abandonada desde los manuscritos econmicos-filosficos de 44 y transmutada en El Capital, por una manifestacin muy concreta de ella, el fetichismo de la mercanca. En lo que sigue, nos ocuparemos de examinar detenidamente algunos de los elementos constituyentes de la dialctica materialista, tal y como aparecen en la Introduccin a la crtica de la Economa Poltica de 1857 para tratar de
1941. Uno de los escasos testimonios de su lectura y aprovechamiento lo encontramos en Prolegmenos a una esttica marxista de Lufccs. Posteriormente aparecieron algunos extractos en la revista Neue Zeit publicada en 1903 y finalmente, en 1953 se editaron completos en su versin original en la ciudad de Berln. El retraso de su traduccin en otros idiomas se prolong hasta 1960, en que fueron traducidos al italiano; 1967, en que fueron conocidos por el pblico de habla francesa y 1970-71, en que fueron conocidos por el de habla espaola. La edicin que manejamos es la titulada Elementos fundamentales para la crtica de la Economa Poltica (borrador), en dos tomos. Siglo XXI Editores. Buenos Aires, 1971.
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responder a la pregunta de si es ah donde se encuentra, el discurso del mtodo de Marx. Por otro lado, es importante considerar que si bien nuestro examen del texto citado ser hasta cierto punto autnomo respecto de otros textos de Marx y Engels, esto no nos ha conducido a olvidarnos del principio de que toda afirmacin metodolgica hecha en los manuscritos, es decir, en los textos que no se publicaron en vida de sus autores, debe ser puesta en relacin de necesidad con los que s lo tienen. En este sentido, estamos de acuerdo con las afirmaciones de Ilienkov* cuando considera que no debe exagerarse la importancia de los manuscritos para colocarlos por encima, o inclusive en oposicin a la tesis de las obras acabadas. Sobre este ltimo punto creo que las afirmaciones hechas en los manuscritos deben servir para aclarar y en su caso precisar, las tesis expuestas en las obras terminadas. Sin embargo* esto no quiere decir que debamos minimizar su importancia o bien no tomar algunas de las afirmaciones para desarrollarlas creativamente. Tal cosa sucede con las categoras de esencia, enajenacin o apropiacin del mundo, entre otras. El hecho es que, en la medida en que se van conociendo los manuscritos, las anotaciones fragmentarias u ocasionales y las cartas escritas por Marx y Engels, ya sea entre s o con otros autores, y en donde nos aclaran algunos de sus conceptos fundamentales o nos dejan saber de algunas de sus preocupaciones o propsitos, se va integrando as, el cuerpo entero de la obra de Marx y Engels y va emergiendo, en verdad, un Marx desconocido, no previsto en los
* E. Ilienkov, La dialctica de lo abstracto y lo concreto en El Capital de Marx. Nos referimos a un captulo editado en el libro colectivo titulado Problemas actuales de la dialctica. Comunicacin nm. 9. Alberto Corazn Editor. Madrid, p. 50. Ilienkov se lanza en contra de los que pretenden contraponer el joven Marx al Marx maduro para quedarse con el primero y sus concepciones del "humanismo real" propias de los manuscritos econmicofilosficos de 44.
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manuales o en las versiones dogmticas y de insospechadas consecuencias para la teora y la prctica. La publicacin de la Introduccin as como las polmicas que ha suscitado entre los marxistas, se ubican dentro de un impresionante esfuerzo por aclarar en qu consiste el mtodo dialctico marxista, cul es su novedad en el terreno de las ciencias sociales, o en trminos de Jindrich Zeleny "en qu consiste lo esencialmente nuevo que Marx aporta a la discusin del planteamiento abierto en la filosofa de la edad moderna por el Novum Organum de Bacon, el Discours de la Mthode de Descartes, el Essay conceming human understanding de Locke, los Nouveaux Essay de Leibniz, la Kritik der veinen Vernunft de Kant y la Wissenschaft der logik de Hegel". 5 La discusin sobre los elementos metodolgicos de la Introduccin se ubica tambin dentro de la vasta tarea de explicitar en qu radica la cientificidad del mtodo dialctico materialista, en cul teora del conocimiento se funda, cules son los principios ontolgicos de qu parte y cules son los alcances (o lmites?) de la dialctica materialista frente al desarrollo de algunas ramas de la ciencia. Ante esta gama de problemas, pero sobre todo, ante esta inmensa tarea por cumplir, en donde casi todo est por hacer, muchas de las concepciones que en buena parte guiaron la educacin marxista de los cincuentas y de los sesentas (y en donde desempean un papel importante los manuales de Politzer o Konstantinov) empiezan a formar parte de un terreno movedizo y pantanoso.
PREMISAS ONTOLGICAS
En la Introduccin nos encontramos ya formuladas algu5 Jindrich Zeleny, La estructura lgica de El Capital. Col. Teora y Realidad, nm. 5. Ediciones Grijalbo. Barcelona, 1974, p. 11.
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as de las premisas ontolgicas que Marx haba ya dejado establecidas en las Tesis sobre Feuerbach. En estas Tesis Marx deca en primer lugar que la realidad, las cosas, la materialidad, lo concreto real, tienen existencia previa respecto de la prctica de los hombres o de su captacin cognoscitiva. En la Introduccin esta tesis adquiere una nueva formulacin al comentar la posicin adoptada por Hegel. Mientras que para Hegel la realidad es puesta por el concepto, para Marx, el concepto es puesto por la realidad por mediacin del pensamiento humano. Hegel cae en la ilusin de concebir lo real "como resultado del pensamiento que, partiendo de s mismo, se concentra en s mismo, profundiza en s mismo y se mueve por s mismo" porque el pensamiento conceptuante es la nica manera de saber algo en forma verdadera de la realidad. Con esta distincin entre un concreto real y un concreto pensado, Marx nos ofrece la clave del principio idealista de especulacin hegeliana y el pilar fundamental de su teora del conocimiento. En efecto, para Marx el mtodo "que consiste en elevarse de lo abstracto a lo concreto es ( . . . ) slo la manera de apropiarse lo concreto, de reproducirlo como un concreto espiritual" 8 (Volveremos sobre esto ltimo)La segunda tesis ontolgica que nos encontramos en la Introduccin y que se relaciona con las Tesis sobre Fuerback es la de la prctica. En Marx, la actividad prctica objetiva tiene al menos dos funciones esenciales: por un lado, en medio de una unidad compleja de necesidades, acciones concretas, fines y movimiento material objetivo, los hombres logran construir una nueva realidad: la realidad social. Por otro, el elemento de la prctica nos proporciona el criterio de verdad de nuestro pensamiento. As es formulado en las Tesis cuando dice
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K. Marx, Elementos...,
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que "El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema terico, sino un problema prctico- Es en la prctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el podero, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aisla de la prctica, es un problema puramente escolstico'9.7
PRODUCCIN Y TOTALIDAD SOCIAL
A partir de estas dos premisas ontolgicas esenciales Marx va a construir la metodologa que utilizar en sus descubrimientos. Ahora bien, el mtodo marxista es principalmente un mtodo de las ciencias sociales. Si bien es cierto que, tanto en la obra de Marx como en la de Engels existen afirmaciones y estudios especficos sobre la naturaleza (afirmaciones y estudios que deben ser confrontados cuidadosamente con las investigaciones ms recientes en el orden de las ciencias naturales) no hay duda que sus descubrimientos ms importantes han sido realizados en el campo de las ciencias sociales. En este sentido, Marx parte de una concepcin dialctica de la estructura social que descubre en cada nivel, esfera o estructura, un conjunto de relaciones complejas que se dan dentro de un todo organizado. Esta idea ha sido expresada en el Prlogo a la Contribucin a la Crtica de la Economa Poltica de 1959 (prlogo que substituyera a la Introduccin) cuando dice "El resultado general a que llegu y que, una vez obtenido, me sirvi de gua para mis estudios, puede formularse brevemente de este modo: en la produccin so7 K. Marx, Tesis sobre Feuerbach, Incluidas en el libro Ludwig Feuerback y el fin de la filosofa clsica alemana, Cuadernos Pasado y Presente, nm. 59\ Crdoba, Argentina, 1975, p, 71.
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cal de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas, necesarias, independientes de su voluntad; estas relaciones de produccin corresponden a un determinado grado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de produccin constituyen la estructura econmica de la sociedad, la base real, sobre la cual se eleva una superestructura jurdica y poltica y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social". 8 Tanto en esta exposicin como en otras que la complementan, encontramos que Marx concibe a la sociedad como una gran estructura social constituida por un conjunto de relaciones que guardan entre s relaciones de expresin, subordinacin, determinacin o dominacin. En efecto, en toda estructura social, la base material formada por la contradiccin entre las fuerzas productivas y las relaciones de produccin determina en ltima instancia el movimiento y la direccin de las dems estructuras. Pero a su vez, los dems estructuras influyen entre s y condicionan parcialmente el movimiento y el carcter de la base. Esta dialctica social se reproduce en todos los niveles. En la Introduccin encontramos un claro ejemplo de esta dialctica a propsito de las relaciones que guardan entre s, la Produccin, Distribucin, Intercambio y Consumo en el proceso especfico de la estructura econmica capitalista.9 En este texto, se nos muestra cmo los cuatro procesos se interpretan, se condicionan mutuamente e intercambian papeles en el todo de sus relaciones. Sin embargo, a pesar de que por un momento podemos pensar que alguno de ellos (pongamos por caso el consumo) pudiera tener una mayor
8 K. Marx, Prlogo a la Contribucin a la Crtica de la Economa Polnica. F. C. P. Mxico, 1970, p. 12. 9 Marx utiliza el trmino estructura en el sentido actual de la ciencia, es decir,, como "sistema de relaciones".
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incidencia que los dems, Marx no pierde de vista su tesis de que es la produccin la que trasciende "ms all de s misma en la determinacin opuesta de la produccin, como ms all de sus momentos".10 Esto quiere decir, en otras palabras, que aunque en un momento determinado del movimiento, la produccin es determinada por otro elemento (por ejemplo el caso de el consumo productivo) la produccin siempre trasciende a todos los dems elementos. Esto mismo sucede en la estructura social. En ciertos momentos de la historia, la poltica o la religin pueden ocupar el papel dominante y condicionar parcialmente el desarrollo y carcter de la estructura. Sin embargo, la produccin siempre tiene prelacin lgica y ontolgica respecto de los dems elementos o relaciones. Para Marx es esencial la idea de que la produccin determina en ltima instancia la dinmica social, le imprime su carcter fundamental y le fija una orientacin. Esto se recoge en la afirmacin siguiente "En todas las formas de sociedad, existe una determinada produccin que asigna a todas las otras su correspondiente rango (e) influencia, una produccin cuyas relaciones asignan a todas las otras el rango y la influencia. Es una iluminacin general en la que se baan todos los colores y [que] modifica las particularidades de stos. Es como un ter particular que determina el peso especfico de todas las formas de existencia que all toman relieve".11 Esto no significa, desde luego, que la influencia de la produccin se d por igual en todos los niveles, esferas o estructuras. No se trata de un collage levistraussino o de una concepcin caleidoscpica, sino de una concepcin que parte de una estructura bsica, un color bsico, cuya influencia es asumida de diferente modo por las coloraciones que forman
10 K. Marx, Elementos..., " Ibid., p. 28.
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el arco iris de la estructura social (para continuar con la imagen esttica utilizada por Marx).
Marx tuvo presente en su concepcin este carcter propio de la supraestructura social conocido bajo el nombre de autonoma relativa. El hecho de que la supraestructura social no acepte la influencia de la base real de igual manera, significa que Marx no parte de un determinismo absoluto o de una formulacin simple de la causalidad. Un ejemplo de ello lo encontramos tambin en la Introduccin cuando Marx se refiere al arte griego y en cierta manera al arte en general. En este fragmento se establece que todo arte lleva la marca de su tiempo, su determinacin histrica, la huella del tipo de sociedad que le diera origen "El arte griego tiene como supuesto la mitologa griega, es decir, la naturaleza y las formas sociales ya .modeladas a travs de la fantasa popular de una manera inconscientemente artstica".12 A su vez, toda mitologa nos remite a un suelo real, especfico e inconfundible. Toda mitologa vale slo para su poca. Aqules no es posible con la plvora. Y asimismo, toda creacin artstica y todo gnero literario nos remite a su situacin histrica de origen. La Ilada no es posible con la prensa. La poesa pica no es posible con Roberts & Co. Pero el problema nos dice Marx, la dificultad, "no consiste en comprender que el arte griego y la epopeya estn ligados a ciertas formas de desarrollo social, la dificultad consiste en comprender que puedan an proporcionarnos goces artstii2 Ibid., p. 32.
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eos y valgan, en ciertos aspectos, como una norma y un modelo inalcanzables".13 Al sealar lo anterior, Marx est atacando de frente uno de los problemas ms arduos de las corrientes sociolgicas respecto de la literatura y el arte. Por un lado, el arte est relativamente determinado por las sociedad pero por el otro, el arte trasciende la poca en que fue originado para formar parte de los valores permanentes de los hombres. Este mismo fenmeno ocurre, aunque con distinta intensidad y signficacin en la ciencia, la filosofa y en otras formas de la conciencia social.
LAS DETERMINACIONES GENERALES ABSTRACTAS Y LAS DETERMINACIONES GENERALES DIALCTICAS
El lugar central de la produccin para todas las pocas sociales y su distinto y desigual efecto en la superestructura, nos conduce a otra cuestin tambin anotada en el texto que comentamos: el problema del trnsito de las determinaciones particulares y por tanto slo vlidas para una etapa especfica del desarrollo social, a las determinaciones generales validas para todas las pocas. El problema es antiguo. Se remonta a la polmica entre nominalistas y realistas cuando se preguntaban por el valor cognoscitivo de las determinaciones generales. Los nominalistas, con Ocam a la cabeza, concluan que stas, en la forma de los universales, slo eran producto de la abstraccin lgica y que por tanto no pertenecan a la realidad. Los realistas, por su parte, afirmaban la existencia de los uni13 Ibidem. Este fragmento ha dado origen a un conjunto de teoras acerca de la autonoma relativa del arte. Baste citar ios nombres de Lukcs o Della Volpe. El primero busca la respuesta en una autoconsciencia de la humanidad. E segundo en una explicacin semiolgica de la obra de arte.
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versales y lo convertan en un principio de fe. En Marx, la polmica se da en contra de las determinaciones generales abstractas utilizadas por la Economa Poltica burguesa. Mientras sta basa toda su argumentacin en que las condiciones sociales del capitalismo son vlidas eternamente y reflejan la armona universal, para Marx, la determinacin general debe ser considerada con cuidado: en primer lugar, hay que tener en cuenta que "cuando se habla de produccin (se hace referencia) a un estadio determinado del desarrollo social, de la produccin de individuos en sociedad".14 Sin embargo, la abstraccin general resulta necesaria cuando se trata de "poner de relieve lo comn (porque) lo fija y nos ahorra as una repeticin".15 Hasta aqu no habra una distincin mayor de lo que tradicionalmente se ha considerado el proceso de abstraccin. Sin embargo, para Marx, la generalidad slo tiene valor cuando es "extrada por comparacin (lo cual) es a su vez algo completamente articulado y que se despliega en distintas determinaciones. Algunas de stas pertenecen a todas las pocas; otras son comunes slo a algunas".10 As tenemos definida una diferencia entre la Economa burguesa y la dialctica marxista. Mientras la Economa Poltica Inglesa hace uso de las abstracciones generales como un apoyo ideolgico a su teora al hipostasiar las relaciones sociales burguesas, Marx, por el contrario, utiliza las generalidades siempre sometidas a los procesos materiales especficos y determinadas por la historia tanto en sus alcances como en sus limitaciones. Se trata, entonces, como dice Lucien Sve en su introduccin a los Textes sur la mthode de la science econmique,17 ya no de generalidades abstractas sino, en
** Ibid., p. 5. 15 Ibidem. 16 Ibidem. 17 L. Sve Introduccin a Textes sur la mthode de la science Editions Sociales, 1974.
conomique.
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rigor, de generalidades dialcticas. Se trata de un universal sometido constantemente a la determinacin y una determinacin sometida a lo universal. Esto se ilustra en forma ms clara con el anlisis de la dialctica de las categoras en su relacin con la realidad objetiva y con su historia.
DIALCTICA DE LAS CATEGORAS
En primer trmino, para Marx, las categoras no son simples determinaciones del pensamiento aislado sino refiguraciones, en la conciencia, de relaciones reales. Este es el punto de arranque de la lgica dialctica que iniciara Hegel y continuara Marx. La lgica formal se distingue, en su rasgo ms general, con la lgica dialctica e que, mientras la primera es slo un instrumento para conocer, un procedimiento que se independiza del contenido como sucede en la lgica simblica; para la segunda se trata de un instrumento de conocimiento que asume las determinaciones del contenido. Dicho as esto parece simple pero implica un conjunto muy complejo de contradicciones entre las que han estado debatindose una buena parte de los estudiosos de ese campo. Lo que nos interesa destacar aqu es que para Marx las categoras no son slo determinaciones mentales sino determinaciones descubiertas en la realidad. Pero vayamos ms despacio. Para Marx, las categoras son, en primer trmino, "formas de ser, determinaciones de existencia".18 La teora debe descubrirlas cuando han aparecido en forma explcita en la realidad. Se trata de un conceptualismo? No. No se trata de reducir la realidad a las categoras sino que las necesidades reales, dicten, por principio, las necesidades tericas.
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En segundo lugar, es necesario distinguir su dialctica de aparicin histrica, de la manera como expresan la realidad y de la forma en que se organizan para ser tejidas en el discurso terico. Empecemos por el primero y segundo problemas. Por un lado, "la categora ms simple puede expresar las relaciones dominantes de un todo no desarrollado o las relaciones subordinadas de un todo ms desarrollado, relaciones que existan ya histricamente antes de que se desarrollaran en el sentido expresado por la categora ms concreta".19 As tenemos que el dinero existi antes de el capital, es decir, antes de que ocupara una posicin central en la estructura econmica como mediador universal de mercancas. Por tanto, el dinero no poda figurar como categora central en la teora social del momento. Sin embargo, no slo encontramos categoras simples en una sociedad anterior que pueden desempear un papel importante en una sociedad futura sino tambin encontramos formas de sociedad y categoras desarrolladas en sociedades histricamente inmaduras. Por ejemplo, en las sociedades de tipo asitico existan formas que correspondan a sociedades adelantadas tales como la cooperacin o la divisin del trabajo a pesar de que el dinero ocupara un papel muy secundario. De esta manera, Marx concluye que "aunque la categora ms simple haya podido existir histricamente antes que la ms concreta, en su pleno desarrollo extensivo e intensivo, ella puede pertenecer slo a una forma social compleja, mientras que la categora ms concreta se hallaba plenamente desarrollada en una forma social menos desarrollada". 20 Es necesario, por tanto, seguir con detenimiento la dialctica de aparicin histrica de las categoras as como su contenido concreto para no violentar
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su significacin una vez que sean asumidas en el orden lgico de una teora social.
LA CATEGORA DE TRABAJO
El caso ms significativo de todas las categoras ejemplificadas en la Introduccin es la de trabajo. Desde una concepcin superficial, podemos decir que el trabajo es una categora simple que ha existido en todos los tiempos. Pero esto es slo una verdad a medias del tipo de las generalidades abstractas. Habr que observar el proceso histrico de su constitucin como categora compleja. Habr que remitir toda consideracin sobre ella a la sociedad concreta de la cual es extrada. La categora de trabajo en general, por ejemplo, slo es posible en una sociedad de tipo burgus en la que se ha llegado a una indiferenciacin de los diversos gneros de trabajo. A propsito de esto, Marx escribe algo muy interesante: "las abstracciones ms generales surgen nicamente all donde existe el desarrollo concreto ms rico, donde un elemento aparece como lo comn a muchos, como comn a todos los elementos".21 Esto nos lleva a pensar en la necesidad de una reformulacin, desde esta nueva ptica, de los conceptos de humanismo o de historia universal. Marx concluye este punto con la afirmacin de que hasta la categora ms abstracta, que valiera para todas las pocas, es "en lo que hay de determinado en esta abstraccin, el producto de condiciones histricas y posee plena validez para estas condiciones y dentro de sus lmites". 22 Un antecedente de esta proposicin la encontramos en las Tesis sobre Feuerbach cuando dice que el autor de la Esencia del cristianismo no ve que, "el sentimiento religioso" es tam22
21 Ibid., p. 5. Ibidem.
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bien un producto social y que el individuo abstracto que l analiza, pertenece tambin, en realidad, a una determinada forma de sociedad, (sptima tesis) 23 El tratamiento dialctico de las categoras nos conduce al examen de dos categoras esenciales en el pensamiento de Marx: lo concreto y lo abstracto.
EL CRCULO CONCRETO-ABSTRACTO-CONCRETO
Ya hemos dicho que Marx parte de la distincin entre objeto real y objeto de conocimiento, entre un concreto afirmado ontolgicamente y un concreto pensado que es producto de la conceptualizacin cientfica. As, captar la realidad adecuadamente implica construir tericamente un concreto a partir de los materiales que nos proporciona la intuicin y la representacin del objeto real. Lo concreto entonces adquiere aqu una significacin distinta a lo que generalmente considera la representacin comn. Para sta, lo concreto es lo particular determinado mientras lo abstracto son las notas comunes de un conjunto de objetos determinados. As distinguimos la manzana de sta manzana. Para Marx tanto como para Hegel, lo concreto y lo abstracto adquieren una significacin distinta. Para Hegel, como dice Ernest Bloch "lo abstracto es, unas veces, la representacin general vaca, otras veces lo que hay de formal en el concepto, simplemente su "contenido no desarrollado". Lo concreto, por el contrario, -lo que se despliega en especiales y singulares determinaciones, lo general en cuanto mediado por lo individual". 24 Para Marx, lo abstracto no es simplemente la determinacin comn sino la determinacin que expresa una realidad concreta; y lo concreto es "la sntesis de mltiples determinaciones, la unidad de lo diverso"-25 Este concreto
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K. Marx, Tesis sobre Feuerbach, ed. oit., p. 72. E. Bloch, El pensamiento de Hegel. F. C. E. Mxico, 1949, p. 26. K. Marx, Elementos..., ed. cit., p. 21.
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que no es lo individual o lo particular simple sino la unidad de las determinaciones es tanto la culminacin del conocimiento como su punto de partida, aunque el verdadero punto de partida sea l concreto real. Ahora bien, Marx nos dice que el mtodo cientfico por excelencia es el que consiste en elevarse de lo abstracto a lo concreto. En esto tambin coincide (guardadas todas las distancias) con Hegel. Para Hegel lo abstracto es lo en s, lo que no est an desarrollado y que debe devenir en para s, es decir, en concreto. Para Marx, en cambio, como dice Ilienkov en su libro sobre La dialctica de lo abstracto y lo concreto en El Capital de Marx "el mtodo de elevarse de lo abstracto a lo concreto es una forma especfica de accin del pensamiento y de elaboracin lgica de conceptos de la intuicin y representacin. No es un procedidimiento artificial, una manera de exponer los conocimientos preparados, ni un medio para reunir en un sistema, las abstracciones existentes. Es la ley natural del desarrollo terico".27 Para Ilienkov, el paso de lo abstracto a lo concreto y de lo concreto a lo abstracto, es la reproduccin, en cierta manera, de los procedimientos lgicos de induccin y deduccin. Mientras la vieja lgica entenda por induccin, el anlisis de los hechos empricos y el descubrimiento de nuevos hechos, y por deduccin, el proceso de anlisis de un concepto que establece determinaciones en su interior sin agregar nada nuevo, en esta concepcin, la induccin y deduccin son dos lados de un mismo proceso y en cierta manera reproducen el crculo concreto-abstracto-concreto. Sin
26 ienkoVj op, cit. Otra respuesta a este problema nos la da Luporini en su articulo titulado "El crculo concreto^abstractovconcreto" incluido en Problemas actuales de la dialctica y en donde trata de fundar la tesis de que Marx, al referirse a este crculo, est explicando en realidad, el mtodo de la Economa Poltica burguesa en lo que contiene de cientfico. Aunque sus afirmaciones merecen un estudio detenido y su ubicacin dentro de su concepcin del mtodo cientfico, creemos que la posicin ms adecuada, por las razones que expondremos, es la de Dienkov. 27 Ilienkov, op. cit., p. 67.
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embargo, no se limita a ello. En esta relacin, "la deduccin deja de ser un procedimiento de extraccin formal de determinaciones contenidas a priori en un concepto y se convierte en un procedimiento de desarrollo real de los conocimientos sobre los hechos en un movimiento e interaccin interna".28 En conclusin, en la Introduccin quedan definidos respecto de este problema: un concreto real (el movimiento independiente de la materialidad); un procedimiento de abstraccin (en donde la determinacin de las caractersticas esenciales no es slo mental sino real); un modo de captacin terica de las caractersticas esenciales de lo real (de lo abstracto a lo concreto); y un examen detenido del movimiento histrico de las categoras.
COMPRENDEli LO INFERIOR POR LO SUPERIOR
La dialctica de las categoras desemboca en un principio metodolgico primordial: "las categoras que expresan sus condiciones y la comprensin de su organizacin permiten al mismo tiempo comprender la organizacin y las relaciones de produccin de todas las formas de sociedad pasadas, sobre cuyas ruinas y elementos ella fue edificada y cuyos vestigios, aun no superados, contina arrastrando". 29 Esta posicin est estrechamente emparentada con la que tena Hegel del proceso de despliegue del Espritu Absoluto. para Hegel, el Espritu no puede saberse a s mismo sino hasta despus de haber culminado aquel proceso. La ciencia no aparece sino hasta su final (El Buho de Minerva eleva su vuelo en el crepsculo). Para Marx, si bien no se trata de un proceso de autodeterminacin espiritual sino de determinacin real, emprico, la ciencia slo aparece hasta desas Ibid., p. 63.
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pues de que han aparecido en la realidad las categoras respectivas y an ms, despus de que ha aparecido en la realidad, la sociedad ms desarrollada. Marx piensa as que slo desde la sociedad burguesa (o actualmente slo desde la sociedad socialista) puede comprenderse el proceso de desarrollo histrico-social. El punto ms alto del desarrollo histrico nos ofrece la clave del proceso de constitucin desarrollo y muerte de las sociedades anteriores. Es importante anotar que tanto para Marx como para Hegel, no se trata ni de una afirmacin de tipo teleolgico ni de una afirmacin ideolgica- No es teleolgica en Hegel, ni mucho menos en Marx, porque no se trata de una determinacin a futuro; una determinacin de cul ser el rumbo o el sentido que tomar el movimiento histrico sino, esencialmente, de una mirada hacia atrs, a posteriori, de la res gestae, de lo que ya no puede cambiar de determinacin. La ciencia, tanto para Marx como para Hegel es antiutpica. Por otro lado, no se trata de una afirmacin ideolgica en Marx porque no se pretende privilegiar a ninguna sociedad en el sentido de que sea la culminacin del proceso histrico o la meta de todas las anteriores sociedades. Se trata de una concepcin objetiva. Esta tesis nos hace pensar en una comprensin orgnica y ascensional del movimiento histrico. En efecto, para Marx "la anatoma del hombre es la clave para la anatoma del mono".30 La historia avanza de lo inferior a lo superior y lo primero slo puede ser comprendido por lo segundo.
LO LGICO Y LO HISTRICO
Ahora bien, si se ha insistido que en la constitucin de las categoras as como en su proceso de aprehensin terica, la sociedad y la historia deben estar presentes qu papel
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Ibidem.
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desempean estas categoras en la teora cientfica? cmo deben ser tejidas en el discurso terico propiamente dicho? qu es lo que tiene prioridad: el orden histrico de su aparicin o el orden de sucesin lgico? Esto nos conduce al problema de las relaciones entre lo lgico y lo histrico. Esta es una de las cuestiones metodolgicas ms complejas que se le han presentado al marxismo. El primero que se ha avocado a darnos una explicacin al respecto es Federico Engels. Para Engels, como lo expresa en su recensin a la Contribucin a la crtica de la Economa Poltica publicada en Das Volk, una vez descubierto el mtodo "la crtica de la Economa Poltica poda acometerse de dos modos: el histrico o el lgico". El histrico presenta la ventaja de una mayor claridad "puesto que en ella se sigue el desarroll real de las cosas, pero en la prctica lo nico que se conseguira, en el mejor de los casos, sera popularizarla". Adems, sera necesario seguir los saltos o zigzags de este proceso lo que traera el riesgo de romper la ilacin lgica. Por lo tanto, el nico mtodo indicado era el lgico "pero ste, no es, en realidad ms que el mtodo histrico, despojado nicamente de su forma histrica y de las contingencias perturbadoras?1 Estas frases de Engels han sido interpretadas de diferente modo: para Zeleny, Engels se refiere al mtodo utilizado por la historia de la crtica de la Economa Poltica y no al mtodo utilizado por Marx para la elaboracin de El Capital. Para Luporini se trata, en verdad, de un empirismo ingenuo. Para otros autores las cosas son as, tal como dice Engels. Es curioso como Rosental, en su obra dedicada a los "Problemas de la dialctica en El Capital de Carlos Marx" transcribe las afirmaciones de Engels a la letra para
81 F. Engels3 La contribucin a la crtica de la Economa Poltica de Karl Marx. Cuadernos Pasado y Presente, nm. 1, novena edicin, 1974, p. 128 (el subrayado es mo).
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enseguida afirmar lo contrario. Por mi parte pienso que las afirmaciones de Engels son por lo menos ambiguas y que no se sabe si se est refiriendo a la historia de la crtica, una vez que ya ha sido esclarecido el mtodo dialctico o bien al mtodo propiamente dicho- Si se est refiriendo a esto ltimo, la posicin de Engels es insostenible en tales trminos. Lo lgico y lo histrico no son dos opciones, dos vas de las cuales una pueda ser seguida con exclusin de la otra. Lo lgico es la nica opcin que tena Marx ante s en el momento de emprender la tarea inmensa de elaborar su concepcin cientfica. En efecto, Zeleny seala que "no habra sido posible descubrir las leyes del capitalismo mediante la exposicin de la historia de las relaciones capitalistas de produccin sin elaborar antes un anlisis sistemtico-gentico-estructural que reprodujera en forma de una lgica, nueva y especfica, el modo de produccin capitalista".32 Slo la forma lgica, predominantemente sincrnica le poda permitir a Marx descubrir las leyes internas de la sociedad burguesa. En relacin a esto leemos en la Introduccin; "En consecuencia, sera impracticable y errneo alinear las categoras econmicas en el orden en que fueron histricamente determinantes. Su orden de sucesin est, en cambio, determinado por las relaciones que existen entre ellas en la moderna sociedad burguesa, y que es exactamente el inverso del que parece ser su orden natural o del que correspondera a su orden natural o del que correspondera a su orden de sucesin en el curso del desarrollo histrico. No se trata de la posicin que las relaciones econmicas asumen histricamente en la sucesin de las distintas formas de sociedades. Mucho menos de su orden de sucesin en la idea (Proudhon) (una representacin nebulosa del movimiento histrico). Se
32 J. Zeleny, op. ct,, p. 109.
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trata de una articulacin en el interior de la moderna sociedad burguesa". 33 Sin embargo, esto significa que lo histrico queda eliminado? estamos ante una posicin equivalente a la que nos plantea Saussure (al menos en una cierta interpretacin) o las "corrientes lingsticas posteriores, en el sentido de que la lengua se constituye diacrnicamente y el lenguaje (la ciencia del) sincrnicamente? Si y No. Si, en tanto que no sigue fielmente el proceso de gnesis histrica de lo concreto. Seguir ste mtodo nos llevara a no captar adecuadamente las contradicciones profundas de la sociedad por dos razones: 1) porque un objeto puede ser captado de una mejor forma si se le precisa claramente. 2) porque slo pueden ser observadas las contradicciones en su momento de mximo desarrollo, es decir, en la sociedad madura. No, en tanto que lo lgico guarda siempre unidad con lo histrico; ahora bien, cmo se da esta unidad? Hay por lo menos tres respuestas: La de Grushin, comentada y criticada por Zelen^, y quien parte de una divisin entre el objeto devenido y la historia del objeto. Lo lgico y lo histrico se entrelazaran recprocamente pero en diversas formas: mediatamente, en el primer caso e inmediatamente, en el segundo. Para Zeleny, lo lgico slo puede construirse a partir de lo histrico y a su vez sirve a l. En el primer caso (lo histrico 1) sera slo el material emprico de la investigacin. En el segundo (lo histrico 2) estara mediado por un conjunto d nociones que develaran la estructura social y que posibilitaran la ciencia de la historia^ Con esta afir33
K. Marx, Elementos...,
pp. 28-29.
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macin Zeleny formula uno de los ms brillantes aportes de Marx a la constitucin de la ciencia de la historia. Para Luporini, El Capital es un modelo sincrnico en cuanto construccin formal que incluye intermitentemente, necesarios cortes histricos. Ejemplo de ello sera la construccin sincrnica del primer tomo y el corte sincrnico de la acumulacin originaria. Por mi parte considero que la posicin ms adecuada es la de Zeleny aunque tambin creo que la discusin est muy lejos de ser terminada y aqu slo hemos hecho una exposicin sinttica de estos problemas. Respecto de la afirmacin de Luporini acusando a Engels de realista ingenuo tal vez podra sostenerse si no olvidara algo elemental: que el material examinado no es un trabajo para cientficos sino una simple recensin en donde pretende dar una informacin destinada a un pblico no especializado y en donde Engels se permite algunas licencias que no podran ser admisibles en otros trabajos.
LOS MODOS DE APROPIACIN DEL MUNDO
Finalmente, quiero referirme brevemente a una cuestin apenas indicada por Max en la Introduccin pero de extraordinaria importancia: la de los modos de apropiacin del mundo.34 Marx considera que existen cuatro modos por medio de los cuales el hombre ha comprendido la realidad que le rodea y de esa forma se la ha apropiado: 1) en primer trmino, el modo terico, que le permite aprehender verdaderamente los nexos internos y las leyes de la totalidad concreta.
34 Ibid., p. 22. "El todo, tal como aparece en la mente que piensa y que se apropia el mundo del nico modo posible, modo que difiere de la apropiacin de ese mundo en ej arte? la religin, el espritu prctico",
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2) en segundo, el modo artstico, que le permite captar los valores esenciales que los hombres, sus sentimientos, sus actitudes y sus conflictos permanentes. 3) en tercer lugar, el modo religioso, mediante el cual el hombre puede apropiarse imaginariamente ciertos problemas permanentes e irresolubles, ms all de las prcticas rituales y enajenantes. Estos problemas debern ser tratados por la filosofa. 4) y en cuarto lugar, el modo de apropiacin por el espritu prctico, que nos remite necesariamente a todos los niveles en que se presenta la praxis: desde su manifestacin en la vida cotidiana hasta su manifestacin en la creacin de nuevos objetos a partir de la realidad natural y social. Todo lo anterior nos conduce a concluir: 1. La Introduccin a la Crtica de la Economa Poltica de 1857 es uno de los textos ms ricos en nociones y principios metodolgicos. Su estudio detenido y su puesta en relacin con otras tesis de Marx, nos permite una profunda aclaracin terica de los elementos constituyentes de la dialctica materialista. 2. El retraso de su publicacin pero sobre todo de su reconocimiento ha ocasionado un sensible retraso en la constitucin y fundamentacin del corpus cientfico del materialismo dialctico y de la concepcin cientfica de la historia. 3. Tanto la Introduccin como los Grundrisse en general, son manuscritos que deberan ser examinados con atencin y sin temor a emprender una vasta reconsideracin o refundamentacin de algunas, tesis que ms que pertenecer a Marx pertenecen al marxismo-
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