Saccomano Guillermo - La Lengua Del Malon
Saccomano Guillermo - La Lengua Del Malon
Saccomano Guillermo - La Lengua Del Malon
Aqu me pongo a contar, dice el profesor Gmez. Tam i!n la ma es una pena e"traordinaria. La lengua se me anuda. #entira que al contar se encuentre consuelo. Pregunto$ A qui!n puede interesarle una %istoria de %omose"uales a&o las om as del ''. Pero s! que quien cuenta no de e %acerlo para mal de ninguno sino para ien de todos. (o) a intentarlo. (o) a pedirle atencin al silencio.
patetismo a la piernita. .sta a o ser2ando la piernita cuando un empu&n me 2ol2i a la realidad. -upo despu!s, un instante despu!s, lo que cuenta a%ora$ cuando pudo pararse entre los nu arrones negros de com usti le, entendi que lo %a a derri ado el fragor de una om a. Algunos %om res corran socorriendo a las 2ctimas, pero la masacre 2ol2a ridculo este esfuerzo. :a a %om res ) tam i!n mu&eres que camina an errantes, desgarrados ) maltrec%os, son3m ulos en2ueltos en la %umareda. .l profesor se acuerda de un %om re &o2en, c%amuscado, con el tra&e %ec%o trizas, los pantalones colg3ndole destrozados, la cara quemada. .l desgraciado se tam alea a al uceando. #am3, mamita, repeta. Tam i!n )o empec! a deam ular trasta illando entre los disparos, las om as, los escom ros, los cad32eres ) los %eridos. 7n grupo de muc%ac%os se %a a &untado a&o una arcada del 4a ildo. La 2ida por Pern, grita an. Los a2iones seguan so re2olando la plaza, arro&ando om as. /esde la 4asa Rosada una atera dispara a toda2a una ametralladora contra el cielo. Pero el cielo no se 2ea. La ciudad se %a ido apagando en las 2entanas. La penum ra instalada alrededor del profesor %ace m3s le&ano a5n el rumor del tr3fico su iendo desde la a2enida. .l silencio se %a 2uelto m3s silencio ) en la quietud puede orse tanto el susurro de la carpeta celeste que acaricia el profesor como el sonido de su garganta en un carraspeo. La respiracin del profesor es la respiracin de los estantes ago iados por el peso de tanto papel. Los papeles de Gmez, repite el profesor. 4on un gesto cansado a arca la i lioteca$ /e qu! nos %a lan estos estantes, tanto escrito, pregunta ) se pregunta el profesor. <o de otra cosa que del dolor. A 2eces pienso que todo lo que guardo no son no2elas, cuentos, iografas, ensa)os, tratados, manuales, diccionarios, enciclopedias. Lo que guardo es dolor. Tipas ) tipos que pensaron, confiados, que se poda 2encer la indiferencia del mundo, aplacar la miseria de la e"istencia, postergar un rato la muerte en una ilusin li resca. #ensa&es encerrados en otellas. .l profesor se de&a caer en un silln$ La masacre. 4amina a unos pasos ) me tropeza a con cad32eres o mutilados. Pude %a erme tirado cuerpo a tierra o correr %acia las reco2as, uscar alguna proteccin. Pero no. Todo transcurra como en un sue1o. 7na nie la densa ) caliente me en2ol2i. Otra e"plosin. /e nue2o el ta leteo de la metralla. /e la fac%ada de un edificio rota an surtidores de re2oque. .ntonces pens! en los li ros. /e qu! me ser2a la literatura. Tena algo en la mano. Tard! en darme cuenta. .sa piernita de nene. :asta =loresta se poda ir en colecti2o o en tran2a, se acuerda el profesor Gmez, pero a La le gusta a caminar desde el diario, en el centro, %asta Plaza #iserere ) de a% 2ia&ar en tren %asta su departamento. .sa !poca en que el profesor la conoci, era el segundo go ierno peronista, despu!s de la muerte de .2ita. Por entonces, La %a a comenzado a li erarse de su pasado. A5n no %a a cumplido los treinta, pero )a tena toda una %istoria personal que la diferencia a de otras mu&eres de su edad. La era, como se deca entonces, una mu&er de a2anzada. :a a a andonado #oises2ille, su pue lito, para 2enirse a tra a&ar a la 4apital de secretaria en una escri ana. Al principio 2i2i en pensiones, resisti el %am re aliment3ndose de caf! con lec%e, pan ) manteca. (esta sencillamente. 4on %umildad ) discrecin, se las re usca a para com inar un tra&ecito sastre con dos polleras. 4om inando ingeniosamente unas pocas prendas, siempre pareca pertenecer a una clase social superior. A5n tra a&a a en la escri ana cuando acerc sus primeras cola oraciones al diario de los Gainza, donde llegaron a pu licarle algunas notas de color so re el am iente teatral ) cinematogr3fico. #3s tarde, la tomaron en el diario ) La renunci a la escri ana, alquil ese departamento en =loresta, cerca del ferrocarril del oeste. 4uando Pern entreg el diario de los Gainza a la 4GT, La pas a tra a&ar en el de los #itre. -i al referirme a esos diarios, en lugar de llamarlos La Prensa o La Nacin, apelo a los apellidos ilustres de sus due1os, %a) un moti2o. -e dice La Prensa, se dice La Nacin. .ntonces se piensa que esas pala ras a solutas, grandilocuentes, institucionales, son lo que prometen. .n cam io, al llamarlos por los apellidos de sus patrones, se desnuda la 2erdad$ ni son la nacin ni son la prensa. - los apellidos del >
poder olig3rquico que alentar3 el om ardeo ), m3s tarde, la persecucin del santo pue lo de este pas que nunca termina de ser nacin ni de tener una prensa que lo represente. A 2eces me pregunto qu! %ace una se1orita como )o en un lugar como !ste, se pregunta a La al salir del diario. 6 se lo pregunta a no tan en roma como pareca. 6 despu!s, %acia m$ (os no ten!s miedo de que te descu ran, Gmez, me pregunta a. La 2erdad, decime. Acaso no somos cauti2os de un secreto. ?uer!s que te cuente de dnde 2engo, se sincer La otra tarde, a la salida del diario. -i para algo pueden ser2ir los mapas ) los almanaques, es para e"plicar un sufrimiento. (a)amos a la Rusia zarista, a los pogroms. Remont!monos a la &udera errante por los puertos europeos, uscando asilo. Por a% 2amos a encontrar a A ra%am deam ulando con -ara, em arazada, &untando primero unos pocos francos ) li ras esterlinas, estafados despu!s por un tal @aufman que re5ne a sus paisanos para despac%arlos a una tierra prometida. -in una moneda, los padres de La no pensa an m3s que en a andonar .uropa. <o tenemos tierra, llora a -ara. <uestra tierra es el li ro, le contesta a A ra%am, refugi3ndose en la Tora%. .l li ro, se que&a a -ara. /nde nos 2a a lle2ar este li ro. 6 A ra%am, con2encido$ .stamos cerca, -ara. 6 le pregunta a$ 4re!s que /ios nos %u iera en2iado una 2ida nue2a si no estu2i!ramos cerca. -ara calla a. Tenemos que seguir uscando, -ara. <uestra tierra. A%ora el matrimonio esta a en Aremen. Al @aufman ese, el estafador, lo detu2ieron en Aremen mientras -ara da a a luz a un 2arn, Baco . Las autoridades alemanas, despu!s de una discusin en el -enado, se %icieron cargo de los inmigrantes sin destino. .l tiempo pasa a. A ra%am decidi que de an 2ia&ar otra 2ez. -ara esta a de nue2o em arazada. Por un tropiezo en el papeleo, una 2ez m3s se frustr el em arque. .ntre las penurias de la miseria, el no2enta los encontr en 4onstantinopla. 6 all naci -alomn. <o tenemos dnde caer muertos, deca a%ora -ara. -alo es un en2iado, le deca A ra%am. /ios no nos %a ra en2iado otro %i&o si no estu2i!ramos cerca de la tierra. Lo mismo di&iste antes. A%ora es distinto, -ara. <o estamos en Rusia. .l li ro, suspira a ella. -i una certeza tenan era que no esta an dispuestos a 2ol2er a Rusia, me conta a La. #is 2ie&os no precisa an leer los no2elones de los grandes rusos para sa er de las %umillaciones ) ofensas del zarismo. .n el 9l A ra%am, -ara, Baco ) -alo esta an en #arsella. Por esa !poca, en Londres, el arn #auricius 2on :irsc% %a a creado una comisin para proteger a los inmigrantes &udos, m3s tarde denominada BeCis% 4olonization Association. .n #arsella mis 2ie&os se em arcaron finalmente en el Pampa, conta a La. Pero a%ora no eran slo ellos cuatro. Tam i!n 2ia&a a )o, en el 2ientre de -ara. 6 este em arazo era otro mensa&e de /ios. -eg5n mi 2ie&o, cada em arazo anuncia a la pro"imidad de la tierra prometida. A mi 2ie&o le %a laron de un Rosent%al que compra a ) arrenda a %ect3reas en .ntre Ros, donde m3s tarde sera #oises2ille. La tierra prometida, ironiza a La. 6o nac en la tierra prometida. 7na mu&er, se que&a a -ara. (a ser una uena madre, -ara, le deca A ra%am. 4omo 2os. -i el li ro lo dice, suspira a -ara. <o lo dice el li ro, le contest A ra%am. -e parece a 2os. /espu!s de tra a&ar con el arado, e"%austo, A ra%am se suma en el li ro. -i no ara an ni sem ra an ni planta an 3r oles, los colonos perdan, adem3s del adelanto %ipotecario por la parcela, todos sus derec%os. A los po res desgraciados les importa a m3s el trigo ) el maz que sus '
%i&os. Tam i!n la alfalfa, fundamental para la ganadera. .ngordar las 2acas era m3s importante que alimentar a los %i&os, Gmez. -i los %i&os ser2an era para po lar. La tierra prometida, se urla a La. #is 2ie&os pensa an que ac3 los cristianos no perseguan a los &udos. 6 mir3 a dnde 2inieron a parar. (os 2iste tipos m3s racistas que los gauc%os. Para los gauc%os, que adoptan la ideologa de los latifundistas conser2adores, los gringos !ramos un peligro. .l gauc%o es 5til para el arreo ) para el puesto. Le gustan la guitarra, la gine ra ) el canto al paria. Pero and3 a sacarlo del pago, que le es a&eno pero rein2indica como propio. /e un pue lo a otro se consideran enemistados por un acento. .l gauc%o es de a ca allo. 6 el gringo de a pie. .l gauc%o desprecia al gringo que cosec%a. 6 el gringo, al gauc%o lo considera un 3ra e. 4omo si el conflicto fuera entre inmigrantes ) nati2os. .n tanto, del enfrentamiento saca partido el terrateniente. Aast que los %i&os de la gringada, aunque no se %icieran estancieros, pudieran &untar los pesos para pagar las %ipotecas, ) el gauc%a&e duplic su resentimiento. A 2er si me 2o) a c%upar el dedo trag3ndome la pastoril de mi paisano Gerc%unoff, Gmez. (os 2iste lo que escri e$ que admira a los gauc%os tanto como a los %e reos antiguos. ?ue los %e reos &2enes quieren ser gauc%os. And3 ) fi&ate cmo se lle2an la Tora% ) el Santos Vega, cmo con2i2en la sinagoga ) la pulpera. Lo que los %e reos quieren es que sus %i&os sean ma1ana doctores. ?ue no me &odan con la defensa de lo tel5rico. And3 ) fi&ate. /espu!s me cont3s. A La le disgusta a contar su infancia en #oises2ille$ -i quer!s te 2erseo con la fe, la mstica, los cantos en el templo. Pero sera tan guac%a como 2os, que te queras con2encer de la e"istencia de /ios porque co&as con ese curita. #e %a a ol2idado, dice el profesor, que a La le conta a todas mis intimidades. Pero mis intimidades no 2ienen al caso. La tena una memoria impresionante ) recorda a todas mis confesiones como )o las su)as. -i ien La era capaz de descri ir sin escr5pulos, con una procacidad encantadora, sus peripecias amatorias, cuando se trata a de su pasado en el campo eluda el secreto preciosamente guardado que e"plica a su %uida de #oises2ille. -i lo que arrunt3s es una 2iolacin, la est3s c%ingando. <adie me 2iol, Gmez. Aunque, teniendo en cuenta que me desarroll! temprano ) la primera regla la tu2e a los doce, m3s de un criollo me &una a con intencin. Pero )o siempre me las ingeni! para sortear la peonada. #i padre tena un tordillo, que se llama a Pampa, como el arco. A 2eces, cuando pasta a, )o le espia a la 2erga. La %u ieras 2isto, Gmez. Te %ela a la sangre. <o %ace falta que a una la 2iolen para sa er que prefiere las mu&eres, refle"iona a La. /on A ra%am ) /o1a -ara, deca al nom rar con l3stima a sus padres. 4uando decid ra&arme, mi madre esta a otra 2ez em arazada. #e escap! de&3ndoles una carta que de i leerle alguno de mis %ermanos. /e en %a erme puteado. <o se les escapa a una %i&a. -e les pianta a una cra. <o te parece que sos un poco resentida, le deca )o. Al menos tena un padre para odiar, recapacita a%ora el profesor. 6o ni siquiera eso. (uel2o a aquellos das. #e&or dic%o, a las noc%es en que pasa a a uscar a La a la salida del diario. <os e"tra2i3 amos por la ciudad deteni!ndonos aqu ) all3. <o era deslum ramiento pa&uerano lo que nos impulsa a a perdernos en las calles. .ra 2oracidad. 7na misma noc%e podamos rum ear por 4orrientes ) no detenernos %asta los confines del cementerio de La 4%acarita. /e igual modo, se nos poda dar por el sur ) sorprendernos en las estri aciones del Riac%uelo en Puente de la <oria. <o %a a paisa&e tene roso que nos amedrentara. <i arrio elegante que nos re a&ara con su imponencia. -entamos e riedad ) 2!rtigo. .n esas noc%es, para perderse en la ciudad, %aca falta un cierto cora&e. .l in2ertido ) la mac%orra %usmeando en los arra ales. A La no la ac%ica a la peripecia del 2aga undeo. Por el contrario, se e"cita a como un c%ico. Tam i!n, con esos pantalones de %om re que a 2eces usa a, poda pasar por un muc%ac%o. (os quedate piola, Gmez. <i 2os sos Buan /a%lman ni )o una gila, me deca. A La le encanta a usar una diccin male2a. 6 se rea de Georgie$ -eguro que uena parte de ese cuento es real. Pero lo que oculta es que, si en la pulpera le tiraron unos carozos como pro2ocacin, Georgie, al contrario de /a%lman, se mand un 2ase por el foro. .ra inoculta le el desprecio que La culti2a a contra los tirifilos como Georgie, integrantes del cen3culo de (ictoria. D
.sa mu&er, dice el profesor. #u&er de fortuna, mandona, capric%osa, inflamada de 2anidad. .sa mu&er tu2o algunos m!ritos, seg5n sus %agigrafos. =und esa re2ista ) esa editorial, n5cleo de una uena cantidad de plumferos 2ern3culos, par2en5s los m3s. Pensar que en la actualidad se rein2indica a esta consentida como a una sufragista ilustrada que no se amilan ante ning5n persona&e importante de la cultura. .s cierto que a todos acosa a con su pro)ecto de consolidar una corriente de pensamiento c%ic. Tam i!n que uno de los que le da a letra era un regordete atri ulado, solemne ) elegante, ensa)ando elucu raciones seudofilosficas so re la Argentina 2isi le e in2isi le, categoras de ptica, pero escasamente serias si se considera que procedan de una filosofa Lutz =errando ) un espiritualismo :ereford. A esa ensa)stica de rotogra ado dominical %a ra que marcarle las dioptras de clase. Por e&emplo, que la Argentina 2isi le es la de aquellos que asaltan el poder, aquellos que se le prenden como %u!rfanos a la teta, respaldando cuartelazos$ clase media, argentinos %asta la muerte. 6 la in2isi le est3 corporizada en la negacin de los e"plotados, los sumergidos. Pero no 2ena por este lado el ensa)o de aquel pelafust3n de cor ata. A (ictoria la deslum ra an estas pretensiones que, rutita, confunda con la filosofa. 7na de sus 2irtudes, se comenta, era su don de arremeter con un propsito contra 2iento ) marea. As &unt adeptos, as sac su re2ista, as fund su editorial. <o fue poco m!rito, en esta aldea pacata, in2ertir la fortuna familiar en la di2ulgacin de las 2anguardias literarias europeas ) norteamericanas. Para nada desprecia le su esfuerzo por estar actualizada ) difundir lo 5ltimo en su Vogue cultural. (ictoria es esa mu&er que a un tiempo se prosterna ante el 5ltimo consagrado de afuera ), con desd!n, trata a su corte de cola oradores igual que a palurdos. <o es que ella disponga de una inteligencia aguda ) un e"quisito gusto intelectual. -u puntera no consiste tanto en una eleccin guiada por con2icciones firmes en lo cultural como en la ostentacin$ el poder adquisiti2o de la patroncita de estancia que, en sus 2ia&es cosmopolitas, colecciona artistas como ropa. -i algo sa e ien (ictoria es que cada %om re tiene su precio. 6 ni %a lar de los artistas. <o es e"tra1o que ella %alagara a todos estos e"tran&eros, llegando a importar a unos cuantos. A qu! europeo piola no le i a a gustar %acerse un poco de turismo en el fin del mundo. Tampoco es e"tra1o que, a la %ora de ocuparse literariamente de (ictoria, ellos apenas le dedicaran unas frases ama les, un agradecimiento de compromiso. Lo que nosotros %acamos, algunos lo llama an flEnerie. ?u! flan ni que oc%o cuartos, se urla a La. -omos el asalto alzaciano a la ciudad. Po res criaturas del interior que escamotean su origen con la arrogancia de los resentidos. La %a la a as, can)engue. -e %a a tragado todos los autores de Aoedo, ) aunque todos en la anda de 4astelnuo2o le parecan tan santurrones como los folletines del nazi #artnez 0u2ira, alias :ugo Fast, goza a empleando esa &erga inflamada por un tremendismo de tinte socialistoide. Resentida ser3s 2os, le di&e una noc%e en que nos enton3 amos con unas grapas en un almac!n del Aa&o =lores. A m, de o confesarlo, me preocupa an menos los conflictos sociales. =i&ate de dnde 2ens, Gmez, me di&o. 4mo se llama ese pue lito de la costa donde naciste, me c%ucea a. La manera en que La pronuncia a el nom re de mi pue lo. .se lugar que, cuando )o %a a %uido a la 4apital, no era siquiera un pue lo. Apenas un casero. (ol2 a 2er los caminos de tierra ) arena, los acantilados. (ol2 a sentir el 2iento en una sudestada. (ol2 a oler el guiso de cordero recalentado que mi madre pona en la cocina de Gerosene cuando a&a a la persiana met3lica de la tienda en una esquina en la que confluan el negocio, la pampa pol2orienta ) la nada. 4uando La se pona sarc3stica, ese tono rante le enronqueca la 2oz, ) sostena el cigarrillo entre el pulgar ) el dedo ndice, como un guapo. .n esos olic%es, a m me atemoriza a tanto que La deri2ara en esta 2ertiente masculina como que me alentara a profundizar en la tentacin. Porque lo que a m me atraa de esos almacenes era otear los muc%ac%itos fragantes de pasto ) sudor con las alpargatas em ostadas. .l profesor calla un instante, suspira triste. Tal 2ez as se la comprenda me&or a La. 6 se e"plique por qu! 2ia&a a en tren, antes que en colecti2o o tran2a, para 2ol2er a su departamento de =loresta. .l tren le da a una sensacin de tra2esa$ H
A 2eces cierro los o&os ) pienso que esto) en Pars, Gmez. :u)endo del nazismo, su iendo a un tren en la Gare de Austerlitz, cruzando los Pirineos, so1ando con pasar cuanto antes la frontera. Isa era La. (os, le deca )o, de lo que 2as a tener que %uir es del peronismo, nena, si se te da por conspirar adem3s de ser escri a en un diario contrera. ?ui!n te cre!s que sos, la carga a. #ic%elle #organ en la 13 Rue Madeleine. -i te pens3s que conspirar es lle2ar una oina torcida, mirar misteriosa ) ponerte un impermea le con las solapas alzadas, est3s frita, querida. A La no la inquieta a la polica. Pero a m me alarma a que fuera a esas reuniones de contreras. Pareca no darse cuenta de que no tena un apellido ienudo como (ictoria sino Goldman. (os sos mois%e, La, le deca )o. 4uidate. Pero ella era idealista ) terca. O, me&or dic%o, su idealismo consista en esa terquedad para mo&arle la ore&a al peligro. .l profesor se le2anta, 2a %acia la cocina ) despu!s de unos minutos 2uel2e al saln con una &arra de t! fro. .nciende una l3mpara ), con una lentitud deli erada, sir2e el t! en un 2aso$ -e supone que !sta es una infusin rit3nica, dice con sorna. 6 que un intelectual nacional ) popular de era, por co%erencia, tomar mate. <o es el caso, refle"iona. A 2er si por estar contra el colonialismo 2o) tam i!n a despreciar una infusin que es misionera. :asta entonces, %asta el '', %asta el om ardeo, a m la poltica me tena sin cuidado. .nse1a a lengua en un secundario, da a clases de literatura inglesa en el profesorado ) empeza a a tra a&ar en algunas traducciones. .n el comienzo, li ros t!cnicos, manuales de maquinarias. Aunque a 2eces, cuando se me da a, me pona a traducir a Filde. 7na editorial me pro con -te2enson. .l gusto que me da a traducir literatura inglesa. Ponerme en la ca eza del escritor, meditar la eleccin de cada pala ra. Puras pamplinas. .l om ardeo a m me despa il. .sto que )o descri o, la masacre, no tiene ni tendr3 las pala ras &ustas que puedan traducir el %orror. -in em argo, despu!s de aquel %orror, nos espera a otro. 6 otro. 7na aut!ntica pesadilla circular, parafrase3ndolo a Georgie. 6 2ol2iendo a !l$ cuando la ci2ilizacin derroc a la ar arie, ) pongamos comillas a ci2ilizacin ) a ar arie, Georgie estu2o, de la mano de su mam3, agitando una anderita argentina con la misma sonrisa o alicona con la que despu!s posara para una foto con el contralmirante golpista mentor del om ardeo. Lo %u iera querido 2er a Georgie tropezando con cad32eres ese medioda del om ardeo. Lo %u iera querido 2er entre el fragor de los pro)ectiles, los nu arrones negros, esos 2a%os pestilentes de com usti le, los lamentos de las 2ctimas, lle2ando la piernita de un nene. 6o era un perfecto %om re de letras. Tena dos suelditos, el del colegio, el del profesorado. Alquila a un uln en Almagro. 6, como me gana a unos pesos adicionales con las traducciones, tena siempre algo de reser2a en la 4a&a de A%orro. Poda mandarle todos los meses un giro a mi madre ) me so ra a para darme unos gustos. Pero si de cauti2erio 2amos a %a lar, empecemos por mi origen. #i madre, la tendera, de origen tan incierto, cruza de gallego con indio, tan c3ndida ) 32ida en su calentura, esperando que alguien la arre atara de esa tienda de mala muerte en un casero cerca de la costa, a% donde los pastizales ralean %asta ser arena ) la pampa se %ace mar. 4auti2erio entre dos desiertos, el su)o$ uno de tierra ) otro de oc!ano, %aci!ndole sentir que la 2ida siempre est3 en otra parte. <tese cmo empleo la pala ra tienda. .n su am igJedad, el significante alude al negocio, pero tam i!n a la campa1a ) la toldera. La ciudad, para mi madre, representa a sus sue1os de radioteatro ) folletn. .namoradiza, era ella. Aunque, si uno lee lo que %a a por de a&o de sus enamoramientos, descu rir3 su inter!s, una codicia esperanzada$ que el primer camionero o 2ia&ante que pasara por el casero, despu!s de ali2iarse las ganas, se la lle2ara a la 4apital. #i madre nunca lleg a conocer la 4apital, nunca pudo K
de&ar la tienda. 7no de sus enamorados pasa&eros le cont cmo era la Plaza de #a)o ), m3s tarde, le en2i una postal. :a) muc%as palomas, deca mi madre cuando se %a la a de la capital. (os te me 2as a ec%ar a 2olar, palomo. 4uando me 2ine a la 4apital, en la primera carta que me escri i, me pregunta a con curiosidad si )o %a a 2isto las palomas. ?u! i a a imaginar el palomo que, en la plaza so1ada por su madre, i an a cortarle las alas. 4ompensa a mi falta de dones fsicos con el mpetu de la &u2entud. 7n preceptor del colegio me 2ol2a loco. .l muc%ac%o 2acila a entre su no2ia ) el amor que no se puede nom rar. 4on las ra ietas ) disgustos que me da a )o queda a %ec%o una piltrafa. /espu!s, como un perro apaleado, i a a resta1ar mis lastimaduras con un cincuentn fisicoculturista de -an =ernando, un :!rcules tan estia como uenazo que %a a fracasado en el cac%asc3n. Los fines de semana, cuando el preceptor corte&a a a su futura esposa ) se a oca a al zagu3n, )o me reclua en la ri era, en las tardes somnolientas del ro, necesitado de unas uenas friegas con aceite que me li raran de la contractura. As transcurra mi e"istencia. 4omo ca ecita negra ador! a .2ita, pero mi simpata %acia su esposo, el militar, era limitada. #e fascina an, s, esas concentraciones populares. Los descamisados eran un im3n para m. #3s de un +H de octu re me confund en la multitud ) despu!s, en la noc%e, aca ! en un corraln o en un aldo derriti!ndome en el !"tasis con un moroc%o. A La la asusta an estas incursiones mas en la marea proletaria$ (os te pens3s que con ese igote no se nota lo que sos. 7na ma1ana 2o) a tener que reconocerte en la morgue. 4u3ndo 2as a tomar conciencia. /e qu! conciencia me %a l3s, mu1eca, la prepea a )o. Te a2ergJenza que simpatice con la causa popular. 6 ella$ <o sos peronac%o, Gmez. 4on2encete. -os un peque1o urgu!s 2icioso que, alzado, coquetea con el lumpena&e. ?ue La no tu2iera miedo alguno cuando nos perdamos en esos arrios donde la ciudad se %ace campo ), en cam io, cuando )o me mezcla a en una manifestacin, se alarmase por m me conquista a el corazn. <o es lo mismo, se empecina a ella. <o es lo mismo. 7na 2ez me %art$ Lo que pasa, le di&e, es que a 2os te intimida el pue lo, te da asco porque te consider3s mu) fina. .n 2ez de &uda, la 2as de centroeuropea, que es m3s distinguido. ?u! silogismo tilingo el tu)o$ para que nuestra mediocre realidad nacional tenga un poco de c%arme, precis3s creer que Pern es :itler. 8gual que los contreras que son todos medio pelo. #e 2as a negar que Pern est3 con los nazis, Gmez. -a !s la cantidad de carniceros a que dio asilo. Pero claro, como a 2os te calienta la negrada no se puede discutir el asunto. .nseguida te ofend!s. Lo que a m me &ode no es el pue lo sino el populac%o. 6 en cuanto a 2os, 2as a tomar conciencia el da que te rompan algo m3s que el o&ete. /espu!s de esas discusiones no nos 2eamos por unos das. Pero al fin, uno de los dos da a el razo a torcer. La reconciliacin la feste&3 amos con unos claritos en una confitera, un puc%ero de gallina en un odegn ), despu!s, alco%olizados, nos amos a escuc%ar a Trenet o la Piaf en su departamento %asta el amanecer. .ra el momento de confesarnos la a1oranza$ )o en un cine 2iendo un melodrama, ) ella, a la misma %ora, le)endo un li ro. 7n fotograma para m, una p3gina para ella, delata an lo capric%oso de nuestros distanciamientos. #3s de una 2ez compro 3 amos que )o %a a estado en el cine pensando en ella al mismo tiempo que ella se acorda a de m al leer ese li ro. A menudo me pregunta a qu! i a a pasar cuando uno de nosotros encontrara el amor de su 2ida. <o %a) un amor, me deca ella. :a) muc%os, infinitos. /istintos ) complementarios. Todos esos amores son el amor. 4uando %a) uno solo, eso es posesin, Gmez, me deca. O a%ora me 2as a rein2indicar la propiedad pri2ada. 9
<o importa cu3ntos a riles tena )o en ese a ril. La ansiedad poda ser un rasgo de mi &u2entud, pero adem3s esta a en el aire. 7n pi e era )o. 4on mi inclinacin, desde luego. O, si se prefiere, des2o. 6 el des2o siempre lle2a por otro camino. .l mal camino, como lo suelen llamar los moralistas. #i camino, el des2o, desem oca a en las orillas, tanto las del ro como las de esos arrios donde la ciudad empieza a %acerse pro2incia ) campo. .l goce poda encontrarlo )irando por los adoquinados grasientos del puerto, de&3ndome en2ol2er en un aire denso de petrleo ) forra&e. O ien en el oeste, entre )u)ales ) zan&ones. Tanto en unas orillas como en otras, siempre esta a aguard3ndome, en un azar calculado, ese goce rudo, difcil de encontrar en estado puro a&o las luces del centro. .se a ril, el 2erano se resista a le2antarse de las calles. 6 )o %a a decidido no esperar m3s nada del amor. 4uando empeza a a anoc%ecer, la oscuridad me sorprenda uscando miradas por *' de #a)o, el Aa&o, los alrededores del Parque Bapon!s, los docGs. A andonado por la ternura de un amorcito, intenta a resarcirme con un consuelo moment3neo en esas calles de 2icio, en esos anoc%eceres tur ios, con el pec%o latiendo con la desesperacin. .n mi %umor influa la desazn generalizada que i a carcomiendo la esperanza peronista. Los oficialistas, como los contreras, espera an que algo ocurriera. .n mi caso, a esa ansiedad ntima que apenas consegua aletargar, de a sum3rsele esa otra, popular. La ciudad esta a triste. 6 su tristeza se e"tenda a los su ur ios ) las arriadas fa riles. :a a empezado el desa astecimiento. (ol2an los apagones de la luz. =alta a la carne ) su a su precio. -e coma pan ) az5car negros. Los salarios esta an congelados desde el a1o anterior. La inflacin era toda una amenaza. La oposicin no de&a a pasar una sola oportunidad para poner rumores en circulacin. Los negociados ) los c%anc%ullos del go ierno esta an a la orden del da. 6 el General se e"aspera a. <o falta an aquellos que, en esa actitud, le nota an la flo&era del 2iudo. .l mac%o, como lo llama an, lo era menos sin la %em ra. /el sindicato de Luz ) =uerza le acercaron una propuesta$ un congreso de tra a&adores discutira la su a del costo de 2ida. Pero desde la 4GT 2ino un alerta. Los comunistas plantea an en sus asam leas la infiltracin en el mo2imiento. As los o reros i an a adoptar posiciones cada 2ez m3s agresi2as ) lograran oponer la masa afiliada al go ierno. .n tanto los rumores so re la corrupcin en el go ierno ) la de ilidad del lder se acrecenta an. 6 encima el esc3ndalo que desat su cu1ado Buancito, el %ermano cala2era de la difunta. .n una 2elada del 4oln, una actriz intercept a Pern. Aunque la custodia pretendi frenarla, la actriz, a los gritos, le cant al General cuatro frescas. Busto lo que m3s le dola escuc%ar$ el %ermano de .2ita era un delincuente. .l General no tu2o m3s remedio que ordenar una in2estigacin. (o) a terminar con todo aquel que coimee o ro e del go ierno, se encresp. (o) a ordenar una in2estigacin en la Presidencia, empezando por m. <i a mi padre, si fuera necesario, de&ar! sin castigo. 7n canallita, Buancito. :a a apro2ec%ado el poder que le otorgara su finada %ermana para saltar de corredor de &a ones al poder. .ran tan famosos sus amoros con estrellitas de cine como sus ca allos de carrera. 4uando los pesquisas le entraron en el departamento encontraron desde &o)as ) frascos de perfume franc!s %asta documentos que %a a e"trado de la presidencia. Tam i!n los papeles que pro a an negocios del turf, adem3s de transacciones inmo iliarias que comprendan %oteles residenciales ) documentos comprometedores con ancos que lo fa2orecan. .ntre las re2istas de turf los espas encontraron documentos que in2olucra an a Buancito con los negociados de la carne. Buancito se peg un tiro en la ca eza. Pero, seg5n la oposicin, fue el General quien orden el presunto suicidio. .l General usc silenciar el esc3ndalo. 6 esto agra2 los rumores en su contra. .l General declama a$ <uestros enemigos sa en cmo crear el descontento en la masa pri2ando a la po lacin de su alimento principal. Pero que se cuiden, amenaza a. -i el pue lo no tiene pantalones como para imponerse, )o 2o) a ponerle el pec%o a los enemigos de afuera ) a los de adentro. -e nota a cada 2ez m3s la ausencia de .2ita. Adem3s el General %a a ido desplazando del poder a todos aquellos que seguan fieles al recuerdo luc%ador de la compa1era. .2ita falta a a%ora en todas partes ) su recuerdo se i a %aciendo una estampita. As era el 3nimo de ese a ril, se acuerda el profesor. +L
La ciudad esta a enrarecida. :a a en la atmsfera esa ansiedad que se condensa en la espera de algo terri le. Puede 2erse como una contradiccin que )o, profesor de literatura, traductor gustoso del ingl!s, me de&ara seducir por el peronismo. Toda mi educacin era astante cipa)a. #i gusto, aunque me pesara, se orienta a m3s %acia la literatura que paladea an (ictoria ) sus plumferos que a la c%au2inista cele racin neoplatnica del malam o. .n las p3ginas de su re2ista, en las ficciones, poemas ) ensa)os que pu lica a, %a a una idea de cultura, ele2ada ) distinguida. Pero el &o2en Gmez era ca ecita negra. Por m3s que me mandara la parte, siempre i a a ser ca ecita. La me acusa a$ A 2os lo que te tira del peronismo es el olor a catinga. .n el fondo, una pose intelectual. .l proletario peronac%o es para 2os la encarnacin del uen sal2a&e. 6 tarde o temprano se la agarra a con la finada$ 4omo tu de2ocin por la Perona. Lo que te sedu&o de la difunta es lo que tena de mac%o. 6 eso es lo que, mal que te pese, te tira tam i!n de (ictoria. <o es lo mismo. .2ita es el pue lo. <o us!s al pue lo en la defensa de tu calentura, Gmez. <o &ustifiques tus re2olcadas con la luc%a de clases. ?ue a m me gusten los tipos no significa que adopte el papel femenino de sometida. 6o era el primero en sentir que des arranca a en estas discusiones. A La le gusta a emplear argumentos de mec3nica corporal para quitar a los mos lo que podan tener de poltico. -in em argo, %a a astante de 2erdad en lo que )o senta. Aunque este sentimiento, para ella, no cotizara como poltico. 6o me da a cuenta$ %a a en m una dualidad. Por un lado, esa cultura de (ictoria ) su s!quito, era cierto que me tira a. #e gusta a especialmente esa ligereza para so re2olar los grandes asuntos e"istenciales con la le2edad zum ona de alguien que est3 de 2uelta. Lo europeo, me deca, era eso. Pero despu!s me sala el resentido. <o digo que no %u iera 2alores en esa cultura. Pero de qu! clase eran estos 2alores. -i me acuerdo de las om as, las 2ctimas, la sangre derramada, leo desde otro lugar. /esde la Plaza om ardeada, leo. ?uisiera ser ci2ilizado, ) lo intento no pocas 2eces. Pero a ro sus li ros ) entre sus p3ginas empiezo a or el rugido de los a2iones, el sil ido de las om as, las e"plosiones. .sas pala ras son asesinas. Pero, decime, La, le contesta a )o, de qu! cara&o estamos %a lando. /e co&er. -iempre, di&o ella, terminante. 6 2os te pens3s que ellos co&en como nosotros. <o poda ganarle una a La. 6 menos cuando me %a la a con el corazn$ 8magin3tela a (ictoria garc%ando. Literatura fant3stica, di&e. 8magin3telo a Georgie piro2ando, me pidi. Lo que se le niega al propio cuerpo, pens!, se con2ierte en castigo de otros cuerpos. .n los reparos de La se nota a una preocupacin lgica, considerando el clima poltico de ese a1o que empez con presentimientos negros. Presentimientos que poco m3s tarde, en ese a ril, i an a confirmarse. Participar de un acto peronista era un riesgo. Aunque ni la radio ni los diarios lo informaran, a menudo una e"plosin destrua la calma peronista. :a an estallado om as en la 4orporacin de Transporte ) en la Aolsa. Tam i!n en una reparticin de la aeron3utica. :asta entonces no se %a an registrado 2ctimas, pero el clima esta a cada da m3s cargado de rumores de conspiracin. Anoc%e o una om a, me comenta a La. 8maginacin tu)a, le contesta a )o. Por m3s pro2inciano que te sientas, Gmez, no sos un aut!ntico ca ecita. 4omo para no desconfiar de tu clasismo se"ual si ten!s que disfrazarte de po re para mezclarte con la tur a. ++
#e est3s diciendo infiltrado, le repuse. .sto) diciendo que tengo miedo por 2os, Gmez. Por m3s que te pongas una grafa ) 2a)as de alpargatas. -in em argo, mientras los contreras conspira an ) se cernan sus amenazas, mientras todo indica a que algo oscuro esta a por suceder, a m el peligro, le&os de intimidarme, me moti2a a. Apenas se me presenta a la oportunidad de unirme a la masa en las calles, al fundirme en esa marea de cuerpos a2anzando, al cantar la marc%ita, cuando 2ena la parte de Mcom atiendo el capitalN, todos mis pensamientos se confundan en ese sentir de todos que era tam i!n el mo. .sa tarde, ese a ril. 6o 2ena su iendo por Piedras %acia la A2enida de #a)o. Al 2er la columna del sindicato de Luz ) =uerza, me apur! para %acerme un lugar entre los que carga an las pancartas. <o %a) nada tan emocionante como confundirse entre esos cuerpos pu&antes. 4on el torso desnudo, un muc%ac%o cetrino le da a al om o sin parar. :a a que 2er su cuello anc%o ) grueso, los %om ros rillantes de sudor ) sus razos musculosos, esos ceps contrados en el e&ercicio sistem3tico, maquinal ) ra ioso a un tiempo. .se muc%ac%o, las 2enas del cuello %inc%adas en el clamor de las consignas, o ser2ado de perfil, era un e&emplar o rero ) criollo que ien podra %a er sido el sm olo del %!roe &usticialista. Tu2e un arre ato de ternura ) deseo. Los om os retum ando, las 2oces con2ertidas en una sola, atronadora, clamando Pern, Pern, Pern. <osotros lo queremos, General, se o) por los altoparlantes. Aun descalzos ) desnudos, estamos con usted. #e parece estar 2iendo el pue lo en ese atardecer, dice el profesor. Las columnas marc%a an m3s lentas al acercarse a la Plaza de #a)o. 4uando llegu! a la Plaza )a %a a oscurecido, pero a% esta an las antorc%as. :acia donde se mirara, %om res, mu&eres, c%icos. .l estr!pito de los om os se call cuando escuc%amos por los parlantes la 2oz del lder desde el alcn de la 4asa Rosada$ 4ompa1eros, tron. La plaza 2i r con el grito de todos$ Pern, Pern, Pern. 4ompa1eros, arranc de nue2o el General. .mpu&ado por la marea de cuerpos me %a a ale&ado del muc%ac%o del om o. A%ora me encontra a cerca de la Pir3mide, flanqueado por unos o reros &2enes. Tenan las grafa mo&adas en los so acos. Las caras, dirigidas %acia el alcn, parecan mirar e"pectantes un por2enir de %erramientas ) cpulas din3micas. .s que el futuro, un futuro de o reros criollos, propona c%imeneas fa riles %umeando ) %om res ) mu&eres procreando entre campos de trigo. -e me dir3 que, como todo intelectual fascinado por el pue lo en la calle, confunda el desarrollo producti2o de una urguesa nacional ) su usufructo compasi2o de un nue2o proletariado con las pulsiones de mi deseo que, en estas concentraciones populares, me produca un 2aco en el estmago, ur u&ea a entre mis dientes. ?uien no %a)a estado en una manifestacin no sa e de qu! %a lo, no puede comprender esa calentura que des orda. .l General empez a despotricar contra los que pedan la li ertad de precios cuando se o), ensordecedora, una e"plosin. 6 la e"plosin, transmitida por los altoparlantes, se prolong so re nuestras ca ezas. :u o un instante largo de confusin, empu&ones, una corrida. =ui arrastrado por el tumulto. 7na %umareda se ele2a a desde la oca del su te. .l aire ola a pl2ora. 4ompa1eros, tron otra 2ez la 2oz del lder a arcando la multitud, la ciudad, la noc%e entera. 4alma, compa1eros. Parece que los mismos que %acen circular los rumores %o) se sintieron m3s rumorosos queri!ndonos colocar una om a. Pero no se 2an a salir con la su)a, compa1eros. 6 entonces una nue2a e"plosin, esta 2ez m3s poderosa. .mpezaron las gritos, las corridas, el p3nico. .n alguna parte, remotas, sonaron sirenas. 4ompa1eros, 2ol2i a la carga el General. (amos a indi2idualizar a los culpa les ) les %emos de aplicar las sanciones que correspondan. Pern, Pern, Pern, grit la multitud. (amos a tener que andar con un alam re de fardo en el olsillo, se en2alenton el General. Le1a, pedan %om res, mu&eres, c%icos. 6 tam i!n )o, de pronto, me sorprend gritando$ Le1a, le1a. +*
6o, el &o2en profesor de literatura, el traductor de -te2enson, grit!, enardecido, %asta quedarme sin 2oz. <o era que mi 2oz se %a a 2uelto inaudi le, sino que, pleg3ndose a la del pue lo, )a no era mi 2oz. .ra un r!quiem surgiendo del fondo de los tiempos ) la tierra. Le1a, peda el pue lo. Le1a, peda el &o2en profesor Gmez, el pi e criado por su madre soltera en un casero de 2iento ) arena. Le1a. (enganza antes que &usticia. Porque la &usticia de los %umillados ) ofendidos no puede ser otra cosa que 2enganza. 6 era 2enganza lo que peda el pue lo en esos segundos cuando despu!s de otra e"plosin empez a rotar otra %umareda de la oca del su te, ) aturdan punzantes las sirenas, ) la multitud era un clamor$ Le1a. Por qu! no empiezan ustedes a darla, pregunt el General, por los altoparlantes. La multitud, entre desconcertada ) a atida, se dispersa a. <os a rimos para que las am ulancias a2anzaran. .sa noc%e no sa amos a5n que el atentado %a a causado la muerte de siete tra a&adores ) casi cien %eridos. /el tra a&o a casa ) de casa al tra a&o, era la consigna peronista. 4uando el General necesita a e"plicar a sus descamisados las conquistas sociales de su go ierno ) las manio ras de los conspiradores que pretendan derrocarlo llama a a la Plaza. 6 la Plaza era una fiesta. -i los actos tenan ese contento se de a tam i!n a que muc%as 2eces eran sucedidos por n5meros artsticos ) musicales. Pero esta noc%e era distinta, esta noc%e el pa2or %a a re2entado la fiesta con esas om as. .sta noc%e %a a que 2ol2er, como indica a la consigna, a casa. Pero )o, cuenta el profesor, no tena casa. 4omo muc%os, senta ese gusto a inconclusin ) tena el presentimiento de que la noc%e toda2a no esta a terminada. :a a perdido de 2ista la columna de Luz ) =uerza ), en consecuencia, al muc%ac%o del om o. 4amin! detr3s de otras columnas a%ora espaciadas, de grupos que se resistan a separarse. :a amos de&ado atr3s el 4ongreso ) camin3 amos como desorientados %acia el oeste. .n Ri2ada2ia, a la altura de Bunn, esta a la 4asa del Pue lo. Los manifestantes se detenan a putear la sede de los socialistas. .l edificio, cerrado, a oscuras, con su silencio respeta le, nos desprecia a. Alguien tir una piedra. Alguien m3s se apart del grupo ) em isti la puerta met3lica. Alguien surgi con un palo. 6 alguien con un fierro. 6, en segundos, todos !ramos alguien al atacar el edificio. 7n camin municipal a2anz entre nosotros. 4on su a)uda se pudo derri ar la puerta. Aun cuando no me faltaron las ganas de irrumpir en el edificio, me co%i al 2er que, desde el primer piso, unas muc%ac%as ) muc%ac%os empezaron a arro&ar li ros a la calle. Aast que alguien arrimara un fsforo para que la noc%e adquiriese el resplandor tem loroso de las llamas. .l edificio arda. 6 tam i!n sus li ros. Retroced. /e pronto sent un 2!rtigo. -i ien la razn, todo lo que )o era, me impulsa a a marc%arme, me resulta a imposi le. .l fuego se le2anta a iluminando las siluetas en mo2imiento, %om res ) mu&eres, gritando contentos ) desaforados mientras de un alcn del primer piso seguan tirando li ros al fuego. :ui&a, o c%illar. 7na sonrisa amarga se me encendi ) tu2e este pensamiento, se acuerda el profesor$ si el que )o crea ser no se %a a retirado %asta entonces del resentimiento incendiario, se de a a que el &o2en profesor Gmez no era el que crea ser sino este otro que, a%ora, contempla a los li ros consumi!ndose en una fogata que se e"tenda de 2ereda a 2ereda, ante el edificio en llamas. O que unos ) otros grita an$ Al BocGe) 4lu . #entira si di&era que segu a la masa por inter!s sociolgico, o ser2ando el comportamiento de esos %om res, mu&eres ) c%icos que a2anza an por las calles del centro clamando 2enganza. #e intriga a, por supuesto, 2er en qu! i a a desem ocar toda esa furia, pero sera des%onesto de mi parte no admitir, en ese espritu o ser2ador, un ansia de re2anc%a. 4omo en un sue1o, a%ora era medianoc%e ) est3 amos en =lorida ) (iamonte, frente al aristocr3tico BocGe) 4lu . -e o)eron unos tiros. La masa se lanz contra el edificio. Los pocos socios que pudimos 2er escapa an por los tec%os. Tampoco ac3 %u o resistencia a los incendiarios. Pude %a er entrado. Pero me contu2e. #e di&e que quiz3 desperdicia a la 5nica oportunidad que tena para ingresar a esas instalaciones donde impera a un gusto selecto, pro)ectado en cuadros ) esculturas, oisserie ) go elinos. #e pregunt! entonces, como me lo pregunto a%ora, de qu! otra oportunidad poda %a er dispuesto, en su 2ida entera, ese &o2en profesor Gmez, de pisar las alfom ras del poder. -in em argo, no entr!, ) como frente a la 4asa del Pue lo, prefer mantenerme entre los espectadores que corea an ) aplaudan en la calle. .l fuego se propaga a de2or3ndolo todo. Pinturas, tapices, go elinos. /el edificio surgan +;
ocanadas de %umo caliente. 7n estruendo pro2ino del interior. 6 las llamaradas asomaron a la calle. -ent una mezcla de goce ) 2ergJenza. Tal 2ez, me di&e, senta as porque el goce a2ergJenza. .sa noc%e traspuse un lmite, dice el profesor. .sa noc%e el fuego me re2el una naturaleza que ignora a en m. -i se me permite otra digresin, quiz3s alcance a e"plicar lo sucedido. <o aspiro a una e"piacin. .l profesor George -teiner cuenta que, cuando ense1a a literatura, entre su alumnado, la que m3s se destaca a era una muc%ac%a tan rillante como tmida. Al terminar el curso la muc%ac%a entr a su despac%o ) le di&o$ (engo a decirle que lo odio, que odio todo lo que me ense1. .s asura urguesa, le di&o ella. -o) maosta ) 2o) a unirme a los doctores descalzos, en 4%ina, para %acer algo ueno por este mundo. 4on todo su sa er, el profesor -teiner conclu)e que, si ien fue un momento difcil para !l, acepta a con respeto la determinacin de su alumna. .lla 2i2a su pasin. 6 si 2i2a su pasin, para el profesor -teiner era suficiente. -e me recriminar3 que fui cmplice de los %ec%os de esa noc%e. /e acuerdo. Pude %a erme apartado de los incendiarios. Tam i!n pude racionalizar el goce animal que me produca el fuego. Pero no me interesa, a esta altura de mi 2ida, encontrarle una disculpa a ese sentimiento que le descu ri el fuego al &o2en profesor Gmez aquella noc%e de a ril. .sa noc%e, ese a ril, se recuerda, principalmente, por el incendio del BocGe) 4lu , dice el profesor. 7na /iana de Aourdelle ) un centenar de pinturas famosas, entre ellas dos Go)a, MLa odaN ) M.l %urac3nN, se perdieron en el incendio. Pero nadie, que )o sepa, cuando %ace referencia a ese fuego, se acuerda de los tra a&adores asesinados en la Plaza por una om a, los %eridos innumera les. <o, aquel &o2en profesor no tiene por qu! a2ergonzarse ni pedir disculpas. Las 2ctimas no piden perdn. La ronca me %a sal2ado del geri3trico, comenta el profesor. La ronca contra mi perra dualidad. 6o era 2ctima pero tam i!n quera ser como los 2erdugos. -i La se %u iera enterado de lo que %ice despu!s, dice el profesor, me %a ra puteado de arri a a a&o. Porque unos das despu!s )o intent! acercarme a (ictoria. Apenas unos das despu!s de los o reros asesinados ) los incendios. 6 ac3 de o %acer otro de mis des2os ) mentar a Pierotti. .l gordo Pierotti era un corrector del diario de los #itre, 2inculado con (ictoria ) su grupo. -i %a a alguien en el diario a quien La no traga a era al gordo Pierotti$ Puro mito eso de que los gordos son uenos, deca ella. Pierotti no era un gordo ueno. Al re2!s de cualquier gordo que se resigna a su o esidad ) la %ace onac%ona ) cmica, Pierotti era un gordo %ier3tico. ?ue fuera corrector deca astante de su personalidad$ un 2igilante siempre atento a los errores a&enos, con una pericia 2isual para ad2ertir en el pr&imo la ausencia de un acento, la necesidad de un punto o una falta de estilo. Por esa razn, en no pocas oportunidades fue empleado por (ictoria para los cierres apurados de la re2ista. <o es e"tra1o, refle"iona el profesor, que el gordo no figure siquiera en un agradecimiento en alguno de esos ensa)os iogr3ficos que se escri ieron so re (ictoria ) su grupo. Aunque Pierotti ocupa a con su %umanidad un espacio ina arca le, nadie lo menciona. Pierotti tena una edad indefinida entre los 2einte ) los treintipico. #3s que p3lido, era lanco. -us rasgos eran infantiles pero una mirada tra2iesa poda transformarse de pronto en perfidia. .l gordo Pierotti, peinado a la gomina, siempre afeitado, a usa a de la Legin ."tran&era aunque era casi lampi1o, 2esta siempre de tra&e gris, camisa lanca ) cor atas neutras. 4uando uno lo tena enfrente, sus gestos adquiran la morosidad perezosa de un gato rec%onc%o esperando paciente darle un zarpazo al ratoncito despre2enido que en cualquier momento i a a cruz3rsele. 6 para qu! quer!s conocer a (ictoria, me pregunt el gordo una tarde durante un 2ermucito en un ar de la A2enida de #a)o. A 2er, Gmez, con franqueza, qu! te interesa de la acana. -i es guita, 2as muerto. +>
Porque aunque la 2a de mecenas por el Aarrio <orte, amarretea los centa2itos como una israelita del Once. La pregunta es qu! puede sacarte ella a 2os para que cumplas tu sue1ito literario. .l gordo %a la a picando con el escar adiente los platitos, concentrado en el salamn, el queso, las anc%oas ) las papas fritas, le2anta a los o&os$ #e gustara acercar a la re2ista un re2e ensa)o so re -te2enson en el que esto) tra a&ando. .l gordo le ec% soda al 2ermut. :izo un uc%e, trag ) despu!s, casi paternal, sigui$ Ome, negrito. 6 lo de negrito es cari1oso. A m no me &ode que me digan gordo. /ecime, para qu! 2an a pu licarte a 2os un op5sculo, por m3s ritis% que sea, si )a tienen de eso. (ictoria est3 rodeada de ca&etillas ) tilingos de medio pelo que culti2an lo europeo. Adem3s, seamos %onestos, con tu apellido, Gmez, no ten!s muc%o futuro en ese team. <o todos tienen prosapia en la re2ista, le di&e. :a) apellidos tanos tam i!n. 6 mois%es. Pero parditos como 2os, cu3ntos, me repuso el gordo. 6 2os, le pregunt!, cmo te relacionaste con esa crema. Martn Fierro$ :acete amigo del &uez. Para m no %a) como los cl3sicos. Tarde o temprano, el General 2a a ser un recuerdo. Pero los #itre 2an a seguir pesando. Los due1os de la tierra, mi 2ie&o. (an a seguir los #itre ) el po rero. -uponete que ma1ana se te enferma la 2ie&a ) necesit3s una palanca en un %ospital para que la operen de urgencia. A qui!n recurrs. A .2ita, estu2e por decirle. Pero .2ita %a a muerto dos a1os antes. .l gordo mastica a con fruicin lo que queda a en los platitos. #ir! %acia la calle. :a a empezado el atardecer. .l aire esta a pesado. -e %a a le2antado un 2iento de tormenta. Pierotti, me tante una noc%e (ictoria, conta a a%ora el gordo. 4on esa arrogancia su)a, pregunt$ /e dnde son los Pierotti. 6o esta a %aciendo una suplencia ) %a amos quedado ella ) )o solos en la redaccin. -i me dirigi la pala ra era porque no %a a nadie m3s. .s la 5nica forma en que ella se digna a parlar con gente como nosotros. -in testigos. 6o re2isa a galeras. Toscana, ment, 4astel Pierotti, 2icino a -a o)a. 7n condottiero, di&e sin le2antar la 2ista de las prue as. 6 usted, se1ora, le pregunt!, sigue amiga del /uce. 6 continu$ Lo del /uce no le caus gracia alguna a la tipa. A% nom3s le espet!$ <o se ofenda, se1ora. 6o pensa a que usted era simpatizante del fascio. <o fue mi intencin ofenderla. Aunque no lo creas, Gmez, as entr! en su re2ista. <ecesitamos los ser2icios del conde Pierotti, deca la 2ie&a. -i se llega a enterar que mis 2ie&os son cala reses ) la uran en una feria, me pone de patitas en la calle. .l gordo Pierotti mir %acia afuera$ -e 2iene el aguacero, di&o. 6 despu!s$ 6o te do) mi tar&eta, la 2as a 2er a la 2ie&a ) le c%ant3s tu nota. Pero ten! en claro que del ingl!s traduce cualquier p3nfilo. 6 con tu apellido tampoco 2as a ir mu) le&os. Gmez qu!, te llam3s. 7n segundo apellido te %ace falta. 6o no slo no %a a conocido a mi padre. #i madre tampoco nunca me %a a dic%o su nom re. Gmez 7rquiza, pro Pierotti. 4on un padre de la patria nunca se falla. O elegite otro prcer. 7no que te guste m3s. (os sa !s los fritos que se ec%a an todos ellos. -e tira an una mina, les naca un astardito ) le da an el apellido. O te pens3s que todos los aristcratas de este pas tienen orgenes selectos. -armiento se queda a corto cuando deca que los oligarcas tienen olor a osta. Todos tienen tufo de camas incestuosas, olor a c%i2o, flu&o ) esperma, Gmez. .l gordo se ec% %acia atr3s en la silla, resopl$ :ace falta una tormenta que limpie, di&o. Ausc en su illetera, e"tra&o una tar&eta ) me la entreg$ Ac3 ten!s, di&o. :a an empezado a caer las primeras gotas. Los oficinistas ) las secretarias corran a&o la llu2ia, i an tras un colecti2o o uscando reparo. A pesar del c%aparrn, me le2ant!$ Te 2as a ir &usto a%ora que se larg, di&o Pierotti. Tengo un compromiso, di&e. /e e estar uena la mina para que te la &uegues con esta tormenta. 7na leona, ment. Porque Pierotti ignora a mi tendencia oculta. Aaila en el Ta ars, in2ent!. +'
<o tendr3 una amiga, me pregunt el gordo con un inesperado rillo entre inocente ) mendicante en sus o&os gatunos. -i es gordita, di&o, me&or. A m me gustar tener de dnde agarrarme en el momento del naufragio. (o) a 2er, di&e. Acordate, me despidi, al Gmez ponete un Anc%orena de sidecar. /orm p!simo esa noc%e, recuerda el profesor. /a a una 2uelta ) otra ) otra en la cama. Pensa a en La. Pensa a en su reaccin si se entera a de que )o i a a presentarle una cola oracin a (ictoria. Pero tam i!n pensa a en una de las conferencias de (ictoria, donde %a a dic%o que la gente de las letras integra a una clase especial, la del espritu, enfrentada a aquellos que, en un mundo cada da m3s signado por el pragmatismo ) el lucro, actua an por las necesidades de lo material. La rec%ina a en contra del discurso idealista de (ictoria, calific3ndolo de urgu!s ) decadente, de coartada para mantener las prerrogati2as de clase. -i el peronismo toda2a no %a a corrido a alpargatazos a (ictoria ) sus monigotes, deca, era porque as como ellos no cuestiona an seriamente al r!gimen, !ste tampoco era lo astante re2olucionario como para arrancarle sus pri2ilegios a los terratenientes, los urgueses ) sus escri as. .n el fondo, remata a La, Pern les con2ena a los patrones. Porque Pern representa a el freno al comunismo. Todas estas ideas me da an 2ueltas en la ca eza mientras )o da a 2ueltas en la cama. .l insomnio me %a a ganado. Termin! le2ant3ndome a releer mi escrito so re -te2enson. 4ompro ! que %a a afinidades entre Bim :aCGins ) )o. Los dos %u!rfanos de padre. Los dos criados por una madre que, como pudo, nos dio una educacin. Adem3s, tanto Bim como )o tenamos otro rasgo en com5n, m3s fuerte toda2a$ re usc3rnoslas en un mundo de %om res duros. Treasure Island era un ildungsroman, sostena mi artculo su ra)ando la dificultad que se le plantea a al %u!rfano en su 2ia&e de iniciacin, la luc%a entre el deseo ) la realidad. .n esta lectura, tena un sentido poderoso la o tencin de los do lones, cu)a funcin consista en comprar a la madre. 4omo suceda a menudo en la literatura europea decimonnica, en esta no2ela la riqueza pro2ena de las colonias. .n un aspecto, -te2enson, al situar la fortuna en la colonias, no slo aluda al despo&o. -eg5n mi teora, -te2enson no %a a intentado deli eradamente una denuncia a tra2!s de la met3fora, pero su narracin, a5n en un plano su liminal, oceta a una 2ersin sutil del saqueo colonial. -in em argo, !ste no era el e&e principal de mi ensa)ito. Lo que a m me interesa a en este cl3sico de la a2entura era cmo, en un relato M&u2enilN, se tensa an conflictos que e"cedan el g!nero. -i la a2entura transcurra en las colonias, la eleccin de este territorio no se de a slo a un inter!s e"tico del autor. /el mismo modo en que, para el pensamiento euroc!ntrico, el territorio de la ar arie era un territorio a educar, la iniciacin de Bim, su pasa&e de la infancia a la madurez, en los marcos de una no2ela presuntamente &u2enil, inaugura a un nue2o enfoque de la ficcin. A lo que el &o2en Bim aspira a en su a2entura, ni m3s ni menos, era a una reparacin econmica de su orfandad ), en consecuencia, con el tesoro, conquistar tam i!n a su madre. Pero el 2erdadero tesoro, la inocencia de Bim, %a a sido profanado. /o lones, do lones, escuc%a a Bim a%ora en sus pesadillas. 4uando, unas semanas antes, tomando unos claritos en la Ric%mond, le %a a pasado el orrador a La, ella no pudo disimular a un tiempo la gracia ) la ronca$ Pero decime, empez. 6 cada 2ez que La arranca a con un pero decime, tom3ndose su tiempo, alterna a la risa contenida con unas puteadas so eranas. .sta 2ez )o esta a dispuesto al escarnio, pero tam i!n listo para defenderlo, con2encido de que en mi an3lisis %a a una idea que no se encontra a as nom3s en los crculos intelectuales de la gran aldea. .nsa)itos como el mo no crecan en estos pagos tan f3cil como la lec%uga. Pero decime, Gmez, !sta es tu auto iografa en cla2e de ensa)o, arremeti La. ?ui!n te cre!s que sos. ?u! pretend!s. ?uiero pu licarlo, di&e. /nde, me pregunt. Lo 2o) a pensar. Lo 2as a pensar, repiti maquia2!lica. <o te traicion!s, Gmez. Pens3 qui!n sos. +D
#e tragu! la indignacin. .n el fondo, pens!, lo que nos una era nuestra condicin de perdedores. <o me conforma a la perspecti2a de ser un perdedor toda la 2ida. <o %a a 2enido a la ciudad para un destino de amargura. -i ien, como a todo pro2inciano, la ciudad me deslum ra a, no me encegueca con sus luces. Porque las luces ) los muc%ac%os a undantes no alcanza an a satisfacer mis ganas de ser superior al que era. -i tena una posi ilidad de ascenso, i a a apro2ec%arla. 4uando %u iera o tenido mis do lones, alg5n lote del Parnaso local, La i a a mirarme con otros o&os. .ntonces, me di&e, se i a a 2er qui!n era qui!n. /espu!s de tac%ar unos ad&eti2os, eliminar su ordinadas, entrecomillar unas citas ) agregar unas notas al pie, me di cuenta de que, por m3s arreglos que le %iciera al ensa)ito, no i a a me&orarlo. #e sent como un perro que morda una ) otra 2ez el mismo %ueso pelado. Lo que me %a a quitado el sue1o no era el escrito sino el destino que pensa a darle al da siguiente. Guard! las %o&as en un so re, escri el nom re de esa mu&er. 6 el mo en el remitente. Lo cerr!. #i suerte )a esta a ec%ada. Por la tarde continua an los c%aparrones aislados. 4uando sal del colegio, una gar5a tupida empa1a a la 2isin de las calles sumidas en una tristeza de film franc!s. -i el paisa&e ciudadano a&o la llo2izna remita m3s a una pelcula francesa que a un tango, era porque, aun sa i!ndome pro2inciano ) en cierto aspecto un intelectual colonizado, todos mis gustos, todas mis lecturas, esta an m3s pr"imos al 3m ito de (ictoria ) los su)os que al e"istencialismo mar"ista ) pampeano con que La quera redimirme. 4laro que todo esto lo pienso a%ora, &uzgando al &o2en Gmez de entonces. .s f3cil desde la 2e&ez comprender las ca2ilaciones ) desatinos de la &u2entud. Tan f3cil como, desde el presente, perge1ar una no2ela %istrica. 7no dispone de la documentacin, del testimonio de lo 2i2ido ), desde el presente, acomoda los %ec%os en una lectura que se empecina en &ustificar defecciones ) fraudes para so relle2ar el remordimiento. 6o esta a furioso con La, pero tam i!n conmigo. -a a que despu!s de este acto no %a ra regreso. As como La no me i a a perdonar, menos me i a a perdonar )o un fracaso. 6 el acto, al acercarme a la esquina de -an #artn ) (iamonte, esta a cada 2ez m3s cerca. All, en (iamonte ) -an #artn, frente a la iglesia ) el con2ento de -anta 4atalina de -iena, %a a nacido (ictoria. Ise era tanto su arrio como la %istoria del pas era la %istoria de sus parientes. Lpez ) Planes, el compositor del :imno <acional, %a a sido un to su)o. Prilidiano Pue)rredn, ese pintor de postales camperas, tam i!n pariente. Bos! :ern3ndez, el autor del poema patrio, tam i!n. 4omo se escri i m3s tarde, la %istoria de la patria, para esa mu&er, era una %istoria de familia. 6 esa %istoria se compil seg5n su con2eniencia ) anto&o. Acaso la casa de la calle #!"ico donde funciona a la somnfera -ociedad Argentina de .scritores no %a a sido de su madre. 6 )o, al querer cam iar mi %istoria, de a traicionarla. <ecesita a armarme una tradicin literaria. 6 qu! era una tradicin literaria en este pas, me deca, sino una %istoria de familia. :a) que pensarlo de la siguiente manera, propone a%ora, en esta noc%e larga, el profesor. Porque si no se lo piensa de la siguiente manera, no se lograr3 una comprensin ca al de las fantasas que acucia an esa tarde, al su ir las escaleras de ese edificio, al &o2en Gmez, con su ensa)ito enso rado a&o el razo, mientras llega a al primer piso, donde queda a la redaccin de la re2ista. -ugiero que lo pensemos as$ 7na madre soltera, desde la mirada pue lerina, es una puta. -u %i&o, en consecuencia, un %i&o de puta. #adre soltera ) %u!rfano no son otra cosa que eufemismos. .sa tarde, su iendo las escaleras al primer piso, )o era un %i&o de puta. 6 como un %i&o de puta me esta a comportando a%ora frente a esa puerta de la redaccin. <o me anim! a llamar. Pas! el so re por de a&o de la puerta. /espu!s, mareado, a&! a la calle con la sensacin de %a er cometido un crimen imperdona le. =ue en esos das que La 2ino con la propuesta de sacar una re2ista. 8 a a con2ocar amistades ) conocidos, intelectuales que, como nosotros, no coincidan ni con el populismo ni con la orientacin e"tran&erizante de (ictoria. Tampoco, me aclar, con los oedistas tardos que 2ean la realidad como un +H
c%iquero esperp!ntico. A La le gusta a usar esas ad&eti2aciones. Unicornio ustral i a a llamarse la pu licacin. 6 2ena a llenar un 2aco. Por qu! unicornio, le pregunt!. .s un animal fa uloso, Gmez. 7n ca allo con cuerno de rinoceronte. .l ca allo a re las puertas de la %istoria. 6 el rinoceronte remite, m3s que a la %istoria, a la pre%istoria. 7n animal pacfico pero, si se lo molesta, ataca con ese cuerno. Aueno, Unicornio ustral es tu re2ista. (as a tener un espacio para sacar tu interpretacin de -te2enson, querido. #e qued! callado. <uestra con2ersacin, que siempre era un ping pong, a%ora se me 2ol2a dificultosa. 4u3ndo entreg3s tu artculo, Gmez, me apur La. Tengo que re2isarlo, di&e. ?uisiera a&ustar algunos conceptos antes de darlo a la imprenta. #ir3 que no %a) muc%o tiempo, me di&o ella. 6 carg3ndome$ Busto a%ora te 2ens a %acer el estrec%o. 4uanto m3s se em ala a La al contarme el pro)ecto, m3s me %unda en m mismo. Te sents mal, me pregunt. O estu2iste de farra. 6 me gui1 un o&o. 4on qui!n, se sonri. 4ontame. Le ment una a2entura en el Parque Bapon!s$ 4on un colim a, di&e. 7n salte1ito. Te de& apunado, di&o La. 6 despu!s$ .n Unicornio ustral tam i!n 2as a poder escri ir so re Filde. .n ese momento me %u iera gustado tener una m3quina del tiempo, se acuerda el profesor. =renar al &o2en Gmez cuando llega a a la esquina de -an #artn ) (iamonte, cuando su a esas escaleras %acia el primer piso. La alegra ) el fer2or con que La me i a detallando el pro)ecto de la re2ista me e"aspera an. .stu2e a punto de confesarle mi traicin, pero no tu2e agallas. La co arda me esta a afie rando. Te sents ien, me pregunt. 7n poco cansado, le contest!. <o me lle2!s el apunte. La me puso una mano en la frente$ .st3s ardiendo, di&o. 4uanto m3s amistosa se mostra a ella, m3s me lastima a la situacin. #e pregunta a cu3l sera su reaccin si mi ensa)ito sala pu licado. Todos los pensamientos que me %a an lle2ado a de&ar el escrito en esa redaccin a%ora me resulta an enfermizos. :a a pensado que mi amiga era una resentida ), )o mismo, un resentido, imaginando que si era adoptado por (ictoria ) los su)os, al ser pu licado en su re2ista, superara no slo mi comple&o de inferioridad, sino que adem3s desnudara a La en su resentimiento. .n estas fa ulaciones me %a a 2isto tam i!n, )a apro ado por (ictoria, introduciendo a La en la redaccin. Porque el !"ito lo 2ol2a a uno magn3nimo. Todos estos pensamientos se me %a an cruzado antes de su ir aquella escalera %acia el primer piso de la redaccin. Pero tam i!n, al %acerse carne, %a an alternado con otros, acusadores, en los que me 2ea destru)endo a quien m3s ama a. 6 a quien m3s ama a, me da a cuenta, era La, que a%ora usca a un geniol en su cartera$ (os tendras que estar acostado, nene. La literatura ) el mal, dice el profesor. La literatura nos empu&a a fondos insonda les. Para ser un aut!ntico maldito, no %a) que tener escr5pulos. 4on mi traicin a cuestas, %u o momentos en que me sent un persona&e dostoie2sGiano. ?u! dostoie2sGiano ni oc%o cuartos. Lo mo no tena grandeza alguna. 7na tpica guac%ada de clase media. <o ignoro que se e"perimenta un cierto placer en confesar una a )eccin. Lo que se pretende, al confesar, no es 5nicamente el perdn. -e usca, con este enre2esado concepto cristiano de la redencin, quedar ien frente al pr&imo. #iren, f&ense qu! tipo no le !ste, que se manda una macana ) lo reconoce. <o slo %a) ganas de redencin en quien se confiesa. Tam i!n una 2anidad supina. .l profesor se acuerda$ #e enferm!. /i parte de enfermo. .stu2e tum ado unos cuantos das ) unas cuantas noc%es intermina les. 7n m!dico me diagnostic primero una gripe ) despu!s ictericia. /esaparec, como quien +K
dice, de los lugares que sola frecuentar. A 2eces La me 2isita a. Al 2erla sentada en un costado de mi cama, contempl3ndome con sus o&os preocupados, la fie re me su a de nue2o. <o pod!s seguir as, se alarm una noc%e. (o) a pedir una am ulancia. <i se te ocurra, di&e. 8mpedirle que se asustara era imposi le. <o %a a m!dico ni remedio que pudiera curarme. Los pensamientos, cuando me gana a el sue1o, se transforma an en pesadillas sudorosas. #e desperta a, en el amanecer, la nuca en la almo%ada %5meda. .sta a con2encido de que, as como mi mal no tena cura, no me falta a tanto para la 4%acarita. As que una noc%e, tiritando, me le2ant!, me duc%!. .legante ) perfumado, sal a la calle. Al 2erme refle&ado en las 2idrieras, enflaquecido ) sonam ulesco, me sent un dand) melanclico. 4amina a por las calles del centro con la sensacin de estar despidi!ndome del mundo ) sus placeres. #i e"istencia %a a sido tan desdic%ada como fugaz. Al culti2ar unos sue1os de elleza, en el af3n por materializarlos, esto era en lo que me %a a con2ertido. 4omprar un re2l2er o tirarme de a&o de un tren, pens!. .l alazo me pareca %istrinico. Las ruedas de una locomotora deri2aran en una carnicera de mal gusto. 4ortarme las 2enas, pens!, pero tam i!n re%us! esta posi ilidad por considerarla una pantomima de p!simo gusto. #atarse con pastillas, a su 2ez, era una mariconada. 4ada 2ariante que pensa a tena su incon2eniente. 7na noc%e camina a por A2enida de #a)o cuando, al pasar por un ar, o que me c%ista an. .l gordo Pierotti %aca pala ras cruzadas mientras se toma a un fernet. #e prometiste que amos a salir con tu mina del #aipo, me encar. 6 con una amiguita su)a. <o te promet. Adem3s, mi amiga no la ura en el #aipo sino en el Ta ars. ?ue en ese momento recordara con precisin mi mentira de un tiempo atr3s indica a la gra2edad de mi paranoia, pens!. <i siquiera cuando me encontra a terminado, de&3ndome ir en la cada, se me pasa a por alto un detalle seme&ante. Te ment, le di&e. 4on La tena que %acer lo que esta a por %acer a%ora con el gordo Pierotti. .n 2ez de andar perdi!ndome en la noc%e, escri ir una confesin. /emostrarle a La que, al fin de cuentas, )o no %a a sido tan ruin. As como encontra a un gusto mor oso al 2erme enflaquecido ) melanclico en el refle&o de las 2idrieras, me complaca en esto de escri ir una confesin. 4omo di&e, acota el profesor, cuando se tiene una imaginacin literaria, no se puede parar. Ao2arismo puro lo mo. Te in2ito un fernet, ofreci el gordo. Prefiero una cu ana. /o le. Te ment, di&e otra 2ez. .s cierto que esa noc%e tena un fato. Pero con un aga)o. #e da a 2ergJenza confesarlo, sa !s. #ir3 que una mina del Ta ars o del #aipo me 2a a dar olilla a m. Al impostar ese tono, me 2ino una pena. La confesin de una mentira me o liga a a otra. Para que una de esas minas te d! ola, %a) que tener muc%a tela, le di&e. -a !s en qu! esto) pensando. .n que es 2erdad que los gordos son uenos. Al creerme capaz de le2antarme una ataclana, demostraste inocencia. 6 la inocencia es un 2alor en estos tiempos. Todos somos culpa les. Todos. -iempre. /e algo somos culpa les. .l gordo me cla2 una mirada piadosa$ .st3s tremendo, Gmez. 6a me %a a tomado mi cu ana do le. Orden! una segunda 2uelta. 4uando termin! de %acerle el pedido al mozo, la mirada piadosa del gordo Pierotti tena esa e"presin gatuna, insidiosa. /ecime, Gmez, te ol2idaste del ensa)ito. O no quer!s %a lar del asunto. <o, no me ol2id!. Tampoco te enteraste. /e qu!. Ista es la parte en que al &o2en Gmez le corre un escalofro por la espalda, dice el profesor. .l &o2en Gmez o ser2a al gordo Pierotti en aquel ar de la A2enida de #a)o. 6 pregunta, aterrado$ #e 2an a pu licar. +9
La encanaron, Gmez. A)er allanaron la re2ista. 6 esta ma1ana la encanaron a la 2ie&a. La )uta la caz en #ar del Plata. La mirada del gordo a%ora era mal!fica$ As como )o me tengo que ol2idar de las minas del #aipo, 2os ol2idate de pu licar a%. <i )o me 2o) a matracar una corista ni a 2os te 2an a aplaudir los paquetes. A la ma1ana siguiente, temprano, 2ol2 a mis clases. #e %a a curado. .n sus discursos, el General era un padre astuto que emplea a la primera persona del plural in2olucrando a sus %i&os. Al referirse a los contreras deca$ <osotros 2amos a a)udarlos a que se pongan en su lugar. Tenemos en la mano los remedios para ese mal, garantiza a. Los 2amos conociendo a los em oscados, asegura a. La misma noc%e de la om a, los muertos ) el sinfn de %eridos, la misma noc%e en que ardieron la 4asa del Pue lo ) el BocGe) 4lu , comenzaron las detenciones. 4erca de cuatro mil presos. Radicales, socialistas, comunistas, conser2adores. 4ualquiera que estu2iera sospec%ado de contrera caa. .n la -eccin .special de la Polica =ederal se fa&a a ) tortura a. Los encargados eran dos o"eadores que se ocupa an de golpear a los detenidos ) un comisario especialista en aplicar la picana el!ctrica. Por entonces )o tam i!n era de los que duda a de que la elleza careciera de contenido poltico. =anfarronea a declarando que la elleza era amoral. <i de derec%a ni de izquierda. 6 a qui!n poda ocurrrsele que la elleza pudiera tener una orientacin tan confusa como el mismo peronismo. Porque as como Pern %a a re2erenciado a la Re2olucin Rusa en un discurso en el Liceo #ilitar ) aceptado el rol inter2entor del .stado, en m3s de una oportunidad %a a cele rado al /uce, imitado su iconografa ) empleado los medios de comunicacin igual que los fascistas. La uni2ersidad, en tanto, era una falange de retrgados de la m3s ca2ernaria derec%a perteneciente al nacionalismo olig3rquico ) c%upacirios. .l diario de los Gainza, a%ora propiedad de la 4GT, saca a los domingos un rotogra ado donde pu lica an tanto a los poetas catlicos ) arriales como a los de izquierda oedista. -eg5n (ictoria, su re2ista era apoltica. Pero sus simpatas, como no poda ser de otro modo, esta an del lado de aquellos que ponan om as, comandos de &2enes ca&etillas, m3s catlicos que li erales, m3s aristocr3ticos que re2olucionarios, uni2ersitarios de familias tradicionales que, en 2erdad, esta an muc%o menos preocupados por la democracia que por sus pri2ilegios &aqueados por el go ierno de los ca ecitas negras. Ponan om as como &uga an al polo o al rug ). 6, o 2iamente, para (ictoria ) su intelligentzia elegante, estos muc%ac%os no podan sino representar una estirpe %eroica. .l profesor se calla de nue2o. /esde la calle su e amortiguado el c%illido de una frenada. <o %a) elleza en una om a asesina. Pero tampoco en una picana el!ctrica, dice el profesor. Al sal2arme pro2idencialmente de traicionar a La, empec! a preguntarme %asta dnde la elleza era amoral ) si no tena que 2er con la poltica m3s de lo que me interesa a. (ictoria, en esos das, esta a en su 2illa de #ar del Plata. 6 la polica la sac de la cama una ma1ana temprano. /os autos policiales estacionados frente a su (illa, seis policas de ci2il. .sto es un atropello, empez a que&arse. Tiene que acompa1arnos, se1ora. Ac3 est3 la orden de arresto ) ac3 la de allanamiento. 7stedes sa en qui!n so) )o, pregunt. Tienen idea. -i no lo supi!ramos, no estaramos ac3, se1ora. Tengo que %a lar a%ora de .nriqueta, una prima descarriada de (ictoria, cu)o apellido esta a 2inculado con el dominio de media pro2incia de 4orrientes. .nriqueta %a a estudiado Aellas Artes para ser restauradora. .n sus 2ia&es %a a descartado puntillosamente los lugares con2encionales del turismo intelectual de la !poca. .nriqueta era una muc%ac%a %ermossima, de rasgos afilados, m3s %uesuda que e"u erante, lo cual no quita a que en ese tiempo, cuando las opulentas del cine italiano eran la moda, no tu2iera un !"ito rutal con los tipos. Poda pensarse que en esos 2ia&es, aut!nticas e"pediciones, .nriqueta usca a, renegando de su clase ) de su elleza, opacar sus encantos. -in em argo, ronceada *L
siempre, con el aspecto curtido con que regresa a de sus 2ia&es, su atracti2o aumenta a. La su)a era una %ermosura templada en la intemperie. A .nriqueta le disgusta an Pars, Londres, <ue2a 6orG. :a a ordeado los crculos intelectuales de los grandes centros cosmopolitas, pero con un recelo poco %a itual. -eg5n La, .nriqueta anda a detr3s de otras e"periencias. -e %a a apasionado en 2ia&es que, por entonces, la %acan parecer e"tica. .ntre el Aoule2ard -aint #ic%el ) 4o)oac3n, .nriqueta prefera esto 5ltimo. <o 2acila a si tena que elegir entre la 4apilla -i"tina ) las ruinas de #ac%u Picc%u. .l 4airo, AangGoG, PeGn eran para .nriqueta paisa&es 2i2os ) que, desde el fondo de la %istoria, sugeran que la ci2ilizacin occidental, tarde o temprano, sucum ira por no %a er prestado atencin a los mensa&es que estas culturas ofrecan en cla2e. .nriqueta conta a que los estudios de Aellas Artes, todos sus conocimientos so re pl3stica, en la !poca en que i a a dedicarse a la restauracin, se disol2ieron como cenizas al 2iento cuando su i a las alturas del <epal. All decidi ol2idar sus li retas de apuntes, sus locGs de di u&os, ) confiar m3s en la percepcin de su %assel lad. .stilo, opina a La, em elesada. Guita, deca )o. 6a tenas que salir con tu tirria. <o %a a que ser perspicaz para darse cuenta de que La %u iera dado la 2ida por tener un romance con .nriqueta. Pero tena que resignarse$ Para &ugar al Gamasutra tiene que irse le&os de la familia, le pregunt! )o. #3s te gustara a 2os que te trincara un mozam icano como el que se a& ella, contraataca a La. .l que tiene plata %ace lo que quiere, repona )o. <o es slo cuestin de plata, argumenta a La. Aceptalo, Gmez, lo que le en2idi3s es la li ertad que tiene para %acer lo que le da la gana. /ame una estancia en 4orrientes ) 2as a 2er lo li re que so). Por m3s que 2engan de la misma familia, .nriqueta no es (ictoria, me discuti La. (ictoria la 2a de coleccionista de autgrafos. (ictoria 2a a la 8ndia ) se trae un Ra indranat% a las arrancas. (ictoria pretende un %induismo de incienso ) li2ing room. (ictoria usca un consuelo por lo que no es. 4uando .nriqueta estu2o en 8nglaterra no fue a fotografiar a la Foolf. Ten!s que 2er sus fotos de los mineros galeses, de los irlandesitos desnutridos. #ir3 ien sus fotos, Gmez. .nriqueta sa e captar la desgracia, la in&usticia ) tam i!n la nada. <o 2a por a% detr3s de una pagoda interior. Guaranes nunca, pregunt!. ?u! decs. Por qu! tiene que irse tan le&os para encontrar lo que est3 a la 2uelta de la esquina, La, me enc%inc%!. .s &usto reconocerlo a%ora. 4uando 2i por primera 2ez a .nriqueta, una tarde en .l Oguila, a la 2uelta de su estudio, tu2e que admitir el magnetismo de su personalidad. Aunque siguiera desconfiando del motor que la impulsa a a perderse en los confines de la tierra. .s el mal audelaireano, me e"plica a La. .l %orror domiciliario, la a2ersin al propio %ogar. .sa inquietud desoladora que slo puede ali2iar el 2ia&e. <i la partida ni el arri o. .l 2ia&e en s. Porque es en el 2ia&e donde .nriqueta toma la conciencia de s, sustancia perecedera. 6 esto .nriqueta lo refle&a en sus fotos. 6 decime, pregunt!, todos los que padecemos de lo mismo ) no tenemos ni cmo ni a dnde ra&ar, qu! %acemos con nuestra enfermedad. (amos a rezar a Lu&3n. <o entend!s, Gmez. .s cierto. 6o no la entenda a .nriqueta. Pero La tampoco. Lo que nos parti el alma fue sa er que .nriqueta era escla2a de la cocana. 6a en esa !poca en que me la present La, .nriqueta pasa a de perodos de depresin a rac%as de una euforia apa ullante. 6 era en estos picos cuando se larga a por a%. .sta %istoria que cuento no es la de .nriqueta. -u rol en la %istoria es de refiln, pero contri u)e a unir los fragmentos. Por .nriqueta supimos que (ictoria esta a presa en el Auen Pastor$
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La 2istieron con un delantal a cuadros azules ) lancos, deca .nriqueta. La pusieron en una celda con otras once mu&eres. /esde ladronas %asta asesinas. :a) una que mat a su cra. Tam i!n tiene de compa1eras a unas socialistas. 6 no faltan tampoco unas peronistas. ?u! %ace (ictoria, pregunt! )o. .scri e, quise sa er. <o. -e lo tienen pro%i ido. La literatura nacional est3 a sal2o, inter2ino La. Tiene sesenta ) tres a1os, di&e )o. =alta que digas que puede ser tu madre, di&o La. Aien que te gustara, Gmez. .nriqueta sigui$ Parece que una noc%e las mon&as tra&eron a una que fue torturada con la picana. <o s! si los que nunca estu2ieron presos, dira m3s tarde (ictoria, pueden representarse lo que significa encontrarse acostada de noc%e tan cerca de una mu&er que aca an de torturar recordando cmo tem la a por la noc%e. 6 pensa a en #ontaigne. La 2ista de las angustias a&enas me angustia materialmente. Pero (ictoria, al pensar en #ontaigne, pensa a en franc!s$ !e saisis le mal "ue #$etudie et le couc%e en moi& .nriqueta conta a$ (ictoria dice que las presas la consideran una felloC prisoner. Les cuenta no2elas, o ras de teatro. .lla sola les represent 'igi& 6 las otras, a cam io, le con2idan criollitas con pat!. Istos son das de cooGies con foiePgras, dice (ictoria. .nriqueta %izo un silencio largo. 6 despu!s nos anunci$ La semana que 2iene 2ia&o, di&o. <ecesito el Pun&a . La ) )o la contemplamos sin decir nada. <o quieren 2enirse, nos pregunt. <o sa en lo que se pierden. 4uando .nriqueta parti a la 8ndia, nos seguimos enterando de los a2atares de (ictoria en la c3rcel del Auen Pastor a tra2!s de <!lida, una a ogada cordo esa que tena a su %ermana, militante socialista, en el mismo cuadro. -i <!lida %a a entrado en nuestras 2idas, se de i a La, quien la conoci en esa !poca en que, reci!n 2enida de #oises2ille a la capital, se emple en un estudio &urdico. <!lida 2i2a por 4a allito. 6 %a a sido ella quien le %a a conseguido a La el departamento que alquilara m3s tarde. ?ue La escri iera ) que, d3ndole rienda a su 2ocacin, renunciara al ufet para entrar de cronista en un diario, la fascina a. <!lida era una muc%ac%a sedienta de emociones. A urridsima, sus me&ores a2enturas le pasa an, sin que se diera cuenta, en los arc%i2os de un &uzgado siguiendo los pasos de un e"pediente. Pero <!lida nunca i a a ad2ertir que los e"pedientes contienen, resumidas, %istorias en las que se alternan desde la luc%a por una medianera %asta el crimen pasional, cu)a lectura puede ser fascinante. Para <!lida, esos e"pedientes eran letra muerta, en las antpodas de esos no2elones rom3nticos que de2ora a con fruicin. (ictoria presa le resulta a la encarnacin de todas esas %eronas en una. 6 en nosotros, <!lida crea %a er encontrado un auditorio donde cele rarla. 6o no tengo mano para las la ores, le solloz (ictoria la primera tarde en que <!lida la 2io en el Auen Pastor. (ictoria o ser2a a desolada cmo sus compa1eras de cuadro cosan ) orda an. /esgraciadamente nac para los afanes de la inteligencia, se le que& (ictoria. <!lida, como se %a dic%o, tena una %ermana socialista. /etenida por el r!gimen, la %ermana esta a alo&ada en el mismo cuadro que (ictoria. <o puede pegar o&o, la po re, nos conta a <!lida al 2ol2er del Auen Pastor. Pero no se refera a su %ermana. :a la a de (ictoria. 7nas cuadras antes de llegar a la c3rcel, <!lida se detena en una confitera ) compra a unos s3ndCic%es. Los de &amn ) queso eran para su %ermana. 6 los de pa2ita para (ictoria, aclara a. 4ada 2ez que <!lida 2isita a el Auen Pastor 2ol2a con un cora&e ) una solidaridad e"agerados que, en 2erdad, poco oculta an su deseo por figurar. .sto) seguro, cuenta el profesor Gmez, que <!lida se ilusiona a con una foto para la posteridad, la imagen de (ictoria, ) ella a su lado. 7na de esas fotos que el tiempo se encarga de sepiar, con epgrafes en donde la gente como <!lida es mencionada como Mrueda de amistadesN o Mentre otrosN. **
A los cuarenta ) pico, no slo no %a a descollado en su profesin. Tampoco lo %ara con esos cuentos tristones que escri a, prdigos en desesperaciones ) llu2ias. 4omo tanta mente no2elesca, <!lida pensa a que una angustia ) un temporal eran componentes que ele2a an la literatura. -in distinguir qu! diferencia a a 4%e&o2 de 4ronin, <!lida no lea %ec%os$ lea suspiros. A m me lleg muc%o esa no2ela, afirma a. #e identifiqu! tanto, comenta a de otra. .n esa confusin entre realidad ) ficcin, <!lida %a a perdido de 2ista con qu! presa esta a m3s estrec%amente unida. 7na tarde parece que su %ermana se cans$ Tu %ermana so) )o, le di&o entre las re&as. Ac3 la socialista so) )o. 6 a m tam i!n me gusta la pa2ita. -, pero la artista es ella, le contest <!lida. Por esa !poca, se acuerda el profesor Gmez, tu2o su repercusin escandalosa el filme (es%onra, con =ann) <a2arro, una pelcula de c3rcel de mu&eres. A =ann), &unto con otras presas, en pleno in2ierno, las arranca an por la noc%e de las celdas para sacarlas al patio ) las manguerea an. :a a que 2er los c%orrazos de las mangueras empapando a esas po res cauti2as. <o 2o) a detenerme ac3 en o 2ias interpretaciones so re el significado de esos c%orrazos de manguera en las presas, sus uniformes empapados, la tela ad%iri!ndose a sus formas como una segunda piel. :aca fro en ese ma)o. 6 como no poda ser de otra manera, <!lida tema que en la c3rcel les dieran este castigo. 7na noc%e, nos cont <!lida, (ictoria 2io que entre dos de las reclusas %a a nacido un aprecio que supera a la camaradera.7na de ellas era una c%iquilina que %a a sido ca&era de .scassan), in2olucrada en un ro o de al%a&as, ) la otra una sir2ienta peronista que, si %a a ido a parar al Auen Pastor, no %a a sido por contrera sino por un asesinato. :a a ac%urado al %i&o de su patrona, que quiso propasarse. .n las som ras del cuadro, (ictoria pudo atis ar cmo la sir2ienta a andona a su cama ) se pasa a a la de la c%iquilina. .ra )a de madrugada ), aun cuando las dos procura an no %acer escom ro, los suspiros ) &adeos podan orse en la quietud. La luz lunar arro&a a una claridad gris3cea dentro del cuadro. (ictoria, en puntas de pie, de& tam i!n su cama ) se acerc a las amantes. La c%iquilina se asust al 2er esa silueta espectral, recortada por la luna, al pie de la cama. Pero la sir2ienta, m3s 2eterana, la tranquiliz$ .s una mirona, di&o. 6 despu!s$ La en2idia que nos tiene. <o fue !ste el incidente m3s gra2e que le toc padecer a (ictoria en el Auen Pastor. 7n atardecer las mon&as tra&eron una presa que apenas poda caminar. Isa era la presa de quien nos %a a %a lado .nriqueta. A pesar del dolor que le crispa a las facciones, no peda compasin. Pelirro&a, p3lida, angulosa, la mu&er no de a tener m3s de treinta a1os. Pero el castigo que se le %a a infligido la %aca parecer 2arios m3s. La picana, coment una. -e la pasaron. Por su %ermana <!lida supo que la nue2a detenida era una militante trotsGista, que intenta a su le2ar a las fa riqueras de un taller de pantalones por la calle 4anning. A% ten!s lo que significa el peronismo, me c%icane La. .l control que la urguesa necesita. <o tu2e respuesta. Poda &ustificarle todo al r!gimen, menos eso. <ing5n argumento poda legitimar la tortura. 6 el r!gimen tortura a. <o slo a los militantes de izquierda. Lo que m3s tema todo opositor, cualquiera fuera su filiacin poltica, era caer en la -eccin .special del /epartamento 4entral de Polica. Pero tam i!n la comisara +H, la de la a2enida Las :eras, era c!le re por la tortura. Algunos presos polticos que, dados por muertos, %a an sido tirados en la quema, so re2i2ieron para contar qu! ocurra con los contreras cuando eran detenidos. Los nom res de los torturadores eran conocidos p5 licamente. 6o no poda mirar %acia otro lado cuando se %a la a de este asunto. 4ada 2ez que nos trenz3 amos con La, la tortura pona punto final a toda defensa que )o pudiera %acer del peronismo. #e do) cuenta de que al %a lar de (ictoria me enardezco, admite el profesor. Tengo que admitir que, a&o ning5n punto de 2ista, su encarcelamiento me pareca &usto. Pero no poda e2itar que esas 2acaciones forzadas de (ictoria en el Auen Pastor me a2i2aran la misma contradiccin que *;
%a a e"perimentado aquella noc%e de los incendios ) la quema de li ros en la 4asa del Pue lo ) el BocGe) 4lu . (ictoria tiene a la picaneada en la cama de al lado, nos cont <!lida. Parece que (ictoria se queda la noc%e entera con los o&os a iertos, tan incapaz de dormir como de mirar el cuerpo 2ecino en la oscuridad. La picaneada tampoco duerme. .st3 siempre oca arri a, inm2il. 6 en la quietud del cuadro puede orse su respiracin. Aun cuando (ictoria se da 2uelta %acia el otro lado, sa e que la picaneada, a su espalda, est3 despierta. .l traqueteo de un tran2a corta el silencio. Tarda un rato en acercarse, frenar ) arrancar de nue2o. /espu!s, otra 2ez el silencio, la respiracin de la picaneada. A%ora se o)e, le&os, el sil ato de un polica. 4ada 2ez que un sonido del e"terior corta el silencio, (ictoria siente un nudo en la garganta. Alguna de las presas tose. 6 el silencio, otra 2ez. 6 la picaneada, tan cerca, oca arri a, los o&os a iertos. Todas las noc%es igual. 6 tam i!n todas las noc%es, en la oscuridad del cuadro, (ictoria se pregunta$ Por qu! no se que&a. La %ermana de <!lida le contesta$ A2i2ate, c%e. .l silencio es su relato. ?ue esto le pase tan luego a (ictoria, nos deca <!lida, que esto le pase a la gran dama de nuestras letras es una aut!ntica infamia. .sa muc%ac%a es una a ieca, La, deca )o cuando <!lida se i a. Para qu! nos sir2e. Toda re2ista, %asta una literaria, necesita asesora legal, contesta a La. <!lida puedes sernos 5til. Adem3s, si no la tenemos a ella, qui!n 2a a mantenernos al tanto de lo que pasa en el Auen Pastor. =ue <!lida la que nos cont las 2isitas que reci a (ictoria. Le lle2an om ones. Le lle2an rosas. Pero no %a) dulce ni fragancia que pueda reemplazar el sa or de la li ertad, nos deca <!lida. 4uando le lle2a an rosas ro&as, (ictoria se acorda a del mo1o punz que %a an usado sus tas a uelas por el lado materno. ?uiz3 este encarcelamiento sea la e"piacin de aquel cola oracionismo con la #azorca, le deca. 6 cuando <!lida le contesta a, en ese susurro que se usa tanto en las prisiones como en los %ospitales ) las iglesias, que cada noc%e %a a luc%adores democr3ticos cruzando el ro %acia el e"ilio, (ictoria suspira a$ 8gualito a los tiempos de Rosas, mon c%!rie. -i se sigue el razonamiento de Adorno acerca de cmo escri ir despu!s de Ausc%Citz, el razonamiento es 23lido no slo para un cuerpo martirizado en el fondo de una comisara sino tam i!n para las inocentes 2ctimas cu)os restos saltan por el aire por un om azo despu!s de un mitin de descamisados. 6 ni %a lar de lo que sucedi m3s tarde, las 2ctimas de &unio en el om ardeo de la Plaza. La urguesa, con su cele racin permanente del indi2idualismo, se erige en defensora de a solutos que piensa e"tensi2os a la %umanidad. Pero la li ertad no es nunca un a soluto. Tampoco la democracia. 6 lo que est3 en discusin en estas cuestiones es un pro)ecto emancipador. Las conquistas del proletariado significan, sin 2ueltas, el cuestionamiento del sistema urgu!s ) sus custodios. <o puede %a er otra democracia que la de los tra a&adores. La democracia que defiende (ictoria, en cam io, es la democracia de los terratenientes ) los intereses monoplicos para escla2izar a los ca ecitas negras. 4uando (ictoria se proclama defensora de no les 2alores culturales, poniendo la li ertad por encima de todo, %a) que 2er qu! intereses em lematizan, no solamente ella sino sus enem!ritos 2alores culturales ) su tan preciada li ertad. :a) tanto c%am n que confunde calma c%ic%a con sa idura, dice el profesor. Lo mo es la desesperacin permanente, aunque con la 2e&ez parezca sosiego ) refle"in. ?ue nadie se enga1e$ con los a1os nadie aprende nada. #3s ien se ol2ida lo poco aprendido. 6, cuando %urgamos en el pasado, lo %acemos no tanto para sacar alguna conclusin como para a2eriguar qu! queda 2i2o, qu! de nosotros conser2a un resto de pureza, si es que alguna 2ez fuimos puros. *>
.sto) m3s a oscuras que esta sala, dice el profesor. 6o mismo so) una som ra. #is das )ueron, como dice a%ora el pi ero. Todo lo que me queda por delante es memoria. Por eso la estupefaccin que me causa cuando alguien se pone a escuc%arme. (ienen a escuc%ar el a)er ) no se dan cuenta de que les esto) %a lando del ma1ana. 7n e&emplo que 2iene a colacin es la 2isita que reci no %ace tanto. /e ra, la ecaria, esa muc%ac%a del departamento de -panis% Q Portuguese de la 7ni2ersidad de #inneapolis. #innesota, sonre. Las praderas. /e ra, ner2iosa, tam i!n sonri. .ra moroc%ita, de pelo negrsimo, enrulado pero corto, a lo 2arn, 2eintea1era, sefarad, ce&i&unta, algo miope, con unos anteo&itos Lennon. -us la ios carnosos, cada 2ez que %a la a se entrea ran en un al uceo. Puro gaspering de campus, lo su)o. La moc%ila que carga a, calcul!, poda costar m3s que todo lo que lle2a a adentro. Los orcegues le com ina an con la camisa arena. .quipada como el %om re de 4amel, se le nota a, adem3s de una militancia feminista, cu3l era su idea de nuestro pas. #3s regordeta que fortac%ona, sus modos pasa an de una gesticulacin masculina a una fatiga melanclica. Tard! en reparar en que su gordura no era slo de agels. 6ou are pregnant, le di&e. .lla acept el comentario con otra sonrisita ner2iosa. Le mir! las u1as comidas. .lla cerr los pu1os. #3s inquieta que antes, carraspe de nue2o. 6 me pareci que no sa a, como un mal actor, qu! %acer con las manos. 4on orgullo, me cont que ella ) su pare&a %a an decidido tener un %i&o. 8nseminacin, me e"plic. O%, di&e, pronunciando con una u al final. ?uise sa er a qu! se dedica a su pare&a. -e llama a =ara%, era una documentalista paquistan que tra a&a a en el Sundance. -i fuera argentina, me di&o, sera piquetera. 6 se qued mir3ndome por encima de sus anteo&os. 6 si )o fuera piquetera, pens!, te e"propiara los tra2ellers. .n cam io di&e$ 6ou are 2er) t)pical. /e ra forz otra sonrisa. Tena todo el aspecto de la alumna aplicada, la radical, con acento en la primera a, con sus estudios culturales aprendidos de memoria. Aasta a 2erla desempacar su equipo para compro ar que no se detendra %asta conseguir lo que se %a a propuesto. 6 lo que se %a a propuesto era, nada menos, que in2estigar so re (ictoria. F%), le pregunt!. F%) (ictoria. .n su espa1ol ortop!dico me e"plic que le interesa a (ictoria como modelo de luc%adora. (ictoria, seg5n /e ra, representa a una pionera de las li ertades indi2iduales en las letras latinoamericanas. #ientras /e ra dispona un gra adorcito ) un locG de notas, me di&e que no i a a ser f3cil %acerla trasta illar en sus creencias polticamente correctas. Le ofrec t!. #e pregunt si no tena mate$ 8 lo2e %ier a mate, di&o. <o, no tena. <i %ier a ni mate, me disculp!. <o %ace falta aclarar cu3nto a omino de esas frmulas de cortesa donde los nati2es parece que ofreci!ramos nuestras artesanas, 2asi&as ) matras al me&or precio. /e ra )a se %a a instalado en ese silln ) espera a. .mpec! por preguntarle si %a a ledo a =anon. O 2iousl), me contest. Les damn*s de la terre, di&o en un franc!s tan ortop!dico como su espa1ol. /ud! si %a amos ledo el mismo te"to. 6 lo que es m3s pat!tico, dud! si 2ala la pena gastar sali2a remont3ndome a =anon para e"plicarle el peronismo, las tensiones entre li eracin ) dependencia ) la situacin de los intelectuales. .l racismo de los intelectuales ligados a la urguesa nacio nal, empec!, es un racismo asado en el miedo. *'
Pero =anon no le interesa a, me di&o. .n todo caso, prefera que discuti!ramos so re :omi A%a %a. -ai, pregunt!. /e ra no pesc el c%iste. A%ora me mira a seria. .mpez a arponearme con preguntas so re (ictoria. 6 )o, como me pasa siempre, me i a del tema. Le pregunt! a /e ra qu! le pareca Auenos Aires. .sta no era 5nicamente la ciudad de (ictoria. Pero no pareci mu) interesada en este des2o. /e nue2o, me dispar$ (ictoria, profesor, suspir. LetRs focus. T%e monster, di&e. 6 persist$ Lo que te 2o) a proporcionar son alas de plata, le di&e. Profesor Gmez, me quiso frenar. (an :elsing, correg. /3ndole la espalda, %urgu! en los estantes, entre re2istas ) carpetas, %asta dar con esas cartas que (irginia le %a a escrito a (ictoria. .n una de ellas, (irginia escri e$ M.spero que est! usted %aciendo nue2os amigos ) encontrando nue2as cosas para pro2ocar ruido ) agitacin en -udam!ricaN. .n otra$ M-ospec%o que es usted una de esas personas, casi desconocidas en 8nglaterra, capaces de %acer e"citante una conferenciaN. Poco despu!s, le agradece un regalo$ M-us mariposas est3n colgadas encima de la puerta en Ta2istocG -quare, &unto al retrato de mi antepasado puritano que no aprue a su regalo. -i est3 en Londres, 2enga en el lanco carrua&eN. 4ada lnea, cada comentario de (irginia, aun los en superficie m3s afectuosos, destilan una mordacidad fina, ese sentimiento que pro2oca a (ictoria$ 2ergJenza a&ena. La ecaria esta a paralizada. -e conmo2i, como cualquiera, cuando (irginia alude a su propia escritura$ M.sta ma1ana mi pluma es como un rastrilloN. .n otra carta (irginia le informa a su amiga (ita, tam i!n escritora, so re una 2isita inminente de (ictoria. :a) que fi&arse cmo le descri e a la 2isitante que acec%a por a%$ M(ictoria quiere pu licar algo tu)o en su re2ista trimestralN, le escri e (irginia a (ita. M(ictoria est3 en Pars ) se %a enterado de que 2as a dar conferencias. -upongo que quiere conocerte. Le %e dic%o que te escri iera ) que )o luego te aclarara. .lla es inmensamente rica ) amorosa. :a sido amante de 4octeau, #ussolini ), por lo que s!, %asta del propio :itler. La conoc a tra2!s de Aldous. #e regal una ca&a de mariposas. 6 de 2ez en cuando ella desciende so re m con o&os fosforescentes como %ue2as de acalao. <o s! qu! %a) de a&o.N La ecaria permaneca muda. Apag el gra ador. 4%eque el casette. (ol2i a rogarme, con una mirada sumisa, que siguiera. M?uerida (ictoriaN, escri a a%ora (irginia. M-iento muc%o que se molestara el otro da ) pensara que no quera 2erla. .s 2erdad que esta a molesta. #e %e negado una ) otra 2ez a ser fotografiada. 6a me %a a e"cusado dos 2eces para no posar para su amiga que quiere retratar escritoras. 6 entonces usted me la trae sin decrmelo ) eso me con2enci de que usted sa a que )o no quera posar ) me esta a torciendo la mano. 4omo de %ec%o lo %izo. .s difcil ser grosera con la gente en la propia casa. /e modo que fui fotografiada contra mi 2oluntad alrededor de cuarenta 2eces. Pero lo que me molest m3s fue que perd la oportunidad de %a lar con usted. .star3 de acuerdo en que es una prue a de que desea a 2erla. 6 no %a r3 otra oportunidad qui!n sa e %asta cu3ndo. 6 qui!n sa e tam i!n cu3l es el o &eto de todas estas fotografas. 6o no lo 2eo. 6 las detesto.N (irginia termina as la carta$ MPerdone esta franqueza, pero si usted es %onesta, )o tam i!n lo so)N. /e ra pareca dispuesta a seguir escuc%ando %asta el fin de los tiempos. 6o, en cam io, me esta a cansando. F%at else, di&e. 6 a% nom3s le plant! a la ecaria el testimonio de (ictoria pase3ndose por la <urem erg arrasada por los om ardeos. (ictoria anotando con desagrado que en el %otel en que est3 alo&ada no se puede e er agua de la canilla. (ictoria o ser2ando el porte de los soldaditos de la Polica #ilitar. (ictoria, m3s preocupada por registrar en su testimonio cmo 2a 2estida que por lo que suceda en el tri unal$ su tra&e sastre, su som rero de fieltro, sus guantes de cuero de c%anc%o. *D
/e ra %a a enmudecido. Pero a%ora el ce ado era )o$ Todo esto nos sir2e de pre3m ulo perfecto para %a lar de las coincidencias de (ictoria con ese Aunge, conocido su)o, que plantea a en el ensa)o La rgentina moderna la supremaca de la raza lanca. Pero esto )a era demasiado para la ecaria. 8Rm e"%austed, suspir sin con2iccin. 6 m3s que despedirse, emprendi una retirada. Al colgarse la moc%ila, me pareci que le pesa a m3s que antes. 4on resignacin, pens!$ -er un paper. Lo 5nico que me falta a. Tengo que contarte algo, me di&o La. .sa noc%e, cuando la pas! a uscar por el diario, me arrastr %asta la Ric%mond. -e nega a a con2ersar en la calle, cont3rmelo a% mismo. .specul con el suspenso %asta que nos sentamos en el fondo de la confitera. -o re dos claritos, me mir circunspecta$ 4onoc a alguien. Anoc%e conoc a alguien. 4omo siempre, le di&e. La era mu) enamoradiza. 6 cada romance su)o, como una golondrina, no %aca 2erano. -ecretarias, costureras, licestas, amas de casa. La no tena ni pre&uicios ni escr5pulos cuando el deseo le ordena a ser derramado. .ra capaz de todo ) m3s, si alguna le tira a. 6 con todas mostra a la misma intrepidez que e"%i a en nuestras caminatas arra aleras. 7na 2ez que se %a a mete&oneado con una car onera, deca$ <ac de nue2o, Gmez, cuando me a raza ardo como el car n. 6 me descri a cmo lo %acan en la car onera, tiznadas entre olsas ) ca&ones. Otra 2ez se le2ant una enana. 6 para con2encerme de los dones en!ficos de los enanos, me cont esa an!cdota de 4octeau, cuando le presentaron uno, 2erdadero portento en miniatura. Porque 4octeau, con su picarda, considerando el priapismo del peque1o monstruo, lo defini como una tetera. Otra 2ez La se %a a enamorado de una ciega. Porque le gusta a %acerlo con los o&os 2endados. A%ora, en la Ric%mond, )a me la 2ea 2enir con esta nue2a %istoria que la su )uga a$ el cam io de miradas, el merodeo, el acercamiento ) ese retum e en el pec%o que slo puede calmarse con una c%orreada 2olc3nica. 8ndulgente, me dispuse a escuc%arla. .s casada, me di&o. /esde cu3ndo !se es un pro lema para 2os. 4on un capit3n de la armada, sigui. .so s era un pro lema, pens!. #e pregunt! si en esta nue2a %istoria, como en tantas otras, aquello que encenda a mi amiga era la nue2a mu&er, alg5n rasgo su)o en particular que le resulta a irresisti le, o la dificultad, los o st3culos que la a2entura presenta a. <o era ninguna no2edad$ en sus %istorias lo que m3s la cauti2a a eran &ustamente los impedimentos. 4ualquier 2alla aumenta a su pasin. 4on la presencia de un capit3n de la armada como cancer ero, el temperamento rom3ntico de La i a a desplegarse como un 2enda2al. <ot! que se a2ecina a una rac%a de tri ulaciones ) tormentos, de so resaltos ) espasmos, tan pre2isi les si se pensa a en los ingredientes que la nue2a %istoria ofreca. /nde la conociste, quise sa er. Aunque no me %aca falta preguntar. La no slo esta a dispuesta a contarme$ <ecesita a %acerlo. Porque cuando se 2i2e una %istoria amorosa, lo que se usca al contarla es rescatar de la ausencia al otro, corporizarlo. .n una reunin, empez La. Pre2isi le, me di&e. .sta an todos los componentes de la pelcula que La so1a a protagonizar. Los nazis, la resistencia, el amor clandestino. -lo %a a que agregarle llu2ia ) cuerdas. 6, cada tanto, un piano. <o me atre2 a ra&arle el espe&ismo de la cursilera. *H
Anoc%e, sigui La, cuando la 2i irse con su capit3n a&o la llu2ia sent que mi soledad tena un nom re, Gmez. 6 ese nom re empieza como delito. -e llama /elia. /elia qu!, le pregunt!. /elia =ei&o, me di&o. /elia =ei&o de qu!. /elia =ei&o de 7lric%. Te est3s cruzando a la 2ereda de (ictoria, nena. La refunfu1$ #e&or no te cuento nada. -iempre el mismo resentido 2os. Resentido ), adem3s, celoso. Pero igual me lo cont. 4on pelos ) se1ales, me lo cont. .l flec%azo %a a tenido lugar en una reunin de contreras en la casa de un dirigente radical. A La le llam la atencin que todos los participantes, %om res ) mu&eres, compartieran una informalidad que contrasta a con su atildamiento. La se fi& en el calzado. <inguno, ninguna, lle2a a zapatos deformados por el uso. .l detalle marca a la e"traccin de clase de los enemigos del r!gimen. Por estas cosas La se nega a a ser definida como contrera. -impatizante del socialismo, %a a disentido con los lineamientos del partido, demasiado proli&itos para ella. La %a a comenzado a recelar que pudiera implantarse el socialismo por la 2a electoral. Puro reformismo, critica a. -e %a a acercado entonces a los comunistas, pero tam i!n los comunistas tenan comportamientos urgueses. .l pec!, para La, era un clu de odontlogos ) mue leros progresistas que La tilda a de re2olucionarios de carnet. .n su an3lisis de la tirana ) el rol del proletariado, La &uzga a fundamental luc%ar a la 2ez contra la demagogia populista ) contra la urguesa. .n su concepcin, el &usticialismo no era m3s que un freno retardatario de la re2olucin. Pero, a la 2ez, La se esta a dando cuenta de que los contreras eran, para el pue lo, enemigos tan peligrosos como el general demagogo en el poder. /ecepcionada, sin encontrar una militancia que la con2enciera, La i a a esas reuniones, como ella deca, uscando. La tirana era cada da m3s opro iosa. <o o stante, )o 2ea esa 5squeda, dice a%ora el profesor, como una distraccin. Porque La era una poeta e"quisita. 4on una sensi ilidad propia, que se aparta a sin esfuerzo de los moldes dictados por los grupitos que la i an de 2anguardia. ?uiz3s a 2eces se pasara de elptica con clic%!s del sim olismo. Pero como era mu) autocrtica, %a a empezado a limar esos tics ) a adentrarse en una forma m3s confesional. -eg5n ella, la e"periencia era m3s trascendente que la pala ra. Pero con ese 2erso de la e"periencia despilfarra a su talento enred3ndose en esos amoros furti2os ) reuniones conspirati2as. -i )o le recrimina a su falta de dedicacin a la poesa, ella me contesta a que la 2ida era m3s po!tica que cualquier 2erso. ?uiero decir$ si La no %u iera ido a esas reuniones, seguramente %a ra de&ado al menos el orrador de una o ra po!tica. Pero, si no %u iera ido a esas reuniones, no %a ra conocido a /elia. 6, si no %u iera conocido a /elia, nada sa ramos de La lengua del maln. -i uno se pone a con&eturar las infinitas posi ilidades que el azar clausur 2a a llegar a la raz cuadrada de la frustracin %umana. 6 lo que me importa es La lengua del maln, su ra)ar la relacin intrnseca que lo conecta con el om ardeo. Pero no nos anticipemos. .sa noc%e La les discuti a los contreras ienpensantes, ) entre par!ntesis otorguemosl! un sic a lo de ienpensantes. <o pudo aguantarse. .mpez c%icaneando al due1o de casa, el dirigente radical, un a ogado que aposta a a la poltica para preser2ar sus campos en 4%ascom5s con la derogacin del estatuto del pen. /espu!s pro2oc a unos demcratas cristianos pregunt3ndoles cmo poda congeniarse la democracia con la religin. -e di2irti ironizando so re el rol de la iglesia ) el .stado. .stu2e rillante, Gmez, me cont. .n ese !nfasis, se esta a luciendo ante /elia$ Le esta a dedicando mi inter2encin, Gmez. Puro %istrionismo, agreg. *K
4uando la discusin se %u o apaciguado ) alguien propuso pasar a los ocaditos ) los drinGs, La 2io que /elia sala al alcn. .ra una de esas noc%es porte1as %5medas ) pega&osas, en las que apenas corre una risa. .sta a muerta de a urrimiento. 6 lo oculta a con una displicencia que forma a parte de su c%arme. #e acuerdo cmo me la descri i La. 6a sa emos que cuando alguien se enamora, al descri ir el o &eto ertico suele patinar en la %ip!r ole. -eg5n La, /elia tena una elleza criolla ) unos modales sutiles que re2ela an uena cuna. Lo de elleza criolla ) uena cuna, La lo di&o imitando un acento ienudo que me %izo gracia. La o ser2 al capit3n, saco azul cruzado con otones dorados, pantaln gris, el 2aso de scotc% con el %ielo tintineando. 6 repar de inmediato en que ese marino con tics de ca&etilla tena, sin duda, que opiar a su mu&er. La mir entonces %acia el alcn. 6 2io a /elia, acodada en el alcn, ofreci!ndole su perfil. (os ten!s unas ganas de que te despeinen, c%iquita, pens. 6 tam i!n ella sali al alcn, a la noc%e perfumada de 4og%lan. Tena que controlarse, pens. <o tena que espantarla, pens. 6, a la 2ez, con el corazn palpitante, supo que &am3s %a a e"perimentado esa confusin que esta a afie r3ndola. 6a esta a mo&ada, Gmez, me confi La. 6 a5n no %a amos cam iado una pala ra. -in sa erlo, el capit3n %a a contri uido a aumentar esa fie re cuando contest a uno de los dardos de La$ 4on ustedes las mu&eres no se puede discutir. <o piensan con la ca eza. 6 con qu! pensamos, lo desafi /elia. Por fa2or, querida, la so r el capit3n como a una inferior. .stamos entre gente e2olucionada. <o re a&emos nuestro intercam io de ideas al ni2el de la mersada. :u ieras estado a%, Gmez, se irrita a La al contarme. :u ieras escuc%ado con qu! desprecio el ca&etilla !se pronunci mersada. (os que sos ca ecita, Gmez, cmo te %a ras sentido. #ir3, nena, la interrump. 6o &am3s %a ra ido a esa reunin. Adem3s, te aclaro, tan ca ecita no so). -, )a s!, lo tu)o es la ficcin. /e %a er sido mu&er, )o %a ra estado perdido por La. 6 si ella %u iera sido un muc%ac%o, me pregunto qu! no %a ra %ec%o para conquistarlo. Pero 2ol2amos a esa noc%e ) el efecto que tu2o en todos nosotros. /elia tam i!n es una ca ecita, Gmez, me di&o La. Pero en ese am iente, a la elleza que cruza lo espa1ol con lo a origen, la llaman elleza criolla. 4uando a los tilingos les gusta algo que puede soca2ar sus pretensiones de fineza lo ele2an con un eufemismo, di&o La. <i ca ecita ni moroc%a, Gmez. Aelleza criolla. 4on una elleza criolla, pens!, se tienen relaciones o se %ace el amor. Para m, /elia era calentura. #e mora por pegarle una uena lamida a esa elleza criolla. .n esa !poca, si no era f3cil para un %om re andar practicando el amor que no se puede nom rar, menos lo era para una mu&er. Las les ianas 2i2an cada %istoria con llu2ia cruel, retorcimiento ) parla sufriente. ?ue las %a a contentas ) desenfadadas, las %a a, pero eran las menos. 6 ninguna se anima a a declarar p5 licamente su tendencia. La eleccin se"ual, como se le dice a%ora. Las %a a en el cen3culo de (ictoria ) tam i!n entre las que i an de izquierdistas. Aoquilla, mirada intensa, 2oz ronca, uno se da a cuenta ) poda intuir qui!n era qui!n. Pero, en la gran aldea, )o no conoca otra como La en la forma de contar lo que senta, lo que pensa a. <er2iosa, %ir2iendo, mareada, porque el amor marea, La sali al alcn detr3s de /elia. 8gnora a cmo a ordarla, pero sa a que !sta era quiz3 su 5nica c%ance. Prendi un cigarrillo ) se acerc a /elia, impostando una sonrisa desafiante$ Te gust!. Logr irritarlos, si era eso lo que usca a, contest /elia. .l perfume de los 3r oles se condensa a en ese alcn que se a ra so re 4og%lan. -opla a un 2iento ti io ) pega&oso. 6 una tormenta i a encapotando el cielo. La sinti un ramalazo de fro, tena las manos %eladas ) %5medas. Pens que si toca a a /elia con esas manos la i a a impresionar. Pero en la sonrisa *9
de /elia le) la e"presin en!2ola ) condescendiente de quien perdona la tra2esura de un c%ico. 7na %endi&a de esperanza para a2anzar. Tuteame, esta a por decirle La, cuando el capit3n la interrumpi$ (amos, querida, le di&o a /elia tom3ndola del razo. Tenemos un trec%o %asta Oli2os. 6 ma1ana tengo que estar temprano en la ase. La se arriesg. .n 2ez de estrec%ar la mano de /elia con su mano fra, se adelant uscando un cam io de esos. 4uando la 2i marc%arse se me estru& el corazn, Gmez. Tu2e que conformarme nom3s con ese eso casto. Poco despu!s se inaugura a en Fitcom una muestra de 4astel, ese truc%im3n e"presionista. :a a m3s arte en una p3gina de +l Ton, que en todos los cuadros que 4astel %a a colgado. La tena que cu rir la inauguracin para el diario. .n el e2ento participa an m3s damas que ca alleros, ni1as de la sociedad ) &2enes promisorios, como se denomina a a la cleresa tilinga que frecuenta esta clase de cele raciones. Lugares comunes$ el tout Auenos Aires se dio cita en esta tradicional galera porte1a, etc!tera. A La le di2erta escri ir estas notas de sociales. Realismo de canap!, deca ella. La tom por sorpresa el saludo de /elia. 4onfundida, reproc%3ndose no %a erla 2isto primero ella, La acept la mano que le tenda. /elia segua trat3ndola de usted, como ol2idando aquel a2ance de La al despedirse en la reunin conspirati2a. Pens! que le interesa a la poltica ) no el arte, le di&o /elia. La al uce$ -e equi2oca. 6o escri o. Poesa. Pero esto) ac3 como cronista. 6o tam i!n escri o, le confi /elia. 4uentos. Pero no me animo a darlos a la imprenta. La se di&o que !sa era su oportunidad$ -i se anima, de mu&er a mu&er, me gustara leerlos. 4on una gente amiga estamos por sacar una re2ista. .stamos preparando el n5mero uno. -i quiere, la in2ito a tomar un caf!. 4omo en una comedia, de nue2o su oportunidad se perda. /os mu&eres se acercaron a saludar a /elia. -e disculp con La ) se apart para con2ersar con las otras. .n ese titu eo, me cont La, lo que importa a era no perder la determinacin. <o le i a a ser sencillo encarar de nue2o a /elia. Antes de que la %icieran m3s a un lado, La se dedic a recorrer la e"posicin tomando notas ) despu!s se marc%. Pero no del todo. Al salir de la galera, camin %acia la esquina ) se apost, 2igilante, esperando la aparicin de /elia. Tu2o suerte. 4omo respondiendo a su deseo, /elia tam i!n sali sola de Fitcom ) camin %acia Plaza -an #artn. La la sigui en la noc%e, pensando cmo e"plicarle la persecucin. =inalmente se atre2i a alcanzarla. <ecesito %a larle, la encar La. 6o s! que puede parecerle un disparate, pero le &uro que nunca me pas esto. -i no quiere lle2arme el apunte, si piensa que merezco un re2!s, d!melo. 6 no 2ol2er! a a ordarla. Pero sepa que desde aquella reunin en 4og%lan no %e de&ado de pensar en usted. 4omprendo que es casada ) que esto puede parecerle una locura. /elia la o ser2a a muda. 4ream!, suplic La. /elia mir a%ora a los costados con temor de ser 2ista. <o s! qu! %acer con esto que me pasa, musit La. /elia sonri con tristeza$ 4omo si )o supiera, querida. La le pidi$ /ame el razo. /os amigas pueden caminar del razo. Tomando la iniciati2a, La la agarr del razo ) cruzaron %acia la plaza. .l profesor Gmez suspira. .sa misma noc%e, tarde, La me cont por tel!fono$ <o sa !s el eso de lengua que nos dimos.
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presuncin doctoral que a 2eces una o ra precisa del des%o&amiento de 2arios almanaques para encontrar finalmente sus lectores. :a r3 quienes se pregunten por qu!, entonces, me animo a re2elar la e"istencia del original despu!s de medio siglo escondido entre mis papeles. .l 2er o re2elar de e ser entendido tam i!n en el sentido fotogr3fico. ?uiz3s esta noc%e no sea otra cosa que un sumirse en la oscuridad del la oratorio ) descifrar el sentido de las estampas que /elia escri i impulsada por el motor de dos pasiones. La literaria ) la otra, el estmulo que represent La en esos meses de escritura encendida. (o) a referirme m3s tarde a la co arda, mi co arda, ) so) consciente que asumirla no representa ning5n cora&e redentor. Asumir que se es un gallina no lo redime a uno. /e&emos entonces para m3s adelante la moti2acin que me o lig a mantener en la clandestinidad estos originales. <o so) )o el protagonista de esta %istoria. .s este original, son sus p3ginas, algunas manuscritas, otras mecanografiadas, con sus correcciones ) enmiendas al margen, par!ntesis, tac%aduras, notas al pie, lla2es ) flec%as que ordenan una lectura al dorso, donde una apostilla procura ec%ar luz so re un p3rrafo, la discusin de un ad&eti2o, como si en esto le fuera la 2ida a /elia. <o es para menos, me digo desde esta perspecti2a que concede la edad$ /elia era consciente de la fugacidad de todo ad&eti2o, tanto en la prosa como en la e"istencia. :a) que fi&arse en cmo estructura /elia sus captulos, dice el profesor. 4ada uno con un ttulo alusi2o al uni2erso campero, se organizan alrededor del mismo ), a la 2ez, este elemento resulta significante. M6eguaN, titula /elia, ) alude al deseo copioso de su %erona. MGalopeN, titula, ) alude a una montada en cuatro patas. /espu!s titula MRiendasN, ) es el turno de e"plicar qui!n mane&a la situacin. .n cada caso, /elia &uega con la am igJedad que otorga el elemento apostando al do le sentido. A diferencia de tanta no2ela ertica traducida en .spa1a, /elia no a usa de t!rminos como grupa, n!ctar, gara1n ) ariete. Prefiere emplear una prosa que, con economa de recursos, dosifica los e"cesos deporti2os de toda descripcin amatoria. #ientras a2anza en esas escenas, /elia seme&a una colegiala aplicada con esmero a una composicin. 4ada uno de esos ttulos responde a la nomenclatura de un territorio que es m3s su &eti2o que geografa de lo pampeano. La inclusin del desierto, salta a la 2ista, e"presa sin 2acilaciones su deseo reprimido, la urgencia de 2astedad. 7na caracterstica del te"to es su %i ridez. 4omo los li ros fundacionales de nuestra literatura, se define por la dificultad de ce1irse a un g!nero. La lengua del maln es, como di&e, una no2ela li ertina construida por acumulacin de estampas. Pero cada estampa funciona como un relato que puede leerse independiente, aunque referido siempre, como una tentacin a la cual la autora no puede resistirse, a la misma par3 ola. La fantasa de /elia se des oca, se ramifica, pero el te"to con2erge, capric%oso, %acia una ontologa de lo reprimido atra2esando esa frontera que es tam i!n la lnea de fortines que separa la ci2ilizacin de la ar arie. Al atra2esar esa frontera, la zan&a que mand ca2ar la cristiandad para separarse de lo otro, La lengua del maln resignifica la zan&a, ) no se me escapa la poli2alencia del t!rmino, al cargarla con un erotismo desaforado. .n este aspecto, la o ra de /elia tam i!n participa del ensa)o. .l relato a re con la tra2esa de / ) el (aroncito, &unto con otras mu&eres, camino a =ortn 4aranc%o. 7nos pocos carretones 2igilados por unos &inetes escasos cruzan la pampa, ese oc!ano. La marc%a se %ace lenta, sufriente. Aunque las pasa&eras 2ia&an alance3ndose como en un arco des2enci&ado, est3n acostum radas a durezas m3s terri les. -in em argo, este destino no se parece en nada a lo que tienen sufrido. :a) una mulata urugua)a que supo atender una pulpera en los pagos de #erlo. Tam i!n, dos %ermanas andaluzas que dicen %a er sido artistas del cupl!. 7na paragua)a que cara&ea en guaran contra sus %uesos doloridos. <i aun despu!s de que le pasara por encima un centenar de reclutas, casi desco)unt3ndola, los %uesos la tu2ieron tan a maltraer. :a) tam i!n una mocita napolitana que 2ia&a %undida en sus pensamientos. #3s tarde las otras compro ar3n que es muda. Tres o cuatro c%inas, con sus cras adormiladas, tam i!n se %an acomodado a los codazos en los carretones. /esgre1adas, %ediondas, sir2en de consuelo al orgullo de las otras, aunque ese 2a crucis las iguale a todas como mu&eres )a de frontera. ;*
.n un alto del camino, mientras se refrescan en una aguada, / se acerca a las c%inas para ofrecerles a)uda con la prole. 4omo ella, las c%inas se %an enganc%ado en este 2ia&e con terneros al pie. A las c%inas les asom ra el parecido entre / ) el (aroncito, a quien toman por su %ermano. 4uando ella e"plica que el (aroncito es su %i&o, que 2ia&an a encontrarse con su marido ) padre, el 4apit3n, el asom ro de las c%inas se 2uel2e respeto. / mira a su alrededor, respira, %uele. .l sudor de la ca allada se alquimiza con el perfume ti io de los pastizales. 7n 2iento caliente agita la lona de los carretones ) despeina al (aroncito. -in darse muc%a cuenta, / se %a ale&ado de la cara2ana, e ria de inmensidad. .l 2iento, ese 2iento caliente que )a es presagio, la atrae ) la en2uel2e. .lla es el 2iento. Apartada de los carretones ) la ca allada, como ol2idada de s misma, murmura casi en un rezo$ MLas armonas del 2iento dicen m3s al pensamiento que todo cuanto a porfa la 2ana filosofa pretende alti2a ense1ar. ?u! pincel podr3 pintarlas sin deslucir su elleza. ?u! lengua %umana ala arlas.N 7na 2oz la o liga a 2ol2er en s. .s el (aroncito. La cara2ana se apresta a reanudar la marc%a. ?ueda toda2a una &ornada por delante. .l calor calcina durante el da ) el fro congela por las noc%es. <o %a) mu&eres en =ortn 4aranc%o. .se contingente responde a una ocurrencia del 4apit3n para impedir que la soldadesca deserte. <inguna se esperanza con la suerte que les aguarda. Aquellas que, como las cupleteras, fa ularon con e"traer alguna ganancia de esta a2entura, pronto empiezan a desilusionarse. #3s les %a ra 2alido pro ar suerte en otra parte. (ia&an todas calladas. Pronto %a r3n de sacudirse la modorra. 7n &inete 2iga que ca alga adelantado a la cara2ana di2isa una gran pol2areda en el %orizonte. Tira de las riendas el soldado. 4la2a los talones. 6, con el a2iso de maln, 2uel2e a todo galope, %acia los carretones. 7n teniente manda apearse ) distri uir los carretones como defensa. 7n sargento ordena a los %om res que presten su uniforme a las mu&eres. /e este modo, la indiada pensar3 que son m3s los efecti2os que protegen la cara2ana. .n menos de lo que canta un gallo, / se encuentra en pa1os menores, poni!ndose una casaca. -us encantos, aun frente al peligro, no se le escapan a esos %om res que cargan las cara inas. 7n ca o le entrega un re2l2er. Las c%inas son las que agarran las armas con m3s %a ilidad. 7n alf!rez controla las posiciones de defensa. ?ue no malgasten municin %asta tener a tiro a la indiada, ordena. :a) que 2er la descripcin que /elia compone con el a2ance de la indiada, un tornado que 2a creciendo desde el %orizonte, o ser2a el profesor. 6 da 2uelta una %o&a de la carpeta. .ncogida tras la rueda de un carretn, / a raza al (aroncito ) amartilla el re2l2er. Los aullidos ) el galope est3n cada 2ez m3s cerca. / mira paralizada esos sal2a&es fusionados con sus ca allos. 6 siente que su corazn tam i!n galopa con esa manada de centauros. Pic%im3n, o)e maldecir a un milico. Al or este nom re, / cree %a er sido la destinataria de una contrase1a. Pic%im3n es el &o2en capitane&o que, a la ca eza del maln, ca alga desafiando los tiros. Pic%im3n es in2ulnera le. Pic%im3n no se detiene aun cuando a sus costados caen derri ados sus guerreros. / 2e 2enir a Pic%im3n ) sostiene el re2l2er con las dos manos. Apunta. 7nos metros separan al indio ) su tacuara de la mu&er que se afirma para %acer puntera. La accin refle&a no los cuerpos, la tensin de ner2ios ) m5sculos, sino la mirada de / encontr3ndose con la mirada del indio. #3s tarde / %a r3 de preguntarse por qu! en ese instante, teni!ndolo a tiro, no gatill, anticipa el profesor. Pero, una 2ez m3s, aunque la tentacin me in2ade, no quiero adelantarme a los %ec%os. ;;
Al principio, con una o sesin por la acuarela que a andonar3 m3s tarde en funcin de las acciones, /elia se insin5a m3s preocupada por la pintura del am iente, inquietud tpica de ese g!nero que llamamos no2ela %istrica, como si toda no2ela no lo fuera. La indiada, se da cuenta /, no andara ro ando ni carneando %uincas si los pulperos no les compraran los cueros. 4orresponde a%ora una nota al pie, dice el profesor. -i la indiada se 2ol2i %ostil, se de e a que aprendi los mane&os de los conquistadores. Los almaceneros le contagiaron sus argucias, las tretas del comercio ) la especulacin. Los militares, a su 2ez, le ense1aron la ferocidad, la tortura. / se 2a enterando de las penurias de esta 2ida en el desierto. 7n pastizal quemado. 7n ro o de reses. 7na patrulla em oscada. 4enizas en el 2iento. Las descripciones de la 2ida en el fortn, se ad2ierte, pro2ienen de una i liografa so re la conquista del desierto que /elia consulta ) emplea seg5n la trama se lo pide. /elia se documenta en crnicas, testimonios, diarios de campa1a, 2ol5menes di2ersos del 4rculo de Oficiales. Al rato de entrar en su narracin nos damos cuenta de que su inter!s narrati2o se %a apo)ado en lo documental simplemente como pi2ote para la imaginacin. Pasadas las primeras p3ginas, a andona la fidelidad %acia el documento. 4omo a su %erona, al internarse en el desierto, la gana el atracti2o de lo desconocido. 6 al de&ar atr3s el documento, /elia e"perimenta el 2!rtigo de la fantasa ) su poder. .s impro a le que %a)a ledo M.l deseo de ser indioN de @afGa$ MA%, si se pudiera ser un indio, siempre alerta, ca algando so re un ca allo 2eloz, a tra2!s del 2iento, constantemente sacudido so re la tierra estremecida, %asta arro&ar las espuelas, porque no %acen )a falta espuelas, %asta arro&ar las riendas, porque no %acen falta )a las riendas, ) no se 2e m3s que el campo frente a s, una pradera rasa, una e"tensin pelada, )a sin las crines ni la ca eza del ca alloN. -eg5n Falter Aen&amin, @afGa escri i ese deseo de ser indio %acia el a1o diez, en una !poca de gran tristeza. @afGa, sa emos, nom ra a sus %!roes, que son siempre el mismo, con una inicial, siempre la misma. @afGa se dirige a s mismo con el susurro de esa inicial. Le asta una letra para con&ugar toda la pena del mundo. Por qu! no pensar entonces que, en otra geografa, en otro tiempo, /elia realiza un procedimiento similar. /elia fi&a el fortn en una a2anzada. Los recursos para la tropa %am rienta ) mal entrazada tardan en arri ar desde Auenos Aires, la ciudad puerto, %asta la frontera. 4uando, despu!s de meses, un turco custodiado por unos pocos &inetes uniformados con %arapos se arrima a =ortn 4aranc%o con la paga, esos sueldos que de golpe parecen una fortuna apenas si le alcanzan al po re milico para pagar lo que adeuda en la pulpera. 4on unos patacones misera les de er3 el milico apro2isionarse de un &a n, ta aco ) aguardiente. / se sa e e"tran&era ) calcula que seguir3 si!ndolo por m3s que se esfuerce en acostum rarse a las miserias cotidianas del fortn. /el mismo modo que /elia denomina al cn)uge de su %erona por su &erarqua militar, otorg3ndole una categora em lem3tica, ) al referirse al %i&o lo llama siempre el (aroncito, 2o) a%ora a detenerme un instante en el nom re del fortn. .l caranc%o es un a2e de rapi1a, de la familia de los falcnidos. Tiene el pico alargado ) el torso alto. -e alimenta de insectos ) peque1os roedores. Por otro lado, 4aran /R:ac%e es el seudnimo de .mmanuel Poir!, un di u&ante franc!s, precursor del comic, que muri a comienzos del siglo pasado. -us ilustraciones circularon, muc%as 2eces sin firma, en distintas re2istas de nuestro pas. /os intenciones de /elia entonces$ a- definir un espacio militar con el nom re de un pa&arraco, ) .- aludir a un g!nero menor, perif!rico de la alta cultura. <o digo que /elia fuera consciente de su apuesta literaria. /igo, simple ) llanamente que, si ien ella poda no tener en cuenta los elementos que emplea a en su creacin literaria, !stos se distri u)en a lo largo ) a lo anc%o de estos originales e"pandiendo su polisemia. -i de polisemia se trata, /elia tampoco pudo suponer que su escritura permanecera m3s de medio siglo cauti2a. 6 que, a su 2ez, sometera a alguien al cauti2erio. Porque )o, que fui su guardi3n, tam i!n so) su cauti2o. La primera creacin literaria de esta tierra, a comienzos del mil seiscientos, la %istoria de Luca #iranda raptada por el cacique -iripo, es el relato de una cauti2a escrito por un conquistador, Ru) /az de ;>
Guzm3n. 7n mito que lograra, siglos m3s tarde, su representacin teatral con2irtiendo a la %erona en una c%arlatana de feria con atri utos rom3nticos. 4on2engamos entonces, propone terminante el profesor, que nuestra %istoria literaria se inaugura con un secuestro. 6, a la 2ez, con un escamoteo de la 2erdad. .l secuestro es, en realidad, la pr3ctica de los conquistadores. /esde :ern3n 4ortes secuestrando a #octezuma, esta pr3ctica pareciera nuestra m3s pura ) aut!ntica %erencia cultural de la madre patria. La rgentina manuscrita, as se llam la crnica de Ru) /az de Guzm3n. .l te"to deam ula a tra2!s de copias ) reci!n acredita 2alor para la imprenta dos siglos m3s tarde. .l mito reco ra 2igor con el unitario .c%e2erra. -u cauti2a es una m3rtir desgre1ada que, empu1ando un cuc%illo, se mue2e agazapada entre las cortaderas, queriendo sal2ar a su enamorado prisionero. Adem3s de impro a le, difcil de creer la a2entura de esta cauti2a %uidiza, desafiando tanto el peligro como las fuerzas de esa naturaleza sal2a&e con tal de sal2ar a su partenaire ru io. .scrita a contrapelo del tpico de la cauti2a, lo que sugiere La lengua del maln es una lectura distinta del mito. #inga de rescate ru io. <o ca e duda de que, para /elia, la elleza criolla, escri ir esto era un al oroto de sus sentimientos. 6 La, al estimularla, tena plena conciencia de aquello que /elia esta a 2i2iendo. Porque /elia 2i2a cada una de las pala ras que escri a. /elia es esa letra que se esfuerza, contenida, en una caligrafa proli&a, temerosa de lo que e"perimenta cada 2ez que empu1a la lapicera. 6 lo mismo le ocurre cada 2ez que martilla la m3quina de escri ir. La lapicera es un arma lanca. La m3quina es un arma de fuego. A qui!nes esto) matando, le pregunt /elia a La. La le contest$ Por qu! no te pregunt3s a qui!n est3s pariendo. Todos estos a1os, guardi3n ) cauti2o de esta escritura, a%ora me impongo li erarla, li erarme. Pero entonces qu!. ?u! me queda, qu! quedar3 de m. :acerme cargo de que estas pala ras que fueron, en un sue1o, mas, )a nunca 2ol2er3n a serlo. 4ompro ar que la letra, si una 2enta&a tiene so re la sangre, es que no coagula. La letra no cicatriza. A), /elia, se permite aflo&ar el profesor. A), /elia. Por qu! )o. /espu!s de esta noc%e, cuando esta carpeta se di2ulgue, )a no ser! el mismo. .sto) dispuesto. -e dice que para los suicidas no %a) peor %ora que la del atardecer, con esa melancola que todo lo apaga, oscureciendo el cielo como para siempre. -in em argo, el gauc%a&e no se inclina, por m3s que la melancola oprima, a quitarse la 2ida. .n parte porque el suicidio se reputa como una flaqueza indigna en quienes est3n acostum rados a no retroceder frente al peligro. 6 en parte tam i!n porque el gauc%a&e, supersticioso ) cre)ente, califica el suicidio como un descarro moral. .n esa supersticin criolla %a) que considerar la luz mala. Al suicida le est3n 2edados el responso de un cura ) la tum a en el camposanto. -u destino es la 2agancia en la soledad nocturna de la intemperie. Para la milicada de los fortines, la angustia no 2iene con la cada de la tarde sino con el amanecer$ la amenaza de maln. .l cielo se ensangrenta ) parece anunciar, en 2ez de un da nue2o, el 5ltimo. Para /, en cam io, no %a) infierno como la siesta, ese tiempo que se detiene ), amodorr3ndolo todo, se presta para los pensamientos inconfesa les. -i %u iera al menos un curita en =ortn 4aranc%o, piensa /. Pero, de %a er un curita cerca, qui!n sa e si / se animara a contar las im3genes que se le cruzan por la ca eza, im3genes en las que ella se entrega a placeres que le a2ergonzara nom rar, si es que tienen nom re. .n la siesta, apenas a&a los p3rpados, / siente que esas im3genes esta an esper3ndola. .l maln 2enciendo la resistencia de los soldados ) alz3ndose con las mu&eres. Todas ellas, despu!s, desnudas, re2olc3ndose en una tienda. Las cupleteras aplaudiendo a la mulata que se enreda lasci2a con la mudita ;'
napolitana. La paragua)a, enred3ndola con sus caricias, no se queda atr3s. Alguna de las c%inas la empu&a para integrarla en esa orga. .n la ci2ilizacin, / no se %a ra atre2ido a sumarse a esta cele racin del amor s3fico. Pero aqu se siente a gusto en este 2!rtigo que le inaugura un goce animal. 4uanto m3s la incitan esos cuerpos femeninos sudorosos, m3s goza / el aquelarre, lanzando espuma caliente de las entra1as. .s en esta parte del sue1o cuando entra en escena Pic%im3n, sonriendo lasci2o, dispuesto a poseerla con el mpetu de un fauno. 4uando despierta, a su lado tiene al (aroncito, que duerme como un 3ngel. 7na uena esposa no de e so1ar estas cosas, se persigna /. 6 menos una madre. / quiere rezar, sus la ios sila ean el credo, pero sus pensamientos est3n desatados ) no consigue ale&arse de los remezones del sue1o que parecen continuar en la atmsfera silenciosa de =ortn 4aranc%o. .n qu! lengua contar lo que imagino, se pregunta /. <o en la lengua de los cristianos, se dice. 7no ) otro da, a la %ora de la siesta, / intenta en 2ano un sue1o 2aco de esas im3genes. La carga del maln, los aullidos, el galope desaforado, las lanzas. 4uando / se acuerda del ataque de la indiada a los carretones, en su memoria no pesa tanto el tem lor del (aroncito a su lado como esa energa fulminante que une, como una a a incandescente, sus pupilas con las del sal2a&e. Por qu! no le %a r! disparado, se pregunta /. 6, en lugar del credo, su en a su oca estos 2ersos$ M/nde 2a. /e dnde 2iene. /e qu! gozo pro2iene. Por qu! grita, corre, 2uela, cla2ando al ruto la espuela, sin mirar alrededor.N / aparta al (aroncito de su lado. Tiene ganas de llorar, pero tam i!n de tocarse. 6 con l3grimas, se toca murmurando$ Pic%im3n. -iempre, al cerrar los o&os, 2uel2e el miedo. Por un instante, / se da cuenta de lo que ese miedo tiene de atroz. -a e que, si cierra los o&os, las criaturas del sue1o la 2igilan. Para no sentirse 2igilada de e permanecer despierta. Pero, despu!s del placer, una flo&era le gana el cuerpo ) %ace que sus p3rpados caigan pesados como telones. /espu!s del !"tasis, se 2a %undiendo en un sue1o que anega el deseo ) su culpa. A su lado, el (aroncito duerme. .l 4apit3n le tiene pro%i ido su ir al mangrullo. /nde se %a 2isto que una mu&er su a, la increp. .l cielo, le contest ella. ?uiero 2erlo de m3s cerca. .l desierto es el silencio. 6 el silencio es el 2iento. .l 2iento de la frontera. .n el silencio / cree escuc%ar el grito del sal2a&e, pero tam i!n el su)o, alarido de orgasmo, de %erida ) de placer, que ensordece todo recato, que intimida ) li era. Pero el 4apit3n no la de&a su ir de nue2o al mangrullo. <o, no es un grito. .s el 2iento. Tiene razn el 4apit3n, piensa /. -i 2ol2iera a su irme, gritara ese nom re. /elia narra una sola cpula entre / ) el 4apit3n. .s de madrugada, cuenta el profesor mientras usca en la carpeta. .l fortn est3 sumido en la quietud que precede la aurora. .n la cama matrimonial, apretando los p3rpados, / murmura$ Pic%im3n, como en un con&uro. Pic%im3n. 43lmese, mu&er, la palmea el 4apit3n, trat3ndola como a un tagarna. .s una pesadilla, &oder. ;D
/ a re los o&os, cuenta el profesor. :asta a%ora, en el lec%o con)ugal, %a sido siempre el %om re quien toma la iniciati2a. Pero esta madrugada es / la que a2anza con la oca, las caricias. .l 4apit3n no est3 acostum rado a seme&ante 2e%emencia, m3s propia de una ramera que de una mu&er decente. Pero la carne es d! il. / pretende dilatar el coito, e"traer el m3"imo de goce. Ten!s la fie re, le dice el 4apit3n. 6, frustr3ndola, a andona el lec%o. .nconado, se calza las otas, la casaca ) un ponc%o. Prefiere %acer una ronda antes que satisfacer a su mu&er$ ?ue no se diga, masculla. /, a2ergonzada, &unta los muslos, se co i&a. /a 2ueltas en la cama sin conciliar el sue1o. .ntonces, desde afuera, le llegan las 2oces de alarma. rdenes, carreras, el sonido met3lico de las armas, c%illidos de mu&eres. .l (aroncito corre a refugiarse en sus razos. Lo sa emos, dice el profesor. La fie re que padece / no es la fie re que le supone el 4apit3n. -u fie re no es esa dolencia in2entada por el mac%ismo positi2ista. -u fie re es otra. /e lo que se deduce que el rapto, como 2eremos a continuacin, no slo es el secuestro que lle2ar3 a ca o Pic%im3n en el captulo siguiente, durante un nue2o ataque del maln. .l rapto es tam i!n el de la inspiracin que ataca a /elia al escri ir su te"to. 6 este rapto, el de la inspiracin, tam i!n se inscri e dentro de un cauti2erio$ el que La e&erce so re /elia. .l cauti2erio, como leitmoti2, nos permite enfocar, adem3s de la o ra, a los persona&es 2i2ientes que conocimos a /elia. La, cauti2a del deseo que le despierta su amada, la induce a esa escritura$ despierta su inspiracin. 6, a su 2ez, de2iene cauti2a por la ficcin de /elia. Por lo general, /elia escri e con una pluma fuente. -lo despu!s de re2isar el captulo terminado emplea la m3quina de escri ir. A medida que a2anza en su %istoria, /elia siente una compulsin cada 2ez ma)or %acia la pluma fuente. .sta corriente que le e"ige escri ir es la misma que el indio despierta en su %erona. Al respecto, /elia escri e todo un captulo, titulado MLa pluma del indioN. 4omo suele sucederle, una 2ez pasado a m3quina, /elia 2uel2e so re el te"to ) lo pue la de tac%aduras, correcciones, notas laterales. .l &uego de pala ras, acepta /elia, no es ning5n &uego. A medida que esta fuerza %a ido gan3ndola, )a no respeta un %orario fi&o, las ma1anas, para escri ir. 4uando no puede contenerse, se sienta en una plaza, en una confitera, o usca el primer mostrador a su alcance, sea el de una lec%era, de un correo o una sucursal de anco. .l lugar en que escri e tam i!n influ)e. -i /elia escri e en una plaza, el aire li re le inspira una ilusin de tierra adentro. -i el am iente es el de una confitera, las cortinas ) los manteles le sugieren un espe&ismo de alco a. .l mostrador de m3rmol de una lec%era le irradia la frialdad para corregir, el de un correo le suministra la perspecti2a para &uzgar la distancia entre el paisa&e ci2ilizado ) el destino remoto del 5ltimo puesto de frontera. 4uando, un medioda, entr a escri ir en una sucursal del Aanco <acin, despu!s nos coment$ .scri ir es gratis. La, queriendo atenuar el sarcasmo, le a2is$ Guarda, que todo contento se paga, querida ma. 6 agreg$ .n especial, lo que m3s nos gusta. -i cuando empez a escri ir su ficcin, /elia pensa a que su escritura era una forma de consagrarse en silencio a su amor por La, cuando la escritura fue adquiriendo independencia, escri ir )a no era escri irle a La. A%ora, escri ir era escri irse. Precis3s un cuarto propio, le di&e )o una 2ez. <o pod!s andar por a% como corresponsal de tu inspiracin. #i cuarto propio so) )o, me contest. Los te"tos consagrados de nuestra %istoria, la poltica ) la literaria, como si una ) otra no fueran la misma, son te"tos mac%os. Te"tos milicos, digamos. -e me dir3$ la nacin se esta a for&ando. :aca falta ca algar sa le en mano ) a degJello. Los grandes te"tos poronga. Lo que escri e /elia se opone a la tradicin fundadora. ;H
-e me dir3 que el tono que adopto para referirme a la %istoria de estas po recitas tortis ) de este te"to es panfletario. Todo lo que tena para perder, lo perd o me fue arrancado. Lo que me queda ) no resigno es este tono. Acaso %a) otro tono posi le para las 2ctimas. 6 a%ora quiero referirme a la elleza de las 2ctimas. ?ue no se traduzca mi pensamiento como elogio del masoquismo. La ) /elia son ellas en su modo de arro&arse en razos de un amor pro%i ido, una pasin que 2iolenta el se"o reglamentado para las mu&eres de la gran aldea. <o se trata ac3 del cruce entre #ontescos ) 4apuletos locales, unitarios ) federales. .l frenes que arrolla a estas dos mu&eres supera las con2enciones del olero. <o se trata tampoco de elleza fsica$ la dama criolla ) la &o2en &uda, dos paradigmas est!ticos. Lo que realza la %ermosura de su pasin no es la 2estimenta, la prestancia de un calce, la cada de un escote, un rouge corrido, sino aquello que no se dice, lo que se calla. #3s tarde, como se dira en una no2ela, tiempo despu!s, una tardecita en el Tigre, despu!s de una siesta trrida, las dos oca arri a en el colc%n, desnudas ) empapadas, refiri!ndose a aquel primer eso de lengua en la plaza, /elia %a ra de confesarle a su amada$ 6o tem la a como una endita. 4omo una maldita, la corrigi La matando un mosquito. Porque desde ese eso, le di&o, est3s maldita. Para siempre. /elia lo sugiere todo el tiempo$ la pampa es un concepto ntimo que e"cede, en su 2astedad, la nocin c%ica del mundo que tienen sus %a itantes. .s m3s$ lo que /elia dice es que %a) que ser de afuera para comprender esta idea de 2astedad. 4omo )a di&e, cada ttulo en La lengua del maln tiene una connotacin ertica$ MAoleadorasN, MLanzaN, MGritoN, M4arneN, MPol2oN, MAguardienteN, M(ientoN, M:orizonteN, M4imarrnN, MPotroN. /elia no es a&ena a lo que %a) de pro2ocacin en su te"to. 6 lo e"plota. .n MAoleadorasN, por e&emplo, descri e con una o sesin de entomloga los testculos del indio compar3ndolos con los de su esposo, el 4apit3n. (eamos. /elia esta lece un parangn entre los testculos del indio, a la intemperie, acostum rados al contacto con el ca allo, al montar en pelo, con los testculos a rigados en calzn ) pantalones del uniformado. Los testculos del indio, apunta /elia, tienen una rudeza superior. :a) fuego en esos testculos, o ser2a. /elia desconfia a de otra lectura que no fuera la de su amiga. -i recurrimos a la gen!tica te"tual, como se le dice a%ora, compro aremo s que, %asta encontrarse con La, su concepcin de la literatura era astante ingenua. A decir 2erdad, de no %a er sido por La, ella no %a ra pasado de la pu licacin de alg5n soneto 2agamente melanclico en un rotogra ado ) de unos cuentos en un 2olumen para sus amistades. =ue la irrupcin de La en su 2ida lo que cam i su Celtansc%auung. .l %allazgo impre2isto del amor s3fico, toda una diferencia a lo que esta a acostum rada, fue trueno ) rel3mpago. La, como digo, la alenta a a escri ir a%ora ese li ro que, en trance, da a a luz. ?ui!n si no La poda comprenderla en esa 5squeda que no era slo literaria. 4on seguridad, ninguno de los que integra an el s!quito de (ictoria. 6 muc%o menos, la mandam3s de %ig% class. Adem3s, a (ictoria, una sal2a&ada como La lengua del maln le %a ra causado urticaria. Porque /elia, al in2estigar la atraccin de lo sal2a&e, lo que plantea es la represin de la se"ualidad ci2ilizada, una ar arie encu ierta. La me cont por entonces lo que e"perimenta a /elia con la escritura. Le produca taquicardia ) terror esa escritura fuera de s. #uc%as 2eces, me cont La, /elia pens en consultar un psiquiatra. Lo tu)o no se arregla ni con electros%ocGs ni con pastillas para dormir, le di&o La. <o sos 2os la enferma. -on los otros. Pero le da a goce tam i!n, ) lo e"plico a%ora$ .l goce de lo crudo. Porque /elia no elige las pala ras. -on esas pala ras crudas las que la eligen a ella. .sas pala ras que, para los mandarines 2ern3culos, eran procaces, soeces, astardas. Para compro arlo alcanza una descripcin, esa que /elia %ace de su %erona, las ancas llagadas de montar en pelo, el disfrute ena&enante de ese dolor. /e e %a er sido por esa !poca. 7n atardecer, 2enamos caminando con La por A2enida de #a)o cuando di2isamos a /elia, a lo le&os, 2iniendo en nuestra direccin. ;K
-e %a a cortado el pelo a la garSon, traa un tapado marroncito oscuro ) unos zapatos de taco a&o. Aa&o el razo lle2a a una carpeta celeste, esta misma, toda2a incompleta. ?uiz3s %aca unas semanas que no nos 2eamos. #e llam la atencin su flacura atormentada. #ientras /elia se nos acerca a, La coment$ #ir3 2os, una som ra doliente. .ntonces me re. :o) me arrepiento. .l origen de /elia se remonta a la Patagonia, a 4a1adn :uelc%e. La estancia, que 2a a ocupar otra de mis digresiones, esta a le&os del fortn, a tantas leguas del fortn como de la mano de /ios. .sto) %a lando de fines de otro siglo, antes del 4entenario. Por esa !poca los estancieros a5n ofrecan recompensa por cada indio muerto. .ra frecuente que los cazadores de indios se aparecieran por las estancias tra)endo una olsa con los testculos de sus presas. 7n par de %ue2os, un infiel menos. Pero aun as la indiada se a2entura a cada tanto %asta el casco de la estancia. 4uando los patrones ) la peonada malicia an la 2enida de los indios, se encerra an en el stano. Aa&o tierra se reproduca la construccin. Al a&ar, da a la impresin de que ese su suelo se prolonga a m3s all3 del permetro de los cimientos. :a a t5neles, pasadizos. Poda orse el eco de los propios mo2imientos perdi!ndose en los confines de una oscuridad que aterra a. <o %aca tantos a1os que %a a terminado la conquista del desierto. -in em argo, indios so re2i2ientes de distintas tri us se %a an &untado para asolar las estancias. Al ad2ertir la cercana de la indiada, ) antes de encerrarse en el stano, %om res, mu&eres ) c%icos disponan fuera del casco pan, galleta, ta aco ) aguardiente. /espu!s tra a an puertas ) 2entanas, a&a an al su suelo ) espera an, los %om res con rifles ) re2l2eres cargados ) listos para tirar, las mu&eres a razando sus cras, contando cada segundo. .n la profundidad apenas iluminada por una 2ela, las siluetas alertas se confundan. 6a poda orse el ruido de la indiada$ galope, gritos ) relinc%os. .sta escena se repeta un par de 2eces al a1o. -i los propietarios de la estancia no dispara an al acercarse la indiada, se de a a su inferioridad num!rica. 7na 2ez agotadas las municiones, cuando la luc%a deri2ara en un cuerpo a cuerpo, no resistiran demasiado. La indiada tampoco se atre2a a malonear como antes, cargando con lanzas ) oleadoras so re los cristianos, arrasando cuanta 2ida %umana encontrara a&o las patas de sus ca allos. /e atacar la estancia, los indios sa an que, tarde o temprano, el e&!rcito cargara otra 2ez so re ellos en una e"pedicin de e"terminio. /e modo que esta escena, la indiada acec%ante ) el susto de los %uincas, era para am os la representacin teatral de un pasado de !pica recproca. La indiada sa a anunciar su llegada, dando tiempo a la estancia para de&ar a&o la galera ese tri uto t3cito. Por lo general, la carga so re la estancia tena lugar antes del medioda. -e marc%a an como %a an 2enido, en una nu e de aullidos ) corco2eos. 6 despu!s de cuatrerear algunas ca ezas, se esfuma an por un tiempo largo. 4uando el peligro %a a pasado, los cristianos su an con las armas amartilladas para acri illar a aquel indio que %u iera quedado, orrac%o ) tam aleante, 2agando por los alrededores. Las mu&eres, toda2a escondid as, sentan que el alma les titu ea a en 2ol2er al cuerpo. =ue en una de estas e"cursiones de la indiada, la 5ltima, seg5n le cont /elia a La, que en un rincn de la galera los cristianos encontraron, en2uelta en un ponc%o, una criatura de meses. A las mu&eres les llam la atencin que la criatura no llorase. La llamaron Pic%i, conta a /elia. #ientras estu2o a cargo de unos puesteros. /espu!s, cuando los patrones la 2ieron crecer ) decidieron adoptarla, fue #ilagro. #ilagro mereci una institutriz inglesa, trada desde -out%ampton al fin del mundo. Aprendi perfectamente el franc!s, adem3s de dominar el ingl!s. <o le fueron a&enos ni el lu&o ni los 2ia&es. .l patrn no tena descendencia. -u mu&er, una 2asca enfermiza, se consuma entre fie res ) toses. Pudo %a er un esc3ndalo cuando el patrn, durante uno de sus 2ia&es largos a Pars, em araz a #ilagro. Pero la moral ) las uenas costum res pudieron m3s. La parturienta muri despu!s de dar a luz una nena. 6 !sa fue mi madre, di&o /elia. ;9
#e parece oportuno aclararlo$ /elia no pro2ena de un am iente de intelectuales ricos donde ciertas transgresiones, si ien protegidas por el poder del dinero, son toleradas como di2ertimentos a la Aloom s ur). Pro2ena de una familia terrateniente, s, pero las o2e&as de la estancia )a no da an para institutrices rit3nicas. Apenas cumplidos los 2einte, %a a contrado enlace con un marino que conoci en un 3gape na2al en la ase de Puerto Aelgrano. 4uando /elia se em araz, el matrimonio resida en Oli2os. 6 el 23stago, como corresponda, fue inscripto en un colegio ingl!s %asta que tu2iera edad para entrar en el Liceo <a2al. -i el qu! dir3n preocupa a a /elia, no era por las consecuencias que pudiera pro)ectar so re la carrera de su marido. Por quien tema era por su %i&o, ese %i&o que tena reser2ado un destino de fragatas. -i ien es cierto que, m3s tarde, /elia se decidira a escapar con La a Pars, no lo es menos que tomar esa determinacin les cost a las dos con2ersaciones largas, %irientes las m3s de las 2eces. -eg5n La, si /elia quera que #artn fuera distinto del padre, esa %uida a Pars le se1alara otras alternati2as de e"istencia. Por amor al nene, a%ora de a renunciar a !l. Pero falta toda2a para que /elia adopte esta determinacin. .stamos reci!n en los preliminares del conocimiento entre am as. (os 2ieras lo que es el pi ito, me coment La unas semanas despu!s de iniciado el romance. ?ue /elia le %u iera presentado a su %i&o cuando La a5n no me %a a presentado a la madre, a m me da a pica. 4asi tanta pica como que mi amiga del alma estu2iera 2i2iendo ese apasionado romance mientras )o continua a mortificado por los de2aneos de ese preceptor del colegio que 2acila a entre su no2ia ) el amor que no se puede nom rar. .l muc%ac%o, como )a di&e antes, me someta a un desplante tras otro ) )o procura a anestesiar las %eridas con el fisicoculturista cincuentn de -an =ernando. 4uando sufrimos por amor la dic%a de los otros, aun incompleta, lo 2uel2e a uno esc!ptico ) rencoroso. /elia le present el nene en :arrodRs. Las dos %a an quedado en tomar el t!. La nunca imagin que /elia fuera capaz de seme&ante acto de arro&o, 2enirse con el %i&o. Te &uro, Gmez, me cont despu!s, que durante unos minutos tu2e un estremecimiento. #e sent impura. #e sent impune. /elia se esta a &ugando algo m3s que el %onor de su marido capit3n, algo m3s que su propia posicin social. 4on una ternura inaudita, agreg$ .se nene tan &uicioso, tendi!ndome la mano, un ca allerito. Le tra&e lo que esto) empezando a escri ir, di&o /elia, con una sonrisa ama le, apelando al usted para disimular frente al c%ico. Puso so re la mesa una carpeta celeste. .spero que le agrade. La presencia de ese c%ico era un mensa&e, Gmez, me di&o La. /elia le esta a demostrando que comprometa algo m3s que el mero deseo en esa %istoria. Pero )o me pregunt! qu! le pasara al c%ico, cuando %om re, recordara que su madre lo lle2a a como testigo al encuentro con su amante. .l c%ico 2esta como un %om recito, me cont La. :a a en !l un aire que remita a su padre, el marino, ) esta impresin no pro2ena 5nicamente de su uniforme 2erde ) gris de colegio ingl!s. Ru io, pecoso, con unos modales educadsimos, el c%ico llama a la atencin por su compostura. -i en los rasgos se pareca al padre, en la firmeza interior era la madre. 6 2os, le pregunt La. ?u! le!s. -ir Falter -cott, le contest #artn con una seriedad que le queda a grande. La se pregunt cmo sera esa 2oz cuando adulta. Pudo imaginarla profiriendo rdenes marciales, impert!rrita, pero tam i!n desaforada, puteando contra el destino que le %a a sido trazado. Prefiri no de&arse lle2ar por 2aticinios. .n cam io, le di&o al c%ico$ Tendras que leer /om.recitos& /elia la mir con un reproc%e$ /espu!s con2ersamos de las lecturas de #artn, le di&o. A%ora %a lemos de lo nuestro. 4uando /elia narra al maln, el gritero se impone al galope. >L
Alg5n m5sico de 2anguardia, uno de esos de la oratorio, podra pensar en componer una partitura tr3gica para gargantas ) percusin. Pero aun cuando lograra reproducir en muc%o el efecto del maln, esa partitura ) su e&ecucin no alcanzaran a transmitir el sonido e"acto de esa m5sica que intimida ) paraliza. /elia se pregunta por qu! en esa tierra delimitada por los fortines no se o)e esa 2oz sin letra que es tam i!n la de la cpula. 6 atis a una respuesta$ la conquista espa1ola, lo catlico. .l silencio del desierto es tam i!n un silencio de iglesia, un silencio de rezo. Los lancos copulan como si rogaran. .l indio, en tanto, puede lanzar contra el infinito ) la eternidad esa e"presin que es a la 2ez insulto ) !"tasis. .s el amanecer. Aa&o un cielo ro&o, el maln ataca. 6 / ad2ierte que toda su 2ida estu2o aguardando este instante. 6a conoce las detonaciones de las armas de fuego, las 2oces de mando de los militares, el cotorreo asustado de las mu&eres ) el llanto de los c%icos. .l olor acre de la pl2ora, el retum e de un portn, la estampida de unos ca allos, el estruendo del com ate. Algunas mu&eres a)udan a cargar las armas. La indiada traspasa la defensa. .st3n los que atacan a los %om res ) tam i!n los que, apro2ec%ando su distraccin, ensartan con sus lanzas a los c%icos, le2ant3ndolos para que mueran en el aire. Las 2ie&as ) las feas tam i!n son sacrificadas. / camina son3m ula por ese patio en el que se entre2eran, a tiros ) sa lazos, los militares ) las tacuaras del enemigo. / se pregunta si es esto, finalmente, lo que %a so1ado como %uida de un destino de con)ugalidad eata, facsmil de la o ediencia de ida. 7n razo la le2anta de la tierra. / apenas se resiste. .l indio la encarama con destreza contra el cogote del ca allo. .n el tironeo, que es ra ioso ) corto, a / se le desgarra el 2estido. /elia descri e los senos descu iertos, de un lanco lec%oso, los pezones duros. Pic%im3n a5lla. La cauti2a no puede descifrar la lengua en que a5lla el indio. -e aferra a las crines del ca allo. -iente contra sus razos el cuello %5medo ) lustroso del animal. Lo %ace para no caer pero tam i!n aceptando ser ese grito que le surge de las entra1as, c%orre3ndole entre las piernas. .l ca allo que montan indio ) cauti2a galopa contra el 2iento. =ortn 4aranc%o ) el pandemonium ensordecedor del com ate quedan atr3s. Para siempre, escri e /elia. La casita en el Tigre la alquil! en esos meses del 2erano del '>, se acuerda el profesor Gmez. .s cierto que el delta era una espesura propicia como tapadera de malandras, contra andistas, trolos ) perseguidos de 2ariada ndole. Al recluirme en el Tigre no me fuga a tanto de la metrpoli como de m mismo. A menudo mi e"istencia era un dilapidar las %oras ) el pensamiento. 6a lo di&e$ me tena a maltraer ese ingrato preceptor del colegio ) los fines de semana termina a refugi3ndome en la compa1a del fisicoculturista de -an =ernando. 7n domingo a la noc%e, mientras %ipa a de llanto mordiendo una almo%ada en compa1a del cincuentn, me di&e que no poda m3s. .l cincuentn me %izo unas friegas, logr calmarme. 4on m3s cansancio que %artazgo, masa&e3ndome, me pregunt si no se me %a a ocurrido nunca afirmar mi car3cter enfrentando alg5n o st3culo fsico que e"igiera todo mi ser. =ue una temporada r5stica, %undido en la naturaleza, 2ali!ndome por mis propios recursos. 4urtira mi indolencia li rando un com ate pri2ado contra la 2oluptuosidad. <o digo que me las tirase de ?uiroga, pensando que en la sel2a se me i a a descu rir una esencia ma que ignora a. Pero %a a astante de empac%o naturista en mi 5squeda. As que apro2ec%! las 2acaciones largas de la docencia para lle2ar a ca o mi plan. La casita en el Tigre era una construccin de madera so re unos pilotes a la orilla de un arro)o que se pareca a un zan&n. A unos cien metros el agua casi estancada desem oca a en el 4arcara13. La alquil! por unos pocos pesos. -i o tu2e una re a&a se de i, por supuesto, a la precariedad de la 2i2ienda. Tu2e que darle una mano de pintura, poner alam re te&ido en puertas ) 2entanas, arreglar el motor de la om a de agua, asegurar las maderas del muelle, reparar un ote desfondado. Los arreglos me lle2a an el da entero. 4on las primeras som ras de la noc%e me derrum a a sin fuerzas, las manos lastimadas. .l silencio de la noc%e se i a fundiendo despacio con la respiracin de la sel2a. /esde el zum ido de los insectos %asta el c%istar de las lec%uzas, la sel2a en que me %a a enterrado resucita a con la oscuridad. 7n golpe de risa agita a el rama&e ), si se a2ecina a una tormenta, el murmullo de la 2egetacin i a aumentando %asta con2ertirse en un matracar ensordecedor de c%ic%arras. Permaneca con los o&os >+
a iertos, a om ado. :a a tam i!n, las m3s, noc%es de una quietud soporfera en que recorda a mi 2ida entera, desde mi nacimiento %asta este presente alucinado en que esta a arriesgando la cordura. /urante unas semanas intermina les me fi&! tam i!n no pro ar una gota de alco%ol. -e me %a a ocurrido que, si aparta a la otella, tam i!n podra dominar el deseo. .sta a dispuesto a frenar todo reclamo genital. /e pensar que no resistira demasiado con ese programa de mortificacin de la carne. 7na ma1ana me despert! ) el silencio era compacto. Apenas se oa un rumor de agua, le2e, casi impercepti le. #e %a an ad2ertido so re las crecidas. 4uando sal al alero, el agua era un espe&o que rodea a la casita. /urante la noc%e, la corriente %a a arrancado el ote del muelle. Aquella ma1ana, desnudo, solo, me pareci que por fin %a a alcanzado un estado original del cual no se regresa a. /e modo que esto era lo que %a a uscado$ desnudez ) soledad. .ntr! en la casa, prend el primus ), al rato, all esta a, en pelotas ) reducido a mi peque1ez, ce 3ndome unos mates en la galera con la parsimonia de quien tu2o, a pesar de los mosquitos, un satori. 7n s3 ado caluroso, La a& de la lanc%a colecti2a en el muelle. Traa un olso ) un entusiasmo de 2acaciones. 8nspeccion la casa ) despu!s merode alrededor. Lo tu)o es un disparate, di&o. (enirte a un escenario lu&urioso para pro arte que sos m3s fuerte que tu deseo. A 2os, Gmez, lo que te %ace falta es un amorcito. 4omo les pasa a los enamorados, La me quera sacar con2ersacin para %a lar de s misma. 6 %a lar de s era %a lar de /elia. <o lle2a a un mes instalado en la isla ), sin em argo, ese mundo ur ano del que me %a la a La )a se me anto&a a remoto. Adem3s, di&o ella, no sa !s cmo escri e. Adem3s, di&e esc!ptico. Tena derec%o a dudar de las cualidades literarias de /elia. La literatura suele ser droga pesada en una %istoria de amor. 6 de&a secuelas, las peores. 6a astante %a) de f3 ula en toda %istoria de amor para, encima, sumarle m3s ficcin. .mpec! a discutirle a La su condicin de crtica de aquello que escri a /elia. .st3 amos sentados a&o el alero. =um3 amos. <uestra con2ersacin era sosegada, ntima, en ese atardecer de calor ago iante ) quietud. .l ro transcurra calmo. 6 era esta atmsfera de tranquilidad lo que predispona nuestro %umor %acia una c%arla apaci le. -i no me cre!s, di&o La, pegale una leda a estas %o&as. =ue la primera 2ez que 2i esta carpeta celeste. <o le prest! el inter!s que mereca. <o la a r siquiera. #e distra&o un ote que a&a a por el arro)o. Apenas o el c%apoteo de los remos en el agua le2ant! los o&os de la carpeta. .sto) e2ocando la primera 2ez que tu2e en mis manos este original ) esa primera 2ez est3 unida al recuerdo de 4irilo, un muc%ac%ito isle1o. La sigui mi mirada %acia el otero. .l torso lampi1o ) sudoroso del muc%ac%o, sus m5sculos endurecidos en el remar, la re2er erancia del 5ltimo sol en las olas, el c%apoteo del ote a2anzando lento. <o era la primera 2ez que )o campanea a a 4irilo. -a a que el muc%ac%o, un efe o r5stico, %a ita a ro arri a. Lo %a a 2isto pasar remando algunas 2eces. 4am i3 amos uno de esos saludos tpicos de 2ecinos. Al pasar, 4irilo me deca$ Auenas. 6o le2anta a un razo, contest3ndole tam i!n$ Auenas. -i en todas esas 2eces me %a a empecinado en no fi&arme muc%o en !l, se de i a la modelacin del car3cter que me %a a propuesto. Pero a%ora que La o ser2a a a 4irilo, se sonrea 2ol2i!ndose %acia m. 4allada, deca m3s que con cualquier agudeza su)a. /espu!s de pensar astante en los peligros de mi flo&edad, otra tarde me anim! a llamar a 4irilo ) arrimarlo a mi muelle. Result m3s sencillo de lo pre2isto. Aast otra se1a. .l corazn me retum de contento. #e di&e que el muc%ac%o tam i!n %a a estado esperando. /el Tigre se conta an %istorias terri les. :a a odo unas cuantas que de an ser2irme de precaucin. Pasiones desaforadas que concluan atroces. ?ue un cad32er flotara en el ro entre camalotes ) 2 oras no asom ra a a nadie. -i )o %a a elegido el delta como espacio de confinamiento, era porque me propona >*
apaciguar, como di&e, mis e"igencias del a&o 2ientre. Pero, esta a 2isto, tal como lo %a a notado La al di2isar a 4irilo, que no me i a a salir as nom3s. (uel2o a 2er a 4irilo, parado en el muelle, el pec%o al aire, descalzo, cu ierto slo por un pantaln rotoso ) mugriento. (uel2o a 2erme rozando con la )ema de mis dedos su cuello transpirado. #is dedos descienden %acia su tetilla. Lo pellizco apenas. 4irilo no se inmuta. Gira la cara a un lado. /espu!s toma la delantera, cruza el muelle ) camina %acia la casa. Antes de entrar en la som ra, con una sonrisa que no alcanza a completar, me pregunta si tengo cigarrillos. 4uando se lo enciendo, fuma disfrutando. Tarda en e"pulsar el %umo. /espu!s se desprende el pantaln. 7nos pesos, patroncito, me aclara. A menudo me %e preguntado qu! utilidad puede tener un diario. Por entonces ca2ila a al anotar cada da en un cuaderno el de e ) el %a er de una personalidad que aspira a una supuesta perfeccin. .n mi caso %a a m3s de e que %a er. 4uando me pareca que a2anza a en mi purificacin, cre)endo de modo prematuro que )a esta a cerca de transformarme en un )ogui criollo, irrumpa, con una fuerza contenida, ese islerito. 6o idealiza a la naturaleza. 6 en 4irilo %a a credo entre2er su sm olo. Le pagu!. A 2eces uno quiere sacarse de encima los recuerdos, dice el profesor, pero no se puede. -i uno pudiera 2aciarse de memoria, arriesga, ) se calla. ?uiz3 de amos admitirlo de una 2ez$ las marcas del cuerpo son m3s profundas que las mentales. 4on su %ondura esas marcas condicionan nuestros pensamientos, urilan nuestras ideas, imprimiendo su refle&o en cada una de nuestras acciones, %asta en las que creemos m3s insignificantes. 4irilo, por e&emplo. 6 no es para 2ol2er a la le&ana de aquella tarde en el Tigre, la re2olcada en el cotn 3spero ) sudado de la casita. -i a 2eces incurro, a mi pesar, en la digresin, esto es in2oluntario. #e propongo, sin !"ito, eludir an!cdotas laterales a la %istoria que me propongo contar. Pero no consigo mantener el rum o, seguir la cronologa. 4omo los riac%os del Tigre, mis des2os son mi de ilidad. .s tam i!n cierto que, a 2eces, al apartarse uno del curso principal del ro, piensa que se ale&a perdiendo el rum o por un canal, pero no. .l recodo 2uel2e a orientarnos. 6 desde a% apreciamos distinto lo que perseguamos, ese misterio al que le amos detr3s. Porque adem3s de la %istoria que uno se fi&a como e&e, %a) otra, compuesta por infinidad de momentos fugaces que, al pro)ectarse de impro2iso en primer plano, re2elan un sentido de la %istoria que no es aquel que nosotros suponamos protagnico. /elia no se queda en la descripcin del rapto. Tampoco en las impresiones tumultuosas del galope. -i ien %a ledo no2elones rom3nticos, se cuida de arro&ar a / al infortunio de esa literatura que se supo culti2ar en los salones unitarios. /elia se las ingenia para que su %erona no cumpla con los atri utos de la cauti2a gimiente. / se mantiene aferrada a las crines del ca allo, se muerde los la ios %asta la sangre. -iente en la nuca el aliento del indio. -iente en la espalda la presin de ese torso desnudo. -iente en la cadera su empu&e. -iente que ese cuerpo que la do la 2iene de uno de sus sue1os pro%i idos. -iente que todo esto, el rapto, el galope, )a lo 2i2i antes. .s uno de sus sue1os. 7no realizado. :a) im3genes que le 2an a quedar gra adas a /$ el gritero infernal, los cados oqueando, un indio cla2ando con su lanza un milico. -u %i&o, el (aroncito, %aci!ndose encima, a resguardo en la oscuridad de una tapera. -u marido, el 4apit3n, enar olando el sa le para atirse. :a) milicos rodando en la pol2areda, sangre ) tierra una misma sustancia. .ntre esos milicos rodar3 el 4apit3n. /, podra pensarse, %a enloquecido. /espu!s de todo, la locura es el fin de toda culpa. A / le cuesta pensarse, en el rapto, a andonando dic%osa esos cuerpos a los que tan poco antes dedica a sus cuidados. .stas im3genes no son distintas a las de sus sue1os, como se %a dic%o. Tampoco ese pa2or confundi!ndose con el deseo es nue2o. .l indio, al galope, encara el %orizonte. .l resto del maln sigue al &inete ) su cauti2a. -u &eque es el que manda. Atr3s 2ienen los dem3s, cargando cauti2as ) cros, arrastrando un carretn con el otn. >;
.se aliento animal contra ella, piensa /, la %ace poca cosa. 6 al sentirse poca cosa )a no le importa. A%ora ella tam i!n es animal. -in rosario ni Ai lia. .st3n 2adeando una aguada cuando / se arranca el crucifi&o ) lo tira a un costado. Lo que me importa su ra)ar, acota el profesor, es que / est3 &ugada. Al desprenderse del crucifi&o no de&a atr3s solamente la fe. / siente que al fundirse con el 2iento es otra, m3s real. -i en la ci2ilizacin era una 2ctima complaciente, paridora sumisa, su condicin de cauti2a no le inquieta. 6a no tiene nada que perder$ la 2irtud, el uen nom re, una posicin. A%ora se tiene slo a s misma. 6 lo poca cosa que se siente, li rada al capric%o de la suerte ) del indio, la transforma en una fuerza desafiante. -i /, esposa de militar conquistador del desierto, es una 2agina ci2ilizada, a%ora cam iar3 de condicin. .s cierto$ /elia adopta en estas p3ginas cierta grandilocuencia al escri ir los pensamientos de su %erona. .s que, de pronto, parece descu rir, casi nTif, que ese relato que est3 escri iendo es una !pica de garc%e. Llamemos a las cosas por su nom re. :a) que %acer un rele2amiento de toda la i liografa so re las cauti2as para con2enir en la ruptura que significa La lengua del maln. =i&!monos cmo participan las cauti2as en esos documentos. -i se %ace una re2isin del asunto, 2eremos que la cuestin de las cauti2as se reduce, seg5n los cronistas carap3lidas, al rol de m3rtires o %eronas de la pureza. Las que se resisten al apareo con el indio, cuando no son 2e&adas, se las sacrifica con castigos %orri les. Las que aceptan su papel ) consienten integrar el %ar!n, dan a luz sus %i&os ) despu!s, cuando son rescatadas, se resisten a la ci2ilizacin por amor a esa progenie que qued en la toldera. #3rtires ) %eronas son dos caras de la misma moneda. <o le quito dramatismo a la situacin de esas po res desgraciadas. Pero me pregunto cu3nta de la informacin que %o) tenemos so re el cal2ario de aquellas mu&eres no fue prismada por los 2encedores. 6a lo sa emos$ los 2encedores escri en la %istoria. 6 a los 2encedores, en este caso, no les con2ena poner en tela de &uicio su legislacin ertica so re sus mu&eres que, en el cauti2erio, pudieron descu rir otro deseo. Lo que /elia indaga con su escritura es la com ustin de su propia pro lem3tica$ se1ora de un capit3n de la marina, porfa en que rar una censura que no es slo de clase. Tengamos en cuenta que /elia escri e a&o el peronismo. 6 que la mu&er peronista no es mu) distinta, en escala, de la mu&er de un gorila. A la mu&er del r!gimen tam i!n le est3 asignado ese rol de parturienta del progreso &usticialista. 4ola oradora indispensa le del desarrollo industrial, su 2ientre es una f3 rica de o reritos. /eteng3monos un instante en el momento en que /elia escri e$ -o) quien monta ) es montada, piensa /. -o) este 2iento que no tiene ni religin ni nom re. #e llamo cuerpo. #i fe es el deseo. La me %a a pedido permiso para traer a /elia a la isla. .sta a 2isto que el intento de ascetismo que )o me %a a prometido cumplir, ale&ado del mundanal ruido, empeza a a resque ra&arse. #i 2oluntad, puesta a prue a, e"%i a una flo&era nota le. <o pude, no supe decir que no. 7n 2iernes por la ma1ana desem arcaron las dos de la lanc%a colecti2a. #e gust el estilo de /elia. Tena, en efecto, esa elleza criolla, una %ermosura que se e"presa a en sus o&os ligeramente ac%inados, oscuros, rillantes, ) en su modo, en el que una educacin refinada no %a a logrado diluir el temple de lo indmito agazapado. .l su)o era un atracti2o como de muc%ac%ito, una com inacin de fragilidad femenina ) dureza 2iril. Adem3s, esta a su forma de 2estir, esa elegancia que comparta lo neglig!e con lo deporti2o. Traa un 2estido lanco de %ilo, un som rero de pa&a ) unas sandalias de cuero claro. Los lentes a%umados contri uan a darle un aire de estrella cinematogr3fica de incgnito. Pens! que esos lentes no slo protegan sus o&os de la resolana. .2ita an que los dem3s le)eran en su mirada. .n ese momento comprend a La. -i )o %u iera sido mu&er, con seguridad tam i!n %a ra sucum ido. <o quise preguntar dnde %a a de&ado el nene para %acerse esta escapada al Tigre. #3s me preocupa a su marido. >>
.l delta era en esa !poca tam i!n un refugio de conspiradores. <o pocos contreras adopta an el ro como 2a de fuga %acia el e"ilio urugua)o. 4ada tanto pasa a frente al muelle una lanc%a de prefectura. 6 el marido de /elia era marino. -i se le da a por sospec%ar de su esposa, contara con influencia suficiente para a ordar una lanc%a ) seguirla. #e tranquilic! pensando, tal como La me %a a contado, que el capit3n su estima a las relaciones ) salidas culturales de su esposa. 4alifica a esas inquietudes literarias de poco menos que la ores. #uc%as 2eces /elia &ustifica a sus tardanzas o ausencias con una conferencia o cctel de %omena&e a alg5n figurn de la literatura. 4ualquiera fuera el oleto que le %a a 2endido al capit3n para 2enirse a la isla, a m no me tranquiliza a. ?u! le di&o a su marido, le pregunt! a La. La 2erdad, contest /elia. ?ue me %a an in2itado a una isla unos amigos literatos. 7n in2ertido ) una les iana. 8mposi le que esto lo ponga celoso, complet La. #ientras ellas prepara an unas ensaladas ) )o asa a un suru , me di cuenta del moti2o de mi intranquilidad$ contemplar a La ) /elia entregadas una a la otra, escuc%ar sus risas desde la parrillita del fondo, me de2ol2a la conciencia de mi soledad. /urante el almuerzo con 2ino lanco, a&o la galera, rindamos una ) otra 2ez. Arindamos por los amores pro%i idos, por los encuentros secretos ) tam i!n por el li ro que /elia %a a empezado a escri ir alentada por La. .l ro centellea a con el sol. La som ra apenas nos li ra a del calor sofocante. Los p3&aros susurra an en las copas de los sauces. :a a tonos impresionistas en ese paisa&e que nos en2ol2a sumi!ndonos en la modorra de la siesta. Tal 2ez todos estos detalles son resultado de la frustracin del tiempo, la %istoria. -i nuestro destino %u iera sido otro, me pregunto. La pregunta no tiene sentido. #e reproc%o no %a er 2i2ido aquel momento en toda su intensidad. Atormentado por lo que me falta a, no fui capaz de cele rar la plenitud que tena a%, a mi alcance, de&3ndome en2ol2er en la alegra que irradia an esas dos. La felicidad consiste en las ganas de ser feliz. .llas transmitan esas ganas. 6o las contempla a con un sentimiento entre distante ) pesimista, que no era m3s que esa coraza que me %a a armado para endurecer mi car3cter aisl3ndome en la espesura sel23tica de ese delta. #e le2ant!. 6o esta a de m3s a%. #ientras a andona a la mesa, a&a a por la escalera de la galera ) me perda entre los 3r oles ) el ca1a2eral, o el susurro de sus 2oces, el eco de un suspiro que no llega a a ser &adeo. #e di 2uelta apenas. La esta a lamiendo un pec%o de /elia. -egu mi camino. -, !sa fue la primera 2ez que o mencionar La lengua del maln. / fue 2irgen al casarse ), en cierto modo, perpetu la castidad despu!s de la oda, al entregarse slo en ciertas ocasiones en que el 4apit3n se %a a li ado con gine ra. .l su)o fue un matrimonio utilitario. A rirse de piernas, ser penetrada, al ergar la esperma fecundadora. Apenas si consum alguna 2ez el coito a&o la luz mortecina de un candil. .l 4apit3n no le solicita a ciertos goces por considerarlos impropios de una madre. 7na uena esposa no se comporta como una francesa, opina a. A ella no se le pasa a que, en algunas noc%es, con moti2o de una ronda por el fortn, el 4apit3n entra a en una tapera penum rosa donde desfoga a sus instintos m3s a&os. Para practicar otros deleites tena una c%ina solcita. Pero a%ora, en la toldera, / )a no es la escla2a procreadora. A%ora es la protagonista de esos sue1os inquietos que la remo2an en la cama matrimonial &unto a los ronquidos del 4apit3n. La toldera, los fuegos en la noc%e, el carneo de una )egua, las risas de los indios que landen sus cuc%illos al discutir por una otella de aguardiente. Las indias permanecen recelosas, considerando con o&os de ra ia ) en2idia a las reci!n llegadas. Las cauti2as antiguas no interceden por la suerte de las nue2as. Los indios que no se alzaron con ninguna lanca andan sin rum o, orrac%os ) pendencieros. :a) dos que se trenzan, facn en mano. 7nos perros se suman a la ri1a. Los cuerpos ruedan. La %oguera emite un resplandor en la luc%a. :a) un facn salpicando sangre en el aire. .l 2encedor se le2anta tam aleante ) enar ola, con un grito agudo, la ca eza del 2encido. /espu!s la arro&a al fuego. Al contemplar la ca eza >'
de ese sal2a&e ardiendo en la %oguera, / tiene una intuicin$ as arde su ca eza en esta noc%e de la toldera. -us pensamientos crepitan, como esa ca eza cortada, en una %oguera de sensaciones tur ulentas que uscan la forma de una idea. ?ui!n es )o, se pregunta /. -iente que su ca eza se incendia. 6 no slo. Pic%im3n la arrastra de un razo %acia su tienda. / e"perimenta un tem lor. <o se resiste. Le parece 2er una sonrisa en el rostro del indio. .l otro le %a la, le dice unas pocas frases que toda2a ella no puede traducir. -in em argo, no %ace falta conocer ese idioma para comprender qu! significa esa mano del indio en sus nalgas. .n la tienda %a) una profusin sorprendente de telas coloridas ) adornos. -o re la tierra, unas matras acolc%onan la cada. :a) un instante en que a / se le cruza el recuerdo del (aroncito. .star3 2i2o, se pregunta. /e estarlo, se dice, con seguridad seguir3 la carrera de su padre$ de (aroncito a 4apit3n. Acordarse en este instante del (aroncito, ad2ierte /, es un 2estigio de los pensamientos de esa otra que fue %asta %ace unas %oras. .sa otra que era una impostora. 4on sus escr5pulos ) remilgos, una farsante. Pic%im3n le2anta un porrn de aguardiente, e e unos tragos largos ) despu!s le ofrece. / lo mira a los o&os. Pic%im3n tiene una edad indefinida entre los 2einte ) los treinta. A ella la estremece ese olor del otro, pasto, tierra, cuero, una 3cida pestilencia equina. Adem3s est3n las emanaciones del aguardiente. -e pregunta si la falta de prisa de Pic%im3n se de e a que )a da por descontado que ella es de su propiedad. -i ien / se siente sacudida por el deseo, e"perimenta tam i!n una curiosidad mor osa$ pro ar %asta dnde se anima a e"tra2iarse en su nue2a condicin. Las dos siluetas apenas contorneadas por unos rescoldos se pro)ectan so re el cuero de la tienda. Pic%im3n se recuesta. .stirando un razo, atrapa a / del pelo, o lig3ndola a a&ar la ca eza. <o es muc%a la presin de esos dedos masculinos en su cuello, encerr3ndole la nuca, pero es suficiente para que / entienda lo que se espera de ella. /cil, empieza a arrimar sus la ios al 2ientre del indio. Pic%im3n sigue e iendo del porrn. / precisa entonarse. :ace unos uc%es con el aguardiente ) a ea unas gotas entre los muslos del indio. :a) placeres que ning5n %om re de ien se atre2e a pedirle a su legtima esposa. #enos que menos, los placeres que pro2ienen de los la ios con que, al da siguiente, esar3 a sus %i&os. <o es de madre lamer como una perra. / aprecia la 2erga en%iesta del indio. <o te 2o) a dar el gusto as nom3s, maula, susurra. #e ale&! de la casa. 4amin! por la espesura. .l silencio de la sel2a es un silencio falso. -u quietud, enga1osa. Oa el c%asquido del ca1a2eral que se a ra a mi paso, el c%irriar de una cotorra ) un golpe de 2iento en el rama&e. .l sudor me gotea a por la cara. Al rato %a a perdido la orientacin. Ausqu! el sol en lo alto. :ilos de resplandor se cola an entre lo alto de los sauces. Perdido en el folla&e, o no mu) le&os el motor de una lanc%a ) fui en esa direccin. -i llega a al ro, me di&e, poda 2ol2er por la orilla. Ac3 esta a la naturaleza reduci!ndome a mi aut!ntica dimensin, mi carnadura real, un cuerpo electrizado por el temor, en cuanto se encontra a perdido en la sel2a. La naturaleza pareca %a erme dado una leccin so re los peligros ilusorios ) los reales. -olt! una carca&ada ) me ec%! a correr %acia el ro. #e saqu! la camisa, el pantaln, las zapatillas. #3s que desnudarme, me despo&!. #e zam ull, riendo. 4uando 2ol2 a la orilla, al apro"imarme a la ropa que %a a de&ado tirada, 2i la )arar3. Paralizado, a%ogu! un grito. La 2 ora se desliz so re el pantaln. Toda mi desnudez, que poco antes era una fiesta de los sentidos, a%ora era una indefensin 2ergonzosa. Respondiendo al instinto, me lle2! las manos a los genitales. .l terror me domina a. -i a ra la garganta, el grito sera como uno de esos gritos mudos del sue1o. Tem lando, %umillado, sent que me era tan imposi le gritar como %uir. .n cam io, llora a. As como grita a sin 2oz, esta a llorando sin l3grimas. La aparicin de la )arar3 tena un significado. .ra una se1al lica. 4uando crea que mi 3nimo se %a a fortalecido, la naturaleza me re2ela a lo ilusorio de toda tentati2a de 2encer lo animal. Tener cerca a esas locas de amor arranca a a mi instinto de su modorra. :a a sido ingenuo al so reestimar ingenuamente mi 2oluntad. .l deseo 2ol2a a%ora con su mpetu err3tico. 7n deseo que me des orda a m3s all3 del recuerdo particular de un cuerpo, de todos los cuerpos, conocidos e imaginados. 6a no me conforma a >D
con la satisfaccin solitaria. Aun sa iendo que la culpa me perseguira, la Ai lia me amonesta a$ lo puni le no consista en satisfacer la tentacin, su mordedura. 6a desde el segundo en que la tentacin lo %a a inficionado a uno, se era culpa le. ."tra2iado en estos pensamientos, me pregunt! cu3l sera el destino de las enamoradas. <o era poco de lo que am as renega an. 6 asta a 2erlas para ad2ertir que eran la elleza. Ol2id3ndome de mis propias tri ulaciones, rogu! al cielo, si es que e"ista una &usticia di2ina, para que se les concediera la gracia ) no el castigo. Toda una parado&a$ el castigo pro2ino del cielo. Pero no quiero anticiparme nue2amente a los %ec%os. /eteng3monos a%ora en esta parte que da ttulo a la o ra de /elia$ MLenguaN. Pic%im3n recostado, an%elante, espera una felacin. / toma entre sus dedos esa 2erga, la mide. -u tama1o es menor al que le ad&udica a su imaginacin, aunque el grueso es importante. / 2uel2e a en&uagarse la oca con aguardiente. 4uando / parece dispuesta a lamer, sin em argo, se ec%a a ladrar ), apro2ec%ando el asom ro del indio, se apodera de un facn ol2idado so re la matra. A Pic%im3n se le endurece el estmago. / est3 a %orca&adas so re !l. 4on una mano le agarra fuerte la 2erga ) con la otra esgrime el facn. .l indio &adea aterrorizado. .l filo del facn roza con sutileza el glande. 8nmo2ilizado, la respiracin entrecortada, el indio al ucea una s5plica. #e pide clemencia, traduce / para su adentro. -in perder la sonrisa, / le apo)a el facn en el cuello. Pic%im3n la mira entre azorado ) rencoroso. La cauti2a lo %a disminuido, ) a%ora, tir3ndole de la pelam re, lo o liga a a&ar %asta los muslos. / cierra los o&os ) a re las piernas. La lengua del indio, que %a a sospec%ado 3spera ) tosca, tiene una sorprendente tersura. -o) la cauti2a de mis ganas. /ame tu lengua, Pic%im3n. Tal como refer anteriormente, La me cont una ) otra 2ez que /elia senta lo 2i2ido por su %erona en todo el cuerpo. Los estremecimientos que se apodera an de ella al escri ir eran intensos. 7na noc%e, en la Ric%mond, /elia nos a ruma a con los interrogantes que se le formula an despu!s de estos trances de la escritura. ?u! 2an a pensar de m, se pregunta a, como si nosotros pudi!ramos ofrecerle un antdoto, m3s que una respuesta. ?u! se 2a a pensar de m. 4on su mano en la mano de La, se contest$ Tengo la sensacin de estar escri iendo en otra lengua. ?ue me es dictada. La ) )o procuramos tranquilizarla. <o lo conseguimos. .sa noc%e, cuando sal de la confitera, me di&e que el sosiego que precisa a /elia no lo encontrara siquiera en los razos de mi amiga. .se amor, como cualquier clase de amor, poda ofrecerle a /elia un recreo transitorio. Pero nunca la paz que 2anamente persegua. 6o tam i!n precisa a alg5n consuelo esa noc%e. #e fui caminando %acia el Aa&o. A lo le&os las luces del Parque Bapon!s, titilantes en la ruma del puerto, sugeran &2enes ca ecitas negras ) pecado. .l profesor a re la carpeta, lee callado ), despu!s, mirando %acia la 2entana a ierta a la noc%e, murmura$ .l castigo pro2ino del cielo. 6 el instrumento del destino fue (ictoria. (ictoria, con su odio a los grasitas. /!&enme contar cmo era ese odio. :a) una an!cdota poco difundida que la pinta ntegra en su desprecio. 4uando (ictoria 2ia& por primera 2ez a <ue2a 6orG se deslum r con los spirituals en una iglesia de :arlem. Al 2ol2er a Auenos Aires dio >H
una conferencia ) puso gra aciones de esa m5sica. La mu) tilinga poda encantarse con los negros norteamericanos, pero no con nuestros ca ecitas negras$ el alu2in zoolgico que le empa1a a la 2ista cuando so1a a que Auenos Aires era la Pars del <ue2o #undo. 4laro, a los negros norteamericanos poda aplaudirlos porque esta an le&os. Pero de %a er sido norteamericana, %a ra sido una dama confederada. :a a que 2erla con sus nfulas de se1ora de la cultura$ el saco so re los %om ros, los sempiternos anteo&os oscuros con marco lanco, la insolencia pituca en sus gestos, la rusquedad que indica a un %umor arrogante, el en&am re de pusil3nimes que necesita a para destacarse, como toda personalidad mediocre. -e %a dic%o que se comporta a as sa i!ndose no slo una elleza de su tiempo sino una mu&er independiente, e2olucionada, por encima de sus contempor3neas. .n 2erdad era una consentida ) una maleducada. Le gusta a alternar pala ras en ingl!s ) franc!s con alguna criollada guaranga. 4on estos tics, lo que %aca era demostrar a la 2ez el poder terrateniente, la 2acuidad de su cosmopolitismo, el pas que quera. .n la memoria, en las escenas de dulce &u2entud, somos siempre e"celsos e inmortales. .n cam io, al recordar a quienes nos castraron la alegra de 2i2ir, aquel dolor 2uel2e a la carga. :a) quienes sostienen, con %ipocresa$ 6o perdono, pero no ol2ido. 6o no ol2ido ni perdono. 6o so) la ra ia. Pero me resisto a este sentimiento. Para no ser como ellos, es necesario superar la ra ia ) con2ertirla en &usticia. Pero, si no %a) &usticia, se pregunta el profesor. 6 de&a colgando la pregunta. -i no %a) &usticia. .ntonces qu!. #ientras en el delta, en la isla, La ) /elia se em riagan con su pasin secreta, no mu) le&os (ictoria a re las puertas de su mansin so re el ro a los militares golpistas que m3s tarde om ardear3n al pue lo en la Plaza de #a)o. ?ue conste$ no es lo mismo %acer literatura de la %istoria que %acer %istoria de la literatura. A menudo puede compro arse que en la %istoria de la literatura %a) m3s apro"imaciones a los %ec%os reales, concretos, que en la literatura de la %istoria. 6 mientras (ictoria le a re las puertas de su mansin a los conspiradores, se a ren las puertas de un %angar en la ase de la marina de Ro -antiago. 4omo tantas otras 2eces, el capit3n 7lric% comanda un a2in, un caza om ardero, en una de sus %a ituales pr3cticas de 2uelo, anticip3ndose con la imaginacin a ese &ue2es llu2ioso, al medioda, cuando de&e caer la primera om a del gloster meteor so re la Plaza de #a)o, esa que destruir3 un trole) cargado de ci2iles. /e ninguna manera puede enca&ar La lengua del maln en los clic%!s literarios de la !poca. .n el rotogra ado del diario de los Gainza, e"propiado ) en manos de los sindicalistas, con2i2en como en un cam alac%e talentos %eterog!neos de origen di2erso$ @ordon, #anzi, Portogalo, FernicGe, #arec%al, Rega #olina, Buanele, /isc!polo, /e Lellis, -oiza Reill). .ntre los e"tran&eros cola oran <eruda, 4ela ) Pratolini. .n la 2ereda de enfrente, no slo el s!quito de (ictoria conforma la intelectualidad opositora al r!gimen &usticialista. Tam i!n los ac!rrimos militantes de una cultura de izquierda desprecian a los nue2os proletarios por su raz indgena. /e leer La lengua del maln, estos comunistas de saln %a ran de despreciar su planteo. La, lectora de Propsitos, no puede menos que renegar contra el realismo socialista, adem3s de 2er a los intelectuales del pec! como aliados de la oligarqua, de esos metafsicos tra&eados que pu lica (ictoria. Los gacetilleros so2i!ticos no son menos "enfo os que sus tilingos compa1eros de ruta. A su 2ez, la cultura oficial es c%au2inista, cristianuc%a ) deudora de un platonismo entalcado. =i&!monos en la anda sumisa de los intelectuales peronistas, los orti2as genufle"os de una est!tica de om 5, que precisan del poder para difundir sus cuartetas. Por un lado, respaldando al r!gimen desde la uni2ersidad, est3 la derec%a nacionalista ) c%upacirios. Por el otro, %a) tangueros populistas, con los tim os sucios de fango arra alero, disput3ndole espacio a los monaguillos de gomina entronizados en los pasillos del poder. >K
:ace m3s de diez a1os que muri Arlt. :a) una foto de su 2elorio en el 4rculo de la Prensa, el ata5d sostenido por cuerdas ) roldanas a&ando a la calle llu2iosa. Las cenizas, siguiendo la 2oluntad del escritor, fueron arro&adas en el Tigre. Para muc%os, m3s importante que la muerte de Arlt es que a Georgie, en esos das, se le entregue un premio nacional de literatura. La o ra de Arlt entra en un t5nel de ol2ido. -u escritura, en los a1os siguientes, sigue la suerte de las cenizas. Oficialistas ) opositores al r!gimen la ignoran por igual. .l se"o frustrante ) desesperado de Arlt, su ronca contra los ideales de almaceneros cagatintas, las turraditas de clase media, el resentimiento como motor de la %istoria, de er3n toda2a permanecer silenciados un rato largo. 6 si Arlt permanece ol2idado m3s de diez a1os, qui!n entonces podr3 comprender eso que /elia, traicionando su clase, est3 in2entando en su escritura. .stamos ante una o ra maldita, Gmez, afirma a con razn La. La lengua del maln no responde al ideario de la costurerita tsica que da el mal paso, ni al de la ni1a platnica, ni al de la saluda le compa1era &usticialista. 4on2engamos, %a) una escritura que falta en la produccin literaria de la !poca$ de un lado, en el ando opositor, el realismo zd%ano2ista ) el afrancesamiento oligarcnU del otro, el oficialista, la est!tica clerical ) los tangueros. :a) una escritura que falta, ) esa ausencia es lo que denuncia La lengua del maln, el te"to que 2iene a decir eso que nadie quiere escuc%ar. Otra interpretacin del te"to de /elia alude a .2ita. Porque, su )acente, en esa cauti2a llamada / respira la a anderada de los %umildes. 6 ac3 se pone guasa la interpretacin. .n los tiempos de /, la administracin porte1a precisa el e"terminio de los indios, en nom re del progreso. Las moti2aciones literarias de /elia pueden no ser transparentes, pero su persona&e es, como .2ita, cauti2a de un militar. 6 pone en discusin la 2irilidad del e&!rcito. 6 luego, en la toldera, se recorta tanto de las dem3s cauti2as como de las indias. Al do legar la 2oluntad del capitane&o, / se apropia de su destino ) re2ierte su rol de 2ctima. La parodia, digo citando uno de nuestros 2ates ma)ores, es nuestra gran tragedia. .2ita, la pro2incianita te1ida, se &unta con un descendiente de indios$ )a por entonces circula a ese c%isme, m3s tarde compro ado, so re el origen indio del General. .2ita, al &untarse con un descendiente de los malones, se li era de los designios pasi2os que le imprime una sociedad lanca ) mac%ista. Aelleza andrgina, seduce por su osada en la que se articulan el maniqu ru io ) el resentimiento de arra al. .n ella lo ru io es tintura. 6 se nota. Porque en ese gesto del te1ido, pre2alece la guarangada como desc%a2e del simulacro %uinca. -e 2uel2e caricatura del modelo est!tico de la aristocracia. A%ora leamos de nue2o la escena en que /, en esa primera noc%e de acanal en la toldera, con2ierte el se"o oral en lingJstico duelo criollo. .n los das en que /elia escri e su relato, circula a entre los contreras un rumor que aluda a la escasa dimensin del pene presidencial ) su dificultad para una ereccin. Todos los que 2i2imos aquel perodo recordamos esos c%ismes que, a fuerza de repeticin, adquiran categora de reales. 4on .2ita, se deca, el lder reci a goce manual. /espu!s del fallecimiento de su cauti2a, le fue difcil o tenerlo. -e deca, por entonces, que el General 2isita a centros de educacin fsica, que se guarda a un illete en un olsillo ) &uga a con alguna p5 er a que lo encontrara. Al re a&ar la potencia masculina del lder, esos c%ismes contri uan in2oluntariamente a e"altar el erotismo de la difunta, su endiosamiento. Las mu&eres de la toldera no tardan en tenerle rencor a /$ lo %a engualic%ado a Pic%im3n. A / no le inquieta que las mac%is murmuren ) escupan pestes a su espalda. Porque, en su rencor, profesan una en2idia sorda a la malona, como %an empezado a llamarla. .s mu) &ugosa esa parte donde /elia refiere su poder so re el capitane&o. =rente a su eno&o o su a urrimiento, ese tedio en que el indio se a isma en la inmensidad pampeana, / le dirige una especie de mo%n. Aasta un mo%n para que el indio se alce. 6, cmplice, le responda mostrando la punta de la lengua, listo para satisfacerla. Lo que nos di2ertimos con La aquella tarde en la Ric%mond, cuando /elia nos le) esa parte. La le pidi a /elia que nos mostrase ese mo%n de su protagonista. Tu2imos que insistirle. =inalmente, como >9
una nena tra2iesa, /elia se anim. .l p5 lico ) los mozos nos cla2aron miradas repro atorias. A la esposa de un capit3n ) a una poeta &uda les con2ena disimular lo que eran. 6 a m tam i!n me con2ena, en ese Auenos Aires, ocultar mi inclinacin. -in em argo, a pesar de las miradas, no nos sentamos tan d! iles. Tenamos la literatura. 6a cont! que a la gran dama de las letras argentinas la encanaron. Pero no cont! que numerosos escritores e"tran&eros mandaron telegramas al go ierno pidiendo su li ertad. La noticia de su detencin aparece en el Ne0 1or2 Times. 4amus, :u"le), 4allois, la #istral, no son pocas las firmas que le caen al go ierno en defensa de esa mu&er. 6a di&e que, en la c3rcel del Auen Pastor, e"tra1a los li ros. ?ue, con la cola oracin de un capell3n, consigue -an Agustn ) -anta Teresa. Las presas son su p5 lico. Las presas le demuestran una solidaridad que (ictoria nunca manifest %acia ellas. 4omo suele ocurrir, el po rero, siempre 2ctima, es solidario %asta con quienes se &actan de alcurnia ) fortuna. Lo dice otro igrafo$ la cauti2a respira, entre sier2as ) mec%eras, militantes ) )irantas, una solidaridad ) un apo)o mutuo que %asta entonces no %a a e"perimentado con nadie. 4uando es li erada, de ido a la presin internacional, con ella sale el rencor que, prete"tando la li ertad ) la democracia como a solutos, la lle2ar3 a prestar su residencia en las arrancas de -an 8sidro al complot de los asesinos de la Plaza de #a)o. Tra a&3s 2os, me confes /elia una de esas tardes que tom3 amos unos copetines en la Ric%mond. #e inspiro en 2os para escri irlo al indio. Pic%im3n es como 2os, pero m3s &o2en, m3s zafio, m3s muc%as cosas. #3s ca ecita, le di&e con sarcasmo. 6 m3s mac%o. (os fi&ate el nom re con que lo autic!, di&o ella. Pic%im3n. Lo saqu! de un diccionario mapuc%e. ?uiere decir cac%orro, pero en nuestro idioma suena como una picarda. 4uando escri o a Pic%im3n, pienso en 2os. #e acord! de la descripcin que /elia %a a %ec%o de la 2erga del indio. #e i a a ser difcil leer su relato sin sentirme desnudo, le di&e. La me se1al entonces una 2eta del relato que se me %a a escapado. :a l de la importancia de esa puesta en escena de la 2erga del indio como alegora rein2indicatoria. 6 me record lo que /elia )a nos %a a contado$ que en el sur los estancieros paga an a los cazadores de indios por par de testculos. Por qu! no pensar, argumenta a, que !sa puede ser tam i!n una cla2e sim lica de la %istoria capada. -in duda, La esta a dispuesta a dar lata esa tarde. Pens! que su fer2or esta a filtrado por su pasin %acia la autora. -i me call! esta percepcin fue porque en ese fer2or ca a la posi ilidad de alguna lucidez. Pero se me anto& tam i!n que los claritos se nos %a an su ido a la ca eza. Toda2a falta que alguien se atre2a a escri ir el gran te"to fundacional de nuestra literatura, carg de nue2o La. <ecesitamos un te"to inspirado en esa %istoria negada$ la dimensin real de un pene autctono ) los testculos amputados. ?uien escri a eso se ganar3 la proscripcin en 2ida. Pero su 2enganza, temi le, se la co rar3n las generaciones 2enideras. ."ager3s, La, la interrumpi /elia. Adem3s 2os no me la 2iste, coment! )o. La no se la i a a perder$ Acompa1ala al a1o ) se la mostr3s, Gmez. /elia se sonro&. Acompa1alo, amorcito. <o seas eata, se encendi La. =uimos %acia los a1os. /udamos entre el de damas ) el de ca alleros. .ntramos en el de damas. .l corazn me da a tum os. -onremos como c%icos al ocupar un retrete. #e desa roc%! la ragueta ) le mostr! a /elia. Te la puedo tocar, me pregunt. 'L
#e di&e que el &uego esta a )endo le&os. -in em argo, asent. Toda2a me acuerdo de la mano caliente ) %5meda de /elia. <unca me la agarr una mu&er, le confes!. <o te afli&as, me contest /elia. 6o nunca toqu! otra que la de mi marido. -i a La le preocupa a que el capit3n pudiera enterarse del amor s3fico de su mu&er, no era tanto por el riesgo que corra ella sino por las influencias que el marino poda mo2er, por la e&ecucin de una 2enganza que repercutira, tarde o temprano, so re #artn. 4ada 2ez que surga el tema, /elia cam ia a r3pido de con2ersacin. 7na tarde en que las dos se encontraron para ir al cine, /elia 2ol2i a lle2ar a su %i&o. #artn, seg5n /elia, era toda una coartada$ disipa a toda presuncin so re sus idas cada 2ez m3s frecuentes al centro. .n la penum ra de la sala, el c%ico, sentado entre am as, %aca ruido al a rir un paquete de caramelos. .l celof3n rilla a sonoro en la oscuridad. .l razo de /elia se estir por so re el respaldo de la utaca ), con la )ema de los dedos, alcanz la nuca de La. A 2os te gusta &ugar con fuego, le di&o La m3s tarde. 6 la espeluzn la frialdad con que /elia le %a l de su %i&o$ <o se me parece en nada. .s igual al padre, di&o. .se trato entre madre e %i&o que %asta entonces La %a a credo distinti2o de clase alta era, en realidad, cortesa g!lida, disgusto contenido, pura o ligacin. La le pregunt si %a a querido tenerlo al c%ico. #e tom por sorpresa, confes /elia. 4uando supe que esta a em arazada me di&e que era un tr3mite m3s que de a cumplir como mu&er ) esposa. Al capit3n, en cam io, lo llen de orgullo el em arazo. Para !l era la continuacin del apellido. A medida que pasa an los meses, )o pensa a$ O&al3 sea una nena. Pero fue 2arn. 6 el capit3n tu2o as lo que m3s quera$ la prolongacin de la estirpe. Aquella tarde, a la salida del cine, un 2iento fresco, que presagia a tormenta, arra las calles del centro. La gente que sala de sus tra a&os se apura a por alcanzar las ocas del su te ) tomar sus colecti2os. .l cielo se %a a oscurecido. La tu2o la certeza de que esa presencia de #artn ) esa tormenta inminente conforma an una misma se1al. <o so) supersticiosa, me di&o despu!s La. Pero tengo miedo, Gmez. Por qu! no se ra&an, le pregunt!. 6 #artn. .st3n ustedes antes. .l nene tiene toda la 2ida por delante. /elia no 2a a querer, me contest La. .l profesor se detiene ) c%asquea los la ios. /espu!s, saliendo de la penum ra, se acerca a la l3mpara ) le2anta su 2aso de t!. 6o les di la idea, dice. -i no las %u iera alentado a irse, esa ma1ana no se %a ran reunido en el 4it) :otel. 4reo %a erlo dic%o$ /elia conta a los minutos que le falta an para el pr"imo encuentro como si fueran %oras. 6 en el encuentro, conta a cu3nto falta a para el adis. Para reducir la ansiedad, escri a. -in confiar muc%o en el 2alor de su literatura, escri a. -i al siguiente encuentro no lle2a a unas p3ginas escritas, el reproc%e de La se le anticipa a mentalmente. Adem3s, si no escri a, la asalta an temores, pensamientos tene rosos de todo tipo, sensaciones de cat3strofe. /esde la entrada de La en su 2ida apenas tolera a las cuestiones %ogare1as que, %asta entonces, so relle2a a con displicencia. Ocuparse de la casa, impartir rdenes a la mucama, atender las tareas escolares de #artn %a an sido siempre rutinas que /elia entenda como cl3usulas ine2ita les del contrato matrimonial, en el que practicidad ) cpula se complementa an. /elia %a a pre2isto que, en alg5n momento, el capit3n le uscara el cuerpo. 4uando se presentara ese momento, accedera al requerimiento como una forma de ocultar lo que le esta a sucediendo. 6 cuando ese momento temido lleg, una madrugada en que el capit3n regresa a de la ase, como siempre, al amanecer, /elia compro que su cuerpo se re%usa a a la costum re de la entrega. =ue castigo ) respiro '+
a la 2ez. 4astigo porque, cuando el capit3n empez a tocarla, /elia sinti repulsin. Respiro porque el momento %a a por fin llegado ) falta a menos para que aca ara, como falta a tam i!n menos para el pr"imo encuentro con La ), de ese modo, en razos de su amante, i a a e"orcizar la cpula mec3nica del capit3n. .l capit3n ni se percata a de lo que poda estar sintiendo su mu&er. #e 2ino, se disculp /elia. #e %u ieras dic%o, c%e, di&o !l d3ndole la espalda en la cama. Te odio, sinti /elia. Pero se call. Porque se recrimina a que esos sentimientos de repulsa %acia el capit3n a arcaran tam i!n la 2ida surgida de sus entra1as. Al menos es 2arn$ no 2a a sufrir tanto, le di&o una 2ez a La, cuando %a la an de Pars. ?ui!n te di&o, retruc La. :a) %om res que sienten como mu&eres. Te refers a Gmez. <o necesariamente, di&o La. Todo %om re que sufre, en su dolor se feminiza. .l dolor amaricona, querida. 6 %a) que ser mu) mac%o para aguantarlo. /e qu! me %a l3s. Tu marido, por e&emplo, es menos %om re que nuestro querido Gmez. A las mu&eres, como a los c%icos, %a a que tenerlas ocupadas para que no zum onearan, pensa a el capit3n. ?ue su esposa participara de acti2idades culturales le permita disponer de tiempo para sus propias distracciones sin que pertur aran la rutina con)ugal. 4uanto m3s entretenida estu2iera /elia, me&or. .l capit3n llama a entusiasmos a sus a2enturas. Apuros que le peda el cuerpo, se &ustifica a a s mismo. /escargas que despu!s, cuando )a se %a a 2aciado, los ner2ios aletargados en un remanso de C%isG) ) cigarrillo, le permitan apreciar su matrimonio desde una perspecti2a reposada. Por lo general eran muc%ac%as de la diplomacia. O esposas insatisfec%as. Las casadas, se deca, eran las m3s 2iciosas. Por supuesto, las casadas podan ser un trastorno pero, al fin de cuentas, el riesgo era la pimienta de estas relaciones secretas. .l capit3n tena una garSonniVre en A)acuc%o ) 4angallo. Aarrio respeta le, como su esposa. Adem3s, el capit3n de a admitir que /elia era todo un anzuelo. #3s de una de sus trampas se le arrima a por ri2alidad con /elia. 6 el capit3n usufructua a esta contienda. Adem3s le gusta a pensar que %a a otro factor que atraa a sus amantes$ en este pas, un uniforme siempre sera un 2alor. 6 m3s, un marino. -er marino, pensa a el capit3n, %aca fa ular a las mu&eres un temperamento 2iril que conser2a a la calma en medio de una tormenta. Las mu&eres, refle"iona a el capit3n, eran como las tormentas. Pero si se sa a timonearlas, eran tan pasa&eras como esas tormentas. =ue por entonces que La le propuso a /elia un desafo$ Animate a mostrarle algo de tu no2ela. -era interesante 2er cmo reacciona el 4asano2a flu2ial. Ista era tam i!n una forma de c%ucear a /elia para a2eriguar %asta dnde era capaz de &ugarse. Aunque a m me pareci una locura, comenta el profesor. 4ontra lo que )o espera a, /elia, si ien seleccion partes del li ro, preparando una 2ersin sua2izada, se anim nom3s. A sorto en la conspiracin como esta a en esos das, el capit3n no le prest atencin al pedido de /elia, que quera una opinin masculina so re lo que esta a escri iendo. .s so re un indio ) una cauti2a, le di&o. 7na %istoria de amor. Prometo leerla a fondo, apenas me saque de encima unos asuntos, di&o el capit3n, ) de& la carpeta so re una mesa ratona. .n el fondo, se di&o, siempre son las mismas rom3nticas$ .l s%eiG, la prisionera del 3ra e. Ac3 no %a) 3ra es$ %a) 3r aros. :a) que tener pa&aritos en la ca eza para escri ir estas pamplinas, pens, sin a rir siquiera la carpeta que /elia le %a a entregado. '*
Los das pasa an ) el capit3n posterga a la lectura de la carpeta %aci!ndole sentir que, mientras !l se concentra a en el destino de la patria, ella se dedica a a escri ir no2elines. (os )a sa !s en qu! estamos, le di&o por tel!fono una madrugada, &ustificando su ausencia. .n las ausencias del capit3n /elia apro2ec%a a para escri ir ) encontrarse con La. -i el capit3n, en 2ez de estar conspirando, tena algunas a2enturas por a%, /elia prefera no enterarse. 7n amanecer, con la primera claridad, el capit3n 2ol2i taciturno. -e de& caer en un silln ), descu riendo la carpeta, se dispuso a leer &unto al 2entanal que da a al &ardn. -olcita, /elia le prepar un caf! amargo ) fuerte, como a !l le gusta a. .l capit3n lea con rapidez, pasando las %o&as sin pausa. 4ada tanto, c%asquea a los la ios. #ientras lo contempla a leer, /elia se pregunta a qu! poda estar sintiendo. Parec!s un c%ico esperando el oletn, le di&o el capit3n cuando alz los o&os. ?u! tiene de malo que parezca un c%ico. <o te %ag3s la rarita, quer!s, contest !l. As que est3s escri iendo so re una ninfmana. Porque no me 2as a negar que tu %erona tiene la fie re. .l capit3n le %izo un gesto para que se acercara$ A lo me&or le das cuerda a la fantasa porque no est3s a gusto con lo que te do). 4omo otras 2eces, /elia accedi. /espacio, meticuloso, el capit3n le desa roc% el 2estido, le quit la enagua, el soutien, le a& la om ac%a ), una 2ez que la acomod a ri!ndola en el silln, se arrodill ) empez a esarla entre los muslos. .sa lengua torpe ) ese sonido de aletazos %5medos eran los de un perro. /elia cerr los o&os. <o quera pensar en La, pero las instant3neas que acudan a su mente eran poderosas. -i lo mira a al capit3n, pens, i a a distraerse. Pero cuando entrea ri los o&os 2io que !l tena una marca 2iol3cea en la ase del cuello ) apret de nue2o los p3rpados. Lo me&or que poda %acer era de&arse lle2ar por esa temperatura que su a por su estmago. .ntonces se le ocurri que una uena escena para su %istoria sera la comparacin entre la lamida ruda del milico ) la mineta deleitante del indio. Porque el indio, se di&o, la c%upa a tan ien como La. ?uiz3 necesit3s esto m3s seguido, le di&o el capit3n.
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Propongo a%ora que caminemos por =lorida %asta llegar a :arrodRs. 6 que entremos por la puerta giratoria de la gran tienda inglesa que atrae a las damas que la 2an de elegantes ) distinguidas. 7stedes pensar3n que me diri&o %acia la confitera, donde pueden estar La ) /elia. Pero no. La ) /elia puedan estar perfectamente en la confitera, pero nosotros 2amos a%ora en otra direccin. 4omo en todo des2o, en !ste tam i!n llegaremos a esa %istoria de amor. Pero la que importa a%ora es otra, que, si ien est3 relacionada con la pasin de mis amigas, no se queda atr3s en gra2edad. As que crucemos el 2astsimo saln de la planta a&a, do lemos %acia la izquierda ) 2a)amos %acia los ascensores. Acomp31enme, pide el profesor a las som ras de la noc%e. .speremos que el muc%ac%ito ascensorista, uniformado como un otones del Plaza, a&e la palanca ) detenga la ca&a met3lica para anunciar el piso de la seccin lencera. -iempre por las alfom ras mullidas del saln, acerqu!monos discretamente %acia una de las empleadas de la seccin, la m3s &o2en. La se1orita Azucena. A% la tienen. Ru ia, m3s ien menuda, espigada, aunque de cadera generosa, Azucena empez a tra a&ar en :arrodRs a los diecioc%o reci!n cumplidos. Aunque tiene 2einticuatro, sigue pareciendo menor. Tiene rostro de madonna ) unos arro adores o&os celestes. .l uniforme se ocupa de disimular sus formas, los pec%os erguidos, c%icos ) firmes, la cintura estrec%a ) la cadera amplia. A Azucena le a2ergJenza un poco la e"u erancia de sus nalgas en esa silueta que pretende mantener delicada. -in em argo, esa desmesura que la tur a frente a un espe&o se compensa, al a&ar uno la mirada, con las piernas estilizadas ) esos to illos delgados que la complacen tanto como el usto. ';
4ruza de sangre espa1ola con alemana, oriunda de (illa Aallester, Azucena es, como casi todos en el pas del crisol de razas, %i&a de inmigrantes. -us padres son un tendero gallego ) una repostera tirolesa. .l padre, due1o de un negocio de saldos ) retazos, se opuso a que la %i&a, adem3s de estudiar Letras en el profesorado nocturno, prefiriera independizarse de su negocio ) uscara empleo de :arrodRs. -i ien le da a cierto orgullo que su %i&a tra a&ara en la tienda inglesa, le costa a resignarse a que re%usara quedarse tras su mostrador. La madre, en cam io, mientras se desloma a %orneando strudels, estimul las inquietudes de la %i&a, lectora de2ota del Fert%er, que confunda el romanticismo des ocado con la creacin literaria. 7n uen partido, Azucena, pensa an los padres. .mpleada en la importante casa inglesa, futura profesora, lo menos que mereca aspirar era a un marido con ttulo$ m!dico, a ogado, ingeniero. Pero, para esc3ndalo familiar, Azucena se enamor de un di2orciado. 6 es ac3, dice el profesor, en este aparente des2o, donde surge una %istoria lateral que, a su modo, no lo es tanto. .l o st3culo que, como en toda trama, de er3 sal2arse para llegar al final, el desenlace. Azucena es un primor, me confesara una noc%e el profesor /e =ranco. La amo con locura. 4incuentn, /e =ranco %a a sido flec%ado por su alumna en el profesorado nocturno. -eparado, padre de un 2arn ) una mu&er, /e =ranco esta a dispuesto a mandar al dia lo la soltera que tanto le %a a costado o tener luego de 2einte a1os de matrimonio. A sacrificar la li ertad misgina duramente reco rada, por esa flor de pi a. =lor de pi a, as defina a Azucena. Por primera 2ez en mi e"istencia alguien me arranc de m mismo, i a a confiarme /e =ranco, cuenta el profesor Gmez. -i un m!rito le reconoca /e =ranco al peronismo era que implantara la le) de di2orcio. Por fin i a a ser li re. Por fin puedo ofrecerle mi li ertad a Azucena, me di&o, entusiasmado, por esa !poca. Porque qu! es la li ertad, Gmez, sino el al edro para elegir un cauti2erio. :om re ma)or ) poeta menor, Ga riel /e =ranco se %a a puesto el M/eN como signo de presunta alcurnia para firmar sus li ros de 2ersos. .l prestigio que pudiera concederle no contri u), como espera a, a la difusin de su o ra. 4omo tantos intelectuales, /e =ranco la %a a ido de izquierdista en su &u2entud ), m3s tarde, declin %acia una 2isin esc!ptica de las grandes causas que, seg5n algunos de sus antiguos camaradas de Aoedo, se %a a 2uelto puro conformismo. Otros, en cam io, atendiendo su cele racin de lo cotidiano, lo reclama an para el mo2imiento nacional. /e a admitirse que, en su perse2erancia por poetizar lo cotidiano, adem3s de enfocar sutilmente lo social, /e =ranco %a a manifestado una co%erencia, siempre fiel a su lema, que da a en llamar Muna po!tica de la restriccinN. 4aminante incansa le de la ciudad, /e =ranco sola escri ir, cuando lo derrum a a el agotamiento fsico, en los ares. :a) que escri ir cuando el cuerpo no da m3s ), sin em argo, lo pide, me di&o una 2ez. -ilencioso, parco, a menudo c3ustico, /e =ranco culti2a a una figura entre la moda ) el descuido. .n ese desali1o su)o %a a algo de negligencia estudiada. 4omo en la simpleza elemental de sus poemas. .n las cosas, me di&o una tarde, a% est3n las ideas. /e =ranco pareca siempre a sorto en un pro lema metafsico que no cualquiera poda comprender. /eli eradamente, se %a a 2uelto un tipo cu)o encanto era el desencanto. 4uando emita una opinin, apela a a una an!cdota mnima. 6 se nota a, a su pesar, que en esa 2oluntad de e&emplificar con lo c%ico %a a una ela oracin que, pre2iamente, le %a a de2anado los sesos. .n m3s de una oportunidad me pregunt! %asta dnde no era un impostor. .n ese M/eN poda %a er una e"plicacin. /el mismo modo en que, para enno lecer su apellido, el %om re %a a recurrido a esa presuncin de aristocracia, m3s tarde, para nom rar a su amada, reemplazara el apellido gallego por el tirol!s. .n una de !sas, corresponde pensar, lo su)o no era tanto una pretensin de clase como ese mal ine"ora le que ataca a tantos$ la confusin entre literatura ) realidad. Las 2erdades simples, deca /e =ranco, se encuentran en la som ra de un patio, en el eco de pasos en una 2ereda, en el gor&eo de un canario, en el perfume de una ar oleda llo2ida, Gmez. 7no se de&a em elesar '>
por la gloria de un parnaso futuro ) no se da cuenta de que no %a) lauro compara le a la quietud de la siesta. #ire, Gmez, se lo digo con toda sinceridad. -o1amos con las estrellas del cinematgrafo pero la aut!ntica elleza est3 en una c%iquilina de la otra cuadra, no slo m3s pr"ima sino tam i!n m3s lozana. Le cam io las mu1ecas de figurn ) toda la perfumera de Pars por la fragancia &ardinera de una &o2encita de (illa Aallester. Aunque me lle2a a 2einte a1os, /e =ranco crea 2er en m un &o2en gal3n que, en el 3m ito docente, se comporta a con mesura. .sta suposicin su)a, que )o me esmera a en no desmentir, fue 2ol2i!ndome, con el tiempo, un amigazo, como le gusta a considerarme. .stas con2ersaciones nuestras, Gmez, son entre %om res. <o es menos %om re quien duele por una mu&er. 7sted me entiende. Permtame que le confe un 5ltimo poemita, me deca. .ntonces saca a una li reta de almac!n en la que escri a a l3piz sus 2ersos. Porque /e =ranco pensa a que su poesa serena ) 2ecinal mereca escri irse a l3piz en esas p3ginas modestas. <ecesito %a lar con alguien, Gmez, me deca. 7sted, que es un ca allero, sa r3 comprender la circunstancia que esto) atra2esando. Azucena, deca /e =ranco. #i peque1a Azucena, deca. .n la narracin con2iene aplicar los secretos del arte de la lencera. 7na %istoria seduce siempre m3s por lo que oculta. Lo que se sugiere siempre es m3s re2elador que aquello que se e"%i e. <ing5n secreto$ la narracin ) la lencera aplican toda su seduccin cuando prefieren insinuar. As como una narracin no es un diario de la tarde con fotografas sensacionalistas, la lencera es la anttesis de la e"posicin de ganado en la -ociedad Rural. /e =ranco conoci a Azucena en una de sus clases. /esde la primera mirada que cruzaron, el poeta sufri un desa&uste en todo el cuerpo. Le cost concentrarse en el an3lisis de las !glogas de Garcilaso. -alid sin duelo l3grimas corriendo, repet manteni!ndole la mirada a la ru iecita. 6 a%ora, al contarlo, me parece que fue as, Gmez$ ella me sostu2o la mirada. -on el tim re. :u o ese re2uelo del alumnado par3ndose, &untando sus carpetas ) sus li ros, la estampida %acia la puerta. .n esa marea de muc%ac%os ) c%icas, segu con la mirada a la ru iecita. #e pareci que se retrasa a. .ntonces gir apenas, ) otra 2ez su mirada ) la ma se encontraron. /espu!s, los que i an detr3s la empu&aron ) la perd de 2ista en ese 5ltimo grupo que )a se apura a en ganar el pasillo. -olo en el aula, empec! a guardar en el portafolios el Garcilaso, el ensa)o de un %ispanista ) mis anotaciones. Aunque en las calles se %a a instalado un marzo llu2ioso ) fresco, en el aula perdura a esa ti ieza que de&an los cuerpos en un lugar cerrado. #e pareci que senta por primera 2ez el olor de los pupitres ) la tiza. La soledad a rupta del aula era tam i!n la ma. .sa noc%e, al 2ol2er a su refugio de solitario, como !l lo llama a, /e =ranco se sinti raro. .l refugio era un departamento en el cuarto piso de un edificio art nou2eau en 4%aca uco al setecientos, frente al teatro #argarita Wirgu. A /e =ranco le gusta a, por las noc%es, acodarse en el alcn de esa sala que da a a la calle ), desde a%, con un 2aso de sello 2erde, contemplar c5pulas, terrazas ) tec%os imaginando que 2i2a en otra ciudad ) que !l era otro. La poesa es un e&ercicio de nostalgia, Gmez, me di&o /e =ranco. <adie, cuando est3 contento, escri e un 2erso decente. :a) que sentir nostalgia, la impresin de que lo 2i2ido con amor se pierde definiti2amente. O trate de citarme, querido Gmez, un poeta optimista que 2alga la pena. F%itman, contest! sin 2acilar. 6 al citar a F%itman tem, por un segundo, que /e =ranco pudiera atis ar mi inclinacin. <o se confunda, Gmez, me di&o /e =ranco, paternal. Lo de F%itman no es poesa. #3s ien el %imno norteamericano. 6 despu!s$ <o se moleste porque disentimos, colega. /e la discrepancia, del de ate de ideas, surge siempre alguna luz. :3game un fa2or. .sta noc%e, cuando arri e a su domicilio, escar e en su corazn. 6 2er3 que, en las dic%as e"tra2iadas del pasado, se encuentra el material m3s rico para la inspiracin. <o so) un poeta, /e =ranco, le aclar!, como si %iciera falta. Puedo traducir con gusto, pero so) incapaz de 2ersificar algo personal. ''
Para que la lira suene es necesario tocarla todas las noc%es, Gmez. Todas. Pero 2ol2amos a esa noc%e en que /e =ranco cruz su mirada con la de esa alumna ru iecita so re el fin de la clase. Al regresar a su alcn, nota a una e"altacin que lo asusta a. .l ritual de nostalgia se le %a a arruinado. La noc%e %5meda, de pronto fra, le oculta a la 2ista de la ciudad con una ruma casi llo2izna. La sello 2erde, en 2ez de moti2arlo, lo suma en un estado desolador. (ol2i a su escritorio ) a ri, al azar, un li ro de =ern3ndez #oreno. .ncontr un poema ) lo copi en su li reta de %ule negro$ MOrd!name el pensamiento, Xlo 5nico que te pidoX para eso me lo %as re2ueltoN. =ue /e =ranco quien acometi el primer gesto de acercamiento al llamarla por tel!fono a :arrodRs, aunque la alumna no 2acil en reconocer m3s tarde que, aquella noc%e en el aula, esa miradita que le %a a en2iado al profesor era una correspondencia. /e =ranco pas a uscar a su alumna a la salida de :arrodRs. #ientras la espera a, desde la esquina de -an #artn ) Paragua), esforz3ndose por distinguirla entre las siluetas de empleados ) 2endedoras que salan, /e =ranco pens que le lle2a a m3s de treinta a1os. .l miedo al ridculo le esta a &ugando en contra, pero pudo m3s el impulso que lo %a a lle2ado %asta esa esquina ), controlando el ner2iosismo, identific a Azucena, separ3ndose del personal, un grupo de %om res ) mu&eres &2enes. Azucena camin resuelta a su encuentro. 4mo poda ser que un poeta que %a a %ec%o un culto de lo simple limando su lengua&e %asta reducirlo al %ueso de las cosas, a%ora no diera con las pala ras adecuadas, se reproc% /e =ranco. ?uiz3 le de a una disculpa, Azucena, arranc. 4ream! que no me fue f3cil decidir llamarla. ?uisiera que mis sentimientos le quedaran claros a pesar de la torpeza con que me e"preso. .spero que no le parezca una impertinencia que nos tuteemos. .n a soluto, le contest Azucena. 8n2teme a tomar un t!. =uimos %acia la Gran (a del <orte, me cont m3s tarde /e =ranco. #ire qu! petulancia, Gmez, denominar as esa a2enida. -i a /e =ranco le costa a contarme, m3s lo inquieta a guardar solo esta %istoria. Pretenda ser o &eti2o, descri ir simplemente, como en uno de sus 2ersos, lo sucedido en ese primer acercamiento a su alumna. 6 a la 2ez se propona, en la precisin de las pala ras, esqui2ar el ridculo. Apenas nos pusimos a caminar por la a2enida %acia 4allao, repar! que tal 2ez podamos cruzarnos con alguien conocido. .l profesor ) la alumna, pens!. .l 2ie&o li idinoso ) la doncellita, pens!. #e di cuenta de que esta a apurando el paso ) Azucena, a mi par, camina a agitada con un aire entre confiado ) alti2o. -e me ocurri rozarla apenas, tomarle el razo al cruzar una calle, pero me contu2e, Gmez. 7sted comprende de qu! le %a lo. 4mo no i a a comprenderlo. La confesin de /e =ranco me de2ol2a a mis escarceos ner2iosos con ese preceptor que me encenda. ?ue )o e"perimentase una pasin similar me u ica a en una posicin pri2ilegiada para comprender lo que se padece ) se goza en una pasin 2edada, esa mezcla de goce desatado ) loqueo. -i lo que /e =ranco %a a uscado era un interlocutor para compartir en secreto su cada en lo pro%i ido, %a a dado con la persona indicada. Le di&e$ Lo pro%i ido, /e =ranco. -! de qu! me %a la. .s usted un ca allerazo, me agradeci /e =ranco. Llegaron por fin %asta la confitera .l Oguila. La muc%ac%a pareca m3s segura que !l. =ue ella quien eligi una mesa apartada. Tam i!n supo adelantarse, cuando el mozo se acerc a la mesa, ) pidi ans para los dos. Te &uro, Azucena, que esto no me pas antes, di&o /e =ranco. 6, que conste, so) un %om re que %a 2i2ido. Pero, la 2erdad, no s! cmo e"plicarte lo que siento. <o %ace falta, di&o Azucena. Tom un sor o de ans, se pas la punta de la lengua por los la ios, se ec% %acia atr3s mir3ndolo a los o&os. <o %a) que e"plicar nada. 'D
Tuteame, insisti /e =ranco. #e gustaste desde que te 2i. A la salida de clase, cuando te 2ea perderte solo en la noc%e, pensa a que lo nuestro era imposi le. 4mo i as a lle2arle el apunte a una mocosa. Pero no so) una mocosa, profesor. -o) una mu&er. .l poeta de e caer como un %alcn so re su presa, aconse&a a =ern3ndez #oreno. Azucena tena la mano %elada ) %5meda. La de /e =ranco arda. La presa so) )o, pens. Azucena le cont que lea a Alfonsina ) le pregunt si !l la %a a conocido. /e =ranco asinti. 6 tam i!n a Aaldomero, di&o. .s mi maestro, di&o. Azucena, conmo2ida, le pregunt si %a an sido amigos. /e =ranco di&o que no. La admiracin le %a a impedido una apro"imacin. -e lo %a an presentado en una reunin de acad!micos. Pero como !l e2ita a frecuentar esos 3m itos, no %a a 2uelto a encontrarlo, se lament /e =ranco. #ientras con2ersa an, la confitera fue 2aci3ndose. 4uando quisieron darse cuenta, %a an pasado lista a la literatura, el cine ) la m5sica. A Azucena le gusta an los escritores realistas franceses. <o2elas fuertes, di&o. <o o stante esta inclinacin %acia la no2ela realista, %a a en ella tam i!n un temperamento rom3ntico$ su cinta predilecta era Lo "ue el 3iento se lle3. .n cuanto a la m5sica, le gusta a toda$ /epende del estado de 3nimo con que esto), di&o. -e me puede dar por los impromptu como por el fo"trot. 6 en pintura le gusta an los impresionistas. -o) una cotorra, se cort entonces la muc%ac%a. <o paro de %a larle de m. .s que )o no tengo muc%o que contar, Azucena. (i2o solo. Apenas se implante el di2orcio legalizo mi situacin. Te de en querer tus %i&os. <o creas. La madre me los tir en contra. Permanecieron %asta tarde en la confitera. Al salir, la a2enida, poco transitada, era arrida por una risa %5meda fresca. -e apro"ima a el momento de la despedida. /e =ranco quera postergarlo, pero no se le ocurra cmo. .n la 2ereda, Azucena consult su relo& pulsera ) se so resalt. (o) a perder el tren, se asust. <o te preocup!s, le di&e. 6 par! un ta"i. Aunque )a era tarde, igual me asust el papeln que me pareca estar %aciendo al tomar del razo a la muc%ac%a. 4rea sa er cmo seducir a una dama, pero con la c%iquilina me %a a ganado el desconcierto. A pesar de mis a1os, ignora a cmo ro arle el primer eso a esa pi a en flor. -u imos a un mercedes negro, sigui /e =ranco. .l ta"ista me otea a por el retro2isor, esperando mi se1al para dirigirse a una amue lada. #is peores presunciones se cumplan. A (illa Aallester, di&e, cortante. 6 le 2o) a confesar algo terri le, Gmez, me di&o entonces /e =ranco. 6, a ism3ndose, respir %ondo antes de confesar$ Andar con Azucena por la calle era como andar desnudo. .n (illa Aallester, no mu) le&os de la estacin de ferrocarril, el asfalto se 2ol2a tierra, ) el arrio, a5n po lado, se impregna a de campo. A /e =ranco le %a a parecido que la muc%ac%a entra a en su casa. Pero no. Azucena entr con sigilo por el &ardn delantero ) 2ol2i corriendo al ta"i, con un ramito de azucenas reci!n cortadas. Para que no te sientas tan solo, le di&o. Al 2ol2er a su departamento, despu!s de poner en un &arrn con agua las flores ) de aspirar ese aroma sil2estre, a ri la do le puerta del alcn de la sala ) lo mismo %izo en su dormitorio. /e =ranco %er2a ) tam i!n sus pensamientos. -i la noc%e anterior no %a a casi dormido, a%ora 2ea a2anzar despacio %acia !l, en c3mara lenta, otra noc%e en 2ela. -ac el diccionario de su estante ) le)$ MPlanta perenne de la familia de las lili3ceas, con un ul o del que nacen 2arias %o&as largas, estrec%as, lustrosas. Tallo alto ) 'H
flores terminales grandes. Alancas ) mu) olorosas. -us especies ) 2ariedades se diferencian en el color de las flores, que se culti2a en el adorno de los &ardinesN. A /e =ranco se le anto& que no poda %a er definicin m3s completa ) certera de su amante. -u !"tasis po!tico alcanz el c!nit cuando le) que, entre las 2ariedades de dic%a planta, %a a una llamada MAzucena de Auenos AiresN. Ista, sin duda, era una se1al que el destino le arro&a a como un guante en la cara. /e =ranco acepta a el reto. 6 en ese mismo instante se a oc a la creacin del primer poema, que, apro2ec%ando el em ale, transcri ira en 2erso li re la definicin que le %a a proporcionado el diccionario. <o usara puntuacin tampoco, porque si Azucena %a a irrumpido en su e"istencia como una risa campera, esa misma risa arrera, adem3s de la m!trica, tam i!n los puntos ) las comas. .sos poemas tendran, en su estilo sencillo, un car3cter elegaco. 4ada uno concentrado en un instante, un detalle, refle&ando en lo mnimo el todo, lo uni2ersal. Porque, a%ora, el uni2erso tendra la medida de Azucena. 4ucena de 5uenos ires, recita el profesor Gmez. As decidi /e =ranco que titulara el con&unto, el li ro, porque no i a a limitarse a escri ir unos pocos 2ersos. 6 se pas en 2ela el resto de la noc%e. .n el encuentro siguiente, despu!s de la salida de clase, cuando por fin se encontraron en la puerta de un caf!, /e =ranco tema que una iniciati2a torpe de su parte des aratara el idilio ) decidi frenar su precipitacin. -alieron a caminar por la ciudad desierta ) al rato le di&o$ #ir3, Azucena, es tarde. 6 2os sos una pi a. <o quiero que tengas pro lemas en tu familia. <o te preocup!s tanto, contest ella. Lle2ame a alg5n lado. Podemos cenar, propuso /e =ranco. ?uiero conocer tu refugio, pidi ella. .n la oscuridad del ta"i estu2e por a razarla, me cont despu!s /e =ranco. .st3 amos tan cerca del eso. Pero me contu2e, Gmez. .ntonces ella gir de impro2iso ) me di&o$ A2is! en casa que esta noc%e me quedo en el centro. A dormir en casa de una prima. 6 sonri con picarda$ #i prima no tiene tel!fono. /e =ranco por fin se atre2i a tomar la cara de Azucena entre sus manos ) la es con sua2idad. Azucena le de2ol2i el eso con fuerza. /e =ranco persisti en otro eso sua2e ) la a raz. 4on la ca eza apo)ada en su %om ro, ella le di&o$ Parec!s mi pap3. As son las cosas, Gmez. Los mozos )a empeza an a le2antar las mesas. -e %a a %ec%o tarde. 4omo regresando a la madrugada que )aca en el fondo de nuestras sello 2erde, /e =ranco continu$ <o lo 2o) a a urrir con el detalle de mis conquistas, di&o. ?ue las %e tenido, ) son cuantiosas. 4uando un %om re se pone a %acer el in2entario amoroso es que se declara 2encido, no por el recuerdo de lo que fue sino de aquello que )a no ser3. A pesar de la consumacin de mis ganas, con Azucena me senta un poco as, esa noc%e. -i mi reser2a me con2erta en un ca allerazo a los o&os de /e =ranco, !l tam i!n lo era. Otro %om re se %a ra regodeado con la %aza1a ertica. 6 digo %aza1a desde la perspecti2a del 2ulgo mac%ista$ des2irgar una doncellita. /e =ranco, en cam io, no se solaza a con la conquista. Podra suponerse que la e"periencia no %a a sido tan singular porque, como supo por una confidencia de la muc%ac%a, Azucena no era 2irgen. 6a %a a tenido un no2io. 7n operario de la Osram, di&o. /e =ranco intu) un desprecio en el tono de la muc%ac%a. Azucena no 2alora a ese no2iazgo como un romance sino m3s ien como un accidente fruto de la imposicin materna. (oluptuossima la peque1a, di&o. 6 mir a1orante a tra2!s de la 2idriera del ar, la noc%e, la calle mo&ada. Pero con2engamos, Gmez, que un 2ie&o, en estos casos, a2ergonzado por su cuerpo a1oso, lo oculta en la penum ra. (ie&os son los trapos, le di&e, alent3ndolo. <o era e"actamente compasin lo que me causa a /e =ranco. #3s ien, una solidaridad en la que )o, por entonces m3s &o2en que el profesor, me anticipa a a mi propia 2etustez. 'K
<unca antes me sent como con 2os, le susurr despu!s Azucena, acurrucada contra su pec%o. 4reo que %asta a%ora no supe lo que era un %om re, di&o ella. <i tampoco qu! significa ser mu&er. :u o entonces un re ote como de cartones agitados en el alcn, me cont /e =ranco. Tardamos en sentir con claridad que se trata a de un aleteo. 7na paloma, pens! primero. O un gorrin perdido. Pero ese re2oloteo a%ora penetrando por la anderola, esa som ra m3s negra que todas las som ras, era un murci!lago que, de pronto, entr en el dormitorio ) nos so re2ol lanzando un c%illido. Azucena lanz un grito de asco ) %orror. .l murci!lago 2ola a c%ocando contra las paredes. Aterrada, Azucena se tap con la s3 ana ) )o, desnudo como esta a, le2ant! un zapato ) fui a su encuentro. Alcanc! a golpearlo con la suela, sent repugnancia en ese contacto re2simo. 4onsegu espantarlo. .n su 2uelo, el murci!lago se ale& %acia el escritorio, re ot contra la i lioteca, rode la l3mpara ) despu!s de so re2olar mis papeles %u) por la puerta entrea ierta del alcn. Aun cuando %a a a andonado el departamento a m me pareci, apenas un segundo, en una 2isin fugaz, que mi propia som ra en la pared era la del murci!lago. <o la som rita parpadeante a que nos tienen acostum rados las pelculas de Aela Lugosi. #i 2isin fue la de un sino premonitorio. #i autorretrato. .so 2i entonces. Porque, mientras 2ol2a %acia Azucena, a su cuerpo dulce ) ti io estremecido por el miedo, me pregunt! si acaso no era )o un 2ampiro que nutra mi e"istencia con la &u2entud de esa menor. Al contar, /e =ranco siempre e2ita a el detalle anatmico. Pude entender este pudor que no era fingido, ) no slo de ido a su estilo po!tico, parco ) contenido. A medida que pasa a el tiempo, porque )a %aca m3s de un a1o largo que se %a a enredado con Azucena, sus confesiones, como su mete&n, se %a an tornado m3s gra2es. 4omo 2ate era consciente de que la mencin de unas pocas cosas asta a para referir el clima de un encuentro. Pero en esos re2es detalles era 2isi le que la relacin con Azucena esta a arrinconando a /e =ranco. Auscando resistirse, quiso a2eriguar si era capaz de li rarse del deseo pro ando otros cuerpos, me confi una noc%e. Pero no %u o caso$ <o %a r3 ninguna igual, Gmez. .se 2erso me mac%aca. Azucena se percata a de que !l no tena paz$ /e eras ser m3s 2os mismo, me di&o una madrugada, Gmez, mientras nuestros cuerpos )acan en un despu!s. 7na llu2ia %elada aldea a las calles. 6 era reconfortante quedarse e"%austos, a razados en ese nido con nuestros olores ) el susurro asm3tico de la estufa de Gerosene, con sus llamas 2iol3ceas por toda iluminacin en el am iente. 6 cmo sera eso, le pregunt!. Azucena se me acurruc contra la a"ila$ Podras tenerme as todas las noc%es de tu 2ida si lo quisieras, Ga riel. Te refers al matrimonio, le di&e. <o era una pregunta. Llamalo como quieras. Acaso un matrimonio no puede quererse como nosotros nos queremos. 6a estu2e en el infierno, Azucena. <o me lo %agas recordar. 6o s! que con el tiempo 2amos a querernos m3s. .s al re2!s. 4on el tiempo se quiere menos. <o digas esas cosas. 4as!monos, Ga riel. /e =ranco poda 2aticinar que, en unos a1os m3s, Azucena lo plantara por un &o2en, practicando con !ste todo lo que aqu!l le %a a ense1ado. .ra preferi le apurar el final que postergarlo, se di&o. #ir3, pi a. .l da que )o aflo&e me mand3s el colacionado, YestamosZ (os te %ac!s el gallito porque ten!s otras por a%, di&o Azucena. Te cre!s que so) una p3nfila. A 2er cmo reaccion3s el da que te diga que conoc un muc%ac%o. 6 para qu! quer!s que nos casemos, si se puede sa er. ?uiero un %i&o tu)o, Ga riel. #e sonre, Gmez, di&o /e =ranco. Al relatarme aquella con2ersacin con Azucena era un perro apaleado. .ra tan perfecta esa noc%e, la ti ieza de estar acurrucados, uno &unto al otro. /e =ranco supo que ese instante i a a ser eterno. #3s eterno que un matrimonio. 4omo un poema, pens. 4asate 2os, Azucena, le di&o entonces. 4asate, ten! un %i&o ) 2ol2amos a ser amantes.
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Azucena empez a mane&ar la situacin, poco a poco. -a edora de los espasmos de fuga de /e =ranco, ) los amargores que les seguan, cuando lo 2ea 2ol2er, rendido, a uscarla, en sus o&os celestes asoma a la picarda$ /nde estu2iste, Ga rielito. 6 no es una pregunta, Gmez. 4uando le da por llamarme Ga rielito me re2ienta, me confesa a un /e =ranco cada 2ez m3s %undido, %oras despu!s, frente a una sello 2erde, en alg5n caf! de A2enida de #a)o. 7na noc%e, sin a2isarle, fue a esperarla a la salida de :arrodRs. /esde la esquina /e =ranco 2io el al oroto de empleados despidi!ndose, los rostros de cansancio ) alegra despu!s de la &ornada. :asta que las 5ltimas &2enes se dispersaron me qued! esperando, Gmez. Algunos empleados se saluda an con una camaradera confianzuda con las muc%ac%as. .ntre las muc%ac%as %a a las que se da an un eso, quienes se palmea an ) quienes, separ3ndose, i an al encuentro de un no2io o un amigo. :a a algo en esas relaciones que me esta a 2edado, algo que me era inaccesi le. 4uando el personal )a empeza a a dispersarse, 2i a Azucena con2ersando con un &o2en delgado, moroc%o, de tra&e cruzado, con entradas de cal2icie prematura, m3s ien a&o, que le sonrea almi arado. /e o confesarle, Gmez, que los tra&es cruzados siempre se me anto&aron de un gusto c%a acano. Adem3s, el &o2en no para a de gesticular como un actor italiano, reteni!ndola con un entusiasmo que no logra a contagiarle a Azucena. <o %a a que ser zorro 2ie&o para darse cuenta de que esta a entregado. Aasta a 2er sus manos a%u)entando insectos in2isi les en torno a mi muc%ac%ita. /e =ranco pens que Azucena no lo %a a 2isto. Pens en pegar media 2uelta ) marc%arse a paso firme. Pero ella lo 2io. -alud le2antando un razo, como diciendo )a 2o). /urante unos minutos que a m me parecieron intermina les, pareci compartir de golpe el entusiasmo del &o2en demorando la partida. =inalmente, se despidi. Le dio un eso ) cruz la calle %acia m. .l &o2en permaneci un instante en la puerta de la tienda, o ser23ndome. Pude apreciar la ri2alidad en su mirada. Pedrito es un admirador, me di&o Azucena. .st3 empleado en compras, %aciendo carrera. .s m5sico tam i!n. Toca el acorden. .st3s celoso, se di2irti Azucena. #e e"tra1aste muc%o, sonri tom3ndome del razo. (es que no pod!s estar sin m. Para Azucena era toda una a2entura caminar esas calles prosti ularias del Aa&o. Pasamos por un piringundn. /e adentro emerga en sordina un mam o. .n la puerta, una puta se mira a las u1as carmn. Al pasar, la mu&er coment algo que prefer ignorar. 4erca, un matn 2igila a. La noc%e %5meda ) pega&osa del Aa&o %eda a perfumes aratos, alco%ol ) petrleo. .squi2amos unos marineros que a2anza an tam ale3ndose ), sin soltarle el razo, le pregunt!$ <o te parece m3s apropiado mi departamento. #e encanta este am iente, di&o Azucena. A 2os te con2iene Pedrito, le di&e. Il nunca te traera ac3. Te lle2ara al altar. Azucena se apret contra m$ Pero )o quiero ser tu putita, me susurr. /e =ranco %izo una pausa. -e pregunta a si esta a )endo demasiado le&os con la re2elacin de sus secretos, me di cuenta. :a erme contado ese pedido de Azucena, m3s que un regoci&o en la memoria, era %urgar en una lastimadura$ As entramos en una amue lada de la calle Aouc%ard, sigui. :a a unos farolitos carmn en la entrada. .n la salita de recepcin, detr3s del mostrador, una cincuentona gorda, te1ida, escotada, con pinta de madama, nos sonri con concupiscencia. La menor, pregunt la gorda, tiene documentos. -o) la %i&a, contest Azucena, desafiante. La mu&er qued muda. Azucena contraatac$ Tiene espe&os la %a itacin. 6o puse un illete so re el mostrador. La gorda no 2acil en atraparlo. Gir %acia el casillero de las lla2es ) %aciendo tintinear unas, me las tendi. -u imos por una escalera alfom rada de ro&o. A cu3ntas tra&iste ac3, pregunt Azucena. DL
A ninguna, le ment. -os la primera. .n el pasillo %a a olor a desinfectante ) un &oro adito uniformado con c%aleco, mo1o ) otines sentado en un anco. Al lado tena una mesa a&a con toallas, &a ones ) papel %igi!nico. (ino %acia nosotros, nos entreg dos toallas, un &a n ) un rollo. 6o le di unas monedas de propina. /e un cuarto del fondo nos alcanzaron unos gemidos de mu&er ) un &adeo ronco de %om re. Apenas entramos a la pieza, Azucena contu2o la risa$ Lo que %a r3 de escuc%ar el &oro adito, di&o. 6 despu!s$ /ale, confes3. A cu3ntas tra&iste ac3. Por qu! te preocupan tanto las otras, le pregunt!. <o ser3 que quer!s sa er cmo es %acerlo con una mu&er. Por qu! no, contest Azucena mientras inspecciona a el cuarto. /e 2er algo m3s que desenfado seductor en esa respuesta de Azucena, Gmez. /e 2er el peligro. Pero me negu! a aceptarlo. .n efecto, %a a espe&os en ese cuarto. .n el tec%o, a los costados de la cama, en la ca ecera. La 5nica pared sin espe&o era la que da a a la calle, al puerto, los m3stiles orrosos en la nie la. La media luz de esa pieza, nuestros cuerpos refle&ados en los espe&os, reproduci!ndonos en cada posicin. =ue entonces que pens!$ ) si la pre1o. -i la pre1o esta noc%e. 4asarse, un c%alecito de arrio su ur ano, enanos de &ardn, pens! mientras la penetra a. Las noc%es de 2erano, sacar una silla a la 2ereda mientras los c%icos cazan luci!rnagas, pens!. /e&arme crecer las u1as de los pies, usar c%ancletas ) matear. Los s3 ados por la tarde ir al caf! de la esquina a distraer el tedio con)ugal con unas partidas de illar. 7n pi&ama ra)ado como uniforme de presidiario. .nterrarme, de una 2ez ) para siempre, en una 2ida mediocre, pens!. 7na forma e"celsa de lle2ar mi po!tica sencillista %asta sus 5ltimas consecuencias. Por atr3s, me pidi Azucena. .ra una orden$ :acemel. /el otro lado de los docGs, en una d3rsena del puerto, son como un mugido la sirena de un remolcador. =ue por aquellos das que /e =ranco me lo pidi$ quera que )o conociera a Azucena. <ecesita a una opinin. 7na opinin neutral, o &eti2a, di&o. Pero si la tengo 2ista, le record!. 7sted me la se1al %ace tiempo en el profesorado. <o me refiero a una opinin 2isual, Gmez, di&o /e =ranco. <ecesito el &uicio t!cnico de un conocedor del alma femenina como usted. -i %asta a%ora %a sido un ca allerazo, no me 2a a fallar a%ora. Lo acompa1! nom3s. -in demasiada gana. 6 tam i!n ignorando que de ese encuentro decisi2o surgiran toda clase de complicaciones. <o quiero perderme en otra digresin ni adelantar los sucesos que empezaran a complicarse a partir de esa noc%e, carg3ndome de culpa, )a que en m3s de un sentido %a a sido )o el catalizador al conducir a /e =ranco ) Azucena a la Ric%mond, donde nos aguarda an La ) /elia. Las dos escri en, inform! a /e =ranco. La es periodista ) poeta. /elia, en cam io, es m3s narradora. Azucena esta a %ec%izada. Para la muc%ac%a, caminar por =lorida a esa %ora de la noc%e, entre el poeta maduro que emula a a =ern3ndez #oreno ) el profesor de literatura inglesa significa a pasear por alguna peatonal del Parnaso. Pude ad2ertir los ner2ios que tena. 4omo suelen %acer los &2enes, al encontrarse entre ma)ores que respeta a, Azucena call todo comentario que pudiera sonar atropellado ) prematuro. Por momentos, el su)o era un silencio m3s a2ergonzado que intro2ertido. #e acuerdo de la actitud paternal de /e =ranco, un c%iste suspicaz que %izo so re la diferencia de edad entre !l ) nosotros. /espu!s de todo, como )a di&e, el &o2en Gmez era apenas ma)or que Azucena. /e =ranco, en un segundo en que Azucena se nos adelant, %izo otro comentario, indigno de un poeta ) de un %om re medido. Al mirarla de atr3s, llama a la atencin su resolucin al caminar. 8mposi le no fi&arse en ella, en su contoneo. .l comentario que %izo /e =ranco, si ien elogioso de las formas de la muc%ac%a, no lo de&a a ien parado$ A m me gusta cuando se ale&a, di&o. 4omprender3 a qu! me refiero, Gmez. Toda2a esta noc%e me recrimino %a er feste&ado esa ocurrencia re2isteril. Al incurrir en ese %umor procaz, /e =ranco %a a mostrado una faceta que le ignora a, demasiado parecida al miedo. Azucena se 2ol2i. <o le fue necesario decir nada para transmitir su molestia. D+
/e =ranco quiso arreglarla$ #e refiero a que la poesa 2iene cuando tu encanto se ale&a, Azucena, di&o. <o %a) como el ale&amiento para alimentar la inspiracin. -i quer!s que me 2a)a, contest Azucena, no ten!s m3s que decirlo. <o quise ofenderte, muc%ac%a, quiso conciliar /e =ranco. 6o %a la a de poesa. 6o tam i!n, le retruc ella, altanera. 6 no se qued a%$ 4uando se %ace irona con un sentimiento es porque no puede soport3rselo. 6 aclar, por si %aca falta$ Alfonsina -torni. Ara2a la muc%ac%a, pens!. Para aflo&ar el disgusto de Azucena, /e =ranco la tom de un razo, le susurr un piropo que no alcanc! a or. Pero no %u o caso. .lla se %a a puesto esqui2a. 6 as seguimos, %asta la Ric%mond. La espera a en una mesa del fondo. Tena el pelo recogido, unos lentes modernos que nunca le %a a 2isto ) fuma a en oquilla. .sta a sumergida en la lectura de un li ro, su ra)3ndolo. (i que era una no2ela de -tefan 0Ceig. :ice las presentaciones ) nos sentamos a la mesa. Azucena o ser2 el li ro, le pidi permiso a La ) lo %o&e, deteni!ndose en un su ra)ado$ .l que no es apasionado, le), llega a ser, cuanto m3s, un pedagogo. 6 mir a /e =ranco antes de seguir$ :a) que llegar siempre a las cosas desde adentro, partiendo siempre, siempre de la pasin. Pude pescar la mirada de La a Azucena. :a a 2isto antes esa mirada su)a. (i tam i!n cmo Azucena le de2ol2a una sonrisa. /e =ranco no capt lo que %a a en esa mirada de La. <i tampoco el rillo encandilado en los o&os de Azucena. 6 /elia, pregunt!. -upuse que estara con 2os. 6a no creo que 2enga, contest La. <o es la primera 2ez que me planta. Anda medio perdida. <o conoca este li ro, di&o Azucena. #e gustara leerlo. Te lo presto, si quer!s, le di&o La. Pero cuando leas a Proust te 2a a parecer m3s agudo en el an3lisis de los celos. Proust, inter2ino /e =ranco. La poesa de los peque1os detalles. Proust es m3s que eso, /e =ranco, di&o La. Los celos ien pueden ser un m!todo de conocimiento. /el otro ) de uno mismo. <o se conoce al ser amado en lo que se comprende por entrega tanto como en los celos. Azucena esta a deslum rada. La se 2ol2i %acia ella$ Ten!s que leer a Proust, le di&o. #ir! la %ora$ /elia de e %a er tenido alg5n pro lema, di&e. La me ignor$ Por qu! no pedimos unos claritos, di&o. 6 %acia Azucena$ (os tam i!n escri s. .studio, contest Azucena. 6 lo mir a /e =ranco. La sigui su mirada$ .ntiendo, di&o. La empez a e2itarme en los das siguientes. :u o una semana de tormenta, una sudestada se apoder de la ciudad. Pero ni un temporal, por implaca le que fuere, sola ser impedimento para que La ) )o no nos encontr3ramos. :a amos pasado tempestades m3s tremendas. Pens! que algo %a a sucedido entre /elia ) ella. ?ue La no diera la menor se1al, que incluso se %iciera negar en el tel!fono de la redaccin del diario, indica a que algo gra2e ocurra. 7na noc%e de esa semana orrascosa, a pesar de que era tarde ) segua llo2iendo, no aguant! m3s ) me tom! en Once el tren del oeste. Aa&! en =loresta ) camin! %asta su departamento. La se asust al a rirme$ D*
?u! pasa, me pregunt. Tena una marca en la me&illa. .so mismo pregunto )o, di&e, ) le toqu! apenas la marca en la cara. 7n accidente, murmur ella. <ada gra2e. 7nos c%orritos. #e atracaron cuando esta a 2iniendo de la estacin para ac3. .ra de noc%e, camina a por 6er al, esta a oscuro, me tomaron por sorpresa. 4omo me resist, me felpearon. <ada gra2e. Por suerte no fueron m3s que unos pesos. <o te creo, le di&e. .n su mesa de tra a&o, al lado de la m3quina de escri ir, entre dos pilas de li ros, %a a un ramo de azucenas en un florero de porcelana. 6 /elia, pregunt!. ?u! te pasa, Gmez. Pens! que !ramos amigos. (os ten!s muc%os amigos 5ltimamente, di&o La. /e =ranco es un compa1ero del profesorado. #3s que amigo, so) su confesor. .l padre Gmez, se url ella. .st3s mu) rara, La. <o te 2eo ien. Por qu! te met!s en lo que no te importa. .s que 2os me import3s, nena. A%ora, si quer!s que me %aga el otario, me %ago. Pero a m no me engrups. Le toqu! de nue2o, con la punta de un dedo, la marca en la me&illa. /elia, di&o ella. 6 sonri triste. #e pregunt si quera un co1ac. Acept!. Lo necesita a. =ue despu!s de esa noc%e en que nos 2imos en la Ric%mond, arranc La. #e promet!s guardar el secreto. Pala ra de %onor, di&e. ?u! %onor ni que oc%o cuartos, Gmez. <i aunque te picaneen en el /epartamento 4entral. Burame. <o te asta mi pala ra. .sto) cansada de las pala ras, di&o ella. Por el preceptor ese que te tiene a maltraer, por !l &uramel. Te lo &uro, asent. /espu!s de aquella noc%e en la Ric%mond, arranc La, la llam! a /elia, le di&e que tenamos que con2ersar. :a a muc%as cosas pendientes. <o slo si nos ra&3 amos a Pars, ) cmo lo %aramos. Pero la conc%uda se frunci. Antes tena que definir otra cosa, me di&o. ?u! ten!s que definir, le pregunt!. /ame tiempo, me pidi. <o me pod!s tener como me ten!s, /elia, siempre cla2ada. Lo nuestro quiero definir, me di&o ella. <o es para %a larlo por tel!fono, entonces, di&e )o. ?uiero que me lo digas en la cara. Te espero en Plaza -an #artn, %o) mismo, la conmin!. <o me import el dilu2io. -i en ese lugar nos dimos el primer eso, a% nos amos a dar tam i!n el 5ltimo. ?uiz3 no %ace falta que nos encontremos, recul /elia. A m s me %ace falta, le di&e. Llo2i tanto el &ue2es. Acordate, Gmez. .stu2e a punto de llamarla de nue2o ) cancelar. Pero no lo %ice. 4mo %a r3 sido mi 2oz en el tel!fono que /elia, que siempre llega tarde a todas partes, esa noc%e )a esta a protegi!ndose de la llu2ia a&o los 3r oles cuando llegu! )o. .st3s loca, me di&o. .sto) empapada. Tam i!n )o esta a empapada. 8ntent! esarla pero se apart. <os 2amos a morir de una pulmona, di&o. <o estara mal, le contest!. #orir &untas. /e fie re. 4ada una con un termmetro en la conc%a. <o le caus gracia. 4rucemos al Plaza, me di&o. ?u!, ten!s miedo de estar a solas conmigo. 6 si fuera as qu!, me enfrent ella. -i fuera as, sera parte de la definicin$ me tem!s, /elia. A m tampoco me causa a gracia la situacin. Pero ella no tena o2arios para mandar todo al cara&o, ) se lo i a a decir, cuando ella me di&o que )a no poda m3s. ?ue tena un %i&o. ?ue me lo %a a presentado para que )o comprendiera. Tu %i&o es una coartada, di&e )o. .lla me pidi tiempo, que le diera tiempo. ?ue esta a confundida. ?ue quiz3 lo nuestro no %a a sido m3s que un des2aro su)o en una crisis con)ugal. ?uiz3 lo que le %a a ocurrido era que precisa a alguien que la escuc%ara. Alguien, repet. Alguien no es un pronom re tan neutro, /elia, le di&e. -i )o so) alguien, so) alguien con un se"o. Tal 2ez no sentamos lo mismo, al uce ella. ?uera pro ar si era posi le sal2ar su matrimonio. La que se quiere sal2ar sos 2os, le di&e. 6 sa !s qu! me contest, Gmez$ <o esto) segura de si me gustan las mu&eres, eso me contest. .l asunto no es si te gustan las mu&eres. .l asunto es si te gusto )o. <ecesito D;
pensar, di&o ella. /ame tiempo, por fa2or, suplica a llorando. :asta cu3ndo i a a esperar, Gmez. -a !s qu! sos, le di&e. 7na como tantas que 2ende la 2agina por seguridad. .n el fondo sos una urguesita a la que le asusta &ugarse. ?uiz3 no seas me&or que tu marido. 6 la que se equi2oc fui )o. Poda imaginarme la escena, cuenta el profesor. Las dos en la noc%e, a&o la llu2ia, sacudidas por el 2iento, la con2ersacin crispada, La encendiendo con dificultad un cigarrillo tras otro, /elia tem lando de fro, su i!ndose las solapas del impermea le. La poda ser m3s que incisi2a cuando le surga la ronca. Te conozco, mi amor. 6 disculp3 que te diga mi amor. Porque a%ora parece que mi amor te ofende. A%ora no te quer!s acordar de las cosas que me di&iste, de las que me %iciste. 6 qu! 2as a %acer con todo lo que )o siento. Lo mismo que con lo que escri s. (as a esconderlo como te escond!s 2os. La lengua del maln es tu lengua. .s la ma. .s lo pro%i ido. .s la 2iolencia de una pasin. /e este puto pas. Pero lo que escri iste, aunque lo quemes, est3 escrito. <o lo 2as a orrar as nom3s. Te 2a a condenar mientras 2i2as. #ir3, no s! para qu! me gasto. -i ni sa !s de qu! esto) %a lando. #e usaste. Pero de amor, %aceme la gauc%ada, no le %a l!s m3s a nadie, porque no ten!s derec%o. <i sa !s de qu! se trata. Por fa2or, le rog /elia. Ra&3, turrita, contest La. .l cac%etazo de /elia la asom r m3s de lo que le doli. La trasta ill, estu2o a punto de perder el equili rio. /elia tirita a. Le casta1etea an los dientes$ Perdoname, di&o. <o quise %acerte da1o. La le sonri con furia$ 6a me da1aste. 6 cerr el pu1o ) le acert una trompada en la oca. /elia ca) %acia atr3s, sentada. 4on el impacto se %a a mordido la lengua. Perdoname, 2ol2i a rogar /elia, con sangre en la oca. /ame tiempo. Por fa2or. -os una cagona, le di&o La. La a)ud a incorporarse. Pero, al %acerlo, la agarr de la nuca, la atra&o %acia s ) le dio un eso de lengua, lami!ndole la sangre. /espu!s se pas la lengua por los la ios ) di&o$ <o te quiero 2er m3s. .n el relo& de la Torre de los 8ngleses eran casi las diez. Palade! el co1ac en silencio. La suspir fatigada. #anote un paquete de cigarrillos. :a a 2uelto a fumar negros, ) )a no usa a oquilla. .ra m3s la La que sola acompa1arme en aquellas e"pediciones e"tramuros. Lo que me cont3s e"plica muc%as cosas, di&e. 6a no duele tanto, di&o La toc3ndose la cara. .ntiendo, di&e )o. 6 2ol2 a mirar el ramo de azucenas. /e eso no 2o) a %a lar, Gmez. <i falta que %ace, di&e. -egua de i!ndole a /e =ranco mi opinin so re Azucena. Pero )o tam i!n necesita a tiempo ) logr! esqui2arlo unos cuantos das. Tiene su car3cter la muc%ac%a, le di&e por fin, cuando me intercept una noc%e en un pasillo del profesorado. .so era lo que me pareca$ audaz, intr!pida, para su edad. ?ui!n dira, le di&e a /e =ranco, con ese aspecto angelical ) p5 er, piensa como una mu&er de ideas. <o ca e duda, en ella se perci e su impronta. /e =ranco no pareci conforme con mi comentario. Pero el tim re nos en2i a cada uno a un aula. A la salida de clases, como tantas 2eces, caminamos &untos una punta de cuadras. [ amos en silencio, pero )o no poda ol2idar el ramo que %a a 2isto en el departamento de La. ?u! quiso decirme con intr!pida, Gmez, me tante /e =ranco. ?ue la muc%ac%a no retrocede ante los ta 5es, di&e. :a amos llegado, por A2enida de #a)o, %asta la 9 de Bulio. /e =ranco tena ganas de contarme algo$ Lo in2ito con una sello 2erde, di&o. D>
.sper a que nos sent3ramos en un ar ) el mozo nos sir2iera las dos copitas des ordantes de cu ana. .ntonces, despu!s de un sor o, como tomando en2in, di&o$ -i Azucena no fuera 2aliente no me %a ra dic%o lo que me di&o anoc%e, despu!s del amor$ que conoci a alguien. Pedrito, supuse )o, pero me equi2oca a. 6 dale con Pedrito. <o me esgunfies, di&o ella. .ntonces qui!n, pregunt!. 7na persona, di&o Azucena. <o importa qui!n. #3s &o2en, pregunt /e =ranco. .s todo lo que te preocupa, di&o Azucena. La edad. Ten!s razn, pi a, di&o /e =ranco impostando reciedum re. .s que todo en la 2ida )a es m3s &o2en que )o. 6o te quiero, Ga riel. Porque te quiero no puedo mentirte. .sto tena que pasar alguna 2ez, di&o /e =ranco que pens en aquel momento. 6 se impuso contemplar a Azucena, retener en el fondo de las pupilas su desnudez, su mirada, su 2oz. Porque supo que era la 5ltima 2ez que estaran as. ?ue, a partir de esa noc%e, el departamento sera inmenso. 6 la cama, una ant3rtida. .n un 5ltimo intento repiti su cantinela$ 4asate, Azucena. 4asate, ten! un %i&o ) 2ol2amos a ser amantes. <o me puedo casar con esta persona, contest ella. <i tener %i&os. /e =ranco no esta a preparado para lo que ella le di&o$ .s una mu&er. .l profesor Gmez se toma unos segundos para recapacitar$ 4uando encontramos por azar la prenda de un ser amado que nos a andon, dice, el %allazgo puede ser 2enenoso. -i se trata, por e&emplo, de una prenda ntima. :a) que imaginarse en los pozos en que se des arranca a /e =ranco luego de la partida de Azucena cuando, al a rir un ca&n del ropero, era sorprendido por un soutien o una liga que irrumpa a traicin, ponzo1osa, conser2ando toda2a esa fragancia que, al aspirarla, /e =ranco crea emanacin de su ser m3s ntimo. Azucena, esta a 2isto, %a a ingresado simult3neamente en nuestras 2idas causando estragos. #ientras /e =ranco padeca al descu rirse oliendo una enagua ol2idada, del mismo modo /elia, a su manera, %aca esfuerzos para no pensar en La, pero a%, en esa ca&a protegida por papel celof3n ) atada con un mo1o celeste %a a guardado las cartas que le %a a escrito %asta no %aca tanto, cuando se apaga an el 2erano ) el amor. /elia se %a a propuesto afianzar su matrimonio confiando que el tiempo serenara los recuerdos de esa a2entura que no de&a a de quemarle. Pero no tard muc%o en decepcionarse. 7na de esas madrugadas en que el capit3n regresa a de conspirar, le sorprendi que su esposa estu2iera despierta, esper3ndolo. /elia acudi a su encuentro con los la ios incendiados de rouge, el camisn entrea ierto ) precedida por perfume franc!s. 4uando una esposa act5a como 2os %a) dos posi ilidades, di&o el capit3n. La primera, que despu!s de a1os de matrimonio le est!n arrastrando el ala. 6, para satisfacer esas ganas que se le despertaron, se aferra a su marido para no ceder a la tentacin. La segunda, no menos impro a le, es que la esposa )a tenga un amante. 6, para cu rir cualquier posi le sospec%a, empieza a tomar ella la iniciati2a. (os dir3s, querida, si me equi2oco. A qu! se de e esta fie re. /elia se enfri$ .l matrimonio no es un &uego de guerra, le di&o desde el a1o, quit3ndose el rouge. 6 )o no so) una cualquiera. -i te pon!s as es porque algo de razn de o tener, /elia. <inguna razn, le contest ella. .l capit3n esper a que se a riera la puerta. (en, la a raz, tom3ndola por la espalda. <o te me %agas la ofendida.
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.ra en esos momentos cuando /elia m3s a1ora a a La. La congo&a se le atraganta a. -e de&a a manio rar por el capit3n, finga que era su)a, emita unos que&idos complacientes ), finalmente, espera a a que !l se durmiera para tocarse pensando en La. :a) quienes, encendidos por la pasin, tienen la capacidad de protagonizarla. 6 otros, como )o, que slo pueden ser testigos, dice el profesor en la alta noc%e. ?ue accediera a estas 2oces me concede un papel a la 2ez secundario ) pri2ilegiado en el transcurso de los %ec%os. =ui elegido para escuc%ar, podra decirse. Pero %asta dnde, me pregunto en noc%es como !sta, tena conciencia del rol que me asigna an, ) la aparente pasi2idad ma para ser depositario de tanto secreto no era sino una forma de participar, a posteriori, arrog3ndome el sentido de esta trama que cuento cincuenta a1os m3s tarde, esta noc%e. 7na ma1ana, al pasar por la sala de profesores, encontr! un mensa&e que alguien me %a a anotado en un papel. Llamar a la -ra. de 7lric%, deca la notita, escueta. 6 m3s a a&o$Llam dos 2eces. Tard! en enca&arle a /elia el apellido de casada. :asta entonces, de o aclararlo, mi relacin con ella %a a sido a tra2!s de La. -i fuerzo la memoria me cuesta recordar alguna 2ez que %u i!ramos estado los dos a solas. ?ue /elia me telefoneara, que lo %iciera con insistencia, me alarm. <o 2acil! en responder el llamado. /elia atendi al instante. #e ast escuc%ar su 2oz para darme cuenta de cmo esta a. <ecesita a con2ersar conmigo, me di&o. .sta a preocupada por La, me di&o. :a an tenido una discusin %orri le. <o da a para %a larlo por tel!fono, me di&o. <os citamos en la 8deal. 4uando entr! en la confitera la 2i en un rincn contra la pared, ensimismada en un li ro, poemas de (erlaine. #e di&e que el li ro era una e"cusa para mantener la ca eza gac%a, ocultar el moretn que tena. 6o )a sa a el origen de esa marca. #e limit! a preguntarle qu! le %a a dic%o al respecto a su marido. -u cara de 2elorio me enterneci. .star3s al tanto, di&o. <o poda %acerme el desentendido$ ?u! puedo decirte. 6 era 2erdad$ qu! i a a decirle. ?ue La, despu!s de todo, se las %a a ingeniado para so relle2ar la ruptura. <o quera usar esa pala ra. Pero, en el fondo, me pareca el t!rmino m3s adecuado, adem3s de saluda le. ?uiz3 la gresca que %a an tenido era auspiciosa. 6o siempre %a a temido lo qu! podra suceder si el capit3n llega a a enterarse. .n una de !sas %a a sucedido lo me&or. .sto) asustada, Gmez. Te escuc%o, le di&e. La e"tra1o. #e est3s pidiendo que interceda, /elia. <o s! si sir2o como celestino. Te pido que la a)udes, me di&o. La sa e cuidarse. #e parece que la que precisa a)uda sos 2os. La e"tra1o, repiti ella. Pero no s! qu! %acer. ?u! sents. <o s!, di&o /elia. 7n 2aco inmenso. .st3s escri iendo, le pregunt!. A 2eces a)uda. 4artas, me contest /elia. 4artas que despu!s no me atre2o a en2iarle. /elia quiso aguantar las l3grimas, pero no pudo. /isculpame, di&o. Pero )o no tengo su cora&e. -in un marido, sin un %i&o, tal 2ez todo sera distinto. .ste sentimiento no me de&a 2i2ir. #e propuse ol2idarla, Gmez. Pero no puedo. 4uando miro a #artn, cuando !l me cuenta del colegio, cuando lo 2eo &ugar solo, cuando se me acerca uscando un mimo ) a m no me surge, me digo que no tengo derec%o a estar ausente. #i marido no importa. Pero mi c%iquito, aunque sea el fiel refle&o del padre, no tengo derec%o a sentir lo que siento. <o s! cu3nto 2o) a resistir en esta situacin, Gmez. Te &uro que pens! en. <o la de&! terminar$ <i me lo digas. DD
Tam i!n para %acer eso so) co arde, di&o /elia. Le tom! la mano. .sta a %elada. Pens! en llamarla. Pero no me atre2o despu!s de lo que pas. Por qu! no, di&e. 6 mientras lo deca, contra lo que %a a pensado unos minutos antes, supe que i a a arrepentirme. (er a /elia en ese estado me rompa el corazn. -iempre tu2e poca resistencia al dolor, tanto al a&eno como al propio. Teniendo en cuenta los peligros de la relacin entre esas dos, que )o a%ora la instigara era una aut!ntica gallinada de mi parte. Por no soportar el dolor de /elia, en lugar de aconse&arle que se esforzara, que persistiera en retomar su 2ida de esposa ) madre ), de este modo, protegerla no slo a ella sino tam i!n a La, )o le esta a diciendo lo que ella quera escuc%ar. Pero cmo no entenderla. La espera, )o sa a lo que eran las %oras pendiente de un llamado. /ando 2ueltas en torno al tel!fono. #irando la %ora. 7no se in2enta una acti2idad cualquiera. Pero la ca eza est3 en otro lado, en la espera. 6 si no se aguanta, si se decide salir, poner distancia entre el tel!fono ) la ansiedad, aterra pensar que el llamado puede producirse mientras uno no est!. 6 si, igual, arm3ndose de 2alor, uno sale, en la calle le parece 2er a quien tendra que llamar, pero no es. 7no se dice que, cuando 2uel2a, se animar3 a llamar. Tendr3 una e"cusa$ %a a salido, 2a a decir. Pens! que quiz3 me %a as llamado. .l que espera, desespera. Por supuesto que la entenda a /elia. Pero tam i!n quera li rarme de una uena 2ez de esas l3grimas que, adem3s de incomodarme, me o liga an a pensar a2ergonzado en las tantas noc%es que tam i!n )o, llorando a moco suelto, a e3ndome inconsola le en la almo%ada de mi soledad, a1ora a a mi preceptor ingrato. Ten!s una cara, me apiad!. :ace tiempo que no duermo, di&o /elia. -i no es con pastillas, no puedo pegar un o&o. 8gual, apenas me %acen efecto. #e despierto al rato, siempre por la misma pesadilla$ esto) por cruzar una frontera pero no tengo pasaporte, me 2an a retener, me 2an a meter presa, usco el pasaporte, lo usco ) lo usco, pero no lo tengo. .ntonces me despierto en un grito. Llamala, le di&e. -lo as pareci calmarse. /esde su 5ltima confesin, /e =ranco %a a empezado a e2itarme. :a a que 2erlo, enflaquecido, como 2ol2i!ndose un faquir. Azucena, me coment una noc%e, esta a faltando a sus clases. #e pregunt! cmo se las arregla a para dictar su materia. Otra noc%e en que nos cruzamos a la salida del profesorado me anunci que a%ora esta a dictando poesa mstica. -an Buan de la 4ruz. La noc%e oscura del alma. Las 2isiones en la prisin en Toledo forma an parte de una 5squeda de la perfeccin. /esde su celda, -an Buan o) la 2oz de un &o2en cantando un 2illancico$ #u!rome de amores. .l mstico tu2o una 2isin. .n el calor asfi"iante de la celda se le apareci la (irgen en toda su elleza ) esplendor. La poesa ) la oracin comparten m3s de lo que parece, Gmez, me di&o /e =ranco. A%ora que %e dado por perdida a la muc%ac%a, mis 2ersos se %an 2uelto m3s sim licos ), a la 2ez, m3s realistas. /igamos que esto) llegando al %ueso. Prefer no %acer una alusin a su flacura. /e =ranco me inquiet al pasarme un razo por el %om ro, atraerme, confidente, para recitarme por lo a&o$ MPara 2enir a gustarlo todo, no quieras tener gusto en nada. Para 2enir a sa erlo todo, no quieras sa er algo en nada. Para 2enir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada. Para 2enir a serlo todo, no quieras ser algo en nadaN. DH
6 a modo de apostilla, /e =ranco me pas una mano por el %om ro, confidente$ Ise es para -an Buan el modo de su ir por la senda al monte de la perfeccin. 6 nos informa cmo esqui2ar los caminos torcidos. .sto) en eso, Gmez. Porque despu!s de 2i2ir lo que 2i2 con Azucena, qu! me queda. Para 2enir a poseer lo que no posees, %as de ir por donde no posees. .sto) ingresando en la gran noc%e del sentido, Gmez. ?uiz3 no de a guardar %acia ella m3s que gratitud. -i!ntase dic%oso, /e =ranco, le di&e. Piense en el cal2ario de aquellos que, como )o, no tienen el arte para salir de un pozo ) seguir adelante. <o, Gmez. Piense que, a 2eces, los artistas creamos para mitigar el p3nico. -i fracaso con la lira, me marc%o al 4%aco. #e pierdo en la sel2a. -i el %om re 2iene del mono, por qu!, dgame, no 2ol2er al origen. 4uando me acuerdo de esa !poca, no me ol2ido del clima poltico, espes3ndose da a da, noc%e a noc%e. ?uiz3s es en tiempos som ros, de persecucin ) complot, que los sentimientos, aprisionados, se %acen tam i!n espesos ) el deseo se 2uel2e oscuro. #uc%as 2eces sent que la %istoria nos arrastra a, que )o era como quien se aterra al sumergirse en la correntada de un ro arroso ), en2uelto en un remolino, trata con desesperacin de racear %asta la orilla, %acer pie en ese fango que ofrece una esperanza precaria. La %istoria nos arrastra a, pero no nos d3 amos cuenta de que, aun cuando le esqui23ramos el cuerpo, est3 amos condenados a sus e"igencias. Porque la calentura, aunque no sea 2isi le como una manifestacin o una om a, suele tam i!n %acer, con menos aspa2iento, la %istoria. <o fui un testigo imparcial. <i en la %istoria colecti2a ni en la pri2ada. .stu2e en esas manifestaciones arrolladoras, caudalosas, fui testigo tanto del atentado de ese a ril en la Plaza como integrante de la masa que a2anz %acia la 4asa del Pue lo, quem su i lioteca ) despu!s, en un grito, marc% %acia el BocGe) 4lu ) lo incendi. ?ue no %a)a ec%ado le1a al fuego no significa que no particip!. As como estu2e m3s tarde en ese &unio que se nos 2ena encima con el rugir de los caza om arderos 2olando %acia el centro de la ciudad, so re la Plaza, estu2e tam i!n, mientras el odio se agazapa a, prest3ndole atencin a lo que me confesa an esos seres estremecidos por sus destinos cruzados. -iempre tendemos a considerar nuestras 2irtudes ) miserias como una ficcin supina. .n su pasin, tam i!n La, /elia, /e =ranco ) Azucena de en %a erse credo protagonizando una. <o se me ol2ida a, al escuc%arlos, que se pensa an actuando roles estelares cuando, en 2erdad, cada uno era un actor secundario en la e"istencia de los otros. /estinos cruzados. <os damos importancia. 6 despu!s los a1os, que nada remedian, nos de2elan la c%iquitez de nuestras presunciones. Porque, a mi modo, al ser elegido como testigo, )o tam i!n elega, imaginando que con mi inter2encin, i a a conseguir que esos cuerpos enca&aran en la medida de su deseo. 7n en2iado especial del destino participando en la %istoria que se arma a. .so pens! que era )o en esa !poca$ capaz de reparar los desencuentros, de ofrecerle a esas almas a la deri2a un rum o que las apaciguara. -a er es poder, se dice. 4on esa omnipotencia que me da a sa er lo que todos no le conta an a nadie e"cepto a m, tu2e en oportunidades la certeza de estar mo2iendo los %ilos, mane&3ndolos como a tteres. .l teatro de la 2ida, diriga. /elia la llam a La. 6 )o me sent -%aGespeare. 7n gilito fui. La no pudo con su genio. 6 la cit a /elia en :arrodRs. 4uando me llam para cont3rmelo cre notar alegra en su 2oz, pero cuando me di&o dnde la %a a citado ad2ert en ese tono m3s de perfidia que de contento. Por fa2or, La, le ped, no le %agas da1o. -i 2os tu2ieras la c%ance de darle un escarmiento a tu preceptor, qu! %aras. /elia te ama, di&e. A%ora la que necesita tiempo para pensar so) )o, me contest. ?u! te cre!s, que la paqueta se la 2a a sacar de arri a. .n m3s de un aspecto, comprenda el estallido de La esa noc%e, el pu1etazo ) esa despedida con el gusto de la sangre de /elia en la oca. .l tinte de pat%os que %a a tenido la escena le otorga a, si no &usticia, DK
al menos la legitimacin de una 2enganza. Pero cuando pensa a en /elia, en su p3nico, no poda menos que comprender su pedido, aun cuando el tiempo contri u)era apenas a la anestesia del dolor amoroso. .n todo caso, no le %agas muc%o da1o, di&e. 6, para disimular, agregu!$ #ir3 que te 2as a a urrir pronto de tu c%ic%e nue2o. La ma1ana de ese martes en que tena que encontrarse con La, la po re /elia se despert con &aqueca ) mareos. Tena c%uc%os, arcadas. Pro con genioles, paratropina, pero el malestar no la de&a a en paz. .stu2o todo el da contando los minutos, prepar3ndose para la cita, pre2iendo la con2ersacin. -a a que todo c3lculo era in5til. -in em argo pens cmo 2estirse, ensa) qu! decir. Pero tanto la ropa como las frases elegidas se le %acan afectadas. =inalmente, cuando se acerca a la %ora del encuentro, decidi arreglarse con sencillez, sin otro maquilla&e que una nota de rouge. <o pudo llegar tarde a la confitera, demostrando que poda controlar su estado. Antes de entrar en :arrodRs, para %acer tiempo, fue a una galera de arte ) despu!s a curiosear no2edades en Galatea, donde compr una edicin de Les liaisons dangereuses de 4%oderlos de Laclos. Pens en regalarle la no2ela a La. /espu!s se arrepinti$ esperarla, ) con un regalo, era demasiado. 6 tan luego con ese li ro. Pens en las cartas que le %a a escrito a La en todo el 5ltimo tiempo ) sinti, adem3s de un retorti&n, 2ergJenza. Lo que le falta a a%ora era descomponerse, se di&o. -e impuso entretenerse con la lectura si la otra se retrasa a, como efecti2amente ocurri. Para so reponerse al malestar fue al toilette ) sac de su cartera la paratropina. Las arcadas eran m3s fuertes que ella. (erti unas gotas en su oca ) se mir en el espe&o. .sta a palidsima. Ausc el rouge en la cartera ) 2ol2i a pintarse los la ios. .st3s fatal, se di&o. 4on2enci!ndose de que i a a reponerse, se mo& las mu1ecas con agua fra, se sec ) 2ol2i al saln. Pero, de nue2o en la mesa, no logr fi&ar la atencin en la lectura. Pasa a las p3ginas ) mira a la %ora. Al 2er 2enir a La se di&o que era m3s f3cil, aunque se %umillara, asumir que i a al pie ) ceder a las palpitaciones. :ola, la salud con frialdad La. 4mo est3s. ?ue se saludaran con un eso ama le, pens /elia, no quera decir nada. Para ella, ese eso era una limosna. La perd, pens. Tena que medirse en lo que e"presara, pens. <o poda darse el lu&o de un paso en falso, pens. 4ada pala ra, se da a cuenta, adquira a%ora un 2alor que e"ceda su significado. <o muc%o tiempo atr3s esos mismos gestos eran espont3neos, pero a%ora tenan una trascendencia atroz. 6 La, con astucia, apro2ec%a a su 2enta&a. 4ontame, le di&o. 4mo est3s, le pregunt /elia. Aien, sonri La. #u) ien. -e miraron en silencio. La mir el li ro$ <o cam i3s m3s 2os. 6 2os qu!, le repuso /elia. -i no fueras la que sos, no sa ras de este li ro. Touc%!, se sonri La. /elia empu& el li ro so re el mantel$ Te lo regalo, di&o. Ten!s miedo de que tu marido descu ra tus relaciones peligrosas. Por fa2or, La. <o 2ine a seguir peleando. -i cuando se conocieron %a a sido La la que tom la iniciati2a, pens /elia, a%ora le corresponda a ella, a pesar del nudo en el estmago, arremeter, lanzarse$ Perdoname. <o tengo nada que perdonarte. La que se equi2oc fui )o. <o te equi2ocaste. Lo siento, pic%ona, di&o La. Pero los mete&ones son as. -e logra una altura ) despu!s ca!s en picada. 8gual que un aeroplano, en tira uzn. 4uando quer!s enderezar el aparato ) le2antar 2uelo, es tarde, te estrellaste. Por suerte )a me esto) curando del accidente. D9
Perdoname, La. <o podemos 2ol2er a lo de antes. 4mo sa !s. Porque lo s!. 6o s! lo que siento. -iempre. /ame una oportunidad. La que precisa tiempo a%ora so) )o. /elia %u iera deseado no %acer esta pregunta$ Te enamoraste de nue2o. <o esto) sola, si es lo que te interesa sa er. .s m3s &o2en que )o, pregunt /elia. ?u!, sonri La. ?uer!s que te la muestre. Por qu! no, la desafi /elia. La se sonri enigm3tica, midi!ndola$ -eguro que est3s ien, la tante. .st3s p3lida. <o so) una cagona, di&o /elia. Acompa1ame, entonces, di&o La. ?uiero 2er si %a) una liquidacin en lencera. <ecesito un des%a ill!. /esde cu3ndo us3s des%a ill!. La gente cam ia, mi amor. Azucena atenda a una madre con su %i&a quincea1era cuando 2io a2anzar por el alfom rado mullido a La con /elia. .sta a desplegando ante las clientas un camisn rosa p3lido adornado de enca&e ) los celos la punzaron. ?ui!n poda ser esa mu&er, se pregunt. Adem3s, La la traa del razo. /isimulando frente a las clientas, se mordi el la io inferior ) sigui relo&e3ndolas. /elia le pareci elegante ) distinguida, pero astante estirada con ese aire de pituca. .n cuanto a /elia, la muc%ac%a le result onita, no tanto quiz3 por su elleza ru ia como por su &u2entud. Las ru ias siempre son algo 2ulgares, se di&o. Los celos la agui&onearon tanto como a Azucena, pero ninguna de las dos, en el paso de comedia per2ersa que La %a a montado, mostr la %ilac%a. -os una degenerada, di&o /elia por lo a&o. .s una mocosita. Lo que cuenta no es la edad, le di&o La. -on sus p!talos. <o s! qu! %u iera %ec%o )o en ese momento, acota el profesor Gmez. 4a e preguntarse qu! usca a La al reunirlas sin que la escena se le fuera de las manos. #3s tarde, Azucena %a ra de preguntarle a gritos qu! tena en com5n con esa paqueta. Pero eso fue m3s tarde. .n la seccin lencera, mientras /elia, con una diplomacia cargada de sutileza, se ofreca a a)udar a La en la eleccin de un des%a ill!, a Azucena no le qued m3s remedio que asisitir muda a la escena mientras espera a li rarse de las clientas. #e encanta cmo te queda, deca /elia. 6 %acia Azucena ) las clientas$ <o le queda regio. Azucena asinti, furiosa por dentro, ama ilsima por fuera. /e&ame que te lo regale, se adelant /elia. Pero )a me regalaste el li ro, di&o La. ?u! li ro, se puede sa er, pregunt Azucena, )a li erada de la madre ) la %i&a que no %a an comprado nada. Les liaisons dangereuses, di&o La. Lo leste, se intrig /elia. #e a urri, di&o Azucena. Las cartas me a urren. Lo leste en franc!s, insisti /elia. Porque la lengua es fundamental. <o %a ra de sa er de ese encuentro en :arrodRs slo por La. Tam i!n /elia me dio su propia 2ersin de los %ec%os. Tena que reconocer que la c%iquilina se %a a mantenido a la altura de las circunstancias$ ninguna de las dos le %a a dado a La el gusto de un escandalete. Toda2a quer!s 2ol2er, le pregunt!. /elia 2acil$ .sa 2endedora, di&o. La no pudo caer m3s a&o. /esde ese segundo llamado, /elia empez a uscarme con frecuencia, dice el profesor. 7na 2ez m3s )o era ungido confesor. 6 una 2ez m3s me da a cuenta, al deslizar un comentario, del poder que se me HL
ad&udica a. <o era slo el tipo en quien se poda confiar. .ra tam i!n el que se consulta a, ) mi laconismo, la economa de mis opiniones, adquira el poder de una sentencia. <o era tanto un 2o)eur como un demiurgo que, enmascarado en la timidez, orienta a impunemente lo que %a a dado en llamar el teatro de la 2ida. A%ora, a casi cincuenta a1os de los %ec%os que narro, mi perspecti2a de lo sucedido se %a 2uelto culpa. Podra calificar mi participacin en lo ocurrido como co arde. #e considero, sin omnipotencia, responsa le de lo que los otros %icieron con su destino. Pero la responsa ilidad no es una categora que lo e"ime a uno de culpa. .sta noc%e comprue o una 2ez m3s que la amnesia es un eneficio que me est3 2edado. 6o sa a$ -i la c%ing3s con lo que decs, Gmez, la 2as a pagar cara. 6o sa a$ slo la muerte o la amnesia me li raran del castigo de la memoria. Pero sa a tam i!n mis limitaciones. #e faltaron agallas para el suicidio ), acostum rado a la autocompasin, la memoria fue mi castigo. Tengo un atraso, Gmez, me di&o /elia. Apenas me sent! a la mesa de la 8deal, ese s3 ado por la tarde, me lo di&o. Lo 5nico que falta a, pens!. #is ideas se dispara an una tras otra. ?uiz3s un em arazo era la respuesta que pondra fin a los interrogantes acerca de cmo poda concluir todo. /e pensar que un em arazo no es nunca una respuesta. #3s ien, una nue2a pregunta. Por los ner2ios, %ice un comentario ingenioso$ Al menos sa emos que no es de La, di&e. .s su)o, Gmez. .l razonamiento de /elia era temi le$ el %ec%o %a a ocurrido al intentar esa reparacin confusa de su matrimonio. /espu!s de esa pelea en Plaza -an #artn. .s decir, a&o el signo de La. .n la 8deal no queda a ien que me pidiera una gine ra do le. Orden! un clarito. /elia al uce$ #i nom re, Gmez. -i lo acentu3s, est3 la cla2e de todo. Pens! que alucina a. Ponele el acento$ de La. /elia es de La. .ste cuerpo le pertenece. 6 lo que tengo adentro tam i!n. <o es momento para &uegos de pala ras, /elia. Tu marido lo sa e, pregunt!. Toda2a no. 6 La. Tampoco. -os el primero en sa erlo, Gmez. ?u! 2as a %acer. <unca /elia me %a a parecido tan sua2e. #e pregunt! cmo poda adoptar una e"presin de placidez seme&ante en esta circunstancia. 6 me di cuenta de que no era que adoptara esa e"presin. Le surga natural. 6 de pronto, como en una 2isin, pens! en mi madre. Pens! en su 2ientre detr3s del mostrador de ese negocito de mala muerte en un para&e de la costa. Pens! en su 2ientre ) en las sudestadas. Pens! en su 2ientre ) en sus miradas a tra2!s de la 2idriera, contemplando ese paisa&e donde la pampa se %aca acantilado. La pens! tam i!n pensando en m. /e pronto no poda escuc%ar lo que me esta a diciendo /elia, como tampoco el rumor del am iente, el sonido de la confitera. Pens! en mi madre, en su 2ientre ) en las sudestadas. ?u! te pasa, Gmez, pregunt /elia. /isculpame. #e le2ant!. 6 me fui al a1o a llorar.
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La cantidad e"acta de muertos en la atalla de Aorodino no modifica en nada la estupidez %umana. .n todo caso, es el teln de fondo que a Tolstoi le importa para contar la im ecilidad, el a surdo. 4aminemos una plaza cu ierta de %eridos ) cad32eres$ se comprender3 lo que significan im ecilidad ) a surdo. 8n2ierno del '', &ue2es +D de &unio$ qu! importancia puede tener esa fec%a concreta, el puntillismo de una memoria perito mercantil, m3s preocupada por n5meros que por 2idas. 4u3ntos a1os H+
pasaron desde aquella ma1ana del om ardeo. <o se supo entonces ni despu!s la cantidad e"acta de 2ctimas. La estadstica no de2uel2e la 2ida de tanto po re descuartizado. 4uando el crimen se 2uel2e num!rico se suele urocratizar tam i!n la pasin de la %istoria. :a) que de2ol2erle la pasin a la %istoria. 6, de paso, tam i!n les de2ol2emos el cuerpo a las 2ctimas. .l General no tolera a oposicin, dice el profesor Gmez. -olo, empac%ado de poder, no escuc%a a sino a los alca%uetes del r!gimen. 6 aquel a1o se enfrent con la iglesia. .n 4rdo a, en la prima2era anterior, el /a del .studiante ) de la Prima2era, los c%upacirios %a an organizado una manifestacin con m3s de doscientas carrozas frente a una multitud de cuatrocientas mil personas. /e esta forma empezaron a fundar su partido, el demcrata cristiano. .l General se dedic a camorrear a los curas, a2i2ados polticos, por usar el sindicalismo. La religin de e practicarse fuera de las organizaciones gremiales, e"iga. .n un discurso fue nom rando a todos los curas que conspira an. Orden in2estigar la fortuna ) el patrimonio de la iglesia, que no era moco de pa2o. Adem3s, denuncia a el General, nunca se %a a 2isto en el pas que tan pocos sotanudos se acostaran con tal sinfn de feligresas. Los colegios religiosos, las propiedades ) los fondos que normalmente esta an li res de impuestos eran un o &eti2o del r!gimen. .n poco tiempo se le pusieron tra as al diario de los c%upacirios ) de& de circular. <o 2amos a respetar ninguna sotana que no lle2e dentro un 2erdadero cura, proclam una fan3tica a cargo de la rama femenina. .n 2erdad, lo que m3s le em roma a a la iglesia era que el .stado, con sus a2ances sociales, cuestiona a la eneficencia. 6 el r!gimen, a su 2ez, no soporta a la intrusin del clero en la poltica. La oligarqua se esconde detr3s de las sotanas, asegur un sindicalista. -on mercaderes ) no curas, se denuncia a. Por m3s que los o ispos suplicaran, el General %aca odos sordos. .n un documental gorila, ac3 empezara a sonar la marc%a peronista. .n menos de lo que canta un gallo, se acuerda el profesor Gmez, se derog la ense1anza religiosa, se apro la le) de di2orcio ) 2ol2ieron a a rirse los lupanares. -u e el off de la marc%ita. :u o una serie de razzias donde fueron detenidos 2arios amorales, como se denomina a eufemsticamente a los de mi condicin, dice el profesor. -u e m3s el audio de la marc%ita. Todos, asegura a la prensa oficial, %a an estudiado en colegios religiosos. Al separar la iglesia del .stado, %asta entonces socios, el General %izo un p!simo negocio. Los contreras radicales, socialistas ) comunistas feste&aron entusiasmados la incorporacin de los cristianuc%os a sus filas. -us nue2os aliados, tan inmaculados como ellos. ?ue un descendiente de indios 2istiera el uniforme del e&!rcito conquistador del desierto, era un a2iso de su poder demonaco para infiltrarse ) corromper una sociedad que, %asta entonces, era occidental ) cristiana. <o le %a a astado al tirano su le2ar a la indiada, arrastrarla %asta enfrentar la mismsima catedral metropolitana. A%ora tam i!n el en2iado luciferino se a oca a a la persecucin de los de2otos. <o ca an dudas, era el Anticristo. 7na prue a m3s de su degradacin eran sus 2isitas frecuentes a la 7.-, el centro de educacin fsica donde concurran innumera les &o2encitas. .l General, adem3s de aplaudir partidos de sft ol ) otar )ates, organiza a en la 7.-, con una frecuencia alarmante, espect3culos folGlricos donde da a m3s de un discurso cele rando el espritu deporti2o de las c%icas, que le dieron el ttulo de Mmaestro e&emplar de la &u2entudN. Los cristianuc%os esta an escandalizados. Por esos das 2ino al pas la Lollo rigida, recuerda el profesor Gmez, estrella de cine italiana, cur2ilnea por donde se la mirase, con una opulencia que desnuda a insinuante en sus pelculas esca rosas. #ientras el General la lle2 a recorrer el centro de educacin fsica, en las casas de familias de2otas se prendan 2elas ) se reza a. 7na ma1ana 2enamos con La caminando por el Aa&o cuando omos un rumor. -on motonetas, Gmez, me di&o La. .l General, con su gorrita de eis olista, ca algando una siam retta, presida una cara2ana intermina le de c%icas, todas montadas en motoneta. :a a que 2erlo al General, con esa gorra que se %a a dado en llamar poc%ito, con su tpica sonrisa gardeliana, los dientes rillantes, mane&ando la primera motoneta. H*
:a a que 2er ese serrallo innumera le de &o2encitas, las melenas al 2iento, encolumnadas detr3s. -us lusas, las pollerasPpantaln que se usa an entonces, sus nalgas, gl5teos, muslos, 2i rando con el motor. :a a que 2erlas como las 2imos nosotros, La ) )o, en2ueltas en un sol caliente. Las %a a morenas, ru ias ) pelirro&as. #usculosas ) espigadas. -antiague1as, tucumanas ) tanitas, cuando no una alemanita con ancestros del (olga. Altas ) a&as. 4orpulentas ) menudas. Atl!ticas ) rozagantes, sonriendo a los fotgrafos. Todo un e&!rcito de 2aginitas riosas. -e te %ace agua la oca, le di&e a La. <o le caus gracia$ <o seas tarado, Gmez. :ac!me el fa2or. .s una fiesta, le retruqu!. O sos tan contrera. .s una 2enganza, nene, se indign. A 2er si te a2i23s. La esta a furiosa$ -on cauti2as, di&o. A propsito, le pregunt!. ?u! 2as a %acer con la tu)a. Li erarla, me contest. 6a te a urriste, le di&e. Azucena no es como nosotros, Gmez. /e qu! %a l3s. -i quer!s, te cuento, me di&o La. La otra madrugada %a a conseguido un c%ampagne. /ate una idea, Gmez. Tu2imos una de esas noc%es. .n la madrugada me despierto al or unos lloriqueos. Azucena esta a sentada en mi escritorio, lagrimeando, mientras %aca cuentas. Tendras que %a erla 2isto, en camiseta ) calzn. Resulta que en :arrodRs se %a an apiolado de que Azucena les pianta a prendas. La %a an apretado de personal ) a%ora tena que rendir cuentas. Le pusieron dos opciones$ arregla a la cuestin ), con las cuentas claras, renuncia a, o i a presa. -o re su renuncia no ca a discusin. #i 2ie&o se muere si se entera, puc%erea a Azucena, mientras %aca su alance de lencera. 6 mi 2ie&a me muele a tortazos. La %u ieras 2isto. Las l3grimas desliz3ndose por sus me&illas, por el cuello, mo&3ndole la camiseta. Tena los pezoncitos duros. Po recita, mi 3ngel. .sa ma1ana tena que presentarse en personal. .l 5nico que sa e de esto es Pedrito, me di&o. ?ui!n es Pedrito, le pregunt!. 7n compa1ero de tra a&o,un muc%ac%o que ascendieron a &efe de compras. .s un admirador, que est3 dispuesto a prestarme unos pesos para de2ol2er el faltante. ?uiere casarse conmigo, agreg, )a se me declar. #ir3, le di&e )o, en esto ten!s que ser pr3ctica. Agarr3s la plata que te presta Pedrito, sal23s el %onor ) renunci3s. 6 despu!s qu!, se angusti Azucena. /espu!s te pon!s a no2iar con Pedrito. ?ue no se enteren en la tienda porque a tu candidato lo 2an a poner en la calle por andar con una ladrona. 6 2os te 2as a perder un partido prspero. Azucena se encresp$ Pero 2os sos una guac%a, pens! que eras distinta. La mir! seria ) le di&e$ /istinta a qui!n. A todos, me contest. :a amos tomado muc%o ) )o no tena ganas de discutir, pero Azucena s$ -os una desgraciada, me grit. 6 qui!n te di&o que 2os sos me&or, le contest!. Acaso no te gustara casarte, tener c%icos. 4onfes3, le di&e pas3ndole un pa1uelo. Azucena se son la nariz. /ale pi a, es tarde, le di&e. (amos a la catrera ) pasemosl3 ien, que ma1ana es otro da. 6 despu!s qu!, di&e )o. La despac%aste. Pero La me conoca demasiado$ (amos, Gmez. A 2os no te preocupa Azucena. .ncendi un negro ) mir con desidia las 5ltimas c%iquilinas que se ale&a an en motoneta$ /elia me llam. <os encontramos. <o es eso lo que quer!s sa er. 7na tarde de ma)o, atra2esando una llo2izna espesa, dos autom2iles negros entran en la mansin de -an 8sidro. Los %om res 2isten impermea les, con una elegancia ) pulcritud en2aradas. Pelo corto, engominado, igote algunos. :a) uno, el m3s a&o, el m3s cetrino, que tiene facciones de comadre&a, una sonrisa dientuda ) lentes oscuros. 4uando (ictoria sale a reci irlos todos estrec%an su mano ) la saludan con formalidad marcial. .l m3s a&o, el m3s cetrino, el contralmirante, es el 5nico que intenta esarle la mano. Adelante, dice (ictoria. .st3n ustedes en su casa. H;
A los 2isitantes los deslum ra la 2isin del ro. La tormenta confunde el olor del ro con el perfume de los 3r oles ) el c!sped mo&ados. La ar oleda protege, desde el e"terior, la casona. -era difcil para los espas del r!gimen ad2ertir que all se re5nen los conspiradores. 8gual, toda precaucin es poca ) dan un rodeo. /i franco al ser2icio, dice (ictoria. Aunque %ace a1os que el personal se desempe1a fielmente en la casa, en toda mucama %a) una soplona. ?ued solamente mi ama de lla2es. 7na espa1ola de mi total confianza. .l contralmirante, al entrar en la sala, ad2ierte las flores. Ro&as, azules. :a) una m5sica cl3sica que pro2iene de un com inado. Tc%aico2sG), arriesga. Ara%ms, dice (ictoria. Admiro su cora&e, cam ia de tema el contralmirante. -a iendo los riesgos que corre. 6o so) )o, le dice (ictoria. 6 mi circunstancia. 7no de los %om res se para frente a un cuadro. Otro se le acerca. (ictoria se suma$ Petorutti, aclara. .l capit3n o ser2a el am iente ) piensa en /elia. -i ella supiera que est3 en la residencia de esa mu&er. .l capit3n mira la i lioteca. (ictoria le pregunta$ Le gusta la lectura. La %istoria, le contesta el capit3n. Pero mi mu&er es mu) lectora. Tam i!n escri e, aunque no como usted. 4mo se llama. .l capit3n dice el nom re de /elia, resaltando su apellido de casada. ?ue se d! una 2uelta por mi re2ista, c%e. #e encantara conocerla. Por a%ora no, se1ora. .ste encuentro en su casa no %a ocurrido. Por supuesto, acomp31enme, dice (ictoria, ) empieza a su ir %acia la planta alta. /ispuse una sala para que puedan con2ersar tranquilos. Al entrar en esa mansin de -an 8sidro, el contralmirante no ingresa en un aguantadero de golpistas$ ingresa en la patria culta. #3s tarde, cuando dicte sus memorias a un amanuense, al referir las estrategias del ataque al tirano se creer3 4%urc%ill. -i no me creen, dice el profesor Gmez a las som ras de la noc%e, f&ense en sus memorias. :a) que tener impunidad para recordar esa c%irinada de co ardes como una epope)a. :a) que 2erlo en las fotos que %izo poner en la edicin de sus memorias. ?ui!n di&o que Georgie no tiene que 2er con esta %istoria. Aunque participe apenas tangencial de los sucesos de mi relato, a% lo tienen, posando &unto al contralmirante. Ac3 2o) a detenerme en una relacin que no puedo pasar por alto$ el 2nculo entre la cultura ) el genocidio. 4on frecuencia el pensamiento fascista cele r este 2nculo$ la 2enta&a del re2l2er so re la pluma es su cualidad de instrumento que puede producir un acontecimiento real. As como, para el fascista, %a) que M2i2ir peligrosamenteN ) cada da es un entrenamiento para la muerte, la cultura representa un arma. Pero (ictoria declara estar contra el fascismo. Los fascistas son los otros. Toda una pirueta retrica la su)a al escamotear sus 2erdaderos intereses. .n su simpata %acia los militares, al apro ar el complot ) contri uir a su desarrollo, (ictoria lo %ace predicando su amor %acia la li ertad ) la cultura. A (ictoria, como tam i!n a Georgie ) a todos esos escri as de guante lanco, les cuesta admitir que su 2eneracin de una elleza en a stracto es, en 2erdad, su rec%azo a la 2ida en lo concreto. <o o stante, los urgueses sensi les, educados, necesitan pro ar que sus aspiraciones son democr3ticas. Porque de esa manera el derec%o est3 de su lado. 7n derec%o que les autoriza a conce ir la elleza como un ien inapre%ensi le para los 2ulgares. (ictoria, Georgie ) sus plumferos afines prete"tan el odio %acia la tur a descamisada que %ace peligrar sus pri2ilegios no desde un punto de 2ista directamente poltico, sino est!tico. <o quiero e"tenderme toda la noc%e en digresiones, dice el profesor. Pero )a que de ienes culturales %a lamos, %a lemos tam i!n de tradicin, familia ) propiedad. .l contralmirante ca ecita que se precia de ser culto coincide en esta idea del arte. 4uando dicte sus memorias, lo %ar3 respondiendo a esta do le tradicin de literatura ) genocidio. Las acciones militares H>
tienen sentido en la medida en que pueden ser cantadas. La accin co ra 2alor en cuanto se %ace literatura. Tradicin, digo. :a) otra tradicin, sangunea, que no puedo pasar por alto. .l marino, cuando dicte sus memorias, citar3 la lista de marinos participantes en el om ardeo a Plaza de #a)o. -i se la lee con atencin, se compro ar3 que en sus apellidos se perpet5a la tradicin criminal de la marina 2einte a1os m3s tarde, en los asesinos, torturadores ) ladrones de la .-#A. Por qu! no pensar entonces, sugiere el profesor, que en esta alianza entre intelectuales ) genocidas %a) elementos que e"plican nuestra tradicin, como le gusta a Georgie denominar nuestra %istoria literaria. Lo que me parece m3s pat!tico es que aquellos que la 2an de estructuralistas de izquierda encuentren geniales estas manganetas de Georgie, pretendan resignificarlas como un izquierdismo literario su )acente ) las constitu)an en o &eto de estudio para lucirse con una equita en alguna uni2ersidad norteamericana. Pero no nos ale&emos de esa mu&er. (ictoria siente que la :istoria golpea de nue2o en el prtico de su iografa. -i antes de i soportar el escarnio de la c3rcel con un montn de poligri)as, a%ora le llega, redentora, su %ora de la espada. Al cola orar con los marinos que se su le2ar3n om ardeando la Plaza ese &unio, adem3s de constituirse en socia fundadora de la .-#A, es tam i!n su ideloga. 4uestiones a re2isar, propongo, dice el profesor. 4on antepasados quec%uas, %i&o de un farmac!utico de pue lo en un arma ru ia como la marina, el contralmirante resume todo el 2eneno de la oligarqua ) todo el rencor de la clase media pro2inciana que aspira a m3s. .s un ca ecita con2erso. 6, se sa e, nadie m3s fan3tico que un con2erso. 4omo marino, pero m3s como pro2inciano, %a na2egado los mares$ Li2erpool, 4eil3n, la 8sla de los .stados. .l ser2icio en la armada le %a sido 5til para &actarse de tener mundo. Lector de La Nacin ) La Nue3a Pro3incia, diarios de los que ser3 columnista asiduo en su 2e&ez, el contralmirante se estima aristocr3tico. Le gusta el allet$ 'iselle ) +l lago de los cisnes. Tam i!n #ozart ) Aeet%o2en. -e pa2onea de ser socio del 4rculo de Armas, %a itu! del 4lu =ranc!s ), por supuesto, participa en todas las ceremonias de la armada. (ictoria duda de este marino de modales ceremoniosos. <o es uno de los nuestros, piensa. Los ca ecitas est3n en todas partes. #ientras ofrece caf! ) C%isG) a los in2itados. <unca e o en ser2icio, dice el contralmirante. 4af! para todos, entonces. Los a2iones pueden partir desde Aa%a Alanca, propone alguien. Otros sugieren una alternati2a. Punta 8ndio, dice el contralmirante. Los ecos de Ara%ms acompa1an los preparati2os del golpe. Pero la 2anidad lo puede al capit3n, al 2ol2er a su casa. -e sale de la 2aina por contarle a su esposa en dnde estu2o, con qui!n. /elia est3 recostada en el di23n del li2ing, semidormida en la penum ra, con un li ro en la falda. 4uando o)e entrar a su marido se despa ila, le rinda la me&illa para un eso ) siente que el capit3n trae el fro de la noc%e ) la llu2ia. Pronto 2a a terminarse esta 2ida de so resaltos, querida, le dice !l, quit3ndose el impermea le, el saco, el correa&e de la so aquera con la pistola. Te prometo que se 2a a terminar esta ignominia. (amos a derrocar al tirano. Antes de que /elia pueda decirle por qu! se mantu2o le2antada, esper3ndolo, el capit3n se sir2e un C%isG) ) contin5a$ A que no sa !s de dnde 2engo ) con qui!n estu2e. 6 sin prestarle atencin a la mirada le&ana de su mu&er, le cuenta de la casona de -an 8sidro. Le %a l! de 2os a esa mu&er, dice. 6 ella se interes. .spero que no le lle2es esos cuentos 2erdes que escri iste, /elia. A 2er si te das cuenta de que est3s para cosas m3s ele2adas. 6, paladeando el C%isG)$ Por supuesto, todo lo que te cuento es confidencial. .l silencio de la noc%e ) el alco%ol corriendo por sus 2enas %acen su efecto. .l capit3n se acerca satisfec%o e insinuante a su esposa$ H'
<o sa !s las ganas que tena de estar con 2os, dice acarici3ndole el pelo. La 2erdad que so) un suertudo al tener este udincito esper3ndome. (amos a acostarnos. 6o tam i!n tengo algo que contarte, dice /elia. Pre2iendo un reproc%e, el capit3n trata de esarla$ Pod!s cont3rmelo en la cama. .sto) encinta, dice /elia sin mo2erse. .l capit3n des2a el eso ) apo)a los la ios en la me&illa de su esposa$ ?ue sea una mu&ercita, dice. /elia lo mira ser2irse m3s C%isG), le2antar el 2aso, rindar solo$ La 2amos a llamar #arina. #e dir3n que esa reunin en la casona de la arranca de -an 8sidro es impro a le. #e tildar3n de mitmano ) e"tender3n ese 2elo de cuestionamiento a todo mi relato. 6o podra &ustificar que supe lo que sucedi en lo de (ictoria a tra2!s del relato que el capit3n le %izo a /elia, ) que ella, a su 2ez, le transmiti a La. Aunque no estu2e en esa reunin, podra %asta descri ir la indumentaria de los conspiradores golpistas esa tarde en la casona de la arranca. Puedo 2erlos$ los impermea les son ur err), la gomina con que se ac%atan el pelo es rancato, los autos negros, un uicG ) un stude acGer. (ictoria, con un cardigan eige, como siempre, a la sans faSon. Por a%, puedo c%ingar un detalle, el cuadro que contempla uno de los militares no es un Petorutti sino un Aracque. La no2ela %istrica nunca fue mi fuerte. Pero que no comparta ese folletinismo tan en oga %o), las intrigas en las alco as de los prceres como &ustificacin del presente, no implica que no pueda descri ir cmo fue ese encuentro entre los genocidas ) su anfitriona. 8n2enciones de resentido las mas, se dir3. -! que las tengo todas en contra. /e&emos de lado mi edad pro2ecta, de por s un argumento para descalificarme. Adem3s de ca ecita, so) puto. 4omo si eso no alcanzara para poner en tela de &uicio mi &uicio de la %istoria, encima est3 mi de ilidad por la literatura inglesa. ?u! clase de discurso nacional ) popular es el mo. Todas en contra las tengo. .n particular cuando propongo esta lectura de la %istoria, desde los cuerpos. Porque son los cuerpos, de madrugada, los que a5llan, gritan, lloran ) me piden que los rescate de la zan&a del ol2ido. Y4u3ntos fueron los muertos en la Plaza ese &ue2es +D de &unioZ Y/oscientosZ YTres milZ YTreinta milZ -i supi!ramos la cifra e"acta, qu! cam ia. -i esta noc%e es tan larga es porque esto es un e"orcismo. :ace a1os )a que no encuentro reposo en la almo%ada. :u o una !poca en que el se"o ocasional, ) 2a)a eufemismo el de ocasional, )a que el se"o siempre es ocasional, m3s el alco%ol ) algunas sustancias penadas por la le) me eran indispensa les para caer oca a a&o en un colc%n, %undirme en la ci!naga del sue1o. Pero en la actualidad el se"o es el recuerdo de un cuerpo que )a no me pertenece, lo que puede resultar un ali2io. .l alco%ol lo tengo pro%i ido. 6 en lo que ata1e a sustancias penadas por la le), qu! sentido puede tener gozarlas cuando no puedo compartirlas con quien me ofrezca una re2olcada. As que mis noc%es son una eternidad. 6 a eso s que le tengo miedo$ a la eternidad. .sas 2oces que claman a&o las om as, o ante las alas de fusilamiento en un asural, o en las sesiones de picana ) su marino en una dependencia oficial. .sas 2oces de madrugada, al apro"imarse ciertas fec%as, son punzantes. 6 las fec%as, insisto no las recuerdo )o deli eradamente. Las recuerda el cuerpo, separado de la 2oluntad. .sta noc%e, eso es lo que so), dice el profesor Gmez. .l m!dium. #e gustara reproducir la atmsfera densa de esos meses pre2ios a la asonada de &unio. Los oligarcas, los gorilas, los contreras, todo ese re2olti&o poltico disfrazado de unin democr3tica, en la que entran el patrn de campo del BocGe) 4lu , el m!dico radic%eta, la maestrita &uan e&ustista ) el estudiante del pec!. Todos ellos configurando la antipatria que, en esos meses, parece &ugar a una mala pelcula, a una cinta manipuladora ) enga1apic%anga como 6asa.lanca. A todos aquellos que la cele ran como film de culto los mandara en un tour al lugar de los %ec%os. :a) que detenerse en esa escena de 6asa.lanca en que se canta la #arsellesa. Y/e qu! lado tiene que ponerse uno en esa situacinZ, pregunta el profesor con picarda. HD
/el lado de los perdedores, se dice uno. .ntonces 2iene otra pregunta, casi en estocada$ Yqui!nes son los perdedoresZ #editemos. Los perdedores no son los amantes, el lumpen que regentea un ca aret para lancos ) la ad5ltera anal con la que protagoniza ese dramn colonialista. .l perdedor tampoco es el marido cornudo. Los 2erdaderos perdedores en esa confrontacin son los locales, los po res marroques en patas, los condenados de la tierra. .l mediopelo, me acuerdo, aplauda ese momento en que se canta La #arsellesa. 6o propongo que se analice 6asa.lanca desde =anon. As empeza a )o a entender las cosas en aquel momento. 6, desde entonces, !se %a sido mi modo de 2er. .l de un ca ecita que tu2o que ingeni3rselas para so re2i2ir en esta ciudad enrarecida, donde uno tena que estar de un lado o del otro de la antinomia aunque %u iera elegido la tercera posicin, como era mi caso, el amor que no se puede nom rar. Tena que cuidarme de lo que senta. La situacin de mis dos amigas no era diferente. .n el caso de /elia, era toda2a m3s riesgosa. La aterra a que alguien pudiera atis ar su relacin 2erdadera con La. ?ue alguien, con e"cepcin de La ) )o, pudiera acceder a su intimidad. <o escri o para todos, nos di&o /elia una tarde. 6 tena razn. <o se trata a slo de esos gui1os que su te"to nos %aca a La ) a m. 4apaz de situarse entre los cl3sicos del erotismo, como di&e, La lengua del maln est3 construida con un lengua&e que no condesciende al lunfardo. .l relato de /elia no recurre tampoco al criollismo de la escarapela ) el mate. Por eso se 2uel2e preciso deconstruir cada escena, como !sa en que Pic%im3n pide a / que prue e cu3ntos dedos puede entrarle en el ano. .se instante en que / se come las u1as para adaptar sus dedos a la operacin. .se instante en que el indio, al entregar su orificio, se identifica con la cauti2a. .stamos ante una de las p3ginas m3s logradas del relato$ cuando esa mu&er que %a renegado de la cultura occidental ) cristiana constata que su captor, ) supuesto due1o, accede a un goce 2e%emente. / admira su ereccin. Ae e el fruto de ese marasmo. 6 siente que ese lquido ti io entre sus dientes es el gusto de la tierra. Al asumirse cauti2a, / se li era. Al suplicar ese goce, Pic%im3n se li era a su 2ez del imperati2o 2iolador. .l indio )a no es la lanza ) el cuc%illo. A%ora !l tam i!n es un cuerpo que se asume cla2ado. .n qu! pensa as cu3ndo escri as eso, le pregunt!. .n -an -e asti3n, di&o /elia. A m siempre me atrap la cultura popular. Los radioteatros, el cine, las %istorietas. /e acuerdo, un psicoanalista lo e"plicara como una imposi ilidad traum3tica de superacin de un estadio edpico. <o quiero a%ondar en la autorreferencia porque no so) )o quien importa en estos recuerdos, pero permtaseme el des2o que esto) tomando. 7n pue lo de la costa atl3ntica. 7na paisanita %umilde, %i&a de almaceneros que solan dar %ospeda&e ) comida a los 2ia&antes. 7na noc%e de fe rero caliente la seduce un 2ia&ante de comercio. Le promete lle2arla a la Reina del Plata si ella accede a sus requerimientos. .l 2ia&ante fue sue1o de una noc%e de 2erano. <ue2e meses despu!s, la triste realidad de ese sue1o era )o. 4riado por una madre soltera. Puedo acordarme de la fascinacin que mi madre tena por las estrellas del igrafo, como se deca entonces. 6o la espia a cuando ella, a escondidas, ensa)a a frente al espe&o del ropero los gestos ) 2oces de las estrellas. #e acuerdo de sus enaguas. 6 tam i!n de su perfume. Pero m3s que su perfume, lo que me em ru&a a era el olor de sus a"ilas. #ientras mi madre, a escondidas, actua a pro2ocadora frente al espe&o, empa13ndolo con su aliento, )o la espia a agazapado a&o su cama. #ientras la espia a me lle2a a los dedos al trasero. /espu!s, al olerme los dedos, crea reconocer en ese olor sensual a mi madre. .se tem lor que me produca mi madre con su fascinacin por las di2as de la cultura popular se prolonga a en la 2oz de una actriz en el radioteatro. =ascinado tam i!n )o por las des2enturas pasionales de esas %eronas, me toca a. Toda2a %o) una pelcula rom3ntica puede producirme ese mareo de e"citacin. Toda2a me pasa. (uel2o en lnea recta a /elia, La lengua del maln, ) a su relacin con La. .ra ine2ita le, cuando las 2ea &untas insinu3ndose un adem3n que no alcanza a a ser caricia, que me acordara de mi madre suspirando un eso 2olc3nico en el espe&o. 8ne2ita le era tam i!n, cuando /elia nos lea su relato, que remitiera esas asociaciones a la cultura popular de mi &u2entud. Por eso digo$ La lengua del maln es un HH
radioteatro, ) tam i!n una pelcula, ) una %istorieta. Adem3s, el relato tiene el tup! de pertenecer a un g!nero 2ilipendiado largo tiempo por la cultura oficial. #e refiero a lo gauc%esco. -i lo gauc%esco incomod ) descoloc largo tiempo a los acad!micos de la literatura, fue por una moti2acin claramente poltica. .n razn de su popularidad, era poco prestigiante. La oligarqua, la urguesa, consumen la cultura cuando les propone un disfrute e"clusi2o, pri2ado. Lo popular, si puede interesarles, es por curiosidad o demagogia. Lo gauc%esco, en ese entonces, era cosa de ca ecitas negras. 4on2engamos que, cuando Georgie se arrim a lo gauc%esco, fue como una de esas parrillas del centro que ofrecen asador criollo a los e"tran&eros. Georgie comprende lo criollo con las gafas del imperialista @ipling. =&ense su entendimiento del Martn Fierro$ como un 5eo0ul) ru io. 7no de sus cuentos m3s c!le res, MLa intrusaN, tiene como protagonistas a dos %ermanos con sangre escandina2a. 6, cuando se acerca a la %istoria de una cauti2a, la po re es una inglesita. <o es &ustamente el caso de La lengua del maln. La escritura de /elia es re2ulsi2a por 2arios moti2os$ +\ la eleccin de un g!nero marginado, el gauc%esco, *\ el cruce de ese g!nero despreciado con otro g!nero clandestino, el ertico, ;\ la calentura en lo criollo da como resultado un ardiente cuestionamiento poltico de los 2alores cannicos, ) >\ me&or me callo. Porque La lengua del maln, parafraseando a La, no necesita guardaespaldas de la crtica para defenderse. .n todo caso, los que necesitan proteccin son los intelectuales cipa)os, los idelogos es irros del poder colonial. La lengua del maln es accin directa. 6a es &unio. .l da de 4orpus 4%risti, a pesar de que el General %a censurado la li ertad de culto ) pro%i ido las procesiones, los catlicos organizan una que ser3 masi2a. La misa en la 4atedral tiene una repercusin enorme. ?ueda en claro que la ceremonia religiosa es un acto contrera. <ing5n ienpensante de tra&e ) cor ata falta a la cita. Aasta mirarlos, apreciar su elegancia ) proli&idad, para ad2ertir la e"traccin de clase. La peque1a urguesa c%upacirios se mezcla con los puritanos radicales, socialistas ) comunistas. .n sus panfletos, los opositores llaman al general el gran canalla, el pa)aso. 4uando los manifestantes empiezan a dispersarse, un grupo de acti2istas apedrea La Prensa& .l centro se con2ulsiona con trifulcas ) en el atardecer, frente al 4ongreso, arde una andera argentina. -e a uc%ea al General, crecen los insultos, se o)e una sil atina poderosa. #ientras la andera arde en el 4ongreso ) la muc%edum re enardecida 2ocifera contra el r!gimen, )a no ca en dudas de que la procesin %a sido el ma)or acto de repudio al go ierno %asta esa fec%a. La polica se %a mantenido todo el tiempo al margen. Lo que llama la atencin. #3s tarde se dir3 que la andera fue quemada por canas de ci2il ) sir2i para &ustificar m3s persecucin ) m3s detenciones. Por entonces aparecen las pintadas que dicen 4risto 2ence. /e qu! lado est3 4risto. A qui!n 2ence, me pregunta La con sorna. .s un mi!rcoles por la tarde. La me %a citado en la Ric%mond porque /elia ) ella tomaron una determinacin. Al pensar en esa determinacin, la %uida por el ro, cruzar al 7rugua) ) desde a% em arcarse a .uropa, la idea me resulta un disparate. Pensar que las desafi!. -o) el culpa le de esa locura. Ganas de %acer con2entillo tienen, les digo. .s tan com5n a 2eces en una %istoria de pasin esa necesidad de impresionar al pr&imo. 4omo si no astara con el goce secreto, esa compulsin en proclamar el desorden de los sentidos. #e pregunto, en esa mesa de la Ric%mond, qu! otras ganas est3n fluctuando en su %istoria como 2ariacin ) estratagema del deseo. Las ganas de La por armar re2uelo en el diario, en el crculo de sus amistades ) en la familia que de& en #oises2ille. Adem3s, sus ganas de 2engarse del capit3n, que no son menos enconadas que las de su amiga, porque /elia tam i!n %a disfrutado, mientras maquina an la fuga, imaginando la reaccin del capit3n al descu rirse, de la noc%e a la ma1ana, no slo cornudo sino adem3s desplazado por una mu&er. 6 no slo una mu&er sino una rusita de izquierda. 6 no slo que aquello sea un asunto de les ianas sino que su esposa, en ese momento, cargue en su 2ientre la simiente del capit3n. -eguimos tu conse&o, Gmez. <os ra&amos. 4on lo puesto, anuncia La. #u) rom3ntico, contesto. Apenas me animo a preguntarles$ HK
6 el nene. A /elia le duele pensar en #artn, se adelanta La, pero es imposi le lle2arlo con nosotras. 6 el em arazo, pregunto. /elia permanece callada. La noto p3lida. :a) una angustia en su cara que no puede disimular con una sonrisa que quiere ser radiante. /e las dos, me digo, es la que m3s arriesga en la %uida. Puedo 2er en su cara la resolucin pero tam i!n el miedo. Lo 2amos a tener, dice La. Acaso los e !s no 2ienen de Pars. Podemos rindar, propone /elia. #e parece que 2os est3s para un t! con limn, le digo. A La no le causa gracia mi irona$ .s en serio, Gmez, me dice. A 2er si te das cuenta. .st3n seguras, pregunto. -egursimas, Gmez, contesta La. <os encontramos ma1ana temprano en el 4it) :otel ) desde a% partimos. 6 2os, /elia, le pregunto. Te parece una locura, 2erdad, dice ella. ?ue se les 2a la mano, esto) por decirles, pero me callo. ?ue est3n locas, pienso, pero me callo. ?ue est3n desesperadas ) no lo pueden admitir. ?ue la pasin lleg a su c!nit. ?ue la decisin no es slo una %uida &ustificada por la censura moral, la pacatera ) las uenas costum res. ?ue la a2entura, si precisa de esta %uida, se de e al p3nico que tienen de que una %istoria amorosa, despu!s de la epifana inicial, se dilu)a en la mediocridad de lo cotidiano. <o %a) pasin que dure cien a1os, pienso. <i cuerpo que lo resista. .l amor eterno es un in2ento de la literatura, quiero decirles. -in em argo, me callo. 6 si me callo, a%ora tam i!n, es porque esto) reparando en que todos estos pensamientos son tam i!n mi en2idia, la en2idia que siento por lo que ellas sienten, ) tam i!n porque sintiendo lo que sienten, no retroceden. .sta tarde en la Ric%mond tengo que aceptar, adem3s, el papel triste que me toc en esta %istoria. Las ganas que tengo )o de algo como lo de ellas. Algo que, por culpa de mi co arda ) por la soledad que %a r3 de maniatarme cuando ellas partan, nunca 2i2ir!. Adem3s de en2idia a las enamoradas, lo que siento es ronca, porque me 2o) a quedar tan solo cuando se 2a)an. /urante los preparati2os para la %uida, la escritura de /elia enloquece. La inspiracin la ataca cuando menos se lo espera. <o le queda otra alternati2a que ceder a su presin. <o llega a pasar a m3quina lo que escri e a pluma o a l3piz, tanto en el dorso de una factura de tintorera como en una ser2illeta de papel. -u caligrafa ner2iosa torna arduo distinguir si escri i mano o mono, anco o arco, letra o lepra. Las anotaciones 2an a parar, sueltas, a la carpeta celeste. Aun cuando se 2uel2e comple&o discernir el orden narrati2o que /elia pensa a darle a esos pasa&es, puede con&eturarse el desenlace que pensa a para La lengua del maln. .n una ficcin todo desenlace es siempre moral. Al a2anzar %acia el desenlace, precipitada, urgente, /elia parece darse cuenta de que la sancin moral que merecer3 su %uida es un castigo que se pro)ectar3 en su %erona. <o menos interesante es otro aspecto$ la inconclusin del te"to ) su dimensin prof!tica. Porque, con su interrupcin a rupta, se 2uel2e m3s sugerente lo que no lleg a ser dic%o. A pesar de su corte in2oluntario, La lengua del maln es un te"to que ser3 completado por los %ec%os de la realidad. 4omo di&e, /elia recurre, catica, a la estampa como m!todo narrati2o. Pero si se ordenan esas estampas presumiendo un %il23n de la trama, cumplen la funcin de captulos consecuti2os ) delatan un crescendo. Pensando en la %uida inminente, la escritura tiene para /elia en esos das, dos funciones. Por un lado, dopar su ansiedad. 6 por el otro, usar de trampoln el apuro. Algunas de esas anotaciones fragmentarias se perdieron en el re2uelo de esos das. Pero las que conser2o astan para articular el final del pro)ecto. .stas anotaciones comparten con #artnez .strada la 2isin de la conquista. .l remington es m3s 5til al e&!rcito que la zan&a di2isoria. .l remington permite a atir al enemigo a distancia, sin e"ponerse al cuerpo a cuerpo. La luc%a contra el indio se transforma en una partida de caza colecti2a. <o se com ate por la gloria sino por la 2ictoria. (encer es matar. 6 no me 2engan con que nuestra campa1a del desierto fue m3s %umanitaria que la conquista del =ar Fest, dice el profesor. Lo cantan las crnicas de los H9
militares carniceros$ seg5n estadsticas del 4olegio #ilitar de la <acin, de 2einte mil indios, unos catorce mil fueron e"terminados o lle2ados prisioneros. A los &2enes que el e&!rcito pudo do legar, los incorpor a sus filas. 6 las indiecitas fueron repartidas como sier2as. .l e&!rcito ataca por sorpresa la toldera. Rodeados, los indios se desploman acri illados. Para la milicada cada ofensi2a es una pr3ctica de tiro al lanco. Los pro)ectiles derri an %om res, mu&eres, c%icos. La matanza es indiscriminada. 4uando la ca allera carga, son pocos los indios que se mantienen en pie ) presentan una resistencia torpe ) desma1ada. Las mu&eres, indias ) cauti2as por igual, intentan sal2ar a sus cras. La toldera empieza a arder. .ntre las llamas %ediondas de cuero, la indiada en des ande usca en 2ano un flanco para escapar de la operacin. A sa lazos, los milicos les caen encima ) de2astan. .n el %umo, en la pol2areda, se sa lea sin distinguir una 2ie&a de un guerrero %erido. .l aire apesta a carne quemada, a pl2ora, a sangre. Pic%im3n aparta a su cauti2a ) %ace frente a una carga. -urge entre el fuego ) una estampida de ca allos, con un facn en la diestra. Pero queda encerrado entre dos &inetes uniformados. .l facn c%oca contra un sa le. A uno lo puede ensartar, de costado, en una pierna. Pero cuando se apresta a 2oltearlo, un disparo lo tum a. Pic%im3n cae entre las patas de los ca allos. La cacera %a terminado. -e o)e el crepitar de los toldos incendiados, el sacudn del 2iento flameando unas matras, unos relinc%os sofrenados, el aullido de unos perros cimarrones dispers3ndose espantados. Pero, intermitente, m3s se o)e el llanto de criaturas. #ientras la milicada arrea a los pocos so re2i2ientes ) separa a las cauti2as, se o)en tam i!n, espaciados, unos 5ltimos tiros, aislados. Los milicos rematan a los mori undos entre los cados. Tiros ) risas, se o)en. .ntre los cad32eres procuran identificar al capitane&o. 7n sargento lo encuentra. .l indio toda2a respira. .l sargento imparte una orden ) dos reclutas se apuran a o edecerle. / corre a proteger los estertores de su amante. Los milicos la ata&an. :acen falta 2arios para reducirla. A pesar de su %erida, a pesar de la sangre perdida, Pic%im3n se incorpora trasta illando como un orrac%o, le tiende un razo a la cauti2a. Pero lo do legan a patadas. 7n milico lo arrodilla, otro lo agarra de la pelam re, un tercero le asesta un otinazo entre las piernas. .l teniente alza su re2l2er. 4on un gesto o liga a sus reclutas a separarse del prisionero. Pic%im3n permanece de rodillas, los o&os casi en lanco. Parece perder el equili rio, pero no llega a caer de ruces. Porque el teniente le dispara a quemarropa ) el impacto despide el cuerpo e"3nime %acia atr3s. .l estampido marca un silencio. /ura segundos esta quietud, %asta que se o)e un grito animal. / se sacude, muerde, de ati!ndose entre los %uincas que la retienen. 4on espuma en los dientes, desgre1ada, sucia, malo liente, arranca una ore&a, la escupe, cla2a las u1as en unos o&os ) termina por zafarse ) manotear el facn de Pic%im3n. Los milicos, impresionados, se a ren a su alrededor. <unca 2ieron nada igual. <i lanca ni india, / pertenece a otra especie. <o es %umana esa mu&er. Amartillando, enca1on3ndola, los milicos se disponen a gatillar, pero / no les da tiempo. Ante sus miradas perple&as, / se corta la lengua con el facn. La sangre, como un 2mito oscuro, mana a or otones. .l teniente, asqueado, grita la orden de fuego. Los milicos, atnitos, tardan en cumplir la orden. /os 2eces tiene que gritar fuego el oficial. .l da siguiente, aquel &ue2es +D de &unio, esta a programado un desfile a!reo de la marina. La a2iacin de a rendir un %omena&e a la andera so re2olando la tum a del Li ertador. .l contralmirante lo 2a a e2ocar %eroico en sus memorias$ A las once de la ma1ana de aquel da, numeroso p5 lico se %a a dado cita en las cercanas de la Plaza de #a)o para o ser2ar la re2ista a!rea programada. A las doce cuarenta e"actamente, tres aparatos so re2olaron la 4asa de Go ierno lanzando om as, al igual que so re el #inisterio de Guerra ) la Plaza de #a)o. 7na ca) de lleno so re la residencia gu ernamental. Otra alcanz un trole 5s repleto de pasa&eros, que llega a por Paseo 4oln %asta :iplito 8rigo)en. 7na tercera om a ca) so re la mampostera. .l p5 lico aturdido empez a correr uscando refugio seguro ante la inesperada reaccin de la formacin a!rea. Los muertos ) los %eridos fueron mu) numerosos, no slo por el impacto de las om as cadas sino por el efecto desastroso de las esquirlas lanzadas en todas direcciones ) los 2idrios ) mampostera arro&ados al aire. 8nfinidad de autom2iles ) transportes fueron destruidos ocasionando la KL
muerte instant3nea de sus ocupantes. -o re la Plaza de #a)o, asimismo, ca)eron 2arias om as que no e"plotaron. La 2uel2e a mostrarme un poema que le dedica a /elia. .s ese poema que, poco tiempo despu!s, pu licaremos en Unicornio ustral. -e titula M/elia, el delitoN. <o s! si ser3 ueno. ?uiz3 no sea tan lrico como a m me gusta recordarlo. <o es, de todos modos, eso lo que est3 en discusin. <o importa si el poema trascender3 o no la noc%e de los tiempos. .n todo caso, lo que de ese poema importa es otra cosa$ el testimonio de una loca pasin efmera consumi!ndose en la ruma de una tragedia. 4uando ciertas madrugadas lloro, no lo %ago slo por ellas. Tam i!n lloro por todas aquellas ) aquellos que ese medioda, en esa plaza, corren escapando de las om as. La muc%edum re que aguarda a un desfile a!reo ) a%ora corre desesperada. 4on cada om a, adoquines, asfalto ) aldosas saltan astillados por el aire. Algunos corren %acia las reco2as, pero una nue2a e"plosin los alcanza. 7nas pi as oficinistas c%illan %ist!ricas, paralizadas, sin atinar a nada. 7na de ellas, ensangrentada, corre uscando proteccin. Los autos, los colecti2os, aceleran. Pierden el control, como ese ta"i que su e a la 2ereda de la plaza, atropella un muc%ac%o ) se estrella contra un 3r ol. Las e"plosiones, el gritero. .s tan ensordecedora la masacre que al rato se taponan los odos. .sa nie la de com usti le ) pol2o. /esde los tec%os de la 4asa de Go ierno responde el tartamudeo met3lico de las ametralladoras. 7na om a e"plota cerca, re2entando un sector de la fac%ada. #3s ac3, una r3faga de metralla arre un grupo de %om res ) mu&eres ) c%icos que, aturdidos, deam ulan en la ruma. Los a2iones 2uelan a&o, atronadores. #uc%os corren %acia la oca del su te. .nc%arcados en su sangre, los cad32eres quedan esparcidos en las aldosas ) los canteros. .n el ataque se descargan nue2e toneladas de e"plosi2os. -eg5n el contralmirante, la primera estimacin de los muertos en el tr3gico suceso fue dada al da siguiente de los acontecimientos. La masacre tu2o como saldo, siempre de acuerdo con sus c3lculos, las muertes de ciento cincuenta ) seis ciudadanos ) m3s de no2ecientos %eridos. Los muertos, seg5n detall el contralmirante, fueron$ Ricardo B. Pariente, 4arlos Rodrguez, Gregorio A. #atos, <elsi Guerra, Octa2io #arzetti, Ricardo Lucero, Reinaldo Re)na, Antonio (ico, Adolfo Aeltr3n, #anuel Otero Lpez, .duardo #arc%ione, /omingo O. Gentrel, Buan #arino, Bulio Aentez P!rez, 4ornelio #elitn #imo, /aro Tartani, Buan A. Oli2a, 4arlos A. 4epeda, :oracio 4roce, 4arlos Rodrguez, -e2ero Aguirre, -al2ador P!rez, Alfredo Gregorio Larrosa, Luis A. =errario, Os2aldo P. Azundoni, Ro erto Luis Gregoria, Buan #. Ariano2ic%, Ongel A. Le%amann, Bulio A. #ercante, #3"imo 4orreo Gmez, Bos! #ariano Aacal&a, /ulio Aar ieri, Alfredo #!ndez, (iola Luises, Ro erto Pera, Bulio #oscante, Luis Paslacua 4anales, Augusto Puc%ulu, .stanislao /. 4%eleco, A. 4astello -uponi, B. #. Turr!, Paulino Toledo, 43ndido Aestol, Pedro Ri2era, Ricardo Alanco, /omingo #arino, (icente 4aucuadrio, Al erto F. :errera, L. #. Finner, Ongel Ra5l /az, A. /omingo Rosse, Pilar A. #es5a, 4arlos Aruno, Leandro Gam a, Aonifacio ?uintana, .duardo 4ontreras, Oscar Perierola, Buan 4arlos 4ressini, Baco o =aena, Ongel Adolfo Lorenzo, 4arlos .nrique Laura, #iguel -ei&o, Bos! Buan #iglioli, :ugo Lpez, Ra5l Al erto <51ez, =rancisco #ana, Luis #ario Ac%n, Rodolfo Ga2a), Antonio Aiondi, Bos! #. Ruiz, Borge Bos! Gaudio, #ario Pessano, Ricardo O ertello, Ale&o <51ez, .milio 4astillo, :. .. 4ano, -al2ador Puglisi, 0ulema #ercedes #erlo, =elipa :errera de Anfosi, Ana (ictoria Roncagni, Pascual (iola, A. Aaigorria, .nrique Adolfo 4ossi, #anuel Gari uru, /omingo Gentile, Buli3n 6u ero, .mma (ilc%es, Germinal 4%ardelli, 4onstantino 4%idiaG, <ell) /o)le de Aleman, Bos! A. /az, :osain :osses, Antonio B. 4astillo, Aifoges =araG, Bulio Pere)ra, -antiago Pulenta, Buan P!rez, .lio 4asagrande, 8gnacio Olarde, 4amilo Aaucero, -ara Aerm5dez, 82a BaraG, Rosa /oseglia, -amuel (entura, :ans #idner, Luis Rodrguez, :ugo -c%ierling, =!li" (icente 4al2o, (ictorio -alustiano =urmaneri, Busto Ledesma e 8talo Angelucci. -eg5n el marino, el resto de la nmina corresponde a cad32eres <<. Pero su estimacin es mezquina. La lista real de 2ctimas es m3s 2asta, acota el profesor. 6 tam i!n la cifra de <<. -e %an calculado casi cuatrocientas muertes, m3s de dos mil %eridos, cerca de cien lisiados. K+
#inutos despu!s del ataque, el go ierno pide por radio la concentracin inmediata de los tra a&adores en la Plaza. Todos los medios de mo2ilidad de en ser ser usados, por las uenas o las malas. .n los alrededores de la 4GT 2an a reci ir instrucciones. Los tra a&adores se lanzan %acia el centro de la ciudad en autos, camiones, colecti2os, carros. La reaccin es inmediata, dice el profesor. ?uien se pregunte a qu! se de e esta espont3nea respuesta popular la encontrar3, entre otras medidas, en los derec%os la orales, los tri unales de tra a&o, las 2acaciones pagas, el aguinaldo, la &u ilacin, la salud p5 lica, la proteccin de la maternidad, ancianos ) ni1os, el 2oto femenino. La con2ocatoria de la central o rera proporciona m3s 2ctimas a la masacre. /esde el #inisterio de #arina se dispara contra la 4asa Rosada. .l fuego cruzado de las ametralladoras liquida a quienes uscan refugio. 4uatro ateras de artillera se emplazan en Paseo 4oln ) a ren fuego contra el #inisterio. Pronto, un grupo de ci2iles se suma al asalto del e&!rcito que %a r3 de reducir a los golpistas. -i ien el putsc% est3 casi sofocado, los tra a&adores siguen acudiendo a la Plaza. Pero cuando el ataque parece terminar, tres gloster meteor se despegan de la nu es ) en 2uelo rasante arro&an sus om as ) desaparecen so re el ro. #e gusta imaginar a las enamoradas, %eridas pero toda2a con aliento, intentando un gesto. -e arrastran entre la c%atarra, el %umo. 7na estira un razo %acia la otra. /elia pronuncia el nom re de su amada. La se incorpora apenas. 4uando /elia consigue acercarse, La le sonre. -u mano ensangrentada le entrega el poema. 4uando quiero imaginarme ese poema, en un papel que 2uela entre el 2iento de las e"plosiones, recurro a una imagen consoladora para disol2er la opresin que me produce el recuerdo de ese medioda. La muere casi sin darse cuenta, la ca eza destrozada. A%orro la descripcin de sus sesos desparramados &unto a los neum3ticos del trole). /elia )ace torcida, oca a a&o, no mu) le&os, en un c%arco de sangre que se 2a agrandando. Tam i!n )o esto) a%, usc3ndolas, tropezando entre c%atarra, escom ros, muertos ) %eridos. #e lle2o algo por delante, caigo, ) en la cada usco agarrarme de la nada. Aturdido, me arrodillo. 7na e"plosin me 2uel2e a tum ar. Al le2antarme, en el tam aleo, sostengo algo en la mano. 7na piernita de nene. <o 2o) a 2ol2er so re ese punto. 4uando el General %a l por radio, las am ulancias atra2esa an sin parar la ciudad. 4ola orando, %a a camiones cargando cuerpos %acia los %ospitales. #uc%os llega an, adem3s de mutilados, tapados por diarios o una lona empapados en sangre, )a sin 2ida. La gar5a rilla a en las calles ) el asfalto refle&a a el fuego de las iglesias. Los tec%os ) c5pulas incendiados ilumina an la ciudad con su resplandor tem loroso. La masa se %a a arro&ado so re la 4uria, &unto a la 4atedral. La nafta rega a las reliquias de la colonia. Las dama&uanas de com usti le pasa an de mano en mano. :om res, muc%ac%os ) pi es se lanzaron despu!s a la iglesia de -anto /omingo. Los santos ) las 2rgenes de )eso ) madera eran transportados a la calle ) se transforma an, cuando no en mofa, en otn. Las na2es de los templos ardan ) el saqueo se prolonga a. Altares, conos, c3lices, ropa&es eclesi3sticos se consuman en las llamas. Algunos se disfraza an con sotanas ) mantillas. Otros se ponan gorros de cardenales. Arda -anto /omingo ) tam i!n -an 8gnacio, La #erced, -an #iguel ) La Piedad. Los saqueadores posa an como ufones para los reporteros gr3ficos, enar olando un c3liz, un crucifi&o la rado, un estandarte. 6 )o, con el mismo sentimiento contradictorio que %a a acompa1ado aquella manifestacin que quem la 4asa del Pue lo ) el BocGe) 4lu , segu en la calle. ?uera estar cerca de los acontecimientos, tan cerca que, lo admito, me era imposi le fingir que no me tent participar en los incendios. La profanacin me impuls, con una sonrisa tan idiota como profunda, a apoderarme de un candela ro. .se que est3 a%, se1ala el profesor. .s de plata. /el mismo modo que, en aquel atentado, cuando los e"plosi2os contreras asesinaron tra a&adores reunidos en una concentracin de la 4GT, ) esa noc%e fue recordada por los reaccionarios como la noc%e de la quema del BocGe) 4lu , tam i!n esta noc%e llu2iosa no sera recordada tanto por las 2ctimas del om ardeo como por la quema de las iglesias. ?ue del cielo descendiera una llo2izna tmida ) no un dilu2io que apagara el fuego pareca sugerir que, si %a a un /ios, esta a del lado de los incendiarios. Pero /ios %a a muerto. K*
Lo que 2es que %a muerto, dalo por perdido, cita el profesor. 4atulo, dice. 6 %ace un gesto despecti2o. .n la penum ra puede apreciarse que en su sonrisa %a) m3s tristeza que sarcasmo, m3s piedad que rencor. =ulsere quondam candidi ti i soles. /e nue2o, %aciendo un esfuerzo para recordar, mue2e los la ios$ #i traduccin, murmura el profesor, es defectuosa. Traductor traidor, me dir3n una 2ez m3s. 4on acierto, el reproc%e. -oles luminosos te rillaron un da, dice. Aunque tam i!n pueden ser l5cidos soles. .n ese perodo me 2olqu! al latn, consagrando mis angustias a la traduccin de 4atulo. #e agota a con el latn. A%oga a madrugadas enteras uscando concordancias castellanas para los aciertos de aquella legendaria marica romana, sus lasfemias ) procacidades. <ada m3s a&eno a mi gusto que esa lengua muerta. <o me preocupa a el por2enir de mi traduccin. ."traer de las ruinas de una lengua muerta esa poesa des ordante de sensualidad me o liga a a un despo&amiento. 7n amanecer me pregunt! qu! cara&o esta a %aciendo al sepultarme en la etimologa. Lo mo, al e"ca2ar en declinaciones pol2orientas indagando qu! 2ida pudo trascender la muerte, era antropologa forense. 6a no me inquieta an los desplantes de ese preceptor que, finalmente, se %a a casado con su no2iecita casta ) pura. 4uando lo arrincon! en el colegio para que tom3ramos un caf! ) me e"plicara qu! %a a quedado de nuestro tor ellino de calentura ) desencuentro, !l me di&o que eso que para m %a a sido un mete&n fulminante ) corrosi2o no %a a sido para !l m3s que una rac%a de confusin. :a a arri ado a la conclusin de que era un muc%ac%o normal, ama a a su esposa, quera formar una familia. Tena que comprenderlo, me di&o. -i de 2erdad lo quera, tena que comprenderlo ) respetar su 2oluntad. Lo 2i ale&arse por el corredor. 7nas semanas m3s tarde, lo sorprend en el la oratorio del colegio e"perimentando con un alumno de segundo a1o. 6a era septiem re, pero la prima2era tarda a en aposentarse en la ciudad. Llo2a todo el tiempo. Le&os de e"perimentar la irrupcin del deseo nue2o ) errante como en otras prima2eras, )o 2aga a por las calles como un e"tran&ero. 7na tarde entr! en la Ric%mond ) ped un clarito. 6 sus amigas, me pregunt el mozo. /e 2ia&e, le contest!. Le&os, me pregunt. #u). .l mozo insisti$ 4u3ndo 2an a 2ol2er, me di&o. Apur! el clarito. Pagu!. -al. -i ien tena una lla2e del departamento de La, me falta a 2alor para entrar solo. La llam! a <!lida que, pre2isi le, estu2o dispuestsima a acompa1arme. :a) personas que parecen estar siempre aguardando para mostrarse au"iliadoras. 6 <!lida era una de ellas. :a a astante de e"%i icionista ) de c%usma en su a)uda. Podra detallar lo que sent cuando entramos en aquel departamento en =loresta. 7n tren pas cerca. #e pareci que se mo2an las paredes. La muerte %ace que, apenas concluida la %istoria con alguien amado, se 2uel2a pre%istoria. Al entrar en el departamento me atacaron todas las noc%es Piaf que %a amos compartido con La. -i esos recuerdos, memoria de a)er nom3s, se %a an 2uelto pasado remoto, tam i!n )o %a a en2e&ecido a1os en esos meses. <!lida, al principio, se mo2i por el lugar con la uncin de quien ingresa en un lugar sagrado. Pero despu!s, liquidado el pudor, empez a re2ol2er por todas partes como si, al sacar una porcelana, un tintero, cualquier o &eto, pudiera adue1arse de la e"periencia que encerra a. <!lida %aca turismo ) K;
esta a dispuesta a ro arse unas cuantas postales del museo. #e calm la indignacin notar que tena to illos gruesos. /e un ropero sac un piloto ) se lo pro mir3ndose en el espe&o interior de la puerta. 4mo me queda, me pregunt. <o esper mi respuesta. 4on el piloto puesto, <!lida se detu2o frente a una foto. A% est3 amos los tres$ La, /elia ) )o, en la Plaza de #a)o. 4on las palomas. <unca me atre2 a pregunt3rtelo, Gmez, di&o <!lida. Pero a%ora que La no est3, pod!s decirme. ?u!, le pregunt!. .ntre La ) 2os, tante, nunca pas nada. Ante mi silencio, insisti$ 6 entre /elia ) 2os, tampoco. Literatura, querida. -lo literatura. A lo me&or, podemos rescatar alguna o rita para acercarle a (ictoria, di&o entonces <!lida. /espu!s de todo, fueron m3rtires. #e qued! callado. 6a pas todo, Gmez. ?u! pas, le contest!. Pero <!lida, atareada en %urgar en una mesa de luz, pro arse un anillo luc%ando con sus dedos regordetes, no registr mi pregunta. <o %a) caso, force&e. <o me entra. <o tu2e fuerzas, ni entereza, para quedarme m3s tiempo. Ausqu! esta carpeta celeste. La encontr!. 6 tam i!n las cartas que /elia le %a a escrito a La. /e o %a er estado en el departamento apenas unos minutos. Lo suficiente como para traerme todos estos papeles. #is papeles. .mpec! a caminar por Ri2ada2ia. La congo&a se me confunda con desesperacin. .n el refle&o de una 2idriera 2i un muc%ac%ito. #oroc%o, reci!n la2ado, campera de frisa, el olsito al %om ro. 7n pen de la construccin, supuse. <uestras miradas se encontraron en el refle&o de la 2idriera. <o %izo falta muc%o m3s. -egu caminando por Ri2ada2ia %acia el Parque Lezica. .n la negrura del parque, me sent! en un anco. Tena unas ganas de llorar. .l muc%ac%ito se me acerc. 6o tam i!n esto) triste, di&o con una tonada del noroeste. <ecesito unos pesos para pagar la pensin, di&o. Le desa roc%! la ragueta. <o poda contener el llanto. ?u! 2a a ser de nosotros sin el General, di&o. #ientras se la c%upa a, )o llora a cada 2ez m3s. .P[LOGO .l mal tiempo persista. La radio urugua)a era imprescindi le para seguir el curso de los acontecimientos. .l fin del r!gimen era inminente. Las mu&eres se apro2isiona an de )er a, fideos ) retenan a los c%icos en casa. Los negocios cerra an, el f5t ol se suspenda ) en las calles desiertas se respira a la tristeza. Las fuerzas armadas se su le2aron otra 2ez. A diferencia de otros golpes, !ste pro2ena a%ora no de la ciudad puerto sino de guarniciones del interior enca ezadas desde 4rdo a, donde fracciones del e&!rcito ) la a2iacin luc%a an encarnizadamente. .ntre los com atientes de la .scuela de -u oficiales %a a pi es de catorce ) quince a1os. La marina om arde las destileras de #ar del Plata ) /ocG -ud. 6 estu2o a punto de repetir la operacin con los depsitos de La Plata. La flota de guerra loque el Ro de la Plata ) empezaron a orse los ta leteos de las ametralladoras. .n los com ates moran los colim as. .l toque de queda pro%i a circular despu!s de las oc%o de la noc%e. La radio transmita acuartelamientos, desplazamientos de tropas, operaciones na2ales ) a2ances de tanques. Apenas supo de la re elin de tropas, el General despac% a la &o2encita que era su amante a la casa de sus padres. Le aconse&aron al General a rir los arsenales ) entregar armas ) municiones a los tra a&adores. 4onta a con K>
el fa2or de su pue lo ) el apo)o de importantes sectores del e&!rcito. .l golpe poda ser aplastado. Pero el General argument que, entre la sangre ) el tiempo, elega el tiempo. Renunci, adem3s de a la presidencia, a la luc%a. La su)a era una medida para reconciliar el pas. Pero esta retirada pacfica se pareca astante a una agac%ada. -e em arc, asilado, en una ca1onera paragua)a, %acia el e"ilio. Todo %a a terminado. 4uando se pudo contar las 2ctimas, la cifra de muertos supera a los cuatro mil. .n los patios de los colegios, maestras ) maestros gorilas ordena an quemar los li ros de lectura que %a an sido impuestos por el tirano depuesto. #ientras estudiantes de guardapol2o canta an el %imno a -armiento ardan en piras La ra4n de mi 3ida, los retratos del General ) .2ita, el escudo &usticialista. 4urioso acto educati2o el de quemar li ros en las escuelas. #ientras contempla a el fuego en2ol2iendo los te"tos pens! que era otro triunfo de la ci2ilizacin so re la ar arie. 6o segua aferrado a mi traduccin. .ntre las p3ginas del diccionario de latn %a a guardado dos recortes pu licados por La Nacin. Los o ituarios de mis amigas. .l de /elia se titula a$ M/elia =ei&oo de 7lric%, su fallecimientoN. 6 refera que, en 2ida, ella %a a elegido Mreunirse de muc%os uenos amigos, a quienes con dulzura les ofreca siempre su pala ra clara ) un corazn confidente. /e sus inquietudes literarias podan dar fe sus allegados ) el selecto am iente cultural que la con2oca a a sus e2entos. Acti2a cola oradora de acciones en!ficas ) sociedades de fomento cultural, 2isitadora incansa le de e"posiciones ) museos, ser3 recordada por su presencia refinada ) un temperamento artstico que esta a en pleno desarrollo. /elia a andon este mundo de&ando contrados por el dolor a su esposo, %eroico capit3n de la Armada ) su %i&o menor de edad. .l sepelio se efectu en el 4ementerio de la RecoletaN. Los restos de La fueron al cementerio de la colecti2idad &uda en La Ta lada. -u necrolgica se titula a$ MLamenta le desaparicinN. .n un recuadro apretado se menciona a que Mla &o2en pluma de nuestra redaccin se destaca a en sus notas por un agudo espritu de o ser2acin que com ina a el %umor de uen gusto con una 2isin %a itualmente prdiga en ideas modernas. Promesa de nuestra poesa, sus 2ersos sugeran una influencia nada desde1a le de las letras francesas. -u fallecimiento apena no slo a quienes accedieron a su o ra sino tam i!n a su infatiga le predisposicin solidariaN. <inguna de las necrolgicas menciona a la causa de sus muertes. 6o me pregunta a %asta cu3nto m3s i a a so relle2ar mi rutina de colegio, profesorado ) encierro en una traduccin. .l duelo ) la clausura me %a an aniquilado. =ue as que adopt! un gesto m3s desesperado que 2aliente. .l 5nico que tu2e. .l 5nico ) el 5ltimo. Adem3s de entregarle al capit3n las cartas de su mu&er que %a a rescatado en el departamento de La, me intriga a conocerlo, dice el profesor. /e o aceptar que la situacin me asusta a. .n cierto modo corra peligro, no slo al proponerle un encuentro sino tam i!n al darme a conocer. :u iera sido m3s simple el anonimato, mandarle las cartas por correo. Pero me i a a perder su reaccin al enterarse. /espu!s de todo, a ellas les %u iera encantado 2erle la cara en ese instante. Lo que )o i a %acer era una 2enganza. Al esconderme en la traduccin de 4atulo, %a a actuado como un gallina. 6 lo que ellas me esta an reclamando, desde la memoria, no era la traduccin de una ne lina. #e e"igan una &usticia que no fuera slo po!tica. Por un diario supe la disposicin de los militares en los cargos p5 licos. Al capit3n le encomendaron una misin patritica en un 3rea del #inisterio de Transportes. /e a perseguir oficinistas en intrigas de escritorio, %usmear mo2idas de piso como un sa ueso, tras posi les pistas de una contraofensi2a de la negrada. .l capit3n %a a ordenado, &unto con la destruccin de los retratos de Pern ) .2ita, el encarcelamiento de 2arios delegados ) simpatizantes del r!gimen depuesto. .n cada reparticin de aquel la erinto urocr3tico con las paredes reci!n pintadas, impera a un respeto que se confunda con el terror. Pero, por m3s que el capit3n se de2ana a pensando su cargo como una recompensa por su desempe1o %eroico en el complot, era e2idente la depresin ) el desequili rio en que %a a quedado tras el om ardeo ) la muerte de su esposa$ sus superiores lo %a an internado en aquel ministerio para sac3rselo de encima. La Re2olucin Li ertadora %a a triunfado. <i 2encedores ni 2encidos, proclama a. Pero el capit3n, in2estigando conspiraciones de oficina, era un derrotado. K'
7na de esas ma1anas lo llam! por tel!fono. #e atendi una secretaria$ /e parte, me pregunt. La respuesta me surgi, en2alentonada, desde el alma$ /e parte de /elia. .l profesor se toma su tiempo para seguir con el relato. -e le2anta, usca la &arra de t! ) se sir2e una taza. -e le %a secado la oca, dice. A 2eces me pasa a cuando da a clase. Perd la costum re de %a lar tanto. Pero esto no es una clase. O&al3 a los alumnos de literatura se les contara esta %istoria. Aprenderan m3s de literatura ) de identidad que sumi!ndose en esos estudios que a%ora llaman culturales. .n el fondo, de lo que se trata siempre, cuando se quiere a2eriguar la identidad de una literatura, es de rastrear en los escritos ninguneados. La 2erdad siempre anda dando 2ueltas en los m3rgenes de esos claustros donde se pontifica el encu rimiento. 6 cuando los acad!micos incorporan uno de esos escritos pro2enientes de la periferia, lo que %acen es a1arlo, depilarlo, perfumarlo, atildarlo, proli&ito, para presentarlo como %allazgo de la ci2ilizacin. 8gual que esos gringos que, %ace siglos, secuestra an a un indio patagn en un arco para e"ponerlo a la mirada euroc!ntrica. ?u! es la teora literaria, sino una manera de comprender la %istoria$ teora poltica, ni m3s ni menos. Toda una perspecti2a. A m, la teora literaria me gusta leerla como un relato. -i la %istoria que cuento est3 cruzada en ocasiones con teora literaria, me tiene sin cuidado. Lo que me inquietara es que ocurriera al re2!s, que la teora literaria estu2iese separada de la %istoria. /nde esta a, se pregunta a%ora el profesor. /urante unos segundos aprieta los p3rpados ) despu!s, como 2ol2iendo en s, dice$ 8ne2ita le que en el desarrollo de los acontecimientos se disparen estas notas al pie. Por m3s que me esfuerzo, estas notas acuden a mi memoria, m3s como una urgencia de lo 2i2ido, una o sesin por aclarar alg5n detalle de los sucesos que por pedantera de estudioso mani3tico. <o incurro en la digresin por orfe rera sino con2encido de que es parte de la accin. Para que los %ec%os no puedan leerse tergi2ersados. .ste impulso 2e%emente por los detalles tiene astante de testamento ) manotazo de a%ogado. #e do) cuenta$ no me quedan muc%as madrugadas para repetir esta %istoria. .n una de !sas puede ser la 5ltima. Ocurre entonces como en los folletines$ a medida que falta menos para el desenlace, el suspenso, ese ner2iosismo por alcanzar el final se confunde con las ganas de que no conclu)a. ?uien cuenta ) quien lee %an estado compartiendo el 2ia&e ) a%ora, pr"imos al 5ltimo puerto, ninguno de los dos quiere desem arcar. .l cuento como 2ia&e ) tam i!n como distraccin de la muerte, digo. Porque al terminar el 2ia&e %a remos despertado a la muerte. .l capit3n me cit la tarde siguiente en un ar de la A2enida de #a)o. #e lo %a a imaginado m3s alto, de porte m3s rotundo. /e o aclarar que el temor contri u)e tam i!n a la idealizacin cinematogr3fica de los mal2ados. <o espera a a ese %om re dira retacn, m3s regordete que atl!tico, enfundado en un tra&e gris. Lleg al encuentro un poco despu!s que )o. 6 al entrar, deteni!ndose en la puerta, mir a su alrededor como pre2iniendo una em oscada. .l capit3n era ru io, con algunas entradas que le aumenta an la edad. Los lentes oscuros contri uan a otorgarle un aspecto entre enigm3tico ) temi le. /espu!s, durante el encuentro, en alg5n momento me o ser2 por encima de los lentes ) pude 2er sus o&os. La su)a no era slo la mirada de alguien acostum rado a mandar. Tam i!n la de alguien &aqueado por la inesta ilidad, que regula con dificultad sus actos. -i, como digo, el capit3n recela a al 2enir al encuentro, al 2erme se le disip toda sospec%a de una celada. Procur! cuidar mis modales, atenuar ese tono amanerado que, con frecuencia, delata a los de mi condicin. =ing 2irilidad al presentarme. .strec%! su mano con una firmeza impostada. Las cartas eran un paquete en papel madera so re la mesa, &unto a mi pocillo. Gmez, di&o el capit3n, o ser23ndome. /elia supo mencionarlo. .scritor. KD
Profesor de literatura, lo correg. .l capit3n sac c%ester ) un ronson. Al a rir el saco, pude 2er el correa&e ) la culata de una pistola. /elia ) usted, pregunt. Po recito, pens!. <o poda ser m3s o 2io ese %om re. Pude %a er sonredo con l3stima. <o lo %ice. =ui amigo de su esposa, di&e toc3ndome el igote. <o su amante. .sas dos pala ras &untas, amante ) esposa, apesta an a melodrama. Lo que di&e despu!s tam i!n$ -e ama an. .l capit3n duda a en tocar el paquete &unto a mi pocillo. Adopt m3s desprecio que curiosidad al alzarlo. Lo desen2ol2i despacio, con una compostura medida. .mpez a leer. <o necesit a2anzar muc%o en la lectura para compro ar qu! amor refera esa correspondencia. /elia ) La se ama an, di&e. <osotros no %a lamos de ciertas cosas, di&o. <o le pregunt! qu! quera decir ese nosotros. /elia ) La se i an del pas, di&e. .se medioda. Para eso se encontraron en el 4it) :otel. <ot! que no tena sentido seguir. 7na enferma, di&o el capit3n. 6 despu!s$ ?u! tiene, adem3s de estas cartas. <o so) un c%anta&ista, le di&e. .sto es todo. 6 no quiero nada a cam io. Por qu! me las da, quiso sa er !l. Reser23ndome la irona, contest!$ -e supone que usted tam i!n la quera. Adem3s, est3 su %i&o. <o meta a mi %i&o en esta mugre. Prefer guardarme la respuesta. 4u3nto quiere por esto, insisti !l. 6 me mir por encima de los lentes. =ue m3s la indignacin que el cora&e lo que me lle2 a decirle$ .ra su mu&er, di&e, su ra)ando mu&er. <o la ma. 4u3nto, insisti el capit3n. ?uiz3 no fui claro. ?uiz3 usted no puede comprender. <o quiero nada a cam io. Adem3s, ni siquiera las le. #e pareci una 2iolacin %acerlo. #e le2ant! diciendo$ #i caf! )a est3 pago. Pero !l quera quedarse con la 5ltima pala ra$ .spero que no 2ol2amos a cruzarnos. Por su integridad, lo espero. Aunque me precipit! a la calle, quise frenar esa angustia que me peda poner distancia. .n la esquina me detu2e. <o quera darme 2uelta. Pero no pude e2itarlo. /esde atr3s de un puesto de flores, lo 2i salir del ar. .n la 2ereda, el capit3n mir %acia los costados. Lle2a a el paquete en la mano. Al pasar por un tac%o de asura, 2ol2i a mirar a los costados, como un c%ico, cercior3ndose de que nadie lo 2igila a, ) arro& dentro el paquete. /espu!s apur el paso, rum o a la <ue2e de Bulio. .sper! un rato antes de acercarme %asta el tac%o ) sal2ar el paquete. Por aqu de o tener ese epistolario, dice el profesor Gmez. Pero no creo que su re2isin pueda aportar demasiado a lo que )a cont!. Aqu est3n las cartas. L!anlas si no me creen. <o me ol2ido de un interrogante que qued pendiente. Alguien se preguntar3 por qu! reci!n a%ora me animo a contar estos %ec%os, desempol2ar el manuscrito, ofrecer estas cartas a quien dude de esta %istoria. :ace poco le en el diario de los #itre que el capit3n fue sepultado en el cementerio de la Recoleta. Isa es una e"plicacin. 7na e"plicacin de pusil3nime$ mi miedo.
KH
6a se esta a %aciendo 2erano otra 2ez. 4on los primeros calores me gusta a, los domingos por la tarde, pasear por Plaza 8talia ) dar una 2uelta por el Bardn 0oolgico. .l 0oolgico siempre e&erci una fascinacin especial en m. Aludo, aunque corra el riesgo de ser acusado de gorila, al 2!rtigo que para m fue ) ser3 siempre el denominado alu2in$ esa mare&ada de ca ecitas engalanados de modo tosco, primiti2o. Las sir2ientitas cetrinas que nunca o tendr3n la elegancia de sus patronas por m3s que usen su ropa regalada. Los o reros &2enes que se engominaron los carpinc%os a la cac%etada ) pueden com inar, porque no tienen otro recurso, un tra&e con un par de zapatillas. A m siempre me tir esta multitud. 6, en particular, los colim as paisanitos, que 2isten el uniforme de salida que les dotaron en el cuartel con un orgullo primiti2o. #3s de un domingo pude disfrutar de estos muc%ac%itos de uniforme que, frustrados porque una sir2ientita les cerr las piernas, uscan desagotar su miel donde sea. 7no de esos domingos, )a casi 2erano, como digo, deam ula a )o por el 0oolgico mirando un mandril que se mastur a a para di2ersin de los paseantes. Por qu! ser3, me pregunt! una 2ez m3s, que los gestos de los simios caricaturizan en su monstruosidad aquellos rasgos ) comportamientos que nos negamos a ocultar en nom re de la ci2ilizacin. 4u3ndo llegar3 el da, me pregunta a, en que admitiremos aquello que tenemos de animal, el fracaso de nuestros intentos de ser su limes. A la altura de la &aula de los monos, 2i de le&os a Azucena. La reconoc a pesar de que esta a cam iada. .l pelo m3s corto, m3s casta1o. 6 el porte m3s anc%o. <o era e"actamente la gordura luego del parto. .ra m3s ien que su elleza se %a a aplomado. Azucena empu&a a un coc%ecito de e !, de esos que fa rica a la 4asa Gesell. Ad2ert en su saludo una alegra un poco melanclica, que poda confundirse con la resignacin. .n su mirada, la audacia se %a a 2uelto calma. Le pregunt! cmo se llama a la criatura. Ga riel, me di&o. 4omo el arc3ngel, di&e. 4omo el arc3ngel, repiti ella. -upuse que no %aca falta que le recordara que !se tam i!n era el primer nom re de /e =ranco. 7na monada de e !, recuerda %a er dic%o el profesor Gmez. -in irona, lo di&o. Pero apenas dic%a la frase, se a2ergonz. 6 como para arreglarla, agreg$ -e te 2e feliz. .sto) ien, contest Azucena. Tengo un uen empleo, como 2endedora en la li rera Peuser. 6 Pedro puso una casa de electricidad en (illa Aallester. Los fines de semana toca el acorden con unos amigos en clu es ) casamientos. .st3s enamorada, le di&e. .sto) enamorada de mi e !, me contest ella. 6 despu!s$ Pedro es un uen %om re. 4on el tiempo lo 2o) a querer. Toda una esposa, Azucena. <i me pregunt por /e =ranco. Tampoco )o le i a a contar que /e =ranco me %a a escrito desde #isiones. .n una reser2acin en la frontera con el Paragua) se %a a comprado una indiecita por unos pocos pesos. La to ita tena unos catorce a1os ) lo o edeca con respeto ) uncin. La esto) %aciendo a mi manera, me %a a escrito /e =ranco. /e todos nosotros, slo Azucena %a a %ec%o algo distinto con su 2ida$ otra 2ida. #e 2ol2 para 2erla ale&arse, empu&ando el coc%ecito. <acido en esos das de om ardeo, fusilamientos ) marc%as militares, me pregunt!, mientras c%illa an los mandriles, adnde empu&ara la %istoria a esa criatura, cu3l sera la suerte de ese e ! argentino. 6 -.G7[ A</A</O.
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Prlogo 9 + , Los papeles de Gmez ++ * , La lengua del maln K' ; , =lor de pi a +>' > , Aom ardeo +9; +plogo **H
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