Elultimocantodelmonte Reclamodetierraayoreo

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El ltimo canto del monte

Reclamo de tierra ayoreo.

Biblioteca Paraguaya de Antropologa. Volumen 29.

Anbal Cabrera Vern Bernard Fischerman Mirna Vzquez Nelly Morales de Jara

Fiscala General del Estado Grupo de Apoyo a los Totobiegosode (GAT) rea Defensa del Patrimonio Indgena (ADEPI-UC) Asuncin 1998.

EL LTIMO CANTO DEL MONTE. Reclamo de tierra ayoreo. Foto: Patrick John Buffe Diseo de tapa: Juan Pablo Fernndez Durn Composicin y armado: Gilberto Riveros. Tel. 70 494.

NDICE Presentacin...9 1. Introduccin.13 2. Apertura de la muestra Ayoreo El ltimo Canto del Monte. Anbal Cabrera Vern...17 3. Pueblo Ayoreo- Totobiegosode. Reclamo Territorial. Mirna Vzquez..18 4. Una Frontera Frgil. Cultura y Natura entre los Ayorede. Bernard Fischerman....31 5. Las Relaciones Hombre y Territorio entre los Ayorede. Bernard Fischerman...............47 6. Los Indgenas y las Leyes Ambientales. Nelly Morales de Jara..67 7. Anexos. Cartografas y documentos referentes al reclamo territorial de los Totobiegosode..........71

Presentacin
El presente volumen recoge los aportes monogrficos presentados en el panel que tuvo lugar en el marco de la Muestra Etnogrfica Ayoreo El ltimo Canto del Monte, de Marit Zaldvar, los das 27 de octubre al 7 de noviembre de 1997, en el Centro Cultural de Espaa Juan de Salazar. Dicho evento fue organizado por la Fiscala General del Estado, el Centro Cultural de Espaa Juan de Salazar, el Grupo de Apoyo a los Totobiegosode (GAT), el rea Defensa del Patrimonio Indgena (ADEPI- UC), y la Embajada de Espaa en el Paraguay. Participaron como auspiciantes el Museo Etnogrfico y Arqueolgico Guido Boggiani San Lorenzo-, el Centro Cultural Paraguayo- Alemn, la Misionsprokur S.J. Nrnberg- Alemania, el Centro de Estudios Antropolgicos de la Universidad Catlica (CEADUC), Teleducacin Paraguaya de Subsecretara de Cultura del Ministerio de Educacin y Culto, el Centro Interdisciplinario de Derecho Social y Economa Poltica (CIDSEP- UC), los Centros de Estudiantes de Filosofa y Ciencias Jurdicas de la Universidad Catlica. Esta publicacin ofrece un panorama completo de la marcha del proceso de legalizacin de las tierras reclamadas por los Totobiegosode; adems, un rico material informativo y documental de carcter etnogrfico, etnohistrico, legal y ambiental que guarda relacin con esta etnia chaquea. El aporte del Fiscal General del Estado hace referencia a las actividades que el Ministerio Pblico desarrolla en defensa de los derechos de los pueblos indgenas, en este caso, de los Ayoreo Totobiegosode. La doctora Mirna Vzquez presenta los antecedentes del reclamo de tierras y el proceso de legalizacin de las mismas, as como los trmites administrativos que acompaan a dicho proceso. El doctor Bernard Fischerman expone sus conocimientos antropolgicos y sus experiencias vividas junto a los Ayoreo del Oriente Boliviano. La doctora Nelly de Jara esboza el tema de las leyes ambientales que precautelan el hbitat de los pueblos indgenas, cuya fundamentacin se halla ajustada a los convenios internacionales aprobados y ratificados por el Paraguay. Tambin se incluyen algunos mapas con la ubicacin del territorio reclamado; el Acta de Campo Loro en la que los lderes y miembros de la comunidad Ayoreo Totobiegosode reclaman las tierras de su hbitat tradicional, en agosto de 1993; la personera jurdica de la comunidad Totobiegosode; las declaraciones N 15/94 de la Honorable Cmara de Diputados y la N 13/98 de la de Senadores, por las cuales ellas expresan su preocupacin e inters por la situacin de los Ayoreo

Totobiegosode; la Resolucin N 11/98 emanada del Vice- Ministerio de Cultura que declara de inters cultural nacional la preservacin del hbitat tradicional reclamado por los Ayoreo Totobiegosode, que incluye el ltimo grupo de la selva, situado en el Departamento de Alto Paraguay, Regin Occidental del pas. Se agradece el apoyo de la Fiscala General del Estado, del mximo representante del Ministerio Pblico, el doctor Anbal Cabrera Vern, y de la responsable del Departamento de Defensa de los Derechos tnicos de la Fiscala, doctora Lidia Beatriz Acua. Grupo de Apoyo a los Totobiegosode rea de Difusin Asuncin 1998

1. Introduccin
SITUACIN ETNOHISTRICA DE LOS AYOREO1 El pueblo indgena cuyos miembros se autodenominan Ayorode es descendiente de los Zamucos. Su poblacin es actualmente de 4.500 a 5.000 personas, de las cuales unas 2.000 habitan en el Paraguay y las restantes en el sur boliviano. Desde la poca de las reducciones jesuticas, el centro del hbitat ayoreo comprenda las tierras ubicadas en el sur de la actual Bolivia y todo el rea norte del actual Chaco paraguayo. Como todos los pueblos chaqueos que habitaron dicha regin antes de la colonizacin europea, los Ayoreo desarrollaron una economa altamente adaptada a las caractersticas ecolgicas de la regin. Los Ayorode contemporneos constituyen un pueblo de tradicin cazadora y recolectora, incluyendo elementos de horticultura. Llevando una vida no sedentaria, aprovechan los recursos diversos dentro de su territorio, que les ofrece una gran variedad de alimentos. La utilizacin en forma extensiva les permite satisfacer tanto las necesidades inmediatas de subsistencia, como tambin las necesidades sociales y religiosas, manteniendo al mismo tiempo un equilibrio ecolgico. Para ellos, el ambiente natural y cultural en todos sus aspectos- es una realidad dada, no cambiable por la mera voluntad humana. El pueblo Ayoreo est constituido por diferentes grupos locales, cada uno de los cuales tradicionalmente habita una zona propia dentro del territorio de la etnia. ste desconoce una organizacin socio- poltica que abarque toda la etnia. El grupo local constituye la unidad poltica y social, que se define por caractersticas geogrficas o ecolgicas especficas, o por acontecimientos histricos relacionados con la regin. Entre los grupos locales del sur se encuentra el de los Ayoreo- Totobiegosode, la gente del lugar del pecar. El territorio de los Totobiegosode abarca una zona de 2,8 millones de hectreas, siendo los lmites aproximados Fortn Bogado (Noreste), Km. 80 de la va frrea de Puerto Casado (Sureste) llegando hacia el Oeste a cruzar la lnea 6 que une Mariscal Estigarribia con Lagerenza. Actualmente, el grupo local de los Ayoreo- Totobiegosode comprende dos subgrupos: el que sigue viviendo en la selva sin contacto con la sociedad envolvente y

Fuentes: - Expediente administrativo (IBA n 6.073/93) - Volker Von Bremen. El reclamo de tierras de los Ayoreo Totobiegosode. Informe Antropolgico. Mayo, 1994.

aquellos que se encuentran en Campo Loro y Arocojnad, y las Colonias Mennonitas, del Chaco Central. La historia del contacto de los Ayoreo con otros sectores incluye elementos como: I) la ignorancia respecto de su existencia como pueblo, de su modo peculiar de vida; II) la carencia o ausencia de disposiciones legales que reconocieran dicha existencia; III) el avasallamiento de la etnia en virtud de las sucesivas invasiones de su territorio. Estos contactos con fines de dominacin y ocupacin del rea produjeron acontecimientos lamentables para la cultura y la vida de los Totobiegosode. Los ms recientes hechos, esta vez de carcter evangelizador, son los registrados en 1976 y, ms cercanamente, en 1986, cuando se pretendi la salida del monte de los Totobiegosode, lo que gener en ellos la tradicional e histrica resistencia al abandono de su modo de vida y territorio. Situaciones como la reseada ocasionaron el desmembramiento de este grupo local. El reclamo que actualmente efectan los Ayoreo- Totobiegosode est impulsado por aquellos que salieron del monte y cuyos parientes an se encuentran all. Las acciones que se realizan actualmente para el aseguramiento de sus tierras se deben fundamentalmente a la amenaza percibida por los Totobiegosode respecto a la posibilidad de vivir de forma sana y adecuada a las caractersticas de la regin, y debido tambin al ltimo hecho de septiembre de 1994, cuando una topadora de colonos mennonitas incursion en un campamento Totobiegosode provocando su huida. En agosto de 1993, los Totobiegosode iniciaron los trmites de reconocimiento y legalizacin de parte de su territorio tradicional. La superficie en trmite es de unas 600.000 hectreas, y su delimitacin fue hecha en base al espacio habitado y frecuentado actualmente por el subgrupo de la selva. Los Ayoreo- Totobiegosode que hoy se encuentran fuera de la selva han manifestado su temor ante la continua deforestacin y explotacin de la zona y el peligro que ello conlleva para la integridad del grupo que an permanece en la selva, atemorizado por las persecuciones del pasado. Asimismo, la deforestacin aplicada por los ganaderos y agricultores de la regin, con el fin de extender sus campos de produccin, reduce en forma acelerada los refugios de animales silvestres y la existencia de los ecosistemas donde los indgenas solan encontrar sus alimentos que les servan para la diversificacin nutritiva. La observancia de los derechos de los Ayoreo- Totobiegosode significar para ellos: Impedir el exterminio del subgrupo de la selva. Fortalecer la integridad socio- poltica.
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Diversificar los riesgos econmicos. Escapar de la malnutricin. Proteger el medio ambiente.

Los pueblos indgenas demostraron que ellos son los mejores cuidadores del medio ambiente. Vivieron en territorios que mantuvieron su potencia de produccin por muchas generaciones y siglos. El reclamo de los Ayoreo- Totobiegosode presenta un desafo grande y muy especial en el Paraguay, el de considerar a un grupo humano como protagonista de la proteccin ambiental que ha demostrado y sigue demostrando- hasta el presente en forma continua su capacidad de vivir con su medio ambiente, sin destruirlo. En este sentido, los argumentos expuestos por los Ayoreo- Totobiegosode para su reclamo, combinados con la necesidad de promocionar conceptos sustentables de desarrollo - en este caso para el Chaco - abren perspectivas sumamente favorables para el desarrollo humano. En la sobrevivencia de los Totobiegosode se abriga la esperanza de que tambin sea posible la nuestra.

2. Apertura de la Muestra Ayoreo El ltimo Canto del Monte.


Anbal Cabrera Vern2. Seoras y seores: Quiero permitirme en primer lugar agradecer a las instituciones coorganizadoras de este acto de informacin y difusin sobre la situacin actual de los indgenas Totobiegosode, por su inters y solidaridad con el presente y el futuro de este subgrupo de los Ayoreo. Soy de la opinin que esta solidaridad es un valor en s que es conveniente destacar, valorar y promover como una virtud ciudadana que no debe desaparecer ante los fuertes embates de un individualismo y una competitividad cada vez ms extrema de la que es objeto la sociedad paraguaya. En este sentido, si bien es discutible ponernos de acuerdo sobre cul es la mejor manera de vivir para todos, existe sin embargo un criterio indiscutible, reconocer que la mejor forma de vivir es aquella que se preocupa por los que viven peor. Quiero tambin aprovechar esta ocasin para poner de relieve la extraordinaria calidad de la exposicin sobre la cultura material de los Ayoreo, que se expone en esta misma institucin. Para m, personalmente, esta exposicin es una muestra de la profesionalidad, calidad y alta creatividad de los profesionales paraguayos. En este sentido, soy tambin de la opinin que el hacer bien las cosas desde nuestras respectivas profesiones o destrezas personales, debe ser siempre una inequvoca muestra de nuestro compromiso social y del fortalecimiento de nuestras prcticas democrticas. Lleguen, pues, mis ms sinceros reconocimientos a los organizadores de esta exposicin. El tema que ms puntualmente quiero desarrollar en esta oportunidad trata sobre el papel que est desempeando y quiere desempear el Ministerio Pblico en defensa de los derechos que la Constitucin reconoce a los pueblos indgenas del Paraguay. Estos derechos, como ustedes saben, estn contenidos en el Captulo V de nuestra Carta Magna y se refieren al reconocimiento de los grupos indgenas como culturas preexistentes a la formacin y organizacin del Estado Paraguayo, a su derecho a desarrollar su identidad tnica en su respectivo hbitat, a la gratuidad de la tierra en cantidad y calidad suficientes y a la defensa contra todo tipo de explotacin econmica, contaminacin ambiental y alienacin cultural. Este desempeo del Ministerio Pblico en defensa de estos derechos obedece igualmente al mandato constitucional que establece como deberes y atribuciones del Ministerio Pblico el velar por el respeto de los derechos y
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Fiscal General del Estado.

garantas constitucionales y promover la accin penal pblica para defender, entre otros, los derechos de los pueblos indgenas. Como ustedes podrn apreciar, este reconocimiento constitucional de los derechos de los pueblos indgenas constituye una novedad en trminos jurdicos y polticos, y por sobre todo un significativo avance en nuestro concepto o idea de nacin en la medida que explcitamente incluye a sociedades y culturas preexistentes a la formacin del mismo Estado Paraguayo. Es, en definitiva, el reconocimiento constitucional de que nuestro pas es una nacin multitnica y pluricultural, cuyo desarrollo el Estado Paraguayo debe potenciar, fortalecer y enriquecer. Junto a esta novedad, tambin es significativa la otra, vale decir, el mandato constitucional que otorga al Ministerio Pblico la funcin de garantizar el cumplimiento o la no violacin de los derechos tnicos en los trminos establecidos en nuestra Carta Magna. Y es una novedad porque antes de 1992 no exista una instancia con rango constitucional que se ocupara de garantizar esos derechos. Esa nueva funcin que se le otorga al Ministerio Pblico, junto a otras totalmente nuevas, que no es el caso citar en esta oportunidad, implic y sigue implicando un desafo enorme, ya que se trata no solamente de refundar una antigua institucin, sino de idear y poner en funcionamiento una nueva reingeniera institucional, de tal forma de llevar a la prctica los postulados constitucionales que caen bajo el mbito del mismo. En este contexto, el Ministerio Pblico, a partir del ao 1993, fue creando sucesivamente numerosas unidades de servicio para cumplir con sus nuevas funciones y atribuciones, tales como el rea de Medio Ambiente, Garantas Procesales, Derechos Humanos, el Centro de Investigacin Judicial y, entre otras ms, el Ministerio Pblico tuvo que ir hacindose paulatinamente para constituirse en un nuevo instrumento institucional democrtico al servicio de la sociedad paraguaya. Y en ese proceso de construccin, todava estamos incursos. En lo que hace al Departamento de Defensa de los Derechos tnicos, quiero informarles que el mismo se cre en 1994, hace poco ms de tres aos y est constituido en la actualidad por un equipo de cuatro abogados. El plan bsico de actividades fue realizado mediante la cooperacin de numerosos profesionales paraguayos y organizaciones indigenistas, quienes fraternal y solidariamente acudieron a la convocatoria hecha por el Ministerio Pblico con ese fin. En la actualidad existen en el Ministerio Pblico setenta carpetas o casos que hacen a la problemtica indgena en el pas. Son casos que tienen que ver con problemas de tierras, indgenas procesados en el fuero penal, desalojos, trfico de maderas, usurpacin de tierras indgenas y malversacin de fondos
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destinados a los indgenas. Una informacin detallada sobre el tratamiento de estos casos, al igual que una definicin de la problemtica indgena en el Paraguay desde la perspectiva del Ministerio Pblico, estn contenidas en la Memoria Anual de la Fiscala correspondiente al ao 1996. De todas maneras, es conveniente puntualizar que el volumen de casos atendidos sobrepas la capacidad de respuesta de los cuatro profesionales responsables del servicio, por lo que en atencin a la gravedad de los problemas planteados, nos hemos visto en la necesidad de identificar los casos prioritarios de atencin. Y una de esas prioridades es precisamente el caso de los Totobiegosode. Desde la perspectiva del Ministerio Pblico, el caso de los AyoreoTotobiegosode tanto que siguen viviendo en estado silvcola, como de aquellos que ya no viven en esa condicin- merece nuestra mxima atencin, por las siguientes razones: 1. Porque histricamente este subgrupo local de los Ayoreo ha sido objeto de violaciones en sus derechos tnicos ms elementales, al ser desalojados de sus territorios tradicionales de ocupacin y dominio, con fines supuestamente civilizatorios. La repeticin de esta triste historia se debe evitar en el caso de los Totobiegosode selvcolas. 2. Porque el grupo Totobiegosode en estado silvcola constituye uno de los pocos grupos tnicos de esta parte de nuestra Amrica que no claudica en su lucha por vivir y seguir habitando en su territorio tradicional y procurarse su felicidad conforme a sus costumbres ancestrales, como una opcin deliberada y conscientemente asumida en libertad por todos sus miembros. 3. Porque el grupo Totobiegosode en estado silvcola, tal vez ms que ningn otro grupo tnico, demuestra inequvocamente que sus derechos al goce de su territorio, de acuerdo con sus normas tradicionales, son preexistentes a las normas sobre propiedad del Estado Paraguayo, como tan sabiamente lo enuncia la Constitucin Nacional. En consideracin a este enfoque, la Fiscala General del Estado asumi la defensa de los derechos tnicos de este subgrupo. Puntualmente las acciones emprendidas, en coordinacin con los propios indgenas y organizaciones indigenistas, fueron las siguientes: 1. En el mes de noviembre de 1994, una Comisin de la Fiscala comprob sobre el terreno el precipitado abandono de una aldea indgena, ocupada por los Totobiegosode selvcolas, a raz de la incursin en sus chacras de topadoras, bajo responsabilidad de colonos mennonitas. 2. Se logr un acuerdo con los propietarios legales de las tierras, en su totalidad colonos mennonitas, para no realizar ningn tipo de innovacin en el rea donde fue encontrada la aldea de los Totobiegosode.

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3. Se realizaron regularmente sobrevuelos en avin para comprobar el cumplimiento de los acuerdos y la no violacin de medidas cautelares de no innovar sobre una superficie de aproximadamente 600.000 has., reivindicadas por el citado grupo. 4. En sucesivos periodos de tiempo, la poblacin chaquea fue notificada para que se abstuviera de intentar cualquier contacto con el grupo silvcola. 5. La comunicacin y la presencia regular de la Fiscala en el actual asentamiento de los Totobiegosode, la ltima de ellas en ocasin de la entrega por parte del Instituto de Bienestar Rural de 26.000 hectreas de tierra de las 600.000 reivindicadas por el grupo. El Instituto Paraguayo del Indgena (INDI) adquiri, por su parte, 80.000 hectreas de la firma Falabella. Y con esta breve informacin sobre el desempeo de la Fiscala en este caso, doy por terminada mi intervencin, no sin antes reiterarles mi agradecimiento por su colaboracin en la organizacin de este evento, y nuestra ms franca y fraternal apertura para seguir cooperando en la defensa y desarrollo tnicos de los pueblos indgenas del Paraguay.

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3. Pueblo Ayoreo- Totobiegosode. Reclamo Territorial.


Mirna Vzquez3 I. ANTECEDENTES.

El Gran Chaco constituy desde milenios el hbitat de numerosos pueblos indgenas, sobresaliendo entre estos el Ayoreo, ms conocidos en nuestro pas como Moros. Los Ayoreode fueron siempre tenaces defensores de su sistema de vida y de su espacio vital, resistiendo las intenciones ocupacionistas de otras etnias en sus tierras. A los Ayoreode tambin se los denomina Pyta Jovi doble taln- debido a las sandalias rectangulares que utilizan habitualmente, confundiendo al enemigo. Los Ayoreos en la Regin Occidental y los Ach en la Oriental constituyen pueblos indgenas cuyos miembros han logrado mantenerse fuera de contacto y en estado silvcola por ms tiempo, generndose al respecto todo un mito de salvajismo y supuesta peligrosidad, por lo que fueron vctimas de crueles persecuciones que han constituido verdaderos actos etnocidas. Las caractersticas peculiares de los Ayoreo han hecho que la confrontacin entre sus miembros y los no indgenas obrajeros, estancieros, petroleros y militares- se haya agudizado durante la dcada de los cincuenta, cuando sus tierras fueron paulatinamente ocupadas por aquellos, siendo actualmente el ltimo reducto de los Ayoreo, subgrupo Totobiegosode, una extensin aproximada de 600.000 hectreas, cuya legalizacin reclaman, ubicada entre los paralelos 21/ 22 y meridiano 59/60, lindando al sur con las Colonias Mennonitas y al norte con el camino que pasando por Fortn Torres se dirige hacia Fuerte Olimpo. Al oeste, una lnea paralela al camino que se dirige de Filadelfia hacia Madrejn y al este el meridiano 59. A pesar del acoso territorial de que han sido y siguen siendo vctimas, an perviven grupos de Ayoreo selvcolas, que se resisten a establecer contactos con el resto de la poblacin. Estos grupos han venido demostrando persistentemente a la sociedad nacional que an habitan en esas tierras, su decisin de permanecer en ellas, reclamando de esta forma el respeto a un sistema de vida diferente. As lo entienden sus hermanos Ayoreo- Totobiegosode, obligados a abandonar esos montes en los aos 1979 y 1986 e instalados transitoriamente en Campo Loro, asentamiento Ayoreo- Guidaigosode, y en consecuencia han iniciado ese proceso de legalizacin.

Ex asesora jurdica de la comunidad indgena Totobiegosode. Actualmente miembro del Tribunal de Apelacin de la circunscripcin judicial de Caaguaz y San Pedro.

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La seguridad en la posesin de las tierras es el requisito esencial para la sobrevivencia fsico- cultural de los pueblos indgenas en general y del Ayoreo en particular. La historia de la humanidad es rica en relatos sobre pueblos que han existido y extinguido por no haber logrado acceder a la seguridad de un espacio territorial. La Biblia contiene abundante informacin acerca de pueblos que han poblado la tierra en tiempos remotos y desaparecido, muchas veces como consecuencia de cruentas guerras intertnicas en defensa de sus territorios. Los Ayoreo- Totobiegosode desean seguir vivos en sus tierras; es un reclamo que debe ser escuchado por la sociedad nacional. II. PROCESO DE LEGALIZACIN DEL TERRITORIO AYOREODE. ANTECEDENTES.

Como se sealara precedentemente, esta etnia es la ltima en el Paraguay que cuenta con algunos de sus miembros en estado silvcola. La historia reciente de este pueblo nos habla de contactos con miembros de la sociedad no indgena o con sus propios hermanos indgenas, acosados por los kojones (blancos). Algunos encuentros fueron sangrientos, como el ltimo del ao 1986, con un saldo de cinco de sus miembros Ayoreo- Totobiegosode muertos, tres en combate y dos en Campo Loro. Fueron precisamente miembros de las familias obligadas a salir del monte durante los aos 1979 y 1986, asentados transitoriamente en Campo Loro, los que buscaron contacto con la familia Regehr, domiciliada en la Colonia Neuland. Este relacionamiento, suspendido por un tiempo debido a la enfermedad y posterior fallecimiento del doctor Walter Regehr, y continuado a principios del ao 1983, tena como objetivo lograr el aseguramiento de las tierras habitadas por sus hermanos selvcolas, de tal suerte a asegurar que sigan viviendo como lo desean, evitando los peligros de nuevos contactos. Esta fue la propuesta Ayoreo y as la interpret la seora Verena de Regehr, quien transmiti la misma a un grupo interdisciplinario de profesionales, conformndose un equipo que constituye actualmente el Grupo de Apoyo a los Totobiegosode (GAT), el que conjuntamente con el rea Defensa del Patrimonio Indgena (ADEPI) de la Universidad Catlica, acompaan este proceso de legalizacin de tierra. ADEPI asumi, desde el inicio de los trmites, el rea de defensa jurdica del caso Ayoreo. Identificacin del territorio. A fin de dar inicio a los trmites administrativos, se realizaron las investigaciones de campo, contndose al efecto con la insustituible participacin de Volker Von Bremen, antroplogo de larga experiencia y vivencia con la etnia Ayoreo, quien conjuntamente con los Ayoreode Totobiegosode, delimitaron el territorio reclamado.

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Fueron meses de trabajo realizado en el Chaco, a finales de 1993. La fraccin as delimitada incluy numerosos sitios bien conocidos por los Totobiegosode, caros a los sentimientos de este grupo, vinculados a hechos o acontecimientos histricos, ubicados con extraordinaria precisin dentro del rea total reclamada. Identificacin jurdica del territorio reclamado. El territorio delimitado sobre el mapa de la regin requera ser identificado jurdicamente, es decir, era necesario individualizar las fincas que conformaban ese territorio de 600.000 hectreas, denominacin bajo las cuales se inscriben los inmuebles en la Direccin General de los Registros Pblicos. Este trabajo investigativo permiti conocer la historia dominial del territorio reclamado, las sucesivas operaciones de compra- venta a que fue sometido, desde el momento en que fue transferido por el Estado paraguayo, en virtud de las leyes de Ventas de Tierras Pblicas del ao 1885, y la firma Carlos Casado S.A. estructura su inmenso latifundio sobre territorio Ayoreo. Ya en este siglo, ao 1906, la seora Ramona Sastre de Casado e hijas venden una extensin de 470 leguas cuadradas (881.198 hectreas) a los seores Bonnet y otros, quienes en el ao 1908 transfieren a la firma The American Quebracho Company y sta a la S.A. Sociedad Forestal Puerto Guaran en el ao 1937. Pero el hecho ms significativo se suscita en el ao 1959, cuando nuevamente el Estado paraguayo se torna propietario de esas tierras por intermedio del Banco Central del Paraguay, al ser autorizado ste por su Consejo para realizar dicha compra con el propsito de preservar su potencial econmico y mantenerlo como fuente de riqueza, deca la resolucin, posiblemente con la finalidad de mantener en actividad la industria taninera de Puerto Guaran. No obstante estos propsitos mencionados, el Estado las vuelve a transferir en el ao 1964 a la firma norteamericana Deugger Colmes Inc. de Louisiana, que la vende en el ao 1967, inicindose desde ese momento el proceso de fragmentacin de las aproximadamente 800.000 hectreas. Algunas fracciones mayores fueron adquiridas por ciudadanos norteamericanos en la dcada de los 70. Al iniciarse este proceso, la extensin reclamada de 600.000 hectreas estaba titulada a nombre de doce personas fsicas y jurdicas (fsicas: 1. Francisco Brtez; 2. Jos Emilio Gorostiaga; 3. Eder Ioannidis; 4. Eduardo Nieto; 5. Falabella; jurdicas: 1. Yasy S.A.; 2. Montecarlo S.A.; 3. Calder S.R.L.; 4. Carlos Casado S.A.; 5. Veragilma S.A.; 6. IBR; 7. San Antonio S.A.). III. TRMITES TIERRAS. ADMINISTRATIVOS SOBRE LEGALIZACIN DE

A. Instituto de Bienestar Rural. Expediente N 6073/93. El proceso fue iniciado en el ao 1993, a travs del Expediente N 6073/ 93, ante el Instituto de Bienestar Rural, instancia administrativa agraria a la que le compete procesar y resolver cuestiones concernientes a los reclamos de tierras en defecto
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de una jurisdiccin agraria- planteados por las comunidades indgenas. En el referido expediente, como se sealara, se reclama la legalizacin de una extensin de 600.000 hectreas, aproximadamente. Delimitada la extensin total e identificadas las fincas y los respectivos titulares de dominio y sus domicilios, fueron notificados los mismos del inicio de los trmites, a los efectos de tomar conocimiento del reclamo indgena y se presenten a mostrarse parte, oponindose o presentando sus ofertas de ventas de las tierras. En este expediente, el Instituto de Bienestar Rural, titular de una extensin de 26.000 hectreas, ha adjudicado y titulado dicho inmueble a nombre de la Comunidad Indgena Ayoreo. B. Instituto Paraguayo del Indgena (INDI) El Instituto Paraguayo del Indgena es una institucin creada con el propsito de hacer cumplir los objetivos establecidos en la Ley N 904/ 81, Estatuto de las Comunidades Indgenas, siendo el acceso a la propiedad uno de los objetivos prioritarios; por lo que se ha comunicado al mismo el inicio de los trmites pertinentes ante el IBR para que lo apoye y disponga la provisin de los recursos financieros requeridos para el pago de la indemnizacin debida a los propietarios. En efecto, al INDI se asignan los fondos para el pago de las indemnizaciones dentro del Presupuesto General de Gastos de la Nacin. A travs de esta institucin se han firmado convenios y acuerdos sobre indemnizacin con algunos propietarios, como herederos de Falabella y herederos de Francisco Brtez, a quienes se ha autorizado el pago de las indemnizaciones. C. Adopcin de medidas cautelares. Fundada e las disposiciones contenidas en la Ley N 43/89, se obtuvieron del Juzgado en lo Civil del 4 Turno las medidas cautelares de prohibicin de innovar de hecho de derecho, con el propsito de evitar que las tierras reclamadas por la Comunidad Indgena Ayoreo Totobiegosode seran transferidas libremente, mientras se sustancien los trmites de titulacin. Actualmente se mantienen estas restricciones dominiales sobre las fincas; algunas fueron apeladas y confirmadas por el Tribunal de Apelacin. IV. FUNDAMENTACIN JURDICA DEL RECLAMO.

Constitucin Nacional. Con la Constitucin de 1992, el derecho de los pueblos indgenas a la titularidad de sus tierras tuvo consagracin constitucional; anteriormente este derecho estaba reconocido en la Ley N 904/81. Al respecto, el artculo 63 de la Constitucin Nacional dice: Queda reconocido y garantizado el derecho de los pueblos indgenas a preservar y desarrollar su identidad tnica en el respectivo hbitat, cuya extensin deber establecerse atendiendo a sus peculiaridades culturales. En este sentido, el artculo 64 reza: Los pueblos indgenas tienen derecho a la propiedad comunitaria de la tierra, en extensin y calidad suficientes para la conservacin y el desarrollo de sus formas peculiares de vida. El Estado les proveer gratuitamente de esas tierras, las cuales sern inembargables, indivisibles, intransferibles, imprescriptibles, no susceptibles de
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garantizar obligaciones contractuales ni ser arrendadas; asimismo, estarn exentas de tributo. Se prohbe la remocin o traslado de su hbitat sin el expreso consentimiento de los mismos. Convenio N 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo. Este convenio, ratificado por el Paraguay mediante la Ley N 234/93, regula aspectos sumamente importantes en materia de reconocimiento del derecho de estos pueblos sobre sus tierras. El convenio reconoce la relacin especial que tienen los pueblos indgenas con la tierra y territorios que ocupan y la posesin y uso comunitario de la misma. Igualmente importante es el derecho que tienen sobre sus recursos naturales, cuya administracin les corresponde. As, el artculo 14 seala: 1) Deber reconocerse a los pueblos interesados el derecho de propiedad y de posesin sobre las tierras que tradicionalmente ocupan. Adems, en los casos apropiados, debern tomarse medidas para salvaguardar el derecho de los pueblos interesados a utilizar tierras que no estn exclusivamente ocupadas por ellos. 2) Los Gobiernos debern tomar las medidas que sean necesarias para determinar las tierras que los pueblos interesados ocupan tradicionalmente y garantizar la proteccin efectiva de sus derechos de propiedad y posesin. Son normas de derecho internacional que obligan a los Estados que las ratifican y cuya observancia prevalece sobre las dems leyes. La Ley N 904/81 regula igualmente los trmites referentes a legalizacin de tierras, como el reconocimiento de sus sistemas de autoridad y de personera jurdica de la Comunidad Indgena. Finalmente, la Ley N 43/89 constituye una norma especial que regula las medidas cautelares de prohibicin de innovar de hecho y de derecho. Como puede apreciarse, el marco jurdico que sustenta el derecho de los pueblos indgenas a la propiedad de sus tierras es abundante y justifica plenamente el reclamo del pueblo Ayoreo Totobiegosode sobre el territorio cuya legalizacin plantea al Estado paraguayo y a la misma sociedad nacional.

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4. Pueblo Ayoreo- Totobiegosode. Reclamo Territorial.


Bernard Fischerman4 Los Ayoreode son un pueblo de cazadores y recolectores que habitaban una extensa zona del Chaco Boreal. Su hbitat comprenda el Chaco entre los ros Grande y Paraguay, y de norte a sur desde la zona de transicin de Chiquitos hasta acercarse a las Colonias Menonitas del Chaco paraguayo. Junto con los Chamacoco, pertenecen a la familia lingstica Zamuco. Su economa se basa en la caza y la recoleccin, acompaada por la pesca y una agricultura suplementarias. Polticamente los Ayoreode estaban organizados en ms de cincuenta grupos locales, cada uno con un capitn. Las relaciones entre muchos de estos grupos locales, igual que las relaciones con todo no-Ayorei, eran de guerra. La organizacin social y econmica ms importante era el Jogasui, la familia extensa, ms familias amigas. La cooperacin en el trabajo no estaba muy desarrollada, pero s existan numerosos sistemas de distribucin que hacan participar a los miembros del grupo local de todo lo que se cazaba, cosechaba o encontraba. La tribu est dividida en siete clanes. Los miembros de cada uno de ellos se refieren a un origen comn y se sienten parientes entre s; se excluye el matrimonio de miembros de un mismo clan. Actualmente los Ayoreode viven en diez comunidades en Bolivia y tres en el Paraguay. Todas estas comunidades estn situadas al margen de su hbitat tradicional. Solamente un grupo local, los Totobiegosode, se encuentran todava en el monte sin contacto con los dems Ayoreode o cojnone- extranjeros. En total, el nmero de los Ayoreode no debe sobrepasar los 3.400 individuos, de quienes alrededor de 1.200 viven en el Paraguay. Cuando hablo de expresiones culturales y pensamientos Ayoreode, me refiero a su cultura tradicional. Aunque en la convivencia con la sociedad nacional casi todas estas expresiones han desaparecido, lo esencial del pensamiento que estas expresiones reflejaban, ha quedado vivo.
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Antroplogo alemn.

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Como recolectores y cazadores, los Ayoreode no intentan dominar o transformar la naturaleza. Ellos dependen totalmente de lo que la naturaleza les ofrece. La agricultura est vista ms como una ayuda a la naturaleza que como un acto de transformacin o dominio de la misma. El Ayorei va adonde la naturaleza le ofrece su sustento; de ah su necesidad de llevar constantemente una vida nmada, desplazndose casi diariamente de un lugar a otro. El Ayorei no destruye o cambia su medio ambiente, porque depende de que el estado de la naturaleza no sea alterado, porque es en su estado natural que ella le ofrece todo lo que necesita para vivir. El grupo local se quedaba en una zona para cazar y recolectar por un tiempo hasta que los animales y frutos escaseaban y entonces se vea forzado a cambiar de zona para encontrar otra con relativa abundancia. El territorio de un grupo local era tan grande que la zona explotada en animales y vegetacin tena suficiente tiempo para regenerarse hasta la prxima incursin del grupo. Para mantener en tal estado el equilibrio ecolgico, la relacin recursos, nmero de integrantes del grupo local y extensin de la zona se tena que mantener constante. Este hecho se puede comprobar si se comparan los datos averiguados por D`Orbigny a comienzos del siglo pasado con los datos que mostraban los Ayoreode alrededor de 1945, poco antes de que los primeros grupos entraran en contacto con la sociedad nacional: se observa que la extensin de su territorio y el nmero de integrantes de la tribu no han variado considerablemente. Este comportamiento racional de los Ayoreode no es resultado de estudios ni de un razonamiento especfico de su parte, sino de una convivencia prolongada con la naturaleza y de experiencias de muchas generaciones que se manifiestan en tradiciones y reglas reconocidas por todos los miembros del grupo. El estudio racional de la naturaleza no es ajeno a los Ayoreode y sus conocimientos basados sobre la observacin son amplios. Pero su relacin con la naturaleza va mucho ms all y se distingue considerablemente de una visin como la nuestra, de ver en las cosas de la naturaleza objetos que el hombre tiene derecho de utilizar o manipular segn su criterio. Como todos los hombres, los Ayoreode buscan explicarse el origen y funcionamiento del mundo que les rodea. Como dependen de todo lo que su medio ambiente les ofrece o priva, tratan de conocer los secretos de la naturaleza y buscan maneras de influenciar activamente a los seres de la naturaleza. Buscan, por ejemplo, cmo poder defenderse mejor contra peligros que vienen de ellos, o sea, cmo mejorar las posibilidades de poder cazar un animal del monte.

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Para los Ayoreode, la separacin de cultura y naturaleza no exista en los primeros tiempos; los dos principios estaban todava unidos. Era tiempo de carencias, porque hubo poca diversificacin, recin ms tarde se produjo la separacin entre cultura y naturaleza, resultado de un proceso de experiencias, descubrimientos, catstrofes y luchas, tanto actos positivos como negativos. La nueva diversificacin constituye un enriquecimiento de las posibilidades y expresiones del mundo. Hoy da existe una marcada separacin entre los dos principios que se manifiestan para los Ayoreode en las siguientes formas: El hombre posee piel, habla una lengua y come cosas cocidas. Los seres de la naturaleza poseen cuero o plumas, han perdido el uso de la palabra y comen crudo.

En este sentido, el jaguar es el principio ms fiel de la no-cultura, mientras otros animales, como los puercos del monte, se acercan al modo de ser de los hombres. En muchos otros aspectos, el Ayorei no ve una diferencia grande entre la naturaleza y la cultura y muchos seres de la naturaleza le sirven como testigos de un comportamiento ejemplar, que l quiere seguir. El caos y las turbulencias del tiempo de los antepasados se terminaron con la constitucin del tiempo de los nuevos Ayoreode, que es el tiempo en que vivimos. Los Ayoreode ven el mundo actual como bueno e invariable. Todas las experiencias posibles son ya hechas y la convivencia hombre/ naturaleza, an con problemas, funciona y garantiza a ambos lados la sobrevivencia. En este sentido, el pensamiento Ayorei se diferencia mucho del nuestro, donde dominan palabras como cambio, revolucin, crecimiento o desarrollo. En la rutina cotidiana se pueden observar mltiples relaciones con los seres de la naturaleza. La mayora de estas relaciones se concentran en un concepto de gran importancia en la cultura Ayorei, el de los Edopasade. Si se busca una definicin de stos se puede decir: Bajo Edopasade se entiende todo lo abstracto y concreto existente que, por descendencia mtica comn, pertenecen a uno de los siete clanes y que son relacionados por parentesco y carcter comn.

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En este sentido, un Ayorei que pertenece al clan Etacori considera al da y a la vbora Coral su Edopasade, al igual que la vbora Coral y el da consideran a este Ayorei como Edopasai. Nada en el mundo est excluido de estas relaciones. Si seguimos con el ejemplo de los Etacorone, podemos constatar que todos los seres que hoy son Edopasade de los Etacorone pertenecieron ya a este clan antes de convertirse en ser de la naturaleza. Por otro lado, todos los Etacorone, sean hombres o seres de la naturaleza, tienen caracteres comunes. En el caso de los Etacorone se deducen de uno de sus principales Edopasade, del sol. Del sol se deduce el da y cosas relacionadas con el da, como animales anunciadores del da, cosas y colores claros. Tambin del sol se deduce el calor y de ste, por ejemplo, el fuego, cosas que tienen que ver con el tiempo seco, sus frutas o vientos fuertes que hay en este tiempo. Tambin del sol se deduce el cielo o cosas que caen de l, como el agua. Finalmente, el sol rojo de la maana o de la tarde significa sangre y con l estn relacionadas todas las cosas rojas, los grandes guerreros derramadores de sangre o animales peligrosos, como las vboras. Tambin los animales que chupan sangre, como los mosquitos, pertenecen a los Etacorone. El carcter de los Etacorone y de su Edopasade estn entonces definidos por agresividad, rabia, coraje, guerra, lo peligroso y resistente, lo sangriento, y lo que est en movimiento. A su vez estos caracteres fuertes estn complementados por Edopasade como fuego, lo claro y agua que son opuestos a los caracteres anteriores. As, el fuego neutraliza la sangre y el agua neutraliza la agresividad, que hace que el carcter de los Etacorone se mantenga en un cierto equilibrio. Cada Ayorei est orgulloso de su Edopasade y se refiere en muchas ocasiones a ellos. En situaciones difciles el Ayorei recuerda su Edopasade, para renovar su valenta o superar momentos de crisis. Un ejemplo da el mito sobre Apiejnai, una tortuga pequea. El mito dice: Cuando Apiejnai era Ayorei tena un cuerpo robusto y estaba lleno de energa. l era pequeo, pero as era su talla. Cuando l era Ayorei, era de sobremanera fuerte y ustedes ven que ahora su caparazn es duro como piedra. Los dems dijeron: ste ser un hombre que no crecer ms. Y l dijo: As noms es mi figura, ahora soy hombre pero sigo siendo pequeo. Pero ustedes van a verme cuando pelee. Voy a aniquilar a los enemigos. Y cuando iba al combate contra sus enemigos, l no utilizaba la lanza, sino la maza. A muchos Apiejnai mat con su
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maza, cuando l an era Ayorei. El filo de su maza qued oscuro de la sangre de aquellos a quienes l haba matado. Y ustedes ven de que aquellos que pertenecen a Apiejnai quieren seguir su ejemplo: los Etacorone, de tanto matar a los enemigos, los bordes de su maza perdieron su filo. Y el dijo: Me voy a convertir en tortuga, pero algunos de los hombres que me pertenecen sern as como yo. Aquellos que son mis Edopasade me van a seguir e imitar. Y ustedes ven que los que son Edopasade de Apiejnai quieren volverse como l. Y ellos dicen: Voy a hacer igual que Apiejnai, con su maza llena de sangre. Los Ayoreode que juntos se han enfrentado a un peligro o han tomado parte en una expedicin guerrera se otorgan unos a otros nombres honorficos, Erasorone, que hacen referencia a un Edopasai del otro. Si un mayor ha recibido algo, l no se conforma con dar un gracias, sino expresa su agradecimiento elogiando un Edopasai del donante, ya sea que alaba el buen sabor de los frutos del Chaco, si el donante es Dosapei o el hermoso canto del pjaro tojo, si es miembro del clan Picanerai. Los diferentes clanes tambin hacen referencia a sus Edopasade en sus signos clnicos o, por ejemplo, en las plumas o colores que emplean en la fabricacin de sus flechas. La persistencia de las relaciones y caractersticas clnicas est mantenida por el alma Orgate. La Orgate de un difunto va a Jnaropie, el mundo de los muertos, que se encuentra bajo tierra, donde despus de cierto tiempo tambin muere otra vez. Los vivientes de ese mundo lo entierran hacia arriba, hacia la superficie de la tierra para que el alma que sale de su cuerpo entre en un ser de la naturaleza, que pertenece a sus Edopasade y as aparece otra vez en el mundo de los vivientes. Por otro lado, los nios recin nacidos reciben su Orgate siempre de uno de sus Edopasade, sea un ave, un rbol u otro ser del medio ambiente. Lo mencionado antes parece indicar que las relaciones entre hombre y naturaleza son armnicas y poco conflictivas. En realidad, las relaciones son ambivalentes y pueden llegar a ser peligrosas en algunos casos; relaciones que reflejan la realidad de la vida en el bosque con sus amenazas de enfermedades, sequas, hambrunas, guerras y otras desgracias. Esta ambivalencia tiene su origen en los hechos que han llevado a la separacin de la naturaleza y del hombre. El que la naturaleza se apart de la humanidad no ha sido voluntario, sino resultado de acontecimientos sangrientos que dejan huella hasta hoy da. En los primeros tiempos, peculiaridades, habilidades, caracteres y bienes estuvieron en posesin de distintos personajes. Pero para que se hiciera posible que todos disfrutaran de estas particularidades, los otros tenan que matar a esta persona; con el acto de la matanza, el bien o la habilidad se hizo comn y accesible para todos.
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Un ejemplo para este principio se encuentra en el mito del pjaro Totoroi. Cuando Totoroi era Ayorei todava, los otros le mataron a l porque era el nico capaz de cantar con buena voz. El mito dice: No es sin razn que nuestros antepasados hicieron esto; mataban a alguien para que tambin ellos adquirieran una cosa o una particularidad, que slo aqul posea. A Totoroi mataron porque cantaba siempre y era el mejor canto que haba. El acto de homicidio tal como lo indican los antepasados, est sujeto a una ambivalencia, que contiene aspectos positivos y negativos. El aspecto positivo incluye el hecho de que los Ayoreode se perfeccionan mediante la socializacin de muchas cualidades y cosas y con ella contribuyen al desarrollo del actual estado cultural. Por otro lado, el homicidio revela aspectos negativos, pues el homicidio encarna un acto social que representa una intervencin en la personalidad del otro. Es as que se debe contar con la venganza por parte del afectado. Cuando en la actualidad el pjaro Totoroi que canta generalmente en la oscuridad, canta de da cerca de un campamento, anuncia la muerte de un buen cantante. Todos estos seres, decepcionados de los hombres, huyeron del espacio humano. Saban salvarse o curarse, pero se transformaron en estos seres que en la actualidad forman parte de la naturaleza o del espacio no humano. Antes de convertirse en seres de la naturaleza, dejaron a los Ayoreode reglas y tabes que se refieren a su persona y que los Ayoreode deben observar. Tambin dejaron a los Ayoreode Sarode, frmulas secretas que revelan la fuerza o el poder de cada uno de estos seres. Pronunciando estas frmulas el Ayorei que las conoce puede reactivar mediante ellas el poder especial que posean y poseen todava estos seres. Al fin de todo este proceso, en el mundo se quedaron seres con demasiados poderes y otros con muy pocos. Fue el sol que quit el poder a algunos y reforzaba el poder de otros y lo hizo de tal manera que el mundo se qued en equilibrio. Existen seres poderosos en el mundo, pero hay otros que los neutralizan con un contrapoder. Todos los seres del medio ambiente poseen alma y poderes. Igual que el hombre, ellos son activos en lo que se refiere a sus propias relaciones, pero tambin en sus relaciones con el hombre. Normalmente la influencia de estos seres sobre el hombre est en un estado de equilibrio y de mutuo aprovechamiento. Pero a veces la naturaleza utiliza sus poderes e interviene en los asuntos del hombre. Esto puede ser para ayudar al hombre, pero en general el motivo es la venganza por infracciones cometidas en contra de los seres de la naturaleza.
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Todos los seres originarios que abandonaron a los hombres dejaron, antes de su transformacin hacia otros principios, tabes y mandatos que estn vigentes hasta hoy. El tab que ellos dispusieron sobre determinadas formas de actuar, sobre algunas de sus partes corporales u otras cosas, as como las consecuencias que se debe esperar tras una violacin de la prohibicin pueden ser entendidos como compensacin por el mal sufrido en los primeros tiempos o sencillamente como venganza. Por otro lado, el cuerpo de reglas originado mediante los tabes debe ser considerado como un tesoro de experiencias de muchas generaciones de Ayoreode, que regula en forma concreta y funcional la convivencia en la sociedad humana, as como la relacin de sta con el medio ambiente. La sociedad Ayorea conoce un sinnmero de diferentes tabes. Aqu nos queremos referir solamente a stos que tocan directamente las relaciones con los animales. Cazar o cosechar para conseguir alimentacin o materiales para tiles implica siempre un acto de matanza. Cuando el Ayorei trae maz del Chaco no dice es mi maz, sino es mi maz matado. Los Ayoreode no conocen, como por ejemplo los Chiquitanos, un dueo de los animales, que da al cazador sus animales. Los animales del monte no se rehsan de proveer al hombre con su carne, siempre y cuando el hombre no abuse, respete al animal y tenga presentes los tabes que este animal ha otorgado cuando era Ayorei todava. Entre estos tabes figuran los de no hablar mal o en forma chistosa sobre los animales. Tampoco se debe insultar o maltratar un animal o hacerle sufrir. Los huesos o restos de un animal deben ser enterrados. El que los bota no va a poder cazar ms un animal. Los seres de la naturaleza mantienen sistemas de ayuda mutua entre ellos. As que seres dbiles pueden pedir a seres poderosos que ellos venguen una infraccin cometida por un Ayorei contra un ser dbil. La venganza puede ser directa, ya sea que un rbol caiga sobre la persona o sea picada por una vbora, o indirecta, que ella ya no logra cazar o se enferme. Los Ayoreode son buenos observadores de los movimientos en la naturaleza. Muestran animales con comportamiento atpico, sea que emiten ruidos raros, aparecen en horas del da poco comunes, entonces los Ayoreode toman estos comportamientos como presagios que anuncian ciertos acontecimientos. A estos seres, los Ayoreode llaman Cucha Amacacade, anunciadores. Lo que anuncian puede ser positivo o negativo, concreto o vago. Algunos anuncian cosas que tienen su origen en otros seres, otros anuncian hechos que ellos mismos originan.

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Los Ayoreode prestan mucha atencin a estos presagios, tratan de que se cumplan o tratan de evitar lo anunciado si se trata de algo negativo. Igual que los seres del medio ambiente tratan de influenciar a los Ayoreode, ellos conocen una serie de mtodos que pueden influenciar sobre la naturaleza. En este sentido se pueden nombrar ritos y fiestas. La fiesta ms importante est dedicada a un Cuyabo chico: Asojna; este Cuyabo que est escondido en el tiempo seco, canta por primera vez a fines de agosto y anuncia con su canto las primeras lluvias que hacen reverdecer la naturaleza. Como antepasado Asojna era el responsable del cambio de tiempo seco a tiempo de lluvia y viceversa. Los Ayoreode repiten en esta fiesta los acontecimientos de este tiempo para garantizar de nuevo este cambio. Otro mtodo que consiste en provocar ciertos acontecimientos es realizar actos anlogos a los de la naturaleza, por ejemplo: aunque hay un cielo despejado, todo el pueblo puede reunirse para simular los acontecimientos. Cuando cae una lluvia torrencial. Con este acto se piensa provocar que suceda en la realidad. Pero la forma ms comn de enfrentar el medio ambiente es mediante Sarode, las frmulas secretas. El Sari describe un cierto poder inherente a un ser de la naturaleza. Pronunciando esta frmula el poder se reactiva y libera para actuar en el sentido requerido. Algunos Sarode evocan poderes que se observan en la naturaleza y que se quiere imitar. Por ejemplo: una persona moribunda que ha perdido la conciencia se puede tratar con el Sari de luna, porque la luna se debilita hasta morir, pero gana de nuevo la fuerza para brillar en todo su esplendor. Otros Sarode activan contrapoderes para combatir otros, por ejemplo: contra rayos se puede usar el Sari de arma con que uno ha matado porque la sangre es un poder contra el fuego. Otros Sarode revitalizan poderes que sirven para proteger un lugar. S, por ejemplo, se sopla el Sari del cndor del Oriente, un pjaro poderoso que construye un nido fuerte con espinas, sobre su casa se forma un lugar protegido donde las enfermedades no pueden penetrar. Pero tambin hay personas con suficiente poder propio. Estas personas pueden usar la tcnica del Chamacare, donde uno expresa su deseo y hace volar estas palabras soplndolas en una cierta direccin. Eso permite influenciar a otros en una manera individual. Las relaciones hombre/ medio ambiente son mltiples y trascendentes: la naturaleza influye sobre el hombre y viceversa. Aunque hay diferencias decisivas

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entre ambos principios, hay tambin una cercana, que se expresa en el parentesco, la dependencia, comportamientos similares y una historia comn. La frontera entre hombre y naturaleza es frgil, existe todava la posibilidad de comunicacin entre ambos principios y hasta el peligro de caer en el otro principio. Perder el contacto con lo humano y caer en el principio de la naturaleza es uno de los principales temores de los Ayoreode y ellos toman muchas precauciones para evitar un destino tal. Este peligro amenaza a las personas cuando su Orgate, el alma que es responsable de los aspectos fsicos y del funcionamiento del cuerpo, emprende una de sus mltiples andanzas. En el sueo, por ejemplo, esta alma se separa del cuerpo y visita los lugares de los que se suea. En estas andanzas la persona tiene poco control sobre su Orgate, dando la posibilidad a otros seres de manipular y atacarla. El Ayorei trata entonces de evitar en lo posible un pensamiento emocional frente a cosas que le pueden hacer dao. El lugar donde uno duerme tiene que limpiarse bien de cosas sucias o de restos de animales que uno ha comido, para que en el sueo uno no se relacione con estas cosas. El peligro es ms grande an cuando una persona ha infringido un tab. Este hecho no le sale de la cabeza y en la noche suea con el animal y este puede tomar posesin de su Orgate o de su otra alma, la Ayipie. Si sta ha sido atacada, puede llevar a la persona a enfermedades mentales. Los Ayoreode cuentan varios casos, como este ejemplo: Todos los animales de los Cojone (los blancos) tienen un Orgate peligroso. Una noche la madre del chico, que vive aqu en esta casa y otros que durmieron cerca de la estancia de Luis Aez, que tiene muchas vacas, escogieron all su lugar para dormir, donde siempre pasan las vacas. Esta mujer so con una vaca, y la vaca le hablaba en su sueo; cuando ella despert record este sueo donde la vaca le deca: Vas a comer pasto y hojas como nosotros. Si no lo haces, vas a morir. Y al da siguiente de este sueo ya la mujer se senta enferma. Trat de obedecer la orden de la vaca y comenz a comer hojas, pero finalmente no pudo y en la noche siguiente muri. Otro peligro existe en el acercamiento hacia los animales, ms en el sentido psquico que fsico. Hay canciones y mitos que hacen que los animales se acerquen a la gente, lo cual abre la posibilidad de cazar muchos de ellos. Pero el cantador tiene que pagar este xito con una enfermedad mental que le hace huir de los humanos para vivir con los animales. Hay algunos animales que son los causantes de enfermedades mentales. Principalmente el Cuyabo Asojna, el Peni, Hurina y una clase de tortuga castigan infracciones de tab, especialmente si alguien despierta a Asojna o Peni en su sueo invernal. La Orgate de estos seres puede entrar en el enfermo reemplazando o comiendo su Ayipie y se pone en su lugar. Esto lleva a
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alteraciones psquicas de la vctima. Las vctimas sienten una fuerza irresistible de acercarse a los animales del monte y vivir como ellos. Esta enfermedad mental es relativamente frecuente entre los Ayoreode. Les hace huir de los humanos, ellos vagan mucho tiempo en el monte, sobreviviendo la mayora. En el monte saben hablar con los animales y desarrollan capacidades como ellos. Las personas que sobreviven se hacen frecuentemente Chamanes o chamanes menores. Por la cercana que tuvieron con los animales se supone que tienen la capacidad del presagio y de ubicar los lugares donde se encuentran animales para cazar. La nica persona que puede ponerse en contacto controlado con el mundo de la naturaleza es el Chamn. Su poder, el Puopie, le hace posible de traspasar la frontera entre cultura y natura. El habla con los animales y ellos le ayudan y les brindan apoyo. Puopie era en los tiempos mticos un ser hbrido con cuerpo humano pero con piel de jaguar. Cuando los Ayoreode lo encontraron, Puopie huy encima de un cactus... Los otros lo mataron con sus armas, la sangre de Puopie chorreaba sobre ellos y ellos se volvieron chamanes. El poder de Puopie viene de que l era el dueo del tabaco. Los Ayoreode, para poder hacerse chamn, tienen que pasar una prueba, que consiste en tomar una cantidad considerable de jugo de tabaco crudo. Despus caen en coma prolongado y esta comida cruda les hace posible contactarse con los seres de la naturaleza. Primero se encuentran con el jaguar y l les da permiso de hacerse chamn o no. En el futuro fumar y tragar el humo del tabaco para ponerse en trance. Ello reactiva su Puopie y le abre todas las actividades posibles porque pertenece a los dos mundos y puede aprovechar de todas las posibilidades que los dos mundos ofrecen.

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5. Pueblo Ayoreo- Totobiegosode. Reclamo Territorial.


Bernard Fischerman5 Ayorode es el plural masculino de la autodenominacin y significa hombres, gente verdadera. A otros pueblos, cuya manera de vivir es similar a la de ellos, los Ayorode llaman Ayore Quedejnane, otra gente; a la poblacin sedentaria llaman Cojone. Junto con los Chamacoco los Ayorode forman el grupo lingstico de los Zamuco. Como otros pueblos del Gran Chaco, los Ayorode eran y son cazadores y recolectores con una agricultura suplementaria. Los Ayorode estn divididos en siete clanes, igual que la naturaleza, con la que se relacionan a travs de un parentesco mtico. Actualmente los Ayorode viven en diez comunidades en Bolivia y en tres en el Paraguay. Todas estas comunidades estn situadas al margen de su hbitat tradicional. Solamente un grupo local, los Totobiegosode, la gente que vive en una regin donde abundan los puercos pecar, se encuentran todava en el bosque defendiendo su territorio y su modo de vivir autnomo. En total el nmero de los Ayorode no debe sobrepasar los 3.400 individuos, de quienes alrededor de 2.200 viven en Bolivia y alrededor de 1.200 en el Paraguay. Al tiempo de la conquista los Ayorode habitaban la zona situada al sur y este de las Salinas de Santiago, San Jos y San Miguel. A partir de comienzos del siglo pasado, se puede constatar una migracin constante de los Ayorode hacia el norte. Primero ocupan los espacios vacos donde antes vivan numerosos otros pueblos indgenas; los que fueron empadronados y esclavizados por los cruceos de Santa Cruz de la Sierra la Vieja y ms tarde reducidos por los jesuitas. La migracin hacia el norte termina recin con el primer contacto con la sociedad nacional en 1948, en Bolivia. Este movimiento se puede ilustrar con el caso de los Direquedejnai-gosode, la gente del otro da. Antes de 1920 los Direquedejnai-gosode poblaron la regin al este del ro Parapit y al sur de esta zona. Poco despus fueron empujados por los Ijnapui-gosode, la gente de los palmares de la palma motac, hacia el norte, hacia la zona de los Baados del Izozog y la regin al margen derecho del ro Grande. A comienzos de los aos 20 involucran a los Sirion del sur en luchas que
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terminan con la expulsin de los Sirion de la zona entre los ros Grande y San Julin. Responsables de las migraciones y movimientos de los aos 30 deben haber sido las instalaciones de fortines militares en el Chaco y la misma guerra del Chaco. Pero al mismo tiempo surge una razn que se basa en factores internos: la unin de varios grupos locales del sur bajo el mando de un personaje imponente, Uejai Picanerai. Esa unin de grupos locales que ms tarde se llamar Guidaygosode, la gente del pueblo, gana una supremaca militar que le permite eliminar algunos grupos locales pequeos del norte y presionar otros tantos, que stos finalmente se ven finalmente obligados a buscar refugio entre sus enemigos, los Cojone, los blancos. Alrededor de 1940 parte de los Direquedejnai-gosode cruza el ro San Julin y se instala en la regin central de la Chiquitania, donde ocupan los espacios libres entre los pocos centros rurales de esta regin. La Chiquitania constituye una zona de transicin entre la formacin del Chaco y los llanos de Mojos, que presentan una fauna y flora que se diferencian considerablemente de las del Chaco, posiblemente haya sido esta la razn por la cual los Ayorode no avanzaron ms hacia el norte. El territorio que ocupaban los Ayorode alrededor de 1945 iba de la Chiquitania boliviana al norte, acercndose al sur a las colonias menonitas. Su frontera al oeste formaron los ros Grande y Parapit y al este se acercaron al ro Paraguay. En total el territorio Ayorei incorporaba alrededor de 330/350.000 km2. El pueblo actual de los Ayorede se debe haber formado de Ayorode que nunca fueron alcanzados por los jesuitas y otros que volvieron al Chaco en los aos despus de la expulsin de los mismos de sus reducciones. El viajero francs Alcides D`Orbigny calcula en 1.831 los Ayorode que vivan en el Chaco sin relacin con las reducciones compuestas de 1.000 individuos. Alrededor de 1950, el tiempo de los primeros contactos con la sociedad nacional, su nmero debe haber alcanzado entre 4.500 y 5.000 habitantes. Muchos de ellos fueron vctimas de enfermedades desconocidas para ellos, contra quienes no tenan resistencia y que eliminaron la mayor parte de la gente anciana y los nios, sobreviviendo principalmente los jvenes y los adultos de mediana edad. Grupos de Ayorode, que espantados volvieron al monte, contagiaron a otros grupos locales, que desaparecieron por completo debido a estas enfermedades. El pueblo Ayorode se recupera lentamente; su crecimiento demogrfico ha sido y es todava muy bajo. El pueblo Ayorei se define a travs de una lengua y cultura comunes, pero carece de organizaciones sociales o polticas que representan a los Ayorode en su integridad. La organizacin ms grande y estable es el grupo local, que incluye a varios Jogasode, que representan a las familias extensas Ayoredie. Durante la investigacin de campo se pudo constatar que durante el tiempo del primer
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contacto con la sociedad nacional existan alrededor de cincuenta grupos locales, que corresponden a alrededor de cien miembros por grupo. Haba grupos locales ms chicos y otros considerablemente ms grandes. Ellos incorporaban a trescientos o ms personas. Nombres, tamao y nmero de grupos locales cambiaban constantemente; unos grupos se juntaban, mientras otros se separaban. Los nombres de los grupos locales son cambiantes y se refieren al carcter del territorio donde vive el grupo o a un acontecimiento que pas en su regin. As, los Totobiegosode reciben su nombre porque en su tierra abundan los puercos del monte, pecar; los Erapeparigosode, el suyo porque viven en una regin de bosques tupidos e impenetrables. Los Ajnoraque yuguei-gosode son la gente que viven en una regin donde un rayo cay en una casa o los Chacasigosode, son la gente que mataron a Chacasi. Los Ayorode que actualmente viven en Campo Loro se llaman naturalmente Campo Lorogosode y se refieren a sus antiguos grupos locales solamente como una referencia histrica, pero no olvidada o ignorada en las relaciones sociales. Un grupo local comparte generalmente un territorio comn, que recorre durante el ao en toda su dimensin. Principalmente para potenciar su poder blico, varios grupos locales se asocian o se fusionan en un solo grupo mayor, pero sin perder su territorio como grupo local. En el caso de los Direquedejnai-gosode, los Tiequi-gosode la gente que vive en direccin al ro, los Par-gosode, la gente de la regin donde se encontr un hierro pesado, y los Pid-gosode, la gente de la regin donde cay un avin, forman una unin que reconoce como capitn a un solo lder principal. En tiempos de crisis, se asocian para fortalecer la defensa, pero tambin para organizar una expedicin de guerra, se juntan otros grupos locales a los Direquedejnai-gosode, grupos locales con territorio y capitana propia, como los Dachagaide cachopiegosode, los Dorojobie-gosode la gente de la regin donde abundan los mosquitos jejene, los Meneneiachimisorone la gente de la regin donde vivan los Sirion y los Tobui-gosode la gente de la regin del arbusto tobui, que atrae a las abejas. La fusin ms grande de grupos locales la constituan los Guiday-gosode, bajo la capitana de Uejai, que conform un poder blico con que los otros grupos no podan medirse. Los Totobie-gosode formaron durante un tiempo parte de los Guiday-gosode, pero se independizaron otra vez y se encuentran desde este tiempo en constante confrontacin con los Guiday-gosode. Problemas internos pueden ser causa de un Jmiti jmitigai, la divisin temporal o permanente de un grupo local en dos. Causan pueden ser tambin discrepancias internas que no se solucionan de otra manera, o problemas econmicos, por

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ejemplo, cuando la relacin recursos asequibles y nmero de integrantes del grupo se encuentra en desequilibrio. Otros grupos se pueden formar de Ayor doi, familias expulsadas de su grupo local que se unen a veces con otros que han sufrido el mismo destino. Cada grupo local posee en su territorio uno o dos pueblos ms o menos estables en lugares donde hay agua cerca. El Chaco se presenta como una planicie inmensa. Slo en el lmite norte hay serranas como las de San Jos, Santiago y Sunsas y en su interior se encuentran como nicas elevaciones las montaas del Cerro Len y algunos cerros aislados, como el San Ramn. La vegetacin del Chaco depende exclusivamente del agua de lluvia. Solamente en sus mrgenes se encuentran ros grandes: el Paraguay, Parapit y Ro Grande. El ao est dividido en tiempo de lluvias y tiempo seco, divisin muy marcada porque las precipitaciones se concentran casi exclusivamente en tiempo de lluvias entre octubre y marzo. rboles, arbustos y plantas estn cubiertos de espinas y forman en muchas zonas un bosque impenetrable. En el centro del territorio Ayorei se encuentran las tres lagunas de sal, las Salinas de San Jos, Santiago y San Miguel, a su vez como centro mtico, espiritual y de abastecimiento de sal para todos los Ayorode. La falta de agua y la dificultad de penetrar en sus tupidos bosques fueron y siguen siendo causas de que el Chaco Boreal permanezca con una escasa poblacin en sus regiones centrales. El Chaco provee a los Ayorode de todo lo que necesitan para alimentarse o vestirse, para sus herramientas u otras necesidades. En el Chaco faltan piedras, pero existe una serie de rboles con maderas muy duras, como el palo santo, el quebracho o el algarrobillo que los Ayorode usan para fabricar sus armas u otras herramientas. La fibra de caraguat, que cubre grandes dimensiones del suelo del Chaco, es utilizada para fabricar bolsas, sogas, colchas o faldas, entre otros. El Chaco es la tierra de muchos animales. En parte los Ayorode usan la carne de pac y agut, de los diferentes armadillos y del puerco espn. Pero los animales que principalmente proveen de carne a los Ayorode son las tortugas, que habitan el Chaco en gran nmero, el oso bandera y ante todo los puercos del monte, que por ejemplo, en la regin de las Salinas pueden aparecer en tropas hasta de cuatrocientas cabezas. Donde hay agua, los Ayorode pescan. Es remarcable que a todos los otros animales, los pjaros, tapir, los ciervos, monos o capiguaras, para mencionar algunos, no se los cazan para aprovechar su
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carne sino tan solo para usar parte de su cuerpo en la fabricacin de adornos o bienes de utilidad, como raspadores o habarcas. Los tabes referentes a la carne de muchos animales se basan principalmente en dos conceptos: se evita comer carne grasosa, que segn la cosmovisin ayor debilita el espritu de coraje y el poder fsico de la persona. Igualmente se evita comer animales con caracteres indeseables para el hombre, como los ciervos o los conejos, que se consideran como animales temerosos. Segn los Ayorode, al comer esta clase de carne, el carcter del animal traspasa a la persona. La carne de los armadillos, del paca o aguti se permite slo a las personas ancianas, que ya no procrean, limitando as el dao para el grupo. Los mismos Ayorode limitan de esta manera considerablemente el potencial alimenticio que ofrece el Chaco. Como alimentos vegetales el Chaco ofrece una variedad grande entre frutas de rboles, arbustos y cactus, races y hasta los corazones y harina de las palmeras. Un alimento que existe en abundancia son los corazones de algunas clases de caraguat, que durante el tiempo seco se vuelven el alimento vegetal principal. Un lugar especial en la valorizacin de los Ayorode ocupan la sal y la miel. Para aprovisionarme con sal para todo el ao, en julio y agosto, cuando la sal se encuentra a flor de la superficie, todos los grupos locales emprenden sus caminatas hacia las salinas en el centro de su territorio. El alimento ms apreciado es la miel. Los Ayorode consumen miel de abejas y de avispas y en caso de escasez llegan a comer miel que provoca enfermedades txicas de gravedad. Uno de los problemas ms graves del Chaco es la falta de agua. Durante las andanzas cargan agua en recipientes de barro, hecho especialmente para este fin. Tambin encuentran agua en huecos de rboles o entre las hojas del caraguat, donde el agua se puede guardar algunas semanas en cantidades pequeas. Proveedor principal en tiempo de escasez es una planta llamada Chicori, que desarrolla una raz de la que se puede exprimir hasta cuatro litros de agua. Durante todo el ao en el Chaco hay gran variedad de alimentos. Una escasez se presenta solamente durante el tiempo seco, no en cantidad, sino ms en calidad y en las preferencias de gusto. La caza es principalmente trabajo del hombre. La misma se realiza generalmente en grupo, con amigos o dentro del jogasui, la familia extensa. Animales que se cazan frecuentemente son los puercos del monte, que andan en tropas medianas hasta grandes. Una tropa de puercos grandes se persigue varios das tratando de matar los animales que van ltimo para no despertar la atencin

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de los animales que guan la tropa. Las armas principales de los Ayorode son la lanza y la maza. Al jaguar se mata en lucha personal para hacer de su cuero un adorno y ganar prestigio dentro del grupo. La recoleccin es trabajo de las mujeres. Durante el tiempo de lluvias aporta alimentos importantes, pero adicionales; durante el tiempo seco se vuelve el aporte principal en la dieta familiar. La agricultura constituye una actividad econmica complementaria. La limpieza de las pequeas chacras es trabajo del hombre, la siembra realizan ambos, mientras la cosecha es trabajo de la mujer, que tambin es la duea de los frutos de la chacra. Las chacras se hacen en lugares que se presentan apropiados naturalmente, como las orillas de las pampas, islas en el monte o lugares donde el monte se ha quemado. Las chacras son generalmente de dimensiones chicas, a veces abarcan solamente algunas plantas. Como no se deja de recorrer el territorio del grupo local, se realizan pequeas chacras en diferentes lugares y a diferentes tiempos. Con las primeras lluvias en septiembre se siembra sanda, zapallo y joco; en octubre, cuando comienza el tiempo de lluvias, se planta maz, varias clases de frijoles y tabaco. Las fuertes lluvias de febrero se aprovechan a veces para sembrar de nuevo y conseguir una ltima cosecha. Los Ayorode han desarrollado una serie de semillas propias que adaptan muy bien a las condiciones difciles del Chaco; semillas que en Bolivia se han perdido, con excepcin de la sanda ayor, que se planta hoy en da. Durante el tiempo de lluvias no se deja de andar y recorrer el territorio del grupo. Despus de la siembra se deja abandonada la chacra y se dirigen a otros lugares donde realizan otras chacras antes de seguir su camino. Las especies que se siembran tienen un tiempo de maduracin de alrededor de tres meses, as que el grupo vuelve despus de este lapso al mismo lugar para cosechar. El tiempo de la cosecha es el nico del ao donde el grupo local puede permanecer ms tiempo en un solo lugar. Es el tiempo de las fiestas y diversiones. La pesca se realiza principalmente durante el tiempo seco, cuando las lagunas se achican y muchos ros pierden su corriente. En estos casos, los peces se concentran en pocos lugares, filas de Ayorode los empujan hasta un rincn y los cosechan con el cochimone, un canasto con boca ancha y base angosta que se vuelca boca abajo sobre los peces que se cosechan con la mano, entrando por el hueco de la base. Igualmente se pesca con arco y flecha. Si la pesca es buena, se conserva una parte en forma ahumada y salada. Estos peces se cambian frecuentemente con grupos locales vecinos que no tienen ros o lagunas en su territorio.
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Cierta importancia tiene tambin el robo de casas y chacras de la poblacin sedentaria, especialmente en Bolivia, donde grupos locales Ayorode vivan cerca de poblaciones y estancias. De las chacras se robaban con preferencia maz y mandioca; de las casas hierro y ropa. Una vida algo ms sedentaria slo era posible durante el tiempo de lluvias; por ejemplo, durante la preparacin de las chacras y especialmente durante el tiempo de la cosecha. El pueblo Ayorei se construye cerca de un lugar con agua permanente. Las casas eran redondas con un poste central y un techo bajo, casi hasta el suelo. En una casa viva un jogasui, la familia extensa. Aparte del pueblo central haba otros secundarios. En este tiempo todo el grupo local se encontraba junto. Como contaban con una reserva en alimentos, era el tiempo donde se llevaba adelante una serie de otras actividades, por ejemplo se visitaba y se reciba visita de grupos locales amigos. Tambin durante ese tiempo se llevaban adelante expediciones de guerra: los grupos locales del sur principalmente contra sus compatriotas del norte y los grupos locales del norte contra asentamientos de la poblacin sedentaria. An en tiempo de lluvias, los grupos locales o las familias extensas salan a zonas ms alejadas en busca de su sustento. Por todo el territorio pasaban senderos principales y otras que haban abierto las familias extensas, lo que les daba el derecho de cazar y recolectar en el sitio. Si existan caminos de la poblacin sedentaria en el territorio, el sendero terminaba a una distancia del camino, para comenzar otra vez al otro lado, as permanecan invisibles para los transentes. En las caminatas las mujeres cargaban todos los utensilios en una bolsa grande, adems de los nios pequeos. En estas bolsas se cargaba tambin a los enfermos. Tarea de los hombres era cargar las armas y abrir o ensanchar los senderos. Durante estas caminatas se formaban campamentos rsticos, donde la familia extensa ocupaba un fogn comn. Cuando el tiempo seco avanzaba, el grupo local se iba dividiendo en cantidades ms pequeas, especialmente en familias extensas, que se apartaban del grupo grande para juntarse ms tarde otra vez con l. De esta manera las familias extensas se separaban y juntaban constantemente con el grupo principal que avanzaba en busca de nuevas zonas dentro del territorio. Para no perder el contacto entre el grupo principal y los grupos menores, los Ayorode desarrollaron un sistema de poder comunicar noticias. Este se basa principalmente en dos conceptos, la identificacin del grupo o de la persona y el contenido de la noticia. Si una familia extensa volva al lugar del campamento y el grupo principal se dirigi a otra zona, el grupo va a encontrar un ujuyaque, un palo noticiero. El palo se colocaba al comienzo de la senda que ha tomado el grupo. La inclinacin
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define la direccin como tambin la distancia que ha caminado el grupo. Si el grupo ha ido lejos, el palo tiene poca inclinacin, si se qued cerca, la inclinacin es mayor. Al capital del grupo o a una persona particular se la define por el clan a que pertenece, si ste no alcanza, por una combinacin de signos clnicos, por ejemplo, por el signo de su clan; segundo el signo del clan en que fue adoptado honorficamente, etc., hasta que su persona quede definida. Otros sistemas de noticias indican todos los acontecimientos importantes que han pasado durante la ausencia de las familias extensas, que se haban apartado del camino del grupo principal. La relacin entre el nmero de personas de un grupo local y el tamao del territorio que ocupa, est definido por un ecosistema funcionante. Las andanzas constantes son una necesidad para mantener el ecosistema y la convivencia entre hombre y naturaleza. Si un grupo local entra en una zona definida, encontrar en ella animales a cazar, races, plantas y frutas comestibles. Estos recursos disminuyen rpidamente, es as que la bsqueda del sustento se vuelve ms difcil. Si quedan pocos animales, el cazador necesita ms tiempo para tener xito y el grupo se ve obligado a avanzar hacia otra zona. Animales y plantas ganan de esta manera tiempo para regenerarse. Como el territorio es muy amplio, pasar bastante tiempo hasta que el grupo regrese a la misma zona. Otra forma de mantener este equilibrio dependa del nmero de hijos que tena una familia ayor, en general no sobrepasaban de cuatro o cinco. La unidad econmica ms grande constituye el jogasui, la familia extensa. Todo lo que obtiene por propios esfuerzos o de otros entra en una olla comn. La cooperacin en la cacera y recoleccin es muy limitada, pero existen un sinnmero de reglas y formas de distribucin. Prcticamente todo lo que se caza, pesca, cultiva, se encuentra o fabrica, est sujeto a formas de circulacin entre los miembros del grupo local o de distribucin. En el caso de bienes de importancia existen reglas fijas de distribucin. Si alguien caza un animal grande, por ejemplo un puerco del monte, las partes mejores se distribuyen entre todos, aunque no hayan participado de la cacera. La persona que ha cazado el puerco del monte hace llamar mediante su pito ayorei a los otros. Cuando estos llegan junto al puerco, alguien que no est emparentado con clanes con los que est relacionado el cazador, toma la palabra y dice: Yajn, es mi junto con otros perseguido. Esta persona lleva el cuerpo al campamento y lo trinca. Como recompensa se queda con todas las vsceras del puerco. El derecho sobre la carne tienen ahora las mujeres de la familia del cazador: si est casado, su mujer; si est soltero, su madre. Las mujeres encargan generalmente a uno de sus hermanos de la distribucin de la carne. Las mejores piezas, las piernas y caderas, reciben los personajes ms respetados del clan de su esposa o de su madre, que significa en cierto modo una recompensa por la adquisicin de mujeres de parte de este clan. Otras partes buenas reciben los miembros del clan del cazador. En caso que el cazador sea hurfano de madre o viudo, las mejores piezas se quedan en su propio clan. Para el cazador y su familia extensa se queda solamente la cabeza.
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Aparte de estas reglas fijadas en la tradicin, existen muchas otras formas de distribucin, circulacin o rotacin de bienes. Si hay frutos en la chacra, la mujer que siempre es duea de la cosecha, invita a mujeres amigas de servirse de los productos de la chacra, naturalmente pensando en una recompensa futura. Regalar, pedir e intercambiar es una costumbre entre todos los Ayorode. Juegos o competencias deportivas van siempre acompaados de intercambio de bienes. La distribucin es importante porque permite que lo que posee el grupo en el momento, est sujeto a una distribucin ms o menos equitativa; importante en una sociedad que no conoce una economa de reserva y que cada da tiene que buscar de nuevo su sustento. El pensamiento o la visin econmica de cazadores y recolectores como los Ayorode se distinguen esencialmente del nuestro. Para ellos todo lo que necesitan existe en la naturaleza y en abundancia, slo hay que ir a recogerlo. La idea de que el hombre tiene que producir lo que necesita es ajena a los Ayorode. Su agricultura suplementaria la entienden ms como una ayuda a la naturaleza que un trabajo productivo del hombre. El Ayorei se siente parte de la naturaleza y no tiene la intencin de transformarla. Como ella le provee todo lo que necesita, quiere mantener la naturaleza tal como se presenta. El nico problema es saber como utilizar lo que ofrece la naturaleza para el uso humano. En este sentido, los Ayorode se pueden basar en un gran conocimiento de su medio ambiente, del ciclo de vida y de los hbitos de plantas y animales. Ellos saben donde y cundo hay frutas y animales y cmo llegar a esos lugares. Por otra parte, como la naturaleza posee poder y voluntad igual que el hombre, hay que conocer sus secretos y usar contrapoderes para vencer su resistencia. La relacin que tienen los Ayorode con la naturaleza se refleja en su cosmovisin y en su concepto de la naturaleza. Ellos se consideran como parte de la naturaleza al mismo nivel que ella. Todos los seres de la naturaleza poseen alma. Para los Ayorode, hombre y naturaleza tienen un origen comn, la separacin entre cultura y naturaleza no exista en los primeros tiempos. Era un tiempo de carencias porque no exista todava la plenitud de los fenmenos que caracterizan al mundo actual. Recin ms tarde se produjo la separacin de la cultura y de la naturaleza como resultado de un proceso de experiencias, descubrimientos, catstrofes y luchas, tanto de actos positivos como negativos. La nueva diversificacin constituye un enriquecimiento de las posibilidades y expresiones del mundo. La separacin entre los dos principios se expresa de varias formas: - el hombre posee piel, habla una lengua y come cosas cocinadas; - los seres de la naturaleza poseen cuero, plumas o caparazn, han perdido el uso de la palabra y comen crudo.
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En muchos aspectos los Ayorode no ven una diferencia grande entre natura y cultura; los seres de la naturaleza piensan y razonan y muchos de ellos le sirven como testigos de un comportamiento ejemplar que ellos quieren seguir. Debido al origen comn de cultura y natura, los hombres y los seres de la naturaleza estn en relaciones de parentesco. A los parientes en la naturaleza el Ayorei llama edopasade. Bajo edopasade se entiende todo lo concreto y abstracto existentes, que por descendencia mtica comn pertenecen a uno de los siete clanes y que estn relacionados entre ellos por parentesco y carcter comn. Las relaciones entre hombre y naturaleza se manifiestan en muchas formas. Aunque hay diferencias entre ambos principios, hay tambin una cercana, que se expresa en el parentesco, en la dependencia del hombre de la voluntad de la naturaleza, comportamientos similares, historia comn o en el hecho que el recin nacido recibe su alma de un ser de la naturaleza que pertenece a su clan. Para los Ayorode cada ser, sea hombre o naturaleza, tiene poder. Igual que el hombre, estos seres son activos en lo que se refiere a las relaciones entre ellos, pero tambin en sus relaciones con el hombre. Normalmente la influencia de estos seres sobre el hombre est en un estado de equilibrio y de mutuo aprovechamiento. Todos los seres originarios, que en los primeros tiempos abandonaron a los hombres para volverse naturaleza, dejaron antes de su transformacin hacia otros principios tabes referentes a ellos, que estn vigentes hasta hoy. Los tabes que ellos dispusieron sobre determinadas formas de actuar, sobre algunas partes de su cuerpo u otras cosas, al igual que las consecuencias que se deben esperar tras una violacin de la prohibicin, deben ser entendidos como compensacin por el mal sufrido en los primeros tiempos o sencillamente como venganza, porque la transformacin de su estado humano a naturaleza no ha sido voluntario en la mayora de los casos, sino resultado de acontecimientos sangrientos que dejan huellas hasta el presente. En realidad, las relaciones son ambivalentes y pueden llegar a ser peligrosas en algunos casos, relaciones que reflejan la realidad de la vida en el bosque con sus amenazas de enfermedades, accidentes, sequas, guerras u otras desgracias. Por otro lado, el conjunto de reglas originado mediante los tabes debe ser considerado como un tesoro de experiencias de muchas generaciones de Ayorode, que regula en forma concreta y funcional la convivencia en la sociedad humana, as como la relacin de sta con su medio ambiente. En el estado ideal los poderes del hombre y de la naturaleza se encuentran en un equilibrio y reflejan la convivencia dentro de un ecosistema funcionante. Este
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equilibrio se basa sobre el concepto de poderes y fuerzas opuestos que se neutralizan. A fines del tiempo de los orgenes se haban quedado poderes desequilibrantes, as, las anguilas, seres muy venenosos que amenazaban a los dems. Aqu interviene el sol, que las arroja al agua para quitarles su poder, porque los Ayorode consideran al agua como poder calmante, en oposicin a fuerzas como coraje, agresividad y cosas parecidas. Existen seres poderosos en el mundo, pero hay otros que los neutralizan con su contrapoder. Terminado el tiempo de los orgenes, el mundo se qued en un estado ideal, invariable y en equilibrio. No se conocen ms cambios, porque stos slo pueden desequilibrar este mundo, que ofrece todo lo necesario a los Ayorode. Los elementos nuevos con que se enfrentan los Ayorode despus del contacto con la sociedad nacional son incorporados en su cosmovisin. Cazar o cosechar para conseguir alimentacin o materiales para tiles implica siempre una intervencin en los derechos del otro principio, un acto de matanza. Cuando la mujer ayor trae maz de la chacra, no dice es mi maz, sino es mi matado, maz. Los seres de la naturaleza no rehsan de proveer al hombre con lo necesario, siempre y cuando ste no abuse, respete al animal o planta y tenga presente los tabes que stos han otorgado cuando eran Ayorode todava. Entre los tabes figuran los de no hablar mal o en forma despectiva sobre los animales. Tampoco se debe insultar o maltratar un animal o hacerle sufrir. Los huesos o restos de un animal deben ser enterrados. El que los arroja en cualquier lugar ya no podr cazar un animal. Los seres de la naturaleza mantienen sistemas de ayuda mutua entre ellos. Es as que seres dbiles pueden avisar a seres poderosos que venguen una infraccin cometida por un Ayorei contra ellos. La venganza puede ser directa, ya sea que un rbol caiga sobre la persona o ella sea picada por una vbora, que no logre cazar ms o que se enferme. Como para los Ayorode el monte se presentaba sin otra gente, grande y sin fin (erami se llama en Ayor el bosque y su plural eramone significa el mundo), para ellos no se presentaba el problema de propiedad y de ttulos como para los campesinos. Esta visin no ha cambiado esencialmente entre los Ayorode de Bolivia. Aunque en el Paraguay y en gran parte de Bolivia, la tierra tiene dueos, la mayora de los propietarios no usan su tierra en forma productiva y en el mayor de los casos el monte se queda en pie. Eso produce en los Ayorode la imagen de que los bosques bondadosos no han desaparecido y que nadie les impide cazar o recolectar en ellos. Los Ayorode de Bolivia que no viven ms bajo el tutelaje de
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los misioneros, a veces abandonan tierras que son de ellos para instalarse cerca de lugares donde hay trabajo. Recin ahora algunos lderes van entendiendo la importancia de la titulacin de tierras para su pueblo y luchan para conseguir territorios propios. En Bolivia, las grandes uniones de grupos locales, como los Direquedejnaigosode, los Jnupedo-gosode (la gente de los valles profundos) y los Cochocoigosode (la gente de la laguna grande), que hoy viven en diferentes comunidades, fundadas por misioneros o por ellos mismos, mantienen la relacin con su territorio tradicional. Las mudanzas de un lugar a otro son frecuentes, pero las familias se mueven siempre dentro de las antiguas fronteras de su territorio. Por ejemplo, casi todos los Jnupedo-gosode han vivido en cada uno de los cuatro pueblos Uruc, Santa Teresita (catlicos) o Tobita y Santiago (evanglicos), pero son muy raras las mudanzas hacia otros pueblos fuera de su territorio tradicional. Originariamente, los Ayorode conocan salidas fuera de su territorio, por ejemplo, en expediciones guerreras y ante todo en sus expediciones anuales a las Salinas, siempre volvan a su territorio tradicional. Histricamente, el cambio de territorio fue el resultado de presiones externas, como ltimamente en el caso de los Totobiegosode, que huyeron debido a presiones de la misin evanglica hacia territorio boliviano, pero que regresaron a su hbitat tradicional y conocido, cuando pensaron que el peligro haba desaparecido. En el caso de Bolivia, hubo movimientos interesantes referentes a titulaciones de tierras para los Ayorode. Se consolidaron algunos ttulos que estaban en manos de la misin o de otras instituciones. Por otra parte, los Ayorode perdieron tierras en la zona de la agroindustria pujante por invasin de terceros. Para fortalecer la idea de la tierra para quien la trabaja, la legislacin boliviana da ms derecho a quien realiz una mejora que a la persona que tramita un ttulo. As los Ayorede de Pozo Verde y Puesto Paz perdieron 25.000 hectreas, porque no pretendan mejorar el bosque, es decir, no queran desmontarlo. La nueva ley del Instituto Nacional de Reforma Agraria reconoce oficialmente la propiedad comunal, igual que el derecho a una economa y un modo de vivir diferentes. El concepto de los TCOs (Tierras Comunitarias de Origen) favorece las demandas de los pueblos indgenas a tierras propias. Como TCOs principales los Ayorode demandan la zona Zapoc (30.000 hectreas), Santa Teresita (70.000 hectreas) y Rincn del Tigre (90.000 hectreas), con buenas posibilidades de xito.
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6. Los Indgenas y las Leyes Ambientales.


Nelly Morales de Jara6 Los colonizadores no llegaron solos a Amrica, tambin introdujeron fauna, flora y bacterias desconocidas, los que produjeron un cambio completo del modo de vida indgena, quienes han perdido su autodeterminacin y sus sistemas vitales de apoyo han sido deteriorados a lo largo de ms de quinientos aos, lo que ha generado crisis ambiental. A pesar de todo, no se pudo acabar con la identidad de varios pueblos indgenas, entre los que se hallan los Totobiegosode. Los pueblos indgenas han demostrado respeto por los ecosistemas, porque de ellos depende la supervivencia de toda clase de vida. Despus de varias centurias, han ido surgiendo organizaciones a nivel internacional que han logrado conseguir el tratamiento de la problemtica indgena en conferencias internacionales de las Naciones Unidas y de la Organizacin de Estados Americanos (OEA). En el principio 22 de la Declaracin de Ro, del ao 1992, se proclama que los pueblos indgenas desempean un papel fundamental en la ordenacin del medio ambiente y en el desarrollo, debido a los conocimientos y prcticas tradicionales. Los Estados deberan reconocer y prestar apoyo debido a su identidad, cultura e intereses y velar porque participen efectivamente en el desarrollo sostenible. La Constitucin paraguaya establece principios rectores para la proteccin ambiental; otorga a los pueblos indgenas derechos de preservar y desarrollar su identidad en su hbitat, reconoce el derecho consuetudinario a poseer la propiedad colectiva, entre otros. Nuestro pas es signatario de tratados internacionales que se ocupan de la defensa de los pueblos indgenas, entre los que se encuentran los siguientes convenios internacionales aprobados y ratificados por las siguientes leyes: 1) Ley N 234/ 93, Convenio sobre los pueblos indgenas y tribales que establece que el Gobierno tiene la obligacin de adoptar medidas especiales en salvaguarda de la cultura y el medio ambiente indgena. 2) Ley N 253/ 93, Que aprueba el Convenio sobre la diversidad biolgica, en la que se reconoce la estrecha y tradicional relacin de dependencia de las poblaciones indgenas de los recursos biolgicos y la necesidad de la utilizacin
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Procuradora del Departamento de Medio Ambiente del Ministerio Pblico.

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sostenible de sus componentes, utilizando los conocimientos tradicionales, las innovaciones y las prcticas pertinentes para la conservacin de la biodiversidad. A nivel nacional, las leyes de proteccin a las etnias son las siguientes: 1) Ley N 904/ 81, Estatuto de las Comunidades Indgenas, que crea el Instituto Nacional del Indgena. 2) La Ley N 96/ 92, Vida Silvestre, que establece a favor de los indgenas la posibilidad de realizar caceras de subsistencia. 3) La Ley N 352/ 94, reas Silvestres Protegidas, que establece que los inmuebles titulados o no, con asentamiento de comunidades indgenas, no sern afectados por expropiacin para la declaracin de reas silvestres protegidas bajo dominio pblico. Se puede sintetizar diciendo que legalmente los pueblos indgenas estn protegidos. Pero qu ocurre en la praxis? Los resultados, por todos conocidos, se hallan a la vista. La mayor parte de los indgenas sufre las consecuencias del deterioro ambiental con sus perniciosas consecuencias sobre la salud y el bienestar de los mismos. Ante esta realidad, es responsabilidad de todas las instancias del Gobierno y de todos los sectores de la comunidad, participar directamente en actividades concretas de preservacin y mejoramiento ambiental, incorporar conocimientos ambientales, asumir conductas responsables y solidarias, revalorizar actitudes positivas tradicionales, cambiar actitudes negativas sobre el entorno y aceptar ntimamente la importancia del cumplimiento de las normas jurdicas. En realidad la proteccin del medio ambiente es compleja porque es ciencia, tica, tcnica, jurdica y poltica. Tambin las leyes ambientales no se limitan a la naturaleza, incluye la nocin de hbitat del hombre, formado por la naturaleza, la cultura y los conocimientos. La educacin es uno de los medios ms duraderos y redituables que nos podra llevar a solucionar gran parte de la crisis ambiental existente a nivel local y global. Tendremos que respetar la libre determinacin de los grupos tnicos, quienes tienen derechos de tomar sus propias decisiones, de los mismos podemos aprender principios ambientales como los siguientes: el de intangibilidad del ambiente, de la inalterabilidad de los recursos y del desarrollo sustentable. Desde una perspectiva fenomenolgica, el Derecho es un fenmeno cultural, por el cual el ser humano puede crear y modificar la ley de acuerdo a cada pueblo o etnia.
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La nica manera de comprender su objeto, es aclarar su resultado, la funcin prctica o social que cumple el fin para el cual existe. En este contexto, es fundamental conocer la dimensin de los fenmenos naturales, que no dependen de la voluntad humana, sus leyes pertenecen al reino de la necesidad, conforme al determinismo, son causales y obedecen a la relacin causa-efecto, ejemplos: los huracanes, granizadas, etc. Y ante estas leyes naturales, qu actitud tomamos? Slo la sumisin. La libertad est en obedecer la ley porque es necesaria y no contingente. Es prioridad para todos el respeto a la naturaleza a fin de preservar los ecosistemas vitales del presente y el de las futuras generaciones. Hagamos del lugar donde vivimos un hbitat habitable. Ninguna persona posee una acreditacin que lo convierta en ajeno a los ambientes. Si procuramos mitigar o compensar los impactos ambientales que producimos, quizs para los Totobiegosode se haga realidad la expresin El ltimo canto del monte no es un lamento. Es un llamado.

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