Garcilaso de La Vega EGLOGA I

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GLOGA I: LA LECCIN DE GARCILASO Por Fernando Romo Feito

Pretendo invitar con estas lneas a la lectura de la gloga I. Mas nos separan de Garcilaso casi quinientos aos. El poeta pertenece a un mundo ido definitivamente, y el temor de no entender es el que puede apartar de la poesa clsica. Y no sera buen remedio considerar a Garcilaso, sin ms, contemporneo nuestro. A primera vista, el poema trata de eso que se acostumbra a considerar sentimientos eternos, intemporales: ausencia de una mujer amada, dolor por la muerte de otra. Pero si nos sigue hablando es porque l ha casi inventado en castellano esa sensibilidad y, desde luego, l le ha dado forma. Garcilaso escribi su gloga en 1534, en Npoles; contara unos treinta y cuatro aos, y haba de morir slo dos despus, en 1536. Es, pues, un hombre joven; goza de la confianza del Emperador a despecho de conflictos pasados, lleva lo que llamaramos una carrera militar y poltica brillante, de la que, sin embargo, parecera como ausente: Qu se saca daquesto? Alguna gloria? / Algunos premios? O agradecimiento? / Sabrlo quien leyere nuestra historia (Elega I, vv. 91-94). Garcilaso ya es poeta, pero va a lograr su perfeccin all, en Italia, centro del Humanismo, y una de sus expresiones ms perfectas es la gloga I, de antecedentes clsicos e italianos. El mundo esttico de la gloga corresponde al idilio, un mundoutpico (sin lugar real), autosuficiente, a cuya naturaleza de vida siempre renovada se liga de forma orgnica la experiencia amorosa de unos pastores cortesanos, unas veces por armona, otras por contraste. Frente a la epopeya o el poema didctico, corresponde a la gloga el estilo humilde; lo que no est reido con la elegancia en la diccin. La gloga I consta de 421 versos, que se distribuyen en una dedicatoria al Virrey de Npoles y dos monlogos, de Salicio (salix: sauce) y Nemoroso (nemus: bosque). Una larga tradicin quiere que el contenido del poema exprese dos momentos contrastados de la biografa sentimental del poeta: la ausencia de doa Isabel Freyre, dama portuguesa de la que se habra enamorado en 1526, y que muri en 1533 1534, de parto. Otros crticos prefieren que se lea al margen de lo autobiogrfico, como debate potico acerca del amor. Pero lo esencial es entender el poema desde s mismo, escuchar, como apuntbamos, qu tiene que decirnos.

Recomiendo que se recorra primero lentamente con la mirada cada frase hasta su final, y que se lea luego a media voz, cuidando de entonar bien de acuerdo con las pausas y la sintaxis. Nada hay en sta que escape a la gramtica del espaol actual, y, sin embargo, qu distintas estas frases largas y sinuosas de las que se estilan ahora! La sintaxis de Garcilaso no es simple, pero la impresin es siempre de naturalidad: huir del afectacin sin dar consigo en ninguna

sequedad; algo que fluye sin esfuerzo, cuyas pausas se combinan o no, segn convenga, con la flexible mtrica de las estancias, cuya combinacin de versos de siete y once slabas poda fijar libremente el poeta. Se aprecia as desde la dedicatoria, amplia y magnfica. Primero, en un mundo armnico, y recordando a Orfeo, hasta los animales atienden en silencio al canto. Luego, aparece don Pedro de Toledo, cuya atencin se reclama asimismo, tanto si est ocupado en el gobierno, como en la guerra o en la caza, actividades solas propias de un noble: que el laurel de la victoria d espacio a la hiedra buclica escuchando a los pastores (el poeta es respetuoso pero no servil: l tambin es noble). Y sin ms, amanece y se introduce a Salicio, que canta bajo un haya, como en Virgilio, y al son del agua fluyente (v. 50). El comienzo de su canto es enftico; la expresin de la queja de ausencia, esplndida: que no hay sin ti el vivir para qu sea (v. 62); la vergenza por el propio desmadejamiento, aguda, y fija el tono sentimental que mantiene hasta el fin: salid sin duelo, lgrimas, corriendo. Para juzgar la radical transfiguracin esttica propia de este gnero renacentista, la resuelta voluntad de situarse en un orbe de belleza, recurdese que quien as escribe sabe de asaltos y combates, de muerte y peste, de herir y ser herido El universo entero despierta y vive, cada ser va de nuevo *+ do su natura o menester linclina (vv. 78-80); slo Salicio, al que no le queda ms ser que el llanto, se pregunta cmo la justicia suprema que rige el mundo puede permitir el apartamiento de Galatea. El desvo de la amada es un trastorno del orden csmico que Salicio fue incapaz de adivinar en los sueos que le advertan (vv. 114-126); pero ya que se ha producido, no hay catstrofe futura que no haya de temerse (vv. 141-168). Y es tanto ms inexplicable cuanto que el pastor no advierte en s defectos esenciales que lo justifiquen (vv. 169-196). Y la naturaleza se sale de quicio para conmoverse con el llanto de Salicio (vv. 197-210), quien pese a todo invita a Galatea a volver al lugar acostumbrado, que l, que no deja de amarla, ceder incluso a su competidor. El ruiseor canta respondiendo al llanto de Salicio, que se alcanza al propio poeta: slo las Musas podrn decir, en consecuencia, lo que cant Nemoroso (vv. 235-240). Garcilaso estiliza as las invocaciones propias de la poesa oral, para la cual el poeta slo hace presente una memoria, que le preexiste. Tambin es magnfico el arranque del canto de Nemoroso, que contrasta su pasada armona con la naturaleza con la quiebra actual motivada por la muerte de su Elisa: hubiera debido morir l, de mayor edad (vv. 239-266). Como antes Salicio, ahora Nemoroso se pregunta: cmo prever que tan pronto haba de verse ciego, sin lumbre, en crcel tenebrosa (v. 295)? Y tambin ahora el mundo anda trastornado y el pastor entregado a continua queja, segn el elegante smil del ruiseor (vv. 324-351). Repasar los cabellos de ella que ha guardado es lo que le queda (vv. 352-365). Pero vuelve enseguida el recuerdo de la noche funesta en que muri, de parto y el pormenor tan concreto parece, aqu s, romper lo potico y apuntar a una realidad histrica; y la indignacin contra Diana, diosa que hubiera debido asistir a Elisa en aquel trance. Slo queda invocar a sta, ya en el cielo, para que apresure la reunin con ella de Nemoroso, pero definitiva (vv. 394-407). Entre tanto, tal como corresponde, la noche ha cado. Un ritmo superior y natural debe regir

tambin el dolor de los pastores, que se retiran al paso que, tras esplndida puesta de sol, la noche avanza (vv. 408-421). Ambos monlogos se corresponden, pues, segn un contrapunto complejo de acuerdos y contrastes; y el trmino contrapunto viene aqu bien porque no estara de ms acercarse a la msica polifnica de la poca, y a esos maravillosos paisajes del fondo de la pintura renacentista italiana, como forma de situarse de lleno en el mundo de lagloga. Un mundo en el que en vano buscaremos metforas llamativas, como nos ha acostumbrado a hacer mucha poesa posterior: no hacen falta chispazos llamativos, porque aqu todo es ideal y contencin, todo es belleza. Y la leccin de Garcilaso. Quien se moleste en acercarse a las notas de cualquier edicin seria, descubrir que casi para cada verso hay algn antecedente italiano o latino. Sin embargo, en ningn momento da la impresin de collage: el poeta se ha enseoreado de la cultura del Humanismo para fundirla en su crisol particular y obtener una lengua potica, sencillamente, nueva. Tampoco se ha propuesto escribir torrencialmente; ha sabido subordinar la materia que ofreca su propia vida al logro de la hermosura. No es extrao, pues, que tantos poetas posteriores se hayan reconocido en l. Y entre ellos, sobre todo Cernuda, que quiso evocarlo por una va demasiado directa en gloga, elega y oda, pero supo darse cuenta de que el camino era ms oblicuo y pasaba ms bien por la autoexigencia que por la imitacin directa.

La gloga I de Garcilaso de la Vega y la mortificacin de los amores contrariados


Dr. Luis Quintana Tejera Universidad Autnoma del Estado de Mxico [email protected]

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INTRODUCCIN Garcilaso de la Vega es un clsico cuya produccin literaria no deja de atraer la atencin, no slo por lo "dulce y til" de su lectura, sino tambin para conocerla mejor; es un autor que invita al estudio de su poesa, que despierta la necesidad de volver una y otra vez a su trabajo desde distintas perspectivas. El presente anlisis es producto de este inters, y se ha formado a partir de la lectura no slo de la obra de Garcilaso, sino tambin de lo ms representativo de su crtica. Entre la produccin garcilasiana leda, ha tenido preferencia para esta investigacin la gloga I; pero, dada la riqueza y complejidad del poema, se ha seleccionado para esta investigacin el "Soliloquio de Salicio", pues por sus caractersticas estructurales y temticas posee la autonoma suficiente como para ser trabajado en forma particular. Sin embargo, el resto de la obra no es despreciado; se toma en cuenta como contexto del fragmento seleccionado, visto que el conocimiento del conjunto proporciona valiosos datos para el comentario del soliloquio elegido. La gloga I de Garcilaso de la Vega est compuesta, formalmente, por treinta estancias1. De acuerdo con los temas que trata, esta gloga ha sido dividida para su estudio en siete partes: "Introduccin", constituida por los seis primeros versos; "Panegrico al Virrey de Npoles", desde el verso siete hasta el fin de la tercera estancia; "Introduccin al soliloquio de Salicio", que abarca la estancia cuarta; "Soliloquio de Salicio", de la estancia quinta a la decimosexta; "Introduccin al soliloquio de Nemoroso", estancia diecisiete; "Soliloquio de Nemoroso", de la estancia dieciocho a la veintinueve; y "Conclusin", estancia treinta.

GLOGA I. INICIO.

"gloga" deriva del griego y significa "seleccionado" o "escogido". Los griegos la empleaban para designar toda coleccin de poemas breves a modo de pequea antologa. Como muchas ediciones impresas de las Buclicas de Virgilio, llevaban el ttulo de "glogas", esta palabra cambi de sentido y lleg a representar lo mismo que buclicas, esto es, poesa pastoril. Aunque las glogas de Virgilio son esencialmente lricas, hay en ellas elementos narrativos, ya que suelen relatar diferentes sucesos, as como aspectos dramticos, pues cinco de ellas -las que llevan nmero impar- son dialogadas. La intensificacin de uno u otro carcter ha transformado aquella antigua esencia lrica ya en novela, ya en teatro. ste es el gnero pastoril, que en el Renacimiento estaba integrado por un tipo especial de poesa lrica, de novela y de drama; sin alejarnos de la literatura espaola, podemos encontrar muchos representantes de estas tres direcciones, como por ejemplo, La Galatea de Cervantes en la novela pastoril y las glogas de Juan del Encina en la dramtica. Pero en el aspecto fundamentalmente lrico, las tres glogas de Garcilaso quedan como las expresiones ms grandes del gnero en nuestra lengua. Si de las tres glogas la segunda es la que presenta los rasgos ms dramticos y narrativos, y la tercera es la ms equilibrada y la ms artsticamente perfecta, es la primera la que traduce una emocin lrica profunda, pura y autntica.Anlisis de la gloga I: caractersticas formales y elementos conceptuales. Esta gloga fue compuesta algunos meses despus de la muerte de Isabel Freyre, musa de Garcilaso, a fines de 1535. El poeta, que no ha dejado nunca de buscarse a s mismo, alcanza en esta poca su madurez espiritual y el dominio perfecto de su arte. Como se seal en la Introduccin del presente trabajo, la gloga est dividida en treinta estancias y consta de cuatrocientos veintin versos. Las estancias tienen catorce versos: diez endecaslabos (del 1o. al 6o., 10., 11o., 12o. y l4o.) y cuatro heptaslabos (7o., 8o., 9o. y 13o.) que riman segn el esquema: ABCBACcddEEFeF. Slo dos estrofas no cumplen con este esquema: la 19 cuyo verso decimoprimero es heptaslabo en vez de endecaslabo y la 20, que tiene quince versos en lugar de catorce. El amor es el tema de la gloga. El conflicto se expresa desde dos posturas diferentes mediante la exposicin del dilogo de dos pastores. El primero, Salicio, se lamenta del desdn y la frialdad de la hermosa Galatea, que lo ha abandonado por otro; el segundo, Nemoroso, llora la muerte de su amada Elisa. Son dos formas de prdida amorosa, dos situaciones que a pesar de que contrastan, tienen un fundamento comn: dolor por la indeseada soledad. El primer verso de la primera estancia nos adelanta, ms que el tema, el tono del poema. En el dulce lamentar se funden dos sentimientos en cierto modo opuestos, ya que la amargura de dicha lamentacin se dulcifica por el canto melodioso.

Asimismo, esta primera estancia ofrece un canto lrico apegado a la forma. Desde un principio se ubica la reiteracin temtica y la predileccin por determinados adjetivos, como es el caso del trmino "dulce": "dulce primavera", "dulce agua", "dulce soledad", "dulce nido"; esta dulzura es la que da especial sabor al canto triste; por ella, las ovejas se olvidan de saborear el pasto, absortas en el "cantar sabroso". La presentacin del mundo buclico es primordial para poder entender despus las quejas de Salicio y Nemoroso. Desde el punto de vista retrico la estancia inicial aparece cargada de elementos que anuncian al mismo tiempo una de las caractersticas de toda esta gloga: El dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso, he de contar, sus quejas imitando; cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, de pacer olvidadas, escuchando. T, que ganaste obrando un nombre en todo el mundo, y un grado sin segundo, agora ests atento, solo y dado al nclito gobierno del Estado, Albano; agora vuelto a la otra parte, resplandeciente, armado, representando en tierra el fiero Marte; (p. 33) Dichos elementos son enumerados a continuacin: 1. Oxmoron: "El dulce lamentar"2 El oxmoron es una intensificacin de la catacresis y consiste en unir dos ideas que en realidad se excluyen. En la lrica de los siglos XVI y XVII, y ya antes en la poesa florida de la Edad Media, se nos presentan continuamente expresiones como: la amarga dulzura (del amor), su dulce amargura, la muerte viva, la vida muerta, el sol sombro.3 El oxmoron permite la reunin de dos conceptos que, separados del contexto, son contrarios, pero que en el marco del artificio retrico se complementan y dan mayor fuerza a la expresin. 2. Hiprbaton: El dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso, he de contar, sus quejas imitando, cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, de pacer olvidadas, escuchando. (p. 33) De acuerdo con Kayser:

hiprbaton. Se entiende por hiprbaton una colocacin de las palabras diferente de la "usual". Mas, por un lado, resulta difcil determinar lo que es o no "usual". Por otro, esta nocin dehiprbaton incluye tantos fenmenos que es poco prctica para la investigacin estilstica. [...] Uno de los rasgos estilsticos sintcticos ms fciles de reconocer, y que se suele presentar con la designacin de hiprbaton, es la inversin, es decir, la posicin invertida del sujeto y del predicado.4 Sin dejar de lado el hecho de que los criterios para la designacin del hiprbaton no son unnimes en los estudios literarios -ni siquiera podemos hablar de la existencia de conceptos delimitados satisfactoriamente en la estilstica- la poesa de Garcilaso, lo mismo que la mayora de los clsicos, es materia ptima para la identificacin de este tropo. Si se reordenan los elementos sintcticos del perodo anteriormente citado tenemos: 'He de contar, imitando sus quejas, el dulce lamentar de dos pastores, Salicio y Nemoroso juntamente; cuyas ovejas estaban muy atentas al cantar sabroso, olvidadas de pacer, escuchando los amores' La parfrasis aqu presentada muestra claramente, por oposicin con el original, la presencia y fuerza del hiprbaton; pero no slo eso, tambin es prueba irrefutable de que en la lrica la estructura lingstica elegida por el poeta no puede ser alterada, so pena de destruir la obra de arte. 3. Prosopopeya: Es una variedad metafrica, en la que se atribuyen caractersticas humanas a objetos inanimados o irracionales5. La figura est perfectamente aprovechada en la actitud de las ovejas; stas escuchan el canto de amor y se integran al mundo buclico como elementos personificados, la historia que oyen las distrae de tal modo que incluso interrumpen su alimentacin. 4. Hiprbole: Se denomina as a la exageracin retrica. En el fragmento seleccionado, la exageracin consiste en subrayar el comportamiento animal ante el dolor expresado por el pastor; la atencin es tanta, que incluso se olvidan de una actividad primordial como el pacer. hiprbole es una de las figuras ms frecuentes en el lenguaje familiar: ya te dije mil veces, al paso de la tortuga, en un abrir y cerrar de ojos. Muchas de las expresiones nuevas formadas por combinacin de varias palabras se aceptan a causa de su impresionante hiperbolismo.6

5. Sinestesia: "Cantar sabroso" De la metfora se pasa fcilmente a la sinestesia. Se designa con este trmino la fusin de diversas impresiones sensoriales en la expresin lingstica.7 En este caso, resulta clara la reunin de la impresin sensorial auditiva: cantar, con la sensorial gustativa: sabroso. 6. Metonimia: "Escuchando los amores" Kayser alude a la enorme semejanza que existe entre sincdoque y metonimia, pero se deben tener en cuenta las diversas consideraciones de los autores que distinguen entre uno y otro fenmeno. Por ejemplo Le Guern dice: En efecto, como todos los tropos, la metonimia se define por un distanciamiento paradigmtico: se trata de la sustitucin del trmino propio por una palabra diferente, sin que por ello la interpretacin del texto resulte netamente distinta.[...] Volviendo a la clasificacin tradicional de los diferentes tipos de metonimias, podemos constatar que a cada categora corresponde la elipsis de un trmino, particular a esta categora, pero comn a todos los casos que se consideran: 1o. La causa por el efecto: elipsis de "el efecto de". En el caso particularmente frecuente en la literatura clsica francesa, del empleo metonmico del plural de un sustantivo abstracto, se hace elipsis de "efectos de", al plural. El sustantivo metonmico conserva naturalmente su gnero, pero toma el nombre del elemento del que se hace elipsis.8 Se cita slo lo relativo a la causa por el efecto por corresponder a la metonimia que se observa en el contexto estudiado: Las ovejas escuchan el canto de amor (efecto), pero el poeta ha colocado, en lugar del efecto, la causa: los amores. 7. Encabalgamiento: "[...] al cantar sabroso/estaban muy atentas [...]" Sucede que en ocasiones el sintagma que constituye la lnea versal est incompleto, se fragmenta y ubica en el verso siguiente palabras o slabas de una palabra que debieran pertenecerle segn la lgica sintctica. ste es el caso que constituye el encabalgamiento. Hasta aqu hemos seguido la disposicin formal de los primeros versos; cabe especificar ahora su presencia semntica para la

interpretacin del Soliloquio. Este inicio es una introduccin, un llamado de atencin hacia el discurso del poeta, lo cual se logra no slo adelantando datos del contenido que espera al oidor actualmente al lector- sino tambin cautivando la atencin mediante la integracin del contenido semntico en una construccin formal igualmente significativa. Despus de estos seis primeros versos, encontramos las frmulas de cortesa propias de la poca del poema. Estamos ante un requisito indispensable en la vida cortesana, pues sin un mecenas no haba produccin artstica; a su vez, no haba mecenazgo sin elogios. El mrito de cada poeta estribaba en la excelsitud del protector, en la perfeccin formal de la alabanza y en la acertada inclusin de los elementos legendarios, mticos e inclusive histricos que permitieran el mayor lucimiento del prohombre invocado. En este caso, Garcilaso se dirige al marqus de Villafranca en trminos similares a los empleados por Virgilio para aludir a Polin en la Buclica IV. El poeta entona el panegrico al Virrey de Npoles y le dedica su poema. Esta exaltacin comienza con un vocativo: "T, que ganaste obrando..." (p. 33) La lista de elementos en los que el poeta sustenta su loor obedece a una conceptualizacin especial. Obsrvese que el poeta valora los diferentes aspectos que definen a un perfecto cortesano de acuerdo con los lineamientos trazados por Baltazar de Castiglioni: 1. Hombre de accin, no simple heredero de gloria, sino forjador de ella: "ganaste obrando". (p. 33) 2. Prestigio aristocrtico: "...ganaste obrando / un nombre en todo el mundo". (p. 33) 3. Condicin de guerrero afamado: "...un grado sin segundo" "Representando en tierra al fiero Marte" (p. 33) 4. Excelso gobernante, por lo atinado de sus actos y por su pertenencia a la Casa de Alba, casta de soberanos: "agora ests atento, slo y dado / al nclito gobierno del Estado, / Albano..." (p. 33) 5. Tambin es el prototpico cortesano entregado al entretenimiento de la caza, actividad en la que no puede sino triunfar: "andes a caza, el monte fatigando / en ardiente jinete, que apresura / el curso tras los

ciervos temerosos, / que en vano su morir van dilatando." (p. 34) Paralelamente, el poeta habla de su deuda intelectual ante la grandeza de Albano. Su tono contina siendo hiperblico sobre todo cuando dice: En tanto que este tiempo que adivino viene a sacarme de la deuda un da, que se debe a tu fama y a tu gloria; que es deuda general, no slo ma, mas de cualquier ingenio peregrino que celebra lo dino de memoria; el rbol de vitoria que cie estrechamente tu glorioso frente d lugar a la hiedra que se planta debajo de tu sombra y se levanta poco a poco, arrimada a tus loores; y en cuanto esto se canta, escucha t el cantar de mis pastores. (p. 34) El tiempo presente y tambin el tiempo por venir pueden sacar a Garcilaso de la deuda de honor, que se origina en todo lo que Albano ha hecho por la patria mientras cumpla con su deber como soldado y como cortesano. Todo poeta representa ese "ingenio peregrino". Resalta por su belleza esttica la imagen que hace referencia al rbol de "vitoria" que ceir estrechamente la frente gloriosa del Marqus de Villafranca. Con esto se alude al laurel que coronaba a los ganadores en los juegos olmpicos en la Antigua Grecia. Simultneamente, emerge la figura del poeta en esa hiedra que se planta y se levanta protegida por la sombra de la grandeza de Albano. Esta ltima imagen refiere a la rama de hiedra con que eran premiados los poetas en la poca de Pndaro. Desde el punto de vista lrico se halla todo dispuesto para que comience el desarrollo del tema central de la gloga que estar constituido por la queja de Salicio y el lamentar de Nemoroso. Lo anterior represent la preparacin necesaria para fundamentar el planteamiento posterior.

SOLILOQUIO DE SALICIO Comienza inmediatamente el lamento de Salicio. Como los cantos de los pastores de la Buclica VIII de Virgilio, el soliloquio de Salicio presenta un estribillo que, excepto en la

ltima, se repite en todas las estancias: "Salid sin duelo, lgrimas, corriendo". El ritmo melodiosamente entrecortado de este endecaslabo, se distingue por dos cesuras, muy breves, una de las cuales cae despus de la quinta y otra despus de la octava slabas. El vocativo "lgrimas", que lleva el acento principal del verso y la mayor carga emotiva queda, de este modo, aislado y suspendido, por un momento, como si la msica de la voz, al terminar cada estrofa, estuviese a punto de quebrarse en el llanto. Al mismo tiempo, el estribillo expresa el sentimiento estoico del pastor; est muriendo por haber amado pero quiere que sus lgrimas salgan sin dolor, que no lo consuelen porque desea que el sufrimiento lo acompae hasta la muerte; el nico triste legado de Galatea es el dolor: no lo quiere perder ni aguarda que el llanto traiga una mnima cuota de consuelo. La primera estancia dedicada a Galatea, se inicia directamente con un reproche: Oh ms dura que mrmol a mis quejas, y al encendido fuego en que me quemo, ms helada que nieve, Galatea! Estoy muriendo y aun la vida temo; mola con razn, pues t me dejas; que no hay sin ti el vivir para qu sea. Vergenza he que me vea ninguno en tal estado, de ti desamparado, y de m mismo yo me corro agora. De un alma te desdeas ser seora, donde siempre moraste, no pudiendo de ella salir un hora? Salid sin duelo, lgrimas, corriendo! (p. 36) En la mujer amada destacan la dureza del mrmol y la frialdad de la nieve. Los contrastes resultan representativos: a sus blandas quejas de amor responde la dureza de Galatea; Salicio se est consumiendo en el encendido fuego de amor y ella se sumerge en la helada nieve de la indiferencia. El carcter de ese mismo amor es agonstico: "Estoy muriendo y aun la vida temo" (p. 35); teme a la vida que le resta, porque se presenta en ella el fantasma de la soledad. La existencia no tiene sentido sin Galatea. Al mismo tiempo, en la figura del pastor surge la imagen desesperada del cortesano cuando dice: "Vergenza he que me vea / ninguno en tal estado..." Lo domina la vergenza de haber sido derrotado en el amor, no desea que lo vean en medio de la desesperacin aquellos que antes lo vieron pasearse feliz con la

mujer amado. Existe un permanente contraste entre el pasado y el presente: un pasado caracterizado por la presencia de Galatea y un presente marcado por la dolorosa ausencia. Formula un agudo reproche al terminar la estancia: De un alma te desdeas ser seora, donde siempre moraste, no pudiendo de ella salir un hora? (p. 36) Comienza as una determinada actitud de desdn hacia la infiel que ir in crescendo hasta determinado momento de la queja para transformarse, casi al final, en una donacin de todo lo que en algn momento poseyeron juntos. Despus de declarar que la vida no tiene sentido ni objeto cuando falta la correspondencia del amor, Salicio, ya en la segunda estancia de su queja, contrasta la permanencia de su dolor, que desde el alba al ocaso no conoce calma ni sosiego, con los diversos y libres movimientos de los distintos animales. El amor no correspondido se convierte casi en una pasin maligna y antinatural: La situacin emotiva se intensifica a medida que avanza el desarrollo lrico del soliloquio. En la estrofa siguiente, el reproche y la necesidad de herir se manifiestan con toda dureza: Y t, de esta mi vida ya olvidada, sin mostrar un pequeo sentimiento de que por ti Salicio triste muera, dejas llevar, desconocida, al viento el amor y la fe que ser guardada eternamente slo a m debiera? Oh Dios! Por qu siquiera, pues ves desde tu altura esta falsa perjura causar la muerte de un estrecho amigo, no recibe del cielo algn castigo? Si en pago del amor yo estoy muriendo, qu har el enemigo? Salid sin duelo, lgrimas, corriendo. (pp. 36-37) Amor y fe fueron los atributos primordiales de la relacin y ahora han desaparecido, han quedado cubiertos por el olvido. Acusa a Galatea porque ella es la que deja llevar por el viento el amor y la fe. Mientras esto sucede, Salicio muere tristemente. Slo Dios podra castigar a la "falsa perjura". Galatea falt al juramento de amor y con ello provoc la muerte de "un estrecho amigo".

En fin, el pastor est muriendo por haber amado y se pregunta "Qu har el enemigo?" La justicia est ausente, el equilibrio no existe y slo se aguarda el castigo para los traidores. La estancia VI es, quizs, la ms famosa y bella de la lamentacin de Salicio. Por las estrofas anteriores slo se saba que Galatea haba abandonado al pastor; ahora se llega a conocer que Galatea lo ha dejado por otro: Tu dulce habla en cya oreja suena? Tus claros ojos a quin los volviste? Por quin tan sin respeto me trocaste? Tu quebrantada fe d la pusiste? Cul es el cuello que, como en cadena, de tus hermosos brazos anudaste? No hay corazn que baste, aunque fuese de piedra, viendo mi amada hiedra, de m arrancada, en otro muro asida, y mi parra en otro olmo entretejida, que no se est con llanto deshaciendo hasta acabar la vida. Salid sin duelo, lgrimas, corriendo. (p. 38) La expresin de los celos presta un nuevo calor a la voz, llorosa, y los reproches se hacen tan intensos que la lejana Galatea parece ms presente que nunca. Aqu tambin se da una idea de la belleza fsica de la pastora: "dulce habla", "claros ojos", "hermosos brazos". La enumeracin de estas pocas cualidades est lejos de constituir una descripcin, pero contribuyen levemente a materializar lo que, hasta ahora, slo haba sido un hermoso nombre evocado. Estilsticamente predominan las interrogaciones que conllevan el reproche. l ha sido cambiado y el habla dulce de Galatea as como sus ojos claros, atienden hoy a otro hombre. El contraste entre el pasado y el presente resulta violento y la recreacin de un hoy sin ella es profundamente desagradable y llega a destrozar el alma del pastor. Ciertamente no puede existir un corazn que soporte tanto desdn; al ver a su amada en brazos del rival, slo le queda continuar en el camino del "acabarse", retomando as la imagen de la primera estancia de la queja: "y al encendido fuego en que me quemo" En estos seis primeros versos que destacan la infidelidad de Galatea, la cadena de los brazos que se anudan a otro cuello prepara las bellsimas imgenes de la hiedra y el muro, de la parra y el olmo que corresponden a los versos siguientes.

El lenguaje metafrico de Salicio emplea elementos tpicamente pastoriles para simbolizar la unin amorosa con un extrao, unin que se va haciendo ms estrecha a medida que la estrofa avanza: es dado observar que la estancia comienza refirindose a posibles palabras y miradas de amor, y termina con un abrazo, el cual se fija, al final de la misma, en la visin de la hiedra "en otro muro asida" y de la parra "en otro olmo entretejida". Las estrofas VII y VIII estn ntimamente vinculadas entre s y ambas tienden a mostrar lo inexplicable, absurdo y monstruoso de la unin de Galatea con otro amante. En la VII el sentimiento de ausencia se proyecta y sacude en lo ms hondo al desesperado corazn: Qu no se esperar de aqu adelante, por difcil que sea y por incierto, o qu discordia no ser juntada y, juntamente, qu tendr por cierto o qu de hoy ms no temer el amante, siendo a todo materia por ti dada? Cuando t enajenada de m, cuitado, fuiste, notable causa diste y ejemplos a todos cuantos cubre el cielo que el ms seguro tema con recelo, perder lo que estuviere poseyendo. Salid fuera sin duelo, salid sin duelo, lgrimas, corriendo. (pp. 38-39) La reflexin en torno al abandono contina. La pregunta con que inicia la estancia demuestra la mxima inseguridad del amante, quien nunca debe confiar plenamente; cuando menos lo espera sucede lo imprevisto y se descubre solo con sus pensamientos y su dolor. Ha perdido la confianza, no slo en una mujer, sino tambin en el amor mismo: todo amante se puede reservar el derecho de la duda despus de entender la tragedia de Salicio; quien lo ha dado todo sin reservas, lo pierde todo en un instante. La subordinada adverbial: "Cuando t enajenada / de m, cuitado, fuiste...", demuestra un hecho acontecido en el pasado y plantea la relacin entre el amor y la locura; se ve a s mismo como "cuitado" es decir, apenado, sufriente y subraya as el contraste entre el ayer y el hoy: antes, entregado a ella, era feliz; ahora, separado para siempre, slo le resta auto compadecerse. Nunca pens en perder su "bien", jams acept la ms mnima posibilidad que le anunciara tal situacin. Pero todo aconteci de

tal manera que la nica salida presente consiste en ese mar de lgrimas que invocan la tragedia y aoran lo perdido. Paralelamente, la pasin de los celos hace que el poeta insulte a su rival; pero hasta sus insultos se apoyan en la ms culta tradicin literaria: Materia diste al mundo de esperanza de alcanzar lo imposible y no pensado y de hacer juntar lo diferente, dando a quien diste el corazn malvado, quitndolo de m con tal mudanza, que siempre sonar de gente en gente. La cordera paciente con el lobo hambriento har su ayuntamiento y con las simples aves sin rido harn las bravas sierpes ya su nido; que mayor diferencia comprehendo de ti al que has escogido. Salid sin duelo, lgrimas, corriendo. (p. 39) As las parejas imposibles de esta estancia -la cordera con el lobo y las serpientes con las aves- se inspiran en las Bucs. II y VIII de Virgilio: Sigue el lobo la torva leona, el lobo a la cabrilla y la cabrilla lasciva al florido cantueso (Buc. II). Nise se entreg a Mopso: qu no hemos de esperar los amantes? Los grifos se unirn con las yeguas y pronto las tmidas corzas acudirn a abrevarse con los perros (Buc. VIII). Hay de todos modos, en el poeta espaol, un tratamiento particular del tema que le sirve para aludir claramente a la relacin, para l inexplicable, entre la bella Isabel Freyre y Antonio de Fonseca, el adusto comerciante. El mundo a que se refiere en esta estrofa es el microcosmos, su interior, su yo. Todo puede concebirse como posible si aceptamos vlidamente la relacin de su amada con alguien tan diferente a l mismo. Su necesidad de herir contina presente: alude al "corazn malvado" y seala la violencia cometida por Galatea al arrebatarle su amor sin compasin. Permite la participacin del resto del universo cuando dice que todos comentarn lo que ha sucedido: "que siempre sonar de gente en gente..." Por lo tanto, lo no imaginado acontecer. El mundo dejar de ser tal para dar paso a otro cosmos en donde la cordera y el lobo

se unirn solcitamente y las simples aves no temern ya a las bravas sierpes. En el terreno simblico Galatea es la cordera paciente y las simples aves, mientras que los elementos restantes son reservados para el otro hombre. En la estancia IX la comparacin no se establece entre Galatea y el annimo amante, sino entre ste y el propio pastor. Detrs de la mscara de Salicio, Garcilaso se refiere a sus riquezas, a su condicin de poeta y a su belleza fsica, cualidades -estas dos ltimas sobre todo- que Antonio de Fonseca estaba muy lejos de poseer: Siempre de nueva leche en el verano y en el invierno abundo. En mi majada la manteca y el queso est sobrado. De mi cantar, pues, yo te vi agradada, tanto, que no pudiera el mantuano Ttiro ser de ti ms alabado. No soy, pues, bien mirado, tan disforme ni feo; que aun agora me veo en esta agua que corre clara y pura, y cierto no trocara mi figura on se que de m se est riendo. Trocara mi ventura! Salid sin duelo, lgrimas, corriendo. (pp. 39-40) Parece imprescindible un recuento de todo lo que se posee para encaminarse as al encuentro de la dolorosa realidad planteada por el abandono. Materialmente se enumeran los elementos bsicos, pero sustanciales para la supervivencia: nueva leche, manteca, queso; esto es, el mundo buclico, con lo que posee de soado, de irreal, pero que el poeta hace suyo en medio de la ficcin literaria. Espiritual e intelectualmente se evoca el canto como algo preponderante, el canto que agradaba a la dulce Galatea. Como pago de tributo a la antigedad romana, cabe mencionar la referencia al pastor virgiliano Ttiro a quien identifica con su autor al llamarle "mantuano". Pero algo que realmente mortifica al alma cortesana que encierra Salicio, es el sentido del trueque operado por la amada. No puede asumir la idea que relaciona elementos contrarios como lo son l y el amante usurpador. En un alarde que excluye por completo la modestia, se observa en el agua que corre y se descubre como siempre hermoso: "No soy, [...] tan disforme ni feo".

Precisamente, por esto ltimo, no cambiara su figura con "se que de m se est riendo" -forma perifrstica de aludir al traidor-, pero s cambiara su suerte. Est dispuesto a olvidar lo sucedido si ella regresa y abandona el camino que haba elegido al dejarlo solo y angustiado. Sabe que esto no es posible pero quiere plantearse al menos la posibilidad para que el tormento de su existencia se vea distrado momentneamente. En la ltima estancia Salicio se muestra decidido a dejar el lugar ameno en donde haba gozado del amor junto a Galatea: Mas, ya que a socorrer aqu no vienes, no dejes el lugar que tanto amaste, que bien podrs venir de m segura. Yo dejar el lugar do me dejaste; ven, si por slo esto te detienes. Ves aqu un prado lleno de verdura, ves aqu una espesura, ves aqu una agua clara, en otro tiempo cara a quien de ti con lgrimas me quejo. Quiz aqu hallars, pues yo me alejo, al que todo mi bien quitarme puede; que, pues el bien le dejo, no es mucho que el lugar tambin le quede. (p. 41) Podemos relacionar esta estrofa con la cuarta de la lamentacin. Una y otra estn diciendo que la amenidad y la armona de la naturaleza son inseparables del amor compartido. Por esto el paisaje ha perdido su antiguo encanto a los ojos del pastor abandonado, quien se aleja para siempre, permitiendo que Galatea pueda disfrutar, con su nuevo amante, lo mismo que haba disfrutado con l. Esta visin postrera de la naturaleza posee una penetrante intimidad, que se hace ms vehemente por la anfora del "ves aqu". Corresponde observar tambin, que en la referencia a su rival, con que Salicio termina su queja, aparece un destello de altiva y casi desdeosa dignidad muy espaola. La estancia siguiente que sirve de transicin y de nexo entre la lamentacin de Salicio y la de Nemoroso, es completamente virgiliana. Los diez primeros versos podran relacionarse con mltiples pasajes de las Buclicas y las Gergicas que, de acuerdo con el orfismo tradicional, hablan de la correspondencia o simpata entre el canto del pastor y la naturaleza. Garcilaso dice:

Aqu dio fin a su cantar Salicio y, sospirando en el postrero acento, solt de llanto una profunda vena. Queriendo el monte al grave sentimiento de aquel dolor en algo ser propicio, con la pesada voz retumba y suena. La blanca Filomena, casi como dolida y a compasin movida dulcemente responde al son lloroso. Lo que cant tras esto Nemoroso decidlo vos, Pirides; que tanto no puedo yo ni oso, que siento enflaquecer mi dbil canto. (pp. 41-42) Es dado observar que los versos finales que sirven para introducir al canto de Nemoroso, son casi una traduccin de los que en la Buclica VIII introducen al de Alfesibeo: Esto cant Damn; decid vosotras, oh Pirides!, lo que respondi Alfesibeo. No todos lo podemos todo.9

Conclusiones La poesa de Garcilaso puede considerarse voluntariamente montona en su tema: el amor no correspondido como es el caso de Salicio. Pero precisamente por la insistencia de esta nica nota, alcanza un refinamiento hasta entonces no imaginado, tanto en los matices de ese sentimiento exclusivo como en las calidades de las estrofas y los versos sealadas en el desarrollo del presente anlisis. Considerada exteriormente, la poesa de Garcilaso se presenta como un tpico producto renacentista. Parecera que la lectura de ciertos libros y el conocimiento de algunos escritores hubiesen sido los hechos ms importantes en la vida del poeta. Todos los problemas que plantea la existencia, todos los sentimientos y todas las experiencias, parecen responder a modelos literarios y se expresan mediante formas, ideas e imgenes preestablecidas por la poesa clsica y por la creacin italiana. Sin embargo, Garcilaso es un buen poeta y no lo sera si su obra se limitase a ser la consecuencia de importantes culturas. La originalidad de su creacin no se disminuye ni se empaa por el hecho de que casi todos sus versos estn inspirados, ms o menos directamente, en los de otros poetas antiguos y modernos.

Ciertamente, resulta comprobado y fundamentado a travs del anlisis que la actitud potica, el planteamiento lrico, es preponderantemente pagano, no slo por los elementos literarios utilizados, sino tambin y primordialmente por el concepto del morir que no aparece contextualizado en el sentimiento cristiano, sino aferrado al esquema antiguo, en donde la muerte es el acabarse del cuerpo, el dejar de sufrir para trascender hacia otra vida que no representar ninguna forma de consuelo. En lo que tiene que ver con la influencia de la poesa italiana, ya se indic la incidencia de Petrarca. A sta debe agregarse la influencia de otro poeta italiano: Sannazaro (1450-1531), cuya obra en verso y en prosa La Arcadia, fue el modelo ms cercano al que recurri Garcilaso para componer sus glogas. La Arcadia, obra tpicamente culta y artificiosa, representa la exaltacin mxima del gnero pastoril. Para su composicin Sannazaro se sirvi de la lectura de los ms diversos autores griegos, latinos e italianos, de los cuales el ms imitado fue Virgilio. Sin embargo, la obra de Sannazaro no puede considerarse profunda y representativa del pensamiento italiano de la poca y como consecuencia, la influencia sobre Garcilaso fue tambin superficial. No as la de Virgilio, que, como ya lo hemos sealado en diferentes momentos del anlisis, fue la que imprimi huella ms profunda en los versos del poeta espaol. En el orden de las conclusiones, corresponde agregar al mismo tiempo, que la relacin entre Virgilio y Garcilaso no consiste solamente en la imitacin de situaciones, imgenes e ideas, sino en una simpata esencial, en una coincidencia de almas y temperamentos. De esta forma, la melancola de Garcilaso, su sensualidad nostlgica y su sentimiento de la naturaleza, son ms virgilianos que petrarquistas. Por ltimo, el anlisis del soliloquio de Salicio, tema central de la investigacin, revela una amplia capacidad potica para el manejo de la forma sin desmerecer, en ningn momento, el contenido. El empleo del estribillo no hace montono el enfoque sino que presenta un carcter acumulativo que permite el enriquecimiento del planteamiento lrico. Aqu es donde realmente se manifiesta el autntico poeta: repetir para anexar implcitamente en cada reiteracin nuevos conceptos. Es uno de los tantos logros del poeta espaol comentado.

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