La Llorona Del Perú
La Llorona Del Perú
La Llorona Del Perú
Cuenta la leyenda que era una hermosa mujer indígena, que se enamoró de un
caballero español de la época, y con él engendró 3 hijos, pero nunca llegaron a
formalizar esa unión, dicho caballero solo la visitaba en su casa y siempre
evitaba que los vieran juntos, al pasar del tiempo el caballero español dejó a la
llorona y se casó con una dama española de alta sociedad, la muchacha
indígena al enterarse del nuevo compromiso del español, enloquecida por lo
celos y el despecho, llevó a sus tres pequeños hijos a un río y los ahogó uno
por uno y luego se suicidó. Desde entonces muchas personas cuentan haberla
vista deambulando por aquel río, unos dicen que la ven flotando otros cuentan
que la ven sin rostro, pero en lo que siempre coinciden es en su despavorido
lamento “ Ay mis hijos” , su fama trasciende más allá del río y algunos juran
haberla visto a miles de kilómetros del río, donde sucedió el triste relato.
Algunos también la familiarizan con aquellas madres que al dar a luz, el niño
muere y luego ellas se suicidan, hay muchas leyendas urbanas de ese tipo. Ya
saben si alguna vez oyen los quejidos de una desconsolada mujer ya saben de
quien se trata.
Hay otra versión mas antigua, que proviene de la mitología Azteca sostiene
que es la diosa azteca Chihuacóatl, protectora de la raza. Cuentan que antes
de la conquista española, una figura femenina vestida de blanco comenzó a
aparecer regularmente sobre las aguas del lago de Texcoco y a vagar por las
colinas aterrorizando a los habitantes del gran Tenochtitlán.
“Ay mis hijos, ¿donde los llevare para que escapen de tan funesto destino?” se
lamentaba.
Hay otra versión que dice que es Doña Marina la “Malinche” ya que al morir
ella, empezaron a escuchar los lamentos de una mujer, ya que al haber
ayudado a los españoles, había provocado la caída de su pueblo.
Esta leyenda se extiende a gran parte de Latinoamerica, como en El Salvador,
Chile (en el folclore chileno es conocida como la Pucullen), Costa Rica,
Panamá (es conocida como la Tulivieja), Venezuela y Guatemala.
Quienes le han visto dicen que es una mujer revuelta y enlodada, ojos rojizos,
vestidos sucios y deshilachados. Lleva entre sus brazos un bultico como de
niño recién nacido. No hace mal a la gente, pero causan terror sus quejas y
alaridos gritando a su hijo.
Dice la tradición que la Llorona reclama de las personas ayuda para cargar al
niño: al recibirlo se libra del castigo convirtiéndose en la Llorona la persona que
lo ha recibido. Otras versiones dicen que es el espíritu de una mujer que mató
por celos a la mamá y prendió fuego a la casa con su progenitora dentro,
recibiendo de ésta, en el momento de agonizar la maldición que la condenara:
"Andarás sin Dios y sin santa María, persiguiendo a los hombres por los
caminos del llano".
La leyenda
“…Una mujer, envuelta en un flotante vestido blanco y con el rostro cubierto
con velo levísimo que revoleaba en torno suyo al fino soplo del viento, cruzaba
con lentitud parsimoniosa por varias calles y plazas de la ciudad, unas noches
por unas, y otras, por distintas; alzaba los brazos con desesperada angustia,
los retorcía en el aire y lanzaba aquel trémulo grito que metía pavuras en todos
los pechos. Ese tristísimo ¡ay! mis hijos… Levantábase ondulante y clamoroso
en el silencio de la noche, y luego que se desvanecía con su cohorte de ecos
lejanos, se volvían a alzar los gemidos en la quietud nocturna, y eran tales que
desalentaban cualquier osadía.
Así, por una calle y luego por otra, rodeaba las plazas y plazuelas, explayando
el raudal de sus gemidos; y, al final, iba a rematar con el grito más doliente,
más cargado de aflicción, en la Plaza Mayor, toda en quietud y en sombras. Allí
se arrodillaba esa mujer misteriosa, vuelta hacia el oriente; inclinábase como
besando el suelo y lloraba con grandes ansias, poniendo su ignorado dolor en
un alarido largo y penetrante; después se iba ya en silencio, despaciosamente,
hasta que llegaba al lago, y en sus orillas se perdía; deshacíase en el aire
como una vaga niebla, o se sumergía en las aguas (…) No sólo por la ciudad
de Santiago de los Caballeros andaba esta mujer extraña, sino que se la veía
en varias ciudades de la Guatemala de antaño.
CHILE
La Pucullén es una guía de los muertos, que indica con sus pasos y llantos el
camino que debe recorrer el muerto para dirigirse desde su morada terrenal
hacia el más allá. Se dice que llora como plañidera por todos los familiares del
difunto, para que todos ellos se consuelen pronto de la pérdida; además, evita
que el espíritu del muerto decida acudir a penarlos, disconforme con las pocas
lágrimas y manifestaciones de pesar de sus parientes. Algunos cuentan que si
uno se frota los ojos con lágrimas de perro, podrá verla; pero si el corazón del
que observa no es firme, la imagen será espantosa.
Como castigo por el descuido que la llevó a perder a sus hijos, roba los hijos de
otras madres, confundiéndolos con los suyos.
Llorona es un espectro errante que recorre los valles y montañas, cerca de los
ríos y lagunas, vestida con una bata variopinta que la cubre hasta los talones.
Tiene el cabello largo y rizado, de color plateado, negro y dorado, y en él se
posan grillos, luciérnagas, cocuyos y mariposas. Su rostro es una calavera
aterradora, y en las cuencas de sus ojos giran dos bolas incandescentes. De su
nariz cuelga un cordón umbilical y con sus enormes dientes muerde el tallo de
una rosa roja. Las mangas de la batola le llegan hasta sus muñecas y con sus
manos grandes, huesudas y ensangrentadas, arrulla a un feto muerto.
Costa Rica
La Llorona era el personaje legendario más famoso de Costa Rica, junto con el
Cadejos y la Cegua.
El Salvador
Guatemala
Unos imaginan a la Llorona como una mujer vestida de luto riguroso; otro la
ven vestida de blanco. También se dice que el pelo suele taparle la cara.
Honduras
Panamá
Según la tradición, la Tulivieja era una hermosa y joven mujer. Tenía fama de
ser muy parrandera y no se perdía ninguna fiesta que se celebraba en su
pueblo. Al dar a luz a su primer hijo, su marido le prohibió que siguiera yendo a
las fiestas y le ordenó que se quedará en casa cuidando al bebé.
Esa noche, una fuerte tormenta azotó el pueblo y arrastró a su hijo por el río.
Cuando ella regresó a buscarlo, ya no lo encontró y comenzó a llorar,
arrepentida por el grave error que había cometido. Dios la castigó por su
irresponsabilidad y la transformó en un ser horripilante con agujeros en su cara
y cabellos largos hasta los pies. Sus pies se le viraron y se transformaron en
patas de gallina. Desde entonces anda vagando por la eternidad buscando a
ese hijo perdido.
Al ver el crimen, Dios la habló desde lo alto y la maldijo: "Ese pecado te pesa y
te pesará hasta la eternidad, y desde ahora llorarás para pagar tu culpa". La
Tepesa quedó transformada así en un ser espantoso que, al igual que la
Tulivieja, anda vagando por los ríos y quebradas llorando, arrepentida de su
pecado.
Uruguay
Venezuela
Según otras versiones, la Llorona fue una muchacha joven que vivía en un
pequeño pueblo de los llanos venezolanos. Esta muchacha cada vez que daba
a luz a un hijo lo mataba sin piedad. Le confesó todo al sacerdote que vivía en
su pueblo, añadiendo que no sentía ningún remordimiento por lo que había
hecho. El cura notó que estaba embarazada de nuevo y le dijo a la muchacha
que cuando tuviera a su hijo le diera de mamar antes de matarlo, y así lo hizo;
tras darle leche materna lo mató, pero se activó su instinto maternal,
haciéndole sentir una gran culpabilidad. Desde entonces, vaga por los campos
llorando de dolor, buscando a sus hijos y asustando a todo el que se le
atraviesa en su camino.
Se la representa como una mujer joven, con una larga cabellera morena y la
piel blanca. Lleva una bata blanca larga y encima otra bata de color negra con
capucha, y suele portar un bebé en los brazos. Llora y grita diciendo "¡Mi hijo,
mi hijo!".
A veces, las madres castigan y asustan a sus hijos diciéndoles que si las
desobedecen, la Llorona vendrá a buscarlos y asustarlos por las noches.