No.13 El Abismo, La Mirada de Las Mil Yardas
No.13 El Abismo, La Mirada de Las Mil Yardas
No.13 El Abismo, La Mirada de Las Mil Yardas
N 13
EL ABISMO, LA MIRADA DE LAS MIL YARDAS.
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EDITORIAL
Agosto2013
EDITORIAL
Ahora que la revista est en plena remodelacin, ahora que algunos se han marchado -que nadie busque metforas: nadie ha muerto- y se ha incorporado gente nueva, ahora que nos tomamos las cosas con humor de publicacin veterana (4 aos para algo digital resulta un mar de tiempo), ahora que para celebrarlo deberamos publicar un nmero fresco, cachondo, diver y estival, de temtica ertica, ciencia ficcin (en prximos nmeros seguro) o de carreras de coches, venimos aqu, saltamos la valla y nos presentamos con estas hojas heladas y terribles, textos graves que se enfrentan al miedo con desesperanza para hablarnos del abismo y la mirada de las mil yardas. Para quien estos dos conceptos lo alcancen desprevenido he aqu un texto para ilustrar de lo que queremos hablar: El dos de septiembre de 1819 un navo de guerra espaol pierde rumbo en el Cabo de Hornos y se proyecta sin remisin, remolcado por las tormentas, haca la Antrtida. Con la verga mayor y el timn destruidos, alejndose a gran velocidad haca el Sur ignoto, imaginamos a su brigadier en la proa del buque, aterido de fro, contemplando el ocano a modo de abismo; un abismo del que ni l ni los seiscientos y pico tripulantes volvern. Aos ms tarde un capitn ingls arriba a la Antrtida y encuentra restos de un barco estrellado en las murallas de hielo, cobertizos en la costa y esqueletos de animales; como si una pequea comunidad hubiera intentado sobrevivir a -70 grados Celsius. No queda nadie con vida as que la historia recordar al britnico como el descubridor de un nuevo continente. Pero, y si hubiera alguien? Y si de un stano de hielo, al dbil amparo de una marquesina labrada con restos del naufragio, emerge un ex-hombre (como gustaba a Quiroga calificar a los despojos humanos), envuelto en pellejo de foca, y quin sabe en qu otras pieles, un superviviente, digamos, expuesto al abismo demasiados minutos, demasiadas horas, demasiados aos?
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5 Agosto2013
EDITORIAL
Este ser humano, tal vez, hubiera ofrecido una mirada al capitn. Desde Preferiria No Hacerlo queremos hablar de esta mirada que se nos propone desde algn punto remoto del rostro de un hombre (o mujer) de alma yerma, y que brota de forma excepcional cuando se ha residido en el abismo: ese espacio de convenciones invertidas -donde lo incomprensible troca en norma-; ese no-lugar donde el mal sustituye a la ltima versin del bien que dimos por correcta. La mirada de las mil yardas (termino acuado por el artista Thomas Lea en 1944) surge de un acontecimiento traumtico duradero, de un shock, una larga exposicin a determinada forma de horror, a cierto infierno, pero, en realidad, puede bastar un instante, un segundo, una breve cuota de potentsima experiencia para quebrar la cuerda y adherirse para siempre a nosotros; pues, recordmoslo, del abismo es complicado volver, eso lo intuye todo el mundo- uno se convierte en un superviviente, demasiado duro para llorar, demasiado blando para vivir-. Porque volver significa haber conocido un terrible secreto, llevarlo escrito en los ojos y preguntarte, con mucha gravedad, si el mundo dejado atrs no es el real, y el otro (la casa, los nios, los cacharros por lavar, el crdito del coche) una impostura. Son muchos los espacios donde habita el abismo: puede estar en un supermercado, en un ro infinito, en la ciudad de Dresde o Nanking, en el humo de una chimenea. Se materializa en un silbato al alba, en un cruce de carreteras, en una sonrisa sin dientes, en una habitacin donde han ocurrido cosas, en el sonido de un avin comercial y en el perfume de una nia de ocho o nueve aos. Es una puerta que se cierra tras de ti, una lnea de telfono interrumpida, el fondo de la bodega de un barco, es Srbrenica y tambin una oxidada caja de galletas escondida en el desvn. Es la ciudad de Maarat durante el asalto canbal de los cruzados en diciembre de 1098. Es todo esto y mucho ms. Y en cuanto a la mirada de las mil yardas decimos: asoma en el jovencsimo hsar Federic Gluntz de Prez Reverte, en Kurt Crwell de Ricardo Menndez Salmn, en los viejos marinos del barco fantasma del Manuscrito encontrado en una botella de
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6 Agosto2013
EDITORIAL
Edgar Allan Poe, en el pelotn de Norman Mailer en Los desnudos y los muertos, en los judos del Kommando de Primo Levi, en el lurp que conoci Michael Herr en Saign, en el alter ego de Zajar Prilepin en Patologas, en el soldado Paul Baumer de Sin novedad en el frente de Erich Mara Remarque, en el rostro a medias iluminado (tras Marlon Brando ya no podemos imaginarlo de otra forma) del ms icnico de los personajes abisales, el Kurtz de Joseph Conrad. Para terminar citaremos a Gustav Hasford, corresponsal de guerra en Vietnam que, muchos aos antes de ser encarcelado por robar - pedir prestados- diez mil libros (un descuido, sin duda, atribuible al influjo de la guerra) de bibliotecas inglesas y norteamericanas, escribi una de las mejores novelas blicas de siempre: Un chaleco de acero; en ella, personajes como Chistoso, Fiera o Volatn, -trasladados al audiovisual gracias a la adaptacin cinematogrfica de Stanley Kubrick (La chaqueta metlica)dicen cosas como: Afirmativo dice Talin . Escchale a Chisto, novato. Sabe una mierdamuy poco. Y si alguna vez se entera lo habr aprendido de m. Simplemente recuerda que nunca ha estado en la mierda. No tiene la vista. Volatn alz los ojos.La qu?La vista de mil metros. Un marine la tiene despus de haber estado mucho tiempo en el tomate. Es como si hubieras vistoms all. Yo la tengo. Todos los marines la tienen. T tambin la tendrs. Preferimos no desear al lector el apuro de que en su espejo, de repente una maana, le aparezca encima de la nariz una mirada de las mil yardas. Pese a lo desasosegante de la imagen este equipo de redaccin ha averiguado que la cosa no funciona as: la mirada no surge por sorpresa en nuestra despreocupada y urbanita cabeza. No enfocamos ms lejos de lo habitual, no se nos consumen los cigarrillos en la punta de los dedos, no edificamos una pantalla de metacrilato entre nosotros y el mundo sin que antes haya ocurrido algo. Antes, queridos lectores, habremos regresado del abismo.
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7 Agosto2013
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EDITORIAL
Agosto2013
EDITORIAL
Mi trabajo como ilustradora est sobretodo vinculado al viaje, al estado de estar viajando y a la circunstancia de encontrarme en un movimiento continuo durante mucho tiempo. Mi inters principal es dibujar personas y situaciones en las que advierto una distancia cultural extraordinaria y que, por lo mismo, me resultan inquietantes. El registro grfico o la interpretacin que hago a travs del dibujo de estas circunstancias representan para m un recuerdo concreto y efectivo del momento vivido. Mediante la utilizacin de elementos u objetos cotidianos que forman parte de la identidad de un lugar, o que de alguna forma relaciono con una situacin concreta, logro transformar las escenas de mi memoria en productos grficos. En mis diarios de viaje dibujo con bastante prisa todas las cosas que me van ocurriendo, conectndome con el entorno y ayudndome a comprenderlo un poco mejor. Me especializo en trabajar con la acuarela y el lpiz, tcnicas que utilizo en mis proyectos tanto fsicos como digitales. Actualmente trabajo como freelance colaborando en varios proyectos de ilustracin en diferentes mbitos, a saber, diseo de personajes, ilustraciones para videoclip, diseo de CDs, etc, todo con la ilusin de poder continuar viajando.
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9 Agosto2013
ndice
tramperos
14
de julio g.
el archivero de vukovar
18
de cristian rubio
desde el pozo
28
de g.s.
36
de olln rafael
de damin cordones
naufragio titanes
de raquel molina
de raquel molina
de esmeralda barreyro
de javier lerena
de julio g.
de fernando atienza
10 Agosto2013
ndice
atrapados en el hielo
64 cenital 70
76
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11 Agosto2013
FICCIONES
tramperos
14
de julio g.
el archivero de vukovar
18
de cristian rubio
desde el pozo
28
de g.s.
hacia el interior
36
de olln rafael
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12 Septiembre2013
FICCIONES
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13 Septiembre2013
FICCIONES
JULIO G.
TRAMPEROS
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14 Septiembre2013
FICCIONES
Alguien camina por los cerros. Va entrecerrando los ojos cada tanto. Es de maana y la luz parece corporizada en un vaporcillo quieto. Tiene la resaca pegada en la boca del estmago; ha descendido de la cabeza desde que despert junto a la fogata ya extinta, las botellas ya vacas y los dems ya desaparecidos. Hay un solo sendero. Es una huella sinuosa que propone un camino. De vez en cuando, alguien pasa por ah. Quiz mire a su alrededor, distrado. Y probablemente voltee a contemplar la ciudad, pero el sol matinal no le dejara estar mucho tiempo all parado. La resaca lo obligara a buscar sombra y quiz se resista unos minutos mirando todo ese movimiento, todas esas cosas pasando all abajo. Quiz piense en s mismo, en lo irrelevante que es para esa reverberacin lejana que puede abarcar de un vistazo. Y se adentrara. Quiz no se salga del sendero angosto. Hay pasto que ha crecido con un poco de esfuerzo en algunos tramos. Es hirsuto y corto. Como el pelo tieso de un perro. Nadie toca ese pasto. Ms de alguien lo observara un rato, lo considerara. Pensara: pasto. Nada ms que pasto. Querr pisarlo para satisfacer el incomprobable deseo de ser el primero en hacerlo. Tal vez apoye la punta del pie, pero inmediatamente volver al sendero. Pasto, nada ms que pasto. Quizs, despus de esas deliberaciones, se d la vuelta, deje atrs ese sendero, el cerro, todo, y vuelva a la ciudad en su coche, que qued estacionado junto al manchn de holln plomizo que fue la fogata y las huellas de los dems vehculos. O tal vez elija quedarse; seguir el sendero en silencio, quiz tarareando una cancioncita. Y caminara solamente por inercia, sediento del final de ese camino. No parara hasta llegar al borde del borde, temeroso y a la vez vido. Y quiz llegue al final del sendero. Pero solamente con la vista. Se detendra en un puente de cemento que une los dos extremos de una quebrada. Fascinado, mirara una tormenta lenta de cardos. Es la poca en que se van secando y sueltan sus flores, que se van desarmando
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15 Septiembre2013
FICCIONES
con el viento; se fugan y sobrevuelan como insectos ingrvidos de polvo o nieve. Posiblemente busque las plantas de las que provienen esos emigrantes. Pronto encontrara las matas repartidas desordenadamente en el lecho seco del riachuelo que atraviesa el puente en invierno. All en la quebrada, a los pies del puente; all abajo, entre los cardos secos un pjaro enjaulado canturrea como distrado, como si paseara tambin por el sendero del cerro. Es un ave de colores, dentro de una pajarera tosca, como improvisada y hecha de varillas. Cualquiera podra presentir algo fuera de lugar por un vrtigo inexplicable de las tripas; pero l mirar la jaula hecha con varillas, perplejo y circunspecto. Y fuera de s por la curiosidad tratar de bajar para acercarse, para tocar esa estructura, para ver mejor al pjaro, acaso para liberarlo. O eso es lo que posiblemente hara. Un ruido lo detendra en el borde del puente, con media suela en el vaco haciendo eco del tardo vrtigo en su vientre. Un ruido de hojas y ramas que despus ser la sacudida de un matorral enorme situado en medio de la cuenca, justo bajo sus pies indecisos, balanceando el peso que flucta inquieto por los msculos que se tensan y se relajan desde los empeines hasta las rodillas. Aunque est al borde, tambin est a una altura moderada que es frontera e impone una distancia. De entre los ramajes sale un hombre como la jaula. Mira hacia el puente con una sonrisa de borrn de sol y de migraa. Saludar con una venia. Dice buenos das, alguna cortesa. Alguien, posiblemente, preguntara: por qu la jaula, por qu se esconde. Y la respuesta no se hara esperar: es que cazamos pjaros, vivimos all abajo, en el campamento. Nos pasamos la reja, bien temprano, y capturamos pajaritos para despus venderlos; cada uno atrae a otro de los suyos con su canto. Hay de hartos tipos, todos cantan distinto. Distinto de los de abajo. Sabe por qu? Porque aqu nadie los interrumpe. Y se reir, tal vez, el tipo. Con las manos en los bolsillos, mientras lo escruta muy disimuladamente.
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16 Septiembre2013
FICCIONES
Alguien, despus de esta explicacin, podra ponerse nervioso. Podra hacer dos cosas: pararse y volver, o permanecer sentado un rato ms. Despus de todo, el tipo est abajo, a una altura moderada que es frontera e impone una distancia prudente. Est ese silencio, como de pieza cerrada. Y las flores de los cardos rodendolos desordenadamente. Est el sol, tambin, pegndose a la resaca; pero ese silencio. Por ello es probable que prefiera quedarse, ver qu ms pasa. Algo lo atraera; no sabra si es la jaula, los cardos o el vrtigo que se acrecienta cada vez que mira hacia el final del sendero. Quizs sea el hombre enjuto, con la piel curtida y arrugada por tanto sol seco de montaa. Tal vez esos ojos pardos que lo miran con fijeza, no ya midiendo sino que atando. Otro ruido interrumpe el trino. Es, otra vez, el movimiento en los matorrales. Sale otro hombre que saluda y sonre. Alguien, quiz, seguira conversando, como si nada. Actuara con naturalidad, preguntara un par de cosas ms. No, si los dueos no saben que venimos para ac. Nadie sabe. En la tarde, cuando ya no hay pjaros, dejamos todo fondeado en las plantas y nos vamos. Hasta el otro da. Puede que siga escuchando atentamente. Puede que no, que solamente est ah sentado, siguiendo la conversacin y pensando en cualquier otra cosa, hasta que sienta el roce de unas suelas y la gravilla con el cemento del puente. Hasta que mire hacia la izquierda, hacia el final del sendero. Ah, en el borde, ver al otro, al que acababa de salir de los matorrales y se sobresaltar por su rapidez, su agilidad. Temblar un instante, pero slo a la altura de los hombros. El resto del cuerpo optar por disimular una tranquilidad calculada. Sentado en el borde del puente que corta la quebrada, lo ver sonrerle con la misma cortesa pajiza del caza pjaros que se ha volteado a mirar su trampa. Paciente, sonriendo, esperar al otro lado del puente, sentado sobre una piedra muy cerca del final del sendero y mirndolo, jugando a sacarle punta a una rama con su cuchillo y arrinconndolo al cielo abierto slo con los ojos.
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17 Septiembre2013
FICCIONES
El archivero de Vukovar
CRISTIAN RUBIO
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18 Septiembre2013
FICCIONES
FICHA DE DESCRIPCIN Cdigo de referencia: AV 3274 Nivel de descripcin: Fondo personal Ttulo: Stojan Manojlovic Fechas: 1991 Volumen y soporte: 5 diarios, 1 agenda archivstica, 1 carn de conducir,1 pasaporte,3 tarjetas de dbito, 5 fotografas Acceso: Libre Conservacin: Permanente Historia del productor del fondo: [Transcripcin en 3 persona de algunos de los acontecimientos narrados por Stojan Manojlovic en su ltimo diario, concretamente los episodios dedicados a los das 17 y 18 de noviembre de 1991: los ms interesantes. Me he permitido ciertas libertades que hacen ms fluida su prosa original. Mis anotaciones puntuales como descriptor irn en cursiva y entre corchetes].
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19 Septiembre2013
FICCIONES
Stojan Manojlovic, [(1971-1991?)] becario, presenci el acontecimiento desde el alfeizar de un ventanuco de la primera planta del archivo. Haca fro, el pavimento de las calles brillaba por la lluvia del da anterior pero soplaba una brisa fresca y la nube en forma de zeppeln se alejaba direccin a Novi Sad; a las siete de la maana centelle un sol cabezudo. Las dos seoras haban sido sorprendidas emergiendo de un refugio con techos de Uralita verde; vestan ropas de invierno: unas rebecas sin mangas sobre jersis de lana y leotardos gruesos bajo las faldas. Ambas llevaban pendientes en forma de perlas albas y presuman de ser amigas de infancia. La de la rebeca blanca con cenefas de rombos y caminar patizambo era Catarina Moravcic, su madre, pero tambin jefa, pues ejerca como directora del archivo de Vukovar. La otra mujer se llamaba Monika y daba clases en una de las escuelas municipales. Los paramilitares las detuvieron y las hicieron gritar un rato. Al poco, del mismo stano, apareci Milan Manojlovic, su padre. ste se cubra el torso con un chaleco de mltiples bolsillos e iba en tejanos. Ninguno bajaba de los cincuenta. El padre era serbio, la madre croata y la amiga macedonia. Los paramilitares (tres tigres de Arkan armados con Kalshnikovs) les hicieron mirar una pared y rompieron a disparar. Dos de los soldados se separaron de los cadveres en busca de ms individuos. El tercero observ los muertos. Luca encasquetadas en el peinado unas gafas de sol de montura blanca y un cigarrillo en la mano izquierda del que no se haba desprendido al disparar y que sujetaba con un gesto amanerado a la altura del hombro. El soldado hizo sonrer a sus compaeros con un chiste o algo gracioso y sin que siquiera le temblaran las gafas, tom carrerilla y de un puntapi hizo sangrar la cabeza de la archivera muerta. Una de las perlas salt. En ese preciso instante, un observador ficticio, situado en la primera planta del archivo, a una hipottica distancia de medio metro, habra resuelto que el cuerpo del becario Manojlovic se disolva como una tableta efervescente y que sus ojos no servan, pues eran dos brjulas rotas [licencia literaria a cargo del descriptor]. No llor, tan solo le fall el aire, sinti el dao trepar de la estructura bicfala regentada por estmago y corazn a algn punto remoto de la cabeza sin apearse en la salida y nada ms. Todo qued dentro. Despus sac dos cigarrillos de una cajetilla de tabaco ruso sin filtro, se los fum como quien tras un maratn por el desierto recibe un botelln de agua y perdi el conocimiento.
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20 Septiembre2013
FICCIONES
[Lo narrado a continuacin generar cierta incredulidad. Para ms detalles pgina 12 del quinto diario]. Cuando se restableci desconoca el tiempo transcurrido, pero frente a l haba un podio blanco y erguido sobre el pedestal, con un enorme recipiente de plata en las manos, Drazen Petrovic le sonrea. Calcetines blancos, pantalones cortos y camiseta azul con la estrella roja de cinco puntas en el corazn, el nmero cuatro en el pecho y el lema Yugoslavija a la espalda; as sujetaba Drazen Petrovic la copa de campen del mundo. Drazen Petrovic mir a Manojlovic y dej de mostrarse risueo. Sus ciento noventa y siete centmetros parecan pausados como en una placa fotogrfica, su rostro, en cambio, sufra el movimiento inconstante de una pantalla de televisor, como el holograma de un film fantstico ambientado en Marte. Hemos ganado el mundial de Argentina. dijo Drazen Petrovic. No ha sido fcil. He tenido que meter muchos puntos. Manojlovic, con naturalidad le dijo: Lo s, te vi en televisin. Todos te vimos. Drazen Petrovic dej de sujetar el trofeo y lanz una canasta de tres enfundado ahora en una camiseta del Cibona de Zagreb. Se sostuvo en el aire y as se qued, petrificado. Pero su rostro continuaba movindose. Ahora eres t el archivero de Vukovar dijo, el guardin de la memoria de esta ciudad que yo tomo, en este momento, bajo mi sagrado manto. Te asciendo en el rbol jerrquico, en el esquema burocrtico, y no puedes abstraerte de esta responsabilidad. Yo, que no estoy ni vivo ni muerto, que soy leyenda y soy carne, que conduzco en este preciso instante mi 911 Turbo por las calles de Nueva Jersey, te digo que no puedes abstraerte. El cuerpo de Drazen Petrovic, sudado bajo el uniforme de los Nets, form una uve con las piernas y bajando el torso defendi la posicin, el baln pegado a su mano izquierda como con adhesivo. Quieto, su boca sigui hablando. No ests solo, las persianas del mundo se han cerrado, pero yo te hablo y sufro contigo. Te repito: la ciudad descansa ahora bajo mi manto, y t has de hacer lo que puedas. Haz lo que puedas archivero de Vukovar. Tras decir esto, Drazen Petrovic desapareci. Al cabo de un tiempo impreciso Manojlovic se vio con fuerzas para hacer planes y estableci recoger sus vivencias en un diario hasta la recon-
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21 Septiembre2013
FICCIONES
quista del distrito por parte de los croatas. Tambin decidi hacerse cargo de los depsitos del archivo. Para lo primero rescat un cuadernillo de una estantera, le quit el polvo a las cubiertas, lo acarici y con una prosa veloz y simple se puso a relatar los feroces bombardeos de la artillera, la cada de los edificios, la desesperacin en las calles, los navos gastando municin desde el Danubio [hasta aqu en los cuadernos 1 y 2], la Batalla de los Cuarteles [cuaderno 2 pg. 33-40], la emboscada a los cien tanques, el minado de la ciudad, los ataques a la torre del agua [cuadernos 3 y 4], la desercin en masa de los soldados serbios y su reemplazo por fanticos armados del equipo de ftbol del Estrella Roja, que se hacan llamar los tigres de Arkan[cuaderno 4 pg. 6-15], el asesinato de sus padres, la soledad mitigada por Drazen Petrovic [cuaderno 4 pg. 16-20]. Escribiendo se le hizo de noche y curiose la luna en lo alto de Vukovar. Cuando amaneci prosegua revisando los cuadernillos. Tras abarrotar unos cuantos se dio por satisfecho, bebi un vaso de agua y durmi una hora exacta. Cuando despert se puso a pensar que su segundo propsito, hacerse cargo del archivo, no era tan fcil: Vukovar en noviembre de 1991 padeca un asedio de estilo medieval. Apenas una quinta parte de los cincuenta mil habitantes prosegua resistiendo en el subsuelo, y las razzias de los paramilitares de Arkan, apoyados por regulares y artillera del ejrcito federal yugoslavo [a estas alturas nicamente serbio-montenegrino, sustituida ya la estrella roja por un aguilucho blanco] eran el pan de cada da. La urbe se poda perder en cuestin de horas y la comunidad internacional segua inactiva. Ante tal coyuntura estableci natural agenciarse sustento para las semanas venideras y, desde luego, instalarse a vivir en el edificio. Al llegar la noche, pese a la reanudacin de los combates a lo largo y ancho de la arquitectura de la ciudad, cuando entendi que las rfagas de ametralladoras y los caonazos sonaban en la parte oriental, se colg su mochila Adidas a la espalda, descendi las escaleras como una ardilla baja de un rbol, abri la puerta y sali al abismo. Los cadveres de sus padres y la amiga permanecan en el mismo sitio. No se acerc. Ya antes de doblar la esquina el pavimento de la calle y las aceras se ocultaron bajo escombros de edificios. Manojlovic avanz unos pasos y se detuvo a contemplar el pasillo de devastacin; a ambos lados las fachadas de barroco austrohngaro se haban derramado sobre las calles Ribarska y Ljudevita
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22 Septiembre2013
FICCIONES
Gaja alfombrando las aceras con sus tejas y ladrillos, como si un dios se hubiera deshecho de su biblioteca; casi todos los edificios del barrio -ms adelante lo comprob- estaban igual. Hall varios cuerpos rodeando un parterre de granito, coches aplastados y gatos callejeros. Esto ltimo le pareci bien, pues con astucia, si no encontraba comida, podra cazarlos. Lo que sus ojos vieron en las calles y el interior de los edificios fue algo que Manojlovic, -guiado por las palabras de Drazen Petrovic, en el cerebro trazada la idea de que su supervivencia como individuo conllevaba la proteccin del archivo y con ello la pervivencia de la memoria de la ciudad- sobrellev con audacia. Con la estrella urea de la esperanza y del designio superior alumbrndole el interior de la cabeza, hurg en las basuras, husme en la chatarra y accedi a las viviendas de los alrededores buscando comida. En un dplex vaco descubri embutidos y tetrabriks de vino blanco y en el entresuelo de un bombardeado complejo de apartamentos, en una vivienda perteneciente a una familia de cuatro miembros, padre, madre y dos nios, cuyos cuerpos acribillados tuvo la ingrata tarea de sortear al atravesar el largo y estrecho- pasillo de la casa, al entrar en la cocina, encontr una docena de latas de carne en conserva, dos latas de sardinas en aceite de girasol y varios botellines de cerveza. Todo lo introdujo en su mochila Adidas y comput botn para una semana. Esquiv de nuevo los restos humanos y al llegar al hueco donde antao estuvo la puerta, justo antes de salir, vio un escudo herldico de papel nuevo con el apellido Pavlicic en letras gticas enmarcado. Al volver, el archivo segua tan daado como al partir: impactos de obuses, proyectiles de mortero, metralla y balas, an as segua firme, sin electricidad ni agua corriente, la humedad relativa demasiado alta y la temperatura interior demasiado baja pero habitable. Manojlovic progres por el laberinto de pasillos, lpiz y agenda en mano, anotando desperfectos y posibles soluciones. Invirti toda la maana en poner algunas trampas para roedores, asignndoles un cdigo, el lugar de ubicacin y el tipo de trampa. Luego busc algunos trapos magnticos de microfibra y, con ellos, limpi rudimentariamente los armarios. Tambin coloc en horizontal volmenes muy pesados para que no aplastasen a sus compaeros de estantera. Una vez realizadas estas tareas comi una lata de carne magra y, pese al sonido de fusilera y alguna explosin espordica, sentado en una silla de oficina, se durmi. Se desvel an de madrugada y tras iluminar la estancia con una lin-
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23 Septiembre2013
FICCIONES
terna de gas desayun una lata de sardinas, puso en orden inventarios, repas las ltimas transferencias, memoriz, una vez ms, el cuadro de clasificacin del archivo, hoje cierto artculo de la revista de la Comisin Nacional referente a limpieza y cuidado de documentacin en grado de deterioro alto, acarici infectos pergaminos del siglo catorce con las cerdas de su pincel de limpieza y restaur la batera de un higrmetro que, ahora s, con movimiento calmo, volvi a aplicar su finsimo punzn sobre el papel giratorio dibujando colmillos de tinta. Absorto en el milimtrico danzar de la aguja tard en advertir el tableteo de las orugas de un carro blindado. Desde el quicio de la ventana observ vomitar humo oscuro al tanque, un M-84 de mil caballos, precedido por una treintena de tigres. En el otro extremo, a ciento cincuenta metros, once hombres de la guardia Nacional croata pobremente uniformados, con armas ligeras y una granada de cuello de botella cada uno, los emboscaban al resguardo de las ruinas. Dos de ellos, jovencsimos [Manojlovic los define como ex compaeros serbios de su universidad], se parapetaban tras el esqueleto de un camin Raba. El M-84 resoplaba como un cachalote y el suelo pareca quebrarse a su paso; los paramilitares caminaban tranquilos, charlando. Se escuch a alguien gritar y en direccin a la columna volaron piezas metlicas que produjeron un ruido horrible, parecido al chirrido de puertas abiertas alzando paladas de escombros y cuatro paramilitares salieron proyectados en direcciones aleatorias. Otra de las explosiones desprendi la oruga izquierda del tanque hasta detenerlo en la mera diagonal de la calle. Tras un breve silencio -que los tigres aprovecharon para dispersarse haca las aceras como la onda de una pedrada en el agua- empez el tiroteo con una largusima rfaga de ametralladora. Las pertenencias que Manojlovic tena sobre la mesa los cuatro cuadernillos y su agenda archivstica, un vaso de vidrio con tres dedos de agua, una linterna de petaca y todas sus latas de conservas- temblaban debido a las ondas batientes del combate. Los disparos apedreaban el archivo y cada balazo sonaba doble: el latido de los percutores de Kalasnikov seguido del eco prolongado en las paredes de la calle semiderruida. El tanque gir con ruido de engranajes metlicos y el polvo del interior del archivo, una fina pelcula que silueteaba todas las cosas, flot al abrir fuego. Manojlovic percibi las microscpicas partculas orgnicas elevndose sobre el material de oficina como si una realidad paralela se separase de
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24 Septiembre2013
FICCIONES
la original y alzase el vuelo. Al retornar la vista al combate la chatarra del Raba se haba vuelto sobre s misma y los muchachos haban desaparecido bajo el hierro; el segundo disparo derrib un flanco del edifico adyacente al camin. El tercero hundi la planta baja de los apartamentos que esquinaban con el bulevar Gundulica. El fondo de la calle se vino abajo y una nube parda impidi alargar la lucha. De la humareda emergieron tres soldados desorientados sobre los que los paramilitares dispararon de inmediato. Al rebasar el carro blindado los serbios encontraron vivos a dos hombres. A culatazos los pusieron mirando un tabique en pie y vaciaron los cargadores. Una vez muertos los colocaron en forma de teclas de piano y las 45 toneladas del renqueante blindado estragaron los cuerpos. Una vez hecho esto uno de los soldados, un rango alto, se qued observando el archivo con curiosidad, como quien de repente comprueba que a su lado hay un globo aerosttico hasta ese momento desapercibido. Manojlovic se separ del alfeizar, apoy la espalda en la pared y contuvo la respiracin. No ocurri nada, pero el rugido del motor a gasoil del tanque se haba apagado: los soldados an estaban all. Al cabo de unos largos minutos se puso en funcionamiento el timbre mecnico de la de entrada. [Llegados a este punto el quinto diario se torna casi ininteligible fruto de una escritura relmpago que descarrila ocupando los laterales del cuadernillo. Las palabras, en filigrana, ascienden como un gusano o desaparecen a mitad de frase para volver a nacer en otro lugar. Lo que sigue, segn la opinin de este humilde descriptor, est escrito durante el intervalo de tiempo transcurrido entre el sonido del timbre y el cierre de la caja donde salvaguarda sus cosas. Extrao y heroico, este acto nos permite, veintids aos despus, leer su testimonio. El porqu de su comportamiento queda a juicio del atento lector]. Manojlovic entendi este gesto como una seal para escribir de forma resumida y frentica en su quinto diario, buscar una caja de conservacin nueva, introducir el contenido de su cartera -carn de conducir, pasaporte, tarjetas, fotos-, la agenda archivstica y los cinco cuadernillos, cerrarla, escribir en el frontal un nmero de cuatro cifras, buscar el registro de transferencias, anotar que una persona llamada Stojan Manojlovic donaba su fondo personal al archivo a fecha de dieciocho de noviembre de mil novecientos noventa y uno, volver a anotar el nmero de cuatro cifras y, en uno de los espacios libres de una estantera, al azar, incrustar su caja. Luego guard el registro de transferencias en un cajn, descendi las
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25 Septiembre2013
FICCIONES
escaleras del archivo, se detuvo frente a la puerta y la abri. Cara a l, esta vez en el interior de una cpsula de luz que ola a boscaje y al estrellarse del agua contra la piedra, Drazen Petrovic colgaba del aro en un mate interminable, rodillas flexionadas, enfundado en la camiseta sin mangas de Yugoslavia, su rostro en vibracin pero quieto el dibujo de su cuerpo. Tras l, como un cabestro obediente, emerga la pesadez de un tanque camuflado con lminas de pintura marfil y plata, exhibiendo por estandarte una rama de olivo transportada por una paloma blanca, y del anillo de su torreta, del soporte de la antena, de sus herrajes, brotaban flores. Ntido sobre el destrozo generalizado en las viviendas de cemento, Vlade Divac -a la izquierda del blindado- apretaba un baln FIBA del Mundial de Argentina. El permetro de la escena lo cerraban Kukoc, Zdovc y Paspalj y a unos metros Perasovic y el resto de muchachos. Drazen Petrovic, ya bien asentado sobre su eje, pies en el suelo, la espalda arqueada, un espacio de aire a su alrededor ganado fruto de la extensin de un codo, lo miraba. Conmigo y los chicos estars dijo Petrovic . Sin miedo, no tengas miedo, ya todo ha pasado, djalo aqu, no ocurrir nada, las persianas del mundo se han cerrado, no hagas caso al miedo antes de mirar la pared que has de mirar, soy Drazen Petrovic el mejor jugador europeo de todos los tiempos, la ciudad yace dormida bajo mi sagrado manto, prometo, todos te prometemos, ya no te pasar nada pues eres la ciudad de Vukovar y su memoria.
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26 Septiembre2013
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27 Septiembre2013
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desde el pozo
G.S.
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La camioneta avanzaba tambalendose por el camino de tierra con las luces encendidas. Todava no era de noche pero las nubes oscuras sobre el eterno horizonte auguraban tormenta en unas horas. El anciano tena poco tiempo, por lo que sin esperar ms se detuvo a la orilla del camino, estacion el viejo automvil y descendi al fro glido de la pampa. El viento le calaba los huesos y aunque iba cubierto de pies a cabeza poda sentir el fro abrazo sureo dndole su bienvenida habitual. Era como si nada hubiera cambiado. Camin para no entume-
28 Septiembre2013
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cerse, tropezando torpemente con los baches de tierra escondidos por el pelaje resistente y grueso del coirn. Sonri al recordar que en ms de alguna ocasin haba pensado si es que era comestible. El viejo pareca perdido, un alma en pena deambulando por los caminos estrechos y senderos ocultos que solo las ovejas conocan, pero no era as. Con el rostro metido en la larga y espesa barba blanca para evitar el fro, cada paso que daba estaba calculado y su direccin la llevaba trazada en el cerebro desde haca mucho tiempo en su
29 Septiembre2013
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carretera de los recuerdos. Caminar no le resultaba tan difcil, an si cojeaba, an si le faltaba el aire, porque saba muy bien a donde iba. Le tom cerca de veinte minutos llegar a su destino. Se recrimin la vejez al recordar que antao ese trecho lo haca apenas en cinco minutos an con granizo encima. Frente a l, un enorme descampado ruinoso se abra entre la hierba y la escasa nieve primaveral en donde restos metlicos surgan de la tierra como si de rboles se tratasen. Pero no haba rboles en la pampa, solo cientos de kilos de chatarra enterrada y esparcida, retorcida por el fro extremo y la humedad. A lo lejos pudo distinguir los restos de una vieja construccin de ladrillos casi por completo en el suelo, a su lado, un pequeo refugio hecho en base a hojalata chamuscado. El viejo se sent sobre la pequea colina al norte del lugar y sonri al horizonte. 1953 y el pas ya se haba ido a la mierda. No era un buen prospecto para un ingeniero qumico recin graduado. Cuando haba empezado a estudiar se consolaba pensando que an si no le gustaba su carrera esta le poda proveer un buen futuro. Su equivocacin solo se le hizo patente cuando, tras meses de buscar un lugar de trabajo acorde a sus necesidades y preparacin, solo pudo encontrar porqueras. Dicen que cualquier trabajo es noble, pero eso solo lo dicen los que no tienen trabajo o los que pueden vivir de dar vuelta hamburguesas, como haba escuchado que muchos jovencitos del norte hacan. No era su caso, l no haba nacido en el norte. Haba pasado los ltimos cinco aos de su vida perfeccionando sus habilidades qumicas; tena el intelecto, la capacidad y la experiencia para desarrollarse en su campo, pero en cambio deba conformarse con ser pintor de exteriores por un sueldo que solo le permita comerse la pintura sobrante de las faenas. Para hacer peor las cosas la presin de sus padres haba por fin acabado en matrimonio. Su padre sonri feliz y satisfecho cuando su hijo se par frente al altar dispuesto a entregar su vida a esa rubia deslavada que su madre detestaba tan profundamente. Se consolaba la seora pensando en los nietos que vendran, mientras l se consolaba pensando que ya no tendra que escuchar nunca ms las quejas de su madre. Dios - porque su familia solo crea en el nico Dios del universo, ese que hace que la gente se gane la lotera, no el que causa los accidentes de aviones le dio en el gusto y se llev a su madre a la eterna gloria dos meses despus de la boda. Si Dios tuvo que escucharla quejarse a partir de ese momento, que lstima para Dios.
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30 Septiembre2013
FICCIONES
De pintor no poda alimentar a su rubia esposa, hijita nica, acostumbrada a ser tratada como una princesa y a quejarse como tal. Dos semanas le tom darse cuenta que nunca debi haberse casado pero su padre no le permiti dar pie atrs. El honor de la familia estaba en juego y aunque l pensaba que esa mierda del honor era ms para samuris que para ingenieros desempleados, no se atrevi a contradecirle. Fue la primera vez que un pensamiento que acabara por volverse recurrente se le vino a la mente: otros estn peor. 1954 y el pas pareca hundirse cada vez ms, como si hubiera llegado al borde de los mapas medievales y se estuviera deslizando cual rodaja de queso por el abismo para desaparecer para siempre. Angustiado al punto del infarto no puso ningn reparo cuando la petrolera lo llam a casa de su padre donde an viva con su esposa para ofrecerle empleo. La secretaria no haba alcanzado ni si quiera a terminar su oracin cuando l la interrumpi con un apresurado y aliviado acepto. Por fin tena trabajo, por fin poda comenzar su vida. Su esposa no era lo mejor del mundo, no haca nada y se quejaba mucho, pero otros estaban peor. La condicin de su empleo salvador era viajar al fondo del mundo a buscar petrleo. Se trataba de una nueva instalacin, muchas oportunidades de crecimiento laboral, experiencia de campo y muchas otras mentiras que le metieron por la garganta durante esa primera reunin. No es que hicieran falta; con tal de recibir un cheque mensual adecuado a sus capacidades, estaba ms que feliz de ir a buscar gallinas a la Antrtida. Sin preguntarle a nadie viaj hasta el lugar con su esposa con la promesa de un edn de posibilidades y surgimiento. La desilusin lleg en forma de una vieja camioneta Ford azul, transporte al que tendran que habituarse con el paso de los aos para trasladarse por los traicioneros desfiladeros y descampados de la pampa. Tras dos horas de bailar al ritmo del poderoso viento sureos llegaron a su destino: campamento Nada en Ninguna Parte. Poblacin: 20 infelices familias. No est tan mal, otros estn peor. La fantasa de una oficina y un laboratorio propios le hacan olvidar el constante riesgo de congelacin que su esposa le recordaba cada diez minutos. Cuando le mostraron su nuevo hogar, una cabaa minscula al fondo del campamento, no pudo evitar preguntar con un poco de vergenza y angustia por la ubicacin de sus instalaciones profesionales. El hombre que los haba llevado hasta all solt una carcajada y poniendo una fra mano sobre su espalda y con la otra apuntando hacia el campamento, dijo: ah estn.
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31 Septiembre2013
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Mentiras, jodidas mentiras del infierno, desde la escuelita hasta la graduacin universitaria, nadie le haba dicho nunca la verdad, nadie le haba dicho que iba a tener que trabajar metido hasta las rodillas en el lodo con todo lo que la sociedad haba cagado y escondido bajo la alfombra los ltimos 50 aos en esa recndita isla de hielo y barro. Su trabajo no se diferenciaba en nada al de un obrero, aunque su cheque dijera otra cosa. Gran cheque no era tampoco y solo le permita una vida casi decente si lo gastaba por completo en las instalaciones monoplicas de la compaa. Cuando le ofrecieron el puesto de Supervisor de Prevencin de Riesgos pens que lo haba logrado, que por fin, tras cinco aos tragando barro y mierda, de congelarse los dedos ampollados y de tolerar la constante miseria en su hogar, haba conseguido su boleto de regreso a la civilizacin, a un trabajo de oficina tranquilo, rutinario, que no le exigiera nada y le entregara todo. Nuevamente la epifana de su error le lleg tardamente pues el trabajo consista bsicamente en lo mismo - palear mierda, abrir vlvulas, cerrar compuertas, revisar termostatos, ordenar equipos solo que adems contaba con el privilegio y la responsabilidad de tener que velar por las vidas de aquellos que l mismo consideraba inhabilitados para sobrevivir. Se acostumbr a correr, ya no caminaba nunca. El estrs era constante: que si no era el radiador del Maistr era la buja del Loster, que si no se congelaba el GIAL-5674 se sobrecalentaba el GLIA-4765, que si no llegaba a las cinco no llegara a las seis, que si no le traa el pan que no esperara un abrazo. Y luego al barro, hasta la rodilla, pensando tras cada palada otros estn peor, otros estn peor. Record al capitn britnico de un submarino de la Segunda Guerra Mundial que se qued sin combustible en el fondo del mar. Ese s que la haba jodido en grande, o el cazador de leones italiano que se qued atrapado en un rbol en Kenya completamente solo, sin municiones ni comida por quince das antes de ser devorado por sus propias presas. Y se rea, maniticamente, mientras paleaba tierra y revisaba indicadores de temperatura. Al terminar el da, llegaba a su casa exhausto y completamente embarrado de pies a cabeza. Se meta en la ducha y pensaba en todas las veces que les haba repetido a los primates que trabajaban a su cargo: Sin casco ni guantes no hay faena, entendido?. Para qu? Luego tena que llenar decenas de fichas y formularios explicando por qu Juan Primate Macaco Gorila se haba cercenado dos dedos con una sierra al intentar cortar una placa de acero sin proteccin de ningn tipo.
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32 Septiembre2013
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Varias veces escribi: Porque es un puto mono, un mono! Esta empresa importa mandriles y los pone a sacar petrleo. Deberan lobotomizarlo. Solo pensarlo le causaba dolor de cabeza, pero la razn de su migraa pronto cambiaba de responsable gracias a su antao hermosa esposa, convertida en Medusa por la magia de diez aos atrapada en esa grieta, quin rpidamente se esmeraba en hacerlo sentir un fracaso de ser humano. No de hombre, no, eso ya lo haba dejado en claro al separar las camas para siempre y amenazarlo de muerte si es que volva a colocarle una mano encima. No, esto era peor: era un mal ser humano, un traidor, un mentiroso, peor que Juan Gorila y su seora Gorila y sus niitos Gorilas que se la pasaban fenmeno arrojndose heces sobre la cabeza todo el da. l la haba arruinado a ella y ese era su peor crimen. Se iba a dormir todos los das como si lo hubiesen golpeado con un martillo de concreto en la frente. Cuando se despert a causa del ensordecedor pitido que le trituraba los tmpanos en medio de la noche le cost trabajo ponerse de pie. Prcticamente inconsciente se calz las botas de trabajo sin preguntarse an qu era lo que estaba sucediendo. No importaba, seguro que l tendra que arreglarlo. Al salir a la calle el granizo le azot el rostro con tal ferocidad que lo sinti como un puetazo. En la cuadra siguiente se encontr con Jack Jude, uno de los gringos burcratas que la empresa traa de vez en cuando para adiestrar nuevos monos de circo. Completamente ataviado sali a su encuentro y le pregunt por la causa del sonido. l se encogi de hombros y le explic que cuando termin su turno todo estaba funcionando bien. Jude no se vea satisfecho, el pitido le impeda dormir y Dios saba cunto necesitaba Jack Jude su beauty sleep. A medida que caminaban a la estacin Jude iba repasando uno a uno los componentes que podan estar causando ese estruendoso sonido. La Mujil? No, es ronca. El esterl? No, ese tiembla, no pita. La Wizard? La Wizard. La jodida puta Wizard, el peor invento nunca concebido por la ingeniera por fin iba a irse a la mierda. Se trataba de una vlvula de liberacin de gas diseada para soportar solo un determinado rango de presin muy especfico. Si los medidores detectaban cualquier tipo de sobrecarga en la presin, la vlvula emita un pitido ensordecedor como el que estaban oyendo en ese momento en el campamento. No era para menos; la Wizard era la vlvula encargada de liberar toda la presin gaseosa de los desperdicios de la faena de
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33 Septiembre2013
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extraccin. Si los gases no eran liberados con regularidad se corra el riesgo de una explosin inflamable muy peligrosa para toda la poblacin. Su trabajo era proteger a la poblacin, proteger a todos los animalitos para que tuvieran la oportunidad al da siguiente de frerse la cara con un soplete, as que camin, solo en medio de la ventisca (Jack Jude tena fro) hasta el otro extremo del campamento, imaginando las muecas molestas de sus compaeros pensando que alguien no estaba haciendo bien su trabajo y lleg hasta el pozo de liberacin. Al abrir la compuerta de acero el golpe de aire caliente y vapor casi lo tumb. Con dificultad descendi hasta el fondo del pozo y en medio de la oscuridad ilumin el mecanismo con su linterna. El barmetro se haba quebrado y el furioso pitido indicaba que la razn solo poda ser una inminente explosin de gas. De inmediato el pnico le hizo olvidar cualquier malestar trmico. Evalu la situacin: si la presin no era liberada dentro de los prximos minutos todo el entramado de tuberas subterrneas explotara hasta las nubes. Sin perder tiempo se calz sus guantes y comenz a operar la vlvula. Solo unos centmetros para permitir el escape calculado, era tarea sencilla, pero por ms que lo intentaba la vlvula no ceda. Si otros estaban peor, pens, nunca haban llegado a los libros. Haciendo tremendo esfuerzos, sudando en medio del pozo negro en el que se encontraba, asfixiado por el calor sofocante y la presin infame, resollando tras cada vano intento de mover la vlvula incandescente, de pronto record algo. Los grandes demiurgos que haban diseado el campamento haban decidido organizar toda la red de tuberas justo debajo del mismo, de forma tal que su acceso fuera expedito. Lo que no calcularon los brillantes genios de la ingeniera no qumica es que en el raro y poco probable escenario de una emergencia con la liberacin del gas, si las cosas salan mal todo el maldito campamento terminara en las nubes con diosito. La epifana esta vez le lleg a tiempo. En sus manos estaban las vidas de todos los que vivan all; obreros, burcratas, su propia esposa, todos en la palma de su mano. De pronto las imgenes lo acometieron en un torrente y las fuerzas comenzaron a abandonarle a medida que recordaba los aos insufribles que haba pasado atascado en ese agujero del demonio, paleando mierda, tragando mierda, salvndole la vida a un montn de mierdas. Los dedos poco a poco dejaron de presionar el metal hirviendo y el sonido de la aguda voz de su esposa insultndolo todos los das por los ltimos diez aos reemplaz el pitido infernal.
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34 Septiembre2013
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Desde el pozo, en medio del vapor y la frgil estructura de metal frente a l que amenazaba con explotar en cualquier segundo, se tom el tiempo para recordar las caras de todos aquellos que le haban mentido: padres, jefes, amigos, compaeros de trabajo, compaeros de bar, compaeros de escuela, novias, esposa, el hijo de puta que los haba llevado en la Ford azul, el jodido padre de la patria, todos los putos presidentes de ese jodidsimo cadver de pas, Coln y su brjula de juguete, Cesar, Bruto, Casio, Jess, Jos, No, Abraham, Adn, la zorra curiosa de Eva y, por supuesto, el capo de capos, ese que ahora tena a su madre de puta en una parcela hecha de nubes. Todos le haban mentido, todos le haban dicho que si se criaba bien, tena una buena educacin y trabajaba duro la vida sera muy sencilla. Pues no, resulta que te partes el culo trabajando para gente infeliz y miserable y despus te mueres, ese es el ciclo de la vida. Occidente le haba mentido y si bien admiti que quizs a los chinos la historia tambin se los haba jodido, a nadie como a l le haban metido el puo por el ojete y se lo haban sacado por la boca con el dedo del medio levantado. No era cosa de maldad, era cosa de decir la verdad, al menos una vez. Mientras el pozo se remeca a causa de la maquinaria frente a l, se los imagin a todos expelidos por el cielo, explotando en miles de pedacitos de colores como fuegos artificiales. Su celebracin, su irnica celebracin a la vida por todo lo que le haba entregado. Un cielo iluminado en medio de la noche ms oscura que solo l podra ver. Saltaron los primeros tornillos de sus goznes; rpidos como balas rebotaron contra el concreto. La cisterna metlica se estremeci con un aterrador rugido amenazando con explotar en cualquier minuto. l se ri, fuerte, estruendoso como el gas a punto de estallar, agudo como el pitido de la Wizard. Desde el fondo del pozo negro emergi una risa esquizofrnica que a todos en el campamento eriz los cabellos, porque en la pampa nadie se re, nunca. No haba cado la noche an pero el cielo ya estaba cerrado por completo. Nubes negras avanzaron sobre las ruinas y el viejo supo que era hora de regresar. Se puso de pie, se desempolv los pantalones y mir sobre el hombro el lugar una ltima vez antes de regresar a la camioneta. Si solo las quemaduras sanaran tan rpido como la conciencia, pens.
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35 Septiembre2013
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Hacia el interior
OLLIN RAFAEL
36 Septiembre2013
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37 Septiembre2013
FICCIONES
1
Como si el transcurrir de ese momento estuviese diseado de antemano, veo sus hilos enredarse unos con otros. Ahora que aquella parte oscura del tiempo se doblega ante la fuerza de la razn, pequeos eventos misteriosos y arbitrarios me parece que tienen un significado ms profundo y eterno. La memoria es engaosa. Me pregunto si en el rememorar no transgredo las reglas del porvenir, defino lo que antes era indefinible y vuelvo unvoco lo diverso. La historia solo tiene un serio significado a travs de las cosas que no se saben, que no se dicen, de los mrgenes. Lo significativo se queda ah en donde no se puede decir. Nada-ha-pasado. Y lo que se dice se aleja hacia el silencio. A la par que escribo en este extrao diario, bitcora de una desaparicin, veo las nubes avanzar desde el horizonte creando formas caprichosas que no duran ms de un segundo. Las viejas lneas elctricas del hotel no soportan los cambios de tensin y hacen parpadear la tenue luz que ilumina la superficie de madera sobre la que escribo. Junto a la lmpara est el otro diario, el de McNish, que da a da se va convirtiendo en arenilla blanca que se desparrama en mis perneras. Fuera de ese crculo, una negrura azulada lo invade todo. Las formas son como manchas grises sobre otras ms negras que palpitan al ritmo del mar. No estoy seguro de por qu escribo estas pginas pero tal vez sea porque alivian mi soledad. Te narro a ti que lees sobre mi hombro como un fantasma, sin decir nada. Recuerdo que bamos en un viejo coche alquilado que traqueteaba como si ninguna de sus piezas encajase. El cielo estaba tan encapotado que daba la impresin de estar bajo una enorme cpula. A mi lado, ella lea impasible. Al arcn de la carretera le salan grietas como races que amenazaban con reventar el pavimento. A la derecha, un montculo de arena se estiraba hacia adelante ocultando el horizonte y se interrumpa de vez en cuando cortado por caminos serpenteantes que se extendan hacia el mar. Un cartel verde indicaba la cercana del retorno a Valdivia. Saba que estbamos cerca y que en uno de aquellos pasajes pronto tendra que adentrarme.
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38 Septiembre2013
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El hotel era ruinoso desde hace tiempo. Ah nos conocimos. Ella, ms joven que yo, contrastaba en todo conmigo. Yo, delgado hasta lo enfermizo, iba con un libro a todas partes y no soportaba el sol. Mara tena un carcter de alguna forma masculino. Poco a poco se hizo cargo de todo lo relacionado con la cotidianidad. Abandon la carrera de administracin para dedicarse a escribir artculos sobre moda; se le daba tan bien que nos permiti vivir cmodamente. Y aunque en general todo fue bastante feliz, con los aos su carcter se agri contagiado seguramente por el mo. Ella haba sido una breve salvacin. Sin su aparicin habra terminado en algn manicomio o en la singular miseria de las calles y los parques. Recuerdo que los muros exteriores del hotel se descorchaban en cortezas azul plido mientras las hojas del jardn formaban montculos marrones que se agitaban con el viento. La madera de las puertas y las paredes se hinchaba como si quisiera volver a brotar. El suelo de terracota palideca resquebrajado. Al entrar, y despus de imprimir nuestros nombres en un viejo libro de reservas, nos dijeron que seramos los nicos huspedes. La habitacin resultaba decente, limpia y arreglada. Me gust el escritorio bajo la ventana al que acompaaba una silla de mimbre. Me sent y estir las piernas, med las proporciones, centr la silla, me acod. Me inclin hacia adelante, hacia la ventana. Me recost. Estir la mano y alcanc el cordn del que penda el interruptor de la lmpara y clic. La luz parpade y vi intermitentemente mi rostro en la ventana y la playa, pero finalmente se apag y la imagen que termin fijndose fue la que estaba ms all del cristal, la de la playa, en donde haba la figura oscura de un hombre recortada contra el mar. El viento agitaba lo que pareca su largo impermeable. Ahora s, ahora no. Ahora s, ahora nada. En este momento, mientras escribo, tambin hay tormenta. Se ilumina todo y truena la tierra, la lmpara del escritorio vibra brevemente y despus se apaga. Clic, clic, clic. El recuerdo se desdibuja mientras me enciendo un cigarro que fumo viendo cmo la noche envuelve las formas. Yo tambin soy una forma. Debajo, la playa se ensombrece lentamente hasta que la negrura slo me permite distinguir, porque es ms negro que todo lo dems, el costillar de una barca podrida en la arena. La habitacin se vuelve una tumba.
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39 Septiembre2013
FICCIONES
2
Recuerdo que la extraa figura me intrig especialmente. A la hora de la cena, en el restaurante, le pregunt al camarero si haba fantasmas en el hotel. Estaba jugando, no creo en fantasmas, pero intentaba soltarle la lengua y que me contara alguna historia con la que entretenerme, pero mi mujer me interrumpi dicindole que lo mejor que poda hacer era no contestarme porque si no andara por ah molestndolo y adems ella no quera saber nada de fantasmas. Durante aquella primera noche tuve insomnio. Camin de un lado al otro de la habitacin. Encend algunos cigarros y los dej consumirse. Escuch el deslizarse de las olas, di dos o tres vueltas y me volv a levantar. Dos o tres cigarros ms. Encend la televisin y la puse en silencio. Tras un breve rato vindola descubr que las imgenes que se proyectaban en el aparato ya las haba visto hace tiempo, eran de un documental sobre pinginos. No recordaba exactamente de que trataba, lo que si tena presente era el impacto que me haban causado algunas imgenes. Estaba el Polo Sur, fotogramas sepia vibrando, el pasar de la cinta, el traqueteo mecnico y entrecortado. Un hombre con grandes guantes se inclina hacia uno de los pinginos que se mueven a su alrededor, no superan la altura de su rodilla. Al parecer les est dando de comer, la imagen se repite una y otra vez, y no dura ms de diez segundos. Los pinginos viven en comunidades enormes, chocan unos con otros. Para alimentarse, guiados por un olfato finsimo y un sentido de la orientacin asombroso, se dirigen hacia el mar que est a decenas de kilmetros de distancia. Un hombre se inclina, alimenta. Van en fila india, con sus torpes patitas planas golpeando la nieve y las atrofiadas alas agitndose para mantener el equilibrio. Traqueteo mecnico. A veces uno de esos pinginos en lugar de dirigirse hacia el mar, se lanza hacia el interior continental, hacia el abismo nveo. Mar de Wedell, una sombra en la playa. Un hombre se inclina para dar de comer a los pinginos. Y no haba nada que hacer, porque aunque se le volviese a colocar en la colonia, l volvera a dirigirse hacia el interior del continente. Cabeceo. Qu inteligencia converta a aquel ser en suicida, qu pensamientos guiaban sus torpes y pequeos pasos hacia la basta
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40 Septiembre2013
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soledad de un continente vaco, alejndolo de sus iguales en un viaje inicitico del que nunca retornara. Solo una imagen blanca y en el centro una mancha negra. Pingino. Se detiene gira la cabeza, un momento. Me mira, piensa. Aguanta, espera. Continua, se aleja. En la maana del segundo da, el tiempo mejor de pronto y decidimos ir a visitar el pueblo. Recordbamos una pequea iglesia dedicada a la virgen del Remedio. Era una villa de techos rojos que se torcan haca el mar. A la entrada las redes de los pescadores eran medusas enormes y brillantes recostadas en la arena. Ms all podas ver un cementerio completamente blanco que se alzaba en la colina que bordeaba al pueblo. Me angusti la idea de cuerpos bajo tapas de mrmol. Qu soledad tremenda la de hundirte en la tierra tan lejos de casa. En el mercado, encontr una postal en la que estaba el hotel en donde nos hospedbamos junto a los restos de un barco amontonados en la playa y un texto que deca, Day after day, day after day, | We stuck, nor breath nor motion; | As idle as a painted ship | Upon a painted ocean. En la noche el insomnio volvi pero esta vez decid no quedarme en la habitacin. Camin primero por los pasillos de mi planta pero se agotaron rpidamente y me encontr dando vueltas. Despus de un rato y cuando ya me empezaba a dar sueo, encontr una escalera de servicio que comunicaba con la parte de atrs del edificio. Baj uno, dos, tres pisos y cuando llegu a lo que pensaba era la ltima puerta, la que me conducira a la planta baja, descubr que obviamente no me haba perdido. Seguramente me haba pasado un piso y aquello sera una especie de bodega. Haba desde mesas y sillas arrumbadas hasta maletas sucias y libros y revistas, todo ello iluminado por unos pequeos tragaluces opacos y empolvados que apenas dejaban pasar la luz. Cuanto ms avanzaba hacia el fondo del lugar, ms antiguas eran las cosas. Removiendo encontr el diario de McNish. Lejos de la puerta, haba un bal con las correas rodas, la cerradura oxidada y rota como un viejo contenedor de viaje. Dentro haba ropa vieja y apolillada pero tambin una serie de lo que me parecieron libros. A la luz parpadeante de la lmpara de mi habitacin descubr que se trataba de tres antiguos mapas doblados ms una especie de diario en ingls que he ledo muchsimas veces desde aquel da. Traduzco y transcribo solo algunos breves prrafos en este diario. Los cuadernos estn ya bastante daados y no logro entenderlo todo.
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41 Septiembre2013
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11 de septiembre 1930 Cena a las seis, cerdo asado, compota de manzanas y guisantes en conserva, con budn de ciruela. He decidido pasar mi ltimo cumpleaos en este alberge neozelands, el peso de las lentas horas me agobia hasta un punto frentico, aunque sea mejor que la intemperie de los muelles. Hay veces que creo que hubiese sido mejor morir de fro en el hielo que vivir en esta especie de paz mortal. La vida no fue hecha para hombres como yo; ahora, en la miseria me doy cuenta de ello. Las paredes de este monumento a la caridad se derrumban sobre todos nosotros. No soy el nico, pues todos aqu vivimos en la miseria de la compasin. No logramos otra cosa. En su mirada, que es la ma tambin, veo la derrota. 23 de septiembre, No existo, soy un fantasma que arrastra los pies. Mi ausencia ser anotada en una lista larga de otras ausencias. Si muero aqu me quemarn y metern mis cenizas en una caja que despus conformar otra fila en algn almacn con el rotulo: McNish, Harry: 11 de septiembre de 1874 24 de septiembre de 1930 y si tengo suerte en la esquela de algn peridico se dir que un miembro de la Expedicin Imperial Trasantrtica de 1908 muri en la miseria de un alberge para pobres. 24 de septiembre, Me fui muy temprano por la maana, cuando los cuidadores an no haban despertado, no quiero dar explicaciones. La madrugada me estremeci y ver salir el sol me hizo sentirme nuevamente yo. Anhelo el sabor correoso de las focas.
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Me acuerdo que el da siguiente fue como los primeros, la tormenta era de nuevo fuerte y llova sin cesar. Era el penltimo da de nuestras vacaciones y durante la maana Mara no haba querido ni siquiera ir a desayunar; me dijo que estaba a punto de terminar su artculo y que despus tena ganas de darse un chapuzn. Yo, desde que haba encontrado el diario, no poda dejar de leerlo, una y otra vez repasaba las frases de
42 Septiembre2013
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McNish, el papel se deshaca entre mis dedos y abra cada pgina con temor. Y ya que de aquello queda mucho menos de lo que haba, intento transcribirlo desde mi propio recuerdo. 4 de enero de 1931, An soy un hombre fuerte, me doy cuenta porque logro caminar durante largo tiempo sin cansarme. Noto los msculos oxidados, los huesos doloridos, pero a cada paso se estiran y se retuercen despertando del letargo. Vuelvo a ser McNish. Tengo los brazos duros como la madera. Estoy decidido a regresar a la Antrtida y que si quiere me lleve la muerte. Vuelvo a sentir que algo se despierta en m, algo que se parece al deseo. Me embarcar en el primer barco que me quiera, conozco el sistema, s que puedo lograr la confianza de algn capitn. 6 de enero, Fue ms difcil de lo que esperaba, el tiempo ha hecho mella en m, pero por fin he logrado que me admitan en un mercante. Voy como ayudante de cocina, supongo que mis conocimientos de carpintero ya no sirven en esta poca. Cruzaremos el pacifico hasta Chile. 10 de enero, La travesa es dura, los barcos ya no son como los de antes, los marineros tampoco. Lo que no cambia es que siguen siendo malhablados. 1 de febrero, Al amanecer vemos por fin tierra. Nos dirigiremos por la costa hasta el puerto de Valparaso en donde abandonar a mis compaeros. Tengo la intencin de ir hasta La Tierra del Fuego y encontrar algn barco que me lleve hasta las islas Falkland y de ah a Georgia del Sur. Hay balleneros que siguen esta ruta. 10 de febrero, Llevo ya varios das en este hotel de mala muerte a las afueras de Valdivia, he tenido que detener aqu la marcha, estoy enfermo. Apenas poseo fuerzas para escribir, la fiebre es alta. La saliva hierve en mi garganta cuando trago. El viaje me ha pasado factura, despus de todo no soy tan fuerte como pensaba. 11 de febrero Anoche so que estaba en la Antrtida. S que estaba ah porque senta que el suelo bajo mis pies se desplazaba. Senta el rechinar de las capas de hielo que se balanceaban rozndose, escuch el ruido nocturno del lecho marino, el quebrarse del hielo a cientos de kilmetros.
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43 Septiembre2013
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Me despierto escuchando las grietas de hielo abrirse an bajo mis pies. 12 de febrero, An peor. 13 de febrero, He visto al capitn, vino esta noche. Se sent en la silla de mimbre frente al escritorio y desde ah me mir moviendo los labios pero sin que ningn sonido saliese de su boca, aun as supe que estaba recitando algo que siempre deca, alone, alone, all, all alone, alone on a wide, wide sea. Y por un momento pens que estbamos en la isla de Shetland. ste es casi el final del cuaderno de McNish, supongo que al irse de prisa se lo olvid en alguna habitacin, tal vez en esta misma, y despus fue arrumbado junto a sus otras cosas en la bodega que encontr. A veces siento su presencia a mi lado, tal vez es l quien lee este diario sobre mi hombro. El mar golpea tranquilo la noche y la tormenta se ha difuminado, un viento fresco entra por la ventana y escucho el lento replegarse del da.
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Lo que debo contar a continuacin es el espanto que me despert de lo que ahora, desde el recuerdo, me parece el breve instante en el que fui parte del mundo. Recuerdo que en un impulso de felicidad, le propuse a Mara que nos basemos en el mar y ella sin dudarlo acept. Bajamos a la playa y all dud un momento, nunca he sido un buen nadador, pero al verla ya desnuda me desprend de la ropa y la persegu hasta el agua. La tormenta, aunque era menos fuerte que en los das pasados, segua agitando el mar. Nos metimos mientras el resplandor de un relmpago lo iluminaba todo. Durante un momento la escuch a mi lado y al otro la vi ya lejos; la escuch gritar. Intent llegar hasta ella pero al no hacer pie me asust incapaz de seguir. Solo grit, grit y grit. Despus de un rato tiritando de fro volv a la playa. No crea lo que estaba pasando, me pareca una
44 Septiembre2013
FICCIONES
broma, un sueo. Volv la mirada al hotel y vislumbre la luz de la habitacin que habamos dejado encendida y pens, a lo mejor sigue ah, y volv corriendo. A partir de aqu lo que recuerdo ya solo es confusin, palabras nerviosas, gritos, llantos y sollozos que lentamente se van apagando y convirtiendo en psames, apretones de manos, abrazos. Un atad vaco que se hunde en la tierra de un cementerio todo blanco. Otra vez llantos y luego nada, el vaco. De aquello solo han pasado algunos meses y ya todo me parece irreal, dudo a veces de si alguna vez existi. El silencio lo llena todo. En la memoria, y eso me asusta, no queda sino memoria, el relato que yo mismo hago. Cunto ms que nosotros duran las historias, cunto ms se alargan en el tiempo hasta hundirse en aquella remota nada que es la ausencia de los nombres. Sentado frente a esta lmpara de luz incierta, noto que fuera la tormenta comienza a formarse. En el horizonte, la mayora mar, miro con asombro cmo las nubes se vuelven negras, una peculiar vibracin del aire me indica que esta vez ser una tempestad grande. Las palmeras se agitan nerviosas. 15 de febrero, Por fin comienzo a recuperar las fuerzas. En cuanto est listo seguir hacia el sur, no puedo esperar ms, debo continuar el viaje. Las palabras del capitn me vienen a la mente y las repito como si fuesen un conjuro, alone, alone, all, all alone, alone on a wide wide sea
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45 Septiembre2013
BESTIARIO
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de damin cordones
de raquel molina
de raquel molina
46 Septiembre2013
BESTIARIO
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47 Septiembre2013
BESTIARIO
BESTIARIO
CONCURSO GOOGLEPOIESIS
EL GRAJO EN PARAFERNALIA, de Damin Cordones NAUFRAGIO, de Raquel Molina TITANES, de Raquel Molina
Preferira no hacerlo abri una CONVOCATORIA DE MICRORELATOS con las siguientes BASES: * Los microrelatos deban ser enviados a [email protected] en formato .doc o .docx (Windows Word). * Cada microrelato deba estar escrito en un documento aparte y cada documento deba incluir el nombre del autor al final del mismo. * Times New Roman 12, interlineado 1.5, sangra normal, mrgenes justificados. * Mnimo 100 palabras, mximo 1 plana por microrelato. * 3 microrelatos mximo por autor.
El procedimiento de escritura del microrelato deba ser el siguiente: 1.- Ir a www.google.com y seleccionar la pestaa Imgenes en la esquina superior de la pgina. 2.- En la barra de bsqueda escribir una palabra. Puede ser cualquier palabra en cualquier idioma siempre y cuando sea convencionalmente parte de algn registro. No se aceptarn relatos basados en palabras inventadas. 3.- Una vez realizada la bsqueda, seleccionar la primera imagen de los resultados y copiarla en un documento word. El microrelato debe basarse en esta imagen. * Salvo la presencia de la imagen gua, la temtica de la convocatoria era libre. * La convocatoria estuvo abierta un mes, entre el 1 y el 31 de mayo de 2013.
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EL PREMIO: EL COMIT EDITORIAL SELECCION UN MXIMO DE TRES MICRORELATOS PARA SER PUBLICADOS EN LA REVISTA EL ABISMO, LA MIRADA DE LAS MIL YARDAS (N 13) Y EN LA PGINA WEB DE PNH.
48 Septiembre2013
BESTIARIO
El grajo en parafernalia
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DAMIN CORDONES
Marcos peluca rizada amarilla, maquillaje facial gris, sombreado ocular prpura, nariz roja. Marcos peluca rizada amarilla, maquillaje facial prpura, sombreado ocular verde, nariz gris. Marcos peluca rizada gris, maquillaje facial rojo, sombreado ocular verde, nariz roja. Marcos peluca rizada verde, maquillaje facial rojo, sombreado ocular prpura, nariz prpura. Marcos peluca rizada prpura, maquillaje facial gris, sombreado ocular prpura, nariz prpura. Marcos peluca rizada amarilla, maquillaje facial verde, sombreado ocular rojo, nariz amarilla. Marcos asoma su cabeza a travs de las cortinas del teatro a la hora de la siesta. Marcos peluca rizada roja, maquillaje facial naranja, sombra ocular verde, nariz verde. Marcos peluca rizada gris, maquillaje facial gris, sombra ocular prpura, nariz azul. Marcos peluca rizada blanca, maquillaje facial gris, sombra ocular prpura, nariz azul. Marcos peluca rizada blanca, maquillaje facial gris, sombra ocular azul, nariz prpura. Marcos en una masa viscosa ofreciendo nuevas formas para pensar el infinito.
49 Septiembre2013
BESTIARIO
Naufragio
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RAQUEL MOLINA
Restos de naufragio: aquello que se ha podido salvar de un hundimiento pasado, astillas punzantes o tesoros inesperados. La carne que ha sobrado de un banquete en el que los comensales se fueron antes de lo previsto. Vayamos concretando, mejor dicho, vayamos croquetando: todos hemos sido croquetas y tambin hemos cocinado croquetas de pretritos y de condicionales. Las claves de las croquetas sentimentales, como en las croquetas gastronmicas, vienen a ser dos: el estado de la carne, la carne de can no es recomendable, y el tiempo de preparacin, hay croquetas hechas de sobras, que acabas echando de menos.
50 Septiembre2013
BESTIARIO
Titanes
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raquel molina
Te creas un titn pero en tiempos de desidia hasta los titanes flaquean y te preguntas si mereces tanto castigo. Escuchas voces lejanas y te consuelas pensando que otros titanes tambin sufrieron. Fuiste a comerte el mundo y ahora que se te ha cado encima, te pesa demasiado. A los que intentaron cambiar lo establecido, el poder les come hasta las entraas. Pero eres paciente, con un esfuerzo titnico esperas que alguien te alivie el peso de la carga de tu alma y piensas en lo que diran aquellos titanes en sus agonas infinitas: -Lo que hay que aguantar dira Atlas. -Bueno, hay que hacer de tripas corazn le respondera Prometeo.
51 Septiembre2013
FICCIONES
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52 Septiembre2013
FICCIONES
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53 Septiembre2013
INTERLUNIO
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sin ttulo ley de vida carta del remador de tejados la mirada de los mil metros
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de esmeralda barreyro
de javier lerena
de julio g.
de fernando atienza
54 Septiembre2013
INTERLUNIO
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55 Septiembre2013
INTERLUNIO
Sin ttulo
ESMERALDA BARREYRO
Uno no debiera abrazarse a una silla cuando ya es de noche y suenan los postigos movidos sin misterio. Uno no debiera. A veces lo intento comerme el pecado cerrar bien los ojos y esperarlo adentro. A veces lo intento. Ceirse a la risa, escudo perfecto, tibio en los debates, clido entre amigos cuando slo pasa la vida. Ceirse a la risa. Ese es el camino de los que saben la mentira, de los que tienen, lejos del dolor, la famosa mirada, y en el tremendo agujero al que se asoman sin tregua se abre ante ellos el poder de intentar acabar riendo. Es ese el camino.
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56 Septiembre2013
INTERLUNIO
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Ley de vida
JAVIER LERENA
Un nio come tierra en el parque. Sus labios sucios olvidan el empalago de la leche. Mastica y crece a la altura de su madre, casi sin recuerdos.
57 Septiembre2013
INTERLUNIO
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58 Septiembre2013
INTERLUNIO
Buenos das, soy un remador de tejados. Qued varado abrindome paso por este casquete polar de piedras sin caras ni nombres. El techo se ha convertido en una isla y mi embarcacin qued inutilizada, principalmente, por la falta de tejas. El cielo a medio quebrarse segua derramndose hacia arriba.
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Estoy pasando mucha hambre, me faltan tanto los gatos! la noche que ovillan en sus paseos, y dejan como despojos de una blusa en las canaletas. No me estoy lamentando, slo estoy a la espera. Quera avisarte con una carta area, por si sabas dnde podra verter toda mi tristeza.
59 Septiembre2013
INTERLUNIO
I Hubo un tiempo magnfico no har mucho de ello quiz hayan pasado los aos. Es nada (si lo comparas) es nada. No queramos aprender nadie nos lo hubiera quitado de la cabeza que no exista un manual y s la sala de un caf de la que (prometo) os hablar luego. De noche huamos de las casas para llamar desde la estacin a nuestros amigos. A ellos que no dorman a ellos que no pegaban ojo. Los oamos descolgar siempre apresurados (casi sin aliento) con sus voces roncas por los efectos de algn tranquilizante.
II Los oamos descolgar y era todo imaginarlos en la penumbra de un pasillo con sus libros de poemas bajo los brazos esquelticos. Era todo imaginarlos all de pie tan apuestos incluso en calzoncillos. Nunca pudimos despedirnos nunca fue que escucharon final alguno. Hiciramos lo que hiciramos siempre se cortaba la comunicacin un segundo antes de conseguirlo. Siempre se cortaba. Ya en silencio nos quedbamos abrazados a la mano de un telfono ya en silencio congelados muertos de fro.
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60 Septiembre2013
INTERLUNIO
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61 Septiembre2013
TUBO DE ENSAYO
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62 Septiembre2013
TUBO DE ENSAYO
atrapados en el hielo
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63 Septiembre2013
TUBO DE ENSAYO
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Despus de la conquista del Polo Sur por el explorador noruego Roald Amundsen, quien aventaj a la Expedicin Britnica al mando del conocido capitn Robert Walter Scott solo por un estrecho margen de das, restaba solo un gran objetivo en la Antrtida: la travesa del continente de mar a mar, pasando por el Polo. El capitn Ernest Shackleton quiso ser el primero en lograrlo pero no poda hacerlo solo. Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Fro extremo. Largos meses de absoluta oscuridad. Peligro constante. No hay seguridad de volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de xito. Con este anuncio tan escalofriante como cautivador, el 1 de enero de 1914, Shackleton haca pblica la convocatoria para reclutar a los hombres que formaran parte de su expedicin a bordo del Endurance. Recibi una avalancha de solicitudes.
64 Septiembre2013
TUBO DE ENSAYO
El 8 de agosto de 1914 el Endurance zarpa del puerto de Plymouth. Est a punto de estallar la Primera Guerra Mundial y Shackleton ofrece su barco a Inglaterra pero recibe una lacnica respuesta a su telegrama: Proceda. Llegan a Buenos Aires y el 26 de octubre se dirigen hacia Georgia del Sur, el puesto ms meridional del Imperio Britnico, donde se ocupan de los ltimos preparativos y absorben conocimientos sobre las desconocidas aguas del mar de Wedell, solo transitadas por los capitanes balleneros que all residen. El 5 de diciembre el Endurance pone proa al sur; el 2 de enero de 1915 ingresan en un banco de hielo viejo y grueso y el 20 de enero el barco se encuentra completamente encayado. A partir de aqu, empieza una lucha por la supervivencia -una proeza mayor que atravesar la Antrtida-, que est narrada con maestra en el documental Atrapados en el hielo y en Sur, el libro testimonial que el propio Shackleton escribi. Parecemos estar yendo a la deriva, impotentes, hacia un extrao mundo de irrealidad. As vivieron largo tiempo, perdidos en la inmensidad de la banquisa, movindose a su capricho, fascinados por los juegos de luz y el ruido que provoca la presin del hielo.Tmpanos y placas suben violentamente hacia el cielo y adoptan las formas ms fantsticas y distorsionadas. Trepan, temblorosos, y se desparraman en extensas hileras a diferentes niveles, luego se contraen y se desploman, y slo dejan un incierto y vacilante borrn que viene y se va. Enseguida, el borrn se hincha y crece, adoptando alguna forma hasta que presenta el reflejo invertido perfecto de un tmpano en el horizonte. Cerca del tmpano la presin hace toda clase de sonidos extraos. Omos un golpeteo como de martillo, gruidos, gemidos y chirridos, tranvas elctricos pasando, pjaros cantando, teteras hirviendo ruidosamente y un ocasional crujido como un gran trozo de hielo liberado de la presin que de pronto salta y se da la vuelta. La banquisa va girando en direccin noroeste lo cual ayuda a devolverlos a las orillas del mar de Wedell. Despus de 492 das sobreviviendo en el hielo, Shackleton y sus hombres se lanzan a sus aguas sobre los botes salvavidas del Endurance. Tras cinco das a la deriva, arriban a la Isla Elefante, un lugar fuera de toda ruta martima donde resulta imposible el rescate de la tripulacin. Es por eso que el capitn decide emprender un viaje de 1300 km hacia Georgia del Sur en una embarcacin precaria, en compaa de Harry McNish, el carpintero de la expedicin, y Frank Worsley, un intuitivo marinero que se encargar de dirigir la ruta. Zarpan el 24
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65 Septiembre2013
TUBO DE ENSAYO
de abril de 1916 y llegan a la isla de los balleneros el 9 de mayo, tras haber sorteado constantes tormentas marinas y haber podido realizar tan solo tres mediciones. Con los clavos de la embarcacin apuntalan ahora sus botas para no hundirse en la nieve. El capitn y sus dos compaeros avanzan rpido por la encrespada isla de Georgia del Sur para alcanzar los balleneros que estn al otro lado, pero a pesar del ritmo imparable, la noche les sorprende en la cima. Toman aliento pero las temperaturas son tan bajas que permanecer all significa morir, algo trivial despus de haber vivido durante ms de dos aos en un abismo ms acusado que esta ladera imperceptible que se tiende bajos sus pies. Enrollan sobre s mismas las cuerdas con las que han ido salvando la fragosidad del terreno y las convierten en improvisados trineos con los que se abrirn camino a la vida o la muerte, no se sabe. As que Shackleton, McNishy Worsley se arrojan por la pendiente de roca y se sorprenden rindose a mandbula batiente mientras atraviesan el vaco con una sensacin de ingravidez que aligera y desprende la carga de sus cuerpos impertrritos. Despus de unos segundos son devueltos al hielo. Estn prximos los balleneros donde se entrenaron antes de adentrarse en las difciles y desconocidas aguas del mar de Wedell que los conduciran al sur. Shackleton y sus hombres, contra todo pronstico, vivos, llaman a las puertas de la civilizacin y al abrirlas, los pescadores encuentran unos rostros envejecidos y devastados donde los ojos flotan an perdidos por la llanura abisal del hielo. Han pasado casi tres aos y los balleneros son incapaces de reconocer al apuesto capitn y a sus hombres que entonces llegaron desde Inglaterra para emprender la conquista del Polo Sur. Eran 28 tripulantes, tres han regresado y 25 continan an el naufragio. Todava les parece imposible haber podido llegar desde all hasta Georgia del sur. Ahora deben buscar ayuda para rescatar al resto de hombres que viven en la estrecha orilla de la isla Elefante, vilipendiados por el temporal que los obliga a atrincherarse en la convexidad de una barca que los hacina y los protege de la muerte inminente, debilitados por un periplo donde el sufrimiento parece interminable. Lograrn salvarse? De la muerte s, de la vida, quin sabe. Aos ms tarde, Schackleton regresa al sur con algunos de sus hombres con el pretexto de una expedicin de objetivo incierto, muere y es enterrado bajo el hielo de Georgia del Sur por peticin expresa de su mujer, a quien una vez escribi: a veces pienso
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66 Septiembre2013
TUBO DE ENSAYO
que no s hacer nada ms que estar lejos, en lo desconocido. Sus hombres continan el viaje y al pasar por la Isla Elefante les invade una inesperada nostalgia que cobra sentido en las palabras del diario del capitn: Habamos visto a Dios en sus esplendores, odo el eco de la naturaleza, habamos llegado al alma desnuda del hombre.
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67 Septiembre2013
yo estuve all
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68 Septiembre2013
yo estuve all
cenital
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69 Septiembre2013
yo estuve all
Cenital es una novela post-apocalptica publicada el 2012 por el espaol Emilio Bueso. Como tal, viene a engrosar las filas de un sub-gnero de la ciencia ficcin que ha gozado de mucha popularidad durante la ltima dcada en el mercado norteamericano y global con producciones y adaptaciones de muy alto calibre, lo que a su vez tambin ha significado un progresivo descenso en la calidad de las mismas. Es necesario, por tanto, una cuota de escepticismo y crtica al enfrentarse a cualquier produccin de este tipo pues las narraciones post-apocalpticas de los ltimos 20 aos, agotadas a golpes de temas reiterativos y lugares comunes, no han hecho ms que alienar a los lectores y fanticos del gnero. Qu tiene Cenital para ofrecer en un mercado que se vuelve cada vez ms formulaico con los aos? Abre la novela con un escenario que por conocido carece de excepcionalidad. Es el planeta Tierra en ruinas, o ms precisamente, la civilizacin occidental postmoderna arruinada. En trminos geogrficos y escnicos nada nuevo hay aqu; las mismas calles vacas y ciudades abandonadas que ya se han visto tantas veces desde los aos ochenta. Solo cuando nos acercamos a la homnima ecoaldea Cenital, refugio de unos cuantos supervivientes de la hecatombe, es cuando se revela la apuesta nueva de Bueso. Cenital es descrita por el autor como una comunidad ecolgica ubicada en medio de las montaas en alguna parte no especificada de Espaa. El tiempo de la narracin es un futuro cercano y ucrnico en donde el petrleo se ha agotado, trayendo consigo el caos y la cada de la civilizacin occidental. En este espacio idlico, mitad tribal, mitad lowtech, los habitantes de la nueva Espaa han aprendido a vivir en comunidad y a reciclar todo lo que les es posible con tal de seguir existiendo. A la cabeza del grupo est Destral, protagonista indiscutible de la novela, y su mano derecha, Agro, una especie de neo-hippie shamanstico encargado de los cultivos y el trabajo con la tierra.
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70 Septiembre2013
yo estuve all
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A medida que avanza la novela se nos presenta al resto del elenco de habitantes, una gran gama de seres humanos que van desde un ex militar apesadumbrado hasta una nia muda traumatizada que vive en la basura a las afueras de la aldea. Todos los personajes destilan una personalidad nica que lamentablemente solo llegamos a conocer de forma superficial durante los captulos especficos dedicados a sus historias personales. Ms all estas breves ancdotas, algunas ms depuradas que otras, salvo por Destral y Agro, el resto de los habitantes de la ecoaldea se acercan a cumplir el papel de extras en una produccin flmica norteamericana.
71 Septiembre2013
yo estuve all
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Desechables y desechados, su presencia pasa a ser rpidamente parte de la escenografa de cartn que envuelve a la obra. El protagonista, sin embargo, recibe una atencin especial. Es posible argumentar que toda la novela gira ms en torno a este y a sus ambiciones personales que a la ecoaldea misma o el posible futuro de la civilizacin, lo que en s no es algo negativo. Es notoria la voluntad de Bueso por generar personajes interesantes, an si son completamente superficiales, siendo Destral su mayor apuesta en este sentido. Su funcin como protagonista es la de ser el actor transversal a la narracin y pibote de la mis-
72 Septiembre2013
yo estuve all
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ma y sus tres tiempos narrativos, todos involucrados en mayor o menor medida con su figura. El resultado es una efectiva profundizacin en el carcter del personaje, relazando su relieve, aprendizaje y evolucin, a costo de un trato equivalente con el resto de los personajes, tristemente reducidos a una sola nota o caracterstica distintiva explotada por Destral para su provecho personal. A partir del enfoque narrativo en la historia del protagonista nos enteramos de la gnesis del proyecto ecolgico antes de la crisis petrolfera, de su pormenorizada discusin y planeamiento as como del procedimiento
73 Septiembre2013
yo estuve all
de reclutamiento de los primeros inversionistas y habitantes. Todo esto acompaado de las constantes meditaciones personales de Destral, presentadas al lector en forma de threads de blogs publicados en internet antes del apocalipsis informtico/social, casi conformando una corriente de la consciencia paranoide y demaggica. Y es esa quizs la debilidad ms fuerte de Destral: su tendencia a adoctrinar a los dems de forma tan evidente y violenta literalmente: uno de los futuros habitantes de la ecoaldea es reclutado a la fuerza que no llega en ningn momento a cumplir con las expectativas que la narracin le asigna como hombre inteligente y astuto. Carente de la personalidad atractiva y magntica de un lder, Destral se nos revela ms como un tirano en proceso de aprendizaje, un proceso que si bien es gradual, Bueso extiende ms all de lo necesario, eliminando la nica sorpresa de su aventura en una revelacin que poco y nada tiene de interesante ni sorpresiva. Una vez establecido el marco narrativo y la estructura de la novela (pasado pre-apocalptico, presente post-apocalptico y narraciones atemporales en forma de threads de blog), la fbula comienza a avanzar lentamente hacia el encuentro de Destral con el gran antagonista de la narracin, Mximo. Es este encuentro en donde Bueso decide jugar sus cartas ms fuertes, recreando un debate filosfico-poltico profundamente simplista entre los dos lderes, smbolos cada uno de diferentes vas de progreso y civilizacin Mximo de la sociedad guerrera del consumo y el dominio del ms fuerte, Destral de la sociedad ecolgicamente responsable y presumiblemente democrtica y pacfica. Con el movimiento de Destral en el territorio de Mximo se produce un cambio total en la escenografa que por breves momentos llega a destellar un brillo de cruda originalidad realista en el imaginario hasta entonces estril y plagado de lugares comunes de la Espaa post-apocalptica. La idea del encuentro con el Otro es interesante, si bien su propuesta es abrupta y poco sutil. Los argumentos son claros y efectivamente llevan a una interesante discusin respecto al papel de la violencia y la convivencia humana, recordando as a ratos las posiciones contrarias de Hobbes y Rousseau frente al salvajismo. Es lamentable, entonces, que la resolucin del conflicto sea llevada a cabo por medios tan absolutamente trillados como los que escoge el autor llegado el momento de la conclusin (a saber, violencia pura
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74 Septiembre2013
yo estuve all
y dura para ambos bandos) negando as todo el impacto narrativo de la discusin previa, tan cargada de ideologa y discursos filosficos, con el giro narrativo ms evidente y simple de todos. En resumen, Cenital parece una oportunidad perdida. Prcticamente ninguna de las ideas tras la propuesta narrativa son realmente originales y algunas llegan a parecer especialmente inverosmiles, como la cuestionable causalidad lgica tras el agotamiento de un recurso natural que todo el mundo sabe que se va a agotar y su oscuro vnculo con la repentina implosin social de Occidente. Esto se vuelve an ms grave por el hecho de que, salvo por pequesimos intervalos narrativos dedicados a los aos directamente posteriores a la catstrofe, tenemos muy pocas explicaciones de cmo, efectivamente, se desmoron la sociedad. Bueso aplaca este espacio en blanco con el tratamiento serio que le da al tema de la escasez y la profundidad con la que aborda, desde una perspectiva sociolgica, las posibles consecuencias de una vida en una comunidad post-apocalptica, modificando sutilmente el punto de vista desde la catstrofe misma a sus consecuencias. Indudablemente la seccin ms fuerte de la obra se encuentra durante el ltimo tercio, especialmente en el encuentro entre Mximo y Destral en donde se revelan mltiples vas alternativas para la convivencia y la reconstruccin social entre diversos modos de produccin. Que la resolucin sea la ms obvia y clich posible, solo revela una ms de las tantas oportunidades perdidas por el autor de revitalizar el gnero. Por ltimo, vale la pena leer Cenital a la luz de su propia constitucin: como producto cultural del siglo XXI que reconoce, recoge y recicla a consciencia muchos de los tpicos, espacios, temas y recursos de un gnero que ha sido ms que explotado durante mucho tiempo. Salvo escasos referentes culturales, un poco de jerga y de vez en cuando alguna mencin geogrfica, nada hay que revele a Cenital como una novela particularmente espaola. Es temtica y estilsticamente tan consciente de su pertenencia al mercado globalizado que ni si quiera intenta rebelarse contra este ni renovarlo por ninguna va, en cambio, abraza su constitucin homogeneizada a fuerza de tropos hollywoodenses e incluye a Espaa entre el repertorio de pases cuyo temor apocalptico ms grande es imaginar a Europa convertida en frica Central, el terror a la incivilizacin de un Primer Mundo tan inverosmil como el que Bueso destruye en esta novela.
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75 Septiembre2013
yo estuve all
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76 Septiembre2013
yo estuve all
Les seqeles de la guerra deixen empremptes que no sesborren fcilment. Sobre el collectiu i sobre lindividu. En aquest sentit, una de les que ms ha afectat, en tots els sentits, a vries generacions de persones a tot el mn, pel seu impacte global i cost hum de vides, ha estat la Segona Guerra Mundial. Literriament tamb sha escrit, i molt, sobre aquest conflicte i tota la seva tragdia: Anna Frank, Primo Levi, Vassili Grossman, Sven Hassel, Gunther Grass, i un llaguissim etctera. Tots els punts de vista han estat coberts: vctimes de tots els bndols, combatents, botxins, supervivents, genocides i alliberadors. Recordar, o ser capa de posar per escrit, la prpia experincia en una guerra no sempre s fcil. Generalment, com en els casos anteriors, hi ha la voluntat de denncia del genocidi, la redemptora del que ha dut a terme o perms atrocitats, o la simple crnica. Poques vegades, per, mhavia trobat davant duna obra que combins la narraci de la tragdia amb un punt de vista tan irnic i carregat dhumor negre com el que ens presenta Kurt Vonnegut a Matadero Cinco. Kurt Vonnegut (1922-2007), escriptor nord-americ dascendncia germnica, sallist a lexrcit (106 Divisi dInfanteria) i caigu presoner dels alemanys durant la Batalla de les Ardenes. Dall fou condut a la ciutat de Dresde, on fou testimoni de lenorme bombardeig aliat (febrer 1945) que caus unes 25mil victimes. I aquest fet el marc per a la resta de la seva vida i de la seva obra. Matadero Cinco, era precisament el nom de ledifici (Schlachthof Fnf), un antic escorxador, on Vonnegut es refugi i salv la vida enmig de linfern. Aquest fet ser lepicentre entorn el qual i per al qual girar tota lobra, malgrat que el succs en s mateix sigui noms abordat amb petites pinzellades. I aix perqu? Vonnegut, amb aquest relat marcadament autobiogrfic decid trencar amb els tpics i amb les estructures habituals de la novela de lpoca, i amb una estructura esbojarrada, i un llenguatge entre cndid, pessimista, cnic, i amb grans dosis de llunatisme, aprofita lexcusa que li dona la seva prpia experincia per retratar lestupidesa humana, mesclant la cincia ficci i lhumor negre amb la crtica social ms dura. Aquesta obra s literatura de labsurd interplanetria.
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77 Septiembre2013
yo estuve all
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Tot plegat s absurd, no sembla que hi hagi aparent motiu o explicaci per a res. La guerra s absurda per se, els personatges sn tot menys heroics, les situacions blliques o de rereguarda sn dun pessimisme i cinisme que recorda a Cline; els viatges en el temps, amb el sentit direccional duna centrifugadora, o la visita abduida al planeta Trafalmadore, que provoca un cert sndrome dEstocolm alhora que serveix de talaia per veure els mals endmics del nostre planeta. s un llibre estrambtic, doncs, que es podria considerar cincia-ficci amb grans dots, com diu Vonnegut mateix, desquizofrnia. Aquest gnere literri, sovint relegat a la categoria friki i bviat pels mdia i el mainstream (i sort que en t), no obstant ens pot arribar a ajudar a entendre molt millor... ms que entendre molt millor (que tamb), a oferir crtiques molt ms cides dels mals de la nostra societat que tota la riuada de literatura realista, que se les pretn de transcendent per amb un tuf dautoajuda que fa venir basques. Jo, humilment, munir a la creixent host de frikis i ulleresdepasta postmoderns i reivindicar aquest autor. Vonnegut s a la categoria dels primers espases com Orwell, Bradbury, Huxley, Capek o Burgess. s bo, i est com una puta cabra.
78 Septiembre2013
Si preferiras haber escrito para Orsay, Letras Libres, el suplemento del Pas o cualquier otro lugar donde te pagasen y en cambio ests en el ndice de autores de Preferira no hacerlo..., este no es momento de lamentarse y s de enviarnos tu biografa (y enlace a blog o web si tienes) y una foto o imagen representativa a nuestro correo electrnico: [email protected] Gracias a esta informacin completaremos tu perfil de autor, ganaras fama y podrs ascender a primera divisin con Villoro, Vila-Matas y compaa.
Septiembre2013
COLABORADORES
DAVIDE LOMEZ
Nac en la Ciudad de Mxico en 1985 y viaje con mis padres por el pas durante ms de una decada, desde entonces es la ciudad a la que amo volver. Estudie diseo grco y me especialic en diseo editorial, en el 2011 viaje a Barcelona para estudiar un master y los libros y revistas se volvieron mi pasin, lo mismo que la fotogra, la danza, las pelis, los perros, la comida, los cocteles, viajar, cocinar, bailar, ir al teatro, los conciertos, las nias... y todo lo que implique algo nuevo. Es por eso que el diseo es mi ideal, porque en cada proyecto tengo la exigencia de aprender algo nuevo, de no estar comodo y de no dejar de moverme, y al mismo tiempo puedo dejar un poco de mi, que al paso de los aos me permita ver quien era, como era, que pensaba y cuanto he cambiado.
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JULIO G.
"Nadie importante, como todo el mundo".
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Septiembre2013
COLABORADORES
CRISTIAN RUBIO
Cristian Rubio Villar naci el ocho de junio de 1981 en Barcelona. Licenciado en Historia en 2009 por la Universidad Autnoma de Barcelona, ha cursado, tambin, provechosos estudios de escritura creativa, relato, guin y archivstica. Actualmente es un hermoso becario de 32 aos. Ha obtenido algunos premios por sus relatos como el Primer premio en el XXI Certamen Literari de Nou Barris, dos veces el premio al mejor autor menor de 25 aos en los XXV y XXVI Concurso de Cuentos Villa de Errentera, 1er premio en el Certamen Literari Francesc Candel (narrativa histrica), finalista en XVI Concurso de relatos cortos Juan Martn Sauras y 1er premio de relato en el II Certamen Literari Grup dOpini mfora. Cristian Rubio Villar habl una vez en pblico, vio a sus abuelos en platea y se emocion. Cristian Rubio Villar ha perdido el conocimiento cuatro veces en su vida recobrndolo no una, ni dos, ni tres sino cuatro veces.
G.S.
Virgo, le gusta el color negro, el anim, el debate, los videojuegos, la ciencia ficcin, la naturaleza y los
animales. No le gusta la raza humana, las ciudades, el olor a alcantarillado y las clasificaciones. Viene de ninguna parte y va quin sabe a donde.
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OLLN RAFAEL
(Xalapa, Mxico, 1983) Licenciado en historia, en la actualidad prepara su doctorado en Teora de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad Autnoma de Barcelona, con la que aburre a todos sus amigos, pero ms a sus enemigos, La disolucin del sujeto en la literatura postm...zzzzz. Cuando escribe ficcin intenta alejarse de ella pero no lo logra y crea relatos cada cual ms aburrido y confuso. Es coeditor de la revista digital de creacin literaria Preferira no hacerlo, ha publicado diversos textos en sta y otras revistas.
81 Septiembre2013
COLABORADORES
J. DAMIN CORDONES
Damin Cordones (Arjonilla, Jan 1980) ha escrito los libros de cuentos Algunos seres plmbeos, Ludos, ocio, gandula y Clarividencia. El volumen de novelas cortas Lugar baldo en cabeza humana. El libro de microrelatos mphalos. Las obras de poesa tituladas Fabuloso cnit y Zerebro y las novelas Ornitorrinco y Brste.
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RAQUEL MOLINA
Nac en 1990 en Lleida. Soy filloga hispnica y estudiante de Filologa Catalana. De la literatura breve me atrae su ambivalencia: coquetea con la eternidad utilizando la fugacidad. Lo bueno, si breve, dos veces bueno, es cierto, pero todos tenemos esa pretensin divina de querer convertir lo bello en eterno. Si queris leer otros de mis microrelatos os invito a entrar a: http://raquelmolinaangulo.blogspot.com.es/.
ESMERALDA BARREYRO
Estudiante de Filologa Hispnica en la Universitat Autnoma de Barcelona. Dedica las horas que el estudio le deja libres a escribir en las paredes.
Septiembre2013
82
COLABORADORES
JAVIER LERENA
Licenciado en Filosofa, ha dedicado su vida profesional a al sector audiovisual. Actualmente trabaja como crtico de cine en una televisin pblica espaola. Particip en la antologa Manos a la obra, dos (Fuentetaja, 2011). Sus poemas han sido publicados en distintas revistas: Buenos Aires Poetry, Letralia, Palabras diversas, Almiar, etc. El prximo Septiembre poemas suyos aparecern en la antologa 24 poetas tmidos (Amagord). En la actualidad ultima su primer poemario.
FERNANDO ATIENZA
Naci en Barcelona en 1982 y ah sigue, quieto como un clavo. Se le pasa la vida viendo pelculas antiguas y haciendo llamadas perdidas a sus ex. Subsiste sin empleo conocido, gracias a la beca Dolores Molina y a que come poco y siempre de prestado. Su poemario La mirada de los mil metros forma parte de un ambicioso plan para conquistar el mundo. As le va.
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INMA PONCE
Inma Ponce naci en Badajoz en 1986. Desde entonces aspira las s y las j, delatando su ascendencia meridional, lo que a menudo resulta motivo de extraamiento y conversacin en el septentrin de la Pennsula. Toc el violoncello durante algunos aos. Comenz Fsica en la Universidad de Extremadura, pero pronto la abandon para trasladarse a Salamanca a estudiar Filologa Hispnica. A da de hoy sobrevive en Barcelona dando clases de espaol para extranjeros. En su tiempo libre intenta escribir para Preferira no hacerlo pero la mayora de las veces cae en la procastinacin: leer y ver lo que recomiendan otros, preparar clases para guiris, el inmenso mundo de la red, la cocina y las ucronas absorben preferentemente su tiempo. Tiene tendencia al refrn y a expresiones que solo entienden en su casa; cree firmemente en la necesidad del punto y coma.
83 Septiembre2013
COLABORADORES
JORDI SELLARS
Segons les crniques va nixer accidentalment a la Ciutat Comtal fa uns 29 anys, per es reubic un dia desprs a la sagrada gara Imperial. Fascinat per tot all estrany, lluny i/o en runes, entafor ben aviat el seu nas en llibres dHistria i de viatges, cosa que lacab precipitant a la carretera. Els seus periples, lluny de ser epopics, li han portat no pocs maldecaps, per tamb algun triomf, com ara linesgotable desig de conixer ms i ms, cada cop ms inclinat, coses de la vida, cap als mns de larrs, les espcies i els menja-tallarines, alhora que sembarc en latzucac de la llengua de Confuci. Pensa que per a escriure, abans sha de llegir, per aix, com algun dels seus autors lloats, prefereix llegir abans que escriure. A tot estirar, escriu sobre el que han escrit els altres, reflexionant lluny dels fangars acadmics, tal com ho faria, reprenent la seva devoci per tot all arcaic, un Neandertal.
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84 Septiembre2013
COLABORADORES
PRXIMO NMERO
Y en el nmero 14 de Preferira no hacerlo hablaremos de LA CIUDAD Marco Polo, el gran viajero veneciano que uni oriente y occidente, le habla a Kublai Khan de las ciudades que ha visitado mientras este lo escucha fascinado pues, aunque no le crea del todo, en esas descripciones consigue discernir la filigrana de un diseo tan sutil que escapaba a la mordedura de las termitas escribe talo Calvino. El Khan logra ver a travs de las calles, las torres, los palacios, la estructura del mundo. El gran emperador intuye que la tierra est hecha de sueos y ciudades invisibles.Samarcanda, comienza Marco Polo, es una de las ciudades ms antiguas y hermosas de la tierra, sus jardines y palacios se elevan como la ligera bruma que en las maanas del verano se alza de las fuentes llenando las calles de las que va desapareciendo mientras el da avanza y los comerciantes se apresuran para abrir sus tiendas. Es una ciudad de grandes riquezas pero en dnde la pobreza es vista como un smbolo de sabidura. Se dice que en Samarcanda la locura es una virtud, continua el navegante, pues en ella todo toma forma.Durante horas, el viajero contina, mientras las sombras del palacio se vuelven ms espesas, tanto, que al final solo queda la voz que parece salir del sueo del Khan. Quienes van con Marco Polo saben que el viajero ni siquiera se acerc a la ciudad, pero ya nada de eso importa. As el Khan va cayendo en un profundo sueo en el que recuerda los versos de Jayyam: no trates de lograr la dicha, que la vida/ Dura lo que un suspiro. El polvo de Djemischid/ Y Kai. Kobad, al sol bailan en remolino. / La vida, el mundo, solo son ficciones y sueos.Porque somos hijos de un tiempo en el que lo oculto ha pasado de estar contenido en las regiones ignotas de la geografa a encontrarse encerrado en el interior del ser, creemos que la ciudad constituye uno de los temas literarios ms significativos. Creemos que lo extrao al pasar de estar en el mbito de lo salvaje y lo natural a encontrarse en las intersecciones, en las lneas rectas, cortantes y pesadas de lo salvajemente civilizado abri nuevas rutas de la narracin. Lo secreto se traslad del bosque a la cristalidad ptrea de los rascacielos y ya en nuestras pesadillas, incluso en las peores, el sitio de la confusin y la prdida ya no tiene la forma del secreto rural sino la de las calles vacas de ciudades sin nombre que se inclinan bajo la sombra de enormes chimeneas industriales de las que emerge un humo sucio y amarillo que vuelve plmbeo el cielo.Pensemos en cmo hemos pasado de contar preeminentemente historias de viajes, en donde el viaje geogrfico constitua el motor de la narracin, como en el viaje de Ulises, a narrar el trayecto interior de un personaje a travs de las calles de Dubln, o la violencia salvaje de Ciudad Jurez, o las ciudades invisibles de Calvino. Qu nos atrae de las ciudades? Qu constituye una ciudad? Cul es el hilo que une las primeras ciudades mesopotmicas con la ciudad del futuro? Ur, Babilonia, Samarcanda, Barcelona, Santiago, DF. En el prximo nmero de Preferira no Hacerlo proponemos como tema central la ciudad como espacio, como tema, como pesadilla, como anhelo, como una parte ms, interna o externa, de lo que constituye al ser humano. A partir de ah, cualquier cosa es posible. Esperamos vuestras colaboraciones desde ya mismo hasta el 30 de octubre de 2013. Enviadlas al correo de la revista: [email protected]
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85 Septiembre2013
COLABORADORES
PrefeririaNoHacerlo.com
8 6 Septiembre2013
COLABORADORES
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AO IV
AGOSTO 2013
NMERO 13
ILUSTRACIONES Y PORTADA: Leyre Castro Ramos DISEO: Davide Lomez EDICIN WEB: Enrique Bartleby ASISTENCIA INFORMTICA: Oscar Rubio Jess Valenzuela.
DIRECTOR: Enrique Bartleby CONSEJO DE REDACCIN: Inma Ponce Laia Pajuelo Olln Rafael Cristian Rubio G.S. Julio G. Alfredo Gzman
87 Septiembre2013