Carlos Emilio Ham-Stanard-Trípode Homilético
Carlos Emilio Ham-Stanard-Trípode Homilético
Carlos Emilio Ham-Stanard-Trípode Homilético
El Trpode Homiltico
Una gua para predicadores laicos
Carlos Emilio Ham-Stanard ISBN 959-7073-09-9 Esta publicacin se realiza gracias al apoyo de la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos Producido por el Departamento de Comunicaciones del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) Inglaterra N32-113 y Mariana de Jess Telf.: (2593) 2553 996 / 2529 933 Fax: (2593) 2568 373 Casilla 17-08-8522 E-mail: [email protected] Home-page: www.clai.org.ec
Diagramacin: Amparo Salazar Chacn Portada: Ivn Balarezo Prez Segunda Edicin Noviembre 2003 Quito, Ecuador
A mi madre Kathleen y a mi padre Adolfo, quienes me ensearon a amar y a servir a Dios y al pueblo; a mi esposa Tania, fiel compaera en la vida y en el ministerio cristiano; a mi hija Frida y a mi hijo Emil, fuentes de inspiracin; a mi Iglesia Presbiteriana-Reformada en Cuba, a la cual sirvo como pastor y de la cual he aprendido ms que de mis libros.
Contenido
Prlogo Introduccin Prefacio I. EL TEXTO BBLICO (ESTUDIO E INTERPRETACIN DE LA PALABRA) 1. La autoridad bblica 2. La exgesis y la hermenutica 3. La hermenutica latinoamericana y caribea 4. La hermenutica feminista 5. Preguntas de la gua de estudios II. NUESTRO PROPIO CONTEXTO (LA PALABRA PROCLAMADA) 1. El nivel congregacional 2. El nivel nacional 3. El nivel global 4. Preguntas de la gua de estudios III. 1. 2. 3. 4. EL PREDICADOR LAICO / LA PREDICADORA LAICA La teologa del laicado La teologa de la predicacin El predicador laico / la predicadora laica Preguntas de la gua de estudios 9 13 19
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IV. EL SERMN 1. El sermn y la liturgia 2. La estructura del sermn 3. Los tipos de sermones 4. Los pasos para la preparacin del sermn 5. Cmo comenzar y cmo terminar el sermn 6. El anlisis del sermn 7. Los criterios bsicos para la evaluacin de sermones (ITLD) 8. Preguntas de la gua de estudios Apndice Bibliografa consultada
Prlogo
eneralmente se piensa que la teologa la hacen profesionales acadmicos que llamamos telogas y telogos. Ellos, segn esta manera de pensar, son los que estn capacitados para hacer una reflexin sabia y una interpretacin correcta de la Escrituras y, por lo tanto, para traducir de manera adecuada la voluntad de Dios para la Iglesia. Sin pretender desdear la importancia de la academia y la necesidad, como en todas las reas del saber humano, de contar con personas dedicadas y preparadas para la reflexin teolgica, estas telogas y telogos en primer lugar, no seran nada, ni tendra sentido la labor especializada que realizan sin el laos, el Pueblo de la Iglesia. Toda su labor y produccin adquiere sentido slo en el contexto de la comunidad de creyentes, que es la Iglesia, y de la interpretacin que continuamente hace la Iglesia sobre la Palabra de Dios. Cada uno de nosotros como parte del Pueblo de Dios y como seguidores de Jess, hemos recibido el llamado de Dios para un discipulado y tenemos el deber de poner a su servicio los dones que el mismo Dios nos ha dado. Como dice el Apstol Pablo: Una persona puede recibir diferentes dones, pero el que los concede es un mismo Espritu. Hay diferentes maneras de servir, pero todas por encargo de un mismo Seor. Y hay diferentes poderes para actuar, pero de un mismo Dios el que hace todo en todos (I Corintios 12:4-6). De manera que tenemos diferentes dones y todos ellos dados por el mismo Espritu. Y estos dones debemos cultivarlos y ponerlos al
servicio de los dems, tanto en la comunidad de creyentes como en la sociedad en general. Aunque en muchas de nuestras tradiciones una de las tareas del pastor o ministro es la proclamacin de la Palabra, es decir, la predicacin, esto de ninguna manera excluye que los laicos que consideren que han recibido este don de Dios, participen tambin en la predicacin. As como cualquier otra actividad que realicemos en esta vida y en la obra de Dios, mientras ms nos preparemos, mucho mejor. Lo mismo sucede, obviamente, con la predicacin. De ah la formacin en Homiltica sea un elemento importante en la preparacin, no solo de los laicos, sino tambin de los futuros pastores. Homiltica viene de la palabra homila, que quiere decir discurso en griego. En el curriculum del Seminario Evanglico de Teologa (SET) de Matanzas se imparten dos semestres de Homiltica para todos los estudiantes de los cursos regulares. El libro que a continuacin les presentamos, avalado por la trayectoria pastoral de su autor, cubre una sentida necesidad en la formacin y preparacin de nuestros laicos en Cuba y, me atrevera a afirmarlo, tambin en otros pases del continente. De una manera profunda, pero a la vez sencilla y sobre todo didctica, el autor nos obsequia un excelente curso introductorio de Homiltica dirigido fundamentalmente a los laicos. No es casual que este libro sea fruto de la prctica y la reflexin de un pastor reformado. En la tradicin reformada la centralidad del culto ha residido en la predicacin con su carcter esencialmente kerigmtico y en los sacramentos. Y si bien con el tiempo el sermn se movi por caminos eminentemente racionalistas, en nuestro pas nunca perdi la dimensin de ser una reflexin basada tanto en la experiencia misma de la revelacin como en la realidad concreta en que est inmersa la comunidad de creyentes. El Pbro. Pastor Carlos Emilio Ham, autor de esta obra, es un destacado lder de la Iglesia Presbiteriana Reformada en Cuba y actual-
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mente ocupa el cargo de Secretario de Misin y Evangelizacin en el Consejo Mundial de Iglesias. Durante sus aos dedicados al pastorado en el ltimo tiempo como pastor de la Iglesia Presbiteriana de Luyan, en la capital cubana enfatiz la necesidad de la formacin de laicos. Es por eso que durante sus estudios al Doctorado en Ministerio decidiera escribir su trabajo final de tesis sobre el tema de la preparacin de los laicos para la predicacin. Las iglesias cubanas, como las de muchos otros pases de Amrica Latina y el Caribe, viven un extraordinario proceso de crecimiento y expansin. Un crecimiento que desborda la capacidad de las instituciones teolgicas para formar todos los pastores y pastores que necesitan nuestras congregaciones. En este contexto, con mayor razn los laicos estn llamados a asumir el ministerio de la predicacin y lo harn con mayor eficacia si cuentan con una preparacin adecuada. Para ayudarles en esa tarea se ha escrito, con oportuna visin y sensibilidad, este Manual para predicadores laicos. Reinerio Arce Valentn Presidente, Consejo de Iglesias de Cuba
Introduccin
Cmo predicar las Buenas Nuevas de salvacin y vida eterna en un continente como Amrica Latina y el Caribe? Cmo comunicar el mensaje de Jesucristo en un continente que vive entre el Getseman y la Pascua?, se preguntaba Accin Social Ecumnica Latinoamericana (ASEL) en el informe de su ltima asamblea, celebrada en Quito, Ecuador. Estas son preguntas que debemos hacernos quienes quieren cumplir su voluntad en medio de las vastas tierras de esta Patria Grande. Para contestarlas nos parece que, primero, debemos definir a qu continente nos referimos. Qu caracteriza a nuestro hemisferio, frente a otras latitudes, que, a su vez, nos permita comunicar un evangelio oportuno y pertinente? Nuestros pastores y pastoras ejercen su ministerio en un continente caracterizado por el crecimiento de la pobreza, la exclusin y la mi1 Puertorriqueo, misionero de la Iglesia Discpulos de Cristo y Coordinador de Programa Fe, Economa y Sociedad del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI)
seria, producto del aumento del desempleo, del subempleo, la inestabilidad laboral, y la quiebra de miles de pequeos y medianos negocios y empresas. Podramos decir que la crisis es la orden del da y nos afecta a todos y todas. Encontramos comunidades y hasta pueblos completos viviendo en extrema pobreza, que sobreviven gracias a milagros cotidianos. Algunos tienen que trabajar jornadas de 12 horas diarias para poder sustentar a sus familias; se trabaja bajo el temor de ser despedidos en cualquier momento; o tambin se hace difcil conciliar un sueo tranquilo pensando en cmo salvar de la quiebra un pequeo negocio, una finca o la propia vivienda.2 En ese sentido, la vida diaria del ser humano latinoamericano se transforma profundamente, producto del impacto de este modo de vivir, en el cual las mejores energas humanas deben destinarse a la lucha por la sobrevivencia. Ante la prdida de estabilidad econmica, ante la creciente precariedad e incertidumbre, ante un futuro cada da ms incierto y amenazante, crece la bsqueda desesperada de salidas a la situacin de crisis, aumentan las migraciones, la prostitucin, la economa del rebusque, y tambin los negocios ilcitos y de alto riesgo como el narcotrfico, el trfico de armas y la delincuencia.3 El contexto socioeconmico y poltico que se enfrenta en Amrica Latina y el Caribe tiene profundos efectos psicolgicos y espirituales. Hace aproximadamente 30 aos se vivan aos de efervescencia poltica y de renovacin social, de esperanza utpica y militancia revolucionaria. Cualquier joven que decidiera laborar por un mundo mejor encontrara una sociedad cuyas instituciones permitiran la insercin vocacional y profesional de ste o sta a sus estructuras laborales y sociales. Luego de la cada del Muro de Berln y el fracaso del experimento socialista de Europa del Este, el mundo quedara marcado por el fin de la historia que nombra Francis Fukuyama, con toda la desilusin y desesperanza que esto ha provocado en las generaciones ms jvenes. Se trata de una especie de desencanto utpico, de una
2 Equipo Asesor en Fe, Economa y Sociedad. 2002. Globalizar la Vida Plena. Ediciones CLAI. Quito, Ecuador. Pg. 15. 3 Id, Pg. 16.
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fatiga de los sueos, de una vida anclada en lo que el presente puede traer, sin proyecto, sin visin, sin nada que esperar del futuro. Cmo delinear a la iglesia que predica en este contexto complejo y desafiante? Por dnde pasa el llamado de Dios en estos tiempos latinoamericanos y caribeos? En la Consulta de Misin que celebrara el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), antes de su Asamblea General, nos ofrece algunas perspectivas importantes a la hora de predicar las Buenas Nuevas en este continente. Por ejemplo, las iglesias viven una coyuntura muy particular, en tiempos de confusin teolgica. Esta confusin se mueve entre unas iglesias que crecen vertiginosamente en membresa, algunas demostrando un servicio pertinente en sus comunidades y otras navegando entre la forja de un mercado religioso y una teologa que llama a la medicin de la eficacia de las iglesias en los cuadrantes del xito y la prosperidad. A pesar de ese cuadro, podemos afirmar que las iglesias evanglicas en Amrica Latina y el Caribe, salvo contadas excepciones, estn ejerciendo un ministerio que mira al futuro con esperanza. Para ejemplos, con un botn basta, dice el refrn. Les voy a relatar la historia de Marcelo. l se cri con un bandolero con vocacin de robar a los ricos para repartir a los pobres. Vio la cruda realidad de la muerte desde nio. Camin por las rutas de la miseria conociendo cada centmetro de ellas con la palma de su mano. Nadie como Marcelo para saber de qu manera se mova el barrio, cules eran los cdigos, dnde estaban estancadas las esperanzas y por dnde pasaban las frustraciones. El Cerrito, barrio marginal de Montevideo, Uruguay, se extiende como un lugar olvidado del entorno urbano. El desempleo, el xodo, la precarizacin en todos los rdenes de la vida golpeaban a la puerta todos los das. En ese terreno difcil y excluido de la sociedad, Marcelo conoci al Dios de la Vida. La transformacin de su vida fue radical. Pudo vencer los miedos, abrir puertas que estuvieron cerradas por largo tiempo, perdon y sali de muchos ciclos de amargura y dolor. Se levant de sus propias cenizas convertido en criatura nueva por el poder del Espritu. Dios le puso un corazn y vida nuevos. Pero eso no fue todo. Tambin lo
llam al ministerio. Ahora recorra las calles del Cerrito con otro discurso, con otra visin, con la vista puesta en el Reino de Dios que se manifiesta entre los pobres, entre los no-persona. Y a ellos y ellas Marcelo dirigi su ministerio. He estado en muchas comunidades de fe a travs del continente y he visto muchas situaciones como las de Marcelo, donde la hermandad en la fe va tejiendo una nueva forma de utopa centrada en la Resurreccin de Jesucristo, y que abarca todas las reas de la vida cotidiana. La solidaridad que parte desde lo sencillo, desde la conversin a estilos de vida ms saludables, la incorporacin de hermanos y hermanas a una comunidad que les respeta y les ama y la afirmacin de que en Cristo Jess hay esperanza, nos lleva a afirmar que el Evangelio crece como semilla de mostaza en este continente (Lucas 13:1819). La respuesta amorosa de estos seres humanos incorporados al Cuerpo de Cristo es el entregar, por Gracia, lo que han recibido por Gracia. As, completamos un crculo salvfico en el cual el amor de Dios contina manifestndose en medio de las circunstancias ms adversas, sembrando nuevos amaneceres para nuestros pueblos. Algunos de los desafos que las iglesias enfrentan en este presente giran en torno a revisar continuamente su trabajo, a cultivar la imaginacin proftica y a comprometerse con una visin teolgica latinoamericana y ecumnica.4 Del mismo modo, las iglesias estn llamadas a abrazar el desafo de la contribucin del cristianismo para que haya vida ms abundante (Juan 10:10). Preguntas tales como por qu vemos tan pocas seales de amor cristiano y esperanza evanglica en la sociedad? Nos interpelan a recordar que la misin de la comunidad cristiana es un movimiento hacia fuera, que tambin tiene una dimensin hacia adentro. 5
4 Vase ponencia del Dr. Arturo Piedra, titulada Contexto y horizontes de la misin en el s.xxi. citada en el Documento Final de la Cuarta Asamblea General del CLAI, celebrada en Barranquilla, Colombia, del 10 al 19 de enero del 2001. 5 Vase ponencia de la Dra. Wanda Deifelt, titulada Misin de la Iglesia en Amrica Latina y sus desafos para el nuevo milenio. Citada en el Documento Final de la Cuarta Asamblea General del CLAI, id.
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La iglesia en Amrica Latina y el Caribe tiene un insoslayable llamado a la creatividad, al reencantamiento entre la teologa y la fe, y a abrirse a la posibilidad de asombro en el Espritu. Un ministerio en el cual, al decir del pastor Israel Batista, lo pastoral y lo proftico se abracen. El profundo amor por las vidas debe ser totalmente inclusivo, de manera que abarque las situaciones emocionales, personales, psicolgicas, sociales, econmicas y polticas de nuestros pueblos. Ese asombro por la belleza de la vida, que en medio de la violencia, la guerra, la exclusin, la xenofobia y tantos otros males nos llega por la sonrisa, el canto y la mirada, expresada en la pintura de nios y nias que suean con la paz y la felicidad!6 A manera de conclusin, cito las palabras de un prcer puertorriqueo, Eugenio Mara de Hostos, en el sentido de que, a veces, tus hechos no me dejan escuchar tus palabras. Existen mil posibilidades de predicar el Evangelio, pero la que ha probado ser ms efectiva en el caminar de la Iglesia de Jesucristo, es el propio testimonio que practicamos y que la gente ve en nosotros. Prediquemos de forma tal que hecho y palabra se unan en comunin fraterna por la salvacin y la vida abundante de nuestros pueblos.
6 Celebracin de la Noche Cultural con los nios y las nias de Barranquilla, el 16 de Enero, citada en el Documento Final de la Cuarta Asamblea General del CLAI, id.
Prefacio
sta Gua para predicadores laicos cubanos no es slo en cumplimiento parcial de los requisitos para el grado de Doctor en Ministerio, presentado en el Seminario Presbiteriano de Austin, Texas, en abril de 1999, sino algo ms: un manual que tiene la humilde intencin de tratar de satisfacer una gran necesidad de la Iglesia en Cuba. En la ms grande de las islas del Caribe hay una gran demanda de la predicacin del Evangelio en estos tiempos. Vivimos en Cuba un kairos muy especial, un tiempo en que las iglesias desempean un papel muy importante, en parte como resultado de un clima ms abierto de libertad religiosa. Esta apertura tuvo lugar despus de la histrica reunin en abril de 1990, entre el presidente Fidel Castro y setenta y cinco dirigentes protestantes. Un encuentro tan fructfero, que llev al pas a la promulgacin de una nueva Constitucin laica en 1992, creando un mejor espritu de comprensin y cooperacin proftica entre la Iglesia y el Estado socialista. Pero tambin muchas personas asisten por primera vez a las iglesias, debido a una crisis econmica profunda causada por la cada sbita de los pases socialistas de Europa Oriental y la Unin Sovitica, el endurecimiento del embargo de los Estados Unidos contra Cuba y como consecuencia de nuestros propios errores. Estas condiciones extremas generan una crisis de los valores ticos y morales, de modo que muchos tratan de encontrar en las iglesias cristianas y en otras reli-
giones una respuesta a sus necesidades existenciales y espirituales, y tambin a las materiales. Tal es el desafo de estos tiempos para las comunidades cristianas especialmente ahora, cuando por primera vez en cuarenta aos podemos predicar el evangelio fuera de las cuatro paredes del templo. Una situacin estimulada despus de la visita pastoral a Cuba del Papa Juan Pablo II en enero de 1998. Pero, para citar al apstol Pablo, cmo oirn si no hay quien les predique? (Ro 10:14). Ese es precisamente el objetivo de esta gua: preparar a los predicadores laicos a fin de satisfacer estas necesidades. Pero, por qu preparar a los laicos para la predicacin? Esto no slo responde a la real carencia de pastores ordenados en Cuba en este momento lo que es innegable, sino adems a la conviccin de que el laicado, el pueblo de Dios tiene derecho y, aun ms, la responsabilidad junto al clero, de predicar el Evangelio en todo lugar y en todo tiempo. Esta certeza ha aumentado, cuando mi ministerio se ha visto bendecido al trabajar conjuntamente con fieles hermanas y hermanos, los cuales ciertamente honran el principio de la Reforma del sacerdocio universal de todos los creyentes. En los ltimos aos en particular he tenido la oportunidad de trabajar ms ntimamente con ellos, dirigiendo talleres homilticos y exegticos, como parte de mis proyectos dentro del programa de Doctorado en Ministerio en el Seminario en Texas, enseando homiltica en el Instituto Superior de Estudios Bblicos y Teolgicos (ISEBIT) e impartiendo el curso de extensin del Seminario Evanglico de Teologa, ambos para laicos en la Ciudad de La Habana. Los laicos estn deseosos de aprender cmo predicar y servir mejor, motivados por las Buenas Nuevas del Evangelio. Da la impresin de que muchos de los que vienen por primera vez tienen la obsesin de recobrar intensamente el tiempo perdido antes de asistir a las iglesias.
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He sido tambin motivado por el don y el privilegio de predicar ya por veinte aos, en las quince congregaciones de la Iglesia Presbiteriana-Reformada en las que he servido como pastor, en otras iglesias y denominaciones cubanas, y en Canad, los EE.UU., Mxico, Nicaragua, varias otras islas caribeas y en Europa. La filosofa y la metodologa de esta Gua para predicadores laicos se basa en el trpode homiltico. El trmino homiltico se refiere al arte de la predicacin y viene de la palabra griega omilia (homila), que significa compaa, asociacin, y del verbo omilew (homileo), que denota conversar, hablar, y que abarca un conjunto variado de tpicos tales como fuentes, contenido doctrinal y tico, estructura, materiales ilustrativos, lengua, preparacin para el plpito y declamacin. Temas que tratar de cubrir en este libro. Uno de mis propsitos en esta Gua es expresar su contenido en un lenguaje popular. He tratado de usar imgenes de la vida diaria, con el objetivo de que el laico medio que no ha recibido formacin en algn seminario pueda entender mejor su contenido. Esta es la razn por la cual uso la imagen del trpode, que tiene tres pies (B-CP) para sostener el sermn: la Biblia, la congregacin y el predicador/predicadora. As como el trpode necesita tres pies balanceados, a fin de mantener el equilibrio de una cmara fotogrfica, por ejemplo, de esta misma manera, el sermn requiere estos tres elementos importantes, para lograr su cometido. Por tanto, el trpode homiltico puede representarse grficamente de esta manera: Biblia
Congregacin
Predicador/a
El captulo primero trata acerca del texto bblico. Ah analizaremos su autoridad, segn la herencia protestante, y trataremos los conceptos y la metodologa de la exgesis (la interpretacin ) de las Escrituras. El segundo captulo se dedicar al otro pie, la congregacin, refirindome a nuestro contexto, que va ms all de las fronteras de la comunidad cristiana. Ah subrayaremos la importancia de hacer una exgesis de la congregacin misma. El captulo tres considerar al predicador laico o la predicadora laica, quienes necesitan hacerse su propia exgesis, auto-interpretarse, con el propsito de preparar y enunciar el mensaje adecuadamente. Finalmente, el cuarto captulo, que es el resultado, tratar acerca del sermn. De manera que los tres pies B-C-P del trpode nos ayudan a organizar nuestros estudios, en aras de preparar el sermn. En este captulo final estudiaremos los tipos de sermones, sus partes o componentes, y los pasos para preparar el mensaje. Esta Gua no pretende agotar el vasto mundo de la homiltica. Es slo un manual para introducir a la persona laica media en el tema. Detalles como las tcnicas de respiracin y de proyeccin de la voz en la exposicin del sermn, entre otros, no son obviamente tratados en esta obra. Estoy agradecido, en primer lugar, al Seor, por la bendicin de haber podido concluir esta Gua para predicadores laicos cubanos; a mis padres, quienes me ensearon a amarlo a l y al pueblo. Le debo un agradecimiento adicional a mi padre, el Dr. Adolfo Ham Reyes, por la traduccin de la Gua del ingls al espaol, y al resto de mi familia, por su respaldo y estmulo; a la Iglesia Presbiteriana-Reformada en Cuba, nacionalmente hablando y en particular mi comunidad de Luyan, donde he servido por ms de 10 aos como pastor, por la inspiracin que ha sido para m. Asimismo agradezco al Seminario Presbiteriano Teolgico de Austin, Texas, especialmente a su presidente, el Dr. Robert Shelton, y a su vicepresidente John Evans; a los profesores doctores Tina Blair, Scott Black Johnston, Ismael Garca y John Alsup; al profesor doctor Pablo
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A. Jimnez, del Seminario Episcopal de Austin, Texas, por sus valiosas recomendaciones; a la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.), y particularmente a Julia Ann Moffett y a David Maxwell por segurar el financiamiento para su publicacin. De igual manera me siento deudor de la Primera Iglesia Presbiteriana en Stillwater, Oklahoma; de la Covenant Presbyterian Church de Austin, Texas; de la Primera Iglesia Presbiteriana de Corpus Christi, Texas, y la Union Presbyterian Church en Brownwood, Texas, entre otras, por su respaldo para concluir mis estudios. Por ltimo, quiero expresar mi gratitud al Dr. Reinerio Arce, director del Centro de Estudios del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC) y al Ing. Manuel Quintero, director del Departamento de Comunicaciones del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), por publicar esta Gua y por su compaenismo y amistad de muchos aos en el camino del Reino.
I. EL TEXTO BBLICO
(Estudio e interpretacin de la Palabra)
1. La autoridad bblica
Segn se expres en el prefacio, el trpode homiltico es el soporte de tres pies para sostener el sermn. Uno de esos pies es el texto bblico. Thomas G. Long realza la importancia de las Escrituras para la predicacin en el siguiente prrafo:
La predicacin es bblica siempre que el predicador permita que el texto de la Biblia sirva como la fuerza motriz que le d forma al contenido y al propsito del sermn. Dicho ms dinmicamente, la predicacin bblica supone decir la verdad acerca de lo que sucede cuando un texto bblico intercepta algn aspecto de nuestra vida y ejerce algn reclamo sobre nosotros. La predicacin bblica no significa meramente hablar acerca de la Biblia, usndola para apoyar argumentos doctrinales o aplicar los principios bblicos a la vida cotidiana. La predicacin bblica tiene lugar cuando un predicador, con espritu de oracin, va a escuchar la Biblia a nombre del pueblo y luego recoge en nombre de Cristo lo que ha encontrado all. La predicacin bblica no tiene nada que ver con cuntas veces se cita la Biblia en un sermn; por el contrario, tiene mucho que ver con cun fielmente se interpreta la Biblia en relacin con la experiencia contempornea (48).
La significacin de las Santas Escrituras para la predicacin es particularmente importante en esa tradicin que emerge de la Reforma Protestante, comenzando con Martn Lutero. De hecho, cada protestante es un Papa con una Biblia en la mano (Boileau). Para el reformador Juan Calvino, la Biblia es autoridad, porque est autentificada
e iluminada por el Espritu Santo: Debemos hablar de lo que estamos convencidos en un plano superior al de las razones, los juicios o las conjeturas humanas, es decir, en el testimonio secreto del Espritu (Institucin Cristiana, I. VII. 4). La meta o el objetivo de la Escritura para Calvino es la de apuntar a las personas a Jesucristo, en quien hay salvacin. El tema central de la Biblia es Jesucristo; El es el objeto de la fe cristiana (Rogers 106). Dice Paul Scott Wilson: Como cristianos somos el pueblo del Libro. Centramos nuestras vidas en Dios por Jesucristo, quien se nos revela en las Escrituras. Y contina diciendo:
La verdad primaria sin la cual nadie puede ser un verdadero predicador, es que hemos sido encontrados por Jesucristo. De suerte que nuestros reclamos acerca de la Escritura tienen un carcter circular, inevitable en nuestra doctrina de la revelacin: sabemos que Aqul que hemos encontrado es Cristo por el testimonio de la Escritura, que nos confirma que l es el mismo Jess que ha muerto y resucitado. Y creemos en la Escritura, porque es a travs de ella que hemos sido guiados a Cristo y al amor de Dios (125).
Calvino y otros reformadores del siglo XVI afirmaban dos premisas acerca de la autoridad de la Escritura: 1) Que la Escritura comunica la Palabra de Dios, y 2) que su enseanza es clara y sin ambigedades. Es decir, que tiene el poder de brindar su propia iluminacin cuando el Espritu aplica su mensaje a las personas que la leen. Por tanto, para las iglesias de la Tradicin Reformada la autoridad de la Biblia ha sido siempre una cuestin central, no solamente para definir la doctrina, sino tambin para regular la adoracin y para la disciplina pastoral. La autoridad de la Escritura para Calvino se encontraba no en su contenido salvfico, ni menos en sus formas humanas, sino en sus funciones divinas. Otra evidencia de la acomodacin de Dios a los medios humanos estaba en el uso de mensajeros humanos para la tarea de la predicacin. Las limitaciones de las palabras del predicador o la predicadora no eran un impedimento para la comunicacin del
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contenido divino. Para Calvino la predicacin de la Palabra de Dios era la Palabra de Dios misma (Rogers 56). Segn Jack B. Rogers, Calvino deseaba examinar las circunstancias y la cultura en que se enmarcaba cualquier parte del mensaje bblico: Hay muchas declaraciones en la Escritura cuyo significado depende de su contexto (IV.XVI.23). Al interpretar las Escrituras siempre iba ms all de las meras palabras, proyectndose hacia la intencin del autor, aun con relacin al Declogo (Rogers 56). En los siglos pasados el surgimiento y desarrollo del pensamiento cientfico y tecnolgico, las revoluciones francesa y rusa, y el desarrollo de los Estados Unidos de Norteamrica, aceleraron el movimiento hacia el secularismo y produjeron una crisis, poniendo en entredicho muchas tradiciones e incrementando la duda acerca del libro que la mayor parte de los cristianos aceptaban como autoridad en asuntos de fe y conducta. La respuesta fundamentalista fue la de preservar inviolable el concepto de Calvino de la Escritura inspirada, como una revelacin autorizada de la voluntad de Dios. Por ende, las palabras mismas han sido puestas por el Espritu Santo, de modo que tenemos la Palabra de Dios libre de mezcolanzas humanas. Calvino pone el acento en la obediencia a una Escritura que se ha construido literalmente. Por otra parte, la respuesta liberal era continuar afirmando que la Biblia sigue siendo autorizada para la fe y la vida, pero adoptaba un concepto crtico de la Biblia, enfatizando las ideas de la revelacin e inspiracin progresivas. Intentaba reconciliar un concepto de la Biblia como autorizada con el lado humano e histrico de su composicin (Mackenzie 104-105). En otras palabras, esta ltima concepcin trataba de reconocer el valor autorizado de la Biblia junto con un enfoque ms abierto, una actitud ms tolerante hacia las Escrituras. En contraste con otros enfoques contemporneos sobre la autoridad de la Biblia, el telogo suizo Karl Barth asumi el estudio de la Escritura desde una nueva perspectiva. Entendi la Palabra de Dios en tres formas: como predicada, escrita y revelada. Neg que la Palabra
de Dios proclamada o escrita tuviera un poder divino inherente. Deca: La Biblia se convierte en Palabra de Dios siempre que Dios la convierta en el vehculo por el cual nos habla. Slo las decisiones libres de Dios producen el evento por medio del cual la Biblia y la revelacin se hacen una: hablar de la Palabra de Dios es hablar de la obra de Dios*. De modo que la autoridad presupone la obediencia (Mackenzie 105-106). Ross Mackenzie en su artculo La autoridad en la tradicin reformada, expresa:
En resumen, lo siguiente sera generalmente aceptado por los telogos y maestros reformados que han sido influenciados por Barth, y no se consideraran ni fundamentalistas ni liberales: Primero, que la Biblia es un testigo de la revelacin, y no es en s misma la Palabra de Dios. El testigo es siempre diferente a aquello de que testifica. Por tanto, tenemos que escuchar lo que la Biblia como palabra humana tiene que decir. Segundo, la inspiracin significa el acto de revelacin por el cual los profetas y apstoles en su humanidad se convirtieron en los testigos que fueron, y en aquello que en toda su humanidad pueden convertirse en los testigos que son. Tercero, ya que la autoridad de la Escritura no reside en su infalibilidad, la disponibilidad de la palabra humana en la Biblia no es base para rechazar su autoridad. La autoridad de la Escritura va ms all de las palabras en las pginas de la Escritura hacia el acto libre y soberano de Dios (107-108).
En la tradicin reformada la autoridad de la Escritura no es una autoridad formal; uno no reconoce la autoridad de la Biblia antes de leerla. Ya que tiene poder para influir en la vida, la Escritura se lee como una respuesta reconocida, en obediencia y accin de gracias. La autoridad de la Biblia, por tanto, no cae fuera de la vida normal; no es una autoridad extraa en la que se debe confiar con fe ciega. Por
* El autor hace un juego de palabras en ingls entre word (palabra) y work, (obra).
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el contrario, la Escritura ejerce autoridad apelando, confrontando y estimulando a las personas. Esta es la razn por la que se lee la Escritura y por qu se contina leyendo. Debido a que las personas experimentan la gracia de Dios y tambin aprenden a confiar en l, la Iglesia reconoce la autoridad de la Palabra de Dios. Por ende, la Iglesia enfatiza la necesidad de or obedientemente lo que Dios le dice a la Iglesia a travs de su Palabra (Perret 39: 461). Cuando el predicador o la predicadora va a la Biblia, ste/sta no va como con una tabula rasa, sino mas bien con un conjunto de categoras y expectaciones que ya tiene. Thomas G. Long dice en este sentido, que sera imposible describir todo lo que un predicador o predicadora trae consigo al interpretar un texto, pero por lo menos hay tres marcos de comprensin que merecen nuestra especial atencin: 1. Un concepto crticamente informado de la Escritura: Sabemos que la Biblia contiene un conjunto de escritos producidos por seres humanos enmarcados en sus circunstancias especficas temporales y de lugares, personas que escribieron al mismo tiempo con una visin fiel, pero tambin con un marco mental determinado. Esto significa que la Iglesia no solamente debe escuchar obedientemente las palabras de la Biblia, sino que debe tambin interpretar estas palabras como productos humanos de su propia poca (51). 2. Una herencia teolgica: Los predicadores y las predicadoras van a la Biblia no como cristianos/nas universales ( no hay tal cosa), sino con una herencia y un punto de vista teolgico Un/a intrprete de la Escritura teolgicamente formado/a va al texto guiado/a por un mapa trazado y refinado por aquellos que le han precedido Al prepararnos para predicar vamos a la Escritura no como creyentes individuales, sino como telogos prcticos en la vanguardia de la Iglesia, que buscan escuchar el evangelio hoy, pero en continuidad con la memoria teolgica de toda la Iglesia (53-54).
3. Una conciencia de las circunstancias de los oyentes: La palabra bblica no nos llega como una palabra desencarnada, que habla verdades intemporales a todo el mundo en todas partes. La Biblia habla a personas particulares en las circunstancias concretas de sus vidas No es la palabra de Dios en abstracto, sino que se trata de un Dios por nosotros, del Dios contra nosotros para ser verdaderamente por nosotros (55). En las pginas siguientes los dos primeros de estos tres marcos de comprensin del texto sern tratados con ms detalle, mientras que en el siguiente captulo se analizar el tercero. Cuando se lee la Biblia en la Iglesia, la congregacin recibe una comunicacin que se haba dirigido a lectores de hace mucho tiempo y lejos de nosotros. De modo que los predicadores y las predicadoras deben desempear dos tareas importantes: la exgesis y la hermenutica por un lado, y la proclamacin por el otro (Hays 122), para que su mensaje pueda hablarle en su propio lenguaje contemporneo.
2. La exgesis y la hermenutica
La palabra exgesis significa simplemente interpretacin. La lectura cuidadosa de cualquier texto es un acto de exgesis. Se trata de una explicacin del texto bblico en su propio contexto. Con todo, la tarea de exgesis del predicador o la predicadora se hace ms desafiante debido a la distancia histrica entre el tiempo presente y el de los textos bblicos. Estos documentos fueron escritos en los idiomas hebreo y griego, para comunidades cuyas costumbres y presupuestos diferan dramticamente de los nuestros. Los predicadores / las predicadoras deben comprender los contextos histricos y literarios del texto bblico y luego reflexionar imaginativamente sobre la manera en que podra hablar a una congregacin que se halla en una situacin bien diferente. Mientras ms precisa sea la exgesis, mejor enfocada se har la proclamacin ( Hays 122).
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En otras palabras, el Dr. Ren Castellanos, nuestro profesor de griego en el Seminario Evanglico de Matanzas, Cuba, define la exgesis bblica como aquel proceso por el cual analizamos y explicamos un texto bblico (explicatio), a fin de aplicarlo (applicatio), y bajo la gua del Espritu Santo descubrir el significado del texto para nuestra situacin particular. Otro concepto importante a la hora de estudiar el texto bblico es el de hermenutica. La palabra hermenutica procede del nombre Hermes, el dios de la mitologa griega, hijo de Zeus, mensajero e intrprete de los dioses. Por tanto, la hermenutica es el arte de traducir o interpretar un texto o un mensaje antiguo en nuestro propio contexto (aqu y ahora). Es en palabras de Karl Barth ver lo que el autor bblico vio y researlo con nuestras propias palabras (Alsup). La hermenutica en trminos generales es el arte de la comprensin, dice James A. Sanders, y aade:
Ms especficamente se refiere al mtodo y a las tcnicas usadas para hacer un texto comprensible en un mundo diferente a aqul en que se origin el texto Es parte de ese mundo de comunicacin entre lo humano y lo divino. El habla es el acto de formular pensamientos coherentemente y expresar esos pensamientos de modo que podamos comunicarlos a otros en forma oral o escrita. La hermenutica es el arte de entender tal expresin en el mundo del oidor o el lector. El intrprete implicado en el acto de comprender, es tambin un texto, y el encuentro entre los dos es un acto de intertextualidad. Cada texto que se lee o se oye es ya una interpretacin de textos anteriores incorporados al mismo, exhibiendo su propia hermenutica de comprensin de aquellos textos anteriores (175-177).
La frmula 1+3+1 enseada por el Dr. Castellanos en el Seminario de Matanzas puede ilustrar mejor estos conceptos:
1
CONVICCIN
EL TEXTO EN S Texto (tejido)
3
ENFOQUES
EL NOSOTROS AUTOR Y Y SUS NUESTRAS CIRCUNST. CIRCUNST. Contexto Reconstextualizacin.
1
DECISIN
QU DICE EL TEXTO?
A. EXGESIS FILOLGICA
QU QU NOS QUISO DICE EL DECIR EL TEXTO? AUTOR? B. C. EXGESIS EXGESIS HISTRICA EXISTENCIAL O TEOLGICA
A. Exgesis filolgica: 1. Conocimiento del idioma original bblico (A.T. hebreo o N.T. griego), o en su defecto se recomienda la comparacin de diferentes versiones de la Biblia. 2. Clarificar las frases o palabras de significado difcil. 3. Definir el gnero literario (prosa o poesa) del texto. 4. Se recomienda el uso de diccionarios, comentarios bblicos y concordancias para facilitar el trabajo. B. Exgesis histrica: 1. Situar el texto en su contexto histrico (autor, fecha, destinatarios, motivaciones y objetivos)
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2. Tipos de contextos: a) Inmediato: Los versos que van antes y despus de la percopa (seccin) en cuestin. b) Temtico: Anlisis de los pasajes del A.T. y del N.T. que tratan el tema, usando las referencias bblicas y los pasajes paralelos. c) Histrico-social: Se trata de los resultados de las investigaciones sobre las condiciones sociales, polticas, econmicas e histricas durante la poca en que se escribi un libro particular de la Biblia. Por ejemplo, cuando el Evangelio de Lucas relata el nacimiento de Jess, describe el contexto histrico-poltico de la poca con estas palabras: Por aquel tiempo el emperador Augusto orden que se hiciera un censo de todo el mundo. Este primer censo fue hecho siendo Cirenio gobernador de Siria (2. 1-2). d) Universal: El lugar que el texto ocupa en la historia salvfica; en otras palabras, considerar el proyecto de Dios con la humanidad, segn se revela en las Escrituras en relacin con la historia secular. C. La exgesis teolgica o el puente hermenutico (del mundo bblico al nuestro): Este es el momento para aplicar el paradigma bblico a la realidad presente, confrontando el texto con nosotros y en nuestras circunstancias. Es til suscitar las siguientes preguntas: 1. Qu significa el texto para el lector actual? 2. Qu factores culturales necesitan ser contextualizados? 3. Cul es su significacin teolgica? De modo que ahora que hemos estudiado este mtodo exegtico y hermenutico, analicemos un ejemplo prctico para entender mejor todo el proceso. Tomemos el texto de Mateo 4. 23:
Y recorri Jess toda Galilea, enseando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
1. La primera cuestin que sealamos respecto a la percopa es: Qu dice el texto? (exgesis filolgica). Si no podemos trabajar el original griego sera til comparar el verso en diferentes versiones o traducciones, a fin de tener un cuadro ms amplio de lo que dice el texto. El siguiente paso sera clarificar las frases o las palabras de significado difcil. Por ejemplo, tomemos la palabra reino. Qu significa esta palabra o concepto? Aqu podemos mirar el contexto temtico, a saber, examinando las referencias y los pasajes paralelos hacer el anlisis de aquellos pasajes del AT y del NT que tratan del tema. Encontramos que la proclamacin de las buenas nuevas del reino era el mero centro de la predicacin de Jess, que segn el apstol Pablo no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espritu Santo (Ro 14:17) 2. Es tambin til situar el texto en su contexto histrico. Muchas Biblias de Estudio ofrecen introducciones a cada libro, donde podemos leer que el evangelio segn Mateo es el evangelio acerca de un judo escrito por un judo y para los judos. Mateo es el escritor, sus compatriotas son sus lectores y Jesucristo es el sujeto de la narracin. El designio de Mateo fue el de presentar a Jess como el Rey de los Judos, el largamente esperado Mesas (Nueva Versin King James). Y ste es el gran mensaje de Mateo! Esta informacin nos ayuda a entender mejor por qu Jess sali a ensear por las sinagogas y apunta al hecho de que nosotros, como cristianos, tenemos una herencia juda muy rica, pertenecemos a una tradicin judeocristiana, que muchas personas tienden a olvidar. Tambin es til saber que el autor de este libro fue anteriormente un cobrador de impuestos, una profesin muy impopular en su poca y que Jess mismo lo escogi como uno de sus discpulos (Mt 9: 9-13). Se trata del mismo Mateo, que explotaba a su propia gente y que fue rechazado por ellos, quien ahora da Vida al pueblo al escribir el Evangelio alrededor de los aos 56-68 A.D., quizs en Palestina o en Antioqua de Siria. Es tambin til buscar todos estos sitios en un mapa bblico, incluyendo a Galilea, lo que nos permite entender mejor el mensaje bblico.
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3. Miremos tambin al contexto inmediato. Encontramos que Jess ya se haba bautizado; fue tentado por el diablo en el desierto y ahora comienza su ministerio en Galilea, llamando a sus primeros discpulos. As que este verso es un resumen del ministerio terrenal de Jess. Y qu es lo que el texto nos dice a nosotros? Es uno de los paradigmas ms tiles que tiene la Iglesia para su misin hoy: continuar la misin de Jess y realizarla a la manera de Jess. Reconociendo que el verso est escrito en prosa (en lenguaje directo, ordinario), ahora estamos listos para construir nuestro puente hermenutico para la recontextualizacin del texto, encontrando en este pasaje cuatro grandes verbos o acciones de Jess, que guan a la Iglesia cubana en su ministerio con su pueblo. a) Jess fue a travs de Galilea. El ministerio de Jess no estaba limitado a un lugar especfico, estaba siempre en camino, lo que nos hace recordar la definicin que Leslie Newbegin hizo de la Iglesia: no una institucin sino una expedicin. En los sesenta, setenta y ochenta la Iglesia cubana tena que limitarse a trabajar dentro de los recintos de los templos. Ahora hay una nueva oportunidad para que realice proyectos sociales, predicar por radio, ir por toda Cuba en misin. Ahora podemos, y debemos, ser testigos del Seor en Jerusaln, Judea, Samaria y hasta lo ltimo de la tierra (Hechos 1: 8). b) Enseando en sus sinagogas. Jess visit estas instituciones para ensear al pueblo judo sus intereses, pensamientos y una nueva visin del mundo. Una tarea importante de la Iglesia en Cuba es ensear y no slo informar, sino formar, y an transformar a la sociedad a travs del poder de la Palabra leda y proclamada. En estos tiempos miles y miles de Biblias se distribuyen por el Consejo de Iglesias de Cuba, as que es importante que enseemos hermenutica; ensear al pueblo a leer, interpretar y vivir las enseanzas bblicas. Este es un aspecto importante de la tarea formativa de la Iglesia.
c) Proclamando las buenas nuevas del reino. Este es el corazn del mensaje de Jess, como lo vimos anteriormente, y es exactamente lo que la gente busca: un mensaje de paz y gozo en el Espritu Santo, en momentos en que hay escepticismo, un sentido de inseguridad e incertidumbre en la poblacin. d) Curando toda enfermedad y dolencia entre el pueblo. La contribucin de la Iglesia en la presente situacin cubana no es terica. Jess fue consistente en lo que dijo e hizo y, por tanto, nos est enviando a ir y llevar frutos, frutos que permanezcan (Juan 15:16). Si nosotros mismos no somos mensajes vivientes, nuestros mensajes no vivirn. Este es un gran desafo para los predicadores laicos / predicadoras laicas. Este es un momento muy difcil para el pueblo cubano, pero tambin es un kairos, un momento de oportunidades para la Iglesia para servir al pueblo. Es por ello que las comunidades cristianas distribuyen ayuda humanitaria a hospitales, crculos infantiles, asilos, etc., que recibimos de diferentes fuentes: el Consejo Nacional de Iglesias de Cristo y los Pastores por la Paz, ambos de los EE.UU, y de otros pases. Por tanto, somos llamados a construir una nueva comunidad (koinonia) basada en los ministerios de la enseanza (didache), la predicacin (kerygma) y el servicio (diakonia). De esta manera pudiramos representar grficamente el ministerio de Jess de la forma siguiente, y si lo seguimos, como un ministerio igualmente holstico (integral), que se puede convertir en excelente recurso para preparar el sermn: didache
kerygma
diakonia
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La siguiente tabla hermenutica sugerida por Paul Scott Wilson es aclaratoria cuando estamos trabajando un texto con propsitos homilticos (127):
EL CUADRO HERMENEUTICO 1. Lo que dice el texto. Entender 2. el texto bblico (traduccin y lecturas iniciales literarias y teolgicas). Qu significa el texto? Anlisis y explicacin de lo que otros han dicho (estudio de los comentarios, tradiciones y teologa). Qu dice la experiencia? Descubrimiento de la pertinencia de la aplicacin del texto para hoy, anticipando las respuestas de otros oyentes en situaciones diferentes.
4.
Qu dice el/la predicador/a? 3. El propsito del intrprete con relacin a sus oyentes, recrea un nuevo texto (a saber, el sermn) en respuesta al texto bblico.
Ahora conocemos el mundo bblico, pero antes que construyamos el puente hermenutico, tambin necesitamos conocer el mundo de la congregacin que va a escuchar el sermn. En el siguiente captulo vamos a tratar este asunto y suscitar las preguntas pertinentes que nos permitirn escribir el sermn, para ser fieles a ambos mundos.
Por tanto, la Biblia halla su sentido cuando interpretamos el texto como tal, a la luz de la historia pasada en que se form y finalmente cuando se interpreta para nuestra propia realidad y se transforma en una gran revelacin de Dios (1:219). Por otro lado, Clodovis Boff sugiere las consideraciones siguientes, cuando se lee la Biblia desde el punto de vista de los pobres y desde su perspectiva liberadora: 1. Es una hermenutica que privilegia la aplicacin a la explicacin. Trata de hallar en la Biblia su sentido textual, pero conectado a su sentido corriente. El asunto ms importante aqu no es tanto cmo interpretar el texto de las Escrituras, sino interpretar el libro de la vida diaria de acuerdo con las Escrituras. 2. Esta hermenutica liberadora persigue descubrir y activar la energa transformadora del texto, y cita a E. Bloch que expres: Es difcil hacer una revolucin sin la Biblia. 3. La lectura teolgico-poltica de la Biblia resalta el contexto social del mensaje. Sita el texto en su contexto histrico, con el propsito de hacer una debida traduccin, no literal, sino histrica. 4. Finalmente, esta hermenutica liberadora se desarrolla por los pobres, que incorporan las contribuciones de la llamada lectura popular de la Biblia, a nivel de una mediacin hermenutica, beneficiada por la sabidura popular a travs de la mediacin socio-analtica. De esta forma los pobres, o mejor, la Iglesia de los pobres, la constituida por las comunidades eclesiales de base, aparece como el sujeto hermenutico de la reflexin bblica (108-109). Pero segn Mesters, para llevar a efecto una lectura liberadora de la Biblia por los pobres, es necesario hacer nfasis en un equilibrio cuidadoso y crtico entre los tres tipos de lectura: la del pre-texto, la del con-texto y la del texto. Analiza de la siguiente manera los procedimientos hermenuticos descritos anteriormente, con una nueva nomenclatura (3):
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El pre-texto es la realidad global en que se encuentra la comunidad de creyentes. Dios cre al mundo y es en el mundo donde debemos encontrar reflejado a Dios. Si Dios no se conoce en medio de la realidad en que vivimos y luchamos por la vida, entonces simplemente no se conoce. Es necesaria la lectura crtica de la realidad para encontrar a Dios en ella, promoviendo el Reino en la tierra. El con-texto es la comunidad de los creyentes, que leen al mismo tiempo su propia realidad (el pre-texto) y la Biblia (el texto). Con el fin de que Dios hable desde el pre-texto y el texto, debe ser ledo en la comunidad. Y la comunidad se forja en esa lectura que encara los desafos de la realidad. El texto (la Biblia) debe leerse tambin crticamente a partir de su propio contexto histrico, respetando la distancia que nos separa de los siglos en que se escribi. Aqu el problema es doble: (1) Por un lado, la relacin de la lectura en la comunidad con la ayuda y resultados de las ciencias bblicas, lo que es indispensable para respetar la distancia ya mencionada; y (2) por el otro, la relacin permanente de la lectura popular con el pre-texto y el con-texto. Al Dios viviente que rige hoy debe dejrsele hablar a la comunidad, esta comunidad concreta que est ahora leyendo su Biblia (3-4). El profesor y telogo cubano Adolfo Ham, en el artculo Hermenutica y Revolucin, explica las formas en que esta ciencia ha guiado la reflexin y accin de la Iglesia cubana en medio del proceso revolucionario de nuestro pas:
Para nosotros existe una ntima conjuncin entre el problema hermenutico, a saber, el acercamiento a la Palabra de Dios en el texto bblico y en el texto mayor y ms amplio de la historia y el compromiso histrico, es decir, la militancia poltica, as como con el acto evangelizador (la credibilidad de la Iglesia y la eficacia en la comunicacin del mensaje liberador) [] Dos elementos categoriales del concepto bblico y hebreo sobre la palabra nos pueden ayudar. Para ellos no hay contradiccin entre palabra y accin. Quiere decir que la palabra es
por naturaleza subversiva. Tambin la palabra se manifiesta en medio de la historia, es una palabra creadora y, por ende, liberadora. De ah que la Biblia, ms que palabra escrita en el cdigo muerto de la letra, es la palabra-evento que libera y transforma. La Biblia es la transcripcin escrita de la memoria colectiva de la experiencia de liberacin del pueblo de Israel [] Nos referiremos a lo que se ha llamado por telogos de la liberacin la re-contextualizacin de la Biblia. No puede descubrirse el verdadero sentido de la Palabra, sin pasar por el procedimiento difcil de la liberacin de esa misma palabra, y sin redescubrir su carcter subversivo y liberador para los cristianos que se mueven dentro de un compromiso poltico de revolucin. Sin esta recontextualizacin de la Palabra, no puede haber hermenutica. As cobra relieve el carcter radicalmente iconoclasta de la Escritura y su no tendrs dioses ajenos (Ex 20:3). El carcter revolucionario de la vida y el mensaje de los profetas. El nfasis en la dignidad del ser humano: ninguna persona puede ser reducida a esclavitud ni ser privada de su parte en los beneficios de la creacin. En el Antiguo Testamento el motivo central es el sentimiento de comunidad ( hermanocompatriota-chesed). Mantener la ley (mishpat) y la justicia (tsedeq), es cuidar que las relaciones autnticas no se disturben (mishpat) y que la integridad de cada persona se mantenga plenamente (tsedeq) (Arce, Ham, Daz, Batista y de la Paz 111-112).
De manera que para los cristianos cubanos la hermenutica bblica no es un ejercicio acadmico, sino ms bien una cuestin de sobrevivencia. El colapso abrupto del bloque comunista de Europa Oriental y la Unin Sovitica, la ampliacin de las sanciones comerciales por el gobierno de los EE.UU. de Amrica, y los errores internos, han lanzado a Cuba a una honda crisis econmica desde el principio de los noventa, comprometiendo el nivel ms alto de vida que Cuba haba gozado desde la Revolucin, con cuidados de salud y educacin gratis, etc. El pueblo est ahora pagando el precio de tal crisis, especialmente los ancianos y los nios. Los paradigmas bblicos nos pueden ayudar a ser fieles en medio de la crisis y ofrecer esperanza para el futuro no slo para la Iglesia, sino tambin para el pueblo.
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Los cristianos cubanos se sostienen con el hecho de que el mismo Dios que liber a su pueblo de Israel de Egipto en condiciones extremadamente difciles, est con nosotros. Nuestro pueblo confa que el mismo Cristo que inaugur un nuevo pacto, optando por los pobres de su poca, ayudar al pueblo cubano, dignificndolo, y que su gloriosa y victoriosa resurreccin es una certeza de que para Dios son posibles todas las cosas y as tambin para los que confan en l. Para citar a San Agustn: los dos libros que Dios escribi, el Libro de la Vida y la Biblia, confirman una escatologa basada en la esperanza de la venida del Reino aqu y ahora, un reino de justicia, paz y gozo en el Espritu Santo (Ro 14:17). De esta suerte el con-texto la comunidad de los creyentes inspirados en el texto bblico se encara a los retos de los tiempos presentes: ser protagonistas crticos en el pretexto de la situacin cubana, a fin de que el Reino sea una realidad en nuestro mundo. Este es el mensaje que hoy el Seor nos invita a proclamar y vivir en Cuba.
4. La hermenutica feminista
En un interesante artculo titulado Sanar y transformar: estudios bblicos feministas, aparecido en el Comentario Bblico Internacional, su autora Carolyn Pressler expresa que:
La aparicin de la visin feminista de la interpretacin bblica se encuentra entre las ms significativas novedades que hoy tenemos en los estudios bblicos. Durante las tres ultimas dcadas ha crecido en proporcin geomtrica el nmero de intrpretes que leen las Escrituras desde unas perspectivas explcitamente feministas y en beneficio de mujeres y varones. Estos intrpretes lanzan un desafo, a la vez que enriquecen a la Iglesia que trata de adaptar la Biblia a las necesidades de estos tiempos.
Y aade que: 1. La interpretacin bblica feminista con toda su rica variedad, se diferencia de los estudios bblicos tradicionales en
que adopta una postura en defensa de la supervivencia y la expansin de toda clase de personas, y en especial de las mujeres, es una postura comprometida, comunitaria y contextual. 2. Comprometida: Las intrpretes feministas reconocen que la Biblia y la interpretacin bblica tienden a configurar en grado significativo las relaciones eclesiales, sociales y polticas en amplias reas de nuestro mundo. Muchos entienden que el impacto de la Biblia en la vida de las mujeres ha resultado a la vez opresor y emancipador, y que para bien o para mal siempre ha sido muy fuerte. Las posturas feministas en el terreno de la investigacin bblica intentan criticar y oponerse a los modos en que se utiliza la Biblia para apoyar la subordinacin femenina e interpretar las Escrituras para sanar y transformar las comunidades, incluidas explcitamente las mujeres. 3. Comunitaria: La comunidad es importante como fuente de compromiso metodolgico y objetivo de la interpretacin bblica feminista. Se lee la Biblia en y a travs de las luchas de sus comunidades en pro de la liberacin. 4. Contextual: Los mtodos histrico-crticos tradicionales de los estudios bblicos tienen por objeto hacer que el texto hable por s mismo, es decir, establecer tan objetivamente como sea posible la historia subyacente tras cada texto y su significado dentro de ese contexto histrico. Muchas intrpretes feministas afirman el valor de la postura histrico-crtica, pero a la vez se integran entre los numerosos grupos de crticos bblicos, que ponen en tela de juicio su pretendida neutralidad y reconocen que la localizacin cultural y religiosas de cada cual condiciona absolutamente su manera de entender un determinado texto. Lo que pueda ver una intrprete, lo que determine, es significativo y los modelos que aplique para ordenar los datos textuales e histricos son realidades que vienen configuradas por su herencia y su situacin sociales (Pressler 257-260).
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Y aade la autora que para las feministas que encuentran la Biblia a la vez opresiva y liberadora, la tarea de interpretacin ha de tener dos objetivos, la crtica y la construccin: La dimensin crtica implica el anlisis del modo en que funciona la Biblia para reforzar el sometimiento de personas y pueblos por va del gnero, la raza, la economa y la cultura. Las feministas investigan los presupuestos, los mtodos y las conclusiones de la interpretacin tradicional, en cuanto que sirven para reforzar la dominacin masculina y la sumisin femenina. Tambin analiza crticamente los valores y presupuestos de los mismos textos bblicos en cuanto que guardan relacin con el gnero, la raza y la clase. Por otra parte, las feministas apuestan por las dimensiones constructivas de los estudios bblicos y as tratan de descubrir el peso de las mujeres en la historia de Israel, en el judasmo y en las iglesias primitivas, y para ello destacan los relatos sobre mujeres fuertes y piadosas que pueden ayudar a subvertir el patriarcalismo tanto en el texto bblico como en la cultura contempornea. Tienden sobre todo a sealar en esos relatos las relaciones humanas caracterizadas por la mutualidad y la abnegacin, de modo que se sienten reconfortadas por esas historias marcadas por la resistencia humana a la opresin y por un discurso sobre Dios que subraya su vulnerabilidad y sus compromisos con los oprimidos (Pressler 261-262). En el libro Womens Visions: Theological Reflection, Celebration, Action (Visiones de mujeres: reflexin teolgica, celebracin y accin), su editora, la Dra. Ofelia Ortega, cita a Elsa Tmez, quien al referirse a las hermenuticas feministas en Amrica Latina, considera que hay tres perodos o fases en el estudio de los textos bblicos y en el discurso teolgico que han aparecido gradualmente en las pasadas tres dcadas en el continente, a saber:
1. La primera fase corresponde al auto-descubrimiento de las propias mujeres como sujetos autnomos: oprimidas, capaces de liberarse y producir teologa de una forma activa. 2. La segunda fase intentaba re-elaborar el discurso teolgico a la luz de las aspiraciones de las mujeres, de su sufrimiento y de su espiritualidad, buscando completarlo a partir de su propia experiencia. 3. La tercera fase se dirige a un nuevo discurso bblico-teolgico, con la ayuda de las teoras de gnero; o sea, es una cuestin de deconstruir para luego reconstruir. En esta fase ms reciente hay ms preguntas y propuestas tentativas que construcciones totalmente elaboradas (Tmez 88).
1. El nivel congregacional
En relacin con la interpretacin del contexto de la congregacin, Thomas G. Long comparte el siguiente pensamiento:
El predicador va al texto bblico a nombre de la congregacin y tambin con la congregacin [] La exgesis es la obra de la Iglesia que se realiza a travs del representante que ha escogido [] De suerte que el movimiento del texto al sermn comienza no con la decisin de cmo informar a la congregacin acerca de los resultados de la exgesis personal del texto hecha por el predicador, sino ms bien con una decisin acerca de qu aspecto del encuentro congregacin-texto se reflejar en el texto mismo. El puente que el predicador debe cruzar ahora es el que pasa por el texto-en-el-contexto-congregacional (79).
El predicador o la predicadora en su tarea homiltica debe desarrollar una lectura bien fiel al mundo del texto primario (de la Biblia) y el texto del mundo (la congregacin). El predicador debe comenzar por preguntarse el significado del texto para la reflexin teolgica y para la congregacin. Richard B. Hays en su artculo Exgesis se hace las siguientes preguntas en este sentido, que harn que la Escritura entre en un dilogo crtico con el mundo de la congregacin: Qu concepto de Dios, Jess, la Iglesia y el mundo se presenta en el pasaje? Qu significara para la comunidad de fe tratar este pasaje como normativo para su vida y testimonio? En qu puntos la comunidad se hallara ya de acuerdo o en desacuerdo con la enseanza del texto? Cules son los puntos de tensin que hay que interpretar o aplicar? (127) Leonora Tubbs Tisdale en su libro Preaching as Local Theology and Folk Art (La Predicacin como teologa local y arte popular) se refiere a la importancia de tomar a la congregacin en cuenta desde bien al principio, para el diseo del sermn. Ella dice:
La buena predicacin no slo requiere que sus cultivadores sean unos excelentes exgetas bblicos, sino tambin que se acostumbren a hacer la exgesis de las congregaciones locales junto a sus contextos, de manera que puedan proclamar el evangelio en formas actuales y transformadoras de las comunidades de fe [] Desafortunadamente, sin embargo, los textos homilticos y los cursos sobre homiltica no siempre han atendido tan cuidadosa o reflexivamente la exgesis de los contextos, tanto como la exgesis de los textos mismos. En tanto que se ha provisto a los predicadores de mtodos detallados de interpretacin bblica, la interpretacin congregacional generalmente se ha dejado a merced de la intuicin o las corazonadas del pastor local (xi) [...] Ciertamente que podramos constatar que existe una separacin entre el plpito y el banco, una separacin que debemos ayudar a entender y superar (xii).
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Hemos observado tambin en el captulo anterior, cun importante es para las teologas contextuales como la teologa de la liberacin, por ejemplo, el vnculo estrecho entre el mensaje bblico y la comunidad de creyentes, de una manera en que el primero transforme a los segundos. De modo que, dice Tisdale, una forma de superar esta separacin es ver a la predicacin como un acto de construir una teologa local esto es, una teologa creada por una gente particular en un tiempo y lugar definidos (xii).
Los sermones de los pastores locales, que se predican en sus contextos congregaciones especficos, proveen verdaderos ejemplos de la vida real de maneras de teologizar contextualmente (xiii) [...] La interpretacin o la etapa hermenutica, implica necesariamente un doble foco: la interpretacin de los oyentes, incluyendo sus contextos personales, domsticos, polticos, econmicos y la interpretacin del texto bblico en su contexto histrico, teolgico y literario (25-26).
Cuando un predicador / una predicadora no hacen una exgesis apropiada de la congregacin a la que predica, tiende a cometer alguno de estos errores: 1. Preparan sermones para la humanidad en general, que nunca se ha encarnado verdaderamente en las situaciones vitales de sus congregaciones particulares. 2. Pintan cuadros demasiado simplistas de sus oyentes al predicar, atribuyndoles actitudes, creencias y valores que realmente no defienden. 3. Proyectan a sus congregaciones (consciente o inconscientemente) sus propios temas y preocupaciones (Tisdale 23). Aun cuando el predicador laico o la predicadora laica puedan creer que tienen alguna desventaja respecto al pastor ordenado, que ha recibido su adiestramiento bblico teolgico sistemtico en un seminario, no hay ninguna duda de que en la exgesis de la congregacin es donde est en su terreno. El laicado es el pueblo de Dios, y es una parte activa de la congregacin, y sin embargo, posee el gran privilegio de predicarle.
Leonora Tubbs Tisdale en su libro adopta el mtodo del participante-observador del educador cristiano Denham Grierson, que es muy til para hacer la exgesis de la congregacin con propsitos homilticos. En este mtodo el laico o la laica desempea el doble papel mencionado anteriormente: 1. El participante-observador comparte las actividades y sentimientos de su pueblo. Esto implica relaciones ntimas y el contacto directo con su vida, que se comparte. 2. El papel del participante-observador requiere al mismo tiempo un desprendimiento y un compromiso personal. 3. El participante-observador es una parte normal de la cultura y la vida del pueblo bajo observacin. No viene como un experto, sino ms bien como un estudiante quien, a fin de aprender, participa en la vida de la gente. 4. El papel del participante-observador es consistente dentro de la congregacin, a fin de que no se cree alguna confusin con cambios de conducta inesperados o papeles alternantes. 5. El participante-observador tiene como meta un nivel simblico de significacin en la vida de la congregacin, que no se puede ganar a partir de observar solamente la conducta externa, como sera el caso de un observador desapegado (Tisdale 60). Esta frmula participante-observador nos sugiere la necesidad del laicado, no solamente para desempear este papel doble, sino tambin para comprometerse en un empeo cooperador, en que muchas personas puedan compartir sus contribuciones. John S. McClure en su libro The Roundtable Pulpit enfatiza la importancia de esta nocin. Expresa:
La predicacin colaboradora es un mtodo que implica a miembros de una congregacin en un sermn que todos comparten (mtodo brainstorm) [...] capacitando a los miembros de la congregacin a afirmar sus propias ideas, formas de experiencia religiosa y visin teolgica que se pueden articular desde el plpito. Por tanto, la predicacin se vuelve un punto central para la auto-participacin de la congregacin en la misin (7).
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McClure sugiere que la predicacin colaboradora puede ser muy til para el involucramiento activo del laicado en la tarea homiltica, colaborando con el pastor / la pastora que cada semana prepara su sermn para presentarlo el domingo, pero tambin cuando la persona laica est a cargo de esta responsabilidad. Y dice:
La imagen de la mesa redonda implica por lo menos cinco cosas que son cruciales para la predicacin colaboradora, que hallo muy tiles para la preparacin colectiva del sermn, a saber: 1. El predicador como anfitrin. El predicador o la predicadora es el anfitrin que da acceso al plpito a aquellos cuyas interpretaciones y experiencias pueden ser muy diferentes. El predicador o la predicadora escucha, reflexiona, arguye y est de acuerdo, satisfecho siempre de ser el ltimo en vez del primero en la mesa redonda, para recibir y comunicar la Palabra divina. 2. Un evento comunitario. Las conversaciones en mesa redonda son comunitarias [] incluye durante un perodo de tiempo a la mayor parte de participantes en la vida de la congregacin. Introduce tambin voces del pasado de la comunidad, de la Escritura, la tradicin y la herencia congregacional. 3. No hay una voz privilegiada. En la mesa redonda todas las voces son iguales. 4. Se trata de un proceso abierto. La conversacin en mesa redonda es franca. Lo redondo significa que no hay trmino a la conversacin homiltica. Contina circulando todo el tiempo alrededor de la mesa. De esta forma captura la igualdad dinmica y creadora de la emergente Palabra de Dios en la comunidad cristiana. 5. Se trata de un proceso con propsito. La conversacin en mesa redonda tiene el propsito de que cuando hay algo importante sobre la mesa, la Iglesia tiene que dejarse dirigir. Hay que articular una visin cristiana. Hay que tomar decisiones prcticas acerca de los compromisos ticos y la misin de la congregacin. Por tanto, el plpito tipo mesa redonda tiene la igualdad de una reunin importante durante la cual se proponen a la congregacin el sentido y las implicaciones directas del Evangelio (51-52).
A este concepto de preparacin de sermones en equipo, las homilticas feministas han aportado de manera sustancial, ya que al decir de la teloga canadiense Carol Schlueter:
Emergen de una comunidad de personas, un sustancial nmero de ellas, mujeres que discuten el material bblico en el contexto de sus vidas. No emergen de individuos que escriben sermones aisladamente, usando una exgesis solitaria. Las homilticas feministas reconocen lo que yo llamo el principio de los gansos canadienses. Los gansos del Canad vuelan en una formacin en V, y ninguno es el lder. Cuando se fatiga, el lder se desplaza hacia detrs y otra ave lo reemplaza. El buen estado de salud de cada ave es importante para la supervivencia de la bandada, y mientras ms aves compartan el papel de liderazgo, ms progresa la misma. Aplicado a nuestro tpico, este principio sugiere la preparacin de sermones en colaboracin con las ideas y las experiencias de otros / otras en nuestro propio contexto (138).
Naturalmente que con el propsito de hacer la exgesis de la congregacin, el predicador o la predicadora, junto a todos los participantes necesitan herramientas apropiadas, lo mismo que sucede cuando se hace la exgesis del texto bblico. Tisdale cita a Jackson Carroll, quien identifica cuatro posibles puntos de entrada y focos para el anlisis de la congregacin: 1. Programa: Estructuras organizativas, planes y actividades a travs de las cuales una congregacin expresa su misin y ministerio a sus propios miembros y a los de fuera de la membresa. 2. Proceso: El subyacente flujo de la dinmica de una congregacin que entreteje su vida comn y afecta su moral y clima. 3. Contexto social: El marco local y global en que se halla una congregacin al que responde. 4. Identidad: El conjunto persistente de creencias, valores, patrones, smbolos, historias y estilos que caracterizan a una congregacin (29). De una manera ms prctica, Tisdale enumera algunos smbolos y categoras para la exgesis congregacional, que nos ayudaran a los
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predicadores / las predicadoras a seguir un procedimiento paso a paso en tal evento importante:
As como el exgeta de la Escritura puede necesitar diferentes formas de anlisis textual antes de poder discernir qu enfoques seran mejores exponentes de los significados ms profundos de un texto particular, as el exgeta de la cultura congregacional necesitar enfocar su estudio desde una diversidad de ngulos hasta que comience a discernir cules son ms reveladores del significado congregacional en su contexto particular (65).
A continuacin se muestran los smbolos y categoras que propone, aadiendo algunos comentarios prcticos aplicados al contexto cubano: 1. Historias y entrevistas
Probablemente no hay ms textos fructferos para analizar la subcultura congregacional, que las narraciones que los participantes de la vida congregacional comparten con el pastor en el proceso ordinario de llevar a efecto su ministerio (65-66).
Esto me recuerda los tiempos en que el atesmo era poltica de estado en Cuba. Desde el tiempo en que comenc a estudiar en el Seminario de Matanzas (1980) he servido como pastor en quince congregaciones, entre los tres presbiterios que forman la Iglesia Presbiteriana-Reformada en Cuba y siempre me ha impresionado mucho conocer cmo el laicado se ha enfrentado a esta dura realidad. En una ocasin, sirviendo en una pequea iglesia en el campo, escuch la historia de que solamente haba una pareja de casados que asista a la iglesia. Cada semana iban a abrir la iglesia, leer la Biblia, orar y cantar himnos. Podran haberlo hecho en su hogar, pero deseaban mantener el templo abierto y la Iglesia viva, aunque fueran slo dos. Conocer ese texto me ayud luego a usarlos como dirigentes de la congregacin cuando sta creci y dirigirles mis sermones con ms precisin. Fue tambin til or de sus propios labios esta historia.
Si nosotros tenemos ahora una Iglesia vital, fue porque entre otras razones tuvimos gente fiel que testificaron de su fe aun en tiempos difciles. Es muy importante guardar esto en mente, cuando preparamos un sermn para una audiencia cubana. 2. Materiales de archivo
Otra fuente primaria para los textos culturales es la coleccin de materiales que la congregacin produce y conserva en sus archivos. Tisdale cita a James Wind:
Los siguientes materiales que pueden ser textos culturales valiosos para el analista simblico: Documentos en relacin con la fundacin de una iglesia. Minutas de las juntas y comits ms importantes. Registros financieros. Registros de actas pastorales ( bautismos, bodas, funerales). Informes oficiales y estadsticas enviados a la denominacin. Publicaciones, boletines del culto y sermones impresos. Fotos y otros materiales de recordatorio. Grabaciones de cassettes. Artefactos que ya no se usan en la comunidad (69-70). Por tanto, el referirse a la historia, herencia y races de la congregacin es muy importante cuando vamos a hablarle a sus miembros. Por ejemplo, siempre me acuerdo y le recuerdo a la Iglesia Presbiteriana-Reformada en Luyan, donde he servido como pastor por ms de diez aos, de los hechos histricos que la han conformado durante sus casi ochenta aos de existencia. Si recordamos que la iglesia fue fundada por una pareja de laicos, Aurelio Garca y Luisa Prez, que procedan de la I Iglesia Presbiteriana de La Habana, que fueron obreros muy trabajadores y ofrecan su hogar para celebrar reuniones y cultos, podemos fcilmente descubrir virtudes que han marcado a su iglesia hasta hoy.
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As que hacemos nfasis en la importancia de a) el ministerio laico, b) la familia o parejas que sirvan a la iglesia, c) la humildad, d) la hospitalidad, e) el sacrificio y el compromiso social que inspir a la iglesia a fundar la Escuela Presbiteriana por los aos cincuenta y ahora a desarrollar el Centro Presbiteriano de Luyan (CEPREL). 3. La demografa y el pueblo
La demografa define el estudio estadstico de las poblaciones humanas; por tanto, aqu se estudian aquellos elementos que tienen que ver con la edad, sexo, raza, etnicidad, clase social, nivel educativo, poder, prestigio. Tisdale cita a Carroll y Hopewell sobre algunos puntos de su aplicacin:
Proveer en perfil del miembro tpico de la comunidad. Indicar el grado de diversidad que existe en la congregacin. Proveer claves importantes para el desarrollo de un programa con los miembros (70-71). Ya que la congregacin est formada por personas, el predicador / la predicadora debe enfocar su prdica a sus caractersticas. La edad es importante. Personalmente entiendo que es ms difcil dirigirse a los jvenes y ms a los nios, que a adultos. Obviamente, porque el predicador / la predicadora tiene que tomar en consideracin el nivel de comprensin y necesita usar recursos comunicativos ms simples. Lo mismo sucede con el nivel educativo. Aunque la poblacin cubana en general tiene un buen nivel educativo, naturalmente es diferente dirigirse a un grupo de profesionales universitarios que a amas de casa. El contenido del mensaje es el mismo, pero vara la forma de comunicarlo. A pesar del hecho de que no hay divisin aguda de clases sociales o econmicas en nuestra sociedad, no cabe duda de que las personas de ms bajos ingresos no perciben el Evangelio en la misma forma que los que usan divisas. Y esto es algo que el predicador o la predicadora debe tener en cuenta, cuando se prepara para enunciar su sermn.
El otro smbolo que Tisdale recomienda para los predicadores como exgetas de la congregacin, es lo que ella llama gente y que yo inclu bajo esta misma categora. Leyendo el prrafo que estoy citando es fcil visualizar en nuestras mentes y en nuestras congregaciones el tipo de personas que ella describe. Dice:
La gente misma se puede convertir en valioso texto cultural, que amerita una buena descripcin. En casi cada congregacin hay figuras respetables, las que en su propio ser personifican simblicamente los ideales de tal congregacin. Aunque no sean los participantes ms comunicativos, cuando hablan la gente les presta atencin, porque son vistos por los dems con esa cualidad esquiva llamada sabidura[] Observando a estos sabios, uno que estudie la cultura de la congregacin puede aprender mucho acerca de sus valores. Por otro lado tambin existe en la vida congregacional ese tipo de gente que vive al margen, individuos considerados por los dems como excntricos o extremistas o que ellos mismos expresan que no caben (en trminos de su estilo de vida, creencias o valores) tanto como los otros. Si escuchar a los sabios le puede decir a un pastor aquello a lo que la congregacin da valor, considerar a los que estn en el margen puede ser una seal para saber dnde se encuentra la frontera cultural que separa a los nuestros de los que no son nuestros (76).
Hallo que este concepto de exgesis congregacional es muy til, cuando me invitan a predicar a una audiencia que no conozco bien, ya que tener en cuenta todo esto nos puede ayudar mucho. Cuando
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llego al santuario observo tan profundamente como me sea posible la arquitectura y las artes visuales, que hasta cierto punto me expresan su idiosincrasia. Recuerdo cuando visit recientemente nuestra hermana iglesia en Reutlingen, Alemania. Me qued muy impresionado por la arquitectura moderna del templo, construido hace apenas cinco aos en Hohbuch, una nueva comunidad. No construyeron un santuario alemn grande, sino ms bien un edificio que pudiera servir a la comunidad, que pudiera servir para diferentes actividades. Todo ello, unido a un cuadro de pintura moderna situado en el santuario, que representa al Cristo resucitado con los brazos abiertos abrazando a toda la humanidad, me habl muy alto del compromiso social de la iglesia motivado por su fe cristiana. Este es un smbolo poderoso de quines eran ellos, lo que me sirvi, por supuesto, cuando les prediqu! 5. Eventos y actividades
Tericamente, dice la Tisdale, cualquier evento de la vida congregacional tiene la potencialidad de convertirse en texto cultural, particularmente aquellas actividades que poseen un significado especial para los miembros de la congregacin. Y una vez ms el pastor debe ser tan inteligente como para observar las muchas actividades (educativas, misioneras, fraternales) que tienen lugar regularmente en la vida de la iglesia, haciendo tambin un anlisis ms profundo de algunas de ellas.
Al enumerar y evaluar el catlogo de actividades congregacionales, el pastor pudiera hacerse las siguientes preguntas: Qu tipo de actividades recibe la mayor atencin, invirtiendo mayor tiempo, energa o recursos en la vida congregacional?, qu actividades comparativamente hablando estn ms descuidadas? Qu actividades/eventos de la vida congregacional describen los miembros de la iglesia con mayor orgullo?
Qu actividades en la vida congregacional se han aadido en los ltimos aos y cmo sugieren la direccin a que la iglesia se dirige actualmente? Qu actividades/eventos se han omitido o se hacen menos en los ltimos aos y qu sugieren, en cuanto a la direccin actual y futura de la congregacin? Qu actividades o eventos distinguen a esta congregacin de otras en sus inmediaciones? (75).
2. El nivel nacional
El segundo nivel del contexto que el o la exgeta debe tener en consideracin para la preparacin de su sermn es el nacional. Hace algunos aos un grupo de cuatro de nosotros escribi un captulo titulado Causas y desafos del crecimiento de las iglesias protestantes en Cuba: la influencia del movimiento pentecostal , para el libro En la fuerza del Espritu, editado por Benjamn Gutirrez y Dennis Smith, en donde hicimos el siguiente anlisis:
Como parte del conjunto de pueblos que componen el espectro latinoamericano y caribeo, Cuba, a pesar de las especificidades originadas en su desarrollo histrico, posee un sinnmero de afinidades con el resto de los pases y no escapa a los impactos que tienen lugar en la actualidad continental. Por algo ms de tres dcadas el pueblo cubano ha vivido una sucesin de acontecimientos que han ido conformando un panorama caracterstico en el pas. Se han ido introduciendo transformaciones en el orden econmico, poltico y social; en menos de una dcada las relaciones con los Estados Unidos fueron sustituidas por el establecimiento de fuertes vnculos con los pases socialistas del Este europeo y muy especialmente con la Unin Sovitica, con la que no slo mantuvimos un comercio ventajoso, sino de la cual trasladamos tambin toda una dinmica social no acostumbrada hasta ese momento para el pueblo cubano. En el mbito religioso, la tradicional aunque no tan enraizada como en otros pases del continente religiosidad popular, marcada por un profundo sincretismo entre expresiones religiosas de origen africano, el espiritismo y el catolicismo, fue cediendo lugar, al menos en
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apariencia, a la exigencia implcita de la asuncin de posturas atestas como expresin de una posicin de militancia revolucionaria. Dndose en mltiples oportunidades la impresin de que las expresiones religiosas tendan a desaparecer del panorama social. El protestantismo, de menor arraigo en el pas, est representado por unas cincuenta denominaciones asentadas en territorio cubano desde finales del siglo XIX hasta el ao 1963. Principalmente el llamado protestantismo histrico, temprano o tradicional se vincul con las capas medias, induciendo el modo de vida norteamericano en su feligresa y dndose a conocer en la poblacin a travs de su postura de servicio en lo social, determinada por la implantacin de escuelas, asilos y alojamientos estudiantiles (141-142).
En el 1961 se proclam el carcter socialista de la Revolucin, con su consecuencia de una atmsfera materialista y atesta. Las iglesias cubanas se acostumbraron a la prdida constante de su membresa. Sin embargo, desde bien avanzado el ao 1980, los bancos de muchas iglesias se llenaban de personas que buscaban una palabra de esperanza y gua. Las denominaciones tuvieron que adiestrar rpidamente pastores y pastoras, laicos y laicas y buscar locales en hogares privados para los nuevos convertidos. Los nuevos discpulos tienden a poseer tres caractersticas comunes: 1. Son en su mayora personas de slida preparacin acadmica y en muchos casos profesionales de experiencia. 2. Tienen todos una gran ansiedad por ser y hacer, es decir, por participar activamente en los programas de la iglesia local. 3. Estn muy sensibilizados en la entraa de sus emociones y buscan la va expedita para exteriorizarlas (Gutirrez y Smith, 143). Encuentro estas caractersticas muy tiles cuando trabajo con los recin venidos, para prepararlos para la tarea homiltica, ya que stas resumen el enfoque holstico de la materia, a saber: a) necesitamos personas con alto nivel cultural y educativo (mente); b) ellos tienen
la voluntad de asumir un papel activo en su marco (cuerpo), y finalmente c) la sensibilidad de expresar las emociones (corazn). Tres condiciones que conforman al predicador o predicadora ideal! El mencionado libro de Gutirrez y Smith contina analizando el contexto cubano con estas palabras:
A su vez estn los que regresaron a la Iglesia despus de aos de ausencia y tambin los que nunca fueron instruidos en la fe cristiana y llegaron a ser marxistas convencidos, indiferentes por completo a las instituciones eclesisticas, o repudiadores de sus funcionarios y feligreses. .. La realidad muestra a la Iglesia cubana en continuo cambio, y a sus lderes y feligreses confrontando los retos que representa el compromiso, por un lado, entre la transformacin y el mantenimiento de la identidad denominacional; y, por otro, la necesidad de avanzar al ritmo de las profundas y constantes transformaciones que tambin se dan en el seno de la sociedad en la cual vivimos (143, 144).
Analizar el panorama eclesial cubano actual requerira evaluar la trayectoria de las relaciones Estado-Iglesia en nuestro pas, al menos en sus aspectos fundamentales. Las ltimas dcadas han sido difciles para las instituciones religiosas, las cuales, como todos los aspectos de nuestra sociedad, han sido afectadas por la lucha ideolgica:
Los aos sesenta estuvieron marcados por las confrontaciones iniciales con la Iglesia catlica y algunos lderes de iglesias protestantes en el aspecto poltico. La nacionalizacin y centralizacin estatal de la enseanza afect igualmente a estas instituciones, privndolas de su principal fuente de ingresos, as como del medio fundamental de transmisin de ideas y valores cristianos. La lnea anticomunista de pensamiento, heredada de las iglesias madres, se refuerza en este contexto bajo los impactos de la confrontacin (Gutirrez y Smith, 144).
Theodore A. Braun, un pastor de la Iglesia Unida de Cristo en los EE.UU., que ha visitado muchas veces a nuestra Isla, en su reciente li-
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bro Perspectives on Cuba and its People, analiza este perodo de forma positiva y constructiva diciendo:
Pero rpidamente empez a desenvolverse una nueva situacin. Como los cristianos que permanecieron en Cuba comenzaron a apreciar que los hambrientos eran alimentados, los desnudos vestidos, los pobres levantados (todo esto por el gobierno y fuera de la gida de la Iglesia), se llenaron de sorpresa. Aqu estaba Dios contestando sus oraciones y los propsitos de la Iglesia a travs del instrumento de un Ciro secular pero haba una gran diferencia: las necesidades de todo el pueblo ahora eran resueltas mediante cambios estructurales en la sociedad, y no las necesidades individuales mediante la caridad cristiana. Esto condujo a un nuevo desafo para la iglesia: cul habra de ser su misin si ya no haba personas a quin ayudar? La respuesta lleg del llamado hermenutico bsico de la Iglesia: interpretar lo que Dios est haciendo en el mundo y unrsele a l all. De esta manera, los cristianos comenzaron a tomar un papel cada vez mayor en el aumento en la sociedad revolucionaria (75).
Sin embargo, la dcada de los setenta fue muy difcil para los que permanecieron en Cuba. Las iglesias redefinieron su tarea y se polarizaron internamente, sacudidas por una sociedad que entraba en el sistema socialista mundial. Ser cristiano era un tremendo desafo. Durante estos aos los lderes laicos y los pastores que respaldaban el proyecto socialista desarrollaron una teologa altamente politizada dentro del movimiento ecumnico. Pero este discurso terico no se filtr de los crculos acadmicos y de las organizaciones ecumnicas a los miembros de la Iglesia en las bases. La mayor parte de las iglesias se mantuvo en una lnea tradicional en cuestiones teolgicas, litrgicas y sociales. El libro que ya hemos mencionado de Gutirrez y Smith, contina diciendo:
Algunas denominaciones, por sus posiciones de retraimiento social, de apoliticismo y a veces declarada divergencia con el socialismo, devinieron en espacio de refugio para aquellas personas que optaron por no comprometerse con el proceso revolucionario. Como consecuencia se extendi an ms la falsa asociacin entre religin y poltica, lo que se tradujo en distintas formas de discriminacin social para los
cristianos. Estos vieron cerrarse muchos espacios y vas de ascenso en la sociedad. Lo religioso fue visto como una cuestin poltica por el Estado, y como elemento de lucha ideolgica mereci la atencin de organizaciones polticas y de masas a cada individuo portador de creencias y prcticas religiosas, en sus lugares de residencia y centros de estudio o trabajo. A nivel individual este hecho tuvo repercusiones muy diversas, desde el abandono de la fe a instancias de una vida sociopoltica activa hasta el alejamiento de la iglesia an conservando la fe en aras de asegurar determinada posicin en la sociedad, acceso a una carrera universitaria especfica, un cargo de direccin , o simplemente algn puesto de trabajo en particular. Las iglesias, por su parte, se centraban en un trabajo intraeclesial al carecer de posibilidades o espacio para, como tales, desplegar una labor en la sociedad, ya fuese evangelstica o de servicio. Durante los aos ochenta se avizoraban cambios importantes, tanto en la poltica partidista respecto a la religin como en la prctica de las mismas iglesias, como parte de un proceso de maduracin de las instituciones cubanas en las condiciones del socialismo. La poltica del Estado hacia la religin y los creyentes, posterior a los debates y acuerdos de los II y III Congresos del Partido Comunista rector en la sociedad, comenz a dar muestras de una mayor objetividad. Cabe aadir, por su importancia, que la segunda mitad de los ochenta fue fecunda tambin en la autocrtica ideolgica, a partir de una revisin global de la implantacin del modelo sovitico, que abarc la esfera de las ideas, como consecuencia del llamado perodo de rectificacin. La apertura del pas hacia el exterior, en particular las relaciones con otros pases del continente, enriqueci la visin de las altas esferas de direccin en este sentido. Las experiencias de participacin cristiana en movimientos de liberacin en Amrica Latina, en especial la revolucin sandinista y las luchas en El Salvador, la relacin con el Movimiento de Cristianos por el Socialismo y el auge de la Teologa de la Liberacin, son algunos de los elementos externos que mueven a una reflexin ms abierta y desprejuiciada hacia la temtica religiosa y a la paulatina insercin de los cristianos cubanos en los procesos sociales. Las visitas de lderes religiosos de renombre internacional, la publicacin del libro Fidel y la Religin, las jornadas de debate en torno a
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ste en medios cristianos y marxistas, as como la constatacin de una prctica de casi dos dcadas de compromiso por parte de grupos ecumnicos, van rompiendo esquemas en el medio nacional y facilitando un dilogo cada vez ms fecundo entre instituciones seculares, polticas y acadmicas, y entre stas y las religiosas, hasta derivar en el ya histrico 2 de abril de 1990. Este encuentro y su amplia difusin, repercuti de forma significativa en las relaciones de los religiosos con el resto de la sociedad, al reconocer la existencia de prcticas discriminatorias hacia los creyentes y abrir la posibilidad de dilogo con las diferentes denominaciones protestantes. De este modo comenz una nueva etapa en las relaciones no slo en el plano oficial, sino tambin en la manera de percibir lo religioso por la comunidad. En estos ltimos cinco aos, debido a la coyuntura actual, la iglesia ha ido ocupando nuevos espacios en la sociedad. La posibilidad de servir de canal para la solidaridad de otras iglesias y pases con el pueblo cubano y la divulgacin de estos hechos, ha contribuido al reconocimiento popular de tales instituciones (145-147).
De modo que el suelo est listo para plantar la palabra de Dios. No slo porque, como hemos visto anteriormente, sea ms fcil, desde el punto de vista del estado marxista cubano, sino porque se necesita ms en un momento en que hay un reajuste de valores en nuestra sociedad. Nuestro Seor Jesucristo antes de ir al Padre, dej a sus discpulos la Gran Comisin con estas palabras:
Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra, vayan pues a las gentes de todas las naciones y hganlas mis discpulos, bautcenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espritu Santo, y ensenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes, por mi parte yo estar con ustedes todos los das, hasta el fin del mundo (Mt 28:1820 VP).
Estos versos, que son la conclusin del evangelio de Mateo, confirman que la misin le pertenece al Seor mismo y que l la comparte con nosotros. Nos comisiona a laborar con l lo que se expresa simblicamente con la dimensin vertical de la cruz, pero el man-
dato se refiere tambin al llamado a laborar unos por los otros lo que se representa por la dimensin horizontal. De esta manera nuestro ministerio nos ha sido comisionado por nuestro Seor, a favor de su reino aqu en la tierra y con la plena conviccin de su permanente acompaamiento. Hoy en Cuba vivimos momentos bien difciles y desafiantes, pero tambin muy creadores. Es un tiempo no slo para analizar el papel del cristianismo, sino tambin cmo dialoga con el marxismo para beneficio de la sociedad cubana. Sobre este punto aprecio las observaciones de Giulio Girardi:
Las afinidades entre la historia del marxismo y la del cristianismo no conciernen slo a su deformacin por la alianza que establecieron con los imperios, sino tambin su renovacin en el esfuerzo de quebrar esos vnculos, liberndose de aquellas dependencias y rescatando sus proyectos originarios. En el corazn de estos proyectos est, tanto para el marxismo como para el cristianismo, la identificacin con los oprimidos y la toma de partido militante a su lado. Rescatar su inspiracin originaria significa entonces, para el marxismo y para el cristianismo, abatir el muro que los ha separado histricamente, descubrir su convergencia fundamental y comprometerse juntos, al lado de los pueblos oprimidos de todo el mundo, en la construccin de la nueva historia (257).
Finalmente, no podemos analizar la realidad nacional sin hacer alusin a la Celebracin Evanglica Cubana, un proceso comenzado en 1994, antes de la visita del Papa Juan Pablo II, que agrup a la gran mayora de las iglesias protestantes cubanas (49 en total). Durante los meses de mayo y junio de 1999 se desarrollaron actividades en tres niveles: local, municipal y cuatro nacionales (estas ltimas transmitidas por TV); 19 encuentros en total, con una notable participacin de las autoridades del partido y del gobierno. Destacamos la que se celebr en Plaza de la Revolucin, en la Ciudad de La Habana, el domingo 20 de junio, que cont con la asistencia de ms de 100,000 personas, entre las que se encontraba el presidente Fidel Castro. Inspirada en los ejes temticos de amor, paz y uni-
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dad, la Celebracin sirvi de termmetro para medir la realidad contempornea del protestantismo cubano. Se evidenci el potencial de la unidad de las Iglesias, incluso entre las que no son miembros del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC), se experiment la mxima bblica de la unidad en la diversidad y la reafirmacin de la presencia pblica o social de esta tradicin cristiana, rechazando el concepto de que la religin es un fenmeno privado. Se constat la riqueza de la expresin de la fe en nuestras propias categoras culturales, a pesar de la influencia fornea; la importancia del carcter festivo o celebrativo (a travs de cantos, danzas y expresiones corporales), tan necesario para la Cuba de hoy; y el potencial de recursos humanos, de personal altamente calificado por la Revolucin, que est al servicio de las iglesias como parte del pueblo. Valoramos el saldo como positivo, aunque hay un largo trecho por recorrer y algunos retos por alcanzar, tales como una mayor participacin de las mujeres (ninguna mujer predic en los cuatro actos nacionales!); la continuidad sistemtica del proceso; la aplicacin de sus logros en la estructura y los programas de las iglesias y las organizaciones ecumnicas. Esta Celebracin ratific el hecho de que tenemos, como predicadores y predicadoras, la oportunidad de proclamar ms amplia y pblicamente las buenas nuevas del Evangelio en nuestra Patria.
3. El nivel global
Finalmente el o la exgeta de nuestro contexto debe atender a este tercer nivel de la preparacin del sermn, que es el global. Aunque no lo mencione explcitamente en el sermn, es muy importante disearlo considerndolo dentro de un contexto ms amplio. Despus de todo, Jesucristo dise su enfoque misionero hacia todo el mundo. Si analizamos el contexto en que se realiza la empresa misionera actualmente, podemos decir que se trata de un contexto de pobreza, de capitalismo salvaje, que predica y afirma una globalizacin al
servicio de menos y menos personas, haciendo un dios de la bsqueda de ganancia, dinero, capital, dios que precisa de sacrificios, no importa el costo social y humano que haya que pagar ( Brueggemann 29). Rob vam Drimmelen ha publicado recientemente el libro Faith in a global economy, a primer for Christians, un instrumento muy til para definir el trmino globalizacin y ver cmo se relaciona con la fe cristiana en un mundo post-moderno. Dice:
Generalmente, la globalizacin se refiere al proceso de interaccin creciente que se va intensificando en todos los niveles de la sociedad en el comercio mundial, las inversiones extranjeras de capital y mercados de capital. Ha sido estimulada por los avances tecnolgicos en el transporte y las comunicaciones, por la liberalizacin rpida y la des-regulacin del comercio y los flujos de capital, nacional e internacionalmente, que llevan a un slo mercado global (7-8). La globalizacin ciertamente ha trado progreso y nuevas oportunidades. El ndice de mortalidad infantil se ha reducido en ms de la mitad en los ltimos 30 aos. La gente en general vive un promedio de 17 aos ms, y entre 1960 y 1993 la diferencia en la esperanza de vida entre el norte y el sur fue ms del doble, de 23 aos a 11 aos. La matrcula en la enseanza primaria y secundaria combinadas se ha ms que duplicado. Las tecnologas de comunicacin mejoradas han ayudado a que las redes de solidaridad operen ms efectivamente y han hecho posible la expansin de redes alternativas de comercio justo. Por otro lado, ms de un billn de personas en el sur todava carecen de acceso a la salud bsica y la educacin, agua potable y una nutricin adecuada. A pesar de que el nivel de salud global aumenta, una persona de cada tres viven en pobreza. Adems de ser moralmente inaceptable, esta es una situacin explosiva, aunque slo fuera porque los pobres a travs de las tcnicas de comunicacin mejoradas, puedan estar ms conscientes de cun ricamente otros viven. As la globalizacin es una espada de dos filos, trayendo beneficios a unos y miseria a otros (10).
El predicador o la predicadora modernos deben estar alertas, porque la economa del mercado global es un mal, no slo porque se opo-
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ne a la vida abundante que Dios nos trae a travs del sacrificio y la resurreccin de nuestro Seor Jesucristo, sino tambin porque tiende a oponerse a Dios mismo. Dice Harvey Cox que la manera comn de pensar le asigna al mercado una sabidura que slo han conocido los dioses en el pasado. Conoce nuestros ms profundos secretos y nuestros deseos ms oscuros (20). Encarar esta realidad significa la dislocacin de la vida cotidiana de nuestra gente. La teologa del exilio a la que nos referimos anteriormente, nos impele a promover una teologa de la vida, que implica:
La defensa de la vida a travs de los derechos humanos en los dominios civil, poltico, social, cultural y ecolgico [] asumiendo que la opcin radical en defensa de la vida afirma la posibilidad de una vida plena en los reinos material y espiritual, que incluya la experiencia del goce esttico, el desarrollo de la creatividad, la afirmacin de la dignidad de cada ser humano (Brueggemann 31).
En un mundo en que el neoliberalismo tiende a globalizarse, la alternativa a la globalizacin es la justicia. Rob van Drimmelen dice en su libro:
Junto con la globalizacin econmica somos testigos de lo que se podra llamar una globalizacin desde abajo. Los avances tecnolgicos tales como el correo electrnico estn haciendo posible establecer nuevas redes de movimientos populares, para intercambiar informacin sobre temas y organizar campaas internacionales de defensa. El desarrollo de esquemas alternativos de comercio justo, es otro ejemplo de globalizacin desde abajo. La globalizacin cooperadora ms que la globalizacin fundada en la competencia es tambin una caracterstica de nuestra era. La globalizacin no se puede eliminar. A pesar de tantas caractersticas negativas vinculadas a ella, tambin hay nuevas oportunidades para aquellos que trabajen hacia la globalizacin de la justicia y la solidaridad. El desafo es explotar tales posibilidades a travs de la participacin selectiva en los procesos globalizadores y promover una globalizacin ms incluyente que excluyente (27-28).
La alternativa a la globalizacin del mercado es la globalizacin de nuestra fe, la promocin de la catolicidad autntica de la Iglesia, que es tan antigua como la Iglesia misma. Al encarar esta crisis el predicador o la predicadora como dirigentes y edificadores de la comunidad debe guiar a sus seguidores hacia la reconstruccin socioeconmica del ser humano. En este sentido, la Confesin de Fe de la Iglesia Presbiteriana-Reformada en Cuba, promulgada en 1977, expresa:
La creacin de un hombre nuevo significa el establecimiento de una nueva vida comunitaria en la nueva sociedad, donde no se da cabida a la explotacin del trabajo ajeno; ni a la discriminacin racial; ni la sumisin de la mujer como objeto de consumo mercantil, comercial o sexual; ni se tolera el uso interesado de los legtimos valores de la vida familiar en beneficio de los falsos intereses de la sociedad clasista discriminatoria (10.086).
El plpito es poderoso, porque es liberador. En el libro de Justo y Catherine Gonzlez The Liberating Pulpit, encontramos que la predicacin es un acto poltico. Les cito:
Por poltico queremos decir el juego de poder, la cuestin de quin se espera que tenga autoridad sobre quin, o quin est dentro o no. Poltico significa sobre todo, en este contexto, la manera en que Dios interviene en tales relaciones y como Dios responde al poder o la impotencia de varios individuos o grupos de personas (74).
El predicador, y sobre todo el predicador o la predicadora laicos, encarnados en la sociedad en tal marco crtico, estn urgidos por el Seor Liberador a proclamar las Buenas Nuevas del Evangelio, que l proclam en su tiempo. Hoy ms que nunca, su kerygma es poderoso, fortaleciendo a los que no tienen fuerzas:
El Espritu del Seor est sobre m, porque me ha consagrado para llevar la buena noticia a los pobres, me ha llevado a anunciar libertad a los presos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a anunciar el ao favorable del Seor (Lc 4: 18-19).
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Los ministros ordenados. El laicado no puede aspirar a poseer ninguna justificacin que se derive de su oficio; lo nico que puede hacer es ejercer una autoridad personal (Raiser 3). Las funciones del clero no agotan, ni sobre todo reemplazan, todas las funciones de la Iglesia, o de la Iglesia operando en el mundo. En la Iglesia el pastor o la pastora son escogidos por Dios; l/ella ha sido preparado/a, adiestrado/a y colocado/a donde est para coordinar el trabajo. Pero Dios tambin ha escogido a su pueblo para servir, en coordinacin con el clero, al mismo tiempo en la Iglesia y el mundo. La importancia de la funcin del laicado, por ende, no compite con la del pastor, como si una le impusiera lmites a la otra. Ambos convergen en el deseo comn de presentar en el mundo moderno un signo positivo de juicio y esperanza, de acuerdo con el mandamiento de Jesucristo. Mientras en la Biblia hay cierta distincin entre clero y laicado, mantienen un sacerdocio comn como laos, aunque posean diferentes y complementarios dones y ministerios. En xodo 19:1-6, por ejemplo, encontramos la naturaleza y alcance de la vocacin del pueblo de Dios: todo un pueblo separado para un propsito divino. Todos compartiendo la vocacin comn de ser pueblo de la nueva creacin. Estas ideas reflejan las enseanzas del AT acerca de la vocacin del pueblo de Israel. Es significativo que la primera epstola de Pedro toma estas mismas palabras y las aplica a la Iglesia (2: 9). El ministerio del pueblo laico determina en gran medida la funcin de la Iglesia. Esto es abordado con claridad por Hendrik Kraemer en su clsico Theology of the Laity (Teologa del Laicado):
Hacindole justicia a toda la narracin de la historia de la auto-revelacin de Dios, que tiene como propsito la salvacin y la redencin del mundo, se debe postular como primer punto que Dios se preocupa por el mundo. En todo lo que le ha acontecido a Cristo, toda la humanidad est en la vista de Dios. La Iglesia es provisional, no definitiva. De ah que la Iglesia no existe para s, sino para el mundo La
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Iglesia es realmente Iglesia al estar centrada en el mundo. Es una traicin a su naturaleza y a su llamado, considerarse a s misma como un refugio seguro del mundo. Slo no siendo, o no deseando ser un fin en s misma es que la Iglesia llega a ser verdaderamente Iglesia (127130).
Desde un punto de vista teolgico, el laicado por su bautismo ha sido designado, llamado y consagrado a este ministerio; el bautismo, de hecho, es una ordenacin para llevar a cabo el ministerio del Nuevo Pacto, que no es ni opcional ni subsidiario en la Iglesia, y que no es otra cosa que el servicio ofrecido por la Iglesia en el mundo. En otras palabras, el papel sacerdotal de la Iglesia no est confinado al clero, sino que ha sido tambin confiado al pueblo de Dios como un todo, para responder adecuadamente a ese mismo mundo donde ha sido llamado a vivir. Mark Gibbs en su artculo Laicado del Westminster Dictionary of Christian Theology, reconoce que en la Edad Media se desarroll una aguda distincin que degrad los ministerios de los laicos y puso nfasis en las funciones especiales del clero. Pero en la Reforma algunos protestantes recobraron mucho de la Biblia, y especialmente de las enseanzas del NT, lo que despus tuvo un gran impacto en los movimientos evanglicos de los siglos XVIII y XIX, que pusieron gran nfasis en las responsabilidades de todos los cristianos comprometidos (incluyendo la predicacin, como lo veremos ms adelante). Sin embargo, se esperaba normalmente que el laicado ayudara al clero en el trabajo eclesistico, mas bien que desarrollar sus propios
ministerios en sus ocupaciones, y fueron a menudo considerados, y ellos mismos se conceptuaban as, como un grado inferior de cristiano comparado con los ministros ordenados (318). El laicado, a diferencia del clero o los obreros eclesisticos de tiempo completo, se entiende como representante de la Iglesia en el mundo secular. Esto ha sido particularmente importante para los cristianos en Cuba en los ltimos cuarenta aos. Al principio de la revolucin cubana en 1961, cuando se proclam el carcter atesta por el estado, la discriminacin hizo muy difcil ser Iglesia en el mundo. Pero un grupo de miembros de la Iglesia permaneci fiel, a pesar de la hostilidad. Como resultado de esta poltica oficial de atesmo en aumento entre otras razones, alrededor del 70% de los pastores cubanos abandonaron el pas, as que el laicado asumi un papel importante, no slo para ser Iglesia en el mundo, sino tambin manteniendo muchas iglesias vivas y funcionando. Se empezaron a organizar talleres para prepararlos y en la Iglesia Presbiteriana-Reformada, por ejemplo, se adopt an una sola ordenacin para pastores y laicos, tratando de ser fieles a la herencia reformada, y como resultado del sistema socialista, ayudaron a ampliar su alcance, a no ahondar ms la separacin entre clero y laicado. Tales decisiones capacitaron al laicado teolgica y prcticamente para llevar a cabo la misin de Dios en la nueva situacin de Cuba. Aceptar el ministerio del laico es muy significativo para los cristianos cubanos, ya que, segn el Nuevo Testamento, la verdadera autoridad de la Iglesia le pertenece al pueblo, a la gente de la base, y no necesariamente al clero o los dirigentes. Esta misma ordenacin para clero y laicado a la vez, elegidos por el pueblo, los enva con las mismas responsabilidades y privilegios teolgicos, a saber: predicar, ensear y aun administrar los sacramentos. Como hemos visto, a travs de la historia de la Iglesia ha habido una tendencia recurrente a subordinar el ministerio del laicado al ministerio del clero, como si los pastores y sacerdotes fueran una suerte
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de cristianos de lite, comisionados para gobernar al laicado inferior. Esta tendencia fue condenada por los reformadores, quienes afirmaron el principio del sacerdocio universal de todos los creyentes (Willimon 277). Este ltimo principio ha sido un reto en Cuba en muchos casos durante los ltimos cuarenta aos. Por tanto, la tarea de la Iglesia se ha definido como la de reunir y equipar al laicado para su servicio de testimonio en el mundo, en la sociedad cubana, pero tambin en su servicio en la Iglesia, por la proclamacin de la Palabra, propsito central de esta Gua para predicadores laicos cubanos. De modo que la existencia cristiana entre la Iglesia y el mundo, se expresa en el movimiento doble de reunirse para la proclamacin de la Palabra y la celebracin de los sacramentos por un lado, y enviarlos para ser sal y luz en el mundo, por el otro. As el laicado es urgido a ser la Iglesia en el mundo y el mundo en la Iglesia. El telogo reformado suizo Karl Barth dijo que para ser un testigo fiel, tendramos que tener el peridico en una mano y la Biblia en la otra, y que en tal interaccin entre Iglesia y mundo es que el testimonio cristiano se hace real. Aun cuando un pastor o una pastora ordenados estn socialmente conscientes y comprometidos, quizs no hay nadie como el laicado, como pueblo encarnado en el mundo, que realmente sepa qu significa tener en una mano el peridico de la vida diaria. Y as el clero, en compaa del laicado, con una mejor preparacin bblica y teolgica puede ayudar y estimular al laicado a sostener en la otra mano la Biblia, apropiada y responsablemente.
2. La teologa de la predicacin
Segn David M. Greenhaw en su artculo Teologa de la predicacin, este asunto tiene que ver con el papel y el lugar de la predicacin en la vida de la iglesia cristiana. Brega con la cuestin de qu est haciendo la Iglesia cuando predica.
Esto es, una teologa de la predicacin tiene que ver con las expectativas de la predicacin, que abarca dos cuestiones principales: aquellos que esperan que la predicacin principalmente ayude a desempear un papel en la santificacin de la gente de fe, y los que esperan que principalmente desempee un papel en la justificacin de los seres humanos ante Dios (477-478): 1) La predicacin y la santificacin: A travs de la historia cristiana la predicacin ha instruido a los fieles en la vida cristiana y los ha exhortado a vivir en consecuencia. Su foco ha sido la santificacin de los cristianos, esperando llevar a los oyentes hacia una vida cristiana ms consistente. Explica los principios de la fe cristiana y los aplica a la vida actual. Tambin trata acerca del oficio del predicador / de la predicadora, quien estara idealmente entre aquellos capaces de hacer una interpretacin cuidadosa y fiel de las tradiciones de la Iglesia. El o ella deben tener suficiente preparacin y carcter para promover un estilo de vida intachable, explicar las fuentes de la vida cristiana y aplicarlas inteligentemente a la situacin actual. Este grupo toma tambin los textos bblicos como fuente principal de la enseanza y el testimonio cristianos. Finalmente, el contexto de la predicacin es centralmente importante para la predicacin de la santificacin. La situacin del oyente es el lugar donde es retado a poner en prctica su fe. Predicar de esta forma provee una gua moral y frecuentemente implica la instruccin o la preparacin para recibir los sacramentos, especialmente la eucarista (Greenhaw 478). 2) La predicacin y la justificacin: Un elemento decisivo de la Reforma fue la afirmacin de que la Palabra de Dios era eficaz para la justificacin. Con esta aseveracin los reformadores elevaron la categora de la predicacin desde un discurso edificante a una palabra reveladora de gracia. Dios, a travs del Espritu Santo, efecta la salvacin de Cristo para el oyente de la palabra.
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Si la palabra de Dios posee tal poder, y si puede ser enunciada por los predicadores humanos, entonces la voz del predicador puede convertirse en la voz de Dios. Por tanto, la conexin entre los textos bblicos y las palabras del predicador se convierten en el foco central de las teologas de la predicacin, que se completan con los contextos histricos y sociales de la predicacin. Los contextos se vuelven el punto de contacto ms importante entre la palabra de Dios en la Biblia y la palabra de Dios en el sermn (Greenhaw 478-479). David M. Greenhaw concluye su artculo relacionando las teologas diversas con las diferentes expectativas de la predicacin. Dice: Un fruto principal del nfasis de la Reforma sobre la predicacin es un sentido ms agudo de lo que se espera de ella. Un recuento breve de sus principales figuras y tradiciones, indica muchas y diferentes expectativas de la predicacin. El telogo protestante alemn Friedrich Schleiermacher sostuvo que la predicacin asuma un papel importante en la conformacin de la experiencia de Dios del oyente. Pero mientras Schleiermacher se cea a la experiencia subjetiva de los que escuchaban el sermn, el telogo reformado Karl Barth acentuaba el carcter objetivo de la predicacin. Lo que se espera de la predicacin no es nada menos que Dios mismo hablando, la revelacin de Dios en la forma triple: a) como palabra proclamada por la Iglesia, b) como palabra testificada en la Escritura y c) como palabra revelada en Jess y en la historia de Israel. Por otro lado, el telogo reformado alemn Jrgen Moltmann, como Barth, comienza con la doctrina de la revelacin, pero vindola como la promesa de una realidad radicalmente nueva, el eschaton. Por ende, la conexin entre el texto bblico y el escenario contemporneo se da a travs de un futuro compartido, a travs de la esperanza; con la introduccin de la dimensin escatolgica en la teologa contempornea de la predicacin, compartida por
diversas teologas de la liberacin, que lo entienden como el reino de Dios prometido, que se yergue como juicio contra la injusticia, la pobreza y la opresin actual. Escuchar a las voces de los marginados y oprimidos es un tema unificador no slo para las teologas de la liberacin, sino que tambin es un fuerte tema en las teologas feministas (479-481) y otras teologas del Tercer Mundo. El concepto de revelacin en la teologa de la predicacin es un tema fundamental tratado por muchos telogos. Para Fred B. Craddock, por ejemplo:
Se entiende la predicacin como hacer actual y apropiada a los oyentes la revelacin de Dios. Aqu se usa revelacin no en el sentido de su contenido, aunque haya un contenido, sino en el sentido de modo. Si la predicacin en algn sentido es una continuacin en el presente de la revelacin de Dios, entonces lo que hacemos y cmo lo hacemos debe estar en armona con nuestra comprensin del modo de la revelacin. A riesgo de parecer presuntuoso, podemos decir que estamos aprendiendo nuestro mtodo de comunicarnos con Dios. En otras palabras, a partir de la transaccin que denominamos revelacin es que podemos entender y realizar esa transaccin que llamamos predicacin. Esto es, que la va de la Palabra de Dios en el mundo es la va del sermn en el mundo (51-52).
En el contexto cubano, la teologa de la predicacin est ntimamente vinculada al pueblo. El Rdo. Carlos Camps, profesor en el Seminario de Matanzas, dice en el prefacio de uno de sus libros:
Se trata de una teologa que arranca de la reflexin del pueblo de Dios aqu en Cuba, especialmente durante los aos tan interesantes para nosotros los cubanos; si se trata de un trabajo teolgico que ha establecido una retroalimentacin que va desde el pueblo hacia el telogo, y desde el telogo hacia el pueblo [] lo que se predica es y ha sido resultado de esa dialctica entre la Palabra de Dios, que se clava desafiante en nuestro medio hacindose carne entre nosotros, y las expectativas que provoca vivir inmersos en las realidades y las luchas de nuestro contexto. (13)
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Walter Burghardt, un sacerdote catlico-romano, reconocido como uno de los mejores predicadores en los EE.UU. en la actualidad, resume su teologa de la predicacin bajo cuatro grandes grupos:
(1) Un regreso a la Biblia, al AT y al NT para la inspiracin y el contenido homiltico; (2) una conciencia ahondada del vnculo entre liturgia, Escritura y homila; (3) prioridad de la imaginacin sobre la claridad cartesiana; y 4) un inters angustioso porque la fe encuentre expresin en la lucha por la justicia social (2).
Dos definiciones que se hallan en el libro de Karl Barth La proclamacin del Evangelio, se aplican directamente a la predicacin por el laicado. Dice:
1. La predicacin es la Palabra de Dios pronunciada por l mismo. Dios utiliza como le parece el servicio de un hombre que habla en su nombre a sus contemporneos, por medio de un texto bblico. Este hombre obedece as a la vocacin que ha recibido de la Iglesia y, por su ministerio, la Iglesia realiza la misin que le corresponde. 2. La predicacin es fruto de la orden dada a la Iglesia de servir a la Palabra de Dios, por medio de un hombre llamado a esta tarea. Para este hombre se trata de anunciar a sus contemporneos lo que deben or de Dios mismo, explicando, en un discurso en el que el predicador se expresa libremente, un texto bblico que les concierne personalmente (13).
Como se seal anteriormente, tenemos razones histricas y bblicas apara equipar al laicado para la predicacin. Porque entre el laos, desde tiempos muy tempranos en la vida de la Iglesia, algunos individuos fueron designados como sus dirigentes. Fueron separados para los ministerios especiales de ensear, predicar, presidir en la eucarista y otros actos: As prepar a los suyos para un trabajo de servicio, para hacer crecer el cuerpo de Cristo (Ef 4:12, V.P.) (Willimon 278). Pero cmo podemos hacer la exgesis del predicador laico o la predicadora laica? Podemos hacerlo si desarrollamos los siguientes talentos personales, tomando en consideracin que haya un equilibrio entre las tres preparaciones: la espiritual, la intelectual y la fsica, que se representan mediante el grfico siguiente, inspirado en el paradigma del crecimiento integral de Jesucristo (Lc 2: 52): Y creca Jess en sabidura y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres: Espiritual (gracia)
Intelectual (sabidura)
Fsica (estatura)
4 La preparacin espiritual:
Es muy importante que el predicador o la predicadora se preparen espiritualmente a travs de la oracin y la meditacin acerca de la Biblia. Despus de todo, el predicador o la predicadora son instrumentos que Dios usa para comunicar su mensaje.
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El ejercicio devocional fortalece la relacin de fe con el Dios viviente, la fuente del mensaje. La oracin es fundamental para la preparacin y exposicin del mensaje y de la vida misma. Oramos a fin de pedirle a Dios el mensaje, buscar la sabidura durante la preparacin, pedir el poder divino para su presentacin y finalmente dar gracias al Seor por el mensaje dado a la congregacin. Por tanto, el predicador o la predicadora oran para s, pero tambin para sus oyentes. Tambin cultivamos nuestra vida espiritual a travs de la lectura devocional de la Biblia y otra literatura apropiada. Fortalece nuestra fe, nuestra dependencia del Seor, nuestra relacin ntima con l. A travs de la lectura devocional de la Biblia como predicadores y predicadoras podemos discernir mejor y ms precisamente la voluntad de Dios.
4 La preparacin intelectual:
El predicador / la predicadora debe prepararse intelectualmente tambin. La Biblia no slo fortifica el espritu, sino tambin el intelecto de la persona que est trasmitiendo el mensaje del Seor. Durante el proceso de preparacin es conveniente leer el pasaje varias veces, con el objetivo de que afecte primeramente la vida del predicador / la predicadora y despus la del resto de la congregacin. El captulo 1 de esta Gua trata de lo relacionado con el texto bblico, pero tambin el sermn se basa y es proclamado en nuestro propio contexto, lo cual fue abordado en el captulo 2. Por tanto, la preparacin intelectual toma seriamente en consideracin, por una parte, el texto bblico, y por otra, el mundo contemporneo, que se enfoca primero en la congregacin, pero que va ms all, a la oikoumene, el hogar global, a toda la creacin. En este punto el predicador necesita un discernimiento claro para organizar apropiadamente sus ideas y pensamientos. Al prepararnos intelectualmente debemos tomarnos tiempo para un descanso mental, bien sea reposando o leyendo novelas, biografas, escuchando msica, etc., o caminando o entretenindonos, todo
lo cual nos ayuda como predicadores / predicadoras a descansar del contenido del sermn por un momento.
4 La preparacin fsica:
a) La apariencia fsica del predicador o la predicadora es tambin muy importante. La manera como se viste (decentemente y en orden), la limpieza de los zapatos y del cuerpo son muy importantes para conservar en alto su dignidad, para merecer el respeto y la atencin de los oyentes. b) La postura del cuerpo frente a la congregacin tambin es primordial. El predicador / la predicadora debe pararse derecho con los hombros naturalmente hacia atrs, de forma relajada y respirando profundamente. c) La voz es nuestro medio principal de comunicacin. Debe regularse. Hablar alto pero no gritando, armnicamente, controlando el volumen y modulando la voz. A travs de nuestra voz podemos expresar sorpresa, felicidad, tristeza, dolor y otros sentimientos. A fin de conseguir una voz clara, debemos tener en cuenta los siguientes factores: 1) Una respiracin correcta, para conseguir tonos suaves y proteger la garganta de irritaciones y evitar perder la voz. La garganta debe permanecer relajada y abierta, a fin de que el aire circule libremente. Esto puede conseguirse mediante ejercicios. 2) La voz debe ser clara, con la debida articulacin y diccin de las palabras. Muchas personas, sobre todo aqu en Cuba, no pronuncian las palabras claramente. Esto puede lograrse, primero, leyendo despacio y despus ms rpidamente, siempre con una articulacin clara. 3) Tambin hay que cuidar la modulacin. Una voz montona, con el mismo tono todo el tiempo, produce pereza en la audiencia. Para dar nfasis a una palabra no siempre es necesario aumentar el volumen de la voz. El nfasis puede tambin efectuarse hablando despacio o rpidamente y an despus de una pausa corta. Luego, mientras se predica, segn
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el nfasis que se requiera, el predicador / la predicadora puede aumentar o reducir el volumen y el ritmo de la voz. Dice un folleto de la Iglesia Reformada Unida del Reino Unido que:
Hay que recordar el EPPIT (entonacin, pausa, paso, inflexin y tono) cuando se habla, su uso y variacin darn inters y variedad a su presentacin. Diferencie la entonacin de su voz para sugerir emocin, actividad, sorpresa, reverencia, reflexin, paz y serenidad. Use la pausa para hacer nfasis y aumentar el efecto dramtico. Use pausas para separar las ideas y temas de su sermn. Use pausas durante las oraciones para hacer que la congregacin entre ms plenamente en el clima de la oracin. Vare el paso del habla para reflejar tambin el contenido de lo que est diciendo y recuerde que generalmente Ud. necesitar hablar ms lentamente en la iglesia que lo que Ud. hara en una conversacin normal en una pieza pequea. La inflexin y el nfasis en su voz pueden ayudar a sus oyentes al reflejar su humor, sugerir preguntas, implicar cosas graciosas, gozo, tristeza, sarcasmo e irona, aprobacin y desaprobacin. El tono general de su voz ayudar a la congregacin en la adoracin. Deseamos dignidad, pero no pomposidad ni hieratismo, deseamos calor, pero no informalidad ni falso sentimentalismo. Pero no exagerar el EPPIT, porque no se trata de imitar a un retrico dando una recitacin dramtica.
d. Pero tambin comunicamos el mensaje a travs del gesto o el movimiento de nuestros cuerpos. Hay un lenguaje del cuerpo que tambin es muy significante. Particularmente debemos tener en cuenta:
1. La expresin del rostro. Esto incluye la expresin de los ojos. En la forma en que miramos a una persona se expresa un mensaje o una forma de humor. Puede ser amor, odio, compasin, venganza, vergenza, afliccin. Al enunciar el mensaje todo esto puede expresarse por medio de ilustraciones o expresando pensamientos. Por ello es importante
establecer un contacto directo o dilogo entre los ojos del predicador / la predicadora y los de la audiencia. Por tanto, hay que evitar pegar los ojos al papel. Lo mismo podra decirse del resto del rostro. Una sonrisa, la seriedad o la afliccin son recursos para conservar la atencin de los oyentes, pero deben estar en armona con los sentimientos que se expresan. Sera incorrecto sonrer mientras se est hablando de nuestros pecados, o demostrar afliccin cuando ponemos nfasis en la paz y el gozo del Evangelio de Jesucristo. El humor se puede usar, pero con sabidura. 2. La posicin del cuerpo. Los diferentes movimientos del cuerpo nos pueden ayudar a expresar mejor un mensaje, pero es muy difcil determinar una regla al respecto. Esto cambia de acuerdo con el individuo. Lo ms importante es que la persona est natural, ya que es desafortunada la imitacin de otros u otras, y en general mantngase en una posicin recta, evitando demasiados movimientos de un lugar a otro o recostarse al plpito. 3. El uso de las manos. Asimismo, cada movimiento debe estar en armona con el contenido del mensaje. Los movimientos sin objetividad, en vez de ayudar, ocasionan la distraccin de la audiencia. Algunos predicadores golpean fuertemente el plpito para acentuar alguna verdad, pero es una fea costumbre. Si no se usan las manos en algn gesto, es mejor dejarlas quietas, evitando ponerlas en los bolsillos o jugando con los botones, las llaves, las orejas o los aretes. Lo ms importante es recordar que los gestos deben ser naturales y con un propsito definido. 4. Humildad. El sermn no es para exhibir el conocimiento del predicador / la predicadora, sino para instruir al pueblo de Dios y elevar el nivel de la congregacin. El mensaje es lo que hay que acentuar, pero nunca el predicador / la predicadora. Se recomienda tambin evitar la verbosidad o la palabrera. 5. Testimonio. El predicador / la predicadora es desafiado a vivir lo que predica. Un principio que nunca debemos olvidar es: Si tu vida no es un mensaje, tu mensaje no tiene vida, o como dijera nuestro Jos Mart: No hay mejor sermn que la propia vida. 6. Confianza. El predicador / la predicadora debe poner su confianza primeramente en el Seor. Esta es la razn por la que debe
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mantenerse en contacto con l, pero la auto-confianza no es menos importante. Esta es la razn por la cual el predicador / la predicadora debe estar en general bien preparado, y particularmente en el tpico o texto bblico que est usando. Un paradigma bblico que sustenta esta preparacin holstica (integral) del predicador laico / la predicadora laica, es el texto de Lucas, captulo 2, que se refiere a la ocasin en que los padres de Jess lo llevaron a Jerusaln para la celebracin de la fiesta de la Pascua. Jess comparti experiencias con los maestros del templo y luego regresaron a Nazareth, y el verso 52 concluye: Y Jess segua creciendo en cuerpo y mente, y gozaba del favor de Dios y de los hombres, lo cual es una invitacin permanente a cada predicador / predicadora a seguir continuamente creciendo en sabidura (intelectualmente), en estatura (fsicamente) y en favor con Dios (espiritualmente), lo que es interesante, porque incluye tambin nuestras relaciones horizontales con nuestros vecinos.
IV.EL SERMN
os captulos anteriores de esta Gua para predicadores laicos cubanos, se han dedicado a los tres pies del trpode homiltico o el soporte B-P-C, a saber, el texto bblico, el predicador laico / la predicadora laica, y la congregacin. En este captulo final enfocaremos el sermn. As como la TV representa en la pequea pantalla el mundo real, el sermn desempea el importante papel de representar en el plpito ese mismo mundo real, a la luz del texto bblico.
1. El sermn y la liturgia
Debemos recordar que el sermn no es un fin en s mismo, sino ms bien una parte muy importante de la liturgia o del orden de la adoracin. De hecho, en la mayora de las tradiciones cristianas la liturgia es una preparacin para escuchar la lectura y la proclamacin de la Palabra de Dios. La predicacin de un sermn en el contexto de la liturgia se basa en la prctica de la sinagoga juda (cf. Lc 4: 16 s; Hch 13: 14s.) en que se comparta una reflexin en la comunidad despus de leer las Escrituras. Por tanto, el sermn, o la Palabra proclamada, se fundamenta sobre la Palabra escrita. Nuestra conviccin cristiana es que Jesucristo est presente en su pueblo a travs del Espritu Santo, ofreciendo gracia y llamando al arrepentimiento y a la obediencia; todo esto es celebrado en la liturgia y proclamado en el sermn. Por ende, la proclamacin debe presentar el Evangelio al pueblo de manera simple, pero profunda.
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Se recomienda en este punto resumir el sermn y aplicar su mensaje a la vida corriente de la congregacin, segn se desarrolla en el captulo 2 de esta Gua. Debe ser persuasiva, de ah que deba ser escrita con gran cuidado, aunque sea presentado sin leerlo. En la conclusin del sermn hay una oportunidad excelente para estimular una tensin creadora en los oyentes.
II. El texto: 1. Escuchen! a) Diferencia entre religin y fe cristiana. En sta ltima: 1) El Seor toma la iniciativa para amarnos y llamar nuestra atencin. 2) Se establece el dilogo entre Dios y sus criaturas. a) El gran resumen de la Biblia: Porque de tal manera am Dios al mundo que dio a su Hijo unignito para que todo el que crea en l no se pierda sino que tenga vida eterna. (Jn 3: 16) 1. Estoy a la puerta y llamo. a) El Seor toma la iniciativa de nuevo, para venir a nosotros/as y llamarnos. b) El significado de la puerta: 1) Proteccin de nuestra privacidad. 2) Garanta de seguridad. 1. Si oyen mi voz y abren la puerta... a) Escuchar y actuar. b) Abrir nuestros corazones. c) Libertad para escuchar o no, abrir o no. El Seor respeta nuestra libertad de decidir, no nos fuerza! 4. Vendr y cenar contigo y t conmigo a) La importancia de cenar juntos en la cultura oriental. b) Comer juntos: 1) Nosotros con el Seor (relacin vertical). 2) Entre nuestros vecinos, la comunidad (relacin horizontal). III. Conclusiones El Seor nos invita a su mesa, ratificando lo anterior: 1. l toma la iniciativa de amarnos y de llamarnos a su Mesa.
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2. Abramos las puertas de nuestros corazones para recibirlo! 3. Compartamos esta bendicin con nuestro prjimo, vivamos una verdadera comunin! 1) Sermn temtico. Por otro lado, en el sermn temtico el contenido dominante est determinado por el tema bsico al cual se dirige el sermn. La estructura del tema delimita el cuerpo del sermn. En este caso el papel de los textos bblicos es de respaldar el mensaje, ofreciendo aquellos paradigmas que puedan iluminar el mensaje del tema a la luz del evangelio. En este tipo de sermn es ms fcil lograr la unidad temtica, que es tan importante. Esta clase de proclamacin invita al predicador / la predicadora a ser ms creadores que en el sermn textual. El sermn temtico puede sub-dividirse en las siguientes subclases: doctrinal, tico, evangelstico, para la renovacin, testimonial, para llamamiento, celebraciones de aniversario, etc. Como ejemplo de sermn temtico incluir uno llamado Unidos en sabidura y en valor, que prediqu el 19 de abril de 1999 en Kingston, Jamaica:
En primer lugar deseo dar gracias al Dios y Padre de nuestro Seor Jesucristo por este gran privilegio y don para m, no solamente de asistir al Snodo de la Iglesia Unida de Jamaica y las Islas Caimn, sino de predicar el sermn de la Comunin de Apertura. Como coment a mis queridos amigos y colegas, el Rev. Dr. Richmond Nelson, la Sra. Rose Wedderburn y el Rev. Dr. Lewin Williams, quien recientemente gui a Cuba un grupo de estudiantes del Seminario Teolgico Unido de Jamaica, es no solamente un gran honor para m, ya que es una bendicin en mi peregrinaje de fe, sino tambin para la Iglesia Presbiteriana-Reformada en Cuba y la Conferencia de Iglesias del Caribe en donde sirvo. Les traigo saludos a vuestro snodo de estas dos organizaciones.
Oremos queridos hermanos y hermanas: Oh Seor, nuestro Dios, tu Palabra es una lmpara en nuestro camino y luz en nuestro sendero. Danos la gracia para recibir tu verdad en fe y amor, para que podamos obedecer tu voluntad y vivir siempre para tu gloria. Que tu Palabra nos prepare para el Santo Sacramento, para la reunin del snodo y para el desafo de ser tus siervos y siervas hacia el siglo XXI, por Jesucristo nuestro Salvador. Amn. La lectura de las Escrituras se toma del libro de los Hechos de los Apstoles 6: 8-15. El arresto de Esteban. (Esta es Palabra de Dios). El libro de los Hechos es un libro nico en la Escritura. Es realmente el volumen segundo de la obra de Lucas, que nos narra la historia de los comienzos de la Iglesia. Se inicia con la ascensin de Jess, tiene el registro de la venida del Espritu en el Pentecosts y de la vida en la Iglesia primitiva. Sin embargo, no se trata de la historia de toda la Iglesia, ni an de todos los apstoles. Se concreta a narrar los comienzos de la Iglesia, despus la obra de Pedro, y finalmente la obra de Pablo. Lucas deseaba saber cmo la Iglesia se esparca desde Jerusaln a toda Palestina y de ah a los gentiles. A fin de tratar el tema de nuestro snodo y digo nuestro, ya que todos pertenecemos a la iglesia catlica o universal: Unidos en el siglo XXI: danos sabidura y danos valor, yo les invito a mirar al paradigma bblico de Esteban y a analizar nuestra realidad actual, ya que, de acuerdo con el telogo reformado suizo Karl Barth, debemos tener la Biblia en una mano y el peridico en la otra. Fieles al Seor Jesucristo. Esteban lleno del poder y la bendicin de Dios haca milagros y seales entre el pueblo (6: 8). Su fe fortalecida por la relacin vertical con Dios, tena races horizontales tambin en su pueblo, que es algo que la Iglesia nunca debiera olvidar. La Iglesia no es un fin en s misma, sino ms bien una comunidad de creyentes, formada por siervos y siervas fieles a su pueblo. Cuando las acciones llevaron a sus compaeros judos helensticos a hacer acusaciones a Esteban, combinando la sabidura y el espritu logr rpidamente dispersar a sus acusadores. Los derrotados helenistas lanzaron entonces una campaa de descrdito contra Esteban, acusndolo de que haba blasfemado contra Moiss ( la Ley, la Torah) y Dios (el templo y el culto), que Jess destruira el templo y modificara las costumbres instituidas por Moiss (6: 11-14). La acusacin es la innovacin religiosa, una incriminacin que Esteban tratar de refutar argumentando que l y sus com-
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paeros cristianos son los fieles a la tradicin, mientras que sus acusadores no lo son. Con su rostro brillando como el rostro de un ngel (la forma en que Lucas prepara el escenario para un gran pronunciamiento al indicar que el Espritu Santo est en el que habla), Esteban replic al Sumo Sacerdote : Es esto as?, en el discurso ms largo de los Hechos, como una indicacin de su importancia dentro de la narracin total. El discurso de Esteban dice en tantas palabras: Ustedes tienen el valor de acusarme de que he violado la ley de Moiss, mrense ustedes mismos! Comenzando con Abraham, Esteban hace el recuento a su audiencia del largo camino de la fe, mencionando a Jos y a Moiss. La sabidura de Esteban consisti en usar la misma Escritura contra ellos, recordando a su audiencia que la comunidad que ha sido rebelde e idlatra puede fcilmente serlo otra vez. Y sabemos por la historia lo sucedido ese da a Jess en Nazareth, despus de su sermn! Pero en el texto Esteban no slo exhibe sabidura, sino tambin valor, ya que l estaba lleno de gracia y poder, a pesar del hecho de que haban instigado secretamente a algunos para calumniarlo. Su valor fue tan grande, que se convirti en el primer mrtir de la fe, y es interesante que la palabra mrtir viene de una palabra griega exactamente igual a la inglesa o espaola, que significa testigo. Hoy nos reunimos alrededor de la Mesa del Seor. Lucas en su primer libro, el evangelio, menciona: Vendrn, del norte y del sur, y del oriente y del occidente, para sentarse a comer en el reino de Dios (Lucas 13.29). Estoy convencido de que la Iglesia Unida de Jamaica y las Islas Caimn es una invitada especial en esta mesa mesinica, no slo porque es ecumnica, sino tambin porque es internacional, reuniendo en un solo cuerpo diferentes denominaciones de variadas islas. Como uno de los presidentes de la Conferencia de Iglesias del Caribe (CCC), y dirigente de una de vuestras iglesias en compaerismo de misin, puedo ser testigo que la Iglesia Unida es una luz que brilla en la regin. Es por ello que la Iglesia Presbiteriana-Reformada en Cuba se honra en celebrar tres aos de un acuerdo de compaerismo con el Consejo de las Islas Caimn de vuestra denominacin. No es extrao que la CCC haya celebrado aqu en Jamaica su Asamblea Constituyente hace ms de 25 aos! Pero la oikoumene va ms all de las fronteras religiosas y abraza tambin los esfuerzos de las naciones caribeas, agrupadas en el CARICOM y en la Asociacin de Estados Caribeos que celebr su II Cum-
bre en Santo Domingo hace unas pocas horas, a fin de realizar la necesaria integracin en estos momentos en que la lucha contra la globalizacin del neoliberalismo o la economa de mercado, demandan la unidad de los talentos y esfuerzos de nuestras pequeas islas/naciones, divididas por el mismo mar que sin embargo nos une. El pueblo unido jams ser vencido! Viviendo en Cuba en los ltimos cuarenta aos, estoy convencido de que el Seor otorga sus bendiciones a travs de las crisis. Este es en verdad el poderoso mensaje de la resurreccin del Seor, que celebramos hace unos das. Por esta razn, el mandato de la Conferencia de Iglesias del Caribe: Promoviendo el ecumenismo y el cambio social en obediencia a Jesucristo y en solidaridad con los pobres, que es un magnfico resumen correcto de una buena teologa ecumnica liberadora, es tan crucial en estos tiempos. Por tanto, necesitamos la CCC ms que nunca y el respaldo de las iglesias miembros como esta Iglesia, la UCJCI. El Seor resucitado nos invita a todos a celebrar en la mesa del reino, lo que est ciertamente en el centro de la cultura caribea!, para nutrir nuestra fe y fortalecer nuestra unidad en sabidura y valor, a fin de regresar al mundo. l le dijo a sus discpulos: Ustedes recibirn poder y saldrn a dar testimonio de m en Jerusaln, en toda la regin de Judea y Samaria, y hasta en las partes ms lejanas de la tierra (Hch 1: 8), lo que describe el carcter universal del Evangelio, especialmente a los gentiles, los no-judos, el pueblo de la periferia, los pobres, que son tomados muy seriamente por vuestra Iglesia a travs de vuestras escuelas y otros proyectos sociales, como hizo Esteban con su pueblo. Pero segn Lucas el banquete es el del reino y no de la Iglesia. No es la Iglesia lo que Jesucristo est promoviendo, es mas bien el reino. Pastores, pastoras y dirigentes tendemos a concebir la Iglesia como un fin en s misma y no nos damos cuenta que se trata ms bien de un medio hacia el reino, principal foco de Jess y su predecesor Juan el Bautista: Por lo tanto pongan toda su atencin en el reino de Dios y en hacer lo que Dios exige, y recibirn tambin todas estas cosas (Mateo 6: 33). El apstol Pablo lo define claramente en la epstola a los Romanos: Porque el reino de Dios no es cuestin de comer o de beber determinadas cosas, sino de vivir en justicia, paz y alegra por medio del Espritu Santo (14.17). Cuando nos damos cuenta de los problemas de
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nuestra regin, tales como la pobreza como resultado del imperio del mercado, las migraciones, el ndice de desempleo en aumento, el trfico y la adiccin a las drogas, el decrecimiento de los valores ticos y familiares, y los efectos negativos sobre la creacin del turismo irresponsable, entre otros problemas, estamos destacando la necesidad de recibir sabidura y valor del anfitrin del banquete. Dice Santiago 1: 5: Si a alguno de Uds. le falta sabidura, pdasela a Dios, y l se la dar. La sabidura otorgada por el Seor es muy diferente a la sabidura del mundo, la que lleva a la OTAN y al gobierno de los EE.UU a bombardear a civiles inocentes en Yugoslavia y Kosovo, ahora mismo cuando les hablamos, o imponer el bloqueo injusto e inmoral contra Cuba por casi ya 40 aos. Hoy, ms que nunca, necesitamos rogar juntos con Reinhold Niebuhr: Dios concdeme la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar, y el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabidura para conocer la diferencia entre ambas. Uno de los ejemplos ms estimulantes en el paradigma del Maestro fue su consistencia y congruencia entre lo que ense o proclam y lo que realmente hizo. Estaba consciente del hecho de que si su vida no era un mensaje, su mensaje no iba a estar vivo. El gran telogo alemn D. Bonhoeffer expres: As como Jesucristo fue el hombre para los dems, asimismo la Iglesia debe ser para los dems. Al prepararnos para entrar en un nuevo milenio, el Seor nos est llamando a ser consistentes y fieles a nuestras races y herencia, a recordar con gratitud a nuestros predecesores, la gran nube de testigos. Pero el Snodo no es slo la ocasin para mirar hacia atrs con gozo y gratitud, sino tambin para renovar nuestro compromiso con nuestro Seor Jesucristo, con una nueva visin, una nueva esperanza y una nueva vida, tema de la Asamblea General de la Conferencia de Iglesias del Caribe celebrada en la Habana en el 1997. El Seor nos llama a una nueva Reforma, como hicieron Esteban y Lutero, a fin de retornar a nuestras races judeocristianas de justicia, paz y gozo en el Espritu Santo. El Seor nos urge a predicar y vivir el principio eterno de una ecclesia reformata, semper reformanda (una iglesia reformada siempre reformndose). Que el Seor contine guindonos en estos esfuerzos! Oremos: Padre nuestro, te damos gracias por el testimonio de Esteban, inspirado en el ministerio de nuestro Seor Jesucristo. Te damos gracias por envirnoslo para ser un gua para nosotros en tu ministe-
rio. Tambin te damos gracias por la Iglesia Unida en Jamaica y las islas Caimn...Aydanos a todos a continuar siguiendo su ejemplo con sabidura y valor. Aydanos a ser consistentes como El fue para que nuestras vidas sean mensajes vivientes. Gracias querido Padre. Amn.
(Sermn predicado por el Rev. Carlos Emilio Ham-Stanard, presidente de la Conferencia de Iglesias del Caribe y secretario general de la Iglesia Presbiteriana Reformada en Cuba, en el Servicio de Comunin de la Iglesia Unida de Jamaica y las Islas Caimn en la Iglesia Unida de Meadowbrook, Kingston, Jamaica, 19 de abril de1999).
b) Tipos de sermones segn el orden de contenido 1) Sermn existencial: El predicador / la predicadora propone un problema existencial que afecte a la congregacin (por ejemplo, problemas econmicos, crisis de valores, problemas de emigracin, etc.), entonces se presenta la solucin recogida en el texto bblico y, finalmente, un programa de accin o estrategia para encarar el problema con esperanza y valor, y si es posible, proponer una solucin prctica. 2) Sermn biogrfico: Puede mencionar a un personaje bblico o moderno. Es siempre estimulante seguir el ejemplo de la gente grande para Dios, quienes a pesar de las dificultades, confiaron en l y cumplieron su voluntad. Por ejemplo: Abraham ( El Padre de la Fe), Moiss, Miriam, Ana, Mara, Pablo, Timoteo. En tiempos ms recientes Lutero, Calvino y actualmente es muy alentador mencionar a personas como la madre Teresa de Calcuta, comprometida en la lucha contra la pobreza en el mundo; o Nelson Mandela, que tuvo un papel muy importante en la derrota del apartheid en Sudfrica. De nuevo el texto bblico puede ayudarnos a encontrar paradigmas que respalden el valor de estas personas y tambin de nosotros y nosotras. 3) Sermn interrogativo: Cada punto del sermn es una pregunta, como aquellas que generalmente se usan en el periodismo: qu, cmo, dnde, cundo, quin, por qu. Es una
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buena tcnica cuando necesitamos improvisar un sermn. 4) Sermones de argumentos acumulativos: En este tipo de sermn ponemos nfasis en diversos argumentos (argumento + argumento + argumento) y as la idea se refuerza por repeticin, ms que si estuviera sola. Ms conveniente sera en cualquier tema usar una argumentacin lgica o persuasiva. 5) Sermn hegeliano: Recibe su nombre del gran filsofo y pensador alemn G.W.F . Hegel, quien dise su mtodo dialctico como el movimiento A tesis + B anttesis + C sntesis. Por ejemplo: A una situacin ideal + B anlisis de la situacin real + C destacar la solucin de Dios a travs del Evangelio con el objetivo de movernos desde la situacin real a la ideal, sin ser irrealistas! 6) Sermn controvertible: En este tipo de sermn podemos exponer una idea o un concepto controvertible o uno que se oponga a la verdad evanglica, y luego de refutarla. El predicador o la predicadora acenta lo que el Evangelio, dice acerca del tema. Por ejemplo, comentar el estribillo de la cancin popular: porque nadie quiere a nadie, se acab el querer y refutarlo con el canto de Fito Pez: Quien dijo que todo est perdido?, yo vengo a ofrecer mi corazn! Quisiera detenerme aqu, para compartir con los lectores / lectoras algunos elementos que caracterizan la predicacin feminista por la riqueza de su contenido y su metodologa. Sobre este tema, que cobra una importancia creciente, dice Christine Smith, en un artculo publicado en el Concise Encyclopedia of Preaching :
La predicacin feminista, es la proclamacin religiosa que busca abordar la opresin, la violencia y la desigualdad creadas por la realidad social, como una consecuencia de la injusticia de gnero. Mujeres y hombres que predican desde diversas perspectivas feministas comparten el criterio de que muchas dimensiones de la tradicin cristiana contribuyen a esta injusticia y, por tanto, requieren de una transformacin liberadora; de modo que la predicacin feminista es transformadora por naturaleza.
La predicacin es un acto pblico de contenido teolgico. Es tambin un acto que interpreta y construye la realidad social. Con esto en mente, la predicacin feminista tiene dos tareas primarias: (1) la de repensar la teologa que fundamenta nuestra predicacin, y (2) la de examinar las conexiones entre la opresin de la mujer, el sexismo y la injusticia de gnero por un lado, con las otras formas de opresin en nuestros das por otro. La predicacin feminista proclama una visin religiosa y eclesistica que asume la igualdad fundamental de toda la creacin, y busca el lenguaje teolgico y tico que reflejar la diversidad y la verdad de la experiencia humana. La predicacin feminista entrelaza la teologa y el anlisis social en cada movimiento. Compromete a los predicadores / las predicadoras con la tarea crtica y constructiva de repensar todos los aspectos de la proclamacin pastoral, hermenutica, teolgica y de dimensin social. Con sus demandas y retos, los predicadores / las predicadoras descubrirn de nuevo la naturaleza radical de los mandatos de Dios para nuestras vidas y el poder transformador del evangelio (Smith 134-136).
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2) Trato de re-escribir el pasaje con mis propias palabras, algunas veces de memoria. 3) Hago notas segn progreso: cosas que he notado, preguntas que debo responder, ideas para ilustrar, sentimientos malos o buenos que tengo (cmo el pasaje me hace sentir incmodo?, reafirmado?, etc.) c) Luego considero el pasaje desde diferentes ngulos: 1) El trasfondo histrico: el marco cultural, social y poltico. 2) El marco literario: el flujo de la historia o el argumento. 3) La forma y la audiencia del texto: cul era su marco existencial? 4) Las palabras mismas, usando diferentes traducciones, diccionarios (especialmente los bblicos), Biblia de estudio, etc. d) Trato de encontrar el punto alrededor del cual gira la historia o el pasaje. Cul es la cuestin central o la parte sorprendente de la historia o el pasaje? e) Trato de formular la cuestin central (# 4) en una frase clara y simple. De esto tratar el sermn. f) Basado en el sermn dir, tratar de decir lo que quiero que le suceda a la gente de mi congregacin. Esto es lo que el sermn har. g) Ahora trato de encontrar la forma (la forma o diseo del sermn), para decir la verdad que he aprendido (# 5) en una forma que ayude a la gente a experimentarlo (# 6). Regularmente el sermn se referir a la misma cuestin que hizo el pasaje. Esto es, permito que el pasaje controle el diseo, tanto como el contenido del sermn. h) Ahora escribo el sermn. Las palabras son muy importantes para m, por tanto, de modo que escojo trabajar alrededor de ellas con tiempo suficiente en mi estudio. Otros hacen un bosquejo o notas generales y entonces revisan los detalles en sus mentes. Me siento ms cmodo con el texto completo escrito delante de
m. Entonces me puedo concentrar al comunicar mi mensaje a los oyentes, sin tener que pensar acerca de lo que voy a decir. i) Finalmente planeo el servicio de adoracin. Todo el servicio debe servir para recalcar el mensaje y la funcin del sermn j) Despus del sermn trato de recoger la retro-alimentacin con la reaccin del auditorio.
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la introduccin y la conclusin necesitan prepararse bien. b) La introduccin tiene que concitar la atencin. En la mayora de los casos la congregacin se aquietar despus de cantar un himno o repetir el credo. Puede que la lectura de la Escritura no les haya impresionado, por ello es importante que la introduccin del predicador / la predicadora capte sus mentes y les persuada a escuchar. c) La introduccin seala el tema del sermn. En todo caso, por implicacin puede hacer un trato o un convenio: les promete lo que recibirn si prestan su atencin. d) Una introduccin puede revelar el plan del sermn con un avance de los puntos principales. Cosas que deben hacerse y que no deben hacerse. a) No haga muy larga la introduccin. Esto roba el tiempo que se necesita para el resto del sermn. Los escuchas se pondrn impacientes y se desea que vaya al grano. b) No se debe empezar con una excusa. Hacerlo es igual a persuadirlos a que no escuchen. Si usted cree que debe disculparse, hgalo delante del nico que interesa: Dios. Y si es as, hgalo antes del culto. c) Se debe orar antes del sermn? En un sentido es demasiado tarde. Por otro lado es apropiado pedirle ayuda a Dios no para el sermn propiamente, sino por sus efectos. Mejor es que se ofrezca la oracin despus que se lea la Escritura, para que se pueda aplicar al mismo tiempo a la lectura y al sermn. d) No use la introduccin con propsitos eruditos. Si usted dedica uno o dos prrafos a la geografa entre Jerusaln y Jeric, o para reconciliar las diferentes variantes textuales del pasaje, pierde el inters de los oyentes, ya que se han desconectado.
Ejemplos de introducciones: a) Anunciar el texto. Reptalo con un tono de voz de sorpresa. Diga: Pablo no debe estar hablando seriamente!, todo el mundo sabe que eso no es verdad! b) Diga algo sorprendente: Nuestra generacin es la ms asesina de la historia. c) Use un aforismo: Si las puertas del infierno estn cerradas, estn cerradas desde dentro. d) Use una pregunta: Cmo usted sabe que es cristiano? e) Sea provocativo: Estoy seguro que ustedes aman a Dios, mas a ustedes les gusta Dios? f) Un verso o dos de poesa: (no use poesas oscuras). g) Una cita de alguien famoso. Por ejemplo, John y Phoebe Brashear eran astrnomos que trabajaron unidos durante muchos aos. Encontramos en la lpida sobre su tumba: Hemos amado las estrellas tanto como para no temer la noche. h) Algo impactante: En el tiempo que me llev leer la historia de Jess bendiciendo a los nios, cuatro nios se han muerto de hambre en el mundo. i) El buen humor puede ser til: El domingo pasado describ nuestra campaa de mayordoma como una visita. Alguien me record la definicin que trae el diccionario de esta palabra: una afliccin enviada por Dios. Ocasionalmente, no siempre, la mejor introduccin es no tener introduccin. Simplemente el predicador / la predicadora se lanza al tema del sermn inmediatamente. El secreto aqu, como en todo, es la variedad. La conclusin: El predicador / la predicadora debe darle la mayor atencin al contenido y la presentacin de su seccin o sentencia concluyente. Por qu?
a) Porque la conclusin es la oportunidad final de imprimir el mensaje en las mentes de los escuchas. Aquellos que no han seguido el hilo del sermn adecuadamente o cuyas mentes han divagado, tienen otra oportunidad de entender lo que se ha dicho. b) La conclusin tiene la mejor oportunidad de recordarse. Al final se puede decir aquello que los predicadores / las predicadoras desean que la congregacin recuerde mejor. No importa las tcnicas que se utilicen: el bosquejo aliterativo, palabras claves, etc., todo se puede resumir al final y anclarlo en las mentes de la gente. c) La impresin permanente depende de la conclusin. Cualquiera que sea el humor que el predicador / la predicadora desea impartir puede expresarse mejor al final. Este humor nunca debe dejarse declinar. Los sermones deben encarar la realidad, pero la realidad final a encarar es Dios. (Darle forma a esta oracin en la conclusin del sermn). d) Si el sermn se mueve hacia algn fin definido, la conclusin puede apuntar directamente al mismo. Puede ser una buena ocasin para remachar el propsito del sermn, aunque no el tpico. e) La conclusin lleva al sermn hacia un clmax impresionante. El principal cuerpo del sermn puede haberse dirigido a ensear o al anlisis, etc., sin mucha apelacin al corazn o la voluntad. Pero una buena conclusin puede levantar muy alto el sentimiento de las personas. (La frmula de Sam Goldwin para un buen filme: comienza con un terremoto y prosigue hacia el clmax). Cudese de dos desventajas: a) Preparar la conclusin cuando uno est muy cansado, y b) o que la congregacin escuche la conclusin cuando est muy cansada. Algunos tratan de evitar estos problemas elaborando primero la conclusin. Esto tendra la ventaja de que el predicador / la predica-
dora conoce adnde est yendo. El inconveniente es que muchas veces el sermn se elabora sobre la marcha. Una solucin podra ser que la conclusin se redactara de forma preliminar, cuando la mente de uno est ms alerta, dejando la redaccin definitiva para el final. No la alargue por mucho tiempo. No aburra; como Lutero dijo: el mejor tiempo para concluir es cuando usted ve a la gente interesada todava. Algunas veces el predicador / la predicadora piensa que al final tiene que amontonar todas las cosas buenas que ha dejado fuera. Esto es fatal y arruina un buen sermn. Djelo para el domingo siguiente. No introduzca al final una nueva idea. No diga nada que d la impresin que se va a concluir, cuando ste no es el caso. En cualquier presentacin que se alarga demasiado y la audiencia est cansada fsica y mentalmente, deseando terminar, es desagradable continuar. Hay muchos chistes al respecto y son amargos. (Un optimista sera el que toma su sombrero cuando oye al predicador decir: Y finalmente. Aun Pablo no fue inmune a esto (ver Fil. 3:1). Formas sugeridas para concluir, con: a) Una cita. b) Un poema. c) Un llamado a la atencin. d) Una ilustracin. e) Una parada sbita. f) Una promesa. g) Un reto. h) Una serie de preguntas. Mucho se ha escrito y opinado en relacin con la duracin del sermn, o mejor dicho, con el tiempo que debe durar la exposicin de un sermn; y hay muchos chistes y humor sobre el particular. Por
ejemplo, alguien dijo que si a los 15 minutos el predicador / la predicadora no ha movido los corazones, despus de ese tiempo la congregacin comienza a moverse de los bancos. Recientemente el profesor Manuel Sevilla, decano del Seminario Evanglico de Teologa de Matanzas, recordaba un pensamiento del Rev. Emilio Muller, pastor metodista en los EE.UU., ex-graduado de esa institucin docente: El que predica 15 minutos, dice menos de lo que sabe. El que predica 30 minutos, dice todo lo que sabe. El que predica 45 minutos, dice ms de lo que sabe. El que predica 60 minutos, no sabe lo que dice.
sermn del texto? Es el sermn fiel al mensaje o significado del texto? (esto requiere que Ud. mismo haga un mnimo de exgesis del pasaje) Es el estilo del sermn similar al del texto? b) Foco y funcin (Long pgs. 79-81; Craddock 125-150): Cul es el foco del sermn? Trate de resumir en una frase el mensaje del sermn. Qu mtodo de interpretacin ha usado el predicador / la predicadora para transmitir su mensaje del texto en el sermn (foco). Ilstrelo con citas del sermn. c) Introduccin y conclusin (Long pgs. 133-155): Considere cmo la introduccin del sermn trata de involucrar al oyente con el mensaje del sermn. Lleva la introduccin naturalmente al contenido del sermn? Le promete algo al que escucha? Se cumple la promesa? Cmo concluye el sermn? Qu asuntos suscitados en el sermn se tratan en la conclusin? Marque en el sermn mismo las conexiones entre las diversas partes del sermn. Trate de resumir el sermn en el margen. Cmo se ha construido el mensaje? Cmo ha sido la transicin entre la introduccin y la conclusin? d) Cualidades que hay que perseguir en un sermn (Craddock, pgs. 153-169): Analice el sermn buscando las cualidades que Craddock sugiere que un buen sermn debera poseer: unidad, memoria, reconocimiento, identificacin, anticipacin, intimidad. Dar ejemplos de cules de estas cualidades se encuentran en el sermn. e) Forma (Craddock, pgs. 170-193; Long pgs. 112-132): Despus de leer los dos libros de texto, usted podr identificar la forma que el predicador / la predicadora han usado. Trate de mostrar las opciones que el predicador tuvo al desarrollar su sermn y por qu escogi una en particular. f) Lenguaje (Craddock pgs. 194-209; Long 156-180): Marque el uso que se hace del lenguaje descriptivo en el sermn. Seale las ilustraciones que haya. Disctalas en trminos
de efectividad. Describa el contexto en que se prepar este sermn a la luz de la descripcin y las ilustraciones que se han usado.
ueridos hermanos y queridas hermanas. En primer lugar, quiero expresar mi ms sincera gratitud, en nombre del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), por la invitacin de predicar en esta adoracin ecumnica en la 215 Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana en los EE.UU. (PCUSA); muy especialmente a mis queridos amigos, vuestro secretario general, el Rev. Dr. Cliff Kirpatrick y la Rev. Robina Winbush, directora de Relaciones Ecumnicas. Como pastor de la Iglesia Presbiteriana-Reformada en Cuba, he sido muy bendecido por las innumerables oportunidades de predicar en diversas congregaciones, presbiterios y snodos de la PCUSA, pero esta es la primera vez que tengo la ocasin de hacerlo en la Asamblea General. Este es, por tanto un privilegio y una bendicin que siempre atesorar en mi ministerio y mi vida! Cuando comenc a reflexionar sobre el tema de esta Asamblea: Una casa de oracin para todos los pueblos, el movimiento ecumnico fue lo que me vino a la mente. Ciertamente que se trata de una
casa de oracin para todos los pueblos, en donde como dice el profeta Isaas los extranjeros se entregan al Seor para servirle y amarle. Es una casa, un lugar de encuentro para gente que viene del norte, del sur, del este y del oeste, trayendo sus tradiciones, sus culturas, sus herencias, sus frustraciones, sus visiones y sus sueos, para servir a Dios y a toda la creacin. Uno de los principales propsitos del movimiento ecumnico es como hace treinta aos lo expres el antiguo Secretario General del CMI el Dr. Philip Potter: cooperar con Dios para hacer de la oikoumene (palabra griega que significa el mundo habitado) un oikos, a saber, una casa, una familia de hombres y mujeres. La casa de Dios dice la Dra. Grace Yuell en los estudios bblicos en preparacin para esta Asamblea se identificar como casa de oracin, un lugar de reunin entre Dios y el pueblo, un lugar de comunicacin y comunin con Dios. El identificar de esta manera al hogar de Dios est hondamente enraizado en la historia del pueblo de Israel (34). En los comienzos de los sesentas, despus que se decret el embargo contra nuestro pas, las iglesias cubanas obtuvieron su independencia de sus iglesias madres y comenzaron a fortalecer relaciones con iglesias y organizaciones en otros pases, incluyendo a Europa. En el 1965 la primera delegacin del Consejo Cubano de Iglesias visit las oficinas del CMI en Ginebra. Fueron recibidos en la entrada por el Obispo Leslie Newbigin, quien en esa poca era el Secretario General Asociado del CMI y director de la CWME (Comisin de Misin Mundial y Evangelizacin). Sus primeras palabras de saludo fueron formuladas haciendo una pregunta: Cmo est la situacin de las iglesias en Cuba?. Entonces dijo vamos a la capilla a orar por Cuba. Esta experiencia fue tan inspiradora y yo dira hasta inesperada, porque algunas personas piensan que los dirigentes del CMI no oran! que an casi cuarenta aos despus de esta experiencia, uno de los miembros de la delegacin, mi padre, todava la recuerda! En 1967, despus que la Iglesia Presbiteriana-Reformada en Cuba fue establecida, nos integramos al CMI y a la Alianza Reformada Mundial (ARM).
Ustedes pueden tratar de imaginar lo que signific el movimiento ecumnico a una Iglesia como la nuestra, que por un lado se convirti en hurfana perdiendo su madre del Norte, y por el otro, siendo presionada por su padre, un Estado ateo. Gracias a Dios, el CMI eventualmente nos ayud a restablecer los contactos con las iglesias en este propio pas, y jug un papel muy importante en el apoyo a la misin de la Iglesia en Cuba, asegurndonos, ustedes no estn solos; ustedes pueden contar con sus hermanos y hermanas alrededor del mundo! En junio del 2000, paseaba por Ginebra camino a una reunin del CMI con Pentecostales y me acuerdo que asistimos a un culto de oracin en la Catedral de S. Pedro en la apertura de la Cumbre Social de la ONU. Todava me recuerdo de las palabras del Secretario General Kofi Annan diciendo: Uno nunca debe desestimar el poder de la oracin! No es de extraar que l sea un graduado de la universidad Macalester en St.Paul, Minnesota vinculada con la PCUSA. Esta frase alude a Santiago 5.16, donde dice el texto: la oracin fervorosa del justo tiene mucho poder, que se centra ms en el espritu y contenido de la oracin. Entonces la cuestin est no en una mera oracin, sino aquella hecha en el espritu de Isa. 56, como lo expresa la Dra. Yuell proclamando una invitacin audaz e incluyente a los proscriptos y a otros, que todos estn incluidos en el plan de Dios de salvacin y liberacin (6) Jess mismo cita este texto de Isaas cuando muy molesto expulsa y voltea las mesas de los cambistas, y todos los que compraban y vendan en el recinto del templo, aquellos que manipulaban las oraciones en su propio inters y usaban lo sagrado del templo para introducir la lgica y prcticas del mercado para la mercantilizacin de la vida a provecho propio. (Mt. 21.12-17) Este texto que describe la llamada limpieza del templo por Jess nos ensea a comprender el verdadero sentido de la oracin. Jess no solamente enfatiza la necesidad de que haya consistencia entre la oracin y la accin, sino que esta accin sea en solidaridad con los pobres, los marginados y los proscriptos de la sociedad. El san a los cie-
gos y abraz y bendijo a los niitos. El mensaje de Jess es este de crear una casa de oracin para todos los pueblos, prosiguiendo la rica tradicin proftica del Antiguo Testamento. No es de extraar que los sumos sacerdotes y los escribas, representantes del status quo se airaran cuando vieron suceder tal cosa! Observando el mundo en que vivimos, de globalizacin de la pobreza y de fragmentacin por la violencia y el terrorismo (es que podremos olvidarnos de sept. 11 en Nueva York?) es que el CMI ha lanzado su programa de la Dcada para superar la violencia y la Comisin de Misin Mundial y Evangelizacin ha visto la necesidad de reunirnos en la prxima Conferencia Mundial de Misin alrededor del tema Ven Espritu Santo, sana y reconcilia. Llamados en Cristo a ser comunidades de reconciliacin y sanacin. Esta conferencia tendr lugar en Atenas, Grecia en mayo del 2005. Apreciamos mucho la contribucin de la PCUSA en los preparativos de la conferencia. Ser una ocasin para escuchar historias tristes de violencia y exclusin, pero al mismo tiempo una gran oportunidad para compartir experiencias de curacin, compasin, perdn, solidaridad y reconciliacin que estn teniendo lugar en nuestro mundo y no siempre lo podemos conocer a travs de los medios de comunicacin. A menudo decimos si no hay noticias, son buenas noticias, pero tambin es cierto que no hay buenas noticias sin noticias, de manera que estamos llamados a ser una iglesia evangelizadora que proclame las buenas noticias del Evangelio, como leemos en II Tim. 4.2 que prediques el mensaje y que insistas cuando sea oportuno y cuando no lo sea. Evangelizar significa reconocer el hecho de que, como lo expresara el Foro Social Mundial de Porto Alegre: otro mundo es posible, lo que implica que aun cuando no conozcamos lo que nos deparar el futuro, sabemos quin es el que determina ese futuro. Hace cinco aos, antes de mudarnos para servir en Ginebra, llevamos a la familia en la Habana a gozarse del concierto del la Orquesta Juvenil de Nueva Inglaterra en Boston. Y antes de tocar la overtura de Romeo y Julieta de P. Tchaikovski, su director, Benjamin Zander, dijo que Romeo y Julieta eran vctimas de las guerras y luchas entre sus
dos familias rivales, pero a pesar de todo, que se amaban. De la misma manera, dijo, nuestros dos gobiernos (Cuba y los EEUU) se estaban odiando, mientras que ambos pueblos se amaban uno a otro. Yo aado que la iglesia, el Cuerpo de Cristo (el nico, en singular) en ambos pases y en muchos otros pases tambin, reunidos en el movimiento ecumnico, le han dado una expresin vvida a este amor y oracin en accin! Importante para nuestro tema Una casa de oracin para todos los pueblos, es tambin el otro texto de Juan 10.14-16 que describe una relacin interesante entre el buen pastor y su rebao, es decir, una relacin incluyente F .F . Bruce. en su Comentario del Evangelio de Juan, refirindose a este texto, dice: Las ovejas que pertenecan a su rebao eran de origen judo, pero tena otras ovejas que haba que trarselas que nunca haban pertenecido a ese rebao y que por tanto no estaban dentro...estas palabras de Jess entonces apuntan a la misin gentil y a la formacin de la comunidad que comprenda a los creyentes judos y a los creyentes gentiles, en donde no hay judo ni griego (Gal.3.28; Col.3.11). Las ovejas judas tenan primero que ser sacadas del rebao (aule) antes de poderse reunir con las otras ovejas a fin de formar un nuevo rebao (poimme). Qu es lo que habra de conservar unido este rebao agrandado y suplir la proteccin necesaria de los enemigos externos? No los muros que les rodearan sino el poder del pastor. La unidad y la seguridad del pueblo de Cristo dependen de su cercana a l. Cada vez que se olvidan de esto y quieren asegurar su unidad y protegerse construyendo muros a su alrededor, los resultados no han sido buenos. Los muros han sido tan abarcadores que han metido a los lobos junto a las ovejas (con consecuencias desastrosas para las mismas) o han sido tan restringidas que excluyen a ms ovejas que las que han permitido entrar (Eerdmans, 1983, 227-28). Nuestro colega en el CMI y amigo, pastor de la PCUSA Theo Gill, en una conversacin reciente que tuvimos acerca de este texto, me coment: En cuanto a la relacin del texto del Buen Pastor con Isa. 56, uno podra tomar la metfora de F .F . Bruce al final de la cita anterior
y preguntarse cul es la estructura de una casa de oracin para todos los pueblos?, cmo podramos describir sus paredes?, mejor an es que tal casa necesita paredes?. La paradoja consiste en que nosotros que formamos parte del aprisco del Seor y an como pastores, erigimos paredes a fin de impedir a los inmigrantes ser parte de nuestras comunidades. No deberamos olvidar que muchos templos en los EEUU han sido refugios y lugares de asilo para los inmigrantes, los cuales por cierto no son criminales, sino ms bien mensajeros de un orden mundial injusto. El Dr. John Mc.Clure, profesor de homiltica en el Seminario de Louisville en su artculo Despus de la guerra de Irak: diversos temas para la predicacin, expresa: Los predicadores pueden hacer mucho para ayudar a las congregaciones a evitar las ambigedades, los excesos y los peligros del orgullo nacional que se cierne en nuestras iglesias, cultura y nacin. En octubre pasado visit las oficinas nacionales de la PCUSA en Louisville, esta vez como parte de una delegacin del CMI. En una de nuestras reuniones, un dirigente importante de esa iglesia nos dijo que las iglesias de este pas comenzaban a sentirse temerosas de levantar su voz proftica contra la guerra que se iba a lanzar contra Irak. Conociendo bien a esta nacin, en donde la libertad de expresin se ejerce abiertamente por cada ciudadano y sabiendo an ms que la PCUSA ha levantado consistentemente su voz profticamente (por ej. oponindose al embargo contra Cuba), no podamos entender lo que estaba sucediendo. Cuando demandamos ms explicaciones, nos respondi que esto era porque las iglesias no deseaban ser identificadas como entidades que estn contra los valores occidentales cristianos, y todava peor, contra los sentimientos patriticos de la nacin. Como alguien dijo: cie a Dios con la bandera, y quin podr atreverse a cuestionar tu credibilidad moral?. Precisamente la iglesia de Jesucristo est llamada a cuestionar la credibilidad moral cuando la bandera est ciendo a Dios, especialmente cuando se use para justificar agendas hegemnicas y asesinar a civiles inocentes, no importa cual sea la justificacin que se use.
La ARM, de la cual PCUSA es tambin miembro, en preparacin para su Consejo General, que se reunir el ao prximo en Ghana, con el tema Que todos tengan vida en abundancia, est tambin reflexionando sobre el texto de Juan 10. Y lo que la Alianza est enfatizando ms, al tratar este tema, es acerca de las amenazas y desafos para la vida y la respuesta de la iglesia en cuanto a nuestra relacin bajo el pacto (esto es, una declaracin o confesin, o acto de entrar en alianza con la injusticia econmica y la destruccin ecolgica), nuestra participacin en la misin de Dios (esto es, cmo puede la misin de la iglesia ser una fuente de vida para contrarrestar las tendencias globales que devalan y amenazan a la vida) y nuestras vidas espirituales como congregaciones reformadas (esto es, cmo puede la vida de adoracin de la iglesia fortalecer nuestra solidaridad como una confraternidad global y renovar la iglesia). Muchas personas reconocen la importancia de la oracin. Hay un sitio web que se llama george-bush-prayer.org que muestra un retrato del presidente de los EEUU orando y pidiendo las oraciones para nuestro Comandante en Jefe. De veras que el presidente de los EEUU necesita muchas oraciones, pero en el mismo espritu de Jess en el templo, tambin hacen falta oraciones demandando que se respete y se observe la paz, la justicia, la vida plena, como las que fueron compartidas en marzo pasado, en la casa de oracin para todos los pueblos, la capilla del Centro Ecumnico en Ginebra, y en miles de iglesias por todo el mundo cuando las primeras bombas comenzaron a caer sobre gente inocente en Irak, oraciones a fin de vencer este estado de cosas como dijeron los Presidentes del CMI en su mensaje de Pentecosts del 2003, cuando un pas y un puado de sus aliados deliberadamente le dieron un golpe cruel a los instrumentos reconocidos para mantener el orden internacional, la paz y la justicia al iniciar su invasin ilegtima a Irak. No me cabe la menor duda que la oposicin a esta guerra, definida por el Dr. Konrad Raiser como inmoral e ilegal, una oposicin expresada en conjunto por las iglesias a travs de sus oraciones, declaraciones y demostraciones, es una expresin genuina de la vitali-
dad del movimiento ecumnico, ms all de cualquier frontera estructural o institucional. Los EEUU y el Reino Unido amenazaron la autoridad y estabilidad de la ONU al tomar su accin en Irak cuando se hizo aparente que no podran ganar un voto de la ONU autorizando la invasin antes de completar la inspeccin de los armamentos. Se trata de que al lanzar el ataque en esta forma ilegtima, los lderes estadounidenses y britnicos arriesgaron el socavar seriamente el orden bueno y decente en que se basa la paz internacional. Continuemos orando, buscando el discernimiento del Espritu, pidiendo sabidura y valor en este kairos crtico en que parece que se ha perdido la esperanza. Que la profeca de Isaas de hacer una nueva tierra y un nuevo cielo (65.17) continu siendo la inspiracin de nuestra lucha en la misin que el Seor nos ha encomendado, a fin de que toda la creacin sea una casa de oracin para todos los pueblos! Amn.
Sermn predicado por el Rev. Carlos E. Ham, el 29 de mayo del 2003 durante la Adoracin Ecumnica en la Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos en Denver, Colorado.
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Esta edicin de El Trpode Homiltico, se termin de imprimir y encuadernar en el mes de noviembre de 2003 en Tecnoprint, Domingo Espinar 25-79 y Munibe, Telf.: (593-2) 2555 434, Quito-Ecuador Se realiz en tipografa Berkeley y se imprimieron 1000 ejemplares