Gordon Lindsay-La Oración Que Mueve Montañas

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CAPITULO I

La Oracin Que Mueve Montaas

Jess dijo, en Mateo 21:21-22: Respondiendo Jess, les dijo: De cierto os digo que si tenis fe y no dudis, no solo haris esto de la higuera, sino que si a este monte le decs: Qutate y arrjate al mar!, ser hecho. Y todo lo que pidis en oracin, creyendo, lo recibiris Poder para mover montaas! Eso es lo que Jess dijo. Su promesa incluye eso y ms, lo incluye todo. Y todo lo que pidiereis en oracin, creyendo, lo recibiris suena demasiado bueno para ser verdad, pero es cierto. Quiz, amigo, en este momento usted tenga una gran carga. Puede ser que le haya llegado una enfermedad grave a usted o a un miembro de su familia o puede ser que est luchando con problemas financieros. Cualquiera que fuere su necesidad, tiene a su alcance los medios con que puede resolver cualquier problema. A usted que est enfermo, en su mismo cuarto hay un poder que espera a ser desatado para liberarlo de toda enfermedad y malestar! Poder para mover montaas! S! Pero debe aprender el secreto por el cual puede desatar ese poder. Simplemente desear que las cosas mejoren no dar resultado, lo cual, probablemente ya sabr. La clase de oracin de la que habl Jess cuando dijo: si algo peds en mi nombre, yo lo har, le dar la respuesta sin lugar a dudas (Juan 14:14). Quiz una de las formas ms comunes en que se debilita la fe de la gente es la suposicin de que muchas de sus oraciones no son contestadas porque no es la voluntad de Dios contestarlas. Mientras que es cierto que a veces la gente pide cosas que no est en Su voluntad conceder, tambin es verdad que muchas cosas que las personas piden s estn en armona con la voluntad revelada de Dios. Es la voluntad de Dios que los enfermos sean sanados, es la voluntad de Dios que tengamos buena salud, es la voluntad de Dios que tengamos victoria sobre la

opresin y el temor, es la voluntad de Dios que nuestras necesidades cotidianas sean abastecidas, es la voluntad de Dios que tengamos el gozo del Seor en nuestro corazn, es la voluntad de Dios que prosperemos y nos encontremos saludables as como que nuestra alma est en prosperidad (3 Juan 2). Entendamos sto claramente: Dios no quiere que Su pueblo se resigne a la derrota y al fracaso en su vida de oracin. l quiere que ellos tengan resultados tangibles en su oracin exactamente como lo haca la gente en los tiempos bblicos. La oracin no es el ltimo recurso al que se debe acudir en una emergencia, sino que es una parte esencial de nuestra vida cotidiana. Cuando aprendamos el secreto de la oracin, toda nuestra vida se convertir en una sucesin de milagros. Mire las contestaciones poderosas a la oracin que experimentaron los hombres de la Biblia. Cuando Abraham a una edad avanzada dese que Dios le diera un hijo de su esposa Sara, Dios milagrosamente fortaleci la matriz de Sara para que ella pudiera darle un hijo. Jacob, el nieto de Abraham, antes un aventurero comn, pero que posteriormente se convertira en un prncipe de Dios, luch con Dios en una noche de oracin, mientras que su hermano Esa se encaminaba hacia l con un ejrcito buscando venganza. Jacob prevaleci con Dios y Dios prevaleci con Esa (Gnesis 32 al 33). Jerusaln estaba sitiada por las fuerzas superiores de los asirios que invariablemente haban tenido xito en todas sus campaas anteriores. Los recursos de Ezequas no eran obstculo para su gran ejrcito. Pero Ezequas or y esa noche una plaga de muerte asol a la hueste invasora y por la maana 185.000 hombres yacan muertos (2 Reyes 19:15-35). Poco despus de esto, Ezequas enferm de muerte de tal manera que, segn el orden natural de las cosas, no haba esperanza de que se recuperase. Pero Ezequas volvi su rostro a la pared y rog a Dios. El resultado fue que se le aadieron quince aos ms a su vida (2 Reyes 20). Elas or por el hijo de la viuda, que haba muerto. Nunca antes se le haba devuelto la vida a alguien despus de haber partido, no haba precedente alguno de levantar a alguien de los muertos en toda la historia. Sin embargo, la oracin de Elas le devolvi la vida e hizo que el muchacho muerto abriera los ojos y regresara a este mundo (1 Reyes 17:20-23). Daniel or por la restauracin de Jerusaln, que yaca en cenizas desde los das de la invasin de Nabucodonosor. El fiel profeta vivi para ver al rey Ciro formular un decreto que permitira a todos los judos regresar y construir de nuevo su ciudad (Daniel 9).

Pedro fue encarcelado y ya se haban dado las rdenes para su ejecucin, pero la iglesia or sin cesar por su rescate, y he aqu un ngel del Seor visit la prisin y gui a Pedro a un lugar seguro. Y as vemos cmo una vez tras otra Dios contest la oracin por cada necesidad concebible de Su pueblo y bajo toda circunstancia imaginable. Ya fuera liberacin de una enfermedad, por un milagro de abastecimiento, por la preservacin del peligro, por la direccin divina, por salvar a uno de morir de sed o por la sabidura necesaria para dirigir un remo, no importaba cul fuera la necesidad, Dios la suministraba en contestacin a la oracin de fe. La ley de recibir es positiva y segura. Jess dijo: pedid, y se os dar; buscad, y hallaris; llamad, y se os abrir, porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrir. (Mateo 7:7-8). Qu significa sto? Significa que hay un Poder Invisible a nuestro alrededor que puede solucionar todo problema, que puede anticipar toda necesidad y suministrar todo lo que se requiera, un poder tan grande que puede mover las mismas montaas si fuera necesario. Parece esto demasiado bueno para ser cierto? De la misma forma en que Dios es real, as tambin esta promesa es cierta. Dichas contestaciones a una oracin pueden ser suyas tambin si se toma el tiempo necesario para aprender el secreto.

CAPTULO II

El Secreto De La Presencia De Dios


En el primer sermn registrado de Cristo, l aprovech la ocasin para sealar algunos de los grandes principios que gobernaban la operacin exitosa de la oracin. Jess estaba interesado solamente en una oracin que tuviera xito, una oracin que obtuviera contestacin, una oracin que moviera las mismas montaas, en caso de ser necesario. Jess tena siempre por costumbre ir directamente al punto clave de un asunto. l saba lo que era esencial y lo que no lo era. No les dijo a los hombres que deban orar; ese instinto naca en sus corazones: el pagano ms ignorante oraba, los profetas de Baal oraban, los fariseos hipcritas oraban. En lo que Jess estaba interesado era en mostrar a los hombres el modo correcto de orar, para que pudieran obtener milagros en respuesta a sus oraciones.

La Habitacin Secreta
Jess comenz desde el principio. Mostr que la oracin verdadera era tener comunin con el Ser Supremo, Dios el Padre, que la oracin es un acto solemne y que debera dirigirse a l en la forma correcta. Les dijo a los hombres que antes de orar deberan recluirse en donde no pudieran ser interrumpidos. Los hombres no podan tener comunin humana y divina con xito al mismo tiempo. Jess les mand que fueran a sus habitaciones, cerraran la puerta y luego oraran a su Padre celestial que ve en lo secreto: Cuando ores, no seas como los hipcritas, porque ellos aman el orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero t, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que est en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensar en pblico (Mateo 6:5-6). Por qu deben apartarse los hombres para orar? Porque al orar entran en la presencia de Dios. Cuando los hombres oran deben ser conscientes de que se estn acercando a su Creador, Aquel que es digno de reverencia y respeto absoluto. El escritor del Antiguo Testamento dijo sabiamente: No te des prisa a abrir tu boca, ni tu corazn se apresure a proferir palabra delante de Dios, porque Dios est en el cielo, y t sobre la tierra. Sean, por tanto,

pocas tus palabras (Eclesiasts 5:2). Casi todas las personas saben que Dios est en los cielos, pero el gran secreto de la oracin es comprender y entender que l tambin est en el mismo cuarto con usted. Es la comprensin de que Dios est realmente presente, lo que hace que la oracin sea vital y poderosa. Cuando nos demos cuenta que Dios est en el mismo cuarto en donde estamos nosotros, no nos descuidaremos al conversar con l. Como dijo Jess: y al orar no usis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrera sern odos (Mateo 6:7). Dios est en los cielos, pero tambin se encuentra en la tierra. Cuando Sal persigui a David de un sitio a otro, l estaba listo para creer que Dios estaba tan lejos que quiz no podra oirlo a tiempo como para salvarlo (1 Samuel 27:1). David iba a aprender que, estuviera donde estuviera, Dios tambin estaba presente. En el Salmo 139:6-10, l reconoce esto, aunque admite que no lo entiende plenamente: Tal conocimiento es demasiado maravilloso para m; alto es, no lo puedo comprender! A dnde me ir de tu espritu? Y a dnde huir de tu presencia? Si subiera a los cielos, all ests t; y si en el seol hiciera mi estrado, all t ests. Si tomara las alas del alba y habitara en el extremo del mar, aun all me guiar tu mano y me asir tu diestra.

Dios Est En Todas Partes, No Viene Y Se Va


Dios se encuentra en todo lugar. l es tan omnipresente como el aire que respiramos, l no viene y se va. l es el gran YO SOY! Jess mostr que la adoracin de Dios no debe circunscribirse a un lugar determinado o a cierto tiempo. La mujer de Samaria quera saber si Jerusaln o una montaa cercana eran lugares correctos para adorar. Esta cuestin era el tema de una fuerte controversia en aquellos das y se le ocurri a la mujer que sta era una oportunidad nica para obtener la contestacin de un profeta. Jess le contest su pregunta en una forma que ella no esperaba de un profeta. l dijo: Mujer, creme que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusaln adoraris al Padre Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarn al Padre en espritu y en verdad, porque tambin el Padre tales adoradores busca que lo adoren (Juan 4: 21-23).

Cun diferentes seran las vidas de los hombres si reconocieran que otro mundo los est vigilando, que los ngeles estn cerca! (Salmo 34:7). Pero, mayor que los ngeles, la presencia de Dios lo ve todo, lo observa todo y lo registra todo. Nada hay que podamos esconder de l. Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que l existe y que recompensa a los que lo buscan. (Hebreos 11:6).

Debemos Reconocer La Presencia De Dios


El reconocimiento de la presencia de Dios es lo que hace que orar y tener fe sea fcil. Aun cuando Dios no est presente en forma visible, est presente. Es en el reconocimiento de esta presencia real de Dios donde encontramos que la oracin ya no es una tarea, sino una delicia suprema. En Juan 14:23 el Seor declar que la presencia de Cristo est siempre con Su pueblo: Respondi Jess y le dijo: El que me ama, mi palabra guardar; y mi Padre lo amar, y vendremos a l y haremos morada con l. Moiss se convirti en el gran intercesor del Antiguo Testamento. Cuando los hijos de Israel pecaron en forma tal que el Seor rehus seguir con ellos en su viaje a Canan y ofreci enviar a Su ngel en Su lugar, Moiss no quiso saber nada de eso. Dijo: Moiss respondi: Si tu presencia no ha de acompaarnos, no nos saques de aqu. (xodo 33:15). Y persuadi al Seor para que le otorgara su peticin. Dios lo alent nuevamente, diciendo: Jehov le dijo: Mi presencia te acompaar y te dar descanso. (xodo 33:14). El da en que Jess dejara a Sus discpulos lleg. Cmo anhelaban que l pudiera quedarse con ellos todava ms tiempo! Pero Jess explic por qu deba irse, diciendo: pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Consolador no vendr a vosotros; pero si me voy, os lo enviar. (Juan 16:7). Si Jess se iba, el Consolador, que es el Espritu Santo, sera enviado por el Padre al mundo. Por medio del Espritu Santo, Jess entonces podra estar presente, no con unas cuantas personas, sino con los creyentes de todas partes. Podra, entonces, cumplir Su promesa de que donde estn dos o tres congregados en mi nombre, all estoy yo en medio de ellos. (Mateo 18:20). Cul es el primer secreto de la oracin? Cul es el secreto de mover montaas por la oracin de fe? Lo primero es el reconocimiento de la presencia de Aquel que cre las montaas. Reconozca que Cristo est con usted en cada momento de su vida cotidiana. Entonces le ser fcil reconocer la presencia de Cristo cuando ora. Empiece hoy a reconocer y practicar la presencia de Cristo en su vida.

CAPTULO III

El Secreto De La Alabanza
Desea aprender el secreto de la oracin que mueve las montaas, la oracin que cambia las cosas, de la oracin que se alimenta de los recursos infinitos del Dios Todopoderoso, la que hace que lo invisible se vuelva visible, la que libera el poder del cielo para beneficio de la humanidad? Bien, usted puede aprender este secreto, pero aquel que desee aprenderlo, debe estar dispuesto a seguir las reglas.

Los Discpulos Dijeron: Seor, Ensanos A Orar


En la narracin de Lucas acerca de la oracin del Seor (vea Lucas 11:14), los discpulos le haban pedido a Jess: Seor, ensnanos a orar. Haba un motivo por el que hicieron esta peticin. Los discpulos haban sido testigos de Su ministerio asombroso y nico, haban visto a Jess sanar a los enfermos, haban visto que, con el toque de Su mano se limpiaba el leproso, haban visto Su poder sanador, salir curados a los ciegos y a los sordos, haban observado que an los elementos respondan a Su mandato, que a Su palabra los vientos se aquietaban, que al hablar l, las olas del mar furibundo se calmaban. Cmo poda hacer l estas cosas? Cul era el secreto de ese enorme poder? Al principio, todo pareca un misterio, pero gradualmente los discpulos aprendieron el secreto. Jess tena ese poder porque l saba cmo orar! Y al continuar ellos da tras da con el Seor, lleg un anhelo a sus corazones de aprender tambin a cmo orar. Un da se atrevieron a pedirle a Jess que les enseara. El Seor no titube en concederles su peticin, l nunca fue uno de los que se guardan secretos para s. Los hombres frecuentemente han procurado monopolizar el poder, pero Cristo, no. l vino al mundo a ensear a otros a hacer lo que l haca. l estaba dispuesto a que Sus discpulos pudieran aprender a hacer an mayores obras (Juan 14:12). S, l les enseara cmo orar. Y comenz dicindoles que ellos deberan orar de esta manera: Padre nuestro que ests en los cielos, santificado sea Tu nombre. Y al terminar Su oracin modelo, concluy con estas palabras: porque Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amn. En estas frases Cristo revel un segundo gran secreto de la oracin: la oracin que llega hasta Dios, comienza y termina con adoracin!

La Oracin Comienza Con Adoracin


Nuestro Dios es un Dios grande, un Dios bueno. Todo lo que somos o llegamos a ser, se debe enteramente a l, el Dador de toda buena ddiva y todo don perfecto. Por tanto, como criaturas de nuestro Creador, le debemos a Dios nuestra adoracin y alabanza sinceras. La adoracin, por tanto, es el primer elemento en la oracin. Precisamente es en este punto donde algunos cometen un error al tomar la oracin principalmente como un medio por el cual pueden recibir ayuda en tiempo de emergencia. Ciertamente, se es un propsito de la oracin, pero est muy lejos de ser el propsito global. Dios mover montaas, l detendr el sol y la luna en sus rbitas si es necesario, pero l desea obtener algo de la oracin tambin. Qu es lo que Dios querra obtener? l, que es el Eterno, el Todosuficiente, qu tenemos nosotros que darle a Aquel que rige el universo? En verdad hay una cosa que le podemos dar a Dios, algo que l busca y ansa: nuestra adoracin devota. Puesto que las criaturas le debem todo a Dios, es justo y propio que las criaturas le adoren. Los hombres deben alabar al Seor todos los das de su vida. Como declara el ltimo versculo de los Salmos: todo lo que respira alabe a Jebov (Salmo 150:6). Mencionamos en el primer captulo la historia de la mujer en el pozo de Jacob. Ella haba sacado a colacin la cuestin acerca de dnde era el mejor lugar para adorar. A esta pobre alma obscurecida, Cristo le di una de Sus mayores revelaciones. l dijo: pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarn al Padre en espritu y en verdad, porque tambin el Padre tales adoradores busca que lo adoren (Juan 4:23). Cristo as revel que Dios busca una cosa de la raza humana, la nica cosa que ellos pueden dar si lo desean: adoracin en espritu y en verdad. Cuando Jess estaba en la tierra, la gente religiosa de aquel da, en gran parte, haba hecho de la oracin una frmula. Una secta reclamaba que los hombres deberan adorar a Dios slo en Jerusaln, otra deca que el lugar correcto para adorar era el monte Gerizim en Samaria. Pero Jess revel que ni Jerusaln ni una montaa en especial tenan nada que ver con el lugar en donde los hombres deberan orar. Dios es un espritu, l est en todas partes, por tanto, l desea que todos los hombres le adoren en donde quiera que se encuentren. Dios busca esa adoracin. Satans tambin combate por la adoracin de los hombres. Cuando el diablo tent a Cristo, le prometi los reinos de este mundo y su gloria si slo l se postraba y le adoraba (Mateo 4:9). Jess despreci la oferta de Satans y le dijo que la adoracin estaba reservada solamente para Dios. Veamos cmo Cristo en Su oracin dio gracias y alabanza a Dios. La primera

oracin suya que se ha escrito fue: en aquel tiempo, respondiendo Jess, dijo: Te alabo, Padre, Seor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los nios (Mateo 11:25). Antes de que Cristo levantara a Lzaro de la tumba, l le dio gracias a Dios porque ya le haba escuchado. Cuando los nios glorificaron al Seor cuando hizo su entrada triunfal en Jerusaln, en lugar de reprenderlos como se peda, l dijo: s. Nunca lesteis: De la boca de los nios y de los que an maman, perfeccionaste la alabanza? (Mateo 21:16). Es importante en el arte de la oracin el secreto de la alabanza y la accin de gracias. Entre a la presencia de Dios con glorificacin, lleve sus peticiones a Dios con acciones de gracias, albele por lo que ya haya hecho. Los poderes del cielo y de la tierra y el poder para mover montaas estn al servicio de aquellos que han aprendido el secreto de la adoracin. Empiece hoy con el hbito de ofrendarle el sacrificio de la alabanza continuamente (Hebreos 13:15).

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CAPTULO IV

El Secreto De La Visin Mundial


Oraris as: Venga tu Reino. Hgase tu voluntad, como en el cielo, as tambin en la tierra (Mateo 6:9-10). Acontecer que al final de los tiempos ser confirmado el monte de la casa de Jehov como cabeza de los montes; ser exaltado sobre los collados y corrern a l todas las naciones. Vendrn muchos pueblos y dirn: Venid, subamos al monte de Jehov, a la casa del Dios de Jacob. l nos ensear sus caminos y caminaremos por sus sendas. Porque de Sin saldr la Ley y de Jerusaln la palabra de Jehov. l juzgar entre las naciones y reprender a muchos pueblos. Convertirn sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces; no alzar espada nacin contra nacin ni se adiestrarn ms para la guerra (Isaas 2:2-4). Cuando uno se refiere a la promesa de Jess de que la oracin tiene poder para mover montaas, frecuentemente hace surgir una expresin de perplejidad en las caras de las personas. Dicen que la palabra monte seguramente sea una forma figurada de hablar, que el Seor no quera decir que una montaa verdadera podra ser movida por la oracin. Es cierto que la palabra monte frecuentemente se usa de forma figurada en las Escrituras, aun cuando sto no disminuye la fuerza de la promesa. Monte se usa a menudo de forma simblica para hablar de un reino: se hace referencia al reino de Cristo en Daniel 2:35, 44-45, como un gran monte que llen toda la tierra. En los versculos citados que hablan del monte de la casa de Jehov, Isaas se refiere al reino de Dios que ser establecido sobre la tierra, un reino que resultar en la paz universal, con las naciones transformando sus espadas en rejas de arados, y sus lanzas en hoces. Pero hagamos esta pregunta: cmo va a ser establecido este gran monte de la casa de Jehov, el reino de Dios, sobre la tierra? La respuesta sorprendente es que vendr como resultado de las oraciones del pueblo de Dios! Eso es lo que Jess indicaba en la oracin que ense a Sus discpulos cuando dijo, oraris as: Venga tu Reino. Hgase tu voluntad, como en el cielo, as tambin en la tierra. Cristo no nos pedira que orsemos por algo que podra acontecer con o sin nuestra oracin. l nunca nos dijo que orramos para que el sol salga cuando va a salir de todas maneras. Pero s nos dijo que orramos por el reino venidero, un reino que sustituira a todos los reinos de este mundo (Apocalipsis 11:15 y 16:20).

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El Reino Debe Primeramente Venir A Los Corazones De Los Hombres


Entonces, debemos orar hasta que el Reino baje del cielo? No. Jess aclar que no vendra en esa forma. Dijo: preguntado por los fariseos cundo haba de venir el reino de Dios, les respondi y dijo: El reino de Dios no vendr con advertencia, ni dirn: Helo aqu, o Helo all, porque el reino de Dios est entre vosotros. (Lucas 17: 20-21). Cristo debe reinar en los corazones de los hombres antes de reinar sobre ellos. La obra suprema, por tanto, de los seguidores de Cristo es la de predicar el reino de Dios, que pueda entrar en los corazones de los hombres. Esta era la gran tarea que fue empezada por los apstoles y todava hoy est sin terminar. Cristo ha declarado expresamente que y ser predicado este evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendr el fin (Mateo 24:14). Dios, desde Su gran posicin en el trono, mira sobre la tierra con todo pesar y afliccin causados por el pecado y la ley quebrantada y anhela su redencin. De tal manera am Dios al mundo que dio a Su Hijo unignito. No obstante, l todava espera la evangelizacin de vastas poblaciones que nunca han odo el nombre de Jess. Qu est haciendo la Iglesia con respecto a sto?, qu estamos haciendo nosotros?La verdad es que las oraciones de la Iglesia son dbiles debido a la estrechez de su visin. Un gran nmero de cristianos ora solamente por sus intereses personales. De cuntas iglesias puede decirse que tienen un inters verdadero en la evangelizacin del mundo?, cuntas tienen un inters en la obra de Dios fuera de su propia denominacin? Ciertamente, debemos ampliar nuestra visin a horizontes ms amplios. Se puede efectuar plenamente la evangelizacin del mundo slo con el esfuerzo unido de todo el Cuerpo de Cristo. Solamente entonces creer el mundo que Cristo es el Hijo de Dios: para que todos sean uno; como t, Padre, en m y yo en ti, que tambin ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que t me enviaste. (Juan 17:21). Ahora es el momento en que la Iglesia debe orar como ense Jess: venga Tu reino. Sea hecha Tu voluntad, como en el cielo, as tambin en la tierra (Mateo 6: 10). Que la Iglesia ore para que sus miembros sean uno y que el mundo pueda creer que Jesucristo en verdad es el enviado del Padre. Aquellos que presentan esta oracin desinteresada tambin pueden orar: el pan nuestro de cada da, dnoslo hoy. (Mateo 6:11), y no tendrn que esperar mucho para recibir contestacin. Poco despus de nuestra conversin, Dios nos dio una visin de avivamiento mundial. El llamado del evangelio absorbi todo nuestro ser hasta el punto de que todas las dems ambiciones en la vida se desvanecieron. Encontramos que preferamos predicar el evangelio a cualquiera otra cosa en el mundo. Mucho de nuestro trabajo evangelstico lo hicimos durante los aos de la

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depresin. Aquellos eran los das cuando uno poda comprobar si tena un llamado de Dios o no. Frecuentemente un evangelista poda encontrar que su ofrenda de amor al final de la semana sumaba de unos tres a cinco dlares. Pero cualquiera que fuera la remuneracin financiera, podemos decir con veracidad que nunca tuvimos la ms ligera tentacin de abandonar el ministerio. No obstante, desde el principio, estuvimos muy descontentos con una cosa: los resultados no estaban en proporcin con la gran necesidad que haba. La iglesia estaba salvando a los perdidos, uno por uno, pero todo eso no era ni una gota de agua en el mar en lo que concerna a la evangelizacin del mundo. Estaba claro, por las Escrituras, que la intencin de Dios era que este evangelio del reino fuera predicado como un testimonio a todas las naciones. En verdad l dijo: id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura (Marcos 16: 15). Pero nunca se llevara a cabo la tarea si se haca a la velocidad con que se estaba ejecutando. Dios nos mostr durante esos das, as como a muchos otros, que vendra un avivamiento que alcanzara a las masas. Cmo oramos y esperamos su venida. Un avivamiento que alcanzara a todo el mundo!, uno que alcanzara a auditorios de decenas de millares! Entonces Dios envi el avivamiento! Por una serie de providencias extraas, fuimos llevados hasta el centro del mismo. Fue un privilegio para nootros colaborar en la organizacin de las primeras reuniones unidas de esa visitacin. Al pasar el tiempo, nos gozamos mucho al ver a muchos de nuestros colegas participando en grandes campaas en tierras extraas, en avivamientos que alcanzaban desde decenas hasta cientos de miles de personas y que se estaban avivando naciones enteras. Donde haban trabajado arduamente misioneros durante aos obteniendo resultados escasos, llegaron las ms poderosas visitaciones. El avivamiento pronto demostr ser de un alcance nunca antes conocido en la historia. Damos gracias a Dios por aquellas personas a quienes l ha dado esta visin mundial. Al orar venga Tu reino, sea hecha Tu voluntad, como en el cielo, as tambin en la tierra, estn recibiendo una rica recompensa en cuanto a felicidad personal. Pero todo sto es solo algo pequeo en comparacin con lo que todava est por venir, en la Iglesia hay visiones ms amplias para llevar a cabo. Debemos formar parte de una cruzada de oracin para que haya un avivamiento como nunca antes. Que Dios nos d a todos una visin de avivamiento mundial, un avivamiento que vaya ms all de organizaciones o denominaciones, que abarque a toda la Iglesia. Al orar venga Tu reino encontraremos que nuestras necesidades personales quedarn satisfechas, que, conforme Dios derrame Su bendicin sobre todo el mundo, nosotros recibiremos abundantemente, an por encima de nuestra capacidad para recibir. Si deseamos aprender el secreto de mover montaas por medio de la oracin,

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entonces debemos aceptar la visin mundial. Debemos orar por una cosecha mundial, debemos orar por la evangelizacin de miles de millones de almas sin Cristo, debemos orar para que venga el reino de Dios y que Su voluntad sea hecha en la tierra. Aquella persona que clame con esta oracin desinteresada ver que los montes se mueven y que sus propias necesidades no quedarn sin contestacin.

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CAPTULO V

El Secreto De Orar Conforme A La Voluntad De Dios


Venga tu Reino. Hgase tu voluntad, como en el cielo, as tambin en la tierra. (Mateo 6: 10). Y si tuviera profeca, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy. (l Corintios 13:2). Dios nos ha prometido poder para mover montaas, pero debemos estar seguros de que nosotros movemos las montaas que l desea que sean movidas. Dios nunca hace ostentacin de Su poder ni da demostraciones especiales para el entretenimiento del vulgo. El mover una montaa no es de ningn beneficio a menos que tenga un propsito en la voluntad de Dios y a menos que el acto est motivado por un amor a la humanidad. Como dice Pablo, si tenemos fe para mover montaas y no tenemos amor, nada somos. En esto vemos el factor primordial de la voluntad de Dios. Es necesario que cuando oremos hgase tu voluntad, como en el cielo, as tambin en la tierra, busquemos la voluntad de Dios para hacerla en nuestra vida. Como dice l Juan 5:14: esta es la confianza que tenemos en l, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, l nos oye.

El Hombre Es La Obra Maestra De Dios


El hombre es la gloria que corona la creacin de Dios. l fue hecho a imagen y semejanza de Dios y se le dio dominio sobre la tierra (Gnesis 1:26). Su hogar estaba en el huerto del Edn, y en ese Paraso no haba pecado, ni enfermedad, ni dolor, ni sufrimiento, ni muerte. Antes de que el hombre escogiera desobedecer a Dios, todas las cosas se movan en la rbita de la voluntad perfecta de Dios. El hombre en el huerto hizo una eleccin inicua y por ello se sali fuera de la voluntad de Dios. Pero an y as, Dios todava tena un plan para salvarlo al enviar a Cristo al mundo para redimirlo, para que al final pudiera tener todo lo que Adn posea originalmente y todava ms. A travs de Cristo, todo sera del hombre con slo pedirlo. Como dijo Jess: pedid, y se os dar; buscad, y hallaris; llamad, y se os abrir, porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrir (Lucas 11:9-10). Entonces, por qu parece que tantos hijos de Dios no pueden apropiarse de la promesa?, por qu tan frecuentemente no obtienen contestacin a sus oraciones?,

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por qu ocurren tan pocos milagros en sus vidas?, por qu no se mueven las montaas?, podra ser que faltara alguna cosa, algo que no hubiera en sus vidas que los privara del beneficio de la promesa?

El Misterio De La Oracin No Contestada


Aqu est la contestacin al misterio de muchas oraciones no contestadas. Dios tiene una norma para la vida de cada persona nacida en este mundo, para toda criatura hecha a imagen y semejanza de Dios hay un propsito especial. El momento ms grande en la experiencia de cualquier cristiano es cuando descubre ese propsito de su venida a la tierra. Cuando una persona encuentra la voluntad de Dios para su vida, entonces los poderes del cielo y de la tierra actan para su bien. Como est escrito: sabemos, adems, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propsito son llamados. (Romanos 8:28). Cuando alquien se entrega totalmente a la voluntad de Dios, descubrir para su deleite que los problemas ms enojosos de la vida tienen una forma misteriosa de disiparse. Cmo sucede sto? El Dios que hizo los planetas, el sol, la luna y las estrellas y que las hace seguir en sus rbitas por Su voluntad irresistible est haciendo ahora que todas las cosas en la vida de esa persona tambin sigan su cauce correcto.

Cmo Nos Mostr Dios Su Voluntad En Cuanto A La Construccin De Las Instalaciones De Cristo Para Las Naciones
La importancia de la voluntad de Dios para ejecutar cualquier cosa que valga la pena se hizo muy clara en nuestro trabajo con la revista LA VOZ DE LA SANIDAD. En el ao 1951 pensbamos construir oficinas en Dallas. En aquel tiempo no tenamos dinero para pagar el proyecto. Sabamos que esa accin debera estar absolutamente en la voluntad divina si desebamos tener xito. Diariamente ponamos el asunto delante del Seor en oracin. Una vez estuvimos listos para empezar, pero Dios nos detuvo. Aquellos que esperan en el Seor no tendrn prisa. Continuamos orando. Da tras da ponamos el asunto delante de Dios. Finalmente lleg la hora cuando Dios dijo: ahora es el momento. Levntense y edifiquen. Estbamos seguros que nos estbamos moviendo en la voluntad de Dios. Pero bamos a encontrarnos con que habra que presentar en oracin cada paso con mucho cuidado. Primeramente tenamos que hacer la seleccin de un sitio para construir. Ya estbamos listos para cerrar un trato por un lote que posteriormente hubiramos visto que no sera de ninguna manera adecuado para

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nuestro futuro crecimiento. No comprendamos entonces plenamente lo que Dios tena para nosotros, pero Dios lo saba. l evit que cometiramos un error. Por medio de un tecnicismo legal inesperado, nos vimos impedidos de seguir adelante hasta que tuvimos una oportunidad para localizar un terreno que supla nuestras necesidades. La Comisin de Planificacin de la ciudad tena intenciones de fraccionar esta rea para construir residencias pero, por error de un oficinista, se nos dio permiso para edificar. Entonces, cuando se descubri el error, la Comisin decidi dejarnos continuar. Siempre hemos credo que este sitio es ideal y que Dios nos lo concedi. Pero entonces llegamos al momento crtico: si Dios estaba en nuestra accin, l debera proporcionarnos 520.000 dlares a corto plazo. Lo hizo Dios? s! El milagro ocurri y en unos cuantos meses tenamos erigido un hermoso y cmodo edificio. Pero era slo una pequea parte de lo que necesitaramos en los siguientes aos. Pronto los ministerios crecientes de LA VOZ DE LA SANIDAD exigan que nos expandiramos. De dnde vendra el dinero necesario? Dios nos dio la contestacin de una forma inesperada: l nos bendijo en el ministerio de la Palabra escrita, lo cual no solamente nos permiti sostener a nuestra familia, sino que los ingresos nos permitieron continuar con nuestro programa de expansin. Esto, junto con algunos regalos generosos, nos permiti seguir adelante con gran rapidez. Desde entonces hemos construido oficinas adicionales para un departamento misionero y hemos erigido un edificio para publicaciones e instalado un equipo de impresin para nuestra cruzada de literatura. As que, actualmente, de casi nada hace unos cuantos aos a ahora tenemos unas grandes instalaciones bien equipadas. As estamos listos para el extenso programa misionero en el cual nos encontramos profundamente comprometidos. Al mirar hacia adelante, podemos ver mayores responsabilidades para el futuro. Pero hemos aprendido que, cuando cada paso ha sido presentado en oracin y se encuentra claramente dentro de la voluntad de Dios, el milagro que se necesita siempre acontece.

La Columna De Nube
El plan de Dios para la direccin de Su pueblo redimido queda bellamente ilustrado en la historia de cmo gui Dios a los hijos de Israel. Ellos saban que iban a hacer el viaje a la Tierra Prometida, pero no se quedaron solos con sus propios recursos y sabidura an en la puesta en marcha de un viaje tan corto. Iban a ser guiados por la presencia del Seor que habitaba en la nube del tabernculo. Cuando esa nube caminaba hacia adelante ellos iban en pos de ella, y cuando se detena, ellos se paraban: En todas sus jornadas, cuando la nube se alzaba de encima del Tabernculo,

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los hijos de Israel se ponan en marcha; pero si la nube no se alzaba, no se movan hasta el da en que ella se alzaba, porque la nube de Jehov estaba de da sobre el Tabernculo, y el fuego estaba de noche sobre l, a la vista de toda la casa de Israel. As ocurra en todas sus jornadas. (xodo 40:36-38). Es una cosa solemne ver que cuando Israel rehus seguir a la Nube, no se le permiti a esa generacin especfica entrar a la Tierra Prometida. La leccin est clara: todas estas cosasestn escritas para amonestarnos a nosotros (l Corintios 10:11). Cuando vemos la tragedia comn de algunos cristianos que ya no siguen adelante en su experiencia cristiana, sabemos que de alguna forma han desechado o ignorado la direccin divina en sus vidas. Aquellas personas que deseen tener contestacin a sus oraciones deben estar dispuestas a seguir a Cristo en sus vidas diarias, cueste lo que cueste. Triste es la historia de aquellos que da tras da gimen lastimosamente para que sta o aquella persona ore por ellos; que confiesan que Dios no contesta sus oraciones. Que, aunque ellos oran, aparentemente nada sucede y sus problemas se hacen cada vez ms grandes. Qu es lo que est mal?, por qu estn estas personas tan abatidas?, podra ser que su vida en alguna forma est fuera de la voluntad revelada de Dios? La razn de su fracaso constante generalmente se encuentra precisamente ah. Jess dijo que orramos: hgase tu voluntad, como en el cielo, as tambin en la tierra. Y aquel que hace esta oracin debe incluir: Seor, que Tu voluntad sea hecha en mi vida. Porque la voluntad de Dios slo puede hacerse en la tierra conforme es hecha en la vida de los hombres. Sin embargo, aun cuando Su alma estaba torturada en la lucha terrible, l pudo orar: Padre mo, si es posible, pase de m esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como t. (Mateo 26:39). Cristo se resign a la voluntad de Dios aunque eso significara que l tendra que apurar la copa hasta el fondo. Si vamos a ver montaas movidas conforme Cristo las vea movidas, entonces debemos orar como l: no como Yo quiero, sino como T. Si vamos a recibir contestaciones a la oracin como l reciba respuestas, entonces debemos comprometernos, como l hizo, a la voluntad de Dios. Esto significa la muerte para la vida del ser humano, significa crucifixin. Pero con la muerte, tambin viene como compensacin la vida de resurreccin, y con ella, el gozo y la paz en el Espritu Santo. Aun cuando Cristo sufri agona en las ltimas horas de Su vida, Dios tambin le dio tal gozo que pudo decir: estas cosas os he hablado, para que Mi gozo est en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido (Juan 15: 11). Ahora, acabamos de aprender otro secreto importante de la oracin: debemos orar como Cristo: no sea como yo quiero, sino como T. Cada paso que damos debe estar comprometido con Dios. La cuestin no es que Dios debera bendecir nuestros planes, sino que nosotros debemos buscar la voluntad de Dios y pedirle que nos bendiga al hacerla. Dios nos dar poder para mover montaas si cumplimos el propsito de la voluntad de Dios. Si permanecis en m y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queris y os ser hecho (Juan 15:7).

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CAPTULO VI

El Secreto Del Contacto Diario


El pan nuestro de cada da, dnoslo hoy (Lucas 11:3). En estas palabras hay una clave para otro secreto vital en el arte de la oracin para cambiar las cosas: el principio del contacto diario con el Dios viviente. Jess ense a los hombres a orar diciendo: El pan nuestro de cada da, dnoslo hoy. Dios ha ordenado ciertas leyes para gobernar Su universo, en ninguna esfera es ms evidente la inmutabilidad de estas leyes que en el reino de la oracin. La oracin de xito conlleva tener un contacto diario con Dios. Cuando la vida espiritual de un hombre empieza a deteriorarse, generalmente se puede encontrar la causa en una falta de oracin diaria consistente. Aquellos que han investigado se han asombrado al saber de la poca cantidad de tiempo que muchas personas, incluyendo algunos ministros, dedican a la oracin verdadera. Quiz se tomen cinco o diez minutos al da para hacer sus oraciones y luego se levantan y comienzan a trabajar. Con razn las fuerzas de las tinieblas se pueden movilizar contra ellos y en algunos casos paralizar completamente sus esfuerzos! Las cosas de las que se compone una vida llena de xito se forjan en el crisol de la hora diaria de oracin. Dios debe trabajar con el material que se le da a l, y si hay escasez de material disponible, l se encuentra limitado en lo que puede hacer. Muchas personas no comprenden que hay una substancia verdadera en la oracin. Que hay, como puede verse en Apocalipsis 8:3, un lugar en donde Dios almacena las oraciones de Sus santos para usarlas en el momento oportuno. Las oraciones del pueblo de Dios tienen lugar de forma vital en la ejecucin de Su plan sobre la tierra. Dios ha ordenado que los hombres tengan a su disposicin los recursos del cielo: toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra, dijo Jess (Mateo 28: 18). Por tanto, id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura (Marcos 16:15). Como me envi el Padre, as tambin yo os envo (Juan 20:21). La Iglesia puede emprender esta tarea gigantesca porque todo el poder est disponible, pero slo lo est para aquellos que tienen contacto da y noche con su Dios. El pan nuestro de cada da, dnoslo hoy. Jess no nos pidi que orramos por el abastecimiento de un ao o de un mes, ni siquiera de una semana de pan. Dios quiere que diariamente estemos dependiendo completamente de l. l desea que nosotros sintamos diariamente la necesidad del poder de Su presencia, de Su poder sustentador.

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El Man Diario
Esta gran leccin de la dependencia diaria de Dios se les ense a los hijos de Israel con la lluvia del man. Iban a recibir solamente lo suficiente para las necesidades del da, ningn hombre poda juntar una cantidad para varios das y almacenarla para el uso futuro. Aquellos que lo hicieron, vieron que criaba gusanos y que no serva para el consumo humano. Muchos cristianos cometen un error comn: prefieren tener una sanidad que no puedan perder que la salud que proviene de tener una dependencia diaria del poder vivificante del Espritu de Dios. Prefieren tener una seguridad econmica que no les obligue a ir diariamente a su habitacin secreta y pedirle a Dios que llene sus necesidades. Desean una plenitud del Espritu Santo que no requiera una espera diaria delante de Dios para una uncin fresca. Pero tales deseos no estn de acuerdo con el propsito de Dios. El plan de Dios conlleva una dependencia diaria de l, sin l nada podemos hacer. Y si vamos a desarrollar con xito Su vida en nuestras vidas no debemos permitir que pase un slo da sin esa comunin vital con Dios; no solo de pan vivir el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mateo 4:4). Los hombres se preocupan de tener regularmente comida natural, pero no son tan cuidadosos acerca del hombre interno que tambin necesita un reabastecimiento diario. As como el cuerpo siente los efectos de estar sin alimento, el espritu tambin sufre cuando deja de ser alimentado con el Pan de vida. Daniel es una magnfica ilustracin de una persona que aprendi el secreto del xito verdadero. Su vida abarc un siglo, durante el cual las dinastas se alzaron y cayeron, fue una de las pocas ms turbulentas en la historia del mundo. Una y otra vez la vida de Daniel se encontr en grave peligro. Una vez fue condenado a perecer con todos los sabios de Babilonia, en otra ocasin fue echado vivo en un foso de leones hambrientos. En cada ocasin su vida fue preservada milagrosamente. Su integridad y sabidura le hicieron ascender o permanecer contando con el favor de cada rgimen sucesivo. Debido a que el Espritu de Dios moraba en l, era admirado y respetado por reyes y reinas (Daniel 5:11), siempre que surga una emergencia, ellos iban a l para que los ayudara. Durante la mayor parte de un siglo su vida influy a naciones, su valor temerario y su fe llevaron a los reyes a reconocer al Dios verdadero. Cul era el secreto del poder de Daniel? La respuesta es que la oracin era una cosa muy seria para l. No iba corriendo a Dios solamente cuando apareca alguna crisis. Las crisis eran comunes en su vida, pero cuando venan, l siempre saba qu hacer. Tres veces al da se reuna con Dios y le daba gracias. Este era un hbito diario que no permita que nada le interrumpiese.

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La Leccin De Las Murallas Rotas


La importancia de la oracin diaria, una reunin diaria con Dios, y no solamente recitar fortuitamente las oraciones queda fuertemente ilustrado en la historia de un mercader armenio cristiano que llevaba mercanca por caravana a travs del desierto a un pueblo de la Armenia turca. Habiendo sido criado por padres cristianos, se cre el hbito de ponerse diariamente en las manos de Dios. En el tiempo de este incidente, el pas estaba infestado de kurdos, esto es, bandidos que vivan de robar en las caravanas. Sin saberlo el comerciante, una banda de estos asaltantes haba estado siguiendo su caravana, con la intencin de robarla en el primer lugar de la planicie en el que acamparan. A la hora escogida, a cubierta de la oscuridad, los ladrones se acercaron. Todo estaba extraamente quieto. Pareca que no haba guardias, ningn vigilante, pero al avanzar, para su asombro, encontraron murallas altas en donde nunca antes las haba habido. Continuaron su camino, pero encontraron las mismas murallas infranqueables la siguiente noche. La tercera noche las paredes estaban all, pero haba boquetes por los que se pudieron colar. El capitn de los ladrones, aterrorizado por el misterio, despert al mercader: qu significa esto? pregunt. Desde que usted sali de Ezerum, le hemos seguido, con intenciones de robarlo. La primera noche y la segunda noche encontramos murallas altas alrededor de la caravana, pero esta noche hemos entrado a travs de sitios agrietados. Si usted nos dice el secreto de todo esto, no le molestar. El comerciante mismo estaba sorprendido y confundido. Amigos mos, dijo, no he hecho nada para hacer que nos rodeen las murallas. Todo lo que hago es orar cada noche, entregndome, junto con los que estn conmigo, a Dios. Confo plenamente en l para que me guarde de todo mal; pero esta noche, al estar muy agotado y somnoliento, slo hice una oracin a medias. Esa debe ser la razn por la que se les permiti a ustedes entrar! Los bandidos se sintieron abrumados por el testimonio. All mismo, en ese instante, se entregaron a Jesucristo y fueron salvos. De ladrones de caravanas pasaron a ser hombres temerosos de Dios. El armenio nunca olvid aquella brecha en el muro de la oracin. Y as aprendemos otro secreto de la oracin poderosa: aquel que desee mover montaas debe hacer de la oracin un hbito constante; como Daniel, debe reunirse regularmente con su Dios, la oracin debe convertirse en algo tan natural como respirar. Con una oracin as, las personas derrotan a las fuerzas espirituales formadas contra ellas que no podran ser vencidas por ningn medio humano. El enemigo se mantiene a raya por medio de una oracin como esta, se crea una valla de proteccin alrededor de nosotros que impide que el mal nos toque.

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CAPTULO VII

El Secreto De La Oracin Que Se Anticipa Al Mal


Luego lo llev el diablo a un alto monte y le mostr en un momento todos los reinos de la tierra. Le dijo el diablo: A ti te dar todo el poder de estos reinos y la gloria de ellos, porque a m me ha sido entregada y a quien quiero la doy. Si t, postrado, me adoras, todos sern tuyos. (Lucas 4:5-7). No nos metas en tentacin, sino lbranos del mal, porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria, por todos los siglos. Amn (Mateo 6:13). Existe una cosa tal como la oracin que mueve montaas, pero aquel que quisiera hacer esta oracin tambin debe estar dispuesto a encontrar y vencer las tentaciones que conlleva el mover montaas. En el pasaje anterior, se nos dice que Cristo fue llevado a un monte alto, en donde recibi una oferta deslumbrante del prncipe de este mundo. Desde el punto de vista ventajoso de la montaa, el diablo le mostr a Jess los reinos de este mundo y su gloria. Entonces le propuso darle todo a Jess si l solamente se arrodillaba y le adoraba. Cristo menospreci la oferta del diablo, declarando que la adoracin quedaba reservada slo para Dios. Frecuentemente las montaas han sido el sitio de cita para las pruebas de los santos. Fue en una montaa donde los hijos de Israel vieron los relmpagos y oyeron los truenos y sintieron el temblor del Sina. Fue esta escena que causaba espanto lo que hizo que ellos retrocedieran y le dijeran a Moiss: habla t con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos (xodo 20:19). Pero Moiss contest, No temis, pues Dios vino para probaros, para que su temor est ante vosotros y no pequis (versculo 20). Fue en el monte Moriah en donde Abraham resisti la prueba suprema de su vida cuando se le pidi que entregara a Isaac, su hijo nico: por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreci a Isaac: el que haba recibido las promesas, ofreca su unignito, habindosele dicho: En Isaac te ser llamada descendencia, porque pensaba que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, tambin lo volvi a recibir (Hebreos 11:17-19). La firmeza de Abraham al someterse a la prueba hizo que se le llamara el padre de la fe. Fue en el monte Carmelo donde Elas desafi a los profetas de Baal y llam a Israel a que se volvieran a Dios con las palabras. Entonces Elas, acercndose a todo el pueblo, dijo: hasta cundo vacilaris vosotros entre dos pensamientos? Si Jehov es Dios, seguidle; si Baal, id en pos de l. Y el pueblo no respondi palabra. (1 Reyes 18: 21). All, ante la gente, l justific su fe en un Dios

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sobrenatural cuando, en contestacin a su oracin, fuego baj del cielo y consumi el sacrificio. Aquellos que deseen mover montaas deben estar dispuestos a aceptar el reto de las montaas. Deben ser capaces de escalar sus altares y tomar sus medidas. Y siempre, cuanto ms alto suba uno, mayores sern sus tentaciones. En la cima se encontrar uno con el tentador cara a cara, as como lo encontr Cristo. Tarde o temprano esa persona se enfrentar a la tentacin ms sutil del diablo: la que envuelve el orgullo humano y la ambicin humana. Satans, sabiendo que Cristo haba vencido con todo xito todas las dems tentaciones, le dio todava esta otra: la promesa de que todos los reinos del mundo seran Suyos, si solamente l le adoraba.

El Secreto De La Victoria Sobre La Tentacin


Todos los hombres deben enfrentarse a la tentacin, de la misma manera en que Cristo tuvo que enfrentarse a ella. Pero no debemos correr a encontrarla, no hay ventaja alguna en ponernos en el camino de la tentacin. Por eso es que Cristo ense a los hombres a orar las palabras, y no nos metas en tentacin, mas lbranos del mal (Mateo 6: 12). Aqu est la anticipacin divina y la liberacin del mal antes de que nos pueda alcanzar! Una madre, que era una cristiana recin convertida, aprendi el secreto de la providencia protectora de Dios. La oracin se haba convertido en una parte muy importante en su vida y se hizo muy sensible a la direccin del Espritu. Esa vida diaria en el espritu dio lugar a que ella pudiera orar a tiempo para evitar una tragedia en la vida de su hijo. Este es su testimonio: un da de otoo, justamente antes de que salieran los nios de la escuela, un gran temor invadi repentinamente mi corazn. Algo trgico iba a suceder. Yo saba que uno de mis hijos estaba en peligro. Esta era una nueva experiencia para m, porque yo slo haba conocido la felicidad desde que haba sido salva. Comprend que sta era una advertencia de parte de Dios, de manera que comenc a orar. Lleg el descanso, vino una gran calma sobre m. Me levant, dndole gracias al Seor. Cuando vi a mis hijos venir corriendo por el camino, sal de la puerta y me fui a encontrarlos. Al acercarse, una de las nias me inform que el nio del vecino haba sido atropellado por un vehculo. Juanito, mi hijito, se me acerc con una expresin de perplejidad en su rostro. Dijo: mam, ese carro tambin me hubiera atropellado a m, porque estbamos cruzando la carretera juntos, pero iba tan velozmente que el viento del carro me levant y me empuj fuera del camino. Yo le dije que fue la mano de Dios la que lo sac de la senda del peligro.

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Algunas Oraciones Se Hacen Demasiado Tarde


Algunas oraciones se hacen demasiado tarde, algunas personas buscan a Dios fervientemente despus de haberse metido en problemas, no comprendiendo que, de haber orado antes, podran haber evitado la trampa. Existe tal cosa como la previsin del mal y el evitarlo: el prudente ve el mal y se esconde, pero los incautos pasan y se llevan el dao (Proverbios 27:12). Cmo puede esperar un hombre escapar a los lazos que los demonios continuamente le tienden? La respuesta es que no es con previsin o sabidura humana, porque el mismo escritor agrega: confa en Jehov con todo tu corazn y no te apoyes en tu propia prudencia (Proverbios 3:5). Hay un lugar de seguridad que est escondido al ojo del viandante ordinario, pero que est reservado para aquel que trastorna las montaas. Job alude a sto: Es una senda que nunca la conoci ave ni ojo de buitre la vio; que nunca la pisaron animales fieros ni len pas por ella. El hombre pone su mano en el pedernal y trastorna de raz los montes. (Job 28:7-9). Este lugar de seguridad y proteccin del mal queda revelado plenamente en el Salmo 91: El que habita al abrigo del Altsimo morar bajo la sombra del Omnipotente. Dir yo a Jehov: Esperanza ma y castillo mo; mi Dios, en quien confiar. l te librar del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrir y debajo de sus alas estars seguro Aqu est la liberacin prometida de las trampas de Satans! La expresin lazo del cazador es una alusin clara a la obra de Satans, que est ocupado en tender cepos al pueblo de Dios. Muchos en verdad son atrapados en sus quijadas y Dios en Su misericordia de alguna forma los extrae, pero es mucho mejor estar prevenido y poder evitar los lazos. Una cosa es caer en un pozo y ser rescatado y otra cosa es ver el peligro y evitarlo. Jess les ense a los hombres a orar para que fueran liberados de la tentacin en lugar de ser rescatados de ella despus de haber sido atrapados por ella. La leccin de anticiparse a la tentacin antes de que nos abrume queda claramente descrita en el drama de Getseman. All, en esa noche fatal, Jess se enfrent a la crisis ms grande de Su vida. Los poderes de las tinieblas concentraron sus fuerzas en un esfuerzo desesperado por frustrar el propsito de Dios en un ataque avasallador sobre Cristo. Cuando Jess or en esa noche funesta, Su alma se le sala en afona: lleno de angustia oraba ms intensamente, y era su sudor como grandes gotas de sangre que caan hasta la tierra(Lucas 22:44). l luchaba en un combate mortal mientras que Sus discpulos dormitaban en aparente ignorancia del drama que estaba llamando la atencin del universo. Pero Jess continu orando, hasta que al fin, la victoria coron Sus esfuerzos:

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entonces se le apareci un ngel del cielo para fortalecerlo (Lucas 22:43). Pero no todas las cosas iban tan bien con los discpulos. Pronto iban a enfrentarse a la mayor crisis de sus vidas, pronto aparecera el traidor y ellos caeran en el pnico y la confusin. Sin embargo, durante ese tiempo precioso cuando ellos podran haberse fortalecido contra la tormenta que iba a venir sobre ellos, continuaron durmiendo. Cristo interrumpi su propia oracin en un esfuerzo por despertarlos a su peligro: levantaos, y orad, dijo, para que no entris en tentacin (Lucas 22:46). Pero de nada sirvi. Los discpulos siguieron durmiendo hasta que lleg la hora. Los soldados armados vinieron y ellos despertaron confundidos. Pedro, en su pnico, habl antes de pensar, slo para descubrir y comprender horrorizado que haba negado a su Seor. Con amargura llor su acto de cobarda. Qu no hubiera dado por poder retroceder el tiempo slo unas cuantas horas! Su gran error fue que no or cuando la tentacin amenazaba, no prest atencin a las palabras de Jess cuando l le advirti que se levantara y orara. Pero Pedro continu durmiendo mientras su mundo se despedazaba a sus pies.

Una Advertencia Para Nuestro Tiempo


Esta advertencia de velar y orar no era un aviso que Jess tena para los discpulos solamente. La advertencia es aplicable a los cristianos de todas las edades y es especialmente oportuna para el tiempo actual. Cuando Jess dio Su gran discurso sobre los eventos que tendran lugar antes de Su segunda venida, advirti que los asuntos de esta vida haran que aquel da viniera de repente sobre muchos porque como un lazo vendr sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra. (Lucas 21:35). l dio una advertencia especial a aquellas personas que vivan en aquel da: velad, pues, orando en todo tiempo que seis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrn, y de estar en pie delante del Hijo del hombre (Lucas 21:36).

Pasos Necesarios Para La Salvacin


1. RECONOZCA: Por cuanto todos pecaron, y estn destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Dios, s propicio a m, pecador. (Lucas 18:13). A la luz de la palabra de Dios, tiene que reconocer que es un pecador. 2. ARREPINTASE: si no os arrepents, todos pereceris igualmente (Lucas 13:3). As que, arrepentos y convertos, para que sean borrados vuestros pecados (Hechos 3:19). Tiene que ver la maldad del pecado y entonces arrepentirse.

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3. CONFIESE: Si confesamos nuestros pecados, l es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (1 Juan 1:9). Porque con el corazn se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvacin. (Romanos 10:10). Confiese sus pecados a Dios. 4. RENUNCIE: Deje el impo su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vulvase a Jehovel cual ser amplio en perdonar (Isaas 55:7). Lamentarse por el pecado no es suficiente. Tenemos que estar preparados para dejar de hacerlo, de una vez por todas. 5. CREA: Porque de tal manera am Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unignito, para que todo aquel que en l cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16). Que si confesares con tu boca que Jess es el Seor, y creyeres en tu corazn que Dios le levant de los muertos, sers salvo. Porque con el corazn se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvacin. (Romanos 10:910). Crea en la obra finalizada de Cristo en la cruz. 6. RECIBA: A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:11,12). Tiene que recibir a Cristo personalmente en su corazn por medio de la fe, si quiere ser nacido de nuevo. Si quiere aceptar a Jesucristo en su alma y en su vida, le ayudar hacer la siguiente oracin: Querido Padre Celestial, Te doy gracias por tu amor. Te pido que tu hijo Jesucristo venga a mi vida. S que yo he pecado y cometido cosas que no te agradan. Te pido que ahora me perdones los pecados y limpies mi vida. Aydame a seguirte a ti y tus enseanzas. Protgeme del diablo y la maldad. Ensame a colocarte a ti primero en todos mis pensamientos y acciones. Aydame a amar a los dems como t me amas a m. Y, Padre, mustrame punto por punto el plan que tienes para mi vida. Te doy mi cuerpo y mi vida. Te alabo y te doy gloria mi Creador y Seor, Y continuar dndote gracias por el sacrificio de tu hijo en la cruz, para que yo pueda tener vida eterna contigo Aydame a ganar a otros para Cristo Espero la segunda venida de Cristo para que me lleve al cielo, Ven pronto, Seor Jess. Amn

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Cmo Recibir El Bautismo En El Espritu Santo


1. Usted debe nacer de nuevo. Esto es, pedirle a Jess que le perdone sus pecados, y luego aceptar el perdn de Dios, sabiendo que todos pecaron, y estn destituidos de la gloria de Dios y que todo aquel que invocara el nombre del Seor, ser salvo. 2. Si ahora ha aceptado a Cristo como Salvador, el Espritu Santo vive en Usted. Juan 14:17; 1 Cor. 3:16; 6:19. 3. El Espritu Santo es una persona y hablar por S mismo, si Usted se lo permite. 4. El Espritu Santo usar sus labios, lengua, dientes y voz, si Usted se lo permite, de la misma manera en que habla Espaol. 5. Cuando sea lleno del Espritu Santo, Usted debe comenzar, en fe, a hablar. Hechos 2:4 dice: Y fueron todos llenos del Espritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, segn el Espritu les daba que hablasen. 6. Recibir a Cristo como Salvador requiere un acto de fe. La sanidad requiere un acto de fe. Hablar en lenguas conlleva un acto de fe. 7. Cuando en fe comience a hablar en otras lenguas, el Espritu Santo le dar qu hablar. All es cuando lo sobrenatural tiene lugar. 8. A todo creyente se le manda a ser lleno del Espritu (Efesios 5:18). An la madre de Jess, Mara, y sus hermanos de carne y sangre, Santiago, Jos, Simn y Judas (Mateo 13:55, Hechos 1:14) y sus discpulos lo recibieron (Hechos 2:4). El recibir el Espritu Santo no es una opcin. 9. Reljese. Este es el reposo... Isaas 28:12. 10. El Espritu Santo es un don (Hechos 8:20, 2:38,39; 11:17; Lucas 11:13). Usted no mendiga ni trabaja por un regalo. Simplemente, lo recibe. 11. Comience cada da orando en el Espritu para edificarse a s mismo, es como cargar sus bateras espirituales (1 Cor. 14:4,18). 12. Reciba ahora mientras adora a Jess en su corazn y hablando en fe en la lengua desconocida, al proveerle las palabras el Espritu Santo que est en usted.

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