Gordon Lindsay-La Oración Que Mueve Montañas
Gordon Lindsay-La Oración Que Mueve Montañas
Gordon Lindsay-La Oración Que Mueve Montañas
CAPITULO I
Jess dijo, en Mateo 21:21-22: Respondiendo Jess, les dijo: De cierto os digo que si tenis fe y no dudis, no solo haris esto de la higuera, sino que si a este monte le decs: Qutate y arrjate al mar!, ser hecho. Y todo lo que pidis en oracin, creyendo, lo recibiris Poder para mover montaas! Eso es lo que Jess dijo. Su promesa incluye eso y ms, lo incluye todo. Y todo lo que pidiereis en oracin, creyendo, lo recibiris suena demasiado bueno para ser verdad, pero es cierto. Quiz, amigo, en este momento usted tenga una gran carga. Puede ser que le haya llegado una enfermedad grave a usted o a un miembro de su familia o puede ser que est luchando con problemas financieros. Cualquiera que fuere su necesidad, tiene a su alcance los medios con que puede resolver cualquier problema. A usted que est enfermo, en su mismo cuarto hay un poder que espera a ser desatado para liberarlo de toda enfermedad y malestar! Poder para mover montaas! S! Pero debe aprender el secreto por el cual puede desatar ese poder. Simplemente desear que las cosas mejoren no dar resultado, lo cual, probablemente ya sabr. La clase de oracin de la que habl Jess cuando dijo: si algo peds en mi nombre, yo lo har, le dar la respuesta sin lugar a dudas (Juan 14:14). Quiz una de las formas ms comunes en que se debilita la fe de la gente es la suposicin de que muchas de sus oraciones no son contestadas porque no es la voluntad de Dios contestarlas. Mientras que es cierto que a veces la gente pide cosas que no est en Su voluntad conceder, tambin es verdad que muchas cosas que las personas piden s estn en armona con la voluntad revelada de Dios. Es la voluntad de Dios que los enfermos sean sanados, es la voluntad de Dios que tengamos buena salud, es la voluntad de Dios que tengamos victoria sobre la
opresin y el temor, es la voluntad de Dios que nuestras necesidades cotidianas sean abastecidas, es la voluntad de Dios que tengamos el gozo del Seor en nuestro corazn, es la voluntad de Dios que prosperemos y nos encontremos saludables as como que nuestra alma est en prosperidad (3 Juan 2). Entendamos sto claramente: Dios no quiere que Su pueblo se resigne a la derrota y al fracaso en su vida de oracin. l quiere que ellos tengan resultados tangibles en su oracin exactamente como lo haca la gente en los tiempos bblicos. La oracin no es el ltimo recurso al que se debe acudir en una emergencia, sino que es una parte esencial de nuestra vida cotidiana. Cuando aprendamos el secreto de la oracin, toda nuestra vida se convertir en una sucesin de milagros. Mire las contestaciones poderosas a la oracin que experimentaron los hombres de la Biblia. Cuando Abraham a una edad avanzada dese que Dios le diera un hijo de su esposa Sara, Dios milagrosamente fortaleci la matriz de Sara para que ella pudiera darle un hijo. Jacob, el nieto de Abraham, antes un aventurero comn, pero que posteriormente se convertira en un prncipe de Dios, luch con Dios en una noche de oracin, mientras que su hermano Esa se encaminaba hacia l con un ejrcito buscando venganza. Jacob prevaleci con Dios y Dios prevaleci con Esa (Gnesis 32 al 33). Jerusaln estaba sitiada por las fuerzas superiores de los asirios que invariablemente haban tenido xito en todas sus campaas anteriores. Los recursos de Ezequas no eran obstculo para su gran ejrcito. Pero Ezequas or y esa noche una plaga de muerte asol a la hueste invasora y por la maana 185.000 hombres yacan muertos (2 Reyes 19:15-35). Poco despus de esto, Ezequas enferm de muerte de tal manera que, segn el orden natural de las cosas, no haba esperanza de que se recuperase. Pero Ezequas volvi su rostro a la pared y rog a Dios. El resultado fue que se le aadieron quince aos ms a su vida (2 Reyes 20). Elas or por el hijo de la viuda, que haba muerto. Nunca antes se le haba devuelto la vida a alguien despus de haber partido, no haba precedente alguno de levantar a alguien de los muertos en toda la historia. Sin embargo, la oracin de Elas le devolvi la vida e hizo que el muchacho muerto abriera los ojos y regresara a este mundo (1 Reyes 17:20-23). Daniel or por la restauracin de Jerusaln, que yaca en cenizas desde los das de la invasin de Nabucodonosor. El fiel profeta vivi para ver al rey Ciro formular un decreto que permitira a todos los judos regresar y construir de nuevo su ciudad (Daniel 9).
Pedro fue encarcelado y ya se haban dado las rdenes para su ejecucin, pero la iglesia or sin cesar por su rescate, y he aqu un ngel del Seor visit la prisin y gui a Pedro a un lugar seguro. Y as vemos cmo una vez tras otra Dios contest la oracin por cada necesidad concebible de Su pueblo y bajo toda circunstancia imaginable. Ya fuera liberacin de una enfermedad, por un milagro de abastecimiento, por la preservacin del peligro, por la direccin divina, por salvar a uno de morir de sed o por la sabidura necesaria para dirigir un remo, no importaba cul fuera la necesidad, Dios la suministraba en contestacin a la oracin de fe. La ley de recibir es positiva y segura. Jess dijo: pedid, y se os dar; buscad, y hallaris; llamad, y se os abrir, porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrir. (Mateo 7:7-8). Qu significa sto? Significa que hay un Poder Invisible a nuestro alrededor que puede solucionar todo problema, que puede anticipar toda necesidad y suministrar todo lo que se requiera, un poder tan grande que puede mover las mismas montaas si fuera necesario. Parece esto demasiado bueno para ser cierto? De la misma forma en que Dios es real, as tambin esta promesa es cierta. Dichas contestaciones a una oracin pueden ser suyas tambin si se toma el tiempo necesario para aprender el secreto.
CAPTULO II
La Habitacin Secreta
Jess comenz desde el principio. Mostr que la oracin verdadera era tener comunin con el Ser Supremo, Dios el Padre, que la oracin es un acto solemne y que debera dirigirse a l en la forma correcta. Les dijo a los hombres que antes de orar deberan recluirse en donde no pudieran ser interrumpidos. Los hombres no podan tener comunin humana y divina con xito al mismo tiempo. Jess les mand que fueran a sus habitaciones, cerraran la puerta y luego oraran a su Padre celestial que ve en lo secreto: Cuando ores, no seas como los hipcritas, porque ellos aman el orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero t, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que est en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensar en pblico (Mateo 6:5-6). Por qu deben apartarse los hombres para orar? Porque al orar entran en la presencia de Dios. Cuando los hombres oran deben ser conscientes de que se estn acercando a su Creador, Aquel que es digno de reverencia y respeto absoluto. El escritor del Antiguo Testamento dijo sabiamente: No te des prisa a abrir tu boca, ni tu corazn se apresure a proferir palabra delante de Dios, porque Dios est en el cielo, y t sobre la tierra. Sean, por tanto,
pocas tus palabras (Eclesiasts 5:2). Casi todas las personas saben que Dios est en los cielos, pero el gran secreto de la oracin es comprender y entender que l tambin est en el mismo cuarto con usted. Es la comprensin de que Dios est realmente presente, lo que hace que la oracin sea vital y poderosa. Cuando nos demos cuenta que Dios est en el mismo cuarto en donde estamos nosotros, no nos descuidaremos al conversar con l. Como dijo Jess: y al orar no usis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrera sern odos (Mateo 6:7). Dios est en los cielos, pero tambin se encuentra en la tierra. Cuando Sal persigui a David de un sitio a otro, l estaba listo para creer que Dios estaba tan lejos que quiz no podra oirlo a tiempo como para salvarlo (1 Samuel 27:1). David iba a aprender que, estuviera donde estuviera, Dios tambin estaba presente. En el Salmo 139:6-10, l reconoce esto, aunque admite que no lo entiende plenamente: Tal conocimiento es demasiado maravilloso para m; alto es, no lo puedo comprender! A dnde me ir de tu espritu? Y a dnde huir de tu presencia? Si subiera a los cielos, all ests t; y si en el seol hiciera mi estrado, all t ests. Si tomara las alas del alba y habitara en el extremo del mar, aun all me guiar tu mano y me asir tu diestra.
Cun diferentes seran las vidas de los hombres si reconocieran que otro mundo los est vigilando, que los ngeles estn cerca! (Salmo 34:7). Pero, mayor que los ngeles, la presencia de Dios lo ve todo, lo observa todo y lo registra todo. Nada hay que podamos esconder de l. Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que l existe y que recompensa a los que lo buscan. (Hebreos 11:6).
CAPTULO III
El Secreto De La Alabanza
Desea aprender el secreto de la oracin que mueve las montaas, la oracin que cambia las cosas, de la oracin que se alimenta de los recursos infinitos del Dios Todopoderoso, la que hace que lo invisible se vuelva visible, la que libera el poder del cielo para beneficio de la humanidad? Bien, usted puede aprender este secreto, pero aquel que desee aprenderlo, debe estar dispuesto a seguir las reglas.
oracin suya que se ha escrito fue: en aquel tiempo, respondiendo Jess, dijo: Te alabo, Padre, Seor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los nios (Mateo 11:25). Antes de que Cristo levantara a Lzaro de la tumba, l le dio gracias a Dios porque ya le haba escuchado. Cuando los nios glorificaron al Seor cuando hizo su entrada triunfal en Jerusaln, en lugar de reprenderlos como se peda, l dijo: s. Nunca lesteis: De la boca de los nios y de los que an maman, perfeccionaste la alabanza? (Mateo 21:16). Es importante en el arte de la oracin el secreto de la alabanza y la accin de gracias. Entre a la presencia de Dios con glorificacin, lleve sus peticiones a Dios con acciones de gracias, albele por lo que ya haya hecho. Los poderes del cielo y de la tierra y el poder para mover montaas estn al servicio de aquellos que han aprendido el secreto de la adoracin. Empiece hoy con el hbito de ofrendarle el sacrificio de la alabanza continuamente (Hebreos 13:15).
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CAPTULO IV
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depresin. Aquellos eran los das cuando uno poda comprobar si tena un llamado de Dios o no. Frecuentemente un evangelista poda encontrar que su ofrenda de amor al final de la semana sumaba de unos tres a cinco dlares. Pero cualquiera que fuera la remuneracin financiera, podemos decir con veracidad que nunca tuvimos la ms ligera tentacin de abandonar el ministerio. No obstante, desde el principio, estuvimos muy descontentos con una cosa: los resultados no estaban en proporcin con la gran necesidad que haba. La iglesia estaba salvando a los perdidos, uno por uno, pero todo eso no era ni una gota de agua en el mar en lo que concerna a la evangelizacin del mundo. Estaba claro, por las Escrituras, que la intencin de Dios era que este evangelio del reino fuera predicado como un testimonio a todas las naciones. En verdad l dijo: id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura (Marcos 16: 15). Pero nunca se llevara a cabo la tarea si se haca a la velocidad con que se estaba ejecutando. Dios nos mostr durante esos das, as como a muchos otros, que vendra un avivamiento que alcanzara a las masas. Cmo oramos y esperamos su venida. Un avivamiento que alcanzara a todo el mundo!, uno que alcanzara a auditorios de decenas de millares! Entonces Dios envi el avivamiento! Por una serie de providencias extraas, fuimos llevados hasta el centro del mismo. Fue un privilegio para nootros colaborar en la organizacin de las primeras reuniones unidas de esa visitacin. Al pasar el tiempo, nos gozamos mucho al ver a muchos de nuestros colegas participando en grandes campaas en tierras extraas, en avivamientos que alcanzaban desde decenas hasta cientos de miles de personas y que se estaban avivando naciones enteras. Donde haban trabajado arduamente misioneros durante aos obteniendo resultados escasos, llegaron las ms poderosas visitaciones. El avivamiento pronto demostr ser de un alcance nunca antes conocido en la historia. Damos gracias a Dios por aquellas personas a quienes l ha dado esta visin mundial. Al orar venga Tu reino, sea hecha Tu voluntad, como en el cielo, as tambin en la tierra, estn recibiendo una rica recompensa en cuanto a felicidad personal. Pero todo sto es solo algo pequeo en comparacin con lo que todava est por venir, en la Iglesia hay visiones ms amplias para llevar a cabo. Debemos formar parte de una cruzada de oracin para que haya un avivamiento como nunca antes. Que Dios nos d a todos una visin de avivamiento mundial, un avivamiento que vaya ms all de organizaciones o denominaciones, que abarque a toda la Iglesia. Al orar venga Tu reino encontraremos que nuestras necesidades personales quedarn satisfechas, que, conforme Dios derrame Su bendicin sobre todo el mundo, nosotros recibiremos abundantemente, an por encima de nuestra capacidad para recibir. Si deseamos aprender el secreto de mover montaas por medio de la oracin,
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entonces debemos aceptar la visin mundial. Debemos orar por una cosecha mundial, debemos orar por la evangelizacin de miles de millones de almas sin Cristo, debemos orar para que venga el reino de Dios y que Su voluntad sea hecha en la tierra. Aquella persona que clame con esta oracin desinteresada ver que los montes se mueven y que sus propias necesidades no quedarn sin contestacin.
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CAPTULO V
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por qu ocurren tan pocos milagros en sus vidas?, por qu no se mueven las montaas?, podra ser que faltara alguna cosa, algo que no hubiera en sus vidas que los privara del beneficio de la promesa?
Cmo Nos Mostr Dios Su Voluntad En Cuanto A La Construccin De Las Instalaciones De Cristo Para Las Naciones
La importancia de la voluntad de Dios para ejecutar cualquier cosa que valga la pena se hizo muy clara en nuestro trabajo con la revista LA VOZ DE LA SANIDAD. En el ao 1951 pensbamos construir oficinas en Dallas. En aquel tiempo no tenamos dinero para pagar el proyecto. Sabamos que esa accin debera estar absolutamente en la voluntad divina si desebamos tener xito. Diariamente ponamos el asunto delante del Seor en oracin. Una vez estuvimos listos para empezar, pero Dios nos detuvo. Aquellos que esperan en el Seor no tendrn prisa. Continuamos orando. Da tras da ponamos el asunto delante de Dios. Finalmente lleg la hora cuando Dios dijo: ahora es el momento. Levntense y edifiquen. Estbamos seguros que nos estbamos moviendo en la voluntad de Dios. Pero bamos a encontrarnos con que habra que presentar en oracin cada paso con mucho cuidado. Primeramente tenamos que hacer la seleccin de un sitio para construir. Ya estbamos listos para cerrar un trato por un lote que posteriormente hubiramos visto que no sera de ninguna manera adecuado para
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nuestro futuro crecimiento. No comprendamos entonces plenamente lo que Dios tena para nosotros, pero Dios lo saba. l evit que cometiramos un error. Por medio de un tecnicismo legal inesperado, nos vimos impedidos de seguir adelante hasta que tuvimos una oportunidad para localizar un terreno que supla nuestras necesidades. La Comisin de Planificacin de la ciudad tena intenciones de fraccionar esta rea para construir residencias pero, por error de un oficinista, se nos dio permiso para edificar. Entonces, cuando se descubri el error, la Comisin decidi dejarnos continuar. Siempre hemos credo que este sitio es ideal y que Dios nos lo concedi. Pero entonces llegamos al momento crtico: si Dios estaba en nuestra accin, l debera proporcionarnos 520.000 dlares a corto plazo. Lo hizo Dios? s! El milagro ocurri y en unos cuantos meses tenamos erigido un hermoso y cmodo edificio. Pero era slo una pequea parte de lo que necesitaramos en los siguientes aos. Pronto los ministerios crecientes de LA VOZ DE LA SANIDAD exigan que nos expandiramos. De dnde vendra el dinero necesario? Dios nos dio la contestacin de una forma inesperada: l nos bendijo en el ministerio de la Palabra escrita, lo cual no solamente nos permiti sostener a nuestra familia, sino que los ingresos nos permitieron continuar con nuestro programa de expansin. Esto, junto con algunos regalos generosos, nos permiti seguir adelante con gran rapidez. Desde entonces hemos construido oficinas adicionales para un departamento misionero y hemos erigido un edificio para publicaciones e instalado un equipo de impresin para nuestra cruzada de literatura. As que, actualmente, de casi nada hace unos cuantos aos a ahora tenemos unas grandes instalaciones bien equipadas. As estamos listos para el extenso programa misionero en el cual nos encontramos profundamente comprometidos. Al mirar hacia adelante, podemos ver mayores responsabilidades para el futuro. Pero hemos aprendido que, cuando cada paso ha sido presentado en oracin y se encuentra claramente dentro de la voluntad de Dios, el milagro que se necesita siempre acontece.
La Columna De Nube
El plan de Dios para la direccin de Su pueblo redimido queda bellamente ilustrado en la historia de cmo gui Dios a los hijos de Israel. Ellos saban que iban a hacer el viaje a la Tierra Prometida, pero no se quedaron solos con sus propios recursos y sabidura an en la puesta en marcha de un viaje tan corto. Iban a ser guiados por la presencia del Seor que habitaba en la nube del tabernculo. Cuando esa nube caminaba hacia adelante ellos iban en pos de ella, y cuando se detena, ellos se paraban: En todas sus jornadas, cuando la nube se alzaba de encima del Tabernculo,
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los hijos de Israel se ponan en marcha; pero si la nube no se alzaba, no se movan hasta el da en que ella se alzaba, porque la nube de Jehov estaba de da sobre el Tabernculo, y el fuego estaba de noche sobre l, a la vista de toda la casa de Israel. As ocurra en todas sus jornadas. (xodo 40:36-38). Es una cosa solemne ver que cuando Israel rehus seguir a la Nube, no se le permiti a esa generacin especfica entrar a la Tierra Prometida. La leccin est clara: todas estas cosasestn escritas para amonestarnos a nosotros (l Corintios 10:11). Cuando vemos la tragedia comn de algunos cristianos que ya no siguen adelante en su experiencia cristiana, sabemos que de alguna forma han desechado o ignorado la direccin divina en sus vidas. Aquellas personas que deseen tener contestacin a sus oraciones deben estar dispuestas a seguir a Cristo en sus vidas diarias, cueste lo que cueste. Triste es la historia de aquellos que da tras da gimen lastimosamente para que sta o aquella persona ore por ellos; que confiesan que Dios no contesta sus oraciones. Que, aunque ellos oran, aparentemente nada sucede y sus problemas se hacen cada vez ms grandes. Qu es lo que est mal?, por qu estn estas personas tan abatidas?, podra ser que su vida en alguna forma est fuera de la voluntad revelada de Dios? La razn de su fracaso constante generalmente se encuentra precisamente ah. Jess dijo que orramos: hgase tu voluntad, como en el cielo, as tambin en la tierra. Y aquel que hace esta oracin debe incluir: Seor, que Tu voluntad sea hecha en mi vida. Porque la voluntad de Dios slo puede hacerse en la tierra conforme es hecha en la vida de los hombres. Sin embargo, aun cuando Su alma estaba torturada en la lucha terrible, l pudo orar: Padre mo, si es posible, pase de m esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como t. (Mateo 26:39). Cristo se resign a la voluntad de Dios aunque eso significara que l tendra que apurar la copa hasta el fondo. Si vamos a ver montaas movidas conforme Cristo las vea movidas, entonces debemos orar como l: no como Yo quiero, sino como T. Si vamos a recibir contestaciones a la oracin como l reciba respuestas, entonces debemos comprometernos, como l hizo, a la voluntad de Dios. Esto significa la muerte para la vida del ser humano, significa crucifixin. Pero con la muerte, tambin viene como compensacin la vida de resurreccin, y con ella, el gozo y la paz en el Espritu Santo. Aun cuando Cristo sufri agona en las ltimas horas de Su vida, Dios tambin le dio tal gozo que pudo decir: estas cosas os he hablado, para que Mi gozo est en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido (Juan 15: 11). Ahora, acabamos de aprender otro secreto importante de la oracin: debemos orar como Cristo: no sea como yo quiero, sino como T. Cada paso que damos debe estar comprometido con Dios. La cuestin no es que Dios debera bendecir nuestros planes, sino que nosotros debemos buscar la voluntad de Dios y pedirle que nos bendiga al hacerla. Dios nos dar poder para mover montaas si cumplimos el propsito de la voluntad de Dios. Si permanecis en m y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queris y os ser hecho (Juan 15:7).
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CAPTULO VI
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El Man Diario
Esta gran leccin de la dependencia diaria de Dios se les ense a los hijos de Israel con la lluvia del man. Iban a recibir solamente lo suficiente para las necesidades del da, ningn hombre poda juntar una cantidad para varios das y almacenarla para el uso futuro. Aquellos que lo hicieron, vieron que criaba gusanos y que no serva para el consumo humano. Muchos cristianos cometen un error comn: prefieren tener una sanidad que no puedan perder que la salud que proviene de tener una dependencia diaria del poder vivificante del Espritu de Dios. Prefieren tener una seguridad econmica que no les obligue a ir diariamente a su habitacin secreta y pedirle a Dios que llene sus necesidades. Desean una plenitud del Espritu Santo que no requiera una espera diaria delante de Dios para una uncin fresca. Pero tales deseos no estn de acuerdo con el propsito de Dios. El plan de Dios conlleva una dependencia diaria de l, sin l nada podemos hacer. Y si vamos a desarrollar con xito Su vida en nuestras vidas no debemos permitir que pase un slo da sin esa comunin vital con Dios; no solo de pan vivir el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mateo 4:4). Los hombres se preocupan de tener regularmente comida natural, pero no son tan cuidadosos acerca del hombre interno que tambin necesita un reabastecimiento diario. As como el cuerpo siente los efectos de estar sin alimento, el espritu tambin sufre cuando deja de ser alimentado con el Pan de vida. Daniel es una magnfica ilustracin de una persona que aprendi el secreto del xito verdadero. Su vida abarc un siglo, durante el cual las dinastas se alzaron y cayeron, fue una de las pocas ms turbulentas en la historia del mundo. Una y otra vez la vida de Daniel se encontr en grave peligro. Una vez fue condenado a perecer con todos los sabios de Babilonia, en otra ocasin fue echado vivo en un foso de leones hambrientos. En cada ocasin su vida fue preservada milagrosamente. Su integridad y sabidura le hicieron ascender o permanecer contando con el favor de cada rgimen sucesivo. Debido a que el Espritu de Dios moraba en l, era admirado y respetado por reyes y reinas (Daniel 5:11), siempre que surga una emergencia, ellos iban a l para que los ayudara. Durante la mayor parte de un siglo su vida influy a naciones, su valor temerario y su fe llevaron a los reyes a reconocer al Dios verdadero. Cul era el secreto del poder de Daniel? La respuesta es que la oracin era una cosa muy seria para l. No iba corriendo a Dios solamente cuando apareca alguna crisis. Las crisis eran comunes en su vida, pero cuando venan, l siempre saba qu hacer. Tres veces al da se reuna con Dios y le daba gracias. Este era un hbito diario que no permita que nada le interrumpiese.
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CAPTULO VII
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sobrenatural cuando, en contestacin a su oracin, fuego baj del cielo y consumi el sacrificio. Aquellos que deseen mover montaas deben estar dispuestos a aceptar el reto de las montaas. Deben ser capaces de escalar sus altares y tomar sus medidas. Y siempre, cuanto ms alto suba uno, mayores sern sus tentaciones. En la cima se encontrar uno con el tentador cara a cara, as como lo encontr Cristo. Tarde o temprano esa persona se enfrentar a la tentacin ms sutil del diablo: la que envuelve el orgullo humano y la ambicin humana. Satans, sabiendo que Cristo haba vencido con todo xito todas las dems tentaciones, le dio todava esta otra: la promesa de que todos los reinos del mundo seran Suyos, si solamente l le adoraba.
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entonces se le apareci un ngel del cielo para fortalecerlo (Lucas 22:43). Pero no todas las cosas iban tan bien con los discpulos. Pronto iban a enfrentarse a la mayor crisis de sus vidas, pronto aparecera el traidor y ellos caeran en el pnico y la confusin. Sin embargo, durante ese tiempo precioso cuando ellos podran haberse fortalecido contra la tormenta que iba a venir sobre ellos, continuaron durmiendo. Cristo interrumpi su propia oracin en un esfuerzo por despertarlos a su peligro: levantaos, y orad, dijo, para que no entris en tentacin (Lucas 22:46). Pero de nada sirvi. Los discpulos siguieron durmiendo hasta que lleg la hora. Los soldados armados vinieron y ellos despertaron confundidos. Pedro, en su pnico, habl antes de pensar, slo para descubrir y comprender horrorizado que haba negado a su Seor. Con amargura llor su acto de cobarda. Qu no hubiera dado por poder retroceder el tiempo slo unas cuantas horas! Su gran error fue que no or cuando la tentacin amenazaba, no prest atencin a las palabras de Jess cuando l le advirti que se levantara y orara. Pero Pedro continu durmiendo mientras su mundo se despedazaba a sus pies.
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3. CONFIESE: Si confesamos nuestros pecados, l es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (1 Juan 1:9). Porque con el corazn se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvacin. (Romanos 10:10). Confiese sus pecados a Dios. 4. RENUNCIE: Deje el impo su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vulvase a Jehovel cual ser amplio en perdonar (Isaas 55:7). Lamentarse por el pecado no es suficiente. Tenemos que estar preparados para dejar de hacerlo, de una vez por todas. 5. CREA: Porque de tal manera am Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unignito, para que todo aquel que en l cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16). Que si confesares con tu boca que Jess es el Seor, y creyeres en tu corazn que Dios le levant de los muertos, sers salvo. Porque con el corazn se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvacin. (Romanos 10:910). Crea en la obra finalizada de Cristo en la cruz. 6. RECIBA: A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:11,12). Tiene que recibir a Cristo personalmente en su corazn por medio de la fe, si quiere ser nacido de nuevo. Si quiere aceptar a Jesucristo en su alma y en su vida, le ayudar hacer la siguiente oracin: Querido Padre Celestial, Te doy gracias por tu amor. Te pido que tu hijo Jesucristo venga a mi vida. S que yo he pecado y cometido cosas que no te agradan. Te pido que ahora me perdones los pecados y limpies mi vida. Aydame a seguirte a ti y tus enseanzas. Protgeme del diablo y la maldad. Ensame a colocarte a ti primero en todos mis pensamientos y acciones. Aydame a amar a los dems como t me amas a m. Y, Padre, mustrame punto por punto el plan que tienes para mi vida. Te doy mi cuerpo y mi vida. Te alabo y te doy gloria mi Creador y Seor, Y continuar dndote gracias por el sacrificio de tu hijo en la cruz, para que yo pueda tener vida eterna contigo Aydame a ganar a otros para Cristo Espero la segunda venida de Cristo para que me lleve al cielo, Ven pronto, Seor Jess. Amn
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