Constitución Comentada - Tomo 2
Constitución Comentada - Tomo 2
Constitución Comentada - Tomo 2
PERU
LA CONSTITUCION COMENTADA
TOMO II
@ Gaceta Jurídica SA
Autores
DECLARACION
AUTORES
de este Tomo
Abogado por la Universidad San Martín de Por res, con estudios de Maestría
con mención en Derecho de la Empresa por la Pontificia Universidad Católica
del Perú.
o Gerente legal de Gaceta Jurídica.
o Director legal de las publicaciones Gaceta Jurídica, Actualidad Jurídica,
Diálogo con la Jurisprudencia y Legal Express.
o Ha sido profesor de Derecho Civil en las Facultades de Derecho de la
Universidad de Lima y de la Universidad San Martín de Porres.
o Coautor de las obras "Contratos modernos" y "Código Civil comentado por los
100 mejores especialistas", y autor de numerosos artículos jurídicos publicados
en revistas especializadas.
o Ha sido redactor del Proyecto de Código Procesal Civil para Honduras y juez
ad-hoc de la Corte Internacional de Derechos Humanos de San José (Costa
Rica) para tramitar y resolver la denuncia de Lori Berenson contra el Estado
Peruano.
o Autor de las obras "Temas de proceso civil ", "Introducción al proceso civil",
"La formación del proceso civil peruano. Escritos reunidos", entre otras, y de
numerosos artículos jurídicos publicados en revistas especializadas; y coautor
de la obra "Código Civil comentado por los 100 mejores especialistas".
. Autor de las obras "La descentralización ficticia. Perú: 1821-1998", "El sueño
obcecado. La descentralización política en la América Andina" y "La insistencia
de la voluntad. El actual proceso peruano de descentralización política y sus
antecedentes inmediatos (1980-2004)".
INSTRUMENTOS INTERNACIONALES
CONSTITUCIÓN Y CÓDIGOS
C Constitución Política de 1993 (30-12-93)
CC Código Civil (D.Leg 295 de 25-07-84)
CP. Código Penal (D.Leg. 635 de 8-04-91)
CPC Código Procesal Civil (T.UO., R.M. 01 0-93-JUS de 23-04-93)
CP.P. Código Procesal Penal (D.Leg. 638 de 27-04-91)
C de P.P. Código de Procedimientos Penales {Ley 9024 de 16-01 -40)
CN.A. Código de los Niños y Adolescentes {Ley 27337 de 7-08-2000)
C.J.M. Código de Justicia Militar (D.L. 23214 de 26-07-80)
C.T. Código Tributario (TUO., D.S. 135-99-EF de 19-08-99)
CPÜ. Código Procesal Constitucional {Ley 28237 de 31-05-2004)
CM.A. Código del Medio Ambiente y los Recursos Naturales (D. Leg N° 613 de 8-09-
90) (derogado)
LEYES ORGANICAS
L.O.P.J Ley Orgánica del Poder Judicial (T.U.0., D.S. 017-93-JUS de 02-06-93)
L.O.M.P. Ley Orgánica del Ministerio Público (D.Leg 052 de 18-03-81)
L.O.B.CR. Ley Orgánica del Banco Central de Reserva del Perú (D.L. 26123 de 30- 12-92)
L.O.J.N.E. Ley Orgánica del Jurado Nacional de Elecciones {Ley 26486 de 21-06-95)
L.O.E. Ley Orgánica de Elecciones {Ley 26859 de 01-10-97)
LEYES ORDINARIAS
DECRETOS LEYES
DECRETOS LEGISLATIVOS
DECRETOS SUPREMOS
RESOLUCIONES MINISTERIALES
R.M. 0235-91-RE Crean el Fondo para Promoción Cultural así como el Fondo para
Recuperación en el Exterior del Patrimonio Cultural Peruano (16-05-91)
Rgmto. Congreso R. 238-85-CG T.U.0. del Reglamento del Congreso de la República
(30-05-98)
R. 341-92-CG Establecen que las resoluciones que expide la Contraloría General en
el ejercicio de sus funciones solo pueden contradecirse ante la Corte
Suprema de la República (31-10-85)
R 012-2O\JO-PROMUDEH/SETAI
R. 016-2002-CG Directiva para promover y asegurar el respeto a la identidad étnica y
cultural de los pueblos indígenas, comunidades campesinas y nativas a
nivel nacional (22-07-2000)
R. 278-2004-CG Texto. Único de Procedimientos Administrativas de la
Contraloría General de la República (08-07-2004)
OTRAS NORMAS
DE LA ESTRUCTURA DEL
ESTADO
TÍTULO IV
CAPÍTULO I
PODER LEGISLATIVO
Artículo 90
CONCORDANCIAS:
2
Artículo 1.1. Constitución norteamericana de 1787.
en los Estados iberoamericanos, pues existen algunos antecedentes en
Ecuador, Honduras, Panamá y Nicaragua.
"La Constitución histórica del Perú había consagrado el bicameralismo como modo de
organización del Poder Legislativo y que la cámara única no hacía sino consagrar el
despotismo de Asamblea"; ver Actas del Congreso Constituyente 29' sesión (matinal),
miércoles 21 de julio de 1993, p. 128.
Por otro lado, se afirmó que "la bicameralidad garantiza el uso adecuado del poder y que el
cambio presidencial, con un régimen unicameral, hacía propicio el abuso del derecho,
señalando, finalmente, que la Constitución que se estaba aprobando tenía un claro perfil
autocrático"; ver Actas del Congreso Constituyente, 29' sesión (vespertina), miércoles 21 de
julio de 1993, p. 132. Se expresaron dudas "sobre la mayor eficacia que supondría la adopción
de la unicameralidad y respecto de la importancia de la adecuación de este sistema u otro para
el equilibrio de poderes"; ver Actas del Congreso Constituyente, 29' sesión (vespertina),
miércoles 21 de julio de 1993, p. 133; Y por último, hubieron posiciones contrarias a la
unicameralidad por considerar que fortalecía el centralismo del Estado; ver Actas del Congreso
Constituyente, 29' sesión (matinal), miércoles 21 de julio de 1993.
3
Ver Actas del Congreso Constituyente, 29' sesión (vespertina), miércoles 21 de julio de 1993,
p. 134.
4
Ver Actas del Congreso Constituyente, 29' sesión (vespertina), miércoles 21 de julio de 1993,
p. 132. En contra de este argumento Bernales sostiene que en política "la rapidez y la agilidad
del procedimiento no tienen que ser Calificadas como bondad", véase BERNALES
BALLESTEROS, Enrique. La Constitución de 1993. Análisis comparado. Ciedla, Lima, 1996, p.
376. Por otro lado, Valle Riestra sostiene que el unicameralismo es la racionalización
parlamentaria por excelencia. Véase VALLE-RIESTRA, Javier. El fracaso de la Constitución.
En: "Lecturas sobre Temas Constitucionales", N° 8. Comisión Andina de Juristas, Lima, p. 13.
5
Dictamen de la Comisión de Constitución del Congreso Constituyente, p. 10.
6
Ver en Actas del Congreso Constituyente, 29' sesión (vespertina), miércoles 21 de julio de
1993, p. 132.
7
Posición del señor Carpio Muñoz, miembro del Congreso Constituyente, quien además se
manifestó en contra sobre el lapso de maduración de las propuestas legislativas, proponiendo
que los proyectos de ley, después de ser aprobados, sean objeto de una votación adicional
después de treinta días. Ver: Actas del Congreso Constituyente, 29' sesión (vespertina),
miércoles 21 de julio de 1993, p. 133. De modo contrario, Chirinos Soto se pronunció a favor de
la bicameralidad "apoyando su posición en la tradición parlamentaria peruana y en la
legislación comparada". En: Actas del Congreso Constituyente, 29' sesión (vespertina),
miércoles 21 de julio de 1993, p. 132.
al Parlamento en una institución lo más cercana posible a las decisiones del
Ejecutivo, que fue la posición que prevaleció en la Asamblea Constituyente.
Por otro lado, uno de los principales problemas del Presidencialismo peruano
consiste en que la opinión pública no comprende las reglas del juego político.
Es más, los ciudadanos peruanos son algo pesimistas cuando un Gobierno no
cuenta con mayoría parlamentaria porque, según su experiencia histórica,
consideran que el Ejecutivo no podrá gobernar. El requisito de mayorías
calificadas para aprobar la legislación, y vencer así la resistencia de una
segunda cámara, puede evitar precipitadas decisiones políticas o por lo menos
movilizar de tal manera la atención de la opinión pública para que la decisión
final corresponda a la voluntad de la mayoría.
Por otra parte, el artículo que comentamos también establece que el número de
congresistas es de ciento veinte parlamentarios. Un número que no fue
producto de un estudio sobre la cantidad de representantes que los ciudadanos
peruanos necesitan para atender sus quejas 10. Se establece además que el
mandato parlamentario es de cinco años (al igual que el presidencial). Una
disposición contraria al espíritu del presidencialismo, por lo menos en su forma
más pura, porque en esta forma de gobierno las elecciones deben ser
separadas y no coincidentes. Una característica que sí cumplen otros
8
LOEWENSTEIN, Karl. Teoría de la Constitución. Ariel. Barcelona, 1976, p. 245. El Senado, la
Cámara Alta Norteamericana, es la excepción a esta regla por ser la Cámara de representación
federal.
9
Algunos de los países que según sus Constituciones cuentan con un Parlamento unicameral
son Bulgaria (1991), Dinamarca (1953), Ecuador (1979), Egipto (1971), Finlandia (1919),
Grecia (1975), Honduras (1982), Hungría (1949), Indonesia (1959), Nicaragua (1987), Panamá
(1972), Portugal (1976) y Suecia (1975).
10
En el mismo sentido véase PLANAS, Pedro. Democracia y tradición constitucional en el Perú.
Editorial San Marcos. Lima, 1998, pp. 162-163.
presidencialismos del entorno iberoamericano, como son los casos de
Argentina, Brasil, Colombia, Chile y México, por citar unos ejemplos. Esta
diferencia o alejamiento del modelo presidencialismo y aproximación al
parlamentario busca fomentar una soldadura, si cabe la expresión, entre
Ejecutivo y Legislativo durante todo el mandato presidencial. De esta manera,
una victoria en las urnas I durante un proceso de elecciones generales
aseguraría una representación parlamentaria fija e invariable durante cinco
años. Esta disposición nos parece algo riesgosa si consideramos que el
ejercicio de la política no está dimensionado y que las agrupaciones partidarias
todavía están demasiado fragmentadas, lo cual imposibilita la existencia de un
parlamento con tres o cuatro partidos como máximo. Dos de ellos con amplia I
representación y otros dos para que moderen sus eventuales posturas
radicales.
DOCTRINA
(*) Texto del artículo según modificatoria efectuada por el artículo único de la Ley N° 28607, publicada el
04 de octubre de 2005.
CONCORDANCIAS:
C: arts. 92, 93, 99, 100, 107, 201, 203 inc. 4), 206, 2" D.T.E.;
L.O.E: arts. 112 y 113;
C.A.D.H.: art. 23.2
Dejar el cargo es una expresión, por lo tanto, que requiere explicación. ¿Deja el
cargo quien presenta la renuncia seis meses antes de la elección? El acto de
presentar la renuncia es una manifestación indudable de tener voluntad de
separarse del cargo.
Nadie cuestionaría que el dato de un documento escrito o aun de un anuncio o
de una declaración pública expresa son manifestaciones de voluntad.
Manifiestan la voluntad de dar por terminado el encargo aceptado. Sin
embargo, la norma no se refiere ni al anuncio ni a una declaración pública
expresa. Tampoco se refiere a la intención de apartarse del cargo mediante un
documento en el que tal voluntad conste de manera innegable. Para la
Constitución no es suficiente la presentación de la renuncia. Presentarla no
equivale a haber dejado de modo efectivo el cargo inelegible.
La presentación debe ser aceptada y, además, no cabe que el renunciante
detente el cargo bajo ninguna forma. No puede mantenerlo ni provisionalmente
ni por encargo. N o cabe que tenga vinculación alguna con la posibilidad de
valerse del cargo.
Por lo tanto, la exigencia solo queda cumplida cuando, habiendo sido aceptada
la renuncia, el cargo ya no es más efectivamente ocupado ni detentado por el
ciudadano con intención de postular al Congreso. En consecuencia, si la
exigencia demanda el apartamiento total del funcionario del puesto interdictado,
debe entenderse que ha de tomar todas las precauciones del caso para que
sea reemplazado por su sucesor. Es el signo incuestionable que ya no es
funcionario ni ocupa el puesto, en ninguna forma o modalidad. Debe quedar
excluido de poder y responsabilidad respecto del cargo seis meses antes de la
fecha convocada para la elección. Su sucesor en el cargo seis meses antes del
sufragio para elegir representantes al Congreso es el único signo inequívoco
del cumplimiento de esta disposición constitucional.
Dos meses parecía un plazo prudente durante el siglo XIX. El plazo adecuado
debe fijarse en relación con el objeto funcional de la norma, con su razón de
ser, con el cronograma de la convocatoria y no con un criterio abstracto, formal,
asistemático, ni carente de arraigo con el proceso electoral propiamente dicho,
de manera que, paralelamente, el Estado no se vea privado innecesariamente
del concurso de un ministro o funcionario que fuese, cuando la única razón por
la que se ve obligado a apartarse de la función sea el temor al uso impropio de
su función, ni el propio Congreso análogamente privado de la experiencia que
aporta el . Si fuera el caso en que el poder se ejercitara abusivamente tal
comportamiento no está privado de sanción por el ordenamiento jurídico en
general, ni por el régimen penal en particular.
Por los rasgos restrictivos de esta norma se advierte una concepción sobre el
uso del poder. La norma es una herramienta, una técnica, en la que se
consagra una visión de la vida. Un dato claro que se deduce de ella es que
tiene una finalidad protectora, tuitiva, de la voluntad de la colectividad. Porque
se teme el mal, indebido, impropio, excesivo o abusivo uso del poder se define
un dique para evitado. Se traduce así una creencia en la naturaleza humana.
Se cree, primero, que la naturaleza del hombre lo lleva al desborde de sus
intereses, pasiones, voluntad, caprichos e instintos.
En segundo lugar, se cree que como el hombre tiene una naturaleza
peligrosamente desbordable, es necesario imponer como obstáculo al
desborde un control externo. La eficiencia de este control externo se le adjudica
a un mecanismo que, se espera, funcione como controlador, inhibidor y
desincentivador de esa misma naturaleza peligrosa.
La pasión y los afectos malos deben normalizarse, reprimirse. Y la leyes la
garantía contra ese destino ruinoso del impulso que debe ocultarse y
reprimirse.
3. Tipos de inelegibilidad
Es inelegible quien tiene conflicto respecto del acto de elección. Existe una
condición esencial o funcionalmente impropia para que el postulante sea
admitido en la competencia electoral. Las inelegibilidades son formas de
interdicción para el acceso al Congreso. Pueden ser absolutas o relativas.
Las causales absolutas son pocas. Entre ellas pueden contarse las derivadas
de las condiciones de elegibilidad enunciadas en el artículo 90. Particularmente
las que se refieren a la nacionalidad por nacimiento y la de contar con el
derecho de sufragio. El artículo 90 de la Constitución prescribe que para ser
elegido congresista se requiere ser peruano de nacimiento, haber cumplido
veinticinco años y gozar del derecho de sufragio.
El principio es que si hay condena judicial esa sola realidad basta para
retrotraer la inelegibilidad, dejar sin efecto la proclamación y, en su caso, la
propia incorporación del congresista. Obviamente es materia de un desarrollo
específico el procedimiento y alternativas que se presentarían para que el
Poder Judicial se pronuncie sobre una materia en la que adquirió competencia
antes de la elección, pero que pierde, según una lectura del artículo 93 de la
Constitución, desde que el congresista es elegido y hasta un mes después de
haber cesado en sus funciones. El Poder Judicial no puede continuar con el
procedimiento a partir de la toma de conocimiento de la elección del procesado
como congresista y, en ese mismo momento, corresponde iniciar el
procedimiento de levantamiento del fuero para desarrollar el proceso
regularmente.
Más allá de esta adición y de esta supresión en este inciso, que deja ver que
existe una presunción de mayor nivel de poder en un nivel más en la estructura
de decisiones administrativas del Poder Ejecutivo, podemos interrogarnos, por
ejemplo, 161
¿cómo, si es posible que haya congresistas que desempeñen un cargo
ministerial, no se permite la condición inversa, o sea, que un ministro no
postule a un puesto de representación en el Congreso? Es decir, ¿por qué la
asimetría respecto de la postulación a un cargo de representación política
durante el ejercicio de la función ministerial?
A la vez que se debe dar cuenta de esta adición, es necesario dejar constancia
de que, con la aprobación de la Ley N° 28607, vigente desde el5 de octubre de
2005, se reforma, entre otros, este artículo. El alcance de la modificación del
artículo 91, no es, a pesar de la reforma, significativo, porque al extraer el
concepto de autoridades regionales, lo ha trasladado al artículo 191,
igualmente como condición de inelegibilidad para cargos parlamentarios y
presidencial.
Pareciera entenderse que los Prefectos hubieran dejado de tener el poder que
en algún otro momento desempeñaron con mayor eficacia. A esa conclusión
pudiera llegarse si en efecto el tipo de Estado peruano hubiera dejado de ser lo
unitario y centralista que aún no deja de ser, para asumir una naturaleza
distinta como lo seria si fuera un Estado regional, similar al tipo de Estado
italiano o aún del español. Los Prefectos, Subprefectos y Gobernadores no han
dejado de tener poder como agentes del Poder Ejecutivo en las regiones y
comarcas en las que se desempeñan. Su marco de acción tuvo sentido antes
de la Constitución de 1993, y no parecen existir datos de la realidad que
permitan intuir que la situación ha cambiado considerablemente. Sin embargo,
sí hay un nivel de desarrollo perceptible en el proceso de regionalización del
país que, aunque no ha alcanzado la intensidad ni profundidad que llevara a
reconocer en nuestro régimen político uno descentralizado ni regional, sí ha
generado espacios de concentración regional del poder que es justo reconocer.
Que el camino es largo y la meta lejana no es menos cierto, pero ya hay un
nivel inconfundible de presencia regional que distingue nuestro régimen del que
existía claramente antes de 1979 y aun antes de 1993.
En esta segunda relación de inelegibles sin renuncia previa anterior a los seis
meses de la fecha de la elección, se repite a los miembros del Tribunal
Constitucional, del Consejo Nacional de la Magistratura, así como a todos los
miembros del Poder Judicial y del Ministerio Público. A la vez, se añade la
concurrencia de los miembros del Jurado Nacional de Elecciones y del
Defensor del Pueblo.
Por otra parte, se nota la inclusión de los miembros del Jurado Nacional de
Elecciones, pero no aparecen los titulares de la Oficina Nacional de Procesos
Electorales, ni del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil. ¿Por qué?,
¿Qué justifica que no se trate simétricamente a los titulares de todos los
organismos públicos que integran el sistema electoral del Perú? ¿Es que no
cabría imaginar formas de abuso en el ejercicio de la función electoral por
quien organiza los procesos electorales ni por quien tiene a su cargo la
inscripción de toda la población electoral? Se trata de una incongruencia. Si
hay algún órgano vinculado material y funcionalmente por antonomasia al
ejercicio electoral son los tres órganos que lo conforman. No lo son únicamente
quienes ejercitan la justicia electoral, por más que la suya sea una tarea
propiamente incompatible con la postulación (más que solo afecta de la
condición de inelegibilidad). Este es un extremo que merece corrección, toda
vez que no alcanza actualmente sino al Jurado Nacional de Elecciones.
Pero un riesgo, amenaza y peligro que no tiene que ver con la voluntad ni con
la posibilidad real de que cometan un abuso mayor al que pudiera
efectivamente llegar a cometer cualquier individuo con pretensión de abusar,
sino un riesgo, amenaza y peligro inherentes a la condición de militar o policía.
Estas dos ocupaciones tienen adscrito el estigma de que las personas que
eligen cualquiera de estas dos carreras están incapacitadas para reflexionar
sobre su propia condición, imposibilitadas de hacer un ejercicio moral de su
capacidad de raciocinio, y proceder como puede hacerlo cualquier otra persona
desde una posición de autoridad.
La autoridad militar y policial es mucho más temida que la posición del dueño o
gerente de una empresa, de un club, o que el maestro en una institución
educativa. El militar y el policía tienen la posición de quien no tiene desarrollada
su capacidad de abstracción y de deliberación. Pareciera que se confunde el
normal nivel de obediencia que se requiere para el desempeño de la función
militar y policial, con la imposibilidad de pensar políticamente cuál es la mejor
opción electoral para el país. Se magnífica la instalación de la virtud militar en
el hábito profesional, tanto como la incompatibilidad entre esta virtud y el
ejercicio de la razón. Esta emasculación política en las profesiones militares y
policiales equivale a su incapacitación para ejercitar I derechos humanos
elementales, como son no solo, aún, el de elegir a sus representantes (ver
texto vigente del artículo 34 de la Constitución, modificado por la Ley N° 28480,
Ley de Reforma de los artículos 31 y 34 de la Constitución Política del Perú,
publicada el 30 de marzo de 2005), sino además el de postularse como un
valor en el mercado de opciones políticas. Proceder de este modo supone, por
eso, más una privación del concurso de peruanos políticamente capaces y
preparados que el conjuro de un riesgo atávicamente impuesto. Militares y
policías no integran una casta de apestados políticamente sino, al contrario, un
grupo especialmente entrenado para cumplir funciones en absoluto
incompatibles con la preparación para servir en el Estado como representantes
hábiles de la comunidad. Su segregación como ciudadanos inelegibles
minimiza precisamente la propia formación que reciben con el dinero y para
velar por el interés de todos los peruanos.
DOCTRINA
(*) Texto del párrafo según modificatoria efectuada por la Ley N° 28484, publicada el 05 de abril
de 2005.
CONCORDANCIAS:
C: arts. 39, 40, 91, 93, 95.96.99. 100,107, 124, 126, 203, 206;
C.C: arts. 1366 y ss.;
C.P.: arto 385;
T.U.O. Rgmto. Congreso: arts. 8, 18, 19, 20, 22 inc. i), 30 inc. j);
L.O.M.P: arto 46;
Ley 26534: arto 2;
C.A.D.H.: arto 29.b;
P.I.D.C.P.: arto 5.1
11
En el mismo sentido, BERNALES BALLESTEROS, Enrique. La Constitución de 1993. Análisis
comparado. Ciedla. Lima, 1996, p. 385.
12
Véase el artículo 95 de la Constitución peruana de 1993; al respecto, Chirinos Soto nos dice
que "había, sin embargo, una manera indirecta de renunciar. Consistía en aceptar empleos del
Poder Ejecutivo que estén prohibidos para el parlamentario; y de ese modo, provocar la
vacante"; cfr. CHIRlNOS SOTO, Enrique. La Constitución de 1993. Lectura y comentario. 3'
edición. Nerman. Lima, 1996, p. 163.
13
Concordarlo con el artículo 15 del Reglamento del Congreso
Los parlamentarios gozan de las mismas garantías que encontramos en el
Derecho comparado. Como casi todo, estas garantías existen más por una
autolimitación del Ejecutivo que el resultado de una sólida tradición
democrática.
14
La Ley N° 28484 fue publicada el 5 de abril de 2005 en el diario oficial El Peruano
15
Concordarlos con los artículos 18 y 19 del Reglamento del Congreso
16
Artículo 20 del Reglamento del Congreso
17
Las primeras Constituciones peruanas establecían que los parlamentarios no podían ser
nombrados ministros. Luego autorizaron el nombramiento pero a condición de que el
parlamentario renuncie para luego establecer que su cargo quedaría suspendido mientras se
desempeñe como ministro; hasta que las Constituciones de 1933 y 1979 como la actual
permiten esta dualidad con retención de sus prerrogativas parlamentarias; véase CHIRINOS
SOTO, Enrique. Ob. cit., p. 160.
decisiones. Se esperaba que el establecimiento de un equilibrio de poderes
produzca una armonía permanente en la sociedad estatal 18.
De esta manera, cada Poder actúa como un freno a los excesos que pudieran
cometer los otros dos, de ahí el nombre de pesos y contrapesos (check! and
balances);
sin embargo, como podemos apreciar, estas reglas de juego constitucional no
se cumplen necesariamente en el modelo presidencialista peruano.
DOCTRINA
BERNALES BALLESTEROS, Enrique. La Constitución de 1993. Análisis
comparado. Ciedla, Lima, 1996; CHIRlNOS SOTO, Enrique. La Constitución de
1993. Lectura y comentario. 3" edición, Nerman, Lima, 1996; LOEWENSTEIN,
18
Véase LOEWENSTElN, Karl. Teoría de la Constitución. Arie!. Barcelona, 1976, p. 132.
19
Artículos l, II Y III de la Constitución norteamericana
20
Sobre la cooperación entre órganos, Virgala Foruria nos dice acerca del nombramiento
presidencial de su Cabinet que "todas las leyes creadoras de los departamentos han
establecido el nombramiento de sus secretarios con el consejo y consentimiento del Senado,
siguiendo la doctrina constitucional norteamericana de la compartición de poderes entre
instituciones separadas (o de los controles y equilibrios: check. and balances), que no puede
catalogarse de separación de poderes, sino de intento de evitar la concentración de poder en
un solo órgano, como había ocurrido en el Reino Unido (...). Las razones de esta doble
intervención son claras. La Constitución americana entiende que si el Presidente encarna al
poder ejecutivo en su conjunto, ha de ser también su voluntad individual la que intervenga en el
proceso de nombramiento y asuma la responsabilidad de los mismos, mientras que la
participación del Senado obliga al Presidente a proponer el nombramiento de personas
cualificadas, que van a pasar por un riguroso control para ser confirmadas definitivamente"; cfr.
VlRGALA FORURlA, Eduardo. La organización interna del Poder Ejecutivo en los Estados
Unidos. En: "Revista de Estudios Políticos". N° 83, 1994, p. 145
21
Los secretarios de Estado son el equivalente a los ministros en el presidencialismo peruano.
Karl. Teoría de la Constitución. Ariel, Barcelona, 1976; VIRGALA FORURIA,
Eduardo. La organización interna del Poder Ejecutivo en los Estados Unidos.
En "Revista de Estudios Políticos", N° 83, 1994.
Artículo 93
Estatuto de congresista
CONCORDANCIAS:
1. Introducción
22
Todos los peruanos tienen el derecho de "ser elegidos y de elegir libremente a sus
representantes" [articulo 31 de la Constitución].
Una representación, término proveniente del latín representatíoonis, significa
que tras la necesidad de algunos de estar presentes en alguna decisión y, ante
la imposibilidad de hacerlo por sí, designan a otros para que decidan a nombre
de ellos. Al ser una representación de disposición nacional, aparte de ser uno
de los estadios del razonamiento democrático, encarna al conjunto de personas
elegidas al interior de un Estado con pretensión de nación congregados para
gestionar asuntos en común23.
y es la representación nacional un mandato netamente congresal, acepción
que merece ser explicada con detenimiento.
Si bien cada uno de los Poderes del Estado son representantes idóneos de la
soberanía popular, no podrá negarse que esta se representa de forma más
directa a través del Parlamento. De hecho, el Congreso es el órgano que mejor
personifica y canaliza los intereses de la población, y no tanto por una negada
superioridad respecto a los otros órganos constitucionales, sino más bien por
su mayor capacidad para difundir sus averiguaciones. Permitir el diálogo y la
discusión redunda directamente en el destinatario político concreto, cual es la
ciudadanía, pues su [m último será darle a la sociedad una seguridad de que
su libertad estará asegurada y que la democracia podrá seguir brindándole
certidumbre24. Ya sea a partir de concepciones como el contrato social de
Rousseau, la autolimitación estatal de Jellinek o la voluntad del Estado-Nación
de León Duguit, la soberanía empieza a perf1larse como un elemento esencial
en la actuación del Congreso. Por tanto, el Parlamento aparece como órgano
estabilizador y regulador de la dialéctica política donde es suficientemente
representativo y busca lograr, a través de las acciones de sus miembros, un
difícil y necesario equilibrio entre disenso y consenso, capacidad de mantener
la continuidad y promover el cambio.
24
La configuración actual del Congreso de la República viene dada de ciertas premisas, como
que un Parlamento moderno ha de ser "sereno y maduro" [Debate constituyente de 1993,
intervención de la congresista Flores Nano] y que responda a un equilibrio con los demás
poderes [Debate constituyente de 1993, intervención de los congresistas Chirinos Soto y Pease
García].
25
Tienen mandato popular el Presidente de la República [artículo 112 de la Constitución], el
Presidente regional [artículo 191 de la Constitución] y el alcalde [artículo 194].
atendiendo a las instrucciones que el mandato le confería, debía rendir cuentas
ante el mandante y podía ser revocado por este; no tenía voluntad propia, solo
expresaba íntegramente la voluntad de los representados. Esto obstruía
visiblemente la labor de los representantes para discutir aspectos que pudieran
afectar los intereses de sus mandantes, pero " que sin embargo a falta del
permiso previo de estos no podían argumentar nada. Al no estar sujetos a la
conservación de categorías y a opinar según la orientación dada por quienes
personalizan, pues si representan a la nación, ¿qué grupo puede imponerles
criterios para su actuación? Sin embargo, ello no obsta para que el congresista
represente direcciones ideológicas determinadas y ofrecimientos específicos a
cumplir, es decir, aparecen como representantes mas no comisionados
signados por un mandato.
27
Se debe entender que "solo responderán ante los electores y el cuerpo legislativo de acuerdo
con la Constitución y los Reglamentos" [articulo 199 de la Constitución venezolana].
28
Es interesante que para la inscripción de candidatos locales, se exija "acompañar una
propuesta de Plan de Gobierno Municipal", la cual debe publicarse en El Peruano [artículo 10.4
de la Ley N° 26864, Ley de Elecciones Municipales].
29
Clásicamente se ha señalado que "la soberanía nacional reside en el pueblo que la ejerce a
través de sus representantes" [artículo 3 de la Constitución francesa], al ser la "única fuente de
poder" [artículo 3 de la Constitución rusa]. De esta forma, "el pueblo no delibera ni gobierna,
sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución" [artículo 22
de la Constitución argentina]. El ejercicio de la soberanía, por ende, se ejerce por el pueblo en
forma directa o por medio de sus representantes" [artículo 3 de la Constitución colombiana].
Por tanto, al representar "al pueblo entero" [artículo 125 de la Constitución salvadoreña], su
actuación se compendiará en un "sentido nacional" [articulo 93 de la Constitución ecuatoriana]
y "en interés de la nación" [artículo 144 de la Constitución panameña].
30
También observado por el artículo 14 del Reglamento del Congreso
alícuota de la soberanía. Aunque la elección de congresistas se realiza por
distrito electoral múltiple31, su representación se desconecta del ámbito
territorial que lo elige y se convierte en absoluta con relación al territorio
nacional32. Es más, las diferencias electorales de cada congresista, como la
votación que obtuvo, el lugar que representa o la lista en la que participó,
desaparecen a la hora de ejercer sus funciones, pese a que los intereses de la
población no pueden ser desdeñados33. Es el pueblo quien lo elige, pero el
Parlamento se desvincula jurídicamente del electorado.
Por tal motivo, cada vez más los Parlamentos deben seleccionar, lejos de
intereses partidarios, analizar y sintetizar las demandas de la población,
traduciéndolas en alternativas de solución frente a las actividades
contradictorias del sistema por parte de los detentadores del poder. Con esta
tarea fomenta una representación auténtica, con el subsiguiente logro de un
verdadero equilibrio político. Gracias a esta "integración pública de intereses",
se está velando por el correcto funcionamiento de los Poderes del Estado, y
coadyuvando al control de las personas que los integran. A partir de un
concepto como el de democracia, el Congreso con parlamentarios de
representación nacional se nutrirá de los cambios sociales y admitirá que
pueden y deben oír al pueblo. En el pensamiento de Hobbes, el buen gobierno
ha de ser tangible para los individuos, en forma de paz, seguridad y
comodidad, y ante ello, el Parlamento debe conceptualizarse como el nexo
conductor de los intereses sociales respecto al Estado en su conjunto y el
verdadero contrapeso -balance racional- conexo a los distintos estamentos. Por
31
Sistema reconocido en el artículo 21 de la Ley N° 26859, Ley Orgánica de Elecciones.
La disyuntiva entre tipo de elección y representatividad ha permitido que se señale que los
congresistas "tienen ese carácter por la Nación y serán elegidos por provincias" [artículo 106 de
la Constitución costarricense].
32
Realiza su mandato "con abstracción del departamento al que representen y de su condición
de uninominales o plurinominales" [artículo 8 del Reglamento de la Cámara de Diputados
boliviana].
33
Además de ser dignatarios de la nación [artículo 161 de la Constitución guatemalteca], los
congresistas "deberán actuar consultando la justicia y el bien común", pues quien es elegido
"es responsable políticamente ante la sociedad y frente a sus electores del cumplimiento de las
obligaciones propias de su investidura" [artículo 133 de la Constitución colombiana].
34
Quizás sin partidos, el régimen democrático sería exiguo, pues ellos "concurren a la
formación y manifestación de la voluntad popular" [artículo 35 de la Constitución] y "expresan el
pluralismo democrático" [artículo 1 de la Ley N° 28094, Ley de Partidos Políticos].
35
Corporaciones congresales reconocidas tangencialmente en el artículo 94 de la Constitución.
tanto, se hizo necesaria que la representación nacional sea completada con
una forma de impedimento de cualquier forma de mandato imperativo, yeso es
lo que paso a explicar.
36
No puede estar atado por ningún tipo de loblry [artículo 92 in fine de la Constitución].
37
El Congreso ha de "velar por el respeto de la Constitución" [artículo 102.2 de la Constitución].
38
El parlamentario debe mantenerse estable en el ejercicio de su cargo. Sin embargo, antes se
admitía una temible vacancia de hecho de su función, situación que se producía si el
parlamentario aceptaba "cualquier empleo, cargo o beneficio cuyo nombramiento o
presentación dependa exclusivamente del Jefe del Poder Ejecutivo" [artículos 52 de la
Constitución de 1856; 56 de la de 1860; y, 56 de la de 1867].
39
Al igual que en la Constitución, se encuentra en el artículo 14 del Reglamento del Congreso,
pero sin larga data constitucional [artículos 92 de la Constitución de 1933; y 176 de la de 1979].
También cuenta con una norma similar el Defensor del Pueblo [artículo 161 de la Constitución].
40
Se precisa que deben tener diversos derechos como "al pasaporte diplomático, mientras
dure su mandato o ejerzan sus funciones" [artículo 2 de la Ley N° 23274, Ley de determinación
de los titulares de pasaporte diplomático).
En una experiencia extranjera, se les otorga la facultad del "uso gratuito de todos los medios de
transporte estatales" [artículo 48.3 de la Ley Fundamental de Bonn]; "vacaciones necesarias
para preparar su elección" cuando vuelvan a postular [artículo 48.1 de la Ley Fundamental de
Bonn]; y, una "compensación económica adecuada que asegure su independencia" [artículo
48.3 de la Ley Fundamental de Bonn]. De otro lado, también se ha señalado que "todas las
dependencias del Estado tienen la obligación de guardar a los diputados las consideraciones
derivadas de su alta investidura" [artículo 161 de la Constitución guatemalteca].
congresistas 'no estén sujetos a remoción, revocatoria ni rendición de
cuentas41. Adicionalmente se ha restringido la interpelación a los ministros de
Estado42, por lo que tampoco se permite, en la lógica de Loewenstein, un
control intraorgánico dentro del Parlamento, es decir, un congresista no está
obligado a contestar las preguntas que se le formulen por su gestión funcional.
51
Es claro que "no podrán en ningún momento ser sometidos a un procedimiento judicial o
disciplinario ni responsabilizados de otra forma fuera del Bundestag a causa de su voto o de
una declaración que hicieran en el Bundestag o en una de sus comisiones" [artículo 46.1 de la
Ley Fundamental de Bonn].
Por eso, también se ha llegado a señalar que la protección del congresista se centra en la
inviolabilidad "sin perjuicio de las normas disciplinarias contenidas en el reglamento respectivo"
[artículo 185 de la Constitución colombiana], pues "cada representante está obligado a
observar las normas del reglamento adoptado en la Asamblea" [artículo 66 de la Constitución
noruega].
normativo en la Constitución estando en la búsqueda de un "estado de
precisión razonable", a diferencia de lo que ocurre en la actualidad. Por tanto,
un congresista podría estar incurso en una responsabilidad constitucional en
caso que la Comisión Permanente lo acuse ante el Pleno por infracción de la
Constitución y por todo delito que cometa en el ejercicio de sus funciones y
hasta cinco años después de que hayan cesado en estas 52.
En esta línea está un caso nacional vinculado con una reunión de todos los
presidentes de las comisiones del Congreso con el ladino asesor Montesinos a
fin de que intervengan y colaboren con la presentación de mociones -que luego
se convirtieron en leyes- con el objetivo de controlar las instituciones públicas
del Estado y lograr la tercera ilegal reelección de Fujimori. Descubierto gracias
a un vídeo, el caso se tradujo en tres denuncias constitucionales, luego en una
acusación y finalmente en una sanción a todos los parlamentarios presentes en
la reunión53 por afectación de la división y control entre los poderes estatales 54.
Frente a esta resolución, la congresista Chávez ha presentado una acción de
amparo porque según ella fue sancionada sin tomarse en cuenta un supuesto
descanso médico prescrito en virtud de una operación que se le realizara,
observación equívoca de parte de la ex escudera presidencial, al no habérsele
dejado en estado de indefensión alguno 55.
52
La acusación está prevista en los artículos 99 de la Constitución; y 89 del Reglamento del
Congreso. La suspensión, inhabilitación o destitución se prevén en el artículo 100 de la
Constitución.
53
Los congresistas incriminados en las denuncias 108, 109 Y 110 del 2001, fueron Chávez,
Marcenaro, Velit, Joy Way, Amorin, Blanco, Urrelo, Trelles, Pando, Medelius, Ruiz, Espichán,
Mellado y Siura.
54
La denuncia se basó en la vulneración de un principio general de separación de poderes
[artículo 50 de la Constitución. y poniéndose énfasis en la afectada independencia del
Parlamento [artículo 93 de la Constitución], del Consejo Nacional de la Magistratura [artículo
150 de la Constitución], del Ministerio Público [artículo 158 de la Constitución] y de los tres
órganos del sistema electoral [artículo 177 de la Constitución].
55
Concuerdo con la decisión que "el no ejercicio del derecho de defensa en la sesión del
Congreso de la República el 05 de junio de 2002 no constituye una violación de dicho derecho
por parte del órgano constitucional emplazado, más aún si pese a existir una posibilidad de
defenderse en términos reales o efectivos, como pudo ser ejercer su defensa por medios
escritos o por medio de la designación de un abogado defensor, la recurrente no lo realizó"
[Voto singular de los magistrados Alva Orlandini y Gonzales Ojeda en la Sentencia del Tribunal
Constitucional, Exp. N° 0825-2003AA/TC, de octubre de 2003].
56
A veces solo se señalaba que "los representantes son inviolables en el ejercicio de sus
funciones" sin especificar su contenido [artículos 50 de las Constituciones de 1856, 54 de la de
1860, 53 de la de 1867 y 80 de la de 1920].
La inviolabilidad tiene relación con el acta interna corpons, cuyo origen se
encuentra en la también anglosajona doctrina del internal proceedings, y que
es parte del Common Law y no del derecho objetivo del Sta Me Law, y que en
la Alemania del siglo XIX fuera retornada para zanjar un litigio llevado a los
tribunales judiciales por la negación parlamentaria de aprobar el Presupuesto 57.
Ante tal situación, la respuesta doctrinaria -vigente hasta hoy- propuso la
imposibilidad de fiscalización de aquellas fases procedimentales que se
desarrollan íntegramente en el interior del Parlamento, impidiendo la
intervención de los otros Poderes del Estado en el Congreso, sobre todo la
exclusión del control jurisdiccional. Solo podrá argumentarse su control si hay
lesión de un derecho fundamental dentro del procedimiento 58, por lo que un
límite a esta salvaguardia congresal puede ser encontrado en la acusación
constitucional y la sanción por infracción explicada supra, más aún si evita la
afectación del debido proceso parlamentario 59.
que tuvo eco en el artículo 182 de la Constitución de 1979], incluye cualquier recinto
parlamentario [sección 7 de las Reglas de la Cámara de Representantes filipina], y además "su
domicilio, residencia o habitación, que no podrán ser allanados en ninguna circunstancia" así
como "los vehículos de su uso particular y a las oficinas de uso parlamentario" [artículos 17.a
de los Reglamentos de las Cámaras de Diputados y Senadores bolivianas].
62
En España no se protegen los votos, según el artículo 71.1 de la Constitución
63
Tal como ocurre en Alemania, Bélgica, Dinamarca, Países Bajos, Gran Bretaña y Estados
Unidos.
64
En el Código Penal teutón se prescribe que las reseñas fieles a la verdad sobre las sesiones
públicas de los órganos legislativos, o de comisiones, están exentos de toda responsabilidad.
En otras oportunidades, solo se ha restringido la protección constitucional "en sesiones de sala
o de comisión" [artículo 58 de la Constitución chilena].
65
Así se ha llegado a sustraer de toda acción judicial, los discursos pronunciados en las
Cámaras, así como los informes y piezas impresas en ellas [Ley de Imprenta gala de 1819].
Además, tras la acusación, en una sesión de la Camera dei Deputati, de un miembro a otros
dos por la suplantación en su votación a dos colegas suyos, la Corte Costitucionale declaró que
dicho hecho correspondía a la posición institucional de las Cámaras, justificándose la
sustracción de la materia en virtud de la internrr corpons [Sentenzaitaliana 379, de 1996].
66
Históricamente, la protección se ha centrado en el "desempeño de su cargo" [artículo 17 de la
Constitución de 1839], en el "desempeño de su comisión" [articulas 57 de la Constitución de
1823; y, 45 de la de 1834] o, como se dice hasta ahora, en el "ejercicio de sus funciones"
[artículos 80 de la Constitución de 1920; 176 de la de 1979; y, 17 del Reglamento del
Congreso].
institución representativa, al requerirse que sea levantada la inmunidad,
inviolabilite o inviolabilita del parlamentario, para iniciar su juzgamientd46).
Sin duda tiene su fundamento en procurar la afirmación de los derechos de las
minorías y de las oposiciones en sus enfrentamientos con las mayorías y los
oficialismos.
Con el fin de asegurar un sistema de igualdad ante la ley 67, y siguiendo la
capacidad jurisdiccional del sistema judicial 68, la inmunidad debe ser
interpretada restrictivamente, evitando la arbitrariedad parlamentaria y la
utilización política del proceso penal 69. Partiendo del freedom from arrest, con
antecedentes ya en el siglo XV, en Inglaterra se exigía de arrestos a los
parlamentarios -inclusive, a su familia y servidores por la comisión de delitos
civiles con pena de prisión. Esta figura desaparecida en 1838 permitió que en
Estados Unidos se empezara a impedir el arresto de los parlamentarios, y en la
Francia revolucionaria, se comenzara a sugerir que el proceso judicial
requeriría una acusación por parte del Parlamentd 70.
67
Sobre todo por su condición política [artículo 2.2 de la Constitución]
68
Pese a que "la potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder
Judicial" [artículo 139.1 de la Constitución], el Congreso autoriza el juzgamiento previamente
sin requerir opinión alguna de los tribunales, a diferencia de lo que se prescribía en el artículo
55 de la Constitución de 1867.
69
El fin es que el congresista quede en "suspenso del ejercicio de sus funciones legislativas, y
sujeto al Juez competente" [artículo 19 de la Constitución de 1839] o no dejarlo salir del país
[artículo 48 de la Constitución sueca].
70
La protección incluía desde su proclamación electoral, pasando por la legislatura que formen
parte y hasta un mes de concluido este (Decreto de 26 de junio de 1790, que dará lugar a la
Ley de 13-17 de junio de 1791].
Sobre el grado de protección, se ha dicho que esta tendrá vigencia genérica pues sus
opiniones no podrán ser quebrantadas "en ningún tiempo ni caso" [artículo 128 de la
Constitución gaditana de 1812] o simplemente "en ningún tiempo" [artículo 45 de la
Constitución de 1834]. Respecto a este tema, más clara es la experiencia comparada, donde
surte efecto "en todo tiempo, durante y con posterioridad a su mandato" [artículos n.a de los
Reglamentos de las Cámaras de Diputados y Senadores bolivianas].
71
Por tanto, "no entraña privilegios personales ni beneficios económicos" [artículo 82 de la
Constitución cubana].
72
Para e! Tribunal Constitucional, su cometido es "garantizar la libertad e independencia de la
institución" y no "ser convertidos en instrumentos de utilización según criterios de oportunidad
política" [fundamento 2 de la sentencia, Exp. N° 340-98-AA/TC], para evitar "perturbar e! debido
funcionamiento de! Congreso o alterar su conformación" [fundamento 5 de la sentencia, Exp.
N° 0006-2003-AI/TC, de diciembre de! 2003].
extensión74. Es también interesante señalar cuál es el espacio temporal en que
la inmunidad surte efecto, y la respuesta es muy escueta pero igualmente clara:
desde cuando se produce la elección del congresista 75 hasta un mes después
de dejado el cargo76.
82
Igualmente se ha llegado a pretender los "dos tercios de votos del total de sus miembros
titulares", como en los artículos 53.7 de la Constitución brasilera y 17.b de los Reglamentos de
las Cámaras de Diputados y Senadores bolivianos.
83
Específicamente, "usar hasta 60 minutos en su defensa" [artículo 16 del Reglamento del
Congreso].
84
La observancia del debido proceso y de la tutela jurisdiccional [artículo 139.3 de la
Constitución] sí ha sido exigida expresamente para el caso de la acusación constitucional
[artículo 100 de la Constitución] .
Respecto al levantamiento de la inmunidad, se ha dicho que es un "impedimento procesal para
la apertura de la instrucción penal, cuya estricta observancia constituye un elemento de
especial importancia del procedimiento preestablecido por la ley y, desde tal perspectiva, como
atributo integrante del derecho al debido proceso" [fundamento 1 de la sentencia del Tribuna!
Constitucional, Exp. N° 1011-2000-HC/TC, de enero del 2001].
85
En el procedimiento, "la comisión oirá al autor o al primer firmante de la solicitud y al diputado
interesado o a! colega a quien haya encargado su representación" [artículo 80.3.del
Reglamento de la Asamblea Nacional francesa].
86
Se ha requerido, en diversas oportunidades, el juzgamiento por parte de los máximos
órganos del Poder Judicial, según se observa en los artículos 53.4 de la Constitución brasilera
o 186 de la colombiana
87
Ha quedado claro que "la garantía de la inmunidad parlamentaria opera solo respecto de
delitos comunes" y no "en el caso de los delitos funcionales" [fundamento 6 de la sentencia del
Tribunal Constitucional, Exp. N° 0006-2003-AI/TC, de diciembre del 2003], tal como lo reconoce
expresamente el artículo 114 de la Constitución uruguaya
88
Existen salvedades por el momento (durante las sesiones de la Asamblea [artículo 69.2 de la
Constitución de Madagascar]), por el ejercicio del cargo (cuando el legislador renuncia a la
inmunidad [artículo l de la Constitución panameña]) o por el tipo de delito cometido (supuestos
"de traición, delito grave -feroz)'- y alteración de la paz" [artículo 1.6 de la Constitución
estadounidense]).
89
Se protege la intervención cuando el delito no es cometido necesariamente en el momento
mismo de la producción del evento, pues no incluirse como supuesto de flagrancia "significaría
que aun existiendo notorias evidencias del hecho punible, después de la perpetración, el
presunto responsable goce aún de libertad" [fundamento 1 de la sentencia del Tribunal
Constitucional, Exp. N° 975-96-HC/TC, de junio de 1998].
Esta se produce "en el momento de la comisión de un crimen" [artículo 191 de la Constitución
dominicana] ya veces es "no afianzable" [artículo 53.1 de la Constitución brasilera].
veinticuatro horas para autorizar el sometimiento a proceso 90, tema que debe
incluirse con prelación en la agenda congresal del orden del día 91.
DOCTRINA
90
Se interviene a fin de que "se autorice o no la privación de la libertad y el enjuiciamiento"
[artículo 176 de la Constitución de 1979].
91
Como parte de las sesiones ordinarias del Pleno del Congreso, el presidente debe dar
prioridad a "los oficios mediante los cuales la autoridad correspondiente pone a disposición del
Congreso a los congresistas que hayan sido apresados en fragrante delito" [artículo 54.c del
Reglamento del Congreso].
Reglamento y funcionamiento del Congreso
Artículo 94
CONCORDANCIAS:
1. Introducción
La configuración del modelo político peruano está concebido en gran parte por
este mismo paradigma racionalista, que se sustenta en la representación de un
orden político derivado de la aplicación de supuestos procesales y mecánicos
de restricción y de control de la voluntad de dominio. Este marco es el que
reconoce la autonomía normativa, económica, presupuestal, y organizacional
del Congreso, así como su condición de órgano que controla el ejercicio del
poder asignado al Ejecutivo y a otros organismos constitucionales autónomos,
que es a la vez objeto de control por el propio Poder Ejecutivo y por los
órganos de control jurisdiccional.
De otro lado, siendo nota característica del Estado que la teoría del mismo
conoce como la unidad, la autonomía de un órgano frente a los demás supone
un rasgo de inconsistencia. El poder del Estado es unitario. No admite la
concurrencia segregada de cubículo s o ficheros de poder autónomos unos
frente a otros. Hay inconsistencia cuando la teoría del Estado que sustenta al
Estado peruano se basa en el rasgo unitario de su naturaleza, pero la teoría del
régimen de gobierno se sustenta en la autonomización competencial de los
órganos del Estado. La inconsistencia del modelo constitucional es un rasgo
que resulta de la inadecuada conceptuación del fenómeno del poder, que
concluye en la superposición de dos modelos distintos, el de la teoría del
Estado de origen europeo continental, y la doctrina de la separación de
poderes, según la práctica de la teoría americana de gobierno. El efecto
práctico es la ineficiencia operativa del modelo constitucional, al que se exigirá
unidad en la acción coordinada de los órganos del Estado, pero del que se
esperará a la vez el ejercicio autónomo y sin dependencia de un órgano frente
a otro.
La teoría continental europea del Estado guarda afinidad con un modelo
parlamentarista, en el que se integran Parlamento y Gobierno en una unidad de
dirección que el Parlamento legitima en la relación fiduciaria que mantiene con
el gabinete; en tanto que la doctrina de la separación de poderes, en su
vertiente americana, está emparentada con el modelo presidencial de división
del poder, en un marco de controles recíprocos de órganos independientes sin
visión de unidad ni de dirección monopólico de uno respecto de los demás. El
régimen de gobierno peruano agrega aspectos de una y otra teoría y doctrina, y
define un modelo de relaciones entre Congreso y Gobierno que tiende al
entrampamiento, al bloqueo y rigidización entre ambos por el exceso de
simetría funcional.
Por esta razón no resulta difícil percibir cómo la calidad del Reglamento del
Congreso y, más aún, su aplicación práctica en cada caso concreto, incidirá
finalmente en la calidad del régimen republicano y democrático del país. La
condición constitucional del Reglamento del Congreso requiere el uso
políticamente correcto de sus principios, valores y preceptos por los actores de
los procesos parlamentarios. Razón adicional para reparar en la seriedad del
proceso electoral el que, si bien no toma sino un par de minutos expresar la
preferencia del elector por un candidato en las urnas, tiene efectos que duran
no menos de cinco años (considerando que las leyes que se aprueban en un
periodo tienen duración y vigencia mayor por el que son electos los
representantes) y alcanzan a todo el país (habida cuenta que es una
característica esencial de la ley su universalidad y generalidad, según se
deduce del precepto constitucional que dispone que pueden expedirse leyes
especiales porque así lo exige la naturaleza de las cosas, pero no por la razón
de la diferencia de las personas).
La última es una de las razones por las que el Tribunal Constitucional debe
respetar ciertos límites en su capacidad de revisar la constitucionalidad de
preceptos o disposiciones específicas del Reglamento del Congreso. El límite
que tiene el Tribunal es que si bien es un órgano con plena capacidad para
dirimir sobre la constitucionalidad de las leyes, no tiene la plenitud de esta
misma competencia respecto de la constitucionalidad de los propios preceptos
constitucionales que reforma total o parcialmente el Congreso ni, por lo tanto,
en armonía con la doctrina del bloque de constitucionalidad que integra el
Reglamento del Congreso, aquellos otros a los que define o interpreta de modo
inmediato el Congreso cuando se da su Reglamento.
En efecto, del número legal debe descontarse, para empezar, a los miembros
titulares y suplentes de la Comisión Permanente que participaron en el debate
que concluye en que hay mérito para la acusación ante el Pleno (número que,
según el artículo 101 de la Constitución puede llegar a 30 titulares, además de
los suplentes, y que en la práctica en los casos en que ha debido descontarse
el número de los que efectivamente conocen o participan en un procedimiento
de acusación constitucional puede ser de alrededor de 20 a 25 congresistas);
debe descontarse además de los miembros electos de la Comisión
Permanente, a los miembros natos, que son los 6 integrantes de la Mesa
Directiva, que son parte de la Comisión Permanente (el artículo 42 del
Reglamento del Congreso señala que el Presidente del Congreso preside la
Comisión Permanente, y que los Vicepresidentes de la Comisión Permanente
son los Vicepresidentes del Congreso); debe descontarse a los miembros de la
Subcomisión de Acusaciones Constitucionales (cuyos integrantes por mandato
del Reglamento son 10); debe descontarse a los congresistas que acusan, en
caso el pedido haya sido iniciado por representantes al Congreso (número
indefinido); debe descontarse a los congresistas suspendidos (dos); debe
descontarse a los congresistas con licencia oficial (como el caso de los
congresistas con cartera ministerial o invitados oficialmente como delegados
del Congreso en una misión al exterior); deben descontarse otras licencias de
derecho (que pueden llegar a ser hasta el 20% del número legal, y que incluye
las licencias por motivos personales como las relativas a razones de salud
tramitadas regularmente y las de carácter pre y posnatal); debe descontarse a
los congresistas con licencia de hecho (según el Reglamento cabe considerar
como licencia los casos de ausencia para cumplir funciones de representación
fuera de la capital de la República, y los relativos a imposibilidad de asistir por
razones de salud que se lo impidan); debe descontarse también las
autorizaciones concedidas para sesionar simultáneamente en Comisiones
mientras se desarrolla una sesión del Pleno [supuesto previsto en los artículos
'89 inciso e); 51, cuarto párrafo; y 54 inciso a) del Reglamento del Congreso]; y,
por último, debe descontarse a los congresistas ausentes sin licencia (esto es,
los únicos casos de inasistencias injustificadas).
Además de estos casos en los que no hay posibilidad de expresar voto, la lista
debe incrementarse con la de los congresistas que, estando presentes en el
debate y aptos para votar, optan por no votar; debe incrementarse con los
congresistas que en el acto de votación se abstienen en ejercicio del derecho
que les reconoce el Reglamento; y debe incluirse a los congresistas que votan
en contra. Era el conocimiento de estas contingencias las que determinaron de
manera acostumbrada y comprobadamente uniforme en la práctica
parlamentaria el uso de la fórmula general para decidir si haya no lugar a la
formación de causa.
Para que se perfeccione la voluntad del Pleno se pasa, sin embargo, por un
proceso. El proceso supone una etapa postulatoria; otra deliberativa y
negociadora; y una final resolutiva.
5.2.1. Etapa postulatoria. Naturaleza política y criterios de postulación
Una de las razones por las que los picos de insatisfacción y descontento
respecto de los logros del Congreso es tan baja, es porque tanto el periodismo,
la opinión pública, como los analistas invisten a los representantes de una
condición humana diferente a la que tiene el electorado que los prefiere como
sus representantes. En realidad, la calidad de los representantes, sus virtudes,
sus competencias y sus habilidades solo son una muestra de la población. Hay
casos en los que la muestra describe una mejor representación que otros, pero
nada garantiza que ese sea el caso. No es matemáticamente factible que las
capacidades y afinidades políticas, emocionales o profesionales de los
representantes sean invariablemente mejores que las capacidades y afinidades
de quienes los eligen. Finalmente la elección no es un fenómeno exento de
azar y de riesgo, pero el juego electoral no está diseñado para que los
electores realicen la mejor de las elecciones posibles en beneficio para el país.
En todo caso, el acto de sufragio no puede ser mejor que la información que se
les transmite y de que disponen los electores. Los electores, por lo demás, no
tienen capacidad para discriminar críticamente esta información. Para hacerlo
debieran tener la posibilidad de saber más que los medios de comunicación y
la propaganda electoral dejan saber. De ahí finalmente que el acto electoral sea
más un acto azaroso que expresión de una preferencia y de una decisión
racionalmente adoptada. En este contexto, no resulta poco razonable afirmar
que los congresistas no son elegidos por su especialización en un ámbito del
conocimiento o de la experiencia, y menos que las comisiones a las que
pertenecen estén integradas por representantes especializados en la materia
propia de esa competencia.
Quienes postulan a una comisión ordinaria asumen el compromiso y la
responsabilidad de aplicar su formación y experiencia en la especialidad de la
comisión o, de lo contrario, ganar y desarrollar experiencia y conocimiento en la
materia a que se dedica la comisión a que pertenecen. Si ocurre que la
profesión de los congresistas, o el espacio en el que tienen calidad de
especialistas o expertos, es a fin o connatural a la comisión en la que sean
incorporados, tal condición es una ganancia general adicional. Pero la razón de
ser del sistema de comisiones, no empecé que se declare que su finalidad es la
especialización, es básicamente distribuir el trabajo parlamentario
proporcionalmente entre los miembros de los grupos parlamentarios que se
postulan.
La división de las comisiones por temas no obedece a que los congresistas
sean expertos seleccionados mediante un concurso público de méritos en las
elecciones generales. La elección de representantes no se hace en vista de la
integración de las comisiones ordinarias. Este es un aspecto secundario que se
sigue de la incorporación en el Congreso.
Una vez que los congresistas han cumplido con expresar sus preferencias,
corresponde que los coordinadores de los grupos parlamentarios preparen sus
propuestas corporativas ante la Junta de Portavoces. El solo hecho de la
expresión de preferencias, como se verá, no basta para que se reconozca a un
congresista la pertenencia a una comisión. Cada grupo tiene un conjunto de
propuestas que negociar en el cupo limitado del número de comisiones, del
máximo de congresistas por comisión, y del cupo que corresponde a cada
comisión en el total de comisiones en general y el número singular de
congresistas por grupo en cada comisión.
Según el inciso 1 del artículo 31-A del Reglamento del Congreso, corresponde
a la Junta de Portavoces la elaboración del cuadro de comisiones, para su
aprobación por el Consejo Directivo y, posteriormente, por el Pleno del
Congreso. La elaboración del cuadro de comisiones es una misión que
comprende varias tareas: establecer su número de Comisiones, el número de
integrantes, la asignación de puestos directivos de cada comisión según la
proporción y preferencias de cada grupo parlamentario, y la distribución de los
congresistas en los cupos disponibles por cada grupo. El propósito es llegar a
una decisión en la que quede reflejada la pluralidad de tendencias agrupadas
en el Congreso, tratando de alcanzar la mayor proporcionalidad posible entre
las agrupaciones.
El principio a partir del cual se desarrolla la dinámica que concibe los puestos
directivos en las comisiones ordinarias como una tendencia hacia la que
tienden los grupos parlamentarios de manera compulsiva, es la urgencia de los
propios grupos parlamentarios de afirmar la capacidad directiva de una alianza
que llega a la Mesa Directiva del Congreso. Por lo tanto, las mayorías
insuficientes para dirigir el Congreso favorece la ampliación de cuotas tanto
entre los puestos directivos en la Mesa Directiva, que llega a esa posición
como consecuencia de las alianzas formadas en un Congreso
multipartidarizado, como entre los puestos directivos disponibles y por crear
entre las directivas de las comisiones ordinarias. La lógica así creada incentiva
tanto el mayor número de cargos en la Mesa Directiva del Congreso como el de
cupos repartibles entre los cargos directivos en las comisiones ordinarias.
No es difícil ver que el asunto del número y composición de las comisiones del
Congreso no es una materia intrascendente. Es vital para la organización
eficiente del trabajo parlamentario que el número de comisiones sea el
adecuado para que las decisiones sean suficientemente estudiadas y
conocidas por los integrantes de la Comisión, y también para que el debate y
las mismas decisiones cuenten con el compromiso cierto y vinculante de los
grupos parlamentarios apropiadamente representados en cada comisión.
¿Qué corresponde hacer para que las opiniones de las comisiones integren la
diversidad de concepciones de los grupos parlamentarios? Lo central es que
cada grupo tenga asegurado un nivel con fiable de representatividad en cada
comisión. Si los grupos no están bien representados los productos de la
comisión serán propuestas frágiles y parciales. Un producto de esta naturaleza
no es útil al Pleno. El Pleno requiere alternativas en las que la discusión de
posiciones de grupos parlamentarios haya sido adecuadamente cubierta.
En cuanto a los criterios que sirven para agrupar a las comisiones, se toma en
cuenta la carga de trabajo relativa de cada comisión, la cantidad de horas
sesionadas en un periodo legislativo, el número de dictámenes producido, y la
mayor o menor similitud temática entre comisiones.
Si bien la aprobación del Pleno tiene fuerza vinculan te para cada comisión y
para los grupos parlamentarios, puede ocurrir, no obstante, que la elección que
realizan las comisiones ha (ya) alterado la proporción de la distribución
acordada por el Pleno. La contradicción y desconocimiento del acuerdo del
Pleno es un supuesto y una materia cuya ocurrencia ni resolución tiene
previsión en el Reglamento del Congreso. Se trata de la posible colisión entre
dos fuentes de creación de una obligación corporativa, del acuerdo del Pleno
respecto de la distribución proporcional de cargos directivos en comisiones, y
de la voluntad autónoma de cada comisión para elegir de su seno a los
congresistas que ocuparán un cargo directivo.
De haber sido así que los grupos parlamentarios hubieran discrepado con lo
resuelto en comisiones, el asunto habría sido impugnado y llevado al Pleno
para discusión. La inacción de los grupos parlamentarios respecto de los
acuerdos de las comisiones convalidó la decisión tomada en estas y dejó sin
efecto el acuerdo del Pleno. Este hecho deja ver en qué medida es que los
grupos parlamentarios pueden ser considerados com6 órganos del Congreso
con capacidad para influenciar y resolver en materias de organización y
procedimientos parlamentarios. 'La facultad de convalidar o rectificar lo que
acuerden otros órganos del Congreso, sea el Pleno o las comisiones, ha sido
efectivizada por los grupos parlamentarios que son, en fin de cuentas, los
directamente afectados con la manera en que se altere o modifique la
resolución del Pleno en el proces6de integración de las comisiones durante el
proceso de elección.
Siendo así que la norma parece contar con niveles razonables de aceptación,
queda claro que el requisito para constituir grupo parlamentario en la República
tiene sentido a nivel corporativo y es funcionalmente adecuado. Sin embargo,
el requisito de número no basta para que el grupo tenga garantizada su
existencia y reconocimiento reglamentario. El Reglamento del Congreso señala
que los grupos necesitan registrarse ante Oficialía Mayor, que para este efecto
centraliza la inscripción y administra el proceso de formación, modificación y
extinción en el estatuto de cada grupo. El propio Reglamento no prevé como
exigencia para la inscripción de los grupos parlamentarios la adopción de un
documento societario, quedando por tanto en libertad cada uno de organizarse
de modo formal o no. Cada grupo está en libertad de acordar el modo y período
de elección de sus directivos, portavoces u otro tipo de autoridad corporativa; el
plazo de sus mandatos; los poderes y el alcance del carácter vinculante de las
posiciones que exprese según la materia o el órgano en el que se manifieste; el
tratamiento del disenso y la disciplina interna; o los métodos de participación en
sus acuerdos y de adopción de sus decisiones.
Según el Reglamento del Congreso el Consejo Directivo está integrado por los
representantes de los grupos parlamentarios elegidos por su respectivo grupo
(artículo 30); la Junta de Portavoces está compuesta por un portavoz por cada
grupo parlamentario, quienes tienen un voto proporcional al número de
miembros que componen su bancada (artículo 31-A); y, la Comisión
Permanente, es conformada guardando proporcionalidad de /os representantes
de cada grupo parlamentario (artículo 42). Además, el propio Reglamento del
Congreso indica que la distribución de las directivas de las comisiones respeta
la proporcionalidad de /os grupos parlamentarios que componen el Congreso.
Por lo tanto, solo quienes son miembros de un grupo parlamentario pueden
acceder a puestos de decisión y coordinación de la dirección de la agenda, del
trabajo, y del trámite de los procedimientos parlamentarios.
Con el objetivo de que cada grupo esté representado es preciso que a cada
miembro del grupo le toque representarlo ante los órganos del Congreso en los
que los grupos tienen representación. Uno de los puestos del grupo es el de la
condición de portavoz. En otros regímenes parlamentarios el portavoz es el
presidente del grupo parlamentario y tiene a su cargo el liderazgo y dirección
del grupo.
En la práctica ocurre que los portavoces son elegidos con periodicidad anual y
rotativo, y que los principales líderes tienen mayor presencia como portavoces
en el Consejo Directivo y en la Junta de Portavoces, así como cuando se
debate la investidura, una interpelación o una censura. Los portavoces ante las
comisiones ordinarias son por lo general aquellos congresistas que se
identifican como interesados o conocedores en un tema que les es afín o que
es propio de su experiencia o profesión. Los profesores o ex ministros de
Educación, por ejemplo, se agrupan en la Comisión de Educación; los ex
militares en la Comisión de Defensa; los médicos en la Comisión de Salud; los
dirigentes étnicos en la Comisión Agraria o de asuntos étnicos; los ex alcaldes
en la Comisión de Descentralización; los economistas o empresarios en la
Comisión de Economía o de Presupuesto; y los contadores en la Comisión de
Presupuesto y Cuenta General. Pero esta no es una regla fija, en particular a
partir de la consideración que hay materias respecto de las cuales no hay
profesionales del área, como en la Comisión 'de Relaciones Exteriores, en la
que debieran registrarse los representantes que hubieran pertenecido al
servicio diplomático, o quienes hubieran sido ex cancilleres.
A partir del autogolpe de 1992 se genera una actitud contraria a las tradiciones
políticas, lo cual afectó la estructura que existió en la Cámara de Diputados, en
la que se afirmaban la virtud, la disciplina y la tradición política e institucional
europeas.
Convenía al proyecto político iniciado en 1992 la desestructuración de un
cuerpo formado en la vivencia de valores institucionales y en la dinámica de
una burocracia identificada con los horizontes del Estado Constitucional de
Derecho. En consecuencia con ese proyecto se procedió a quebrar la tradición,
el orden y disciplina en que se educó el personal de la Cámara de Diputados,
para permitir y facilitar la consolidación del personal del Senado, proclive más
al aprendizaje y práctica de la sujeción a la voluntad política de los
representantes, que a la afirmación del derecho y de la racionalidad
organizacional. La virtud del servicio parlamentario, de esta manera, derivó en
el vicio institucional mediante el cual la voluntad política de la representación se
constituye en árbitro del servicio estatal, en exclusión y desconocimiento del
sentido propio de una estructura institucional encargada de garantizar la
permanencia de las normas y procedimientos del Parlamento, los cuales
expresan la institucionalidad parlamentaria.
DOCTRINA
Artículo 95
CONCORDANCIAS:
1. Antecedentes
Un estudio detenido del tema que ahora nos ocupa requiere de la precisión de
algunos conceptos y categorías jurídico-constitucionales en orden a obtener su
cabal comprensión. En tal sentido, es imperioso el análisis del (a) significado
del mandato parlamentario, (b) la relación -si ella existe- entre la
irrenunciabilidad del mandato legislativo y las prerrogativas parlamentarias, y
(c) la conveniencia o no de mantener la irrenunciabilidad al mandato legislativo.
96
CHIRINOS SOTO, Enrique. Constitución de 1993: lectura y comentario. 2" edición. Nerman
S.A., Lima, 1995, p. 163
97
ÁLVAREZ CONDE, Enrique. Curso de Derecho Constitucional Vol. II. 4" edición, Tecnos,
Madrid, 2003, pp. 74 Y ss
98
TORRES DEL MORAL, Antonio. Pasado y presente del Parlamento. En: MORA-DONATO,
Cecilia (coordinadora). "Relaciones entre gobierno y Congreso". UNAM, México D.F., 2002, p.
612.
99
FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. Partidos políticos, representación parlamentaria e
interdicción del mandato imperativo. En: AA.vv. "El Poder Legislativo en la actualidad". UNAM,
México D.F., 1994, ! p.288
100
BISCARETII DI RUFFIA, Paolo. Derecho Constitucional 3" edición, Tecnos, Madrid, 1987, p.
284
Estos principios han proyectado sus consecuencias hasta nuestros días; por
eso no debe causar mayor asombro que el principio del mandato representativo
y el principio de prohibición del mandato imperativo hayan sido acogidos en la
Constitución de 1993 (artículo 93), la cual ha establecido que los congresistas
representan a la nación y no están sujetos a mandato imperativo. Bajo estas
precisiones, se puede afirmar que la auténtica dimensión del mandato
parlamentario no es otra que la relación que existe entre los representantes y
los representados, y cuyo contenido se manifiesta en que los parlamentarios
representan a toda la nación y no están sujetos a mandato imperativo 101; pero
además, el mandato parlamentario ha de ser entendido como una relación
constitucional en el tiempo, como soporte jurídico-instrumental de un proceso
político y cíclico de legitimación democrática directa 102.
101
ALONSO DE ANTONIO,]osé; ALONSO DE ANTONIO, Ángel. Derecho Parlamentario. J. M.
Bosch Editor. Barcelona, 2000, pp. 81-82.
102
CAAMAÑO DOMÍNGUEZ, Francisco. El mandato parlamentario. Publicaciones del Congreso
de los Diputados. Madrid, 1991, p. 96; FERNÁNDEZ RIVEIRA, Rosa. El voto parlamentario.
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2003, pp. 87-96
103
BALAGUER CALLEJÓN, Francisco (coordinador). Derecho Constitucional. Volumen n.
Tecnos, Madrid, 1999, pp. 364-365
104
SANTAOLALLA LÓPEZ, Fernando. Derecho Parlamentario español. Editora Nacional,
Madrid, 1983, p.83
105
La mayoría de ordenamientos constitucionales prevé la potestad de los parlamentarios a
renunciar al cargo. Así, la Ley Fundamental de Bonn de 1949 no lo impide, tampoco la
Constitución italiana de 1947, ni la Constitución de Francia de 1958. Entre nosotros, permiten la
renuncia de los parlamentarios, la Constitución de Bolivia (artículo 57), Paraguay (artículo 190),
Guatemala (artículo 170), Argentina (artículo 51), El Salvador (artículo 131), Uruguay (artículo
77), entre otras.
congresistas; muy por el contrario, puede llegar a convertirse en un obstáculo
innecesario y hasta contraproducente, como se analizará en el siguiente
parágrafo.
Pero los supuestos referidos anteriormente no son los más graves que se
derivan de la irrenunciabilidad del mandato parlamentario. Obligar a un
parlamentario que ha sido descalificado, por su actuar irresponsable, corrupto o
antidemocrático, tanto por su propio partido político o por el grupo
parlamentario al cual pertenece, así como por la opinión pública, lejos de
contribuir al fortalecimiento del propio Parlamento, puede ahondar la brecha
existente entre representantes y representados, cuando no afectar la propia
legitimidad del Parlamento. En ese orden de ideas, la irrenunciabilidad del
mandato parlamentario, en vez de ser un mecanismo llamado a salvaguardar la
independencia del Parlamento, en general, y la de los parlamentarios, en
particular, se puede convertir en un boomerang con la fuerza suficiente para
afectar la institucionalidad y legitimidad del Parlamento.
106
RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la Constitución Política del Perú de 1993. Tomo 4,
Fondo Editorial de la PUCP. Lima, 1993, p. 99.
107
RUBIO CORREA, Marcial y BERNALES BALLESTEROS, Enrique. Constitución y sociedad
política. Mesa Redonda Editores, Lima,1985, p. 323
El derecho de todas las personas a acceder a cargos públicos representativos
ha sido consagrado por la Constitución de 1993 en su artículo 31. El contenido
esencial del mismo estriba "en el acceso igualitario a las funciones y cargos
públicos de carácter representativo, al mantenimiento en el mismo sin
perturbaciones ilegítimas y a cesar libremente en el cargo mediante un acto de
voluntad plenamente disponible para el representante público electo" 108. En
consecuencia, se puede afirmar que el derecho a renunciar a un cargo público
representativo forma parte del derecho de acceder al mismo.
5. A modo de conclusión
108
CANO BUESO, Juan. La renuncia al cargo público representativo. En "Corts. Anuario de
Derecho Parlamentario", N° 4 extraordinario, Publicaciones de las Cortes Valencianas,
Valencia, 1997, p. 79.
109
GUTIÉRREZ RODRÍGUEZ, Francisco. Renuncia al cargo público representativo,
desistimiento y disciplina de partido. Una nueva solución jurisprudencial. En "Debates
Constitucionales, Revista Electrónica de Derecho Constitucional", N.o 1, Madrid, 1999, p. 6.
(http://constitucion.rediris.es/revista/dc/ DC_Sup.html).
110
MINISTERIO DE JUSTICIA. Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional
del Perú. s/ e, Lima, 2001, p. 54. En el Anteproyecto de Ley de Reforma de la Constitución el
artículo 160 señaló que "el mandato parlamentario es irrenunciable" y, como texto alternativo se
propuso que "el mandato parlamentario es renunciable. La renuncia se presenta por escrito y
debe ser aceptada por el Congreso". Cfr. CONGRESO DE LA REPÚBLICA. Anteproyecto de
Ley de Reforma de la Constitución. Edición oficial, Lima, 2002, p. 87. Lamentablemente, en el
Proyecto de Ley de Reforma de la Constitución, se recogió en el artículo 143 como propuesta
final que el "el mandato parlamentario es irrenunciable", y que finalmente fue aprobada por el
Congreso con 78 votos a favor, ninguno en contra y 8 abstenciones. Cfr., respectivamente,
CONGRESO DE LA REPÚBLICA. Proyecto de Ley de Reforma de la Constitución. Edición
oficial, Lima, 2002; Memoria de la Comisión de Constitución, Reglamento y Acusaciones
Constitucionales. Periodos 2001, 2002, 2003. Edición oficial, Lima, 2003, p. 98
111
BERNALES BALLESTEROS, Enrique (con la colaboración de Alberto Otárola). La
Constitución de 1993. Análisis comparado. 4" edición. Constitución y Sociedad ICS-Rao
Editora, Lima, 1998, p.452
El mandato parlamentario es la relación que existe entre los representantes y
los representados y su contenido está determinado por el principio del mandato
representativo (según el cual, los parlamentarios representan a toda la nación)
y por el principio de prohibición del mandato imperativo. Lo cual implica que los
congresistas no están sujeto a los dictados e injerencias que pudieran
pretender sus electores)112.
El contenido del artículo 95 quiere decir que, una vez electo el parlamentario,
este no puede renunciar unilateralmente y, por ende, está obligado a
desempeñarse en el cargo por el periodo para el cual fue elegido; con ello, la
posibilidad de renuncia al cargo representativo queda absolutamente proscrita.
112
Sin embargo, a pesar de no ser un tema que ahora nos atañe, no podemos dejar de advertir
la crisis en la que actualmente han entrado ambos principios. De ahí que se haya señalado que
"seguir hablando, por ejemplo, de mandato representativo, cuando todos sabemos que los
diputados obedecen las órdenes de los partidos, o continuar sosteniendo que los
representantes representan a la nación y no intereses particulares concretos, equivaldría a
seguir manteniendo un concepto de representación y de democracia representativa que [...]
hace ya tiempo que forma parte de la arqueología constitucional". Cfr. DE VEGA, Pedro.
Democracia, representación y partidos políticos. En: "Pensamiento Constitucional", N° 2, Año
11, MDC-Fondo Editorial de la PUCP, Lima, 1995, p. 20
DOCTRINA
Artículo 96
(*) Texto del párrafo según modificatoria efectuada por la Ley N° 28484, publicada el 05 de abril
de 2005.
CONCORDANCIAS:
1. Breve introducción
Por otro lado, debe servir para lograr información básica para legislar. Por
ejemplo, el análisis de costos y beneficios, que de acuerdo al Reglamento del
Congreso, es un componente ineludible de la ley, requiere datos concretos y
oportunos que permitan tener al legislador una proyección del impacto de la
norma jurídica en elaboración.
Esto obliga, por lo tanto, a una relación más fluida del Parlamento con otros
organismos del Estado. Por ejemplo, para calcular los costos y beneficios de
incrementar el sueldo de los maestros se necesitaría información del Ministerio
de Economía y, a su vez, del Ministerio de Educación. En otro caso, para
dilucidar cuán costoso puede ser flexibilizar la política laboral, se requeriría
conocer información del Ministerio de Trabajo e incluso del Poder Judicial y
Tribunal Constitucional, de cara a saber el tiempo que dedicaría el Estado a
procesos legales que podría acarrear la medida. Ya que solo por ley se pueden
crear tributos, es necesario tener información detallada de la Sunat y del
Ministerio de Economía para vislumbrar el impacto de un tributo por crear,
aunque por lo general la propuesta viene del Poder Ejecutivo. Pero mucho sirve
a la propuesta legislativa el anexo de datos económicos para un mejor debate
parlamentario. La provisión de información también puede servir al caso de la
elaboración de una más eficaz Ley de Simplificación Administrativa. El
113
BERNALES BALLESTEROS, Enrique. La Constitución de 1993: análisis comparado. Cuarta
edición. ICS. Lima, 1998
legislador requeriría datos de las diversas dependencias públicas para calcular
los costos de hacer empresa en el Perú.
La Mesa Directiva del Congreso publica los pedidos de los Congresistas y las
respuestas de los Ministros o funcionarios requeridos en un boletín trimestral
especial, que también difunde las preguntas, respuestas y repreguntas
producidas en las estaciones de preguntas y respuestas del último trimestre.
DOCTRINA
Artículo 97
CONCORDANCIAS:
C: arts. 2 incs. 5),6),7),94,96,102 inc. 2), 139 incs. 2) y 3), 200 inc. 3);
C.C: arto 14;
C.P.: arts. 154, 369;
C.P.C.: arto 239;
T.U.O. Rgmto.Congreso: arts. 5, 35, 88 incs. a), b), d), e);
Ley 27806: arto 18;
C.A.D.H.: arto 8.1;
D.U.D.H.: arto 10;
P.I.D.C.P.: arto 14
En la actualidad, tras casi diez años durante los cuales se vivió con un
Parlamento sometido al Poder Ejecutivo que no pudo conformar comisiones
investigadoras, el Congreso democrático ha recuperado esta capacidad. Es
necesario precisar que estas comisiones no son tribunales de justicia y, por lo
tanto, no tienen la facultad de imponer sanciones. De esa manera, los jueces
no están obligados por los resultados de la investigación parlamentaria. Sin
embargo, cuando se detectan indicios de delitos, el Congreso puede advertir a
las instituciones competentes para que investiguen.
114
SANTAOLALLA, Fernando. El parlamento y sus instrumentos de información. Editoriales de
Derecho Reunidas, Madrid, 1982, p. 152.
Si bien sus conclusiones no son vinculantes para el Poder Judicial, las
comisiones investigadoras tienen poderes coercitivos similares a los judiciales,
como es la comparecencia obligatoria y los informes, testimonios, interrogantes
o documentos que demanden. Estas atribuciones son válidas en el sentido que
para la eficacia de la investigación y para satisfacer la misión política de
fiscalizar se hace necesario recurrir a mandatos y exigencias de carácter
judicial. Es necesario señalar que, pese a que los requerimientos coinciden con
los judiciales, la única sanción parlamentaria es la política, transfiriendo al
Ministerio Público o al Poder Judicial los casos cuando encuentra evidencias
que ameritan la intervención de estos.
2. Disposiciones reglamentarias
3. Balance crítico
Desde fines del año 2000, la función fiscalizadora del Congreso adquirió una
inusitada importancia, precisamente por la necesidad de investigar la extensa
red de corrupción descubierta luego del vídeo en el que el ex asesor
presidencial Vladimiro Montesinos aparecía sobornando a un congresista de la
oposición para que se integrara a la mayoría oficialista. La vastedad de la
corrupción significó para el Congreso una gran carga de trabajo. En general,
para el balance, el trabajo de las comisiones investigadoras fue de utilidad para
los procesos anticorrupción abiertos en la vía judicial.
DOCTRINA
Artículo 98
CONCORDANCIAS:
C: arts. 118 inc. 4), 166, 167;
C.A.D.H.: arto 15;
D.D.D.H.: arto 20;
P.I.D.C.P.: arto 21
En este artículo hay dos supuestos que indican la prelación de un poder del
Estado a otro. Así, el Presidente de la República, que es a su vez Jefe
Supremo de las Fuerzas Armadas, está obligado a cumplir con el requerimiento
de seguridad del Congreso. No hay posibilidad del gobernante para dejar
desguarnecido al Parlamento de cualquier amenaza externa o interna a su
recinto. Por el otro lado, los efectivos de las Fuerzas Armadas y Policiales
destacados se someten a la autoridad del Parlamento. Este supuesto deviene
del artículo 169 de la Carta, que establece que las Fuerzas Armadas y Fuerzas
Policiales están subordinadas al poder constitucional.
DOCTRINA
Artículo 100
Acusación constitucional
CONCORDANCIAS:
C: arts. 2 incs. 24).d, 80, 82, 90, 93, 94,100, 101, 104,108, 110, 113 inc. 5),
114 inc. 2), 119, 134 al 137, 156, 161, 15' D.F.T.;
T.U.O.Rgmto.Congreso: arts. 16, 43, 86, 88, 89;
C.P.P: arts. 44 inc. 3), 449, 450, 451;
C.P.Ct.: arts. 8, 25.15; L.O.P.J.: arts. 33,34;
L.O.M.P: arts. 15, 51, 66; L.O.E.: arto 362;
L.O.C.N.M.: arts. 8, 21 inc. e); L.O.T.C.:
arto 18; Ley 27399: arts. 1, 2; C.A.D.H.: arto 8.1;
D.U.D.H.: arto 10;
P.I.D.C.P.: arto 14.1
C: arts. 33 inc. 3),41,99, 113 inc. 5), 114 inc. 2), 117, 139 incs. 3) y 4), 154
inc. 3), 157;
T.U.O. Rgmto. Congreso: arts. 15,16, 25, 55 inc. f), 88 inc. j), 89 inc. i); C.P.:
arto 10;
L.O.P.J.: arts. 33, 34 inc. 4 );
L.O.E.: arto 10 inc. d);
L.O.C.N.M.: arts. 8, 21 inc. e);
L.O.T.C.: arto 18;
C.A.D.H.: arto 8.2;
D.U.D.H.: arto 12;
P.I.D.C.P.: arto 14.2
1. Introducción necesaria
Ambos artículos constituyen una sola unidad, que debe ser analizada en
concordancia con el artículo 39 de la Constitución, referido a la función pública.
Este comienza por dejar claramente establecido que todos los trabajadores y
funcionarios públicos están al servicio de la Nación, como el artículo 931 repite
para los representantes al Congreso de la República. Ocurre sin embargo que
-sobre la base de la jerarquía que señala este mismo artículo constitucional-39-
las responsabilidades de los funcionarios del Estado no son equivalentes. A los
de mayor jerarquía, con el Presidente de la República a la cabeza, se les exige
más y se les trata por ello de una manera diferente en el ámbito de los artículos
99 y 100 que se comenta.
Desde una cierta perspectiva, estos artículos pueden ser vistos como
mecanismos procedimentales para hacer valer prerrogativas como la
inmunidad y el derecho al antejuicio. Sin embargo, también se les debe ver
como una institución constitucional destinada a exigir las mayores
responsabilidades que les corresponde a los altos funcionarios frente a la
115
Vid. Sentencia del Tribunal Constitucional del 1 de diciembre de 2003 recaída en el
Expediente N° 0OO6-2003-AI/TC, con relación a la acción de inconstitucionalidad interpuesta
por 65 congresistas de la República contra el inciso j) del artículo 89 del Reglamento del
Congreso, considerandos 5 y 6. En ellos el Tribunal señala que si bien todos los funcionarios
que gozan del privilegio de la inmunidad están igualmente protegidos por el antejuicio, no todos
los que tienen la prerrogativa del antejuicio gozan 4 inmunidad (esta se extiende únicamente a
los miembros del Congreso y a quienes reciben su mandato por elección del Legislativo como
el Defensor del Pueblo y los magistrados del Tribunal Constitucional).
Nación. En todo caso, como señala García Belaunde 116, ambos artículos
conforman una muestra de que la Constitución rompe el principio del juez
natural y altera el principio de igualdad ante la ley.
Añadiendo el Tribunal:
En línea con lo establecido por el propio Tribunal se concluye que, ante los
casos de acusación por ilícitos penales, el antejuicio se reduce a la habilitación
que decide el Congreso de permitir que la Corte Suprema juzgue y aplique la
sanción penal que le corresponde conforme con la tipificación de delitos
establecida para todos los ciudadanos en el Código Penal. Responde, en
consecuencia, a la existencia de una prerrogativa que, de ser retirada por el
Congreso, habilita la intervención del juez penal. Las funciones que al efecto
cumple el Congreso se asimilan a las del Ministerio Público que acusa y a las
del juez instructor -quien investiga en el modelo inquisitivo que mantenemos en
el Perú y que está pronto a cambiar con la aplicación del Código Procesal
Penal-. Pero allí termina la intervención congresal, pues en materia de delitos,
la función de juzgador es exclusiva y excluyente del Poder Judicial que, en el
caso del artículo 100 de la Constitución, actúa por excepción a nivel de la Corte
Suprema.
"19. (…) el juicio político (es) aquel que permite iniciar un procedimiento a los
funcionarios enumerados en su artículo 99, en razón de las 'faltas políticas'
cometidas en el ejercicio de sus funciones, con la finalidad de 'retirar el poder
de quien hace mal uso de él e impedir que […] pueda ser reinvestido de poder
en el futuro'. (BROUSSARD, Paulo. O impeachment. Editora Saraiva. 2a ed,
1992, p. 77). Al respecto, Bidart Campos refiere que "se lo denomina juicio
'político' [...] porque no es un juicio penal; en él no se persigue castigar sino
separar del cargo; no juzgar un hecho como delictuoso, sino una situación de
gobierno como inconveniente para el Estado" (BIDART CAMPOS, Germán.
Manual de Derecho Constitucional argentino. Ediar, 1986. p. 612).
127
Véase la sentencia del 31 de enero de 2001 de la Corte lnteramericana de Derechos
Humanos: Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre Roca, Rey Ferry y Revoredo Marsano vs.
Pero).
128
) La propia sentencia del Tribunal cita como fuente a los tratadistas Broussard, brasilero, y
Bidal Campos, argentino, este último con larga trayectoria académica en Latinoamérica y el
Perú. En el Perú, Eguiguren Praeli citado más adelante, ha sido quien más ha enfatizado la
autonomía de la figura de la infracción constitucional como distinta a la comisión de delitos de
función.
"20. Esa es la manera como se debe interpretar la previsión constitucional
según la cual está permitido acusar a los referidos funcionarios públicos por
"infracción de la Constitución". Y es que toda falta política en que incurran los
funcionarios que componen la estructura orgánica prevista en la Carta Política,
compromete peligrosamente el adecuado desenvolvimiento del aparato estatal.
En estos casos, la razón del despojo del cargo no tiene origen en la comisión
de un delito, sino en la comisión de faltas que aminoran, en grado sumo, la
confIanza depositada en el funcionario, la que debe ir indefectiblemente ligada
al cargo que ostenta".
139
Véase los considerandos N°s. 24 y 25 de la sentencia del TC de 1 de diciembre de 2003
140
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha dejado claramente establecido en su
jurisprudencia que si bien e! artículo 8 de la Convención Americana se titula "Garantías
Judiciales", su aplicación no se limita a las garantías judiciales en sentido estricto sino al
conjunto de requisitos que debe observarse en las instancias procesales a efectos de que las
personas estén en capacidad de defenderse "ante cualquier acto del Estado que pueda
afectados", lo que a nuestro criterio incluye e! caso de! procedimiento parlamentario motivado
por acusación de infracción a la Constitución en e! marco de los artículos 99 Y 100 de la
Constitución. En este orden de ideas, es relevante lo que ha dicho la Corte Interamericana en
esta materia no solamente en la sentencia internacional tantas veces citada en este
comentario, sino en la proferida e!2 de febrero de 2001 en e! caso Baena Ricardo y otros contra
e! Estado de Panamá. Véase asimismo la definición de debido proceso de Rey Cantor en: REY
CANTOR, Ernesto. Ob. cit., p. 532
141
El Capítulo X de la Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de! 31 de
enero de 2001 está íntegramente dedicado a analizar la violación al artículo 8 (garantías
judiciales) de la Convención Americana de Derechos Humanos, así como e! Capítulo XI lo está
a la violación del artículo 25 de! mismo instrumento internacional (protección judicial),
consignando los argumentos en esta materia de la Comisión y las consideraciones que sobre
ellos retiene la Corte en e! párrafo 110 de la sentencia en que se concluye que "e! Estado violó
los artículos 8 y 25 de la Convención Americana en perjuicio de los señores Manuel Aguirre
Roca, Guillermo Rey Terry y Delia Revoredo Marsano, por lo que puede concluirse que no ha
cumplido con su deber general de respetar los derechos y libertades reconocidos en aquella y
de garantizar su libre y pleno ejercicio, como lo dispone e! artículo 1.1 de la Convención"
Otra de las anomalías que se han presentado en relación con la institución de
la acusación constitucional y las sanciones políticas en ella concebidas ha sido
la votación requerida para la aplicación de estas. En numerosas ocasiones la
votación por mayoría simple ha dado lugar a la destitución, u otras sanciones,
como ocurrió en el tan citado caso de la injustificada destitución de los
magistrados del Tribunal Constitucional. Al respecto, se advierte en la sentencia
del 1 de diciembre de 2003 que, a juicio del colegiado constitucional, la omisión
de la votación necesaria para la aplicación de sanciones "puede desencadenar
aplicaciones irrazonables142 de estas, por lo que el Tribunal Constitucional opta
por exhortar al Congreso a estipular expresamente en su Reglamento la
mayoría requerida.
Madrid, 1998, p. 88
146
Véase ABA CATO IRA, Ana. La limitación de los derechos fundamentales por razón del
so/eto. Temos, Madrid, 2001, pp. 162 Y ss
147
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Algunos alcances sobre la posibilidad de revisión
judicial de aquellos actos calificados como "políticos" y "de discrecionalidad política ': En:
"Revista Jurídica del Perú" N° 14. Normas Legales, Lima, enero - marzo de 1998
148
Efectivamente en el caso del juez Ritter, quien en 1936 fue destituido por el Congreso a
consecuencia de un impeachment, recurrió a una Corte de Apelaciones para que revise
algunos aspectos de tal decisión. La Corte concluyó que carecía de autoridad constitucional
para hacerlo y la Corte Suprema declinó revisar dicha decisión, con lo que quedó consentida.
149
La mayoría de constitucionalistas norteamericanos, a partir de ese momento, admiten que el
Congreso debe tener la última palabra en asuntos de impeachment y destitución. Vid.
BERKOVITCH, Boris S. Y SCHWARZ, Thomas J. (Committee on federallegislation, association
of the bar of the city of New York). The /aw of presidential impeahment. En:
"wwwahcnyot:f',/presimp htm
150
Rubio Correa admite que la persona afectada por una sanción de e~ta naturaleza puede
reclamar tutela jurisdiccional para que los tribunales digan el Derecho con respecto al asunto
decidido por el Congreso. Concretamente concibe que se pueda recurrir a la vía del amparo
para pedir la restitución de los derechos conculcados. Ob. cit., p. 127. En el caso concreto de
afectación al debido proceso, Cairo se pronuncia por la nulidad de tal juicio político y por la
competencia del Poder Judicial para declararla. Ob. cit., pp. 148-150. Bernales Ballesteros, por
el contrario ha opinado que la Constitución asigna al Congreso competencia para administrar
justicia concretamente en los artículos 99 y 100. Esta decisión del Congreso, dice este autor,
"no está sometida a conocimiento de otros órganos jurisdiccionales" y corresponderá "al
Congreso y solo al Congreso, mediante una ley interpretativa constitucional", precisar los
alcances de los artículos 99 y 100 de la Constitución.
Vid. El Comercio, página editorial, edición del lunes 7 de febrero de 2005
juicio- a los recursos de protección internacional de los derechos humanos, a
que se contrae el artículo 205 de la Constitución 151. Ello permite encontrar
amparo y remedio frente a violaciones flagrantes al debido proceso, o medidas
abusivas y desproporcionadas, aun cuando emanen de decisiones de carácter
discrecional sobre materias fundamentalmente políticas como las que son
inherentes a los casos de infracción a la Constitución 152.
DOCTRINA
ABA CATOlRA, Ana. La limitación de los derechos fundamentales por razón del
sujeto. Tecnos, Madrid, 2001; BERKOVITCH, Boris S. y SCHW ARZ, Thomas J
(Committee on federal legislation, Association of the bar of the city of New
York). The Law o/ Presidential Impeahment. En: www abcny org/presimp hhn;
EL COMERCIO. Editorial, edición del lunes 7 de febrero de 2005; BERNALES
BALLESTEROS, Enrique. La Constitución de 1993. Análisis comparado. Lima,
ICSRao, 1999; CAIRO ROLDÁN, Ornar. Justicia constitucional y proceso de
amparo. Palestra Editores, Lima, 2004; CHIRINOS SOTO, Enrique.
Constitución de 1993.
Lectura y Comentario. Peidul, Lima, 1995; EGUIGUREN PRAELI, Francisco. La
infracción constitucional como límite a la inviolabilidad por votos u opiniones de
los parlamentarios. En: "Estudios Constitucionales". Ara Editores, Lima, 2002;
ESPINOSA-SALDAÑA B. Eloy. Algunos alcances sobre la posibilidad de
revisión judicial de aquellos actos calificados como "políticos" y "de
discrecionalidad política". En: "Revista Jurídica del Perú". N° 14, Normas
Legales, Trujillo, eneromarzo, 1998; GARCIA BELAUNDE, Domingo.
¿Antejuicio, acusación constitucional, juicio político? En: "Revista Jurídica del
Perú". Año LIV, N° 55, Trujillo, 2004; GARCÍA CHÁVARRI, M. Abraham. Juicio
político, antejuicio, acusación constitucional en el sistema de gobierno peruano.
En: www.bahaidream com (publicado originalmente en la Revista Jurídica de
154
Véase el considerando N° 26 de la sentencia del TC del 1 de diciembre de 2003, así como
los considerandos N°s. 4 y 5 de la resolución aclaratoria de 9 de diciembre del mismo año
Cajamarca); GARCÍA MORILLA, Joaquín. Responsabilidad política y
responsabilidad penal. En: "Revista Española de Derecho Constitucional". N°
52, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Jurídicos, 1998; LANDA, César.
Antejuicio Político. En: "Diálogo con la Jurisprudencia", Tomo 54. Gaceta
Jurídica. Lima, enero, 2004; ORTECHO VILLENA, Víctor.
Jurisdicción y procesos constitucionales. Rodhas, Lima, 2000; P ANIAGUA
CORAZAO, Valentín. ¿Acusación constitucional, antejuicio o juicio político? En:
"La Constitución de 1993. Análisis y comentarios". Tomo II, Comisión Andina de
Juristas, Lima, 1995; P ANIAGUA CORAZAO, Valentín. El sistema político en la
Constitución de 1993. En: "Dereito". Volumen IV, N° 2, Revista Jurídica da
Univerdidade de Santiago de Compostela, 1995; PANIAGUA CORAZAO,
Valentín. La acusación constitucional. En:" Gaceta Jurídica", tomo 45, Lima,
1997;
REY CANTOR, Ernesto. Principio de legalidad y Derechos Humanos. Análisis
desde la perspectiva del Derecho Constitucional Procesal. En: Juan Vega
Corzo y Edgar Corso Sosa (coordinadores). "Instrumentos de tutela y justicia
constitucional.
Memoria del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional". México
D.F. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Jurídicas 2002; RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la Constitución de 1993.
Tomo 4, Lima, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú,
1999; SAENS DÁVALOS, Luis R. Los procesos constitucionales como
mecanismos de protección frente a resoluciones judiciales arbitrarias. En:
Susana Castañeda Otsú (coordinadora), "Derecho Procesal Constitucional".
Jurista Editores, Lima, 2003; SIERRA PORTO, Antonio. El Proceso
constitucional de pérdida de la investidura de los congresistas en Colombia. En:
Cecilia Mora-donatto (coordinadora). "Relaciones entre los Gobiernos y el
Congreso". Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de
Investigaciones Jurídicas, México D.F. 2002.
Artículo 101
Los miembros de la Comisión Permanente del Congreso son elegidos por éste.
Su número tiende a ser proporcional al de los representantes de cada grupo
parlamentario y no excede del veinticinco por ciento del número total de
congresistas.
Son atribuciones de la Comisión Permanente:
1. Designar al Contralor General, a propuesta del Presidente de la República.
2. Ratificar la designación del Presidente del Banco Central de Reserva y del
Superintendente de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de
Pensiones. (*) 3. Aprobar los créditos suplementarios y las transferencias y
habilitaciones del Presupuesto, durante el receso parlamentario.
4. Ejercitar la delegación de facultades legislativas que el Congreso le otorgue.
No pueden delegarse a la Comisión Permanente materias relativas a reforma
constitucional, ni a la aprobación de tratados internacionales, leyes orgánicas,
Ley de Presupuesto y Ley de la Cuenta General de la República.
5. Las demás que le asigna la Constitución y las que le señala el Reglamento
del Congreso.
(*) Texto del numeral 2 según modificatoria efectuada por la Ley N° 28484, publicada el 05 de
abril de 2005
CONCORDANCIAS:
C: arts. 57, 80, 81, 86, 94, 95, 96, 100,102, 108,134" 137, 15' D.ET.;
T.U.O. Rgmto. Congreso: arts. 5, 6, 22 ine d), 42 Y ss., 82, 93;
Ley 27594: art 1 ine 6);
Res. Leg.: 0182OO2-CR;
C.A.D.H.: art 23. La;
D.U.D.H.: arto 21.2;
P.I.D.C.P.: arts. 25.a y 25.c
1. Introducción
155
DE ESTEBAN, Jorge y GONZALES-TREVIJANO, Pedro. Curso de Derecho Constitucional
español. Tomo III, Universidad Complutense, Madrid
a) Las Cámaras se reúnen automáticamente en casos de crisis constitucional.
Un ejemplo es el caso de la Constitución belga, cuyo artículo 90 dispone la
convocatoria de las Cámaras a la muerte del Rey y en el plazo de diez días.
b) Las Cámaras prorrogan sus poderes hasta la instalación del nuevo
Parlamento.
Artículo 61 de la Constitución italiana.
Una vez instalado el primer periodo ordinario de sesiones, a más tardar dentro
de los quince días útiles posteriores, lo hace la Comisión Permanente.
6. La Constitución española
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
C: arts. 54, 56, 78, 79, 81, 92, 101, 107, 113 inc. 4), 118 inc. 5), 139 inc. 13) y
184;
C.P.: arts. 78 incs. 1,85 incs. 1),89;
T.U.O. Rgmto. Congreso: arts. 5, 30, 32, 38, 54 inc. e), 67, 72,76; Ley 26656:
arts. 1 y ss.;
Ley 27795;
C.A.D.H.: arto 24;
D.D.D.H.: arto 7;
P.I.D.C.P.: arto 26;
P.I.D.E.S.C.: arto 2
En tal sentido, el Congreso dicta leyes y ningún otro organismo puede hacerlo
sin estar autorizado. Dicta resoluciones legislativas que aprueban tratados, y
resoluciones legislativas del Congreso, que son normas con rango de ley que
modifican el Reglamento del Congreso, entre otros. La facultad de interpretar,
denominada interpretación auténtica, tiene por objeto expresar el real
significado de una norma expedida por el mismo Congreso a través de una ley
interpretativa.
Estas facultades del Congreso tienen por objeto conocer al detalle los
compromisos que el Estado asume en representación de la población; por ello,
el debate que se haga de los mismos está sujeto a unos requisitos especiales
(plazos, publicidad y otros), señalados en el Reglamento del Congreso y que
deben cumplirse a cabalidad.
156
FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. El sistema constitucional español. Dykinson, 1992, p.
619
4. Ejercer el derecho de amnistía
Este numeral está en concordancia con el artículo 113, que señala las causales
de vacancia de la Presidencia de la República, siendo el numeral 4 el que
menciona:
"salir del territorio nacional sin permiso del Congreso o no regresar a él dentro
del plazo fijado". En tal virtud, presentada la solicitud de autorización de salida
-regulado por la Ley N° 28344- el Congreso de la República, mediante una
resolución legislativa, concede su autorización. En los periodos de receso
parlamentario, esta función la cumple la Comisión Permanente.
DOCTRINA
DE LA FUNCION LEGISLATIVA
Artículo 103
CONCORDANCIAS:
C: arts. 2 incs. 2), 24)a, 51, 74, 79, 109, 139 inc. 11), 200 inc. 4) y 204;
C.C: arts. 1, 11, III T.P., 924, 2120, 2121;
C.P.: arts. 1, 2, 6, 7, 8, 10; C.P.C: art. 685;
C.T.: arts. VI, 168:
Ley 26435: art. 40;
Ley 27454;
C.A.D.H.: arts. 9, 24;
D.U.D.H.: art. 11.2;
P.I.D.C.P.: art. 15.1
1. Introducción
(2) Sobre los valores superiores, además de la parte que corresponde a la diferenciación entre
valores y principios en el texto clásico de Enrique PEREZ LUÑO -Derechos humanos, Estado
de Derecho y Constitución- citado por el Tribunal Constitucional, consúltese a PECES-BARBA,
Gregario. Los valores superiores. Tecnos, Madrid, 1984; y DIAZ REVORIO, Francisco Javier.
Valores superiores e interpretación constitucional. Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, Madrid, 1997.
159
Al respecto, la STC Exp. N° 2050-2002-AA/TC, fundamento jurídico 25
160
Así en la STC Exp. N° 0018-2003-AA/TC, fundamento jurídico 2
y propiedad nacionales y extranjeras, igualdad frente a la potestad tributaria),
únicamente dos de sus artículos permiten construir la cláusula general que
contiene el derecho-principio de igualdad: los artículos 2, inciso 2, referido a la
igualdad ante la ley y a que nadie puede ser discriminado; así como el artículo
103, primera parte, que proscribe la expedición de leyes especiales, salvo que
se encuentre justificado por la "naturaleza de las cosas".
Por su parte, el artículo 103, ya que está referido a la función legislativa (Título
IV; Capítulo II de la Constitución), se encuentra emparentado con la idea de
igualdad como principio rector de las funciones del Estado y como valor
supremo inserto en las actividades de los agentes públicos y privados. Con
mayor precisión, este artículo desarrolla el concepto de "igualdad en el
contenido de la ley". Y será sobre este tema, principalmente a la luz de la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional, que versará el presente comentario.
161
FERRAJOLI, Luigi. Igualdody diferencia. En: "Derechos y garantías. La ley del más débil".
Editorial Trotta, Madrid, 1999, p. 75
de que se expidan leyes especiales, que sean una excepción para la
generalidad y la abstracción de las normas162.
No obstante, esta concepción varía con la llegada del Estado social 168. En este
sentido, el constitucionalismo social constata las desigualdades realmente
existentes y promueve una equiparación fáctica en las condiciones de vida de
los individuos, cometido que involucra activamente al propio Estado 169.
En primer lugar, debemos partir afirmando que tanto "la diferencia de las
personas" como "la naturaleza de las cosas" son frases-cliché, a las cuales se
les debe otorgar un sentido para que adquieran utilidad, ya que por sí mismas
dicen muy poco.
En todo caso, consideramos que las diferencias entre las personas a las que se
refiere la Constitución implican la imposibilidad de legislar atendiendo a
diferenciaciones contrarias a la dignidad humana 175; es decir, diferenciaciones
basadas en motivos discriminatorios o que refuercen estadios de exclusión 176.
172
STC Exp. acurn. N° 0001-2003-AI/TC y N° 0003-2003-AI/TC, fundamento jurídico 11
173
Como es puesto de relieve en las STC Exp. N° 0020-2005-PI/TC y N° oo20-2005-PI/TC,
fundamento jurídico 17 in fine, y la STC Exp. N° 0008-2oo3-AI/TC, fundamento jurídico 15
174
STC Exp. N° 0018-2003-AA/TC, Ibíd
175
STC Exp. N° 0010-2002-AI/TC, fundamento jurídico 161
176
No podemos compartir con el Tribunal Constitucional la aftrmación de que: "Nuestro
ordenamiento permite la expedición de leyes especiales siempre y cuando no hayan sido
elaboradas tomando como referencia el status de la persona o personas sobre las que recae su
mandato" (STC Exp. N° 0026-2004-AI/TC, fundamento jurídico 7), pues si con el término status
se alude a una diferencia intrínseca o natural entre las personas ello nos resulta absolutamente
inadmisible e inconstitucional, en la medida en que todos somos radicalmente iguales en
dignidad; y si por status se hace referencia a posiciones o roles sociales que detentan las
personas, si vale la pena realizar distinciones con la finalidad de lograr una igualdad sustantiva
Ello es compatible con lo señalado en el artículo 2, inciso 2 de la Carta, en el
que se veta cualquier acto discriminatorio, en la medida que se trata de
distinciones insufribles para los individuos, y execrables en el marco del
ordenamiento constitucional.
177
En otros términos ha dicho el Alto Tribunal: "Las leyes especiales hacen referencia especifica
a lo particular, singular o privativo de una materia. Su denominación se ampara en lo sui
géneris de su contenido y en su apartamiento de las reglas genéricas. En puridad, surgen por
la necesidad de establecer regulaciones jurídicas esencialmente distintas a aquellas que
contemplan las relaciones o situaciones indiferenciadas, comunes o genéricas" (Exp. N° 0018-
2003-AI/TC, fundamento cit.).
178
Con matices, STC Exp. N° 0018-2003-AI/TC, loe. cit
4. Criterios para analizar la constitucionalidad de las leyes especiales y normas
de acción positiva
Visto así, para determinar "cuándo estamos frente a un trato desigual con base
en justificaciones objetivas y razonables; o cuándo frente a un trato arbitrario,
caprichoso e injustificado y, por tanto, discriminatorio" 181 se han formulado a
nivel jurisprudencial algunos exámenes o test.
183
STC Exp.N° 0018-2003-AI/TC, fundamento jurídico; STC Exp. N° 3533-2003-AA/TC,
fundamento jurídico 5; y STC Exp. N° 0261-2003-AI/TC, fundamento jurídico 3,2
184
STC Exp. N° 0048-2004-AI/TC, fundamentos jurídicos 65 y ss
Adicionalmente a este test, se ha reconocido que algunos grupos específicos
merecen un trato especial, sobre todo aquellos con integrantes débiles,
desprotegidos, pertenecientes a minorías o excluidos del sistema. Se trata de
las denominadas "acciones positivas", a las que ya nos hemos referido, y que,
según el Tribunal Constitucional, detentan "un amplio margen de presunción de
constitucionalidad en las medidas que favorecen a los colectivos minoritarios
y/o socialmente postergados, que puedan considerarse dentro de estos
criterios específicos. Por ejemplo, las mujeres, determinados grupos étnicos,
religiosos, extranjeros, y otros de diversa naturaleza".
DOCTRINA
185
Al respecto puede verse la STC Exp. N° 2579-2003-HD/TC, fundamentos jurídicos 6 y 7
Aplicación de la ley en el tiempo
Artículo 103
(*) Texto del artículo según modificatoria efectuada por la Ley N° 28389, publicada el 18 de
noviembre de 2004
CONCORDANCIAS:
C: arts. 2 incs. 2), 24) a, 51, 74, 79, 109, 139 inc. 11), 200 inc 4) y 204;
C.C: arts. 1, II, III TP., 924, 2120, 2121;
C.P.: arts. 1, 2, 6, 7, 8, 10;
C.P.C: art 685;
C.T.: arts. VI, 168:
Ley 26435: art. 40;
Ley 27454; C.A.D.H.: arts. 9, 24;
D.U.D.H.: art 11.2;
P.I.D.C.P.: art 15.1
Cabe señalar que en las fórmulas legales de los dos primeros proyectos no se
proponía la modificatoria del artículo 103 de la Constitución, no obstante que
entre los fundamentos del primero de ellos se aludía a que la teoría de los
derechos adquiridos o "legalmente obtenidos" en materia de seguridad social,
consagrada en la Primera Disposición Final y Transitoria de la Constitución,
hacía inviable cualquier modificación o derogatoria de los regímenes de los
Decretos Leyes N°s 19990 y 20530 "con eficacia sobre el nivel de las
pensiones ya otorgadas y que se perciben, y sin lo cual la solución de la crisis
es imposible. Este criterio de los derechos adquiridos ha sido consagrado
uniforme y reiteradamente por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y del
Poder Judicial, al punto que sus fallos, en especial del primero, han agravado la
carga financiera estatal derivada de la vigencia de la 'cédula viva' y obliga a
plantear la enmienda constitucional. Por lo tanto, se hace indispensable la
reforma constitucional parcial en esta materia, reconociendo la aplicación de la
teoría de los hechos cumplidos que informa el artículo 2121 del Código Civil
que permitirá que la reestructuración del sistema previsional público también
alcance a las pensiones existentes". Recién en el tercer proyecto (de abril de
2004) se propuso la respectiva fórmula legislativa para modificar también el
artículo 103 de la Constitución, con el texto que tiene actualmente.
Así las cosas, el texto actual del artículo 103 de la Constitución se adhiere,
pues, a la teoría de los hechos cumplidos -desdeñando la de los derechos
adquiridos-, estableciendo que "la ley, desde su entrada en vigencia, se aplica
a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes"; y,
adicionalmente, ratifica el carácter irretroactivo de las normas legales, salvo en
materia penal cuando la nueva norma es más favorable al reo.
186
La jurisprudencia nacional ha reconocido también la vigencia de esta postura en nuestro
ordenamiento jurídico, señalando que: "El Código Civil vigente ha asumido como principio
general que la ley se aplica a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas
existentes y no tiene fuerza ni efecto retroactivo salvo la excepción prevista en la Constitución
Política del Estado. De este modo, los artículos tercero del Título Preliminar y dos mil ciento
veintiuno del citado Código sustantivo consagran el principio de la aplicación inmediata de la
ley, el que cuenta con la posición dominante en doctrina y se conoce con el nombre de la teoría
de los hechos cumplidos" (Cas. N° 300-96; ver también la CaSo N° 2861-98, entre otras).
Es pertinente precisar, en cuanto a la postura recogida en la norma que
comentamos, que la aplicación inmediata de la nueva normatividad se da
respecto de las "consecuencias" de los hechos, situaciones y relaciones
jurídicas existentes, con lo que se distingue a estos "en sí mismos" de sus
"efectos", de modo que la norma del artículo 103 constitucional-lo mismo que
los artículos III y 2121 del Código Civil indica que deben distinguirse cada uno
de los efectos o consecuencias derivadas de los hechos, situaciones y
relaciones, a fin de determinar cuáles son los efectos o consecuencias que aún
subsisten y a las que habrá de aplicarse la nueva legislación, entendiéndose
que esta no alcanzará a los efectos o consecuencias ya producidas, las cuales
se habrán regido por la ley anterior, tornándose en inmodificables.
DOCTRINA
Derogación de la ley
(...) La ley se deroga solo por otra ley. También queda sin efecto por sentencia
que declara su inconstitucionalidad.
(...)
CONCORDANCIAS:
C: arts. 2 incs. 2), 24)a, 51, 74, 79, 109, 139 inc. 11), 200 inc. 4) y 204;
C.C: arts. 1, n, III T.P., 924, 2120, 2121;
C.P.: arts. 1, 2, 6,7,8, 10; C.P.C: art. 685;
C.T.: arts. VI, 168:
Ley 26435: art. 40;
Ley 27454;
C.A.D.H.: arts. 9, 24;
D.U.D.H.: art. 11.2;
P.I.D.C.P.: art. 15.1
La ley puede ser derogada también por un decreto legislativo, que es una
norma de rango equivalente a la ley, si bien con denominación distinta, y que
se origina en el poder Ejecutivo previa la correspondiente habilitación
legislativa, conforme al artículo 104 de la Constitución.
Igualmente, si bien la ley no puede ser derogada por una norma de inferior
jerarquía, sí puede acontecer que su vigencia cese por una de rango superior
como la Constitución.
Cabe agregar otras limitaciones: el párrafo primero in fine del artículo 103 no se
ocupa de la derogación de una ley por efecto de un tratado, salvo para dejar
establecido en el párrafo final de su artículo 56 que los tratados que exijan
modificación o derogación de alguna ley deben ser aprobados por el Congreso.
Tampoco se refiere a la derogación por efecto de un decreto de urgencia (inciso
19 del artículo 118 de la Constitución).
Ahora bien, la cesación de vigencia de una norma legal puede deberse a dos
tipos de causas: una extrínseca, es decir, exterior a la propia norma, y otra
intrínseca, esto es, inherente a ella misma.
Así, habrá derogación tácita por la simple incompatibilidad entre la nueva ley y
la anterior, conforme lo establece el segundo párrafo del artículo 1 referido.
Este también contempla otra situación: cuando la materia de la ley anterior es
íntegramente regulada por la nueva ley. Sin embargo, éste no es propiamente
un caso de derogación tácita, sino de modificación total tácita, pues no se
presenta simplemente un supuesto de supresión total de la norma sino también
la sustitución completa de ella.
Por ello, es más propio considerar que la derogación tácita resulta solo de la
existencia de una incompatibilidad absoluta entre la norma nueva y la antigua,
que determina la supresión de ésta, sin mediar un pronunciamiento explícito en
torno a su derogación.
DOCTRINA
(...)
La Constitución no ampara el abuso del derecho.
CONCORDANCIAS:
C: arts. 2 incs. 2), 24)a, 51, 74, 79, 109, 139 inc. 11), 200 inc. 4) y 204;
C.C: arts. 1, n, III TP., 924, 2120, 2121;
C.P.: arts. 1, 2, 6, 7, 8, 10;
C.P.C: art 685;
C.T.: arts. VI, 168:
Ley 26435: art 40;
Ley 27454;
C.A.D.H.: arts. 9, 24;
D.U.D.H.: art 11.2;
P.I.D.C.P.: art 15.1
Para comprender los alcances de este "genérico deber" debemos precisar que
los derechos subjetivos no son absolutos desde que lo jurídico surge de la
relación entre dos o más personas, es decir, de conductas humanas
intersubjetivas. El derecho es estructuralmente coexistencial desde que el ser
humano, por naturaleza, es un ente social, creado para vivir necesariamente en
sociedad. Es por ello que en todo derecho subjetivo subyacen deberes, y éstos,
a su vez, conllevan derechos. Dentro de los deberes que surgen de cada
derecho subjetivo cabe distinguir uno que es genérico, por lo que aparece en
cualquier derecho subjetivo. Se trata del deber de "no dañar" al ejercitarse el
respectivo derecho. Pero, simultáneamente, cada derecho subjetivo posee el
deber o los deberes que son inherentes a su particular naturaleza. Este plexo
de derechos y deberes se suele conocer en el Derecho contemporáneo con la
denominación de "situación jurídica subjetiva".
El "abuso del derecho" resulta ser la concreción del genérico deber de "no
dañar a otro en el ejercicio de un derecho" en el caso específico en que, a
través de dicho ejercicio, se afecte un interés no protegido por una expresa
norma jurídica.
10. El "abuso del derecho" se presenta como un caso especial o sui géneris de
acto ilícito. No se confunde, por lo tanto, con el genérico acto ilícito. Es del caso
señalar aquello que distingue uno del otro.
Como lo hemos expresado en otra sede (El abuso del derecho. 23 edición,
Grijley, Lima, 1999), es importante insistir en la sutil distinción entre lo que es
un acto ilícito, que es regulado por los dispositivos de la responsabilidad civil,
de lo que constituye un acto ilícito sui géneris, como es el caso del "abuso del
derecho". Este "abuso del derecho" adquiere, así, autonomía jurídica frente a la
culpa aquiliana; por ello, al igual que el fraude a la ley, no constituye un capítulo
de la responsabilidad civil. De ahí que se le regule en los Títulos Preliminares
de los cuerpos legales.
c) Frente a las dos anteriores posiciones surge aquella que puede calificarse de
mixta o ecléctica. Como su nombre lo deja entrever, para la determinación de
los criterios del "abuso del derecho" sus sostenedores combinan elementos de
las dos anteriores posiciones, desde que son elementos que no se contraponen
sino que se complementan, advirtiéndose, según el caso, la preponderancia de
uno o del otro.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
C: arts. 74, 80, 81, 101 inc. 4), 102,108, 123 inc. 3), 125 inc. 2), 135,200 inc. 4);
C.P.Ct.: arto 75;
T.U.O.Rgmto.Congreso: arts. 64 inc. a), 81 inc. t), 90;
C.A.D.H.: arto 32.2;
P.I.D.C.P.: arto 1.1;
P.I.D.E.S.C.: arto 1.1
1. Introducción
Lo primero que hay que señalar es la referencia que el presente artículo hace a
otras disposiciones al interior del propio texto constitucional. Completando la
idea del constituyente, puede decirse que son materias indelegables, a tenor
del último párrafo del artículo 101, las siguientes: las leyes de reforma
constitucional, la aprobación de tratados internacionales, la Ley de Presupuesto
y de Cuenta General de la República. Y aquí precisamente radica la diferencia
con su antecesora. La Carta de 1979 estipulaba, en su artículo 188, la
posibilidad de delegar en el Ejecutivo la facultad de dictar decretos
legislativos187 y la obligación de este de "dar cuenta" al Congreso 188.
187
Constitución de 1979: Artículo 188.- El Congreso puede delegar en el Poder Ejecutivo la
facultad de legislar, mediante decretos legislativos, sobre las materias y por el término que
especifica la ley autoritativa. Los decretos legislativos están sometidos en cuanto a su
promulgación, publicación, vigencia y efectos, a las mismas normas que rigen para la ley
188
Constitución de 1979: Artículo 211.- Son atribuciones y obligaciones del Presidente de la
República: Inciso 10.- Dictar decretos legislativos por fuerza de ley, previa delegación de
facultades por parte del Congreso, y con cargo a dar cuenta a este
Sin embargo, más allá de la constatación fáctica sobre la incorrecta y excesiva
aplicación de esta facultad, un comentario constitucional acorde con la teoría
jurídica contemporánea debe centrarse en la explicación del enunciado
constitucional, sin caer en la mera labor de exégesis, y para el caso específico
de los decretos legislativos, señalando la naturaleza jurídica del acto de
delegación, la finalidad de su consagración, su posición frente al resto de
fuentes del derecho, así como las posibilidades interpretativas que el texto
permite al operador jurídico.
Finalmente, coincidimos con De Otto en señalar que si bien las funciones son
deberes a los cuales no se puede renunciar, la delegación de la potestad de
dictar normas con rango de ley supone un quebrantamiento legítimo del
principio de indelegabilidad de potestades respaldado por el propio texto
constitucional194. Así, conforme hemos señalado, las razones por las cuales
cabe hablar en el ordenamiento peruano de un autentico traslado de poderes
son aún mas fuertes que en el contexto español, sin que este hecho -el
traslado o delegación- pueda reputarse ilegítimo.
192
Cfr. RUBIO, Marcial y BERNALES, Enrique. Constitución y sociedad política. Mesa Redonda
Editores. Lima 1983, quienes al referirse al Congreso señalan: "En él están representados las
diversas posici6nes políticas, constituyendo e! foro por esencia de I participación de las
minorías, de! pluralismo democrático y, en virtud de ello, de la posibilidad de una amplia
representación de posiciones" (p. 337).
193
Sobre los mecanismos de control de la legislación delegada nos referiremos infra en e!
apartado 5 de nuestro comentario
194
DE OTTO y PARDO, Ignacio. Ob. Cit. P 183. En donde además afirma que: "Al negar que
haya una verdadera delegación en el sentido técnico del término lo que se hace es contraponer
al derecho constitucional positivo una teoría construida al margen de él" (p. 184).
El producto normativo del Ejecutivo en virtud a la delegación del órgano
legislativo se denomina decreto legislativo. Pérez Royo afirma que el sustantivo
decreto obedece a la procedencia de la, norma y el adjetivo legislativo a la
fuerza de ley de la que está investido 195. Sin embargo, en el ordenamiento
peruano el adjetivo legislativo no implica siempre fuerza de ley para el
sustantivo que lo acompaña; así por ejemplo, todas las resoluciones
legislativas del Congreso196. Por ello, cabe suponer que la denominación
"decreto legislativo" haga referencia a los dos órganos que intervienen en su
elaboración: el Legislativo en su autorización y el Ejecutivo en la fijación de su
contenido. Aboga a favor de ello el hecho de que los decretos de urgencia,
según el artículo 118 inciso 19, tienen fuerza de ley y son elaborados
exclusivamente por el Ejecutivo.
Ahora bien, cabe agregar aquí que asumir el rango y la fuerza de ley de los
decretos legislativos no rompe con el principio de la primacía de la ley propio
del Estado de Derecho. En efecto, si bien estas normas del Ejecutivo son
equiparadas a la ley, la potestad legislativa reside, en última instancia, en el
Parlamento, ya que se necesita siempre de la habilitación parlamentaria a
través de una ley. Así, la potestad normativa con rango legal del Ejecutivo no es
autónoma199.
De ahí, pues, que el control de los decretos legislativos debe ser siempre
posterior, y ello a través de dos mecanismos: el parlamentario y el
jurisdiccional. El control posterior supone la entrada en vigencia del decreto
legislativo, aun cuando este adolezca de excesos en la materia delegada o de
incompatibilidades con la Constitución.
Sin embargo, es esta una característica de la ley en general en el Pero, por
muy incompatible que esta sea con el orden vigente, pues seguirá existiendo y
rigiendo hasta que sea dejada sin efecto por el Tribunal Constitucional o
derogada por otra ley.
207
Las características de las normas interpuestas como elementos en el parámetro del control
de la constitucionalidad han sido puestas de relieve por CARPIO, Edgar. Normas interpuestas
en la acción de inconstitucionalidad (e! caso peruano). En: Juan Vega y Edgar Corzo
(Coordinadores) "Instrumentos de tutela y justicia constitucional. Memoria del VII Congreso
Iberoamericano de Derecho Constitucional". UNAM, México 2002, pp. 106 Y ss. Ha expresado
el Tribunal Constitucional que la inconstitucionalidad de una ley autoritativa importa la
inconstitucionalidad originaria del decreto legislativo al que ha dado origen. Cfr. Exp. N° 0OO5-
2001-AI/TC.
Finalmente, para operativizar la expresión "dar cuenta" de los decretos
legislativos aprobados, se modificó el Reglamento del Congreso de la
República, contemplando en su artículo 90 el envío por parte del Ejecutivo,
dentro del tercer día posterior a su publicación oficial, para su estudio a la
Comisión de Constitución o a la que señale la ley autoritativa. Con el dictamen
de este órgano termina el trámite de control, pudiendo recomendar la
derogación o modificación del decreto legislativo y la responsabilidad política
de los ministros intervinientes. Sin embargo, no parece ser justa la posibilidad
de sancionar políticamente a los ministros por refrendar un decreto legislativo
inconstitucional puesto que, además de suponer un sesudo análisis de la
constitucionalidad para el que ambos, congresistas y ministros, no
necesariamente tienen que estar capacitados, el vicio de inconstitucionalidad
en la redacción de la norma no supone una sanción para sus infractores, con
excepción de aquellos supuestos de manifiesto exceso de poder legislativo.
Creemos que si en efecto ocurre un traslado de facultades políticas, como lo es
el de aprobar normas con rango legal, debe extenderse, consecuentemente, el
privilegio de la irresponsabilidad política a los ministros solo para los casos de
expedición del decretos legislativos inconstitucionales.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
C: arts. 106, 107, 125, 160, 162, 178;
T.U.O.Rgmto.Congreso: arts. 29,73 Y ss.
Todos estos aspectos que enmarcan a los "proyectos de ley" van a girar en
torno al procedimiento legislativo que, en rigor, se le define como la sucesión
de actos necesarios para la elaboración de la ley 208. Y es que, frente a las otras
formas de procedimiento, el legislativo tiene características específicas que
explican su propia estructura, en tanto se trata de un organismo colegiado y de
naturaleza representativa, en donde se tiene que tamizar las distintas
posiciones político-partidarias, a f1n de que el producto acabado -la ley- salga
integrando la voluntad de sus miembros en una decisión conjunta.
208
FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. El sistema constitucional español Dykinson, Madrid,
1992, p. 620
209
BIGLINO CAMPOS, Paloma. Procedimiento legislativo. En: "Enciclopedia Jurídica Básica".
Volumen n, A. Montoya Melgar (director), Civitas, Madrid, 1995, pp. 3183-3187.
haber sido previamente aprobado por la respectiva Comisión dictaminadora,
salvo excepción señalada en el Reglamento del Congreso".
En buena cuenta, los proyectos de ley no son más que los textos producto de
la iniciativa legislativa ejercida por el Poder Ejecutivo, conforme en nuestro
caso, se observa al hilo de los textos constitucionales como el propio artículo
105, el artículo 78 regulador del proyecto de Ley del Endeudamiento, el artículo
80 regulador del proyecto de Ley del Presupuesto, el artículo 125 en sus incs. 1
Y 2, entre otros aspectos. En cambio, la "proposición de ley" constituye textos
articulados de prescripciones normativas que presenta al Congreso, para su
tramitación y su hipotética transformación en leyes, un congresista o un número
determinado de congresistas. Estamos aquí ante textos presentados al
Parlamento por sus propios miembros, que están investidos de la facultad de
iniciativa legislativa (artículo 107).
Por principio y tal como lo estipula el artículo 107, cuya fórmula expresa que:
"El Presidente de la República (...) tienen derecho de iniciativa en la formación
de leyes", el hecho es que este numeral conecta con el artículo 105 objeto de
comentario. Así por un lado mientras el Presidente de la República es el que
tiene el derecho de iniciativa, en rigor, este tiene que contar con la aprobación
de los proyectos de ley por el Consejo de Ministros (artículo 125 inc. 1). Y es en
este contexto que mientras en el artículo 107 se precisa que es el Presidente
de la República el que tiene el derecho de iniciativa, como efectivamente lo
tiene, en el artículo 105 in fine se establece que dicha iniciativa lo tiene "El
Poder Ejecutivo" y que tendrá "preferencia" por la naturaleza urgente del
proyecto de ley.
La fórmula constitucional del artículo 105 in fine, en rigor, no hace más que
reforzar el protagonismo del Ejecutivo, ya que la propia Constitución le habilita,
como ha quedado prefigurado en la redacción, a expresar su iniciativa de forma
privilegiada cuando califique que tal proyecto de ley resulta ser de "urgencia".
DOCTRINA
214
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO - UNAM. Las Constituciones
latinoamericanas. (Estudio introductor de: Humberto Quiroga Lavié). Volumen 11, México, 1994
Leyes orgánicas
Artículo 106
CONCORDANCIAS:
C: arts. 31, 66, 82, 84, 101 inc. 4), 104, 108, 143, 150,161,196,198,200 inc. 4);
C.P.Ct.: arto 75;
T.U.O.Rgmto.Congreso: arto 81;
Ley 26303: arto 1;
C.A.D.H.: arto 32.2;
P.I.D.C.P.: arto 1.1;
P.I.D.E.S.C.: arto 1.1
En nuestro sistema de fuentes del Derecho, la ley orgánica es una norma legal
que tiene ciertas particularidades, tanto por la materia sobre la que debe versar
una ley orgánica, como por la forma agravada de votación que se requiere para
su aprobación y posterior modificación.
215
RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la Constitución Política de 1993. Tomo IV. Fondo
Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1999, p. 211
216
Artículo 81 de la Constitución española: "Son leyes orgánicas las relativas al desarrollo de
los derechos fundamentales y las libertades públicas, a los Estatutos de Autonomía y el
régimen electoral y las demás previstas en la Constitución".
Por consiguiente, las leyes orgánicas son leyes que pueden ser estudiadas
desde dos puntos de vista: a) desde un aspecto materia/, y b) desde el aspecto
formal.
Asimismo, la Constitución señala materias que deben ser reguladas por ley
orgánica, tales como:
Ello no ocurre en el caso de las leyes orgánicas, que no pueden ser materia de
delegación al Poder Ejecutivo, pues la forma establecida para la legislación
delegada es el decreto legislativo, el mismo que no podría versar sobre las
materias propias de la ley orgánica.
217
La disposición constitucional de votación agravada para el caso de leyes orgánicas también
se encuentra consignada en el artículo 81 literal b) del Reglamento del Congreso de la
República
En cuanto a la delegación a la Comisión Permanente del Congreso, la propia
Constitución señala en su artículo 104, numeral 1 que: "No pueden delegarse a
la Comisión Permanente materias relativas a la reforma constitucional, ni a la
aprobación de tratados internacionales, leyes orgánicas, Ley de Presupuesto y
Ley de la Cuenta General de la República".
Mediante la fuerza de ley activa, toda norma que ingresa al sistema jurídico
puede modificar a las normas de igual rango. Mediante la fuerza de ley pasiva,
la norma legal puede soportar pasivamente la modificación posterior que se
efectúe mediante la aprobación de una norma de igual rango.
Como ya hemos visto, tanto las leyes ordinarias como las leyes orgánicas
tienen el mismo rango, ya que ambas se encuentran en el nivel normativo legal
del sistema de fuentes del Derecho. Ambas son normas con rango de ley y no
existe una relación de jerarquía entre ambas. Por tanto, en términos generales,
esto podría llevar a confusión acerca de la posibilidad de modificación de una
ley orgánica por otra de su mismo rango. Dicha confusión desaparece cuando
se recuerda que la reserva de ley orgánica es una reserva de tipo material y
formal. En consecuencia, solo una ley orgánica puede modificar a una ley
orgánica.
La ley ordinaria que pretendiese modificar una ley orgánica seria pasible de
que su constitucionalidad sea cuestionada mediante el proceso de
inconstitucionalidad establecido en el artículo 200 numeral 4 de la Constitución.
DOCTRINA
RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la Constitución Política de 1993. Tomo
IV, Fondo Editorial de la Pontifica Universidad Católica del Perú, Lima, 1999.
CAPÍTULO III
Artículo 107
Iniciativa legislativa
(*) Texto del artículo según modificatoria efectuada por la Ley N° 28390, publicada el 17 de
noviembre de 2004
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 me. 17), 20, 31, 159 inc. 7), 162;
T.D.O. Rgmto. Congreso: arts. 67, 73,74;
L.O.P.].: arts. 21, 76 Y 80 incs. 1) y 7);
L.O.M.P.: arts. 4, 66;
Ley 25397;
Ley 26300: arts. 11, 16,41, 47;
Ley 26520: arto 9 inc. 4);
C.A.D.H.: arto 23.1.a;
D.U.D.H.: arto 21.1;
P.I.D.C.P.: arto 25.a
1. Consideraciones generales
El concepto de ley al que se refiere este numeral es sin duda el formal, vale
decir, la ley como expresión del órgano legislativo o, en nuestra realidad y en el
marco de la actual Carta del 93, únicamente el Congreso de la República. y es
que el concepto de ley formal no se troca por el hecho de que se amplíen el
número de sujetos legitimados para presentar iniciativas. Así cada una de estas
propuestas son presentadas al Congreso que las debatirá, de acuerdo a su
Reglamento y, en su momento, las aprobará o rechazará. Por eso decimos que
la ley, en sentido formal, es expresión de la voluntad del Congreso que puede o
no recoger la iniciativa presentada desde diversos sectores de la sociedad y del
Estado.
Por esta misma razón no debe confundirse los conceptos de ley en sentido
formal y material. Lo que ocurre es que, hoy por hoy, en el constitucionalismo
contemporáneo los Parlamentos no tienen la exclusividad legislativa: ni en el
plano de las iniciativas ni en el plano de la aprobación de normas con rango de
ley. En este último caso, y bajo supuestos contemplado en las Cartas
Constitucionales, el Gobierno puede expedir decretos legislativos y decretos de
urgencia, ambos con mismo rango y fuerza que la ley. Así también, en el plano
de la formación de la ley, la iniciativa no recae en el ejercicio exclusivo de los
miembros del Congreso, sino en una serie de sujetos e instituciones que la
Constitución se encarga de enumerar.
218
La posición del Tribunal Constitucional respecto a lo que significa "reforma" de la
Constitución ha sido expresada en la sentencia del Expediente N° 0014-2002-AIjTC
219
Es una característica que comparte con el derecho de tutela jurisdiccional. Ambas, al margen
de las evidentes diferencias (como la forma de su ejercicio), tienen el rasgo común de que se
agotan en que el hecho de haber sido atendidas por el correspondiente órgano del Estado sin
que esto equivalga a que la pretensión sea amparada en el ámbito jurisdiccional ni que la
propuestas de ley sea efectivamente aprobada en el ámbito legislativo
La característica antes reseñada es muestra del fenómeno de interdependencia
de poderes que un Estado tan complejo como el contemporáneo ha tenido que
sufrir. Y es justamente el grado de complejidad social lo que ha ocasionado que
los congresistas no sean en determinados casos las personas más idóneas
para legislar sobre tal o cual tema y, por lo tanto, los que mejores propuestas al
respecto puedan hacer. Peor aún, el constitucionalismo reconoce,
implícitamente, la posibilidad de que el alto grado de preparación técnica que
ciertos temas requieren puedan siquiera ser comprendidos por los propios
congresistas, dado su origen plural y democrático, al extremo de que se
permita delegar la potestad legislativa (en la formulación y aprobación de
leyes), al órgano ejecutivo o Gobierno, el que por el hecho de estar organizado
sectorialmente se encuentra en capacidad para formular las políticas
específicas necesarias en ciertos casos220.
Por otro lado están los órganos que tienen la potestad de presentar proyectos
de ley de manera restringida, limitando a aquellos temas relacionados con las
materias sobre las cuales gira su funcionamiento. En este grupo se encuentran
los gobiernos regionales y locales, el Poder Judicial, y los demás órganos
constitucionalmente autónomos, a saber: el Tribunal Constitucional, el
Ministerio Público, el Banco Central de Reserva, la Defensoría del Pueblo, el
Consejo Nacional de la Magistratura, así también los órganos del sistema
electoral: el Jurado Nacional de Elecciones, la Oficina Nacional de Procesos
Electorales (ONPE) y el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil
(RENIEC), todos de acuerdo a su respectiva ley orgánica. En la misma línea,
se encuentran los colegios profesionales.
220
No nos estamos refiriendo aquí a la potestad del Presidente de la República para expedir
medidas extraordinarias, vía Decreto de Urgencia, en materias económica y financiera, por
obedecer estas a consideraciones de rapidez y urgencia normativa, en contraposición con la
complejidad y consecuente lentitud del trámite legislativo ordinario
Las formas en que los sujetos legitimados expresan su voluntad de iniciativa
legislativa dependen de su naturaleza jurídica y, en gran medida, de la
organización interna que ellos presenten de acuerdo a la Constitución,
exclusivamente, y a su ley orgánica.
221
Una diferencia, de orden formal, entre las redacciones de los correspondientes artículos
referidos a la iniciativa legislativa en la Constitución de 1993 con la de 1979 esta en el hecho de
que en esta última, la potestad del Presidente de la República aparecía en segundo lugar luego
de la mención a los congresistas. Al respecto ver a BERNALES, Enrique. La Constitución de
1993: Análisis comparado.
222
Ciedla, Lima, 1996, pp. 445 Y ss. Quien pone de relieve este hecho corno sintomático de la
vocación autoritaria y presidencialista de los constituyentes del 93. Sin embargo, la principal
diferencia, corno también lo expresa Bernales es la ampliación de los sujetos legitimados para
presentar proyectos de ley (Ibídem).
223
Reglamento del Congreso de la República fue aprobado el 30 de junio de 1995, una
sustancial reforma fue introducida el 30 de mayo de 1998. Para el caso de la iniciativa
legislativa de los congresistas es necesario mencionar la modificación introducida por la
Resolución Legislativa N° 032-2003-CR, del 21 de julio de 2004.
Cfr. Artículo 76, inciso 2, literal b) del Reglamento del Congreso de la República.
224
Más allá de la incongruencia de señalar una separación del poder del Estado en vez de una
división de funciones del mismo, tal apreciación se condice con el texto de nuestra Constitución
e) Al órgano de máxima deliberación del Poder Judicial, es decir, a la Sala
Plena de la Corte Suprema, le corresponde ejercer el derecho de iniciativa
legislativa de acuerdo al artículo 80 de la Ley Orgánica del Poder Judicial 225,
Ahora bien, no debe confundirse el ejercicio del derecho a iniciativa legislativa
con la obligación de la Corte Suprema de Justicia de dar cuenta al Congreso de
la República de los vacíos o defectos de la legislación consagrada en el artículo
X del Título Preliminar del Código Civil 226, La diferencia radica no solo en la
naturaleza potestativa de la iniciativa legislativa frente a la obligación de dar
cuenta de los defectos en la legislación sino, principalmente en la forma de
presentación de estos. Así, mientras que el hecho de dar cuenta supone un
mero señalamiento de las deficiencias que talo cual norma trae o puede traer
en su aplicación a través del Poder Judicial, la iniciativa legislativa, conforme lo
veremos mas adelante, debe contener los textos propuestos de reforma o
sustitución de la ley.
225
Aprobado por Decreto Legislativo N° 767, con múltiples modificatorias
226
El mismo deber recae sobre el Tribunal Constitucional y la Fiscalía de la Nación, de acuewo
con la misma norma legal
g) Los ciudadanos son titulares del derecho a la iniciativa legislativa. Sin
embargo, a diferencia de cualquiera de los sujetos antes mencionados
legitimados para el mismo fin, constituye para los ciudadanos un derecho
fundamental, conforme lo establecen los artículos 2 (inciso 17) Y 31 de la
Constitución.
Que el constituyente de 1993 haya querido dejar al arbitrio del legislador las
formas de su ejercicio no importa la posibilidad de su desnaturalización como
derecho fundamental que es. Un ejemplo reciente nos demuestra los peligros
de la intervención del legislador en la regulación de los derechos
fundamentales. Así, la Ley N° 26300 fue modificada por la Ley N° 26592
supeditando el ejercicio del derecho de referéndum en los casos en que las
iniciativas legislativas ciudadanas sean rechazadas por el Congreso. Hoy esta
última norma es parte de la historia constitucional y no rige más.
4. La presentación de la propuesta
227
Ahora bien, que la redacción actual del artículo 11 de la Ley N° 26300, de Derechos de
Participación y Control Ciudadanos, exija la adhesión del mismo porcentaje de la población
electoral que una iniciativa reforma constitucional (0.3%,) es una opción nacida del propio
arbitrio del legislador, sin embargo, un razonamiento lógico nos aconsejará que el porcentaje
debiera ser menor en atención a la importancia y al diverso rango jerárquico de ambas normas.
Tal vez sea comprensible tan elevado porcentaje en los casos de iniciativa de leyes de
interpretación de la Constitución
El Reglamento del Congreso de la República estipula en su artículo 75 que las
proposiciones de ley deberán contemplar los siguientes requisitos de
presentación:
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 106,107, 109, 118 inc. 24), 206;
T.U.O. Rgmto.Congreso: arts. 32 inc d), 78 al 80;
Ley 25397
1. Introducción
Desde 1933 hasta 1979, sin embargo, existió una controversia resultante del
plebiscito que convocó el Presidente Oscar Benavides en 1939 para
restablecer el veto presidencial, controversia cuya solución logró parcialmente
la declaratoria de inconstitucionalidad que impuso el régimen de 1945-1948. Lo
políticamente espinoso y normativamente incierto de la situación derivó en que
los Presidentes de la República no vieran en el veto una institución ventajosa
como medio ni como modal en las relaciones con el Congreso. Solo con la
sanción del artículo 193 de la Constitución se renueva la constitucionalidad de
la observación, de la que se precisa que puede ser tanto total como parcial de
la ley. Desde 1980, por lo tanto, su práctica ha tenido solvente sustento
constitucional.
Para el caso inverso, no deja de tener sentido que sean remitidos para el
trámite correspondiente ante el Poder Ejecutivo resoluciones legislativas del
Congreso con las que, por ejemplo, se aprueban tratados, se prorroga el
estado de sitio, se autorizan viajes presidenciales al Congreso o el ingreso de
tropas extranjeras en territorio nacional, o se otorgan pensiones de gracia,
como tampoco lo son los casos de ratificación, elección, remoción, destitución
o cese de altos funcionarios públicos (no obstante la designación de
magistrados del Tribunal Constitucional se realiza mediante Resolución
Legislativa del Congreso). Esta situación se sustenta en la competencia y
corresponsabilidad del Jefe de Estado respecto de la idoneidad no solo política,
sino además técnica y jurídica, de las normas y actos corporativos del
Congreso. El caso singular que será materia de revisión por la especial
trascendencia y significación constitucional que tiene es el relativo a la
promulgación de las leyes de reforma constitucional.
Sin la voluntad del Congreso no hay ley. Sin la voluntad del Presidente de la
República (activa o voluntad positiva y expresa de consentir con el texto del
Congreso, u alusiva expresada como voluntad permisiva o indiferencia frente a
la voluntad del Congreso) tampoco.
Uno de los aspectos que es posible afirmar por la lectura del texto del artículo
108 es que el acta de aprobación que realiza el Congreso crea la ley. El
Congreso no aprueba un proyecto, sino una ley. El proyecto deja de ser una
propuesta, un deseo, y se convierte en acuerdo del cuerpo de representantes
de la República. Ya no es más un "proyecto". Es una ley. El Congreso toma un
acuerdo corporativo según el procedimiento de evaluación, deliberación y
votación y declara esa su voluntad, de la cual deja constancia el texto en que
esa voluntad queda declarada. Ese texto es la autógrafa de la ley. A partir del
texto de la autógrafa se producirá el proceso de adhesión a de rechazo del
Presidente de la República.
Para encontrar el perfil jurídico apropiado del acto parlamentario que consiste
en la suscripción de la autógrafa, probablemente lo más recomendable sea
contrastar este paso con su sucesivo, que es la promulgación, de forma tal que
esclarecido el sentido de lo que sea la promulgación, instituto de uniforme
reconocimiento en el Derecho Constitucional peruano, quepa encontrarle el
significado particular a la suscripción de la autógrafa. Con este propósito,
procederemos a examinar la promulgación según el texto de la Constitución y
definir su naturaleza jurídica. El examen de esta institución requerirá
contrastarla con casos límite en los que se prueba la naturaleza del mandato
constitucional sobre la promulgación, así como con otro aspecto configurante
del proceso de génesis de la ley como es su sanción. Deslindados estos
asuntos quedará más claro cuál es la naturaleza y concepto más apropiado
para definir el límite entre aprobación, promulgación y sanción de la ley, y
entonces asignar el más apropiado para el acto de suscripción de la autógrafa
por el Presidente del Congreso.
Para entender con claridad qué actos son esos en los que tanto el Presidente
de la República como el Presidente del Congreso firman, aunque en diferentes
momentos, una ley aprobada por el Congreso, parece apropiado examinar
primero el acto que sí está trabajado en la Constitución, para luego tratar de
comprender la naturaleza, el objeto, el sentido y los efectos de la suscripción
de la ley por el Presidente del Congreso.
Un caso limite en el que es posible advertir cómo es así que en el Perú el plazo
de 15 para observar unas leyes un plazo igualmente válido para el ejercicio de
la promulgación, es el de la promulgación de las leyes de reforma
constitucional. Como se sabe, el artículo 206 de la Constitución indica que el
Presidente de la República, aun cuando tenga iniciativa para proponer
proyectos de reforma constitucional, carece de la atribución de observarlos. Por
lo tanto, si el Presidente de la República no puede observar una ley de reforma
constitucional, ¿para qué se le envía su texto con el objeto de que lo
promulgue? Si no puede observarlo, ¿qué sentido tiene que se le reconozca la
facultad derivada o accesoria como es la de promulgarlo?
¿A quién corresponde pues promulgar las leyes con las que el Congreso
reforma la Constitución? ¿Se aplica en estos supuestos el artículo 108 de la
Constitución, teniendo en consideración que el Presidente de la República
carece de competencia y facultad para observar las leyes de reforma
constitucional?
Pero, por otro lado, el artículo 206 de la Constitución señala que la ley de
reforma constitucional no puede ser observada por el Presidente de la
República. Por lo tanto, con el criterio de que si el Presidente de la República
no puede observar una reforma constitucional, ¿no carecería de sentido que se
le envíe una ley del Congreso sobre una reforma constitucional que no está
habilitado para observar, en cuyo caso la reforma constitucional debiera ser
promulgada por el Presidente del Congreso?
Ahora bien, ese acto al que la Constitución llama "promulgación", ¿es en efecto
una promulgación? La promulgación es un acto de hacer conocer públicamente
un documento o texto al destinatario o receptor al que corresponde conocer la
norma.
El destinatario o receptor no tiene por qué ser la comunidad. Puede serio el
titular del órgano a quien debe hacerse conocer el texto para que complete el
proceso de integración en el ordenamiento jurídico. El sujeto activo de la
promulgación es quien tiene la capacidad de hacer conocer el texto. El
destinatario del acto de promulgación es el sujeto a quien corresponde
hacérselo público y conocido. Promulgación, por eso, no equivale al acto
material de mandar la publicación de la ley a la colectividad.
Promulgar no es lo mismo que publicar.
En suma, más allá del lenguaje constitucional, la naturaleza del acto mediante
el cual el Presidente del Congreso rubrica la ley aprobada por el Congreso es
la de la promulgación. La promulgación es el acto solemne mediante el cual se
acredita la fidedignidad del documento que se envía al Presidente de la
República como ley acordada por el Congreso. El Presidente del Congreso
acredita y atestigua con su firma que el texto que hace conocer (promulga) y
envía es el mismo texto que fue aprobado, y que la aprobación ocurrió de
conformidad con las reglas y procedimientos del Congreso. Ese acto, el de la
firma de la autógrafa, corresponde con la naturaleza de las cosas. Es el
Presidente del Congreso, y no el Presidente de la República, quien da fe de la
regularidad de la aprobación del Congreso; quien asimismo certifica que la
voluntad de aprobar la ley de conformidad con la deliberación, según la fórmula
respecto de la cual se votó, es en efecto la declaración contenida en el texto de
la ley que suscribe; y quien, por último, dispone que el texto que notariza
solemnemente sea enviado al Presidente de la República para su sanción.
Yen el caso de la sanción de los proyectos de ley a que apela el artículo 105,
parece que el enfoque es similar. Para empezar, la sanción no se produce
respecto de un proyecto de Ley, sino respecto de una Ley Según la
Constitución, como se deduce del texto del artículo 108, lo que el Congreso
remite al Poder Ejecutivo para su promulgación es una Ley, no un proyecto de
Ley De otro lado, no parece que pueda inferirse con claridad que el destinatario
de la prohibición de sancionar el proyecto de ley sea el Presidente de la
República. Y ello porque al indicar la prohibición se puntualiza igualmente la
excepción a esta norma, y se refiere que sí es posible sancionar un proyecto de
ley sin dictamen de comisiones si las condiciones para que la excepción quede
configurada se señalan en una norma cuyo creador y destinatario es el propio
Congreso, esto es, el Reglamento del Congreso. Ni por la referencia al objeto
del mandato normativo (proyecto de ley, y no ley) ni por la referencia al sujeto
al que se dirige la norma (el Congreso, y no el Presidente de la República), el
acto de la sanción, entonces, parece que se tratara de una sanción, sino solo
de su aprobación. En consecuencia, el uso que da la Constitución en el artículo
105 debe entenderse que no tiene el sentido técnico del concepto de sanción,
sino solamente como sinónimo de aprobación.
En esa misma lógica, cuanta más alta es la exigencia de votos para franquear
la observación presidencial mayor es el poder legislativo del Presidente de la
República.
Cuanto más difícil es alcanzar un número de votos determinado, menos
posibilidades tendrá el Congreso de afirmar su ley frente al veto presidencial.
Inversamente, cuanto más baja sea la varilla para remontar la voluntad
nugatoria del Presidente de la República, la posición legislativa del Congreso
será más fuerte. Por lo tanto, en regímenes en los que el Congreso necesita
solo la mayoría simple de los congresistas presentes en una sesión es mayor el
poder legislativo del Congreso en el proceso. De modo recíproco, en países
como Estados Unidos de América que requiere hasta dos tercios de los votos
de los miembros de cada Cámara para reafirmar la ley que aprueban, el
Presidente de la República tiene mayor poder que el Presidente del Perú,
cuyas observaciones demandan solo la mayoría absoluta de los integrantes del
Congreso.
a) La insistencia y el allanamiento
Cabe, en efecto, que una ley contenga algunos artículos observados que,
según el criterio que maneje el Presidente de la República, tengan naturaleza
de ley orgánica, o modifiquen leyes relativas al régimen económico. Si el
allanamiento se produjera en este extremo, no obstante alcanzar mayoría
absoluta para insistir, sería indispensable cumplir con el requisito de doble
votación. ¿Debiera, en ese caso, votarse dos veces la insistencia en relación
con el extremo que demanda doble votación? La respuesta depende de si la
Junta de Portavoces autoriza la dispensa de la segunda votación. Si no la
autoriza o no alcanza la cantidad de votos necesarios para dispensarla, se
requiere votar el asunto una segunda vez. ¿Qué mayoría se debe alcanzar
para que quede aprobada la segunda votación? Si lo que está en cuestión no
es la insistencia sino un asunto diverso (en el cual hay voluntad de
allanamiento), se aplica la regla que rige la materia legislada y no la regla sobre
la insistencia.
Habida cuenta que el Poder Ejecutivo puede observar parcialmente una ley,
surge la duda de si al observar parcialmente la ley puede promulgar la parte no
observada.
Otro efecto posible derivado del proceso de reconsideración que se inicia como
consecuencia de las observaciones del Presidente de la República, es que el
Congreso no concluya con el proceso de reconsideración y mantenga las
observaciones sin resolución.
Para evaluar el tipo de relación entre ambos poderes del Estado en el ejercicio
de la función legislativa, debe atenderse a dos factores más, que están
expresados en el promedio porcentual de observaciones para el íntegro del
periodo 1993-2006 analizado (esto es, hasta marzo del 2005), y en el total de
leyes y de leyes observadas. En tanto que el período 1993-1995 se encuentra
debajo de los 13,7%, que es la media para todo el período, el periodo 2001-
2006 registra más de cinco puntos porcentuales que la media. De otra parte, es
importante tener en consideración que en el periodo 2001-2006, a los 44
meses de un régimen de 60 meses ya se había aprobado y publicado 141
leyes más que en el íntegro del período 1995-2000.
Existen elementos de juicio para sostener que durante períodos de mayorías
disímiles en ambos órganos del Estado hay una mayor tendencia a la
frecuencia de uso en el ejercicio de la potestad observadora del Presidente de
la República. El Presidente de la República es más activo en sus
observaciones cuando el Congreso no es de la misma agrupación política a la
que él pertenece. El caso del régimen 2001-2006 es una muestra maciza del
uso de la observación presidencial contra un Congreso esencialmente adverso.
N o puede pasar desapercibido que el Presidente de la República observa solo
poco menos que el 20%, esto es, que un quinto del total de leyes que son
publicadas y rigen en el Perú. Siendo 962 una cantidad nada insignificante de
leyes para 44 meses de un régimen (es decir, casi 22 leyes por mes, y más de
una ley diaria teniendo en consideración los días hábiles del mes), tampoco es
insignificante la cantidad de leyes observadas (4 leyes por mes, o una ley
observada por semana).
Del total de leyes aprobadas que son observadas, dentro de las cuales se
incluyen las 6 leyes que derivaron al archivo, casi el 31 % son objeto de
insistencia. En buena cuenta, este porcentaje importa el núcleo de
enfrentamiento entre el Poder Ejecutivo y el Congreso, por tratarse de asuntos
en los que no hay acuerdo sino discrepancia frontal. En consecuencia, dentro
de la legislación vigente en el período 1993-2006 examinado, existen up. 31 %
de leyes que no cuentan con la adhesión del Gobierno y que, no obstante,
deben ser cumplidas según lo prescribe la Constitución. Se trataría de leyes
que tienen tal condición por deseo y voluntad legislativa exclusivos del
Congreso. Una solución legislativa de este tipo indica que, en efecto, es parte
del modelo de relaciones entre el Poder Ejecutivo y el Congreso que cuando
hay situaciones de igualdad de poderes o fuerzas, es posible que el
enfrentamiento se resuelva con la primacía de uno de los dos poderes sobre el
otro. El porcentaje de leyes en las que el Congreso se impone legislativamente
sobre el Presidente de la República deja ver que la agencia del Congreso es
efectivamente una fuerza política y no un apéndice ni muñón dependiente del
Poder Ejecutivo. El régimen constitucional prevé la superación a través de una
relación asimétrica entre ambos y, por lo tanto, la jerarquía funcional entre ellos
en materia legislativa.
Pero entre los datos más significativos probablemente el más importante sea el
que aparece en la comparación entre períodos constitucionales. Si e131 % del
total de leyes observadas han sido sancionadas en razón de la insistencia del
Congreso, es notable la cantidad de insistencias aprobadas durante el período
2001-2006. En efecto, más del 83% de este 31% (50 leyes) han sido
insistencias registradas en este último período. Este dato permite advertir, una
vez más, cómo en un período en el que las mayorías del Poder Ejecutivo y del
Congreso divergen, parece conducir a la afirmación de voluntades legislativas
dispares y no consistenciarlas entre ambos.
Ello se deriva de la constatación de que más del 68% de las leyes observadas
hayan concluido en nuevos proyectos en el período 1993-2000, en vez de optar
por la insistencia o allanamiento, en tanto que es solo el 32% de las
observaciones que concluyen en un nuevo proyecto las que son remitidas al
Poder Ejecutivo durante el período 2001-2006.
Otro indicador que permite configurar los rasgos positivos del Congreso de cara
al uso de la atribución de hacer observaciones del Presidente de la República,
es el número de leyes sancionadas luego del proceso de reconsideración en el
Congreso, que concluyen en la promulgación de las leyes por el Presidente del
Congreso. La promulgación de una ley indica quién toma la última decisión. Sin
embargo, esta última afirmación tiene matices importantes que es necesario
tener presentes.
El primer matiz es que puede haber casos en los que la promulgación la realiza
el Presidente del Congreso, debido a que el Presidente de la República opta
por no observar ni promulgar, en cuyo caso se entiende que la ley queda
sancionada según el texto que el Congreso envió al Presidente de la
República. El otro caso en el que promulga el Presidente del Congreso, caso
en el cual dicha promulgación no importa la primacía del Congreso, es cuando
se trata de una ley en la que el Congreso se allana a las observaciones
presidenciales.
Si bien las razones por las que una ley aprobada por el Congreso son
múltiples, es posible agruparlas según tipos más o menos generales. Una
primera gran clasificación tiene en consideración si el criterio básico de la
observación es de carácter político o normativo. Otra seria la discriminación de
los diversos tipos de observaciones por razones normativas. Si bien es cierto
que dentro del tipo de observaciones políticas cabe agrupar una amplia gama
de razones, todas están relacionadas con aspectos de naturaleza fáctica o
valorativa. No de naturaleza normativa. Siendo así que la función legislativa del
Congreso y del Presidente de la República afirma el tipo de Estado que rige en
nuestra sociedad, y que aquél es constitucionalmente definido como un Estado
Constitucional de Derecho, es particularmente útil contrastar el tipo o
modalidad de oposición formulada contra las decisiones legislativas del
Congreso por el Presidente de la República, a través de las observaciones de
carácter normativo.
a) Observaciones políticas
b) Observaciones constitucionales
Los ¡criterios constitucionales usados por el Poder Ejecutivo para observar las
leyes se han expresado aludiendo a la vulneración de un principio normativo o
de un valor de organización constitucional; la afectación de una facultad o
competencia reservada a otro órgano constitucional, ya sea positiva o
negativamente; el des conocimiento de una prerrogativa de autoridad ajena al
Congreso; la lesión a un derecho o bien constitucionalmente reconocido a los
ciudadanos; o la lesión al principio de jerarquía normativa.
c) Observaciones legales
d) Observaciones procedimentales
***
Por otro lado, una advertencia metodológica para comprender el sentido del
Cuadro N° 9 es que debe tenerse presente que las cifras expresan casos de
tipos de observación en un mismo expediente legislativo. No expresan número
de leyes observadas ni cantidad de argumentos que motivan las
observaciones. Se identifican únicamente los distintos tipos que aparecen en
un mismo expediente y no el número de argumentos correspondiente a cada
tipo u observación.
El cuadro anterior deja una interrogante importante, que queda abierta luego de
constatar que hay un número de leyes respecto de las cuales se han
presentado observaciones que encajan y corresponden a más de un tip6. Se
incluye, en efecto, 170 casos en los que, para un mismo expediente legislativo,
el Presidente de la República plantea observaciones de más de un tipo, que es
a lo que se llaman tipos mixtos.
En el cuadro siguiente se des agregan esos 170 tipos mixtos, eliminándose
dicha columna. Al desagregar los 170 tipos aumenta significativamente el
universo de casos, en razón de que dentro de los 170 casos mixtos del cuadro
N° 4 no se detecta el diferente número de tipos que son incluidos como mixtos.
Es decir, cabe que en un mismo expediente legislativo con observaciones
mixtas, se constate una observación de tipo político, una constitucional y otra
de técnica legislativa, lo cual suma tres tipos de observación dentro de la clase
mixta. En consecuencia, el proceso de des agregación de los 170 casos mixtos
eleva significativamente los tipos analizados para llegar a 572, como se
muestra en el siguiente cuadro. Debe deducirse, por consiguiente, que los 170
tipos mixtos recogidos en los expedientes de leyes tramitadas, contienen 256
más casos de tipos observaciones que deben desagregarse adicionarse a los
316 que muestra el cuadro anterior.
El modelo que vale para el íntegro del espacio 1993-2006, sin embargo, oculta
modalidades de relación distintas según los diferentes períodos
constitucionales. Los períodos constitucionales, a su turno, indican distintas
formas, tipos o estilos de relación según que en cada órgano del Estado
coincidan o difieran las mayorías. De estos períodos, el de menor incidencia y
relevancia relativa es el del período 20002001, en razón a que no hubo sino 8
casos, para el total de 572, entre los que se advierte que hay 5 de tipo político y
3 de tipo legal, que equivalen solo al 1,4% del total de casos. Más significativos
son los demás períodos, en los que el número de casos es más copioso, por lo
que la comparación en el comportamiento en el uso entre uno y otro período
puede revelar mayor información.
Hasta que sea posible contar con la información requerida y construir los datos
correspondientes, cabe dejar anotadas las hipótesis anteriores, con el propósito
de que puedan ser confirmadas, corregidas o descartadas, a la luz de la labor
de acopio y análisis de información en las diversas materias que quedan por el
momento sin dilucidar. La base de datos que con carácter exploratorio y
preliminar se presenta en los comentarios al artículo 108 de la Constitución
permitirán en lo sucesivo encontrar otras hipótesis que permitan conocer mejor
la historia y el desarrollo institucional de las atribuciones constitucionales del
Congreso y del Presidente de la República, así como la posible incidencia de
factores exógenos a los del desempeño institucional propiamente dicho.
Existen quienes interpretan o insinúan, por ejemplo, que el mayor o menor uso
de observaciones, así como el uso o no uso de la insistencia, del allanamiento
e incluso de la inacción legislativa, se deben a la influencia de lobbies o grupos
de poder en los órganos del Estado. Esa clase de afirmaciones exigen más que
la sola enunciación de la sospecha y demandan evidencia. Sería necesario
empezar por el examen y evaluación específico de las observaciones en los
expedientes, y cruzar esa información con la actividad de los actores
interesados en afectar el proceso legislativo. Labor probablemente minuciosa y
tediosa pero no menos seria si de lo que se trata es ser rigurosos y estrictos
con el respeto a la instituciones y al Estado. Lanzar fácil o alegremente
imputaciones sin denunciar de modo franco y abierto a los responsables, ni
especificar si la modalidad en la que tales influencias se usan pudiera
configurar un acto ilícito, es un acto grave que atenta contra la credibilidad que
deben generar las instituciones estatales. En una sociedad y en una República
abiertas, por otra parte, toda sospecha debe quedar expuesta, confrontada y
ventilada. Los pactos a media voz y la temeridad de afirmaciones sin sustento
son manifestaciones más próximas al terrorismo y a la decrepitud moral que
expresiones de decencia y ética democrática
DOCTRINA
Vigencia de la ley
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 51, 79, 103, 107, 108, 204;
T.U.O.Rgmto. Congreso: arto 80;
C.A.D.H.: arto 9;
D.U.D.H.: arto 11.2;
P.I.D.C.P.: arto 15.1
1. Introducción
Para que la ley, ya perfecta, se haga eficaz, es decir obligatoria como lo indica
el artículo 109, deben ocurrir dos actos ulteriores que forman parte de la
llamada ''fase integradora de eficacia: a) la promulgación (realizada por el
Presidente de la República);
y b) la publicación (dispuesta por el propio Presidente de la República), con el
objeto de que la sociedad conozca la existencia de la voluntad jurídica del
Estado228.
229
KELSEN, Hans. Problemas capitales de la Teoría Jurídica del EstaM. Traducción de
Wenceslao Roce, notas, revisión y presentación de Ulises Schmill. Editorial Porroa, México,
1987, P. 361
La otra posición es la de distinguir ambas categorías. Así, la promulgación es el
acto por el cual el Jefe del Estado, o lo que es lo mismo en nuestro sistema
constitucional, el Presidente de la República, atestigua ante la sociedad civil la
existencia del acto legislativo que constituye la ley, siendo la publicación el
modo empleado para poner la ley en conocimiento de toda la ciudadanía.
Sobre este aspecto, Chirinos Soto en los debates expresaba: "La tradición en
nuestro país es que la ley sea obligatoria desde el día siguiente de su
publicación en el diario oficial. Esta idea del decimosexto día fue una iniciativa
del representante Ramírez Del Villar, quien alegó que el país era muy complejo
geográficamente y que el diario oficial llegaba tarde a ciertas regiones. Pero,
señor Presidente, con la salvedad que hemos puesto: salvo, en cuanto al plazo,
disposición contraria de la misma ley, no hay proyecto de la ley que no diga al
final: la presente ley entra en vigencia al día siguiente de su publicación, con lo
cual los quince días que da el proyecto son inútiles
(...)"232.
231
Al respecto puede verse a BIGLINO CAMPOS, Paloma. La publicación como fase del
procedimiento legislativo. En: "El procedimiento legislativo. V Jornadas de Derecho
Parlamentario de enero de 1994". W.AA. Congreso de los Diputados. pp. 539-550; de la misma
autora: Publicidad de las normas. En: "Temas Básicos de Derecho Constitucional". Tomo 1,
Manuel Aragón Reyes (coordinador). Civitas, Madrid, 2001, pp. 274-275.
232
CONGRESO CONSTITUYENTE DEMOCRÁTICO. Diario de los Debates. Debate
Constitucional 1993. Comisión Constitución y Reglamento. Tomo 11, pp. 931-932.
De allí que la posición de Chirinos Soto fue la de ser partidario de conservar la
fórmula antigua, o sea, que las leyes son obligatorias desde el día siguiente de
su publicación en el diario oficial.
Fue así como quedó consolidado el numeral 109 que, en los hechos rescata
toda una tradición constitucional peruana, esto es, que las leyes son
obligatorias desde el día siguiente de su publicación en el diario oficial, salvo
disposición distinta de la misma ley, que puede establecer un mayor periodo de
"vacatio legil' en todo o en parte.
DOCTRINA
PODER EJECUTIVO
Artículo 110
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 37, 39, 51, 74, 80, 81, 82, 86, 87, 102inc. 7), 103,104,111 a 118, 135,
139.18, 145,160,162,172, 178;
C.P.: arts.l,2;C.T.: arto X;
L.O.E.: arts. 106,107;
D.Leg. 560: arto 1;
C.A.D.H.: arto 23;
P.I.D.C.P.: arto 21;
P.I.D.E.S.C.: arto 25; Convenio 169 de la OIT: arto 6.b.
En el sentido más amplio -destaca Loewenstein 233, todo Estado con unas
determinadas relaciones entre los detentadores y los destinatarios del poder,
expresada en la forma de permanentes instituciones gubernamentales, es un
sistema político; su característica esencial es el aparato o mecanismo a través
del cual se lleva a cabo la dirección de la comunidad y el ejercicio del dominio.
233
LOEWENSTEIN, Karl. Teoría de la Constitución. 2' edición, Ariel Demos, Barcelona, 1982, p.
30.
La Academia de la Lengua Española 234 define al presidencialismo como un
sistema de organización política en que el Presidente de la República es
también Jefe del Gobierno, sin depender de la confianza de las Cámaras.
234
REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA. Diccionario de Ia~nglla Española. Tomo 11,
vigésima edición, Madrid, 1984, p. 1100.
Entre los factores sociales que hacen que prime el presidencialismo como
forma de gobierno en el Continente Americano, podríamos señalar los
siguientes:
(b) A que el triunfo electoral se debe -en gran parte- a las condiciones
personales del candidato, tanto o más que a la ideología del partido que lo
lanza o a su programa de gobierno. El éxito en la votación depende -en gran
medida- de la simpatía, la calidad personal del líder (Ieader) y la aptitud de
captar votos (de vote getter), más que del contenido de su programa electoral.
235
Maurice Duverger precisa que son tres los caracteres que distinguen al Régimen
Presidencial Clásico:
a) El Presidente es a la vez Jefe de Estado y Jefe del Gobierno y ejerce efectivamente sus
poderes. Los Ministros no tienen autoridad política propia: son los dirigentes administrativos de
sus departamentos ministeriales y colaboradores del Presidente en el plano gubernamental.
No forman un órgano colectivo.
El régimen Presidencial clásico no conoce un Consejo de Ministros donde las decisiones se
toman en común. Cuando el Presidente reúne al conjunto de los Ministros -que se llaman
"Secretarios" - es solamente para recibir su parecer. La decisión solo le pertenece a él.
Ese Jefe único del Estado y del Gobierno -continúa Duverger- es elegido por toda la Nación,
por medio del sufragio universal y directo.
Asimismo, anota Duverger, el Presidente y el Parlamento son independientes uno de otro, de
una manera más rigurosa; de ahí el nombre de separación de Poderes "tajante" o "rígida", que
los teóricos del Derecho Constitucional dan a veces al Régimen Presidencial Clásico de los
Estados Unidos de América.
Los elementos esenciales de esta independencia son: que el Parlamento no puede derribar al
Gobierno Presidencial con un voto de desconfianza, y que el Presidente no puede disolver el
Parlamento.
En ese sentido -dice Duverger-, están condenados a vivir juntos sin poderse separar, es un
matrimonio sin divorcio. Esto concede al Gobierno Presidencial una estabilidad segura, aun
cuando el sistema de partidos no permita reunir una mayoría parlamentaria, lo que sucede en
los Estados Unidos de América, a pesar del bipartidismo aparente, porque en realidad se trata
de un pseudobipartidismo, en el que cada parlamentario vota como quiere... Si el Régimen
Presidencial Clásico conduce a un Gobierno estable, no conduce necesariamente, como se
cree amenazado, a un Gobierno fuerte.
(DUVERGER, Maurice. Instituciones políticas y Derecho ConstitucionaL Las relaciones
ParlamentoGobierno. Ediciones Ariel, Barcelona, 1970. Citado por BLANCAS BUSTAMANTE,
Carlos;
LANDA ARROYO, César; y RUBIO CORREA, Marcial. Derecho Constitucional GeneraL Fondo
Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1992, tomo n, p. 157)
Estos elementos, destaca Maurice Duverger, hacen casi imposible el
funcionamiento de la democracia liberal. De esta manera, algunas naciones
latinoamericanas conocen las dictaduras puras y simples, y las instituciones
presidenciales son allí solamente un puro camuflaje, como las instituciones
parlamentarias en otros países subdesarrollados. Otras naciones de América
Latina conocen regímenes intermedios entre la democracia liberal y la
dictadura. Se está más cerca de la dictadura cuando el ejército desempeña un
gran papel, sin ejercer directamente el poder, pero interviniendo cuando el
ejercicio del poder no le agrada, o cuando un partido dominante monopoliza la
representación política.
(2) La facultad del Presidente de la República para nombrar, tanto como para
remover, al Presidente del Consejo de Ministros, así como a los demás
miembros del gabinete, a propuesta y con acuerdo del Presidente del Consejo
de Ministros.
(4) La competencia del Parlamento para investir (otorgar confianza), así como
para remover (censurar o negar confianza).
Para finalizar, juzgamos apropiado resaltar que los requisitos para postular al
cargo de Presidente de la República son bastante flexibles.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 90, 110, 112, 178 inc. 1),182,184, 185;
L.O.E.: arts. 320y SS.;
C.A.D.H.: arto 23;
P.I.D.C.P.: arto 21;
P.I.D.E.S.C.: arto 25; Convenio 169 de la OIT: arto 6.b.
236
PANlAGUA CORAZAO, Valentin. El sistema electoral. En: "La Constitución de 1993. Análisis
y comentarios". Serie: Lecturas sobre Temas Constitucionales N° 10, tomo 1, Comisión Andina
de Juristas, Lima, 1994, pp. 219-235
b) Garantizar, a través de un sistema electoral apropiado, la libre y veraz
expresión de la voluntad popular y una justa distribución de la representación
en función de los votos, esto es, la representatividad de los elegidos.
c) Asegurar, por fin, cada vez mejor también, la pulcritud de los actos
electorales y, de manera especialísima, del escrutinio, en defensa, obviamente,
de la genuina voluntad de los electores.
Entre las funciones básicas de los órganos del sistema electoral están el
planeamiento, la organización y la ejecución de los procesos electorales, o de
referéndum u otras consultas populares; el mantenimiento y la custodia de un
Registro único de identificación de las personas y el Registro de actos que
modifican el estado civil.
Cada órgano integrante del sistema electoral actúa con autonomía y tales
órganos mantienen entre sí relaciones de coordinación, de acuerdo a sus
atribuciones.
237
A manera de ejemplo tenemos:
La Constitución Política del Estado Boliviano establece, en su artículo 86, que el Presidente de
la República será elegido por sufragio directo, precisando, además, que la elección del
Vicepresidente se lleva a cabo al mismo tiempo y en igual forma.
Sobre el particular, cabe recordar que doctrinariamente se han elaborado
diversos sistemas de elección dentro de los regimenes democráticos
republicanos, a saber:
el sistema indirecto o por electores de segundo grado, el sistema directo o de
elección popular -ambos sistemas se encuentran dentro de lo que se denomina
como sistemas puros- y sistemas mixtos.
Para finalizar este punto nos queda mencionar que la decisión del constituyente
de 1993 de no computar los votos en blanco y nulos ha sido, a nuestro
entender, adecuada por cuanto con ello se valoriza el voto.
238
TUESTA SOLDEVILLA, Fernando. El sistema electoral peruano: sus efectos en el sistema
político. En: "Simposio sobre reforma electoral. Memoria", p. 149
239
TUESTA SOLDEVlILA, Fernando. Ob. cit., p. 150.
DOCTRINA
Artículo 112
(*) Texto del artículo según modificación efectuada por el artículo 1 de la Ley N° 27365,
publicada el 05 de noviembre de 2000.
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 110, 111, la D.T.E.;
L.O.E.: arto 105; Ley 27365
El ser humano busca, por lo general, el poder, entendido este como la facultad
de disponer en relación a diversas materias y grados, respecto de otros seres
humanos con los que vive en sociedad.
241
En Bolivia el periodo del Presidente y Vicepresidente es de 4 años improrrogables,
prohibiéndose la reelección inmediata.
Asimismo,' señala la Constitución de Brasil, en su artículo 82: "El mandato del Presidente de la
República es de cinco años, prohibiéndose la reelección para el periodo siguiente, y tendrá
inicio el 1 de enero del año siguiente de su elección".
La Constitución colombiana, por su parte, señala que no podrá ser elegido Presidente de la
República el ciudadano que a cualquier título hubiere ejercido la Presidencia. Esta prohibición
no cobija al Vicepresidente cuando la ha ejercido por menos de tres meses, en forma continua
o discontinua, durante el cuatrienio.
La Constitución chilena precisa, en su artículo 25, los requisitos para ser elegido Presidente de
la República, la duración del mandato ejecutivo y la prohibición de reelección inmediata: "Para
ser elegido Presidente de la República se requiere haber nacido en el territorio de Chile, tener
cumplidos cuarenta años de edad y poseer las demás calidades para ser un ciudadano con
derecho a sufragio.
El Presidente de la República durará en el ejercicio de sus funciones por el término de ocho
años, y no podrá ser reelegido para el periodo siguiente".
Por su parte, la Carta Constitucional de Costa Rica, lo hace en su artículo 132, señalando lo
siguiente: "No podrá ser elegido Presidente ni Vicepresidente:
1. El Presidente que hubiera ejercido la Presidencia durante cualquier lapso#1 Vicepresidente o
quien los sustituya, que la hubiera ejercido durante la mayor parte de un periodo constitucional.
2. El Vicepresidente que hubiera conservado esa calidad en los doce meses anteriores a la
elección, y quien en su lugar hubiera ejercido la Presidencia por cualquier lapso dentro de ese
término;
3. El que sea por consaguinidad o afinidad ascendiente, descendiente, o hermano de quien
ocupe la Presidencia de la República al efectuarse la elección o del que la hubiera
desempeñado en cualquier lapso dentro de los seis meses anteriores a esa fecha; , 4. El que
haya sido Ministro de Gobierno durante los doce meses anteriores a la fecha de su elección;
Y eso que solo estamos hablando del poder político que, por lo general (y la
historia nos demuestra esto), es efímero; no de otros tipos de poder, tal vez
más permanentes en el tiempo y más sólidos, como el económico.
Está también el artículo 240, inciso 1: "No pueden ser elegidos Presidente de la
República: 1. Los designados a la Presidencia de la República, secretarios y
subsecretarios de Estado, miembros del Tribunal Nacional de Elecciones,
magistrados y jueces del Poder Judicial, presidentes, vicepresidentes,
gerentes, subgerentes, directores, subdirectores, secretarios ejecutivos de
instituciones descentralizadas, Contralor y Subcontralor General de la
República, director y subdirector de Probidad Administrativa, que hayan
ejercido sus funciones durante los seis meses anteriores a la fecha de elección
del Presidente de la República (...)".
La Constitución mexicana también establece una prohibición absoluta, en su
artículo 83: "El Presidente entrará a ejercer su encargo el 1 de diciembre y
durará en él seis años. El ciudadano que haya desempeñado el cargo de
Presidente de la República, electo popularmente, o con el carácter de interino,
provisional o sustituto, en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a
desempeñar ese puesto".
En Panamá, la reelección presidencial está prohibida hasta para los dos
periodos constitucionales siguientes.
La Constitución del Paraguay señala al respecto: "El Presidente de la
República del Vicepresidente durarán cinco años improrrogables en el ejercicio
de sus funciones, a contar desde el quince de agosto siguiente a las
elecciones. No podrán ser reelectos en ningún caso. El Vicepresidente solo
podrá ser electo Presidente para el periodo posterior si hubiese cesado en su
cargo seis meses antes de los comicios generales. Quien haya ejercido la
presidencia por más de doce meses, no podrá ser electo Vicepresidente de la
República" (artículo 229).
La prohibición de reelección inmediata también se encuentra contemplada en la
Constitución del Uruguay (artículo 152): "El Presidente y el Vicepresidente
durarán cinco años en sus funciones, y para volver a desempeñarlas se
requerirá que hayan transcurrido cinco años desde la fecha de su cese (...)".
Sin embargo, las de República Dominicana y Nicaragua, nada dicen al
respecto.
Estimo que podría llegarse a calificar el texto original del artículo 112 de la
Constitución de 1993, como el correlato de dicho golpe de Estado; tal vez, el
correlato políticamente necesario para Fujimori, pues no se concibe -dentro de
una lógica golpista- que tras el quebrantamiento del orden constitucional y la
instauración de un gobierno de facto (como fue el caso del Gobierno de
Emergencia y Reconstrucción Nacional), el protagonista de ese golpe de
Estado abandone fácilmente el poder.
Por otra parte, tal como dice Enrique Bernales, el tema de la reelección
presidencial, debe ser visto desde una perspectiva histórica y sociológica.
242
BERNALES BALLESTEROS, Enrique. Estructura del Estado y modelo político en la
Constitución de 1993. En: "La Constitución de 1993. Análisis y comentarios". Serie: Lecturas
sobre temas constitucionales, N° 11, Comisión Andina de Juristas, Lima, 1995, pp. 103 Y 104
la Constitución de 1993 antes de su modificación, constituía un lamentable
retroceso.
De aqui que considere un acierto tan necesario como previsible que, por medio
del artículo 1 de la Ley N° 27365, publicada el 5 de noviembre del año 2000, se
haya modificado el artículo 112 de nuestra actual Carta Política, abandonando
así la posibilidad a una reelección inmediata del Presidente de la República.
DOCTRINA
Artículo 113
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 33 inc. 1); 110, 114, 115, 117, 118 inc. 2);
C.P.: arts. 325 y ss., 354, 360;
C.J.M.: arto 78;
T.U.O. Rgmto. Congreso: arts. 68 inc. t), 89-i, 89-A;
C.A.D.H.: arto 23.2
Señala la doctrina que según sea la causa que determine la sustitución, esta
puede ser definitiva o absoluta, temporal o transitoria 243. Las primeras son las
que dan lugar a la vacancia de la Presidencia.
243
De otro lado, las causas que provocan faltas temporales -impedimentos, ausencia,
inhabilidad transitoria o falta accidental- de los titulares del Poder Ejecutivo, pueden ser:
enfermedad, incapacidad física o mental transitoria, ausencia del territorio nacional por
determinado plazo con autorización del Congreso, hallarse sometido a juicio político o judicial, o
con licencia por un determinado plazo y, en general, cualquier otra inhabilidad temporal.
Si la subrogación es temporal, el sustituto permanece como tal en el lapso que dura el
impedimento o ausencia del titular del Poder Ejecutivo. Determinada la causa de la sustitución,
el problema se reduce a señalar quién es el sustituto, para lo cual se aplican los mismos
criterios que corresponden a las sustituciones definitivas.
nacional sin la debida autorización del Congreso, no reincorporarse al territorio
de la República vencido el plazo concedido por el Congreso, abandono de su
puesto, sentencia judicial condenatoria por ciertos delitos o cualquier otro grave
motivo que provoque una falta absoluta.
Sin embargo, y este no sería el primer caso en la historia del Pero, podría
haber una rivalidad interna en la agrupación parlamentaria de mayoría, más
aún, considerando la eventual imposibilidad física absoluta del Presidente de la
República, para seguir ejerciendo el cargo para el cual fue elegido.
Por otra parte, no nos cabe duda de que en caso el Presidente carezca de
mayoría parlamentaria, esta se encontraría en aptitud de declarar la vacancia
del cargo y hacer que el Primer Vicepresidente de la República asuma la
Presidencia.
El otro tema que debemos analizar en este punto resulta aun más conflictivo
que el primero, y consiste en la posibilidad de que el Congreso declare la
vacancia de la Presidencia de la República por incapacidad moral del
Presidente.
Esto en el plano conceptual; pero en el orden práctico las cosas serían más
complicadas, pues podríamos imaginar infinidad de situaciones o
circunstancias en las cuales se pueda discutir si se trata de supuestos de
incapacidad moral.
Mucho tiene que ver en el tema la afinidad política existente entre el Presidente
de la República y la mayoría parlamentaria. Es muy probable que en caso
existiera esta concordancia, dificilmente se procedería a declarar la vacancia
del cargo por inmoralidad; en tanto que en la situación contraria, la mayoría
opositora del Congreso tendría que analizar la conveniencia política de una
decisión tan trascendental, teniendo en cuenta las tendencias de la opinión
pública.
El alejamiento de un cargo nunca pasa por la voluntad del renunciante, sino por
presiones que lo llevan a tomar una decisión de tal naturaleza. Solo se
renuncia con una sonrisa en los labios cuando se trata de ocupar un Ministerio
de mayor importancia o cuando, luego de algunos meses o años en el ejercicio
del cargo de Ministro, el Presidente desea premiar a esa persona con el cargo
de Embajador de! Perú en alguna República amiga en la que no tenga nada
más que hacer que asistir a todas las recepciones oficiales que el protocolo
impone.
En tal sentido es que no podemos imaginar un supuesto tan serio que ocasione
la renuncia del Presidente de la República del Perú; no imaginamos algo que la
moral de nuestros tiempos lo haga ver tan fuerte y repudiable, que el
Presidente se halle en la obligación de renunciar y, efectivamente, renuncie, sin
haber tratado de aferrarse al poder por todos los medios lícitos e ilícitos;
constitucionales e inconstitucionales.
Es obvio que sería muy raro que salga del territorio patrio sin su voluntad, pero
ello podría ocurrir de casualidad, en caso el Presidente sostuviera, por ejemplo,
un encuentro en la zona limítrofe del Lago Titicaca con su homólogo de Bolivia.
Allí no sería difícil que, a pesar de querer celebrar un encuentro en la zona
peruana, por el natural desplazamiento de las naves en el agua, se pueda
traspasar la frontera involuntariamente.
Es obvio que para que el juicio proceda, el Presidente debe ser sometido al
antejuicio establecido en los artículos 99 y 100 de nuestra Carta Política.
244
RUBIO CORREA, Marcial. Para conocer la Constitución de 1993. Tercera edición. Deseo,
Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo, Lima, 1994, p. 132.
Sin embargo, debemos subrayar el hecho de que para que el Congreso declare
la vacancia de la Presidencia de la República, será necesario que el Presidente
haya sido -previamente- sancionado por efecto de la infracción de que se le
acusa, en virtud de una sentencia condenatoria expedida por la última instancia
de la Corte Suprema de Justicia de la República.
Aquí está claro que las facultades de control del Congreso pueden tener
eficacia, pero siempre y cuando vayan aparejadas de un actuar honesto, tanto
de la Fiscalía de la Nación, como de la Corte Suprema.
En el Perú resultaría evidente que una acusación por efecto de las causales
mencionadas en el artículo 117 de la Constitución, implicaría, sin lugar a dudas,
una situación límite dentro del Derecho Constitucional, la misma que pondría a
prueba el funcionamiento del Sistema.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 102 inc. 10), 110, 113 inc. 2), 115, 117;
C.A.D.H.: arto 23.2
245
DÍAZ MUÑOZ, asear. La moción de censura en el Perno Lima, 1997, p. 114
246
CHIRINOS SOTO, Enrique. La nueva Constitución al alcance de todos. Andina, Lima, 1979,
p. 221.
247
RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de /a Constitución Política de 1993. Volumen 4, Fondo
Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, 1999, p. 285.
Como hemos visto, hasta la Constitución de 1933 la suspensión del Presidente
por incapacidad, se concretaba a la "incapacidad física", incluso, antes, los
textos constitucionales eran aún más específicos, hablando de "enfermedad
temporal". Será la Constitución de 1979, seguida en esto por la de 1993, la que
hablará genéricamente de "incapacidad temporal".
248
LANDA ARROYO, C. Entrevista en el diario El Comercio de Lima, el 30 de enero de 2005, p.
A 10.
249
Coincidimos, por ello, con Marcial Rubio, en su crítica a la Constitución de 1993, cuando esta
precisa (a diferencia de la Carta de 1979) que es supuesto de vacancia del Presidente de la
República su permanente incapacidad moral (artículo 113 inciso 2). Según este autor, "la
incapacidad moral es razón suficiente para la vacancia si existe en el momento de la votación
del Congreso. Consideramos que es en este sentido que debe interpretarse la norma a pesar
del cambio ocurrido y no pretender la permanencia de la incapacidad moral, requisito absurdo
en sí mismo" RUBIO CORREA, Marcial. Ob. cit., p. 280
El segundo inciso del artículo 114 de la Constitución de 1993 está referido a la
suspensión del Presidente de la República por hallarse este sometido a
proceso judicial. Conforme al artículo 117 de la Constitución, el Presidente solo
puede ser acusado, durante su período, por traición a la patria; impedir las
elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales o municipales; disolver el
Congreso, salvo en los casos previstos en el artículo 134 de la Constitución, o
impedir su reunión o funcionamiento, o los del Jurado Nacional de Elecciones y
otros organismos del sistema electoral.
Conforme al artículo 100 de la Carta de 1993, el proceso judicial al Presidente
se desarrolla ante la Corte Suprema, previa acusación del Congreso, luego de
que este haya llevado a cabo el antejuicio político (artículo 99 de la
Constitución).
DOCTRINA
250
C&. Sentencia del Tribunal Constitucional, de 1 de diciembre de 2003, Exp. N° 0006-2003-
AI/TC. Fundamento N° 25
Artículo 115
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 110, 111,113,114, 117; Ley 27375;
D.Leg. 560: arto 1;
C.J.M.: arto 78;
C.A.D.H.: arto 23;
D.U.D.H.: art. 23;
P.I.D.C.P.: art. 25; Convenio 169 de la OIT: arto 6.b.
Es de sobra conocido que el primer párrafo del artículo bajo comentario fue
aplicado con ocasión de la renuncia, desde Japón, de Alberto Fujimori a la
Presidencia de la República, el 21 de noviembre de 2000. El Congreso no
aceptó su renuncia, y declaró la vacancia de la Presidencia de la República por
la causal de incapacidad moral (por 62 votos a favor, 7 en contra y 9
abstenciones). Los dos Vicepresidentes igualmente renunciaron, por lo que la
Presidencia de la República recayó en el Presidente del Congreso, Valentín
Paniagua, que convocó a elecciones generales.
DOCTRINA
254
CHIRINOS SOTO, Enrique. La nueva Constitución al alcance di tOMs. Andina, Lima, 1979,
P. 222.
255
Ibídem
256
RUBIO CORREA, Marcial. Ob. cit., p. 292
Artículo 116
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 110, 111 Y 112;
T.U.O. Rgmto. Congreso: arto 11; D.Leg.: 560: arto 1
DOCTRINA
257
RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la Constitución Política de 1993. Volumen 4, Fondo
Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1999, p. 295.
Procedencia de acusaciones al Presidente de la República
Artículo 117
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 99, 100, 113, 114, 118 inc. 5), 134, 140, 187, 191, 198;
C.P.: arts. 10,325,354, 360;
C.A.D.H.: arto 23.2
258
El artículo 134 de la Constitución establece que el Presidente de la República está facultado
para disolver el Congreso si este ha censurado o negado su confianza a dos Consejos de
Ministros.
259
El artículo 96 de la Constitución de 1920 estableció que el Presidente de la República solo
podía ser acusado durante su periodo en los casos "de traición, de haber atentado contra la
forma de Gobierno, de haber disuelto el Congreso, impedido su reunión o suspendido sus
funciones.". El artículo 150 de la Constitución de 1933 permitía la acusación contra el
Presidente, durante su mandato, "por traición a la patria; por haber impedido las elecciones
presidenciales o parlamentarias; por haber disuelto el Congreso, o impedido su funcionamiento,
o la reunión o funcionamiento del Jurado Nacional de Elecciones". La Constitución de 1979, en
su artículo 210, permitía la acusación contra el Presidente "por traición a la patria, impedir las
elecciones presidenciales, parlamentarías, regionales o locales; por disolver el Congreso, salvo
lo dispuesto en el artículo 227; Y por impedir su reunión o funcionamiento o los del Jurado
Nacional de Elecciones y del Tribunal de Garantías Constitucionales"
Para encontrar algunas respuestas puede ser útil acudir al Derecho
Comparado.
Según explica Luis María Diez-Picazo, en Estados Unidos, la responsabilidad
penal del Presidente es la misma que corresponde a los particulares 260, es
decir, el Jefe del Poder Ejecutivo puede ser acusado, durante su mandato, por
cualquier delito. Si bien es cierto que la Constitución norteamericana establece
la existencia de un procedimiento parlamentario -denominado impeachment-,
en virtud del cual corresponde a la Cámara de Representantes acusar ante el
Senado al Presidente, Vicepresidente y a todos los funcionarios civiles por
traición, cohecho, otros delitos y faltas graves, en Estados Unidos se ha
considerado que no es necesario transitar previamente por dicho trámite en el
Congreso antes de iniciar un proceso penal contra ellos 261. Esto se debe a que
ambos procedimientos (parlamentario y judicial) tienen finalidades distintas.
Mientras el impeachment está dirigido a proteger la dignidad de la función
pública impidiendo que continúe en su puesto una persona considerada como
criminal por dos tercios de los senadores presentes 262, el objetivo del proceso
penal es hacer efectiva -mediante la condena penal- la protección del bien
jurídico afectado mediante el delito cometido. Por eso Juan García Cotarelo
explica que el impeachment es un procedimiento criminal con finalidades
políticas, que solo produce la separación del cargo de aquel que sea
condenado en su desarrollo, mientras que las "eventuales responsabilidades
penales que se deriven de los cargos que fundamentan la acusación planteada
por la Cámara baja, es algo que corresponderá a la justicia ordinaria" 263.
260
DÍEZ-PICAZO, Luis María. Lo criminalidad de los gobernantes. Critica, Grijalbo Mondadori,
Barcelona, 1996, p. 87
261
ARMAGNAGUE, Juan Fernando. Juicio político y Jurado de Enjuiciamiento en la n/leva
Constitución Nacional. Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1995, pp. 48-49
262
DÍEZ-PICAZO, Luis María. Ob. cit., p. 99
263
GARCÍA COTARELO, Juan. El régimen político de MS Estados Unidos. En: "Regímenes
Políticos Actuales". Juan Ferrando Badía (Coordinador). 3" edición, Tecnos S.A., Madrid, 1995,
p. 570
264
DÍEZ-PICAZO, Luis María. Ob. cit., p. 65
265
TIEDEMANN, Klaus. Constitución y Derecho Penal Palestra Editores, Lima, 2003, pp. 141-
142.
266
Según explica Pedro Planas, en sus orígenes la inmunidad parlamentaria protegía la libertad
de los parlamentarios frente a los procesos civiles y por eso perdió su razón de ser en
Inglaterra cuando ahí se abolió la prisión por deuda. PLANAS Pedro. Derecho Parlamentario.
Ediciones Forenses.
Lima, 1997, p. 121.
267
TIEDEMANN, Klaus, Ob. cit., p. 146
Por lo visto, resulta incompatible con la igualdad de las personas -uno de los
derechos protegidos por el sistema constitucional-la prohibición temporal de
iniciar un proceso penal contra una de ellas (el Presidente de la República) por
la mayor parte de delitos previstos en la legislación penal. Al respecto, el
profesor Francisco Eguiguren Praeli ha afirmado correctamente que esta virtual
"irresponsabilidad" penal del Presidente resulta injustificable en un régimen
democrático y constitucional, porque "mal puede aceptarse que quien ostenta
el mayor poder del Estado carezca casi totalmente de una razonable
responsabilidad, en los planos político y penal, como elemento de contrapeso y
equilibrio"268. Por esa razón ha propuesto que la incorporación de "la posibilidad
de acusación al Presidente, mientras ejerce el cargo, por un conjunto más
amplio de causales, vinculadas a graves infracciones de la Constitución,
corrupción o delitos dolosos"269.
Con relación a este tema puede ser útil recordar que en Estados Unidos, el
Presidente cuenta con inmunidad en materia de "responsabilidad civil por
268
EGUIGUREN, Francisco. Comisiones investigadoras, antijuricidad y responsabilidad MI
Presidente. En: "Ius et Veritas". Revista editada por estudiantes de Derecho de la Pontificia
Universidad Católica del Pero, año XIII, N° 25, noviembre de 2002, p. 108
269
EGUIGUREN PRAELI, Francisco. Ob. cit., p. 109
270
ECHANO, Juan 1. Perspectiva jurídico-penal mi perdón, p. 124
271
SAGÜÉS, Néstor. Interpretación tk los Derechos Humanos en las Jurisdicciones nacional e
internacional En: "Derechos Humanos y Constitución en Iberoamérica. Libro-Homenaje a
Germán J. Bidart Campos". Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional (Sección
Peruana), Lima, 2002, p. 37.
cualquiera de las acciones u omisiones relativas al ejercicio de sus
funciones"272, pero esta "no abarca los daños que el Presidente pueda causar
en su condición de persona privada"273. Por eso, después de que Paula Jones
interpuso una demanda contra el Presidente William Clinton sobre
indemnización por daños y perjuicios y daños punitivos, por actos ocurridos en
1991 -es decir antes que se iniciara el periodo presidencial que venía
ejerciendo el demandado- la Corte Suprema norteamericana, por votación de
nueve a cero, estableció que la inmunidad referida a la responsabilidad civil
derivada de los daños producidos por los actos oficiales del Presidente
-reconocida en el caso Nixon vs. Fitzgerald (1982)- no alcanza a sus actos no
oficiales274.
DOCTRINA
272
DÍEZ-PICAZO, Luis María, Ob. cit., p. 88
273
DÍEZ-PICAZO, Luis María, Ob. cit., p. 88
274
Clinton vs. Jones (95-1853),520 U.S. 681 (1997)
Artículo 118
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 9, 31, 38, 39, 44, 55 al 57, 74, 75, 78, 102 inc. 5), 105, 110, 113 ¡nc. 4),
115, 117, 134, 137, 139 incs. 2), 13), 18) Y 19) ;163 al 175, 176 Y ss., 181; C.T.:
arto III T.P.;
C.P.Ct.: arto 75;
T.U.O.Rgmto.Congreso: arts. 50,54 ¡nc. e), 91;
D.Leg. 560: arts. 3, 4;
D.Leg. 743;
L.O.M.: arto 22 D.e.;
Ley 25397;
Ley 26329;
Ley 26994;
Ley 27479;
Ley 27594: arts. 1 inc. 3), 2;
Ley 28091;
P.I.D.C.P.: arto 1;
P.I.D.E.S.C.: arto 1
275
Al respecto, Juan Linz: explica que en los sistemas presidenciales "el presidente no es solo
el que ejerce el poder ejecutivo, sino también el jefe simbólico del Estado, y no se le puede
destituir, excepto en algún caso excepcional de juicio político (impeachment), entre elecciones".
(LINZ, Juan.
Democracia presidencial o parlamentaria: ¿qué diferencia implica? En: "Las crisis del
presidencialismo. 1.
Perspectivas comparadas." Juan Linz y Arturo Valenzuela (compiladores). Alianza Editorial
S.A., Madrid, 1997, p. 32).
mismo, que pertenecen al régimen parlamentario (por ejemplo, la censura de
los ministros, la interpelación y la disolución del Congreso).
276
El inciso 20 de! artículo 211 de la Constitución de 1979 facultaba al Presidente de la
República para dictar "medidas extraordinarias en materia económica y financiera, cuando así
10 requiera e! interés nacional y con cargo de dar cuenta al Congreso". César Landa explica
que durante "la vigencia de la Constitución de 1979, en e! Perú, e! Poder Ejecutivo legisló casi
tanto o a veces más que e! Congreso", y recuerda que durante el gobierno de Fernando
Belaunde se dictaron 667 decretos de urgencia, 1033 durante e! gobierno de Alan García y 562
durante e! gobierno constitucional de Alberto Fujimori (1990-1992). LANDA ARROYO, César.
Tribunal Constitucional y Estado Democrático. 2' edición, Palestra Editores, Lima, 2003, p. 650.
277
PLANAS, Pedro. Decretos de urgencia y "medidas extraordinarias': Notas para una
tipificación. En: "Ius et Veritas" N° 7, Revista editada por estudiantes de la Facultad de Derecho
de la Pontificia Universidad Católica del Perú, pp. 135-136.
278
"Brasil (1988) se preocupa de resaltar que son 'medidas provisorias'; Italia (1947) las
denomina 'medidas provisionales'; Austria (1920), 'decretos transitorios de modificación de
leyes'; y España (1978) reconoce que estas 'disposiciones legislativas provisionales tomarán
forma de decretos leyes'" (PLANAS, Pedro. Ob. cit., pp. 136-137).
eficacia jurídica desde el inicio de su vigencia a los decretos expedidos sin que
exista una circunstancia habilitan te, sin observar la limitación normativa o
transgrediendo el procedimiento de expedición.
A diferencia de lo que ocurre en los ordenamiento s de Brasil 279 e Italia280, la
Constitución peruana no contempla este mecanismo, pues el inciso 19 de su
artículo 211, únicamente señala que el Presidente debe dar cuenta al Congreso
del ejercicio de esta facultad, y que este órgano puede modificar o derogar los
decretos de urgencia.
DOCTRINA
279
En Italia, su Constitución especifica que el Gobierno debe someter la medida extraordinaria
con fuerza de ley a las Cámaras el mismo día de su expedición para su convalidación, y que si
estas no la "convierten en ley a los sesenta días de su publicación, el 'decreto perderá' eficacia
desde su inicio" (PLANAS, Pedro. Inseguridad jurídica, imprevisión normativa e ineficiencia
legislativa. Efectos de la subordinación del Congreso peruano al Ejecutivo (1980-2000). En:
"Advocatus". Nueva Época, Tercera Entrega, 2000, Revista de los alumnos de la Facultad de
Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad <;le Lima, pp. 125-126).
280
En Brasil, su Constitución exige al Presidente de la República que someta las medidas
provisorias en caso de relevancia y urgencia "de inmediato" al Congreso "para su convalidación
o rechazo", y establece que estas "pierden eficacia 'desde su publicación' si el Congreso no las
convierte en ley en un plazo de treinta días" (PLANAS, Pedro. Inseguridad jurídica... Ob. cit., p.
126).
CAPÍTULO V
Artículo 119
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 39, 58, 76, 92, 119, 123, 127,162, 192.6,194,197,8' nET.;
D.Leg. 560: arts. 14, 15, 16,19 Y ss.;
Ley 27658;
Ley 27711;
Ley 27789;
Ley 27790;
Ley 27791;
Ley 27792;
Ley 27793;
Ley 27860;
C.A.n.H.: arto 23.1.c;n.
D.n.H.: arto 22.2;
p.I.n.C.p.: arto 25.c
281
VALEGA GARCÍA, César. La responsabilidad política del Gobierno. En: "Lecturas sobre
temas constitucionales" N° 10. Comisión Andina de Juristas, Lima, 1994, p. 201. Valega
describe las instituciones del gobierno de origen parlamentario que ha ido admitiéndose en
nuestro constitucionalismo para atenuar la figura presidencial. El Consejo de Ministros es uno
de ellos, a los que se suma el refrendo presidencial, la interpelación parlamentaria, el voto de
censura y el voto de confianza de los ministros por parte del Congreso y la creación del
Presidente del Consejo de Ministros como tránsito a un posible presidente de gobierno que
coexista con la jefatura de Estado en manos del Presidente de la República que algunos
propician en el Perú.
Desde este punto de vista, el artículo 119 de la Constitución tiene una clara
orientación administrativa que puede hacernos olvidar que los ministros y el
Consejo que ellos conforman deben ser un claro instrumento de gobierno, que
toma decisiones políticas de singular importancia -junto con el Presidente de la
República-. Algunos tratadistas llegan a considerar que los ministros están
destinados a cogobernar con el Presidente o al menos deberían hacerla, para
diferenciarse del presidencialismo marcado en el que los conductores
administrativos son simplemente secretarios del Presidente.
3. Desarrollo legislativo
282
GARCÍA BELAUNDE, Domingo. Esquema de la Constitución peruana. J-Y. Ediciones, Lima,
1998, p. 119
283
CONGRESO CONSTITUYENTE DEMOCRÁTICO. Diario de los Debates. Debate
Constitucional Pleno-1993. Tomo n, Lima, 1998, p. 1630
La citada ley orgánica ha perdido su verdadera connotación, toda vez que
norma un estado de cosas previo a la dación del nuevo texto constitucional. A
ello se suma la vía legislativa empleada; no corresponde, en buen derecho, que
mediante legislación delegada se traten temas tales como la organización y
funciones del Ejecutivo, la intervención parlamentaria, en una norma de
indiscutible trascendencia para la vida estatal. Por ello resulta necesaria la
revisión de las leyes expedidas sobre el particular, a fin de dimensionar
adecuadamente las funciones constitucionales conferidas al Consejo de
Ministros.
Continúa señalando Rubio Correa que a los ministros les corresponde dictar las
normas sectoriales de alcance nacional en los asuntos de su competencia y
prestar, a través de los organismos públicos descentralizados que se reservan
expresamente al nivel central de Gobierno, bienes y servicios sectoriales,
teniendo a su cargo la supervisión y control de las instituciones públicas
descentralizadas que conforman el sector correspondiente. Asimismo, ejecutan
las acciones e inversiones en los casos que le son reservados al Gobierno
Nacional. Finalmente, comenta que ni el Consejo de Ministros ni los ministros
individualmente, fijan de manera autónoma las líneas directrices de su gestión,
sino que las políticas de cada sector y del Ejecutivo en su conjunto, tienen que
ser coordinadas por los ministros con el Presidente, matices propios de nuestro
régimen de gobierno.
284
RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la Constitución política de 1993. Tomo III, Fondo
Editorial Pontificia Universidad Católica del Pero, Lima, 1999, pp. 380-386.
285
BERNALES BALLESTEROS, Enrique. La Constitución de 1999. Análisis comparado. 5'
edición. Editora Rao. Lima, 1999, pp. 581-584
De otro lado, cabe detenerse en analizar si es afortunada la mención que hace
el artículo 119 de la Constitución a los "servicios públicos" como el objeto
esencial de atención al Consejo de Ministros y de los ministros; y si además
corresponde -como reza el actual texto constitucional- que la "dirección y
gestión de éstos" esté confiada al órgano político del Ejecutivo. Hay entre
nuestros comentaristas constitucionales quienes se manifiestan favorables a la
expresión "servicios públicos" como el objeto de atención primigenia del
Consejo de Ministros. Bernales defiende que mediante ellos, el Estado ampara
y brinda asistencia a la población en su conjunto; sin embargo, sostiene que la
acción de los ministros no se circunscribe únicamente a su despacho debido al
crecimiento del Estado y las demandas de la población de servicios públicos.
Todo lo contrario. Se debe volver a definir los "asuntos públicos" como el objeto
primordial de atención de los ministros y su cuerpo colegiado; poner a la
administración del Estado bajo su responsabilidad y dejar que en el capítulo
286
GARCÍA TOMA, Víctor. Análisis sistemático de la Constitución peruana de 1993. Tomo n,
Fondo de Desarrollo Editorial de la Universidad de Lima, Lima, 1998, pp. 118-119.
287
KRESALJA ROSELLÓ, Baldo. Rol del Estado y la gestión de /os servicios públicos. En:
"Themis" N° 39, Lima, 1999.
288
ARIÑO ORTIZ, Gaspar. Principios de Derecho Público Económico. Ara Editores-Ariño y
Asociados. Lima, 2004, pp. 613-674. (El nuevo servicio público y la regulación económica).
económico de una nueva Constitución surja a plenitud -como no lo ha hecho
suficientemente la Carta del 93-la regulación de los servicios públicos que de
manera continua y uniforme, en aplicación del principio del servicio universal,
debe ofrecerse a la población. Ello supone un adecuado reconocimiento
constitucional de los organismos autónomos encargados de la regulación sin la
contaminación política del Consejo de Ministros. Si bien a nivel legislativo se
han dado pasos singularmente importantes con la promulgación de la Ley N°
27332, Ley Marco de los Organismos Reguladores de la Inversión Privada en
los Servicios Públicos y el Tribunal Constitucional I ha hecho valiosos aportes
en la materia a través de sentencias como la que resolvió el proceso de
inconstitucionalidad planteado contra la Ley de Desmonopolización
Progresiva289, el campo es virgen para el tratamiento constitucional de los
servicios públicos desde una perspectiva moderna.
Por ello resulta bien orientada la redacción del artículo 175 que se propone en
el marco de la reforma constitucional discutida en el Congreso de la República
en las legislaturas correspondientes al 2001-2003 que puntualmente señala
que "la dirección y gestión de los asuntos públicos están a cargo del Consejo
de Ministros"290.
Son pues los "asuntos públicos" y no los "servicios públicos" los que
comprometen a los ministros y al Consejo, debiendo la regulación de estos
últimos quedar debidamente incorporada en el ámbito constitucional. Cabe
añadir con Pareja Paz Soldán, que aún el Estado carece de un Poder Ejecutivo
en el que los ministros de Estado dejen de ser únicamente, "un ente colectivo
cuya función consiste en colaborar con el Presidente de la República" 291. En tal
sentido, resulta evidente la necesidad de fortalecer, cuando menos
jurídicamente, la labor de este colectivo que, por su propia naturaleza, debiera
estar llamado a ejercer el cogobierno, sin que ello implique desvirtuar el rol
directriz que ejerce el Jefe de Estado. Corresponde en consecuencia que al
cambio en el objeto de atención del Consejo de Ministros, ya propuesto en el
mencionado artículo 175 de la Reforma de la Constitución, se le añada una
mejor definición del papel político -y no simplemente administrativo- que le
corresponde al Consejo de Ministros, lo que supone configurar a este órgano
del Ejecutivo como cogobernador con el Presidente de la República para que
cumpla su función mitigadora del presidencialismo.
DOCTRINA
289
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Sentencias recaídas sobre el Expediente N° 00S-2003-AI/
TC y el Expediente N° 0008-2003-AI/TC.
290
PAREJA PAZ SOLDÁN, José. Derecho Constitucional peruano y la Constitución de 1979.
Editorial Valenzuela, Lima, 1982, p. 98.
291
Ibídem, p. 146
Análisis sistemático de la Constitución peruana de 1993. Tomo n. Lima: Fondo
de desarrollo editorial de la Universidad de Lima 1998; KRESALJA ROSELLÓ,
Baldo. Rol del Estado y la gestión de los servicios públicos. En "Themis", N° 39,
Lima, 1999; PAREJA PAZ SOLDÁN, José. Derecho Constitucional peruano y la
Constitución de 1979. Editorial Valenzuela, Lima, 1982; RUBIO CORREA,
Marcial. Estudio de la Constitución Política de 1993. Tomo HI, Lima: Fondo
Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú, 1999; V ALEGA GARCÍA.
César. La responsabilidad política del gobierno. En: "Lecturas sobre temas
constitucionales", N° 10. Comisión Andina de Juristas, Lima, 1994; VILLARÁN y
GODOY, Manuel. Lecciones de Derecho Constitucional. Fondo Editorial de la
Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1998.
Refrendación de actos del Presidente de la República
Artículo 120
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 118,123 inc. 3), 128;
D.Leg.: 560: arts. 14, 15 inc. 7)
292
VILLARÁN, Manuel Vicente. Páginas escogidas. Lima, 1962, pp. 74-75
293
Ibídem. pp. 71 Y ss. en las que Villarán desarrolla en e! marco de la Constitución de 1936 e!
modelo norteamericano y la copia peruana, así como las bases de la refrendación ministerial. Al
amparo de! aforismo the Ring can do no wrong se ha desarrollado la institución para que e! Rey
o quien ocupe e! Ejecutivo no actúe nunca solo. Dicho aforismo ha sido sustituido
modernamente por la expresión the kingcan not act alone que es precisamente e! refrendo
como se le conoce en las monarquías democráticas y en los sistemas presidencialistas
moderados. Diccionario Juridico Espasa. Editorial Espasa Calpe, Madrid, 2001, p. 1240.
294
SERRA ROJAS, Andrés. Derecho Administrativo. Primer curso. Editorial Porrúa, México,
2001, pp. 577-578
(a) Idoneidad: la contrafirma del Ministro autentica que un acto ha sido hecho
en la esfera de competencias del Presidente en particular y del Ejecutivo en
general;
3. Aporte doctrinario
5. Aportes jurisprudenciales
6. Conclusión
Sin embargo, no todos los actos presidenciales requieren refrendo, pues hay
algunos que realiza t1n función de gobierno, de naturaleza directriz o de
representación que efectivamente no necesitan refrendo. Pero a su vez estos
actos no refrendados tienen consecuencias de naturaleza política o
protocolaria, pero no necesariamente jurídica.
DOCTRINA
Artículo 121
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 71, 118 incs. 7), 12),22), 126, 129, 130 a 137, 206;
D.Leg. 560: arts. 14,15
Según explica Pedro Planas, el Consejo de Ministros es una institución que fue
introducida en el Perú mediante una práctica democrática realizada durante el
gobierno de Ramón Castilla (1845-1851). Así, sin que ninguna ley lo exigiera, el
Presidente Castilla "decidió reunirse con sus ministros y empezó a tomar
decisiones en conjunto, escuchando a sus ministros, sometiéndoles las
principales decisiones y procurando cierto consenso en las medidas a
adoptar"302. Posteriormente, esta institución fue regulada expresamente en la
Constitución de 1856. El artículo 93 de este texto constitucional estableció lo
siguiente: "Habrá un Consejo de Ministros cuya organización y procedimientos
se desarrollarán por ley".
303
PLANAS, Pedro. Ob. cit., p. 58
304
PLANAS, Pedro. Ob. cit., p. 58
305
PLANAS, Pedro. Ob. cit., p. 58
diversos sectores de la administración federal, y, aun cuando son designados
con el control del Senado, pueden ser removidos por el presidente, ya que si
bien pueden ser convocados a una sesión colegiada, la decisión fmal
corresponde solo a este"306.
DOCTRINA
306
BISCAREITI DI RUFFIA, Paolo. Introducción al Derecho Constitucional compara. M. Fondo
de Cultura Económica, Colombia, 1996, p. 177
Nombramiento y remoción de los ministros
Artículo 122
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 121,123, 129,130, 132, 133, 135, 136;
D.Leg. 560: arts. 14,15 inc 2), 16;
Ley 27594; arto 1 incs. 1), 2);
C.A.D.H.: arto 23.1.c;
D.U.D.H.: arto 21.2;
P.I.D.C.P.: arto 25.c;
P.I.D.E.S.C.: arto 1.1
307
Constitución de 1979: Artículo 216.- El Presidente de la República nombra y remueve al
Presidente del Consejo. También nombra y remueve a los demás ministros, a propuesta y con
acuerdo, respectivamente, del Presidente del Consejo (resaltado agregado).
308
Hay quienes, como García Toma, consideran que la institución ministerial se puede encontrar
incluso en la época incaica Y colonial Cfr. GARCÍA TOMA, Víctor. Análisis sistemático de /o
Constitución de 1993. Tomo II, Fondo de Desarrollo Editorial de la Universidad de Lima, pp.
250,260,261 Y ss.
309
Para mayores referencias sobre los antecedentes de este artículo en cada una de nuestras
cartas políticas, véase a RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de /o Constitución Política de 1993.
Volumen 4, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1999, p. 394
Un análisis sistemático de la Constitución nos permitirá apreciar la importancia
del presente artículo, más allá de su comprensión literal que, aparentemente,
fija una regla operativa para la composición del Poder Ejecutivo 310.
Si lo que se pretendía era que el Premier pudiera frenar el excesivo poder que
nuestra Constitución le ha otorgado al Presidente de la República, este objetivo
no se cumple porque basta que exista cualquier desavenencia entre ellos para
que el Presidente de la República remueva a su Premier poco complaciente.
Del mismo modo, el Primer Ministro no se podrá oponer al nombramiento o
remoción de cualquier ministro, tendrá que aceptado puesto que el Presidente
tiene las llaves de entrada y de salida del gabinete.
La real función que cumplen los ministros, en el plano del régimen político tal y
como está diseñada en nuestra Constitución, es la de fungir de secretarios
colaboradores del Presidente de la Republica 314, quien impone sus ideas,
decisiones y planes de acción en la administración de los servicios públicos y la
marcha general del gobierno. Los ministros no pueden, pues, oponerse al
Presidente de la República. Tal oposición o expresión de discrepancia originará
sin duda su salida del gabinete315. El Primer Ministro no cumple una función
312
Hay quien ha bautizado a este Primer Ministro tan débil como un "minipremier", existente
tanto en Argentina como en Perú. Cfr. SAGÜÉS, Néstor Pedro. Parlamentarismo y
presidencialismo. Un ensayo sistémico para la gobernabilidad democrática: El "minipremier" en
el Perú y en Argentina.
Experiencias y perspectivas. En: "Revista Peruana de Derecho Público". Año 4, num. 7, pp. 42
Y ss., en especial p. 52.
313
En este mismo sentido, BERNALES, Enrique. La Constitución de 1993: Análisis comparado.
Ciedla, Lima, 1996, p. 585.
314
Dicho sea de paso, el Decreto Legislativo N° 560, Ley del Poder Ejecutivo, establece que el
Presidente del Consejo de Ministros colabora con el Presidente de la Republica en la dirección
de la política general del gobierno (artículo 14).
315
Merece señalarse que esta misma percepción crítica a la discrecionalidad en la remoción
ministerial, había sido ya esgrimida en pleno siglo XIX: "El Presidente está persuadido que sus
Ministros son simples secretarios que deben autorizar lo que él dispone sin concederles
muchas veces, la menor participación en sus medidas. Porque como puede removerlos, se
cree autorizado, para no respetarlos, y cree también que son empleados suyos y no de la
más significativa que la de coordinador entre los diversos ministros entre sí y
entre estos y el Presidente de la República. Ni siquiera preside las reuniones
de su propio Consejo cuando el Presidente está presente 316.
Por un lado, están quienes, dentro del mismo modelo político actual, plantean
la reducción del poder del Presidente de la Republica para remover a sus
ministros, haciéndolo depender del concurso del Parlamento. En este sentido,
Rubio Correa propone que la remoción del gabinete no dependa únicamente
del Presidente de la República si es que ha recibido el voto de confianza del
Congreso en su presentación inicial, conforme al artículo 130 de la
Constitución317. En efecto, la propuesta parece ser consistente si se tiene en
cuenta que el voto de confianza que recibe, de ser el caso, el gabinete en
pleno, significa una suerte de voto de investidura a la usanza de los regímenes
parlamentarios. Así las cosas, la legitimidad del gabinete no vendría
determinada únicamente por la confianza del Presidente de la República, que
es elegido por el pueblo, sino también por el propio Parlamento, que también
representa al pueblo. Siendo doble la legitimidad que lo respalda, debería ser
concurrente, pues, la voluntad para removerlo. Falta, aún determinar, si la
misma regla rige en el caso en que el Presidente de la República quiera
únicamente remover a alguno de sus ministros, así como los mecanismos
operativo s al interior del Congreso para expresar válidamente dicha voluntad
(número de votaciones, quórum para las mismas, etc.).
Por el otro lado, están quienes critican la histórica consagración del modelo
lúbrido, es decir de un presidencialismo atenuado con incorporaciones
parlamentarias, señalando que dicho ejercicio en pro de la limitación del poder
del Presidente ha generado, contradictoriamente, potenciar las crisis políticas
en el Perú, por el hecho de que combinar instituciones de distintos regímenes,
al desnaturalizarlas, las vuelve incompatibles como efectivos mecanismos de
nación". PAZ SOLDAN, José Gregario. Predicciones de Casandra. En: "Diario El Comercio".
Edición del 3 de mayo de 1948, citado por PAREJA PAZ SOLDÁN, José. Derecho
Constitucional pentano y la Constitución de 1979. 3' edición, IV Ediciones, Lima, 1984, p. 244.
Es de anotar que la instauración del Consejo de Ministros como cuerpo colegiado, incluyendo a
su presidente entre 1856 y 1867, no planteó diferencia alguna en el futuro, hasta nuestros días.
La diferenciación entre Ministros de Estado y ministros del Presidente se encuentra enunciada
contemporáneamente en RUBIO CORREA, Marcial. Ob. cit. p. 196.
316
Por lo demás, es conocido que en las reuniones del Consejo de Ministros en las que no
asiste el Presidente de la República, -las únicas que el Primer Ministro preside- no se toma
decisión alguna, sino que se espera hasta el próximo Consejo en el que esté presente el
Presidente de la Republica. Dada la escasa entidad de estos consejos no decisorios, la
doctrina peruana ha venido en llamarlos "consejillos". Cfr. GARCÍA TOMA, Víctor. Ob. cit. Tomo
II, p. 261
317
Cfr. RUBIO CORREA, Marcial. Ob. cit. P. 395
control. Proponen, por tanto, el acercamiento a los modelos tradicionales sin
modificaciones318.
También están quienes pretenden dejar que el control de los actos del
Presidente, en especial en lo referido a la remoción del Presidente del Consejo
de Ministros o de cualquiera de sus pares, en manos de la opinión publica 321
para que la evalúe y, en su caso, presione a favor o en contra de la medida.
DOCTRINA
318
Cfr. BERNALES, Enrique. Una Constitución estable para institucionalizar el Perú. En:
"Revista Peruana de Derecho Publico; Año 2, N° 3, Lima, julio-diciembre, 2003, p. 32
319
Es pacífica la doctrina que señala que el régimen político adoptado en la mayoría de países
de Latinoamérica es el presidencialismo atenuado o matizado. Cfr. LAGO CARBALLO, Antonio.
Presidencialismo o parlamentarismo: una cuestión disputada. En: "Ius et Veritas", Año'V, Num.
10, Lima, julio 1995, pp, 24-25, también PLANAS, Pedro. Ob. cit., pp. 104-110, en especial p.
108.
320
Cfr. LAGO CARBAlLO,Antonio. Ob. cit., p. 28. La vuelta al parlamentarismo como opción que
sirva de panacea a la crisis del presidencialismo latinoamericano ha sido duramente criticado
por SAGÜÉS, Néstor Pedro. Ob. cit., pp. 38-40.
321
Cfr. CHIRINOS SOTO, Enrique. Constitución de 1993. Lectura y comentario, s/e, p. 206
322
EGUlGUREN PRAELI, Francisco. Ob. cit. p. 52.
Análisis comparado. Ciedla, Lima, 1996; CHIRINOSSOTO, Enrique.
Constitución dE 1993: Lectura y comentario. si e, p. 206; EGUIGUREN
PRAELI, Francisco. El Congreso, el Gobierno y sus relaciones políticas, en la
propuesta de reforma constitucional. En: "Revista Peruana de Derecho
Público", Año 2, N° 3, Lima, julio-diciembre, 2001; ESPINOSA-SALDAÑA, Eloy.
Presidencialismo latinoamericano: sus alcances, los riesgos que genera a la
plena vigencia del estado de dErecho y algunas notas sobre la viabilidad de las
propuestas planteadas al respecto. En: "Revista Jurídica del Perú", N° 31,
Trujillo, Febrero, 2002; GARCÍA TOMA, Víctor. Análisis sistemático dE la
Constitución dE 1993. Tomo 11, Fondo de Desarrollo Editorial de la Universidad
de Lima, Lima; HABERLE, Peter. El Estado Constitucional. IIJ-UNAM, México,
2001; LAGO CARBALLO, Antonio; Presidencialismo o parlamentarismo: una
cuestión disputada. En: "Ius et Veritas", Año V, N° 10, Lima, julio, 1995;
LOEWENSTEIN, Karl. Teoría de la Constitución. ArieI, Barcelona 1964; PAZ
SOLDÁN, José Gregorio. Predicciones de Casandra. En: "Diario El Comercio",
edición del 3 de mayo de 1948; PAREJA PAZ SOLDÁN, José; Derecho
Constitucional peruano y la Constitución de 1979. 3ra. edición. JV Ediciones,
Lima, 1984;
PLANAS, Pedro. Regímenes políticos contemporáneos. 2da. edición, Fondo de
Cultura Económica, Lima, 1997; RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la
Constitución política de 1993. Volumen 4, Pontificia Universidad Católica del
Perú, Lima, 1999; SAGÜÉS, Néstor Pedro. Parlamentarismo y
presidencialismo. Un ensayo sistémico para la gobernabilidad democrática: El
"minipremier" en el Perú y en Argentina. Experiencias y perspectivas. En:
"Revista Peruana de Derecho Público". Año 4, N° 7.
Atribuciones del presidente del Consejo de Ministros
Artículo 123
Al Presidente del Consejo de Ministros, quien puede ser ministro sin cartera, le
corresponde:
1. Ser, después del Presidente de la República, el portavoz autorizado del
gobierno.
2. Coordinar las funciones de los demás ministros.
3. Refrendar los decretos legislativos, los decretos de urgencia y los demás
decretos y resoluciones que señalan la Constitución y la ley.
CONCORDANCIAS:
C:arts.118ine. 19),119, 120, 121, 122, 124, 125, 127, 128, 129, 130, 133, 135;
T.U.O.Rgmto.Congreso: art 76 ine 1); Ley 25397: art 16; D.Leg. 560: art 15 ine
7)
324
BERNALES BALLESTEROS, Enrique. La Constitución de 1993. Análisis comparado.
Editorial Jurídica Rao, Lima, Perú, 1996
325
GARCÍA BELAUNDE, Domingo. Ob. cit
presidencialismo se debe "parlamentarizar" aún más al Presidente del Consejo
de Ministros, al punto que se llega a proponer que en el futuro sea simplemente
nombrado por el Congreso.
3. Funciones del presidente del Consejo de Ministros a la luz del artículo 123
de la Constitución vigente
326
VILLARÁN, Manuel Vicente. Páginas escondidas. Talleres Gráficos Villanueva, Lima, Perú,
1962
En primer lugar, se confiere al Premier la atribución de ser portavoz autorizado
del Gobierno, después del Presidente de la República. La citada función revela
el carácter constitucional de primus inter pares conferido al cargo por la vigente
Carta.
No obstante, existe consenso en afirmar que la citada función no constituye en
puridad expresión del fortalecimiento de las prerrogativas del Presidente del
Consejo por cuanto, como lo ha registrado la historia, las funciones de portavoz
gubernamental han recaído las más de las veces en otros funcionarios del
Gobierno, como el jefe de prensa o el jefe del despacho, o los propios asesores
personales del Presidente de la República, como lo atestigua la presente
gestión presidencial.
327
DANÓS ORDOÑEZ, Jorge. Los organismos reguladores de /os servicios públicos en el Perú:
Su régimen jurídico, organización, funciones de resolución de controversias y de reclamos de
usuarios. En: "Revista Peruana de Derecho de la Empresa". N° 57. Inversión Privada en
Servicios Públicos. Editorial Asesora Andina Publicaciones. Lima, 2004.
En términos formales, el referente constitucional aunado al desarrollo legislativo
en la materia, habilitan al Premier a ir asumiendo funciones reales y efectivas
de colaboración directa en la conducción del Gobierno, aunque en la práctica
-salvo honrosas excepciones- los Presidentes del Consejo de Ministros han
vivido detrás de la sombra de Presidentes de la República, siempre ávidos de
figuración, celosos de la competencia y necesitados de traducción para
resolver cuestiones ocasionales o precisar mensajes que consideran vienen
transmitiéndose de manera distorsionada.
328
Texto entre paréntesis emitido por el autor de este comentario
329
HAKANSSON NIETO, Carlos. La forma de gobierno en la Constitución peruana. Universidad
de Piura, Colección Jurídica, Piura, 2001
términos y plazos, ya que en la Carta se hace referencia solamente a que debe
tener lugar "periódicamente". La norma constitucional debió ser más explícita a
[ID de fortalecer la interrelación entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo y
dotar a la estación de preguntas y respuestas de mayor exigibilidad para lograr
el cumplimiento de las previsiones contenidas en el tantas veces mencionado
artículo 85 del Reglamento del Congreso de la República.
330
El texto íntegro del Proyecto de Reforma Constitucional puede ser consultado en la página
web: http://www.congreso.gob.pe/debate_constitucional
331
PAREDES CASTRO, Juan. La República incompleta. Fundación Konrad Adenauer, Lima,
2003
aparte de impostergable, constituye una tarea más compleja que la simple
adopción de más modelos constitucionales.
DOCTRINA
Artículo 124
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 39, 80, 91 inc. 1), 92, 96, 99, 118 inc. 12), 119, 126 a 129, 136;
C.A.D.H.: arto 23.1.c;
D.U.D.H.: arto 21.2;
P.I.D.C.P.:arto 25.c
1. Introducción
Al ser parte esencial de una de las instituciones del Ejecutivo, en buena forma,
su actuación determina el éxito o fracaso de un régimen político. Por eso no es
ilógico que las personas se pregunten quién es o qué ha sido el ministro que
está siendo investido, y la interrogación adquiere un mayor sentido pues
muchas veces el nombramiento responde a cuestiones partidistas, por la
excesiva confianza que se tiene el Jefe de Estado o por la situación política
reinante.
2. Nacionalidad
Los peruanos por nacimiento, cuya prueba de filiación está en la inscripción del
acta de nacimiento338 realizada en el Registro del Estado Civil 339, son aquellas
personas cuyo alumbramiento se produjo en el territorio nacional; los menores
de edad en estado de abandono de progenitores desconocidos residentes en
nuestro suelo; y, los nacidos en el extranjero, de padre o madre peruanos de
nacimiento y que son inscritos, durante su minoría de edad, en la Oficina
Consular respectiva340. Queda claro que solo estos podrán ser ministros.
Sin embargo, para algunos, la mera exigencia de ser peruano por nacimiento
para acceder a un cargo público -como es el ser ministro- no termina de
consolidar el cometido de autonomía frente a intereses extranjeros, como de
hecho se pudo observar con la elección de un mandatario de nacionalidad
japonesa. Según se desprende de la norma constitucional, para considerarse
nacido en el Perú, se puede utilizar indistintamente los criterios de ius soli, por
el lugar del nacimiento (en algún momento fue exigido para ser ministro 341) o de
ius sangüinis, por la paternidad o maternidad; pero lo más correcto sería
20.3 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
335
Estas son: por naturalización, por opción y por nacimiento [artículo 53 de la Constitución].
Casi siempre fue reconocido este requisito, tal como lo muestran los artículos 86 en
concordancia con el 75 de la Constitución de 1823; 30 de la de 1834; 91 en concordancia con
el 38 de la de 1839; 46 de la de 1856; 98 de la de 1860; 126 en concordancia con el 74 de la de
1920; y, 217 de la de 1979, pese a haber sido dejado de lado en otras ocasiones, como sucedió
con el artículo 96 de la Constitución de 1826.
336
En otros países, se ha abierto la posibilidad de ser ministro a los nacionales por
naturalización [artículos 142.2 de la Constitución costarricense; y, 61 de la dominicana). Sin
embargo, en el pasado, esta facultad fue claramente excluida [artículo 223 de la Constitución
de Cádiz de 1812].
337
También se exige esta condición a los congresistas [artículo 90 de la Constitución], al
Presidente de la República [artículo 110 de la Constitución], a los vocales supremos [artículo
147 de la Constitución], a los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura [artículo 156
de la Constitución], a los fiscales supremos [artículo 158 de la Constitución] ya los magistrados
del Tribunal Constitucional [artículo 90 de la Constitución].
338
De acuerdo al artículo 22 del Decreto Supremo N° 015-98-PCM, Reglamento de
Inscripciones del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil.
339
Según el artículo 44.a de la Ley N° 26497, Ley Orgánica del Registro Nacional de
Identificación y Estado Civil
340
Supuestos nombrados en el articulo 2 de la Ley N° 26574, Ley de Nacionalidad
341
De acuerdo a los artículos 96 en concordancia con el 85 de la Constitución de 1828; y, 90 de
la de 1867
postular la conjunción de ambas pautas, dándose así mayor seguridad a la
designación. Asimismo, podría exigirse que el ministro no tenga doble
nacionalidad, pues existe la posibilidad de que los peruanos de nacimiento que
adopten la nacionalidad de otro país no pierdan la originaria 342. De otro lado,
también se ha llegado a requerir que los ministros tengan domicilio anticipado
en el país343, lo cual parece congruente con la necesidad de conocimiento de la
realidad del país, más allá de la capacidad profesional de la cual venga
precedido.
Quizás aumentándole por lo menos cinco años a dicha edad, la persona que
asuma un ministerio podría haber concluido su carrera profesional y haber
logrado cierta experiencia laboral, obteniéndose el conocimiento y destreza
necesarios para el cargo, lo cual redundaría en el conocimiento técnico de la
342
Con la salvedad "que hagan renuncia expresa de ella ante autoridad competente" [articulo 9
de la Ley N° 26574, Ley de Nacionalidad].
343
Se consideran como ciudadanos a "los peruanos mayores de dieciocho años" [articulo 30 de
la Constitución].
344
Como sucedió con la pretensión de cinco años "de domicilio en la República" [articulo 46 de
la Constitución de 1856] o los "diez años de residencia" [articulo 90 de la Constitución de 1867].
345
Para ser elegido congresista se requiere "haber cumplido veinticinco años" [articulo 90 de la
Constitución].
346
Es superada por diez años a lo solicitado para ser Presidente de la República [artículo 110
de la Constitución] o Defensor del Pueblo [artículo 161 de la Constitución] y por veinte para ser
magistrado supremo [artículo 147 de la Constitución], miembro del Jurado Nacional de
Elecciones [artículo 180 de la Constitución], consejero [artículo 156 de la Constitución], fiscal
supremo [artículo 161 de la Constitución] o magistrado del Tribunal Constitucional [artículo 201
de la Constitución].
347
Los veinticinco años están presentes en los artículos 91 en concordancia con el 38 de la
Constitución de 1839; 98 en concordancia con el 49 de la Constitución de 1860; 74 de la
Constitución de 1920; y, 219 de la Constitución de 1979
348
Según el artículo 46 de la Constitución de 1856
349
Así estuvo previsto en los artículos 96 de la Constitución de 1826; 96 en concordancia con el
85 de la de 1828; y, 88 en concordancia con el 68 de la de 1834
350
Mínima edad requerida de acuerdo al artículo 91 en concordancia con el artículo 38 de la
Constitución de 1839
materia -que no es de índole política-, y con la posibilidad que el criterio de
eficiencia en la gestión pueda lograrse. .
4. Ejercicio de ciudadanía
351
Al igual que en la formulación actual, se ha propuesto en la Historiografia Constitucional que
la persona se encuentre en ejercicio de su ciudadanía, de acuerdo a lo observado en los
artículos 86 en concordancia con el 75 de la Constitución de 1823 ("ser ciudadano del Perú'');
96 de la de 1826; 96 en concordancia con el 85 Y el 29 de la de 1828; 88 en concordancia con
el 68 Y 30 de la de 1834; 91 en concordancia con el 38 de la de 1939;46 de la de 1856; 98 de
la de 1860; 90 de la de 1867; 126 en concordancia con el 74 de la de 1920; y, 217 de la de
1979.
En el Constitucionalismo Comparado, se exige estar en "ejercicio de sus derechos" [artículo 91
de la Constitución mexicana), es decir, contar con "derechos políticos" [artículos 87 de la
Constitución brasileña; y, 34 de la chilena] o "civiles" [artículo 152.2 de la Constitución
nicaragüense].
reconocimiento supone el previo cumplimiento de algunos requisitos básicos,
entre otros, ser natural o naturalizado del Estado nacional, haber cumplido la
mayoría de edad, tener reconocidas las capacidades de goce y ejercicio de los
derechos, y en algunos supuestos, un modo honesto de vivir 352. Como se
puede ver, los dos primeros componentes de la ciudadanía han sido extraídos
de su contenido y expuestos constitucionalmente de manera separada como
requisitos para la asunción del cargo de ministro.
Entonces, ¿qué se entiende por el requisito de ser ciudadano? Tal como está
concebido en la Norma Fundamental, parece estar restringido al ejercicio de
derechos y al cumplimiento de deberes de naturaleza política, con
independencia de las otras características que esta condición pueda contener.
Por tanto, para ser ministro se demanda que la persona esté inscrita en el
registro electoral353, lo cual se comprueba a través del Documento Nacional de
Identidad que ha de portar 354. De otro lado, se requiere que la persona no se
encuentre suspendida en el ejercicio de la ciudadania 355 ni haya sido
inhabilitada por el Congreso356.
359
No pueden ser elegidos congresistas "los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía
Nacional en actividad" si no han dejado el cargo seis meses antes de la elección [artículo 91 de
la Constitución].
360
En atención a la relación al servicio, los militares oficiales solamente pueden estar en
situación de actividad (dentro del servicio), de disponibilidad (apartado de la situación de
actividad, pero puede volver a ella) y de retiro (apartado definitivamente del servicio), según el
artículo 23 del Decreto Legislativo 752, Ley de Situación Militar de los Oficiales del Ejército,
Marina de Guerra y Fuerza Aérea.
361
De acuerdo al artículo 34 de la Constitución
362
En contra de esta posición, se encuentra aquella que señala que "quedaría limitada la
intervención de los militares para funciones ministeriales de su especialidad en el caso que
decidiera tomados y solo para eso" [Debate constituyente de 1979, Intervención del
asambleísta Cáceres Velásquez].
363
Según el artículo 126 de la Constitución, en principio solo se permitía ser ministro y
congresista al mismo tiempo
364
No podían ser nombrados ministros de Estado "los miembros del Poder Judicial y los
miembros del Clero" [artículo 161 de la Constitución de 1933]. Actualmente, aún se requiere
"ser del estado seglar" [artículo 142.3 de la Constitución costarricense; 249 en concordancia
con el 238 de la hondureña; y, 160 de la salvadoreña].
365
Se ha propuesto vigilar el poder adquisitivo de quien asuma el cargo de ministro en los
artículos 96 en concordancia con el 85 y el 29.3 de la Constitución de 1828; 88 en
concordancia con el 68; y, el 30.3 de la Constitución de 1834 ("propiedad territorial que rinda mil
pesos de producto líquido al año"); 98 en concordancia con el 49.4 de la de 1828 (renta "de mil
pesos"); 91 en concordancia con el 3'8.4 de la de 1839 (renta "de setecientos pesos
procedente de bienes raíces" o entrada de mil pesos al año); y, 46 de la de 1856 (renta "de
quinientos pesos").
366
No pueden llegar a ser ministros, los parientes del Presidente o del Vicepresidente de la
República, así como de otros ministros dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo
de afinidad [artículos 197.a de la Constitución guatemalteca, 192 de la panameña y 250.1 de la
hondureña].
367
Se demandaba, al igual que al Presidente, que tuviese capacidad de dirección "vigorosa,
prudente, y liberadamente" de su cartera [artículo 86 en concordancia con el 75.2 de la
Constitución de 1823].
debía poseer368. Es decir, basta que la persona cumpla con los tres requisitos
explicados para ser ministro.
DOCTRINA
368
También se ha requerido ser profesor de alguna ciencia, con insistencia a veces a la
enseñanza pública, a través de los artículos 46 de la Constitución de 1856; 98 en concordancia
con el 49.4 de la de 1828; 96 en concordancia con el 85 y el 29.3 de la de 1828; y, 88 en
concordancia con el 68 y el 30.3 de la de 1834
369
Reconocido expresamente en los artículos 2.2 de la Constitución; 26 del Pacto Internacional
de los Derechos Civiles y Políticos; y, 24 de la Convención Americana de Derechos Humanos
Atribuciones del Consejo de Ministros
Artículo 125
CONCORDANCIAS:
370
DUVERGER, Maurice. Instituciones políticas y Derecho Constitucional Editorial Ariel,
Barcelona, 1984
371
GARCÍA TOMA, Víctor. Análisis sistemático de la Constitución peruana de 1993. Universidad
de Lima, Fondo Editorial, Lima, 1998
armonía a la gestión ministerial, la misma que hasta ese entonces carecía de
articulación legal y de adscripción de responsabilidad política en sus
integrantes.
Por tanto, debe quedar precisado que la Constitución vigente señala como
atribuciones del Consejo de Ministros: la aprobación de los proyectos de ley
que el Presidente somete a consideración del Legislativo; la aprobación de las
normas con rango de ley que en uso de facultades delegadas o con carácter de
urgencia expide el Poder Ejecutivo (decretos legislativos y decretos de
urgencia); las normas de carácter reglamentario u otras de carácter general a
través de decretos supremos con el voto aprobatorio del Consejo de Ministros;
372
UGARTE DEL PINO, Juan Vicente. Historia de las Constituciones del Perno Editorial Andina,
Lima, 1978
y la deliberación (léase el debate) sobre los asuntos de interés público; y
aquellas otras que sean conferidas por la Constitución y las leyes. Así es
evidente la similitud en las estipulaciones de las dos últimas Constituciones,
con el añadido antes referido.
373
BERNALES BALLESTEROS, Enrique. La Constitución de 1993. Análisis comparado.
Editorial Jurídica Rao, Lima, 1996
374
VILLARÁN, Manuel Vicente. Lecciones de Derecho Constitucional. Pontificia Universidad
Católica del Perú, Fondo Editorial, Lima, 1998
La propuesta contenida en el Proyecto de Reforma Constitucional constituye un
medio adecuado para atender, desde el punto de vista estrictamente normativo,
este vacío legal y, desde el punto de vista sustantivo, para consolidar la labor
gubernativa del Consejo de Ministros a través de un desarrollo integral de sus
facultades.
3. Conclusiones
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
1. Introducción
Los ministros de Estado375 son representantes del Gobierno que, pese a no ser
nombrados por el Congreso376, asumen plena responsabilidad política ante él.
El ejercicio ejecutivo que realizan los ministros formaliza la función
gubernamental, toda vez que se les permite disfrutar del proceder esencial de
dirigir y determinar la política estatal, pues son justamente ellos los que
disponen de los medios jurídicos, económicos, humanos y tecnológicos
privativos del poder. En este marco, responden por los actos cometidos como
parte de sus funciones, determinándose así la clásica y específica actuación
del Gobierno en el Estado. Entonces, serán responsables de sus actos si
incurren en el incumplimiento de cualquiera de las funciones que deben ejercer,
razón por la cual se debe definir explícita y previamente cuál debe ser la
adecuada actuación que les corresponde en el ámbito corporativo (acápite 2),
público (acápite 3) y particular (acápite 4)377.
375
En la realidad, "el Ministro es responsable político y está a cargo del Sector o Sectores que
se le confían. Es titular del respectivo pliego presupuestal. Establece los objetivos y orienta,
formula, dirige y supervisa las políticas de su competencia, en armonía con las disposiciones
constitucionales, la política general y los planes del Gobierno (000)' Refrenda los actos
presidenciales que atañen al Sector o Sectores a su cargo" [articulo 37 del Decreto Legislativo
N° 560, Ley del Poder Ejecutivo). En pocas palabras, cada ministro dirige "por sí y bajo su
propia responsabilidad los asuntos de su cartera" [artículo 65 de la Ley Fundamental de Bonn).
376
Es el Presidente de la República quien "nombra y remueve al Presidente del Consejo.
Nombra y remueve a los demás ministros, a propuesta y con acuerdo, respectivamente, del
Presidente del Consejo" [artículo 122 de la Constitución).
377
He tratado de encontrar una consistencia interna, a través de! rótulo de 'diligencia
ministerial', en un artículo constitucional como e! presente que, por su naturaleza, no tiene
coherencia sistemática
2. Supervisión de su participación en el Consejo de Ministros
Por una cuestión de índole burocrática, muchos de los actos que cumplen
requieren de un acuerdo en su interior a fin de dotarle de validez y eficacia.
Para formalizar tal acuerdo, este debe constar en acta 381, la misma que,
además de ser un elemento de investigación, asume un valor similar al diario
de debates del Congreso382. Adicionalmente, debe determinarse con claridad
cuál es el principio de aceptación que ha de regir la votación aprobatoria, en
tanto se presenta como una modalidad simple y formal para todos los
acuerdos.
380
Deben "aprobar los proyectos de ley que e! Presidente de la República somete al Congreso;
aprobar los decretos legislativos y los decretos de urgencia que dicta el Presidente de la
República, así como los proyectos de ley y los decretos y resoluciones que dispone la ley;
deliberar sobre asuntos de interés públicos" [artículo 125 de la Constitución]; tener "la dirección
y la gestión de los servicios públicos" [artículo 119 de la Constitución]; realizar la "refrendación
ministerial" [artículo 120 de la Constitución]; ser "responsables por sus propios actos y por los
actos presidenciales que refrendan" [artículo 128 de la Constitución]; o, "concurrir a las
sesiones de! Congreso y participar en sus debates con las mismas prerrogativas que los
parlamentarios, salvo la de votar si no son congresistas" [artículo 129 de la Constitución]. Tal
vez por la relación existente entre la función y los requisitos exigidos, ambos se deberían tratar
en un mismo artículo, fusión que sí estuvo presente en e! artículo 218 de la Constitución de
1979.
381
Para cumplir con este propósito, corresponde al Secretario del Consejo de Ministros "dirigir y
controlar que las actas aprobadas por e! Consejo de Ministros, sean transcritas en e! libro de
actas respectivo para su fuma" [artículo 31.a de! Decreto Supremo N° 007-2002-PCM,
Reglamento de Organización y Funciones de! Despacho Presidencial].
382
En la práctica nacional, cuando la sesión es pública, los acuerdos en los que se aprueban
informes, proyectos o cualquier otro acto materia de! debate constan en acta. Sin embargo, si
es privada, no se toma decisión efectiva alguna, de acuerdo a las materias tratadas en la
reunión
obtiene cada uno de sus oponentes o cuestiones que se votan en tal
oportunidad. Ante estas dos opciones, la votación en el Consejo de Ministros, a
través de una interpretación a fortiori respecto a un tipo de votación
congresal383, debe requerir una mayoría absoluta, es decir, necesita del voto de
más de la mitad del número legal de sus miembros, pues el tipo de decisiones
que se adoptan, demanda que por los menos ocho de los quince ministros
estén a favor para funcionar como órgano colegiado.
383
Forma prevista para leyes orgánicas [artículo 106 de la Constitución]
384
El reconocimiento de los ministros como funcionarios públicos es explícito [artículo 39 de la
Constitución].
385
Al ser funcionarios que "desempeñan cargos políticos o de confianza" [artículo 425.2 del
Código Penal], desarrollan "funciones de preeminencia política, reconocida por norma expresa,
que representan al Estado o a un sector de la población, desarrollan políticas del Estado y/o
dirigen organismos o entidades públicas" [artículo 4.1 de la Ley N° 28175, Ley Marco del
Empleo Público], pero no pueden llegar a considerárseles como parte de la carrera
administrativa [artículo 40 de la Constitución]
386
Los ministros se encuentran imposibilitados de percibir del Estado más de una
remuneración, retribución, emolumento o cualquier tipo de ingreso, tal como lo prescribe el
articulo 3 de la Ley N° 28175, Ley Marco del Empleo Público. Esto está de la mano con la
exigencia de "hacer declaración jurada de bienes y rentas al tomar posesión de sus cargos,
durante su ejercicio y al cesar en los mismos" [artículo 41 de la Constitución] y con la
delimitación de su sueldo a "seis URSP" [artículo 4.b de la Ley N° 28212, Ley de Desarrollo del
artículo 39 de la Constitución en lo que se refiere a la jerarquía y remuneraciones de los altos
funcionarios y autoridades del Estado].
De otro lado, en el Constitucionalismo Comparado se ha previsto que los ministros "gozarán
por sus servicios de un sueldo establecido por la ley, que no podrá ser aumentado ni
disminuido en favor o perjuicio de los que se hallen en ejercicio [articulo 107 de la Constitución
argentina].
387
y esto se condice con la norma que exige que "ningún funcionario o servidor público puede
desempeñar más de un empleo o cargo público remunerado, con excepción de uno más por
función docente" [artículo 40 de la Constitución]. Esta norma genérica fue reconocida en el
pasado para el caso específico de los ministros [artículo 176 de la Constitución de 1933].
En Derecho Comparado, también se señala que "la función del Ministro es incompatible con el
ejercicio de todo otro cargo público, sea o no de elección popular, salvo en el caso de que leyes
especiales les recarguen funciones" [artículos 143 de la Constitución costarricense y 253 de la
hondureña]. De manera más explícita, se precisa que los ministros "no podrán ejercer ningún
Pese a esta prohibición se ha compatibilizado el cargo de congresista y el de
ministro, aunque con una relación de tipo unidireccional. Acorde con la
corrección funcional propuesta por Hesse, se debe respetar el marco de
funciones estatales consagradas por la Norma Suprema propuesto para cada
órgano constitucionalmente reconocido. Con la distribución de cometidos no se
puede llegar a afectar la asignación de actividades a través del modo y
resultado de su actuación; así, la función parlamentaria y ejecutiva deben
mantenerse relacionadas pero no superpuestas. Por lo tanto, se puede acceder
al cargo de ministro siendo congresista 388, pero no ser congresista si uno es
ministro389.
otro cargo público remunerado, ningún oficio ni profesión, ni tampoco pertenecer a la dirección
ni, salvo autorización del Bundestag, al consejo de administración de una empresa con fines de
lucro" [artículo 66 de la Ley Fundamental de Bonn].
388
Se señala que "el mandato del congresista es incompatible con el ejercicio de cualquiera
otra función pública, excepto la de Ministro de Estado" [articulo 92 de la Constitución, similar al
artículo 173 de la de 1979]. Indirectamente, un ministro también puede ser militar en actividad
[artículo 124 de la Constitución].
Un poco más abierta es aquella norma que demuestra que "las funciones de miembro del
Gobierno son incompatibles con el ejercicio de cualquier mandato parlamentario, de cualquier
función de representación de carácter nacional y de cualquier empleo público o de cualquier
actividad profesional" [artículo 23 de la Constitución francesa].
389
No pueden ser electos como congresistas, "si no han dejado el cargo seis meses antes de la
elección, los ministros y viceministros de Estado" [artículo 91.1 de la Constitución]. De igual
forma, estos tampoco pueden postular a la presidencia o vicepresidencias de la República, "si
no han renunciado por lo menos seis meses antes de la elección" [artículo 107.a de la Ley N°
26859, Ley Orgánica de Elecciones].
390
Los ministros son considerados "funcionarios de la administración pública con capacidad de
decisión pública" [artículo 5.d de la Ley N° 28024, Ley que regula la gestión de intereses en la
administración pública]. De esta forma, se coadyuva "una mejor gestión de las finanzas
públicas" [artículo 1 de la Ley N° 27245, Ley de Responsabilidad y Transparencia Fiscal].
sobre todo relacionadas con un fin lucrativo. Poco a poco ha ido perfilándose el
contenido de esta limitación, al prohibírseles ser mandatarios de determinados
intereses individuales o grupales. De otro lado, también se podría intentar evitar
problemas de esta naturaleza, impidiéndose acceder al cargo de ministro a
determinadas personas, con algún tipo de problema económico o relación
financiera con el Estado391.
Un tema como este es tan importante que llegaría a evitar situaciones extremas
como las ocurridas en el régimen fujimorista en el que muy buena parte de los
ministros se vieron involucrados en actos de corrupción. Como muestra de lo
indicado se puede señalar la existencia, en el periodo congresal 2001-2006, de
investigaciones realizadas por la Comisión Permanente, a través de una
subcomisión investigadora, respecto a la denuncia constitucional 39, referida a
la mala utilización y transferencia de fondos obtenidos vía donación por parte
de ministros de Estado fujimoristas.
Terminado el respectivo examen y tras la correspondiente acusación ante el
Pleno, el Parlamento nacional determinó la formación de causa a los ex
ministros Camet, Joy Way, Baca Campodónico, Goldenberg, Castillo Meza,
Saucedo, Salazar Monroe, Bergamino y Villanueva Ruesta, por los delitos de
peculado, falsedad material en documento, falsedad ideológica y
enriquecimiento ilícito. Como se observa, la posibilidad de una inadecuada
utilización de los fondos públicos a favor de intereses particulares no es extraña
en nuestra reciente historia estatal. Por tal sentido, el cumplimiento holista de
una norma como esta adquiere un renovado y trascendente sentido para un
país que debe estar basado sustancialmente en la ética pública.
pública, a fin de orientar dicha decisión en el sentido deseado por ellas" [artículo 3 de la Ley N°
28024, Ley que regula la gestión de intereses en la administración pública].
394
Igualmente desarrollado en los artículos 176 de la Constitución de 1933 y 219 de la de 1979.
395
En estricto, "están prohibidos de aceptar directa o indirectamente cualquier liberalidad de
parte de los gestores de intereses o de los terceros en cuya representación actúen" [artículo 17
de la Ley N° 28024, Ley que regula la gestión de intereses en la administración pública],
impidiéndose a los ministros "utilizar indebidamente su poder al servicio de otros intereses que
no sean los de la nación, y por la misma razón no se les permite tramitar o dirigir asuntos ante
los órganos del Poder Judicial" [Debate constituyente de 1979, Intervención del asambleísta
Cornejo Chávez, aunque en referencia a las incompatibilidades congresales].
396
Actúan dentro del orden jurídico al aprovechar las ventajas de ejercer su facultad de realizar
requerimientos, influir sobre la opinión pública y obtener su apoyo para ser escuchados por las
autoridades y resolver favorablemente sus demandas, aun cuando muchas veces no lo hagan
legítimamente.
397
En esencia, los loblrys suelen estar dirigidos contra los congresistas más que contra los
ministros, tanto así que el desarrollo de las prohibiciones es mucho mayor para el ejercicio
legislativo. Así, "la función de congresista es, asimismo, incompatible con la condición de
gerente, apoderado, representante, mandatario, abogado, accionista mayoritario o miembro del
Directorio de empresas que tienen con el Estado contratos de obras, de suministro o de
aprovisionamiento, o que administran rentas públicas o prestan servicios públicos. La función
de congresista es incompatible con caigo s similares en empresas que, durante el mandato del
congresista, obtengan concesiones del Estado, así como en empresas del sistema crediticio
financiero supervisadas por la Superintendencia de Banca y Seguros" [artículo 92 de la
Constitución].
Encarar un problema como este, no puede limitarse a un enfrentamiento directo
de la situación, tal como sucede en la realidad con prohibiciones tan amplias y
directas que hasta pecan de taxativas, y que tal como se ha podido observar
resultan insuficientes para controlar y revertir la cultura de la corrupción que
aún inunda al país. Existen algunas alternativas adicionales por la que el
ordenamiento jurídico puede elegir, y que no son privativas del caso ministerial:
la coordinación estatal con las corporaciones comprometidas con la vida
económica del país398; el reconocimiento explícito y demarcado (regulación con
limites) de los lobbie399; o, la conversión de los grupos antes mencionados en
órganos consultivos.400 Si bien es difícil que se animen los legisladores a tratar
este tema abiertamente, al escudarse en la posible afectación a principios
democráticos401, no puede negarse la presencia de intereses particulares en el
Estado. También es importante reconocer el éxito y resultados positivos de la
adopción de alguna de estas propuestas en países con características
similares a la nuestra402. La viabilidad de una regulación distinta de esta materia
está expuesta, pero una decisión política definida y una normativa acorde con
las necesidades del país es necesaria.
DOCTRINA
398
Para la democracia consociativa de los países escandinavos, podría existir un acuerdo
trilateral entre Gobierno, trabajadores y empresarios, para diseñar la política económica que,
luego de ser aprobada por consenso, podría regir
399
Según la orientación estadounidense, se podría institucionalizar y regular la acción de los
grupos de presión y establecer límites a su accionar, como sucediera con la Federa/ &gulalion
of Lobiying Act o la ley La Fa/kle Moronry
400
La orientación europea de los consejos económico-sociales tiende a encausar la
participación de los grupos representativos de los diversos grupos organizados de carácter
económico y social, teniendo funciones de consulta, debate, concertación y evaluación, en
distintos grados según los países.
401
Se distinguen como principios constitucionales los "de soberanía del pueblo, del Estado
democrático de derecho y de la forma republicana de gobierno" [artículo 3 de la Constitución].
402
Chile y Argentina con prueba de la implementación eficiente de la concertación social como
de consejos económico-sociales, experiencia análoga a países africanos como Alto Volta,
Camerún, Gabón, Mauritania y Togo. Adicionalrnente, en otros países latinoamericanos se han
desarrollado instancias de consulta con los grupos de interés afectados sobre las decisiones
que deben adoptarse por el Parlamento o por el Gobierno
Artículo 127
CONCORDANCIAS:
C.: arts.119, 120,122, 124;
D.Leg. 560: arto 38
1. Introducción
403
Esto ha sido reconocido expresamente desde el artículo 128 de la Constitución de 1920,
seguido por los artículos 162 de la Constitución de 1933 y 220 de la de 1979.
404
En el pasado sí surtió efecto la encargatura en "caso de vacancia" del ministro [artículo 162
de la Constitución de 1933].
vacancia ministerial, es necesario remitimos, como parámetro interpretativo, a
lo expuesto explícitamente en la Constitución para el caso de la vacancia
presidencial405. De esta manera, se podrá postular la existencia de vacancia
ministerial, en caso de ausencia definitiva del cargo, en los siguientes
supuestos: por una cesación natural de sus funciones (muerte o enfermedad
grave), su censura406, la solicitud del Presidente para que deje el cargo, la
aceptación de su renuncia o el fin del mandato presidencial. Cuando se
produce la vacancia ministerial, la cartera simplemente quedaría acéfala, es
decir, definitivamente y no transitoriamente.
405
Sin bien, para el caso presidencial, se señala una doble opción para dejar el cargo (el
impedimento temporal-ausencia- y el permanente -vacancia- [artículo 115 de la Constitución]),
lo que importa en este momento es fijamos en lo que se ha desarrollado respecto a esta última
406
Contrario sensu a lo que señala la norma constitucional, no se podrá considerar como un
impedimento temporal:
"1. Muerte del Presidente de la República. 2. Su permanente incapacidad moral o fisica,
declarada por el Congreso. 3. Aceptación de su renuncia por el Congreso. 4. Salir del territorio
nacional sin permiso del Congreso o no regresar a él dentro del plazo fijado; y, 5. Destitución,
tras haber sido sancionado por alguna de las infracciones mencionadas en el artículo 117 de la
Constitución" [artículo 113 de la Constitución].
407
Es clara la sentencia que: "El Consejo de Ministros, o el ministro censurado, debe renunciar"
[artículo 132 de la Constitución]
408
Pese a la clara diferencia que existe en la actualidad entre la vacancia y el impedimento, en
algún momento de nuestra historia, ambas estuvieron relacionadas. En el artículo 1 de la Ley
de 19 de febrero de 1863, Modificación de la Ley de Ministros, se consideró que "la vacante de
un Ministro se proveerá precisamente el mismo día en que tuviese lugar. Si hubiese dificultades
para ello, se encargará el Ministerio vacante a otro de los Ministros".
409
Según artículo 38 &1 Decreto Legislativo N° 560, Ley del Poder Ejecutivo.
Claramente expresado en el artículo 184 de la Constitución uruguaya.
Quien debería declarar el permiso sería el Presidente de la República, por un motivo realmente
especial, como podría ser una enfermedad o muerte de un familiar cercano, que lo mantenga
absorto por un tiempo no tan corto.
410
Este supuesto (también la licencia) es recogido para el caso del impedimento de ejercicio de
un Primer Ministro en los artículos 64.1 de la Constitución de Grenada y 73.1 de la jamaiquina.
En el país, también se ha dicho que: "Si la falta de Ministro ocurriese por razón de enfermedad
del propietario, entonces durará la comisión hasta el restablecimiento de este" [artículo 1 de la
Ley de 19 de febrero de 1863, Modificación de la Ley de Ministros].
411
Cuando por primera vez se tocó este tema, se concibió el "caso de necesidad" como
supuesto de ausencia [artículo 128 de la Constitución de 1920).
razón, en la actualidad, correctamente solo se menciona la causa de manera
explícita, al estar el resultado sobreentendido.
Pero, ¿qué se entiende por tal temporalidad? Para que sea temporal, la
retención debe hacerse por un tiempo determinado 412, siendo el actual de
treinta días413, y dejándose de lado el de cuarenta y cinco días 414, pese a ser
tan válido como aquel. El establecimiento del plazo en la norma se formula más
con dirección al propio presidente de la República que al propio ministro
reemplazante -tal como verá infra- pues aquel es el que debe, dentro del mes
establecido, regularizar la situación anormal haciendo que el ministro sustituido
de manera provisional retorne a sus funciones o, en caso último, designar al
nuevo titular, tras la declaratoria de vacancia del cargo.
Como bien se sabe, dentro de la Alta Dirección, luego del ministro se encuentra
la persona del viceministro, cargo que parece haber sido desconocido por el
constituyente al mantenerse una norma como la que es materia de examen. Un
viceministro es el funcionario público de confianza que sigue en atribuciones al
ministro, y que según las orientaciones de este, interviene en la administración
sectorial, encauzando y controlando las operaciones realizadas en el sector 416.
Entonces, si existe un viceministro para secundar el gobierno ministerial, ¿por
qué no es él quien se pueda encargar de una cartera cuando no está el
ministro? En realidad, pese a la negativa constitucional 417, él debería ser el
llamado inmediatamente a ejercer el cargo de manera interina, más aún si se
toman criterios como el de especialidad y operatividad. La contestación frente a
esta argumentación suele ser enmarcada en la limitada responsabilidad que el
viceministro podría asumir.
412
En un momento determinado, se señaló como limite que esta no "se prolongue más tiempo
del que fija la ley" [artículo 128 de la Constitución de 1920].
413
Precepto que retoma el artículo 162 de la Constitución de 1933
414
Si bien este plazo ya ha sido previsto en el pasado [artículos 220 de la Constitución de 1979
y 38 del Decreto Legislativo N° 560, Ley del Poder Ejecutivo), parece ser que la tendencia es
regresar a él [artículo 180 del Proyecto de Ley de Reforma Constitucional).
415
Opción también presente en el artículo 38 del Decreto Legislativo N° 560, Ley del Poder
Ejecutivo
416
Es "la autoridad inmediata al Ministro. Es nombrado por Resolución Suprema. Formula,
dirige y supervisa, por encargo de este, la política del Sector bajo su responsabilidad, y orienta
y supervisa las actividades que cumplen los órganos del Ministerio a su cargo y las de las
instituciones públicas descentralizadas del Sector, de conformidad con las directivas señaladas
por el Ministro" [artículo 39 del Decreto Legislativo N° 560, Ley del Poder Ejecutivo].
417
Cuando se discutía la inclusión de este artículo hace algunos años, se especificó que "en el
desarrollo de la administración pública, en la mayoría de los países, ahora se está utilizando el
cargo de viceministro. Creo que es una cosa útil" [Debate constituyente de 1979, Intervención
del asambleísta Aramburu].
En los anales de la historia política, uno observa cómo los monarcas solian ser
excluidos de cualquier exigencia a partir de la postulación de que el king can ~
do wrong, estableciendo una irresponsabilidad para el rey por los torts que se
cometieran a su nombre, pues se consideraba que un monarca era incapaz
hasta de equivocarse. En realidad, una norma como esta encuentra su origen
en una simple reminiscencia medieval, al ser ilógico que el monarca, como
cualquier otro señor feudal, comparezca ante un tribunal que le era propio. Un
axioma como este contenía cierta lógica mientras el rey era considerado un
soberano, pero su sentido perdió cualquier consistencia cuando dicha
soberanía se convirtió en una institución constitucional. Proveniente del
régimen parlamentario, la formación y mantenimiento de un gobierno depende
de la confianza traducida en un consentimiento expreso o de la aprobación
tácita de una mayoría parlamentaria. Consecuente con la búsqueda de esta
imposibilidad presidencial de asumir determinadas exigencias, la
responsabilidad recae ahora exclusivamente en los ministros, ya sea por las
acciones cometidas de manera particular como por las realizadas por el
mandatario de la nación418. Además, se ha retornado la figura del refrendo 419,
entendida como una forma jurídica habilitada por el presidencialismo
latinoamericano -nuestro país no puede escapar de esta tendencia- que tiene
como objeto garantizar que la actuación del Jefe de Estado sin firma posterior
carezca de validez, y que la persona que acepta la revalidación pueda y deba
responder políticamente ante el Parlamento por tales actos 420.
Entonces, si uno analiza los actos por los que deben responder los ministros en
correspondencia con la irresponsabilidad del Presidente y con la necesidad del
refrendo ministerial, parece, en cierta forma, lógico postular la proscripción. de
los ministros interinos, pues en caso de ausencia del primero, y en caso de
haber un 'encargado' del despacho ministerial-aun cuando sea viceministro 421 la
responsabilidad política no le alcanzaría; no llegará a ostentar, dentro del
sistema democrático, una función con calidad privilegiada y a la vez expuesta
al control político.
4. Encargatura de ministerios
418
Todos los ministros "son individualmente responsables por sus propios actos y por los actos
presidenciales que refrendan. Todos los ministros son solidariamente responsables por los
actos delictivos o violatorios de la Constitución o de las leyes en que incurra el Presidente de la
República o que se acuerden en Consejo, aunque salven su voto, a no ser que renuncien
inmediatamente" [artículo 128 de la Constitución].
419
No olvidar que "son nulos los actos del Presidente de la República que carecen de
refrendación ministerial" [artículo 120 de la Constitución]
420
Esto se puede observar con claridad en la denuncia constitucional 278, en el periodo
congresal 2001-2006, respecto al caso 'Cielos abiertos', en la que se imputó responsabilidad
constitucional a Solari de la Fuente, por ser Primer Ministro, y a Diez Canseco Terry, ministro de
Comercio Exterior y Turismo, por haber firmado la norma materia de critica parlamentaria al
estar encargado de la cartera de Relaciones Exteriores.
421
De hecho, "si un viceministro, que es un director general, se encarga de la cartera, lo llama
la Cámara, lo censura, el pobre tipo ha perdido su carrera. El titular de la cartera siempre debe
ser un político" [Debate constituyente de 1979, Intervención del asambleísta Chirinos Soto].
asuma transitoriamente la nueva cartera, retiene la suya 422. No se pone límites
sobre cuántas carteras puede asumir una persona para la delegación
ministerial423, lo cual motiva a pensar que no debe limitarse a una sola, sino que
podría permitir dos o más, aunque esto no sería lo conveniente. La potestad de
nombrar al encargado recae exclusivamente en el Jefe de Estado 424, a
diferencia del pasado cuando se requería que se debía producir a propuesta
del Presidente del Consejo425. Por tanto, en la praxis, tan solo entre los
ministros actualmente designados, se cubrirán las quince carteras existentes 426,
con una designación que durará hasta que se revoque tal permisión 427.
En los últimos años, el país no ha sido ajeno a normas firmadas por los
ministros interinos conjuntamente con el Presidente, como se puede ver a
través del Decreto Ley N° 21123 (promulgado en 1975 durante el mandato de
Velasco Alvarado, y referido a una representación ante la Comisión Nacional de
Propiedad Social) o de la Ley N° 21123 (promulgada en 1984 durante el
gobierno de Belaúnde Terry, y relacionada con un crédito suplementario en el
presupuesto). La segunda contó con la validación de Arias-Schreiber Pezet,
quien siendo ministro de Justicia se encontraba encargado de la cartera de
Economía, Finanzas y Comercio. La primera es más llamativa, pues contó con
la revalidación de dos ministros encomendados, como eran Jiménez de Lucio,
ministro de Industria encargado de la cartera de Energía y Minas y Gallegos
Venero, ministro de Agricultura encargado de la cartera de Economía y
Finanzas. Adicionalmente, y aparte de normas de rango legal, en un Decreto
Supremo como el N° 105-85-ICTI-CO (dado en 1985 en el gobierno de García
Pérez, y vinculada al procedimiento ministerial y municipal), se contó con el
refrendo de un ministro como era Palomino Roedel, titular de Pesquería y
encargado de la cartera de Industria, Comercio, Turismo e Integración. Pero,
han existido casos en que solo ha aparecido la firma del ministro
encomendado. Durante el mandato de Paniagua Corazao, en el 2001 se dictó
la Resolución Ministerial N° 0343-2001-RE (según esta, se designaba
delegación para participar en sesiones de la Comisión de Prevención del Delito
y Justicia Penal en Austria) que contó solamente con la firma de un ministro
encomendado, como fue García-Sayán, titular de Justicia encargado de la
cartera de Relaciones Exteriores.
422
La conservación de la función ministerial originaria no fue prevista cuando se empezó a
regular tal encargo [artículo 128 de la Constitución de 1920], pero posteriormente siempre ha
estado presente, denominándose "retención de su Ministerio" [artículo 162 de la Constitución
de 1933] o "retención de cartera" [artículo 220 de la Constitución de 1979].
423
De hecho, "se podrá cargar a un solo Ministro dos o más carteras" [artículo 141 de la
Constitución costarricense].
424
Se señala que el Presidente de la República "nombra y remueve" a los ministros [artículo
122 de la Constitución].
425
Condición prevista en el artículo 162 de la Constitución de 1933
426
Los ministros actualmente nombrados son los de Economía y Finanzas; de Relaciones
Exteriores; de Defensa; de Justicia; del Interior; de Trabajo y Promoción del Empleo; de la
Producción; de Comercio Exterior y Turismo; de la Mujer y Desarrollo Social; de Salud; de
Educación; de Transportes y Comunicaciones; de Vivienda, Construcción y Saneamiento; de
Energía y Minas; y, de Agricultura [artículo 20 del Decreto Legislativo N° 560, Ley del Poder
Ejecutivo, sustituido por el artículo 1 de la Ley N° 27779, del 2002].
427
Exactamente, "hasta que la autorización sea revocada" [artículo 64.1 de la Constitución
grenadina].
Hay un dato adicional que es conveniente señalar. La retención no puede
transmitirse a otros ministros428. Con relación a este tema, se puede encontrar
una Resolución Suprema signada como el número 082-2004-PCM (emitida en
marzo de este año, durante el gobierno de Toledo), en la cual se encarga la
cartera de un sector a otro ministro. A través de ella, se señaló que como ya se
había encargado la cartera de Comercio Exterior y Turismo al ministro de
Energía y Minas, Quijandria Salmón, en tanto durase la ausencia del titular de
la primera (Resolución Suprema N° 074-2004PCM) y en vista que este último
había sido autorizado a viajar en misión oficial a Caracas (Resolución Suprema
N° 078-2004-PCM), era necesario encargar el despacho ministerial de
Comercio Exterior y Turismo a otro ministro más, en tanto que el primero
seguía en el extranjero429. Como se puede observar, por más sustentado que
se encuentre en la responsabilidad ministerial, el impedimento de la
provisionalidad de los ministros hace que a veces se convierta en una figura
impráctica, como en el caso presentado en el que se encarga la cartera a un
ministro, y si este debe viajar debe encargar nuevamente el ministerio a otro.
428
Ya advertido en los artículos 162 de la Constitución de 1933 y 220 de la de 1979
429
Por tanto, se debió "encargar la Cartera de Comercio Exterior y Turismo, al señor Pedro
Pablo Kuczynski Godard, Ministro de Economía y Finanzas, a partir del 15 de marw de 2004 y
en tanto dure la ausencia del titular" [artículo 1 de la Resolución Suprema N° 082-2004-PCM].
430
En caso de "impedimento temporal o permanente del Presidente de la República, asume sus
funciones el Primer vicepresidente" [artículo 115].
Por tanto, reitero considerar como desfasado el tratamiento constitucional
actual de esta materia, observándolo desde los parámetros de una
Administración
Pública como la que existe en el mundo de hoy431, tanto así que el sistema
propuesto en el país no es concordante con la tendencia comparada en este
tópico. Tranquilamente el viceministro, excepcionalmente, tras un impedimento
temporal del ministro, podría asumir la cartera con todas las responsabilidades
y cargas que dicho cargo conlleva432. Una solución como esta parece ser más
acorde con el avance burocrático, tras la práctica y experiencia del país.
DOCTRINA
431
Pese a que ese fue e! criterio que primó, también se señaló que "cuando hay un ministro
interino, ajeno al ramo, queda paralizada generalmente la Administración Pública, porque ese
ministro se debe reemplazar" y despacha "las cosas insignificantes pero no puede tomar
decisiones" [Debate constituyente de 1979, Intervención de! asambleísta Aramburú].
Además, se ha previsto, en e! Derecho Comparado, que "cuando un Ministro esté encargado
temporalmente de otro Ministerio, en e! Consejo de ministros se le computará un solo voto"
[artículo 167 de la Constitución uruguaya].
432
Podría usarse también la posibilidad de una elección para e! Presidente, pues puede "recaer
la designación en otro Ministro o en e! Subsecretario de la respectiva Cartera" [artículo 184 de
la Constitución uruguaya].
Responsabilidad de los ministros
Artículo 128
Los ministros son individualmente responsables por sus propios actos y por los
actos presidenciales que refrendan.
1bdos los ministros son solidariamente responsables por los actos delictivos o
violatorios de la Constitución o de las leyes en que incurra el Presidente de la
República o que se acuerden en Consejo, aunque salven su voto, a no ser que
renuncien inmediatamente.
CONCORDANCIAS:
1. Introducción
434
Esta responsabilidad se enmarca en la Ley del 28 de setiembre de 1868, que establece el
modo y forma de determinar la responsabilidad de los funcionarios públicos y la Ley del
Procedimiento Administrativo General N° 27444.
Esta se manifiesta en el control parlamentario en virtud de lo dispuesto por el
artículo 132 de la Constitución al establecer que: "El Congreso hace efectiva la
responsabilidad política del Consejo de Ministros, o de los Ministros por
separado, mediante el voto de censura o el rechazo de la cuestión de
confianza. Esta última solo se plantea por iniciativa ministerial (...)".
435
Se afirma que el sentido primordial del refrendo es garantizar que en toda decisión del Poder
Ejecutivo haya un responsable político. RUBIO CORREA, Marcial. Ob. cit., p. 388.
436
El autor ha tenido acceso a los borradores de LANDA ARROYO, César. El control
parlamentario y la responsabilidad de fqs ministros, en vías de publicación
artículos 99 de la Constitución y 89, inciso c) del Reglamento del Parlamento,
tal infracción, aunque no tenga contenido penal, da lugar a una acusación ante
el Congreso por inicÍativa de la Comisión Permanente y puede acarrear las
sanciones previstas en el artículo 100 (suspensión, destitución o inhabilitación
para el ejercicio de la función pública, sin perjuicio de cualquier otra
responsabilidad). Se trata pues de una enorme responsabilidad de carácter
político para el ministro por actos propios o por los que refrende o por los que
acuerde en el Consejo de Ministros. Ella se manifiesta no solamente por las
graves sanciones a las que queda sometido, sino porque la infracción
constitucional está concebida como una figura de tipo abierto cuyos linderos no
están debidamente definidos437.
Destacada por Linares Quintana 442, la misma se hace efectiva ante la opinión
pública como consecuencia de los actos de refrendo que por su naturaleza son
públicos.
Pelleriti afirma:
"No es necesario que los ministros sean técnicos, solo bastará que sean
hombres de Estado, ya que el especialista reducido a un campo específico,
pierde la visión de conjunto de la realidad del país. Sin embargo, este autor
agrega que el ministro ideal será el estadista con conocimientos técnicos o del
técnico con visión de hombre de Estado"444.
Por su parte Valle Riestra446, sustentándose en Bielsa, hace una distinción del
todo pertinente para enmarcar los alcances de la responsabilidad ministerial.
Distingue entre el acto propio del ministro y los de los inferiores jerárquicos,
esto es, de quienes integran la Administración Pública, tienen una relación de
443
Citado por PELLERITI, Gustavo Adolfo. Ob. cit., P. 544
444
Ibídem
445
VILLARÁN, Manuel Vicente. Ob. cit., p. 97
446
VALLE RIESTRA, Javier. Ob. cit., pp. 48-49
permanencia con ella o los une un grado de especialización a las reparticiones
del Estado por el que responden directamente por los actos que llevan a cabo o
proponen. En el marco del artículo 128 de la Constitución vigente, el ministro
solo puede ser acusado de culpa in vigilando, lo que supone exigirle que
cumpla con el deber de actuar con especial diligencia velando porque cada
quien en la jerarquía administrativa asuma su cuota de responsabilidad de
conformidad con las leyes regulatorias de su sector y los reglamentos de
organización y funciones que lo rigen. Se debe exigir a un alto funcionario de
nivel ministerial básicamente en dos cosas: respetar el trabajo de los técnicos
ubicados en los estamentos inferiores y el de los órganos especializados y las
direcciones intervinientes del despacho; y, al mismo tiempo, ejercer particular
cuidado en el cumplimiento administrativo de los pasos previos que garantizan
la corrección general del trabajo técnico y administrativo y el compromiso
correspondiente en la formación del acto. Todo ello supone para el ministro
ejercer el deber de vigilar la preparación del acto que va a ser materia de su
decisión propia, o del refrendo, al extremo de que, cuando se lleve a cabo, se
cuente con el sustento y cuota de responsabilidad de los inferiores jerárquicos
que deben ser demandadas y quedar administrativamente comprobadas.
DOCTRINA
Artículo 129
CONCORDANCIAS:
C: arts. 96, 97, 118.7 Y 130 a 136;
T.U.O.Rgmto.Congreso: arts. 51, 54 inc. e), 82, 84.
1. Introducción
Una primera pregunta derivada de los canales previstos para las relaciones de
coordinación institucional entre Congreso y Gobierno en este artículo es qué
tipos de relaciones son. Es decir, ¿sirven estos procedimientos y canales para
el cumplimiento de una función estatal y parlamentaria en particular? ¿Son
instrumentos de control parlamentario? ¿Son más bien instrumentos en los que
no cabe ver solo control sino un uso multifuncional?
, Para quienes no hay control a menos que se haga efectiva una sanción,
ninguno de los canales y mecanismos señalados en el artículo 129 serían
formas de control funcional. Pero además del sentido estricto, en el sentido
amplio de control cabe distinguir el control y la aplicación de la sanción, no
siendo parte inherente de la naturaleza de la concurrencia voluntaria, la
invitación y las preguntas una sanción, es posible igualmente concluir que
estos procedimientos no son en realidad procedimientos de control. La
finalidad del artículo 129 es básicamente anterior al control, y en resumen, sirve
directamente al cumplimiento de una función aun más elemental que la del
control, como es la de habilitar la posibilidad de informar al Congreso en
ejercicio de su tarea representativa. Los procedimientos previstos en el artículo
129 abren el espacio a la argumentación y discusión informada sobre negocios
que maneja el Gobierno. Crea espacios públicos y transparentes para el
intercambio de argumentos sobre los propósitos, metas y alcances que cada
uno de los órganos tiene como prioritarios en la acción pública. Su
funcionalidad central y no excluyente es, en conclusión, no la función de control
sino la finalidad informativa que, por cierto, es una forma en que se expresa y
apoya la función argumentativa y reflexiva, elemento esencial en el desarrollo
de una República en la que la acción pública es una acción deliberativa y
comunicativa y de una sociedad que se ve a sí misma como sustentada en el
ejercicio militante de la palabra y en la sustentación razonada de las decisiones
públicas de la autoridad.
4. Concurrencia voluntaria de los ministros a sesiones del Congreso
Son cuatro los modos en que se dan las concurrencias al Congreso. Una es la
que obliga un mandato legal. Otra es la que se plantea como un requerimiento
de control sujeto a un régimen de votación especial, el mismo que permite la
demanda de concurrencia como resultado de un derecho expreso de las
minorías parlamentarias. Una tercera son los casos sujetos a una previsión
periódica o regular de concurrencia, programable según acuerdo de las
fracciones políticas y los grupos parlamentarios en el calendario de sesiones de
cada período. Y una cuarta, la de la concurrencia como resultado de un
procedimiento de información y de obtención de explicaciones, sujeto a un
régimen de votaciones ordinario y, por lo tanto, a la voluntad de las mayorías.
El primero de los modos está conformado por las obligaciones constitucionales
y legales de concurrencia a plazo fijo para enterar a la representación de la
comunidad al Congreso sobre materias especificas, como la exposición sobre
el presupuesto de la República el mes de agosto o de su sus tentación y
debate en noviembre de todos los años; o la situación y avances en la
protección de los derechos del niño que ocurre en marzo o abril.
El tercer modo, al que se refiere el mismo artículo 129, que será comentado en
seguida, es el de la estación de preguntas, la misma que debe tener lugar
periódicamente.
Las funciones que cumple el Congreso son más que solo la legislativa, de
control y de representación. Entre esas otras menos conocidas funciones se
reconoce las funciones legitimadora, deliberativa, informativa, presupuestal,
directiva, y protocolar o ceremonial. Es natural que en el propósito práctico de
agrupar las tareas, responsabilidades, funciones y procedimientos del
Congreso se obvien aspectos que el deseo de simplificar impide poner de
manifiesto.
Los supuestos en las preguntas dirigidas a los ministros son dos. Uno objetivo
y otro subjetivo. El elemento objetivo de las preguntas lo constituyen la
regularidad de la actividad sobre la cual se indaga, cuando esta es de carácter
ordinario, y cuando el carácter es imprevisto, emergente o extraordinario el
criterio es la competencia expresa y la responsabilidad manifiesta del ministerio
del que se espera atención oportuna y razonable para volver la ocurrencia a su
estado de normalidad. Parte de este elemento objetivo es de igual forma que la
materia sobre la que se pregunta no represente, directa ni indirectamente, una
gestión impropia orientada a agenciar una atención, un favor, ~na gracia o un
privilegio para particulares. La presencia de indicios que lleven a advertir que
se trata de una pregunta en la que haya interés personal desnaturalizan su
carácter y generan invalidez en la pregunta, en razón de ser objetivamente
materia impropia. Es un supuesto para que la pregunta tenga esta naturaleza
que no sea utilizada como medio para generar ventajas ni discriminación de
intereses particulares, en detrimento del principio universal de igualdad ante la
ley.
De los cuatro aspectos los dos últimos requieren alguna explicación especial.
La organización de la estación de preguntas pareciera exigir una práctica y
organización que no llegan a consolidarse, las que pudiera explicar por qué no
hay mayor frecuencia en su uso. Señala el artículo 85 que las preguntas se
entregan por escrito a la Oficialia Mayor cuatro días antes de la sesión, y
además estas son remitidas al Presidente del Consejo de Ministros con una
anticipación de 72 horas a la sesión. Son un total mínimo de 8 días desde la
presentación de las preguntas hasta la sesión de la estación de preguntas. A
este plazo es necesario añadir el mínimo adicional relativo a la revisión de la
idoneidad de las preguntas presentadas que, según el Reglamento del
Congreso, deben tener como características principales de fondo que se
refieran a un solo hecho de carácter público, que no se refieran a asuntos de
interés personal, que no supongan consultas de índole estrictamente jurídica,
que no exijan la elaboración de datos estadísticos muy complejos, y como
características formales que cada congresista no puede formular sino una
pregunta por mes y que por su extensión y brevedad su lectura no demande
más de un minuto. En consecuencia, la revisión del cumplimiento de estas
características debe añadirse al plazo de 8 días, lo cual en el peor de los
casos, incluyendo los trámites de consulta en los casos límite o dudosos, no
excede de uno o a lo mucho dos días más. En total por lo tanto, incluido el
periodo de evaluación de las preguntas presentadas, el plazo material puede
estimarse en 10 días.
Según el régimen británico las preguntas orales requieren entre 48 horas y dos
semanas antes de la fecha de la sesión en la que pueden responderse. Según
el régimen peruano, en total se requieren 8 días entre la presentación de las
preguntas y la fecha de la estación en que se responden. Sin embargo, en el
Perú el número de congresistas es 5 veces inferior al de miembros del
Parlamento británico. Ante plazos no muy diferentes, con un número mucho
más elevado de representantes, el nivel de operatividad es comparativamente
impresionante en el caso británico e inquietantemente inexplicable en el caso
peruano. Siendo así que el servicio parlamentario tiene la capacidad suficiente
para hacerse cargo de la demanda potencial que significaría realizar no 20
estaciones de preguntas en once años, sino 100 estaciones de preguntas (diez
veces más que las realizadas), únicamente depende de la voluntad de
programar las sesiones mensuales en la agenda del Congreso que aprueba el
Consejo Directivo. El nivel en el que se decide y se programa la inclusión de la
estación de preguntas, por lo tanto, es el Consejo Directivo, el mismo que está
integrado de manera plural y proporcional por los directivos portavoces de
todos los grupos parlamentarios y compuesto además por los miembros de la
Mesa Directiva. La respuesta al uso incipiente de la estación de preguntas
demanda una respuesta plural de todos los grupos que integran el Consejo
Directivo.
En este mismo curso de ideas la pregunta por el sentido que tiene la estación
de preguntas no es ajena al concepto que se tenga de este instituto. Si la idea
de la que se parta es que las preguntas son un medio de provocar la caída del
Gobierno, dentro de una lógica y principios adversariales de la acción política,
naturalmente el sentido que tendrá será que la estación de preguntas es
absolutamente prescindible porque no es posible hacer caer a ningún ministro
con este procedimiento. Pero la eficacia de las preguntas sí es útil cuando el
ánimo en el que se hace el escrutinio de la gestión del Gobierno es presidido
por el propósito de obtener información en un espacio público y abierto. La
sociedad política usa eficazmente el procedimiento de las preguntas si el
criterio sobre su naturaleza no es el oposicional, en el que en casos subyacen
una lógica y una retórica destructivas y negadoras de la identidad y de los
argumentos ajenos.
De otro lado se observa que los sectores que mayor atención efectiva reciben
en el Congreso son los del Interior, las políticas generales a cargo de la
Presidencia del Consejo de Ministros, y los asuntos sobre que tiene
competencia el Ministerio de Economía. Entre los tres sectores se acumula el
55% de las sesiones que se dedican en el Pleno o Comisión Permanente del
Congreso a recibir los comentarios o explicaciones de los titulares de estos
despachos. En un segundo segmento aparecen los sectores de Defensa y de
Relaciones Exteriores, con un total de 20%. Entre las dos primeras categorías
se concentra el 75% de la dedicación de la función de control del Congreso. En
un último grupo aparecen Justicia, Transportes, Salud, Agricultura, Educación,
Comercio Exterior, y el ahora desaparecido Ministerio de la Presidencia, con el
25%. A los demás ministerios no correspondió atención efectiva en el Pleno ni
en la Comisión Permanente mediante los canales a que se refiere el cuadro
precedente.
Las proporciones advertidas dejan ver que los dos temas principales de control
atendidos por estos medios en el Congreso han sido los del orden y seguridad
internos, y la economía nacional. Los sectores propiamente sociales, entre los
que podría incluirse Trabajo, Salud, o Educación, no han merecido gravitación
tan significativa.
Tampoco lo han sido los sectores Agricultura o Transportes. Los datos
parecerían indicar lo neurálgico que resulta para la representación del pueblo el
orden, la seguridad y la economía. Se apuntan como temas de segunda
prioridad los de defensa nacional y de relaciones exteriores. En buena cuenta
la esencia de la agenda de control parlamentario, vista a través de los canales
procesales que comentamos, son temas de seguridad, de economía, de
defensa y de relaciones exteriores. La agenda está marcada por temas básicos
de una problemática estatal alrededor de la convivencia interna y externa, y de
la definición de políticas económicas y financieras.
Entre los datos observables otro que es significativo es que los niveles de
requerimiento parecieran disminuir conforme se desarrolla el periodo
constitucional, a la par que los niveles de atención se mantienen en los mismos
niveles. Hay una curva decreciente de requerimientos que empieza con casi el
42% de invitaciones producidas en el primer año del periodo, que baja a casi el
30% durante el segundo año, disminuye al 21 % en el tercero y se reduce al
8% en el curso de la primera legislatura del periodo 2004-2005 (penúltimo año
del periodo quinquenal del Gobierno).
Cabe por ello detectar hasta tres grupos en el segmento de los ministros que sí
atienden efectivamente la demanda de concurrencia. Este segmento es el
integrado por la Presidencia del Consejo de Ministros, y los ministerios del
Interior, de Defensa, de Economía, de Transportes, de Educación, de
Relaciones Exteriores, de Salud, y de Agricultura.
Uno primero y básico en el que es posible advertir que los niveles porcentuales
de requerimiento y su atención son similares, tales como los ministerios de
Defensa, de Transportes (ambos con 7,9% de requerimiento en la demanda,
frente 6,7% de su atención), de Educación (6% de requerimiento, respecto del
6,7% en el total de satisfacción) y de Agricu1\:ura (5,6% de requerimiento,
frente al 6,7% de atención). En este primer nivel aparecería con un mayor nivel
relativo de sensibilidad por la atención de la demanda parlamentaria el
ministerio de Agricultura, y los que menor nivel relativo presentarían serían los
de Defensa y de Transportes.
Se advierte pues que en este segundo grupo los ministerios del Interior y de
Salud aparecen con los resultados más destacables. El del Interior es el que
mayor número absoluto de veces concurre entre todos los ministros, y el de
Salud es el que llega a atender proporcionalmente en mayor intensidad la
demanda relativa del Congreso. El Ministerio del Interior, de otro lado, es aquel
cuya expectativa o requerimiento relativo de concurrencia es el más alto entre
todos los ministerios (14% del total de mociones de invitación presentadas).
Si fuera cierta la tesis que sostiene alguna doctrina de que los instrumentos del
artículo 129 de la Constitución son procedimientos de control político y, por lo
tanto, si en efecto, las preguntas fueran un instrumento que fortaleciera la
función de control a cargo de la oposición, sería esperable que el número de
estaciones de preguntas aumentara o por lo menos no desapareciera, como ha
ocurrido. A menos que se asumiera que la oposición pretendiera favorecer el
ejercicio libre y descontrolado del poder por el Gobierno, o que prefiriera no
valerse de las oportunidades que el diseño de los procedimientos
parlamentarios le ofrece para afirmarse y consolidarse como alternativa de
Gobierno, que es parte de la razón de ser de todo grupo político.
Los ministros británicos son todos parlamentarios, lo que los habitúa por
práctica al uso de la palabra en tiempos muy breves, en tanto que los ministros
peruanos no tienen los niveles de exposición que los ministros británicos al
debate parlamentario, en el que se sienten incómodos, además, cuando
asisten a sesiones en las que, a diferencia de lo que ocurre en el Reino Unido,
el Gobierno tiene en principio el respaldo mayoritario del parlamento en un
sistema básicamente bipartidista. La insuficiente comodidad del gabinete en el
Congreso de trae la voluntad del Gobierno de sacar partido en una estación de
preguntas, a diferencia de las mayores posibilidades que el diseño
parlamentario y bipartidista garantiza.
El dato más notable es que entre el APRA y Unidad Nacional se formula el 43%
del total de preguntas, y que entre Perú Posible y el Frente Independiente
Moralizador llegan a casi el 36%. Los grupos parlamentarios más pequeños
suman alrededor del 21 %. Esta distribución parece indicar que la estación de
preguntas tiende a ser más usada por los grupos parlamentarios que no
conforman la alianza parlamentaria que apoya al Gobierno. Se trataría de una
concepción en la que las preguntas son más requeridas por quienes no
participan en el Gobierno, y donde los grupos parlamentarios favorables al
Gobierno muestran menor interés o avidez en inquirir al Gobierno por
información.
Este balance negativo global expresa pues que el interés del Gobierno en
concurrir es superior a la voluntad del Congreso de demandar información y
explicaciones. En tanto que el promedio porcentual de la demanda de
información y explicaciones a los ministros llega a 5,3%, el promedio porcentual
de concurrencia voluntaria del gabinete llega al 8,3%. Se trata de una relación
relativamente favorable para el Gobierno y deficitaria para el Congreso, que
parece revelar que, globalmente, la iniciativa en la atención a las necesidades
de información y la voluntad de comunicación la tuviera el Gobierno, quedando
también relativamente a la zaga, a nivel global, los requerimientos del
Congreso.
En el Congreso las decisiones se toman por votos y por acuerdos de y entre los
representantes. No son resultado automático de las normas ni de los
procedimientos. Las normas y procedimientos se hacen operativas y expresan
de manera directa la voluntad de quienes las operan. Los operadores de las
normas constitucionales son los representantes. Los representantes son
elegidos directamente por la colectividad y no tienen curules ni actúan
desvinculados de la voluntad electoral. Un primer intento de respuesta a la
pregunta sobre la causa y la responsabilidad por la asimétrica correspondencia
entre demanda y atención efectiva es que quienes limitan esta correspondencia
lo hacen en nombre de la correlación de fuerzas que el propio electorado
prefirió colectivamente. Es una consecuencia de la agregación de preferencias
individualmente sufragadas por la ciudadanía. El pueblo vota por las fracciones
políticas y ellas se expresan en los niveles proporcionales de escaños que
resultan de la mayoría de votos con los que cuenta cada uno de los grupos
parlamentarios.
Pero, ¿vota el pueblo por determinada visión de una sociedad política
dialogante, o por determinado concepto sobre el valor de la argumentación y
reflexión en las relaciones de poder entre preferencias sobre políticas públicas?
Obviamente esa no es la pregunta que se le formula a la República al momento
en que concurre a votar. Los ciudadanos expresan su preferencia por un
representante, no por una idea ni por un programa explícito. El voto no es un
voto por una visión reflexiva del mundo, ni por una concepción ideológica sobre
las políticas públicas o de Estado. No obstante, la elección de representantes
concretará la visión que ellos mismos tienen. Su comportamiento parlamentario
hará efectiva la cultura política con la que postularon. Su visión del diálogo y de
la reflexión, el concepto que tengan sobre la importancia de tomar decisiones
colectivas a partir de mínimos de información compartida, serán finalmente las
que habrá elegido el pueblo en el sufragio. Pero la elección de la preferencia
electoral del ciudadano no se toma concientemente sobre la visión, modelo o
concepto que resulte de la cultura reflexiva de los candidatos por los que opta.
Por lo tanto, más allá del concepto de los electores sobre el valor del diálogo, la
transparencia, el respeto a la diversidad y la diferencia, el reconocimiento plural
del derecho de las minorías, etc., es un hecho que el acto colectivo de elección
de los representantes tiene relación directa con un modelo de acción
comunicativa. Esto es, la proclamación de un candidato trae como
consecuencia el triunfo de un concepto determinado sobre la importancia de la
deliberación, la reflexión y el consenso entre la pluralidad de actores presentes
en el Congreso como representantes de la República. El nexo entre el voto
agregado colectivamente y la forma en que se hace efectivo un tipo de
sociedad política más o menos reflexiva y deliberante, es un nexo estrecho e
innegable. El resultado colectivo no es producto del azar. Se llega a el ya sea
como resultado de un acto consciente de previsión que agrega las preferencias
individuales conforme a las reglas electorales, o como una consecuencia no
conscientemente prevista ni deseada, pero igualmente previsible,
involuntariamente inherente a cada una de las preferencias expresadas en el
acto de votación.
Por esta misma razón tenemos derecho a exigir una visión menos sesgada de
periodistas y analistas, que honre y preste la debida atención a los logros que
pudieran no resultar ventajosos como medio para el posicionamiento mediático
ni las ventas de preferencias en el marketing, pero que no por ello presentarían
con mayor justicia el desempeño y logros de una institución del Estado. Es más
que oportuno abandonar la táctica que usan quienes se rigen por la política del
descreimiento, de la ironía y de la instigación para vender información a un
público fácil, morboso y ávido de intriga y chisme que necesita escuchar cómo
los demás hacen el mal para olvidar o minimizar el propio mal que cada uno
causa. Hacer justicia a los actos y logros efectivos del Congreso, así no
conformen un escenario impresionante que convoque públicamente al
espectáculo ni reditúe atención directa e inmediata, serviría innegablemente
para adecentar y elevar los niveles de la vida pública de la comunidad en
general, y permitirían una comprensión más justa de la experiencia política
nacional en particular. Pero esta tarea empieza por aprender a consumir mejor
productos mediáticos de calidad y a sancionar con la sordera de la indiferencia
los escasos estándares de una cultura pública que levanta antes el vicio que la
virtud privada de los actores de nuestra política. Sean representantes, analistas
o periodistas.
Sin embargo, toda vez que nuestra Constitución y nuestra práctica política nos
muestra que es el Presidente de la República el que gobierna y dirige de modo
efectivo en el país, pero a la vez no es procesal, institucional ni
constitucionalmente posible que el Congreso se entienda con el interlocutor
responsable del manejo efectivo del país, sino con sus intermediarios. De ahí
que no importe cuántas veces se pida cuentas o se exija responsabilidades,
nunca le será posible al Congreso realizar una acción eficaz de control sobre la
definición de las políticas públicas ni su modificación.
El único modo en el que el Congreso tendría poder efectivo respecto de las
políticas públicas, su definición o la corrección de su práctica, sería que el
interlocutor a quien pide cuentas es efectivamente el titular real de las políticas
que se definen y llevan a la práctica. Ese interlocutor es el Presidente de la
República, que es jefe de Gobierno además de jefe de Estado. Pero el
Presidente de la República es irremovible e insustituible por razón de las
responsabilidades políticas que le correspondiera.
No es necesaria la confianza del Congreso para su reconocimiento como jefe
de Gobierno. Él es jefe de Gobierno nato por la sola razón de su elección
popular. Por lo tanto, en la práctica únicamente por elección popular cabría su
remoción como jefe de Gobierno. Y esta vía no está constitucionalmente
reconocida. No es una opción políticamente posible ni jurídicamente válida.
Para que el régimen político peruano se desvista del simulacro el único camino
posible es el de corregir el diseño para franquear la realidad. O se reconoce al
Presidente del Consejo de Ministros como jefe de Gobierno, quitándole este
atributo al Presidente de la República, o se elimina definitivamente y por
completo el régimen de responsabilidad política y fiduciaria del gabinete ante el
Congreso porque su eficacia es pírrica. Lo que corresponde es el
sinceramiento. O pierde poder el Presidente de la República eliminándose los
núcleos de ocultamiento y de simulación que 10 llevan a escudarse en la
ficción de la responsabilidad ministerial, y por 10 tanto dándole ese mismo
poder efectivo al Presidente del Consejo de Ministros y su gabinete;
o, inversamente, se expresa abiertamente la realidad de que el gabinete en
realidad no puede dar cuenta de nada ante el Congreso.
Para que las instituciones afirmen un Estado y una sociedad dignos y fuertes
es necesario dejar el mundo de las apariencias y de las fantasías adolescentes
y hacemos cargo de las realidades. La madurez política supone el
reconocimiento del principio de realidad. Para que el Congreso sea en efecto
un órgano con poder real y auténtico debe poderse entender, sin ficciones ni
simulacros, con quien decide efectivamente, y no con su doble. O de 10
contrario, si prefiere evitar la política de la coordinación, del consenso y de la
negociación que caracteriza a los regímenes en los que el Presidente del
Consejo de Ministros es el jefe de Gobierno, optando en vez por una mayor
independencia y separación funcional entre los órganos del Estado, 10 que
corresponde es que quede establecido con toda transparencia que en nuestra
República queremos dejar instalada esa forma monárquica y rígida de
Gobierno secular precromwelliano que es la del Gobierno presidencial con
separación de poderes. Ambas opciones son válidas. Y ambas harían de
nuestro régimen uno más eficaz y menos mentiroso. Las tibiezas del tipo
híbrido de régimen ha hecho de nuestro régimen político una superposición
kitsch de atributos con los que se pretende armar a parches la interacción ideal
entre Congreso y Gobierno.
Pero si preferimos que sea el Congreso esa primera autoridad y primer poder
del Estado, que sea entonces reconocida esa autoridad, sin falsearla ni
mendigarle la atribución de ser quien defina con toda legitimidad y capacidad
quién es jefe del Gobierno y quién deja de ser ministro en el gabinete. Y al
definir así la jerarquía estatal corresponderá que asumamos paralelamente las
consecuencias del pluralismo y de la diferencia que hacen a los regímenes
políticos más frágiles y más ineficientes, como contrapartida por la pérdida
relativa de la capacidad de mando y de unidad de dirección política.
DOCTRINA
Artículo 130
Dentro de los treinta días de haber asumido sus funciones, el Presidente del
Consejo concurre al Congreso, en compañía de los demás ministros, para
exponer y debatir la política general del gobierno y las principales medidas que
requiere su gestión. Plantea al efecto cuestión de confianza.
Si el Congreso no está reunido, el Presidente de la República convoca a
legislatura extraordinaria.
CONCORDANCIAS:
C: arts. 118 ines. 3) y 6), 131;
T.U.O.Rgmto.Congreso: arts. 5, 50, 82;
p.I.n.C.p.: arto 2.2
448
Sobre el origen de las instituciones parlamentaristas en nuestra forma de gobierno véase
HAKANSSON, Carlos. Lo forma de gobierno de la Constitución peruana. Universidad de Piura
(colección jurídica), Piura, 2001, P. 15
449
Véase HAKANSSON. Ob. cit., p. 385
450
451
El artículo 224 de la Constitución de 1979 establecía en cambio que la exposición del Primer
Ministro no daba lugar a un voto de confianza. El deber de solicitarla es para Paniagua Corazao
un factor de perturbación "no solo en las relaciones Ejecutivo-Legislativo sino en el
funcionamiento y legitimidad del sistema democrático mismo (...) La razón es obvia. El
Congreso no tiene discreción para rechazar la política del gobierno, debe aprobarla"; cfr.
PANIAGUA CORAZAO, Valentín. Lo Constitución peruana de 1993. En: "Dereito", N° 2,1995, p.
26
452
En la Constitución peruana de 1979 no era obligatorio que el Primer Ministro plantee una
cuestión de confianza, pues, el artículo 224 establecía que "la exposición no da lugar a voto del
Congreso".
453
Artículo 82 del Reglamento del Congreso
454
En el mismo sentido Paniagua Corazao nos dice además que no investir al Primer Ministro
"abre camino a la disolución del Congreso y a la subsecuente y obligada dictadura
constitucional. La lógica del sistema presupone autonomía que, desde luego, no existe. La
Asamblea arriesga su propia existencia al rehusar su confianza. Por tal razón, la institución,
lejos de ser un mecanismo de equilibrio y control, se convierte en un medio de coacción e
imposición"; cfr. PANIAGUA CORAZAO. Ob. cit., p. 28
Cabe advertir que la investidura en la Constitución peruana carece de las
formalidades y consecuencias de los modelos parlamentaristas, pero no solo
por la brevedad de su procedimiento sino porque es el Presidente de la
República quien nombra al Primer Ministro, que a partir de ese nombramiento
entra en funciones, además de contar con treinta días para exponer su
programa y solicitar una cuestión de confianza para ser investido. En ese
sentido, consideramos que el modelo de investidura política optado por la
Constitución peruana busca crear una relación fiduciaria con el Primer Ministro
y su Gabinete455, una característica de la forma de gobierno peruana.
DOCTRINA
455
Véase el trabajo de GARCÍA BELAUNDE, Domingo. El presidente del Consejo de Ministros
en /o nueva Constitución. En su obra: "Teoría y práctica de la Constitución peruana ': Lima,
Eddili, Tomo 1,1989, Lima, pp. 151-158.
Artículo 131
Interpelación de ministros
CONCORDANCIAS:
DOCTRINA
459
Artículo 83 (a) del Reglamento del Congreso
460
El Reglamento del Congreso añade que el tercio de los parlamentarios deben ser hábiles, es
decir, que no cumplan ninguna causal del artículo 25 del mismo reglamento
461
Artículo 83 (b) del Reglamento del Congreso
462
Artículo 83 (c).
463
464
Véase además el trabajo de ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Aproximaciones y
balances sobre la efectividad del control parlamentario al gobernante de turno en el Perú. En:
"Revista Jurídica del Perú". Año LII, N° 33, Trujillo, 2002, pp. 1-12
465
En el mismo sentido, véase MELO, Jorge. Control parlamentario. En: "La Constitución
peruana de 1979 y sus problemas de aplicación" (obra colectiva coordinada por Francisco
Eguiguren P.). Cultural Cuzco, Lima, 1987, p. 542
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Aproximaciones y balances sobre la
efectividad del control parlamentario al gobernante de turno en el Perú. En:
"Revista Jurídica del Perú". Año LB, N° 33, Trujillo, 2002; HAKANSSON,
Carlos. La forma de gobierno de la Constitución peruana. Universidad de Piura
(colección jurídica), Piura, 2001; MAINW ARING, Scott. Presidencialismo,
multipartidismo y democracia: la difícil combinación. En: "Revista de Estudios
Políticos" N° 88, 1995;
MELO, Jorge. Control parlamentario. En: "La Constitución peruana de 1979 y
sus problemas de aplicación" (obra colectiva coordinada por Francisco
Eguiguren P.), Cultural Cuzco, Lima, 1987.
Artículo 132
CONCORDANCIAS:
C: arts. 122, 128, 133 a 135;
T.U.O.Rgmto.Congreso: arts. 64 inc. b), 86 incs. a), b);
D.U.D.H.: arto 19;
P.I.D.C.P.: art. 19.1
466
Traducción de la frase inglesa The King can do no! wrong
467
HAKANSSON, Carlos. Lo forma de gobierno de la Constitución peruana. Universidad de
Piura (colección jurídica), Piura, 2001, p. 16.
En el Pero, la moción de censura se inspiró en los artículos 49 y 50 de la
Constitución francesa de 1958. El artículo 132 de la Constitución peruana
concentra casi toda la regulación sobre la moción de censura, pues el
reglamento parlamentario dedica poco a esta institución, repite lo ya
establecido por la Carta de 1993, y solo agrega algunos detalles de
procedimiento. La finalidad de motivar la moción de censura consiste en
especificar los aspectos de la política gubernamental considerados como
erróneos e informarlos no solo al Ejecutivo sino al electorado para captar la
atención pública. El reglamento del Congreso establece que la moción de
censura puede plantearse por las siguientes causas 468:
468
Véase el artículo 86 (a) del Reglamento del Congreso. De igual manera, en la Constitución
española no encontramos este requisito sino en el artículo 175.2 del Reglamento del Congreso
de los Diputados
469
No obstante, sin previsión expresa en la Constitución española y los reglamentos de las
cámaras legislativas, la práctica parlamentaria ha creado las llamadas mociones de
reprobación individual, dirigidas contra los ministros por una cuestión en concreto. Las
mociones de reprobación nacieron a raíz del caso de intoxicación por aceite de colza
desnaturalizado que sentó un precedente en favor de su admisión; véase el Diario de Sesiones
del Congreso de Diputados del 15, 16 Y 17 de septiembre de 1981
470
En el mismo sentido, véase DÍAZ MUÑOZ, Oscar. La moción de censura en el Perú. Ara
Editores, Lima, 1997, p. 286
471
El artículo 172 de la Constitución peruana de 1933 establecía que "el voto de censura contra
el Consejo de Ministros, o contra cualquiera de los ministros, puede ser presentada por solo un
diputado o senador, y se votará en la misma sesión".
contra de las minorías en el Parlamento 472, a diferencia de la Constitución
colombiana donde solo se exige la décima parte para su presentación 473.
La barrera más alta para que la oposición consiga mediante una moción de
censura destituir a un Gabinete, o a uno o más ministros, se encuentra en el
momento de su votación en el Parlamento. Como sabemos, una moción de
censura clásica solo requería la mayoría simple de los parlamentarios
presentes, pero, luego de las correcciones al parlamentarismo en las
constituciones de Europa continental, la exigencia de mayorías cualificadas
terminó por dificultar su aplicación. La Constitución peruana de 1979 corrigió la
moción de censura clásica de la Carta de 1933 con unas barreras que ha
mantenido la actual Constitución.
472
En Francia solo se requiere la décima parte; véase el artículo 49 de la Constitución francesa
de 1958
473
Véase el artículo 135.9 de la Constitución colombiana de 1991
474
Véase el artículo 115.2 de la Constitución española de 1978. Por otra parte la oposición, para
impedir que el Jefe de Gobierno disuelva el Parlamento, podría presentar mociones de censura
continuadas. Sin embargo, en la práctica es muy difícil que se presente más de una moción de
censura por los mismos límites establecidos en ella; véase ALZAGA, Oscar. La Constitución
española de 1978, comentario sistemático. Ediciones del Foro, Madrid, 1978, pp. 692-693
475
Artículo 68 (d) del Reglamento del Congreso
476
Artículo 68 del Reglamento del Congreso
para paliar los efectos de las votaciones de censura. Este plazo, llamado de
"reflexión" o "de enfriamiento", sirve para serenar el debate al estar en juego la
responsabilidad política del Gobierno 477. De esa forma se evitan sorpresas de la
discusión y votación inmediatas que pudieran producir la derrota
gubernamental por una mayoría ocasional y transitoria.
483
Véase VILLARÁN: Ob. cit., p. 168
484
En ese sentido, es gráfica la carta de renuncia del ministro Manuel F. Benavides que Oscar
Díaz reproduce en su obra y que nosotros transcribimos a continuación: "no es posible mi
continuación en el Ministerio ni por decoro ni por la marcha regular de la administración. Insisto
por tanto en la renuncia de un modo inflexible. (…) cuando mi delicadeza está comprometida
no admite más reglas ni más leyes que las que ella misma se dicta". Publicada en el diario
peruano El Comercio el 26 de agosto de 1876. De manera similar, el ministro Antonio Arenas
sostuvo en su-carta que "(...) ni mi honor, ni mi patriotismo me permiten continuar al frente del
Consejo de Ministros (...)".
Publicada en el diario peruano El Comercio el 26 de agosto de 1876; cfr. en DÍAZ, Oscar. Ob.
cit., p.149.
485
De manera similar, la Constitución francesa establece en su articulo 50 que "cuando la
Asamblea Nacional adopte una moción de censura o cuando desapruebe el programa o una
declaración de política general del Gobierno, el Primer Ministro deberá presentar la dimisión del
Gobierno al Presidente de la República".
486
Articulo 132 de la Constitución peruana de 1993.
487
Artículo 135.9 de la Constitución colombiana de 1991
como la exigencia de un candidato a Jefe de Gobierno con la presentación de
una moción de censura.
Como son los casos, por ejemplo, de Alemania y España 488, conocida también
como la moción de censura constructiva.
DOCTRINA
488
La moción de censura constructiva no tiene posibilidad de prosperar en un sistema
bipartidista en el que el Gobierno posea mayoría absoluta. Solo una ruptura del partido
gubernamental permitiría a la oposición plantear con éxito tal moción, pero antes de producirse,
el Jefe de Gobierno preferiría disolver las cámaras. En el supuesto de un sistema superior a
tres partidos, las dificultades para que la oposición elija un nuevo candidato suelen ser tales
que también es muy improbable el triunfo de una moción de censura constructiva. En el
supuesto de un sistema de tres partidos donde uno de los tres sea minoritario, de centro,
haciendo de bisagra, proporciona las condiciones para su aplicación, como es el caso del
parlamentarismo alemán. En España el elevado número de partidos con representación
parlamentaria hace prácticamente inviable el triunfo de una moción de censura constructiva, sin
embargo puede convertirse en un instrumento parlamentario para comprobar la actividad del
Poder Ejecutivo
489
En ese sentido, sobre la moción de censura en la Constitución peruana, Valega nos dice que
"(...) en el Perú opera la responsabilidad del Consejo de Ministros ante el Parlamento, que se
hace efectiva a través del voto de censura o de negación de confianza. Sin embargo, esto solo
es aparente habida cuenta que el Presidente de la República, que es quien conduce el
gobierno no responde políticamente de su gestión. El Congreso al censurarlo o negar confianza
busca cambiar las políticas que se están siguiendo, y ello no depende en absoluto de los
Ministros ni del Presidente del Consejo. A través de toda nuestra historia constitucional opera
como una constante la norma que establece que el Presidente de la República nombra y
remueve al Presidente del Consejo y los ministros, sin que tenga ningún peso la opinión del
Congreso"; dr. V ALEGA, César. La responsabilidad política de! gobierno en !o Constitución de
1993. En: "La Constitución de 1993. Análisis y comentarios" N° 10, Comisión Andina de
Juristas, Lima, 1994, p. 201
490
Véase, HAKANSSON. Ob. cit., pp. 409-410
ALZAGA, Oscar. La Constitución española de 1978, comentario sistemático.
Ediciones del Foro, Madrid, 1978; BASADRE, Jorge. Historia de la República
del Perú.
Volumen 3, Universitaria, Lima; HAKANSSON, Carlos. La forma de gobierno de
la Constitución peruana. Universidad de Piura (colección jurídica), Piura, 2001;
DÍAZ MUÑOZ, Oscar. La moción de censura en el Perú, Ara Editores, Lima,
1997;
VILLARÁN, Manuel Vicente. Páginas escogidas, Lima, 1962; V ALEGA, César.
La responsabilidad política del gobierno en la Constitución de 1993. En: "La
Constitución de 1993. Análisis y comentarios", N° lO, Comisión Andina de
Juristas, Lima, 1994.
Artículo 133
CONCORDANCIAS:
C: arts. 122, 128, 132, 134 Y 135;
T.U.O.Rgmto.Congreso: arto 86 ines. e) y e)
493
La Constitución peruana de 1979 en su artículo 224 establecía, a diferencia de la
Constitución actual, que la exposición del ministro no daba lugar a voto del Parlamento
494
Artículo 82 del Reglamento del Congreso
495
Artículo 86 (d) del Reglamento del Congreso
la opinión pública, que a pedirle un voto de confianza al Legislativo 496. Si el
Primer Ministro, o cualquier miembro del Gabinete, deciden plantear una
cuestión de confianza deberán hacerlo por escrito ante el Consejo Directivo o
del Pleno del Congreso497. El Reglamento del Congreso no detalla los
requisitos formales que debe contener el escrito que solicita la cuestión de
confianza498, solo establece que el Consejo Directivo convocará al Parlamento
en Pleno para debatir y votar la cuestión de confianza. Es decir, no se ha dado
especial atención a los requisitos formales sin los cuales no cabría poner en
marcha esta institución; a diferencia del Derecho Parlamentario español, donde
es la Mesa de la Cámara Baja la que/debe declarar o no su admisibilidad 499.
496
En el mismo sentido, Chirinos añade que "...1os ministros en el Perú no se han mostrado
excesivamente deseosos de plantear la cuestión de confianza porque, de ordinario, no se han
animado a arriesgar ante el Parlamento su precaria y tan efímera investidura. Con frecuencia,
por ejemplo, el Ministro de Hacienda de antaño -cualquiera que hubiese sido el titular de la
cartera- elevaba quejas porque las Cámaras aumentaban y, en general, modifican el proyecto
de presupuesto remitido por el Ejecutivo; pero no se decidía a plantear, como cuestión de
confianza, la intangibilidad del proyecto presupuestal, y a colocar así a las Cámaras ante la
clara alternativa de mantener el presupuesto, tal como había sido concebido por el Ejecutivo, o
despedir al ministro"; cfr. CHIRINOS SOTO, Enrique: Constitución de 1993. Lectura y
comentario. Nerman, Lima, 1996, p. 270.
497
Artículo 82 del Reglamento del Congreso. El mismo artículo aclara que, si se trata del acto
de investidura, la cuestión de confianza se presentará al Pleno del Congreso
498
A diferencia del Derecho Parlamentario español en que dicha solicitud se presentará
mediante un escrito motivado acompañado de la certificación del Gabinete. La formalización
requiere ser por escrito, motivada y además una certificación del Consejo de Ministros en la
que se constate que ha tenido lugar; véanse los artículos 174.1 del Reglamento del Congreso
de los Diputados y el112 de la Constitución española de 1978.
499
A tal efecto, la Mesa no puede entrar en el fondo de la cuestión debiendo limitarse a
comprobar si el escrito reúne los requisitos formales exigidos por el Reglamento. Admitido a
trámite, la presidencia de la Cámara deberá dar cuenta del mismo a la Junta de Portavoces; así
como convocar al Pleno, que debe reunirse con carácter específico para debatir, y en último
término pronunciarse acerca de la concesión o denegación de la confianza que le ha sido
solicitada; véase el artículo 31.1 del Reglamento del Congreso de los Diputados
500
"...el Presidente del Consejo de Ministros puede hacer uso de la palabra hasta por sesenta
minutos y cada uno de los ministros por espacio no mayor a quince minutos. Los congresistas
intervendrán por Grupos Parlamentarios o en forma individual, según las reglas especiales que
acuerde el Consejo Directivo. Para contestar, el Presidente del Consejo de Ministros contará
con un periodo ilimitado de tiempo dentro de lo razonable, en tanto los ministros podrán
contestar utilizando el tiempo que les concede la Mesa Directiva. Los ministros pueden
conceder interrupciones por no más de dos minutos, previa autorización de la Mesa Directiva.
Terminada su intervención los miembros del Consejo de Ministros, su Presidente planteará una
cuestión de confianza antes de abandonar la sala"; Cfr. Artículo 55 del Reglamento
parlamentario.
501
Véase el artículo 82 del Reglamento parlamentario
Una vez finalizado el debate, la presidencia del Congreso deberá fijar la hora
en que la propuesta de confianza deberá ser sometida a votación 502. Los
pedidos de proposición de confianza, o su negación, se presentan como
mociones de orden del día ante la Oficialia Mayor del Congreso. En ese
sentido, el mismo artículo establece que las mociones de orden del día que
contengan una proposición de confianza al Gabinete, o a uno o más ministros,
pueden ser fundamentadas por un tiempo no mayor de cinco minutos, y que los
grupos opositores tienen un minuto cada uno con un máximo de cinco entre
todos. Sin embargo, el Presidente del Congreso puede señalar un tiempo
menor, precisando que su admisión a debate requiere del voto favorable de la
mayoría de parlamentarios que estén libres de impedimento legal, salvo
disposición contraria.
502
"El resultado de la votación será comunicado de inmediato al Presidente de la República,
mediante oficio firmado por el Presidente del Congreso y uno de los vicepresidentes. Si el
Pleno negara su confianza al Consejo de Ministros, el Presidente de la República aceptará la
renuncia del Presidente del Consejo de Ministros y de los demás ministros, que debe realizarse
de inmediato"; Cfr. Artículo 82 del Reglamento parlamentario
503
Artículo 132 de la Constitución peruana de 1993
En el Derecho comparado observamos que la Constitución española establece
que si la Cámara Baja niega su confianza al Gobierno este presentará su
dimisión al Jefe de Estado504. Por otro lado, se determina que el Ejecutivo cesa
en los casos de pérdida de la confianza parlamentaria previstos en la Carta de
1978505. La Constitución española opta por la solución clásica del sistema
parlamentarista, que es la obligatoria dimisión del Gobierno en caso de un voto
de desconfianza, descartando la posibilidad de disolución del Parlamento 506. El
Gobierno entero debe dimitir aun cuando haya sido el Jefe de Gobierno el
derrotado porque la Constitución española establece el principio de
responsabilidad solidaria507. Es decir, responsabilidad que no alcanza tan solo a
un ministro determinado sino a todos los ministros en conjunto.
504
Artículo 114.1 de la Constitución española de 1978
505
Artículo 101.1 de la Constitución española de 1978
506
El artículo 114.1 se aparta de la fórmula del artículo 68 de la Ley Fundamental de Bonn, la
cual en el supuesto de desaprobación de una cuestión de confianza, permite al Canciller
Federal la opción entre la dimisión y la continuación del Gobierno con la posibilidad
subsiguiente -en este último caso- de proponer al Presidente Federal la disolución del
Bundestag o la declaración del estado de emergencia legislativa
507
Artículo 108 de la Constitución española de 1978
508
FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. La cuestión de confianza: marco jurídico-constitucional y
praxis política. En: "Revista Española de Derecho Constitucional", N° 21, Madrid, 1987, p. 51
509
Artículo 133 de la Constitución peruana de 1993
510
Véase HAKANSSON, Carlos. La forma de gobierno de la Constitución peruana. Universidad
de Piura (colección jurídica), Piura, 2001, p. 425
establece la propia Constitución511. En todo caso, en la práctica, la cuestión de
confianza se plantea para ganada, de lo contrario no se plantea 512.
DOCTRINA
511
Artículo 134 de la Constitución peruana de 1993
512
Véase PERElRA MENAUT, Antonio Carlos. Temas de Derecho Constitucional español Una
visión problemática. Follas Novas, Santiago de Compostela, 1996, p. 134.
Artículo 134
CONCORDANCIAS:
Hay dos formas de terminar con el funcionamiento del Parlamento. Una natural,
con el agotamiento o decurso del plazo del mandato parlamentario. La otra,
anormal, cuando esta es decidida por el Presidente de la República antes de
que expire dicho plazo. A esta última se le conoce con el nombre técnico de
"disolución parlamentaria".
De ahí que, con razón, Valentín Paniagua haya podido afirmar que "La
institución, entre nosotros, conspira contra su propia lógica, es decir, contra el
propósito que la inspira. No cabe, en efecto, el arbitraje popular cuando es
imposible licenciar al Presidente que es una de las partes en conflicto" 520.
519
Cl VALEGA, César. La responsabilidad política del Gobierno en la Constitución de 1993. En:
"La Constitución de 1993. Análisis y comentarios". Serie Lecturas sobre Temas
Constitucionales. N° 10, Comisión Andina de Juristas. Lima, 1994, p. 199 Y sgtes
520
PANlAGUA CORAZAO, Valentín. Libertad y verdad electoral. Estudios electorales. Editorial
San Marcos. Lima 2004, p. 70.
521
VALEGA, César. Ob. cit., p. 200
Se discute si es que la censura o negación de confianza de dos Consejos de
Ministros, para actuar como motivo válido para disolver el Parlamento, debe ser
consecutivo o, por el contrario, simplemente acontecer en el lapso que dura el
mandato parlamentario. A nuestro juicio, tratándose de una facultad
extraordinaria, su interpretación debe necesariamente realizarse en forma
restrictiva, es decir, decretarse en aquellos casos en los que la censura o
negación de confianza se haya producido en forma consecutiva.
v) Asimismo, el mismo párrafo del artículo 134 prevé que no se podrá alterar el
régimen legal en materia electoral preexistente. Esta última garantía, en
realidad, no impide que se pueda modificar legislativamente el sistema electoral
preexistente a la disolución (por ejemplo, tras la delegación previa de
facultades legislativas a la Comisión Permanente del Congreso), sino solo que
las modificaciones que se realicen no sean aplicables para el proceso electoral
parlamentario al que se refiere la convocatoria del decreto de disolución, que
no es lo mismo.
DOCTRINA
Artículo 135
CONCORDANCIAS:
C: arts.118 inc. 19), 123 inc. 3), 125 inc. 2, 132 a 134 y 136;
T.U.O.Rgmto.Congreso: arts. 7, 42;
C.A.D.H.: art. 24;
D.U.D.H.: art.
7; P.I.D.C.P.: art. 26;
P.I.D.E.S.C.: art. 2
El artículo 135 establece que los temas que el presidente del Consejo de
Ministros exponga ante el Congreso deberán versar sobre los "actos del Poder
Ejecutivo durante el interregno parlamentario". Estos actos practicados por el
Ejecutivo durante el periodo que el Congreso se encuentre disuelto no
necesariamente pueden reflejar los motivos por los cuales el Congreso anterior
negó confianza o censuró al Consejo de Ministros.
El segundo párrafo del mismo artículo 135 establece que en el lapso que dure
la disolución del Congreso, el Ejecutivo legisla mediante decretos de urgencias.
DOCTRINA
523
Cf. QUISPE CORREA, Alfredo. Lo Constitución peruana. Gráfica Editores, Lima, 2003, p.
293, para quien en tal supuesto: "El Ejecutivo concentra todo el poder, por disposición de la
propia Carta, ante una crisis política que se debe resolver con urgencia".
Estructura del Estado y modelo político en la Constitución de 1993. En: "La
Constitución de 1993.
Análisis y comentarios", serie Lecturas sobre temas constitucionales. N° 11,
Comisión Andina de Juristas - CAJ, Lima, 1995; CASTILLO FREYRE, Mario.
Todos los poderes del Presidente. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad
Católica del Perú - PUCP, Lima, 1997; HERMANN, Finer. Teoría y práctica del
gobierno moderno. Editorial Tecnos, Madrid, 1964; DUGUlT, Leon. La
separación de poderes y la Asamblea Nacional de 1789. CEC, Madrid, 1996;
GUZMÁN NAPURÍ, Christian. Las relaciones de gobierno entre el Poder
Ejecutivo y el Parlamanento. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad
Católica del Perú. Lima, 2003;
PANIAGUA CORAZAO, Valentín. Libertad y verdad electoral. Estudios
electorales. Editorial San Marcos, Lima, 2004; QUlSPE CORREA, Alfredo.
Fronteras constitucionales. Cultural Cuzco, Lima, 2001; QUlSPE CORREA,
Alfredo. La Constitución peruana. Gráfica Editores, Lima, 2003; RUBIO
CORREA, Marcial.
Estudio de la Constitución Política de 1993. Tomo 6, Fondo Editorial de la
Pontificia Universidad Católica del Perú - PUCP, Lima, 1999; V ALEGA, César.
La responsabilidad política del gobierno en la Constitución de 1993. En: "La
Constitución de 1993. Análisis y comentarios". Serie Lecturas sobre temas
constitucionales. N° 10, Comisión Andina de Juristas - CAJ, Lima, 1994;
VILLARÁN, Manuel Vicente. Posición constitucional de los ministros en el Perú.
En: "Páginas escogidas".
Talleres Gráficos P.L. Villanueva, Lima, 1962.
Restitución del Congreso disuelto
Artículo 136
CONCORDANCIAS:
C: arts. 102, 122, 124, 132 a 135;
T.U.O.Rgrnto.Congreso: arto 47;
C.A.D.H.: arto 23. Le;
D.U.D.H.: arto 21.2;
P.I.D.C.P.: arto 25.e
Por otro lado, la destitución del Consejo de Ministros opera sobre el Consejo
que en el momento en que el Congreso se reúne de pleno derecho se
encuentra en actividad. Puede, O no, coincidir con la composición del Consejo
de Ministros cuya negación de confianza o censura permitió al Presidente de la
República disolver el Congreso.
DOCTRINA
REGIMEN DE EXCEPCION
Artículo 137
CONCORDANCIAS:
1. Introducción
Como bien puede deducir el lector, el adoptar tales medidas supone una
situación excepcional, de allí el nombre que se le suele asignar a aquella
situación en la cual el ejercicio de algunos derechos fundamentales es
restringido en tanto es necesario para poder superar las graves circunstancias
que en ese momento aquejan al país 525. Su vigencia, por ello, se mantendrá
solo en cuanto sea necesario para tal526.
524
Así, en Sentencia N° C-092/96, con fecha 7 de marzo de 1996, la Corte Constitucional
colombiana aplicó el criterio de necesidad para cuestionar un estado de excepción, siendo el
resultado el siguiente: "La Corte Constitucional de Colombia considera que la declaratoria del
estado de excepción no puede sustentarse en la manifestación genérica de 'hechos de
violencia'. La estabilidad institucional y la seguridad del Estado, se ven en este caso concreto
afectados por hechos independientes de la confrontación armada, para lo cual el Gobierno
dispone de recursos materiales y de suficientes facultades jurídicas para repeler agresiones y
ataques". COMISIÓN ANDINA DE JURISTAS. Derechos fundamentales e interpretación
constitucional (ensayos jurisprudencia). Serie: Lecturas sobre Temas Constitucionales 13,
Comisión Andina de Juristas, Lima, 1997, pp. 319 Y ss.
525
En la Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional se planteó mantener
las dos modalidades de estados de excepción aquí descritas como una atribución del
presidente de la República, previo acuerdo del Consejo de Ministros. Señala además que el
decreto supremo que los declare justificará la necesidad de la medida, planteando en forma
precisa los motivos que condujeron a dicha decisión, en pleno respeto de los principios de
razonabilidad, proporcionalidad y necesidad, así como de temporalidad, sin posibilidad de verse
extendida su vigencia más allá del tiempo de la emergencia y dentro de su ámbito geográfico.
Véase al respecto: MINISTERIO DE JUSTICIA. Comisión de Estudio de las Bases de la
Reforma Constitucional del Perú. Lima, julio 2001, p. 60.
526
Precisamente el elemento de la temporalidad, que reviste a un estado de excepción, debe
ser materia de evaluación, ya que no se trata de una situación que pueda durar indefinidamente
en el tiempo. El prever la posibilidad de prorrogar su vigencia, tanto para el caso del estado de
sitio como para el estado de emergencia, pone en entredicho justamente aquel elemento. En
ese sentido, coincidimos con GARCÍA SA y AN, Diego. Habeas corpus y estados de
emergencia. Comisión Andina de Juristas. Lima, 1988, pp. 21 Y ss.
Es así que la Constitución peruana de 1993 ha regulado los estados de
excepción527.
527
Decimos "los estados de excepción" en virtud de que, como se habrá podido observar, en el
caso peruano se comprenden dos tipos de estado de excepción: el estado de emergencia y el
estado de sitio. Ahora bien, es menester destacar aquí que el anteproyecto de Ley de Reforma
de la Constitución del 5 de abril de 2002 había previsto en el artículo 212 hasta tres
modalidades de estado de excepción: estado de alarma, estado de emergencia y estado de
sitio. Véase: CONGRESO DE LA REPÚBLICA. Anteproyecto de Ley de reforma de la
Constitución. Texto para el debate. Lima, abril 2002, pp. 123-124. Lo mismo se mantuvo en el
Proyecto de Ley de reforma de la Constitución en el artículo 187. Véase: CONGRESO DE LA
REPÚBLICA. Proyecto de Ley de reforma de la Constitución. Lima, julio 2002, pp. 86-87.
528
Véase sobre el particular: O 'DONNELL, Daniel. Protección internacional de los derechos
humanos, Comisión Andina de Juristas. Lima, 1988, pp. 395 Y ss
en segundo lugar, la guerra; y, por último, las calamidades naturales. Para
algunos autores529 incluso las graves crisis económicas podrían eventualmente
justificar una declaratoria de estado de excepción.
Ahora bien, uno de los temas que se debate aún en la doctrina es el referido a
si durante la vigencia de un estado de excepción ocurre una suspensión del
ejercicio de determinados derechos fundamentales 530 o estamos más bien ante
un escenario en el cual el ejercicio de ciertos derechos es materia de limitación.
De acuerdo con lo dispuesto en el primer inciso del artículo 137 que venimos
comentando, los derechos cuyo ejercicio es susceptible de verse afectado por
la declaratoria de un estado de emergencia son la libertad y seguridad
personal, el derecho de reunión, la libertad de tránsito y el derecho a la
inviolabilidad de domicilio.
Como bien puede deducir el lector nada de lo dicho ocurre durante la vigencia
de un estado de excepción. Ello se debe a que, en sentido estricto, lo que
sucede es que aquellos derechos se ven restringidos o limitados en su ejercicio
mientras dure el estado de emergencia. Aquellas restricciones y limitaciones se
impondrán siempre que resulten necesarias para hacer frente a la grave
situación que enfrenta el país (principio de razonabilidad), según las
circunstancias antes señaladas, y en la medida suficiente para tal efecto, ni
más ni menos (principio de proporcionalidad) 531,
529
En esta línea de pensamiento, entre otros autores, encontramos a CASTAÑEDA OTSU,
Susana.
Hábeas corpus. Normativa y aspectos procesales. En: CASTAÑEDA OTSU, Susana
(coordinadora).
Derecho Procesal Constitucional. Tomo II, segunda edición, Jurista Editores, Lima, 2004, pp.
583 Y ss, y especialmente p. 606.
530
No debe perderse de vista la distinción existente entre los "derechos fundamentales" y las
denominadas "garantías constitucionales". Los primeros consisten en facultades para hacer o
no hacer algo, con la posibilidad de exigirle al Estado la creación de la infraestructura y
condiciones necesarias para tal efecto, mientras que con las segundas se suele aludir a los
procesos que están destinados a otorgar protección cuando alguno de aquellos derechos
fundamentales es menoscabado o sufre una amenaza de violación.
531
Esta posición ha sido ampliamente difundida por diversos autores nacionales. Puede así
revisarse ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Algunas preguntas sobre h pertinencia y
viabilidad del hábeas corpus dNronte h vigencia del estado de excepción. En: "Normas
Sobre el particular, debe tenerse presente que existen posiciones en la doctrina
que al aludir a una suspensión de derechos no hacen referencia a lo que
comúnmente se entiende por ello, esto es, la pérdida temporal de la posibilidad
de ejercerlos, sino solo a una sustitución de la regulación ordinaria existente
para tal efecto532, No obstante lo interesante de esta postura, somos de la
opinión que un texto constitucional y toda norma en general, máxime si regula
el ejercicio de los derechos fundamentales o los mecanismos previstos para su
protección, debe buscar ser lo más comprensible posible para el ciudadano
común533, De allí que resultaría aconsejable adoptar expresamente la fórmula
de "restricción" y no la de "suspensión", salvo mejor parecer 534.
Así según el segundo inciso del artículo 4° del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos: "La disposición precedente no autoriza suspensión alguna
de los artículos 6, 7, 8 (párrafos 1 y 2), 11, 15, 16 Y 18" 535.
Estamos ante una interrogante que aún no parece tener una repuesta clara en
nuestro país539.
Actualmente, este "dar cuenta al Congreso" pasa a ser tan solo una mera
"puesta en conocimiento", ya que no se tiene a mano mecanismos que
permitan sopesar esta atribución presidencial, más que el voto de censura o la
interpelación del ministro o ministros que avale(n) su ejercicio por parte del
gobernante de turno, salvo mejor parecer.
DOCTRINA
PODER JUDICIAL
Artículo 138
CONCORDANCIAS:
1. Introducción
545
La Ley Orgánica del Poder Judicial fue promulgada el 29 de noviembre de 1991 y mediante
Decreto Supremo N° 017-93-JUS del 2 de febrero de 1993, se aprobó el Texto Único Ordenado
de la misma.
2.1. Origen del control judicial de constitucionalidad de las leyes
546
Cuyos precedentes, sin embargo, se encuentran en Gran Bretaña. Se cita corno ejemplo el
famoso caso Dr. Bonham's Case, de 1610, en que el juez Coke sostuvo que el Common Law
controlará las leyes del Parlamento y las juzgará nulas, si es contra el común derecho y la
razón; al igual que el Caso Day versus Savadge de 1615, en que el juez Hobart, sostuvo que
una ley del Parlamento es nula si está hecha contra la equidad natural, situación que varió a
partir de la gloriosa Revolución de 1688, en que el poder del Parlamento se afirmó. A partir de
esta fecha los jueces sostendrán que si una leyes incorrecta corresponde al Legislativo
corregida mediante su derogación. Cfr. WISON.
547
Cases and Materials on Constitutional and Administrative Law, 2" edición. Cambridge, 1977.
El primero fue nombrado juez de paz del distrito de Columbia por John Marshall cuando este
fue Secretario de Estado del presidente Adams; y James Madison, Secretario de Estado del
presidente Jefferson, no queria reconocer eficacia a dicho nombramiento
548
El primero, conocido como el criterio jerárquico o de ley superior, es aquel por el cual de
existir dos normas incompatibles prevalece siempre aquella jerárquicamente superior. El
segundo, conocido como criterio cronológico o de ley posterior, es aquel por el cual en caso de
existir dos normas incompatibles, prevalece siempre la norma posterior.
Concluimos entonces que el presupuesto fundamental para aplicar el control
judicial es que la Constitución sea escrita (Constitución formal) y rígida, (con un
procedimiento agravado de reforma). Escrita para que el juez pueda efectuar el
examen de compatibilidad entre la norma de menor rango que contraviene a la
Constitución; y rígida, porque determina que la Constitución sea la Norma
Suprema, que tiene un rango superior, por encima de todas las demás; si no
fuera así las leyes serían del mismo rango, y por tanto, tendría que aplicarse el
principio lex posterior derogat priori (ley posterior deroga a la anterior).
549
A diferencia del control concentrado, en que el Tribunal Constitucional realiza un control
constitucional directo, mediante la declaración de inconstitucionalidad de las leyes y normas
que tienen el mismo rango y que contravienen a la Constitución de manera directa o indirecta y
por el fondo o la forma; el control judicial de constitucionalidad, por el contrario, es indirecto, ya
que cualquier juez en un proceso judicial ordinario a solicitud de las partes e inclusive de oficio,
inaplica una ley por estimar que es contraria a la Constitución.
Nadie puede invocar la inconstitucionalidad de actos o normas que lo han
beneficiado y que han sido consentidos por él mismo.
Los casos que llegan a la Corte Suprema deben versar sobre un tema jurídico y
no de hechos. Es una materia de ley lo que debe estar sujeta a revisión judicial,
ley que goza de presunción de constitucionalidad.
De este modo coexisten los dos principales sistemas 550: el control judicial de
constitucionalidad, conocido también como difuso, americano o judicial review;
y el control concentrado, europeo o kelsiano, previstos en los artículos 138 y
202 inciso 1, respectivamente, de la Norma Fundamental, con la particularidad
de que además se otorga en forma exclusiva al Poder Judicial el control
concentrado de las normas infralegales a través- del proceso de acción
popular.
"Es nula y sin efecto cualquier ley en cuanto se oponga a la Constitución. Son
nulos igualmente los actos de los que usurpen funciones públicas y los
empleos conferidos sin los requisitos prescritos por la Constitución y las
leyes"552.
El artículo 14 de la Ley Orgánica del Poder Judicial debe ser concordado con el
primer párrafo del artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, norma que desarrolla los alcances del control judicial de
constitucionalidad llamado también control difuso 557 y que contiene el siguiente
enunciado:
Constitución resulta indudable, por ser imposible llevar a cabo una interpretación del mismo y
compatible. a la luz de la Constitución, no significa convertido en el órgano competente para
realizar directamente la interpretación de las leyes de acuerdo con la Constitución, tarea que
entra dentro del ejercicio de la potestad jurisdiccional del artículo 117.3 CEo Mediante la
cuestión de inconstitucionalidad los órganos judiciales no pueden pretender directamente
aclarar dudas de interpretación sin relevancia constitucional. En este sentido, el artículo 5.3 de
la LOP) precisa que "procederá el planteamiento de la cuestión de inconstitucionalidad cuando
por vía interpretativa no sea posible la acomodación de la norma al ordenamiento
constitucional" (Ver entre otros STC 157/1990).
555
ASAMBLEA CONSTITUYENTE. Comisión Principal de Constitución. (1978-1979). Diario de
Debates. Tomo III. Lima, Editora Atlántida S.A., Lima, 1985, p. 243
556
Tratándose de normas con rango de ley establece que la inaplicación no afecta su vigencia,
la que es controlada en la forma y modo que la Constitución señala. Se refiere al proceso de
inconstitucionalidad previsto en el artículo 200 inciso 4; tratándose de normas infralegales,
agrega "sin perjuicio del proceso por acción popular".
557
Al respecto, ver: ABAD YUPANQUI, Samuel. Derecho Procesal Constitucional la edición.
Gaceta Jurídica, Lima, 2004
relevante para resolver la controversia y no sea posible obtener una
interpretación conforme a la Constitución".
de la Constitución solo será posible si es relevante para el caso, lo que implicaría sobre la base
de una interpretación contrario sensu suspender su valor preferente. Cfr. CASTILLO
CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Ara Editores, Lima, 2004, pp.
68-69.
561
MESÍA, Carlos. Exégesis del Código Procesal Constitucional. Primera edición. Gaceta
Jurídica, Lima, 2004, p. 77
562
El artículo 39 primer párrafo de la anterior Ley Orgánica del Tribunal Constitucional disponía:
"Los jueces deben aplicar una norma C1(Ya constitucionalidad haya sido confirmada por el
Tribunal';' mientras que la Quinta Disposición Complementaria de la derogada Ley Procesal de
Acción Popular establecía: ''Los jueces no pueden dejar de aplicar una norma C1(Ya
impugnación haya sido desestimada mediante el procedimiento de Acción popular': En el
Código Procesal Constitucional ambas se mantienen con una redacción que en el fondo
expresa lo mismo, en el párrafo que se comenta
Además esta posición se ha asumido doctrinariamente 564 y
jurisprudencialmente. En efecto, el propio Tribunal Constitucional ha precisado
que la atribución de declarar inaplicable s las normas jurídicas solo se
encuentra reservada para aquellos órganos que ejercen funciones
jurisdiccionales: Poder Judicial, Jurado Nacional de Elecciones y Tribunal
Constitucional; y que el control no puede ser realizado por los órganos de
naturaleza o competencia eminentemente administrativas 565.
563
Sin dejar de considerar a la jurisdicción militar, cuya competencia se extiende a los miembros
de las Fuerzas Armadas y Policiales, en caso de delito de función conforme establece el
artículo 173 de la Constitución
564
Es el caso de Marcial Rubio Correa, quien considera a los tres órganos jurisdiccionales antes
mencionados, los tribunales militares y el Consejo Nacional de la Magistratura. Ver: RUBIO
CORREA, Marcial. Estudio de la Constitución Política de 1993. Tomo 5, Fondo Editorial de la
Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1999, pp. 11-25,
565
Expediente N° 0007-2001-AI/TC, sentencia del 9 de enero de 2003. En igual sentido en el
Expediente N° 0499-2002-AA/TC sentencia del 16 de octubre de 2002, en la cual se establece
que tratándose de la inconstitucionalidad del cobro de un tributo y su cuestionarniento en sede
administrativa, el Tribunal Fiscal no es competente para declarar la inaplicabilidad de leyes o
normas con rango de ley, pues tal actuación contravendría la Constitución.
566
Sobre la elevación en consulta la Sala Constitucional y Social en el Expediente N° 309-96-
Callao del 27 de febrero de 1996, considera dilatorio elevar en consulta el ejercicio del control
difuso aplicado en los procesos constitucionales de hábeas corpus, amparo, hábeas data y
acción de cumplimiento, cuya característica y espíritu es la urgencia y celeridad.
567
La Sala Constitucional y Social de la Corte Suprema, mediante resolución del 29 de
noviembre del 2002, aprobó la resolución consultada del 26 de agosto del mismo año, que
declara inaplicable el artículo 51 del Código Penal, en el proceso seguido contra Demetrio
Limonier Chávez Peñaherrera por el delito de terrorismo en agravio del Estado (Consulta N°
3166-2002). Criterio adoptado además en la Consulta N° 3476-2002 del 11 de diciembre de
2002.
Por otro lado, se advierte la interferencia de los otros dos Poderes del Estado
cuando se ha pretendido ejercer el control judicial de constitucionalidad, y como
ejemplo basta remitirse a la inaplicación del artículo primero de la Ley N° 26479
que concedió amnistía general al personal militar, policial y civil que se
encontraba denunciado, investigado, encausado, procesado y condenado por
delitos comunes o militares en los fueros común o privativo militar,
respectivamente, por todos los hechos derivados u originados con ocasión o
como consecuencia de la lucha contra el terrorismo y que pudieron haber sido
cometidos en forma individual o en grupo desde mayo de mil novecientos
ochenta hasta la fecha de su promulgación 568. La resolución judicial fue
declarada nula por mayoría, y en consecuencia aplicable el artículo primero de
la citada ley, ordenándose remitir copias de los folios pertinentes al organismo
respectivo, a efectos de que se determine la responsabilidad de la juez, pues a
criterio del colegiado consignó citas que no correspondían al texto de donde
afirmó emanaban, dejando constancia la vocal que emitió el voto minoritario,
que no resultaba claro si se trataba de la comisión de un delito o de una
responsabilidad funcional en el desempeño de las funciones de la a quo. Al
declarar la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia de la República
infundada la queja interpuesta por los agraviados, estos recurrieron al Sistema
Interamericano de protección de los Derechos Humanos, emitiéndose
sentencia contra el Estado peruano569.
568
Ver: Resolución del Juzgado Especializado en lo Penal de Lima, Exp. N° 9395, Lima, 16 de
junio de 1995, emitida por la Jueza Antonia Saquicuray Sánchez; resolución de la Sala Penal
de la Corte Superior de Lima, Exp. N° 424-95, del 14 de julio de 1995. Voto mayoritario de los
vocales Castillo Dávila y Hurtado Herrera; y minoritario de la vocal Luisa Napa Lévano; y Queja
N° 1234-95, resolución del 13 de octubre de 1995 de la Sala Penal de la Corte Suprema
integrada por los vocales supremos Iberico Mas, Montes de Oca Begazo, Almenara Bryson,
Sánchez Palacios Paiva y Villafuerte Bayes.
569
Sentencia de la Corte Interarnericana de Derechos Humanos del 30 de noviembre de 2001,
Caso Chumbipuma Aguirre contra Perú (Caso Barrios Altos).
570
Ver: GUTIERREZ CAMACHO, Walter. Análisis de constitucionalidad y control difuso. En:
"Primer Curso de Formación", Módulo 4: Control difuso e interpretación constitucional. Material
de enseñanza, Academia de la Magistratura, Lima, octubre 2004.
que le asiste al demandante de manera irrestricta el derecho de contar como
candidato presidencial y elegir al ingeniero Alberto Fujimori Fujimori en las
elecciones generales previstas para el año 2000 (...)".
5. A manera de conclusión
DOCTRINA
571
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 31 de enero de 2001, Caso
Tribunal Constitucional contra Perú
En: Primer Curso de Formación. Módulo 4: Control difuso e interpretación
constitucional.
Materíal de enseñanza. Academia de la Magistratura, Lima, octubre de 2004;
MESÍA, Carlos. Exégesis del Código Procesal Constitucional. 1" edición.
Gaceta Jurídica, Lima, 2004; RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la
Constitución Política de 1993. Tomo 5. Fondo Editorial de la Pontificia
Universidad Católica del Perú.
Lima, 1999; WISON. Cases and materials on Constitutional andAdministrative
Law. 2" edición. Cambridge, 1977.
Unidad y exclusividad de la función jurisdiccional
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 41, 97, 99,118 inc. 9), 173;
L.O.P.J.: arts. 1, 2, 4, 5;
C.A.D.H.: arto 8.1;
D.U.D.H.: arto 10;
P.I.D.C.P.: arto 14
El inc. 1 del artículo 139, que motiva este comentario, plantea como premisa
fundamental, la unidad y exclusividad de la función jurisdiccional, la que debe
entenderse referida a la que ejerce el Poder Judicial, con las excepciones que
la misma norma establece y referidas a la jurisdicción militar y a la arbitral, a la
que deben agregarse la electoral y la constitucional.
CONCORDANCIAS:
C: artso 43, 97,118 ¡neo 21), 138, 139 inc. 1), 143,146 inc. 1), 159 inc. 2);
C.P.: arts. 361, 400,410;
C.P.C.: arto 123;
T.U.O. Rgmto. Congreso: arto 20 ¡nco e);
L.O.P.J.: arts. 2, 4, 16, 186 inc. 1);
Ley 27584: arto 41.1;
D.U.D.H.: arto 10;
P.I.D.C.P.: arto 14.1
572
"A sociología do direito só se constitui em ciencia social, na aceps:ao contempocinea do
termo, isto é, em ramo especializado da sociología geral, depois a Segunda Guerra Mundial.
Foi entao que, mediante o uso de técnicas e métodos de investigas:ao empírica e mediante a
teonzas:ao própria feita sobre os resultados dessa investigas:ao, a sociología do direito
referida al fenómeno judicial ("Sociología de la función judicial" o "Sociología de
la 'Administración de Justicia"), cuyos aportes o investigaciones no han sido
jamás tomados como referencia para los estudios sobre el tema en sede
nacional.
2. Estado de la situación
La comprensión del Judicial pasa, nos parece, por concebirlo como un sistema,
es decir, como un conjunto de dementos y órganos estructurados en base a un
objetivo que se concretará, teóricamente, a partir de la dección de la estructura
que sea la adecuada por un lado, y prácticamente, en la posibilidad de que sus
órganos logren cumplir las funciones para las cuales han sido diseñados, por
otro.
Son funciones emergentes aquellas que se concretan, sin que el Judicial sea
plenamente consciente de lo que está ocurriendo. Queremos decir que la
obtención de funciones emergentes es consecuencia de la manipulación
ideológica que debe soportar Judicial sometido a limitaciones formativas,
presupuestales y, en consecuencia, de independencia (interna o externa) por
parte del Estado o de quien controle a este. Un Judicial que, por ejemplo,
permite que los derechos fundamentales solo sean parte de una declaración
que no se respeta en los hechos porque los instrumentos de tutela son lo
suficientemente onerosos o lentos como para producir resultados tempestivos
(oportunos), es un Judicial en función emergente. El caso del amparo peruano
(ahora derogado pero vigente más de dos décadas) es un ejemplo patético de
lo que nos interesa describir.
574
"La independencia de la magistratura en este sentido, es la que corresponde a los órganos o
conjunto de órganos judiciales y del ministerio público, es decir, a su autogobierno, (.. .). En
definitiva, seria lo que hemos llamado función de autogobierno del judicial.
La independencia del juez, en lugar, es la que importa la garantía de que el magistrado no
estará sometido a las presiones de poderes externos de la propia magistratura, pero también
implica la seguridad de que el juez no sufrirá las presiones de los órganos colegiados de la
judicatura".
(ZAFFARONI, Eugenio Raúl. Ob. cit pp. 103 Y 104).
los que tal acto de intromisión lo realizan en cumplimiento de un pedido del
"poder" externo que los eligió.
Si se aprecia con cuidado, con la situación descrita se afectan las dos formas
de independencia. Por un lado, la cúpula se comporta como un "diligente
representante" del poder político y económico, con lo cual ha renunciado a la
independencia externa.
Es un Poder Judicial tomado desde la cúpula. Por otro, al ejercer influencia
indebida sobre los otros grados de la estructura judicial se afecta severamente
la "independencia interna", en tanto coloca al juez de grado inferior como su
dependiente.
Por eso, el segundo párrafo del inciso 2, que ahora comentamos, desarrolla el
conjunto de derechos que surgen para el justiciable como consecuencia del
575
FERRA JOLI, Luigi. Magistratura democrática e I'esernzio alternativo della fun:;;jone
giudiziaria. En: "L'usa alternativo del diritto", Tomo 1. Editan Laterza, Bari, 1973. p. 105.
enorme valor de contar con un juez independiente, es decir, un verdadero juez.
Así si un juez está resolviendo un conflicto nadie puede interferir ni intentar
resolverlo, el Judicial ha "adquirido" con exclusividad la solución del conflicto.
Por otro lado, cuando un juez resuelve un caso con un pronunciamiento sobre
el fondo, su intensa y legítima autoridad impide que tal decisión sea discutida
en algún otro fuero, sea el que fuese.
DOCTRINA
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 inc. 23), 93, 97, 118 inc. 9), 139 inc. 8), 143, 146, 149,173,205;
C.P.: arts.
V, 410; C.P.C.: arts. 1,2,14,386;
C.P.Ct.: arts. 4, 25, 15, 37, 16;
C.N.A.: art 160;
L.O.P.].: art. 7;
C.A.n.H.: arts. 8 ine. 1),
25, 46 ine. 2)a;
n.Un.H.: arts. 8, 10;
n.A.n.n.H.: arts: XVIII, XXVI;
p.I.n.c.p.: arts. 2.3.b, 14 incs. 1) y 3)
Por otro lado, no es extraño que se presente una situación en la cual diversas
manifestaciones (derechos) del debido proceso entren en colisión al interior de
un mismo proceso, después de todo, el citado derecho -como ha sido
expresado-, les corresponde a todos. En esa contingencia, la solución tendrá
que estar referida a aspectos más genéricos y universales de la impartición de
justicia que trascienden la opción valorativa discutida en el caso concreto. Así,
la duda entre si se debe o no permitir el uso de "prueba ilícita" en un proceso,
por ejemplo, no puede resolverse en términos tan prosaicos como afirmar que
con su empleo se afecta el debido proceso, sino en apreciar entre otros
aspectos, qué posibilidades tiene la parte que propuso la prueba de acreditar
su afirmación con medios probatorios distintos al propuesto. También será
determinante apreciar qué valores sociales están en juego en el proceso para
decidir si se admite o no la "prueba ilícita".
Con tales consideraciones, nos parece que la tutela que hemos descrito, en
tanto aseguradora de la vigencia de los intereses y derechos comprendidos en
el ordenamiento jurídico, no puede circunscribir su ponencia y actuación al
ámbito jurisdiccional. En todas aquellas áreas en los que -sea la administración
estatal o la actividad privada- se realizan procedimientos destinados a resolver
conflictos, la circunstancia de que no sean definitivos (en el sentido de que
todavía soportan control jurisdiccional), debe estar presente la tutela. Por esta
razón, estimamos que el nombre más adecuado para identificarlo sería el de
tutela procesal, en tanto alcanza a toda la actividad resolutiva que se realiza en
nuestra sociedad, y no únicamente la que realizan los órganos jurisdiccionales.
DOCTRINA
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 inc. 4), 41, 51, 93,100, 138;
C.P.C.: arto 206;
L.O.P.J.: arts. 6, 10, 12,22,33,82 inc. 30), 131, 137;
CA.D.H.: arto 8 inc. 5);
P.I.D.C.P.: arto 14 ine. 1)
"La actividad jurisdiccional del Poder judicial tiene por función constitucional el
viabilizar la intervención del Estado mediante órganos de fallo adscritos a una
terceridad imparcial y compositiva, tendentes a dirimir los conflictos
interindividuales de naturaleza jurídica con el objeto de restablecer la
convivencia pacífica mediante la resolución de dichas controversias por la vía
de la recta aplicación o integración de la ley en sentido lato."
que ofrecen las cuestiones jurídicas, que por su tecnicismo no pueden ser
debidamente apreciadas por un lego.
Por otro lado, este control es un mito porque las audiencias del debate oral
atraerán público en relación directa con los elementos espectaculares que
prometan, como es el caso del juicio oral seguido a Lori Berenzon y VIadimiro
Montesinos. En cambio, procesos donde se ventilen simplemente intereses
materiales, no lo tendrán jamás; pero, aun en el supuesto que tuviera público,
solo podría ser apreciado en caso que la cuestión legal sea simple y predomine
la prueba de los hechos, por ejemplo, un accidente de tránsito, un divorcio por
malos tratos; situación que no se reproduce en la mayoría de los casos en la
que se cuestiona el alcance y la interpretación de las normas materiales que
garantizan los derechos.
Para Peyrano(4) "hace un siglo, por publicidad solo podía entenderse el acceso
directo del público a los actos del procedimiento o a su publicación por la
prensa.
Hoy comprende todo eso, pero, cada vez más su difusión por otros medios, a
veces más accesibles al gran público, como la radiotelefonía, o más objetivos,
como la fotografía y la 1V que transforman en público, no ya solo al ciudadano
que ocurre a la audiencia sino a todo aquel que sintoniza la audición que
transmite la misma."
DOCTRINA
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
1. Antecedentes históricos
576
Señala FERRAJOLI, Derecho y razón, Trotta, Madrid, 1995, p. 622: "Aunque se encuentren
huellas de la motivación en las jurisdicciones estatutarias, en la eclesiástica de la Santa
Inquisición y aún antes en la de los magistrados romanos, el principio de la obligación de
reddere rationem de las decisiones judiciales, y específicamente de las sentencias, es
rigurosamente moderna". Sobre los precedentes del deber de motivar, ctt. TARUFFO, L'obbligo
di motitt:r.done dello sentenza tivile Ira diritto comune e ¡Iluminismo, en "Rivista di Diritto
Processuale", 1974, P. 265 Y ss.; igualmente, GORLA, Sullo via dei "motivi" delk ''senteni!'~
/acune e Irappole. En: "Diritto comparato e diritto comune europeo", Giuffrc\ Milano, 1981, pp.
717 Y ss.
La imposición del deber de motivar las sentencias tendía a asegurar a todos los
franceses la subordinación del juez a la ley y a evitar el tan temido despotismo
judicial que caracterizó a la magistratura durante el Anden régime. Tal como lo
señala Taruffo en el cuadro de los principios de inspiración democrática
revolucionarios, "en alternativa a la arbitrariedad del juicio, toma cuerpo la
imagen del juez que no solo debe aplicar la ley creada por el pueblo, sino que
además, debe sujetarse al control del pueblo enunciando las razones de su
propia decisión"577.
577
TARUFFO. Ob. cit., p. 271
578
La conexión entre e! deber de motivar con la institución de! Tribunal de Casación es puesta
en evidencia por TARUFFO, L'obbligo di !J1otivaiJone della sentenza, cit., p. 270, nota 22, "por
cuanto e!
órgano viene instituido como instrumento de control de legalidad sobre la actuación de los
jueces, y por lo tanto es la expresión de una voluntad política análoga a aquella de la cual
desciende e! principio de la obligatoriedad de la motivación. Tanto este principio, como e! papel
asignado a la Casación (...), son igualmente funcionales a la actuación de! principio de
subordinación de! juez a la ley entendida como expresión de la voluntad popular". Téngase en
cuenta que, como lo evidencia GORLA, op. ult. cit., p. 729, e! propio Tribunal de Casación, al
menos al inicio, no tenia e! mismo que motivar sus arréts
579
Durante la Colonia dado que en d derecho histórico español no existía un verdadero deber
de motivación, no se solía motivar. En efecto las Partidas se limitaban a establecer que las
sentencias debían ser "dadas de día, leyéndose públicamente y escribiéndose en las actas" (lo
recuerda LALINDE ABADÍA, Iniciación histórica al derecho español, 2" ed., Ariel, Barcelona,
1978, p. 921). Cabe además tomar en cuenta que por Real Cédula del 23 de junio de 1778, el
rey Carlos III (ni más ni menos) prohibió que todos los tribunales españoles motivaran sus
sentencias para evitar "cavilaciones de los litigantes" y consumir "mucho tiempo". Cfr. GUASCH
FERNANDEZ, El hecho,} el derecho en la casación civil, J.M. Bosch, Barcelona, 1998, p. 446.
Igualmente, COLOMER HERNANDEZ, La motivación de las sentencias: sus exigencias
constitucionales y legales, Tirant lo blanch, Valencia, 2003, p. 68 Y ss. En la Constitución de
Cádiz de 1812 hay apenas una referencia al deber de motivar en el arto 293 respecto del auto
para los "juicios civiles" (art. 122 580 y otra para las "causas penales" (art. 123 581.
Será recién a partir de la Constitución de 1834 que la fórmula se hará única y
se repetirá, con ligeras variantes, en las sucesivas constituciones hasta la de
1933; ''Las sentencias serán motivadas, expresándose en ellas la ley o los
fundamentos en que se apoyen"(7).
3. Funciones de la motivación
de detención ("Si se resolviere que el arrestado se le ponga en la cárcel, ó que permanezca en
ella en calidad de preso, se proveerá auto motivado...").
580
"Los juicios civiles son públicos: los jueces deliberan en secreto: las sentencias son
motivadas, y se pronuncian en audiencia pública".
581
"Las causas criminales se harán por Jurados. La institución de éstos se detallará por una
ley. Entre tanto, los Jueces conocerán haciendo juzgamiento público, y motivando sus
sentencias".
Como digo en el texto el deber de motivación se presenta en todas nuestras Constituciones
(hasta la de 1933) como expresión de la publicidad de los "juicios": así el arto 123 Consto 1834:
"La publicidad es esencial en los juicios. Los Tribunales pueden controvertir los negocios en
secreto; pero las votaciones se hacen a alta voz ya puerta abierta; y las sentencias son
motivadas, expresando la ley, y en su defecto, los fundamentos en que se apoyan"; arto 125
Consto 1839: "La publicidad es esencial en los juicios: los Tribunales pueden discutir en secreto
los negocios, pero las votaciones se han de hacer a alta voz y a puerta abierta y las sentencias
deben ser motivadas, expresando la ley, y en su defecto los fundamentos en que se apoyan";
arto 128 Consto 1856: "la publicidad es esencial en los juicios: los Tribunales pueden discutir
en secreto; pero las votaciones se harán en alta voz y a puerta abierta. Las sentencias serán
motivadas, expresándose la ley o fundamentos en que se apoyan"; arto 127 Consto 1860: "La
publicidad es esencial en los juicios, los tribunales pueden discutir en secreto, pero las
votaciones se harán en alta voz y públicamente. Las sentencias serán motivadas,
expresándose en ellas la ley o los fundamentos en que se apoyen"; arto 125 Consto 1867: "La
publicidad es esencial en los juicios; los Tribunales pueden discutir en secreto, pero las
votaciones serán públicas. Las sentencias serán motivadas, expresándose en ellas la ley y los
fundamentos en que se apoyan"; arto 154 Consto 1920: "La publicidad es esencial en los
juicios: los Tribunales pueden discutir en secreto, pero las votaciones se harán en alta voz y
públicamente. Las sentencias serán motivadas expresándose en ellas la ley o los fundamentos
en se apoyan"; finalmente el arto 227 Consto 1933: "La publicidad es esencial en los juicios.
582
Así MELLI, II principio del 'libero convincimento del giudice' ed il sapere delle parli nel
processo penale. En: "Giurisprudenza costituzionale", n, 1971, p. 2239, cito por GUASCH
FERNANDEZ. El hechoy el derecho en la casación civil, J.M. Bosch, Barcelona, 1998, p. 445,
nota 2198.
La motivación escrita (que es lo que exige la Constitución) de las resoluciones
judiciales puede cumplir, dependiendo del ángulo en que se mire, hasta tres
funciones:
1) Desde el punto de vista del juez: una función preventiva de los errores, en
cuanto debiendo aquél dar cuenta por escrito de las razones por las que ha
llegado a su fallo, al momento de "redactar" su resolución podría bien darse
cuenta de aquellos errores que podría haber cometido en su "operación
intelectiva" previa y "autoenmendarse" 583;
583
Señala COLOMER HERNÁNDEZ, Ob. cit., p. 44 Y ss., que "la motivación es un discurso,
elaborado por el juez, en el cual desarrolla una justificación racional de la decisión adoptada
respecto al thema decidendi, y en el cual, al mismo tiempo, el juez da respuesta a las
demandas ya las razones que las partes le hayan planteado". Sin embargo, agrega que hay
que distinguir entre la motivación como "discurso justificativo" ya redactado por escrito y la
motivación como actividad mental previa del juez. Así "mientras la motivación como documento
es imprescindible para un control ex post de la decisión y de su correspondiente
fundamentación por parte de terceras personas; en cambio, la dimensión de actividad impone
al propio juez limitaciones ex ante en relación con el contenido de la decisión, en cierto sentido
funciona como un autocontrol del propio órgano jurisdiccional, que no tomará una decisión que
no pueda justificar". Sobre la motivación como discurso justificativo (y no descriptivo del iter
formativo) elaborado ex post a la decisión, cfr. TARUFFO, La fisonomía della sentenza in Italia.
En: "La sentenza in Europa. Metodo", tecnica estile, Cedam, Padova, 1988, pp. 184 Y ss.
584
Según T ARUFFO, Lo fisonomía de/lo sentenza in Italia, cit, p. 187, las normas de los
códigos que prescriben el deber de motivar lo hacen desde "una perspectiva que se puede
definir endoprocesal. Ello equivale a decir que la función que se encomienda a la motivación es
solo interna al proceso, y consiste esencialmente: a) al permitir a las partes el más fácil
ejercicio del derecho de impugnación, a través del conocimiento de los motivos de la decision;
b) al facilitar el control del juez de la impugnación sobre la misma decisión". No me atrevo a
decir, como se indica en el texto, que algunos de nuestros códigos procesales realmente
permitan cumplir esta función de la motivación.
585
Que es el sentido que privilegia T ARUFFO, Lo fisonomía del/a sentenza in Italia, cit., p. 189,
"asegurar la controlabilidad sobre la manera en la cual los órganos jurisdiccionales ejercitan el
poder que le es atribuido, en el ámbito del más general principio de controlabilidad que
caracteriza la noción moderna de Estado de Derecho (...), pero es control democrático difuso
que debe poder ser ejercitado por ese mismo pueblo en cuyo nombre la sentencia es
pronunciada".
586
FERRAJOLI. Op. cit., p. 623.
4. El deber de motivación en la ley. Reflejos en la realidad
En efecto, el CPC de 1993 en el inc. 3 de su arto 122 se limita a indicar que las
resoluciones judiciales deben contener "las consideraciones en orden numérico
correlativo de los fundamentos de hecho que sustentan su decisión, y los
respectivos de derecho con la cita de la norma o normas aplicables en cada
punto, según el mérito de lo actuado" 589, mientras que en su arto 197
expresamente señala que "en la resolución solo serán expresadas las
valoraciones esenciales y determinantes" de las pruebas que sustentan la
587
En el nuevo Código Procesal Penal, D. Leg. N° 957, de 29 de julio de 2004, se encuentra
detalladamente regulado en sus arts. 394 a 399, el contenido de las sentencias penales.
588
El art. 1076 disponía: "redactar las sentencias hará relación de la causa, designando las
partes litigantes y las conclusiones formuladas por cada una de ellas; expresará los
fundamentos en que se apoya para admitir o rechazar cada una de las conclusiones y
pronunciará su decisión, declarando el derecho controvertido y condenando o absolviendo de
la demanda en todo o en parte. También hará constar en la resolución, los fundamentos de la
apreciación que haga de los dictámenes periciales y de la prueba testimonial". En la Exposición
de Motivos del CPC de 1912 se decía: "Con sobrada razón se ha elevado a la categoría de
precepto constitucional la obligación en que están los jueces de motivar las sentencias (art. 127
de la Const.): es un freno, quizá el único, de la arbitrariedad judicial. En el Código de
Procedimientos debe detallarse la manera de cumplir esa obligación.
Como consecuencia de la amplitud que se concede al criterio del juez para apreciar la prueba
pericial y la testimonial, el artículo precedente (art. 1076) le ordena, de un modo especial, que
consigne en la resolución los fundamentos de la apreciación que haga de los dictámenes de los
peritos y de las declaraciones de los testigos. El juez podrá aceptar en todo o en parte las
opiniones de los peritos; podrá apartarse completamente del parecer de estos, o preferir el de
uno de ellos cuando sean varios. Podrá, asimismo, prestar mayor fe a unos testigos que a
otros, sin que el formar su juicio se halle sometido a la condición del mayor o menor número de
ellos, sino atener a su veracidad, al interés que pudieran tener en el litigio, a la calidad de las
personas y otras circunstancias que concurran a formar su convicción; pero esta libertad
prudente y racional se le concede al juez con cargo a que diga cuales han sido las reglas de
sana critica que han inclinado su ánimo en determinado sentido"(así en].J, CALLE, Código de
Procedimientos Civiles, Tipografía de El Lucero, Lima, 1912, p. 562 (cursivos míos).
589
Tal es la redacción resultante de la Ley 27524 de 6 de octubre de 2001, que prácticamente
no agrega nada a lo que ya la Constitución establece. Téngase presente que el CPC de 1993
nace con un texto aún más escueto, pues se establecía que la resolución debía contener "La
relación correlativamente enumerada de los fundamentos de hecho y los respectivos de
derecho que sustentan la decisión, la que se sujeta al mérito de lo actuado y al derecho".
decisión del juez. Vale decir que, el CPC de 1993, pese a haber establecido
que los medios probatorios tienen por finalidad "fundamentar" las decisiones
(art.188) y que todas las pruebas son valoradas por el juez utilizando su
"apreciación razonada" (art. 197), resulta bastante condescendiente con los
jueces pues no les exige que den cuenta exhaustiva (por escrito) de la
"valoración razonada" de las pruebas que en su momento admitieron (y que in
scrinio pectoris se supone que valoraron) 590, sino que solo expresen (repito, por
escrito) lo "esencial". Lo que a todas luces se presenta como una vulneración
del modelo de motivación previsto constitucionalmente.
Pero, sin duda, una de las disposiciones más implicantes con el deber
constitucional de motivación está contenida en el arto 12 de la LOPJ de 1992,
una ley que (no se puede dejar de decirlo) debía ser de estricto desarrollo de la
Constitución de 1979.
590
Violándose además el derecho de defensa en su faz de derecho a la prueba, pues como
señala T ARUFFO, 11 diritto allo prova nel processo civile, En "Rivista di diritto processuale",
1984, pp. 106 Y 114, "el derecho a la prueba puede ser definido como el derecho de las partes
a influenciar sobre la fijación judicial de los hechos por medio de todas las pruebas relevantes,
directas y contrarias, de las cuales disponen. Es evidente, en efecto, que también cuando se
reconociera completamente el derecho de las partes de deducir y hacer admitir todas las
pruebas relevantes, se trataría de una garantía ilusoria y meramente ritualista cuando no
estuviera asegurado el efecto de la actividad probatoria, es decir, la valoración de las pruebas
por parte del juez en sede de decisión (.. .).El derecho a la prueba puede ser garantizado solo a
condición que el juez desarrolle una justificación expresa y completa de todas las pruebas
deducidas por las partes. Debe entonces rechazarse el escamotage consistente en el
considerar que el juez motive cuando no dice nada".
591
Cfr. ARRARTE ARISNABARRETA, Sobre el deber de motivación de los resoluciones
judiciales en el ordenamiento procesal civil peruano, en "Diálogo con la Jurisprudencia", N° 63,
dic. 2003, p. 122 Y ss., que coloca el supuesto de la motivación per relotionem entre aquellos
de resoluciones con "motivación aparente"; EQUIPO DE DERECHO PROCESAL DEL TALLER
DE DERECHO DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ, Comentarios al
inciso 25) del articulo 2° del Proyecto de Reforma de lo Constitución: el derecho fundamental al
debido proceso, en "Proceso & Justicia. Revista de Derecho Procesal", N°4, 2003, p. 44 que
consideran que las normas que permiten la remisión a la motivación del grado inferior son
inconstitucionales. En sentido contrario, MORALES GODO, Deberes de /os jueces en el nuevo
Código Procesal Civil, en "Revista del Foro", 2, 1993, p. 72 para quien "cuando el Superior
recurre a la expresión ["por sus fundamentos"], es porque está de acuerdo con los argumentos
de a quo y que torna innecesario que los esté repitiendo, no incurriendo en consecuencia en
nulidad".
Sin dejar de decir que, "reproducir" cuando de un texto escrito se trata es a lo
más "transcribir" y no meramente (como se hace en la praxis) "invocar" otro
texto.
DOCTRINA
592
Sobre las desviaciones meramente formalistas a las que conduce la invocación del inc. 5 del
arto 139 de la Consto vigente a nivel de casación, cfr. de mi autora Motivación de las
resoluciones, "error de Iogicidad" y recurso de casación, En "Diálogo con la Jurisprudencia", N°
60, setiembre 2003, p. 119 Y ss., así como mi &envío "excepcional" al primer juezy cosa
jU7,gada sobre la legitimación pasiva, En: "Diálogo con la Jurisprudencia", N° 67, abril 2004, p.
109 Y ss.
593
La expresión es de Filangeri, respecto de la Pragmática del rey Fernando IV de Nápoles del
23 de setiembre de 1774, en la que se ordenó a todos los tribunales napolitanos la motivación
de las sentencias en cuanto al hecho y al derecho y, es más, se estableció que para que
pasaran en cosa juzgada antes debían ser publicadas en los tipos de la imprenta real (lo
recuerda FERRAJOLI. Ob. cit., p. 691, nota 364).
"Giurisprudenza costituzionale", lI, 1971; MORALES GODO. Deberes de los
jueces en el nuevo Código Procesal Civil, en "Revista del Foro", 2, 1993;
TARUFFO.
L'obbligo di motivazione deIla sentenza civile tra. diritto comune e iIluminismo,
en "Rivista di Diritto Processuale", 1974; TARUFFO. La fisonomía deIla
sentenza in Italia. En: "La sentenza in Europa. Metodo", tecnica estile, Cedam,
Padova, 1988; TARUFFO. Il diritto aIla prova nel processo civile, En "Rivista di
diritto processuale",1984.
Pluralidad de la instancia
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 141, 143, 148;
e.p.C.: arts. X T.P., 355, 364 al 383, 494;
e.p.p.: arto 1.4;
L.O.P.J.: arts. 6, 11,30, 33, 35, 40 al 43, 49 inc. 5), 50 inc. 3), 51 inc. 5), 59;
C.A.D.H.: arto 8.2.h;
P.I.D.e.p.: arto 14.5
594
Así UGARTE DEL PINO, Historia de las Constituciones del Pení, Editorial Andina, Lima,
1978, p. 191.
Constitución de 1867 (art. 122), en la de 1920 (art. 146) y en la Constitución de
1933 (art. 221).
595
Tal como lo ha considerado PRIORI. Reflexiones en torno al doble grado de jurisdicción. En:
'advocatus. Nueva Época", N° 9,2003, p. 413.
596
Este aspecto es bastante notorio (al menos para quien lo quiera ver). En la Constitución de
1823 (que es realmente fundacional) la Corte Suprema no era juez de instancia sino en las
causas penales contra los miembros del Ejecutivo y de la propia Corte (inc. 3 y 4 del arto 100),
pudiendo conocer en tercera instancia del juicio de residencia contra todo empleado público
(inc. 5 del art.l00). En cambio, se le atribuía una competencia para conocer "de los recursos de
nulidad que se interpongan contra las sentencias dadas en última instancia por las Cortes
Superiores, para el efecto de reponer y devolver", vale decir, para conocer de un recurso de
casación siempre con reenvío. En la siguiente Constitución la "Vitalicia" de 1826), en cierta
medida se mantiene su competencia en causas criminales en contra de los miembros del
ejecutivo (hecha excepción en contra del vitalicio presidente, inc. 1 del arto 105) Y en tercera
instancia de la residencia de todo empleado público (inc.7, arto 105), pero en cuanto al recurso
de nulidad en contra de las sentencias dadas en última instancia por las Cortes Superiores (inc.
9, arto 105) desaparece la precisión respecto al "reponer y devolver" de su predecesora. De la
misma forma en la Constitución de 1828 se mantiene su competencia para conocer de las
causas criminales contra los miembros del ejecutivo y legislativo (inc. 1 del arto 111) Y el
conocer en segunda y tercera instancia de la residencia de los Prefectos (inc. 6 del arto 111),
así como en tercera en la residencia de los demás empleados públicos "que por la ley estén
sujetos a ella" (inc. 8 del arto 111), mientras que respecto del "recurso de nulidad contra las
sentencias dadas en última instancia por las Cortes Superiores", lo será solo "en el modo y
forma que designe la ley" (inc. 5 del arto 111), vale decir, que respecto de los efectos del
recurso "de nulidad" la Constitución no se pronuncia. En la Constitución de 1834, se confirma la
competencia en las causas penales contra miembros del ejecutivo y legislativo y su
intervención como órgano de instancia en las residencias contra prefectos y demás empleados
(in cs. 1,8 Y 9 del arto 114), a la par que establece que será competente para conocer "de los
recursos que establezca la ley contra las sentencias dadas en última instancia por las Cortes
superiores" (inc. 7 del arto 114), con lo cual si bien se reitera que el proceso termina ante las
Cortes Superiores, se da carta blanca al legislador para que establezca el "recurso" que será
de competencia de la Corte Suprema. En la Constitución de 1838, se mantiene la competencia
"de instancia" precedente pero respecto del "recurso" en contra de las sentencias dadas en
última instancia por las Cortes Superiores lo llama "de nulidad" pero a su vez deja en libertad al
legislador ordinario para determinar cuál sea este "recurso" (inc. 7 del arto 118). A partir de la
Constitución de 1856, como ya he dicho en el texto, desaparece toda indicación de la
competencia de la Corte Suprema (y de los demás órganos judiciales), por lo que queda librado
al legislador el darle la competencia que considere. Ergo, a partir de la Constitución de 1856 no
había ningún óbice constitucional para que la Corte Suprema funcionara como tercera
instancia.
En efecto, cuando el legislador constituyente afrontó el problema de las
"garantías de la administración de justicia", estableció que una de ellas era la
de la "instancia plural" (en el ya mencionado inc. 18 del arto 233), dando
expresamente a entender que en el Perú no se podían establecer procesos a
instancia única. Que luego las "instancias" pudieran ser dos o más, e~ un tema
distinto y no delimitado por el constituyente, tanto es así que al establecer la
competencia de la Corte Suprema indicó que lo era para "fallar en última
instancia o en casación los asuntos que la ley señala" (art. 241).
Ciertamente, durante estos dos mil años las razones para no establecer
procesos a instancia única han variado sustancialmente porque nuestra
organización social (como es obvio) ha cambiado.
para hacer efectiva la supremacía del centro sobre los jueces periféricos. Ni tal control
concernía solamente a los jueces: en un mundo en el cual estaba ausente la división de
poderes y por tanto la distinción entre jueces y funcionarios, e incluso entre potestades civiles y
militares, el control sobre los jueces era también, indirectamente, control sobre todas las
autoridades subordinadas".
600
Así DE ARAÚJO CINTRA, Antonio; PELLEGRINI GRINOVER, Ada y RANGEL
DINAMARCO, Candido. Teoriageral do processo. 19' ed., Malheiros, Sao Paulo, 2003, p. 75
(cursiva en el original). En similar sentido NICOTRA GUERRERA. Doppio grado di giudiZio,
diritto di difesa e principio di certezza. En: "Rivista Trimestrale di Diritto e Procedura Civile",
2000, p. 127 Y ss., para quien "el instrumento del reexamen (...) realiza un momento
fundamental del desarrollo del principio de parcelación de las potestades (...). Se trata del
mecanismo general apto para permitir la valoración por parte de un distinto órgano para
verificar el modo en el cual el poder ha sido ejercitado" (pp. 135 Y Ss.), por lo que "la exístencia
de un particular procedimiento de control representa el elemento unifican te de resoluciones
expresivas de la soberanía del Estado" (p. 136).
601
Dice CERINO CANOVA. Impugnaifoni civili. En: "Studi di diritto processuale", Cedam,
Padova, 1992, p. 240, que "las impugnaciones son instrumentos calificados concebidos por el
ordenamiento para garantizar la justicia de la decisión y para justificar así la particular fuerza
que se da a esta;
En realidad el asegurar una (posible) ulterior instancia (mucho más que la
motivación de las resoluciones judiciales) en cuanto permite llevar a
conocimiento de otro juez lo resuelto por el primero, es una suerte de "garantía
de las garantías", o sea y en buena cuenta una garantía del debido proceso
mismo, porque es el más efectivo vehículo para, por un lado, evitar el ejercicio
arbitrario del poder por parte del primer juez y, por el otro, para permitir corregir
lo antes posible) los errores del mismo y así evitar que sobre lo resuelto se
forme irremediablemente cosa juzgada.
Del mismo modo, el arto X del Título Preliminar del Código Procesal Civil
señala que "el proceso tiene dos instancias, salvo disposición legal distinta" 603.
602
En realidad, como ya se ha dicho en el texto a propósito de la Constitución de 1979, de la
propia estructura organizativa del Poder Judicial, se infiere el número de "instancias", aunque
es preciso anotado la Constitución vigente, a diferencia de todas sus predecesoras, no ha
establecido esa estructura mínima, limitándose a establecer en el segundo párrafo del arto 143
que "los órganos jurisdiccionales son: la Corte Suprema de Justicia y las demás cortes y
juzgados que determine su ley orgánica".
603
Sobre tal artículo cfr. MONROY GÁLVEZ. Los principios procesales en el Código Procesal
Civil de 1992. En: "Themis", N° 15,1993, pp. 47 Y ss. (ahora en La formación del proceso civil
peruano. Escritos Reunidos, Comunidad, Lima, 2003, pp. 286 Y ss.), así como mi Algunas
reflexiones sobre las impugnaciones y el debido proceso. En: "Advocatus. Nueva Época", N° 9,
2003, pp. 396 Y ss.
604
Sobre este tema cfr. Mi Algunar riflexiones sobre lar impugnaciones y el debido proceso, cit.,
pp. 398 Y ss
Como fuere, lo cierto es que, en gran parte debido a lo que en su momento se
estableció en la Constitución de 1979 (y se reiteró en la Constitución vigente),
hoy en día no existe proceso judicial alguno que pueda desenvolverse a
instancia única. Lo que da buena prueba de cuán relevante fue la consagración
de nuestra garantía en la Carta de 1979.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
1. Introducción
Desde 1933 se consagró con rango constitucional el derecho que tiene todo
procesado a ser indemnizado por los errores judiciales cometidos en los
procesos penales, garantía que se hizo extensiva en la Constitución de 1979 a
la indemnización por las detenciones arbitrarias. La Constitución Política
vigente, siguiendo a la anterior consagra este derecho en el artículo 139 inciso
7; y si bien no ha sido desarrollado legislativamente, se encuentra vigente una
ley preconstitucional, la Ley N° 24973 que regula el tema de las
indemnizaciones.
El articulo 9 inciso 5 del PIDCyP establece: "Toda persona que haya sido
ilegalmente detenida o presa, tendrá el derecho efectivo a obtener reparación";
mientras que el artículo 14 inciso 6 regula el derecho de la persona que haya
sufrido una pena a ser indemnizada, si la sentencia condenatoria fIrme ha sido
ulteriormente revocada o si el condenado ha sido indultado por haberse
producido o descubierto un hecho plenamente probatorio de la comisión de un
error judicial. No tendrá derecho si se demuestra que le es imputable en todo o
en parte el no haberse revelado oportunamente el hecho desconocido.
3. El derecho a ser indemnizado por los errores judiciales y por las detenciones
arbitrarias en Perú
606
O'DONNELL, Daniel. Protección Internacional de los Derechos Humanos. 2" edición.
Comisión Andina de Juristas, Lima, 1989.
libertad, entre ellos el hábeas corpus, que protege a las personas frente a
detenciones ilegales y/o arbitrarias.
608
Norma que incorpora diversas modificaciones a la legislación procesal penal vigente, con la
finalidad de adaptar determinadas instituciones procesales a las exigencias del nuevo Código
Procesal
609
Penal facilitando e! periodo de transición entre el Código de Procedimientos Penales de 1940
y el Código Procesal Penal, promulgado mediante Decreto Legislativo N° 957 Y que entrará en
vigencia a partir de! 1 de febrero de 2006.
Posición correcta que sigue las orientaciones modernas, como es el caso del
artículo 488 del Código Procesal Penal de la Nación Argentina (Ley N° 23894)
promulgado el 04 de setiembre de 1991 610.
610
Artículo I inciso 5 de! Título Preliminar de! Código Procesal Penal: "El Estado garantiza la
indemnización por los errores judiciales". Artículo 444 inciso 3: "Si la sentencia es absolutoria,
se ordenará la restitución de los pagos efectuados por concepto de reparación y de multa, así
como -de haberse solicitado-la indemnización que corresponda por error judicial".
611
En e! tema de la revisión de sentencias judiciales, el artículo 488 del CPP argentino
establece: "La sentencia de que resulte la inocencia de un condenado podrá pronunciarse a
instancia de parte, sobre los daños y perjuicios causados por la condena, los que serán
reparados por el Estado siempre que aquel no haya contribuido con su dolo o culpa al error
judicial. La reparación solo podrá acordarse al condenado, o por su muerte, a sus herederos
forzosos".
Sin dejar de considerar en el Sistema Interamericano a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, quien resuelve los casos que le somete la Comisión o un Estado Parte.
612
Comunicación N° 89/1981, presentada el 28 de mar.lO de 1981, fecha de la adopción de las
observaciones: 8 de abril de 1985. En: Selección de Decisiones del Comité de Derechos
Humanos Adoptadas con arreglo al Protocolo Facultativo, Volumen 2, Naciones Unidas, Nueva
York, 1992, pp. 131-134.
Muhonen, que ya ha cumplido 30 años y que, según se desprende de la
conversación celebrada, tiene una convicción ética en el sentido de la Ley de
servicio sustitutivo y sin armas (132/69) que le impide prestar servicios con
armas o sin armas en las fuerzas armadas, (por lo que) no puede ser llamado a
filas".
Sobre este punto, por ejemplo, se cita el caso Monja Jaona contra el Estado de
Madagascar, recurrente de 77 años, dirigente del partido político MONlMA de la
oposición, que en las elecciones celebradas en noviembre de 1982 fue
candidato a la presidencia de su partido; y después de la reelección del
Presidente Ratsiraka impugnó las elecciones solicitando un nuevo proceso
electoral en conferencia de prensa. El 15 de diciembre de 1982 fue sometido a
detención domiciliaria y más tarde encarcelado en el campamento militar de
Kelivondrake donde estuvo recluido hasta el15 de agosto de 1983. Fue elegido
representante ante la Asamblea Popular Nacional en las elecciones celebradas
el 28 del mismo mes y año. El Comité de Derechos Humanos consideró que el
Estado Parte debe concederle una reparación de conformidad con lo dispuesto
en el párrafo 5 del artículo 9 del Pacto, por su detención y encarcelamiento
arbitrario; y adoptar medidas para asegurar que en el futuro no ocurran
violaciones similares.
613
El Tribunal Constitucional se ha pronunciado sobre la objeción de conciencia en el
Expediente N° 0895-2001-AA/TC, sentencia del 19 de agosto de 2002
614
Comunicación N° 139/1983, parro 10, Carteris contra Uruguay. Comunicación N° 132/1982
parro 14, Monja Jaona contra Madagascar. Comunicación N° 52/1979 parro 13, López Burgos
contra Uruguay. Comunicación N° 5/1977 parro 10, Massera contra Uruguay.
4.2. Comisión Interamericana de Derechos Humanos
615
Informe N° 32/02, del 12 de marzo de 2002
616
Expediente N° 1277-99-AC/TC, sentencia del Tribunal Constitucional del 3 de julio de 2000.
d) En base a lo anterior, tratándose de la determinación de errores judiciales, la
interpretación del Tribunal Constitucional es extensiva, abarca al indulto
especial o razonado, que es el que opera, no por decisión de los jueces tras la
presencia de un proceso penal de revisión, sino por las autoridades políticas,
cuando la persona o personas condenadas, lo han sido no obstante ser
inocentes o presumirseles tal condición.
5. Conclusión
DOCTRINA
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
618
Sobre la "aplicación del Derecho" puede verse DIEZ-PICAZO, Luis y GULLON, Antonio.
Sistema de Derecho CiviL Vol. 1. Tecnos. Madrid, 1982, pp. 190-191.
619
Entre otros tópicos que también se incluyen en esta temática se encuentran la aplicación
temporal y la aplicación espacial de la ley. Vid. RUBIO CORREA, Marcial. El sistema jurídico.
Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perno Lima, 1993, quien en la
estructura de su obra (parte IV) reúne a todas estas figuras
620
Código Civil. Artículo VIII T.P.: Los jueces no pueden dejar de administrar justicia por defecto
o deficiencia de la ley. En tales casos, deben aplicar los principios generales del Derecho y,
preferentemente, los que inspiran el Derecho peruano.
Así, Marcial Rubio explica que la laguna del Derecho se da cuando existe un
suceso para el cual no existe norma jurídica aplicable, pero se considera que
tal suceso debería estar regulado por el sistema jurídico. El vacío del Derecho,
por su parte, consiste en un suceso para el que tampoco existe normativa
aplicable, pero se considera que aquel no debe estar regulado por el
Derecho621. Sin duda, la cuestión radica en determinar cuándo y bajo qué
criterios una situación no regulada sí debería estarlo o no. En cuanto a las
deficiencias legales, estas vendrían a ser en realidad una suerte de
modalidades de lagunas del Derecho, habida cuenta que la imperfección de la
fórmula legal generaría la misma consecuencia que la falta de regulación.
De no ser posible lograr la solución del asunto por vía analógica, corresponde
aplicar lo establecido en la norma que se comenta, es decir, recurrir a los
principios generales del Derecho y la costumbre.
Si bien puede decirse que los principios generales del Derecho podrían ser
entendidos como los elementos informadores del sistema jurídico, como las
normas básicas reveladoras de las creencias y convicciones de la comunidad,
o como fórmulas normativas con valor general que constituyen la base del
ordenamiento jurídico, estas afirmaciones aparecen como aproximaciones que
no revelan en sí mismas mayor contenido y que, por consiguiente, no son
suficientes para lograr una adecuada integración de la ley. Nuestro sistema,
pues, al igual que la mayoría de los adscritos a la familia romanogermánica,
postulan cerrar el círculo de la integración del Derecho -y dar así solución a
621
Vid. RUBIO CORREA, Marcial. Ob. cit., p. 280
casos concretos afectados por lagunas jurídicas- precisamente acudiendo a un
concepto de difícil definición.
En todo caso, la doctrina es más o menos unánime en establecer que los
principios generales del Derecho son aquellos conceptos o proposiciones de
naturaleza axiológica o técnica, que informan la estructura, la forma de
operación y el contenido mismo de las normas, y pueden estar o no recogidos
en la legislación622; se trata de elementos que se explican por sí mismos -de alli
el nombre de "principios" - y que no requieren de demostración alguna porque
son valores supremos anteriores e inherentes a la existencia del hombre; tales
como, por ejemplo, la libertad, la igualdad, la dignidad, etc. En cualquier caso,
lo que sí es claro es el rol que cumplen los principios generales, que consiste
en orientar la función interpretativa y constituir un sistema de integración de la
ley, bajo el entendido de que aquellos constituyen las bases últimas de todo el
ordenamiento positivo.
Por otro lado, los principios generales del Derecho suelen ser confundidos con
los apotegmas o con las reglas o máximas jurídicas heredadas del Derecho
Romano, que en suma comprenden afirmaciones resumidas del pensamiento
de antiguos autores o que han sido extraídas de la experiencia jurídica, y que
son expresadas en forma de refranes o fórmulas concisas y de fácil retención.
En nuestra jurisprudencia esto es muy frecuente; por ejemplo, se dice que
"sobre la materia en controversia existe un vacío legal que debe ser resuelto
aplicando los principios generales del Derecho internacional, en concreto, el
principio del 'pacta sunt servanda', según el cual (.. .)" (RTF N° 03041-A2004,
El Peruano 28/05/2004). Al respecto, una regla o máxima, como la de "pacta
sunt servanda", no es más que el vehículo a través del cual se puede expresar
un principio general, en este caso el de la obligatoriedad de la palabra
comprometida, lo que lleva a afirmar que la regla por sí sola carece de valor,
pero se nutre y cobra vida en tanto contiene y expresa una convicción
normativa que le atribuye el valor de principio 623.
Finalmente, la norma del inciso 8) del artículo 139 que se comenta, también se
refiere al Derecho consuetudinario como el último recurso que se puede
invocar a efectos de la integración de la ley. En este punto, la Carta de 1993
eleva a la costumbre a rango constitucional, apartándose así de su
antecedente, el artículo 233 inciso 6) de la Constitución de 1979, cuya fórmula
era idéntica al actual artículo VIII T.P. del Código Civil.
622
Ibídem, p. 301
623
Cfr. DIEZ PICAZO, Luis y GULLON, Antonio. Ob. cit., p. 175
DOCTRINA
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
(*) Agradezco a Nelson Salazar Sánchez, mí discípulo y asistente del área académica, quien
ha colaborado en la elaboración de este trabajo.
1. Generalidades
624
En ese sentido Cfr. Diccionario de la Lengua Española [REAL ACADEMIA ESPAÑOLA].
Tomo I, 21' ed., Editorial Espasa, Madrid, 2000, p. 134. Asimismo, SECO, Manuel. RAMOS,
Gabino. Diccionario del Español actual Tomo I, Grupo Santillana de Ediciones, Madrid, 1999, p.
297. MOLINER, María. Diccionario de uso español Tomo I, 2' ed., Madrid, 1998, p. 172.
625
Sobre las diferencias entre analogía jurídica y analogía de otras ciencias véase FALCÓN Y
TELLA, María José. El argumento analógico en el Derecho. Servicio de Publicaciones de la
Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, Civitas, Madrid, 1991, pp. 64 Y 65.
ella626, debido a que por la similitud que poseen ambos supuestos de hecho
han de ser valorados igualmente627.
Dentro del campo del Derecho, la doctrina suele distinguir dos conceptos
diferentes de analogía.-tales como: la analogía de ley o analogía legis
[Gesetzeanalogie] y la analogía de Derecho o analogía iuris [Rechtsanalogie].
Desde el punto de vista del aspecto objetivo la analogía legis se caracteriza por
el hecho de que en ella se comienza en una disposición concreta de la ley,
para, sobre la base de su ratio esendi o idea fundamental, aplicarla a casos
idénticos en su esencia; por el contrario, en la analogía iuris se arranca de una
pluralidad de disposiciones singulares o particulares y se extraen de ellas, vía
inductiva, principios más generales, los cuales se aplican a casos que no caen
bajo ninguna de las disposiciones de la ley 628, o sea, de varias disposiciones
legales que enlazan igual consecuencia jurídica a supuestos de hecho
diferentes se infiere, un principio único general, que se refiere o subsume tanto
a los supuestos de hecho no regulados en la ley como a los supuestos de
hecho regulados629. Desde el punto de vista del procedimiento que se utiliza
cabe señalar que en la analogía legis se procede de lo particular -a través de la
comparación- a lo particular; en la analogía iuris se opera de lo particular a lo
general, y de lo general-por medio de la subsunción- a lo particular 630. En la
analogía legis el caso a decidir no es igual al supuesto de hecho normativo,
sino semejante a él, por el contrario, en la analogía iuris el caso en análisis no
626
Al respecto véase Diccionario de la Lengua Española [REAL ACADEMIA ESPAÑOLA]. Tomo
1, 21" ed., Editorial Espasa, Madrid, 2000, p. 134; LARENZ, Karl. Metodología del Derecho.
Traducción de la 4" edición alemana por Rodríguez; Molinero. Ariel, Barcelona, 1980, p. 374.
sostiene que por analogía se entiende: "[...] el traslado de una regla, dada en la ley para el
supuesto de hecho [A], o para varios supuestos de hecho similares, a otro supuesto de hecho
[B], no regulado en la ley, 'similar' a aquel". Asimismo, ESER, Albin; BURKHARDT, Bjorn.
Derecho Penal [Cuestiones Fundamentales de la teoría del delito sobre la base de casos de
sentencias], traducción de Silvina Bacigalupo y Manuel Cancio Meliá, Colex, Madrid, 1995, p.
59, señala que por analogía se entiende: "un método de complementación jurídica por parte del
juez; para llenar el contenido de lagunas legales no planeadas". ROXIN, Claus. Derecho PenaL
Parte General (Fundamentos. La estructura de la teoría del delito). Tomo 1, Traducción y notas
de Diego Manuel Lugón Peña, Miguel Díaz; Y García Conlledo; Javier de Vicente RemasaI.
Tecnos, Madrid, 1997, 5/8, p. 140, sostiene que: "Analogía es trasladar una regla jurídica a otro
caso no regulado en la ley por la vía del argumento de la semejanza [de los casos]".
627
En ese sentido Véase ABBAGNANO, Nicola. Diccionario'de Filosofía: Fondo de Cultura
Económica, 3" ed., 2" reimpresión, México, 2000, p. 67, respecto a la analogía plantea que esta
tiene dos significados fundamentales: 1) el sentido propio y restringido, requerido por el uso
matemático de igualdad de relaciones, 2) el sentido de extensión probable del conocimiento
mediante el uso de semejan;¡;as genéricas que se pueden aducir entre diferentes situaciones.
Prosigue Abbagnano: "El segundo significado del término como extensión probable del
conocimiento mediante una proposición que expresa una determinada situación a otra
proposición que expresa una situación genéricamente similar o como extensión de la valide;¡;
de una proposición de una determinada situación a una situación genéricamente similar era
conocida por los antiguos bajo el nombre de procedimiento por semejanza".
628
Así, ESER, Albin; BURKHARDT, Bjorn. Oh cit., p. 59: "Solo se puede hablar de una laguna
legal cuando no es posible encuadrar el caso que se debe decidir por medio de interpretación
[...].FALCÓN Y TELLA, María José. Ob. cit., p. 134
629
Véase LARENZ, Karl. Ob. cit., pp. 376 Y 377
630
Cfe. FALCÓN y TELLA, María José. Ob. cit., pp. 134 Y 135
solo es distinto, sino que además es igual al supuesto de hecho del principio
general inducido de las normas631.
Si bien es cierto que lo señalado sobre las diferencias entre analogía legis y
analogía iuris es correcto, creemos que la diferencia sustancial entre estas dos
instituciones jurídicas radica en torno a la ratio essendi de cada una. Así, en la
primera, el supuesto de hecho regulado y el no regulado tienen en común una
semejanza relevante (ratio efendi], la cual constituye razón suficiente y, por
tanto, justifica la aplicación de la norma diseñada para el caso ''N' al caso ''B''.
Esa razón suficiente es la ratio legis que, en última instancia, es la que legitima
la aplicación extensiva de una norma a otro caso que tiene la misma ratio
essendi que el caso regulado por ella; es decir, la similitud radica en los
elementos esenciales y la diferencia en los elementos accesorios 632. Por su
parte, en la analogía iuris ocurre todo lo contrario: la semejanza se da en
relación con las características menos importantes y la diferencia o
incompatibilidad se da a nivel de los elementos principales o fundamentales.
Esto es en virtud de que en la analogía iuris los supuestos regulados por una
determinada norma y los supuestos a los cuales se aplica -pese a que no están
comprendidos por dicha norma- no poseen semejanzas cualitativas relevantes.
De esto se infiere que la naturaleza de la analogía legis, así soma de la
analogía iuris se fundamenta en valoraciones axiológicas cualitativas más que
en consideraciones cuantitativas, con lo cual estaremos ante una analogía legis
cuando entre los supuestos regulados y los no regulados existen en común
aspectos normativos que cualitativamente son imprescindibles o
fundamentales, aunque cuantitativamente no sean numerosos; contrari sensu,
estaremos ante una analogía iuris cuando los elementos comunes, pero no
esenciales a los supuestos regulados y no regulados son numerosos, sin
embargo cualitativamente son escasos o no existen.
De otro lado, debemos señalar que la analogía cobra existencia y razón de ser
únicamente cuandO se cumplen ciertos presupuestos, tales como la existencia
de lagunas en el Derecho, las mismas que se expresan mediante vacíos
legales o normativos, esto es, la carencia por parte del ordenamiento jurídico,
respecto de cierto caso, de toda solución normativa 633; es decir, no hay
regulación específica para un caso o conjunto de casos, que -a pesar de incidir
directamente en los procesos de participación de los ciudadanos- no se
631
Cfr. FALCÓN Y TELLA, María José. Ob. cit., p. 135
632
Al respecto consúltese CASTILLO AL VA, José Luis. Principios de Derecho Penal Gaceta
Jurídica, Lima, 2002, p. 161, quien señala que la semejanza y diferencia entre los casos
regulados y los no regulados en la analogía le¡tjs no se debe excluir de las valoraciones
axiológicas, por cuanto: "ellas no se pueden suprimir sin derogar de un plumazo la esencia
misma de la analogía".
633
En ese sentido NINO, Carlos Santiago. Introducción al análisis del Derecho. Ariel,
Barcelona, 1993, p. 281, sostiene que: "[...] un cierto caso constituye una laguna de un
determinado sistema normativo, cuando ese sistema no correlaciona el caso con alguna
codificación normativa de determinada conducta [o sea, con una solución]". En ese mismo
sentido y poniendo énfasis en los diversos matices que posee el concepto de analogía en la
doctrina FALCÓN Y TELLA, Maria José. Ob. cit., pp. 68 Y 69, señala que: ''A menudo la
doctrina se ha ocupado del problema de la distinción entre lagunas del Derecho y lagunas de la
ley, generalmente para afirmar que el Derecho en su conjunto carece de ellas, pero la ley
puede tenerlas".
encuentran regulados por ningún dispositivo del ordenamiento jurídico 634, de tal
manera que el juez se encuentra en la imposibilidad de solucionar el problema
recurriendo a los diversos tipos de interpretación [por ejemplo, literal,
teleológico, sistemático, etc.] y lo único que le queda es integrar el Derecho.
Esto significa que cuando el juez se encuentra ante una deficiencia de los
preceptos expresos que le proporciona el sistema, debe subsanar dicha
falencia aplicando al caso no expresamente previsto los preceptos implícitos
que la interpretación describe635.
El análisis del artículo 139, inciso 9 nos muestra, de forma nítida, una técnica
constitucional bifronte: una referida al Derecho Penal, de forma específica o
exclusiva, y otra, dirigida a los otros sectores del Derecho. De lo señalado
surgen dos interrogantes: a) ¿por qué el constituyente, cuando consagra la
inaplicación de la analogía, se refiere de forma específica al Derecho Penal y
luego a las normas que restringen derechos en otros sectores del
ordenamiento jurídico?; b) ¿la inaplicación de la analogía, tanto en el Derecho
Penal, como en las otras ramas del Derecho, solo abarca a la analogía in
malam partem o también a la analogía in bonam partem?
634
Cfr. LARENZ, Karl. Ob. cit. p. 364, quien plantea que: "El término laguna hace referencia a
una incompletez. Solo se puede hablar de lagunas de una ley cuando ésta aspira a una
regulación completa, en cierta medida para un determinado sector". CASTILLO ALV A, José
Luis. Ob. cit., p.152.
635
GARCÍA MAYNES, Eduardo. Filosofía del Derecho. Porma, México, 1994, pp. 303 Y 304,
señala que: "[...] de lagunas solo debe hablarse en relación de las normas que proceden de las
fuentes formales, no en relación con el Derecho".
En lo que se refiere a la primera pregunta debemos señalar que es necesario
hacer un análisis desde una doble perspectiva: a) desde un punto de vista
lógico o literal y b) desde un punto de vista teleológico.
Por ello, la respuesta correcta a la primera interrogante que surge del artículo
139, inciso 9 de la Constitución, es aquella que está orientada a afirmar que la
distinta regulación de la aplicación e inaplicación de la analogía, ya sea en el
Derecho penal o en otros sectores jurídicos, encuentra su explicación en el
énfasis que se ha puesto sobre la rigurosidad que debe existir en el ejercicio de
una rama tan delicada como es el Derecho penal, ya que cualquier relajación
de las normas implica la restricción inmediata de los valores más preciados.
Otras razones -no menos importantes, que se pueden esbozar a favor de esta
redacción es que el constituyente quiso dejar, en claro, que la aplicación de la
analogía no solo estaba prohibida en el Derecho penal, sino también en todas
aquellas situaciones en las que existe el riesgo de que los derechos de los
ciudadanos sean restringidos arbitrariamente. Esto es así, por cuanto de no ser
por la referencia que se hace a las normas que restringen derechos, no habría
ningún impedimento para que se menoscaben los derechos de los ciudadanos
mediante la aplicación de la analogía.
El Artículo III del CP señala: "No es permitida la analogía para calificar el hecho
como delito o falta, definir un estado de peligrocidad o determinar la pena o
medida de seguridad que les corresponde".
frente al Estado, tanto a la participación política como a los derechos económicos, sociales y
culturales".
639
Así el artículo IV del Título Preliminar del Código Civil de 1984 señala: "La ley que establece
excepciones o restringe derechos no se aplica por analogía".
analogía in malam partem de los muchos que existirían de acuerdo con las
circunstancias del caso concreto. Lo sustentado encuentra su fundamento en
criterios lógicos [coherencia sistemática entre la Constitución y Código penal,
esto es, respeto del principio lógico de no contradicción] y teleológicos [realizar
los fines del Derecho penal], es decir, garantizar y crear ámbitos de libertad
jurídicos, mediante la protección de los más elementales bienes jurídicos, que
les permita a los ciudadanos participar en igualdad de condiciones en los
procesos de relación. Ámbitos de libertad que son restringidos o vulnerados por
la aplicación de la analogía perjudicial y que el artículo nI del Título Preliminar
del Código Penal no impide más allá de lo establecido en dicho precepto.
640
En ese sentido JESCHECK, Heinrich Hans en su Tratado de Derecho Pena/, señala que:
"Los preceptos de la parte general siempre que contengan una regulación que afecte el
contenido del merecimiento de pena de una norma, vinculan asimismo al juez, de modo que no
es licito apartarse de aquellas en perjuicio del acusado". MAURACH-ZIPF-GOSSEL. Derecho
Penal 10/16, p. 163 señala que: "Tampoco puede pasarse por alto la circunstancia de que,
mediante la extensión de las instituciones jurídicas de la parte general, pueda lograrse la
expansión de la zona de pena en virtud de la aplicación de la analogía de un tipo singulai'
641
Cfr. ROXIN, Claus. Ob. cit., 5/42, p. 158, quien deja en claro que: "En la interpretación de
una causa de justificación, también el juez penal está vinculado únicamente por el fin de la ley,
4. Fundamento de la prohibición de la aplicación de la analogía in malam
partem
Bajo un auténtico Estado democrático de derecho solo las normas jurídicas que
emanan del Órgano Legislativo -en virtud a su deliberación consciente que se
realiza en dicha institución- son expresiones fenomenológicas y ratio essendi
aunque en los mismos tampoco puede tener lugar una aplicación o creación libre del Derecho".
642
Así, e! artículo II del Título Preliminar de! CP señala que: "nadie será sancionado por un acto
no previsto como delito o falta por la ley vigente al momento de su comisión, ni sometido a
pena o medida de seguridad que no se encuentren sometidas a ella".
643
En ese sentido e! artículo 2, inciso 24, literal "d" de la Constitución señala: "Nadie será
procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de cometerse no esté previamente
calificado en la ley, de manem expresa e inequívoca, como infracción punible; ni sancionado
con pena no prevista en la ley".
644
Al respecto C&. HABERLE, Peter. Ob. cit., p. 210: En e! Estado constitucional democrático
se encuentro en primer lugar e! Parlamento, ya que se trota de! "principal órgano legitimado
democráticamente de manera directa".
645
Así PÉREZ ROYO, Javier. Ob. cit., p. 732
646
PÉREZ ROYO, Javier. Ob. cit., p. 733.
de la voluntad de Dios [pueblo] 647, debido a que ,en un Estado que surge del
contrato social, el principio de reserva de la ley exige que la función legislativa
se caracterice por sub sumir en su esencia aspectos materiales y formales.
Desde el punto de vista material, solo la elaboración de las leyes a través del
parlamento de acuerdo con los mecanismos señalados en la Constitución logra
expresar, de forma genuina, la voluntad del pueblo, pues las leyes ordinarias
reflejan las expectativas individuales y sociales en normas abstractas de
validez general. Desde el punto de vista formal, únicamente las normas
jurídicas que emanan del Parlamento adquieren legitimidad por el origen.
647
En ese sentido DEL VECCIO, Giorgio Filosofía del Derecho. 9" edición española revisada
por Luis Legaz y Lacambra, Bosch, Barce!ona, 1980, p. 370, citando al filósofo estoico Crisipo
señala: "[...] la ley -en e! sentido más alto y general de la palabra- es reina de todas las cosas
divinas y humanas, criterio de lo justo y de lo injusto, y paro aquellos que son llamados por la
naturaleza a la vida civil, preceptom de lo que se debe hacer, prohibitiva de lo que no se debe
hacer".
648
Así, DEL VECCHIO, Giorgio. Filosofía del Derecho. 9' edición española revisada por Luis
Legaz y Lacambra, Bosch, Barcelona, 1980, p. 452.
649
Sobre los alcances de la libertad jurídica en una sociedad democrática y en general de todos
los derechos fundamentales véase PÉREZ LUÑO, Antonio Enrique. Op. cit., p.212.
La estructura de los tipos penales obedece al carácter fragmentario del
Derecho penal, el cual se presenta como un sistema normativo discontinuo en
el que no todos los comportamientos resultan penalizados, sino los más graves
que afectan aspectos esenciales de la persona humana como la libertad o sus
procesos de relación. Bienes jurídicos como la vida, la integridad corporal, la
intimidad personal, el honor la dignidad o la seguridad pertenecen a esta línea.
De no tener estos medios selectivos el Derecho penal intervendría en todas y
cada una de las esferas de libertad de los ciudadanos, con lo que se quebranta
el principio de intervención mínima. El principio de reserva de la ley penal
indica que es exclusiva competencia del legislador establecer sanciones a
determinadas conductas, atenuadas o agravarlas 650. Por el contrario, al
juzgador le está prohibido crear ampliar o agravar comportamientos y penas.
Así la labor judicial comienza con la ley preexistente y solo con ella se justifica.
El grado de percepción en materia penal está dado por la existencia de una
plena vinculación entre el legislador y la ley penal, que concluye afirmando que
la única fuente vinculan te del Derecho penal es la ley. De no ser así y de
aceptarse que el juez incrimine conductas en función a la aplicación de la
analogía in malam partcm, tendríamos que aceptar también una función política
de los jueces, consecuencia que se rechaza y que se encuentra proscrita.
DOCTRINA
652
Cfr. MIR PUIG, Santiago: Ob. cit., 4/47, p. 123 sostiene que el principio de subsidiariedad
implica que: "[…] el Derecho penal ha de ser la última ratio, el último recurso a utilizar a falta de
otros menos lesivos".
653
Al respecto Cfr. GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio Ob. cit., p. 379, este autor señala
que: "El Derecho penal debe hacer presencia en los conflictos sociales solo cuando es
estrictamente necesario e imprescindible, nada más. Porque no se trata de proteger todos los
bienes jurídicos de cualquier clase de peligro que les amenace, ni de hacerlo utilizando los
resortes más poderosos y devastadores del Estado, sino de programar un control razonable de
la criminalidad, seleccionando los objetos, medios e instrumentos".
del delito]. Tomo 1, Traducción y notas de Diego Manuel Luzón Peña; Miguel
Díaz y García Conlledo;
Javier de Vicente Remasal. Tecnos, Madrid, 1997; SECO, Manuel. RAMOS,
Gabino. Diccionario del Español actual. Tomo 1, Grupo Santillana de Ediciones,
Madrid, 1999; ZUGALDíA ESPINAR, José Miguel. Fundamentos de Derecho
Penal. 3" ed., Tirant lo Blanch, Valencia, 1993.
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
1. El artículo 139, inciso 10, de la Constitución Política del Perú establece que
"Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (...) El principio de no ser
penado sin proceso judicial". La evolución de su contenido ha hecho que hoy
en día este trascienda a la sanción penal para abarcar también a otro tipo de
afectaciones o de sanciones -como las emitidas por órganos administrativos o
particulares- que puedan recaer sobre las personas u otro tipo de sujetos de
Derecho. Así, contemporáneamente la norma constitucional bajo comentario
exige que ninguna persona o sujeto de Derecho sea afectado o sancionado si
antes no se inició, tramitó y concluyó el proceso o procedimiento
correspondiente, garantizando su intervención o participación 654; por lo tanto,
implica también que ninguna persona u otro sujeto de Derecho pueda ser
sorprendida o afectada con los resultados de un proceso o procedimiento que
no conoció o que no estuvo en aptitud de conocer 655. De vulnerarse esta
654
La doctrina no es unánime en el uso de las categorías proceso y procedimiento. Hay
quienes encuentran diferencia entre ellas, quienes les dan una acepción distinta, y quienes
usan indistintamente ambos conceptos sin plantearse el tema de su diferencia. Para nosotros
solo en un proceso se ejerce función jurisdiccional, por ello solo tiene tal categoría el proceso
judicial y el internacional. Allí donde no se ejerza jurisdicción no habrá proceso, sino simple
procedimiento (de carácter administrativo, militar, arbitral, político o particular, siendo un
ejemplo del penúltimo el llamado antejuicio político). En ese sentido, defInimos al proceso como
aquel conjunto dialéctico, dinámico y temporal de actos procesales donde el Estado y ciertos
órganos internacionales -en los temas que son de su competencia- ejercen función
jurisdiccional. En lo que respecta al procedimiento, entendemos por este al conjunto de normas
o reglas que regulan la actividad, participación, facultades y deberes de los sujetos procesales,
así como la forma de los actos procesales; de tal suerte que bien puede existir procedimiento
sin proceso, pero no proceso sin procedimiento.
655
Parece existir acuerdo en que la fuente original de este concepto se encuentra en la Carta
Magna expedida en 1215 por el rey Juan "sin tierra" de Inglaterra, al establecer en su parágrafo
39 que:
"Ningún hombre libre será detenido, hecho prisionero, puesto fuera de la ley o exiliado, ni en
modo alguno arruinado, ni iremos ni mandaremos a nadie contra él, excepto mediante el juicio
exigencia la decisión que se emita será nula en la medida de que así lo
indiquen los principios que rigen la nulidad procesal 656.
Para cumplir con esta exigencia no basta con que se inicie o tramite un proceso
o procedimiento cualquiera. Es necesario que este respete aquellos elementos
o garantías del debido proceso que son indispensables para que el proceso
sea justo. En consecuencia, si el proceso o procedimiento iniciado para juzgar
y sancionar a una persona es una farsa, o no es más que una mera sucesión
de actos procesales sin ninguna razonabilidad, donde la imparcialidad e
independencia del juzgador es una quimera, donde la justicia que se brinda no
es efectiva y oportuna o cuando la decisión tomada por el juzgador es absurda,
arbitraria o materialmente injusta; entonces, la exigencia prevista en el artículo
139, inciso 10, de la Constitución no habrá sido satisfecha 657.
de sus pares según la ley de la tierra" (romado de: HOYOS, A. El debido proceso. Temis. Santa
Fe de Bogotá, 1996, p. 7. La traducción es nuestra, sin responsabilidad del autor).
656
La nulidad procesal es una institución que regula en qué casos un acto procesal debe ser
invalidado o declarado nulo. Para ello cuenta con una serie de principios que, debidamente
coordinados, nos permiten determinar, en cada caso concreto, cuándo un acto procesal debe
ser invalidado. Entre dichos principios podemos mencionar: el de especificidad, finalidad,
trascendencia, convalidación, subsanación y el de protección. Vid: MADRINA, A. L. Nulidades
procesales. Primera reimpresión a la primera edición. Editorial Astrea, Buenos Aires, 1985,
Cap. III y siguientes
657
En términos generales, una decisión es arbitraria cuando se basa en la mera voluntad del
juzgador:
no en el Derecho, ni en las circunstancias fácticas del caso, sino simplemente en lo que él
considera como justo o injusto, es decir, en su simple criterio o subjetividad. En cambio, una
decisión es absurda cuando es el producto de un razonamiento incorrecto o de una mala
apreciación de los hechos o del material probatorio. Finalmente, una decisión es materialmente
injusta cuando vulnera los derechos fundamentales o los demás bienes jurídicos
constitucionalmente protegidos. En todos estos casos, la decisión contiene conclusiones o
afirmaciones desacertadas, intolerables, irrazonables o desproporcionadas al no encajar dentro
del campo de lo opinable, sino dentro de lo ilógico, lo irreal, lo irracional o irrazonable; pues una
decisión arbitraria, absurda o materialmente injusta no solo resulta descalificable como acto
procesal, sino que además afecta la justicia del caso concreto y deviene en inconstitucional.
658
Cualquier norma o decisión que involucre a derechos fundamentales o demás bienes
constitucionalmente protegidos debe ser razonable o, si se prefiere, responder a un fin
constitucionalmente legítimo y, además, los medios utilizados para conseguido deben ser
proporcionales (tanto desde la perspectiva de! bien o valor que tutela, como desde la
perspectiva de! bien o valor que limita o regula). Si una norma o decisión que involucra
derechos o bienes constitucionales no persigue un fin constitucionalmente legítimo o no es
proporcional, entonces, será una norma o decisión contraria a la Constitución.
La exigencia del fin constitucionalmente legítimo significa que cualquier medida o decisión que
involucre a los derechos o bienes constitucionales debe perseguir una finalidad que responda a
causas objetivas de justificación y resulte legítima desde la propia perspectiva constitucional.
Por ejemplo, debe responder a la función y naturaleza del derecho sobre el cual se incide o a la
necesidad de proteger otro derecho fundamental u otro bien jurídico constitucionalmente
protegido. Por lo tanto, si no existe tal fin y la actuación pública es gratuita, o si resulta ilegítimo
de aquellas medidas cautelares que, buscando garantizar la tutela jurisdiccional
efectiva, establecen algún tipo de limitación sobre la esfera de actuación de
una persona antes de que se haya iniciado o concluido el proceso
correspondiente. Tales medidas serán válidas si es que persiguen un fin
constitucionalmente legítimo y resultan necesarias, adecuadas y ponderadas
en sentido estricto, correspondiéndole a los órganos competentes el velar
porque se cumplan estas exigencias659.
Sirve también como parámetro para fijar criterios ante hechos o situaciones que
se producen en la vida social y que importarían la aplicación de una sanción
o una afectación, por lo que debe ser tenido en cuenta por los operadores
jurídicos con poder de decisión, en especial en los supuestos de laguna, de
antinomia, de textura abierta o de oscuridad de las normas 663.
662
Vid. PECES-BARBA, G. Ética, poder y Derecho. Reflexiones ante el fin de siglo. Centro de
Estudios Constitucionales, Cuadernos y Debates N° 54, Madrid, 1995, pp. 72-74; también del
mismo autor:
Legitimidad del poder y justicia del Derecho. En: AA.vv. "Curso de Teoria del Derecho", segunda
edición, con la colaboración de María José Fariñas y otros, Marcial Pons, Madrid, 2000, p. 346
663
Cfr.: PECES-BARBA, G. Ob. cit., p. 74.
desconocimiento de los derechos, el ejercicio de la abogacía por profesionales
mal preparados, etc.) y, en general, creando las condiciones para su plena
realización.
4. Para finalizar, debemos señalar que una interpretación de las normas legales
que disciplinan o regulan la institución de la cosa juzgada (en especial de los
artículos 123, inciso 1, del Código Procesal Civil, y del artículo 4 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial) que se encuentre en armonía con la Constitución y
que además asegure el mayor valor del derecho fundamental a un debido
proceso a través de una interpretación que favorezca sus alcances y contenido,
nos lleva a concluir que no puede haber cosa juzgada allí donde se afecte de
una manera grave o intolerable el derecho fundamental a un debido proceso,
en especial el derecho a no ser sancionado o afectado sin el proceso o
procedimiento correspondiente.
DOCTRINA
669
STC del 7 de abril de 2000, fundamento N° 6, emitida en el Expediente N° 921-98-AA/TC.
670
STC del 22 de julio de 1999, fundamento N° 6, emitida en el Expediente N° 379-97-AA/TC.
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 inc. 24)b, 3, 26 inc. 3), 103;
C.P.: arts. 6,7,8;
C.A.D.H.: arto 9;
D.U.D.H.: arto 11.2;
P.I.D.C.P.: arto 15.1
(...)
En tal sentido, no es correcto acudir a una nueva Constitución para señalar que
la lex tertia no goza de amparo constitucional.
(...)
Asimismo, debe dilucidarse a qué alude la Constitución con ley penal; es decir,
si incluye en esta denominación también a la ley procesal penal, la ley penal de
ejecución y en caso de leyes penales en blanco, a la remisión de esta.
Tampoco son materia de invocación del artículo constitucional aludido los casos
en que exista concurso aparente de leyes, toda vez que este supuesto goza de
reglas propias de resolución. Así, el conflicto aparente se resuelve por los
principios de especialidad, subsidiariedad, altematividad y consunción.
6. Concurso de delitos
En materia penal, la acción ilícita puede ir acompañada de otras que tienen
igual relevancia o en la que la misma acción implique la configuración de
diferentes tipos.
El concurso puede ser homogéneo o heterogéneo, de acuerdo a la afectación
al bien jurídico.
671
VESCOVI, Enrique. Teoríageneral delproceso. Temis, Bogotá,
672
OVIEDO, Amparo. Fundamentos del Derecho Procesal, del procedimiento y del proceso.
Temis, Bogota, 1995, pp. 35-36
cruciales de este como la discusión o debate de las pruebas judiciales, por
citar.
Tampoco impide que otras personas fuera de las partes y sus apoderados
sigan y controlen la marcha del proceso, y la actuación de las personas que
intervienen.
Por otro lado, constituye una excepción al principio de publicidad, que las
deliberaciones de los jueces sean cuestiones puramente internas que se
realicen en reserva. En ese mismo sentido, la reserva se extiende a todos los
empleados judiciales, so pena de incurrir en mala conducta, con el fin de evitar
que las partes conozcan los resultados de los fallos antes que ellos
oficialmente existan.
(...)
DOCTRINA
673
PEYRANO, Jorge. El proceso civil: principios y fundamentos. Astrea, Buenos Aires, 1978, p.
332.
BAClGALUPO, Enrique. Principios de Derecho Penal. Parte general. Cuarta
edición. Akal. Madrid, 1997; BUSTOS RAMíREZ, Juan y HORMAZÁBAL
MALARÉE, Hernán. Lecciones de Derecho Penal. Trotta. Madrid, 1997;
CASTILLO AL V A, José Luis. Principios de Derecho Penal. Parte General.
Primera reimpresión. Gaceta Jurídica. Lima, 2004; CEREZO MIR, José. Curso
de Derecho Penal. Parte General. Universitas. Madrid, 1996; COBO DEL
ROSAL, Manuel y VIVES ANTÓN, Tomás. Derecho Penal. Parte general.
Quinta edición. Tirant lo Blanch. Valencia, 1999; CUELLO CONTRERAS,
Joaquín. El Derecho Penal español. Curso de iniciación. Parte General. Civitas.
Madrid; JAKOBS, Günther. Derecho Penal. Parte General. Trad. Cuello
Contreras y Serrano Gonzáles. Marcial Pons. Madrid, 1995; JESCHECK, Hans-
Heinrich. Tratado de Derecho Penal. Parte General. Trad. Manzanares
Samaniego. Cuarta edición. Comares. Granada, 1993.
Derecho a no ser condenado en ausencia
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
1. Introducción
676
CABANELLAS, Guillermo. Diccionario de Derecho UsuaL Tomo 1, Heliasta. Buenos Aires,
pp. 239 a 240
677
Adoptado el16 de diciembre de 1996, mediante Resolución N° 2200A (XXI) de la
Organización de las Naciones Unidas y en vigor desde el 23 de marzo de 1976. Aprobado por
el Perú mediante Decreto Ley N° 22128. Instrumento de adhesión, 12 de abril de 1978,
depositado el 28 del mismo mes y año (5) Suscrita en San José de Costa Rica el 22 de
noviembre de 1969, aprobada por nuestro país mediante el Decreto Ley N° 22231 del 11 de
julio de 1978 y ratificada el 28 de julio del mismo año.
defensor de su elección y de comunicarse libre y privadamente con su
defensor".
"Caso Daniel Monguya Mbenge contra el Estado de Zaire" quien en setiembre de 1977 fue
condenado a muerte por haber participado presuntamente en la invasión de la provincia Shaba;
y en marzo de 1978 nuevamente fue condenado a muerte como presunto investigador de un
complot contra el régimen, enterándose de ambas (m) condenas por la prensa cuando se
encontraba en Bélgica, en calidad de refugiado político.
681
Ver además la Comunicación N° 74/1980. "Caso Miguel Ángel Estrella VI. Uruguay" en la
cual el peticionario refiere que el 29 de agosto de 1979, un funcionario del Penal de La Libertad
le comunicó que lo habían condenado a cuatro años y medio de prisión en un proceso
celebrado a puerta cerrada. El Comité concluyó que fue juzgado sin ser oído públicamente y sin
Sin embargo, resulta interesante indicar que el Comité, en el primer caso, ha
sostenido que "(...) las actuaciones in absentia son admisibles en algunas
circunstancias (por ejemplo, cuando el acusado, aunque informado de las
actuaciones con suficiente anticipación, renuncia a su derecho de estar
presente), en beneficio de una buena administración de justicia (...)". Criterio
que ha mantenido en su Comentario General 13, en el que afIrma que "(...)
cuando excepcionalmente y por razones justificadas se celebren juicios in
absentia, es tanto más necesaria la estricta observancia de los derechos de la
defensa"682.
El derecho a no ser condenado en ausencia aparece por primera vez con rango
constitucional en la Norma Fundamental de 1979, en el inciso 10 del artículo
233, entre las denominadas garantías de la administración de justicia, y se
mantiene en la Constitución vigente en el artículo 139 inciso 12, que es materia
de este comentario. La regulación vigente de este derecho constitucional de
configuración legal se encuentra en el Código de Procedimientos Penales de
1940, que se ocupa de los procesados ausentes en dos títulos, el Título IX del
Libro II "De la instrucción contra inculpados ausentes" (artículos 205 y 206); Y
el Título III del Libro IV ':Juicio contra reos ausentes" (artículos 318 al 322).
Estas norma garantizan los siguientes derechos del procesado:
que el Estado Parte haya aducido motivo que lo justifique de conformidad con el Pacto.
682
Comité de Derechos Humanos; Observación General 13, Igualdad antes los tribunales y
derecho de toda persona a ser oída públicamente por un tribunal competente establecido por la
ley (artículo 14), 21 Periodo de Sesiones, párrafo 11.
683
Para complementar lo referente a las normas de ausencia y contumacia establecidas en el
Código adjetivo, Ver: SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal Tomo 11, 2"
edición, Grijley, Lima, pp. 1363 a 1370; GARCÍA RADA, Domingo. El enjuciamiento en ausencia
y la nueva Constitución.
En: HURTADO POZO, josé (Ed.). "La nueva Constitución y el Derecho Penal". Eddili. Lima,
1980; y SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. Manl/al de Derecho Procesal Penal Idemsa. Lima, 2004.
Procedimientos Penales; y establece en el artículo 3 los supuestos por los
cuales un procesado debe ser considerado contumaz: a) al que habiendo
prestado su declaración instructiva o estando debidamente notificado, rehuye el
juzgamiento en manifiesta rebeldía o hace caso omiso a las citaciones o
emplazamiento que le fueran hechos por el juez o tribunal; b) al que hallándose
con libertad provisional o vigilada incurre en las actitudes descritas
anteriormente; y, c) al que estando detenido en las dependencias policiales o
en un centro de reclusión se fugue para evadir la acción judicial.
Así, establece cuatro supuestos por los cuales el juez declarará contumaz a un
imputado; y en el caso del ausente lo hará cuando se ignora su paradero y no
aparezca de autos evidencia que estuviera conociendo del proceso,
disponiéndose que si la declaración de ausencia o contumacia se produce
durante el juicio oral, el proceso debe archivarse provisionalmente respecto de
aquel. Textualmente el inciso 5 establece:
"En todo caso, el contumaz o ausente puede ser absuelto pero no condenado".
No obstante esta regulación legal, en los años 1992 y 1996 se dieron dos
normas que merecen ser brevemente mencionadas. La primera, el Decreto Ley
N° 25728 del 2 de setiembre de 1992, dictada durante el gobierno del ex
presidente Alberto Fujimori, que en su artículo 1 permitía la condena en
ausencia de los procesados por los delitos de terrorismo y de traición a la
patria, previstos en los Decretos Leyes Nros. 25475 y 25659. La norma en
cuestión resultaba inconstitucional, pues aun cuando fue dada en un contexto
de grave violencia política, los procesos no observaron los estándares mínimos
de un debido proceso. En tal sentido, la condena en ausencia no debió ser
admitida, por la grave indefensión que generó la legislación de emergencia. No
obstante su manifiesta inconstitucionalidad, fue aplicada 686.
6. Conclusión
DOCTRINA
688
En España se permite el juicio en ausencia y la condena del imputado contumaz. Esta
posibilidad de condena está condicionada al cumplimiento de ciertos requisitos: a) Que durante
el procedimiento se le haya requerido personalmente para que designe un domicilio y se le
advierta de la posibilidad de efectuar un juicio en su ausencia; b) La pena solicitada no debe
exceder de un año de privación de libertad o si fuera de distinta naturalmente, la no debe
exceder de seis años; y en los juicios por faltas; c) El juicio oral se debe celebrar con la
intervención necesaria del abogado defensor acusado ausente. Ver: arts. 789.4 y 793.1.11 de la
Ley de Enjuiciamiento Criminal; y Resolución 11 del Comité de Ministros del Consejo de
Europa, de 21 mayo de 1975. Se deja establecido que esta normativa debe ser interpretada de
conformidad con dicha Resolución y la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos,
que se proyecta fundamentalmente en tres estadios procesales: en el momento del
requerimiento al imputado de la designación del domicilio, en la fase del juicio oral y en el
ejercicio de los recursos. Cfr. GIMENO SENDRA, Vicente; MORENO CATENA, Víctor; y
CORTEZ DOMINGUEZ, Valentín. Derecho Procesal Penal 2" edición. Colex. Madrid, 1997.
Artículo 139
Cosa juzgada
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 41, 102 inc. 6), 118 inc. 21), 139 inc. 2);
C.P.; arts. 4 inc. 3), 78, 89, 90;
C.P.C.: art 123;
C.P.P.: art III;
C.P.Ct.: arts. 4, 25 inc. 14);
L.O.P.J.: art 4;
L.O.M.P.: art 82 inc. 2);
Ley 24968: art 25;
Ley 26435: art 40;
C.A.D.H.: art 8.4;
P.I.D.C.P.: art 14.7
1. Introducción
689
MONROY GÁLVEZ, Juan. Introducción al proceso civil Tomo 1, Temis, Santa Fe de Bogotá,
1996, P. 86.
Hoy en día no solo se habla de cosa juzgada, sino además de autoridad de
cosa juzgada, considerándose a esta no como un efecto de la sentencia, sino
como una I cualidad y un modo de ser y manifestarse de sus efectos 690.
Al igual que varias instituciones del Derecho, la cosa juzgada tiene su origen en
el Derecho Romano. En efecto, aparece en el proceso formulario romano en
que la cosa juzgada tenía un fin puramente negativo: impedir el ejercicio de una
nueva acción, lo que resultaba imperfecto como mecanismo de seguridad y
certeza jurídica.
La superación de esta imperfección se da cuando la exceptio ''rei iudicatae" se
transforma y nace no solo cuando se obtiene la sentencia, sino en función del
contenido de la misma, de tal manera que el principio puramente negativo se
convierte en el paso de los años en este otro: "Ninguna sentencia puede
infungir las disposiciones de una sentencia anterior", acepción ultima que se
refiere a la cosa juzgada en sentido positivo 692.
693
Artículo 49 inc.7 de la Constitución de Venezuela: ''El debido proceso se aplicará a todas las
actuaciones judiciales y administrativas y, en consecuencia: (...) 7. Ninguna persona podrá ser
sometida a juicio por los mismos hechos en virtud de los cuales hubiese sido juzgada
anteriormente".
inciso 4) Y 8 inciso 2 h), respectivamente. Panamá contiene una fórmula
garantista, pues despliega sus efectos a los procesos políticos y
disciplinarios694.
696
Expediente N o 818-00-AA/TC. "Caso Luis Enrique Castañeda Lozano", sentencia del 10 de
enero de 2001.
697
Previsto en el artículo 361 del Código de Procedimientos Penales. Es un recurso
extraordinario por el cual la sentencia condenatoria será revisada por la Corte Suprema si se
dan los supuestos de procedencia establecidos en el citado artículo, estableciendo el artículo
362 quienes son las personas legitimadas para interponerlo.
698
El artículo 178 del Código Procesal Civil establece que hasta dentro de los seis meses de
haber sido ejecutada la sentencia o haber adquirido la calidad de cosa juzgada si no fuere
ejecutable, el afectado puede demandar la nulidad de una sentencia o la del acuerdo de las
partes homologado por el juez que pone fin al proceso, a través del proceso de conocimiento,
alegando que el proceso en que se origina ha sido seguido con dolo, fraude, colusión o
afectando el derecho al debido proceso, cometido por una, o por ambas partes, o por el Juez, o
por este y aquellos.
699
Por su parte el artículo 301, al establecer que la Corte Suprema puede anular la sentencia
condenatoria cuando considera que esta es infundada o resulta que la acción penal ha
prescrito o que el reo ha sido ya juzgado y condenado o absuelto por el mismo delito, tiene
como objetivo efectivizar la norma constitucional en comentario
El Tribunal Constitucional ha establecido que conforme al artículo 8 de la Ley
N° 23506, Ley de Hábeas Corpus y Amparo, las sentencias estimatorias
recaídas en los procesos de amparo constituyen cosa juzgada constitucional;
vale decir, inmutable, inimpugnable y absoluta 700. No obstante, basándose en la
citada disposición, en una sentencia anterior admitió que una sentencia
revestida de cosa juzgada proveniente de un proceso constitucional podía ser
enervada ponderando dos derechos fundamentales: la cosa juzgada y el
derecho de defensa, optando por el mayor valor material del último, y
estableciendo las pautas bajo las cuales admite su procedencia 701.
700
Cosa juzgada que no se perfecciona con el cumplimiento de los requisitos establecidos en el
artículo 452 del Código Procesal Civil, dado que estos son únicamente aplicables para los
procesos ordinarios. Sentencia del 27 de enero de 2003 recaída en el Expediente N o 1978-
2002-AA/TC "Caso Miguel Molleda Cabrera".
701
Expediente N° 612-98-AA/TC "Caso Sindicato Pesquero del Perú", sentencia del 9 de abril
de 1999. Para una ampliación del tema, ver: SÁENZ DÁVALOS, Luis. Amparo VI. amparo. En:
"Derecho Procesal Constitucional". Coordinadora: Susana Castañeda Otsu, tomo II, 2" edición,
Jurista Editores, Lima, 2004, pp. 759-780
702
Expediente N ° 1501-2002-AA/TC "Caso Andrés Yong Hurtado", sentencia del 3 de diciembre
de 2003.
es inmutable. La sentencia es coercible, ya que puede ser ejecutada
compulsivamente en caso de eventual resistencia del obligado, como lo señala
el artículo 715 del Código Procesal Civil, y es inmutable, porque ningún juez
podrá alterar los efectos del fallo ni modificar sus términos, salvo las
excepciones a que se refieren los artículos 178 y 407 del acotado" 703.
703
Expediente N o 1546-02-AA/TC. "Caso Luis Carlos Vicente Patroni Rodríguez", sentencia
del 28 de enero de 2003. El artículo 178 está referido a la nulidad de cosa juzgada fraudulenta;
y el artículo 407 a la facultad que tiene el juez de oficio o a pedido de parte para corregir
cualquier error material evidente que contenga la resolución. Además a pedido de parte podrá
integrarla respecto de puntos controvertidos pero no resueltos.
Por otro lado en doctrina, se considera a la inimpugnabilidad como un tercer atributo de la cosa
juzgada.
704
Enciclopedia Jurídica Omeba. Tomo 1. Editorial Driskill S.A., Buenos Aires, 1986, p. 673.
705
Artículo 102 inciso 6 de la Constitución: "Son atribuciones del Congreso: (...) 6. La de ejercer
el derecho de amnistía".
706
Enmienda V de la Constitución de 1787 "(...) Ninguna persona será detenida para que
responda por un delito capital (…) tampoco podrá someterse a una persona dos veces, por el
mismo delito (…)"
Su naturaleza es política, pues es una facultad que corresponde al Poder
Ejecutivo707.
707
En nuestra vigente Constitución, el artículo 118 inciso 21 establece: "Corresponde al
Presidente de la República: (...) 21. Conceder indultos y conmutar las penas (...)".
708
MAGGIORE, Giuseppe. Derecho Penal Tomo II, Temis, Bogotá, p. 361
709
BIDART CAMPOS, Germán. Manual de la Constitución reformada. Tomo III, segunda
reimpresión, Ediar, Buenos Aires, 2001, p. 277.
710
Informe N° 28 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 2 de octubre de 1992.
son prohibidas por contravenir derechos inderogables reconocidos por el
Derecho Internacional de los Derechos Humanos711.
711
CIDH, "Caso Barrios Altos vs. Pero", sentencia del 14 de marzo de 2001, párrafo 41.
712
Expediente N° 1277-99-AC/TC, sentencia del 13 de julio de 2000, recaída en la acción de
cumplimiento interpuesta por Ana Elena Towsend Diez Canseco y otros congresistas de la
República, basados en el artículo 14 inciso 6 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, que reconoce un mandato indemnizatorio como consecuencia de un error judicial a
propósito de quienes han sido beneficiados con una medida de indulto
Es al amparo de estas dos leyes que los jueces dictaron diversos autos de
sobreseimiento con carácter definitivo sin realizar en muchos casos un análisis
de fondo acerca de la comisión del hecho y la posible participación del
imputado, porque la propia ley así lo ordenaba. Otros magistrados se
rehusaron a aplicar dicha normativa, especialmente la que tipificó a los delitos
comunes cometidos por las organizaciones delictivas como terrorismo
agravado, pues consideraban que las sentencias dictadas por los jueces
militares afectaban el principio y el derecho al juez natural; y por lo tanto, se
trataba de una sentencia nula dictada por un juez incompetente, por lo que no
debía ordenarse el sobreseimiento definitivo. Posición última que estimamos
era la correcta y que finalmente se confirmó cuando el Defensor del Pueblo
interpuso una acción de inconstitucionalidad contra el Decreto Legislativo N°
895 Y siguientes, la que fue declarada fundada mediante sentencia del Tribunal
Constitucional de fecha 15 de noviembre de 2001.
716
MONROY GÁLVEZ, Juan, Ob. cit., p. 166
717
Exp. N° 2488-2002-HC/TC. "Caso Genaro Villegas Namuche", sentencia del 18 de marzo de
2004, párrafo 23.
718
Exp. N° 008-2001-HC/TC, "Caso Héctor William Grandez Villanueva".
719
Exp. N° 0479-2002-AA/TC, "Caso Ólger Giovanni Lucio Ponce Valdivia". En el "Caso Loayza
Tamayo" la Corte Interamericana se pronunció por primera vez respecto a este derecho,
señalando que: "(...) al ser juzgada la señora Maria Elena Loayza Tamayo en la jurisdicción
ordinaria por los mismos hechos por los que había sido absuelta en la jurisdicción militar, el
Estado peruano violó el artículo 8.4 de la Convención Americana".
ilícito penal al recurrente, sino la de un simple auto dictado sin mediar
investigación judicial ni la realización de un contradictorio previo, por lo que no
se ha producido una violación de la cosa juzgada 720. No obstante esta
pronunciamiento, consideramos que el tema debe ser replanteado no en
relación con la cosa juzgada 721 sino en relación al ne bis in ídem procesal,
considerando que si no existe prueba nueva que permita reabrir la
investigación preliminar por el titular de la acción penal, no debiera volver a
investigarse sobre los mismos hechos.
5. Conclusión
DOCTRINA
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
1. Antecedentes
723
Esta Comisión se creó mediante Decreto Supremo N° 018-2001-)OS del 26 de mayo de
2001.
Estuvo constituida por especialistas y expertos de reconocida trayectoria profesional y
académica.
de 1993, sino también en otros ámbitos como el administrativo y el particular.
Similar propuesta contiene el anteproyecto de reforma constitucional 724:
"…
''Artículo 1.- Derechos de la persona
d. Nadie puede ser privado del derecho de defensa. Toda persona tiene
derecho a comunicarse personal y confidencialmente con un defensor de su
elección y a ser asesorada por este desde que es citada o detenida por
cualquier autoridad. (...)
Este proyecto solo enuncia que una de las garantías del debido proceso es el
derecho a la defensa y no realiza un mayor desarrollo de este derecho.
También se menciona de forma expresa que esta garantía se extiende al
procedimiento administrativo. Consideramos que al ubicar el derecho de
defensa en el capítulo de derechos fundamentales y no en la sección de los
principios de la función jurisdiccional, como sí está previsto en la actual
724
Anteproyecto de Ley de Reforma de la Constitución. Congreso de la República, Lima, 2002.
149 pp.
725
Proyecto de Ley de Reforma de la Constitución. Congreso de la República, Lima, 2002. 175
pp.
Constitución, hace innecesaria la indicación de su aplicación, puesto que al ser
un derecho fundamental su observancia se debe de realizar en cualquier
ámbito.
726
Artículo 25.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos: "Toda persona tiene
derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o
tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales
reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea
cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales".
727
Artículo 25.12 de! nuevo Código Procesal Constitucional, publicado en e! diario oficial El
Peruano e! 31 de mayo de 2004
728
Sentencia del Tribunal Constitucional, Expediente N° 01O-2002-AI/TC, publicada el 4 de
enero de 2003, párrafo 122.
4.2. El derecho de defensa en la etapa de investigación policial
DOCTRINA
734
Ibídem, párrafo 141.
735
Ibídem, párrafos 146 y 148
736
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Opinión Consultiva N° 9/87, del 6 de octubre
de 1987, párrafo 30.
Obligación de informar sobre el motivo de la detención
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 incs. 23), 24)g, 93, 139 inc. 14), 143, 149, 173 Y 205;
C.P.; arto 419;
C.N.A.: arto 187;
C.A.D.H.: arts. 7.4, 8 inc 2);
D.U.D.H.: arto 9;
P.I.D.C.P.: arts. 9 incs. 2),4),14.3
737
GARRIDO FALLA, Fernando. Comentarios a la Constitución. Civitas. Madrid, 2001, p. 360.
738
Constitución de 1823
Articulo 117.- Dentro de las 24 horas se le hará saber a todo individuo, la causa de su arresto, y
cualquiera omisión en este punto se. declara atentatoria de la libertad individual.
739
Así también la anterior Constitución de 1979 señalaba:
745
O' DONNELL, Daniel. Protección internacional de /os derechos humanos. 2' edic., Comisión
Andina de Juristas, Lima, 1989, p. 133.
O' DONNELL, Daniel. Ob. cit., p. 132.
Como hemos apreciado, no es admisible cualquier información. Aunque la
Constitución no precisa de manera expresa todas ellas, nos permitimos señalar
que para respetar la norma constitucional se deberá exigir que la información: i)
sea razonable o debidamente motivada; ii) vinculada con la detención, iii) estar
por escrito, iv) ser entregada personalmente al detenido, explicándole los
alcances de la misma, v) en la lengua materna del detenido, y vi) de manera
inmediata.
746
El cual no nace o se circunscribe únicamente a contar con un abogado que nos asesore.
la que recoge la Ley N° 27934 747, la cual pretende desarrollar los conceptos del
término flagrancia, incluyendo en el mismo los conceptos de la propia
flagrancia, cuasiflagrancia y presunción de flagrancia. Nos permitimos señalar
que no compartimos los conceptos señalados en dicha ley porque la misma no
se con dice con el texto constitucional, pues es obvio que permitirá una mejor
lucha contra la delincuencia, pero con desmedro de la libertad individual.
Esto nos lleva a sostener, ¿es posible luchar contra la delincuencia recortando
lo dicho por nuestra Constitución? Respecto a la libertad, creemos que no,
pues lo que se buscó limitar o impedir -detenciones arbitrarias- siguen siendo
comunes en nuestro país; peor aún, sino hemos exigido el cumplimiento de los
supuestos constitucionales que posibilitan la detención, ¿cómo podemos exigir
que se cumpla la debida comunicación de las razones que justifican la misma?
A pesar de que debe existir un mandato expreso y motivado de la misma por
parte del juez -donde debe indicarse no solo razones de identificación, sino el
hecho que se imputa para poder dar respuesta al cómo, cuándo, dónde, con
quién, con quiénes- exigirá, para poder ejercer el derecho de defensa, que nos
indiquen si es correcto que se nos prive de la libertad, y no esperar como hoy,
que luego de realizada la detención, se compruebe que no debió ser realizada
hacia una persona -por razones de homonimia, por ejemplo- por falta de datos.
¿En qué falló nuestro sistema o la Constitución? Creemos que esto no es la
causal, sino nuestro simbolismo retrogrado que vive modernizado en una
información que aparece en la pantalla de un computador.
DOCTRINA
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
1. Antecedentes y alcances
Ergo, la Constitución vigente ha ido mucho más allá de la Carta de 1979, pues
ha terminado consagrando un derecho de alcance general (o sea válido para
cualquier proceso, no solo penal) a favor (en principio) de todas las personas
de "escasos recursos" que comprende dos aspectos: a) poder litigar sin tener
que adelantar lo que técnicamente se llaman "costas"; y b) contar con un
abogado patrocinante gratuito.
Ahora bien, una disposición como la comentada, se encuadra dentro de lo que
técnicamente se llama una norma "programática", pues implica que
necesariamente el legislador ordinario (y reglamentario) establezca los
concretos mecanismos para hacer efectivo ese derecho que la Constitución
está estableciendo.
2. Los beneficiados
Según la Constitución, los beneficiados con la gratuidad (en sus dos aspectos)
son las "personas de escasos recursos", pudiendo serIo "todos" si así la ley lo
establece. Como consecuencia, en principio, la Constitución impone al
legislador regular la gratuidad a favor de las personas de escasos recursos o
sea lo que antes llamábamos más directamente los "pobres" (o también, los
"insolventes").
El Código Procesal Civil en su artículo 179 parece darnos una noción (bastante
vaga por cierto) de la persona de escasos recursos: aquel que "para cubrir o
garantizar los gastos del proceso, pongan en peligro su subsistencia y la de
quienes ellas dependen". Igual o similar noción se da en el artículo 4 del ns. N°
005-99-JUS para tener acceso a la defensoría de oficio.
Quizá convenga partir de la premisa de que los gastos judiciales las costas)
comprenden: las tasas judiciales, los honorarios de los órganos de auxilio
judicial y los demás gastos que se deban realizar para llevar adelante un
proceso (art. 410 del Código Procesal Civil).
Ahora bien, con la exoneración del pago de tasas judiciales a las personas de
escasos recursos (que son las que pueden pedir y obtener el llamado "auxilio
judicial") y a las demás indicadas en el artículo citado, se da cumplimiento
parcial al dictado constitucional, en cuanto se está solo exonerando del pago
de un tributo que se genera a favor del propio Estado. Nada más. ¿Quid de los
demás gastos judiciales que no deben pagarse al Estado? La pregunta es
cómo una persona de escasos recursos podrá, p. e., solventar los honorarios
de los peritos (art. 271 del CPC) o los gastos de las publicaciones que tengan
que realizarse para poder seguir con el proceso. Si se diera cabal actuación al
derecho constitucional, el Estado mismo (al menos en el proceso civil, laboral y
constitucional) debería proporcionar los fondos para solventar (a título de
adelanto) los demás gastos, con cargo a que le sean devueltos por el perdedor
al final del proceso. Naturalmente ello debería estar con todo detalle regulado
en la ley (y ser el caso en un reglamento). En el caso del proceso penal, el
discurso (como es obvio) es distinto, pues los gastos que tendría que
solventarse serían los relativos a la defensa del procesado (p.e., pruebas
periciales de descargo), que si los adelantara el Estado, serían siempre sin
retorno.
DOCTRINA
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 ine. 17),31, 146 Y 152;
C.A.D.H.: arto 23.1.b;
D.U.D.H.: arto 21;
P.I.D.C.P.: art.25.b
1. Introducción
Existen varios asuntos que merecen ser tratados en el desarrollo del presente
artículo. Al respecto, si bien podríamos abordar solo lo referido a la
participación ciudadana en la elección de magistrados, o hacer una mención
lege ferenda sobre la revocación de magistrados, creemos que el dispositivo
bajo comentario merece un mayor desarrollo. Por ello, trataremos el asunto de
la legitimación del Poder Judicial, es decir, su legitimidad para resolver
pretensiones jurídicas aplicando, interpretando y creando Derecho, incluso más
allá o hasta en contra de lo establecido o decidido por otros Poderes del
Estado, a pesar de que estos detentan una mayor representatividad
democrática. Este asunto resulta de importancia en este comentario, ya que la
participación ciudadana en el ingreso y la salida de los magistrados tendría el
propósito de legitimar las funciones y la actividad del Poder Judicial.
Antes de continuar, valga hacer en este punto una precisión: debido a que
forma parte del análisis que debemos hacer, vamos a tratar lo concerniente al
origen popular de la administración de justicia y a la elección de los jueces de
paz; no obstante, no habremos de detenernos como quisiéramos en tales
asuntos, ya que existen otros artículos de la Constitución que abordan
directamente estas materias, como es el caso del artículo 138 (ya mencionado)
y del artículo 152, que han de ser desarrollados por otros autores.
2.1. Auctoritas
De ahí que la mejora del "Poder Judicial" pueda significar para algunos
"honestidad manifiesta" y "formación jurídica sólida y atenta a la realidad" 749.
Así, esta honestidad sería una "condición fundamental de respetabilidad", pues
el juez "tiene que difundir en su entorno una aureola de incorruptibilidad y de
seriedad, sin la cual no logrará el respeto social que se merece y que tuvo en
otras épocas y que es indispensable para el cumplimiento de su función";
mientras que la formación jurídica implicaría la posibilidad de que los jueces
alcancen (o mantengan) una formación adecuada, que atienda al Derecho
vigente y que se acerque a la realidad (diversa) que es una carencia de la
formación jurídica tradicional750.
748
Seguimos a Rafael Domingo, tributario del pensamiento de Álvaro D'Ors. DOMINGO,
Rafael.
Anctontas. Editorial Ariel, Barcelona, 1999; sobre el Poder Judicial desde la teoría de la
auctontas revisar especialmente p. 115 Y ss. Para D'Ors, basicamente, auctontas es el salli:J:
socialmente reconocido y potestas el p.a¡kJ: socialmente reconocido.
749
DE TRAZEGNIES GRANDA, Fernando. Reflexiones sobre la sociedad civil Y el Poder
JudiciaL Ara Editores, Lima, 1996, pp. 61 - 64
750
DE TRAZEGNIES GRANDA, Fernando. Ob. cit., pp. 61 Y 62
En la lógica del constitucionalismo liberal inicial el poder político debía estar
legitimado por el mandato (directo o indirecto) del pueblo, de tal forma que no
derive en un ejercicio irregular contrario a la libertad y a las iniciativas
individuales.
Entonces, el Poder Judicial, que tiene la trascendental función de aplicar la ley
para resolver conflictos y para controlar al poder político, armonizando
conforme al Derecho vigente los diversos intereses de la sociedad, debe
merecer también una sustentación desde el poder ciudadano, es decir, una
legitimidad democrática.
De ahí que se haya planteado, desde siempre y con diversas fórmulas, que la
legitimidad de la administración de justicia deba proceder de un mandato
popular751.
En el Perú, por ejemplo, hasta la Constitución de 1979 el nombramiento de los
magistrados se encontraba a cargo del Presidente de la República,
representante calificado que "personifica a la Nación", y en esa medida podía
tratarse de una legitimación democrática indirecta 752. Además, se establecía
que el Senado debía ratificar el nombramiento de los vocales supremos, y se
preveía la existencia de un Consejo Nacional de la Magistratura conformado
por representantes de diversos espacios vinculados al Derecho, diferentes a
los poderes del Estado, como eran la Fiscalía de la Nación, la Corte Suprema,
las facultades de Derecho y los colegios de abogados, encargados de proponer
al Presidente el nombramiento de magistrados. Todo ello tendería a reforzar la
representatividad democrática de la judicatura.
751
Así, por ejemplo, es conocido que en algunos Estados federales de los Estados Unidos de
Norteamérica cabe la elección popular de jueces, además del hecho que la legitimidad de la
Administración de Justicia se ve fortalecida por el sistema de juzgamiento a través de jurados
(téngase en cuenta, además, que en Estados Unidos el Presidente, con la ratificación del
Congreso, es quien nombra a los magistrados de la Corte Suprema).
752
Aunque con razón afirman Enrique Bernales y Marcial Rubio que "dentro de la teoría de la
democracia formal y representativa, quienes ocupan los cargos de poder político (Ejecutivo y
Legislativo), han sido efectivamente elegidos por el pueblo mediante procesos electorales, por
más discutible que pueda resultar la expresión popular manifestada en ellos. En el caso del
Poder Judicial, el pueblo está totalmente alejado de la nominación de funcionarios y, en verdad,
estos equivalen a cualquier otro miembro de la Administración Pública desde el punto de vista
de representatividad frente al conjunto de ciudadanos: son nombrados por el Poder Ejecutivo y,
solo en el caso de los vocales de Corte Suprema, ratificados por el Congreso". RUBIO
CORREA, Marcial y BERNALES BALLESTEROS, Enrique. Pení: Constitucióny sociedad
política. Deseo, Lima, 1981, p. 429.
contradichas, descartadas o desarrolladas con mayor fortuna. Hoy nos
encontramos en un proceso de consolidación de una nueva forma estadual,
denominada Estado Constitucional, en la cual se conjugan no solo la voluntad
mayoritaria y la libertad individual sino el entramado de valores y normas que la
Constitución reconoce, siendo que la estructura del Estado no aparece hoy
como un equilibrio entre "tres poderes", sino como una compleja maquinaria
que incorpora diferentes organismos autónomos, con funciones compartidas y
complementarias que permiten un mejor cumplimiento de los fines estatales.
Hoy dicha fórmula, del juez inanimado y autómata, ha quedado atrás, pues se
reconoce que el juez tiene una función creadora al interpretar las normas o
llenar las lagunas (aparentes) del ordenamiento, resolviendo los casos que
ante él se presentan.
Sin embargo, esta facultad creadora no desvincularía al juez de la aplicación de
la ley.
753
Ha señalado Luis López Guerra que: "La legitimación democrática del juez, a la vista de los
mandatos constitucionales (...) es una legitimación de ejercicio, no de origen. El juez, en el
ejercicio de su 'terrible poder' no aplica más voluntad que la voluntad de la ley; no aplica al
voluntad de otros sujetos, ni siquiera la suya propia. El juez se inserta dentro de la legitimidad
democrática de los poderes del Estado en cuanto se convierte en mecanismo de aplicación, en
casos concretos, de la voluntad popular manifestada de forma general en la ley". LÓPEZ
GUERRA, Luis. El Poder Judicial en el Estado constitucional Palestra Editores, Lima. 2001, p.
23.
Inclusive, algunos afirman que es precisamente la subordinación a la ley lo que
garantiza la independencia del Poder Judicial. Efectivamente, la judicatura no
admite intromisiones de los poderes políticos, debido a que solo se encuentra
subordinada a la objetividad de las leyes. Cubierto por el manto protector de la
ley, el Poder Judicial se encontraría a salvo de la injerencia de los poderes
públicos: bajo este manto la independencia judicial sería completa
(independencia subordinada solo a la voluntad popular).
Con ello, la legitimación de la labor jurisdiccional pasa por dar contenido a las
diversas normas, y sobre todo a la Constitución, permitiendo la incorporación
de diversos actores al proceso de interpretación. Visto así, recae en la
judicatura (y primordialmente en la justicia constitucional especializada) la
precisión de aquellos dispositivos abiertos que consagran valores, teniendo en
cuenta, por consiguiente, cuál es la actual concepción social de estos. De esta
manera, se establecería un diálogo legitimador con la ciudadanía 758, lo cual no
significa que quepa rendirse a las presiones de la opinión pública 759, en nombre
de una democracia numérica.
Esta precisión es importante, pues a pesar de que el inciso 17 del artículo 139
de la Constitución prevé la participación popular en el nombramiento y
revocación de magistrados, lo cierto es que los espacios de participación son
bastante reducidos.
En todo caso, debemos precisar que el inciso bajo comentario no hace
referencia a "elecciones" o a "votación", que son las principales formas de
participación política, de lo cual puede desprenderse que la Constitución admite
otras formas de participación en el nombramiento y la revocación mencionados.
Precisado esto, pasemos a explicar, entonces, cuáles son los mecanismos de
participación ciudadana previstos en nuestro ordenamiento.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 41,46,97,99 Y 118 inc. 9); C.P.;
arto 361;L.O.P.]: arto 4; C.A.D.H.: arto 8.1;
D.U.D.H.: arto 10; P.I.D.C.P.: arto 14
1. Antecedentes
Ocurre lo mismo con la norma contenida en el artículo 139, inciso 18, bajo
comento. Si bien ubicada en el Capítulo VIII (Del Poder Judicial), la obligación
del Poder Ejecutivo de prestar colaboración en los procesos en que le sea
requerida, no se circunscribe a los desenvueltos al interior del Poder Judicial.
Como lo dice el propio artículo 139, se trata de un principio de la función
jurisdiccional y no de la función judicial.
Parece ser entonces, que solamente se puede ensayar una definición teniendo
en cuenta la totalidad de "procesos" que los ordenarnientos reconocen. Así, un
"proceso" será un mecanismo mediante el cual se somete a un determinado
órgano jurisdiccional del Estado la resolución de una controversia o
incertidumbre jurídicamente relevante. Serán "procesos", propiamente dichos,
lo que los ordenamientos consagran expresamente como procesos civiles (en
donde se discuten dos pretensiones en planos de igualdad, también en donde
se busque resolver una incertidumbre jurídica), los procesos penales (donde se
busca la certeza de los hechos y la responsabilidad individual de los presuntos
autores del delito, por lo demás comprende también la adecuación de la
conducta al tipo penal), los procesos constitucionales (tanto los de defensa de
derechos fundamentales como los de ordenación de las fuentes de derecho),
etc.
Por lo que interesa al Poder Ejecutivo, las siguientes normas que, sin ser
exhaustivos y a modo meramente referencial, contienen mecanismos de
solicitud de información a la Administración Pública dentro de los procesos que
regulan:
Ley Orgánica del Poder Judicial, artículo 188, inciso 4, consagra como facultad
del magistrado la de solicitar a cualquier persona, autoridad o entidad pública o
privada informes y documentos que considere convenientes en el ejercicio de
su función767.
765
Cfr. GARCÍA TOMA, Víctor. Análisis de la Constitución peruana de 1993. Vol. II. Universidad
de Lima, 1998, p. 491. También: BERNALES, Enrique. La Constitución de 1993. Análisis
comparado.
Ciedla, Lima 1995, pp. 571 Y 572. Del mismo modo: RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la
Constitución política de 1993. Vol. IV, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del
Perú, Lima, 1999, pp. 137 Y 138.
766
No esta demás decir que el ejercicio de la jurisdicción no solo es asunto de los intervinientes
en el proceso
3.2. La colaboración a través del auxilio de la "fuerza pública"
Código Procesal Civil, artículo 53, inciso 2, sobre la facultad coercitiva del juez
para disponer la detención de quien resiste a su mandato, produce un agravio a
_la parte o a la majestad del servicio de administración de justicia.
Reglamento del Congreso de la República, artículo 88, inciso c), sobre los
apremios para la citaciones a las Comisiones investigadoras.
DOCTRINA
767
Es importante señalar que el Anteproyecto de la Ley Orgánica del Poder Judicial, elaborado
por la Comisión de Justicia del Congreso de la República, contempla la misma prerrogativa en
su artículo 115, inciso 4 (publicado el 03/01/2002, diario oficial El Peruano).
768
Omitimos aquí, intencionalmente, las referencias a normas penales y penitenciarias por
cuanto una enumeración de ellas excedería de los limites del presente trabajo, así como los de
su finalidad, la cual es mostrar la presencia de este instituto en aquellas áreas en las que
tradicionalmente no se le aprecia; y justamente la penal es una de las áreas donde se nota con
mayor frecuencia el uso de la fuerza pública.
Editores, Lima, 1983; RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la Constitución
Política de 1993.
Vol. IV, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima,
1999.
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 46, 138, 143, 147, 149, 150;
C.P.; arto 361;
L.O.P.J.: arto 4;
D.U.D.H.: arto 10;
P.I.D.C.P.: arto 9.3
1. Introducción
El texto repite casi sin variación el texto del inciso 14 del artículo 233 de la
Constitución de 1979. Estamos pues, otra vez, ante una copia casi textual en la
actual Carta de 1993 respecto de su antecesora. Sin embargo, el encabezado
sí es distinto puesto que en la antigua Carta aparecía dicha regla como una
"garantía de la administración de justicia". Hoy el encabezado general de las
normas contenidas en el 139 es el de "principios y derechos", cambio que sí
nos debe merecer un pequeño comentario.
Cuando la primera parte del artículo 139 expresa que las disposiciones que
siguen constituyen principios y derechos solo se puede entender dos cosas. De
un lado, en referencia a los derechos, se trata de verdaderos atributos
subjetivos, cuya titularidad recae en un sujeto en particular- exigibles frente o
hacia el Estado (derechos constitucionales) y, del otro lado, de cara a los
principios, se tratan, además de verdaderas normas jurídicas, de pautas
interpretativas del resto del ordenamiento.
Así, lo que no está del todo claro es de si todas las disposiciones contenidas en
el artículo 139 poseen ambas características a la vez: ser derechos y
principios.
El enunciado del inciso 19 deÍ- artículo 139 no parece ser en rigor un principio.
De hecho, poco puede servir como pauta interpretativa del resto de normas de
la Constitución. Su contenido es específico: contiene un mandato concreto a
sujetos también concretos. Tiene por ello la estructura de una norma que ha
sido elevada a la categoría de principio por voluntad expresa del constituyente.
Sin embargo, el rótulo que contenga una norma no le hace cambiar su
naturaleza, por ello nuestro subsiguiente análisis se centrará en primer lugar en
descubrir el bien jurídico constitucional que se pretende proteger,
seguidamente se analizará el mandato en sí y sus consecuencias diferenciadas
para cada uno de los sujetos destinatarios de la norma.
772
Cfr. PÉREZ ROYO,Javier. Curso tk Dmcho Constitucional Marcial Pons, Madrid 2000, pp.
883 Y ss.
773
C&. LÓPEZ GUERRA, Luis. La legitimación democrática deljuez. En: "El Poder Judicial en el
Estado Constitucional". Palestra, Lima, 2001, pp. 79 Y ss.
Al carecer nuestros jueces y fiscales de mecanismo alguno de legitimación
democrática por expresión de la voluntad popular, sea directa o indirecta y
derivada, la única legitimación de origen se da en el marco de la Constitución y
las leyes, con prescindencia de ser democrático o 'no. De allí que el primer
enunciado de nuestro inciso 19 del 139 constitucional exprese: "prohibición de
ejercer función judicial por quien no ha sido nombrado en la forma prevista por
la Constitución y la ley"774.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
777
Ver al respecto, MESÍA RAMÍREZ, Carlos. Exégesis tkl Código Procesal Constitucional
Gaceta Juridica, Lima, 2005, p. 273; Y BERNALES BALLESTEROS, Enrique. La Constitución
tk 1993. Anó/iris comparado. Ciedla - Konrad Adenuaer, Lima, 1996, p. 135.
Aparecen, de esta forma, como obstrucciones inconstitucionales las
restricciones para acceder a información judicial de carácter pública que
tiendan a evitar el estudio o la crítica; la prohibición de interpretar aplicando
determinada teoría; la descalificación insana de algunas tesis doctrinarias; la
coacción para que el análisis se realice en determinado sentido; la sanción o
intimidación mediante diferentes medios, incluso jurídicos, de los comentarios
técnicos o estudios de las resoluciones judiciales, etc.
Al respecto, existe una línea divisoria muy tenue entre lo que implica expresar
criterios discrepantes por parte de algunos funcionarios, y las que son
intromisiones indebidas a la actividad jurisdiccional. En muchos casos, tras la
apariencia de opiniones o críticas, el poder político ejerce presión a través de
los medios de comunicación, con la finalidad de que los juzgadores varien su
línea jurisprudencial o decidan de acuerdo con sus intereses.
781
STC Exp. N° 0004-2004-CC/TC, f. j. 33 Y 34; Y STC Exp. N.o 0023-2003/ Al, f. j. 5 Y 7.
782
STC Exp. N.o 0023-2003/ Al, f. j. 11 Y 12
ataques severos desagradables"783; en todo caso, ello debería darse en el
marco del ordenamiento jurídico.
ministración de Justicia
DOCTRINA
789
Caso paradigmático es de la STC Exp. N° 2620-2003-HC/TC, en la cual el Tribunal
Constitucional se pronuncia sobre el hábeas corpus interpuesto a favor de ¡una ratal
RAMÍREZ, Carlos. Derechos de la persona. Dogmática constitucional. Fondo
Editorial del Congreso del Perú, Lima, 2004.
Derechos de reclusos y sentenciados
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
1. Introducción
El artículo 139, inciso 21, repite en buena cuenta lo estipulado por el artículo
233, inciso 19 de la Constitución de 1979, que establecía como garantía de la
administración de justicia: "el derecho de los reclusos y sentenciados de ocupar
establecimientos sanos y convenientes". La redacción actual parece ser las
más apropiada en el entendido de que la función jurisdiccional, y no la
"administración" de justicia se extiende en tres etapas sucesivas: el de la tutela
jurisdiccional o derecho de acceso a los tribunales, el debido proceso o
desarrollo del mismo acorde a una serie de garantías específica, y la etapa de
la ejecución de la decisión jurisdiccional.
790
Adoptamos aquí la acepción más general de "recluso" recogida en el Diccionario de la
Lengua Española: "dicho de una persona: encarcelada" (REAL ACADEMIA ESPAÑOLA.
Diccionario de la Lengua Española. Vigésimo segunda edición, 2001, p. 1914) pudiendo ser de
manera arbitraria o legítima y, dentro de esta última, preventiva o permanente de acuerdo con
la existencia o no de sentencia condenatoria
En efecto, salvo la genérica enunciación del principio de resocialización 791
estipulado en el inciso 22 del mismo artículo 139, se omite toda referencia en la
Carta peruana a la situación de los derechos fundamentales de las personas
privadas de su libertad. Dicha omisión, lejos de suponer la incolumidad de
aquellos derechos distintos a la libertad frente al ejercicio de la potestad
punitiva del Estado, ha significado la adopción, no solo en el Perú, de
posiciones restrictivas de derechos fundamentales en el marco de la relación
recluso-administración penitenciaria. En buena cuenta, como tradición histórica
ha quedado asentada una doctrina que concibe como distinta de la común, a
cierto tipo de relaciones que se establecen entre una clase de sujetos frente a
la Administración Pública, caracterizada por el sometimiento de dichos sujetos
al poder que sobre ellos ejerce la autoridad, limitando, y en algunos casos
negando, el ejercicio de algunos de sus derechos fundamentales. Nos estamos
refiriendo a la doctrina de las relaciones especiales de sujeción o de sujeción
especial.
(2)
(3) STC N° 0886-2000-AA/TC. Tal pronunciamiento se realiza en un proceso de amparo en la
que se ha limitado los derechos de expresión de un funcionario público basado en la normativa
infraconstitucional.
Sin embargo, no debe perderse de vista que la doctrina de las RSE surgió en la
Alemania decimonónica para justificar la existencia de zonas del ordenamiento
en las que ni los derechos fundamentales, ni el principio de reserva de ley
791
Artículo 139: Son principios y derechos de la función jurisdiccional: Inciso 22: "El principio de
que e! régimen penitenciario tiene por objeto la reeducación, rehabilitación y reincorporación
del penado a la sociedad". Esta norma se entiende desde dos perspectivas: primero, desde la
consideración del recluso como un sujeto que por violar las normas elementales de la sociedad
protegidas penalmente es un ser antisocial, y segundo de que dicha "re socialización" se
consigue desde su confinación en establecimientos aislados de la sociedad.
tenían vigencia. En efecto, se concebía que el Estado se desenvolvía en dos
ámbitos: el externo, el de las relaciones con los ciudadanos, y el interno, es
decir al interior de la misma de Administración Pública 792. No se olvide que tal
construcción dogmática surge en el marco de la lucha de la monarquía
constitucional con el principio democrático representado por el Parlamento y
que tiene su expresión en la ley. Así, la monarquía defenderá que en el ámbito
interno de su administración sean sus propias normas las que rijan, y que
aquellos instrumentos que regulan la relación entre Estado y ciudadanos, como
son las libertés publiques expresadas en la Constitución y la Ley no tienen
cabida.
Existen ciertas categorías de sujetos sobre los que recaerá el poder de la
administración de manera diversa al común de los ciudadanos.
Sin embargo, tal aserto que pareciera ser categórico importa cierta matización
al admitir que "cualquier restricción de algún derecho constitucional o de
cualquier esfera subjetiva del interno, tendrá condicionada su validez
constitucional a la observancia del principio de razonabilidad", siempre, eso sí,
respetando el núcleo fundamental de la persona: su dignidad 798.
Expuestas así las cosas, cabe afirmar que se admiten las restricciones de los
derechos fundamentales en el marco de una relación de sujeción, como es la
794
Criterio inicialmente expresado por el Tribunal Constitucional Federal Alemán en BVerfGE 7,
377 Y 13,97 Y s., citados por GARCIA MACHO, Ricardo. Loc. cit. Pueden verse las críticas a la
técnica de la ponderación como criterio de solución a conflictos entre bienes y derechos
constitucionales o de derechos entre sí a: ClANClARDO, Juan. El conjlictivismo en los
derechos fundamentales. Eunsa 2000, pp. 116 Y ss., en especial, p. 119. Conforme a dicho
autor, toda ponderación implica la postergación de algún derecho fundamental o principio
constitucional, lo cual es contradictoria su propia naturaleza o "fundamentalidad".
795
Cfr. Exp. N° 0590-2001-HC/TC, fj. 3
796
Cfr. Exp. W 1429-2002-AA/TC f.j.2.
797
Ibídem f.j. N° 15.
798
Ibídem f.j. W 11
799
Cfr. CIANCIARDO, Juan. Ob. cito pp. 285 Y ss, en especial, p. 288.
que se tiende entre el recluso y la administración penitenciaria. De otro lado, es
admisible la restricción de ciertos derechos fundamentales, siempre y cuando
esta limitación pase favorablemente el test de razonabiliqad o proporcionalidad
entre los fines perseguidos y el contenido esencial del derecho constitucional
invocado. En tal sentido, son legítimas aquellas restricciones que aparezcan
como razonables para la consecución, en el ámbito penitenciario, de fines
propios del tratamiento penitenciario, tales como la seguridad del
establecimiento penitenciario y las de los propios internos 800.
Regla N° 11.- En todo local donde los reclusos tengan que vivir o trabajar: a)
Las ventanas tendrán que ser suficientemente grandes para que el recluso
pueda leer y trabajar con luz natural; y deberán estar dispuestas de manera
que pueda entrar aire fresco, haya o no ventilación artificial; b) La luz artificial
tendrá que ser suficiente para que el recluso pueda leer y trabajar sin perjuicio
de su vista.
Regla N° 14.- Todos los locales frecuentados regularmente por los reclusos
deberán ser mantenidos en debido estado y limpios.
801
Cfr. la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución de 1993 y el artículo V del
Código Procesal Constitucional (Ley N° 28237).
802
Aprobada por A/RES/43/173, 9 de diciembre de 1988.
803
Corte I.D.H., Caso de la Cárcel de Urso Branco, Medidas Provisionales. Resolución del 18
de junio de 2002, considerando octavo; y Resolución del 29 de agosto de 2002, considerando
décimo, asimismo Corte I.D.H., Caso Hilaire, Constantine y Benjamín y otros, Sentencia del 21
de junio de 2002, párr. 217. Datos tomados del Informe Especial de la Comisión Interarnericana
de Derechos Humanos sobre la situación en la cárcel de Challapalca, departamento de Tacna,
República del Perú. Washington, 2002
salubridad, asistencia médica y sicológica, tanto para revisiones de rutina como
para traslados externos de emergencias, ambientes especiales para el
desarrollo de actividades educativas I y para el trabajo. Todos estos servicios
deben estar implementados con los equipos I necesarios para su normal
funcionamiento, que a su vez implica que el número de reclusos no exceda a la
capacidad del penal lo cual significa que no debe existir hacinamiento.
804
La procedencia del hábeas corpus para cuestionar las condiciones de reclusión de las
personas privadas de libertad ya había sido puesta de manifiesto por el TC en el Exp. N° 0590-
2001-HC/TC al expresar que "se está ante la pretensión del denominado 'hábeas corpus
correctivo', que procede ante la amenaza o acto lesivo del derecho a la vida, la integridad física
y psicológica o el derecho a la salud de las personas que se hallen recluidas" (f.j. N° 3). El TC
en la sentencia del Exp. N° 14292002-HC/TC reconoció que se deben examinar las
condiciones de reclusión de cara no solo a los derechos enunciados la sentencia antedicha
sino que deberá tomarse en cuenta los principios constitucionales relacionados con la situación
penitenciaria (f¡. N° 2).
805
Exp. W 1429-2002-HC/TC (fj. W 15).
de Challapalca no afecta el derecho a no ser objeto de tratos inhumanos. En
efecto, dicho establecimiento está ubicado a 4, 280 metros sobre el nivel del
mar y, por lo tanto, está a menor altura que otros dos establecimientos penales
ubicados en el Perú y de otros en la República de Bolivia. Respecto al
Establecimiento Penal de Yanamayo, su nivel es solo 300 metros mayor. Las
características climáticas son semejantes a zonas pobladas de muchos distritos
andinos", por lo que solo parece afectar el derecho a la salud de aquellos
reclusos "que no se adaptan a lugares ubicados en el Cordillera de los Andes"
y consecuentemente con ello ordena el traslado de los internos en mal estado
de salud806.
Razones como las aquí expuestas han determinado que tanto la Defensoría del
Pueblo como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos hayan
formulado recomendaciones para el cierre definitivo del Penal de Challapalca, y
tal parece la decisión más adecuada conforme con los principios de defensa de
dignidad de la persona humana y de finalidad resocializadora de la pena, amen
del rol garantista del Estado, salvo que se espere una lamentable sentencia de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el mismo sentido.
DOCTRINA
de las personas que cumplen condena, extensivas a sus familiares y al personal del INPE. Que
tales circunstancias ponen en riesgo la integridad personal y la salud de las personas que allí
permanecen o van de visita y que restan reales posibilidades para e! cumplimiento de las
funciones de la pena, especialmente la resocialización y la reincorporación delos sentenciados
a la sociedad, convirtiéndose en circunstancias crueles, inhumanas y degradantes, que se han
diseñado para hacer de esta cárcel un emblema de castigo de! sistema penitenciario para
aquellas personas consideradas como problemas en otras cárceles de! país".
809
Cfr. Exp. N° 1429-2002-HC/TC (fj. N° 6).
810
Cfr. Defensoría del Pueblo. Informe Defensoria1 N° 073 sobre el Establecimiento
Penitenciario de Régimen Cerrado Especial de Challapalca. Marzo 2003.
Reeducación, rehabilitación y reincorporación social del penado
Artículo 139
CONCORDANCIAS:
811
ARÍAS MARTÍNEZ, Joaquín. El valor constitucional del mandato de resocialización. En:
"Revista Española de Derecho Constitucional" N° 63, septiembre/ diciembre 2001, p. 45.
812
FERRAJOLI, Luigi. Derechoy razón. Ed. Trotta. Madrid, pp. 264 Y ss.
813
URÍAS MARTÍNEZ,]oaquín. Ob. cit., P. 45
rehabilitación se entiende la recuperación, por parte del ciudadano que ha
cumplido su condena, de todos sus derechos en igualdad de condiciones que
los demás ciudadanos814.
814
Ibídem, p. 45.
815
Las teorías preventivo especiales de la pena son aquellas que entienden la pena como
medio para evitar la lesión o puesta en peligro de bienes jurídicos, pero no sobre la base de la
intimidación o integración general de los potenciales infractores de la norma penal sino sobre el
propio individuo condenado
816
Una síntesis sobre la tesis del positivismo criminológico y la escuela positiva italiana puede
leerse en GARCÍA PABLOS, Antonio. Derecho Penal. Introducción. Universidad Complutense.
Madrid, 1995, pp. 317 Y ss
sujeto condenado817: curar al condenado considerado enfermo y/o neutralizarlo
en razón de su peligrosidad.
En efecto, tres son las grandes críticas que se han planteado contra las tesis
resocializadoras. En primer lugar, desde una perspectiva normativa, se ha
observado la incompatibilidad de las doctrinas reeducativas y resocializadoras,
entendidas éstas como políticas que se imponen al condenado privado de
libertad, con los postulados de una sociedad democrática y pluralista que
concibe en su seno concepciones valorativas diversas incluso a aquellas
incompatibles con la propia democracia. Como señala Ferrajoli:
817
Recuérdese en este punto los postulados de Lombroso, Enrico Ferri y Rafael Garófalo,
quienes explican las causas del delito incidiendo en determinados factores (antropobiológicos
el primero y sociológicos el segundo) que predeterminan la conducta del hombre al delito.
818
VON LISTZ, Franz. La idea del fin en el Derecho Penal.
819
De acuerdo con GARCÍA PABLOS, Antonio. Ob. cit., p. 347, el movimiento de la nueva
Defensa Social, en especial de su representante Marc Ancel, "contempla al delincuente como
un miembro, más de la sociedad cuya conducta debe analizarse y comprenderse (. . .)". Por
ello, continúa el autor "la vocación humanista de la Nueva Defensa Social reclama el
tratamiento resocializador del delincuente, basado en una completa investigación biológica,
psicológica y situacional del delincuente, científicamente dirigida".
820
FERRA]OLI, Luigi. Ob. cit., P. 270.
En segundo lugar, desde una perspectiva empírica, es generalizada la opinión
respecto de la ineficacia del tratamiento penitenciario para alcanzar el objetivo
res 0cializador. Dicha ineficacia se ha pretendido sustentar a través de
investigaciones empíricas, realizadas principalmente en ¡Países nórdicos,
cuyos resultados demostrarían una experiencia negativa de la aplicación de
terapias resocializadoras822.
821
Ibídem, p. 272. Recogiendo esta critica, el Tribunal Constitucional ha señalado que "el
carácter rehabilitador de la pena tiene la función de formar al interno en el uso responsable de
su libertad.
No la de imponerle una determinada cosmovisión del mundo ni un conjunto de valores que, a lo
mejor puede no compartir" (párrafo 188). A pesar de esta opinión, la legislación penitenciaria
vigente considera el trabajo penitenciario obligatorio (artículo 65 del Código de Ejecución penal
y 104 de su Reglamento).
822
GARCÍA PABLOS, Antonio. Ob. cit., p. 102. Como señala BARATT A, Alejandro.
Resocialización o control social Por un concepto critico de reintegración social del condenado.
Ponencia presentada en el Seminario de Criminología Critica y Sistema Penal organizado por
la Comisión Andina de Juristas y la Comisión Episcopal de Acción Social, Lima, setiembre de
1990, p. 30, "las altas cuotas de reincidencia han invalidado ampliamente la hipótesis de
resocialización del delincuente a través de la cárcel".
823
BARATIA, Alessandro. Ob. cit., p. 30. En semejante sentido MAPELLI CAFFARENA, Borja y
TERRADlLLOS BASOCO, Juan. Lzs consecuencias jurídicas del delito. Civitas. Madrid, 1996,
p. 129.
824
Una descripción más actualizada de la crisis de la resocialización y de las razones de la
subsistencia de su discurso lo encontramos en MAPELLI CAFFARENA, Borja. Tendencias
modernas en la legislación penitenciaria. En: "Estudios penales. Libro Homenaje al profesor
Luis Alberto Bramont Arias".
San Marcos. Lima, 2003.
825
MAPELLI CAFFARENA, Borja. Ob. cit., p. 129 Y BARATIA, Alejandro. Ob. cit., p.31.
826
BARATIA, Alejandro. Ob. cit., p. 31. De semejante idea FERNÁNDEZ GARCÍA, Julio. El
tratamiento penitenciario resocializador. En: "Reflexiones sobre las consecuencias jurídicas del
En segundo lugar, la resocialización debe entender al condenado no como un
objeto que pasivamente recibe instrucciones y adiestrarnientos sino como un
sujeto de derechos (a excepción de la restricción de la libertad). En esa
perspectiva, el tratamiento penitenciario debe ser concebido como un servicio
puesto a disposición del condenado, mas no como la imposición de un sistema
de valores al mismo827.
delito".
VII Congreso de Universitariso de Derecho Penal (Salamanca). Tecnos. Madrid, 1995.
827
BARATIA,Alejandro. Ob. cit., 31. Señala BERDUGO, Ignacio; FERRE,Juan Carlos y
SERRANO PIEDECASAS,José Ramón. Manual de Derecho PenaL Porte generaL Ed. Praxis,
Barcelona, 1994, pp. 67-68, que el tratamiento penitenciario debe garantizar que se mantenga
la coexistencia de las diferentes formas de ser y de pensar que existen en la sociedad. En la
misma idea también la sentencia del Tribunal Constitucional peruano de fecha 3 de enero de
2003 (párrafo 188).
828
Sobre el particular señala RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de /o Constitución Político de
1993.
Tomo V, Pontificia Universidad Católica, Lima, 1999, p. 147, que "de nada vale formar a una
persona para la paz o rehabilitarla, si luego no va a encontrar un sitio en la sociedad.
Evidentemente sus sentimientos antisociales serán rápidamente recuperados".
La Constitución peruana literalmente reconoce en el mandato de
resocialización un principio constitucional 829. Este carácter determina, en primer
lugar, un efecto vinculante con respecto al legislador penitenciario y a los
poderes públicos. De acuerdo con este mandato, "la legislación penitenciaria
general y su aplicación han de estar en consonancia con los objetivos que
marca la Constitución"830, en nuestro caso con la reeducación, rehabilitación y
reincorporación del penado en la sociedad.
829
La redacción española a decir de MAPELLI CAFFARENA, Borja y TERRADILLOS BASOCO,
Juan. Ob. cit., p. 126 "se ha cuidado para evitar que pudiera desprenderse del precepto algo
más que una orientación programática y así lo ha entendido la jurisprudencia del TC".
830
ARÍAS MARTÍNEZ, Joaquín. Ob. cit., p. 60.
831
El Decreto Legislativo N° 921 del 18 de enero de 2003 regula el trámite de revisión de la
cadena perpetua
en un vicio de inconstitucionalidad" (párrafo 209) 832. La jurisprudencia
constitucional otorga, entonces, un margen de discreción absoluto al legislador
penitenciario al momento de establecer o no beneficios penitenciarios a
determinados tipos de condenados.
832
Posición reiterada en la sentencia del Tribunal Constitucional del 23 de junio de 2003 (Exp.
1025/ 2003 HC).
833
Al respecto ver las resoluciones del Tribunal Constitucional español N°s. 486/1985 y
75/1998.
834
URÍAS MARTÍNEZ, Joaquín. Ob. cit., p. 49. Señala este autor que ha sido la jurisprudencia
constitucional italiana la que ha desarrollado mejor el entendimiento del mandato de
reeducación como un derecho fundamental del condenado a acceder a los mecanismos de
reeducación. Es importante agregar que un entendimiento del proceso de resocia!ización como
derecho constitucional se condice mejor con la nueva reformulación que pretendemos de este
proceso en el sentido de su carácter voluntario y no impuesto
penitenciarios si bien constituyen derechos subjetivos expectaticios previstos
en la ley, no supone que tengan naturaleza constitucional (STC del 30 de enero
de 2004, párrafo 18).
Como señala Joaquín Urias, el principio de resocialización "no es un mero
derecho a la legalidad sino un derecho a que las leyes penales se apliquen de
acuerdo al objetivo que definen para ellas el artículo 25.2 CE 835".
835
En nuestro caso el artículo 139, inciso 22 de la Constitución peruana
836
URÍAS MARTÍNEZ, Joaquín. Ob. cit., p. 52.
837
Ibídem, p. 53.
determinados beneficios penitenciarios, sino que resulta inconstitucional que tal
norma pretenda aplicarse a aquellos condenados que ya han comenzado un
proceso de reinserción plasmado en la obtención gradual de los referidos
beneficios. Ello evidentemente no impide que el juzgador considere
excepcionalmente y en casos concretos que existen otros bienes
constitucionales que impidan la concesión de determinados beneficios. Sin
embargo, la excepcional negativa a conceder determinados beneficios, a pesar
de cumplir con los requisitos formales para ello, debe encontrarse
especialmente fundamentada por el operador judicial. Esta exigencia sería una
manifestación adicional del derecho fundamental a la resocialización, además
del derecho de todo ciudadano a la motivación escrita de las resoluciones
judiciales (artículo 139, inciso 5)838.
A partir de lo expresado puede observarse que queda aún una tarea pendiente
por parte de los operadores jurídicos y jurisdiccionales en el desarrollo de las
garantías del principio de re socialización, ello sin perjuicio de reconocer la
necesidad de reinterpretar el contenido de dicho principio y los mecanismos
para alcanzar sus objetivos, ahora menos pretenciosos.
DOCTRINA
838
Al respecto la sentencia del Tribunal Constitucional del 9 de julio de 2002 (Expediente N°
14052002 HC/TC) declaró fundada una acción de hábeas corpus en razón de la deficiente
fundamentación de la denegación de un beneficio penitenciario
En: "Revista Española de Derecho Constitucional" N° 63, septiembre/
diciembre 2001; VaN LISTZ, Franz. La idea del fin en el Derecho Penal.
Pena de muerte
Artículo 140
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 inc. 1),38, 113 inc. 5), 114 inc. 2),117,141,173;
C.P.: arts. VIII, 319 al 325;
C.J.M.: arts. 25, 59 inc. a), 79, 84, 259 inc. a), 614, 654, 663 al 669;
Ley 24710: arto 23 inc. 5);
C.A.D.H.: art. 4;
D.U.D.H.: arto 3;
P.I.D.C.P.: arts. 6.2 a 6.6
1. Introducción
a. Solo podrá ser aplicada por "los delitos más graves", es decir, aquellos con
consecuencias mortales o extremadamente graves,
841
Según informe de Amnistía Internacional, en la actualidad 35 Estados han abolido la pena de
muerte para todos los delitos; 18 países solo la mantienen para delitos excepcionales, como
ciertos delitos en tiempo de conflicto armado. Otros 27 Estados y territorioo no llevan a cabo
ejecuciones.
842
Es decir, aproximadamente 80 países -más del 40% del todos los del mundo- han abolido la
pena de muerte o no la aplican en la práctica.
843
El Marqués de Beccaria a través de su obra De los delitos y de las penas (1764), coadyuvó a
que las penas se humanizaran. Asímismo, a que la tortura, la mutilación, la castración y otras
penas similares fueran abandonadas, y que la pena de muerte se aplicara cada vez menos
frecuentemente hasta casi desaparecer.
844
El Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos relativo a la
Abolición de la Pena de Muerte fue suscrito por Brasil el 7 de junio de 1994 y ratificado el 31 de
julio de 1996. Chile lo suscribió eI 10 de setiembre de 2001; Costa Rica lo firmó el 28 de
octubre de 1991 y lo ratificó el 30 de marzo de 1998; Ecuador lo firmó el 27 de agosto de 1990
y lo ratificó el 5 de febrero de 1998; Nicaragua lo suscribió el 30 de agosto de 1990 y lo ratificó
el 24 de marzo de 1999; Panamá lo firmó el 26 de noviembre de 1990 y ratificó el 27 de junio
de 1991; Paraguay suscribió el8 de junio de 1999 y ratificó el 31 de octubre de 2000; Uruguay
suscribió el Protocolo el 2 de octubre de 1990 y ratificó el 8 de febrero de 1994; y Venezuela
suscribió el 25 de setiembre de 1990 y ratificó el 24 de agosto de 1992. Fuente: Secretaria
General de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Dicho instrumento requiere de 10 ratificaciones y/o adhesiones para su entrada en vigor, los
que aún no se ha producido.
845
DE TRAZEGNIES, Fernando. Reflexiones sobre /o pena de muerte. En: "Debate". N° 22.
Lima, setiembre de 1983, p. 55.
846
Artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, artículo 6 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, inter olio
b. Solo podrá ser aplicada observándose las debidas garantías judiciales; en
consecuencia: i) la pena de muerte solo puede ser aplicada de conformidad
con leyes que estén en vigor en el momento de comisión de los hechos materia
de juzgamiento, nul/um crimen sine lege, nul/a poma sine lege; ii) se debe
respetar el derecho de toda persona condenada a muerte a apelar ante un
tribunal de jurisdicción superior; y, iii) solo puede ser aplicada en cumplimiento
de sentencia definitiva de tribunal competente.
847
Teniendo en cuenta que la Convención Americana sobre Derechos Humanos que contiene
tal disposición, el Perú estaría impedido de ampliar las causales de pena de muerte.
República, se aliste en el ejército enemigo o le prestara cualquier ayuda o
socorro.
848
Enero de 1969
849
Entiéndase conflicto armado internacional que se verifica entre Estados.
850
Editorial Andina, Lima, 1980, p. 275.
la tendencia mayoritaria entre los constituyentes de 1978 se inclinó por el
abolicionismo en materia de pena de muerte, con excepción del Partido
Popular Cristiano-PPC y el FRENATRACA 851. Sin embargo, agrega Chitinos, no
hubo inconveniente en acceder al "patriótico reclamo de Fernando León de
Vivero, en orden de reservarla para el delito de traición a la Patria, cometido en
guerra exterior"852.
La simple lectura de esta norma permite constatar que amplía las causales de
aplicación de la pena de muerte, respecto de la Constitución de 1979, a los
casos del delito traición a la Patria en caso de guerra, eliminándose la precisión
de que se trate de "guerra exterior" 855. Al eliminarse en la nueva Constitución el
término "exterior", la pena de muerte podría ser aplicado a toda situación de
851
Frente Nacional de Trabajadores y Campesinos, liderado por Róger Cáceres.
852
En aplicación de la norma constitucional, e! artículo 79 de! Código de Justicia Militar (Decreto
Ley N° 23214), estableció la pena de muerte para los casos tipificados de traición a la Patria
por guerra exterior. El citado artículo 79 mencionado no hace las salvedades a que se refieren
e! Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, que prohíben la abolición de la pena de muerte a menores de edad, a
mujeres gestantes, a personas mayores de 70 años, etc. Sin embargo, como quiera que estas
normas internacionales forman parte del Derecho nacional, por ser tratados ratificados por la
República, y en vigor, los tribunales militares deben observados en cualquier caso.
853
NO A LA PENA DE MUERTE. Podría ser uno de los tuyos. ¡NO MATARÁS! Coordinación de
Pastoral de Dignidad Humana de Lima - Callao. Lima, mayo 1993, p. 3.
854
Ibídem
guerra, es decir de enfrentamiento armado -internacional o interno- y no
solamente a la exterior.
Tal como señala Eduardo Jiménez de Aréchaga: "Hace nada más que seis
décadas el empleo de la fuerza por los Estados de guerra] era lícito: la fuerza
armada era descrita como un recurso de última instancia que los Estados
podían utilizar a su discreción como medio de solución de controversias o para
alcanzar otros fines en apoyo de su diplomacia". Es recién a fines del siglo
pasado que "los Estados empezaron a buscar nuevas formas de solución de
controversias distintas a la guerra, y codificaron las llamadas leyes de la guerra
-ius in bell- estableciendo limites a los medios y métodos de combate para
mitigar los males de la guerra (Conferencias de la Haya de 1899 y 1907). Fue
en el Pacto de la Liga de Naciones o Sociedad de Naciones (1919) que, por
primera vez, se introdujo limitaciones al derecho de los Estados a recurrir a la
guerra, produciéndose la primera condena a ella como recurso para la solución
de controversias en el Pacto Briand Kellog (1928), en el cual los Estados
renunciaron a la guerra como instrumento de política nacional en sus mutuas
relaciones. Sin embargo, "como estos instrumentos solo prohibían el recurso
de la guerra, se sostuvo en el periodo entre las dos guerras mundiales que las
medidas coercitivas que no alcanzaran a configurar un estado de guerra, aun si
asumieran grandes proporciones, eran lícitos siempre que los participantes
declinaran la intención de instituir formalmente el estado de guerra entre
ellos"857.
855
Entiéndase conflicto armado internacional en el contexto de un enfrentamiento armado entre
Estados
856
ACOSTA ESTÉVEZ,]osé B. Normas de ius cogens, efecto erga omnes, crimen internacional
y la Teoria de los Círculos Concéntricos. En: ''Anuario de Derecho Internacional Público". XI,
1995. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra. Pamplona, 1995, p. 15. El
Tribunal de Nüremberg señaló que "la solemne renuncia a la guerra como instrumento de
política nacional involucra necesariamente la proposición de que dicha guerra es ilicita en el
Derecho Internacional; y que aquellos que planeen y hagan una guerra tal, con sus inevitables
y terribles consecuencias, están cometiendo un delito al hacerlo": (cit. por KELSEN, Hans.
Principios de Derecho Internacional Público. El Ateneo. Buenos Aires, 1965, p. 119, N° 28. Con
este mismo criterio, la Carta de las NN.UU., al prohibir la amenaza y el uso de la fuerza
-armada- en las relaciones entre sus Estados Miembro descarta el recurso a la guerra, y
constituye el punto de partida de una nueva etapa del Derecho Internacional que tiene como
premisa la solución pacifica de las controversias entre los Estados.
En la actualidad, todas las situaciones de violencia armada entre Estados 858 o
entre un Estado y Movimiento de Liberación Nacional, o entre las fuerzas de un
Estado y fuerzas armas disidentes, o un grupo levantado en armas, han sido
calificadas por el Derecho Internacional Humanitario como conflictos armados.
Por ello es recomendable que nuestra Constitución sea modificada para utilizar
la expresión de conflicto armado y eliminar el término de guerra, hoy prohibido
y repudiado por el Derecho Internacional.
"1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción.
Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente.
2. En los países que no han abolido la pena de muerte, esta solo podrá
imponerse por los delitos más graves, en cumplimiento de sentencia
ejecutoriada de tribunal competente y de conformidad con una ley que
establezca tal pena, dictada con anterioridad a la comisión del delito. Tampoco
se extenderá su aplicación a delitos a los cuales no se la aplique actualmente.
(23) Véase artículo 55 de la Constitución de 1993. La Constitución peruana de 1979 consagró
similar regla en el artículo 101.
Es por ello que será el juez quien al determinar la pena, no solo tratará sobre la
elección de su clase y monto, sino que también versará sobre cuestiones
relacionadas al modo de ejecución de la misma, pues resulta ser un acto
complejo, donde se prevé explícita o tácitamente criterios que orienten la
decisión acerca de cuál es la pena más adecuada para cada caso, proceso en
el que se deben clasificar y ponderar distintos tipos de información acerca del
hecho y del autor, identificar criterios que orienten la decisión y fijación de
875
CIDH. Informe Anual 1996. Secretaria General-OEA, Washington ne., 1997, p.781
876
CIDH. Restricciones a la pena de muerte (arts. 4.2 y 4.4 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-3/83 del 8 de setiembre de 1983. Serie A N° 3,
párrafo 57.
877
La Corte Suprema de los Estados Unidos de América estableció que la condena obligatoria a
la pena de muerte constituyó una violación de las garantías del debido proceso de la Enmienda
XIV y del derecho a no ser sometido a un tratamiento cruel o inusual de la Enmienda VIII, en
relación con la Constitución de Estados Unidos de América. Allí, la Corte también indicó que la
imposición de la pena de muerte generalmente requiere una consideración de los aspectos
relevantes del carácter del acusado y las circunstancias del delito particular. Cfr. Woodson v.
North Carolina, 428 US 280, 304 (1976).
878
Véase artículo 138 de la Constitución Política peruana de 1993
penas teniendo en cuenta las circunstancias y lograr así la respuesta más
equilibrada posible frente al hecho del autor 879.
Por otro lado, el Estado peruano viene incurriendo en violación del artículo 2 de
la Convención Americana, en relación con el artículo 4 del mismo cuerpo
normativo, dado que este disposición -artículo 2 de la Convención Americana
de Derechos Humanos- impone a los Estados Parte la obligación general de
adecuar su derecho interno con las normas de la propia Convención, para
garantizar así los derechos consagrados en esta. Las disposiciones de derecho
interno que se adopten para tales fines han de ser efectivas (principio del effit
utile).
5. A manera de conclusión
DOCTRINA
879
ZIFFER, Patricia. El deber de fundamentación de las decisiones judiciales y la determinación
de la pena. Justicia y Derechos Humanos. Comisión Episcopal de Acción Social. Lima, 1998.
pp. 253254.
880
Cfr. CIDH, Caso "La última tentación de Cristo" (Olmedo Bustos y otros). Sentencia del 5 de
febrero de 2001. Serie C N° 73, párrafo 87.
ACOST A ESTÉVEZ, José B. Normas de ius cogens, efecto erga omnes,
crimen internacional y la Teoría de los Círculos Concéntricos. En:" Anuario de
Derecho Internacional Público". Xl, 1995. Servicio de Publicaciones de la
Universidad de Navarra. Pamplona, 1995; CANSADO TRINDADE, Antonio.
Excepciones preliminares. En: "Caso Castillo Petruzzi y otros". CIDH. Informe
Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Secretaria
General, OEA, Washington D.C., 1994; DE TRAZEGNIES, Fernando.
Reflexiones sobre la pena de muerte. En:
"Debate". N° 22. Lima, setiembre de 1983; JIMÉNEZ DE ARECHAGA,
Eduardo. El Derecho Internacional contemporáneo. Editorial Tecnos. Madrid,
1980;
KELSEN, Hans. Principios de Derecho Internacional Público. El Ateneo.
Buenos Aires, 1965; ZIFFER, Patricia. El deber de fundamentación de las
decisiones judiciales y la determinación de la pena. Justicia y derechos
humanos. comisión Episcopal de Acción Social. Lima, 1998.
Casación y última instancia
Artículo 141
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 99, 100, 139 inc. 1), 140, 147, 173;
C.P.C.: arts. 124,334, 365,378,384 al 400, 401,403,408,412,7" D.M.;
C. de P.P.: arts. 15, 16;
L.O.P.J.: arts. 11,31 al 33, 34 inc. 2), 35 incs. 4) y 6), 132,28"
D.T.F. inc. 1)d,
ine. 2)e; L.O.T.C.: S" y 6" D.T.;
C.N.A.: arto 133;
Ley 24973: arto 26;
Ley 26636: arts. 5 ine 1)a, 50,54,60;
C.A.D.H.: arto 8.1.h;
P.I.D.C.P.: arto 14.5
La última parte de la norma no es otra cosa que el pretexto para establecer una
conexión entre el Fuero Militar con la jurisdicción estatal, a la que debió
siempre pertenecer la primera como un ámbito de competencia especializada
más. La norma comentada afirma el nexo entre el Fuero Militar y la jurisdicción
estatal aunque tal relación sea absolutamente circunstancial, episódica y, en
los hechos, casi inexistente.
La Corte Suprema revisa en casación los actos de la justicia militar pero, y el
'pero' es importante, solo cuando el Fuero Militar decreta la pena de muerte.
Como resulta evidente, el propósito no fue otro 'que permitir la actuación del
Fuero Militar como una suerte de 'jurisdicción paralela', lo que en los hechos
ocurrió, con las lamentables consecuencias que todos conocemos.
DOCTRINA
Artículo 142
CONCORDANCIAS:
881
PRIORI POSADA, Giovanni Comentarios a la 4Y del Proceso Contencioso-Administrativo. 2'
edición. Ara Editores, Lima, 2002, pp. 48-49.
882
HOYOS, Arturo. El debido proceso. Temis, Bogotá, pp. 93-95
A pesar de que la norma restrinja la posibilidad de la revisión de la jurisdicción,
esa restricción no es absoluta. La judicialización conlleva crecientemente el
reconocimiento del derecho de defensa y, en algunos casos, del mismo debido
proceso en el procedimiento administrativo. Existe una tendencia, como se deja
dicho, a la judicialización del procedimiento administrativo no contencioso y
sobre todo, al procedimiento administrativo sancionador, que con frecuencia
ejerce la Administración Pública.
"a) El hecho de que una norma constitucional pueda ser analizada a partir de
su contenido textual no significa que la función del operador del Derecho se
agote, en un encasillamiento elemental o particularizado, con el que se ignore o
minimice los contenidos de otros dispositivos constitucionales, con mayor razón
si resulta evidente que aquellos resultan siendo no un simple complemento,
sino en muchos casos una obligada fuente de referencia por su relación o
implicancia con el dispositivo examinado. La verdad, aunque resulte elemental
decirlo, es que las consideraciones sobre un determinado dispositivo
constitucional solo pueden darse cuando aquellas se desprenden de una
interpretación integral de la Constitución, y no de una parte o de un sector de la
misma, como parecen entenderlo, de forma por demás errónea, los jueces de
la jurisdicción ordinaria.
Artículo 143
CONCORDANCIAS:
Siendo tan distintas las funciones pareciera que nuestro artículo 143 las
encargara a órganos distintos. Dijimos que ello es correcto en cierto modo. Los
órganos jurisdiccionales son, a tenor del artículo 143, la Corte Suprema y las
demás cortes y juzgados. Los órganos de gobierno son, en dicción del artículo
144, la Sala Plena de la Corte Suprema y el Presidente de esta. Ocurre, pues,
que el constituyente en vez de designar que las funciones de gobierno recaigan
en sujetos distintos a los jueces, hizo partícipes a estos de las labores de
gobierno, aunque para tal efecto les haya impuesto su ordenación colectiva.
Así, el máximo órgano de gobierno es la Sala Plena de la Corte Suprema, es
decir la expresión de voluntad de todos los magistrados supremos; por el
contrario, el órgano jurisdiccional máximo es la Corte Suprema dividida en
Salas. Con cada una de las Salas (civil, penal, constitucional, etc.) culmina,
jerárquicamente hablando, la atribución jurisdiccional, mientras que, por el
contrario, con la Sala Plena de la Corte Suprema empieza el gobierno del
Poder Judicial.
El segundo párrafo del artículo 143 está destinado a enunciar los órganos que
ejercen función jurisdiccional en el Poder Judicial. Los órganos de gobierno son
descritos, en cierta forma, en el artículo 144.
883
Véase la reproducción de los correspondientes artículos desde la Constitución de 1823 a la
de 1979 en RUBIO, Marcial. Estudio de /o Constitución Política de 1993. Volumen 5, Pontificia
Universidad Católica del Perú. Lima 1999, pp. 170-177.
La necesidad de una ordenación y articulación o relación entre los distintos
órganos se expresa justamente en el carácter difuso de la función jurisdiccional
encargada al Poder Judicial. Cada uno de ellos es titular de la función
jurisdiccional, y sin embargo, de manera conjunta constituyen una sola
institución, un solo poder.
Como la Constitución no los menciona, salvo en lo expresado líneas arriba, la
tarea de ordenación y articulación ha sido encomendada al legislador.
Pues bien, es la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) la que fija los criterios
para la ordenación (distribución) y articulación (relación). Así, se fija que la
Corte Suprema es un órgano único en toda la República. Las cortes y juzgados
se distribuyen en razón de la materia, el territorio y la jerarquía 884.
a) La Corte Suprema
884
Con referencia a España, aunque de similar organización que en nuestro país, puede verse
a BALAGUER CALLEJÓN, Francisco. Derecho Constitucional. Volumen 2, Tecnos, Madrid, p.
443.
885
Para muestra se puede apreciar que la Corte Superior de Justicia del Cono Norte de Lima
comprende 5 distritos de Lima Metropolitana y a la provincia de Canta
Finalmente, el criterio de distribución jerárquica está íntimamente relacionado
con el de su articulación. En efecto, si bien está fijada la jerarquía entre estos
órganos en la relación anotada supra, ello no debe comportar la existencia de
una sujeción de los inferiores respecto de sus superiores. Ya dijimos que lo
característico del Poder Judicial es que la función jurisdiccional se expresa en
cada órgano individualmente considerado. Esta independencia funcional impide
que exista una relación de subordinación en la que el órgano inferior tenga que
consultar y obedecer al superior sobre la decisión que van a tomar. El
conocimiento de los procesos por los superiores jerárquicos son conocidos en
una línea de sucesión temporal posterior en la que "revisa" lo fallado por el
inferior. La articulación entre inferior y superior, es decir, el mecanismo por el
cual el superior puede asumir jurisdicción, es el sistema de recursos 886, o sea,
mediante la impugnación por las partes intervinientes en el proceso de las
resoluciones que dictan los órganos inferiores para que sean conocidos por los
órganos superiores. Por ello, con razón se puede caracterizar al Poder Judicial
de ser una organización "impropiamente jerárquica" 887.
Si bien existen múltiples órganos no significa que todos ellos son transitables
mediante la impugnación de sus resoluciones. Conforme con la normativa
internacional, la instancia plural como derecho se traduce únicamente en una
doble instancia. Así, en algunos procesos son los jueces especializados los que
conocen originariamente para luego transitar hacia las Salas de la Corte
Superior. Del mismo modo, el legislador ha fijado casos en los que el proceso
se inicie ante la Corte Superior y culmine en la Corte Suprema como instancia
de fallo. En [m, lo que no puede confundirse es que la impugnación o el recurso
supongan siempre que el proceso sea conocido por un órgano colegiado, es
decir, con la participación de más de un juez, así ocurre en los procesos
iniciados ante el juez de paz letrado de cuya apelación conoce el juez
especializado o mixto. Sin embargo, con independencia del órgano en donde
se inicie el proceso, es posible que la Corte Suprema lo conozca mediante la
interposición del recurso de casación de acuerdo con los requisitos legalmente
establecidos. Y ello es así porque siendo órgano único y de máxima jerarquía,
la Corte Suprema debe unificar la jurisprudencia en una sola interpretación de
las normas888.
El texto del artículo 143 expresa que las cortes y juzgados serán determinados
por ley orgánica. Esto implica una verdadera reserva de ley orgánica; es decir,
que la instauración de nuevas cortes y juzgados debe ser aprobado por el
886
LÓPEZ GUERRA, Luis. El Poder Judicial en el Estado Constitucional. Palestra, Lima, 2001,
p. 126.
887
Cfr. PÉREZ ROYO, Javier. Curso de Derecho Constitucional. Marcial Pans, Madrid, 2000, p.
907.
888
Aquí cabe una digresión: si bien e! artículo 138 expresa que la potestad de administrar
justicia emana del pueblo y se ejerce por e! Poder Judicial, no es este e! único órgano
constitucional con atribuciones jurisdiccionales. Existen otros órganos que también "dicen e!
derecho", aunque claro, no interfieren con el Poder Judicial porque sus materias son bien
diferenciadas. Así, están e! Jurado Nacional de Elecciones (artículo 178, inciso 4) competente
en materia electoral y e! Tribunal Constitucional, encargado final de los procesos
constitucionales de hábeas corpus, amparo, hábeas data, acción de cumplimiento y de
inconstitucionalidad.
Congreso en votación agravada, conforme con el artículo 106 de la
Constitución. De otro lado, implica que la distribución de cortes y juzgados es
una materia a la que el Congreso no puede sustraerse en la de medida de que
las materias de las leyes orgánicas son indelegables ni a la Comisión
Permanente ni al Poder Ejecutivo para que dicte los decretos legislativos
(artículos 101 y 104).
DOCTRINA
889
Similar criterio fue empleado por e! Tribunal Constitucional (fC) al resolver la acción de
inconstitucionalidad contra los Decretos Legislativos N°s. 895 y 897, por e! cual se modificaba
parte de la Ley N° 23506, si bien aprobada como ley ordinaria, había adquirido e! carácter de
orgánica en virtud de la previsión de! último párrafo de! artículo 200, inciso 6. Cfr, e! Expediente
N° 00052001-AI/TC Y la Resolución Final de! Te.
Presidencia y Sala Plena de la Corte Suprema
Artículo 144
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 143,147, 154.3, 155 inc. 1) y 179 inc. 1);
C.C.: arto 1366; C.P.C.: arto 205;
L.O.P.J.: arts. 73 al 80
1. Introducción
Del mismo modo, cada uno de los jueces está obligado a actuar con
imparcialidad (es decir, no tomar "partido" por ninguna de las "partes"). Esta
serie de garantías y obligaciones de los jueces, juntamente con los derechos
de los justiciables en los procesos, han sido los tópicos que mayor atención
han concitado a los constituyentes para su consagración normativa y,
consecuentemente, a la doctrina constitucional en tomo a ella.
En una sociedad en la que las relaciones entre los particulares son cada vez
más numerosas, y la producción jurídica es abundante, tanto los conflictos
interpersonales como los normativos son pues más complejos. Se hace
necesaria la instauración de un sistema judicial que combine la oportuna
solución a los conflictos sociales sin que por ello se deje de lado la legalidad de
su actuación. Estas premisas determinan el establecimiento de una institución
con carácter de permanente y que se encuentre organizada de manera tal que
no descuide su misión principal de administrar justicia con sujeción a la
juridicidad establecida890. A esta tarea de organización institucional del Poder
Judicial en cuanto tal, se ha venido a llamar gobierno y administración para
diferenciada del ámbito jurisdiccional.
El texto del artículo 144 hace referencia únicamente al presidente del Poder
Judicial y a la Sala Plena de la Corte Suprema, y allí se detiene. Nada dice de
si estos son órganos de gobierno o si les cabe también función jurisdiccional,
especialmente si omite diferenciar entre la Corte Suprema y la Sala Plena de la
misma. Un ejercicio deductivo nos indicará que si en el artículo 143 se ha
enunciado que al Poder Judicial lo componen órganos jurisdiccionales y de
gobierno, especificando quienes integran al primero de ellos, los otros órganos
que se mencionen en la Constitución asumirán las funciones de gobierno, más
aún si tal mención se realiza en el artículo siguiente.
Dicho esto, el artículo 144 tampoco deja entrever a los demás órganos del
gobierno, como sí lo hace en el campo jurisdiccional al establecer en el 143 la
existencia de cortes y juzgados, es decir, de órganos colegiados e individuales,
distintos a la corte suprema. Menos aún señala siquiera cuáles son las
competencias mínimas de los dos órganos de gobierno enunciados.
Lo único que dice el texto bajo comentario es que existe un órgano máximo de
deliberación al interior del Poder Judicial, el cual es la Sala Plena de la Corte
Suprema y por debajo de él, lógicamente, se encontraría al presidente del
Poder Judicial.
Artículo 145
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 78, 80, 82, 102.4, 143, 144, 160, 162;
L.O.P.J.: arts. 2, 76 inc. 8), 82 inc. 2), 117 al 119 Y 121;
L.O.M.P.: arto 30;
P.I.D.C.P.: arto 1.2;
P.I.D.E.S.C.: arts. 1.2 y 25
1. Introducción
897
"Una característica de dichos bienes reside en que, una vez que han sido ofrecidos, sus
beneficios se reparten o distribuyen entre todos los miembros de la comunidad, hayan
contribuido o no a sufragar los costes de fabricación del bien. Nadie puede ser excluido. Dos
buenos ejemplos de este tipo de bienes son e! mantenimiento de la ley y de! orden interior por
la policía y e! Poder Judicial, y la defensa nacional". BURNINGHAM, David y otros. Economía.
Ediciones Pirámide S.A., Madrid, 1996, p. 54. Ver también: FINOT, Iván. Descentralización en
América Latina: teoría y práctica. Serie Gestión Pública N° 12. Ilpes. Santiago de Chile, 2001,
pp. 46-47. INSTITUTO APOYO. Economía para todos. Texto y guía de consulta. Editorial
Bruño, Lima, 1997, p. 120.
Leguía se suspendió el pago de los haberes de los vocales de la Corte
Suprema898.
2. Antecedentes
El Presupuesto del Poder Judicial no es menor del dos por ciento del
presupuesto de gastos corrientes para el Gobierno Central".
3. Análisis comparativo
Encontramos también una sutil diferencia -la tercera- entre los textos del
vigente artículo 145 y el de su antecedente inmediato, el artículo 164 del
proyecto. En este se prescribía que la propuesta alcanzada por el Poder
Judicial al Poder Ejecutivo debía ser sustentado ante este y ante el Congreso;
lo que, en la práctica, de haber prosperado, hubiera obligado a una doble
gestión de sus tentación con el correspondiente riesgo a verse doblemente
expuesto a un recorte en los estimados de ingresos y gastos, a gusto tanto de
los funcionarios sectoriales como de los técnicos y políticos del Congreso.
4. Análisis exegético
901
El concepto "gasto corriente" puede entenderse como aquel que la Administración realiza
regularmente y que, por tal motivo, el contravalor pagado se consume de inmediato. Por
oposición existen los llamados "gastos de capital", los cuales significan inversión, durabilidad,
transformaciones y modernizaciones. Ejemplos del primer tipo son e! pago de remuneraciones,
beneficios sociales, adquisición de material para e! funcionamiento diario de la burocracia,
entre otros. Estos rubros pueden cambiar por una decisión jurídico política, con la consecuente
variación de los valores que se hallen referidos a los "gastos corrientes". Cfr.: CASTILLO c.,
Luciano. Finanzas públicas. 3" edición. Empresa Editora Alternativa E.I.R.L., Lima, 1982, pp.
111-112
902
En la sesión de! Pleno de! Congreso Constituyente Democrático del 26 de julio de 1993, e!
congresista Henry Pease sustentó la conveniencia de establecer en e! texto constitucional un
porcentaje mínimo para e! presupuesto del Poder Judicial. Dijo: "Nuestra propuesta dice 'e! tres
por ciento' y lo plantea como mínimo. ¿Y por qué sostenemos que es indispensable? Porque no
va a haber autonomía, aunque pueda venir aquí el Presidente de la Corte Suprema.". En la
misma sesión, al fundamentar su posición sobre e! mismo tema, la desaforada congresista
Martha Chávez dijo:
"Señor Presidente: como quiera que se ha hablado también de la necesidad de un porcentaje
para e! presupuesto de! Poder Judicial, convengo en lo que señalé también en la oportunidad
debida en la Comisión de Constitución: no es necesario incluir estos porcentajes, porque, si no,
al hacerlo tendríamos que también repetir lo mismo para otros sectores tan o más importantes
que el Poder Judicial, entre ellos, por ejemplo, e! sistema electoral, las Fuerzas Armadas, el
sector Salud, el sector Educación.- Si anduviéramos fijando porcentajes en la Constitución,
evidentemente, no necesitaríamos tener un Ministro de Economía y Finanzas y las cosas se
resolverían simplemente con los porcentajes que señala la Constitución, cosa que no es, desde
ningún punto de vista, técnico o posible.". C&. TORRES y TORRES-LARA, Carlos. Ob. cito en
la nota 3; pp. 459 Y 464, respectivamente.
903
En la sesión del Pleno de! Congreso Constituyente Democrático de! 26 de julio de 1993, el
ex Presidente de la Corte Suprema de Justicia y entonces congresista, César Fernández Arce,
expuso lo siguiente: "¿Cuál es el presupuesto que ha tenido el Poder Judicial? Hagamos una
revisión de números: en e! año 1969, el presupuesto del Poder Judicial era el 1,03%; año
1970,0,63%; año 1980 -año en e! que entró en vigencia la Constitución que establecía un
porcentaje no menor al 2%-,0,34%; año 1981,0,69%; año 1982, CI,70%; año 1983,0,81%; año
1984,0,72%; año 1985, 0,54; año 1986, 0,90%; año 1991,2%. Este dos por ciento nunca pudo
entregarse como correspondía al Poder Judicial. Las partidas no venían oportunamente, de tal
manera que no cumplían su cometido." Cfe. TORRES y TORRES-LARA, Carlos. Ob. cit. en la
nota 3, p. 453.
Las ideas expuestas en los parágrafo s que anteceden nos dan un buen
impulso para dar inicio al análisis exegético del artículo bajo estudio, cuyo texto
reproducimos nuevamente solo por razones didácticas: ''Artículo 145.- El Poder
Judicial presenta su proyecto de presupuesto al Poder Ejecutivo y lo sustenta
ante el Congreso".
904
Al fundamentar el proyecto de la Comisión de Constitución, en la sesión del Pleno del
Congreso Constituyente Democrático del 26 de julio de 1993, el extinto Congresista Carlos
Torres y Torres Lara dijo lo siguiente: "Igualmente, habría que señalar la importancia del artículo
164 (145 de la Constitución de 1993), relativo a la necesidad de proveerle al Poder Judicial los
recursos presupuestarios necesarios. (...) Pero lo que se quiere es darle mayor autonomía al
Poder Judicial, y en ese sentido se establece, mediante este artículo, que el propio Poder
Judicial, a través de su Presidente, sustenta su pliego ante el Congreso. De tal manera que,
independientemente de la opinión que pueda tener el Poder Ejecutivo sobre el presupuesto del
Poder Judicial, lo cierto es que las autoridades del Poder Judicial acudirán al Congreso para
sustentar lo que consideran que es deseable en materia presupuestaria.(.. .).". Cfr. TORRES Y
TORRES-LARA, Carlos. Ob. cit. en la nota 3, p. 45I.
905
En el apartado 3. Análisis comparativo, hemos advertido esta sutil pero importante diferencia
en los textos
prescripción debe entenderse en armonía con la contenida en el primer párrafo
del artículo 80906.
DOCTRINA
906
Constitución Política de 1993. "Artículo 80.- Sus tentación del Presupuesto Público.- El
Ministro de Economía y Finanzas sustenta, ante el Pleno del Congreso, el pliego de ingresos.
Cada ministro sustenta los pliegos de egresos de su sector. El Presidente de la Corte Suprema,
el Fiscal de la Nación y el Presidente del Jurado Nacional de Elecciones sustentan los pliegos
correspondientes a cada institución. (.. .)".
907
Constitución Política de 1993. "Artículo 79.- Restricciones en el gasto público.- Los
representantes ante el Congreso no tienen iniciativa para crear ni aumentar Gastos Públicos,
salvo en lo que se refiere a su presupuesto. (...)".
908
Tómese nota, en este sentido, que el segundo párrafo del artículo 80 de la Constitución
Política de 1993 sanciona una eventual inoperancia del Congreso en caso este no apruebe el
texto de la autógrafa de la ley de presupuesto en un plazo que vence el 30 de noviembre, en
cuyo caso entra en vigencia el proyecto del Poder Ejecutivo, que lo promulga mediante decreto
legislativo. Sobre la posibilidad de enmienda del proyecto por parte del Congreso, véase:
CASTIILO c., Luciano. Ob. cit. en la nota 5, p. 34.
Artículo 146
CONCORDANCIAS:
1. Introducción
3. Los jueces solo perciben las remuneraciones que les asigna el presupuesto
y las provenientes de la enseñanza o de otras tareas expresamente previstas
por la ley
Al disponer que los jueces pueden recibir las remuneraciones de "otras tareas
expresamente previstas por la ley", la Norma Fundamental está estableciendo
la posibilidad de que los jueces puedan recibir otros ingresos tales como
aquellos provenientes del ejercicio de su libertad de creación intelectual,
artística, técnica y científica, pues, por poner un ejemplo, al publicar una
investigación sobre el derecho fundamental el juez natural podrá percibir los
ingresos que como derechos de autor le corresponde, conforme a las leyes
respectivas.
Sin perjuicio del comentario que se haya efectuado sobre el artículo 139 inciso
2) de la Constitución, seguidamente analizaremos estos dos puntos de vista
con la sola finalidad de verificar la relación existente entre la garantía
institucional de la independencia judicial y otros derechos o garantías, pues si
bien es cierto que los jueces se encuentran protegidos contra todo tipo de
injerencias en el ejercicio de la función jurisdiccional, también lo es que los
ciudadanos tienen derecho a la libertad de expresión respecto de la actuación
de los jueces y a criticar las resoluciones que estos adopten (ámbito que se
relaciona con el punto de vista externo), y además, que dentro de la
organización jurisdiccional existen mecanismos como aquel del precedente
judicial, según el cual un mismo órgano judicial está obligado a seguir los
precedentes establecidos por él mismo o a seguir la interpretación de derechos
que puedan hacer las máximas instancias jurisdiccionales (ámbito que se
relaciona con el punto de vista interno).
En cuanto al primer ámbito, es pertinente precisar que en los sistemas
democráticos actuales no es admisible que los jueces se encuentren
desvinculados de la variada realidad social en la cual desarrollan su actividad,
ni pretender que sus decisiones sean exceptuadas de la crítica. La garantía
institucional de la independencia judicial frente al Poder Ejecutivo implica que
este clásico detentador de poder no deba ejercer ningún tipo de influencias en
las decisiones que deben adoptar los jueces, ya sea creando órganos
administrativos que pretendan suplantar a los órganos de gobierno de la
organización jurisdiccional o modificando discrecionalmente el presupuesto que
esta formule, o ejerciendo presión sobre los jueces para obtener un
determinado interés, por más loable que fuese este, entre otros ejemplos.
Por ello, será el caso concreto el ámbito en el que deberá buscarse el equilibrio
necesario entre los derechos en juego, pues no se podrá lograr una
delimitación a priori en virtud de que en abstracto no existe una relación
jerárquica entre derechos fundamentales. En consecuencia, será la doctrina
jurisprudencial la encargada de establecer progresivamente, en el caso
concreto, el contenido específico y los límites de los derechos fundamentales
del mencionado artículo 2 inciso 4) de la Constitución, así como su correcta
posición de derecho fundamental. En tal cometido, será el principio de
proporcionalidad reconocido en el párrafo final del artículo 200 de la
Constitución el mecanismo que servirá para distinguir entre aquella crítica que
coadyuve a la conformación de una opinión pública libre, de aquella crítica
ofensiva y ultrajante que tienda a buscar un interés ilegítimo, ya sea que esta
crítica se ejercite antes o después de concluir un proceso judicial.
4.4. El Estado garantiza a los magistrados judiciales: una remuneración que les
asegure un nivel de vida digno de su misión
Artículo 147
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 30, 52, 138, 143, 146, 151, 154 inc. 1);
C.C.: arto 2030;
L.O.P.].: art. 177,178, 180,181;
L.O.M.P.: arto 39
1. Introducción
2.1. Edad
2.2. Nacionalidad
5. Conclusiones
911
Solo podrá ser vocal supremo e! ciudadano nacido en Perú. Conforme al artículo 52, primer
párrafo: "Son peruanos por nacimiento los nacidos en e! territorio de la República. También lo
son los nacidos en el exterior de padre o madre peruanos, inscritos en e! registro
correspondiente durante su minoría de edad". En tal sentido, una interpretación literal de la
norma excluye los otros dos supuestos; luego no podrán ser magistrados supremos los
ciudadanos extranjeros que puedan adquirir la nacionalidad por naturalización o por opción.
912
Una interpretación sistemática de la Constitución nos remite a los artículos 30,31 Y 32, por lo
que se requiere que e! candidato a vocal supremo se encuentre inscrito en e! Registro
correspondiente; y estar en capacidad de ejercicio. Por tanto, no podrá ser candidato aquel
cuyo ejercicio de la ciudadanía se encuentre suspendido, por una de las tres causales que
establece e! artículo 33 de la Norma Fundamental: por resolución judicial de interdicción, por
sentencia con pena privativa de la libertad y por sentencia con inhabilitación de los derechos
políticos.
913
En igual sentido e! artículo 156 referido a los requisitos para ser miembro de! Consejo
Nacional de la Magistratura, los que no se exigen como es lógico a los dos miembros elegidos
entre los demás colegios profesionales del país.
b) En respeto al principio de igualdad y de no discriminación, no debe exigirse a
los magistrados de carrera el curso de ascenso en la Academia de la
Magistratura, pues resulta irrazonable que postulantes ajenos al Poder Judicial
accedan al más alto cargo sin llevar un curso y por el contrario al juez de
carrera se le exija.
En este sentido estamos de acuerdo con la propuesta efectuada por la
Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional del Perú 914. La
labor de la Academia estará orientada a reforzar la formación de quienes ya
han sido seleccionados como magistrados y a su perfeccionamiento constante,
considerando que no debe invertirse en la formación de discentes, que quizás
nunca accedan a la carrera judicial.
DOCTRINA
914
MINISTERIO DE JUSTICIA. Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional
del Pero. Lima, 2001, p. 68.
Proceso contencioso administrativo
Artículo 148
CONCORDANCIAS:
915
Artículo 3 de la Ley del Proceso Contencioso Administrativo N° 27584.- Exclusividad del
proceso contencioso administrativo.- Las actuaciones de la administración pública solo pueden
ser impugnadas en el proceso contencioso administrativo, salvo los casos en que se puedan
recurrir a los procesos constitucionales
contencioso administrativo los particulares afectados pueden cuestionar todo
tipo de actuaciones administrativas por cualquier motivo de contrariedad al
derecho, enjuiciando tanto la inconstitucionalidad como la ilegalidad de las
actuaciones administrativas impugnadas, y asimismo demandar el
reconocimiento de derechos incluso de origen legal y no solo constitucional; (ii)
A diferencia de los procesos constitucionales para la tutela de los derechos
fundamentales que son remedios extraordinarios para la protección inmediata o
de urgencia de los citados derechos amenazados o vulnerados, sometidos a
plazos de tramitación muy breves y carentes de etapa probatoria, el proceso
contencioso administrativo es un proceso ordinario, específico y preferente
para el control jurídico de las decisiones administrativas, en cuyo trámite las
partes pueden actuar con amplitud los medios probatorios; (iii) Mientras que en
los procesos constitucionales cabe la posibilidad que los demandantes puedan
acudir en último grado ante el Tribunal Constitucional en caso el Poder Judicial
no estime sus demandas, el proceso contencioso administrativo se tramita
exclusivamente ante las instancias del Poder Judicial;
(iv) Finalmente, conforme al penúltimo párrafo del artículo 200 de la
Constitución, se ha establecido una reserva a ley orgánica para la regulación
del trámite de los procesos constitucionales, requisito formal que no se aplica
para el proceso contencioso administrativo que puede ser objeto de regulación
por una ley ordinaria.
916
He trabajado el tema en: El proceso contencioso administrativo en el Perú. En: "Derecho
Procesal". 11 Congreso Internacional. Universidad de Lima. Fondo de Desarrollo Editorial.
Lima, 2002, p. 350.
También se puede leer en: www.biddingcom brlev ibero/articulos html.
proceso contencioso administrativo, cabe tener presente que la consagración
constitucional del citado proceso en nuestra opinión tiene dos efectos: (i) El
proceso contencioso administrativo no está concebido exclusivamente como un
"proceso al acto", que restringe las potestades de los jueces a solo determinar
la validez o no del acto impugnado, como si se tratase de una segunda
instancia simplemente revisora del procedimiento tramitado en sede
administrativa, porque en concordancia con el derecho a la tutela jurisdiccional
consagrado por el numeral 3) del artículo 139 de la Constitución y los tratados
internacionales de los que el Perú es parte, lo correcto es que el contencioso
administrativo se configure como un proceso que tiene por objeto no solo la
declaración judicial de invalidez de las actuaciones administrativas contrarias al
ordenamiento jurídico, sino también el restablecimiento para el particular de las
situaciones ilegítimamente perturbadas por la administración pública, por lo que
el verdadero objeto del proceso es lo que el demandante pretende ante los
tribunales ("la pretensión''), yel papel del acto administrativo impugnable (las
denominadas "resoluciones'') se reduce a un mero presupuesto de
procedibilidad, no pudiendo condicionar este último el alcance de las
potestades judiciales; (ii) El control a través del proceso contencioso
administrativo debe implicar la plena justiciabilidad del universo de las
actuaciones de la administración pública, y no solo de los actos administrativos
expresos, por lo cual debe incluir a la inercia o el comportamiento omisivo de la
administración cuando constituya violación de un deber legal, y las meras
actuaciones materiales o actividades de ejecución de las entidades
administrativas sin estar precedidas de un acto administrativo que le sirva de
cobertura.
917
He analizado los conceptos "causar estado" y "agotar la vía administrativa" como sinónimos
en: Las resoluciones que ponen fin al procedimiento administrativo. Las llamadas resoluciones
que causan estado. En: "Ius et veritas" N° 16, Lima, 1988, p. 151 L en la "Revista de la
Academia de la Magistratura". N° 1, Lima, 1998, p. 209. También en: El proceso contencioso
administrativo en materia tributaria. En: "Themis" N° 41, Lima, 2000
nuestro ordenamiento jurídico ha sido dictada para regular específicamente el
proceso contencioso administrativo918.
La nueva ley establece el plazo de tres meses como regla general para
interponer la demanda. En los procedimientos administrativos en que media
silencio administrativo u otras formas de inactividad formal de la administración
pública, el plazo que tiene el interesado para formular la demanda es de seis
meses, contados a partir de la fecha en que vence el plazo establecido para
que la administración se pronuncie (artículo 17).
920
Sobre el tema: MORÓN URBINA, Juan- Carlos. El proceso de lesividad; el contencioso
promovido por /o Administración. En: "Proceso & Justicia". Revista de Derecho Procesal.
Editada por la asociación civil Taller de Derecho N° 3, Lima, pp. 30 Y ss
legal respecto del agotamiento de la vía, los respectivos órganos
jurisdiccionales deben guiarse por el principio de favorecimiento del proceso
(artículos 18, e inciso 3 del 2).
DOCTRINA
Artículo 149
CONCORDANCIAS:
Todo este proceso se agrava -siguiendo a Hurtado Pozo 923 cuando el Estado
receptor no divulga la ideología y las concepciones jurídicas consagradas en
ese derecho, ni organiza la infraestructura mínima para su aplicación.
Vale reiterar que no todos los casos sometidos a la justicia no formal, o popular,
se resuelven conforme a la costumbre. No todo derecho extra-legal es derecho
consuetudinario. De hecho, tampoco existe "un" derecho consuetudinario
peruano, sino varios, lo que se corresponde con nuestra naturaleza
pluricultural.
921
MIRO QUESADA DE LA GUERRA, asear (RACSO). La nacionalización del Derecho y la
extensión universitaria. En: "Ius et Praxis", Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias
Políticas de la Universidad de Lima, Lima, 1984, p. 127.
922
GARCÍA SAYÁN, Diego (editor). Derechos humanos y servicios legales en el campo.
Comisión Andina de Juristas-Comisión Internacional de Juristas. Lima, 1987, p. 10.
923
HURTADO POZO, José. La Iey importada: recepción del Derecho Penal en el PerlÍ. Centro
de Estudios Derecho y Sociedad. Lima, 1979.
924
CÁRDENAS KRENZ, A. Ronald. La costumbre como fuente del Derecho Civil peruano,
conflicto entre Iry y realidad social Tesis de Bachiller en Derecho y Ciencias Políticas,
Universidad de Lima, Lima, 1990, p. 223
Pluralidad de expresiones (en función de nuestra diversidad cultural, étnica y
racial).
Dinamismo925.
Racionalidad propia.
Las comunidades campesinas se rigen por su propio derecho por cuanto este
obedece a una cosmovisión muy distinta y completamente ajena, y sus normas
resultan inaplicables o insuficientes en el contexto local. Empero, esto no debe
tomarse en forma absoluta.
Las propias comunidades apelan a veces al derecho oficial por cuanto este
penetra entre los campesinos con distinta intensidad, por decisión voluntaria de
una o ambas partes en conflicto, por cuanto se trata de problemas con otras
comunidades o individuos foráneos, o cuando las cuestiones son tan graves
925
Ambía constata en la comunidad de Amaru: "cuando hablamos de Derecho
Consuetudinario, no siempre resulta exacto pensar en un consuetudinarismo inmemorial. No.
Una concepción de esta naturaleza es errada, puesto que las normas que rigen la conducta de
los hombres en determinado núcleo humano nacen justamente respondiendo a sus intereses
para luego ser observados mayoritariarnente, o que después de haber cumplido su misión
dejan de ser eficaces (...) Es decir, pueden desaparecer después de un periodo de tiempo en
que dejan sentir su fuerza. Y eso ¿por qué?
Debido a que las costumbres son manifestaciones dinámicas del contexto cultural de una
sociedad y que andan a tono con el desarrollo humano" (AMBÍA, Abel. El ayllu en el Perú actual
Pukara, Lima, 1989, p.69).
926
GÓMEZ, Magdalena. La defensoría jurídica de presos indígenas. En: STA VENHAGEN,
Rodolfo. "Entre la ley y la costumbre. El Derecho consuetudinario indígena en América Latina".
Instituto Indigenista de Derechos Humanos. Instituto Interamericano de Derechos Humanos.
México D.F., 1990, p. 380
927
WRAY, Alberto. Derecho, costumbre y comunidad En: GARCÍA SAYÁN, Diego (editor). Ob.
cit., p.220.
que las autoridades locales deciden transferidas a instancias estatales 928. A ello
puede agregarse, en general, todas aquellas situaciones en que los
mecanismos locales no son suficientes. Existe;
en estos términos, lo que Sierra929 llama una multifuncionalidad de la ley para
dar cuenta de un fenómeno en donde "la apropiación legal de lo positivo
funciona para ejecutar, amenazar, legitimar, pero también para sancionar y
establecer límites".
Es de notar que cuando los campesinos tienen cierto conocimiento del derecho
oficial, este es manejado como un recurso y las autoridades comunales apelan
a él para respaldar o hacer prevalecer sus atribuciones y decisiones al interior
de la comunidad930.
928
BRANDT, Hans JÜtgen. Justicia popular: nativos campesinos. Centro de Investigaciones
Judiciales de la Corte Suprema de Justicia de la República. Lima, 1987, p. 136
929
SIERRA, María Teresa. Lenguaje y prácticas jurídicas indígenas. En: STAVENHAGEN,
Rodolfo. Ob. cit., p. 254.
930
BRANDT, Hans Jürgen. Ob. cit., p.162
931
GAMARRA HURTADO, Rubén. Funcionamiento del sistema legal y de la administración de
justicia en las zonas rurales de Bolivia. En: GARCÍA SAYÁN, Diego (editor). Ob. cit., p.110
932
El padrinazgo constituye un concepto por analizar muy interesante. En las comunidades que
aparentemente es general), el significado de ser padrino es inclusive mayor que el de ser
hermano, lo que se explica, en pocas palabras, en que la condición de padrino es un
compromiso que uno asume por voluntad propia, no por cuestión natural como ocurre con los
lazos de parentesco; por ello, en caso del fallecimiento de los padres;" la responsabilidad por
los hijos debe ser asumida por los padrinos
933
Sobre el tema, véase la investigación realizada por el historiador TAMAYO HERRERA, José
titulada La muerte en Lima.
naturaleza; por ello, cuando se falta a los padres, se está atentando contra el
orden natural y, consecuentemente, el castigo de la naturaleza afecta a toda la
comunidad934. En esta perspectiva, el adulterio se castiga no solo porque
compromete a la sociedad sino a toda la naturaleza; por eso, se chicotea al
adúltero no solo para restablecer el equilibrio social sino también cósmico 935.
Sin embargo, cabe advertir con Modesto Gálvez 940, a nivel de nuestras
comunidades campesinas, cierta amenaza contra el sentido de la reciprocidad,
motivada por la ocurrencia de nuevos procesos locales: parcelación, difusión
de relaciones monetario-mercantiles, cuestiones demográficas, la expansión de
la economía en general, el desarrollo de las telecomunicaciones, la acción del
Estado, la actividad política, la reforma agraria, la reducción del espacio
comunal, el servicio militar, etc., junto a distintas formas de agresión cultural. La
comunidad -anota Elmer Arce-941, ha asimilado, aunque no totalmente, una
serie de valores "externos", readecuando algunos y aceptando otros, acaso
como una estrategia de resistencia pasiva.
934
GÁLVEZ, Modesto. El Derecho en el campesinado andino del Perú En: GARCÍA SAYÁN,
Diego. (editor). Ob. cit., p. 237
935
RUBIO CORREA, Marcial. Costumbres y usos en el Código Civil En: "Revista del Foro", N°
1, Año Lxxv. Colegio de Abogados de Lima, Lima, 1988, p. 289
936
Ibídem, p. 165
937
PLAZA, Odando y FRAN CKE, Marf¡J. Formas de dominio, economía y comunidades
campesinas. Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo (DESCO), Lima, 1981, p. 82
938
TAMAYO FLORES, Ana María. Derecho en los andes. Un estudio de antropología-jurídica.
Cepar. Lima, 1992, p. 48.
939
Sobre el tema de la reciprocidad, estimamos -con cargo a una posterior investigación- que el
concepto se corresponde perfectamente con el de simetría que viene desarrollando Francisco
Miró Quesada Cantuarias a nivel filosófico como categoría fundamentalmente importante para
el entendimiento de la ciencia y del hombre
940
GÁLVEZ, Modesto. Ob. cit., pp. 238-239
941
ARCE, Elmer. Comunidad campesina: antigua nueva imagen. En: "Socialismo y
Participación". N° 28
Cajamarca, aunque fueron creándose en diversas regiones del país,
especialmente de la sierra.
Sus tareas, que se han ido ampliando con el transcurso del tiempo, están
referidas a diversos aspectos del desarrollo local, entre ellos administrar
justicia, resolviendo casos sobre abigeato pero también otro tipos de problemas
entre los pobladores (familia, tierras, incumplimiento de contratos, etc.),
gozando de una mayor autoridad y respeto que las autoridades estatales. El
derecho que aplican se basa en las normas locales, la tradición, etc.
En cuanto a las Comunidades Nativas, cuyos grupos más grandes serían los
campas, los aguar unas y los cocamillas, existiendo un total de 63 grupos
étnicos, en ellas también, y a veces hasta en forma más dramática, resulta
evidente la ineficacia, insuficiencia y hasta muchas veces desconocimiento del
derecho oficial: ocupan tierras del Estado sin tener título alguno y la transfieren
según sus propios procedimiento s, cazan y pescan sin licencia, tienen su
propia normativa familiar y sucesoria, etc.
Existe en estas comunidades, por cierto, la idea de Derecho, de modo que sus
normas no consuetudinarias no son cumplidas por inercia sino concientemente.
Como dice John Tuggy942, no es cierto que los grupos indígenas vivan en
anarquía -sin ley, sin justicia, viviendo y muriendo a su capricho-. Tienen ley,
tienen justicia, solo que sus leyes y sus costumbres son distintas a las
nuestras.
942
TUGGY, John. Justicia tribal entre los Candoshi (páginas sueltas). En: "Revista Peruana de
Historia del Derecho y Ciencias Sociales", 1957, p.16.
943
BRANDT, Hans Jürgen. Ob. cit., p. 47
tradicional y otra que usa los principios y criterios de la sociedad nacional-como
señala Ochoa944, ambos interactúan entre sí o se separan radicalmente.
Por último, es importante precisar que el artículo 149 limita la aplicación del
derecho consuetudinario a que no violen los derechos fundametales de las
personas, poniendo un límite a la aplicación de dicho derecho. Sin embargo,
aun cuando la norma debe considerarse como otro limitante a la propia
Constitución del Estado, dada la naturaleza de la misma, constituye una
delicada responsabilidad de la jurisprudencia determinar los límites efectivos de
hasta donde puede llegar la aplicación del derecho consuetudinario.
DOCTRINA
944
OCHOA, Nancy. Apuntes sobre la noción de justicia entre MS Ch'!Yahllita. En: Varios
autores. "Comunidades campesinas y nativas en el nuevo contexto nacional". Lima, CAAAP-
SER, 1993, p. 200.
Lima, 1984; OCHOA, Nancy. Apuntes sobre la noción de justicia entre los
Chayahuita. En:
Varios autores. "Comunidades campesinas y nativas en el nuevo contexto
nacional". CAAAP-SER, Lima, 1993; PLAZA, OrIando y FRANCKE, Marfil.
Formas de dominio, economía y comunidades campesinas. Centro de Estudios
y Promoción del Desarrollo (DESCO), Lima, 1981; RUBIO CORREA, Marcial.
Costumbres y usos en el Código Civil. En: "Revista del Foro", N° 1, Año LXXV,
Colegio de Abogados de Lima, 1988; SIERRA, Maria Teresa. Lenguaje y
prácticas jurídicas indígenas. En: STA VENHAGEN, Rodolfo. "Entre la ley y la
costumbre. El Derecho consuetudinario indígena en América Latina". Instituto
Indigenista de Derechos Humanos, México, 1990; TAMAYO FLORES, Ana
María. Derecho en los Andes. Un estudio de antropología jurídica; TUGGY,
John. Justicia tribal entre los Candoshi (Páginas sueltas). Revista Peruana de
Historia del Derecho y Ciencias Sociales, 1957; WRAY, Alberto. Derecho,
costumbre y comunidad., En: GARCIA SAYAN, Diego (editor) "Derechos
humanos y servicios legales en el campo".
Comisión Andina de Juristas - Comisión Internacional de Juristas, Lima, 1987.
CAPÍTULO IX
Artículo 150
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 31, 39, 91 ine. 2), 99,139 inc. 17), 142, 154a 157, 158, 182, 183, 201;
L.O.P.J.: arts. 17, 180 al 183;
L.O.M.P.: arto 48;
Ley 26397;
C.A.D.H.: arto 23. Le;
D.U.D.H.: arto 21.2;
P.I.D.C.P.: arto 25.e
1. Introducción
Es interesante la precisión que nos hace en ese sentido el profesor Peña: "(...)
la carrera judicial y el sistema de nombramientos que lleva asociado esa misma
carrera, es una cuestión que depende estrictamente del lugar que asignemos a
los jueces al interior del sistema político y legal. La carrera judicial, pues, no es
una cuestión jurídica y políticamente inocente que pueda ser resuelta con
ánimo desaprensivo (. . .) La carrera judicial expresa o trasunta el lugar que
asignamos a los jueces al interior del Estado. Así, por ejemplo, la inexistencia
de una carrera judicial-o sea, la inexistencia de reglas claras referidas a la
selección y promoción de sus miembros- favorece que los jueces queden
entregados a los caprichos del poder; que sea, como lo muestran la
experiencia de países latinoamericanos, un instrumento de poder y no, como
debiera ocurrir, un límite de ese poder" 946.
Cuando hablamos de carrera judicial, ¿de que hablamos? Podemos decir con
Rico y Salas que "[s]egún algunos autores, las principales características que
definen una carrera judicial son: mecanismos de selección y nombramiento de
945
GONZÁLEZ, Gorla. La carrera judicial en el Perú: estudio analítico y comparativo. En:
"Pensamiento Constitucional". N° 8, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2002, p.
332.
946
PEÑA GONZÁLEZ, Carlos. Sobre la carrera Judicial y el sistema de nombramientos. En:
Academia de la Magistratura/Revista, N° 1, Lima, enero, 1998, p. 10
los nuevos jueces, el sistema de destino y ascensos y un régimen de
retribución económica. A estos rasgos conviene añadir una formación
especializada del personal y la existencia de normas deontológicas sobre la
profesión"947.
950
Encontramos interesantes aproximaciones históricas en GARCÍA TOMA, Víctor. Análisis
sistemático de la Constitución peruana de 1993. Universidad de Lima, Lima, 1998, pp. 420 Y
ss. RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la Constitución Política de 1993. Tomo 5, Pontificia
Universidad Católica del Perú, Lima, 1999, p. 222. GONZÁLES, Gorla. Ob. cit, P. 305.
creciente critica social y académica identificó en este sistema una de las
causas más importantes de la politización del Poder Judicial y de su falta de
independencia frente al poder político, no importando la diferencia de gobiernos
civiles o militares951. Con ella vino el reclamo de la instauración de sistemas que
garantizaran la idoneidad profesional de los jueces y que dejaran de lado la
elección por preferencias políticas.
951
"El control político sobre los jueces se ejerce a través de los mecanismos de nombramiento,
ascenso y destitución. Esto explica por qué quienes detentan el poder político se han reservado
siempre tales atribuciones, para ser ejercidas de modo directo o indirecto. Nuestra historia
constitucional da cuenta de cómo se ha plasmado el control sobre los jueces, como una
constante que ha regido al país en 160 años de vida republicana. Basadre ha examinado con
atención esa constante constitucional", P ÁSARA, Luis. Jueces, justicia y poder en el Perno
Cedys, Lima, 1982, p. 103.
952
GARCÍA BELAUNDE, Domingo. El Poder Judicial en la encrucijada. Ara Editores, Lima,
2004; pp. 55-56.
953
ZOLEZZI, Lorenzo. El Consejo Nacional de la Magistratura. En: Revista "Derecho PUCP". N°
49, 1995, p. 126, recuerda que "desde la creación del Consejo, hasta 1976, el Ejecutivo
nombró siempre a los magistrados propuestos por aquél, pero en noviembre de 1976 se
produjo una primera discrepancia. Un vocal supremo elegido por el Consejo no fue nombrado
por el gobierno y en su lugar se nombró a uno que no había concursado". Zolezzí cita el trabajo
de un ex miembro del CN], quien afirma: "Este incalificable atropello que motivó la renuncia del
presidente y vicepresidente del Consejo ha puesto en evidencia la necesidad de que no solo la
elección, sino también el nombramiento, deba recaer exclusivamente en el organismo
especializado creado por la ley para estos efectos" (DELGADO BARRETO, César. Consejo
Nacional de la Magistratura. En: Revista "Derecho PUCP", N° 35,1981, p. 55).
954
El mismo Zolezzi afirma: "Si bien es cierto que el gobierno podía asegurar un control del
Poder Judicial con este sistema, es necesario aclarar que los integrantes del consejo, y en
particular sus presidentes, fueron reputados juristas que siguieron concitando respeto
intelectual y popular después de instaurada la democracia en 1980" (ZOLEZZI, Lorenzo. Ob.
cit., p. 125).
principio respetó la independencia de los nombramientos, luego se vio afectado
por la interferencia del Ejecutivo.
955
"Siendo la función judicial una actividad inherente al ejercicio del poder soberano del pueblo,
debe este, en todo caso, ser el origen primario de los nombramientos judiciales. De allí que
para la elección de los vocales de la Corte Suprema, la ponencia proponga la intervención
conjunta de los poderes legislativo y ejecutivo (...) Lo importante es que los magistrados de la
Corte Suprema reciban su investidura de los representantes del pueblo (.. .). Se afirma que la
intervención de los poderes políticos tiñe la elección de los magistrados de posiciones
partidistas. Es posible, pero inevitable."(ASAMBLEA CONSTITUYENTE. Diario de Debates de
la Comisión Principal de la Asamblea Constituyente de 1978. Tomo Il, Anexos y Ponencias, p.
169).
La Constitución de 1979, a pesar de su indudable legitimidad, rigió en una
década de profunda crisis social, económica y política, que conllevó una crisis
de gobernabilidad en un contexto de violencia. En ella la ya grave situación del
sistema de administración de justicia se ahondó extremadamente. La
desconfianza ciudadana alcanzó índices enormes. En lo referente a los
nombramientos judiciales, al final de los 80 se consolidó una severa crítica
sobre la politización de los mismos y la opinión pública volvió sus ojos críticos,
nuevamente hacia un sistema que mantenía en los políticos la designación de
los jueces. Dentro de la judicatura se fue consolidando un grupo crítico que,
entre otros aspectos, puso en relieve la perniciosa influencia del poder político
en el ejercicio de la función jurisdiccional 956.
Este Anteproyecto puso pues en debate una propuesta para que la selección y
nombramiento de jueces y fiscales sea hecha por el propio CNM. No habría
intervención de los poderes políticos ni en la conformación del CNM, ni en el
nombramiento. Esta propuesta mereció el apoyo del Colegio de Abogados de
Lima y de amplios sectores de opinión.
956
Carlos Ernesto Giusti, un juez paradigmático, afirmaba al responder una entrevista: "Existe,
pues, una forma de nombramiento que permite controlar al magistrado. Y como se trata de una
decisión política, el político de turno tratará de designar como magistrado a aquel que le
merezca confianza". Asimismo señalaba: "Mientras sepan que su futuro como magistrados, que
sus eventuales nombramientos o promociones dependen del político de turno (quien puede
ejercer contra ellos algún tipo de venganza a la hora de hacer alguna designación), las cosas
seguirán igual" (Los políticos quieren controlar el Poder Judicial, entrevista a Carlos Ernesto
Giusti Acuña, Vocal Titular de la Corte Superior de Justicia de Lima. En: "Justicia". N° 3, Lima,
agosto de 1990, p. 28)
957
El referido Anteproyecto, así como la Exposición de Motivos ha sido publicado por GARCÍA
BELAUNDE, Domingo en: El Poder Judicial en la encrucijada. Ob. cit., pp. 85 Y ss.
No obstante, una revisión del debate constitucional nos permite apreciar las
hondas cavilaciones de los constituyentes en esta materia. Una sucesión de
propuestas y reconsideraciones muestran un arduo debate entre un sistema
como el que finalmente triunfó: un órgano técnico selecciona y nombra; y por
otro lado, amparados en la construcción teórica antes señalada, la propuesta
de mantener, con variantes, el esquema de 1979: el CNM evalúa y selecciona,
pero los poderes políticos nombran. El debate muestra no solo la resistencia de
algunos sectores a aceptar un sistema sin intervención de los poderes políticos,
sino el enorme peso que tuvo en ese momento una opinión pública adversa a
un sistema (como el vigente desde 1979) que más allá de su consistencia
teórica, había demostrado en la práctica su inconveniencia para alcanzar
estándares razonables de independencia en los nombramientos judiciales y
que, además, reclamaba el renunciamiento de los políticos a intervenir en el
Poder Judicial958.
961
GARCÍA TOMA, Víctor. Ob. cit., p. 427
962
"Artículo 166.- El Consejo Nacional de la Magistratura y los Consejos Distritales se encargan
de la selección, el nombramiento y el ascenso de los jueces, salvo los que provengan de la
elección popular.
El Consejo Nacional de la Magistratura es independiente y se rige por su ley
orgánica"(CONGRESO CONSTITUYENTE DEMOCRÁTICO. Diario de los Debates. Debate
Constitucional Pleno 1993, Publicación oficial. Tomo 11, Lima, p. 1330).
963
Ibídem, p. 1715
964
Intervención del congresista Carlos Torres y Torres Lara, Presidente de la Comisión de
Constitución y de Reglamento. Ibídem, Tomo III, p. 2362.
la Comisión Especial para la Reforma Integral de la Administración de Justicia
(CERIAJUS) son un buen punto de partida965.
DOCTRINA
965
CERIAJUS. Plan nacional para la reforma integral de la administración de justicia, pp. 396 Y
ss.
Artículo 151
Academia de la Magistratura
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 138,150, 154y 158;
L.O.P.J.: arts. 82 inc. 23),177 inc. 9), 178, 179, 182 inc. 4);
L.O.C.N.M.: arto 22 inc. c);
Ley 26335;
Ley 26379: arts. 1 al 3;
R. 22-2001-AMAGCD;
P.I.D.E.S.C.: arto 13.1
967
"La necesidad de una profesionalización especifica en la administración de justicia parte;
primero, de reconocer las limitaciones de la formación universitaria; segundo, de admitir que la
función de juez o fiscal requiere de destrezas que pueden ser enseñadas y deben ser
estudiadas; tercero, de no olvidar que e! mundo jurídico está en constante movimiento (...);
cuarto, de tener la convicción de que la única forma de tener un Poder Judicial fuerte y
No obstante la bondad del propósito constitucional, el texto del artículo 151
suscita algunas dudas que es preciso tratar. Una primera se refiere al propósito
de la Academia. ¿Se trata de una institución que capacita a candidatos o
aspirantes a jueces y fiscales o que sirve para la capacitación, actualización y
especialización de quienes están ya en el servicio judicial? Ubiquemos la
norma constitucional en sus antecedentes.
En realidad, se trata de un viejo debate entre quienes consideran que ante las
deficiencias de la formación universitaria es necesario establecer una
capacitación previa al ingreso a la judicatura y entre quienes consideran que un
centro de capacitación judicial debe ser para perfeccionar y actualizar a
quienes ya son jueces, dotándolos además un ámbito de reflexión y revisión
permanente de su quehacer.
La idea que primó en todos los casos citados fue brindar capacitación a
quienes estaban ya en ejercicio de funciones.
formar y capacitar con la finalidad de seleccionar, y el texto está al revés (...) hay que
resolverlo" (romo V, p. 2919).
972
EGUIGUREN, Francisco José (coordinador) y otros. Gobierno y administración del Poder
Judicial, organización de la función jurisdiccional y sistema de camra judicial. Pontificia
Universidad Católica del Perú. Lima, 2002, p. 226.
973
"En este contexto, la existencia de un cuadro de méritos o escalafón de antigüedad pierde
importancia al dejar de tener incidencia en el cuadro de promoción. Un sistema que no cuenta
con mecanismos de promoción interna que coexistan con la posibilidad de ingresar a la carrera
judicial por cualquiera de sus niveles, no puede ser definido como carrera judicial porque
carece de uno de sus elementos estructurales" (EGUIGUREN, Francisco José y otros. Ob. cit.,
p. 266).
974
La Ley N° 27368 de 7 de noviembre de 2000, establece que los magistrados titulares que
postulen al grado inmediantemente superior, previo el cumplimiento del programa de formación
correspondiente, tendrán una bonificación del 10% del total de puntaje obtenido en el concurso
Judicial(IO). Además, en los hechos, la ley orgánica le confirió autonomía
académica, económica, administrativa y de gobierno, constituyéndose un pliego
presupuestal independiente.
En esa línea se ha propuesto que la Academia pase a formar parte del
CNM(I1), o que se establezca como un organismo autónomo(I2).
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
En el excelente trabajo que citamos de David Lovatón -quizás uno de los más
completos sobre la materia- se destaca de la revisión histórica de la justicia de
paz que "desde el inicio ha sido considerada como parte -al menos
formalmente- de la estructura del poder judicial, y que siempre ha mantenido
esa condición de autoridad pública en la solución de conflictos" 976.
En el área civil el juez de paz conoce los procesos de mínima cuantía; esto
significa que conocen los conflictos de sectores sociales de bajos ingresos. En
el área penal, procesan faltas. ''Las estadísticas muestran que el tipo de
conflicto que ingresa a los jugados cambia con el desarrollo socioeconómico
del lugar. Un ejemplo referido a los vínculos sociales y el juez de paz son las
controversias entre familiares: en la economía campesina la familia constituye
la unidad de producción y de consumo, lo que determina que un conflicto de
pareja o entre familiares fácilmente pueda amenazar la existencia y
supervivencia de la familia. Esto hace más importante el buscarle una pronta
solución"981.
980
VlILAVICENCIO, Alfredo (coordinador). Manual del sistema de justicia peruano. Justicia Viva,
Lima, 2003, pp. 71 Y ss
981
BRANDT, Hans-Jürgen. La justicia de paz en el Perú. En: "La justicia de paz en debate". IDL.
Lima, 1999, p. 17
sencillo y claro982 que, entre otras cosas dé debido desarrollo al artículo
constitucional comentado.
De acuerdo a la Ley Orgánica del Poder Judicial (artículo 69), el juez de paz
era designado por la Corte Superior respectiva, teniendo en cuenta las
propuestas de las organizaciones y autoridades del lugar. La práctica hizo que
en la mayor parte de los casos, las propuestas fueran hechas en asamblea. Si
bien el procedimiento permitía designaciones "a dedo" de personas vinculadas
a las autoridades judiciales, generalmente las propuestas eran respetadas.
982
LOVATÓN PALACIOS, David. Ob. cit., pp. 21-22.
983
Diario oficial El Peruano de 18 de febrero de 1993, p. A-6
984
CONGRESO CONSTITUYENTE DEMOCRÁTICO. Diario de MS debates. Debate
Constitucional 1993. Tomo III,Lima, pp. 1593 Y ss
realizaron muchas elecciones desde el año 1999 siguiendo el procedimiento
dispuesto que, no obstante, recogía la práctica democrática de elección directa
de los pobladores en asamblea.
Wilfredo Ardito ha criticado con agudeza en diversos artículos esta norma, que
supone, entre otras cosas, debido a que la jurisdicción de los jueces de paz no
coincide normalmente con los distritos, que se realice una demarcación previa
y el empadronamiento de diez millones de personas, con un costo económico
elevadísimo.
"Un poblado de Aymaraes puede organizar una elección de juez de paz en
pocas horas. La ONPE requiere de seis meses de anticipación. Además, deben
participar el JNE, el RENIEC, las Fuerzas Armadas y Policiales. La tranquila
asamblea de un caserío sería invadida por un cúmulo de funcionarios que
muchas veces ni siquiera podrían comunicarse con la población. ¿Acaso se
necesita capacitación, fiscalización o custodia militar en estas elecciones?",
para continuar luego expresando, "es que la naturaleza misma de la justicia de
paz implica la elección directa, para permitir el control permanente del juez por
su comunidad. Por todo ello, ¿no es necesario modificar la Ley N° 27539 Y
devolver a la población su derecho a elegir directamente, y cuanto antes mejor,
a sus jueces de paz?"985.
985
ARD ITO VEGA, Wilfredo. Entre la tinta indeleble y la justicia de paz. En: "Justicia Viva",
Boletín N° 36, Lima, 2003
986
FARFÁN MARTÍNEZ, George. Urgencia de una nueva ~ de Elecciones de Jueces de Pa~
En: "Justicia Viva", N° 148, Lima, p. 2.
Resulta pues urgente la promulgación de una ley de elecciones de jueces de
paz que tome en cuenta la realidad de donde deben efectuarse las elecciones.
Una vez más, el transplante de procesos y concepciones formales chocan con
la realidad social. De nada servirá el sano propósito de la norma constitucional
si, en los hechos, el desarrollo legislativo la distorsiona por falta de información
adecuada.
Por otro lado, nos preocupó y nos preocupa las ligazones que el candidato a
juez requeriría con los partidos políticos 988 o quienes puedan brindar apoyo
económico a sus campañas. En un país como el nuestro que afronta problemas
de organizaciones criminales que llegaron a penetrar el aparato del Estado,
esta preocupación resulta algo más que teórica.
987
DE BELAUNDE L. de R., Javier. Elección popular tú jueces. En: "La Constitución de 1993.
Análisis y comentarios". Comisión Andina de Juristas. Lima, 1994, pp. 214 Y ss.
988
(14) "(...) como bien lo ha sostenido el Tribunal Constitucional español "la lógica de Estado de
partidos empuja a mantener al margen de la lucha de partidos ciertos ámbitos de poder, y entre
ellos, y señaladamente, el Poder Judicial" (LOVATÓN PALACIOS, David. Ob. cit., p. 23).
Se suele citar por quienes son partidarios de generalizar el sistema de elección
popular, el ejemplo de los Estados Unidos de América, sin advertir que en
muchos de los estados donde rige este sistema, existen severos
cuestionamientos al mismo, basados principalmente en la dependencia con
grupos de poder económico que generan las campañas electorales.
DOCTRINA
Artículo 153
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 inc. 17, 28, 42, 169;
L.O.P.].: arto 199;
C.A.D.H.: arto 16.3;
D.D.D.H.: arto 20;
P.I.D.C.P.: arto 22.2;
P.I.D.E.S.C.: arto 8.2; Convenio 151 OIT: arts. 1 y 9.
990
Respecto de los fiscales, tal prohibición provendría de una disposición infraconstitucional
(artículo 20 inciso i) del Decreto Legislativo N° 052 - Ley Orgánica del Ministerio Público) antes
que de la misma Carta de 1979, toda vez que el artículo 251 -en su segundo y tercer párrafos-
establecía que "los miembros del Ministerio Público tienen las mismas prerrogativas que los
integrantes del Poder Judicial en sus respectivas categorías. ('00) Les afectan las mismas
incompatibilidades (u.)". Y no cabe asimilar el concepto prohibición a que se refiere el artículo
243, al término incompatibilidad contemplado en el artículo 251, en tanto que su contenido es
diverso. Además, la regulación de las incompatibilidades establecidas por la Constitución de
1979 a los jueces se regulaba en el primer párrafo del artículo 243, de forma independiente a
las prohibiciones, distinguiéndose claramente ambos conceptos, con lo cual no puede
postularse que cuando se alude a las incompatibilidades señaladas para los fiscales se está
refiriendo implícitamente a las prohibiciones establecidas a los Jueces.
Artículo 127 de la Constitución del Reino de España.
"1. Los jueces y magistrados así como los fiscales, mientras se hallen en activo, no podrán
desempeñar otros cargos públicos, ni pertenecer a partidos políticos o sindicatos. La ley
establecerá el sistema y modalidades de asociación profesional de los jueces, magistrados y
fiscales".
991
Aun cuando la norma bajo comentario alude únicamente a la sindicación y a la huelga,
debemos entender que dentro del derecho a la sindicación está igualmente comprendido el
ejercicio de la negociación colectiva. Además, resultaría absolutamente incomprensible
reconocer a jueces y fiscales el derecho a negociar colectivamente, pero prohibiéndoles
paralelamente los derechos a la sindicación y a la huelga
1993992. Igualmente, estos colectivos están impedidos de ejercer sus derechos
políticos a través de organizaciones políticas como partidos, movimientos o
alianzas, tal como se le reconoce a todos los ciudadanos en el artículo 35 de la
Constitución.
Además, cabe apreciar que el Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial contempla el derecho de libre asociación de los magistrados,
admitiendo la posibilidad de constitución de asociaciones a efectos de
desarrollar sus actividades, conforme a las normas establecidas en el Código
Civil y reguladas según sus disposiciones estatutarias (artículo 199).
996
OJEDA AVILÉS, Antonio. Derecho SindicaL 4a edición, Tecnos, 1988, p. 374
997
RUIZ ELDREDGE, Alberto citado en BERNALES BALLESTEROS, Enrique y RUBIO
CORREA, Marcial. Constitución y sociedad política. Mesa Redonda Editores, Lima, 1983, p.
178
998
Como se ha señalado precedentemente, el artículo 127.1 de la Constitución española, que
es fuente de la norma constitucional bajo comentario, establece que "la ley establecerá el
sistema y modalidades de asociación profesional de los jueces, magistrados y fiscales".
En un contexto de creciente desconfianza de los justiciables hacia la
magistratura dentro de un escenario de paulatina crisis del mismo Estado,
evidenciada la puesta en peligro de la independencia del Poder Judicial frente
al Poder Ejecutivo, degradadas las condiciones materiales y los medios
puestos a su disposición, de forma tal que se ha configurado un servicio público
prácticamente desmantelado, el asociacionismo judicial encuentra su caldo de
cultivo, dotándose de un contenido reformista, como canalizador y dinamizador
de las medidas que hagan posible la superación de la crisis de los aparatos de
justicia.
999
Recuérdese las diferentes oportunidades en las que los jueces han realizado huelgas
blancas, huelgas a la japonesa o se han declarado en sesión permanente. En el caso de los
fiscales, la situación es similar. Basta traer a colación la huelga blanca que estos efectuaron en
el verano de 1991
antes mencionados, el Consejo de Estado ha extendido a través de su
jurisprudencia la normativa relativa al ejercicio de los derechos sindicales en la
función pública a este colectivo, mientras que, en el segundo de ellos, la
organización sindical funciona como corriente organizativa dentro de la
Asociación Nacional de Magistrados Italianos1000.
DOCTRINA
1000
Sobre el particular, BAYOS GRAV, Antonio. Ob. cit., pp. 63-64
Artículo 154
CONCORDANCIAS:
La labor de ser juez o fiscal es sin duda una tarea tan importante como
compleja, para la cual se requiere tener una serie de capacidades
profesionales (conocimientos, habilidades, actitudes) y actuar inspirado en una
serie de principios y valores. Puede entonces darse el caso de alguien que, sin
incurrir en conductas que deban recibir una sanción disciplinaria, no reúna las
capacidades antes mencionadas o actúe dejando de lado principios como los
de independencia, imparcialidad, legalidad o socialización, o soslayando el
respeto a valores como justicia, integridad o equilibrio personal.
Ahora bien, ello no significó el fin de las referencias al tema de las ratificaciones
de jueces y fiscales. Vendría luego el Decreto Ley N° 18060, del 23 de
diciembre de 1969, mediante el cual el gobierno del general Juan Velasco
Alvarado, además de cesar a los hasta entonces vocales supremos, cambiar el
número de integrantes de la Corte Suprema de Justicia y crear el Consejo
Nacional de Justicia, sometió a ratificación a todos los jueces y vocales de la
República; o la Décimo Tercera Disposición General y Transitoria de la
Constitución de 1979, la cual disponía que el Senado ratificase a los vocales
1004
La comisión a la cual hacemos referencia estuvo presidida por el entonces vocal supremo
Luis Ortiz Bemardini, y conformada además, entre otros destacados especialistas, por los
doctores Domingo García Belaunde y Juan Monroy Gálvez. Solamente el último de los
mencionados emitió una opinión singular contraria a las ratificaciones judiciales y fiscales
supremos hasta ese momento en funciones, para que luego los magistrados
supremos que hayan sido ratificados hicieran lo propio con los otros
magistrados de todo el país.
Posteriormente, tenemos que uno de los Decretos Ley del auto denominado
Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional, el Decreto Ley N° 25442
(23/04/92), instituyó una Comisión Evaluadora, compuesta por tres vocales
supremos, encargada de analizar la conducta funcional, y sobre la base de ello,
ratificar o no a los magistrados de los distintos distritos judiciales del país. Por
último, el trabajo del llamado Jurado de Honor conformado en marzo de 2003,
sin efectuar en rigor un proceso de ratificación, evaluó el desempeño de
quienes se desempeñan como vocales supremos provisionales y resolvió las
solicitudes de reincorporación de los vocales y fiscales cesados que tuvieron a
bien plantear este tipo de requerimientos.
El Tribunal Constitucional también declaró fundadas las demandas de Amparo en los cuales el
Consejo no consintió a programar audiencias en las cuales se corra traslado a los magistrados
de las imputaciones que puedan existir contra ellos, aunque no se pronuncia por su regreso al
puesto de trabajo (ver al respecto sus sentencias ante lo previsto en los Expedientes N°s.
2859-2002AA/TC, el bastante conocido "Caso Wálter Julio Peña Bernaola"; o 2952-2002-
AA/TC). Finalmente, conocida es la posición negativa que el Tribunal Constitucional peruano
tuvo frente a los amparos que cuestionaban la falta de motivación de las resoluciones emitidas
por el Consejo Nacional de la Magistratura. Sin embargo, y a partir de la entrada en vigencia
del Código Procesal Constitucional, y sobre todo, en mérito a lo dispuesto en su artículo 5
inciso 7, bien puede decirse que ahora, como siempre debió ser, estamos ante una exigencia
de indudable cumplirniento
promoviéndose la adopción de modelos similares a los ya existentes en
muchos otros estados, varios de ellos latinoamericanos. Estamos pues ante
una materia a la cual debemos seguir con especial atención, salvo mejor
parecer.
Basta con efectuar una rápida mirada al actual estado de la cuestión sobre el
particular para realizar una serie de importantes, pero no por ello menos
preocupantes constataciones: un confuso escenario con muchos y muy
diversos órganos y organismos con facultades de aplicar medidas
disciplinarias; una falta de claridad, debida tipicidad y proporcionalidad en las
medidas disciplinarias previstas, así como en la justificación de su existencia y
sus alcances; o la plasmación de procedimientos a seguir cuya regulación en
muchos casos no se condice con el respeto a un debido proceso, son algunas
de las situaciones que, independientemente del valioso trabajo de muchos
entre los que asumen estas funciones, fácilmente pueden constatarse en el
caso peruano.
Las interrogantes a absolver en esta materia son múltiples, y además, con una
especial complejidad. La discusión entre si el manejo de lo disciplinario de estar
a cargo únicamente de instancias de la judicatura or?jnaria o el Ministerio
Público, o si todo esto debe pasar a manos del Consejo Nacional de la
Magistratura es sin duda alguna una de las materias a debatir cuando
abordamos estos temas.
1006
Nuestra postura más en detalle sobre los riesgos de esta interpretación se encuentra
consignada en varios artículos, pero también en nuestro libro Jurisdicción constitucional,
impartición de justicia y debido proceso. Ara, Lima, 2003.
mediante amparo de las decisiones que emita el Consejo sobre destituciones si
se alega la existencia de violación de ciertos aspectos del derecho a un debido
proceso1007, se busca evitar cualquier eventual abuso en el cual probablemente
pudiera incurrirse.
Antes de concluir con este comentario, solamente nos queda añadir que, entre
otras tareas importantes para el legislador será sin duda mejorar el
procedimiento administrativo sancionador y la tipificación y proporcionalidad de
las sanciones a imponerse. Ojalá los debates que vienen impulsándose para
efectuar las correcciones que aquí hemos reclamado pronto lleguen a buen
puerto, máxime si tomamos en cuenta la singular relevancia que tiene para
todo Estado constitucional contar con jueces y fiscales honestos y, por ello,
confiables.
DOCTRINA
1008
Como es de conocimiento geneml, Marbuey (y quienes demandan junto con él) pide a la
Suprema Corte Federnl norteamericana, mediante writ of mandamus, que el entonces
secretario de Estado Madison, emita la acreditación correspondiente, necesaria para, por lo
menos en el caso de Marbuey, poder asumir el cargo de juez de paz para el cual había sido
nombrado.
Artículo 155
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 inc. 17), 20, 39, 91 inc. 2), 99, 179 inc. 2);
C.P.P.: art 148;
L.O.P.J.: art 80 inc. 4);
L.O.C.N.M.:arts.4, 17, 18, 19, 20, l' y 2" D.RT.;
L.O.E.: art 107 inc. b), 113 inc. b);
Ley 26337: art 71 ine. 6), 81 inc. 2)b;
D.Leg. 807: art 44;
R. 22-2001-AMAG-CD.
Sin correspondernos aquí entrar a analizar qué debe entenderse por sociedad
civil ni pasar a explicar con detalle qué significaría su participación en
instituciones como el Consejo Nacional de la Magistratura, solamente nos
queda decir que la opción asumida por el constituyente de 1993 va en la línea
de quienes entienden que estamos ante tareas que demandan una labor
conjunta de todos los involucrados con las labores de impartición de justicia.
Ahora bien, aun cuando se asuma que se ha escogido la ruta correcta, cabe
hacerse varias preguntas al respecto, básicamente vinculadas con la
pertinencia de la composición explícitamente recogida por el texto
constitucional con el mantenimiento de la correlación prevista si se aumentan,
como muchos piden, las responsabilidades del Consejo Nacional de la
Magistratura; y con la forma de preservar un adecuado control (accountabiliry)
de la responsabilidad confiada por cada institución involucrada a los diferentes
integrantes del Consejo. Buena parte de las respuestas a estas preguntas no
corresponden en rigor ser materias recogidas en un texto constitucional, pero
no por ello dejan de ser relevantes, siendo temas que debieran analizarse con
especial detalle y cuidado en próximos trabajos.
DOCTRINA
Artículo 156
CONCORDANCIAS:
Entrando ya al tema de los requisitos exigidos para ser miembro del Consejo
Nacional de la Magistratura, se entiende que un cargo de tanta relevancia
debiera ejercerse solamente si se reúnen ciertas condiciones básicas. En ese
sentido es comprensible el establecimiento de algunos requisitos, aunque
desde ahora adelantamos nuestra preocupación por la real utilidad que puedan
tener algunos de los previstos en la Carta de 1993 para apuntalar mejor qué
perftl de integrante del Consejo Nacional de la Magistratura se desea tener.
Frente a cargos tan relevantes como son los de vocal supremo, fiscal supremo
o integrante del Consejo Nacional de la Magistratura, la tendencia a nivel
mundial es la de la exigencia de cumplir con ciertos requisitos que llamaremos
objetivos: experiencia acumulada en labores similares, acreditaciones sobre la
calidad del trabajo efectuado (felicitaciones, reconocimientos, demostración de
no haber sido sancionado por inconducta funcional), etc. Alguien puede tener
cuarenta y cinco años o más, pero carecer de toda experiencia o vinculación
con el cargo que quiere ejercer, o poseer unos antecedentes que más bien
deberían descalificarle para esta o para cualquier otra función pública. En
sentido contrario, puede existir quien siendo a todas luces idóneo para asumir
estas responsabilidades no pueda desempeñarlas por no haber llegado a la
edad constitucionalmente prescrita.
Pasando entonces a opinar sobre otro de los requisitos previstos, y aun cuando
reconocemos que el tema aquí puede ser más polémico, es posible plantearse
la interrogante sobre si alguien que no nació en el Perú, pero que ha vivido
buena parte de su vida en nuestro país, se ha asimilado a nuestras costumbres
y forma de ser, y, finalmente, ha optado por tomar nacionalidad peruana, debe
impedírsele asumir una labor con un perf1l más bien técnico como el de ser
integrante de un Consejo Nacional de la Magistratura, máxime si este se
encuentra dentro de los parámetros previstos en la Carta de 1993.
Creemos que con estas explicaciones quedan claras las razones por las cuales
la tendencia a nivel mundial es hoy, repetimos, la de suprimir exigencias como
la de la edad, así como en no hacer distingas entre, consignando aquí el
gentilicio aplicable en nuestro país, peruanos de nacimiento y por adopción en
el acceso a la función pública, estableciendo únicamente excepciones muy
puntuales al respecto, mayormente relacionadas con la Jefatura del Estado y la
Jefatura del Gobierno. Parece, eso ser objetivo, que quienes asuman tan
delicadas responsabilidades sean ciudadanos en ejercicio, y por ende, no se
encuentren incursos en los supuestos previstos en los artículos 33 y 34 de la
Constitución vigente, así como en sus normas de desarrollo.
1009
Es la Ley Orgánica del Consejo Nacional de la Magistratura la norma que, cuando establece
una serie de situaciones por las cuales se impide que algunos puedan ser elegidos como
Consejeros, efectúa mayores restricciones al respecto, propiciando así un escenario bastante
más reducido que d tan genéricamente esbozado en d texto constitucional.
obligaciones e incompatibilidades que los vocales supremos. Pasaremos a
abordar esta materia de inmediato.
DOCTRINA
Artículo 157
CONCORDANCIAS:
C.: arts.; 39, 99,100,102, inc. 10), 147 inc.
1), 2), 3), 150;
L.O.P.J.: arto 178;
L.O.C.N.M.: arto 4, 5, 6, 8, 9, 10
DOCTRINA
Artículo 158
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 39, 91 inc. 2), 146, 147, 150, 203 inc. 2); e.e.: arts. 1366, 1368;
C.P.; arts. 385, 395,401,418,420,424;
L.O.P.J.: arts. 177, 184;
L.O.M.P.: arts. 1,2,5, 15, 18, 20, 30, 36,39,40,46,48,49,58,59,64,81,84,85 inc.
2);
Ley 26335: arto 11;
C.A.D.H.: arto 23;
D.U.D.H.: arto 21;
P.I.D.e.p.: arto 25.b
1011
Citado por RUSCONI, Maximiliano A. Reforma procesal y la llamada ubicación institucional
del Ministerio Público. En: "El Ministerio Público en el proceso penal". 1 a edición. Compilador
Julio B.J. Maier. Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993, p. 74
1012
RUSCONI, Maximiliano A. División de poderes en el proceso penal e investigación a cargo
del Ministerio Público. En: Ibídem, p. 105
El Tribunal de Garantías Constitucionales, como órgano de control de la
Constitución.
El artículo 251 constitucional disponía que eran órganos del Ministerio Público
el Fiscal de la Nación, los Fiscales ante la Corte Suprema, nombrados por el
Presidente de la República con aprobación del Senado y que debían turnarse
cada dos años con la Fiscalía de la Nación; los Fiscales ante las Cortes
Superiores y los Fiscales ante los juzgados de primera instancia y de
instrucción. A renglón seguido establecía que los "miembros del Ministerio
Público tienen las mismas prerrogativas que los integrantes del Poder Judicial
en sus respectivas categorías. Les afecta las mismas incompatibilidades. Su
nombramiento está sujeto a idénticos requisitos y procedimientos. Una l~y
orgánica fija las demás disposiciones relacionadas con la estructura y el
funcionamiento del Ministerio Público".
Esta norma es inconstitucional, tanto porque recorta las facultades del fiscal
provincial, reduciéndolas al ámbito de la investigación preliminar, cuanto porque
1013
CRUZ, Fernando. De la exclusión a la confianza mediante el acceso a /o justicia. Informe de
la Misión Fortalecimiento Institucional de la Justicia en el Perú. Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD). Ministerio de Justicia, República del Perú, abril, 2001, p. 30
mantiene hasta la fecha la figura del juez instructor que está proscrita por la
Constitución.
Hubiese sido preferible mantener el sistema rotativo, en virtud del cual accedía
inexorablemente a la Fiscalía de la Nación el Fiscal Supremo más antiguo, para
ejercer su mandato por dos años, sin posibilidad de reelección inmediata. Este
sistema evitaría no solo los problemas internos de lucha por el poder, sino
además, las innecesarias e inconvenientes interferencias e intromisiones de
otros Poderes del Estado, que afectan gravemente la autonomía e
independencia de la institución.
6) Ejercita las acciones civiles y penales a que hubiere lugar contra los
funcionarios que gozan de la prerrogativa procesal del antejuicio.
Pero si bien es cierto, los miembros del Ministerio Público gozan de autonomía
interna en el ejercicio de sus funciones, al pertenecer a una organización
jerarquizada, se impone entre los mismos la necesidad de una comunidad y
uniformidad de criterios. El Fiscal de la Nación, en su condición de autoridad
máxima de la institución, tiene como función emitir directivas de carácter
técnico-jurídico para el mejor desempeño de las funciones orientando la
actividad de los fiscales.
Como lo apunta Juan Bustos Ramírez, citado por César San Martín, los
principios de unidad y dependencia jerárquica son características orgánicas del
Ministerio Público (provienen del axioma del Derecho francés: El Ministerio
Público es uno e indivisible). Unidad se entiende en el sentido de que cuando
actúa un fiscal representa a la institución en su totalidad, y dependencia
jerárquica implica que todas las cuestiones técnicas y de táctica y estrategia
han de surgir desde el cuerpo de instrucciones y del principio de obediencia
jerárquica; empero, ello en modo alguno puede ser obstáculo a la
independencia del fiscal en sus decisiones jurídicas; no hay que confundir
unidad y dependencia que tienen relación con cuestiones orgánicas
institucionales y administrativas con la función jurídica del fiscal que para ser
imparcial necesariamente ha de estar fundada en la independencia de su
opinión jurídica1015.
Por ello, el doctor Bramont Arias sostiene que "las atribuciones del Fiscal de la
Nación son complejas y fundamentalmente de mando, dirección e
interpretación, todo en función al servicio de su unidad de actuación, como
condición de la unidad legal, nacional, judicial o jurisdiccional".
Por ello la Comisión de Alto Nivel para la implementación del Nuevo Código
propuso una reestructuración orgánica con las siguientes líneas estructurales:
1015
SAN MARTÍN CASTRO, César. Legislación penal contra los delitos de corrupción. Texto de
la Conferencia sobre Corrupción y Organización del Ministerio Público. Instituto de
Investigaciones Gonzalo Ortiz de Zevallos. Ministerio Público. Lima,2001, p.216.
Creación de la Oficina de Relaciones Interinstitucionales.
Defensa de la legalidad.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 inc. 24)f, 80, 107, 139 inc. 2), 143,146 inc. 1), 166;
C.P.C.: arts. 82, 113 al 118, 336,481, 507, 544, 827 inc. 5), 835;
C.P.P.: arto IV;
C. de P.P.: arts. 2, 59 Y ss.;
L.O.P.J.: arts. 1,2,4,16,24, 184;
L.O.M.P.: arts. 1,4, ,5, 8, 9,11,12,30,71,84,94 incs. 1) y 2);
Ley 24698: arts. 4 inc. 4), 1 DC;
C.A.D.H.: arto 8;
P.I.D.C.P.: arts. 14 y 15
Conducir desde su inicio la investigación del delito. Con tal propósito la Policía
Nacional está obligada a cumplir los mandatos del Ministerio Público en el
ámbito de su función.
Al Ministerio Público le han atribuido facultades que, en criterio del Dr. Arsenio
Oré Guardia, reflejan la culminación de un proceso de constante incremento de
su papel en el proceso penal peruano, teniendo como basamento ideológico el
reconocimiento y respeto de los derechos de la persona humana plasmados en
el texto constitucional, por ejemplo el artículo 1 de la Carta de 1993, que
reconoce la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad como el
fin supremo de la sociedad y del Estado; el artículo 2 inc. 2, en cuanto
reconoce la igualdad ante la ley, no permitiéndose discriminaciones de ninguna
índole; el artículo 43, que establece que el Perú es una república democrática
social independiente y soberana; el artículo 44, que establece que es deber
primordial del Estado garantizar la plena vigencia de los derechos humanos; y
la Cuarta Disposición Final y Transitoria, que prescribe que las normas relativas
a los derechos y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretan de
conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y con los
Tratados y Acuerdos Internacionales sobre las mismas materias, ratificados por
el Perú; encontrándose además detallados los derechos y garantías
constitucionales en los artículos 2 y 139.
A toda esta gama de normas fundamentales ha tenido que adaptarse el Código
Procesal Penal, promulgado en 1991 vigente parcialmente. Por ello es que en
el proyecto elaborado por la Comisión Revisora que se publicó en el diario
oficial El Peruano en el mes de abril de 1995, se exponía que: "(...) Las normas
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención
Americana de Derechos Humanos integran el sistema de protección de los
Derechos Procesales de las personas, y por tanto, pueden invocarse
directamente por los órganos de la justicia penal".
1016
SAN MARTÍN CASTRO, César. Legislación penal contra los delitos de corrupción. Texto de
la Conferencia sobre Corrupción y Organización del Ministerio Público. Instituto de
Investigaciones Gonzalo Ortiz de Zevallos. Ministerio Público. Lima,2001, p.218.
juzgamiento, llevada a cabo por el juez penal unipersonal o colegiado, etapa
estelar realizada bajo los principios de publicidad, oralidad, contradicción,
inmediación, concentración de actos procesales y celeridad. Además, se
establecen procedimientos especiales en función de las personas y en relación
con la necesidad de descongestionar el despacho judicial, procesos que se
basan en el principio de consenso: terminación anticipada y colaboración
eficaz.
DOCTRINA
Artículo 160
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 80, 102 inc 4), 145, 162, 178 Y 182;
L.O.M.P.: arto 30;
P.I.D.C.P.: arto 1.2;
P.I.D.E.S.C.: arts. 1.2, 25
Es indiscutible que el Ministerio Público requiere una nueva ley orgánica, cuyas
normas permitan la adecuación de la institución a las necesidades del siglo
XXI. Sin embargo, el proyecto de reforma promovido por la Comisión de
Justicia, por un lado, mantiene la misma estructura arcaica e ineficiente, y por
otro, deja el gobierno de la institución exclusivamente en manos del Fiscal de la
Nación, pretendiendo perennizar una situación anómala de centralización y
concentración de poder que lo único que ha traído a la institución es
corrupción, abuso de poder y prepotencia no solo del Fiscal de la Nación, sino
del sobredimensionado sistema administrativo, que a través del manejo de los
recursos logísticos mantiene una situación de dependencia del sistema fiscal,
que no puede funcionar normalmente.
DOCTRINA
Artículo 161
Artículo 162
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 39, 91 inc. 2), 93, 99,146, 203 inc.
3); C.C.: arts. 1366, 1368;
C.P.; arts. 385,395, 401;
T.UO.Rgmto.Congreso: arts. 6, 93;
Ley 26520: arts. 1 al 5,6;
L.O.P.].: arts. 196, 198;
C.A.n.H.: arts. 13.3 Y 23;
n.Un.H.: arts. 19,21;
p.I.n.C.p.: arts. 19.1,25
1. Introducción
La Defensoria del Pueblo fue incorporada por primera vez en el ordenamiento
jurídico peruano a través de la Constitución de 1993, la que acogió la figura del
Ombudsman como una garantía orgánica para la protección de los derechos
constitucionales en el ámbito de la administración estatal y la prestación de los
servicios públicos.
3. Deber de colaboración
I Con relación al deber de colaboración que establece la norma del artículo 161
conviene hacer la siguiente reflexión. El deber de colaboración es impuesto a
las autoridades, funcionarios o servidores de la administración estatal para
facilitar las investigaciones defensoriales. Esto último incluye la obligación de
proporcionar la información solicitada así como facilitar las inspecciones,
entrevistas y otras modalidades de actuación inherentes a la labor defensorial.
Debe interpretarse que los pedidos o solicitudes del Defensor del Pueblo
constituyen propiamente una orden emanada de un órgano constitucional
debidamente facultado para exigir su cumplimiento, teniendo en cuenta
además que el deber de colaboración constituye una obligación nacida de la
Constitución y se desarrolla también la Ley Orgánica de esta institución.
4. Misión institucional
7. Magistratura de la persuasión
La tarea fundamental de la Defensoría del Pueblo es ejercer la magistratura de
la persuasión a favor de los derechos constitucionales de las personas.
Efectivamente, su labor se concentra, en una alta proporción en velar por el
respeto de los derechos de las personas o de la comunidad y exigir a las
autoridades que cumplan con sus deberes de función. Si las actuaciones o
pronunciamientos defensoriales no logran su objetivo inmediato ante la
autoridad, la Defensoría del Pueblo está obligada a recurrir al inmediato
superior, exigiendo que se respete el derecho violado y, si fuera el caso,
invocando que se aplique la sanción correspondiente.
Estas líneas dibujan una institución de control del poder comprometida con los
derechos fundamentales que se ha insertado con matices especiales según los
sistemas jurídicos y la realidad política y social en las que se le ha acogido.
DOCTRINA
1017
FAlREN GUILLÉN, Víctor. El Defensor del Pucb/Q. Tomo 1, Parte general, Centro de
Estudios Constitucionales, Madrid, 1982, p. 33
CAPÍTULO XII
Artículo 163
CONCORDANCIAS:
En ese sentido, se debe tener claro que las instituciones militares son
entidades estatales, organizadas de acuerdo con la ley y sometidas a la
Constitución. Reclamar la naturaleza castrense para establecer reglamentos
militares opuestos a las normas constitucionales es simplemente inaceptable.
La Constitución manda y civiles y militares tienen la misma obligación de
someterse a sus mandatos. Es absolutamente concluyente que las normas,
códigos, reglamentos y ordenanzas militares están inexorablemente
subordinadas a la Constitución. Por lo tanto, las autoridades militares, y sus
organismos tienen que ajustar su conducta, organización y atribuciones a lo
que dispongan la Constitución y las leyes.
Al respecto, el profesor Germán Bidart Campos escribe que "(...) si una razón
hubiéramos de dar para propiciar la separación entre poder militar y poder civil,
y para fundar la negativa a que las fuerzas armadas ocupen a título propio el
poder del Estado, volveríamos a la noción del poder político como poder 'total'
('de' y 'para' toda la sociedad), que no se compadece con su ocupación y
ejercicio por un 'poder' (el militar) que es sectorial y que, marginando la
participación social en la designación de los gobernantes, asume por sí y para
sí las funciones estatales"1019.
Desde esta perspectiva, no debe quedar duda sobre la relación intrínseca que
debe existir entre la vigencia y consolidación del Estado de Derecho con el
control civil de las Fuerzas Armadas. Estas últimas son un componente
importante del sistema y deben supeditarse a las reglas de la democracia, las
cuales implican, desde luego, el acatamiento de las órdenes y políticas
emanadas del poder constituido. Ya desde la década de los sesenta Samuel
Huntigton desarrolló esta teoría, en virtud de la cual una de las condiciones
para legitimar el profesionalismo militar es la subordinación al poder civil. El
autor citado es categórico con este concepto: "El control civil objetivo alcanza
su fin militarizando a los militares, haciendo de ellos un instrumento del
Estado"1020.
1018
DE VERGOITINI, Giuseppe. Diritto Costittl~ona¡e campar ato. 4" edizione, Cedam, Padova,
1993, pp. 296-297.
1019
BIDART CAMPOS, Germán. El status constitucional de las Fuerzas Armadas en Argentina.
En: "Jurisdicción militar y Constitución en Iberoamérica" (Libro Homenaje a Domingo García
Belaunde). Editorial Grijley, Lima, 1997, p. 39.
1020
HUNTINGTON, Samuel. El soldach y el Estach. Círculo Militar, Biblioteca del Oficial, Buenos
Aires, 1964, p. 486
El Capítulo XII, Título IV de la Constitución peruana, con todos sus aciertos y
errores, propende a limitar el poder de las armas, es decir, a constitucionalizar
la misión de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. No debemos olvidar
que han transcurrido veintidós años desde la promulgación de la Constitución
de 1979 Y ocho desde la vigencia de la Carta de 1993, y que un aspecto
medular es el referido al status quo de las Fuerzas Armadas en la Constitución.
Un dato cierto es que nuestra Constitución histórica nos demuestra que,
paulatinamente, se han ido ampliando en los textos fundamentales el rol,
funciones y participación de las Fuerzas Armadas en la conducción del Estado.
1021
TOCHE, Eduardo. Defendiendo al Estado. Aproximación a lar ideas de defensa y seguridad
en el Perú durante el siglo XX. En "Modernización democrática de las Fuerzas Armadas".
Comisión Andina de Juristas, Lima, 2002, p. 12
Defensa Nacional, que es un conjunto de órganos, procedimientos, normas y
políticas destinadas a lograr que todas las personas y recursos del país puedan
estar disponibles para garantizar la seguridad, en las distintas fases de
amenaza que puede sufrir: desde las más pacíficas hasta la guerra de largo
aliento.
1022
RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la Constitución Política de 1993. Tomo V. Pontificia
Universidad Católica del Perú, Lima, 2000, p. 307
1023
Sobre el particular, debemos citar un interesante trabajo sobre las relaciones entre civiles y
militares en el Perú desde 1930 hasta el año 2000. La publicación de referencia, cuya autoria
pertenece al historiador norteamericano Daniel Masterson, es de indispensable consulta porque
se basa, como el propio autor lo precisa, en "(...) una extensa investigación llevada a cabo a lo
largo de tres décadas, en archivos peruanos como norteamericanos, y a través de numerosas
entrevistas con políticos y militares de ambos países (oo.)". En ella se pueden encontrar los
signos vitales de una relación tensa, conflictiva y, sobre todo, un interesante estudio sobre una
realidad que permaneció a veces negada en los textos pero presente en los hechos: las
permanentes negociaciones políticas entre las Fuerzas Armadas, los gobiernos de turno y la
sociedad civil. Cfr. MASTERSON, Daniel.
De otro lado, la Defensa y la Seguridad Nacional han sido temas que al inicio
fueron naturalmente encargadas a las Fuerzas Armadas. Con la evolución de
nuestras constituciones, el concepto se ha ido ampliando y abarcando a toda la
sociedad. Otro elemento que marca cierta confusión ha estado caracterizado
precisamente por el hecho de considerar, casi como lo mismo, a la defensa y a
la seguridad nacional. Es bajo este último concepto que las Fuerzas Armadas
se han movido en el escenario constitucional como las únicas instituciones que
debían tratar lo relativo a la seguridad que requiere la nación; es decir,
colocando a la seguridad como elemento intrínseco a las atribuciones de estas
fuerzas, sin permitir siquiera que ello pudiera ser cuestionado, como de hecho
creemos que debe ser cuestionado, pues la seguridad nacional es más bien
una obligación ciudadana y no una cuestión estrictamente castrense,
identificada muchas veces como una mal entendida tutela sobre el poder civil.
Fuerza Armada y sociedad en el Perú moderno: un estudio sobre /as relaciones civiles militares
1930-2000. Instituto de Estudios Políticos y Estratégicos. Lima, 2001, 474 pp
vulnerabilidad asociadas a la emergencia de un contexto internacional cada vez
más turbulento e incierto". Esta perspectiva refuerza la tesis expuesta. Como lo
reafirma el documento citado, "(...) el diseño y puesta en práctica de políticas
de seguridad eficaces requiere de la cooperación de una amplia gama de
organizaciones de la sociedad civil, el sector privado y del Estado" 1024.
DOCTRINA
AGENDA PERÚ. Perú: Agenda y estrategia para el siglo XXI. Informe Final.
Lima, noviembre, 2000; BIDART CAMPOS, Germán. El status constitucional de
las Fuerzas Armadas en Argentina. En: "Jurisdicción militar y Constitución en
lberoamérica" (Libro Homenaje a Domingo García Belaunde). Editorial Grijley,
Lima, 1997; CABANELLAS DE TORRES, Guillermo. Diccionario Militar. Tomo
V, Editorial Claridad, Buenos Aires; DE VERGOTTINI, Giuseppe. Diritto
Costituzionale comparato. 4" edizione, Cedam, Padova, 1993; HUNTINGTON,
Samuel. El soldado y el Estado. Círculo Militar, Biblioteca del Oficial, Buenos
Aires, 1964; MASTERSON, Daniel. Fuerza Armada y sociedad en el Perú
moderno:
un estudio sobre las relaciones civiles militares 1930-2000. Instituto de Estudios
Políticos y Estratégicos, Lima, junio, 2001; RUBIO CORREA, Marcial. Estudio
de la Constitución Política de 1993. Pontificia Universidad Católica del Perú,
Lima, 2000; TaCHE, Eduardo. Defendiendo al Estado. Aproximación a las ideas
de defensa y seguridad en el Perú durante el siglo XX. En "Modernización
democrática de las Fuerzas Armadas". Comisión Andina de Juristas, Lima,
2002.
1024
AGENDA PERÚ. Perú: Agenday estrategia para el siglo XXl. Informe Final. Lima,
noviembre, 2000, p.272.
Dirección, preparación y ejercicio de la Defensa Nacional
Artículo 164
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 118 ¡ncs. 4) y 14), 119 inc. 14), 137, 163 Y 165 a 168;
Ley 27479;
Ley 28101;
Ley 27860;
D.Leg. 440;
D.Leg. 441;
D.Leg. 743: arts. 10, 11 Y 12;
D.U.D.H.: arto 28;
P.I.D.C.P.: arto 2.1;
P.I.D.E.S.C.: arto 2.1
La Defensa Nacional tiene asimismo relación con todos sus recursos humanos
y materiales. Por consiguiente, es un tema de decisión política del más alto
nivel.
Requiere de leyes que le den un marco institucional y de procedimientos, y
también de un conjunto de organismos que la hagan viable.
Por muchos años el Sistema de Defensa Nacional fue regulado por el Decreto
Legislativo N° 743, que instaló un Comando Unificado y un Comando
Operativo.
Bajo esta lógica -la lucha antisubversiva- el Sistema de Defensa Nacional
estuvo presidido por el Presidente de la República e integrado por el Comando
Unificado de Pacificación, el Consejo de Defensa Nacional, el Sistema de
Inteligencia Nacional, el Ministerio de Defensa, el Sistema Nacional de Defensa
Civil, la Secretaría de Defensa Nacional (hoy des activada y absorbida por el
Ministerio de Defensa) y los ministerios, organismos públicos y sus
correspondientes oficinas de Defensa Nacional. ¿Fue útil este modelo?
Creemos que no.
Creemos que la nueva Ley del Sistema de Seguridad y Defensa Nacional debe
ser reglamentada, en el sentido de incorporar a su seno a aquellos funcionarios
con responsabilidad política, de tal forma que sería el Consejo quien convoque
a los jefes militares y a otros asesores para examinar cuestiones puntuales de
su gestión, mas no para integrarse como miembros plenos, excepto la
presencia necesaria del jefe del Comando Conjunto. De igual modo, el
desarrollo reglamentario podría contemplar la instalación de un Consejo
Consultivo, compuesto por personalidades vinculadas con la sociedad civil, con
reconocida trayectoria democrática y conocimiento del tema.
La movilización debe ser declarada como tal por el poder político y asignársele
todos los recursos humanos y materiales que pueden ser dispuestos para la
Defensa Nacional. En el ámbito de los recursos humanos, como ya se dijo, se
puede convocar a los reservistas -todo peruano mayor de 18 años lo es- y en el
aspecto material se pueden hacer, por ejemplo, incautaciones de bienes,
especialmente en zonas de frontera, que reconocidos por el Estado con una
compensación, servirán para posicionar mejor una estrategia de defensa; una y
otra cosa no son habituales, pero son situaciones que pueden darse en casos
calificados en que la Defensa Nacional debe operar extremando su eficiencia.
Actualmente está en vigencia la Ley N° 28101, Ley de Movilización Nacional,
que contiene algunos aportes interesantes sobre la participación de las Fuerzas
Armadas en un asunto que en realidad compete a toda la Nación.
DOCTRINA
AGENDA PERÚ. Perú: Agenda y estrategia para el siglo XXI. Informe Final.
Lima, noviembre, 2000; BIDART CAMPOS, Germán. El status constitucional de
las Fuerzas Armadas en Argentina. En: "Jurisdicción militar y Constitución en
lberoamérica" (Libro Homenaje a Domingo García Belaunde). Editorial Grijley,
Lima, 1997; CABANELLAS DE TORRES, GuilIermo. Diccionario Militar. Tomo
V, Editorial Claridad, Buenos Aires; DE VERGOTTINI, Giuseppe. Diritto
Costituzionale comparato. 4" edizione, Cedam, Padova, 1993; HUNTINGTON,
Samuel. El soldado y el Estado. Círculo Militar, Biblioteca del Oficial, Buenos
Aires, 1964; MASTERSON, Daniel. Fuerza Armada y sociedad en el Perú
moderno:
un estudio sobre las relaciones civiles militares 1930-2000. Instituto de Estudios
Políticos y Estratégicos, Lima, junio, 2001; RUBIO CORREA, Marcial. Estudio
de la Constitución Política de 1993. Pontificia Universidad Católica del Perú,
Lima, 2000; TOCHE, Eduardo. Defendiendo al Estado. Aproximación a las
ideas de defensa y seguridad en el Perú durante el siglo XX. En
"Modernización democrática de las Fuerzas Armadas". Comisión Andina de
Juristas, Lima, 2002.
Fuerzas Armadas
Artículo 165
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 44,46, 124, 137, 163, 164, 166 a 168 y 186;
C.P.; arto 425 ine 5);
L.O.M.P.: arto 8;
D.Leg. 440: arto 4;
D.Leg. 743: arts.
25 al 29, 35 Y 40;
C.A.D.H.: arto 27;
P.I.D.C.P.: arts. 4 y 5.1;
C.I.C.C.: arto 2
No obstante, desde nuestro punto de vista, a partir del golpe militar de 1962
nace un cuarto militarismo, caracterizado por una intervención institucional y no
caudillista de las Fuerzas Armadas1028, y por la implementación de reformas
sociales.
Finalmente, se produjo un quinto militarismo con el Gobierno de Emergencia y
Reconstrucción Nacional (1992), que en los hechos se postergó hasta la caída
de Alberto Fujimori en el año 2000, compuesto por una cúpula militar corrupta,
un militarismo de la corrupción.
Por otra parte, durante las décadas de los años 80 y 90 del siglo pasado,
conforme con lo señalado en las conclusiones generales del Informe Final de la
Comisión de la Verdad y Reconciliación:
1034
ROLLA, Giancado. Derechos fundamentales y Estado Democrático: el papel de lo justicia
constitucional En:
"Revista Peruana de Derecho Constitucional", N° 2. Tribunal Constitucional, Lima, 2000, p. 15.
1035
Expediente N° 005-2001-AI/TC. Las sentencias del Tribunal Constitucional pueden
consultarse en su página web (www.tc.gob.pe).
Por ello, afirma el Tribunal que "en la persecución del terrorismo, el bien jurídico
tutelado es el régimen político democrático definido por la Constitución, vale
decir, la seguridad nacional". Sin embargo, agregaríamos a esta afirmación que
la amenaza al Estado Democrático debe ser real ya que, por ejemplo, no se
vería afecta.;
da la seguridad nacional por parte de un grupo de delincuentes con escasa
militancia, organización, presencia nacional y armamento, pero que tenga como
ideología instaurar un sistema autoritario. En este caso, por el contrario,
estaríamos ante una afectación a la seguridad ciudadana.
Lo que para unos Estados constituye una amenaza, como por ejemplo el
narcotráfico, para otros se reduce a un problema de salud pública. Por lo tanto,
el nuevo concepto deberá reconocer la diversidad no solo nacional sino
también subregional a la hora de definir dicho concepto" 1037.
1036
QUINTANA TABORGA, Juan Ramón. El proceso de institucionaliif1ción de la política de
defensa en Bolivia. En: "Libros blancos de defensa. Concertación política y diseño estratégico
comparado".
Ministerio de Defensa Nacional. La Paz, 2001, pp. 29 Y 31.
1037
QUINTANA TABORGA, Juan Ramón. Ob. cit., pp. 32-33
los derechos fundamentales. Por el contrario, una delgada línea trazada entre
la seguridad nacional y la seguridad ciudadana puede traer como consecuencia
el abuso del poder estatal en perjuicio de los derechos de las personas.
Extiende la competencia de las Fuerzas Armadas más allá del control del orden
interno, vulnerando los artículos 137 y 166 de la Constitución, al señalar, por
ejemplo, que dicho control "comprende los diferentes campos de la actividad en
que se desarrolla la Defensa Nacional".
1038
Por ejemplo, los artículos 118 y 119 de la Constitución de 1856; 119 Y 120 de la Constitución
de 1860; 116 Y 117 de la Constitución de 1867; 143 Y 144 de la Constitución de 1920; y el
artículo 213 de la Constitución de 1933, por mencionar solo los últimos 150 años
aproximadamente.
1039
Artículo 277 de la Constitución de 1979 y artículo 166 de la Constitución de 1993
1040
Artículo 231 de la Constitución de 1979 y artículo 137 de la Constitución de 1993
1041
DEFENSORÍA DEL PUEBLO. Restricción de derechos en democracia. Supervisando el
estado de emergencia. Informe Defensorial N° 76. Lima, 2003
1042
Ver nuestro comentario al artículo 173 de la Constitución
En el caso del estado de sitio, se establece una suerte de dictadura militar
excepcional contraria a la Constitución, por ejemplo cuando la ley permite que
el oficial que dirige el Comando Político Militar pueda adoptar acciones de
gobierno y de control político administrativo.
Una futura ley que desarrolle el artículo 137 y la última parte del artículo 165 de
la Constitución debe establecer, entre otros aspectos, que la intervención de las
Fuerzas Armadas como garantes del orden interno durante un estado de
excepción es, valga la redundancia, excepcional y temporal, y debe entenderse
como una actividad de colaboración con la Policía Nacional y la autoridad civil,
en la medida de que su capacidad operativa ha sido rebasada por
acontecimientos que afectan el normal desarrollo de la sociedad. En esa
dirección, los actos de restricción de derechos que ejecuten directamente los
miembros de las Fuerzas Armadas deben respetar los parámetros de
necesidad, razonabilidad y proporcionalidad. Así por ejemplo, si un militar se ve
obligado a detener a una persona ante la ausencia de la policía, el detenido
debe ser puesto a disposición de la Policía Nacional de manera inmediata o en
el término de la distancia, no pudiendo ser interrogado por un miembro de las
Fuerzas Armadas ni recluido en un establecimiento militar.
DOCTRINA
Artículo 166
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 inc. 20), 34, 42, 44, 45,91 inc. 4), 118 inc 14),124,159 inc. 4), 167,
186, 195, 197;
C.p.; arts. 378, 404, 425 inc 5);
C. de P.P.: arts. 59 y ss.;
C.N.A.: art.<;. 151 y ss.;
L.a.M.p.: arto 8;
Ley 27238: arts. 1 y ss.;
D.Leg.824: arts. 5 al 9;
D.U.D.H.: arto 28;
P.I.D.e.p.: arto 2.1;
P.I.D.E.S.e.: arto 2.1
Para cumplir con esta misión constitucional, la Policía Nacional cuenta con un
conjunto de facultades señaladas en su ley orgánica 1047, como por ejemplo
realizar registros de personas e inspecciones de domicilios, instalaciones y
vehículos, naves, aeronaves y objetos; intervenir, citar y detener a las
personas; etc. El ejercicio de estas facultades implica la restricción de algunos
derechos de las personas, tales como la libertad individual, libertad de tránsito,
inviolabilidad de domicilio, etc. Estos actos de restricción no pueden ser
llevados a cabo a discreción de la autoridad policial, sino respetando los
principios de necesidad, razonabilidad y proporcionalidad.
"El problema es, por tanto, analizar si tal sanción constituye una violación del
derecho reconocido en el ordinal 'f' del inciso 24) del artículo 2 de la
Constitución, que prescribe que 'Nadie puede ser detenido sino por
mandamiento escrito y motivado del juez o por las autoridades policiales en
caso de flagrante delito'. Con dicho precepto constitucional, entre otras cosas,
se garantiza que la detención de una persona, con excepción del supuesto de
comisión de flagrante delito, se imponga con respeto del principio de
jurisdiccionalidad, esto es, que sea dispuesto necesariamente por un juez
competente.
DOCTRINA
1050
Entre otras, puede revisarse la sentencia recaída en el Expediente N° 1354-2003-AA/TC.
Jefe supremo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional
Artículo 167
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 98, 118 inc. 14), 23), 163 a 164 y 168;
Ley 27238: arto 7 inc. 9);
Ley 27594: arto 2;
D.U.D.H.: arto 21.3;
P.I.D.C.P.: arto 1.1;
P.I.D.E.S.C.: arto 1.1
Se debe recordar, sin embargo, que este vacio legal ha sido en parte cubierto
por la Ley N° 27860, Ley del Ministerio de Defensa, publicada el 12 de
noviembre de 2002, norma que intentó marcar el inicio de un proceso de
reforma al interior de las Fuerzas Armadas 1053. Creemos importante puntualizar
que dos son los antecedentes más importantes de esta ley. El primero de ellos,
proveniente de la sociedad civil, es el Informe de la Comisión Especial del
Colegio de Abogados de Lima, presentado el 31 de julio de 2001, que fue uno
de los estudios más completos sobre la evolución constitucional de las Fuerzas
Armadas en el Perú y que también fue el primer documento sistematizado que
propuso una serie de reformas constitucionales y legales sobre la materia.
Posteriormente, se constituyó una Comisión de Alto Nivel para la
reestructuración Integral de las Fuerzas Armadas, cuyo informe final, muy
importante también, fue hecho público a través de la Resolución Suprema N°
038-DEISG, publicada el 9 de marzo de 2002.
En: "Pensamiento Constitucional". Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1995, p. 201
1052
BERNALES, Enrique. La Constitución de 1993. Análisis comparado. Instituto Constitución y
Sociedad. 3' edición, Lima 1997, p. 734
1053
Una interesante evaluación sobre el proceso de reforma del sector Defensa en el Perú se
puede encontrar en TAMAYO, Ana María. Avances y retrocesos en la conducción democrática
de la defensa en el Perú. En: "Los nudos de la Defensa. Enredos y desenredos para una
política pública en democracia". Instituto de Defensa Legal. Serie Democracia y Fuerza
Armada, Lima, 2005, pp. 173-189.
Defensa Nacional, Orden Interno e Inteligencia, para el dictamen
correspondiente.
Con fecha 26 de junio de 2002, la referida Comisión presentó ante la
Presidencia del Congreso el Dictamen del Proyecto de Ley referido, que fue
aprobado por unanimidad por todos los grupos políticos. El debate en el Pleno
fue postergado hasta ellO de octubre del mismo año, fecha en la que fue
aprobado el Proyecto de Ley y remitida la autógrafa para su promulgación por
el Presidente de la República.
La firma de la Ley se efectivizó el 11 de noviembre y al día siguiente se publicó
la misma con el N° 27860.
DOCTRINA
Artículo 168
CONCORDANCIAS:
El artículo 168 de la Constitución, por cierto, no solo alude a que mediante una
ley se regulen las materias que ella señala. También menciona a los
reglamentos respectivos. Sin embargo, tal alusión a los reglamentos no puede
entenderse en el sentido de que estos tengan el mismo rango que las leyes
para diseñar el ordenamiento jurídico de las Fuerzas Armadas y de la Policía
Nacional del Perú.
A juicio del Tribunal, tal capacidad para regular, mediante reglamento, lo
concerniente a la organización, funciones, especialidades, preparación, empleo
y disciplina de tales institutos armados, ha de ser secum legem; esto es,
completando lo que en las leyes correspondientes se establezca".
En esta dirección, por ejemplo, la vigente Ley de la Policía Nacional del Perú,
Ley N° 272381055, establece como un derecho del personal policial "no cumplir
órdenes que constituyan violación de la Constitución, de las leyes o de los
reglamentos" (inciso 2 del artículo 36) y, en contrapartida, se consagra como
obligación del referido personal "sujetar su actuación profesional a los
principios de jerarquía y subordinación, cumpliendo las órdenes de los
1054
Sentencia del 16 de abril de 2003 recaída en el Expediente N° 2050-2002-AA/TC,
Fundamento 4. La sentencia puede consultarse en la página web del Tribunal Constitucional
(www.tc.gob.pe).
1055
Cabe señalar que a través de la Ley N° 28338, publicada el 17 de agosto de 2004, se ha
aprobado la Ley del Régimen Disciplinario de la Policía Nacional del Perú.
Originalmente denominada "Ley Orgánica de la Policía Nacional del Perú". Su denominación
actual fue establecida por la Segunda Disposición Final de la Ley N° 28078, publicada el 26 de
setiembre de 2003.
superiores en el tiempo, lugar y modo indicado, salvo lo previsto en el inciso 2
del artículo 36 de la presente ley" (inciso 2 del artículo 37).
Con estas palabras, el Tribunal enfatiza que deben existir leyes y reglamentos
que normen de manera singular los aspectos de la función pública militar y
policial, en atención a la especialidad de la materia y no a las características
personales de los militares y policías. Por ello, debe descartarse (por
inconstitucional) toda norma que pretenda regular los temas militares y
policiales desde una óptica estamental o de fuero personal, propias de una
concepción premoderna (y en consecuencia predemocrática) de la sociedad y
que, como lo ha evidenciado la realidad, han servido para consagrar la
impunidad.
"Como tantas veces se ha afirmado, no hay norma jurídica alguna que pueda
encontrarse desligada de la Norma Suprema, que es la que preside, informa y
fundamenta la validez de todo el ordenamiento jurídico. Y de esa situación no
se escapan, ni podrían hacerlo, las leyes y reglamentos de las Fuerzas
Armadas y de la Policía Nacional del Perú. De ahí que el Tribunal
Constitucional no comparta el criterio sostenido por la recurrida, según el cual
si las leyes y reglamentos que regulan el régimen disciplinario de la PNP
establecen que se pueden elevar e imponer sanciones violatorias del principio
del ne bis in idem, ellas están justificadas en el artículo 168 de la Constitución".
DOCTRINA
Artículo 169
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 inc. 20), 34, 35, 45, 91.4, 124, 137, 165, 167, 168 Y 186;
C.P.; arto 346;
C.J.M.: arts. 101 y ss.;
L.O.M.P.: arto 8;
D.D.D.H.: arto 21.3;
P.I.D.e.p.: arto 11.1;
P.I.D.E.S.e.: arto 1.1
El inciso 20 del artículo 2, que permite que los miembros de las Fuerzas
Armadas y de la Policía Nacional solo puedan ejercer el derecho de petición
individualmente. Se les prohíbe el uso colectivo del mismo.
El artículo 42, que prohíbe los derechos de sindicalización y huelga a los
miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional.
El artículo 91, inciso 4, que prohíbe postular a los miembros de las Fuerzas
Armadas y de la Policía Nacional y ser elegidos congresistas si no han dejado
tal situación seis meses antes de la elección.
DOCTRINA
1057
BERNALES BALLESTEROS, Enrique. Lo Constitución de 1993. Análisis comparo. 5"
edición. Instituto Constitución y Sociedad, Lima, 1999, p. 735
Fondos de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional
Artículo 170
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 41,76, 77, 80, 82 Y 172;
C.J.M.: arto 278;
Ley 26300: art 31;
Ley 27238;
Ley 27860;
P.I.D.C.P.: arto 1.2;
P.I.D.E.S.C.: art.1.2
Christian Donayre
1. Introducción
Aun cuando en la Constitución de 1823 el tema que nos ocupa fue tratado,
aunque con muy poco detalle en el artículo 174 1058, va a ser en la Constitución
de 1979 que vamos a encontrar el referente directo del presente artículo 170.
Allí, en el artículo 279 se estableció lo siguiente:
1058
En el artículo 174 se establecía, pues, que las ordenanzas que prefijare el Congreso,
determinarán todo lo relativo a la organización de estos cuerpos, la escala militar, disciplina y
arreglo económico del ejército
pueden ser dedicados sino a los fines que corresponden a cada una de dichas
instituciones"1059.
1059
Así quedó esta disposición luego de su modificación por la Ley N° 24949.
Véase al respecto: COMISIÓN DE CONSTITUCIÓN Y REGLAMENTO. Diario de Debates de la
Constitución la 1993. Especialmente p. 2310
1060
Actualmente, según la vigésimo segunda edición de! Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española, se entiende por "equipamiento" e! "conjunto de todos los servicios
necesarios en industrias, urbanizaciones, ejércitos, etc.".
Revísese al respecto COMISIÓN DE CONSTITUCIÓN Y REGLAMENTO. Ob. cit., P. 2293 Y ss.
1061
En esta línea de pensamiento e! en ese entonces congresista Enrique Chirinos Soto (véase
Ibídem, p. 2309) o e! congresista Henry Pease García (Ibídem, p. 2311). La congresista Martha
Chávez Cossío planteó por ello la eliminación de todo e! artículo 170 (Ibídem, p. 2310).
1062
Véase: MINISTERIO DE JUSTICIA. Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma
1063
Constitucional. Lima, julio 2001, p. 85. Ese parece haber sido el tenor común, ya que luego
tanto en el Anteproyecto de Ley de Reforma de la Constitución (CONGRESO DE LA
REPÚBLICA. Anteproyecto de Ley de Reforma de la Constitución. Texto para el debate. Lima,
abril de 2002) como en el Proyecto de Ley de Reforma de la Constitución (CONGRESO DE LA
REPÚBLICA, Proyecto de Ley la Reforma de la Constitución. Lima, julio 2002) no se consigna
una disposición similar
Por otro lado, algunos congresistas consideraban indispensable la precisión de
que sería otro órgano el que se encargaría de dicho control, es decir, distinto a
las mismas Fuerzas Armadas y Policía Nacional, órgano que debía estar
recogido en la Constitución, y cuyas atribuciones y límites estarían consignadas
en la ley1064.
A nuestro juicio, resulta de suma relevancia que sea un órgano externo el que
efectúe tal control, así como que dicho órgano esté libre de sufrir cualquier
eventual injerencia arbitraria en el ejercicio de sus funciones por parte de quien
es controlado.
Ello constituye un elemento que contribuye a la transparencia que debe existir
en el manejo de los fondos públicos.
3. ¿Por qué es la ley la que se encarga de asignar los fondos a las Fuerzas
Armadas y a la Policía Nacional?
El hecho de que el artículo 170 haga referencia expresa a que será la ley la
que se encargará de determinar los recursos que serán destinados a las
Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, es expresión de lo que Duverger 1065
calificaba como el "poder de delimitación" que ostenta el Congreso frente al
Gobierno. Y es que siendo el Congreso la institución política que se encarga de
aprobar la Ley General del Presupuesto de la República, establece un
importante límite a cualquier futuro interés político por parte del gobernante de
turno. No obstante, no debe tampoco dejarse de lado que en el caso peruano el
Presidente maneja los denominados "créditos suplementarios", los cuales le
permiten destinar más fondos para determinados fines, atribución que debe ser
manejada en aras del interés nacional, bajo un criterio de prioridad, en función
de los requerimientos a satisfacer y de conformidad con el ordenamiento
jurídico.
1069
Así lo han destacado DARGENT BOCANEGRA, Eduardo y RUÍZ BALLÓN, Antonio. La
policía en el Perú: legislación y realidad. En:" "Ius et Ventas". Revista editada por estudiantes
de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. N° 15. Lima, 1997, p.
250.
1070
Fuente: wwwmininterrobpe(noviembre de 2004).
Sin lugar a dudas hay mucho aún que comentar sobre este tema, pero por
cuestiones de tiempo y espacio hemos tratado de abordar, en lo posible,
algunos de los ítems que consideramos los más relevantes. Como dijimos, en
un país pobre sin lugar a dudas uno de los temas que no dejará de generar
controversia es el de los fondos que se destinan a las Fuerzas Armadas y la
Policía Nacional. En todo caso, no conviene dejar de lado la necesidad de
contar con unas Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú altamente
preparadas y con la infraestructura suficiente para que cumplan debidamente
las importantes funciones y finalidad que se les confían, salvo mejor parecer.
DOCTRINA
Artículo 171
CONCORDANCIAS:
C.:arts.; 14, 44, 58, 69, 165, 168y188;
Ley 24150: arts. 5 inc. d), 6;
Ley 27860;
D.Leg. 743: arto 23;
P.I.D.C .P.: arto 1.2;
P.I.D.E.S.C.: arto 1.2
1. Introducción
La Carta de 1839 omite hacer alguna referencia al tema que nos ocupa, sin
embargo, la Constitución de 1856 sí va a abordar la materia en el artículo 118,
señalando que la "fuerza pública" debe garantizar los derechos de la nación en
el exterior; y asegurar el orden y ejecución de las leyes en el interior. La misma
fórmula será la que el texto constitucional de 1860 preverá en su artículo 119,
la Carta Magna de 1867 en su artículo 116 y la Constitución de 1920 en su
artículo 143.
Lo expuesto hasta aquí nos lleva necesariamente a inferir que el rol que
cumplen actualmente las Fuerzas Armadas, esto es, en un escenario en el cual
el diálogo ha pasado a ser la principal arma frente a alguna amenaza externa,
es sin duda relevante, pero subsidiario. En otros términos, pasan a adoptar una
función fundamentalmente disuasiva frente a aquella amenaza externa que
atente contra la independencia, soberanía e integridad territorial-del país, ya
que dicha amenaza externa intentará ser superada principalmente a través del
diálogo, sin necesidad de entrar a un enfrentamiento armado.
Por otro lado, a la Policía Nacional se le encomienda la tutela del orden interno,
la vigencia y ejecución de las leyes al interior del territorio nacional. Esto último
marca una diferencia clara con las labores que se constituyen más bien propias
de los institutos castrenses, las cuales están circunscritas a la defensa externa
del país, específicamente de su independencia, soberanía e integridad
territorial. Esto último debiera conducir a que el tratamiento de ambas
instituciones, es decir, de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional en un
futuro texto constitucional se dé en capítulos y/o títulos distintos.
"Las tareas de desarrollo del país, tanto económico como social no deben
encomendarse a las Fuerzas Armadas y Policiales, y en caso de ser necesaria
la utilización de su estructura o de su personal, debe ser definido en cada
1071
En esta línea de pensamiento se encuentra FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. La
jurisdicción militar en lo Constitución españolo de 1978. S u organización y ámbito
competencial En: BIDART CAMPOS, Germán y PALOMINO MANCHEGO, José
(coordinadores). "Jurisdicción militar y Constitución en Iberoamérica". Libro-Homenaje a
Domingo García Belaunde. Editorial Jurídica Grijley, Lima, 1997, p. 152.
1072
Nos referimos aquí a la Comisión creada en virtud del Decreto Supremo N° 018-2001-JUS,
de fecha 26 de mayo de 2001, durante el Gobierno de Transición del Doctor Valentín Paniagua
Corazao. Dicha Comisión, denominada "Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma
Constitucional", estuvo integrada por veintiocho juristas, personas de reconocida trayectoria
profesional y académica, designados por Resolución Suprema N° 232-2001-JUS con fecha 31
de mayo de 2001, Y debía proponer tres productos:
1. Las normas constitucionales que podrían ser reformadas, a partir de la evaluación de su
contenido, de su análisis sistemático y de la regulación de las instituciones políticas.
1073
2 Las opciones sobre el contenido de las reformas propuestas.
3. El procedimiento para desarrollar las reformas constitucionales propuestas.
El producto final de este trabajo conjunto fue publicado por el Ministerio de Justicia en julio de
200t.
oportunidad por el poder civil, tanto en la extensión de su ayuda, como en su
duración y en el sentido de la misma. Siempre, cuando participen en estas
tareas han de hacerlo bajo la dirección de las autoridades civiles y políticas".
Qué duda cabe que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional pueden
contribuir a superar los perjuicios que traen consigo alguna calamidad o
desastre. Es más, ya hemos tenido oportunidad de comprobar en algunas
ocasiones, como por ejemplo las inundaciones que tuvieron lugar como
consecuencia del Fenómeno del Niño, que ello resulta por demás importante
por la infraestructura e instrumentos con que cuentan, así como por la
preparación que tiene su personal.
DOCTRINA
Artículo 172
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 77, 80, 98,118 inc. 24), 165 Y 167 a 170;
Ley 27860;
D.Leg. 752: arts. 1 y ss.;
C.A.D.H.: arto 23.1.c;
D.U.D.H.: art 21.2;
P.I.D.C.P.: arto 25.c
1076
Así lo había previsto la fórmula original del artículo 216 de la Constitución de 1933, sin
embargo, creemos nosotros que debía precisarse que es "el número de efectivos" el que se
determina por ley y no al efectivo en sí mismo.
de selección y evaluación de sus principales mandos, de conformidad con sus
capacidades y con los valores éticos que deben inspirar la actuación de cada
uno de sus integrantes. Una segunda característica es la de contar con
suficiente capacidad tecnológica, lo cual no quiere decir necesariamente que
las Fuerzas Armadas tenga que abastecerse con los últimos avances
tecnológicos en materia, por ejemplo, de armamento, sino sobre todo, tener
una fuerza disuasiva suficiente, eficiente y eficaz. Esto último guarda relación
con lo que señalamos en nuestro comentario al artículo 170 de nuestra
Constitución vigente.
En tercer lugar, y aquí entramos justamente al tema que nos ocupa, se debe
contar con unas Fuerzas Armadas con un tamaño idóneo para cumplir con los
fines que se le confían. Y es que parece ser que hoy en día se privilegia más
que un ejército numeroso, unas Fuerzas Armadas con el número de efectivos
suficiente y debidamente calificados y preparados. Como se suele decir,
cantidad no es sinónimo de calidad 1077. Finalmente, otro de los rasgos que se le
atribuyen a unas Fuerzas Armadas "modernas" es la de ser móviles y flexibles,
es decir, susceptibles de subdividirse modularmente sin deteriorar sus
capacidades1078.
1078
En el Informe Final de la Comisión para la Reestructuración Integral de las Fuerzas
Armadas dentro del apartado referido a las acciones que corresponde adoptar al Ministerio de
Defensa, se establece expresamente lo siguiente:
"a) Ejecución progresiva de las acciones necesarias para la reestructuración de las Fuerzas
Armadas. Debe adecuarse el tamaño de los tres Institutos a las necesidades de defensa
actuales y también a la situación económica y las posibilidades fiscales del país. Esto requiere
definir unas Fuerzas Armadas más reducidas y más eficaces. La reducción debe ser
equilibrada, tanto en efectivos como en equipamiento e instalaciones. Definido por el Poder
Ejecutivo el número de efectivos adecuados a una estructura piramidal, el Ministerio de
Defensa procederá a formular un programa plurianual de acercamiento gradual al número
señalado".
En buena cuenta, lo que se busca es contar no necesariamente con unas Fuerzas Armadas
con una gran cantidad de integrantes, sino sobre todo, altamente calificados y preparados para
cumplir con los altos fines que se les confían. Actualmente, justamente los institutos armados
han disminuido en cuanto al número de sus miembros, como consecuencia de la instauración
en el Perú de un servicio militar voluntario a partir de la Ley N° 27178.
GARCÍA COVARRUBIAS, Jaime. La modernización militar. En: "Fuerzas Armadas y Sociedad".
Año 14, N° 1, enero-marzo, p. 5. Citado por: PEDRAGLIO, Santiago; TAMAYO, Ana María y
CASTILLO, Eduardo. Ob. cit., p. 50.
calificación, así como una labor inspirada en los valores éticos que impidan que
la institución policial vea mellada su imagen.
Otro de los asuntos que guarda relación con el tema de los efectivos policiales
es el de su distribución. Según un cuadro elaborado en el año 1998 respecto
de la distribución operativa de la Policía Nacional, se detectó que de los
106,000 efectivos que había en aquel entonces, 55,000 estaban en la ciudad
de Lima1079. Aun cuando sabemos que se han adoptado una serie de medidas
en aras de hacer frente a esta problemática, al parecer todavía resultan
insuficientes frente a la importante tarea que involucra la seguridad ciudadana.
Una vez que hemos abordado de forma muy sucinta el tema del número de
efectivos policiales y militares, y es que por cuestiones de espacio tiene que ser
así, pasaremos a ocuparnos del tema de los ascensos en ambos institutos.
En contra más bien de la ratificación de los ascensos por parte del Senado se
manifestó que ello contribuye a politizar la institución, toda vez que los
integrantes de las Fuerzas Armadas y Policiales se verían obligados a recurrir a
recomendaciones o amistades políticas en aras de obtener lo que pueden
considerar ellos una decisión justa 1083. Otros planteaban que antes se mantenía
la ratificación por parte del Senado en virtud de que lo que se buscaba era
evitar que los miembros de las Fuerzas Armadas efectúen golpes de Estado 1084,
lo cual, a su parecer, finalmente no tiene ninguna utilidad.
1080
Los señores Roger Cáceres Velásquez, Enrique Chirinos Soto y Henry Pease García se
mostraron, por ejemplo, a favor de mantener la ratificación por parte del Senado. Véase al
respecto: COMISIÓN DE CONSTITUCIÓN Y REGLAMENTO. Diario de Debates de la
Constitución de 1993, pp. 2296 Y ss.
1081
Ferrero Costa manifestó estar en contra, apoyándose en las opiniones vertidas sobre el
particular por GARCÍA BELAUNDE, Domingo y QUISPE CORREA, Alfredo. En: Ibídem
1082
Así lo sostuvo Henry Pease García. Ver: Ibídem, p. 2297
1083
Así lo sostuvo Carlos Ferrero Costa. Ver: Ibídem,
1084
Así lo sostuvo Carlos Ferrero Costa. Ver: Ibídem, p. 2298
1085
En ese sentido CHIRI MÁRQUEZ, Remo. Democracia, ciudadanía y Fuerzas Armadas en el
Perú del siglo XXI. En: AA. VV "Las tareas de la transición democrática". Serie: Democracia N°
1. Comisión Andina de Juristas, Lima, setiembre de 2001, p. 257
La Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional planteó que
los ascensos de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional debieran ser
propuestos por la autoridad que fije la ley, siguiendo el orden de méritos y
decididos, en el caso de los miembros de las Fuerzas Armadas, por el Consejo
de Defensa1086, con ratificación del Poder Ejecutivo y en el caso de los
ascensos de los oficiales generales 6' de alto rango para el caso de los
policías), debían ser además ratificados por el Senado (la propuesta supone
asumir un Congreso bicameral)1087. Esta fórmula, a criterio de la misma
Comisión, expresa la opinión del pueblo respecto del compromiso democrático
de las Fuerzas Armadas y evita que sean consideradas como "coto privado del
Presidente de la República, cuidándose de la tentación de convertirlas en una
institución que tenga una relación personal y no institucional con su persona".
En realidad el tema se presta para un debate mucho más amplio que por
cuestiones de espacio no podemos desarrollar aquí. Resulta fundamental a fin
de tomar una posición clara en esta materia, el dar respuesta a interrogantes
tales como si se debe dejar que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional
evalúen sus ascensos sin ningún tipo de injerencia de alguna entidad política
como puede ser el Gobierno o el Congreso; o si se va a aceptar algún tipo de
intervención, qué organismos se encargarían de ello, bajo qué criterios o
pautas, y sobre todo límites, pues tampoco debe perderse de vista que los altos
mandos militares y policiales le deben obediencia básicamente al Estado
1086
El Consejo de Defensa Nacional, en los términos de la Comisión de Estudio de las Bases
de la Reforma Constitucional, se encargaría de la propuesta, por medio del Gobierno, de las
leyes y los reglamentos respectivos que determinen la organización, funciones, especialidades,
preparación, empleo y disciplina de las Fuerzas Armadas, así como la supervisión de su
funcionamiento y la disposición de lo necesario para la formación, composición, organización
de las reservas, equipamiento y repliegue de las Fuerzas Armadas.
Estaría conformado por el Presidente de la República, el Presidente del Senado, el Presidente
de la Cámara de Diputados, el Presidente del Consejo de Ministros, por los ministros de
Defensa, de Relaciones Exteriores, de Economía, del Interior y los Jefes de Estado Mayor de
cada arma. A criterio de la misma Comisión, esta composición garantiza una presencia mixta e
incorpora los diversos funcionarios civiles que tienen relación con el proyecto nacional de
defensa, evitando que la labor en cuestión esté consagrada solo a las fuerzas militares
1087
MINISTERIO DE JUSTICIA. Comisión de Estudio de las Bases de la &forma Constitucional.
Lima, julio 2001, pp. 85-86, en el caso de los militares, y, p. 88, para el caso de los policías.
1088
CONGRESO DE LA REPÚBLICA. Anteproyecto de Ley de &fo1711a de la Constitución.
Lima, abril, 2002, p. 117.
Constitucional y no puede o debe utilizarse el mecanismo de los ascensos para
someter incondicionalmente a sus integrantes al régimen de turno 1089.
Primero, tal como lo establece el artículo 172, será conforme a la ley que los
ascensos se otorgarán, en tal sentido entonces, dicha norma legal debe
contener pautas objetivas, tales como el respeto al cuadro de méritos, y
mecanismos que permitan a los ciudadanos en general y a los mismos militares
y policías en particular el conocer cuáles son los criterios sobre la base de los
cuales son evaluados a efectos de que se les otorgue o no el ascenso
correspondiente. Estas pautas o criterios evidentemente deben guardar
estrecha relación y coherencia con las funciones y fines que se confían a los
institutos armados y policiales. Somos de la opinión de que esto resulta de
particular relevancia no solo para la transparencia de un tema tan delicado
como es este y en el que los intereses en juego pueden conducir a obrar de
forma arbitraria, sino para que los mismos integrantes de ambas instituciones
tengan conocimiento pleno de cómo debe ser su desempeño si lo que aspiran
es ostentar un alto grado en la entidad que conforman.
DOCTRINA
Artículo 173
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 41, 97, 118.9, 139 incs. 1) y 3), 140, 141,165,168,169,174 Y 205;
C.P.; arts. 36 ine. 8), 229, 284, 319 al 334, 341, 346 al 353, 360, 361;
C.P.P.: arts. 18 inc. 1), 26 inc. 8);
C.J.M.: arts. 179 al 205;
L.O.p.].: arto 1;
L.O.M.P.: arto 64;
D.L. 25659: arts. 1 y 2;
C.A.D.H.: arto 4;
D.D.D.H.: arto 3;
P.I.D.C.P.: arts. 6.2 a 6.6
Quienes infringen las normas del Servicio Militar Obligatorio están sometidos al
Código de Justicia Militar"1091.
1092
Cfr. LANDA ARROYO, César, CAMPOS TORRES, Joseph y SORIA LUJÁN, Daniel. Base
de datos sobre estados de emergencia en el Perú (Documento de trabajo). Lima, si ed., 1995,
p. 6.
SANDOVAL CORONADO, Juan Carlos. La legislación de emergencia y la especialidad del
delito militar.
1093
En: HURTADO POZO, José (director) "La reforma del Derecho Penal militar". Anuario de
Derecho Penal 2001-2002 Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Pero-
Universidad de Friburgo. Lima, 2002, p. 180. Es menester precisar que, para este autor, la
invocación de una relación de causalidad forma parte del criterio de ocasionalidad
embajador japonés), este órgano jurisdiccional también dirimió la competencia
a favor de la justicia militar, debido a que los comandos actuaron en
cumplimiento de una orden superior, es decir, en ejercicio de una función
militar1094.
En general, los criterios del lugar de la comisión del hecho, del fuero personal o
de la ocasionalidad deben ser descartados como aproximaciones válidas para
concretizar el delito de función1095, ya que desde el punto de vista del Estado
Democrático de Derecho, en el cual el respeto y la tutela efectiva de los
derechos humanos constituye uno de sus deberes primordiales 1096, solo un
criterio material (es decir, por la naturaleza del delito) puede ser fiel al diseño
constitucional de una jurisdicción militar de excepción que solo reprima las
conductas que afecten o pongan en riesgo el ejercicio de las atribuciones
constitucionales de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional.
"La índole del deber violado es, pues, central para determinar si un
comportamiento determinado es común o militar. Si el deber es común o
genérico, propio de todos los ciudadanos, el delito no será militar aun cuando
sea perpetrado por un militar o policía. En tal virtud, todo dependerá del bien
jurídico vulnerado, que es el objeto de protección. Consecuentemente, los
bienes jurídicos están vinculados a las labores castrenses o policiales y a los
fines institucionales, de ahí que las conductas deben afectar la organización,
las funciones y las finalidades institucionales de las Fuerzas Armadas y Policía
Nacional. Estas se encuentran precisadas en los arts. 165, 166, 168 Y 170 de
la Constitución"1098.
1094
Con relación al mencionado criterio, el profesor César San Martín ha señalado que es
"absolutamente insuficiente destacar como punto definitorio una circunstancia externa del
hecho, como es el que el agente se encuentre de servicio o el hecho se vincule, ocasional o
causalmente, al servicio que presta'~ SAN MARTÍN CASTRO, César. Algunos aspectos de la
justicia militar (a propósito del caso peruano). En: HURTADO POZO,)osé (director), Ob. cit., p.
124.
1095
La Corte Suprema ha abandonado dichos criterios en la resolución de la Sala Penal
Permanente del 17 de noviembre de 2004, que dirime a favor de la justicia común una
contienda de competencia con la jurisdicción militar. La mencionada resolución fue publicada el
23 de noviembre de 2004
1096
Ver el artículo 44 de la Constitución
1097
SANDOVAL CORONADO,)uan Carlos. Ob. cit., pp. 181-182
Teniendo en cuenta 10 expuesto se puede construir un concepto constitucional
del delito de función, caracterizado por los siguientes elementos 1099:
Los sujetos pasivos deben ser las Fuerzas Armadas o la Policía Nacional.
1098
SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal Volumen 1,2" edición, Grijley, Lima,
2003, p.166
1099
Cfr. SAN MARTÍN CASTRO, César. Ob. cit., pp. 164-165. Asimismo, revisar el Informe N° 66
de la DEFENSORÍA DEL PUEBLO titulado ¿Quién juzga qué? Justicia militar vs. justicia
ordinaria. Defensoria del Pueblo, Lima, 2003, p. 95
1100
Las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos pueden consultarse en la
página web www.corteidh.or.cr. Las del Tribunal Constitucional en la página web
www.tc.gob.pe.
naturaleza atenten contra bienes jurídicos propios del orden militar (párrafo
117).
Es por esta razón, agrega la Corte, que los militares que debelaron el motín
ocurrido en El Frontón "hicieron un uso desproporcionado de la fuerza que
excedió en mucho los límites de su función", por lo que "los actos que llevaron
a este desenlace no pueden ser considerados delitos militares, sino delitos
comunes, por lo que la investigación y sanción de los mismos debió haber
recaída en la justicia ordinaria" (párrafo 1.18).
Por otra parte, esta definición del delito de función excluye de su ámbito a los
militares o policías en situación de retiro y a los civiles como sujetos activos, ya
que no cumplen ninguna función castrense o policial. Por ello, en ningún
supuesto podrían afectar bienes jurídicos institucionales de las Fuerzas
Armadas o de la Policía Nacional 1103. Respecto al primer supuesto (militares o
policías en situación de retiro) se ha pronunciado la Corte Interamericana en el
caso Cesti Hurtado (sentencia del 29 de setiembre de 1999), así como el
Tribunal Constitucional en su línea jurisprudencial 1104. Asimismo, el juzgamiento
1101
En este caso, Carlos Alfredo Villalba Zapata interpone un hábeas corpus a favor de su hijo,
el teniente de infantería en situación de retiro Carlos Alberto Villalba Olaechea, por haber sido
detenido y procesado en la justicia castrense a pesar de su situación militar. El Tribunal
Constitucional consideró este hecho como una afectación a su derecho constitucional a la
jurisdicción predeterminada por la ley, por lo que declaró fundada la demanda y ordenó la
suspensión total del proceso penal que se le seguía en el Segundo Juzgado Permanente de la
Zona Militar de Lima
1102
DEFENSORÍA DEL PUEBLO. Ob. cit. p. 58.
1103
Ibídem, p. 63
1104
Sobre el particular, el Supremo Intérprete de la Constitución ha ratificado que "la
Constitución establece que el ámbito de competencia del Fuero Militar está circunscrito para el
juzgamiento de los denominados delitos de función, esto es, aquellas conductas punibles que
afecten bienes jurídicos de los institutos armados o policiales y/o constituyan afectación de
deberes de función, las cuales solo podrán ser cometidas por miembros de las Fuerzas
Armadas y de la Policía Nacional en actividad" (Expediente N° 1932-2003-HC/TC, Fundamento
N° 2).
de civiles en la justicia militar ha sido definido por el referido tribunal regional en
los casos Castillo Petruzzi, Durand y Ugarte, y Cantoral Benavides (sentencia
del 18 de agosto de 2000), como una afectación al derecho humano a un juez
competente, independiente e imparcial.
DOCTRINA
DEFENSORIA DEL PUEBLO. ¿ Quién juzga qué? Justicia militar vs. justicia
ordinaria. Informe N° 66 de la Defensoría del Pueblo. Lima, 2003;
DEFENSORÍA DEL PUEBLO. Lineamientos para la reforma del servicio militar.
Hacia un modelo voluntario. Lfma, 1999; LANDA ARROYO, César, CAMPOS
TORRES, Joseph, SORIA LUJAN, Daniel. Base de datos sobre estados de
emergencia en el Perú (documento de trabajo). Lima, 1995; SANDOV AL
CORONADO, Juan Carlos. La legislación de emergencia y la especialidad del
delito militar. En: HURTADO POZO, José (director) "La reforma del Derecho
Penal militar". Anuario de Derecho Penal 2001-2002. Fondo Editorial de la
Pontificia Universidad Católica del Perú PUCP-Universidad de Friburgo, Lima,
2002; SAN MARTÍN CASTRO, César.
Algunos aspectos de la justicia militar (a propósito del caso peruano). En:
HURTADO POZO, José (director) "La reforma del Derecho Penal militar".
Anuario de Derecho Penal 2001-2002. Fondo Editorial de la Pontificia
Universidad Católica del Perú-PUCP-Universidad de Friburgo, Lima, 2002; SAN
MARTíN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. Volumen 1, Segunda
Edición, Grijley, Lima, 2003.
1105
DEFENSORÍA DEL PUEBLO, Lineamientos para la reforma del servicio militar. Hacia un
modelo voluntario. Defensoria dd Pueblo. Lima, 1999, p. 52
Derechos análogos entre las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional
Artículo 174
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 138, 139 inc. 3), 143, 165, 172 Y 173;
C.P.; arto 36 me. 8);
C.P.C.: arto 648 ine. 4);
D.Leg. 752: arto 2
No. debe perderse de vista que según la Ley de Situación Militar, Ley N°
28359, que en este tema repite los mismos conceptos de la derogada Ley de
Situación Militar (Decreto. Legislativo. N° 752), existen beneficios expresos
para los oficiales que han pasado. a la situación de retiro. por cualquier causal
que no. sea la medida disciplinaria o. sentencia judicial. En efecto., en el
artículo. 56 se establece textualmente: "El oficial que pase a la situación de
retiro. tiene derecho. a la pensión, compensaciones, indemnizaciones y
beneficios que establezca la legislación sobre la materia. Los referidos
derechos tienen el carácter vitalicio. Únicamente pueden ser suspendidos o
retirados por resolución judicial". Inmediatamente el artículo 57 regula lo
siguiente: "El Oficial General y/o Almirante en situación de retiro conserva el
goce de los honores, preeminencias, tratamientos y otros goces
correspondientes a su grado en situación en actividad, con excepción del
Oficial comprendido en el literal H) del artículo 44 de la presente Ley". ¿Y qué
contiene el literal H) del artículo 44? La causal de sentencia judicial.
DOCTRINA
Solo las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional pueden poseer y usar armas de
guerra. Todas las que existen, así COTTW las que se fabriquen o se
introduzcan en el país pasan a ser propiedad del Estado sin proceso ni
indemnización.
Se exceptúa la fabricación de armas de guerra por la industria privada en los
casos que la ley señale.
La ley reglamenta la fabricación, el comercio, la posesión y el uso, por los
particulares, de armas distintas de las de guerra.
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 inc. 12), 24)f, 37,140,163 al 165 Y 173;
C.P.; arts. 279,321 inc 5);
Ley 25054;
D.Leg. 370: arto 28;
D.Leg. 898: arts. 1 y ss.;
D.L.. 23214: arts. 134 al 137;
C.A.D.H.: arto 15
Arma de fuego es cualquier arma que conste por lo menos de un cañón por el
cual una bala o proyectil puede ser descargado por la acción de un explosivo y
que haya sido diseñada para ello o pueda convertirse fácilmente para tal
efecto. También comprende a cualquier otra arma o dispositivo destructivo tal
como bomba explosiva, incendiaria o de gas, granada, cohete, lanzacohetes,
misil, sistema de misiles y minas1106.
Las armas de guerra hoy en día son en general automáticas, es decir, su ciclo
completo de cargar, amartillar, disparar, extraer y recargar es completamente
mecánico. En cambio, las semiautomáticas son aquellas armas en las que el
ciclo es similar, excepto la acción de disparar que debe realizarse cada vez por
el agente.
1106
Ambas definiciones pertenecen a la Convención Interamericana contra la Fabricación y el
Tráfico Ilícitos de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y otros Materiales Relacionados,
vigente desde 1998
Naturalmente existen armas de guerra largas y armas de guerra cortas o de
puño. En el Perú existen -solo a manera de ejemplo-las siguientes armas de
guerra:
F AL, fusil ametrallador ligero belga, arma usada por las FEAA. y PNP.
FAP, fusil ametrallador pesado belga, usado por las FEAA. y PNP (DINOES)
Las armas de guerra en el Perú son de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas
y la Policía Nacional de acuerdo al artículo 175 de nuestra Constitución
Política. Esto significa que ninguna persona y por ninguna razón puede utilizar
armas de guerra, procediendo su decomiso sin proceso ni indemnización
alguna.
Son aquellas armas que por sus características y diseño son fabricadas para
cubrir requerimientos de defensa personal, deporte, caza, seguridad, vigilancia
1107
Decreto Supremo N° 022-98-PCM de 29 de mayo de 1998, Reglamento que norma la
entrega de Armas de Guerra
y colección. Son armas selectivas cuyos materiales no resisten grandes
cadencias de tiro y no están preparadas para disparar en ráfaga.
Sin embargo, se debe tener presente que existen algunas armas de uso civil
(de cacería mayor) como la carabina de calibres .308, .30-06 Y otros mayores
(denominados "africanos") que poseen energía en la boca de cañón superior a
estos parámetros legales, pero que no cambian la naturaleza de dichas armas
que son de uso civil.
Armas de defensa personal; son armas cortas (pistolas, revólveres) que usan
munición de menos de 40 kilográmetros.
Armas de deporte de tiro al blanco; son armas cortas o largas (pistola, revólver,
carabina, escopeta) empleadas en la programación oficial de concursos de las
federaciones de tiro deportivo nacional1109.
Armas de caza; son armas largas que usan munición de menos de 400
kilográmetros, como las escopetas, las carabinas y las combinaciones
carabina-escopetas.
Armas de colección; son aquellas que poseen valor por su antiguedad, historia,
diseño u otras peculiaridades. No pueden ser portadas ni tener munición, y
deben guardarse des activadas. Las armas de colección pueden ser antiguas o
modernas.
1108
Un kilográmetro es una unidad de trabajo mecánico o esfuerzo capaz de levantar un
kilogramo de peso a un metro de altura
1109
Una de las modalidades precisamente es el tiro con fusil Máuser
reúnen las características necesarias para la guerra moderna, especialmente la
capacidad de fuego (automáticas) y gran capacidad de almacenamiento de
munición, razones por las que deben ser consideradas como armas de uso civil
(deporte, caza, colección, etc.).
4. Legislación de desarrollo
DOCTRINA
Artículo 176
El sistema electoral tiene por finalidad asegurar que las votaciones traduzcan la
expresión auténtica, libre y espontánea de los ciudadanos; y que los escrutinios
sean reflejo exacto y oportuno de la voluntad del elector expresada en las
urnas por votación directa.
Tiene por funciones básicas el planeamiento, la organización y la ejecución de
los procesos electorales o de referéndum u otras consultas populares; el
mantenimiento y la custodia de un registro único de identificación de las
personas; yel registro de los actos que modifican el estado civil.
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 inc. 17),31,90,111,113 inc. 5), 114 inc. 2), 117, 134, 152 y 191;
L.O.E.: arts. 1,2,26 al 28;
Ley 26486: arts. 1,2;
C.A.D.H.: arts. 23.1.a,23.1.b;
D.U.D.H.: art. 21 mes. 1), 3);
P.I.D.C.P.: arts. 25.a, 25.b
1. Aspectos generales
En efecto, del análisis de los doce artículos -del 176 al 187- que comprenden el
Capítulo, solo el primer párrafo del artículo 187 contiene una prescripción
relativa al sistema electoral propiamente, cuando establece el principio de
representación proporcional en las elecciones pluripersonales.
2. Análisis
El primer párrafo del artículo esboza una definición de sistema electoral que se
confunde con el concepto de Derecho Electoral, que alude -este último- al
conjunto de normas jurídicas que rigen los procesos electorales.
En realidad, lo que se traza son objetivos, metas y finalidades hacia los que se
deben dirigir los procesos de selección y renovación de la representación
política.
1110
CAPEL. Diccionario Electoral Tomo II, 2" edición, IIDH, Costa Rica, 2000
1111
NOHLEN, Dieter. Tratado de Derecho Electoral comparado de América Latina. IIDH, México,
1998, p.145
1112
FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. Estudios de Derecho Electoral Ediciones Jurídicas,
Lima, 1997, p.23
Las elecciones, en definitiva, no son por sí solas procesos exclusivos ni
garantía suficiente de un régimen democrático representativo; pero sin lugar a
dudas, constituyen un elemento fundamental para su caracterización. Por ello,
la necesidad de dotadas de determinadas reglas que aseguren que los
resultados electorales reflejen la voluntad de los electores.
Finalmente, el primer párrafo del artículo en análisis, hace mención a que los
escrutinios deben caracterizarse por su exactitud y oportunidad. El escrutinio
comporta una etapa sumamente importante del proceso electoral, y consiste en
el acto jurídico -en tanto lo realizan funcionarios nombrados por el órgano
electoral correspondiente- de contabilizar los votos. La exactitud y oportunidad
del escrutinio implica que el recuento de votos debe revelar la voluntad del
cuerpo electoral expresada en las urnas, y que los resultados, deben
publicitarse en el plazo más corto posible.
El segundo párrafo se refiere a las funciones del sistema electoral, que como
ya se ha sostenido, en realidad se trata de funciones de los órganos que
comprenden la administración electoral en el Perú.
CAPEL. Diccionario Electoral. Tomo 11, segunda edición, IIDH, Costa Rica,
2000; NOHLEN, Dieter. Tratado de Derecho Electoral comparado de América
Latina. IIDH, México, 1998; FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. Estudios de
Derecho Electoral.
Ediciones Jurídicas, Lima, 1997.
Conformación del Sistema Electoral
Artículo 177
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 43, 178, 182, 183 Y 203 inc. 3);
L.O.J.N.E.: arts. 3,6;
L.O.O.N.P.E.: art 3;
L.O.R.E.N.I.E.C.: arts. 1,3
1. Aspectos generales
2. Análisis
Coincidimos con García Toma cuando sostiene que "la autonomía debe ser
entendida como el ejercicio privativo de autoridad -con plenas facultades de
administración y jurisdicción sobre los asuntos de su competencia- que la
Constitución le asigna a cada uno de los órganos" 1117.
Finalmente, el artículo 177 establece que entre los órganos del sistema debe
mantenerse una relación de coordinación funcional, que tiene por propósito,
entendemos, la cristalización de los fines previstos en el artículo 176. Es decir,
el JNE, la ONPE y el RENIEC deben conjugar esfuerzos a efectos de que los
procesos electorales sean transparentes y los resultados sean fiel reflejo de la
voluntad popular.
DOCTRINA
1117
GARCÍA TOMA, Víctor. Análisis sistemático de la Constitución pemono de 1993. Tomo 1,
Universidad de Lima-Fondo de Desarrollo Editorial. Lima, 1998, p. 247.
Artículo 178
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 35, 96, 107, 113 inc. 5), 114 inc. 2), 117,118 inc. 10),142, 179 a 181 y
203 inc. 5);
L.O.E.: arts. 26 al 28, 370;
L.O.J.N.E.: arts. 1, 5, 6, 7;
Ley 26533: arto 3;
C.A.D.H.: arts. 23.1.a, 23.1.b;
D.U.D.H.: arto 21 incs. 1), 3);
P.I.D.C.P.: arts. 25.a, 25.b -
1118
El Capítulo II del Decreto Ley N° 7177, Estatuto Electoral, Titulado "Jurados Electorales",
distingue -en el artículo 49- entre el Jurado Nacional de Elecciones y los Jurados
Departamentales de Elecciones.
elecciones mismas, del escrutinio, de la proclamación, y, en general, de todos
los actos inherentes a las elecciones para el Presidente de la República y
representantes a Congreso".
1119
PAREJA PAZ SOLDÁN, José. Derecho Constitucional peruano. 4' edición aumentada.
Biblioteca de Derecho. Ediciones Librería Studium, Lima, 1966, p. 373. Sobre el término "Poder
Electoral", el constitucionalista precisa lo siguiente: "El Poder Electoral tiene a su cargo la
organización de la función electoral. Es el órgano supremo y directo del Estado encargado de
organizar el proceso electoral, de constatar sus resultados y de proclamar a los elegidos,
otorgándoles las respectivas credenciales. Es una función de Estado que representa una
voluntad autónoma: la del cuerpo electoral. Sus decisiones tienen fuerza obligatoria. El Poder
Electoral tiene menor o mayor extensión según la amplitud del régimen del sufragio en los
diversos países".
funciones, "el conocimiento de las materias relativas al ejercicio del sufragio, la
validez o nulidad de las elecciones, la proclamación de los elegidos, la
expedición de credenciales, los procedimientos electorales y las demás
señaladas en la ley." Asimismo, en el artículo 294 de dicha Carta Política se
estableció que el Registro Electoral y el Registro de Partidos Políticos
dependen del Jurado Nacional de Elecciones, lo cual fortalecía a este
organismo como ente rector del Poder Electoral.
1120
BERNALES BALLESTEROS, Enrique. La Constitución de 1993. Análisis comparado. 5'
edición.
Instituto Constitución y Sociedad. Lima, 1999, p. 749
1121
HURTADO CRUZ, Virgilio. &1orma electoral. En: "Diario oficial El Peruano". Miércoles 5 de
mayo de 2004, p. 8.
1122
HERNÁNDEZ BECERRA, Augusto. Fiscalización de elecciones. En: "Diccionario Electoral".
Tomo 1. 2' edición, Instituto Interamericano de Derechos Humanos-Centro de Asesoria y
Promoción Electoral (CAPEL), Costa Rica, 2000, pp. 594-595
1123
JURADO NACIONAL DE ELECCIONES. 1) Manual del fiscalizador electoral. Elecciones
Generales 2001, pp. 7 -8.
del artículo 31 de la Constitución, los cuales revisten el carácter de
fundamentales al estar consagrados en el inciso 17 del artículo 2 de dicha
Carta Fundamental. En tanto que por otro lado, es garantía a los intereses de
los partidos políticos y a la legitimidad de la democracia representativa.
La obligatoriedad del voto está relacionada con el deber que tienen todos los
ciudadanos de integrar el cuerpo electoral 1130 y ser partícipes de la decisión
política agregada que se determina en el proceso electoral. Esto no implica que
el ciudadano va a ser requerido por el Estado bajo el imperio de la coerción
para que emita el voto, sino que simplemente será sancionado con una multa
por ser omiso al acto de sufragio. En tal sentido, el Jurado Nacional de
Elecciones fiscaliza la obligatoriedad del voto en acto posterior al sufragio
imponiendo la multa correspondiente1131.
El último supuesto de hecho del inciso 1 del artículo 178, establece que
corresponde al Jurado Nacional de Elecciones la fiscalización de la elaboración
del padrón electoral, que implica un conjunto de actos previos al sufragio. El
inciso d) del artículo 5 de la Ley Orgánica del Jurado Nacional de Elecciones
además de contemplar la fiscalización a la elaboración del padrón electoral,
incluye acertadamente a "la fiscalización de la legalidad de la actualización y
depuración final del padrón electoral de manera previa a cada proceso
electoral", porque efectivamente, el tema requiere de un proceso constante y
necesario que determine con exactitud el cuerpo electoral.
1145
La Ley N° 28094, Ley de Partidos Políticos, ha desarrollado esta distinción, definiendo cada
uno de estos modelos societarios para la participación política. Así, el segundo párrafo del
artículo 1 de la referida ley establece que "los partidos políticos son asociaciones de
ciudadanos que constituyen personas jurídicas de derecho privado cuyo objetivo es participar
por medios lícitos, democráticamente, en los asuntos públicos del país dentro del marco de la
Constitución Política del Estado y de la presente ley. Del mismo modo, el primer párrafo del
artículo 17 de la mencionada norma prescribe que "se entienden como movimientos las
organizaciones políticas de alcance regional o departamental y como organizaciones políticas
locales las de alcance provincial o distrital". Las alianzas electorales se reservan a los partidos
y a los movimientos. El artículo 15 de la Ley de Partidos establece que "los partidos pueden
hacer alianza con otros partidos o movimientos políticos debidamente inscritos, con fines
electorales y bajo una denominación común. (...)".
1146
PATIÑO CAMARENA, Javier. Nuevo Derecho Electoral mexicano. 7a edición. Editorial
Constitucionalista, México, 2002. p. 308. En diversos países latinoamericanos ocurre lo mismo,
señalando el citado autor sobre este tema que "los partidos políticos inscritos tienen
personalidad jurídica, gozan de derechos y prerrogativas y quedan sujetos a las obligaciones
que establece la Constitución".
1147
GARCÍA TOMA, Víctor. Los derechos humanos y la Constitución. Editorial Gráfica Horizonte
S.A., Lima, 2001, p. 402
1148
Artículo 4 del Reglamento del Registro de Organizaciones Políticas, aprobado por
Resolución N° 015 -2004-JNE. Se entiende en dicho Reglamento que el Registro de
Organizaciones Políticas es una dependencia del Jurado Nacional de Elecciones; es de
carácter público y está abierto permanentemente, excepto seis (6) meses antes y tres meses
después de cualquier proceso electoral, entendiéndose que se refiere a la fecha de los
comicios.
1149
Antes de la Ley N° 28094, el Jurado Nacional de Elecciones cumplía con la función de
inscripción de organizaciones políticas dentro de los parámetros establecidos por las leyes
electorales. A este respecto expidió, por ejemplo, la Resolución N° 109-2002-JNE, publicada
el3 de abril de 2002 en el diario oficial El Peruano, en cuya virtud se aprueba el "Reglamento
de Inscripción de Organizaciones Políticas". La norma tiene el carácter de reglamento
secundum legem (reproduce la ley) y no establece el procedimiento administrativo a seguirse
en el Jurado, lo que hoy en día se ha institucionalizado por lo establecido en la Ley N° 28094,
Ley de Partidos Políticos.
custodiar dicho registro. El primero implica un conjunto de actos administrativos
y diligencias orientadas al funcionamiento permanente del Registro, salvo el
periodo de seis meses antes y tres meses después de cualquier proceso
electoral. Durante su funcionamiento -conforme a lo dispuesto en el artículo 4
de la Ley de Partidos- se registran el nombre del partido político, la fecha de su
inscripción, los nombres de los fundadores, de sus dirigentes, representantes
legales, apoderados y personeros, la síntesis del Estatuto y el símbolo.
El ejercicio de esta función lleva consigo la labor de vigilancia que debe hacer
el Jurado Nacional de Elecciones para que las normas que hagan referencia a
las organizaciones políticas y a la materia electoral sean efectivamente
cumplidas por los actores electorales y por las instituciones comprometidas.
Esta función es de carácter permanente, lo cual hace que este colegiado sea el
garante de dicha normatividad, complementando y fortalecimiento además, la
función de fiscalización prevista en el inciso 1) del presente artículo que se
circunscribe únicamente a actos concretos sujetos a un plazo determinado
dentro del proceso electoral.
1150
RUBIO CORREA, Marcial. Ley de partidos políticos: las reglas que nadie quiso aprobar.
Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Pero, Lima, 1997. Anota el
constitucionalista que "el sistema de partidos aparece como un requisito indispensable pero no
suficiente para el aporte partidario a la democracia. También es evidente que para que el
sistema en su conjunto sea democrático, cada partido debe también serio a su interior y en la
relación con los demás".
Sobre este tema, debemos recordar que desde la vigencia de la Constitución
Política de 1993 hasta el 2 de noviembre de 2003 -fecha en que se expide la
Ley N° 28094, Ley de Partidos Políticos- el Congreso no reguló el accionar de
las organizaciones políticas en un corpus ¡uns especializado que sistematice el
tema, por lo que la función de observancia de las normas sobre partidos
políticos quedó reducida a las disposiciones previstas en la Ley Orgánica de
Elecciones, que señalan un conjunto de formalidades para la inscripción de las
organizaciones políticas y, a su vez, prestan mayor atención al requisito de la
lista de adherentes1152; así como la presentación de la proyección de gastos de
campaña y la sus tentación respectiva con carácter de declaración jurada
conforme al artículo 183; y, el acceso gratuito a los medios de comunicación del
Estado previsto en el artículo 194, posteriormente modificado por el artículo 20
de la Ley N° 27369 que establece la franja electoral. La Ley Orgánica de
Elecciones regula estas dos últimas actividades en el marco del proceso
electoral, lo que I ha dado a la supervisión del Jurado Nacional de Elecciones
en estos temas, un carácter estrictamente temporal.
1154
CONGRESO DE LA REPÚBLICA. Partidos poUticos, camino a una Iry. Aportes y
propuestas. Centro de Investigación Parlamentaria, Lima, 2003, pp. 25-37. En el texto se
comprenden todos estos temas relativos a los partidos políticos en tres: "democracia interna,
financiamiento y acceso a los medios de comunicación".
que de acuerdo al artículo 21 de la referida norma, le corresponde apoyar y
brindar asistencia técnica a los procesos electorales organizados por los
partidos políticos en las etapas de planeamiento del proceso y cronograma,
elaboración del padrón electoral para este tipo de elecciones, inscripción de
candidatos, elaboración del material electoral, publicidad electoral,
conformación de las mesas receptoras de votos, acto de votación, escrutinio y
cómputo de votos, entrega de resultados, resolución de impugnaciones y
proclamación de resultados; temas que están vinculados a la especialidad de
dicho órgano electoral.
Esta situación genera un evidente conflicto que pone en riesgo la validez 1156 y
constitucionalidad de algunas disposiciones de la Ley de Partidos y, en el mejor
de los casos, genera una duplicidad de funciones, porque el inciso g) del
artículo 5 de la Ley Orgánica del Jurado Nacional de Elecciones que ordena al
Jurado "velar por el cumplimiento de las normas sobre organizaciones
políticas", aún está vigente. Dicha norma no ha sido derogada expresamente y
no se aplica la derogación tácita por cuanto si bien la Ley de Partidos Políticos
es una ley ordinaria aprobada con una votación variable, 74 votos para el caso
concreto1157 el artículo 34 de esta ley no ha observado el procedimiento
legislatívo previsto en el Texto Único Ordenado del Reglamento del Congreso
para la aprobación, modificación o derogación de leyes orgánicas 1158. En este
1155
Ver artículo 34 de la Ley N° 28094, Ley de Partidos Políticos y el Reglamento de Asignación
de Espacios en Radio y Televisión de propiedad del Estado a los partidos políticos en periodo
no electora!, aprobado por Resolución Jefatura! N° 077 -2004-J / ONPE, publicada en el diario
oficial El Peruano el 18 de abril de 2004.
1156
BOBBIO, Norberto. Teoría general del Derecho. Tercera reimpresión de la segunda edición,
Editorial Temis, Santa Fe de Bogotá, 1999, p. 21. El autor ha señalado que una de las
operaciones a realizar para decidir si una norma es válida o no es la de "comprobar que no sea
incompatible con otras normas del sistema (lo que también se llama derogación implícita),
particularmente con una norma jerárquicamente superior (una norma constitucional es superior
a una ley ordinaria en una constitución rígida) o con una norma posterior, como quiera que en
todo ordenamiento jurídico rige el principio de que dos normas incompatibles no pueden ser
válidas a un mismo tiempo (así como en un sistema científico dos proposiciones contradictorias
no pueden ser ambas válidas)".
1157
CONGRESO DE LA REPÚBLICA. Archivo General. Expediente de la Ley N' 28094. Fojas
873.
Se advierte que la votación de la Ley de Partidos fue por partes y la concerniente al artículo 34
de este corpus iuris, es decir, el Capítulo IV, fue aprobado con 74 votos, pero no registra el
procedimiento de doble votación que requiere una norma con carácter de ley orgánica.
1158
El último párrafo del artículo 73 del Texto Único Ordenado del Reglamento del Congreso
establece que "las iniciativas que versen sobre leyes orgánicas, leyes de desarrollo
constitucional y la modificación de las leyes que se refieren al Régimen Económico (Título III de
la Constitución Política) requieren para su aprobación de una doble votación. No se aplica este
contexto, el Jurado Nacional de Elecciones para cumplir con el mandato
constitucional y de su ley orgánica, deberá supervisar la actuación de la Oficina
Nacional de Procesos Electorales y de su Gerencia de Supervisión de Fondos
Partidarios, lo que equivale a decir: supervisar al supervisor.
El artículo 178 solo enumera las funciones del Jurado Nacional de Elecciones,
por lo que el espíritu de la justicia electoral se encuentra desarrollado en el
artículo 181 de la Constitución, el cual precisa sus principales características,
como veremos más adelante,
Este inciso 6 del artículo 178 de la Constitución es una fórmula jurídica que la
doctrina denomina númerus apertus y permite que las funciones del Jurado
Nacional de Elecciones no se agoten en las que menciona la Carta Política,
sino que puedan establecerse otras en la legislación especial y demás normas
Nohlen, Sonia Picado, Daniel Zovatto (compiladores). Fondo de Cultura Económica, México D.
F., 1998, p. 689.
1163
En este sentido, el artículo 48 de la Ley N° 26859, Orgánica de Elecciones, que regula la
vigencia de los Jurados Electorales Especiales -órganos temporales del Jurado Nacional de
Elecciones establece que "los cargos de los miembros de los Jurados Electorales Especiales
se mantienen vigentes hasta la proclamación de los candidatos y la entrega de las respectivas
credenciales".
Asimismo, precisa que "el cargo de Presidente del Jurado Electoral Especial mantiene vigencia
hasta la rendición de cuentas de los fondos asignados, plazo que no puede ser mayor de diez
(10) días, bajo responsabilidad, contados desde la proclamación de los candidatos y la entrega
de las respectivas credenciales".
1164
El inciso 3 del artículo 265 de la Constitución Política de Colombia de 1991, precisa que
corresponde a este colegiado "conocer y decidir definitivamente los recursos que se
interpongan contra las decisiones de sus delegados sobre escrutinios generales y en tales
casos hacer la declaratoria de elección y expedir las credenciales correspondientes
1165
El inciso 8 del artículo 102 de la Constitución Política de la República de Costa Rica
establece como función de este organismo electoral la de "hacer la declaratoria definitiva de la
elección de Presidente y Vicepresidentes de la República, dentro de los treinta días siguientes
a la fecha de la votación y en el plazo que la ley determine, la de otros funcionarios citados en
el inciso anterior".
1166
DÍAZ ZEGARRA, Walter. Derecho Electoral en el Pero. Palestra Editores. Lima, 2000, p.
126.
de desarrollo constitucional. Por ejemplo, la Ley N° 26486, Orgánica del Jurado
Nacional de Elecciones incorpora en su artículo 5 como atribuciones de este
órgano constitucional: declarar la vacancia de los cargos y proclamar a los
candidatos que por ley deben asumidos, diseñar y ejecutar programas de
capacitación electoral dirigidos a los miembros de los organismos conformantes
del Sistema Electoral, así como desarrollar programas de educación electoral
que permitan crear conciencia cívica en la ciudadanía, función última que es
fundamental para la consolidación democrática 1167 y que corresponde de
manera permanente al Jurado Nacional de Elecciones, excepto durante los
periodos electorales en que es ejercida por la Oficina Nacional de Procesos
Electorales.
Del mismo modo, el artículo 18 de la Ley N° 27369 otorga una nueva función al
Jurado cuando precisa que "toda persona o institución que realice encuestas
electorales para su difusión debe inscribirse ante el Jurado Nacional de
Elecciones1168." En virtud a esta disposición, el Jurado crea el Registro Electoral
de Encuestadoras mediante Resolución N° 142-2001-JNE 1169, reglamentándose
una actividad que en el proceso de elecciones generales del año 2000 y
anteriores, era de libre ejercicio, sin que se requiriera la publicación adjunta de
datos sobre la metodología aplicada1170.
1167
IDEA-International Institute for Democracy and Electoral Assistance & Grupo de Río.
Gobernabilidad democrática y partidos políticos en América Latina. Suecia, 2003, pp. 10-12. En
el texto se precisa que uno de los factores del nivel de insatisfacción de la democracia es "la
insuficiente educación y cultura democráticas, que afecta a extensos sectores sociales,
secularmente excluidos de la vida política, así como a sectores dominantes que a menudo
impregnan de prácticas autoritarias la vida democrática".
1168
ASOCIACIÓN CIVIL TRANSPARENCIA. Datos para la democracia. N° 9, Año l. Publicado el
9 de noviembre de 2000
1169
Publicada en el diario oficial El Peruano ellO de febrero de año 2001, pp. 198459-198460
1170
El artículo 191 de la Ley N° 26859, Orgánica de Elecciones, que fuera modificado por el
artículo 18 de la Ley N° 27369 decía lo siguiente: "La publicación o difusión de encuestas y
proyecciones de cualquier naturaleza, sobre los resultados de las elecciones, a través de los
medios de comunicación solo puede efectuarse hasta 15 (quince) días antes del día de la
elección. En caso de incumplimiento se sancionará al infractor con una multa que fijará el
Jurado Nacional de Elecciones tomando como referencia la Unidad Impositiva Tributaría
(O.I.T.); lo recaudado constituirá recursos propios de dicho órgano electoral". La norma no
imponía ningún otro requisito para las personas u organizaciones que realizaban encuestas y
proyecciones.
1171
Publicada en el diario oficial El Peruano el 15 de octubre de 2004, p. 278346
proceso de integración supranacional desarrollado por la Comunidad Andina,
para la vida en democracia".
Por más que esta fórmula jurídica respondiera a un criterio técnico, contravenía
la Constitución. La norma pudo prever salidas como la coordinación entre los
organismos electorales, porque el mandato constitucional no exige que el
Jurado Nacional de Elecciones verifique directamente las firmas de los
ciudadanos que piden ante el Tribunal Constitucional la declaratoria de
inconstitucionalidad de una ley o norma I con rango de ley que vulnere la
Constitución, sino que emita una declaración de certeza de que efectivamente
son cinco mil o más los ciudadanos que debidamente identificados, solicitan
dicho petitorio ante el Tribunal.
1173
Ley N° 26497, Orgánica del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil, articulo 7,
inciso t).
1174
Publicada en el diario oficial El Peruano el5 de noviembre de 2004. Los dos primeros
considerandos de la norma, así como el artículo único de la parte resolutiva son fundamentales
para entender este procedimiento. Ambos considerandos de la resolución ad literem rezan:
"Que, mediante resolución de fecha 15 de julio de 2004 el Tribunal Constitucional concedió
plazo de veinte días para que los demandantes de la Acción de Inconstitucionalidad subsanen
la omisión de la comprobación de firmas de adherentes por parte del Jurado Nacional de
Elecciones, conforme al inciso 5) del artículo 203 de la Constitución Política del Perú; Que, el
Jurado Nacional de Elecciones no realiza la tarea de verificación de la autenticidad de firmas y
documentos de identidad de ciudadanos, labor que, para el caso de los adherentes a las
solicitudes presentadas en el ejercicio de los derechos políticos previstos por la Constitución y
las leyes, desarrolla el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil, de acuerdo al literal o)
del artículo 7 de su Ley Orgánica N° 26497, modificada por Ley N° 27706". En el artículo único,
el Jurado resuelve "poner en conocimiento del Tribunal Constitucional y del ciudadano Luis
Nicanor Maraví Arias, que el Jurado Nacional de Elecciones hace suya la certificación otorgada
por el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil en la Acción de Inconstitucionalidad
promovida por dicho ciudadano, para los efectos del numeral 5) del artículo 203 de la
Constitución Política del Perú".
A pesar de ello, el Congreso ha subsanado esta deficiencia siguiendo un
camino distinto. Ha expedido la Ley N° 28301, nueva Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional, quedando derogada la anterior que regulaba el procedimiento
que tienen que seguir los cinco mil ciudadanos que solicitan la acción de
inconstitucionalidad, incorporando esta materia a la Ley N° 28237, Código
Procesal Constitucional. El inciso 3 del artículo 102 de esta norma, establece
que a la demanda de inconstitucionalidad se acompaña en su caso
"certificación por el Jurado Nacional de Elecciones, en los formatos que
proporcione el Tribunal, y según el caso, si los actores son cinco mil
ciudadanos o el uno por ciento de los ciudadanos del respectivo ámbito
territorial, conforme al artículo 203 inciso 5) de la Constitución".
El penúltimo párrafo del artículo 178 establece que "en materia electoral, el
Jurado Nacional de Elecciones tiene iniciativa en la formación de las leyes."
Resulta importante realizar un acucioso análisis sobre este tema porque en el
debate parlamentario aún no se ha delimitado con claridad sus alcances.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 20, 144, 155, 178, 180, 181 Y 9" nF.T.;
L.O.J.N.E.: arts. 9 y ss.
1181
CHIRINOS SOTO, Francisco. Lo Constitución de 1993. Lectura y comentario. 4" edición, Antonella
Chirinos Motalbetti, Lima, 1997, p. 396.
nueva composición supera técnicamente a la prevista en la fórmula del artículo
287 de la Constitución de 1979 -que tenía tres representantes elegidos por
sorteo1182 se ha dejado de lado al representante de la Federación Nacional de
Abogados del Perú, miembro que tenía representación gremial a nivel nacional
y que actualmente bien podría darle al Jurado Nacional de Elecciones la
perspectiva regional, acorde con el esquema descentralizado que se viene
fortaleciendo en el país.
En cierta forma, esta legitimidad fortalece la naturaleza del Jurado como juez
electoral, ya que actualmente la selección y nombramiento de los jueces de la
jurisdicción ordinaria es efectuada por un órgano con autonomía constitucional
como el Consejo Nacional de la Magistratura, dejándose de lado el principio de
legitimidad democrática1184, en cuya virtud los juzgadores son investidos con
aprobación del Congreso para que ejerzan el poder de administrar justicia que
1182
El artículo 287 de la Constitución de 1979 establecía la siguiente composición del Jurado
Nacional de Elecciones, el cual estaba integrado por siete miembros:
1.- Uno elegido por la Corte Suprema de Justicia entre sus magistrados jubilados o suplentes
quien preside el Jurado.
2.- Uno elegido por la Federación Nacional de Colegios de Abogados del Perú.
3.- Uno elegido por el Colegio de Abogados de Lima.
4.- Uno elegido por los Decanos de las Facultades de Derecho de las universidades
nacionales. y, 5.- Tres elegidos por sorteo entre los ciudadanos propuestos por los Jurados
Regionales del Norte, Centro y Sur de la República, de acuerdo a ley.
Al tiempo de designarse los miembros titulares se procede a nominar a los suplentes de cada
uno de ellos.
1183
LÓPEZ GUERRA, Luis. El Poder Judicial en el Estado Constitucional. Palestra Editores,
Lima, 2001, pp. 63-66. Siguiendo la lógica del autor al tratar el tema de la "legitimidad
democrática del juez", por cuanto el poder de administrar justicia (sea electoral, civil o penal o
en la materia que fuere) deviene del pueblo, la designación de los miembros del Jurado
Nacional de Elecciones -que son jueces electorales- a través de mecanismos de elección
directa dentro de diversas instituciones públicas, universitarias y gremiales vinculadas al
Derecho, de alguna u otra manera otorgan legitimidad democrática al Pleno de esta institución.
1184
FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. El sistema constitucional español. Primera reimpresión,
Editorial Dykinson, Madrid, 1995, pp. 755. Anota el tratadista que "en todo Estado democrático,
el pueblo es el origen y referente de todos los poderes (...). Si la soberanía reside en el pueblo,
del que emanan los poderes del Estado, es obvio que el Poder Judicial, uno de esos poderes,
debe igualmente provenir de la voluntad popular. En este sentido ha de entenderse la inicial
proclamación del precepto (la justicia emana del pueblo), que se alinea inequívocamente en la
dirección del principio democrático"
también emana del pueblo. Pese a que este principio se aplica por medio de
una elección indirecta a través del Parlamento, como ocurre en España, reviste
de legitimidad -al menos en teoría al Poder Judicial 1185 y en general al juzgador.
1185
El principio de legitimidad democrática fue recogido exn el artículo 245 de la Constitución
de 1979 que establecía lo siguiente: "El Presidente de la República nombra a los Magistrados a
propuesta del Consejo Nacional de la Magistratura. El Senado ratifica los nombramientos de los
Magistrados de la Corte Suprema".
1186
SAGOÉS, Néstor Pedro. Elementos de Derecho ConstitucionaL Tomo 1, Editorial Astrea,
Buenos Aires, 2001. pp. 416-417. Néstor Pedro Sagoés, analizando el Código Nacional
Electoral de la Argentina (Decreto N° 2.135 del 18 de agosto de 1983, modificado por las leyes
Núms. 23.247,23.476, 24.012, 24.444 Y 24.904) distingue dentro de la organización electoral
de este país a los jueces federales a cargo de los registros electorales, hasta tanto no se
designen magistrados especializados para este fuero electoral, y la Cámara Nacional Electoral,
en la Capital Federal. Ambos se encargan de la justicia electoral, revisando el segundo las
resoluciones del primero. En tanto el tercero, es la Junta Electoral Nacional, establecida en la
capital federal y en cada provincia federal, la cual se encuentra formada por "magistrados del
Poder Judicial, son órganos que aprueban las boletas de sufragio, designan las autoridades de
las mesas electorales, resuelven las impugnaciones y lo concerniente a la validez o nulidad de
las elecciones, realizan el escrutinio del distrito, proclaman a los electos y les otorgan sus
diplomas".
1187
FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. Ob. cit. p. 820. El modelo argentino guarda similitud con
el modelo electoral peruano previsto en la Ley N° 7177, del 26 de mayo de 1931 y con el
modelo español actual por su alto nivel de judicialización. Lo mismo ocurre con el modelo de
organización electoral del Brasil, por cuanto la función electoral recae en el Poder Judicial.
En dichos paradigmas, incluyendo el peruano de 1931, la organización
electoral está presidida por un alto funcionario de la Corte Suprema, criterio
que a la fecha se sigue conservando en los referidos países. La elección de
este magistrado, según el Estatuto Electoral de 1931, recaía en el Fiscal más
antiguo de la Corte Suprema, cargo que para el contexto de la Constitución de
1993 resulta extraño, porque hoy en día el Fiscal es funcionario exclusivo del
Ministerio Público. Pero esta designación era posible en ese tiempo porque en
las Constituciones de 1920 y 1933 el Poder Judicial tenía también la titularidad
de la acción penal y demás atribuciones que hoy corresponden al Ministerio
Público.
1190
CUBAS VILLANUEV A, Víctor. Constitución, proceso y poder político. Palestra Editores,
Lima, 2000, p. 100
1191
ABAD YUPANQUI, Samuel y GARCÉS PERALTA, Carolina. El Gobierno de Fujimorí: antes
y después del golpe. En: "Del golpe de Estado a la nueva Constitución". Serie: Lecturas sobre
Temas Constitucionales N° 9. Comisión Andina de Juristas. Lima, 1993, pp. 261-263
1192
CUBAS VILLANUEVA, Víctor. Ob. cit.
1193
Conforme con lo establecido en el artículo 155 de la Constitución, esta institución está
integrada por un miembro elegido en votación secreta en Sala Plena por la Corte Suprema; otro
elegido en votación secreta por la Junta de Fiscales Supremos; otro elegido en votación
secreta por los miembros de los Colegios de Abogados del país; dos elegidos en votación
secreta por los miembros de los demás Colegios Profesionales del país; otro elegido en
votación secreta por los rectores de las universidades nacionales; uno elegido en votación
secreta por los rectores de las universidades particulares; pudiéndose ampliar sus miembros a
dos que serán elegidos en votación secreta por el mismo Consejo entre las propuestas
efectuadas por las instituciones representativas del sector laboral y empresarial
Constitución de 1979, no participaba en la elección de miembro alguno del
Jurado Nacional de Elecciones. No obstante ello, el tema invita a una reflexión
porque en el Estatuto Electoral de 1931, el Jurado Nacional de Elecciones
estuvo integrado y presidido por el Fiscal más antiguo de la Corte Suprema de
Justicia, repitiéndose esa fórmula en el artículo 18 del Decreto Ley N° 7352, así
como en el artículo 10 de la Ley N° 7887, respectivamente.
Los miembros del Jurado provenientes del Colegio de Abogados de Lima, así
como de las Facultades de Derecho de las universidades públicas y privadas,
son en sí los representantes de la sociedad civil ante este órgano electoral.
Actualmente, predominan en la composición del Jurado.
Similar parecer recogió el inciso 4) del artículo 287 de la Carta de 1979, que
otorgó representación a las universidades nacionales en la composición del
Jurado, cuando estableció que uno de los miembros de este órgano será
elegido "por los decanos de las Facultades de Derecho de las universidades
nacionales". Esta redacción reafirma la representación de las universidades
nacionales en el Jurado y mantiene el criterio de especialidad, pero
circunscribe la elección de este miembro a los decanos de las Facultades de
Derecho, quedando al margen los catedráticos principales de dicha facultad. El
decano es siempre un profesor principal 1195 que tiene los demás requisitos que
exige la Ley N° 23733, Ley Universitaria, de manera que el texto reduce el
universo de candidatos y de participantes en la elección, con el incremento de
las exigencias que importa tal cargo.
1195
El segundo párrafo del artículo 37 de la Ley N° 23733, Ley Universitaria, establece que "(..,)
El Decano representa a la Facultad ante el Consejo Universitario y la Asamblea Universitaria,
es elegido por el Consejo de la Facultad entre los profesores principales de ella que tengan
die'¿ años de antigüedad en la docencia, de los cuales tres deben serio en la categoría y debe
tener el grado de Doctor o el más alto título profesional cuando en el país no se otorgue dicho
grado en la especialidad (...)".
de un miembro del Jurado Nacional de Elecciones, lo que responde a la nueva
realidad del país en que la educación privada universitaria se ha extendido,
logrando un reconocido espacio y prestigio a nivel nacional.
DOCTRINA
Los integrantes del Pleno del Jurado Nacional de Elecciones no pueden ser
menores de cuarenta y cinco años ni mayores de setenta. Son elegidos por un
período de cuatro años. Pueden ser reelegidos. La ley establece la forma de
renovación alternada cada dos años.
El cargo es remunerado y de tiempo completo. Es incompatible con cualquiera
otra función pública, excepto la docencia a tiempo parcial.
No pueden ser miembros del Pleno del Jurado los candidatos a cargos de
elección popular, ni los ciudadanos que desempeñan cargos directivos con
carácter nacional en las organizaciones políticas, o que los han de-sempeñado
en los cuatro años anteriores a su postulación.
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 40, 91 inc. 2), 92, 96, 99 Y 146;
C.C.: arts. 1366,1368;
C.P.; arts. 385, 395, 401;
L.O.].N.E.: arts.10al12;
C.A.D.H.: arto 23.1.a;
D.D.D.H.: arto 21.1;
P.I.D.C.P.: arto 25.a.
1196
CUBAS VlLLANUEVA, Víctor. Constitución, proceso y poder político. Palestra Editores.
Lima, 2000, p.76. El autor nos demuestra cómo el problema de origen puede influir en el
ejercicio de la función
1197
Explicando el caso del Tribunal de Garantías Constitucionales el autor advierte el problema
en el nombramiento de los magistrados de este órgano, que finalmente incidía en su
independencia funcional: "la designación de los nueve magistrados del Tribunal de Garantías
Constitucionales, tres por el Poder Legislativo, tres por el Poder Ejecutivo y tres por el Poder
Judicial, generó una dependencia de origen de la cual muchos de los magistrados no se
llegaron a desligar, lo que determinó una tímida actuación en el ejercicio de sus funciones.
En la redacción original, la norma hacía referencia a las elecciones parciales. El Decreto Ley N°
22652, modificó el artículo 14 del Decreto Ley N° 14250, para hacer referencia a las elecciones
complementarias
1198
Con la expedición del Texto Único Integrado del Decreto Ley N° 14250, aprobado por la Ley
N° 26337, Ley Orgánica Electoral, se consagra la permanencia de los miembros del Pleno. Así,
el artículo 14 de la derogada norma estableció:
"Los integrantes del Pleno del Jurado Nacional de Elecciones son elegidos por un periodo de
cuatro años. Pueden ser reelegidos.
El cargo es remunerado y de tiempo completo. Es incompatible con cualquiera otra función
pública, excepto la docencia a tiempo parcial.
Para ello, luego de la reelección, deberá transcurrir un periodo de 4 años para
que el ex magistrado vuelva a ser elegido.
Con ello reafirma el principio general referido a toda función pública previsto en
el artículo 40 de la Constitución que establece que "ningún funcionario o
servidor público puede desempeñar más de un empleo o cargo público
remunerado, con excepción de uno más por función docente. De esta manera,
los magistrados del Jurado Nacional de Elecciones pueden paralelamente
trasmitir sus conocimientos y experiencia en materia electoral o de sus
respectivas especialidades en la cátedra en universidades públicas. La regla,
conforme con el artículo 3 de la Ley N° 28175, Ley Marco del Empleo
Público1203, es que ningún empleado público puede percibir del Estado más de
una remuneración, retribución, emolumento o cualquier tipo de ingreso, siendo
de igual modo incompatible la percepción simultánea de remuneración y
pensión por servicios prestados al Estado. Sin embargo, esta norma recoge en
su segundo párrafo la excepción de la función docente y la percepción de
dietas por participación en uno de los directorios de entidades o empresas
públicas, supuesto último que no alcanza a los magistrados del Jurado
Nacional de Elecciones porque la Constitución solo permite la excepción de
docencia.
1204
El artículo 152 de la Constitución prescribe lo siguiente: "Los jueces de paz provienen de
elección popular. Dicha elección, sus requisitos, el desempeño jurisdiccional, la capacitación y
la duración de sus cargos son normados por ley. La ley puede establecer la elección de los
jueces de primera instancia y determinar los mecanismos pertinentes".
Con la inclusión de la pertenencia o militancia a una organización política
durante cuatro años anteriores a la postulación, se garantiza que quienes
ejerzan la I función de magistrados del Jurado Nacional de Elecciones se
encuentren alejados del escenario político electoral actual y, por ende, se
mantengan alejados de los intereses I y conflictos partidarios que puedan llegar
a ser resueltos por esta institución durante su gestión. Asimismo, se garantiza
una conducta funcional transparente e imparcial de los miembros del Pleno del
Jurado, para lograr el fin de la organización electoral, el cual es traducir
fielmente la voluntad popular".
DOCTRINA
Artículo 181
El Pleno del Jurado Nacional de Elecciones aprecia los hechos con criterio de
conciencia. Resuelve con arreglo a ley y a los principios generales de derecho.
En materias electorales, de referéndum o de otro tipo de consultas populares,
sus resoluciones son dictadas en instancia final, definitiva, y no son revisables.
Contra ellas no procede recurso alguno.
CONCORDANCIAS:
C:arts.2inc.17),31, 118inc.10), 142, 178 inc. 4), 185 Y 187;
L.a.E.: arts. 26 al 28, 34 al 36;
L.a.J.N.E.: arto 9;
Ley 26533: arts. 1,2,4;
C.A.D.H.: arto 25;
D.U.D.H.: arto 8;
P.I.D.C.P.: art 2.3.
1205
BERNALES BALLESTEROS, Enrique. La Constitución de 1993. Análisis comparado. 5"
edición. Instituto Constitución y Sociedad. Lima, 1999, pp. 661-662.
1206
MARCONE MORELLO, Juan. Diccionario jurídico penal y ciencias auxiliares. Tomo 1. 1"
edición, 1995. pp. 592-593.
1207
JAÉN VALLEJO, Manuel. Los principios de lo prueba en el proceso penal español. En:
''Actualidad Jurídica". T. 94. Gaceta Jurídica, Lima, setiembre de 2001, pp. 36-37.
1208
GASCÓN ABELLÁN, Marina; GARCÍA FIGUEROA, Alfonso. La argumentación en el
Derecho. Algunas cuestiones fundamentales. Palestra Editores, Lima, 2003, pp. 361-362
de hecho, es susceptible de ser apreciado críticamente, es decir, aceptado o
rechazado1209.
Existen ahora, como bien explica Carlos Lasarte Álvarez 1213, principios
provenientes del Derecho tradicional, los que provienen del derecho natural
que por ser criterios socialmente admitidos se consideran justos; los que
1209
RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la Constitución Política de 1993. Tomo V. la edición.
Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1999, p. 406
1210
HÁBERLE, Peter. El Estath constitucional Universidad Nacional Autónoma de México y
Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2003. p. 222. El citado
autor ha acotado lo siguiente: "(...) no obstante las diferencias que pueda haber por la cultura
jurídica en su desarrollo histórico, en todas partes el Estado constitucional se ha despedido de
la idea de Montesquieu de que el juez es solamente la bouche de la Ioi. Si bien se ha
exagerado la imagen del Estado judicial (R. Marcic), crece cada vez más el reconocimiento de
la función pretoriana del tercer poder, de que sus tareas también son creativas; la sola defensa
del derecho (cfr. artículo 164 del Tratado de la Comunidad Europea) no es suficiente; también
se trata de un prudente desarrollo del Derecho hasta llegar al Derecho judicial como fuente del
Derecho propia".
1211
El artículo VIII del Título Preliminar del Código Civil prescribe que "los jueces no pueden
dejar de administrar justicia por defecto o deficiencia de la ley. En tales casos, deben aplicar los
principios generales del Derecho y, preferentemente, los que inspiran el Derecho peruano".
1212
RUBIO CORREA, Marcial. Título Preliminar. Biblioteca Para Leer el Código Civil. Volumen
III. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1993, pp. 146-147.
1213
LASARTE ÁLVAREZ, Carlos. Principios de Derecho Civil. Tomo 1. Parte General y Derecho
de la Persona. Editorial Trivium, Madrid, 1992, p. 80.
provienen de las convicciones ético-sociales imperantes en la comunidad, y, los
principios lógico-sistemáticos o positivos que provienen de dispositivos legales,
los cuales abarcan valores y reglas de conducta que trascienden al Derecho
positivo, lo que implicaría que la justicia electoral puede recurrir tanto a ellos
como a la costumbre. En la Constitución de 1993 se pueden encontrar
principios lógico-sistemáticos o positivos, los cuales sirven al juzgador para
interpretar las normas constitucionales referidas a los derechos fundamentales,
como por ejemplo la remisión a los Derechos Humanos y los tratados
internacionales1214; la dignidad del hombre, la soberanía del pueblo, el Estado
democrático de derecho y la forma republicana de gobierno previstas en el
artículo 3 de la Constitución Política vigente.
1219
HINOSTROZA MÍNGUEZ, Alberto. Manual de consulta rápida del proceso civil la edición.
Gaceta Jurídica, Lima, 2001, p. 70.
1220
El artículo 19 del Reglamento del Registro de Organizaciones Políticas, aprobado por
Resolución N° 015-2004-JNE preceptúa lo siguiente: "El Pleno del Jurado Nacional de
Elecciones, en sesión pública, sustancia y resuelve la apelación dentro de los cinco días
después de concedida, con citación de las partes. Contra lo resuelto por el Pleno del Jurado
Nacional de Elecciones no procede recurso alguno
1221
El artículo 34 de la Ley N° 26859, Orgánica de Elecciones, modificado por el artículo 3 de la
Ley N° 27369 establece: "El Jurado Nacional de Elecciones resuelve, en instancia definitiva, los
recursos que se interpongan contra las resoluciones expedidas por la Oficina Nacional de
Procesos Electorales y el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil, en cuanto tales se
refieran a asuntos electorales, de referéndum u otro tipo de consultas populares. Resuelve
también las apelaciones o los recursos de nulidad que se interpongan contra las resoluciones
de los Jurados Electorales Especiales".
Por otro lado, el mencionado artículo agrega que las resoluciones del Pleno no
son revisable s, lo que quiere decir, que lo resuelto en materia electoral por
este colegiado no puede ser sometido a dictamen u opinión de otro órgano
administrativo o jurisdiccional a efectos de que la revoque en su integridad o en
alguno de sus extremos, la modifique o la confirme. A este respecto, el artículo
142 de la Constitución ha establecido que "no son revisables en sede judicial
las resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones en materia electoral (...)".
Sin embargo, tal precepto tiene un claro limite en los casos de conflicto de
competencia entre el Jurado y los demás organismos electorales, los cuales
son resueltos por el Tribunal Constitucional, conforme con lo dispuesto por el
numeral 3) del artículo 202 de la Constitución, el numeral 3) del artículo 109 de
la Ley N° 28237, Código Procesal Constitucional 1222 y el artículo 6 de la Ley
Orgánica del Jurado Nacional de Elecciones1223.
1222
El numeral 3) del artículo 109 de la Ley N° 28237, Código Procesal Constitucional precisa
que: "el Tribunal Constitucional conoce de los conflictos que se susciten sobre las
competencias o atribuciones asignadas directamente por la Constitución o las leyes orgánicas
que delimiten los ámbitos propios de los poderes del Estado, los órganos constitucionales, los
gobiernos regionales o municipales y que opongan: 3) A los poderes del Estado entre sí o con
cualquiera de los demás órganos constitucionales, o de estos entre sí".
1223
El artículo 6 e la Ley N° 26486, Orgánica del Jurado Nacional de Elecciones establece que
"las contiendas que se promuevan respecto de la competencia del Jurado Nacional de
Elecciones y la Oficina Nacional de Procesos Electorales o el Registro Nacional de
Identificación y Estado Civil serán resueltas por el Tribunal Constitucional, conforme a la ley
pertinente".
1224
Para tener un panorama más claro de esta figura, Samuel Abad Yupanqui indica que este
tipo de amparo "podría tutelar los derechos de participación política afectados, por ejemplo, por
la decisión de un prefecto de prohibir la realización de un mitin de cierre de campaña, la
arbitraria detención del documento de identidad de una persona y la consecuente imposibilidad
de votar, el uso indebido de fondos públicos afectando el principio de igualdad -y neutralidad-
en materia electoral y, en general, todas aquellas irregularidades que se pudieran presentar
durante un proceso electoral y que requieran de un proceso urgente que tutele los derechos
ciudadanos".
ABAD YUPANQUI, SamueI. El proceso constitucional de amparo. l' edición. Gaceta Jurídica,
Lima, 2004, p. 448.
declaración de certeza1225. Asimismo, cuando la norma precisa que contra
aquella decisión no cabe recurso alguno, no hace más que fortalecer la
seguridad jurídica que deben tener las resoluciones del Jurado para garantizar
la legalidad y legitimidad democrática del país.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 31, 40, 117, 118 inc. 5), 150, 154.3, 176, 177, 178,183 Y 186;
L.O.E.: arts. 26 al 28, 37 al 41, 74;
L.O.C.N.M.: arto 21 inc. e);
Ley 26487: arts. 5, 8 al 10;
C.A.D.H.: arto 23.1.c;
D.U.D.H.: arto 21.2;
P.I.D.C.P.: arto 25.c
En este sentido, los integrantes del Pleno del Jurado y el Jefe de la ONPE
comparten los supuestos básicos propios de su función electoral, que pueden
impedir el ejercicio del cargo, pero entendemos que el Presidente del Jurado y
el Jefe de la ONPE no comparten las mismas preminencias, honores o
jerarquía en la Administración Pública.
Así, veamos cuál ha sido ese historial, largo y complejo, que intentó preservar
la autonomía de la administración electoral 1230:
En esta etapa se realiza una profunda reforma que busca despolitizar la labor
electoral; y por ello, se crea el Jurado, como máximo organismo electoral,
integrado por un representante de la Corte Suprema, cuatro delegados de las
universidades nacionales y cuatro delegados de las juntas departamentales.
4) Estadio de las garantías del sufragio ciudadano (desde 1962 hasta 1979)
1231
Sobre el tema se puede revisar: NOHLEN, Dicter y otros (compiladores). Tratado de
Derecho Electoral comparado de América Latina. Fondo de Cultura Económica, México D.F.,
1988
1826, 1933 (que hablan del ''Poder Electoral 1232"); y, en especial, con la
Constitución peruana de 1979 (con la consagración del Jurado como único
organismo electoral).
La parte final del artículo 182 precisa que al Jefe de la Oficina Nacional de
Procesos Electorales "le corresponde organizar todos los procesos electorales,
de referéndum y los de otros tipos de consulta popular, incluido su presupuesto,
así como la elaboración y el diseño de la cédula de sufragio. Le corresponde
asimismo la entrega de actas y demás material necesario para los escrutinios y
la difusión de sus resultados. Brinda información permanente sobre el cómputo
desde el inicio del escrutinio en las mesas de sufragio. Ejerce las demás
funciones que la ley le señala".
1232
El artículo 30 de la Constitución de 1823 nos habla expresamente de "Poder Electoral", al
igual que los artículos 20 y 21 de la Constitución de 1826 y el artículo 88 de la Constitución de
1933.
1233
El error se hace evidente cuando constatamos que el "sistema electoral" tiene tres
organismos diferentes, pero hermanados por la misma función constitucional: "asegurar que las
votaciones traduzcan las expresiones auténtica, libre y espontánea de los ciudadanos (,.,)
1234
El artículo 30 de la Constitución de 1823 nos habla expresamente de "Poder Electoral", al
igual que los artículos 20 y 21 de la Constitución de 1826 y el artículo 88 de la Constitución de
1933.
Constitución de 1979 como un "Poder" del Estado, tenía tal calidad por cuanto
era fuente de la legalidad y legitimidad democrática, ya que respondía a las
características intrínsecas de nuestro Estado de Derecho. Así, podemos
sostener que, hasta antes de 1993, la Constitución histórica 1235 concebía a la
Administración electoral peruana como el Poder Electoral.
Divulgar por todos los medios de publicidad que juzgue necesarios, los [mes,
procedimientos y formas del acto de la elección y de los procesos a su cargo
en general.
1235
"La Constitución histórica es el conjunto de normas y principios que, reiterados en el tiempo,
se convierten en una constante que identifica a las instituciones con la realidad y con la
legislación al uso. (...) La Constitución histórica, busca, precisamente identificar el hilo
conductor (que puede estar compuesto por principios, costumbres o reglas jurídicas) que
permiten la formación de la Constitución escrita o formal". En: SANTISTEV AN DE NORIEGA,
Jorge. El Jurado Nacional de Elecciones y lo necesaria unidad del Sistema Electoral En:
"Razones para una unificación". Opiniones y Análisis de Juristas. Jurado Nacional de
Elecciones. Lima, 2002, p. 27.
Coordinar con el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil la
elaboración de los padrones electorales.
En ese sentido, una clasificación de dichas funciones postula que las tareas
electorales propias de la administración electoral pueden clasificarse en dos: la
administrativa y la jurisdiccional. Según esta interpretación, el JNE se
encargaría solo de administrar "justicia electoral" y la ONPE (y en menor grado
el RENIEC) desarrollaría las demás labores necesarias para el éxito del
proceso (como las reseñadas en el artículo bajo comento), las mismas que
calificarían como funciones "administrativas".
Aquí es conviene recordar las palabras del jurista peruano, Dr. Juan Chávez
Molina, quien ante la tripartición rescata el carácter iusunitario que debe tener
la actual administración electoral1236: "La justicia electoral y la administración de
los procesos electorales constituyen solo una función. No dos ni tres. (.. .). Es
la justicia electoral la que debe dar apoyo y sustento a la adecuada
elaboración, procedimiento y actuación de la administración. No a la inversa. (..
.). Es la justicia la que otorga las garantías necesarias para que la
administración disponga de los elementos que requiera al ejercer sus funciones
(...)".
En el Perú, otros autores 1237 proponen una clasificación que refleje el verdadero
trabajo que realizan los organismos confortantes del sistema electoral, y así
nos hablan de siete (7) funciones electorales repartidas entre tres (3)
organismos electorales:
Jurisdiccional.
Normativa o reglamentaria.
Educativa o pedagógica.
Fiscalizadora.
Administrativa electoral.
Operativa o de logística electoral.
Padrón electoral.
1236
CHÁVEZ MOLINA, Juan. Debate constitucional acerca de la reforma constitucional. El
sistema electoral. En: "Diario El Comercio", del 5 de mayo de 2002.
1237
SÁNCHEZ-PALACIOS PAIVA, Manuel. Régimen jurídico electoral peruano. En: "Debate
Electoral".
Revista de diálogo y participación ciudadana. Volumen l. Jurado Nacional de Elecciones, Lima,
pp. 5-25.
Según esta clasificación funcional, las cinco (5) primeras funciones son
desarrolladas por el Jurado Nacional de Elecciones, una función Oa logís tica u
operativa) por la ONPE y la última función por el RENIEC (elaboración del
padrón electoral).
DOCTRINA
1238
RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de /o Constitución Política de 1993. Tomo 5. Fondo
Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Pem, Lima, 1999, p. 410
1239
Algunos de estos procesos los convoca el Presidente de la República (artículo 118, inciso 5
de la Constitución) y otros el Jurado Nacional de Elecciones, según la Ley de los Derechos de
Participación y Control Ciudadanos.
NOHLEN, Dieter y otros (compiladores). Tratado de Derecho Electoral
comparado de América Latina. Fondo de Cultura Económica, México D.F.,
1988; P ANIAGUA CORAZAO, Valentín. Sistema electoral. En: "La Constitución
de 1993. Análisis y comentarios". Tomo 11; SÁNCHEZ-P ALACIOS P AIV A,
Manuel. Régimen jurídico electoral peruano. En: " Debate Electoral". Revista de
Diálogo y participación ciudadana. Volumen 1, Jurado Nacional de Elecciones,
Lima; SANTISTEV AN DE NORIEGA, Jorge. El Jurado Nacional de Elecciones
y la necesaria unidad del Sistema Electoral. En: "Razones para una unificación.
Opiniones y Análisis de Juristas". Jurado Nacional de Elecciones. Lima, 2002;
RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la Constitución Política de 1993. Tomo 5,
Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, 1999.
Artículo 183
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 inc. 1), 30, 40, 52, 113.5, 114.2, 117, 176 a 178 y 10' nET.;
C.C.: arts. 70 al 75;
C.P.; arto 143;
C.P.Ct.: arto 25 inc.10);
C.N.A.: arts. 6 y 7;
L.O.E.: arts. 42, 43, 74;
L.O.C.N.M.: art 21 inc. f);
LO.R.E.N.I.E.C.: arts. 1,2,7, 10;
Ley 26497: arts 7,10;
Ley 26497;
C.A.D.H.: art 23.1.c;
D.U.D.H.: arto 21.2;
P.I.D.C.P.: arto 25.c
Con respecto al primer párrafo del artículo 183, referido al Jefe del Registro
Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC), nos remitimos a lo
comentado con el caso del Jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales
(ONPE) en la norma anterior.
1240
Además, hay una diferencia que no tiene origen constitucional, pero nos parece importante
resaltarla: el artículo 10 de la Ley Orgánica del Registro Nacional de Identificación y Estado
Civil, Ley N° 26497, señala que el Jefe del RENIEC es nombrado por el Consejo Nacional de la
Magistratura sobre
Capítulo 1 del Decreto Ley N° 7177 del año 1931. Este Estatuto Electoral
creaba también el Jurado Nacional de Elecciones y los Jurados
Departamentales Electorales, y el artículo 50 del Estatuto señalaba:
1241
Artículo 10 del Decreto Ley N° 14207, que regulaba el Registro Electoral del
Perú.
Fuerzas Armadas que, luego de la reforma constitucional del artículo 34, ya
podrán emitir su voto.
Tal vez de ello, Enrique Bernales1244 señala que la estructura actual del RENIEC
ha sido ideada para dos fines: en primer lugar, la inscripción de todos los actos
que dan origen o modifican el estado civil; en segundo término, el cumplimiento
de una serie de funciones de naturaleza electoral, que de manera específica y
fiscalizada eran potestad subrogada del Registro Electoral.
y dada dos funciones, una no electoral y otra sí, ¿cuál es la naturaleza de dicho
organismo?
1244
BERNALES BALLESTEROS, Enrique. Ob. cit., p. 667.
Así, por mandato constitucional expreso, contenido en el Capítulo XIII: Sistema
Electoral1245, Título IV: De la Estructura del Estado, el RENIEC forma parte de la
administración electoral, obteniendo así, constitucionalmente, naturaleza
electoral.
DOCTRINA
1245
Según el Centro de Asesoría y Promoción Electoral, órgano integrante del Instituto
Interamericano de Derechos Humanos (CAPEL-IIDH), el modo genérico -pero técnico- para
aludir a la estructura organizacional responsable de desarrollar el proceso electoral, es utilizar
los términos "organismos electorales" o "administración electoral", y no "sistema electoral", que
hace referencia al modo de convertir votos en escaños.
1246
El artículo 177 de la misma Constitución vigente señala que los organismos electorales
deben trabajar de manera "coordinada" de acuerdo a sus atribuciones, estableciendo una
obligación jurídica que nace mucho antes: en la consustancialidad de las funciones electorales
del Jurado, la ONPE y el RENIEC.
1247
Esta naturaleza insunitaria de la administración electoral puede y debe ser considerada la
base para la existencia de un Poder del Estado, tan a la par de los poderes tradicionales:
Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Ese reconocimiento como un cuarto Poder del Estado ya ha
sucedido en países latinoamericanos como Costa Rica, Uruguay, Venezuela y Nicaragua.
Sobre el tema se puede revisar:
NOHLEN, Dieter y otros (compiladores). Tratado de Derecho Electoral comparado de América
Latina.
Fondo de Cultura Económica. México D.E 1988.
Facultad de declarar nulidad de las elecciones
Artículo 184
CONCORDANCIAS:
C.: arts.2 inc. 17), 31, 111, 118 ¡ne. 5), 134, 136, 177, 178,5" nET.;
L.O.E.: arts. 26 al 28;
L.O.J.N.E.: arts. 5 inc. k), 174, 177, 181 al 183;
C.A.D.H.: arto 23;
D.D.D.H.: arto 12;
P.I.D.C.P.: arts. 25
1.- Cuando los sufragios emitidos en sus dos terceras partes son nulos o en
blanco.
1.- Por graves irregularidades en el proceso electoral que sean suficientes para
modificar los resultados de la elección.
2.- Cuando comprueba que los votos emitidos en sus dos terceras partes son
nulos o en blanco".
El artículo bajo comento opta por el caso de nulidad absoluta de las elecciones.
y para ello la Constitución pone como supuesto normativo del vicio que los
votos válidos no lleguen ni a un tercio de los votos válidamente emitidos en
todo el proceso electoral (66.66% o más son votos nulos o en blanco, y ello
supone que el ganador de la contienda electoral, o que los resultados del
proceso de referendo o de consulta popular, no cuentan con un sólido respaldo
social que les brinde legitimidad democrática).
1248
La denominación de "Jurado" tiene su origen en Inglaterra, donde surge la figura tribunalicia
conformada por ciudadanos o personas no profesionales en materia jurídica, encargados de
determinar la culpabilidad o inocencia de un procesado, siendo el juez el encargado de aplicar
la ley correspondiente. El carácter ciudadanizado del Pleno, así como el hecho de que este
"aprecia los hechos con criterio de conciencia", nos resaltan que la materia electoral no se
puede linútar a una apreciación meramente jurídica.
Debemos precisar entre los "votos en blanco" (donde el ciudadano acude a las
urnas y deposita su voto, pero la cédula no contiene ninguna manifestación de
voluntad a favor de alguna de las posiciones en competencia electoral), "los
votos nulos" (sí son emitidos por el ciudadano, pero con infracciones a la
declaración de voluntad que se espera del ciudadano, como es cuando se vota
por alguien que no es candidato, o si se hace un signo que no es reconocido
formal ni legalmente como manifestación de voto), "votos válidos" (aquellos que
se obtienen luego de deducir, del total de votos emitidos, los votos en blanco y
nulos) y ''votos válidamente emitidos" (aquellos que comprenden los votos
válidos, los nulos y blancos).
Por otro lado, puede que se declare la nulidad de las elecciones presidenciales
al haberse alcanzado más de los dos tercios de votos nulos y blancos, pero no
de las elecciones congresales, y viceversa (pues ambos son dos procesos
diferentes).
DOCTRINA
1249
ARCHILLA, Luis Arturo. Nulidad de las elecciones. En: "Diccionario electoral". IIDD /CAPEL.
San José de Costa Rica, 2000, p. 880.
Carácter público e ininterrumpido del escrutinio electoral
Artículo 185
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 mc. 17), 31, 111, 118 inc. 5), 134, 136,177, 178, 181 Y 184;
L.O.E.: arts. 26 al 28, 242 al 245, 278 al 281, 284;
L.O.].N.E.: arto 134;
C.A.D.H.: arto 23;
D.D.D.H.: arto 21;
P.I.D.C.P.: arto 25
Nuestra Constitución es una de las pocas que regula, aunque sea de modo
genérico, el tema del escrutinio. En la norma constitucional derogada se
hablaba de "toda clase de elecciones", con lo que se comprende al referéndum
y otro tipo de consultas populares; en la norma constitucional vigente se
recalcan estas. En la norma derogada se' establecía la irrevisabilidad como la
regla, en la norma vigente se utiliza otra redacción: se establecen los mismos
supuestos, pero como de revisabilidad.
De modo genérico podemos decir que los escrutinios son el recuento de votos,
pero esta es una definición inacabada porque solo alude a la valoración
cuantitativa1250, dejando de lado la valoración cualitativa: importa saber cuánta
gente votó a favor de determinado partido o candidato, cuántos votos fueron
nulos y cuántos en blanco, etc. Esta valoración de la voluntad popular
expresada en las urnas, produce efectos jurídicos-políticos vinculantes. En el
1250
La simple actividad cuantificad ora de contabilización de votos puede denominarse
"cómputo".
escrutinio también se debe analizar cuántas cédulas de votación sobran, y si
estas coinciden con el número de votos realmente emitidos.
1251
CHIRINOS SOTO, Enrique. Constitución de 1993. Lectura y comentario. 2" edición.
Nerman. Lima, 1995, p. 397
En materia electoral la incertidumbre es indeseable. Por ello, la mayoría de las
legislaciones nacionales regulan que la jornada electoral se efectúa y termina
en un mismo día, y nuestra Constitución precisa en el artículo 182 que el Jefe
de la ONPE "brinda información permanente sobre el cómputo desde el inicio
del escrutinio en las mesas de sufragio". El cómputo final 1252 de los votos los
realiza la Oficina Nacional de Procesos Electorales, aun cuando es el Jurado
Nacional de Elecciones quien debe proclamar los resultados (artículo 178
inciso 5 de la Constitución).
El último párrafo del artículo bajo comento nos señala que los supuestos "de
error material” de impugnación se resuelven conforme a ley. Entendemos que
esta "ley" debe ser una de desarrollo constitucional, por lo que, de conformidad
con el artículo 106 de la Constitución, entendemos que se está haciendo
referencia a la Ley Orgánica de Elecciones N° 26859 ahora vigente.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 31, 117, 118 me. 5), 165, 166, 177, 178 Y 182;
C.P.: 354 al 360;
L.O.E.: arto 40;
L.O.J.N.E.: arto 6;
C.A.D.H.: art 23.1.b;
D.U.D.H.: arto 21.3;
P.I.D.C.P.: arto 25.b
Es por eso que toda clasificación que busque ser menos arbitraria debe reflejar
la naturaleza de las actividades que busca organizar. En efecto, las
clasificaciones más operativas (por tanto, las que nos acercan más a alcanzar
la eficacia y eficiencia), son aquellas que se realizan a partir de las funciones
técnicas que verdaderamente realizan o deben realizar los organismos, y por
ello acogemos la clasificación de funciones, que según mandato constitucional
y legal vigente desde 1993 -sino antes- desarrollan los organismos electorales
en el Perú:
1. Función jurisdiccional
3. Función administrativa
4. Función pedagógica
5. Función normativa
Es decir, la elaboración del listado que contiene los nombres de todos los
ciudadanos que conforman el cuerpo electoral. Por mandato del artículo 183,
segundo párrafo de la Constitución, está a cargo del RENIEC 1254.
El segundo párrafo del artículo 182 de la Constitución precisa los actos que la
ONPE deberá desarrollar, con cargo a su infraestructura institucional, para el
éxito del proceso electoral: el diseño de cédulas, el acondicionamiento de los
locales de votación, el sorteo de la ubicación en la cédula, la contratación de
empresas que realicen labores electorales como el diseño del software para el
cómputo, etc.
Sin embargo, creemos que debemos estar con una concepción más amplia del
concepto de comicios, que comprenda los días previos y posteriores al día de
votación, pues es la mejor garantía de que las Fuerzas Policiales y Militares
logren un efectivo mantenimiento del orden público, impidiendo posibles
tumultos o manifestaciones de carácter político que busquen influir en los
electores indecisos, o la utilización de armas por ciertos simpatizantes para
coaccionar a los votantes o a los miembros de mesa.
1255
RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de /o Constitución Política de 1993.
Tomo 5. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima,
1999, p. 410.
entes del sistema electoral están dirigidos por Jefes de Oficina (artículos 179
inciso 1, 182 Y 183 de la Constitución).
El JNE es el único ente del sistema electoral que tiene iniciativa propia en la
formación de leyes, en materia electoral (artículo 178, séptimo párrafo).
DOCTRINA
1256
Cuando se estudia teoría impugnatoria es interesante constatar que en e! proceso romano,
en la época de la República, no había apelación ni impugnación, pues entonces se entendía
que todos los pretores Gueces) eran iguales, por lo que si uno estaba disconforme con una
sentencia, podía iniciar un nuevo proceso (sea e! revocafio nublum o e! resfifufio imperium). Ya
en la época de! imperio, sí hay jerarquías, clases sociales, por lo que la decisión de un pretor
puede ser revisada por un superior, a través de la acto infercessio, con la sola presentación de
un documento apelarium magisfrafum, de la cual se deriva la palabra apelación. Entonces, por
razones etimológicas, históricas y jurídicas, toda apelación supone el reconocimiento de una
autoridad superior al que emitió la decisión impugnada
Elecciones pluripersonales
Artículo 187
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 inc. 17), 31, 90, 111,113 inc. 5), 114 inc. 2), 117, 118 inc. 5), 177, 178,
182, 183, 185 Y 186;
C.A.D.H.: arto 23;
D.U.D.H.: art. 21;
P.I.D.C.P.: arto 25
1. Introducción
1257
MOLINA, Ignacio. Conceptos fundamentales de Ciencia Política. Primera reimpresión de la
primera edición de 1998. Alianza Editorial, Madrid, 2001, p. 114.
1258
BERNALES BALLESTEROS, Enrique. Lo Constitución de 1993. Análisis comparado. S'
edición. Instituto Constitución y Sociedad. Lima, 1999, p. 778.
y a los Concejos Municipales que tienen potestades legislativas dentro de su
circunscripción.
En el primer caso, la mayoría del total de votos emitidos decide qué partido
gana la elección y consecuentemente, a qué partido se le adjudica los escaños;
1259
CHIRINOS SOTO, Enrique y CHIRINOS SOTO, Francisco. Constitución de 1993. Lectura y
comentario. 4' edición. AntoneIla Chirinos Montalbetti, editor. Lima, 1997, p. 410
1260
TORRENS, Xavier. Los sistemas electorales. En: "Manual de Ciencia Política". Miguel
Caminal Badia, compilador. Reimpresión de la segunda edición. Tecnos, Madrid, 2001, p. 355
1261
SARTORI, Giovanni. Ingeniería constitucional comparada. Una investigación de estructuras,
incentivos y resultados. Segunda reimpresión de la primera edición en español. Fondo de
Cultura Económica. México D. F., 1996, p. 15
1262
NOHLEN, Dieter. Sistemas electorales y partidos políticos. Segunda edición revisada y
aumentada. Fondo de Cultura Económica. México D.F., 1998, p. 113.
en el segundo, el resultado de la elección se decide según la proporción de los
votos emitidos obtenido por cada candidato o partido, adjudicándose la
representación política, de manera proporcional a la votación obtenida 1263.
El artículo 187 tiene una redacción que deja al legislador un margen adecuado
para su posterior desarrollo en la legislación electoral, lo cual resulta coherente
con las normas electorales expedidas:
En síntesis, queda claro que, con esta norma constitucional, el principal interés
del constituyente es garantizar la representación de las minorías y no
necesariamente consolidar un sistema electoral proporcional general para
todos los niveles del gobierno1265.
1263
DAHL, Robert. La democracia. Una guía para los ciudadanos. Editorial Taurus. Buenos
Aires. 1999, p. 152. AfIrma Dahl que el sistema proporcional está diseñado para producir una
correspondencia fIel entre la proporción del número total de votos atribuidos a un partido en las
elecciones y la proporción de escaños que obtiene el partido en la legislatura.
1264
Para Nohlen, el sistema proporcional en circunscripciones plurinominales dependerá del
tamaño de la circunscripción (escaños asignados). Cuanto más pequeñas son las
circunscripciones se tiende a una mayor desproporcionalidad entre votos y escaños
1265
Existen casos, como bien ha explicado Francisco Eguiguren, en los que los diversos
mecanismos del sistema electoral aumentan o disminuyen los efectos de la proporcionalidad.
Uno de ellos es el propio distrito múltiple, que ha terminado convirtiendo al distrito electoral de
Madre de Dios en una circunscripción uninominal; y, por tal razón, la aplicación del cociente
electoral en dicho distrito ya no tendría sentido. EGUIGUREN PRAELI, Francisco. Estudios
La Constitución reserva a la ley definir el sistema electoral a adoptarse, y sea
mayoritario, proporcional o personalizado tendrá que incorporar mecanismos
que garanticen la representación proporcional. Actualmente, tal como está
plasmado para la elección del Congreso, propende hacia un modelo
multipartidista y una democracia de consenso o de coaliciones, en los casos en
que las minorías partidarias tengan la mayoría de escaños.
DOCTRINA
BERNALES BALLESTEROS, Enrique. La Constitución de 1993. Análisis
comparado. S" edición, Instituto Constitución y Sociedad, Lima, 1999;
CHIRINOS SOTO, Enrique y CHIRINOS SOTO, Francisco. Constitución de
1993. Lectura y comentario. 4" edición, Antonella Chirinos Montalbetti editor,
Lima, 1997; DAHL, Robert.
La democracia. Una guía para los ciudadanos. Editorial Taurus, Buenos Aires,
1999;
EGUIGUREN PRAELI, Francisco. Estudios constitucionales. Ara editores,
Lima, 2002; FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. El sistema constitucional
español. Editorial Dykinson, Madrid, 1992; GARCÍA TOMA, Víctor. Los
derechos humanos y la Constitución. Gráfica Horizonte, Lima, 2001; MOLINA,
Ignacio. Conceptos fundamentales de Ciencia Política. Primera reimpresión de
la primera edición de 1998, Alianza Editorial, Madrid, 2001; NOHLEN, Dieter.
Sistemas electorales y partidos políticos. Segunda edición revisada y
aumentada. Fondo de Cultura Económica, México D. F., 1998; SARTORI,
Giovanni. Ingeniería constitucional comparada. Una investigación de
estructuras, incentivos y resultados. Segunda reimpresión de la primera edición
en español, Fondo de Cultura Económica, México D. F., 1996;
TORRENS, Xavier. Los sistemas electorales. En: "Manual de Ciencia Política".
Miguel Caminal Badía, compilador. Reimpresión de la segunda edición, Tecnos,
Madrid, 2001.
CAPÍTULO XIV
DE LA DESCENTRALIZACIÓN
Artículo 188
Proceso de descentralización
(*) Texto según modificatoria efectuada por. la Ley N° 27680, publicada el 07 de marzo de
2002.
CONCORDANCIAS:
(**) Los comentarios del presente trabajo se basan en el libro del autor: Lo insistencia de la
voluntad. El actual proceso peruano de descentralización política y sus antecedentes
inmediatos (1980-2004). Defensoria del Pueblo. Lima, 2004.
El texto constitucional reformado -la parte final del articulo 188- defme como
elementos esenciales del proceso de descentralización tanto a la gradualidad
como a la sus tentación técnica de la transferencia de las materias de
competencia, las funciones y los recursos hacia los gobiernos subnacionales.
Las metas del Acuerdo Nacional, por su parte, señalaban que a diciembre del
año 2002, el país debía contar con una delimitación de funciones y
competencias entre los diversos niveles de organización del Estado, así como
con una metodología y un plan nacional para la transferencia de las mismas.
Las propuestas normativas que debían aprobarse para cumplir con esta meta
eran la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo; la Ley Orgánica de Gobiernos
Regionales; la Ley Orgánica de Gobiernos Locales; la Ley de Carrera Pública;
la Ley de Descentralización Fiscal; la Ley General de Transparencia de los
actos de Gobierno, Acceso a la Información Pública y Rendición de Cuentas; la
Ley de Bases de la Descentralización; y la Ley del Sistema Nacional
Descentralizado de Diálogo y Concertación.
f) Ley Marco del Empleo Público, Ley N° 28175, publicada el 19 de febrero del
año 2004
1269
El "Plan Nacional de Capacitación y Asistencia Técnica en Gestión Pública para el
Fortalecimiento de los Gobiernos Regionales y Locales" ha sido refrendado mediante el
Decreto Supremo N° 021-2004-PCM, publicado en El Peruano del 19 de marzo del año 2004, y
el texto del citado Plan ha sido publicado como anexo el 29 de marzo del mismo año.
del proceso al establecer -en la Cuarta Disposición Transitoria, Complementaria
y Final- que se iniciaba la transferencia de todas las competencias sectoriales
desde el 1 de enero del año 2004, haciendo que las etapas se volvieran
paralelas y ya no consecutivas.
DOCTRINA
Artículo 189
(*) Texto según modificatoria efectuada por la Ley N° 27680, publicada el 07 de marzo de 2002
CONCORDANCIAS:
C: arts. 43,56 inc. 1), 102 inc. 7), 188, 190 Y 190;
Ley 26922: arto 12;
P.I.D.C.P.: arto 1.1;
P.I.D.E.S.C.: arto 1.1
(**) Los comentarios del presente documento se basan en el libro del autor: La insistencia de la
voluntad.
El actual proceso peruano de descentralización política y sus antecedentes inmediatos (1980-
2004). Defensoria del Pueblo. Lima, 2004.
DOCTRINA
(*) Texto según modificatoria efectuada por la Ley N° 27680, publicada el 07 de marzo de 2002
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 32 inc. 4), 188, 189, 197 a 199 y 12' D.F.T.; Ley 26300: arto 39 inc. d);
Ley 26922: arts. 12,13;
Ley 27867;
Ley 27902;
P.I.D.C.P.: arto 1.1;
P.I.D.E.S.C.: arto 1.1
(**) Los comentarios del presente documento se basan en libro del autor: La insistencia de la
voluntad.
El actual proceso peruano de descentralización política y sus antecedentes inmediatos (1980-
2004). Defensoría del Pueblo. Lima, 2004.
El artículo 190 del texto reformado de la Constitución Política señala que "el
proceso de regionalización se inicia eligiendo gobiernos en los actuales
departamentos y la Provincia Constitucional del Callao"; que "mediante
referéndum podrán integrarse dos o más circunscripciones departamentales
contiguas para constituir una región, conforme a ley"; y que la "ley determina
las competencias y facultades adicionales, así como incentivos especiales, de
las regiones así integradas".
Según la actual Carta Política reformada, serán las poblaciones las que
decidan sobre la integración de sus comunidades en regiones propiamente
tales. Este planteamiento se hizo en contraposición al proceso de
descentralización de los años ochenta del siglo xx, el cual no consideró a las
poblaciones en la definición de los territorios de las nuevas regiones, pues fue
el Poder Ejecutivo nacional -durante el gobierno del APRA, entre 1985 y 1990-
que tuvo y ejerció la iniciativa de manera exclusiva. En aquella experiencia, las
poblaciones en desacuerdo con la asignada circunscripción territorial podían
solicitar un referéndum para ser excluidas. El caso paradigmático lo constituyó
la región La Libertad-San Martín. Las poblaciones de este último departamento
decidieron separarse de la región.
También -en la citada Ley Orgánica- hay una referencia a los espacios
macrorregionales, vinculándolos con la creación de las regiones propiamente
tales (especialmente, en el citado artículo 91). Asimismo, la Ley de Bases de la
Descentralización considera para la segunda etapa del proceso de
descentralización la difusión amplia de propuestas y alternativas de regiones
1274
El artículo 70 de la Ley N° 27867, establece que, por iniciativa del Presidente del Gobierno
Regional del Callao o por el Alcalde de Lima Metropolitana y/o promovidas por el Consejo
Nacional de Descentralización, se crearán Comités de Coordinación lnterregional, como
órganos intergubernamentales de carácter regional para la coordinación y planificación de los
servicios públicos e inversiones interregionales; y que estos estarán conformados por dos
representantes de cada instancia de gobierno y un miembro del Consejo Nacional de
Descentralización, con voz y sin voto.
1275
El artículo 71 de la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales dispone que, en caso de existir
continuidad con regiones colindantes, los servicios públicos regionales, deben ser gestionados
por Regimenes de Gestión Común en base a los criterios de proporcionalidad a la demanda de
servicios por atender y a los aportes financieros que cada organismo público debe aportar.
macro; y, cuando deftne el carácter dinámico del proceso, plantea la promoción
de la integración regional y la constitución de macro regiones.
"Las macroregiones son más bien conceptos territoriales, brotados del deseo
de crear espacios económicos capaces de contrapesar la importancia industrial
de Lima. De ahí que sean cuatro, además de Lima-Callao. Su principal
limitación es la relación inversamente proporcional entre tamaño e integración
espacial, consecuencia de la falta de una red completa de vías de
comunicación. Desde el punto de vista social y político su viabilidad es aun
menor que la de los corredores y regiones económicas. Además, las
identidades macrorregionales están por construirse. Por el momento, lo que
cabe es concebir a las macrorregiones como la hipotética última etapa de la
integración de regiones. En vez de un punto de partida, habrá que
considerarlas uno de llegada"1276.
1276
ALEJOS CALDERÓN, Walter (compilador). Regiones integradas. Ley de incentivos para la
integración y conformación de regiones. Lineamientos económicos y políticos. Fondo Editorial
del Congreso del Perú y Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales de la
Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, 2003, p. 39.
1277
Ibídem, pp. 53-54
"La hipótesis de trabajo consiste en demostrar que una integración o fusión de
regiones podría ser un medio para enrumbar hacia un desarrollo regional más
equilibrado y hacia una reforma del Estado que edifique un Estado fuerte.
Contrariamente a la opinión general, el Perú tiene un Estado chico y débil" (...).
"En primer lugar, las regiones políticas no coinciden con la delimitación de las
regiones o espacios económicos. La única excepción es Lima. El resto de
regiones no guarda relación con ámbitos económicos, ya se les estudie como
cuencas o corredores".
"El tercer problema radica en la débil articulación entre centro y periferia. Por
esto me refiero a la pobre integración entre Lima y el resto del país. Pero
también a la débil integración interna de cada región económica, donde el
centro urbano más grande permanece escindido del entorno rural".
"En el Perú las ciudades grandes tienen pocas articulaciones con las ciudades
intermedias y más aún escasas con el campo. Por 10 tanto, el crecimiento de
los centros no se reproduce a escala regional. El problema es grave.
Finalmente la articulación entre centro y periferia no es otra cosa que el
desarrollo de mercados de bienes
Lima-Callao1279.
Hasta la fecha de presentación del Informe Anual 2003 del Consejo Nacional
de Descentralización (CND)1280 se habían formado, a iniciativa del CND, seis
Juntas de Coordinación Interregional para el manejo de:
1279
Ibídem, p. 40
1280
20 de enero del año 2004
1281
CONSEJO NACIONAL DE DESCENTRALIZACIÓN. Informe Anua/2003, p. 16.
La mayoría de estas Juntas de Coordinación Interregional se han constituido,
sin embargo, solo sobre la base de proyectos específicos, en materia turística,
energética o forestal.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
c.: arts. 91.1, 113.5, 114.2, 117, 134, 176, 203.6 Y 13' nF.T.;
L.O.G.R.: arto 2;
Ley 23853: arts. 2 y 3;
Ley 26300;
Ley 27683;
Ley 27867;
Ley 27902;
C.A.D.H.: arts.23.1.a y 23.1.b;
D.U.D.H.: arto 21;
P.I.D.C.P.: arts. 25.a y 25.b
1283
GRUPO PROPUESTA CIUDADANA, Reporte Nacional N° 3, Cuarto Trimestre 2003,
Sistema de Vigilancia Ciudadana de la Descentralización (Vigila Peni), Grupo Propuesta
Ciudadana, Lima, marzo 2004, p. 43.
se aplica entre todas las demás listas participantes para establecer el número
de miembros que les corresponde, cuidando de no repetir la representación por
provincia establecida por la lista que le precede en votación.
DOCTRINA
(*) Texto según modificatoria efectuada por la Ley N° 27680, publicada el 07 de marzo de 2002
CONCORDANCIAS:
(**) Los comentarios del presente documento se basan en el libro del autor: La insistencia de la
voluntad El actual proceso peruano de descentralización política y sus antecedentes inmediatos
(1980-2004). Defensoria del Pueblo. Lima, 2004.
.
Nacional, señalando que es competencia exclusiva de este nivel de Gobierno
def1nir, dirigir, normar y gestionar las políticas nacionales y sectoriales; y que
estas se formulan considerando los intereses generales del Estado y la
diversidad de las realidades regionales, concordando el carácter unitario y
descentralizado del gobierno de la República.
Esta misma Ley introdujo el tema de la clasificación de los activos del Estado,
al indicar que corresponde al Gobierno Nacional determinar la jerarquización de
los activos, empresas y proyectos por su alcance nacional, regional o local.
Esta clasificación se aprobará mediante decreto supremo con el voto
aprobatorio del Consejo de Ministros, previa opinión técnica del Consejo
Nacional de Descentralización.
La citada Ley Orgánica reconoce -en el inciso b) del artículo 45-las funciones
generales de los Gobiernos Regionales y las define. Estas funciones generales
son la función normativa y reguladora; la función de planeamiento; la función
administrativa y ejecutora; función de promoción de las inversiones; y la función
de supervisión, evaluación y control.
DOCTRINA
(*) Texto según modificatoria efectuada por la Ley N° 27680, publicada el 07 de marzo de 2002
CONCORDANCIAS:
(**) Los comentarios del presente documento se basan en el libro del autor: La insistencia de la
voluntad El actual proceso peruano de descentralización política y sus antecedentes inmediatos
(1980-2004). Defensoría del Pueblo. Lima, 2004.
a) El diez por ciento (10%) del total de canon para los gobiernos locales de la
municipalidad o municipalidades donde se explota el recurso natural.
b) El veinticinco por ciento (25%) del total de canon para los gobiernos locales
de las municipalidades distritales y provinciales donde se explota el recurso
natural.
c) El cuarenta por ciento (40%) del total de canon para los gobiernos locales
del departamento o departamentos de las regiones donde se explota el recurso
natural.
d) El veinticinco por ciento (25%) del total de canon para los gobiernos
regionales donde se explota el recurso natural.
El cien por ciento (100%) del monto a distribuir corresponde a lo generado por
el canon en cada región o regiones en cuya circunscripción se explotan los
recursos naturales.
La inclusión del artículo tenía como propósito hacer explícito este mecanismo
para que en el futuro su uso -no solo sustentado en el texto de la Carta Política-
no fuese discutido jurisdiccionalmente y para garantizar que tal uso solo sería
procedente en el caso, extraordinario, de una grave crisis fiscal regional.
Con relación a la segunda Etapa, se establece que para ingresar a esta Etapa
deben encontrarse vigentes las Leyes del Sistema Nacional de Acreditación y
1284
El texto de la Quinta Disposición Transitoria de la Ley de Bases de la Descentralización es
el siguiente:
"Las transferencias de funciones, programas y organismos del gobierno nacional hacia los
Gobiernos Regionales y locales, comprenden el personal, acervo documentario y los recursos
presupuestales correspondientes, que se encuentren directamente vinculados al ejercicio o
desarrollo de las funciones o servicios transferidos, incluyendo la titularidad y dominio de los
bienes correspondientes. Las transferencias de recursos serán aprobadas por Decreto
Supremo con el voto aprobatorio del Consejo de Ministros.
Dichas transferencias alcanzan a los Consejos Transitorios de Administración Regional,
Ministerios, Organismos Públicos Descentralizados, Proyectos Especiales y demás organismos
y programas que desarrollan actividades y prestan servicios en el ámbito de las regiones y
municipalidades.
El Consejo Nacional de Descentralización en coordinación con cada uno de los sectores del
Poder Ejecutivo, tiene a su cargo las transferencias antes señaladas hasta su formalización
definitiva mediante la suscripción de actas de entrega y recepción, conforme a las etapas del
proceso de descentralización que precisa la presente Ley.
El ordenamiento y saneamiento de los activos, pasivos y patrimonio estará a cargo de cada
CTAR y del respectivo gobierno regional en su oportunidad. La Superintendencia de Bienes
Nacionales les brinda el apoyo correspondiente".
1285
El inciso 39.1 del artículo 39 establece que:
"a) Los recursos financieros correspondientes a todos los proyectos de inversión de alcance
regional a cargo del respectivo Consejo Transitorio de Administración Regional, y a todos los
proyectos de inversión pública de alcance regional en materia de agricultura, pesquería,
industria, agroindustria, comercio, turismo, energía, minería, vialidad, comunicaciones,
educación, salud y medio ambiente, presentes en su circunscripción, conforme al principio de
neutralidad y responsabilidad fiscal, con criterios de equidad y compensación considerando
factores de pobreza.
b) Los recursos provenientes del proceso de privatización y concesiones, de acuerdo a lo
establecido en la Tercera Disposición Complementaria de la presente Ley".
de Incentivos para la Integración y Conformación de Regiones y sus
respectivos reglamentos, así como haberse conformado las regiones, de
conformidad con el artículo 29 de la Ley de Bases de la Descentralización; que
el ingreso a y la evaluación de la Segunda Etapa será competencia del
:Ministerio de Economía y Finanzas, en coordinación con el Consejo Nacional
de Descentralización; que una región inicia esta Etapa cumpliendo los
requisitos establecidos en la Ley del Sistema Nacional de Acreditación y
habiendo "alcanzado los objetivos y metas de las competencias transferidas"; y
que la Municipalidad Metropolitana de Lima y el Gobierno Regional del Callao
están excluidos, en materia de asignación de ingresos, de la segunda Etapa 1286.
1286
La Octava Disposición Transitoria, Complementaria y Final del Decreto Legislativo N° 955
establece que, mediante Decreto Supremo aprobado con el voto aprobatorio del Consejo de
Ministros, se establecerá la inclusión del Gobierno Regional del Callao en la Segunda Etapa,
sujeto a las condiciones y requisitos que se establezcan en dicha norma y a las reglas
generales previstas en el Decreto Legislativo de Descentralización Fiscal.
1287
El artículo 37 establece que son bienes y rentas regionales los siguientes: a. Los bienes
muebles e inmuebles de su propiedad; b. Las asignaciones y transferencias específicas para su
funcionamiento, que se establezcan en la Ley Anual de Presupuesto; c. Los tributos creados
por Ley a su favor; d. Los derechos económicos que generen por las privatizaciones y
concesiones que otorguen, y aquellos que perciban del gobierno nacional por el mismo
concepto; e. Los recursos asignados del Fondo de Compensación Regional; f. Los recursos
asignados por concepto de canon; g. El producto de sus operaciones financieras y las de
crédito interno concertadas con cargo a su patrimonio propio. Las operaciones de crédito
externo requieren el aval o garantía del Estado, y se sujetan a la ley de endeudamiento público;
y h. Sus ingresos propios y otros que determine la ley.
de gestión de la región"; define los gastos rígidos e ineludibles 1288; y establece
la determinación de un monto máximo de transferencia complementaria 1289.
En materia de esfuerzo fiscal, este se define 1290 y se señala que "las mejoras
sostenidas en el esfuerzo fiscal obtenidas en mérito a acciones de cada región
-debidamente
El artículo 20 señala que: "Se entiende por esfuerzo fiscal de las Regiones la
relación existente entre la recaudación obtenida y las metas de recaudación
establecidas, desagregadas por Regiones.
Mediante Decreto Supremo se establecerá la metodología para el cálculo anual
de las metas de recaudación establecidas que será utilizada por la SUNAT'.
acreditadas por la SUNAT- serán objeto de incentivos otorgados por el
Gobierno Nacional1291.
1288
El inciso 19.3 del artículo 19 establece que: "Los gastos rígidos e ineludibles para efecto de
las transferencias complementarias no comprenderán reajustes en planillas. Asimismo, no se
considerarán los incrementos en las asignaciones, bonificaciones y beneficios de toda índole, o
el otorgamiento de nuevos conceptos de similar naturaleza
1289
Del mismo modo, no se consideran como gasto rígido e ineludible los reajustes en
subvenciones, transferencias y donaciones, respecto de los montos autorizados en la Ley de
Presupuesto del Sector Público, así como nuevas subvenciones, transferencias y donaciones".
1290
El inciso 19.4 del artículo 19 establece que: "El monto máximo de transferencia
complementaria se establece en la Ley de Presupuesto del Sector Público, en el marco de la
Ley de Responsabilidad y Transparencia Fiscal y en estricto cumplimiento del Marco
Macroeconómico Multianual vigente".
1291
El artículo 21 establece que: "Los recursos obtenidos por las Regiones por dicho esfuer.to
deberán destinarse, como saldo para e! ejercicio presupuesta! siguiente, a proyectos de
inversión y al mantenimiento de las obras de inversión según las normas que regulan la
materia. Se entiende por acciones de la Región a aquellas de carácter educativo, de
información, administrativo u otras de indole similar, en e! marco de los Convenios de
Cooperación lnterinstitucional que se suscriban y que tengan como efecto un incremento de la
recaudación tributaría. Los incentivos que otorgue e!
Gobierno Nacional deberán tener en cuenta la disparidad de las realidades económicas, de
las , potencialidades recaudatorias y de las capacidades fiscales de cada Región".
Asimismo, la Sétima Disposición Transitoria, Complementaria y Final de! Decreto Legislativo
establece que los incentivos al esfuerzo fiscal podrán ser implementados en la Primera Etapa,
según los criterios y alcances que contemple e! Reglamento.
impuestos nacionales internos asignados a la región y modificaciones
generales a las normas que regulan los impuestos nacionales internos.
DOCTRINA
1292
Estas Leyes son las siguientes: Ley General de Endeudamiento del Sector Público, Ley de
Endeudamiento del Sector Público, Ley de Presupuesto del Sector Público y Ley de
Responsabilidad y Transparencia Fiscal
DEFENSORIA DEL PUEBLO. Descentralización y buen gobierno: sexto informe
del Defensor del Pueblo al Congreso de la República 2002-2003. Defensoría
del Pueblo. Lima, 2003; ZAS FRIZ BURGA, Johnny. La insistencia de la
voluntad: el actual proceso peruano de descentralización política y sus
antecedentes inmediatos (1980-2004). Defensoría del Pueblo. Lima, 2004; ZAS
FRIZ BURGA, Johnny. El sueño obcecado: la descentralización política en la
América andina. Fondo Editorial del Congreso del Perú. Lima, 2001; ZAS FRIZ
BURGA, Johnny. La descentralización ficticia: Perú 1821-1998.
Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico. Lima, 1998.
Artículo 194
Gobiernos locales
(*) Texto del artículo según modificatoria efectuada por la Ley N° 28607, publicada el 04 de
octubre de 2005.
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 32 inc 3), 39, 107,176, 195 al 199 Y 203 inc. 6);
Ley 23853: arts. 125,126;
Ley 26300: arts. 20 y ss.;
Ley 27972;
C.A.D.H.: arts. 23.1.a, 23.1.b;
D.D.D.H.: arto 21;
P.I.D.C.P.: arts. 25.a, 25.b
1. Uniformismo y diversidad
3. Autonomía local
1295
BRANDES SÁNCHEZ-CRUZAT, José Manuel. La autonomía local en la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional En: "La autonomía local. Análisis jurisprudencial". Editorial Marcial Pons,
Madrid, 1998, p. 29; ALZAMORA V ALDEZ, Mario. Bases para una legislación municipal
Editorial Universitaria, Lima, 1966, p. XVII.
Autonomía administrativa: es la facultad de organizarse internamente,
determinar y reglamentar los servicios públicos de su responsabilidad. 9.3.
Autonomía económica: es la facultad de crear, recaudar y administrar sus
rentas e ingresos propios y aprobar sus presupuestos institucionales conforme
a la Ley de Gestión Presupuestaria del Estado y las Leyes Anuales de
Presupuesto. Su ejercicio supone reconocer el derecho a percibir los recursos
que les asigne el Estado para el cumplimiento de sus funciones y
competencias".
1296
La Quinta Disposición Final de esa Constitución dispuso que ese mandato de cinco (5) años
era progresivo en las futuras elecciones municipales: primero de tres años y luego de cuatro
años.
1297
Ley que ha sido denominada como "Ley del embudo" por la Presidenta de la Comisión de
Gobiernos Locales del Congreso de la República.
1298
El artículo 22 de la Ley de Partidos Políticos prescribe que las elecciones internas de
candidatos a cargos de elección popular se realizan entre los 210 Y 180 días calendario
anteriores a la fecha de la elección.
al respecto un evidente desfase que al parecer no ha sido debidamente
razonado ni tenido en cuenta por los congresistas reformadores.
Dada la debilidad de la aún bisoña democracia local en nuestro país 1299, debe
repararse en la necesidad de reconocer a las autoridades locales las
prerrogativas, las garantías y la protección necesarias para el desempeño
adecuado de sus cargos. Nuestro ordenamiento jurídico erróneamente y de a
poco (por reforma constitucional y desarrollo legislativo), ha creado un
verdadero sistema de controles a los cargos de alcaldes y regidores, (vacancia,
suspensión de cargos, rendición de cuentas, revocatoria, etc.), distinguiéndolos
nítidamente de los aplicables a otros cargos de elección popular. En cambio,
los congresistas tienen para sí inmunidad, irrenunciabilidad y pese al mandato
del artículo 31 constitucional tampoco pueden ser revocados, lo que desde
nuestro punto de vista-no es compatible con los principios que deben informar
la organización de un sistema esencialmente democrático, unitario y
descentralizado.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
En cuanto a los servicios públicos locales diremos que estos son amplios y
responden a las permanentes necesidades de los vecinos; por consiguiente,
están sujetos a regulación en protección del interés general y local. De acuerdo
con el artículo 58 de la Constitución, el Estado debe orientar el desarrollo del
país, actuando principalmente -dice el texto acotado- en las áreas de
promoción del empleo, salud, educación, seguridad, servicios públicos e
infraestructura. En este caso, en virtud de la descentralización, las
municipalidades resultan titulares encargadas de prestar y brindar los servicios
locales esenciales a sus respectivas poblaciones.
2. Competencias
1300
En el artículo 189 de la Constitución se otorga a los centros poblados la condición de
"gobierno local", aunque seguidamente en el artículo 194 se establece que únicamente las
municipalidades provinciales y distritales son órganos de gobierno local y que "las
municipalidades de los centros poblados son creadas conforme a ley". Asimismo, el artículo
198 de la Constitución, a nuestro entender erradamente, dispone que las "municipalidades de
frontera tienen régimen especial".
1301
CASTRO-POZO DÍAZ, Hildebrando. Ley Orgánica de Municipalidades (Comentada,
concordada y jurisprudencia). Editorial Rao, Lima, 2003, p. 17 Y ss. , Las funciones del Poder
Público son cuatro: la constituyente, la legislativa, la jurisdiccional y la administrativa.
GUERRERO, Ornar
1302
La teoría de la Administración Pública. Estudio preliminar. Editorial Harla, México, 1986, p.
X.
educación, salud, vivienda, saneamiento, medio ambiente, transporte colectivo,
circulación y tránsito, turismo, conservación de monumentos, cultura y deporte.
DOCTRINA
1303
La propuesta de Ley de Bases de Municipalidades en lugar de la tradicional Ley Orgánica,
en verdad no es ninguna novedad. Ella y su debate se remontan a la década de! sesenta,
conforme consta en la publicación efectuada por e! Colegio de Abogados de Lima titulada
Bases para una legislación municipal En este debate los doctores Luis De! Prado Paredes,
Gustavo Bacacorzo y Marío Gotuzzo, entre otros, delinearon las características de la "Ley de
Bases Municipal", ya que no compartían e! criterio de quienes sostenían que tal medida
imposibilitaría e! control de las, municipalidades. Por e! contrario, afirmaron que a nombre de
dicho control se habían cometido los más grandes atentados contra la autonomía municipal, y
que e! control no se realiza eficazmente jamás con medidas prohibitivas, sino mediante una
directa y eficaz ingerencia de los próximamente interesados en el gobierno y en el manejo de
los intereses locales.
Artículo 196
CONCORDANCIAS:
1. Bienes municipales
Este artículo 196, pobre y parcamente, dice que son de las municipalidades los
bienes muebles e inmueb1es de su propiedad. Es obvio que se trata de un
reflejo del estado de las cosas imperan te. No se puede pedir en un país que es
centralista, que los bienes y recursos del Estado aparezcan de la noche a la
mañana en la titularidad y la esfera de las municipalidades. La Constitución de
1933, pese al centralismo imperante, fue mucho más creativa que la actual, ya
que en su artículo 194 consideró como municipales los productos de los
"bienes propios" que la ley les señale y los derechos de concesión de bosques,
terrenos eriazos y de montaña.
2. Rentas municipales
El largo listado que tiene este artículo sobre las rentas municipales a primera
vista deslumbra. Nueve apartados constitucionales que se refieren a las rentas
municipales no parece ser poca cosa. Pero una atenta lectura y el estudio de
sus reales alcances nos vuelve a la realidad.
Este cambio generó la lógica protesta de los pueblos del interior del país, razón
por la cual el propio régimen fujimorista tuvo que realizar la primera reforma
constitucional a la Constitución de 1993, que no restituyó el canon original de la
Constitución de 1979, operación que fue calificada por algunos como la
"estatización del canon"1305. En efecto, mediante la Ley N° 26472 de mayo de
1995 se modificó el artículo 77 de la Constitución de 1993, con el siguiente
texto: "La administración económica y financiera del Estado se rige por el
1304
"Corresponde a las zonas donde los recursos naturales están ubicado, en la renta que
produce su explotación, en armonía con una política descentralista. Su procesamiento se hace
preferentemente en la zona de producción".
1305
"A este proceso podemos denominarlo como la estatización del canon. Las empresas son
exoneradas de esta carga, y las regiones donde existen recursos naturales significativos,
continúan sin obtener directamente un porcentaje de las utilidades generadas por su
explotación. Esto coincide con la lógica global de crear un panorama atractivo para las
inversiones, aminorando las cargas que las empresas deberían asumir. Así como en la
privatización las deudas de las empresas en venta vienen siendo asumidas por el Estado,
igualmente en el caso del canon u otras cargas, son transferidos al Estado". DE ECHAVE,
José. La estatización del canon. L.R. 05/11/1994, p. 20.
presupuesto que anualmente aprueba el Congreso. La estructura del
presupuesto del Sector Público contiene dos secciones: Gobierno Central e
instancias descentralizadas. El presupuesto asigna equitativamente los
recursos públicos, su programación y ejecución responden a los criterios de
eficiencia de necesidades sociales básicas y de descentralización.
Corresponde a las respectivas circunscripciones, conforme a ley, recibir una
participación adecuada del total de los ingresos y rentas obtenidos por el
Estado en la explotación de los recursos naturales en cada zona en calidad de
'canon".
1306
El artículo 6 del Texto Único Ordenado de la Ley de Tributación Municipal, aprobado por el
Decreto Supremo N° 156-2004-EF del 11/11/2004, refiere que los impuestos municipales son
exclusivamente los siguientes: a) Impuesto Predial; b) Impuesto de Alcabala; c) Impuesto al
Patrimonio Vehicular; d) Impuesto a las Apuestas; e) Impuesto a los Juegos; f) Impuesto a los
Espectáculos no Deportivos. Véase en el diario oficial El Peruano, 15/11/2004, p. 280367.
Recordamos que el actual presidente de la República durante su campaña
electoral suscribió el "acta de compromiso" del 30 de agosto del 2001 en la
ciudad del Cusco con los dirigentes de los frentes regionales y de la
Confederación Campesina del Perú en el cual se comprometió al
fortalecimiento de municipalidades mediante el incremento de sus recursos del
3.8% a 15%, así como a la restitución de competencias afectadas por la
dictadura, en cuya virtud y a presión de algunos congresistas, en la sexta
disposición complementaria de la actual Ley de Municipalidades se estableció
que las transferencias de recursos económicos del gobierno nacional a las
municipalidades se incrementarían en cada ejercicio fiscal, comprometiéndose
que para el ejercicio fiscal del 2004, las transferencias a las municipalidades
ascenderían al 6% del total del Presupuesto Público, a partir del cual y por un
lapso de cuatro años esta participación se aumentaría hasta alcanzar no
menos del 12% del total del presupuesto del Sector Público.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 inc. 12),31, 42, 44, 118 inc. 4), 137 inc. 1) y 166;
Ley 26922: arts. 1 y ss.;
Ley 27933;
Ley 27972: arts. 53,97, 106;
D.U.D.H.: arto 28;
P.I.D.C.P.: arto 2.1;
P.I.D.E.S.C.: arto 2.1
1. Introducción
Participación vecinal y seguridad ciudadana son los dos temas que el artículo
constitucional consagra.
1307
Esta se evidenció en el reciente Informe La democracia en América Latina. Elaborado por el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD, 2004, pp.137 Y ss
1308
Es el caso del célebre pero episódico texto de FUKUYAMA, Francis. The end of de History?
The Nacional Interest, 16 (summer 1989), pp. 3-18
1309
Ver, por ejemplo, HELD, David. Modelos de democracia. Alianza Editorial, Madrid, 1991.
1310
SCHUMPETER, Joseph. Capitalismo, socialismo y democracia. Editorial Claridad, Buenos
Aires, 1946, , pp. 311 Y ss
1311
BOBBIO, Norberto. El futuro de la democracia. Fondo de Cultura Económica, México, 1994,
pp. 14 Y ss
f1losofía política que justifique las reglas normativas de las prioridades y
asignaciones en la sociedad"1312.
Por estas razones, el nuevo debate sobre la democracia luego del final de la
Guerra Fria y en plena globalización se caracteriza por la necesidad de
complementar la democracia representativa y superar sus limitaciones, con
formas y elementos de la llamada democracia participativa, es decir, lo que
Benjamín R. Barber1314 denomina una strong democrary, una democracia fuerte
basada en la participación política, la movilización del pueblo, la deliberación
pública, la promoción de ciudadanos en vez de individuos y el reconocimiento
de la comunidad como espacio de actuación política, que se gobierna a sí
misma.
1312
BELL, Daniel. Las contradicciones culturales del capitalismo. Alianza Editorial, Madrid, 1989,
p. 37
1313
Estas ideas han sido tomadas, entre otros, de SOUSA SANTOS, de Bounaventura y
AVRITZER, Leonardo. Para ampliar el canon democrático. En: "Democratizar la democracia.
Los caminos de la democracia participativa". Fondo de Cultura Económica. vv.AA. México D.F.,
2004, pp. 35 Y ss.
1314
DEL ÁGUILA, Rafael; VALLESPÍN, Fernando y otros. La democracia en sus textos. Alianza
Editorial, Madrid, 1998, pp. 281-296
remedio mediante el fomento de la participación ciudadana, en múltiples formas
y a escala ampliada.
espíritu participativo, sin el menor escrúpulo. Sobre dicho itinerario, ver vv.AA. Reelecdón
presidendal y derecho de referéndum. Foro Democrático y Fundación Hans Seidel. Lima, 1977
1317
Sobre el estilo de movilización social en los años 70 "plagados de contradicciones" y donde
"la retórica superó a la acción" se ha escrito mucho; pero nos quedamos con el ensayo de Mc
CLINTOCK, Cynthia. Velasco, funcionarios y ciudadanos: políticas de cautela, de donde
extraemos estos conceptos. Ver en vv.AA. "El gobierno militar: una experiencia peruana 1968-
1980". Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1985. pp. 324 Y ss
Esta matriz constitucional relativa a la participación política de los ciudadanos
en los asuntos locales, fue desarrollada por las dos Leyes Orgánicas de
Municipalidades del siglo XX: el Decreto Legislativo N° 051, del 16 de marzo de
1981 y la Ley N° 23853, del 9 de junio de 1984.
La segunda Ley Orgánica recogió -en parte- las críticas que provenían
principalmente de las canteras de la Izquierda; aunque en verdad no se
aprecia, todavía, una superación radical con el modelo participativo del D. Leg.
N° 051. En efecto, el Título IV denominado De la Participación de la
Comunidad, también en un capítulo único con cinco artículos, reitera que esta
se verifica en las elecciones municipales, las juntas de vecinos y comités
comunales, en el ejercicio del derecho de petición, en las consultas formuladas
y en el derecho a ser informado por las autoridades locales (artículo 79). Lo
novedoso de esta nueva redacción radicaría en la obligación de la
municipalidad a informar a los vecinos, cada noventa días, sobre la marcha de
las cuestiones comunales y el estado de la economía edilicia, así como la
realización de una sesión de concejo municipal para tratar públicamente las
materias de interés comunal, que los vecinos soliciten, por lo menos cada
sesenta días (artículo 82). Comentario aparte merece la legalización de la
ancestral práctica del cabildo abierto en el artículo 83 de la Ley. Pero su
convocatoria está limitada a los municipios con población no mayor de tres mil
votantes, previo Acuerdo de Concejo, aprobado por las dos terceras partes de
sus miembros y "en vía ilustrativa", es decir, sin carácter vinculante. Y con el
objeto de evitar equívocos y excesos, se prohíben convocatorias o
pronunciamientos sobre temas ajenos a los municipales o pedidos de renuncia,
vacancia, suspensión o reemplazo de alcaldes o concejales.
Sin embargo, esta ausencia podría compensarse con una declaración general y
amplia sobre la participación política, que pretende abarcar todos los ámbitos
estatales, la cual se encuentra plasmada en el inciso 17) del artículo 2 y el
artículo 31 del mencionado documento.
Sin embargo, el hecho de que durante los años del autoritarismo no se hayan
dictado las referidas leyes -principalmente porque el Gobierno nunca tuvo
interés en promover a las municipalidades y, menos aún, a los gobiernos
regionales- dejará en perpetua incógnita la concreción práctica de sus nociones
sobre la participación política en los ámbitos descentralizados. De ahí que su
remembranza no transciende las fronteras de la anécdota, como vehículo para
contrastar los discursos con la realidad.
El retorno a la vida democrática llevó a sus cotas más altas las políticas de
participación ciudadana, no porque la dictadura hubiera exacerbado estos
planteamientos -con exclusivos fines demagógicos, claro está- sino
principalmente porque en el ámbito internacional las tendencias
democratizadoras cada vez más fusionan e identifican, con mayor énfasis, la
1319
Sobre el particular ver JURADO NACIONAL DE ELECCIONES. Consulta popular de
revocatoria de autoridades municipales. Biblos S.A., Lima, 200t
institucionalidad democrática existente con la variedad de prácticas de
participación directa1320.
De saque, el artículo III aporta una elaboración más compleja de las políticas
de participación, que las anteriores versiones:
Aunque, sin duda, existen cuestiones inéditas, el contenido del Título VIII de la
actual Ley edilicia todavía se enmarca dentro de las pautas anteriores, en
términos gruesos. La auténtica ruptura con la anterior tradición municipal
participativa recién la encontramos en el Título VII de la Ley, relativo a los
Planes de Desarrollo Municipal
Posteriormente, esta práctica fue exportada a otras ciudades del país vecino,
con rutilante éxito, convirtiéndose en un verdadero modelo que ha transcendido
sus propias fronteras.
1322
SOUSA SANTOS, de Bounaventura. Presupuesto participativo en Porto Akgre: para una
democracia redistributiva. En: vv.AA. "Democratizar la democracia. Los caminos de la
democracia participativa".
Fondo de Cultura Económica, AA.vv. México D.F., 2004, pp. 395 Y 396.
El mencionado artículo 53 de la actual Ley Orgánica de Municipalidades asume
plenamente estos conceptos y establece, de forma meridiana, que: "El
presupuesto participativo forma parte del sistema de planificación". Es decir, el
reconocimiento de que el presupuesto está íntimamente vinculado con esa
gran herramienta para la gestión edilicia: el plan de desarrollo municipal
concertado. Eso explica la denominación del Título VII de la Ley.
La segunda parte del artículo 197 de la Constitución reformada postula que las
municipalidades: 'asimismo brindan servicios de seguridad ciudadana, con la
cooperación de la Policía Nacional del Perú, conforme a ley".
Que la seguridad y la defensa del orden interno puedan ser, ahora, una
responsabilidad compartida no solo entre entidades del Estado, sino con la
propia sociedad civil, constituye una ruptura del monopolio de violencia legítima
que concentró el Estado moderno, frente a las formas tradicionales de
autocomposición de los conflictos, donde los mecanismos de seguridad eran
múltiples y estaban dispersos.
El manejo del orden interno deja de ser monopolio funcional de las instituciones
especializadas del gobierno central, para dar lugar a manejos descentralizados,
específicos, con un fuerte componente participativo.
El retorno a la democracia, así como llevó a sus cotas más altas la temática de
la participación vecinal, le ha dado un extraordinario impulso a la seguridad
ciudadana.
Repasemos cada una de estas normas de forma sintética, para tener una
visión completa del panorama actual de la seguridad ciudadana en nuestro
medio.
Hay que destacar que estos organismos, aunque fundamentalmente tienen una
función deliberativa y coordinadora entre instancias comprometidas con el tema
de la seguridad de los vecinos, sin embargo, pueden "formular, ejecutar y
controlar los planes, programas y proyectos de Seguridad Ciudadana, en sus
respectivas jurisdicciones" (inc. c del artículo 17 de la Ley). Más aún, el artículo
18 del Reglamento define a los Comités Provinciales como "órganos ejecutivos
del Sistema, que cumplen además 'la función técnico normativo respecto al
cumplimiento de las funciones de los Comités Distritales, dentro de su
demarcación territorial". Por su parte, estos últimos, de conformidad con el
artículo 23 del Reglamento, son igualmente "órganos ejecutivos y constituyen
las células básicas del Sistema".
Las demás normas del paquete legislativo del 12 de febrero de 2003 son:
e) Ley N° 27937, que modifica varios artículos del Código Penal, en el sentido
de agravar las penas por los delitos de violencia y resistencia a la autoridad.
DOCTRINA
Artículo 198
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 31,49,106,188 a 192, 194,195, 197,203 inc. 6), 12a nET.;
Ley 27783: arto 33;
Ley 27972: arto 151.
1. Antecedentes constitucionales
Pero repasemos lo que decía, en su integridad, el texto original del artículo 196:
2. Antecedentes legislativos
1325
Sobre esta voluntad política del golpe de Estado de 1992, ver la introducción redactada por
BOREA ODRÍA, Alberto a la obra colectiva &refección presidencial y derecho de referéndum.
vv'AA. Foro Democrático. Fundación Hans Seidel. Lima, 1997, pp. 11-36
metropolitana es el órgano de gobierno del Municipio Metropolitano, que se
ejerce por la Asamblea Municipal de coordinación, el Concejo Metropolitano y
el Alcalde".
Pero más relevante que ello es lo postulado por el artículo 123 de la Ley. Luego
de afirmar que las municipalidades distritales "se rigen por las disposiciones
que se señalan en la presente Ley para los Concejos Distritales en general",
añade algo obvio pero, al mismo tiempo, fundamental: ''con las limitaciones
comprendidas en el presente Título" (el IX).
A pesar del consenso académico que estima a esta ley muy superior a su
antecesora, motivo por el cual favoreció el despliegue y fortalecimiento de los
entonces incipientes gobiernos 10cales(2), la verdad es que en el tratamiento
relativo a la Municipalidad Metropolitana de Lima no aportó algo adicional. Fue
casi una copia textual de la norma jurídica de 1981. A pesar de su modernidad
y sentido democratizador, en esta materia la nueva legislación edilicia no
produjo desarrollos alternativos ni avanzados.
Sus artículos son una reiteración de lo anterior, si bien es destacable una mejor
redacción, un tratamiento más completo y mayor claridad de los textos
normativos.
En esta perspectiva, los Capítulos II y III del referido Título se esfuerzan por
reordenar las atribuciones del Concejo y el Alcalde Metropolitanos,
respectivamente, en pro de un énfasis metropolitano. Sin embargo, no llegan a
configurar un cuerpo novedoso, dotado de funciones que vayan más allá de la
mera réplica de las que corresponde a las municipalidades provinciales en
general.
A pesar de ello, resulta menester efectuar un breve comentario del artículo 145
de la Ley N° 23853. En él se precisa la relación entre el Concejo Metropolitano
y la Asamblea Metropolitana de Coordinación -integrada por los alcaldes
distritales de la provincia de Lima- en materia de distribución de los recursos
financieros, siempre y cuando alguna ley especial no lo haya previsto.
Sobre el punto, hay que señalar que la decisión final le corresponde al primero
de los órganos, mientras que a la asamblea le compete pronunciarse
consultivamente, en forma previa. A través de este mecanismo se consolida la
autoridad de la Municipalidad Metropolitana sobre cada uno de sus distritos.
Lamentablemente, durante la época de la dictadura, y particularmente desde la
expedición del Decreto Legislativo
(2) Este argumento fue utilizado para salir al frente a los intentos de quienes apostaban por la
dación de una nueva Ley Orgánica de Municipalidades, congruente con el espíritu y la letra de
la llamada Constitución de 1993, que de haberse dictado hubiera significado, sin duda, un
enorme paso atrás.
1326
Sobre el tema son importantes los trabajos de DUTOUR, Thierry. Lo ciudad medieval.
Orígenes y triunfo de la Europa urbana. Paidós. Barcelona, 2003; el clásico estudio de
PIRENNE, HenfÍ. Los ciudades de la edad media. Alianza Editorial, Madrid, 1972; el capítulo 5:
"El renacimiento del comercio y el crecimiento de la ciudades", en HODGETT, Gerald. Historia
social y económica de la Europa medieval. Alianza Editorial. Madrid, 1991; entre otros.
1327
Ver, por ejemplo, SANZ CAMAÑES, PorfIrio. Los ciudades en la América hispana. Siglos XV
al XVIII. Sílex. Madrid, 2004; y el notable ensayo de ROMERO, José Luís. Lotinoamérica. Las
ciudades y las ideas. Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2001
1328
LEFEBVRE, Henri. La revolución urbana. Alianza Editorial, Madrid, 1980, pp. 7 Y ss.
Esta noción nos proyecta a una forma urbana, aun inexistente, pero con
indubitable telos de virtualidad. Constituye, por eso mismo, un horizonte
sugestivo, donde la nota dominante es la extensión de lo urbano a todos los
ámbitos de la vida social. Una urbanización plena de la sociedad, que nos
traslada a modos de convivencia humana, con características, retos y
tensiones, absolutamente inéditos.
Esto quiere decir que en dicha área metropolitana tiene lugar todo tipo de
actividades básicas, ya sean de producción o de consumo, sin que la distancia
(por los nuevos medios de transporte y comunicación) sea un obstáculo
insalvable, Siguiendo al mismo autor:
1329
Sobre esta nueva realidad urbanística ver !BARRA ROBLES, Juan Luis. Las áreas
metropolitanas en el modelo autonómico. Instituto Vasco de Estudios de Administración
Pública. País Vasco, 1982, p. 23.
1330
Sobre la drástica mutación productiva y comercial ver HOBSBA WM, Eric. La era del
imperio. 1875194. Editorial Crítica, Buenos Aires, 1999, pp. 42 a 64.
1331
Para el debate sobre las relaciones entre el modo de producción capitalista y las formas de
urbanización contemporáneas, puede revisarse las reflexiones teóricas que aparecen en
LOJKINE, Jean.
El marxismo, el Estado y la Cuestión urbana. Siglo XXI Editores, México, 1986, pp. 114 Y ss.
1332
CASTELLS, Manuel. La cuestión urbana. Siglo XXI Editores, México, 1978, p. 28
''La región metropolitana, en tanto que forma central de organización del
espacio del capitalismo avanzado, disminuye la importancia del medio físico en
la determinación del sistema de relaciones funcionales y sociales, anula la
distinción rural y urbano, y coloca en el primer plano de la dinámica
espacio/sociedad la coyuntura histórica de las relaciones sociales que la
fundamentan"1333.
Esta doble dinámica, global y específica, plantea con claridad los retos de la
administración de la metrópoli. Por un lado, la necesidad de centralizar el
gobierno1336, para responder con eficacia a los problemas derivados de la
conurbación, los cuales, por su magnitud, extensión y tamaño, no pueden
1333
Ibídem, p. 32
1334
Sobre el tema ver VY.AA. Grandes metrópolis de América Latina. Fondo de Cultura
Económica, Sao Paulo, 1993.
1335
PÍREZ, Pedro. Las metrópolis latinoamericanas: el reto de las necesidades. En ibídem, pp.
31 Y ss
1336
Ob. cit., p. 38
seguir siendo competencia de autoridades locales que asumirían frente al
hecho metropolitano una percepción sesgada e inevitablemente parcial. Pero,
simultáneamente, los vecinos de las circunscripciones que integran la realidad
metropolitana no aceptan ver reducidos sus intereses particulares a la dinámica
global de la metrópoli.
De esta manera, se gesta una tensión, casi irreductible, entre la eficacia para el
manejo de una situación caracterizada por su alta complejidad, y la democracia
local como mecanismo de reclamación por parte de vecinos, que se resisten,
con justicia, a ser subsumidos en una totalidad que los uniformiza y los vuelca
al anonimato colectivo.
Frente a estos dilemas, el autor español Juan Luis Ibarra, en su trabajo sobre
Las áreas metropolitanas en el modelo autonómico, ya citado, siguiendo al
italiano Giorgio Pastori, asume la posibilidad de tres tipos de soluciones al
gobierno de las megaciudades:
"c) La solución intermedia entre las dos extremas, que satisfaga a la vez la
exigencia de un ente de gobierno metropolitano para la totalidad del área y la
conveniencia de mantener el tejido municipal en el interior de la misma; esta
solución vendría definida por la institucionalización de un nuevo ente por
encima de las estructuras municipales con atribución al mismo de las funciones
referentes al "gobierno" global del área (administración de doble grado o doble
nivel de gobierno)"1337.
Es, sin lugar a duda, una de las grandes y emblemáticas metrópolis de América
. Latina. Y como tal, acusa todos los problemas provenientes del subdesarrollo,
los desequilibrios urbanos y conflictos sociales que las caracterizan.
1339
PERU: Compendio Estadístico 2004. INEI. Lima, 2004, p. 36
1340
Ver ÍSMODES ALEGRÍA, Julio César. La ciudad de Lima. Economía urbana. Teoría y
práctica. Talleres Gráficos de Cruz & Cia S.A. Lima, 1997, p. 273.
1341
Sobre la difícil situación de la ciudad de Lima se ha escrito mucho, desde la célebre novela
de Salazar Bondy Lima la horrible, hasta notables ensayos que destacan carencias y tensiones.
Entre ellos tenemos el trabajo de CARA VEDO MOLINARI, Baltazar. Lima: problema nacional
Gredes.
Lima, 1987; el de FIGARI GOLD, Eduardo y RICOU, Xavier. Uma en crisis. Propuestas para la
gestión de ms servicios urbanos en Uma Metropolitana. Universidad del Pacifico e IFEA. Lima,
1990; el del colettivo La Carta de Lima. Uma, crisis y alternativas. Cipur y Fundación Ebert.
Lima, 1990; el de ORTIZ DE ZEVALLOS, Augusto. Urbanismo para sobrevivir en Uma. Apoyo
S.A. y Fundación Ebert. Lima, 1992; el Seminario Internacional Lima: gestión y ciudadanía.
Universidad de Lima y Prorrua. Lima, 1999; entre los más importantes
La antigua Ciudad de los Reyes se constituye, entonces, en todo un reto para
la imaginación y la gobernabilidad. Durante muchos años, las tendencias que
concurrieron a estructurar el paisaje limeño estuvieron fuera de todo control,
por lo que no fue posible programar su desarrollo urbano. En el plano
institucional, las carencias adquirieron un dramatismo ampliado, pues no solo
era evidente que el Municipio limeño -a pesar de su abolengo proveniente del
histórico cabildo creado por el propio fundador de la ciudad- estaba
absolutamente desfasado para dirigir la nueva dinámica urbana, que se gesta
hacia la mitad del siglo XX1342. Además, el gobierno central-responsable en
esos años de las principales inversiones en obras y servicios urbanos de la
capital- tampoco tenía una actuación eficiente, pues cada sector, empresa
pública e institución estatal incidían en la urbe por su cuenta, sin ninguna
coordinación e incluso sin conocimiento entre ellos.
Por esta razón, cuando en los años 80 del siglo anterior la democracia peruana
fue recuperada y se puso en marcha un ambicioso plan de descentralización
del país -sobre la base de la creación de regiones y la re activación y re
formulación- se pensó en la necesidad de un régimen edilicio especial para la
administración y gobierno de la gran Lima, capaz de atender su compleja
problemática.
En consecuencia, con buen criterio, el actual artículo 198, modificado por la Ley
N° 27680, Ley de Reforma Constitucional del Capítulo XIV del Título IV; sobre
Descentralización, ha restringido la noción de régimen especial únicamente a la
capital de la República; y va más allá, porque a diferencia del texto de la Carta
de 1979, no tiene duda en caracterizar a dicho régimen en Municipalidad
Metropolitana de Lima.
1344
Esta última fue la propuesta del Plan Nacional de Regionalización, aprobado por Ley N°
23878.
"La capital de la República no integra ninguna región. En la provincia de Lima
las competencias y funciones reconocidas al gobierno regional son transferidas
a la Municipalidad Metropolitana de Lima, la cual posee autonomía política,
económica y administrativa en los asuntos de su competencia regional y
municipal. Toda mención contenida en la legislación nacional que haga
referencia a los gobiernos regionales, se entiende también hecha a la
Municipalidad Metropolitana de Lima, en lo que le resulte aplicable".
Este rol dirigente también está presente en el artículo 161 de la Ley Orgánica,
que versa sobre las competencias y funciones metropolitanas especiales. Esto
significa que además de las funciones y competencias de carácter general
existe un núcleo de funciones y competencias especiales, que corresponden
exclusivamente a la naturaleza metropolitana del municipio.
DOCTRINA
Artículo 199
Los gobiernos regionales y locales son fiscalizados por sus propios órganos de
fiscalización y por los organismos que tengan tal atribución por mandato
constitucional o legal, y están sujetos al control y supervisión de la Contraloría
General de la República, la que organiza un sistema de control descentralizado
y permanente.
Los mencionados gobiernos formulan sus presupuestos con la participación de
la población y rinden cuenta de su ejecución, anualmente, bajo
responsabilidad, conforme a ley.
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 77, 78, 82;
Ley 23853: arto 108;
P.I.D.C.P.: arto 1.2;
P.I.D.E.S.C.: arto 1.2
1346
Descentralización del Estado y modernización de la municipalidad para enfrentar los
desafíos del desarrollo local sostenible. En:
http://www.agn.gov.ar/asamblea_web/doc/colaboraciones_tecnicas/ tema 1 I peru%20control
%20ciudadano.pdf.
conflictos; la participación de la ciudadanía; se norma sobre los planes de
desarrollo y presupuesto; y se fijan las competencias, nacionales, regionales y
locales. Por su parte, la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales, Ley N° 27867,
precisa el campo de acción, los conceptos y definiciones de la regionalización
del país.
1347
De acuerdo con la Constitución de 1993, los gobiernos regionales y locales tienen las
siguientes competencias:
Por otra parte, la revisión de los instrumentos legales con que cuentan las
municipalidades, permite conocer que estos órganos de gobierno local tienen
asignadas muchas e importantes funciones, pero contrariamente, disponen de
muy pocos recursos; determinando así una brecha de demanda insatisfecha en
la comunidad, en la mayoría de casos, porque carecen de alcaldes
emprendedores.
Como toda entidad estatal, los tres niveles de gobierno deben tener órganos de
fiscalización o los denominados departamentos de control interno. En este
punto nos referiremos a los gobiernos regionales y locales.
1348
Descentralización del Estado y modernización de la municipalidad para enfrentar los
desajios del desarrollo local sostenible. En:
http://www.agn.gov.ar/asamblea_web/doc/colaboraciones_tecnicas/ tema 1/ peru%2Ocontrol
%20ciudadano.pdf.
1349
El Perú carece de autoestima y, en consecuencia, de cultura de éxito. (...) ¿Quiere generar
aprecio por el éxito? En las campañas de motivación interna, siga estos tres caminos: La
competencia, la entronización y la consideración. DE MARÍA, César. APrendiendo a ganar
-punto de vista. En: "Diario El Comercio" de 23 de diciembre de 2004, sección Economía, p. b2.
1350
BOZA, Beatriz. Ahorrar a costa de qué - rincón del autor. En: "Diario El Comercio" de 23 de
diciembre de 2004, sección Opinión, p. a4
de coordinación con las municipalidades, con las funciones y atribuciones que
les señala la ley.
Respecto a los gobiernos locales y regionales, cabe puntualizar que con base
en su autonomía económica tienen la facultad de aprobar sus presupuestos
institucionales conforme a la Ley de Gestión Presupuestaria del Estado y las
leyes anuales de presupuesto. Por lo tanto, la Dirección Nacional del
Presupuesto Público tiene como misión velar por el cumplimiento de la
normativa en materia presupuestal.
DOCTRINA
Artículo 200
(...)
CONCORDANCIAS:
1352
PÉREZ LUÑO, Antonio Enrique. El derecho de hábeas corpus. Monografias. Prólogo al libro
de Ramón Soriano. N° 6. Congreso de los Diputados. Madrid, 1986, pp. 11-12.
Enseña García Belaunde que en el caso de América Latina, el hábeas corpus
fue acogido tempranamente por las nacientes repúblicas -Brasil en 1830 y
Guatemala en 1837- teniendo como referente el modelo inglés y alcanzando un
importante desarrollo incluso mucho antes que algunos países europeos 1353.
Soria Luján señala que si bien el hábeas corpus fue conocido en el Perú desde
los primeros años de la República, se trató más bien de un conocimiento
circunscrito a algunos sectores ilustrados y sin que distinguieran su naturaleza
estrictamente procesal. Confundían el proceso de hábeas corpus con el
derecho al cual estaba destinado a proteger, aserto que se respalda en la
evidencia de referencias indistintas al derecho de hábeas corpus o a la Libertad
personal1354.
Será recién a través de la ley del 21 de octubre de 1897 que el hábeas corpus
se incorporará al ordenamiento jurídico peruano, en su formulación clásica de
mecanismo de defensa de la libertad física. Su constitucionalización se verificó
con la Carta de 1920, que respetó en esencia el modelo configurado en la ley
de 1897. En la Constitución de 1933 se mantuvo la figura pero se amplió su
ámbito de protección a todos los derechos reconocidos en dicha Carta,
desviándolo de su esquema original.
Fue la Constitución de 1979 la que devolvió el hábeas corpus a su fórmula
tradicional de defensa de la libertad individual 1355, estableciendo el proceso de
amparo para la protección de todos los demás derechos fundamentales.
1353
GARCÍA BELAUNDE, Domingo. El hábeas corpus en América Latina. Algunos problemas y
tendencias recientes. En: "Ius et Veritas". Revista editada por estudiantes de la Facultad de
Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Año V, N° 9, Lima, 1994, pp. 69-70.
1354
SORIA LUJÁN, Daniel. El proyecto de ley de protección a /o libertad personal (1849). Nota
preliminar. En:
"Pensamiento Constitucional". (PUCP), Año III, N° 3, Lima, p. 380.
1355
Sobre el tratamiento normativo y la evolución del hábeas corpus durante todo este periodo,
pueden verse los ya clásicos trabajos del profesor GARCÍA BELAUNDE, Domingo. El hábeas.
corpus interpretado. Instituto de Investigaciones Jurídicas, (PUCP), Lima, 1971. Legislación
peruana sobre el hábeas corpus (1897-1968). En: "Revista de Derecho y Ciencias Políticas",
Vol. 39. N° 1,2 Y 3; Lima, enero-diciembre 1975.
1356
Antes de esta fecha, el proceso de hábeas corpus estuvo regulado en la Ley N° 23506, Ley
de Hábeas Corpus y Amparo, publicada el 8 de diciembre de 1982
1357
STC Caso Crespo Bragayrac (Expediente N° 0217-2002-HC/TC). Publicada el 20 de
septiembre de 2002 en la separata de Garantías Constitucionales del diario oficial El Peruano
Si bien la Constitución recurre a los términos garantía constitucional y acción
para referirse al hábeas corpus, la naturaleza de esta institución corresponde
en estricto a la de un verdadero proceso constitucional 1358. En efecto, se trata
de un mecanismo procesal expeditivo, de tutela urgerite, reconocido en la
Constitución y orientado a la discusión de una controversia de naturaleza
constitucional, esto es, la vigencia de la libertad individual. De ahí que su
estudio forme parte del Derecho Procesal Constitucional 1359.
Siendo ello así, es posible que la libertad individual pueda verse afectada como
consecuencia de la aplicación inconstitucional de una ley que establezca
restricciones legítimas en los términos señalados, y en esa medida, conforme a
la Constitución; así como por la aplicación de una ley que establezca
restricciones constitucionalmente incompatibles. En ambos supuestos resulta
procedente la interposición del hábeas corpus, advirtiéndose que en el segundo
caso, la sentencia que declare fundada la demanda deberá disponer la
inaplicación de la norma inconstitucional, de acuerdo al artículo 138 de la
Constitución y al artículo 3 del cpc.
1358
De ahí que de acuerdo a su Primera Disposición Final, el Código Procesal Constitucional
haya optado por la denominación proceso de hábeas corpus, abandonando la tradicional pero
poco técnica expresión acción de hábeas corpus
1359
Sobre el Derecho Procesal Constitucional en el Perú, ABAD YUPANQUI, Samuel. Derecho
Procesal Constitucional Antecedentes, desarrollo y destifíos en el Perú. Gaceta Jurídica. Lima,
2004.
1360
CIDH. El hábeas corpus bqjo suspensión de garantías. Opinión Consultiva OC-8/87 de 30
de enero de 1987. Serie A, núm. 8. párr. 33.
1361
Si bien la Constitución reconoce ambos principios con relación al denominado control
judicial parcial de los regímenes de excepción, es de destacar que el ámbito de aplicación de
los mismos se extien
A su vez, conviene tener en cuenta que las afectaciones a la libertad individual
pueden presentar grados o niveles de lesividad así como modalidades
distintas. Ello explica que la doctrina y la jurisprudencia hayan ido identificando
también distintos tipos de hábeas corpus, en función de la gravedad o
modalidad de las afectaciones. En el caso peruano, el Tribunal Constitucional
ha identificado hasta ocho modalidades de hábeas corpus, indicando que dicha
lista es meramente enunciativa1362. De este modo, el Tribunal admite que ante
nuevas formas de afectación a la libertad individual, puedan desarrollarse
también tipos correspondientes de hábeas corpus.
En opinión que compartimos, Abad Yupanqui señala que una extensión de esta
naturaleza no era indispensable establecerla en la Constitución, toda vez que
de ello se pudo hacer cargo el legislador o la jurisdicción constitucional 1364. De
hecho, el artículo 25 del CPC establece un catálogo enunciativo de 17
supuestos en los que procede la interposición del hábeas corpus. Entre ellos, el
derecho a no ser torturado, a la voluntariedad del servicio militar, a no ser
privado del documento nacional de identidad, así como a no ser objeto de
desaparición forzada.
1365
La CIDH ratificó este criterio en su sentencia recaída en el asunto Cesti Hurtado, de 29 de
septiembre de 1999. En este caso el Consejo Supremo de Justicia Militar se negó a cumplir con
una sentencia de hábeas corpus favorable al señor Cesti Hurtado, argumentando que dicho
mecanismo no procedía contra las decisiones de la justicia castrense. El hábeas corpus fue
interpuesto para cuestionar la decisión de la Justicia Militar de procesar al referido señor a
pesar de tener la condición de civil (militar retirado).
1366
ABAD YUPANQUI, Samuel. Hábeas corpus y amparo contra actos de particulares: una
posible defensa de los derechos humanos de las militares. En: "Ius et Veritas". Revista editada
por estudiantes de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Año
VII, N° 12. Lima, 1996, pp. 125-132.
un derecho fundamental que actúa como presupuesto del ejercicio de muchos
otros derechos fundamentales, sino además un valor esencial del
ordenamiento jurídico y social.
Sin duda, el desarrollo que hace el CPC del proceso de hábeas corpus
reconocido en la Constitución, recoge la experiencia de muchos años en la
aplicación de este proceso en el país, así como los principales desarrollos
alcanzados tanto por la doctrina como por la jurisprudencia nacional e
internacional en esta materia. Contribuye pues a configurar un proceso de
tutela de la libertad individual, ampliamente garantista, correspondiendo ahora
a la jurisdicción constitucional, sobre todo en lo que le toca al Poder Judicial, el
reto de consolidar este proceso constitucional como mecanismo idóneo y eficaz
para la vigencia de la libertad individual.
DOCTRINA
Artículo 200
(*) Texto del inciso según modificatoria efectuada por la Ley N° 26470, publicada el12 de junio
de 1995.
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2, 202 inc. 2),205;
C.P.Ct.: arts. 1 a IX, 37
a 60; C.T.: 15' DF; L.O.P.J.: arts. 49 inc. 2) y 131;
L.O.T.C.;
L.O.D.P.: arto 9 inc. 2);
Ley 26470;
Ley 26853;
Ley 26775: arto 7;
Ley 26847;
Ley 26979: arts. 16.2, 31.4 Y S' DCT;
Ley 27809: arts. 133 y
134; C.A.D.H.;
D.U.D.H.;
P.I.D.C.P.
1. Introducción
2. Derechos tutelados
1369
Según la cual "la enumeración de los derechos reconocidos en este capítulo no excluye los
demás que la Constitución garantiza, ni otros de naturaleza análoga o que se fundan en la
dignidad del hombre, o en los principios de soberanía del pueblo, del Estado democrático y de
la forma republicana de gobierno".
1370
COMISIÓN DE CONSTITUCIÓN, REGLAMENTO Y ACUSACIONES
CONSTITUCIONALES. Antepproyecto de La de riforma de la Constitución (Texto para el
debate). Lima, 5 de abril de 2002, p. 45
1371
PINTO FERREIRA, Luiz. Os intrumentos processuais protetores tkJs direitos humanos no
BrasiL En:' GARCÍA BELAUNDE, Domingo y FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. "La
jurisdicción constitucional en Iberoamerica". Dykinson, Madrid, 1996, p. 420.
en nuestra jurisprudencia, aunque fue acogida excepcionalmente en algunos
casos por la Sexta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima
(Expediente N° 2289-2001, resuelta el 9 de enero de 2002, El Peruano
-Separata Jurisprudencia-, 24 de agosto de 2002, p. 5338).
1372
El grupo de trabajo estuvo integrado por los profesores Domingo García Belaunde,
Francisco Eguiguren,Juan Monroy, Arsenio Oré,Jorge Danós y Samuel Abad. Cfr. Código
Procesal Constitucional Antepr'!Jecto y legislación vigente. Palestra Editores, Lima, 2003.
1373
Se trata del Proyecto de Ley presentado por los congresistas Chamorro Balvín, Alcides;
Alejos Calderón, Walter; Almerí Veramendi, Carlos; Amprimo Plá, Natale; De la Mata
Fernández,Judith; Del Castillo Gálvez,Jorge; Delgado Nuñez Del Arco, José; Ferrero Costa,
Carlos; Flores-Araoz Esparza, Ántero; Lescano Ancieta, Yonhy; Martínez González, Michel;
Saavedra Mesones Cruz, Gerardo; Salhuana Cavides, Eduardo; Santa María Calderón, Luis
1374
SOLOZABAL ECHAV ARRÍA, Juan José. Algunas cuestiones básicas de la teoría de /os
derechos fundamenta/ii. Revista de Estudios Políticos, N° 71, CEC, Madrid, 1991, p. 92.
2002 y publicada el11 de setiembre de 2002, p. 5271). En tal ocasión el
Tribunal sostuvo que "(oo.) la fuerza normativa de la Constitución, su fuerza
activa y pasiva, así como su fuerza regulatoria de relaciones jurídicas se
proyecta también a las establecidas entre particulares, aspecto denominado
como la eficacia inter privatos o eficacia frente a terceros de los derechos
fundamentales". Un mayor desarrollo jurisprudencial, en ocasiones polémico,
se ha presentado tratándose del amparo contra los actos de los poderes
públicos (normas legales y resoluciones judiciales) y de los órganos autónomos
Jurado Nacional de Elecciones y Consejo Nacional de la Magistratura).
Así ha sostenido que "aun cuando de los artículos 142 y 181 de la Norma
Fundamental, se desprende que en materia electoral no cabe revisión judicial
de las resoluciones emitidas por el Jurado Nacional de Elecciones, y que tal
organismo representa la última instancia en tal asunto, dicho criterio solo puede
considerarse como válido en tanto y en cuanto se trate de funciones ejercidas
en forma debida o, lo que es lo mismo, compatibles con el cuadro de valores
materiales reconocido por la misma Constitución" (caso Juan Genaro Espino
Espino, Expediente N° 23662003-AA/TC, resuelto el 6 de abril de 2004).
DOCTRINA
1378
EGUIGUREN PRAELI, Francisco. Estudios constitucionales. Ara Editores, Lima, 2002, p.
218.
teoría de los derechos fundamentales. Revista de Estudios Político. CEe.
Madrid, 1991, N° 71.
Proceso de hábeas data
Artículo 200
(*) Texto del inciso según modificatoria efectuada por la Ley N° 26470, publicada el 12 de junio
de 1995
CONCORDANCIAS:
1. Norma constitucional
Los derechos protegidos por el hábeas data, entonces, son los siguientes:
1379
Sobre la clasificación de las garantías constitucionales cfr. PÉREZ LUÑO, Antonio. Los
derechos fundamentales. 7" edición, Tecnos, Madrid, 1998, pp. 66-104. El mismo tema en el
ordenamiento constitucional peruano cfr. CASTILLO C6RDOVA, Luis. Elementos de una teona
general de /os derechos constitucionales. Universidad de Piura - Ara Editores, Lima, 2003, pp.
244-281
El derecho de acceso a la información pública (primer párrafo del artículo 2.5
de la Constitución). El constituyente ha previsto que toda persona tiene
derecho a:
Si bien con base en una aplicación estricta del artículo 200.3 de la Norma
Suprema, el hábeas data procederá para la defensa de estos derechos
constitucionales, será con respecto al tercero de los mencionados derechos
donde encuentre su plena virtualidad, como se tendrá oportunidad de explicar
más adelante.
Qué duda cabe que "[h]oy en día con los adelantos tecnológicos
experimentados en el campo de la informática, no solo es posible la recolección
y el almacenamiento de información referida a varios ámbitos de la vida de una
persona, sino que esa misma operación puede realizarse respecto de un gran
número de ellas a la vez"1383.
Como bien se ha advertido, "[h]oy se puede decir que cualquier ser humano
puede acumular, sin mayor esfuerzo, un conocimiento detallado sobre cientos
(sino miles) de otros seres humanos en sus horas libres. Con cuanta mayor
razón no acumulará información sobre ellos alguien que se especialice en la
tarea o que, inclusive, la vea como un negocio potencial: acumula información y
luego la vende como servicio"1384.
Frente a este poder informático y frente al riego que supone para los derechos
fundamentales su ejercicio irregular y extralimitado, ha surgido el concepto de
-en términos del Tribunal Constitucional- "Derecho a la autodeterminación
informativa"1387 como un nuevo derecho de la persona, de modo que "a la larga
lista de derechos humanos existentes debería agregarse uno más, que algunos
llaman libertad informática o derecho a la libertad informática, y otros auto
tutela informativa o autodeterminación informativo' 1388. En términos generales,
este nuevo derecho va a suponer el reconocimiento a toda persona de una
serie de facultades jurídicas que se le atribuyen precisamente para enfrentar
las extralimitaciones del mencionado poder informático y evitar de esta manera
que el mal uso del mismo pueda lesionar bienes o derechos constitucionales de
las personas1389. Precisamente para la protección de estos derechos frente a
agresiones que puedan proceder del mal empleo del poder informático es que
se ha reconocido la garantía constitucional llamada hábeas data 1390.
1385
ESPINOSA-SALDAÑA, Eloy. El hábeas data en el derecho comparado y el Perú, y algunas
notas sobre su real viabilidad y la pertinencia en nuestro país. En: CASTAÑEDA OTSU, Susana
(coordinadora). "Derecho Procesal Constitucional". T-II, 2' edición, Jurista Editores, Lima 2004,
p. 912.
1386
SAGÜÉS, Néstor. Derecho Procesal Constitucional. Acción de amparo. Vol. 3,4' edición,
Astrea, Buenos Aires 1995,p. 678
1387
Expresión acuñada igualmente por el Tribunal Constitucional. Por todos cfr. Exp. N° 1797-
2002HD ITC, del 29 de enero de 2003, f. j. 3; Y Exp. N° 0700-2003-HC/TC, del 1 O de abril de
2003, en cuyo f. j. 2
1388
GARCÍA BELAUNDE, Domingo. Derecho Procesal Constitucional. Temis, Bogotá, 2001, p.
55.
1389
Cfr. LANDA, César. Teoría del Derecho Procesal Constitucional. l' reimpresión, Palestra,
Lima 2004. p. 134.
1390
Sagüés, hablando de la posibilidad de compatibilizar el "derecho informático" y "los otros
derechos eventualmente perjudicados", a6rma que "[u]na vía de solución estriba en definir una
zona de 'información sensible', no registrable en los bancos de datos, o con áreas
insusceptibles de registrar. La 'información susceptible' cubre puntos como religión, ideas
políticas, comportamiento sexual, salud moral y física, vinculaciones sindicales, raza. Otro
mecanismo de adaptación consiste en auspiciar un proceso judicial expeditivo (en concreto, el
hábeas data)". SAGÜÉS, Néstor.
Hábeas data: su desarrollo constitucional. En: "Lecturas Constitucionales Andinas 3". Comisión
Andina de Juristas, Lima, 1994, p. 88
El Derecho no puede ni debe desconocer la existencia del poder informático ni
debe renunciar a combatir sus excesos. El Derecho debe realizar su mejor
esfuerzo dirigido a regular y controlar la existencia de bancos de datos, así
como el manejo de la información en ellos contenida, a fin de evitar situaciones
atentatorias contra los derechos constitucionales, particularmente de derechos
vulnerables como el derecho a la intimidad 1391.
La doctrina coincide en afirmar que el hábeas data como garantía que pretende
neutralizar los excesos del poder informático, debe poder servir para lograr las
siguientes pretensiones de las personas cuya información está contenida en
algún banco o registro de datos: acceder a la información; actualizar, rectificar o
excluir información del registro; y atribuir a la información el carácter de
información confidencial1392. La pregunta que conviene formular es si es posible
concluir esta virtualidad del hábeas data desde el texto constitucional peruano.
En el caso peruano, toda esta virtualidad se puede inferir del artículo 2.6 de la
Carta del 93. La norma constitucional habla de suministro de i'!formación, lo
que a priori haría pensar que se trata de una disposición que no incluiría dentro
de su campo de protección, todas las situaciones anteriores al acto de
suministro y, por tanto, tampoco incluiría ninguna de las virtualidades
apuntadas.
Sin embargo, esta impresión inicial no es la correcta pues resultaría muy poco
eficaz circunscribir las facultades que otorga el derecho solo al acto de
suministro de información. El derecho recogido en el artículo 2.6 de la
Constitución tiene por finalidad que los servicios informáticos -públicos o
privados, computarizados o no suministren determinada información que
potencialmente pueda ser agresora del derecho a la intimidad. Pues bien, esta
finalidad solo podrá obtenerse en la medida que se otorgue al titular del
derecho todas las facultades dirigidas a posibilitar que la entrega de
información que pueda dañar la intimidad de las personas, no se llegue a
verificar. No será posible que no se suministre información que atente contra la
intimidad, sino se otorga al titular la facultad de acceder a la información
contenida en un banco de datos para actualizarla, rectificarla, declararla
confidencial o excluirla, según corresponda.
1391
Cfr. ESPINOSA-SALDAÑA, Eloy. Código Procesal Constitucional. Proceso contencioso
administrativo y derechos del administrado. Palestra, Lima 2004, p. 53
1392
CEr. SAGÜÉS, Néstor. Ob. cit., p. 681
mecanismo de protección que alcanza también a los momentos anteriores al
suministro de la información y, por tanto, hacer proceder el hábeas data,
además de evitar el suministro de información, también para proteger el acceso
a la información contenida en el banco de datos y para su correspondiente
fiscalización a través de su actualización, ratificación, confidencialidad o
exclusión.
Han sido varias las respuestas que se han formulado a la pregunta antes
planteada. Así, se tiene afirmado que "su existencia como garantía o proceso
constitucional carece de suficiente justificación" 1396, ya que "el Hábeas Data es
una especie de Amparo especializado para la defensa de ciertos derechos" 1397,
es decir, "importa, pues, una pieza del derecho procesal constitucional
configurativa de un amparo especializado, con fatalidades específicas" 1398, al
punto que -y en referencia a la Constitución peruana- "resultaba innecesaria su
incorporación en la nueva Constitución, pues para proteger este derecho [de
libertad informática] bastaba con regular adecuadamente al proceso de
amparo"1399. También hay posturas contrarias, como aquella que afirma que "la
naturaleza de las actividades vinculadas a la informática, y el riesgo de un mal
uso de estos instrumentos [informáticos] (...) sí parece aconsejar este trato
diferenciado [entre amparo y hábeas data]" 1400. Incluso, existe la opinión que
afirma que "[e]n realidad, no tiene mayor importancia si el hábeas data existe
como figura procesal autónoma o si está encubierto y aparece como
dependiente de otra. Lo importante, en realidad, es que el derecho sea
protegido"1401.
1396
EGUlGUREN PRAELI, Francisco. El habeas data y su desarrollo en el Perno En: "Derecho"
N° 51, Lima, 1997, p. 308.
1397
BOREA ODRÍA, Alberto. Evolución de /as garantías constitucionales. 2" edición actualizada,
Fe de Erratas, Lima, 2000, p. 487
1398
SAGÜÉS, Néstor. Ob. cit., p. 655
1399
ABAD YUPANQUI, Samuel. Hábeas data y conflicto entre órganos constitucionales: dos
nuevos procesos constitucionales. En: AA. vv., "La Constitución de 1993. Análisis y
comentarios", Comisión Andina de Juristas, Lima 1994, p. 268
1400
ESPINOSA-SALDAÑA, Eloy. Ob. cit., P. 891.
1401
GARCÍA BELAUNDE, Domingo. Ob. cit, P. 58
No se puede intentar solucionar la cuestión planteada si es que primero no se
intenta establecer cual puede ser ese punto o contenido que hace distinto el
amparo del hábeas data. En referencia siempre al ordenamiento constitucional
peruano, en un momento inicial el hábeas data se diferencia del amparo no
tanto por el derecho constitucional que se desea proteger, que en uno y otro
caso será el mismo (el derecho a la intimidad, el derecho al honor o el derecho
a la imagen); sino que la diferencia se configura a partir de los actos agresores
de esos derechos. Se habla de hábeas data y no de amparo en razón de que
los actos de agresión a un derecho constitucional provienen de un ámbito de
cosas especialísimo: la técnica informática (computarizada o no). Es como si
los actos de agresión de los derechos a la intimidad, al honor o a la imagen, por
ejemplo, se dividieran en dos grupos: aquellas agresiones que son fruto del
ejercicio de un poder informático y aquellas otras que no lo son. AsL solo
cuando las agresiones sean del primer grupo se hablará de hábeas data. Solo
en este caso, y en un segundo momento, puede hablarse del mencionado
"derecho a la autodeterminación informativa" como un derecho que otorga una
serie de facultades a su titular, facultades dirigidas en la línea de neutralizar los
posibles excesos en el ejercicio del poder informático.
DOCTRINA
Artículo 200
CONCORDANCIAS:
1. Introducción
1403
Si bien los decretos ley no se encuentran mencionados en el artículo 200 inciso 4 de la
Constitución, pues son normas ajenas al ordenamiento constitucional, el Tribunal ha
establecido que tiene competencia para analizar si estas disposiciones son compatibles con la
ley fundamental, lo cual resulta razonable por cuanto se trata de normas que aún se
encuentran vigentes. Se pueden revisar al respecto las sentencias de los Expedientes N°s.
007-96-I/TC (publicada el 26 de abril de 1997), 021-96-I/TC (publicada el 23 de mayo de 1997)
y 010-2002-AI/TC (publicada el4 de enero de 2003). Fue en la última de estas sentencias que
el Tribunal se pronunció por primera vez, en forma expresa, sobre su competencia para
conocer demandas de inconstitucionalidad contra Decretos Leyes. En términos generales
señaló: (a) los decretos leyes "deben considerarse como actos con jerarquía de ley y, por lo
tanto, susceptibles de ser modificados o derogados por otras normas del mismo valor y rango;
y por ende. sujetos al control de la constitucionalidad"; b) las normas comprendidas en el inciso
4 del artículo 200 de la Constitución "solo tienen un carácter enunciativo y no taxativo de las
normas que son susceptibles de ser sometidas al control en una acción de
inconstitucionalidad".
1404
La expresión "leyes de reforma constitucional" prevista en el artículo 206 de la Constitución
ha servido de fundamento para que el Tribunal Constitucional interprete que sus facultades de
control también se extienden a este tipo de normas. En este sentido ha señalado que "si bien el
inciso 4 del artículo 200 de la Constitución no prevé expresamente las leyes de reforma
constitucional como objeto de la acción de inconstitucionalidad, también es verdad que esta se
introduce al ordenamiento constitucional mediante una ley y, además, porque el poder de
reforma de la Constitución, por muy especial y singular que sea su condición, no deja de ser un
auténtico poder constituido y, por lo tanto, limitado". Ver al respecto la sentencia del Expediente
N° 014-2002-AII TC, publicada el 25 de enero de 2003, párrafo 35.
1405
El artículo 3 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional señala: "En ningún caso se
puede promover contienda de competencia o de atribuciones al Tribunal respecto de los
asuntos que le son propios de acuerdo con la Constitución y la presente ley".
inconstitucionalidad. Esto es acorde con lo dispuesto en el Código Procesal
Constitucional (artículo 100), el que señala que el plazo para presentar una
demanda de inconstitucionalidad se empieza a contar a partir de la publicación
de la norma.
1406
El artículo 241 inciso 8 de la Constitución de Colombia establece como competencia de la
Corte Constitucional "decidir definitivamente sobre la constitucionalidad (...) de los proyectos de
leves estatutarias tanto por su contenido material como por vicios de procedimiento en su
formación" (subrayado nuestro). En este país, las leyes estatutarias se distinguen de las leyes
ordinarias por su contenido y por los mayores requisitos que se exigen para su aprobación. En
cuanto al contenido, e! artículo 152 de la Constitución de Colombia señala que los siguientes
temas solo pueden ser desarrollados a través de leyes estatutarias: a) derechos y deberes
fundamentales de las personas y los procedimientos para su protección; b) administración de
justicia; c) organización y régimen de los partidos y movimientos políticos, e! estatuto de la
oposición y las funciones electorales; d) instituciones y mecanismos de participación
ciudadana; y e) estados de excepción. El control previo que realiza la Corte Constitucional de
Colombia consiste en la revisión integral de cada una de las disposiciones de las leyes
estatutarias. Esta revisión se produce una vez aprobado e! proyecto de ley en e! Congreso. Si
la Corte considera que e! proyecto es constitucional, este se envía al Presidente de la
República para su promulgación. Si es declarado total o parcialmente inconstitucional, e!
proyecto se remite a la Cámara de origen. Si la inconstitucionalidad es parcial y no ha
terminado la legislatura correspondiente, la Cámara de origen puede rehacer las disposiciones
afectadas en concordancia con e! dictamen de la Corte. Una vez cumplido este trámite, se
remite el nuevo proyecto a la Corte para e! fallo definitivo (Decreto 2067, artículos 41 y 33).
1407
Ver sentencia de! Expediente N° 003-96-I/TC, publicada e! 25 de diciembre de 1996
1408
Ver sentencia de! Expediente N° 004-2001-I/TC, publicada e! 27 de diciembre de 2001
inconstitucionalidad, que tales normas entren en vigor y originen perjuicios en
asuntos de especial trascendencia.
El Código Procesal Constitucional aborda el tema del plazo para presentar una
demanda de inconstitucionalidad en su artículo 100 y señala que el mismo es
de seis (06) años contados a partir de la publicación de la norma y de seis (06)
meses para el caso de los tratados. La Segunda Disposición Final establece
que al entrar en vigencia el Código, los procesos en trámite continuarán
rigiéndose por las normas anteriores a efectos de, entre otros aspectos, el
cómputo de los plazos que hubieran empezado. El artículo 100 del Código
precisa asimismo que, una vez vencido el plazo para presentar una demanda
de inconstitucionalidad prescribe la pretensión, sin perjuicio de lo dispuesto por
el artículo 51 y por el segundo párrafo del artículo 138 de la Constitución, es
decir, sin perjuicio de que los jueces puedan hacer uso de su facultad de
control difuso de la constitucionalidad de las normas jurídicas, lo cual conftrma
el carácter mixto de nuestro sistema de control constitucional abstracto de
normas.
5. Motivos para declarar inconstitucional una norma por el fondo o por la forma
1409
Las normas internacionales sobre derechos humanos se incorporan como parámetro para
analizar la constitucionalidad de las normas internas como consecuencia de lo dispuesto en la
Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Carta de 1993. La jurisprudencia del Tribunal
Constitucional llevó a la práctica este mandato constitucional y extendió sus alcances de la
obligación de observar la jurisprudencia internacional. El Código Procesal Constitucional ha
recogido esta tendencia al señalar lo siguiente en el artículo V de su Título Preliminar: "El
contenido y alcances de los derechos constitucionales protegidos por los procesos regulados
en el presente Código deben interpretarse de conformidad con la Declaración Universal de
Derechos Humanos, los tratados sobre derechos humanos, así como de las decisiones
adoptadas por los tribunales internacionales' sobre derechos humanos constituidos según
tratados de los que el Perú es parte".
1410
El artículo 83 del Código Procesal Constitucional señala que por la declaración de
inconstitucionalidad de una norma "no recobran vigencia las disposiciones legales que ella
hubiera derogado".
inconstitucionalidad (artículo 82, primer párrafo). Asimismo señala dos
precisiones importantes:
1411
Sentencia del Expediente N° 024-96-AI/TC, publicada el 26 de abril de 2001, fundamento 6.
El efecto vinculante de las decisiones emitidas en los procesos de
inconstitucionalidad presenta especiales características respecto a los
tribunales ordinarios, los que no pueden inaplicar una norma que ha sido
declarada por el Tribunal como compatible con la Constitución. Asimismo,
deben adecuar su interpretación de las normas a lo señalado por el supremo
intérprete de la Constitución. Al respecto el Código Procesal Constitucional
señala lo siguiente en su Título Preliminar (artículo VI, segundo y tercer
párrafo):
Los Jueces interpretan y aplican las leyes o toda norma con rango de ley y los
reglamentos según los preceptos y principios constitucionales, conforme a la
interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones dictadas por el
Tribunal Constitucional".
DOCTRINA
Artículo 200
CONCORDANCIAS:
1. Aspectos generales
En este nuevo cuerpo normativo se establece una sección común (Título VI,
artículos 75 al 83) dedicada al proceso de inconstitucionalidad y al proceso de
acción popular, lo cual se explica por cuanto se trata de dos procesos similares
en cuanto a su alcance: defender la supremacía normativa de la Constitución.
Asimismo se establece un conjunto de normas específicas sobre el proceso de
acción popular en el Título VII (artículos 84 al 97). En términos generales, las
normas del Código son similares a las de la derogada Ley N° 24968, aunque
existen algunas diferencias interesantes que iremos mencionando a lo largo de
este texto.
Sin embargo, es importante señalar que no todos los países cuentan con un
proceso similar a nuestra acción popular, ni este proceso es la única vía
existente para que los tribunales puedan pronunciarse sobre la
inconstitucionalidad de las normas administrativas de carácter general. Al
evaluar el caso español, Caamaño describe que existen varias posibilidades al
respecto, como el análisis que sobre este tema se pueda hacer en el marco de
1413
Al comentar esta norma, Jorge Danós señalaba: "Una apreciación global de la citada ley,
permite observar que en varios aspectos ha seguido el modelo de procedimiento estructurado
por la Ley Orgánica del Tribunal de Garantías Constitucionales, para la acción de
inconstitucionalidad. Nos parece acertado que el legislador del procedimiento de la acción
popular tome prestado instituciones y normas del procedimiento de la acción de
inconstitucionalidad, porque (.u) ambos instrumentos de Garantía Constitucional tienen por
objeto el control reparador o represivo de las normas jurídicas de carácter general, en vía de
acción y principal, con efectos generales erga omnes y , abstractos." DANÓS ORDÓÑEZ,
Jorge. La garantía constitucional de lo acción populor. En: "Lecturas sobre Temas
Constitucionales" N° 4. Comisión Andina de Juristas, Lima, 1990, p. 157.
1414
GARCÍA BELAUNDE, Domingo. Garantías constitucionales en h Constitución peruana de
1993. En: "Lecturas sobre temas constitucionales" N° 10. Comisión Anilina de Juristas, Lima,
1994, p. 261
un proceso contencioso administrativo e, incluso, a través de un proceso de
amparo, tema que no ha estado exento de polémica 1415.
El tema de la legitimidad para presentar una demanda que permita dar inicio a
un proceso de control abstracto de normas tiene una especial importancia. Al
establecerse quiénes son los sujetos facultados para presentar una demanda al
respecto, se está al mismo tiempo determinando el grado de protección de la
Constitución.
Es importante anotar que existen una serie de obligaciones que surgen para
aquellas personas que presentan una demanda de acción popular, previstas
para evitar demandas temerarias. En este sentido, el artículo 97 del Código
Procesal Constitucional establece:
"El plazo para interponer la demanda de acción popular prescribe a los cinco
años contados desde el día siguiente de publicación de la norma."
El artículo 100 del Código establece que, una vez vencido el plazo para
presentar una demanda de inconstitucionalidad prescribe la pretensión, sin
perjuicio de lo dispuesto por el artículo 51 y por el segundo párrafo del artículo
138 de la Constitución, es decir, sin perjuicio de que los jueces puedan hacer
uso de su facultad de control difuso de la constitucionalidad de las normas
jurídicas, lo cual confirma el carácter mixto de nuestro sistema de control
constitucional de normas. Aunque una disposición similar no se ha previsto
respecto al proceso de acción popular, consideramos que la misma idea debe
ser aplicada.
La Carta de 1993 no dice mucho sobre este tema, pues se limita a señalar que
el proceso de acción popular procede ante una "infracción de la Constitución o
la ley".
El Código Procesal Constitucional aborda esta materia en el artículo 75 y
establece al respecto:
1416
Resolución del Expediente N° 000S-2003-AI/TC, del 18 de julio de 2003 y publicada el 7 de \
agosto de 2003. Este proceso continuó su trámite y el Tribunal emitió finalmente la sentencia
correspondiente, publicada el 18 de octubre de 2003
"La demanda de acción popular procede contra los reglamentos, normas
administrativas y resoluciones de carácter general, cualquiera sea la autoridad
de la que emanen, siempre que infrinjan la Constitución o la ley, o cuando no
hayan sido expedidas o publicadas en la forma prescrita por la Constitución o la
ley, según el caso" (subrayado nuestro).
Ambas normas del Código permiten precisar las razones que pueden dar lugar
a la impugnación de una norma a través del proceso de acción popular.
6. Principios de interpretación
7. Instancias
La Carta de 1993 no dice mucho sobre este tema, pues se limita a señalar que
el proceso de acción popular procede ante una "infracción de la Constitución o
la ley".
El Código Procesal Constitucional aborda esta materia en el artículo 75 y
establece al respecto:
6. Principios de interpretación
7. Instancias
Asimismo el Código aborda este tema al otorgar el valor de cosa juzgada a las
decisiones del Poder Judicial en los procesos de acción popular (artículo 82,
primer párrafo). Establece además dos precisiones importantes:
9. Reflexiones finales
El proceso de acción popular es uno de los mecanismos que permite la
defensa de la Constitución a través de los órganos jurisdiccionales del Estado.
La Constitución de 199310 contempla y la legislación asigna al Poder Judicial
la competencia para conocer y resolver, a través de dos instancias, las
demandas respectivas. Lamentablemente, se carece de información para saber
realmente cuál es el grado de empleo de este proceso y existe poco análisis de
las decisiones emitidas en el marco del mismo.
DOCTRINA
Artículo 200
CONCORDANCIAS:
1. Antecedentes
1418
Constitución de 1991, artículo 87.- "Toda persona podrá acudir ante autoridad judicial para
hacer efectivo el cumplimiento de una ley o acto administrativo. En caso de prosperar la acción
la sentencia ordenará a la autoridad renuente el cumplimiento del deber omitido". Mayores
referencias sobre otros procesos que guardan coincidencias con la acción de cumplimiento en,
CARPIO MARCOS, Edgar. La acción de cumplimiento (con especial referencia al caso
peruano), en: FERRER MAC-GREGOR (coord.) "Derecho Procesal Constitucional". Vol. 11,
Forma, México, 2002, pp. 1719-1731.
especialmente llamativa si tenemos en cuenta la novedad de esta
institución1419.
1422
Cfr. GARCIA DE ENTERRIA, Eduardo y FERNANDEZ, Tomas Ramón. Curso de Derecho
Administrativo, Tomo 1, Civitas, Madrid, 1999, p. 39 ss., quienes definen al Derecho
Administrativo como derecho de las administraciones públicas.
1423
Criterios expresados por el Tribunal Constitucional en los Exp. N° 0191-2003-AC/TC y N°
23872003-AC/TC.
de cumplimiento no controla cualquier inactividad de la administración sino
aquella que asume la condición de renuente, conforme al artículo 200, inciso 6.
DOCTRINA
(...)
Una ley orgánica regula el ejercicio de estas garantías y los efectos de la
declaración de inconstitucionalidad o ilegalidad de las normas.
El ejercicio de las acciones de hábeas corpus y de amparo no se suspende
durante la vigencia de los regímenes de excepción a que se refiere el artículo
137 de la Constitución.
Cuando se interponen acciones de esta naturaleza en relación con derechos
restringidos o suspendidos, el órgano jurisdiccional competente examina la
razonabilidad y la proporcionalidad del acto restrictivo. No corresponde al juez
cuestionar la declaración del estado de emergencia ni de sitio
CONCORDANCIAS:
1424
Agravado por e! número de votos exigidos para la aprobación de una ley orgánica: "se
necesita el voto de más de la mitad del número legal de miembros de! Congreso"; porque e!
trámite es el mismo que e! previsto para una ley ordinaria
sino incluso de orden competencial. Así, por ejemplo, que determinadas
fuentes, como la ley orgánica, solo son capaces de regular determinadas
materias"1425. Esas materias son, en general, "las referidas a la estructura y
funcionamiento de las entidades del Estado previstas en la Constitución, así
como también las otras materias cuya regulación por ley orgánica está
establecida en la Constitución" (primer párrafo del artículo 106). Dentro de esas
otras materias se encuentra la referida a las garantías constitucionales.
Con base en estas premisas, lo que debe afirmase es que los derechos no se
suspenden realmente en un estado de excepción. Así lo viene a confirmar la
disposición constitucional que ha ordenado la procedencia del amparo y del
hábeas corpus frente a derechos constitucionales suspendidos en un régimen
de excepción. Y es que, "La propia significación y naturaleza de la suspensión
exige no poder hablar de gradaciones en los efectos suspensivos. Es decir, lo
que está suspendido no tiene otra forma de estarlo más que totalmente
suspendido. El contenido de un derecho fundamental no puede estar
parcialmente suspendido. Estar (totalmente) suspendido el derecho significa
que ese derecho no está vigente y, por ello, no es exigible. Pero ¿cómo se
puede estar (totalmente) suspendido y a la vez disponer que hay que examinar
la proporcionalidad y razonabilidad de la restricción del derecho? Si está
suspendido el derecho no tiene vigencia y, consecuentemente, no se puede
hablar de restricción porque no se puede restringir aquello que jurídicamente
no tiene vigencia"1431.
Esto no quiere significar -se debe afirmar una vez más- que en el ordenamiento
jurídico peruano los derechos constitucionales son derechos ilimitados. Los
derechos constitucionales, como bien ha afirmado el Tribunal Constitucional,
son esencialmente limitados1432. Lo que quiere significar es que el contenido
limitado de todo derecho constitucional es exigible incluso en los estados de
excepción. Con un ejemplo se clarificará.
DOCTRINA
1438
Exp. W 0010-2000-AI/TC, citado, f. j. 138
1439
Idem, f. j. 140
Derecho Procesal Constitucional. Acción de amparo. Vol. 3. 4" edición. Astrea,
Buenos Aires, 1995.
Artículo 201
Tribunal Constitucional
CONCORDANCIAS:
Por otro lado, si bien es justificado, en sus términos generales, que una
exigencia para acceder al cargo de vocal de la Corte Suprema sea la
experiencia en el ejercicio de la función jurisdiccional, ya sea en calidad de
magistrado de la Corte Superior o como Fiscal Superior, aquellas no son las
más acordes con la naturaleza del Tribunal Constitucional. Tal vez lo más
apropiado hubiera sido establecer como requisito para acceder al cargo que se
establezca una prioridad a la experiencia en la docencia . universitaria o, en el
peor de los casos, que se prevea en diez años la experiencia en el ejercicio
profesional [sea en la condición de profesor universitario, juez, fiscal o abogado
independiente] del postulante.
Es de lamentar, así mismo, que entre los requisitos para acceder al cargo de
magistrado del Tribunal se haya suprimido aquella exigencia de tener probada
ejecutoria democrática. Y es que no deberían formar parte de un Tribunal
destinado a defender los principios del Estado constitucional y democrático de
Derecho quienes hubieran formado parte de gobiernos de facto.
No obstante ello, tampoco pensamos que el órgano más apropiado para elegir
a los magistrados del Tribunal Constitucional sea el mismo que elige y nombra
a los jueces del Poder Judicial. Como antes se ha dicho, un requisito natural
para el acceso al cargo de magistrado, el intérprete supremo de la
Constitución, no debe ser solo la versación jurídica de sus integrantes, sino las
dotes de estadística, pues como machaconamente se afirma, la Constitución
siendo una norma jurídica, es una norma muy peculiar.
De manera que creemos que siendo polémico que al principal acusado ante el
Tribunal Constitucional se le haya confiado la elección de sus magistrados, se
trata de un opción de política constitucional que solo corresponde adoptar al
Poder Constituyente.
El último párrafo del artículo 201 establece que los miembros del Tribunal son
elegidos por el Congreso con el voto favorable de los dos tercios del número
legal de sus miembros. Dicha fórmula, que exige un amplio consenso en el
Congreso para la elección de los magistrados del Tribunal, esto es, que exista
acuerdo entre mayoría y minoría parlamentaria, constituye un importante
elemento que afianza la independencia de los magistrados.
DOCTRINA
Artículo 202
CONCORDANCIAS:
C.C.: arto X;
C.P.Ct.: arto I;
L.O.P.J.: arto 80 ¡nc. 2);
L.O.T.C.: arts. 2, 3, 41, 42, 46;
Ley 26435: arto 12;
L.O.E.: arto 15;
C.A.D.H.: arto 25;
D.U.D.H.: arto 8;
P.I.D.C.P.: arto 2.3
Este proceso representa, por decirlo así el "núcleo esencial" del modelo de
jurisdicción constitucional concentrada que, al Iado de la judicial review (artículo
58), existe en nuestro país, y que ha llevado a García Belaunde ha catalogar a
nuestro modelo de justicia constitucional como uno "dual" o "concurrente".
c) Procesos competenciales
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 2 inc. 17), 20, 35, 53, 90, 110, 161,191 Y 194;
C.C.: arto III;
C.p.et.: 77,98, 99, 102 inc..3), 107;
L.O.P.J.: art. 15K;
L.O.M.P.: arto 66 mc. 1);
L.O.T.e.: arto 25;
Ley 26435: arts. 25 al 28;
C.A.D.H.: arto 25;
D.U.D.H.: arto 8;
P.I.D.e.p.: arto 2.3
Para ello, del artículo 203 de la Constitución es posible inferir una serie de
criterios que el constituyente ha tenido en cuenta. A saber:
a) Legitimación territorial
El propósito perseguido con esta dotación de legitimación activa, tal vez con
excepción del Ministerio Público, es la de permitir que mediante este proceso
de inconstitucionalidad de las leyes pueda protegerse también los derechos
fundamentales, ya sea a través de los propios afectados directamente, ya sea
por interposita personae, esto es, mediante el Defensor del Pueblo.
Ha de repararse, sin embargo, que esta legitimación activa para la tutela de los
derechos fundamentales no debe entenderse en su dimensión subjetiva, esto
es, que se concede para la protección de los derechos de quienes puedan
resultar directamente afectados por las leyes inconstitucionales que se
pudieran expedir; sino en defensa de los derechos en su dimensión objetiva,
esto es, como defensa abstracta de las normas constitucionales que reconocen
derechos fundamentales.
d) Legitimación gremial
Artículo 204
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 103,200 inc. 4),202, 203 Y 205;
C.C.: art. III;
C.P.Ct.: arts. VI, VII, 121;
L.O.T.C.: arts. 35, 36, 40;
Ley 26435: arts. 35 y ss.
1. Aspectos generales
1440
FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. La dogmática de /os derechos humanos. Ediciones
Jurídicas, Lima, 1994
Esta fuente formal del Derecho Constitucional cumple las cuatro funciones
siguientes:
1441
GARNER, J.W Citado por GONZALES, Tadeo. Estado y nación. Editorial Roa, 1989
1442
HUGHES, Charles Evans. Citado por GONZALES, Tadeo. Ob. cit
1443
WILSON, Woodow. Citado por PlRENNE,Jacques. Historia universal. Océano, Barcelona,
1987
Estas lagunas se originan por alguna de las cuatro razones siguientes: cambio
en los patrones culturales de una sociedad; falta de previsibilidad por parte del
legislador constituyente; abrupto adelanto científico o tecnológico que desborda
o transforma la sociedad; u ocio intencional del legislador constituyente.
Las sentencias estimativas son aquellas que declaran fundada una acción de
garantía (hábeas corpus, amparo, etc.), y en consecuencia, aseguran la
defensa y goce pleno de un derecho fundamental; o resuelven a favor de una
acción de inconstitucionalidad, y por consiguiente, además de anular la norma
o actos impugnados, tiene efectos abrogativos y erga omnes hacia el futuro,
pues como bien afirma Rubén Hernández Valle 1446 "la norma o actos declarados
inconstitucionales desaparecen (...) tal como si hubieren sido derogados".
Las sentencias desestimativas son aquellas que declaran, según sea el caso,
inadmisibles, improcedentes o infundadas las acciones de garantía, o
resuelven desfavorablemente las acciones de inconstitucionalidad. En este
último caso la denegatoria impide una nueva interposición fundada en idéntico
precepto constitucional (petición parcial y específica referida a una o varias
normas contenidas o en una ley);
amén que el rechazo de un supuesto vicio formal no obsta para que esta ley no
pueda ser cuestionada ulteriormente por razones de fondo.
1446
HERNÁNDEZ VALLE, Rubén, Fundamentos y límites de la justicia constitucional En: "Ius et
Praxis", Fondo de Desarrollo Editorial de la Universidad de Lima, Lima, junio, 1998.
a) La desestimación por rechazo simple. En este caso el Órgano de Control de
la Constitucionalidad resuelve declarar infundada la demanda presentada
contra una parte o la integridad de una ley.
Por ende, se plantea que la expulsión de una ley del ordenamiento jurídico por
inconstitucional debe ser la última ratio a la que debe apelarse. Así, la simple
declaración de inconstitucionalidad no debe ser utilizada en tanto no sea
imprescindible e inevitable el hacerlo.
3.1. Las sentencias interpretativas con selección del sentido de una ley
Así pues, los efectos de dicha declaración pueden llevar a que durante un
"tiempo" se produzca un vacío legislativo que dañe de alguna manera la vida
coexistencial en el campo político.
1447
DÍAZ REVORIO, F. Javier. La interpretación constitucional de la Iry. Las sentencias
interpretativas del Tribunal Constitucional Palestra, Lima, 2003.
A continuación procedemos a describir las modalidades que presentan las
sentencias interpretativas manipulativas:
Son aquellas que señalan que una parte del texto cuestionado en efecto es
contrario a la Constitución, la misma que ha generado un vicio de
inconstitucionalidad en razón de una redacción excesiva y desmesurada.
Para tal efecto, se ordena la inaplicación de una parte del contenido normativo
de la ley cuestionada en relación con algunos de los supuestos en él
contemplados genéricamente, o bien en las consecuencias jurídicas
preestablecidas. Ello implica que la referida inaplicación abarca a determinadas
situaciones, hechos, acontecimientos o conductas originalmente previstas en la
ley; o se dirige hacia algunos derechos, beneficios, sanciones o deberes
primicialmente previstos.
Ahora bien, debe aclararse que la parte sustituyente no es otra que una norma
ya vigente en el ordenamiento jurídico.
DOCTRINA
Artículo 205
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 32,37,55 a 57,102.3,118 inc. 1), 11), 140,143,200 Y 4" D.ET.;
C.P.Ct.: arts. 24, 114, 115;
L.O.P.J.: arts. 80, 151, 154;
Ley 23405: arts. 39 al 41;
Ley 23506: arts. 39 al 41;
C.A.D.H.: arts. 44 al 47
1. Aspectos generales
Esta jurisdicción alude a las facilidades que se brindan a las personas a efectos
de que puedan alcanzar remedio -a través de específicos mecanismos
supraestatales para la vulneración de sus derechos básicos o esenciales.
1448
CAPPELLETTI, Mauro. Lo jurisdicción constitucional de la libertad. Universidad Autónoma
de México, I México, 1961.
1449
CASTAÑEDA OTSU, Susana. Lojurisdicción supranacional. Lima, 2003
La jurisdicción supranacional implica la transnacionalización de las
prerrogativas humanas, esto es, la facultad del justiciable -no atendido
adecuadamente a nivel intraestatal en sus reclamos de defensa de sus
derechos básicos- de poder alcanzar tutela a través de la acción ante
organismos internacionales.
Para recurrir a ella el justiciable debe acreditar haber hecho uso de todos los
recursos internos, salvo que -como se estableció en el caso Velásquez
Rodríguez, resuelto por la Corte Interamericana de Derechos Humanos el 26
de junio de 1987- dichos recursos fuesen cabalmente ineficaces, o inexistentes
las garantías del debido procesal legal.
Entre los antecedentes más destacables que abonaron en pro de este proceso
paulatino de supranacionalización pueden citarse los siguientes:
1455
CAPELLETII, Mauro. Ob. cito
Así, desde el histórico caso Costa vs. E.N.E.L., en 1969, se estableció en la
Comunidad Europea el criterio de que la legislación comunitaria tenia
preeminencia sobre la legislación interna.
DOCTRINA
DE LA REFORMA
DE LA CONSTITUCION
TÍTULO VI
DE LA REFORMA
DE LA CONSTITUCION
Artículo 206
Reforma constitucional
Toda reforma constitucional debe ser aprobada por el Congreso con mayoría
absoluta del número legal de sus miembros, y ratificada mediante referéndum.
Puede omitirse el referéndum cuando el acuerdo del Congreso se obtiene en
dos legislaturas ordinarias sucesivas con una votación favorable, en cada caso,
superior a los dos tercios del número legal de congresistas. La ley de reforma
constitucional no puede ser observada por el Presidente de la República.
La iniciativa de reforma constitucional corresponde al Presidente de la
República, con aprobación del Consejo de Ministros; a los congresistas; y a un
número de ciudadanos equivalente al cero punto tres por ciento (0.3%) de la
población electoral, con firmas comprobadas por la autoridad electoral.
1458
Conviene recordar que después de que la Oficina Nacional de Procesos Electorales
vendiera el Kit electora! y planillones de firmas adherentes, para someter a referéndum la
convocatoria a una asamblea constituyente que elaborara una nueva Constitución, este
organismo resolvió declarar la nulidad de dicho acto administrativo a través de la Resolución
Jefatura! N° 073-2003-J/ONPE fundamentando su decisión en que el artículo 206 de la
Constitución, que establece los mecanismos específicos mediante los cuales la Norma
Fundamental puede ser reformada, no contempla la convocatoria a una asamblea
constituyente. Se sustentó que en virtud del principio de supremacía de la Constitución no
podía implementarse un mecanismo diferente para la referida reforma. La decisión fue apelada
por los solicitantes ante el Jurando Nacional de Elecciones, el mismo que a través de la
Resolución N° 1 09-2003-JNE declaró nula la referida Resolución Jefatura! de la ONPE y válida
la compra venta del kit electoral bajo la consideración de que el derecho de participación
política prevalece en el caso concreto frente a las limitaciones formales o instrumentales.
1459
VEGA, Pedro de. Ob. cit., p. 221
1460
Artículo 168 de la Constitución española de 1978
1461
PÉREZ ROYO, Javier. Ob. cit.,p.197
En tal sentido, el artículo 168 de la Constitución española realiza un esfuerzo
de precisión mayor que la nuestra, al establecer que "cuando se propusiere la
revisión total de la Constitución o una parcial que afecte al Título Preliminar, al
Capítulo segundo, sección primera del Título 1 o al Título n, se procederá a la
aprobación del principio por mayoría de dos tercios de cada Cámara, y a la
disolución inmediata de las Cortes". Esta norma cristaliza el interés del
constituyente español de proteger las decisiones políticas fundamentales y las
libertades públicas. Nuestra Constitución en cambio no alude a las materias
que modificadas surtirían una reforma total de la Constitución, y menos aún
prevé un procedimiento superagravado para tal supuesto.
1462
VEGA, Pedro de. Ob. cit. pp. 261-262
La Ley 27600, que regula un procedimiento de reforma total de la Constitución
a cargo del Congreso, fue objeto de una demanda de inconstitucionalidad ante
el TC interpuesta por el Colegio de Abogados del Cusco. Dicha institución
cuestionaba, entre otros aspectos, que el procedimiento de "reforma total" de la
Constitución no fuera obra de una asamblea constituyente sino de un poder
constituido, como es el Congreso de la República. La sentencia del TC declaró
infundada la demanda, introduciendo una serie de criterios y límites a la
institución de la reforma constitucional que no habían sido explicitados por los
artículos 32 inciso 1) Y 206 de la Carta de 1993 y que subsanan las
deficiencias anotadas en el acápite anterior.
Dado que la Ley 27600 utilizó indistintamente las expresiones "reforma total" y
"nueva Constitución" el TC se vio precisado a definir el contenido de cada una
de ellas indicando que la "reforma total" será "aquella que modifica los
principios y presupuestos básicos de la organización política, económica y
social, que sirven de fundamento o núcleo duro a la Constitución de 1993"
(Fundamento jurídico N° 123). En cambio, una "nueva Constitución" será "una
Constitución posterior en el tiempo, algo distinta, pero basada en la anterior"
(Fundamento jurídico N° 124).
Tomando en cuenta que la Ley 27600 estipula que la nueva Constitución
deberá considerar la Constitución histórica y la Constitución de 1979, concluye
el supremo intérprete que el proceso de reforma sometido a su apreciación en
realidad es un proceso de reforma parcial, pero que deberá ratificarse
inexorablemente a través del referéndum (Fundamentos jurídicos N°s. 127, 128
Y 131). De esta reflexión podemos deducir que tanto la reforma total de la
Constitución, como una reforma parcial que concluya con una nueva
Constitución deberán someterse al veredicto del pueblo, el que a través de su
ratificación en un referéndum, participará en calidad de Poder Constituyente de
la misma elaboración de la Constitución.
5. Reflexión final
1465
En efecto, el artículo 254 del Proyecto de Reforma Constitucional elaborado por la
Comisión de Constitución del Congreso de la República señala que: "Toda reforma
constitucional debe ser aprobada por el Congreso con mayoría absoluta del número legal de
sus miembros, y mtificada mediante referéndum. Puede omitirse el referéndum cuando el
acuerdo del Congreso se obtiene en dos legislatums ordinarias sucesivas con una votación
favorable, en cada caso, superior a dos tercios del número legal de congresistas. La ley de
Reforma Constitucional no puede ser observada por el Presidente de la República.
La iniciativa de reforma constitucional corresponde al Presidente de la República, con
aprobación del Consejo de Ministros, a los congresistas y a un número de ciudadanos
equivalente al cerd punto tres por ciento (0.3%) de la población electoml, con firmas
comprobadas por la autoridad electoral"
1466
Ley 26472 publicada el 13-6-95 sobre el canon reformó el artículo 77.
Ley 27365 publicada el 5-11-2000 sobre reelección presidencial reformó el artículo 112.
Ley 27680 publicada el 7-3-2002 sobre descentralización modificó los artículos 188 al 199.
Ley 26470 publicada el 12-6-95 sobre amparo y hábeas data, reformó el artículo 200 incisos 2 y
3.
Ley 27365, publicada el5 -11-2000 que modificó las Disposiciones Transitorias Especiales
primera y segunda para adelantar las elecciones el 200t.
Leyes 28389, publicada el 17-11-2004 que modificó los artículos 11, 103 Y Primera Disposición
Final y Transitoria sobre régimen pensionario y aplicación de la ley en el tiempo. .
Ley 28390 publicada el 17-11-2004 que modificó los artículos 74 y 107 para atribuir potestad
tributaria e iniciativa legislativa a los gobiernos regionales.
Ley 28480 publicada el 30-03-2005 que modificó los artículos 31 y 34 para reconocer el
derecho al voto a los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional.
voto de militares, modificaciones en el sistema de administración de justicia y
las que corresponden al sistema electoral.
DOCTRINA
(*) Texto según modificatoria efectuada por e! artículo 3 de la Ley N° 28389, publicada e! 17 de
noviembre de 2004
1. Antecedente nacional
Como veremos en el punto III, este dispositivo trató de los derechos legalmente
obtenidos por los trabajadores públicos (solo pensionistas, no los que estaban
en actividad) de los regímenes previsionales de los Decretos Leyes N° 19990 Y
N° 20530, no alcanzando a las prestaciones de salud (estaba limitado a las
pensiones), ni a los pensionistas de la Caja de Pensiones Militar Policial,
Sistema Privado de Pensiones, o a los asegurados del Decreto Ley N° 19990
que no tuvieran la calidad de trabajadores públicos.
1467
HERRERA V ÁSQUEZ, Ricardo. Los "derechos adquiridos" en el proceso de flexibilización
de la legislación laboral y previsional. En: FERRO DELGADO, Víctor (coordinador). "Balance
de la reforma laboral peruana". Sociedad Peruana de Derecho de! Trabajo. Lima, 2001, p. 108.
1468
Fundamentos 15 Y 17 de la sentencia recaída en el Expediente N° 008-96-I/TC (publicada el
26 de abril de 1997) sobre la inconstitucionalidad del Decreto Legislativo N° 817 - Ley del
Régimen Previsional del Estado. En sentido similar: los fundamentos 10,11 Y 12 de la sentencia
recaída en el Expediente N° 007-96-I/TC (publicada el mismo día) sobre la inconstitucionalidad
del Decreto Ley N° 25967, norma que introdujo diversas modificaciones al texto del Decreto
Ley N° 19990.
La discusión respecto de la teoría de los derechos adquiridos está relacionada
con las que, a su vez, se deben considerar para determinar la aplicación de la
norma' en el tiempo.
El Decreto Ley N° 20530 es una norma que regula las pensiones de los
funcionarios y los servidores públicos, sin embargo, el Decreto Ley N° 19990
comprende en su ámbito tanto a los trabajadores públicos como a los
particulares, por lo cual podemos afirmar que -pese a presentar un trato
discriminatorio injustificado- no estaban comprendidos en el campo de
protección legal otorgado por la disposición comentada aquellos que habían
laborado para un empleador particular o que aportaron de manera
independiente (facultativos)<14).
1479
Durante la discusión de esta disposición transitoria en el CCD la mayoría parlamentaria que
propuso su inclusión señaló expresamente que la norma solo protegería a los trabajadores
públicos que ya teman la condición de pensionistas, como se ha referido. Ver: CONGRESO
CONSTITUYENTE DEMOCRÁTICO. Debate Constitucional. Tomo 1, Lima, 1994, p. 452. ' (15)
En ese sentido, ver: HERRERA V ÁSQUEZ, Ricardo. Ob. cit., p. 108
1480
Expediente N°002-2003-AI/TC (segunda sentencia sobre la inconstitucionalidad de la Ley N°
27617 publicada el 21 de setiembre de 2003), cuando precisa en el último párrafo de su
fundamento 14: "Si el emplazado considera que el régimen constitucional de los Decretos
Leyes N°s 19990 y 20530 no es el que más se adecue a esos imperativos o a los que la
economía nacional pueda mantener, siempre queda como última posibilidad, que dicho régimen
constitucional sea modificado o suprimido. Al fin Y al cabo, con el objeto de evitar que una
generación pueda condicionar el futuro de las sucesivas, la Constitución ha instituido la función
de la reforma constitucional (.. .)".
constitución ese dispositivo, con el fin de habilitar una reestructuración integral
de un sistema inviable financieramente.
1481
En el fallo recaído en el caso denominado "Cinco pensionistas versus Perú" señaló (punto
116): "Si bien el derecho a la pensión nivelada es un derecho adquirido (...) los Estados pueden
poner limitaciones al goce del derecho de propiedad por razones de utilidad pública e interés
social. En el caso de los efectos patrimoniales de las pensiones (monto de las pensiones), los
Estados pueden reducirlos únicamente por la vía legal adecuada y por los motivos ya indicados
(.. .)".
1482
En mérito al artículo 4 de! Decreto Legislativo N° 817, ratificado por la Ley N° 26835,
facultad que fuera eliminada con la sentencia de! Tribunal Constitucional recaída en e!
Expediente N° 00198-I/TC. En la actualidad, la competencia recae en la entidad donde laboró
e! servidor (lAy W 27719).
1483
Según e! artículo 4 del Decreto Ley N° 20530: 15 años los hombres y 12 Y medio las
mujeres.
de los hechos cumplidos, aprobada por el artículo 103°), debiendo elegir entre
el Sistema Privado (AFP) o el Sistema Nacional de Pensiones.
1484
Como consta en el Proyecto de Reforma presentado por el Poder Ejecutivo, las diferencias
entre los principales regímenes administrados por el Estado (Decretos Leyes N° 19990 Y N°
20530) son tan abismales, que justifican largamente un ajuste. De igual manera, la magnitud
del gasto público en la atención del régimen previsional estatal impide que se destinen estos
recursos a otras áreas de la actividad nacional tanto o más necesitadas (educación, salud,
agricultura, empleo, etc.).
1485
ABANTO REVILLA, César. Comentarios a los recientes fallos (y fallas) del Tribunal
Constitucional sobre el régimen pensionario del Decreto Ley N' 20530. En: "Diálogo con la
Jurisprudencia" N° 58, Gaceta Jurídica, Lima, julio 2003, p. 39. También en Crónica de una
muerte anunciada. Comentarios sobre la reforma del Decreto Ley N' 20530. En: "Actualidad
Jurídica", Tomo 126, Gaceta Jurídica, Lima, mayo 2004, p. 28.
1486
La referencia a una pensión renovable en los artículos 49 y siguientes hace alusión a un
supuesto de incremento de pensión por contar con más de 35 años de servicio, más 80 años
de edad, entre otros casos, situación que no implica el efecto espejo establecido por la
nivelación pensionaria, sin embargo, la renovación es utilizada erróneamente por muchos como
sinónimo de nivelación
posteriormente por la Ley N° 23495 Y su Reglamento (aprobado por el Decreto
Supremo N° 015-83-PCM).
a) Para los pensionistas con 65 o más años de edad y cuya pensión no exceda
las dos Unidades Impositivas Tributarias (VII), al inicio de cada año teniendo en
cuenta la variación en el costo de vida anual y la capacidad financiera del
Estado.
". . . no sería legal ni justo, que el beneficiario de una pensión, cualquiera sea la
causa de su determinación, llegara a alcanzar un nivel igualo superior a la
remuneración que percibe el funcionario del más alto nivel administrativo del
Sector al que pertenece la institución o la empresa.
En la medida que el artículo 56° del Decreto Ley N° 20530 establece que el
derecho para solicitar una pensión en este régimen es imprescriptible,
consideramos que por equidad se debería dar un tratamiento legal especial
(plazo prescriptorio distinto al establecido por el Código Civil) para las acciones
de nulidad de los actos de incorporación indebida en dicho régimen 1490, de
manera similar al proceso ad hoc contemplado en la Ley N° 26835, aspecto
que debería ser evaluado seriamente de lege ferenda.
Jurisprudencia
DOCTRINA
l. Antecedente nacional
"Artículo 20.- Las pensiones de los trabajadores públicos y privados que cesan
temporal o definitivamente en el trabajo son reajustadas periódicamente
teniendo en cuenta el costo de vida y las posibilidades de la economía
nacional, de acuerdo a ley".
Este dispositivo tiene por fin establecer la obligación del Estado de pagar
oportunamente las pensiones que administra y a reajustadas periódicamente,
pero en ambos casos, estas medidas estarán condicionadas a la previsión
presupuestaria y a las posibilidades reales de la economía del país para su
otorgamiento en el momento respectivo.
1491
En ese sentido opinan: ALMANSA PASTOR, José. Derecho de /o Seguridad Social Tecnos,
Madrid, 1991, p. 65; TESCH, Walter. Política social del Estado: /o seguridad social en el Perú.
Celats. Lima, 1978, p.22.
1492
HENKE, Klaus. Ob. cit., p. 280
Sin embargo, considerando que la obligación del Estado de atender
oportunamente el pago de las pensiones y su eventual modificación periódica
(reajuste) no puede justificar que se incrementen los impuestos o se apliquen
medidas económicas por las cuales se afecte a la colectividad para atender los
reclamos (aunque entendibles) de una parte de la población -que a penas
alcanza el 2.5%-, debe considerarse su previsión en el presupuesto anual, pero
teniendo siempre en consideración la real situación económica y financiera del
país.
Una economía tan voluble como la de los países del tercer mundo, siempre
expuesta a los cambios bruscos tendientes a la inflación des controlada,
genera que el valor nominal de las pensiones disminuya, y con él la capacidad
adquisitiva de estas, lo cual justifica (en teoría) que se programe incrementos
(reajustes) de carácter periódico, en algunos casos vinculado a la variación en
los costos de vida o los índices de precios al consumidor (indexación).
Corroborando lo expuesto, tenemos que para el año 2004 el 43.6% del gasto
público que se consideró en la Ley del Presupuesto del Sector Público estuvo
destinado para al pago de remuneraciones, obligaciones sociales y pensiones,
porcentaje dentro del cual. el pago de las pensiones representó el 59% 1496.
~ Aplicación jurisprudencia!
DOCTRINA
Tercera
1. Antecedente nacional
(.. .)
1500
Mediante Decreto Supremo N° 003-97-TR del 21 de marzo de 1997 se aprobó el Texto
Único Ordenado del Decreto Legislativo N° 728 - Ley de Productividad y Competitividad
Laboral.
1501
Las más cuestionadas, sin duda, fueron las Leyes N°s. 23329,24366 Y 25066
1502
Ley N° 24948 - Ley de la Actividad Empresarial del Estado.
Artículo 53.- Los trabajadores de las empresas del Estado, sean estas de derecho público o de
derecho privado, se rigen por el régimen común de la actividad privada (.. .).
Debe recordarse que en el Decreto Ley N° 20530 tenían derecho a pensión de orfandad
inclusive las hijas solteras mayores de edad [artículo 34, inciso c)], y que las pensiones de
sobrevivientes se abonaban hasta por el 100% del monto de la pensión del causante (Ley N°
25008).
respectivas sin sujeción a plazo prescriptorio alguno. Esta norma pasó por un
proceso de inconstitucionalidad, resuelto en el Expediente N° 008-96-IjTC.
Para efectos del presente dispositivo, recordemos que está ceñido al régimen
de pensiones establecido por el Decreto Ley N° 20530, como hemos explicado
anteriormente.
1503
En estos fallos se alegaba que las entidades no podían declarar la nulidad
administrativarnente, sino que se debía recurrir a la vía judicial. ' La reforma constitucional
aprobada por la Ley N° 28389 plantea la posibilidad que las acciones de nulidad de
incorporación nuevamente puedan ser incoadas, lamentablemente, en la mayoría, de casos la
acción habría prescrito al haber transcurrido los 10 años establecidos por el Código Civil
(articulo 2001), norma aplicable de acuerdo a lo indicado por el Tribunal Constitucional,
Como se ha referido en el punto n, producto del proceso de estatización de los
años setenta los organismos públicos fueron transformados en empresas
sometidas en su mayoría a la Ley de Sociedades Mercantiles, pasando sus
trabajadores del régimen laboral público de la Ley N° 11377 al régimen laboral
correspondiente a la actividad privada, regulado en ese entonces por la Ley N°
4916 (hoy Decreto Legislativo N° 728).
Cabe resaltar, que en la medida que el inciso b) del artículo 14 del Decreto Ley
N° 20530 era una norma imperativa de orden público, no era necesario
establecer una sanción de orden expreso contra su vulneración, pues ante
estas situaciones la doctrina entiende que se está ante la denominada nulidad
virtual1505, pero en la medida que se había producido una serie de ingresos
irregulares al régimen del Decreto Ley N° 20530, plasmadas en actos y
resoluciones que -a decir del Poder Judicial- no podían anularse en sede
administrativa, el legislador consideró necesario elevar esta sanción a nivel
constitucional.
DOCTRINA
1506
Como ejemplo: Expediente N° 770.99-AA/TC, seguido por Pedro Sotomayor contra Enace
sobre incorporación al Decreto Ley N° 20530 (sentencia publicada el 7 de noviembre de 2000).
1507
Sentencia de vista de fecha 15 de octubre de 1998 emitida por la Sala de Derecho
Constitucional y Social de la Corte Suprema recaída en el Expediente N° 480.97, seguido por
Ramiro Angulo contra el Ministerio de Agricultura sobre incorporación al Decreto Ley N° 20530
Interpretación de las normas relativas a los derechos y a las libertades
Cuarta
1509
Constitución Española Artículo 10
(...)
2. Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución
reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de los Derechos
Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por
España.
1510
FREIXES SANJUÁN , Teresa. La Constitución y el sistema de derechos fundamentales y
libertades públicas. ' En: "Administración Pública y Constitución. Reflexiones sobre el XX
Aniversario de la Constitución Española de 1978". Instituto Nacional de Administración Pública,
1998, p. 146
los derechos recogidos en la Constitución, como hemos mantenido, en virtud
del artículo 10.2"1511 y para interpretar el perfil exacto del contenido de los
derechos y libertades1512.
1511
Caso Olaverri Zaspe contra el Gobernador Civil de Guipúzcoa. STC 254/1993, de 20 de
julio de 1993 al Recurso de amparo 1827/1990. Boletín Oficial del Estado de 18 de agosto de
1993.
Fundamento jurídico N° 6.
1512
Recurso de Inconstitucionalidad contra diversos artículos de la Ley Orgánica 1/1987
regulando las elecciones del Parlamento Europeo. STC 28/1991, de 14 de febrero al Recurso
de Inconstitucionalidad 825/1987. Boletín Oficial del Estado de 15 de marzo de 1991.
Fundamento jurídico N° 5
1513
Recurso de Inconstitucionalidad contra diversos artículos de la Ley Orgánica 1/1987
regulando las elecciones del Parlamento Europeo. STC 28/1991, de 14 de febrero al Recurso
de Inconstitucionalidad 825/1987. Boletín Oficial del Estado de 15 de marzo de 1991.
Fundamento jurídico N°S
1514
Al respecto véanse los artículos 55 y 200 inciso 4 de la Constitución Política del Perú.
Políticos1515 y el artículo 8.4. de la Convención Americana de Derechos
Humanos sí1516. En este supuesto, el derecho al non bis in idem regulado en los
términos de tales tratados tenía jerarquía constitucional por mandato de la
propia Constitución. Sin duda, este modelo es superior al adoptado por la
Constitución de 1993 y constituye uno de los más avanzados en el
constitucionalismo comparado. Asimismo, cabe precisar que el Proyecto de Ley
de Reforma de la Constitución de 1993 plantea el retorno al modelo diseñado
por el artículo 105 de la Constitución de 1979, ya que el artículo 82 del proyecto
dispone que los preceptos contenidos en los tratados relativos a los derechos
humanos, tienen jerarquía constitucional y no pueden ser modificados sino por
el procedimiento que rige para la reforma de la Constitución 1517.
1515
(...) 4. El inculpado absuelto por una sentencia fume no podrá ser sometido a nuevo juicio
por los mismos hechos.
1516
Convención Americana sobre Derechos Humanos Articulo 8
1517
COMISIÓN DE CONSTITUCIÓN, REGLAMENTO Y ACUSACIONES CONSTITUCIONALES
DEL CONGRESO DE LA REPÚBLICA. Proyecto de l.-!}' de reforma de la Constitución. Fondo
Editorial del Congreso, Lima, 2002, p. 48.
1518
FREIXES SANJUÁN, Teresa: En: "La integración de la jurisprudencia del Tribunal de
Justicia de las Comunidades Europeas y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en las
Sentencias del Tribunal Constitucional". Asignatura del Programa de Doctorado y Máster en
Justicia Constitucional, Tutela Judicial y Derechos Fundamentales", ESADE, Facultad de
Derecho, Universidad Ramón LlulI, sesión del 2 de marzo del Curso 2001, Barcelona, España
1519
Constitución Española de 1978.
Artículo 96:
1. Los tratados internacionales válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en
España, formarán parte del ordenamiento interno.
regulada en el artículo 10.2. 1520. Esta clasificación es válida para nuestra
Constitución porque aquella contiene disposiciones similares a los artículos 55
ya la cuarta disposición final y transitoria de la Constitución 1521.
Pero no solo los tratados de derechos humanos forman parte del parámetro de
constitucionalidad en materia de interpretación de los derechos y libertades.
Siguiendo la tesis de los profesores Teresa Freixes Sanjuán y José Carlos
Remotti Carbonell si el tratado de derechos humanos tiene un órgano de
garantía de carácter jurisdiccional que interpreta dicho tratado, entonces, la
interpretación que efectúe el órgano de garantía de determinado derecho,
regulado en el tratado ya su vez en la Constitución, también formará parte del
parámetro de constitucionalidad en materia de interpretación de derechos.
1520
Vid pie de página 2.
1521
Al respecto, debemos recordar que la Constitución Española de 1978 fue referente
importante para la elaboración de nuestra Constitución de 1979, y sobre esta última se elaboró
la de 1993, de modo que muchas normas de nuestra Constitución tienen su antecedente en la
Constitución Española
formarán parte del parámetro de constitucionalidad en materia de interpretación
de los derechos y libertades que la Constitución reconoce.
1524
Convención Americana de Derechos Humanos.
Artículo 8: Garantías Judiciales:
(...) 1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con
Pero no solo la Convención nos permitirá configurar con mayor rigor jurídico el
sentido, alcance y perfil exacto del contenido del debido proceso, sino que
también la jurisprudencia de la Corte lnteramericana de Derechos Humanos a
efectos de determinar nuestro parámetro de constitucionalidad en materia de
interpretación de derechos. En efecto, con relación al debido proceso la Corte
ha establecido: "De conformidad con la separación de los poderes públicos que
existe en el Estado de Derecho, si bien la función jurisdiccional compete
eminentemente al Poder Judicial, otros órganos o autoridades públicas pueden
ejercer funciones del mismo tipo. Es decir, que cuando la Convención se refiere
al derecho de toda persona a ser oída por un "juez o tribunal competente" para
la "determinación de sus derechos", esta expresión se refiere a cualquier
autoridad pública, sea administrativa, legislativa o judicial, que a través de sus
resoluciones determine derechos y obligaciones de las personas. Por la razón
mencionada, esta Corte considera que cualquier órgano del Estado que ejerza
funciones de carácter materialmente jurisdiccional, tiene la obligación de
adoptar resoluciones apegadas a las garantías del debido proceso legal en los
términos del artículo 8 de la Convención Americana" 1525 Podemos observar
cómo el derecho al debido proceso adquiere un contenido más completo. En
este caso el debido proceso debe presidir la actuación de todo órgano del
Estado que ejerza funciones materialmente jurisdiccionales.
anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella,
o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de
cualquier otro carácter.
1525
Caso Tribunal Constitucional contra el Perú. Sentencia sobre el fondo, de 31 de enero de
2001. Fundamento Jurídico N° 71
1526
Constitución Política del Perno Artículo 139.- Son principios y derechos de la función
jurisdiccional:
(...) 14.- El principio de no ser privado del derecho de defensa en ningún estado del proceso.
Toda persona será informada inmediatamente y por escrito de la causa o las razones de su
detención. Tiene derecho a comunicarse personalmente con un defensor de su elección y a ser
asesorada por este desde que es citada o detenida por cualquier autoridad 2. Toda persona
inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca
legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad,
a las siguientes garantías mínimas:
a) Derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por un traductor e intérprete, si no
comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal;
b) comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada;
c) concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su
defensa;
d) derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor de su
elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor;
e) derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado,
remunerado o no según la legislación interna, si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni
nombrare defensor dentro del plazo establecido por ley;
f) derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de obtener la
comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que puedan arrojar luz sobre los
hechos;
exigencia constitucional? Para responder a la pregunta acudimos nuevamente
a la Convención Americana de Derechos Humanos que en los literales c) y d)
del inciso 2 del artículo 8 establece que a toda persona inculpada de un delito
se le comunicará previa y detalladamente acerca de la acusación formulada y
se le garantizará el tiempo y los medios adecuados para la preparación de su
defensa.
DOCTRINA
1537
Nos referimos a la Ley N° 28237, Código Procesal Constitucional, que establece en su
artículo V de! Título Preliminar, relativo a la interpretación de los derechos constitucionales lo
siguiente: "El contenido y alcances de los derechos constitucionales protegidos por los
procesos regulados en el presente Código deben interpretarse de conformidad con la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, los tratados sobre derechos humanos, así
como las decisiones adoptadas por los I tribunales internacionales sobre derechos humanos
constituidos según tratados de los que el Perú \ es parte". Como se advierte este artículo
sintetiza, con carácter normativo de rango legal, el comentario efectuado sobre la cuarta
disposición final y transitoria de la Constitución.
Quinta
Sexta
Séptima
Octava
Novena
Décima
La ley establece el modo como las oficinas, los funcionarios y servidores del
Registro Civil de los gobiernos locales y los del Registro Electoral se integran al
Registro Nacional de ldentificaci6n y Estado Civil.
Undécima
Duodécima
Décimotercera
Décimocuarta
Décimoquinta
Décimosexta
Primera
Segunda
Para efectos del proceso electoral que se realice en e 2001, el plazo previsto
en el primer párrafo del Artículo 91° de la Constitución será de cuatro meses.
DECLARA que el Perú, país del hemisferio austral, vinculado a la Antártida por
costas que se proyectan hacia ella, así como por factores ecológicos y
antecedentes históricos, y conforme con los derechos y obligaciones que tiene
como parte consultiva del Tratado Antártico, propicia la conservación de la
Antártica como una Zona de Paz dedicada a la investigación científica, y la
vigencia de un régimen internacional que, sin desmedro de los derechos que
corresponden a la Nación, promueva en beneficio de toda la humanidad la
racional y equitativa explotación de los recursos de la Antártida, y asegure la
protección y conservación del ecosistema de dicho Continente.