Resumen Libro Bienes Peñailillo
Resumen Libro Bienes Peñailillo
Resumen Libro Bienes Peñailillo
doc
========================================
LOS BIENES
Cosa es todo aquello que existe sin ser persona y además que pueda
percibirse por los sentidos, o bien, concebirse mediante la imaginación.
Doctrinariamente, se entiende por cosa a todo aquello que teniendo
existencia corporal o incorporal, tiene utilidad para el hombre. Así, hay
una clasificación de cosas que las divide en corporales e incorporales.
Entre éstas últimas están los derechos. Si hablamos de un derecho, real o
personal, hablaremos de una cosa incorporal. Dentro de estas cosas hay
algunas que tienen la calidad de bienes.
No todas las cosas son bienes, tampoco lo son las cosas útiles al hombre,
sino que son bienes aquellas cosas susceptibles apropiación. Por ello, las
cosas comunes a todos los hombres (aire, alta mar), si bien son útiles al
hombre, no son bienes, pues no son susceptibles de apropiación (art.585
CC).
Esta clasificación está en relación con las cosas. Tiene importancia porque
dentro de los modos de adquirir que la ley señalan hay dos que sólo son
aplicables a los bienes corporales: la ocupación y la accesión.
Aplicar a ambas los mismos principios y las mismas reglas crea unas serie
de problemas generados por su distinta naturaleza material.
Esta clasificación de los derechos no es una creación nueva, sino que viene
del derecho romano, sistema jurídico en el cual se concebía que se podía
tener derecho sobre los derechos; pero, se tiene entendido que en Roma se
excluya de los bienes incorporales al derecho de dominio. Esa exclusión se
debe a que en el derecho romano el derecho se confundía con la cosa u
objeto sobre el cual se ejercía, lo que lleva a identificar al objeto con
el derecho en si mismo, confusión de la cual deriva el considerar a la
propiedad como una cosa corporal (así, no se habla de mi derecho de
propiedad sobre esta casa, sino que de mi casa). Pero, en cuanto a los
otros derechos reales, los romanos si convenían en una separación entre el
derecho y la cosa corporal sobre la que recaía (por ejemplo, se habla de
derecho de usufructo sobre la cosa).
Derecho real es el que tenemos sobre una cosa sin respecto a determinada
persona.
El derecho real se concibe como una relación entre una persona y una cosa,
relación de carácter absoluto e inmediato.
Algunos dicen que el derecho real es el poder que una persona tiene sobre
una cosa; cuando este poder o señorío otorga la suma de facultades posibles
a su titular, o sea, cuando el poder es completo o total, se está en
presencia del derecho real de mayor importancia: el derecho de dominio.
Por tanto, su titular tiene todas las facultades. Pero, hay derechos reales
que no son completos ni absolutos, sino que son parciales e incompletos,
porque no confieren la suma de facultades, sino que sólo algunas de ellas:
aquí están todos los derechos reales con exclusión del derecho de dominio.
Derecho real es el que tenemos sobre una cosa sin respecto a determinada
persona.
De los derechos reales nacen las acciones reales (art.577 parte final) y de
los derechos personales nacen las acciones personales (art.578 parte
final).
Tanto los derechos reales como los personales tienen una importancia
relevante en el derecho. Por otro lado, el legislador le aplica a estos
derechos algunas normas propias de las cosas corporales, como por ejemplo:
la clasificación en muebles e inmuebles (art.580) y nos dice el CC que: Los
derechos y las acciones se reputan bienes muebles o inmuebles, según lo sea
la cosa en que han de ejercerse o que se debe. Así el derecho de usufructo
sobre un inmueble es inmueble. Así, la acción del comprador para que se le
entregue la finca comprada, es inmueble; y la acción del que ha prestado
dinero para que se le pague, es mueble.
Otro aspecto que debe considerarse es lo que dispone el art.581 CC: Los
hechos que se deben se reputan muebles.
II.- Bienes muebles y bienes inmuebles Arts.566, 567, 580 y 581 del CC.
5.c También dentro del derecho de familia y tratándose de los bienes raíces
del pupilo, el guardador va a necesitar autorización judicial para gravar o
enajenar dichos bienes, lo que se debe fundar en utilidad o necesidad
manifiesta (art. 393 CC). Para enajenar o gravar los bienes raíces de
cualquier naturaleza del hijo de familia, se necesita autorización judicial
(art.255 CC).
7.- Dentro de los mismos derechos reales que enumera el art.577 tiene
importancia esta clasificación: hay algunos derechos reales que sólo pueden
proceder respecto de bienes inmuebles y otros proceden sólo respecto de
bienes muebles. Así, los derechos reales de servidumbre, habitación e
hipoteca, sólo pueden recaer sobre los bienes inmuebles.
Por su parte, el derecho de prenda sólo puede recaer sobre bienes muebles
(art. 2384: Por el contrato de empeño o prenda se entrega una cosa mueble a
un acreedor para la seguridad de su crédito.).
Bienes Muebles
a.- Muebles por naturaleza corresponden al concepto dado, esto es, los que
pueden trasladarse de un lugar a otro sin perder su individualidad, sea que
se muevan por sí mismos (semovientes) o sea que se muevan por una fuerza
externa (cosa inanimada).
b.- Muebles por anticipación son aquellos que son productos o accesorios de
un inmueble, pero que se consideran muebles antes de separarse del inmueble
para el solo efecto de constituir un derecho sobre ellos a favor de otra
persona distinta del dueño (art.571 CC).
Lo que sucede es que el mueble por anticipación, una vez separado del
inmueble, recupera plenamente su calidad de bien mueble siempre que la
separación sea permanente y no transitoria (art.573 CC).
El art.568 se refiere a los bienes inmuebles y señala que son las cosas que
no pueden transportarse de un lugar a otro; como las tierras y las minas, y
las que adhieren permanentemente a ellas, como los edificio, los árboles.
El inc.2 nos señala que las casas o heredades se llaman predios o fundos.
En este aspecto adquiere importancia una clasificación que distingue entre
predios rústicos y urbanos.
Esto nos lleva a ver el problema de los predios urbanos y rurales y los
predios rústicos y no rústicos; esta distinción se hace atendiendo a dos
criterios diferentes:
2. - Inmuebles por adherencia. Son ciertos bienes que, siendo muebles por
naturaleza, se reputan inmuebles por estar adheridos permanentemente a un
inmueble. Hay aquí una ficción, porque a ciertos bienes que son muebles,
por la circunstancia de estar adherido a un inmueble, la ley les atribuye
esta calidad (art.568 inc.1 seg. parte:... y las que adhieren
permanentemente a ellas, como los edificios, los árboles.).
-Que el bien mueble esté adherido al inmueble formando un solo todo con él
(árboles a un bosque).
Estos inmuebles por adherencia son los que se consideran muebles por
anticipación aún antes de estar separados del inmueble al que se adhieren,
pero para el solo efecto de constituir un derecho sobre ellos a favor de
otra persona distinta del dueño. Estos muebles por anticipación, una vez
separados del inmueble a que se adhieren, recuperan su calidad de muebles
(art.573 parte final: ...Pero desde que se separan con el objeto de darles
diferente destino, dejan de ser inmuebles). La jurisprudencia ha agregado
otros casos de inmuebles por adherencia, así por ejemplo: servicio de
calefacción, túneles, puentes, líneas férreas.
3.- Inmuebles por destinación. En sí son muebles por naturaleza, pero por
el hecho de estar permanentemente destinados al uso, cultivo y beneficio
de un inmueble. La ley los considera inmuebles, aunque puedan existir
separadamente de este último.
Son subjetivamente consumibles los bienes que según el destino que tengan
para su titular, su primer uso importa enajenarlos o destruirlos. Por lo
anterior, son subjetivamente no consumibles aquellos bienes en que el
primer uso no importa enajenación o destrucción.
Esta clasificación tiene importancia porque hay ciertos actos jurídicos que
no pueden recaer sobre cosas consumibles. Así sucede, por ejemplo, con el
contrato de arrendamiento de cosas corporales: en este contrato el
arrendatario obtiene el derecho de goce sobre la cosa, pero sobre él pesa
la obligación de conservar la misma y restituirla al final del contrato
(art.1915, 1939 y 1947 CC). Lo mismo sucede con el contrato de comodato, el
que tampoco puede recaer en bienes consumibles (art.2174); el mutuo recae
sobre cosas consumibles (art.2196 CC).
Hay equivalencia entre todos estos bienes, siempre que sean del mismo
género y de la misma calidad (el bien que es esencialmente fungible es el
dinero).
En nuestro sistema jurídico debe tenerse presente que los inmuebles por
adherencia y por destinación son accesorios del inmueble por naturaleza.
Con respecto a los derechos reales encontramos algunos que son accesorios
como la prenda y la hipoteca (art.46 CC).
Desde un punto de vista físico todos los bienes corporales son divisibles;
jurídicamente hay otro concepto de divisibilidad: uno físico y otro
intelectual.
Bienes singulares son los que en sí mismos constituyen una sola unidad
natural o artificial y pueden ser simples o complejos:
a) universalidades de hecho.
3.- Que de esta regulación se deduzca que la ley considera el conjunto como
si fuera un ente distinto de cada uno de los bienes que individualmente lo
componen.
La regla general es que las cosas sean comerciables, pero hay ciertas cosas
que están sustraídas de las relaciones jurídicas privadas, que no pueden
ser objeto de actos jurídicos por parte de los particulares.
Pero, hay bienes que están en el comercio porque forman parte del
patrimonio privado, pero que no pueden enajenarse.
Estos son los bienes de tráfico prohibido: son de este tipo, en general,
las cosas sobre las cuales existe una prohibición de enajenación, la que
puede ser de carácter absoluto o relativo. Si la prohibición es absoluta,
la enajenación no puede efectuarse en forma alguna; si es relativa, puede
realizarse la enajenación si concurren ciertos y determinados requisitos.
Las cosas inalienables o de tráfico prohibido están contempladas en los
Ns.1 y 2 del art.1464, que son de prohibiciones de carácter absoluto, y en
los Ns.3 y 4 se refiere a cosas afectas a prohibiciones relativas.
Bienes apropiados y
Bienes inapropiados.
La regla general es que los bienes sean susceptibles de apropiación por los
particulares. Pero, hay ciertos bienes que aún cuando por su naturaleza son
susceptibles de tal apropiación, quedan sustraídos de ella en razón de
intereses generales. Es lo que sucede con las calles, caminos, etc. Entre
nosotros se denomina a los bienes de dominio de los particulares como
bienes privados o particulares; y a los bienes de la nación, bienes
nacionales, como denominación de carácter general.
Son aquellos cuyo dominio pertenece a la nación toda, pero cuyo uso no
pertenece generalmente a todos los habitantes (art.589 inc.3). Estos bienes
se encuentran sustraídos al uso general.
Hay otros bienes que están sustraídos al uso general por su naturaleza,
como sucede con los yacimientos que pertenecen al Estado. Pero éste puede
conceder su uso, goce y aprovechamiento a los particulares con las
condiciones y requisitos que se establezcan en las leyes respectivas.
Hay otros bienes que también pertenecen al Estado como las tierras que,
estando situadas dentro de los límites territoriales, carecen de otro dueño
(art.590 CC); las nuevas islas que se formen en el mar territorial o en
ríos y lagos que puedan navegarse por buques de más de 100 toneladas
(art.597 CC); los impuestos y contribuciones que recibe el Estado, los
bienes que conforme a la ley caen en comiso y las multas que se aplican a
beneficio fiscal, entre otros.
Por esta razón de que el uso pertenece a la nación toda, estos bienes
tienen que administrarse en forma de asegurar el uso y goce público de
ellos, correspondiendo su administración a los servicios públicos
respectivos. Estos bienes nacionales de uso público no pueden ser objeto de
apropiación por los particulares, ni tampoco pueden ser gravados con
derechos que importen un limitación o desmembramiento del derecho que sobre
ellos corresponde a la totalidad de la nación.
La alta mar se extiende desde las 24 millas marinas medidas desde las
respectivas línea de base hacia adentro.
En general, se puede decir que este mar territorial forma parte del
territorio nacional, de manera que ejerce plena jurisdicción el Estado
sobre el mar territorial, constituyendo un bien nacional de uso público.
Pero en esta materia hay que tener presente que el mar adyacente se
extiende hasta 200 millas marinas contadas en igual forma. Este espacio
toma el nombre de zona económica exclusiva. En esta zona, el Estado ejerce
derecho de soberanía para la exploración, explotación y conservación de
recursos naturales, tanto de las aguas como del lecho del mar, vivos o no
vivos, pudiendo el Estado desarrollar cualquier actividad económica en esta
zona y teniendo además la soberanía exclusiva sobre la plataforma
continental para su explotación, conservación y exploración (art.596 CC).
Hay que tener presente que el art.593 fue sustituido por la ley 18565 (23
de octubre de 1986) y que el art.596 fue incorporado al CC por dicha ley.
Antes, para el mar territorial se hablaba de una legua marina y para la
zona contigua de 4 leguas marinas y el CC no hablaba de las 200 millas
marinas, sino que éstas eran un producto de un tratado internacional entre
Chile, Perú y Ecuador, sobre conservación y explotación de las riquezas
marítimas del Pacifico Sur, que ampliaba a zona contigua hasta 200 millas
para la exploración, explotación y conservación de riquezas marinas.
Este tratado fue aprobado por el D.S. 432 del 23 de septiembre de 1954,
publicado en el Diario Oficial el 22 de noviembre de 1954, no obstante que
este acuerdo se suscribió el 18 de agosto de 1952 en Santiago. Este acuerdo
ha tenido trascendencia internacional, porque estos fueron los primeros
países en extender a 200 millas, principio que fue fuertemente resistido,
especialmente por las dos grandes potencias.
También son bienes nacionales de uso público las playas de mar (art.589 CC)
que se definen en el art.594 en una definición que ha recibido elogiosos
comentarios: Se entiende por playa de mar la extensión de tierra que las
olas bañan y desocupan alternativamente hasta donde llegan en las más altas
mareas. Los art.612, 613 y 614 CC facultan a los pescadores para hacer uso
de las playas y tierras contiguas hasta la distancia de 8 metros y medio
para pescar, todo esto medido desde la línea de más baja marea.
c.- Dominio público terrestre: comprende todos los bienes nacionales de uso
público que se encuentren en la superficie de la tierra (arts.589 y 592).
El uso y goce de estos queda sujeto a la utilidad pública y se encuentra
reglamentado en diversas leyes como la ley orgánica de municipalidades.
Ahora, en relación con los caminos y puentes, hay que tener presente que no
todos son bienes nacionales de uso público, sino que algunos son de dominio
particular y también pueden tener esta calidad otros bienes, aun cuando su
uso sea público.
d.- Dominio público aéreo: está formado por todo el espacio a'reo sobre el
territorio nacional, el cual está sujeto a la soberanía chilena. Uno de los
problemas que se está actualmente planteando es determinar hasta dónde
llega, sobre todo por la proliferación de los satélites'.
No es que haya una propiedad especial distinta del dominio, sino que como
es ejercido sobre una cosa incorporal, tendrá sus particularidades.
Debemos establecer una relación entre el art.583 y el art.19 n.24 de la
Constitución que confiere el derecho de propiedad sobre bienes corporales e
incorporales. Otra protección constitucional que garantiza el derecho de
propiedad es el art.19 n.23 que confiere la libertad para adquirir toda
clase de bienes, salvo que una ley de quórum calificado limite esta
facultad.
1.- Facultad de Uso. consiste en aplicar la cosa a los servicios que ella
proporciona, sin entrar a aprovecharse de los frutos de la cosa ni tampoco
a la destrucción de la misma, porque si entra a la apropiación de los
frutos de la cosa estaríamos ante la facultad de goce y si se produjera la
destrucción de la misma estaríamos frente al consumo de la cosa, que es una
posibilidad conferida por la facultad de disposición. Ahora, que el
propietario se aproveche de los frutos o destruya la cosa no tiene mayor
trascendencia porque tiene todas las facultades sobre la cosa, pero si
tiene importancia cuando el uso excede de los límites de dicha facultad
cuando ella corresponde a un tercero, porque existe un derecho que da a su
titular sólo la facultad de uso, sin que tenga participación de ninguna
especie en los frutos de la cosa. Por otro lado, el usufructo confiere la
facultad de uso y goce de la cosa, pero no atribuciones para el consumo de
la misma.
2.- Facultad de Goce. Es aquella que habilita para apropiarse de los frutos
y productos de la cosa. Es en virtud de esta facultad que el dueño de una
cosa pasa a serlo de lo que ella produce; pero debemos tener presente que
en el CC no se justifica la adquisición de los frutos de una cosa por el
dueño por el ejercicio de la facultad de goce, sino que a través de un modo
de adquirir que es la accesión, que según el art.643: Es un modo de
adquirir por el cual el dueño de una cosa pasa a serlo de lo que ella
produce, o de lo que se junta a ella. Los productos de la cosa pueden ser
naturales o civiles.
Luis Claro Solar nos dice que la facultad de disposición comprende tanto la
disposición de la cosa por actos físicos, como también por medios
jurídicos.
Cláusulas de no enajenar
Otros estiman que en este caso no puede haber nulidad, porque la nulidad es
una sanción establecida por la ley para la infracción de sus propias
disposiciones y no para la violación de los pactos entre las partes,
estiman que las cláusulas de no enajenar constituyen una obligación de no
hacer y que su incumplimiento daría derecho a la indemnización de
perjuicios conforme al art.1555 CC: Toda obligación de no hacer una cosa
se resuelve en la de indemnizar los perjuicios, si el deudor contraviene y
no puede deshacerse lo hecho.
Tomando como base el mismo artículo, dice que no puede concluirse que el
legislador está aceptando la validez de las cláusulas de no enajenar; al
contrario, este artículo está permitiendo hacer una inscripción, pero no
significa que la está exigiendo. Por lo tanto, la infracción a este
precepto no tiene sanción; además señalan que el art.53 n.3 está contenido
en un reglamento -aunque es discutible, pues la dictación de este
reglamento se realizó en virtud del propio CC (art.695) y tendría fuerza de
ley- y las disposiciones contrarias a la cláusula están contenidas en la
ley (CC) y el reglamento no puede sobrepasar las disposiciones de la ley.
Ahora, de acuerdo con esta tesis, ¿qué sucede si se pacta una cláusula
convencional de no enajenar? Se estima que esa cláusula sería nula
absolutamente por adolecer de objeto ilícito, porque contraviene normas de
orden público al impedir la libre circulación de los bienes.
Por último, hay que tener presente que las cláusulas convencionales de no
enajenar pueden concebirse en términos relativos o absolutos. En términos
relativos, cuando la persona queda obligada a no disponer de la cosa
durante cierto período de tiempo, por ejemplo: mientras dure el contrato de
arrendamiento. Sería en términos absolutos cuando la persona se compromete
a no disponer jamás de la cosa. Los tribunales de justicia, sin excepción,
rechazan la validez de las cláusulas convencionales de no disponer
concebidas en términos absolutos, porque afirman que respecto de ellas no
cabe la menor duda que ésta. entraban o limitan la libre circulación o
disposición de los bienes. Las concebidas en términos relativos también
constituyen una limitación a esa facultad, pero, concebidas durante un
cierto lapso de manera que, transcurrido el período, habrá plena
posibilidad de disponer.
Limitaciones al dominio
1.- La Ley.
Es una limitación que hay que considerar con detención y cuidado, porque
puede ser fuente de diversos problemas. Al decir el legislador que puede el
dueño disponer y gozar de sus bienes arbitrariamente, no siendo contra
derecho ajeno, en el fondo está señalando que el titular del derecho de
dominio puede ejercer su derecho; pero siempre que ese ejercicio o derecho
no coarte los derechos de los demás..
Este es uno de los aspectos de la llamada teoría del abuso del derecho, de
acuerdo con la cual, si una persona que es titular de un derecho lo ejerce
en forma abusiva causando daño o perjuicio a otra persona, esto
constituiría un delito o cuasidelito civil y, por lo tanto, originaría la
obligación de indemnizar perjuicios. En materia de derecho de dominio es
donde esta teoría ha tenido mayor aplicación, especialmente por lo dicho en
el art.582 CC.
Clases de Propiedad
También en relación con las facultades del dominio, éste puede ser absoluto
o fiduciario:
Propiedad horizontal.
Todos estos son bienes comunes y no pueden dejar de tener esa calidad, no
pudiendo tampoco efectuárseles modificaciones si no están permitidas en la
ley o reglamento de copropiedad.
La ley nos dice que el derecho de cada uno de ellos en las cosas comunes es
proporcional al valor del piso o departamento del que es dueño (art.47 ley
6071). En relación a las cosas comunes, este es un caso de indivisión
forzosa, pudiendo cada propietario usar a su arbitrio las cosas comunes,
pero, de acuerdo con el destino que les corresponda en y sin que puedan
obstaculizar el legítimo uso que a los otros propietarios corresponde.
Las normas de este reglamento tienen que ser acordadas por la unanimidad de
los interesados y el reglamento tiene que reducirse a escritura pública e
inscribirse en el registro de hipotecas y gravámenes del respectivo
departamento. Cumplido esto, el reglamento tiene fuerza respecto de
terceros adquirentes, cualquiera que sea el título de adquisición.
b.- Propiedad minera es una forma especial de dominio que se refiere a los
yacimientos mineros y cuya constitución y organización está reglamentada
en el Código de Minería.
c.- Propiedad intelectual es la que recae sobre productos del ingenio o del
talento humano (obras literarias, musicales, cinematográficas, etc.). Es
discutido en doctrina si ésta es en realidad o no una especie de propiedad
o si tiene un carácter distinto. Pero, en nuestra legislación nos
encontramos con la norma del art.584 CC que regula esta situación y la ley
n.17336.
La Copropiedad o Condominio.
Al respecto, debe tenerse presente que también puede denominarse como
comunidad, pero no puede que la comunidad y la copropiedad sean totalmente
sinónimos; en general se habla de copropiedad cuando el derecho de dominio
pertenece a varias personas sobre cosas singulares, reservándose la
expresión comunidad para hacer referencia al estado de indivisión que recae
sobre las universalidades jurídicas, como sería el caso de la herencia. La
comunidad existe cuando dos o más personas tienen derechos de igual
naturaleza sobre un conjunto de bienes que configuran o conforman una
universalidad jurídica; en tanto que, existe copropiedad cuando dos o mas
individuos tienen en común el derecho de dominio sobre una especie o bien
determinado.
Así, según esta doctrina, si tres personas son comuneros por igual de un
automóvil, cada una de ellas va a ser dueño exclusivo de una cuota
abstracta e ideal (un tercio), pero ese tercio no está radicado en parte
alguna del automóvil; por eso es que, considerada la cosa en su totalidad,
todos los comuneros tienen un derecho sobre ella, pero limitado por los
derechos de los demás comuneros, de tal manera que en el ejercicio de sus
facultades, uno de los comuneros va a tener siempre que considerar la
situación o el derecho de los comuneros restantes y para ejecutar actos de
disposición que afecten a la totalidad de la cosa, va a necesitar el
concurso de los demás s comuneros.
Clases de Comunidad
Se estima por algunos que puede haber comunidad sobre una universalidad
jurídica, como por ejemplo la herencia, a la cual se refiere expresamente
el art.2306: "Si la cosa es universal, como una herencia, cada uno de los
comuneros es obligado a las deudas de la cosa común, como los herederos en
las deudas hereditarias". También la comunidad que queda al disolverse la
sociedad conyugal o la que se produce a la disolución de las sociedades
civiles; sosteniéndose que habría comunidad sobre universalidad cada vez
que la comunidad recae sobre un patrimonio indiviso, el cual tiene su
pasivo y activo, y es en este aspecto en el que se fundan algunos para
negar la posibilidad de la comunidad sobre universalidades de hecho, porque
la comunidad supone necesariamente la existencia de 2 elementos: el activo
y el pasivo; y sucede que en estas universalidades de hecho sólo hay
activo, no existiendo la posibilidad de que haya comunidad respecto del
pasivo, porque las universalidades jurídicas ya que el pasivo se dividen
entre los distintos comuneros por el solo ministerio de la ley (arts.1354 y
2306).
Luego, según esta opinión, cuando se hace la tradición del derecho real de
herencia no es necesario practicar la inscripción, aún cuando en la
herencia haya bienes inmuebles y ello no obstante que de acuerdo con el
art.686 la forma de hacer la tradición de los derechos sobre inmuebles es
la competente inscripción. Al no exigirse la inscripción para la tradición
del derecho de herencia, aun cuando comprenda bienes inmuebles, se está
significando que ella no comprende bienes determinados, sino esta
universalidad de carácter abstracto, que no tiene el carácter de mueble ni
inmueble.
Pero, hay otros autores (Enrique Silva) que dicen que el CC acepta en todos
sus aspectos la teoría romana y que la comunicabilidad de la cuota a cada
uno de los bienes forma parte del sistema del CC, afirmando que lo que
tienen los comuneros en la comunidad son derechos sobre bienes
determinados y no sobre una abstracción jurídica. Señalan como fundamento
los arts.951 inc.2 y 580 del CC; además, en una comunidad hereditaria hay
que distinguir dos situaciones distintas:
3.- Desde otro punto de vista pueden ser también temporales o perpetuas. La
regla general es la de la temporalidad de la comunidad , no teniendo una
duración determinada en el tiempo, ya que las partes interesadas pueden
pedir la división de la comunidad sin limitaciones. Pero pudieran llegar a
tener una duración determinada si los interesados en la comunidad han
celebrado el llamado pacto de indivisión, en virtud del cual convienen en
no pedir la división de la cosa en común por un plazo determinado; dicho
plazo no puede exceder de 5 años, pudiendo renovarse dicho pacto (art.1317
CC). Si no existe pacto de indivisión, conforme al art.1317 los interesados
pueden pedir la partición en cualquier tiempo.
La Cuota
Se entiende por cuota una porción ideal determinada o determinable que cada
uno de los comuneros tiene sobre la cosa común, es decir, sobre la cosa
objeto de la comunidad. Las cuotas pueden ser iguales o distintas entre
si, pero la suma de todas ellas debe representar la unidad de la cosa.
Normalmente, estas cuotas se expresan en fracción (arts.1908 y 2307 CC).
1.- Título
Esta distinción entre título y modo es muy patente cuando se adquiere por
tradición, allí está claramente separado el título o contrato de la
tradición respectiva. En los otros modos de adquirir esta separación no es
patente porque el modo de adquirir es al mismo tiempo título, es decir,
opera la adquisición y la justifica (arts.675, 703 inc.2 y 704 CC).
4.- Modos de adquirir por acto entre vivos y por causa de muerte.
Los dos modos de adquirir que son siempre a título singular y nunca a
título universal son la ocupación y la accesión. Hay un modo que puede
darse en ambos títulos indistintamente, que es la sucesión por causa de
muerte: ser a título universal cuando opera la adquisición de una herencia
y a título singular cuando produce la adquisición de un bien determinado.
Hay dos modos de adquirir que generalmente son a título singular, son la
tradición y la prescripción, pero que toman el carácter de modo de adquirir
a título universal cuando se trata de la prescripción del derecho de
herencia (cuando un heredero aparente llega a adquirir por prescripción la
herencia del que está en posesión) y de la cesión del derecho de herencia.
4.- Modos de adquirir por acto entre vivos y por causa de muerte.
El modo de adquirir es por acto entre vivos cuando para que opere el modo
no es necesaria la muerte del titular, por ejemplo: la ocupación, la
accesión, prescripción y tradición.
La tradición
Características de la tradición
Entrega y tradición
Requisitos de la tradición
1.- Un tradente y un adquirente capaces. (Elemento Personal)
Los arts.682 y 683 CC dejan en claro que la tradición hecha por quien no es
dueño de la cosa no produce el efecto de transferir el dominio, no obstante
ser valida, produciendo otras consecuencias de relevancia jurídica: el
adquirente por la tradición adquiere la posesión de la cosa, porque la
recibe con ánimo de señor y dueño y, teniendo la calidad de poseedor de la
cosa, puede llegar a adquirirla por prescripción.
Por otro lado, si quien hizo la tradición no era dueño de la cosa y con
posterioridad este tradente adquiere el dominio de la misma, se reputa que
el adquirente es dueño desde que se hizo la tradición (art.672 en relación
con el 1819), así por ejemplo: si A vende a B una casa de que no es dueño y
se la entrega, B adquiere sólo la posesión, pero no el dominio; pero si en
seguida A adquiere el dominio de la casa, se reputa que B es dueño, no
desde el día en que A adquirió el dominio, sino desde el día en que se
efectuó la tradición; si después de haber adquirido el dominio A hubiese
vendido la casa a W, subsistir no obstante el dominio de B sobre la casa.
Ahora, el art.670 señalan que el tradente tiene que tener la facultad de
transferir el dominio. Esta expresión se refiere al poder de disposición
que el tradente debe tener, poder que entre otros supuestos implica el
tener capacidad de ejercicio, es decir, lo que aquí requiere el legislador
es que el tradente tenga aptitud legal para disponer del dominio de la cosa
por si sólo. Por su parte, el adquirente debe tener capacidad para adquirir
la cosa. El art.670 exige capacidad tanto en el tradente como en el
adquirente.
b.- Representación del tradente en las ventas forzosas. Son ventas forzosas
aquellas que se producen como consecuencia de un litigio (decreto judicial)
que se hacen en pública subasta; estas ventas se efectúan a requerimiento
del acreedor para obtener el pago o la indemnización con el producto que se
obtenga del remate.
Hay ventas que no son forzosas pero que se hacen por medio de la justicia,
ejemplo: venta de derechos del pupilo (art.399).
El art.675 inc.2 exige que este título traslaticio además debe ser válido,
esto es, que no debe adolecer de un vicio de nulidad, porque, si el título
es nulo, su nulidad impide que pueda operar la tradición, porque los
defectos del título repercuten en la tradición.
Efectos de la Tradición
2.- Cuando hay un plazo pendiente para el pago en este caso, no puede
pedirse la tradición sino hasta después del cumplimiento del plazo
respectivo.
De tal manera que cuando hay un decreto judicial que ordenó retener el pago
o cuando se ha embargado la cosa con la que debe pagarse, el deudor no
podrá hacer la tradición y el acreedor estar impedido de demandarlo.
Hemos visto que algunos de los casos en que no puede hacerse la tradición
tan pronto se celebra el contrato, son aquellos en que el título es
condicional. También la tradición puede ser condicional, según se desprende
del art.680 CC, que dice que _la tradición puede transferir el dominio bajo
condición suspensiva o resolutoria, con tal que se exprese.
Otro sector, estima que el dominio se puede transferir tanto bajo condición
expresa -tal como lo exige el art.680inc.1-, como también bajo condición
resolutoria tácita y argumentan en la siguiente forma: la tradición, dicen,
requiere de un título traslaticio de dominio, y este título puede estar
afecto a condición resolutoria expresa o tácita. En el caso que ese título
se resuelva, significar que ese título dejar de existir y ese efecto es
el propio de la condición resolutoria tácita. Si el título deja de existir,
mal podría subsistir la tradición que una consecuencia de ese título; si
así no fuere se estaría aceptando la existencia de un efecto sin la causa
previa.
Tradición bajo condición suspensiva
Clasificación de la tradición
Se hace esta tradición del dominio sobre muebles en forma que la cosa
tradida quede a disposición del adquirente, o sea, se le confiere posesión
al adquirente. Lo que se desea figurar es la transferencia del dominio y es
para este objeto que se hace la entrega de la cosa (art.684 inc.1).
Los otros derechos reales distintos del dominio recaen algunos sobre bienes
muebles, otros sobre inmuebles y otros, indistintamente sobre muebles e
inmuebles.
a.- Tratándose de derechos reales que recaen sobre bienes muebles (la
prenda) la tradición se efectúa mediante la entrega real de la cosa
constituida en prenda por el deudor al acreedor. El art.2384 define al
contrato de prenda o empeño como aquel en que se entrega una cosa mueble a
un acreedor para la seguridad de su crédito (la cosa entregada se llama
prenda). Los arts.2386 y 2389 nos indican la forma en que se perfecciona
este contrato:
b.- Hay otros derechos reales que recaen sobre bienes inmuebles (hipoteca,
servidumbre, censo y el derecho de habitación)
El problema que nos plantea este derecho es que a diferencia de los otros
derechos reales este no se ejerce sobre un bien determinado, sino que recae
sobre una universalidad jurídica, que es el patrimonio del causante o una
parte alicuota del mismo.
1.- Sustentada por José Ramón Gutiérrez, quien estimaba que el derecho de
herencia sigue la aplicación que el CC da a los derechos reales en el
art.580: Los derechos y acciones se reputan bienes muebles o inmuebles,
según lo sea la cosa en que han de ejercerse o que se debe...; o sea, el
derecho de herencia ser mueble o inmueble según la cosa en que se ejerza o
recaiga. Por consiguiente, la tradición del derecho de herencia tendría que
hacerse conforme al art.684 para los muebles, y según el art.686 para los
inmuebles.
Esta posición ha sido ratificada por ciertos fallos de los tribunales, que
han expresado que si la herencia comprende bienes raíces, la cesión de ella
no puede hacerse sin la correspondiente inscripción en el Registro del
Conservador (Corte de Valdivia, 10 de enero de 1913: Gaceta de los
Tribunales, 1913, t.1, n.114, p.309; Corte de Talca, 18 de diciembre de
1926: Gaceta 1926, seg. semestre, n.129, p.574).
2.- Doctrina sustentada por Leopoldo Urrutia, que sostiene que el derecho
de herencia no tiene por objeto bienes muebles o inmuebles determinados,
sino que su objeto es la universalidad jurídica de la herencia o una parte
alícuota de la misma, de ello concluye que a la tradición del derecho de
herencia no se le aplican las normas dadas para los muebles o inmuebles que
son normas especiales, sino que se aplica la regla general del inc.1 del
art.684, es decir, la tradición del derecho de herencia bastar para
efectuarla cualquier manifestación en que conste la intención de transferir
el dominio. Una de las formas que señalan Urrutia sería que el cesionario
(adquirente) reclamara la posesión efectiva de la herencia o pidiera la
partición de la comunidad hereditaria en virtud del art.1320. Esta posición
ha sido seguida mayoritariamente por los tribunales que han señalado que la
entrega de un derecho de herencia cedido entre vivos, aun cuando en la
herencia haya inmuebles, no requiere la inscripción del título es el
Registro del Conservador.
Del texto del art.686 del CC como del siguiente y de los arts.54 y 78 del
Reglamento del Conservador, que determinan los bienes cuya tradición debe
efectuarse por la inscripción y reglan la forma y solemnidades de ella,
aparece con claridad que esas disposiciones se refieren a inmuebles
singulares, individualmente especificados, requisitos que no se encuentran
reunidos en la tradición del derecho hereditario, puesto que estos derechos
por su naturaleza jurídica no comprenden bienes determinados sino una
universalidad, un conjunto de bienes indeterminados, o una cuota de ellos,
entre los cuales aun en el supuesto de existir bienes raíces, no se
transmiten por la cesión otros derechos que los que pueden corresponder al
cedente para que el cesionario los haga valer por si solo en el juicio de
partición, o fuera de éste, conjuntamente con los demás coherederos.
Por ello, hoy en día, aceptándose que esta doctrina tiene razón en cuanto
que la tradición del derecho de herencia se efectúe de cualquier forma que
exprese la intención de transferirlo y de adquirirlo (no siendo necesaria
la inscripción del título en el Registro), se agrega que dicha
manifestación puede estar en el mismo título o acto en que se cede el
derecho de herencia, por lo cual, se da certidumbre a la fecha de la
tradición. Por lo demás s, ello no constituye una innovación, porque la
misma situación está establecida para las servidumbres en el art.698 CC.
El crédito que tiene una persona puede cederse y su cesión es también una
forma de tradición, y al igual que toda tradición requiere la existencia de
un título.
Tradición de cuotas
1.- Si la tradición recae sobre una cuota en una cosa singular la doctrina
y la jurisprudencia han estimado que la cuota participa del carácter de
mueble o inmueble de la cosa respectiva; entonces, se concluye que si se
trata de la tradición de una cuota de un inmueble, ella se efectuar según
el art.684, en tanto que si se trata de la tradición de una cuota en un
inmueble la tradición se hará según el art.686.
Esta es la ocasión de hacer una referencia al problema de la enajenación de
una cuota dentro de una universalidad jurídica, pero referida a un bien
determinado de la comunidad hereditaria, planteándose el problema al
momento en que se pone término al estado de indivisión, porque habrá' que
diferenciar si el bien al cual se refiere la cuota enajenada se le adjudica
o no al comunero que hizo la enajenación.
En otro sentido, puede observarse que -en teoría- esta disposición de cuota
en cosa determinada de una universalidad, armoniza mejor con la doctrina
que sostiene la comunicabilidad de la cuota con los bienes específicos, que
con la teoría que la rechaza. En fin, hay que dejar establecido que en este
caso, la forma de efectuar la tradición de esta cuota es la misma que para
la tradición de una cosa singular, recién mencionada, distinguiéndose según
la cosa sea mueble o inmueble.
2.- Si la tradición recae sobre una cuota en una cosa universal el sector
de la doctrina que acepta la comunidad en la universalidad jurídica y que
niega la comunicabilidad, estima que la tradición se efectúa significando
la intención de transferir y el ánimo de adquirir por cualquiera forma de
las indicadas en el art.684 inc.1, y que no es necesaria la inscripción aun
cuando haya inmuebles dentro de la universalidad. Se sostiene que
estaríamos frente a una abstracción que no puede incorporarse en la
clasificación de muebles o inmuebles y, por lo tanto, al no poder
catalogarle de mueble o inmueble, su tradición tendrá que hacerse conforme
a la regla general del art.684, ya que la inscripción es una forma especial
de tradición (Corte de Concepción, 20 de noviembre de 1934: Gaceta 1934,
seg. semestre, n.116, p.469).
Aquí hay dos oferentes (las dos partes que celebran el contrato), de modo
que si una de las partes fallece antes de efectuarse la inscripción
caducaría su oferta de mandato y, por lo tanto, el portador del título no
podría hacer la inscripción y sólo podría hacerlo acudiendo por los
herederos o por medio de mandato otorgado por estos.
Esta norma del art.688 mira a la organización del Reglamento del Registro
Conservatorio y su finalidad es la de mantener la continuidad de la
inscripción, la que desaparecería si al fallecer una persona dueña del
inmueble no se anotare las transmisiones de dominio de éste.
Es para mantener esta historia que la ley establece que los herederos no
pueden disponer en manera alguna de estos bienes hereditarios mientras no
se efectúen estas inscripciones. Si el legislador no los exigiera se
produciría un vacío notorio en la cadena de inscripciones respecto de un
inmueble, que impediría establecer en forma adecuada la relación entre la
inscripción de dominio de una persona y la de sus antecesores, porque
pudiere suceder que el inmueble inscrito a nombre del difunto pudiera
aparecer a nombre de un tercero, sin poder determinar la relación del
traspaso del inmueble a ese tercero. También sería difícil analizar la
situación jurídica de los herederos que enajenaron el inmueble al tercero.
El art.688 nos plantea también otro problema y es que nos dice que
mientras no se practiquen las inscripciones en el señaladas los herederos
no pueden disponer en manera alguna de los inmuebles hereditarios.
Por un lado, hay que tener presente que el legislador no señala plazo
alguno para practicar estas inscripciones y al no señalarse plazo alguno,
significa que su práctica queda entregada a la voluntad de los herederos,
quienes podrá n realizarla cuando lo estimen conveniente, pudiendo
permanecer todo el tiempo que quieran sin practicar esas inscripciones, lo
cual no presentar ningún problema en caso que ellas no dispongan de
ninguno de los inmuebles comprendidos en la herencia. Sin embargo, podrá n
disponer de los bienes muebles sin practicar las inscripciones, pero no de
los inmuebles.
Las que rigen este Registro son, pues, de orden público y su infracción
vicia de nulidad absoluta los actos o contratos celebrados sin sujeción a
las solemnidades prescritas.
Dicho artículo expresa con claridad que los herederos son los que no pueden
disponer en manera alguna de los inmuebles aunque llegaran a ser
adjudicatarios por acto de partición (R., t.7, secc. primera, p.117).
Esta ha sido la posición mas seguida por los tribunales; así, la Corte de
Concepción la ha seguido en seis oportunidades y la Corte Suprema la ha
seguido en siete oportunidades, señalando lo siguiente:
"El art.688 del CC se refiere a la tradición del dominio de los bienes
raíces por estar comprendido en el párrafo que de ella trata, y no puede
atribuírsele un sentido diverso, extraño al de dicho párrafo; de manera que
la prohibición de disponer impuesta a los herederos por el artículo
citado, no puede aplicarse al titulo, como la escritura de compraventa,
sino al modo de adquirir, esto es, a la inscripción del título en el
Conservador de Bienes Raíces."
Una última opinión doctrinaria es que éstas son solemnidades que están
dirigidas para la enajenación de los inmuebles hereditarios, se funda en
esto porque el art.688 CC no impide que el heredero no realice ningún acto
sobre el inmueble, salvo la enajenación.
Los autores entienden que el art.696, cuando establece que los títulos cuya
inscripción se prescribe en los artículos anteriores, no dar n o
transferir n la posesión efectiva del respectivo derecho, mientras la
inscripción no se efectúe de la manera que en dichos artículos se
ordena...; no se está refiriendo a la posesión en si misma, sino a la
adquisición del dominio o de otro derecho real.
Esto esta ratificado por una parte del Mensaje del CC: la inscripción
es la que da la posesión real efectiva; y mientras ella no se ha cancelado,
el que no ha inscrito su título, no posee: es un mero tenedor.
b) el índice general.
c) el repertorio.
Son éstos los que dicen relación con la función propia del Conservador de
Bienes Raíces, porque por leyes especiales se les ha encomendado llevar
otros registros, pero que no dicen relación con la propiedad raíz, sino que
con otros aspectos. Así, el Conservador lleva también el Registro de
Comercio, de Prenda Agraria, de Prenda Industrial, de vehículos motorizados
(hasta hace poco tiempo ley 18290). Pero, todos estos registros no dicen
relación con la función propia del Conservador.
1.- El Repertorio
2.- La naturaleza del acto o contrato que contenga la inscripción que trata
de hacerse.
Las inscripciones de las hipotecas deben cumplir con los requisitos del
art.81 del Reglamento y la inscripción de los otros derechos reales las
menciones del art.78 del mismo.
4.- Registro de interdicciones y prohibiciones de enajenar
Se establece que estos registros se deben llevar del mismo modo que los
protocolos de los notarios públicos y que se foliar n a medida que se vaya
avanzando en las inscripciones que se practican. Por lo tanto, para ver
cómo se llevan estos registros se debe atender a lo establecido en el COT.
Según el art.37 las inscripciones se harán en cada registro bajo una serie
particular de números, independiente de la serie general del repertorio.
Conforme al art.38, cada uno de los registros parciales se abren a comienzo
de año y esta apertura se hace mediante un certificado en el cual se hace
mención de la primera inscripción que va a hacerse en él y se cerrar a fin
de año con otro certificado en el que se exprese el número de fojas y de
inscripciones que contiene, el de las que han quedado sin efecto, las
enmendadoras de la foliación y cuanta particularidad pueda influir en lo
sustancial de las inscripciones y conduzca a precaver suplantaciones y
otros fraudes.
Por su parte, el art.85 indica que los documentos que el Conservador debe
retener en su poder después de verificar la correspondiente inscripción
(documentos o minutas que no se guardan en el Registro o protocolo de una
oficina pública), observando a este respecto lo dispuesto en el art.39 del
Reglamento: los documentos que el Conservador debe retener según el art.85,
se agregar n numerados al final de los respectivos Registros, por el mismo
orden de las inscripciones.
Los arts. 43, 44 y 45 se refieren al índice general que también debe llevar
el Conservador, el cual también se lleva en orden alfabético y que se va
formando a medida que se vayan haciendo las inscripciones en los 3
Registros.
El Conservador,
Los registros que lleva el Conservador son públicos, por ello, pueden ser
consultados por cualquier persona sin que pueda ponérsele obstáculos.
Pero, esa consulta tendrá que hacerla en la oficina del Conservador,
pudiendo tomar los apuntes que crea convenientes (art.49).
Las Subinscripciones
2.- Las practica a petición de parte. Ello puede ser en el sólo merito del
título cuando se trate de salvar un error que está aclarado en el título
(art.88 del Reglamento). También puede ser en mérito de minutas subscritas
por las partes en caso de producirse un error en el título (art.82 inc.2
del Reglamento). También puede ser en base a una minuta firmada por las
partes cuando se trate de enmendar un defecto de individualización de las
partes o de su representante.
Las Cancelaciones
También puede haber cancelación por convención de las partes, la que supone
una subinscripción de la escritura pública en que consta la cancelación
convencional al margen de la inscripción cancelada (art.728 CC).
a) Si se omite algún requisito esencial -por ejemplo, que el título con que
se practica la inscripción no sea auténtico, o bien, que la inscripción se
haya practicado ante un Conservador incompetente- la sanción ser la
nulidad absoluta de la inscripción, porque se ha omitido un requisito
exigido en consideración a la naturaleza misma del acto de que se trata.
En estos casos, para que pueda ser eficaz la inscripción, habrá que
completarla mediante una subinscripción, o bien, mediante una nueva
inscripción mediante un nuevo título (arts.82, 88 y 89 del Reglamento).
La posesión
Podría pensarse que sólo las cosas corporales son susceptibles de posesión
partiendo de la misma definición del art.700. Sin embargo, las cosas
incorporales (derechos) también son susceptibles de posesión (art.715 CC).
Por ello, es interesante la definición que da el autor español José
Clemente de Diego que permite completar la definición del art.700: La
posesión es el ejercicio intencional en nombre propio de un derecho real
aunque no se tenga realmente.
Así, una persona puede ser poseedora del derecho real de servidumbre en
caso de que realice los actos a los cuales faculta la servidumbre, sin que
importe para estos efectos si es o no titular. Esto es así porque hay
posesión con o sin derecho; la posesión con derecho es la situación
normal, porque todo el que tiene un derecho real posee las facultades que
éste confiere (poseedor y dueño); también puede haber posesión sin derecho,
la que supone que hay una persona que posee y tiene la cosa bajo su poder
con ánimo de señor y dueño, pero que hay otra persona que es titular del
derecho, o sea, hay dos personas: una, que es el poseedor, y la otra, que
es el titular del respectivo derecho.
2.- Animus o intención de tener la cosa como señor o dueño o como titular
del respectivo derecho real
No siempre la tenencia material esta unida con el animus, pues hay casos en
que una persona tiene el corpus pero reconoce dominio ajeno sobre la cosa,
tal sucede, por ejemplo, en la mera tenencia en que el mero tenedor tiene
materialmente la cosa pero reconoce dominio ajeno sobre ella, es decir,
tiene el corpus pero carece del animus (art.714 CC), ejemplo: es el caso
del arrendatario, depositario o comodatario.
Se llama mera tenencia la que se ejerce sobre una cosa, no como dueño, sino
en lugar o a nombre del dueño. El acreedor prendario, el secuestre, el
usufructuario, el usuario, el que tiene el derecho de habitación, son meros
tenedores de la cosa empeñada, secuestrada, o cuyo usufructo, uso o
habitación les pertenece.
Para este autor, el corpus y el animus forman una sola unidad, porque en el
hecho ambas cosas no son sino dos aspectos de una relación, porque el
animus es la intención de servirse de la cosa y el corpus es la
manifestación externa de esa intención. Por lo tanto, el corpus no es
simplemente una relación material, sino que es la exteriorización de la
voluntad del tenedor y no puede presentarse este corpus sin el animus
respectivo. Es decir, no puede pretenderse una independencia entre corpus y
animus, porque ésta se encuentra contenida en el corpus y, por ello, toda
detentación material, cualquiera que sea su calidad, comprende dos
elementos y tendría siempre el carácter de posesión a menos que exista una
ley expresa que le da solamente el carácter de detentación; en tanto no
exista una ley que le imprima este carácter, todo aquel que tenga una cosa
en su poder ser poseedor de ella.
Como consecuencia de esto, dice que la persona que tiene una cosa en su
poder en el litigio, le bastar probar el corpus y a su contendor le va a
corresponder acreditar que hay una ley expresa que a esa detentación le da
el carácter de mera tenencia.
Importancia de la posesión
Clases de posesión
Por otro lado, tanto la posesión regular como la irregular, dan origen a
la presunción de dominio del art.700 inc.2, disposición que no hace
distinción al respecto.
Así como hay títulos que legitiman posesión, existen también títulos que no
la legitiman y son aquellos que no son aptos para poseer, tienen tal
calidad:
(- Los títulos declarativos de dominio u otro derecho real son los actos
jurídicos y sentencias judiciales que se limitan a declarar un derecho ya
adquirido por otro título distinto del que ahora se indica; tienen este
carácter:
No dice cómo podría entenderse por la ubicación de este inciso que se trata
de títulos traslaticios de dominio, pues estos títulos no sirven para
transferir ningún derecho, sino que son títulos declarativos que reconocen
la existencia de un derecho anterior, pero producen un efecto propio de los
títulos traslaticios de dominio, cual es el de legitimar en el adquirente
una posesión exclusiva, posesión a la cual van a servir de título y que
además es distinta de la posesión proindiviso o común que existe entre los
comuneros sobre la cosa antes de la sentencia o acto de partición. La
situación sería la siguiente: Candonga, Dioni y el Koke son herederos de un
inmueble que adquieren por sucesión por causa de muerte, manteniéndose
durante cierto tiempo en la indivisión, llegando un momento en que hacen la
partición y se le adjudica a Candonga el inmueble; aquí tenemos dos
títulos: uno, es la sucesión por causa de muerte que es el que legitima la
posesión de los tres, porque es el título de la posesión proindiviso de los
tres herederos y que fue el modo de adquirir; y otro, que es el acto de
partición, que es un título declarativo que va a producir el efecto del
título traslaticio que es el de legitimar la posesión de Candonga sobre el
inmueble que le fue adjudicado y del cual pasó a ser dueño exclusivo.
Cuando el art.703 inc.4 asimila los títulos declarativos que allí enumera a
los títulos traslaticios, lo hace con un fin específico: el de legitimar la
nueva posesión exclusiva que en virtud del acto de partición se ha
generado, no pudiendo en caso alguno identificarse de manera total con el
título traslaticio, pues no hay traslación de derecho.
b) Por otro lado, el art.701 dice que es posible que una cosa sea poseída a
varios títulos. El art.718 faculta al poseedor exclusivo para agregar a su
posesión el tiempo de posesión proindiviso; luego, si puede el poseedor
hacerlo, entonces queda en claro que se trata de dos posesiones distintas.
Pero, ello sólo frente a terceros, porque respecto de los demás s comuneros
sólo va a poder hacer valer su posesión exclusiva, no pudiendo invocar
frente a ellas el tiempo de posesión proindiviso, porque durante dicho
lapso su posesión no sería exclusiva ni determinada, justamente porque
poseía en común con los demás indiviso; en cambio, el acto de partición o
la sentencia de adjudicación le van a conferir un título de posesión
exclusiva y determinada, el cual puede perfectamente invocarse frente a los
otros comuneros, porque se trata de una posesión diferente de aquella que
con ellos tenía.
Dentro de los títulos que no legitiman posesión están los de mera tenencia
(arts.714 y 716 CC) Cuando hay mera tenencia, también nos encontramos ante
una persona que tiene una cosa en su poder, pero, a diferencia de lo que
sucede en la posesión, no lo tiene con ánimo de señor o dueño, sino que
por el contrario, reconoce dominio ajeno. Es decir, el tenedor de la cosa,
la tiene en lugar y a nombre del titular del derecho de dominio; por esto,
el título de mera tenencia no legitima posesión, desde el momento en que el
mero tenedor reconoce que la cosa que tiene en su poder pertenece a otro
individuo. Por otro lado, la mera tenencia no se transforma en posesión por
el solo transcurso del tiempo (art.716), pero es posible que si el mero
tenedor deja de reconocer el dominio ajeno y se comporta como dueño,
pudiera transformarse en poseedor. Pero, cuando hay mera tenencia en sí
misma, hay reconocimiento que la cosa es ajena y, por ello, si bien está la
tenencia de la cosa (aspecto material), falta el animus (aspecto subjetivo)
y, por consiguiente, no hay posesión. Por lo tanto, el mero tenedor tampoco
podrá adquirir el derecho por prescripción.
Por ello, se dice que justo título es todo hecho o acto jurídico que por su
naturaleza y por su carácter de verdadero y válido es apto para atribuir en
abstracto el dominio. Este análisis de la aptitud legal del título para
adquirir el dominio se hace en abstracto, esto es, considerando sólo el
título en si mismo, sin atender a otras circunstancias ajenas al título,
circunstancias que en el caso concreto pueden determinar que no opere la
adquisición del dominio no obstante que el título reúne todas las
condiciones necesarias para que la adquisición del dominio se produzca.
Así como hay justos títulos, existen también los títulos injustos. En
materia de títulos injustos el legislador chileno siguió el siguiente
sistema: no da una definición de título injusto, sino que se limita a hacer
una enumeración taxativa de ellos, pero esta enumeración, si bien es de
carácter taxativo, no es específica en el sentido de que no contempla casos
especiales de títulos injustos, sino que casos de carácter general. Así, se
señala como título injusto en el n.3 del art.704 a aquel que adolece de un
vicio de nulidad, como la enajenación que debiendo ser autorizada por un
representante legal o por decreto judicial, no lo ha sido. En este n.3,
quedan comprendidos todos los títulos nulos, aun cuando el ejemplo se
refiere a algunos de ellos, sea la causa de nulidad, la falta de objeto, un
error, falta de causa, etc.
No es justo título:
Sin embargo, al heredero putativo que por decreto judicial se haya dado la
posesión efectiva, servir de justo título el decreto; como al legatario
putativo el correspondiente acto testamentario que haya sido judicialmente
reconocido.
En este caso el título es injusto porque ha sido otorgado por una persona
que no tiene la representación de quien dice representar y, por esta razón,
este acto no empecé a este último y, por consiguiente, a su respecto es
como si no se hubiere realizado. También es injusto el título otorgado por
un representante legal que diga relación con los bienes de su representado
pero que no se relacione con el poder de representación legal que tiene el
representante; la falta de representación legal o convencional se produce
no sólo cuando jamás ha existido mandato o representación legal, sino
también cuando éstas han existido y también cuando aún habiendo
representación legal o mandato, el representante se extralimita en sus
atribuciones, o sea, cuando va más allá de las atribuciones que le fueron
conferidas.
El n.4 del art.704 nos indica como ejemplo de título putativo el del
heredero aparente que en realidad no es tal, o el del legatario cuyo legado
ha sido revocado por un acto testamentario posterior. La persona a la cual
en un testamento se le instituyó legatario, tiene por ese acto un título;
si con posterioridad por otro acto se revoca el testamento y no se le
instituye nuevamente como legatario y el presunto o aparente legatario
entra en posesión de la cosa legada, en realidad, va a carecer de título,
pero en apariencia va a tener uno que es el primitivo testamento; pero este
título aparente que tiene este legatario es injusto. El heredero que en
una sucesión intestada cree tener la calidad de tal, porque ignora que
existe otro heredero de mejor derecho, también va a tener un título
aparente (título injusto); y por el hecho de carecer de justo título,
estas personas no van a tener la calidad de poseedor regular, sino que
ser n poseedores irregulares.
El art.706 inc.1 CC nos indica qué debemos entender por buena fe en materia
posesoria: _La buena fe es la conciencia de haberse adquirido el dominio de
la cosa por medios legítimos, exentos de fraude y de todo otro vicio.
Entonces, la buena fe es un elemento o requisito de carácter eminentemente
subjetivo y también esencialmente personal, porque es la convicción íntima
y personal del individuo de haberse adquirido el dominio por los medios
legales correspondientes y sin que exista vicio alguno. Justamente por este
carácter subjetivo y personal de la buena fe es que ella es propia de cada
individuo, no pudiendo transmitirse o transferirse a otras personas. El
mismo art.706 inc.2 nos señala como es la buena fe cuando el título es
traslaticio de dominio: si una persona, cuando hay un título traslaticio de
dominio -por ejemplo, la compraventa-, tiene la íntima convicción de que la
cosa ha sido vendida y entregada por la persona que estaba facultada o que
tenía atribuciones para transferir el dominio, el adquirente va a estar de
buena fe porque va a estar convencido de que adquirió la cosa por medios
legítimos sin intervención de vicio alguno.
Esta convicción íntima que tiene la persona que adquirió la posesión puede
o no coincidir con la realidad de las cosas; si no coincide, por haber
circunstancias impeditivas de la adquisición del dominio, significa que el
poseedor ha incurrido en un error; si se trata de un error de hecho y es un
justo error (error excusable), la buena fe si existe (art.706 inc.3);
ejemplo: el de la venta de cosa ajena por una persona que habitualmente
vende esas cosas, como por ejemplo una casa automotriz.
Prueba de la buena fe
Este art.707 establece una presunción que coincide con la normalidad de las
cosas que suceden; lo normal es que las personas obran de buena fe y, la
excepción, es la actuación de mala fe, por eso justamente la existencia de
esta presunción. Pero, hay ciertos casos en que el propio legislador
establece la presunción en contrario, esto es, entra a presumir la mala fe,
y ello sucede:
Posesión Irregular
3.- Las posesiones que se agregan deben serlo con todas sus calidades y
vicios (art.717 inc.1), es decir, por la accesión de posesiones no mejoran
ni desmejoran las posesiones anteriores. Si ellas eran irregulares, como
irregulares se agregan, no pudiendo cambiar la calidad de ésta en manera
alguna.
Tanto la posesión de los muebles como los inmuebles puede ser adquirida por
representación legal o voluntaria, aplicándose en todo la reglas de la
representación (art.720). También se aplican las reglas de inoponibilidad
para el caso de que no haya poder o, habiéndolo, hay una extralimitación
del mismo. También rigen las reglas de la ratificación como medio de hacer
eficaz la posesión que era inoponible al representado (art.721).
a) Inmuebles inscritos.
b) Inmuebles no inscritos.
Don Humberto Trucco y Tomás Ramírez Frías afirman que la posesión irregular
de un inmueble no inscrito sólo puede adquirirse por medio de la
inscripción, dan los siguientes argumentos:
El art.728 n.1 señala que para que se cancele la inscripción por medio de
otra inscripción ella tiene que emanar del poseedor inscrito que
transfiere su derecho a otro; sin embargo, en relación a esto hay una
situación especial en el art.730 inc.2, aquí estamos ante un caso en que se
produce la cancelación por una nueva inscripción emanada, no del poseedor
inscrito, sino de un mero tenedor, el cual usurpa un inmueble y dándose por
dueño de él lo enajena a un tercero. Pero, para hacer esto, es
indispensable que el tercero lo inscriba a su nombre y tenga la tenencia
material a su nombre.
En estos casos, había por lo menos una aparente relación entre el poseedor
inscrito y el nuevo adquirente. Estamos en este caso ante una competente
inscripción que produciría como efecto cancelar la inscripción anterior.
Esta posición ha sido seguida en ocasiones por los tribunales, que han
señalado que aunque se reconozca que la persona que invoca la prescripción
tiene título inscrito, éste no le da la posesión legal que se requiere para
inscribir si no deriva del poseedor inscrito. De consiguiente, no queda
cancelada la primitiva inscripción (Corte Suprema, 9 de enero de 1933: R.,
t.XXX, sec. primera, p.206).
Tercera Posición. Para Leopoldo Urrutia, Manuel Somarriva y Luis Claro
Solar, competente inscripción es la que se practica en la forma que
corresponde, esto es, en el departamento respectivo y con arreglo a las
normas del Registro Conservatorio de Bienes Raíces. No puede ser competente
inscripción aquella que emane del poseedor inscrito en sí mismo, porque
esta situación ya está contemplada expresamente en el art.728 CC, caso en
el cual la inscripción emanada del poseedor inscrito produce como
consecuencia la cancelación de la respectiva inscripción.
Prueba de la Posesión
Pero, también hay otros arbitrios que contribuyen a esta situación, uno de
ellos es la situación que crea el arrendamiento de 99 o más años, con
rentas pagadas al contado, situación que era claramente de simulación en
que el contrato de arrendamiento era aparente y se ocultaba un contrato de
venta. Esta situación se usó para burlar normas que impedían la subdivisión
de tierras.
Saneamiento de dominio.
Una característica muy importante de esta norma es que ella no permitía que
se pudieran afectar con este procedimiento inmuebles ya inscritos.
El paso siguiente, fue la dictación del DFL 7 del 1963, que se hizo en
virtud de las facultades que la ley 15020 concedió al Presidente de la
República, DFL que admitió el saneamiento de las pequeñas propiedades
agrícolas. Conforme a este DFL, la persona que estuviera en posesión
material y exclusiva por más de 5 años de un inmueble, que acreditare no
existir juicio pendiente y estar al día en el pago de contribuciones de
bienes raíces, podía requerir el saneamiento de su título de dominio a la
Dirección de Tierras y Bienes Raíces, la cual podía solicitar al juez
competente la inscripción del inmueble a nombre del poseedor solicitante.
Hay aquí mezcla de procedimientos administrativos y judicial.
Bienes raíces a los que se aplica: estas normas no se aplican a todos los
bienes raíces, si no que lo que determina la aplicación de esta norma es el
avalúo para los contribuyentes. Se aplica tanto a los bienes raíces rurales
como urbanos, cuyo avalúo fiscal, para efectos de impuesto territorial sea
inferior a 1200 o 480 UT respectivamente (art.1 DL).
El pago del impuesto territorial puede ser considerado como plena prueba de
la posesión cuando por su regularidad, continuidad y duración reúne las
características establecidas en el inc.2 del art.426 CPC. Esto tiene
importancia para los predios forestales, ya que respecto de ellos es
difícil probar posesión material, porque normalmente están deshabitados y a
su respecto no se ejercen actos reveladores de dominio, de tal manera que
queda entregado al criterio de autoridad si el pago de contribuciones hecho
en la forma señalada por el solicitante constituye plena prueba de la
posesión material.
Oposición a la inscripción
Puede suceder que haya personas que estimen o que tengan interés en
oponerse a la solicitud de saneamiento y pueden hacerlo en los siguientes
casos:
Es evidente que este sistema y plazo tan corto pueden causar problemas a
personas que hayan tenido derechos legalmente constituidos sobre el
inmueble, porque el DL 2695 no sólo se aplica a los inmuebles no inscritos,
sino que también a los inscritos (arts.4 y 2º).
Al respecto, hay que hacer presente que cuando estuvo vigente el DL.6 los
tribunales de justicia habían resuelto en forma unánime que el saneamiento
de títulos contemplados por el DL.2695 procedía sólo respecto de los
inmuebles que carecían de título, que tenían título viciado o sólo título
por acciones y derechos, pero no era aplicable respecto de inmuebles en que
la propiedad había mantenido una historia continuada en ininterrumpida de
títulos.
La prescripción
b) Prescripción de la pena.
c) Prescripción de la acción ejecutiva cuando la obligación conste en un
título ejecutivo que tenga más de 3 años de antigüedad desde que se
hizo exigible (art.442 CPC).
Prescripción Adquisitiva
Actos de mera facultad: son los que cada cual puede en lo suyo sin
necesidad del consentimiento de otro.
El hecho de que una persona no ejecute un acto para el cual está' facultada
nada puede significar en favor de terceros extraños; de la omisión de esos
actos no puede concluirse que hay una inactividad del titular que permita
la prescripción de la cosa por un tercero extraño.
Los actos de mera tolerancia no han sido definidos por el legislador; por
ello se dice que tienen tal carácter los que un propietario benévolo puede
permitir o tolerar en lo suyo a un extraño, siempre que ello no signifique
un gravamen para el propietario (el art.2499 da un ejemplo).
Es obvio que la regla del art.2499 tiene un objeto muy claro, cual es el de
facilitar una amigable convivencia, porque de no existir esta regla todo
propietario estaría obligado permanentemente a velar porque nadie realice
ni aun el acto más insignificante que con el tiempo pudiera menoscabar o
disminuir sus derechos y, de esta manera, los hombres vivirían en un
constante estado de desconfianza y recelo.
Interrupción de la prescripción.
Es todo hecho material, sea de la naturaleza o del hombre, que hace perder
la posesión de la cosa. De acuerdo al art.2502 la interrupción es natural
en los siguientes casos:
La interrupción natural puede ser alegada por todo aquel que tenga interés
en ello, porque se funda en hechos materiales de carácter objetivo y
plenamente susceptibles de prueba.
Que es un beneficio por el cual ciertas personas que son dueños o titulares
del derecho que va a extinguirse por prescripción se ven favorecidos en el
sentido de que no corre en su contra la prescripción, sino que detiene su
curso mientras dichas personas estuvieran en algunas de las situaciones
del art.2509.
Por lo tanto, esta fuera de discusión que para adquirir por esta
prescripción un inmueble inscrito siempre es necesaria la inscripción del
poseedor presuntivo, porque sin ella no habría posesión y, por lo tanto, no
podría operar la prescripción adquisitiva. Es por ello que el art.2505
exige la inscripción en el poseedor cuando se trata de un predio inscrito y
se sostiene que el art.2505 es aplicable tanto a la prescripción ordinaria
como a la extraordinaria.
a) Del mensaje del CC se concluye con mediana claridad que la idea es que
los derechos se consoliden una vez extinguido el plazo de prescripción
extraordinaria.
4. Acciones protectoras:
Art.889 CC
Hay que tener presente que si el poseedor demandado invoca una prescripción
adquisitiva en su favor y logra acreditarla dictándose sentencia que le
favorezca, ello significa que se extinguió el dominio del reivindicador y
también la acción reivindicatoria (art.2517), esto es, que la acción
reivindicatoria prescribe dentro del plazo en que el poseedor adquirió el
dominio por prescripción adquisitiva.
Otros estiman que se trata del poseedor regular a quien le ha corrido todo
o parte del plazo de prescripción, porque tanto en uno u otro caso estaría
en posibilidad de adquirir la cosa por prescripción y, si bien la pérdida
de la posesión es una interrupción natural, si se recupera la posesión por
medio de esta acción debe entenderse que no ha habido interrupción,
quedando habilitado el poseedor para ganar la cosa por prescripción.
2.- Un poseedor de la cosa.
Son las cosas corporales muebles e inmuebles y todos los derechos reales,
salvo el derecho real de herencia. El único requisito para que proceda la
acción reivindicatoria es que se trate de una cosa singular o determinada,
porque en caso contrario no seria posible poseer (arts.889 y 700). Por ello
es que no se puede reivindicar la herencia que es una universalidad
jurídica, la cual no esta carente de protección, porque se ampara en la
acción de petición de herencia.
Prestaciones Mutuas
Aquí hay que distinguir entre las prestaciones del reivindicador en favor
del poseedor y las prestaciones de poseedor en favor del reivindicador:
A este respecto hay que tener presente que el poseedor de buena e inicial,
mantiene este carácter hasta la contestación de la demanda, porque desde el
momento en que reconoce los títulos invocados en la demanda, aún cuando
pueda seguir confiando plenamente en que le son propios, ya no puede tener
una convicción absoluta de un derecho; por ello es que el poseedor de buena
fe inicial responde de los deterioros que por un hecho o culpa suya sufra
la cosa a partir de la contestación de la demanda. La ley lo libera de
indemnizar los deterioros anteriores, por cuanto él ha actuado creyendo ser
el dueño de la cosa.
Necesarias,
Útiles,
Voluntarias.
( ordinarias: son los gastos más o menos periódicos que exige el uso
natural de la cosa y que son indispensables para su conservación y cultivo.
( extraordinarias: son los gastos que deben realizarse por una sola vez o
transcurridos largos intervalos de tiempo y que dicen relación con la
conservación o la manutención de la cosa.
El principio general es que todo poseedor de buena fe tiene derecho a que
se le abonen las expensas necesarias invertidas en la conservación de la
cosa, porque también el reivindicador hubiera tenido que incurrir en ellas.
Si estas expensas se invirtieran en obras permanentes se abonar n al
poseedor dichas expensas en cuanto hubieran sido realmente necesarias, pero
reducidas a lo que valgan las obras al tiempo de la restitución (art.908
inc.2).
Expensas útiles: son las que aumentan el valor real de la cosa. Para
establecer las normas de la restitución de estas expensas hay que
distinguir entre el poseedor de buena fe y el de mala fe (la fe se califica
al momento en que se hicieron las mejoras):
Por regla general, estas acciones protegen la posesión de los bienes raíces
y, excepcionalmente, la mera tenencia de ellos, cuando se ha sido
violentamente despojado de ésta (art.928); pero, en este último caso, en
doctrina se discute si se trata o no de una acción reivindicatoria.
Las acciones posesorias se denominan interdictos; ellas tienen por
fundamento la conservación de la paz social, pues su finalidad es la de
evitar que los particulares con prescindencia de la autoridad pública se
hagan justicia por sí mismos o alteren con sus acciones la situación
existente, todo ello referido a los inmuebles. Además, si bien es efectivo
que la posesión por ser tal tiene la protección de la ley sin que se
considere el derecho que puede o no corresponder al poseedor, es claro que
la mayor parte de la veces la posesión representa el legítimo ejercicio de
un derecho; por ello, darle amparo a la posesión significa que
indirectamente se le está dando al propietario o titular del derecho real
que corresponda.
la posesión.
Por eso es que esta acción se concede incluso al poseedor cuyos derechos
no son susceptibles de ser amparados por acciones posesorias, como lo seria
el poseedor de servidumbres discontinuas y aparentes (art.928 CC).
Tiene por objeto impedir toda construcción u obra nueva denunciable que se
trate de levantar en el terreno que otro posee.
Son obras nuevas denunciables las que indica el art.931, estando la regla
general en el art.930 inc.1: el poseedor tiene derecho para pedir que se
prohíba toda obra nueva que se trate de construir sobre el suelo de que
está en posesión.
En virtud de él, el dueño puede impedir que cerca de sus paredes haya
depósitos de aguas o de materias húmedas que pudieran causarle algún daño,
así como puede impedir que se planten árboles a menos distancia que la de
15 decímetros, ni hortalizas o flores a menos distancia de 5 decímetros.
1.-Las servidumbres
Art. 820 CC
No hay servidumbres sobre las personas, sino que está afecta a un inmueble
en beneficio de otro inmueble. Este es un derecho real que beneficia a un
predio que se llama predio dominante y a cuyo respecto la servidumbre es
activa; el predio que soporta el ejercicio de la servidumbre se denomina
predio sirviente y a su respecto la servidumbre no es un derecho sino un
gravamen, porque importa una limitación del derecho de dominio del dueño de
ese predio (arts.732 n.3 y 821 CC), respecto del predio sirviente la
servidumbre es pasiva.
Inaparentes: son las que no se conocen por una señal exterior, como la
misma de tránsito cuando carece de estas dos circunstancias o la del
acueducto por un tubo subterráneo.
Las servidumbres legales las impone la ley, que a la vez es título y modo
de adquirir. Cuando hay una servidumbre legal el dueño del predio dominante
nada debe indemnizar al dueño del predio sirviente; por excepción, las
servidumbres de acueducto y de tránsito obligan al dueño del predio
dominante a indemnizar perjuicios al dueño del predio sirviente.
Son el uso de las riberas para la navegación o flote (art.839 inc.3) y las
demás determinadas por los reglamentos u órdenes respectivas.
Requisitos:
Se puede decir en general que estas servidumbres voluntarias son las mismas
servidumbres legales, pero a las cuales les falta un requisito para tener
el carácter de tal, como seria por ejemplo la situación de un predio que
tiene una salida a camino público muy difícil y legalmente a su respecto no
hay servidumbre de tránsito, pero en forma voluntaria y por vía
convencional el dueño del predio dominante y el dueño del predio sirviente
podrían acordar una servidumbre de tránsito, para darle al primero la más
fácil salida a camino público.
a) Por medio de un título esto es, por medio de una convención celebrada
entre el dueño del predio dominante y el dueño del predio sirviente
(art.882).
c) También pueden constituirse por una forma muy especial que se llama
destinación del padre de familia, que consiste en que el dueño de dos
predios, que ha impuesto entre ellos un servicio continuo y aparente,
enajena uno de sus predios o éste, por partición, pasa a un dueño
diferente o distinto; en este caso, subsiste ese servicio como
servidumbre, salvo que en el título de enajenación o partición se diga
cosa distinta (art.881 CC).
c) - Por confusión, esto es, por pasar a ser una misma persona dueña del
predio dominante y dueña del predio sirviente (art.885 n.3).
- Por renuncia del titular (art.885 n.4), el cual es el dueño del predio
dominante.
2- Si son varios los dueños del predio dominante, como la servidumbre tiene
carácter indivisible, el goce de uno de ellos interrumpe la prescripción
extintiva respecto de todos y si contra uno de ellos no puede correr la
prescripción, no puede correr contra ninguno (art.886).
2.-El usufructo.
Art. 764 CC
1. - Por ley como el que tiene el padre de familia sobre los bienes del
hijo, usufructo que se rige por reglas especiales (arts.766 n.1 y 810).
3. - Por acto entre vivos (art.766 n.3) en este caso puede constituirse por
una convención consensual (si recae sobre muebles) o solemne (si recae
sobre inmuebles), siendo en este último caso la solemnidad la escritura
pública inscrita (art.767).
Del tenor del art.764 se ha entendido que hay usufructo cuando la cosa es
no fungible y cuasi usufructo cuando la cosa es fungible.
Sin embargo, hay quienes han entendido que cuando el CC habla de cosa
fungible y no fungible se refiere a las cosas consumibles y no consumibles.
Las principales distinciones entre el usufructo y el cuasi usufructo son:
A. Usar y gozar la cosa, esto es, emplear la cosa según su natural destino
pudiendo además hacer suyos los frutos naturales y civiles que de ella
provengan. Por excepción se apropia también de ciertos productos de la
cosa, los cuales para estos efectos se asimilan a los frutos (arts.783,
784 y 788), reglas estas que son supletorias de la voluntad de las
partes.
Corte de Temuco, 2 de abril de 1958: R., t.52, secc. primera, p.120; Corte
de Concepción, 4 de julio de 1958: R.,t.56, secc. primera, p.305; Corte
Suprema, 13 de mayo de 1961: R., t.58, secc. primera, p.108. Corte Suprema,
28 de julio de 1955. R., t.52, secc. primera, p.185 y R., t.1, p.283.