Brian Barry - La Justicia Como Imparcialidad - Comentario Completo Del Libro

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Brian Barry Justicia como imparcialidad Seccin 12. Justice and morality.

Barry quiere mostrar cmo funciona la justicia como imparcialidad, y contrastarla con la persecucin de una concepcin del bien. Las reglas a que se apega la justicia imparcial son de gran importancia, pero dejan un gran espacio para que la gente viva de acuerdo con sus propias ideas morales. Toda sociedad necesita de reglas de justicia, definidas como aquellas necesarias para evitar el conflicto, la mutua frustracin o la guerra civil. Las reglas de justicia asignan derechos y obligaciones a las personas en sus capacidades personales y oficiales, en modo tal, que resulta claro qu podr o deber hacer cada uno. Por ejemplo, mantener las promesas, decir la verdad, y no infligir daos a otros son algunos ejemplos de obligaciones generales que una sociedad utilitarista podra considerar como parte de su cdigo moral. Segn Bentham el principio de utilidad requiere de los individuos actuar de acuerdo con los derechos y normas legales que dirigen su accin hacia el fin del mximo bienestar social. MacIntyre sostiene, por su parte, que el fin de crear acuerdo acerca de la justicia en ausencia de una nocin compartida del bien est destinado a un inevitable fracaso. (Whose justice? Which rationality?). Incluso una visin Tomista del mundo requiere de reglas de justicia. Por ejemplo, en cada sociedad debera haber una constitucin especificando la fuente y alcance de la autoridad poltica, a pesar de que en el mundo Tomista toda autoridad queda sujeta al Papa (es centralista). Deber haber adems un sistema de leyes, y reglas definiendo lo que se consideran conductas incorrectas. Las sanciones incluirn las de la conciencia y la opinin pblica. Habr aqu principios de justicia, pero no tendrn un status independiente, sino que sern teoremas dentro del sistema moral. En el utilitarismo por ejemplo, el legislador estar guiado por cuatro "objetos subordinados"; subsistencia, abundancia, equidad, y seguridad, subordinados por supuesto a la felicidad del cuerpo poltico. Son principios de justicia axiomticos. Los tomistas crearn as tambin sus principios de justicia, los cuales emergen de la sujecin al plan de Dios en el mundo, y el papel que la humanidad tiene en tal plan. La justicia distributiva requerir que cada persona reciba en proporcin a su contribucin, esto es, lo que es debido con relacin a su status, oficio, funcin y lo bien que ellos hagan todo esto y as contribuyan al bien de todos. El engao y el precio exorbitante son prohibidos de forma incondicional, y de aqu viene la usura. Todos estos principios podran presumiblemente ser implementados en las instituciones econmicas y sociales de la sociedad Tomista.

La relacin entre justicia y moralidad es entonces en sentido terico la misma en ambas doctrinas, se comienza con una concepcin del bien a ser alcanzada, y luego se proponen reglas de justicia segn su capacidad para conducir al alcance del bien. Los principios de justicia tienen entonces un status derivado, en el sentido de su funcin como guas para la seleccin de las reglas apropiadas. En el sistema Tomista, por ejemplo, el mejor rgimen es aqul que conduce mejor a la educacin en las virtudes en inters del bien de todos. No hay entonces que invocar un motivo especial para conducirse de acuerdo con las demandas de justicia. El status de la justicia como imparcialidad es por completo diferente. Estamos buscando una concepcin de la justicia que no se subordine a ninguna concepcin del bien. La justicia se sostiene por sus mritos intrnsecos. Para merecer respeto deber descansar en su adjudicacin imparcial de los reclamos conflictivos que surgen de diferentes intereses, perspectivas, y concepciones del bien. La justicia como imparcialidad provee las reglas bsicas que fijan los lmites legtimos para la persecucin de los preceptos de los sistemas morales particulares. La justicia como imparcialidad no pretende constituir un completo y autosuficiente sistema moral. La pregunta que se pretende contestar es; Cmo viviremos juntos dado que todos tenemos diferentes ideas acerca de la vida?. Obsrvese que las visiones del bien que hagan las ms opresivas demandas, sern las que ms sufran con la visin imparcial. Un Tomista debe buscar vivir su vida de acuerdo con las enseanzas cristianas, asociarse con otros para ese mismo propsito, y buscar influenciar la poltica pblica en una direccin Tomista. Ahora no todas las visiones morales son universalistas, Por ejemplo, un judo piensa que debe obedecer su ley, y guardar el sagrado Sabbath, pero no cree que estas obligaciones se apliquen a todos los que no sean judos, sino que se trata de un pacto entre Dios y el pueblo judo. El punto crucial es que en el contexto de la justicia como imparcialidad, no surge problema por la existencia de obligaciones religiosas o ideales personales que difieren entre los grupos o los individuos. Si yo pienso que debera hacer x bajo ciertas condiciones, y tu piensas que no deberas hacerlo, podra no haber ningn conflicto entre nosotros. No necesariamente surge de aqu un problema entre nosotros. Ahora, si hay un autntico desacuerdo moral, puesto que yo desapruebo lo que tu haces, an as podramos acordar que cada quien tiene derecho a hacer lo suyo. Los derechos morales se entienden en tal sentido, la gente acuerda que ciertas acciones son permitidas por las reglas morales que prevalecen en la sociedad, y no piensan que tales reglas sean radicalmente defectuosas. Captulo 4. La teora poltica de la justicia imparcial.

Hay dos objetivos del captulo, Primero continuar el tema de cmo la aproximacin utilitarista a la hechura de la constitucin es diferente a la de la justicia como imparcialidad. Segundo, mostrar cmo la justicia como imparcialidad trata diferentes temas de manera especial dentro del diseo de las instituciones polticas (mostrando as su potencial prctico). La legislacin y reglas utilitaristas son definidas, no sobre los resultados, sino sobre las acciones (a pesar de que a ltimas todo lo que interesa es qu tanto placer obtiene la gente, o qu tanto sus deseos son satisfechos). As, los utilitaristas emplean un lenguaje de permisos, prohibiciones, y requerimientos, para fijar sus implicaciones concretas. Por consiguiente, se tendr que esforzar por conjeturar qu uso har la gente de las oportunidades que las reglas legales y morales les ofrecen. Tales resultados podrn alcanzar un valor de acuerdo con el monto de la satisfaccin de las necesidades que se esperan surjan de aqu. Se puede decir entonces que tales valores se tendrn que leer "hacia atrs" hacia las leyes y reglas morales mismas. La complejidad implcita en este programa no puede ser enfrentada por ninguna ciencia existente. Por ello, Bentham y Mill postularon que la legislacin y las polticas que fueran en inters de la mayora produciran resultados acordes con satisfacer el criterio utilitarista. Por ello, el problema constitucional se reduce a asegurar que los votantes estn bien informados y sean hbiles para hacer a la legislacin y el gobierno responsables (tener al pueblo rondando las espaldas de los funcionarios pblicos). Todo esto es controvertido incluso dentro del utilitarismo, pues una mayora con necesidades dbiles puede imponerse sobre una minora con necesidades fuertes (problema de las intensidades). Por ello en general el criterio utilitarista ser mejor servido por una constitucin que imponga limitaciones a lo que las mayoras pueden hacer por medio de la legislacin ordinaria. En la justicia como imparcialidad no hay nada comparable al criterio utilitarista de "suma de bonos". Deber ser abandonado el mtodo utilitarista. La justicia como imparcialidad sostiene que no hay un fin simple que pueda ser atribuido como base de las instituciones de toda la sociedad. Todo tendr que ser generalmente aceptado como "fair". El mtodo de la justicia como imparcialidad no tiene ningun mecanismo para evaluar los resultados. Por ejemplo, la libertad de culto religioso vlida para slo algunos miembros de la comunidad es inaceptable, en la medida que todos los excluidos podran razonablemente rechazar tal propuesta (argumentando que la posibilidad de seguir una religin es parte fundamental de su vida). Una persona con una concepcin cristiana valorar los resultados de la regla de acuerdo con el nmero de personas que siguen su religin, mientras una persona con una concepcin del bien como autonoma, la valorar segn las creencias religiosas hayan derivado de un proceso en que cada quien evalu genuinamente sus creencias, y acta de acuerdo con tales creencias. El sujeto de la justicia como

imparcialidad son las reglas mismas, y no sus resultados. La correccin de la regla es una propiedad de la regla por s misma, y puede ser establecida sin necesidad de predecir cul ser su resultado. De manera similar se puede defender el derecho a practicar la sexualidad segn la conviccin de cada quien al respecto. Hay dos etapas en la defensa del derecho a la religin de cada quien segn la justicia como imparcialidad; primero establecer una prctica que es central en la vida de las personas (en este caso la religin), y segundo, sealar que la nica manera de respetar la libertad de religin es brindar igual libertad para todos, este segundo salto se dar de manera diferente segn la teora de la justicia imparcial utilizada (rawlsiana o Scanloniana). El argumento de la justicia como imparcialidad radica en moverse desde nuestra particular concepcin del bien hacia un nivel mayor de generalidad. Si para ti la religin es fundamental, debers reconocer el derecho que otros tienen a ella. Hay otras reglas que son adecuadas para incorporarse a la constitucin; por ejemplo las garantas usuales contra la detencin sin juicio, tortura de sospechosos, etc. Adems la constitucin deber especificar las reglas bsicas que definen los objetivos del sistema poltico, as como removerlos de los abusos de mayoras de gobierno o legislativas, que tienen un inters obvio en manejar las reglas para perpetuar sus propios fines. la libertad de expresin y de organizacin poltica se sitan tambin en este contexto. Para evitar un abuso en el sentido de una visin demasiado individualista de la justicia como imparcialidad, que nos dirigira hacia un neoliberalismo, Barry toma distancia de dos principios, que para l, no seran principios de la justicia imparcial; el principio de dao, y el principio de exclusin. El principio de dao sostiene que el Estado no deber actuar para prohibir acciones que daen a personas diferentes del actor mismo. El mismo principio se puede ampliar en trminos positivos; el Estado deber actuar castigando a alguien siempre que ste cause daos a otros (o deber mostrar la desaprobacin general del acto si ste no est penado por la ley). El punto de Barry respecto a tal principio es que cuando hay algn riesgo en alguna actividad, que puede provocar dao a las personas, dao que es reconocido por virtualmente casi todas las concepciones del bien existentes, no habra razn para no controlar tal actividad (ponerse casco, o usar cinturn de seguridad). El asunto aqu es que no se ve porqu las reglas al respecto afecten de manera significativa el modo de vida de las personas (como en la tolerancia religiosa). Por tanto, las leyes al respecto no pueden ser razonablemente rechazadas. Ms problemtica an es la consideracin de la forma positiva del principio, pues entonces se da la oportunidad para que cualquiera reclame que se tienen

que imponer leyes en caso de algn riesgo de dao potencial (restringir la libre circulacin de parejas de color o la publicacin de los versos satnicos), El segundo principio se refiere a que "excepto que cualquiera pueda reconocer que es necesaria una poltica unificada, la legitimidad requiere que los individuos sean dejados libres, consistentemente con igual libertad para otros, para seguir sus propios rumbos". En otras palabras, cuando haya cierta controversia acerca de si un acto debe o no prohibirse, la razn debe ser dada en favor de aquellos que exigen el derecho a realizar el acto. Se pueden dar ejemplos en los que la justicia como imparcialidad es consistente con esta regla, como en la libertad de culto, o de prctica sexual, pero ello no quiere decir que en todos los casos la justicia como imparcialidad tenga que apoyar la libertad. De hecho, si aquellos que ponen un gran valor a la autonoma personal logran llevar el principio a debate pblico, y tienen xito, el principio puede funcionar en un contexto de justicia imparcial, pero ello no quiere decir que siempre sea injusto establecer leyes que contravienen el principio. Un ejemplo respecto a que sea absolutamente necesaria una poltica unificada se refiere a la poltica de defensa del pas. Pero no es claro que pueda recurrir al principio si mi religin me permite disponer de la vida de mis hijos, a pesar de que aqu no se est poniendo en juego el orden pblico. Lo mismo sucede en la mutilacin genital femenina. Si todo esto debera ser prohibido no es por la necesidad de una poltica pblica, sino simplemente porque son acciones que causan dao. En tales casos la justicia como imparcialidad parece apoyar el principio positivo del dao, y concluye que tales actos son injustos. El principio de exclusin, no obstante, se aplica en la prctica en casos tales como el aborto, adonde la Suprema Corte americana dictamin en favor de la libertad de abortar (el argumento es que el status del feto en cuanto a que sea un ser vivo es controvertido). Pero lo mismo no se puede aplicar a la mutilacin genital femenina, pues aqu es claro que se est daando a alguien. Por tanto, concluye Barry, el principio de exclusin no es un principio de la justicia imparcial. A ltimas Barry sostiene que la justicia como imparcialidad no nos compromete con la defensa de los fetos o los animales, ni tampoco con la penalizacin de los actos contra ellos. Habra que ver, ms filosficamente, si el uso generalizado del principio de exclusin no generara graves conflictos entre las personas, como en la legalizacin del aborto, las drogas, o la crueldad con los animales. No es cierto que la justicia como imparcialidad nunca tenga que ver con los resultados, ya hemos sugerido algo al respecto al considerar el principio del dao. Por tanto, la constitucin no ser realizada en trminos puramente formales (de arriba, hacia abajo). Nosotros debemos preocuparnos por la justicia sustantiva de las leyes y polticas de gobierno que son producidas en el contexto de la decisin colectiva.

El caso de la libertad de culto religioso es de hecho un principio sustantivo de la justicia imparcial, aunque debe aclararse que no toda constitucin deba incluirlo (pues tal vez no sea necesario en ciertos contextos pues la libertad religiosa ya existe de hecho). Hay otras dos maneras en las que la constitucin invariablemente tiene que ver; deber haber algunas restricciones en la operacin del sistema legal, y controlar los fundamentos del sistema poltico. Se trata de que aqu son necesarios lmites para controlar los poderes del gobierno y la legislatura. Esto lo veremos con ms detalle al final de este captulo. Se pregunta Barry ahora acerca del papel de las cortes, en especial respecto a la justicia social (la justicia de las instituciones bsicas de la sociedad y la economa). Si por ejemplo apoyamos el principio de diferencia de Rawls, no se ve claro cmo las cortes podran juzgar acerca de su aplicacin, pues no tienen los tipos de juicios necesarios al respecto (organizacin econmica, sistemas de impuestos, herencias y regalos, y la manera en que se harn las transferencias de efectivo). Los arreglos institucionales precisos al respecto quedan en el aire. Mas bien, la perspectiva adecuada es que si hay un suficiente acuerdo (agreement) acerca de las implicaciones de la justicia social, tal acuerdo puede ser convertido en reglas especficas e incorporado en la constitucin. No obstante hay dos dificultades inherentes a la constitucionalizacin de tales objetivos. Primero, las cortes no tienen las herramientas de la burocracia, no pueden crear programas de gobierno, no tienen una supervisin sistemtica de la poltica pblica. El otro problema es de principio, puesto que tales objetivos cuestan dinero, tendramos a las cortes involucradas en el presupuesto, decidiendo impuestos, y realizando decisiones sobre los niveles de gastos en lucha mutua que caen claramente en la competencia del gobierno. Si una constitucin trata de especificar todos los compromisos de una sociedad decente, se convertir en una mera pieza de papel. En suma, la justicia social no determina el nivel de la organizacin de la salud, la educacin o la seguridad social, tiene que ver con ello pero no lo fija. Se necesita un rea amplia de legislacin al respecto, desde que slo as se puede crear uniformidad. As, con los servicios pblicos, la justicia tiene que ver con cmo se obtiene el dinero y el modo en que los servicios son distribuidos entre diferentes demandantes, pero el nivel de gasto legtimo en cada rubro depende de lo que los ciudadanos quieran pagar por cada uno. Tampoco se conoce un elemento claro sobre la justicia distributiva. Por ejemplo, si queremos poner en la constitucin elementos sobre las tasas impositivas (decididos por mayora probablemente), no se ve porqu nuestros puntos de vista sean mejores a los de los miembros futuros de la sociedad. [aqu el punto es si hay o no una regla clara, que puede ser considerada vlida desde aqu y para siempre, pero si vemos a la justicia como imparcialidada nada ms en el sentido de reglas sustantivas muchas cosas se quedarn en el tintero]

En cambio los principios sobre discriminacin, igual oportunidad educativa, igual acceso a la salud, que nos hablan ms del cmo que del qu, son ms adecuados para la revisin judicial, y pueden ser incorporados a la constitucin. (ejemplos; el activismo judicial americano ha sido muy fuerte, por ejemplo exigiendo que los fondos de deportes sean distribuidos equitativamente entre hombres y mujeres, en la Gran Bretaa tambin se exigi que el nmero de vacantes para estudiantes fueran iguales entre hombres y mujeres (puesto que hay escuelas unisexo). La corte de justicia europea ha actuado para eliminar las inequidades entre hombres y mujeres en el sistema de beneficios en efectivo, tales como diferentes edades de retiro compulsivo, y segregacin a las mujeres casadas. La mayor parte del peso para asegurar la justicia social tendr que recaer en los procedimientos que resultan en leyes y polticas. Se precisa de personas bien informadas, que se interesan en seguir sus propios intereses y concepciones del bien, pero son capaces de reconocer las objeciones razonables por parte de los otros. Hay que dar derecho de veto hacia las propuestas que pueden ser razonablemente rechazadas. Las leyes y polticas justas surgirn en sociedades reales que se aproximen mejor a las condiciones ideales. Las circunstancias de la imparcialidad son las condiciones bajo las cuales las reglas sustantivas de justicia de una sociedad tienden realmente a ser justas. Aqu nos concentramos en los aspectos de las reglas sustantivas legales, y relegamos el asunto de las reglas morales al captulo 8. La condicin ms importante es motivacional; la voluntad por aceptar objeciones razonables a las propuestas, con independencia del sector del que ellas provengan. Se debe mencionar al respecto que no hay ninguna forma en que las reglas de procedimiento puedan impedir la injusticia cuando existe un grupo minoritario estigmatizado por una mayora. Por ejemplo la justicia seala que si el grupo mayoritario exige que a sus hijos se les brinde una educacin decente, no tendra porqu rechazarse la misma propuesta slo porque surge desde la minora, pero en las sociedades reales ni siquiera esta dbil condicin se cumple. Los procedimientos pueden garantizar que se represente a las minoras, pero no hay manera de asegurar que se tomen en cuenta sus reclamos. En el extremo, aunque tengamos reglas constitucionales que garanticen el acceso a la educacin y los servicios pblicos para las minoras, no hay manera de impedir que una futura mayora cambie la constitucin. Podra ser que los lderes de los grupos, por el bien de la paz social, sostengan que a todos los grupos debe drseles el mismo peso. Pero esto tambin ser precario, porque cualquier alianza entre grupos puede destruir el acuerdo base. Podra lograrse, por ejemplo, que todos los grupos fueran representados en el

parlamento de acuerdo a su tamao relativo, pero tal poltica depender de que exista el acuerdo al respecto, no es una condicin que surge naturalmente o de manera automtica, ni garantiza tampoco que no haya abusos. La pregunta es; cules son las condiciones en que surge la tendencia a aceptar la fuerza de objeciones razonables a las polticas y leyes propuestas?; se requiere primero, que la fuerza de una objecin no sea descontada nada ms porque surge de un grupo minoritario, pero adems, que la poltica sea tal que los argumentos siempre sean pesados, y los mejores argumentos ganen. La autoridad de la ley depende de que se desarrolle de acuerdo a la constitucin, pero tambin, de que se tomen en cuenta en efecto a todos los grupos, pues de otro modo la misma legitimidad ser cuestionada. Las leyes injustas tienden a reducir la autoridad de la ley en general. Por eso la legislacin debera basarse en la consulta, de tal manera que los individuos afectados y sus organizaciones tengan tiempo para formular comentarios y propuestas, deben ser todos escuchados;, los expertos y otros que tengan algo con que contribuir para una evaluacin racional deben tener oportunidad de establecer sus puntos y hacer preguntas, y en definitiva, la ley que emerja debe ser defendible frente a las objeciones de manera seria. Todos estos son elementos de procedimiento, y no sustantivos, como se puede apreciar. En suma, se trata de provocar que sea difcil aprobar reglas que puedan razonablemente ser rechazadas. Obsrvese que el respeto por las opiniones expertas, opiniones, argumentos y evidencia son, en fin, ms cuestiones del espritu en el cual las leyes se llevan a cabo, que algo que tienda por s mismo a ser capturado en un conjunto de reglas. Por ejemplo, las comisiones y comits de investigacin son medios por los cuales leyes y polticas alternativas pueden ser puestas bajo el escrutinio pblico. Los comits parlamentarios o del congreso son un foro en el cual pueden ser llamados testigos, y evaluarse la evidencia. Cuando los partidos son dbiles en cohesin (United States), o hay un sistema de multipartidos (Western Europe), es ms fcil que se tomen en cuenta los comits. En el Reino Unido, por el contrario, todo depende de la disposicin del gobierno, y por ello cualquier acuerdo es frgil. En Estados Unidos, dado que el presidente se elige con independencia de la legislatura, ste no depende de ella para mantenerse en el puesto. Cuando domina el presidente o la legislatura empiezan los problemas, y ello no proviene de una garanta de la constitucin americana, sino que es un hecho histrico (no se ha podido exportar a otros pases). Pareciera adems que los pases chicos tienen mejores posibilidades de formar parlamentos con multi-miembros, y un bajo umbral de representacin. Tampoco la exigencia de amplias mayoras para todas las decisiones representa

una solucin al problema, ello podra trabar las leyes, adems de que no es cierto que la mejor aproximacin emprica a una situacin hipottica justa es aquella en que la minora pueda rechazar cualquier propuesta, sea razonable o no (de hecho se podra bloquear fcilmente toda la legislacin sobre justicia social). Otra condicin es que la gente est bien informada, no slo de los hechos principales de su sociedad, sino de los de otras, y cmo se podran hacer las cosas de manera diferente. Debern entender cmo les pueden afectar propuestas alternativas, e incluso entender los reclamos de otros al respecto. Las garantas constitucionales al respecto no son suficientes; son compatibles con un viciado proceso de formacin de opiniones, en donde los ricos y privilegiados pueden controlar la agenda poltica financiando a los partidos polticos y la propaganda poltica, as como editoriales, peridicos y revistas. Otro detalle es que gran parte del trabajo de las legislaturas contemporneas no tiene mucho que ver con aspectos de justicia; si por ejemplo se trata de determinar los bienes pblicos a producir, es muy difcil decir que la justicia est de uno u otro lado, pero si se trata de discriminar racialmente respecto al uso de los bienes pblicos, o de aumentar impuestos sin mantener relacin con la capacidad de pago, los aspectos de justicia aparecern con ms claridad. Ahora bien, cuando la justicia sustantiva es inalcanzable, porque no hay una base de acuerdo sobre un tema determinado, se puede recurrir a los procedimientos de decisin para garantizar al menos justicia formal, y aunque muchos estn en desacuerdo con el resultado final, no podrn decir al menos que se utiliz un procedimiento injusto para resolver la disputa. As, si tenemos dos propuestas con justicia indecidible, podemos usar un referendum para resolver la disputa. Un proceso de decisin es correcto en la medida en que todos estn bien informados, y tienen sus intereses y perspectivas expresados con igual fuerza y efectividad (la igualdad poltica sustituye la justicia sustantiva). [comentarios interesantes al final del captulo, pero se salen del tema de ste, me parece recuperable al respecto que menciona que la teora de la justicia que propone implica cambios respecto a muchas creencias existentes, de hecho, el cambio en los individuos, pues si se suponen sus creencias como dadas slo nos quedamos con la justicia como mutua ventaja, y ella es muy frgil como ya se estudi; a veces conviene llegar a acuerdos colectivos, pero otras veces resulta mejor para alguna de las partes el destruir o oprimir con ms fuerza a la otra]. Captulo 7. Justifying impartial justice. En la justicia como imparcialidad a nadie se le permite asumir la superioridad de su propia concepcin del bien como una razn para obtener ventajas especiales en la cooperacin social sobre los dems. Podrn buscar en la esfera pblica, como en la privada, la mejor consecucin de su concepcin del bien, pero

slo lo podrn hacer en el contexto de una constitucin neutral (procurando votos, gastando dinero, o ejercitando sus derechos). Por ejemplo, para establecer los contenidos curriculares de la educacin pblica, nadie ha intentado establecer un curriculum neutral, sino que los requerimientos de la neutralidad al respecto son procedimentales; las decisiones deben estar abiertas al debate pblico, ser factibles de defenderse con argumentos racionales, y as por el estilo. Al respecto se puede criticar al utilitarismo, no por tener una visin del bien parcialista, sino por mirar a las concepciones del bien de una manera que puede parecer repugnante a los dems. Por ejemplo, si se trata de decidir si se construye o no una represa, y la decisin se toma por medios utilitaristas, un ecologista seguir pensando tal vez que construir la represa fue incorrecto, pues no se trata aqu de satisfacer las preferencias de la gente, sino de defender a la naturaleza. En otras palabras, el aceptar el procedimiento utilitarista significa realmente la rendicin del ecologista ante los dems. Respecto a la justicia como imparcialidad; porqu un Tomista, que cree que la verdad Tomista debe ser puesta antes que todo lo dems, tendra que dar el salto y dudar acerca de tal verdad, en la medida que la somete al escrutinio pblico?. Una posible respuesta descansara en la justicia como ventaja mutua, porque tal vez el privilegiar al tomismo llevara a una lucha sangrienta, o bien los tomistas se darn cuenta que probablemente les tocar estar del lado perdedor. Al respecto en los siglos XVII y XVIII los catlicos y protestantes dejaron sus diferencias de lado y permitieron la libertad de culto, con el propsito de combinarse para condenar a los homosexuales a muerte. El punto de la justicia como imparcialidad es que las minoras menos fuertes deberan ser protegidas, tanto como los grupos que pueden unirse y vencer por sus propios medios. El "motivo del acuerdo" es tal vez la mejor alternativa. Se supone un deseo de vivir en una sociedad cuyos miembros aceptan libremente las reglas de justicia y sus instituciones principales. Si existe tal deseo, la razn para observar las restricciones de la justicia como imparcialidad radica en que posee los nicos trminos sobre los cuales hay alguna esperanza de alcanzar un acuerdo (ejemplo de la tolerancia religiosa, no porque una religin tenga ms fuerza deber imponer ventajas especiales, por ejemplo para obtener contribuciones o construir iglesias). El motivo radica en poder defender mis acciones en trminos que nadie pueda razonablemente rechazar. Y este motivo existe, y es muy fuerte, en las personas de carne y hueso. Charles Larmore; Cuando dos partes estn en desacuerdo, podrn adoptar un punto de vista neutral haciendo a un lado, por el momento, las opiniones en disputa, y continuando la discusin con base en el resto de sus creencias. No se asume que los puntos de vista comunes puedan ser reducidos a un comn denominador, la estrategia consiste en abstraerse de lo que est en disputa.

Est claro que en Larmore las partes estn interesadas en alcanzar un acuerdo. El proceso especfico no est tan claro, pero podemos pensar que dos cristianos pueden ponerse de acuerdo en puntos centrales, y resolver los aspectos doctrinales por medio de argumentos histricos y textuales de la Biblia. O bien, en cuestiones morales, yo te puedo convencer de que ciertas conclusiones particulares en las que tu ests de acuerdo se pueden derivar de mi doctrina, y no de la tuya. Las concepciones del bien son sistemas complejos de creencias y estn abiertas a la argumentacin racional. Ahora bien, como dice Larmore, una gran parte de los conflictos acerca de lo que significa la buena vida continuarn sin solucin, pero la cuestin est en que se contine la discusin en el mbito pblico, sin que ello signifique establecer la superioridad de ninguna de las visiones en los aspectos en disputa. Acepta que la neutralidad puede ser muy dbil para disear los principios polticos, se basar en las creencias menos fuertes de las partes, o en las que no son las centrales de sus puntos de vista (el problema de encontrar "buenas razones" puede ser insoluble). Aceptando el motivo de acuerdo surge otro problema. Si alguien acepta los lmites de la justificacin pblica, pero dice que su propia concepcin sigue siendo la base para las instituciones principales que cualquier persona razonable debera estar preparada para aceptar, tendremos un grave problema para la justicia como imparcialidad. La respuesta de Barry es que debe suponerse "el principio de la necesidad del escepticismo"; hay que negar que haya una concepcin del bien que nadie pueda razonablemente rechazar. Barry seala que las personas no pueden sostener sus doctrinas con un grado de certeza tal que garantice su imposicin a los dems. Este es un principio a priori, y puede ser objetado por un dogmtico que cree que su resultado no puede ser privado de verdad. Barry prefiere por ello fundarse en la experiencia; en la controversia entre catlicos y protestantes no hubo manera de alcanzar un acuerdo por procesos racionales. Cierto que a veces hay conversiones religiosas, pero ellas se pueden explicar por fenmenos econmicos, o de liberacin poltica, o bien, decir que aceptar la religin de una dada cultura es un medio bastante simple para ingresar en la comunidad. En cuanto a las visiones no religiosas, como las ecolgicas, el escepticismo es a veces an ms fuerte, por ejemplo, yo puedo pensar que hay que sacrificar los intereses humanos por los de la naturaleza, y se puede argumentar al respecto de forma vvida, pero ser muy difcil presentar estas cuestiones de tal manera que no puedan estar sujetas a dudas razonables. Para Barry la visin de que hay dos posiciones; dogmtica, y escptica, est mal planteada. Lo que en realidad se tiene es escepticismo en un lado, y un

conjunto de dogmatismos conflictivos en el otro (y es obvio que no todos pueden estar en lo cierto). En este sentido la posicin del escptico es mucho ms razonable. Tambin aclara que su escepticismo no es extremo, en el sentido de negar la posibilidad de alcanzar el diseo de principios polticos (eso sera reducir las premisas normativas a meras preferencias). Por ltimo, Barry desea mostrar que las otras alternativas que se tienen para resolver el problema, slo son vlidas y coherentes si se supone el escepticismo. En cuanto a que la neutralidad podra surgir de una premisa de igual respeto, podemos partir de Larmore. Segn ste, cuando los ideales chocan, no hay razn para preferir ninguno de ellos, y ningn gobierno debera buscar institucionalizarlos. Pero parece que aqu falta alguna premisa, pues tambin se puede llegar a la conclusin de que no importa cul ideal escoger entre todos, y entonces no habra neutralidad. Ahora, si veo los ideales como "preferencias", me podra mover hacia el utilitarismo. Larmore trata de solucionar el problema recurriendo a que tenemos cierta simpata hacia las visiones del bien de los otros, aunque no las compartamos del todo, y ello nos podra ayudar a llegar a la neutralidad (pareciera que esto supone algn grado de escepticismo hacia mis propias visiones, dice Barry). El otro punto es el deseo de alcanzar la paz civil (pero si hay algunos suficientemente poderosos, podran no seguir hablando con nosotros, por lo cual esto asume que hay cierto balance entre las fuerzas en lucha). Al fin, la razn para continuar la conversacin segn Larmore, tendra que descansar en el deseo de mostrar a todos un igual respeto, no los tratamos como objetos de nuestra voluntad, sino que les proporcionamos una explicacin de aquellas acciones nuestras que les pueden afectar (segn Barry ste es el motivo de acuerdo reformulado). En suma, segn Barry, si yo sigo pensando que nadie puede rechazar razonablemente mi explicacin, no habr nada adicional que me exija el igual respeto. Si el igual respeto exige que estamos obligados a tratar a los otros de la manera en que ellos nos tratan, aceptando as que tambin tienen sus visiones del bien, slo podemos saltar a la neutralidad suponiendo el escepticismo. Como dice Larmore, en el corazn del liberalismo est que la gente razonable puede no concordar acerca de la naturaleza de la buena vida, pero Barry dice que ello nos llevar a la neutralidad slo a travs de la premisa del escepticismo. Thomas Nagel introdujo otro trmino, llamado "restriccin epistemolgica". Esto se refiere a que es consistente estar convencido de la verdad de alguna religin que uno profesa, y al mismo tiempo, sostener el principio de que puede estar errado el considerarla la base de la poltica pblica porque hay miembros que la rechazan. Uno puede seguir convencido de que su religin es la verdad, pero al mismo tiempo, para los propsitos de la conversacin, hacer esto a un lado. Nagel primero seala acertadamente que la posicin original no soluciona este problema, porque no hay forma de exigir a alguien que deje en la puerta sus creencias religiosas y se ponga a dialogar. Lo que busca Nagel es distinguir entre

lo que justifica las creencias individuales, y lo que justifica apelar a ellas en soporte del ejercicio del poder pblico. Sostiene que lo que hacemos es una divisin epistemolgica entre la esfera pblica y la privada, en la privada sigue siendo verdadera mi creencia, pero en la pblica la considero como una creencia. Pero Barry cuestiona esto, si yo recib una revelacin divina, se ve difcil que pueda aceptar que otros tengan dudas razonables al respecto, pues que esto aminora mi misma certeza sobre la revelacin (exceptuando el caso de que yo pueda ser un impostor). El surgimiento de las dudas se ve con claridad cuando tomamos cuenta de que resulta prcticamente imposible que todas las creencias sean verdaderas al mismo tiempo, estas dudas tambin pueden caer sobre quien recibi la revelacin. Para Barry es irracional el sentirse ms impresionado por nuestras propias experiencias que las relatadas sinceramente por los dems. Nagel reconoce en definitiva las carencias de su posicin, pero sostiene ahora que el "ideal de razonable unanimidad" debera prevalecer por sobre el deseo de perseguir el bien trascendente de cada uno. Pero, dice Nagel, si alguien se siente obligado a seguir su bien trascendente, pues de otro modo recibir la condenacin, no habr forma de convencerlo racionalmente. Entonces en Nagel slo queda la esperanza de que se alcance el ideal de la razonable unanimidad, pero dice Barry, an eso sera insuficiente para alcanzar la neutralidad por las razones ya tantas veces sealadas. Barry menciona que existe otro argumento adicional, en el sentido de que as como tenemos creencias firmes sobre la buena vida, tambin creemos que el modo de vida es valioso slo si es escogido libremente. Este argumento del valor de la autonoma provee una buena base para las instituciones liberales, pero lamentablemente descansa en una concepcin del bien especfica, y no ayuda a su argumento actual. En el contexto de Rawls, seala Barry que apelar a la posicin original presupone precisamente el punto a ser establecido, esto es, si habr o no libertad religiosa (pues un Tomista convencido, que entre a la posicin original, no puede recurrir a argumentos que provienen de su propia concepcin del bien, precisamente por eso no entrara a una posicin original). Se pregunta Rawls porqu no se permite el entendimiento entre diferentes "fes" desde el punto de vista religioso. Su primera respuesta es que no es necesario tal entendimiento, ciertas o falsas las doctrinas, no son necesarias para un acuerdo pblico. Lo que se puede acordar es simplemente la libertad de que cada quien tenga su creencia particular. Rawls seala tambin que puede ser limitada la libertad religiosa en la medida de que hay un inters comn en el orden pblico y la seguridad, y este inters comn slo puede ser dilucidado por evidencias y modos de razonamiento disponibles para todos. Pareciera, segn Barry, que todo esto es vlido slo si sostenemos la premisa de escepticismo en el sentido que l lo maneja. (En el sentido de Rawls ser escptico significara negar la verdad de las doctrinas religiosas, cosa que Rawls no quiere sostener, y por ello se apega al concepto de restriccin epistemolgica de Nagel).

Captulo 8. Impartial justice and individual discretion. La batalla entre imparcialistas y no-imparcialistas pareciera radicar en una confusin. Lo que los oponentes atacan no es lo que los defensores defienden. Por ejemplo, el utilitarismo constituye para sus defensores una base generalmente aceptable para la ley y moral positiva, aunque podramos objetar que considerar la satisfaccin de necesidades como una base de acuerdo (de segundo orden) podra no convencer a muchos, la cuestin es que el utilitarismo reclama ser una visin de aceptacin universal. Ahora bien, la justicia como imparcialidad no pretende ser una base para nuestras vidas. La justicia como imparcialidad ms bien brinda un entorno dentro del cual la gente puede conducir sus vidas, constituye un conjunto de derechos y obligaciones que prohibe algunos tipos de actos, demanda otros tipos, y deja una gran cantidad de componentes abiertos en nombre de la discrecin personal. Lo mismo se podra mostrar para una visin kantiana o utilitarista de la vida. El autntico detractor de la justicia como imparcialidad sera la justicia como ventaja mutua, pues rechaza la idea de que las restricciones entre personas deberan ser aceptadas libremente como razonables. Otro detractor podra ser Nietzsche, que no estara interesado en la recepcin de sus ideas entre aquellos que estn designados a ser especmenes inferiores de la humanidad (es curioso que en este sentido tenga algunos contactos con Aristteles y su defensa del esclavismo). El punto de los no-imparcialistas modernos radica en que consideran que hay algo que anda muy mal (crazy) en un mundo en el cual la gente acta con la idea de tratar a todos con completa imparcialidad. Debe haber algo mal en un sistema moral que tiene la implicacin de que los nios no pueden ser vistos como teniendo especiales reclamos frente a sus padres, o que implica que un hombre conciente debe lanzar una moneda para decidir si salva de una situacin de riesgo a su esposa o a un completo extrao. Este no parece un mundo de humanos. Lo que los imparcialistas en realidad defienden no es un mundo como el que acabamos de mostrar, sino que estn hablando de una imparcialidad de segundo orden. La imparcialidad es una especie de prueba que se aplica a las reglas legales y morales de una sociedad, la cual consiste en preguntar acerca de su aceptabilidad entre personas libres e iguales. Los crticos estn hablando de otra cosa, de imparcialidad de primer orden, como una mxima para la conducta en la vida comn. Hasta donde la justicia como imparcialidad de segundo orden nos compromete con la de primer orden?. La aproximacin de Barry al tema se hace a travs de las categoras de enfoque a priori y enfoque emprico. El enfoque a priori significa apelar a la posicin original Scanloniana, con el fin de discutir sobre ciertas reglas o principios

que emergen de ella. En cambio, el enfoque emprico explota la idea de las circunstancias de la imparcialidad, se basa en que en la medida en que las condiciones reales de una sociedad se aproximan mejor a las de la construccin Scanloniana, con ms razn nosotros esperamos que las reglas que se estn estableciendo sean justas (y por tanto se correspondan con la construccin terica). En este segundo enfoque estudiamos dos cosas; las reglas de justicia que una sociedad tiene, y la extensin en que las condiciones de la sociedad se aproximan a las de la posicin original Scanloniana (sobre el enfoque a priori consultar la pgina 196; se pregunta sobre las reglas de justicia que pueden surgir de la sociedad Scanloniana terica; cuando las partes tienen informacin precisa acerca de las caractersticas de los seres humanos y las sociedades, y adems estn motivadas por el deseo de alcanzar el acuerdo en trminos que nadie pueda razonablemente rechazar, pero cuidado, porque todo esto es contingente en el sentido de que es lgicamente posible que el mundo se constituya de manera diferente a lo aqu supuesto). Otro detalle es que si en la realidad encontramos una regla determinada, debemos tomar cuenta de que la teora de la justicia como imparcialidad muchas veces no proporciona una nica respuesta, podra haber contingencias histricas, o de la misma toma de decisiones colectivas. El mtodo a priori, por ello, debera nada ms sealar los lmites de rango de los resultados que "cuadran" mejor con los requerimientos de la justicia como imparcialidad. Si la regla real que encontramos est dentro del rango de resultados esperados, el mtodo emprico tratar de verificar si la congruencia entre ambos enfoques fue o no fortuita (hay que analizar las condiciones sospechosas, para estar seguros de que la sociedad no est violando sistemticamente las circunstancias de la imparcialidad). Debemos tener cuidado en el sentido de que incluso el consenso no es ms que una evidencia relativa de la existencia de las circunstancias de la imparcialidad. Generalmente hablando, aquellos que ganan con la desigualdad estn tambin bien preparados para propagar creencias que legitimen sus ventajas a travs del control de la religin y la cultura de la sociedad, as como de las instituciones educativas y los medios de comunicacin. Lo que la gente "traga" en nombre de la justicia no es lo mismo que la justicia. Los beneficiarios del status quo normalmente piensan que su triunfo es meritorio producto de una competicin justa, en la cual los premios econmicos reflejan su contribucin a la economa (aunque tambin hay algunos que son simplemente cnicos). Los que tienen reclamos al respecto muchas veces no se organizan adecuadamente, como sucede con la social democracia en Estados Unidos, y tambin en buen grado existe la misma tendencia en Europa. La competicin electoral no ayuda mucho, porque el cambio de las creencias es una estrategia de largo plazo, que slo tiene sentido si los partidos tienen un horizonte de planeacin suficientemente extenso. En esta seccin estudia Barry el mtodo a priori, y en la siguiente se pregunta si las conclusiones son confirmadas por el mtodo emprico, en el contexto de la

imparcialidad de primer orden. Sostendr que hay prdidas y ganancias inherentes a una norma de imparcialidad de primer orden. En este sentido, las personas en la posicin original Scanloniana podran no rechazar razonablemente normas establecidas que mandan imparcialidad de primer orden, en la medida que caen dentro de cierto rango. No obstante este rango no puede extenderse tanto como para alcanzar una norma de imparcialidad universal de primer orden, o algo parecido a ello. La gente de la posicin Scanloniana podrn rechazar razonablemente normas que no dejan suficiente espacio para la discrecin individual. La discusin se centra en tres encabezados; control, coordinacin y acatamiento, cada uno de ellos pone lmites a la extensin de la imparcialidad de primer orden. Empecemos por el control, independientemente de nuestra concepcin del bien, nosotros queremos conservar cierta habilidad para controlar nuestra propia esquina del mundo, y en compensacin, estamos preparados para disminuir la posibilidad de ejercer control sobre otros en su esquina del mundo. Queremos conservar espacio para nuestras decisiones discrecionales dentro de las reas que son ms importantes para nosotros. Por ejemplo, el sistema de propiedad privada es defendido en tales trminos de control. Desde la perspectiva de la justicia imparcial los derechos de propiedad funcionan en el sentido de establecer un rea en la cual cada persona puede actuar segn su propia eleccin. An en una situacin de escasez generalizada, una vez que a una persona se le asigna un determinado bien, no se le puede exigir que responda por el uso que hace del bien; puede consumirlo, regalarlo, intercambiarlo, o destruirlo. Yo no tengo porqu estarme preguntando por el uso que hago de mi cepillo de dientes, el sistema de propiedad privada realiza la magia de quitarme de encima preocupaciones excesivas. Y este argumento no se limita a las posesiones personales, sino que llega hasta las relaciones personales; yo slo tengo un determinado tiempo disponible para brindar atencin, cuidado, afecto, y la vida no sera digna de vivirse si uno no tiene cierta capacidad de decidir por s mismo (una vez cumplidas nuestras obligaciones sociales generales). El problema de la coordinacin surge de que cada sociedad se enfrenta con la necesidad de establecer reglas de justicia para regular la conducta de sus miembros y as minimizar la frustracin mutua y el conflicto, o visto positivamente, para promover la cooperacin [analoga con el concepto de externalidad]. Si la materia de la justicia como imparcialidad es el contenido de tales reglas de justicia, la cuestin que surge es qu tanta coordinacin se requerir. En un extremo tenemos el estado mnimo de Nozick. Las reglas se restringen a prohibir a la gente infligirse daos fsicos, o violar sus derechos de propiedad. Ninguna decisin colectiva puede exigir por ejemplo el intercambio de dinero

desde los ricos hacia los pobres. Y ningn proyecto de cooperacin en proyectos colectivos puede ser exigido por la ley o la moral. La imparcialidad en tal sociedad se restringe casi por completo a la gente que acta en trminos de capacidades judiciales o burocrticas, cuyas funciones estn en extremo limitadas. Con ello se minimiza la carga de la cooperacin, no obstante hay por lo menos tres elementos que hacen poco atractiva esta perspectiva para los miembros de la posicin original Scanloniana (pag. 203). Primero, las partes deberan insistir en la necesidad de una red de seguridad para impedir los estragos de una destitucin por parte del sistema econmico; segundo, se pierden posibles retornos de escala de proyectos cooperativos, o stos se limitan a la cooperacin voluntaria en un rea local, adems dado que casi todos los servicios pblicos implican la imposibilidad de excluir a alguien de los beneficios existir un nivel considerable de "oportunismo", adems de que muchos servicios se brindarn como una mera sombra de lo que realmente podran ser; tercero, se limita en exceso la norma de imparcialidad de primer orden, esto es, se minimiza el rol de las instituciones pblicas a su funcin de generar un conjunto de reglas uniformes para todos, y a ninguna institucin privada se le pueden exigir cuentas por sus actos, independientemente de qu tan discriminatorios sean. La ventaja de la sociedad de Nozick, en contrapartida, es que se requiere muy poca coordinacin de esfuerzos. Consideremos ahora el otro extremo; una sociedad con imparcialidad de primer orden universal, en ella la gente no tendra control sobre sus posesiones personales y sus relaciones, en otras palabras, sobre su vida, y adems se requerir una considerable dosis de coordinacin. En esta sociedad todos tenemos que cuidar con igual consideracin a todos. Todos son el problema de todos (se requerira alguna autoridad pblica operando imparcialmente, o que las acciones privadas fueran gobernadas por normas de imparcialidad de primer grado). Por ltimo est el problema del acatamiento. En Nozick el problema es mnimo, porque slo se requiere reforzar el cumplimiento de los contratos, y el castigo contra las ofensas a la propiedad de las personas, o el dao fsico a las personas mismas (aunque podra haber cierto desafo en el sentido de que tendra que enfrentarse al problema de los relegados por el mercado). En el otro extremo, si queremos asegurar la estricta imparcialidad en todas las reas de la vida, una gran cantidad de decisiones privadas se convertirn en pblicas, y todas las decisiones privadas estarn sujetas a escrutinio. Una cosa es canalizar los intentos de la gente por ayudar al avance de sus seres ms cercanos, y otra es querer extirpar de raz cualquier intento en esa direccin, ello parece estar en contradiccin con la naturaleza humana. Adems aumentar la tendencia de la gente a resistirse a las leyes, y las posibilidades de corrupcin sern enormes (lo atestiguan las colonias puritanas de Nueva Inglaterra, y la revolucin cultural de China). Aqu se puede aplicar tambin la teora del caos, todos dependen de todos, y si alguien no cumple se pueden generar consecuencias devastadoras.

Lo que se requiere es un nivel de imparcialidad de primer orden que sea adecuado, o ms precisamente, un monto con un rango cuyos lmites puedan ser establecidos en la posicin original Scanloniana. Lo que se requiere es un conjunto de reglas de justicia (morales y legales) que provean a todos con una justa oportunidad de vivir una buena vida, independientemente de su concepcin del bien, mientras se deja lugar al tipo de discrecin que da forma a la vida de cada uno, la cual es un componente esencial en toda concepcin de la buena vida. Continuamos la discusin con el enfoque emprico; la moralidad de sentido comn no apoya la imparcialidad de primer orden universal. Pero falta por ver si la moral positiva de una sociedad puede incluir relaciones desiguales sistemticas que pueden ser razonablemente rechazadas por aquellos que pierden con ellas. Cuando hay una pobre organizacin de los trabajadores, o hay desviaciones en contra del gnero, o divisiones de castas o razas, las circunstancias de la justicia estarn lejos de cumplirse. En pases como Estados Unidos o Inglaterra, a pesar de ser de los ejemplos ms favorables a las circunstancias de la imparcialidad, ellas en realidad estn an muy lejos de cumplirse, pero la sospecha sobre la justicia de las leyes es mucho menor que la sospecha respecto a la moral positiva, dado que tales reglas son reforzadas por la opinin pblica. Pero an en tal caso, no hay seguridad de que tales normas no puedan ser rechazadas en la posicin original, pues las condiciones podran an violar las circunstancias de la imparcialidad. Aqu hay que remitirse al problema de las falsas creencias, por ejemplo, las divisiones dentro de la raza humana pueden ser justificadas diciendo que hay marcadas diferencias de capacidad entre hombres y mujeres, o entre diferentes razas (claro que empricamente se puede mostrar que stas son en general creencias falsas) [aunque hay fuertes teoras contrarias al respecto an hoy en da]. Otra variante del mismo problema radica en las creencias religiosas, como las de los hindes, o la teologa de la Iglesia de Reforma de frica del Sur. Barry sostiene que tambin tales creencias pueden ser rechazadas en la posicin original, a pesar de que no se les puede declarar como falsas dentro del contexto de la teora de Barry. Hay otra razn muy fuerte para ser cauteloso al definir la calidad de un consenso en la moral pblica. No hay ningn mecanismo por el cual a travs de un proceso de decisin colectiva se puedan objetar tales reglas morales, por ello, tales reglas pueden perpetuarse aunque no sean vlidas. La posibilidad del debate puede no surgir en la sociedad real, y las reglas de la moral sobrevivir a pesar de que aquellos que sufren las desventajas reconocen con claridad la situacin. Peor an, a veces incluso reglas injustas pueden ser mejores que una situacin en la cual las reglas se rompan por completo, a menos que tu decisin de romper las reglas sea til para alcanzar un nuevo acuerdo, se corre el riesgo de que contribuyas a una anarqua generalizada.

Aclarando el punto, cuando observemos un estado de acuerdo en la sociedad, no sabemos si tal acuerdo surge por mutua ventaja, o por las circunstancias de la imparcialidad. La mutua ventaja se apoya en que todos, o una gran mayora, creen que los trminos existentes sobre la cooperacin social son ms ventajosos que un rompimiento del orden normativo (cuya direccin puede ser riesgosa) (recordar que para Hume el mantener las reglas actuales es una virtud). Puede ser cierto que, hasta cierto punto, el incremento de la imparcialidad de primer orden podra trabajar en beneficio de los grupos menos aventajados, pero de all no se deriva que se debe llegar a la imparcialidad universal. Por ejemplo, si en una sociedad se excluye de los hoteles o restaurantes a ciertos grupos, la posicin original nos dira que se debe pesar la ventaja de la libre asociacin con respecto a los daos probables que se podran causar a los grupos, pero si en una sociedad hay de hecho significativos daos al respecto, resulta claro que los discriminados pueden razonablemente rechazar la propuesta de que su sociedad debera permitir que ello pasara. Excepto que seas un egosta extremo, valorars la libertad de asociacin tanto por sus beneficios para t, como por sus beneficios para los otros (y los otros son todas las personas). La libertad de asociacin puede ser valorada incluso por los que estn en el nivel ms bajo del escalafn social, porque ellos tambin tienen su propia forma de tratar a su familia, sus amigos, o compaeros en una determinada actividad. En suma, la justicia como imparcialidad tiene implicaciones definidas para las instituciones de las sociedades, e incluso entre sociedades, tira abajo todas las reglas que no pueden ser defendidas contra la objecin razonable de parte de los que sufren de las inequidades. Puede condenar muchos aspectos de la sociedad India, e incluso de las relaciones desiguales entre pases, pero no implica una imparcialidad de primer orden universal. Por ltimo se analiza la justicia procedimental en Rawls. Muchos de los que critican a Rawls por tener una teora muy abstracta, o imparcialista, realmente no alcanzan a entender su aplicacin concreta a los problemas morales. Desea focalizarse Barry en la forma en la cual la teora de Rawls, que se considera de segundo orden, explcitamente se aparta de la imparcialidad de primer orden universal. La idea bsica de la justicia procedural es que si las reglas que definen el rango de las elecciones legtimas son justas, entonces la justicia se adscribe a los resultados que surgen cuando la gente realiza elecciones dentro del rango permisible. Los principios de justicia se aplican a la estructura bsica, y regulan cmo sus instituciones principales se combinan en un esquema. Usamos la nocin de justicia procedimental pura para manejar las contingencias de las situaciones particulares. El sistema social se disea de tal manera que los resultados de la distribucin son justos independientemente de lo que pase en concreto. Los

resultados son justos, en la medida que los procedimientos permitidos por la operacin de la eleccin son seguidos adecuadamente. [aunque Rawls en realidad condiciona la justicia procedimental pura al principio de diferencia, que es obviamente redistributivo de los abusos] La incorporacin de la nocin de estructura social como base de la teora de Rawls deber ser considerada entonces como muestra de madurez de la teora poltica liberal; si la nocin es abstracta, su reflejo real es claro, lo que vemos son gente ganando o perdiendo, recibiendo ms o menos educacin, mejor o peor servicio mdico, ms o menos trabajos deseables, posiciones de poder diferenciadas, mayores o menores salarios, etc. Cuando hablamos de la estructura bsica de la sociedad estamos considerando el modo en el cual las instituciones trabajan sistemticamente para aventajar a algunos, y desfavorecer a otros. Dice Rawls; "la caracterstica distintiva de la justicia procesal pura es que el procedimiento para determinar el resultado justo debe ser realmente llevado a cabo; puesto que en estos casos no hay criterio independiente de referencia para decir que un resultado definido sea justo". Seala Barry; no se puede decir que una distribucin es justa en virtud del hecho de que podra haber surgido como el resultado de una apuesta, el punto est en que el procedimiento le da el carcter de justo al resultado. Si las reglas de justicia establecen el derecho de realizar las acciones x, y o z, la escogencia de alguna de estas acciones no puede ser considerada injusta. Por ltimo menciona Barry que el apoyo a un amplio espectro de discrecin individual se puede derivar fcilmente de la posicin original rawlsiana. [es claro en "Liberalismo Poltico"]. Como dice Thomas Hill; debemos distinguir que el objetivo liberal de establecer una constitucin y un orden econmico que brinde respeto mutuo a los ciudadanos puede ser pblicamente afirmado sin enjuiciar los modos de vida de los individuos con respecto a las guas morales apropiadas para la amistad, la familia, la caridad, la integridad personal, y otros elementos por el estilo. [podra ser interesante relacionar esto con la integridad regional]

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