Pages From CulturaS 570
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Pantallas
ROMN YN
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El crtico centrpeto Se puede hablar de Cannes o a propsito de Cannes. En esta contracrnica, nos olvidamos incluso de la programacin del festival y nos fijamos en el fuera de campo: hay vida ms all de la Costa Azul?
2. Me sobrepongo, lo cual nunca me resulta fcil, y me pregunto qu hacer. Si no estoy all y no puedo escribir una crnica, me quedar en casa y escribir una contracrnica. Hablar de Cannes sin estar en Cannes. Pero hablar de Cannes tambin sin hablar de Cannes, indirectamente, mediante un discurso delirante que hable de otras cosas que afecten a Cannes. Despus de mucho pensarlo, doy con lo que busco: si en Cannes hay amigos y amigas, crticos y programadores, curiosos y diletantes, que estn viendo el cine del presente, interaccionando con gente interesante, en un entorno enriquecedor, yo les hablar de lo que pasa en uno de los lugares del mundo ahora mismo sumidos con mayor saa en el desnimo, la roa, el caos, la miseria a la que ya se le ven las orejas. Un lugar que se dirige en cada libre a los abismos de la pobreza, el desprecio por todo lo que huela a intelectual y el repliegue ms escandaloso sobre su propia mugre. Alguien tiene que quedarse de guardia aqu para decir qu est pasando. Es muy fcil emigrar, aunque sea diez das a Cannes, y olvidarse de todo, pues all estar lo que hay que ver, pero
aqu est lo que no hay que ver. Y en el cine qu es ms importante, el campo o el fuera de campo? En cualquier caso, uno no es posible sin el otro y a alguien tiene que corresponderle el trabajo sucio. Que siempre sea yo empieza a inquietarme, pero por ahora afrontar mi destino con una cierta dignidad.
3. Hace unos das, el propietario y presidente de uno de los trusts cinematogrficos ms influyentes del Estado espaol anunciaba los graves problemas que sufra y sembraba la inquietud al profetizar que muchas de sus salas no iban a sobrevivir. Echaba la culpa al Gobierno espaol, a su nefasta legislacin cinematogrfica, a la piratera. No le quito la razn, yo tambin dira lo mismo incluso aadiendo algn que otro nombre, as como alguna que otra pregunta perpleja. Por ejemplo alguien se ha molestado en comparar la cartelera de Barcelona o Madrid y la de Pars? Ya s, ya s: otra cultura, la Nouvelle Vague, Henri Langlois, Mc Mahon, etc. Pero, aun as, no creo que sea casualidad que en estos ltimos fines de semana se estn produciendo las recaudaciones ms bajas en aos. Tambin se estn proyectando las peores pelculas en aos. Algo sucede cuando la mejor oferta de la cartelera es Rebelde, o cuando el
evento es Objetivo: la Casa Blanca. Algo pasa cuando se estrena Un verano ardiente, de Philippe Garrel, y es un completo fracaso porque nadie se molesta en explicar qu quiere decir que, por primera vez en estos lares, pueda verse en cines comerciales una pelcula de Garrel. Algo va mal en el tejido cultural de una ciudad y un pas cuando se ignora un acontecimiento de este calibre. Eso es el equivalente cinematogrfico a la gente que solo puede comer los das en que unos voluntarios reparten sopa en la calle. Todos tenemos hambre, de una manera u otra, y pasar de largo por Un verano ardiente es como rechazar esa sopa y ponerse a mirar a otro lado. A Alfredo Landa, por ejemplo, que ha muerto hace poco desatando un alud de elogios y muy pocas reflexiones sobre lo que signific su figura decisiva ms all de la boina de Los santos inocentes. A m, por ejemplo, me trae a la cabeza automticamente No desears al vecino del 5. y Vente a Alema-
nia, Pepe. Y, tal como estn las cosas, me veo ms dentro de esta ltima que de la pelcula de Mario Camus. No tengo ningn pjaro al que llamar milana bonita y, sin embargo, puedo acabar en el pas de Angela Merkel en cualquier momento. 4. En el Festival de Cinema dAutor de Barcelona, veo por primera vez The Juan Bushwick Diaries, de
Algo va mal en el tejido cultural de un pas cuando se ignora el estreno de una pelcula de Garrel
David Fernndez Camps, La Lapidation de St. tienne, de Pere Vila, y La plaga, de Neus Balls, que uno mentalmente a los ltimos trabajos de Javier Rebollo, Jons Trueba, Eloy Enciso, Carla Subirana, Len Siminiani, Xurxo Chirro,
Los Hijos, Andrs Duque y tantos otros que ahora olvido imperdonablemente. Despus, Dime quin fue Sanchicorrota, de Jorge Tur, e Invisible, de Vctor Iriarte, me confirman algunas de mis impresiones, al tiempo que Mara Ruido, con S villana. La Sevilla del diablo, me da muchas pistas sobre el sustrato terico-canalla del movimiento. Me entero igualmente de que Albert Serra, con Histria de la meva mort, y Pablo Llorca, con Un ramo de cactus, estuvieron a punto de viajar a Cannes y no lo hicieron por distintas razones. El festival, finalmente, no ha escogido ni una sola pelcula espaola para ninguna de sus secciones. Cmo es posible, con la ebullicin de que les hablo? Algo pasa: desidia de los cineastas o de los programadores? Preocupado por estos pensamientos paranoides, leo un excelente artculo de Nando Cruz recomendado por la compaera Eullia Iglesias en las redes sociales. Se titula Mira, mira! He escrito bien sobre ti! y es una aguda reflexin sobre la crtica y su dificultad para alejarse de los sentimientos personales al establecer valoraciones. Estar cegado por todo lo que est sucediendo aqu, por esa ebullicin cinematogrfica, y de ah que sospeche de los criterios de Monsieur Gilles Jacob, y que me sienta aludido cuando se habla de crticos que anteponen las personas a las obras, sus contactos en el mundillo a lo que se ve en pantalla? Yo dira que no, pero veamos. 5. ltimamente tiendo a pensar que las pelculas no slo son pelculas sino ms cosas. Por ejemplo, mi capacidad de creer en ellas, lo que me ofrecen a cambio, lo que generan desde un punto de vista terico o social Hablbamos antes de este pas de todos los demonios, como lo llam Gil de Biedma, y tam-
bin de los vecinos franceses. Aqu nunca ha existido nada parecido a la Nouvelle Vague. El Nuevo Cine Espaol y la Escuela de Barcelona, all en los 60, fueron espejismos del establishment o sueos truncados (tchese lo que no proceda). La transicin, aun siendo el mejor periodo del cine del pas, fue como el lamento de unos cuantos supervivientes. Quiz necesitemos, en consecuencia, inventar algo que
El festival no ha escogido ni una sola pelcula espaola. Cmo es posible, con la ebullicin que hay?
nos implique como comunidad. Primero fue el movimiento del documental cataln, que nos produjo la impresin de estar ante un grupo de gente que quera llevar adelante un proyecto comn. Ahora todo eso se ha ampliado y expandido por todo el Estado, tambin por la nueva ficcin, por el underground, por la vanguardia, por el relato posmoderno... Y en esa invasin silenciosa participan los cineastas que hacen las pelculas, los crticos que las ven y el pblico al que van destinadas. Pues bien, necesitamos dar forma a esa invencin. Y eso no significa tergiversar lo que miramos para que se ajuste a un determinado ideal sino ver en ello una mezcla de nuestros deseos y lo que otros consiguen a partir de ellos. Un momento No es eso Cannes, tambin, para muchos?. No lo es para m, y de ah mi enfado, y todo este embrollo?. Por lo menos no haber salido de casa me habr servido para convencerme de algo: solo creando un mito de estas caractersticas podremos salir de este agujero. Eh, los de Cannes, volved, que tenemos trabajo! |
Arriba, de izquierda a derecha, imgenes de los filmes: Histria de la meva Mort de Albert Serra; Un ramo de cactus de Pablo Llorca y The Juan Bushwick Diaries, de David Fernndez Camps. Abajo, imagen de Dime quin fue Sanchicorrota, de Jorge Tur y de La plaga de la realizadora Neus Balls.
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