Mama Rosa
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Fernando Debesa
Mama Rosa(1957)
Fernando Debesa
PERSONAJES La familia MISIA MANUELA ECHEVERRA, PANCHO SOLAR JAVIER SOLAR LEONOR SOLAR TERESA LARRAN DE SOLAR SAMUEL HURTADO ARTURO VALDS CRISTINA ECHEVERRA ALFONSO EVHEVERRA PANCHITO SOLAR MNICA SOLAR Los nios PANCHO SOLAR JAVIER SOLAR MARGARITA SOLAR LEONOR SOLAR SOLAR
VIUDA DE
Los empleados LA ROSA LA MAMA CHANA LA LUDOVINA LA ENRIQUETA LA CARLOTA MATEO MACARIO FELISA MUDANCERO VIEJO MUDANCERO JOVEN
PRIMERA PARTE
ESCENA PRIMERA Una casa aristocrtica de Santiago en 1906, casa amplia de tres patios. La escena representa el salon chico o salita, donde se rene la familia en la intimidad. Muebles de caoba con muchos aos de uso. Una mesa de arrimo arreglada como altar para el Mes de Mara, con mantel de lienzo. Virgen grande de loza y dos candelabros de bronce. Muy visible, un gran retrato al leo de MISIA MANUELA, vestida de amazona. Al fondo de la sala, ventana y puerta de dos hojas que dan a la tpica galera de vidrio. Ms all, el patio, con plantas ornamentales y los naranjos de rigor. A un lado del decorado, pequea puerta que da la pieza de costura, donde trabajan las sirvientas. (La palabra empleada no existe todava.) MISIA MANUELA ECHEVERRA, VIUDA DE SOLAR, la duea de casa, est sentada frente a su escritorio sacando cuentas. Tiene treinta y siete aos, es bella y enrgica. Viste de oscuro. Son las cuatro de la tarde del cinco de diciembre. Por la puerta de la galera entra ENRIQUETA, cocinera de la casa. ENRIQUETA -Aqu le traigo las cuentas de la semana, misi Manuela.
MISIA MANUELA-Te felicito por tu almuerzo, Enriqueta. Haca tiempo que la cazuela no te quedaba tan a punto. ENRIQUETA -Ust siempre tan fcil de contentar, misi Manuelita. Es que le puse el arma a la cazuela! Me acord de lo mucho que le gustaba al finao don Francisco MISIA MANUELA -(Suspira.) Francisco era tan aficionado a la buena mesa (No tiene tiempo para las emociones.) Dame la lista de las compras. ENRIQUETA -Aqusta, misi Manuela. Ve? Cinco de diciembre. MISIA MANUELA -(Se distrae un instante) Cinco de diciembre! Pensar que va a hacer cuatro meses del terremoto. Pensar que voy a cumplir seis aos de viuda. Cmo pasa el tiempo! (Se recobra y lee la lista, diciendo en murmullo) Veinte libras de carne un quintal de manteca un saco de harina (Levanta la vista.) Los gastos han aumentado, Enriqueta. (Explicativa.) T sabes cmo he tenido que luchar para mantener esta casa. Todava no termino de pagar las hipotecas del fundo. ENRIQUETA -Es que algunas cosas han subo de precio, misi Manuela MISIA MANUELA -Por lo mismo, tendrs que aprovechar todo lo que se compra. De ahora en adelante, no botars las claras cuando uses las yemas, ni le dars los choclos un
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poco duros a las gallinas. ENRIQUETA -Bueno, misi Manuela. (Suena la campanilla de la puerta de calle.) MISIA MANUELA -Sali ya la mama Chana a buscar los nios al colegio? ENRIQUETA-S, ya sali. Y como la Liduvina tampoco est, voy a ir yo a abrir la puerta. MISIA MANUELA -Bien, anda. (ENRIQUETA camina hacia la puerta.) A propsito, Enriqueta. Tienes que poner otro asiento en el comedor de servicio. Esta tarde debe volver del campo la Liduvina con una sobrina chiquilla que va a entrar a servir aqu. ENRIQUETA -(En la puerta, inquieta.) Va a ser nia de las piezas o del comedor? MISIA MANUELA -Va a dedicarse a la Margarita y a la Leonor, a atenderles su ropa y a acompaarlas. Ya les est gustando andar compuestas (Vuelve a sonar la campanilla.) ENRIQUETA -A la Chana no le va a gustar n Dice que ella es la mama e los nios y nadie se mete con ellos ms quella (Sale. MISI MANUELA se levanta y se pasea. A lo lejos se oye una voz de hombre.) VOZ DE MATEO -Lo ms alentaos toos por all. VOZ DE ENRIQUETA-Y la Carmela, cmo est la comadre? VOZ DE MATEO -(Acercndose.) ya da gusto lo gorda quest. Aqu le traigo unos engaitos a la patrona. ENRIQUETA -(Frente a la ventana.) Son gallinas. Pselas pac; yo las llevo paentro.
ESCENA SEGUNDA (MISIA MANUELA sale a la galera.) MISIA MANUELA -Adelante, Mateo. (ste entra. Es un hombre fuerte y tosco, de unos sesenta aos. ENRIQUETA desaparece hacia el interior de la casa.) MATEO -Genas tarde, su merc MISIA MANUELA -Me alegro de verte. Hace un mes que no tena noticias del Membrillar y estaba inquieta MATEO -No haba podido venir, pus patrona, porque tena a la Carmela enferma. Pero ahora ya est bien. MISIA MANUELA -Cuntame, cmo marcha el fundo? MATEO -(Entusiasta.) Tenimos que darle gracias a Dios, patrona, por lo que los ha amparao. Viera su merc por esos laos, las calamidaes del terremoto; casas por el suelo, ros salos de madre. Mientras que en el Membrillar, apenas dos o tres ranchos caos, que ya stn paraos otra vez. Y la cosecha se presenta mejor que nunca. Toos puall cremos que un santo los ha protego. O ms bien dicho, a su merc, por lo gena ques MISIA MANUELA -Me alegran tus noticias. Entonces vamos a poder pensar en serio en el fundo de don Ernesto Echaurren? MATEO -Claro, pus, patrona: doscientos mil pesos. (Como si fueran veinte.) MISIA MANUELA -Mi buen mayordomo! Pero de dnde vamos a sacar esa suma? Doscientos mil pesos! (Como si fueran dos millones.) MATEO -Con la cosecha que viene y con qui un Banco le empreste, atrvase no ms. MISIA MANUELA -(Respirando fuerte.) Me da miedo, Mateo, abarcar dos fundos, El Membrillar y San Cayetano MATEO -(Como si las dudas de MISIA MANUELA se debieran a su capacidad.) Tenga confianza en m, patrona! Soy dems capaz pa los dos. (Acercndose a ella, chismoso.) On Ernesto vende barato San Cayetano porque ta muy endeudao. Parece que anta templao di una seora, y bota ms de lo que tiene MISIA MANUELA -Y te acept venderlo en doscientos mil? Es mucho dinero para m, pero poco para San Cayetano MATEO -Parece que quiere irse a las Europas etrs esa seora, y no aya de onde sacar la plata. Por eso dijo que geno. MISIA MANUELA -Estas buenas noticias hay que celebrarlas. Sintate, Mateo. (Primera vez que se le ofrece tal privilegio; MATEO no se atreve.) Qu te parece una copita
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de mistela? MATEO -Gracias, patrona. No se moleste (Ella, de una botella pequea sirve dos vasos y le pasa uno a MATEO. Este protesta.) Patrona Cmo se le ocurre! Servirme su merc a m MISIA MANUELA -Cmo no voy a atender al hombre que me ha servido fielmente desde que muri mi marido! (Alegre.) A tu salud, Mateo, el mejor mayordomo de toda Colchagua! (l bebe. Ella apenas se moja los labios.) MATEO -Es muy gena su merc y Dios la ayuda. Eso es lo qui hay. As le deca a la Carmela ayer no ms. Como misi Manuela un hay. Por eso ta saliendo aelantee toas las apreturas en que la ej on Francisco. Muy genazo era el finao, pero pa los negocios, lo mismo que n, como ternero mamn. MISIA MANUELA -(Mientras le llena de nuevo el vaso.) Es que he tenido suerte, Mateo. MATEO -(Se le va soltando la lengua:) Es que su merc tiene ms orden en los cuaernos, es ms determin que el finao (Acercndose a ella, confidencial.) Lo ques a m, misia Manuela, me gusta ms trabajarle a ust (Emocionado, bebe al seco el segundo vaso.) La Carmela me eca ayer; si a gusto ver a la patrona, que no piensa ms que en los nios y en el fundo, tan joven y gena moza MISIA MANUELA -Es mi deber. Hay que prepocuparse ahora, para que los nios tengan bienestar despus. MATEO -(En plena confidencia.) Sabe su merc lo icen p all en El Membrillar Tan gena moza y tan sola, misi Manuelita Era que se casara p no tener el corazn desocupao MISIA MANUELA -(Un breve segundo de sueo. Despus, cortante:) Dile a los del Membrillar que mis cuatro hijos me tienen el corazn muy ocupado. (Se pone de pie; la entrevista ha terminado.) Bien, Mateo; querrs pasar a la cocina a comer algo. MATEO -(Un poco confuso.) Geno, Misi Manuela. Cundo va su merc pal Membrillar MISIA MANUELA -En unas dos semanas ms, apenas los nios salgan del colegio. All ir a ver a don Ernesto, para la compra de San Cayetano. MATEO -Le voy a tener las planillas listas, patrona. MISIA MANUELA -Bien, Mateo; ahora pasa a la cocina. (Recuperando un poco de cordialidad. ) Gracias por tus buenas noticias. Le tengo un paquete a la Carmela. Despus te lo entrego. MATEO -Gracias, patrona. (MATEO sale, MISIA MANUELA se mira en el espejo y murmura: El corazn desocupado La saca de su sueo el ruido de un portazo y una gritera de nios. Carreras y aparecen por la puerta del corredor PANCHO y JAVIER, atropellndose, rojos de excitacin. Visten trajes de marinero con pantaln apretado debajo de la rodilla. PANCHO tiene quince aos y JAVIER catorce. PANCHO es rubio y buenmozo. JAVIER es moreno, rostro espiritual de santo espaol.) PANCHO y JAVIER-(Gritan al mismo tiempo.) Yo primero! Yo la beso primero! Mam, mam! (Se abalanzan como locos sobre MISI MANUELA. PANCHO le da un empujn a JAVIER y besa primero a su madre. MISI MANUELA los besa con gran cario.) PANCHO JAVIER -Mam, mamacita! -Tramposo, me empujaste!
MISIA MANUELA -Cuidado, cuidado, nios! Y las niitas! JAVIER -La mama Chana les viene contando el cuento del terremoto. Ya lo ha contado ms de mil veces. PANCHO -(Idea.) Escondmonos! (Los dos nios arrastran a MISIA MANUELA al escritorio y se esconden. Aparecen por la puerta la MAMA CHANA con MARGARITA y LEONOR. La CHANA tiene cincuenta aos y fue la mama de don Francisco. Las nia llevan rizos y bonitos vestidos claros. MARGARITA es rubia y luminosa. LEONOR es morena, y cojea un poco. La CHANA viene en pleno cuento.)
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CHANA -(Entrando) Y cuando las ej a ustees ar lao el naranjo grande, cort pa la calle a buscar a on Rafael. Jess, la zalagarda que haba ajuera! Me jui por la callee los Hurfanos arriba, hacindolel quite a los que corran. Cuando en lesquinae la Calle Peumo, se pone a temblar de nuevo y a sonar las campanas del puro meneo. Tuve qui agarrarme de un farol pano caeme. Cuando en esto siento que se me viene encima (Gesto de muro que cae. PANCHO sale de su escondite bruscamente.) MISIA MANUELA -(Formidable) Pum! CHANA -(Aterrada.) Mierda! (Todos se ren a gritos. La MAMA CHANA se enoja y asesa con la mano en el seno.) Esues, chiquillo veleidoso! Ven a reirte ahora, cuando si no me arrastro a cuatro patas debajoe la murallael correor, te cae la viga encima, igual qui a la Lionor, y te haba quedao la pierna torca, igual quella (LEONOR asustada, se aferra a su madre.) MISIA MANUELA -Ya sabes Chana, que no me gusta que le hables a los nios del terremoto. Eso ya pas y hay que olvidarlo. Y cmo se portaron hoy? CHANA -(Vengativa.) Malazo. Los voy a acusar. (Ellos la miran asustados.) Estos chiquillos, misi Manuela, me van a matar. Uno le tir la cola al gato e la botica, y el boticario sali con un palo detrs dellos. Cmo mhicieron correr por la calle los Hurfanos! MISIA MANUELA -Cul de ellos fue? Pancho o Javier? (PANCHO est a la derecha de CHANA y JAVIER a la izquierda. Ella, con fingida furia mira primero a uno, despus al otro. Su corazn es de mantequilla y) CHANA -Este Pancho es muy malo y este Javier es el diablo en persona () pero la pura verdad que con el sofocn, no me fij cul de los dos haba sido. (Los nios respiran fuerte del gusto.) PANCHO -(Que le tir la cola al gato.) As me gusta, mamita, que no se acuerde n! JAVIER -Con o sin gato, mamita, yo la quiero ms. (La abrazan y manosean. Ella, feliz, finge protestar.) CHANA -Tense quietos, chiquillos veleidosos. Gen dar que la jiliben a una! -Bien, mam. Claro que esa antiptica de la monja Filomena me las va MISIA MANUELA -(Se sienta.) Y t, Margarita, cmo te portaste en el colegio? MARGARITA a pagar!
MISIA MANUELA -Por qu? Qu pas? MARGARITA -Porque no supe cmo se plantaba el trigo me trat de ignorante. (Pausa.) Y despus me castig! MISIA MANUELA -Te castig por algo que t le contestaste, no es cierto? MARGARITA -Bueno le dije que yo tena fundo, y que para eso estaban los sirvientes, para plantar ellos el trigo. MISIA MANUELA -(Severa.) Muy equivocada tu contestacin, Margarita. El castigo de la madre Filomena me parece justo. Ya hablaremos de eso ms tarde. Y t, Leonor, supiste las lecciones? LEONOR -S, mam. Sabe la novedad? Segu su consejo y en vez de quedarme sentada en el recreo, jugu con todas las dems nias. MISIA MANUELA -Y te doli la piernecita? LEONOR -Un poco. Pero goc tanto jugando al mono porfiado! MISIA MANUELA -No hay que exagerar, Leonor. Tienes que ir de a poco. Y t, Javier, cmo te fue en el colegio? JAVIER -Hoy me gust ms que otras veces. En la clase de religin nos hablaron de los misioneros que viven entre los negros. Y a veces los negros se los comen. MISIA MANUELA -Te dan pena los misioneros? JAVIER -Por qu? El profesor dijo que los misioneros siempre salen ganando. Aunque los maten los negros, o se los coma un len, ellos salen ganando (Queda abstrado.) MISIA MANUELA -Bueno, ahora todos van a ir a tomar once y despus hacen sus tareas. Pancho, quiero hablar contigo. (Todos salen con gran algazara, mientras la MAMA CHANA se queja.)
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CHANA CHANA
-Va a retar a Panchito? Yo no lo acus na -(Sale rezongando.) Ya le va a cargar la mano al pobrecito ESCENA CUARTA
MISIA MANUELA -(Severa.) Anda con los dems Chana. Yo sabr lo que hago.
MISIA MANUELA -Ya vas a cumplir quince aos, Pancho. (Este guarda silencio.) Ya no ests en edad de tirarle la cola a los gatos de la calle. (Silencio.) Te hablo en serio, Francisco. (Cuando le dice FRANCISCO el sermn es grave.) Eres el mayor de mis hijos y en pocos aos debes tomar las riendas del fundo y los negocios. Por eso tienes que prepararte con seriedad y estudiar al mximo. PANCHO -(Con flojera mimoso.) Pero, mamacita linda, por eso mismo, para qu estudiar tanto? En el fundo hay mayordomo y los negocios los lleva el Banco MISIA MANUELA -No quiero que seas un jovencito intil. Me entiendes? Quiero que estudies para que llegues a ser un caballero. PANCHO -(Con orgullo.) Soy un Solar Echeverra MISIA MANUELA -Ser un aristcrata no es un privilegio; es una responsabilidad. Tu bisabuelo fue un gran Presidente de Chile porque tuvo convicciones, luch por ellas y se sacrific por su patria. PANCHO -(Cnico, con la mano en la solapa.) Si yo fuera Presidente MISIA MANUELA -(Firme.) No te burles! Imitars a tu bisabuelo aunque yo tenga que huasquearte! Desde maana estudiar contigo de cinco a seis. (Se asoma LIDUVINA por la puerta.) ESCENA QUINTA LUDOVINA Aqu le traigo a mi sobrina, misi Manuelita. MISIA MANUELA -Un momento. (A PANCHO.) Ya lo sabes; desde maana estudiamos juntos tus exmenes. Ahora, anda a tomar once. (PANCHO sale silbando la cancin de Yungay. LIDUVINA siente el hielo y busca romperlo.) LUDOVINA -Puedo entrar, misi Manuelita? MISIA MANUELA -Adelante. LUDOVINA -(Llega al centro de la pieza y mira hacia la puerta.) Ya, pus, ntrale, Rosenda. (Aparece ROSENDA. Dieciseis aos reventones, chapes, ojos vivos.) Esta es la Rosenda, misi Manuela. Sala, pus, Rosenda. (ROSENDA hace un gesto encogdo, que bien podra ser interpretado en Colchagua como un saludo.) Dile cmo te llamai. ROSENDA -(Tragando saliva.) Quin, yo? LUDOVINA -(Pone cara que quiere decir mi sobrina es idiota) S, vos. ROSENDA -Eh Rosenda del Carmen Gonzlez Tapia, LIDUVINA.) a su merc. pa servirle (Pausa, codazo de
LUDOVINA -(Decide ponderar la mercadera.) No es na e tonta la chiquilla, misi Manuelita. Viera lo aelant quest en la escula y en el Catecismo. (Idea.) A ver, chiquilla, pa que misi Manuelita vea lo aplic que soi pal Catecismo, chate un Creo. (MISIA MANUELA se sienta, entretenida; ROSENDA cierra los ojos, apreta las manos y se lanza como un caballo.) ROSENDA -(Con ritmo de Catecismo.) Creo en Dios Paire too poeroso, criador er cielo y la tierra y en Jesucristo snico hijo (Pausa.) Criador er cielo y la tierra (La tensin aumenta.) Criaor er cielo y la tierra Criaor LUDOVINA -(Excitada.) No vis lo que te pasa por tirarte tan ligero? Lo que hay, misi Manuelita, es que a esta chiquilla le cargaron la mano con tanto rezo. A ver, Rosenda, tu maire me ijo querai una bala pal mes de Mara. A ver, lrgate una Salve. (Mirada terrible a la ROSENDA.) ROSENDA -(Con sonsonete.) Dios te sarve Reiny Maire, Maire Misiricordia, via, urzura, esperanza nuestra, Santa Mara, Maire Dios, ruega por losotros peca LUDOVINA -(Furiosa, interrumpe.) Te saltaste pl Ave Mara, desgraci! (ROSENDA
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sigue muy fresca.) MISIA MANUELA -No te preocupes, Ludovina, ya aprender la Salve. LUDOVINA -No es n e tonta en el fondo. Lo qui hay, misi Manuelita, es que est achol. Esu es lo qui hay. MISIA MANUELA -Me gusta tu sobrina, Liduvina. Tiene buena presencia. LUDOVINA -(Aliviada.) Y es asi, misi Manuelita, como una agita. La viera su merc en las maanas. Si no para, hasta que se lava el cogote y too lo dems. MISIA MANUELA -(Con intencin.) Y de costumbres, Liduvina? LUDOVINA -(Exagerada.) Como un cristal, misi Manuelita! Enterita y tiesa como un cristal! Jams la ha mirado un hombre en su va. Ya anda en los dieciseis aos y jams, nunca, n, por mi arma! (Se besa pulgar e ndice en cruz.) MISIA MANUELA -Me gusta, me gusta. Me quedo con ella LUDOVINA -(Suspiro de felicidad.) Dios la guarde, misi Manuelita. No se va a arrepentir na. Esta chiquilla le va a servir toa la va MISIA MANUELA -Muy bien. Llvatela a tu pieza y que arregle sus cosas. Yo le explicar maana lo que tiene que hacer. Ahora voy a buscarle el paquete a la Carmela. (Sale.) ESCENA SEXTA LUDOVINA -(Nuevo suspiro.) Harto susto que pas, chiquilla atont, cuando te sartaste de la Sarve pal Ave Mara. Menos mal que too se arregl. (ROSENDA sigue abstrada.) Qu te pasa, Rosenda, que se entr el habla? ROSENDA -(Con timidez.) Eso que ust ijo, no es n verd LUDOVINA -Lo que yo ije? Qu cosa? ROSENDA -Que no me haba mirao nunca naiden LUDOVINA -Pero tu maire me ijo que nunca ROSENDA -Si acuerda, ta, de Custodio? LUDOVINA -No me vengai a ecir que habs andao enred con Custodio. (Cambio de tono.) Cul Custodio? ROSENDA -El hijo e doa Maclovia LUDOVINA -Ah, se que le haca a la guitarra? ROSENDA -Ese mismo, ta. A m me cantaba LUDOVINA -(Inquieta.) Te cantaba? Qu canto te cantaba? De cerca o de lejos? ROSENDA -De lejos, ta. (Suspiro. En seguida, suavemente, entona:) Ay, Rosa, ven al jardn. Ay, Rosa, ven que me muero; pa quererte entre las rosas, aqu cantando te espero. LUDOVINA -Eso no ms? Leseras de guaina! Ahora tens que olvidarte Custorio, de oa Maclovia, de tu mamita y de tu taita; vai a servir en casa grande, onde gente lo muy mejor y tens que hacerlo bien, entends? ROSENDA -(Abstrada.) S, ta. LUDOVINA -Ahora vamos p la pieza. Toma tus cosas. (Toman los paquetes y salen.) ESCENA SPTIMA La pieza queda vaca, un instante. Entra JAVIER y se dirige a la mesa de la Virgen del Carmen, mirando a todos lados, sigilosamente. Cuando se convence de que no hay nadie, se coloca alrededor del cuello un mantel de terciopelo rojo, largo y angosto que hay sobre una mesita; junta las manos, saluda a la Virgen y dice: E cum Spiritu tuo. Despus se mueve lentamente hacia los lados, se vuelve y da una bendicin, diciendo: Benedice onipoteni, Patre, Filio e Spritu Santo. Es una comedia de la Misa, algo encantador y sin una sombra de ridculo. Debe sentirse el candor y la elevacin del nio que imita a l sacerdote. Mientras JAVIER inclina la cabeza y reza en un desatroso latn, entra ROSA. Se le ha quedado un canasto y viene a buscarlo. Al ver a JAVIER, se queda rgida. l, asustado, se da vuelta y lanza lejos la estola. Pausa. JAVIER -Qu hacs aqu?
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ROSENDA -(Asustada, muy en pueblo:) El canasto (Lo seala con el dedo.) Se me que el canasto e mi taitita JAVIER -Quin soi? ROSENDA -(Repite su leccin.) Rosenda del Carmen Gonzlez Tapia, pa servir a su merc. JAVIER JAVIER -Llegaste recin? -(Se mueve alrededor de ella en aristcrata) Y qu vai a hacer aqu? ROSENDA -S, patroncito, con mi ta Liduvina. ROSENDA -Voy a servir a las seoritas. (Pausa. Ella incmoda, inicia la retirada.) Geno, mevoy. (Toma su canasto y se quiere ir, pero l se interpone.) JAVIER -Tan apur Y de onde vens? ROSENDA -(Incmoda.) De Quenchage (Pausa.) JAVIER -(Avanzando hacia ROSENDA a tomarle las cintas de sus trenzas.) Y toas usan estas cintas, en Quenchage? (ROSENDA retrocede hasta el altar. l, con gesto travieso, sin maldad, le toma una rosa de cinta y la deshace. Ella enojada, se echa para atrs.) ROSENDA -No! La cinta, no! (Al echarse hacia atrs, se apoya en el altar y bota la Virgen del Carmen. Pnico de JAVIER.) JAVIER -La Virgencita! (A ROSENDA.) Tonta grande, mira lo que hiciste. (Levanta la Virgen.) Virgencita, perdona a esta tonta del campo! ROSENDA -(Ojos muy abiertos.) Yo no quise botarla JAVIER-(Su inters en ROSA se transforma en fastidio) ndate, bruta, djame tranquilo! ROSENDA -(Asustada.) Yo no me fij (Toma su canasto y sale.) ESCENA OCTAVA JAVIER reza a la Virgen en voz baja. Se entienden trozos de frases: Perdname los pecados Virgencita querida Todo con gran seriedad, sin ser cmico ni un instante. Se oyen voces de nios que se acercan, y entran MARGARITA y LEONOR, jugando con divolos1 y gritando. MARGARITA-(Rindose.) Te gan, te gan! LEONOR -(Rindose.) Ay, se me cay! (Con gran ruido se agacha y busca su divolo. Entra MISI MANUELA con PANCHO.) MISIA MANUELA -Ya niitas, silencio. Vamos a rezar el mes de Mara luego, porque despus de comida les da sueo. JAVIER -Mam, voy a buscar las flores? -Vamos! (Salen los tres con mucho ruido.) MISIA MANUELA -Bueno, pero que sus hermanas le ayuden. MARGARITA PANCHO MISIA MANUELA -Pancho, arregla t las sillas. (Entra la MAMA CHANA.) -(Orgulloso, entre dientes.) Siempre las arreglan las sirvientas. MISIA MANUELA -(Firme.) De ahora en adelante las arreglars t. CHANA -(Rezongando.) Ya le estn cargando la mano a mi pajarito. (A PANCHO.) Djame a m MISIA MANUELA -(Muy seria.) Chana! dije que Pancho iba a arreglar las sillas de ahora en adelante! CHANA -(Se queda quieta y rezonga.) Es es! Pa reventarle los pulmones a ese pobre huacho! MISIA MANUELA -Anda a llamar a los dems! (La CHANA sale. Entran los tres nios con flores de nardos e ilusiones.) MARGARITA-Yo los arreglo Djame a m. JAVIER -No, a m me toca. La mam dijo que yo era el sacristn. (Todas estas exclamaciones son rpidas, con ruidos de pajarera.)
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Divolo o Dibolo: Juguete de forma de carrete que se arroja al aire, imprimindole un movimiento de rotacin muy rpido. 7
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MISIA MANUELA -S, Javier es el sacristn. (Entran la ENRIQUETA, la CHANA y la CARLOTA.) CHANA -Ya viene la Ludovina con la chiquilla. (Con desconfianza.) Y sa, qu viene a hacer aqu? MISIA MANUELA -Va a servir a la Margarita y a la Leonor. CHANA -(Furiosa.) Claro, comuna yasta vieja y no sirve pana MISIA MANUELA -No es eso, Chana. Pero t ests corta de vista y las niitas necesitan que les recorran sus vestidos. As quedas ms alivianada de trabajo. CHANA -(La mira desconfiada.) Ms alivi (Entre dientes.) Cuando me metan al cajn s que voy a star alivi MISIA MANUELA -Entra, Liduvina. Niita, sta es la sobrina de la Liduvina, que las va a atender a ustedes. (A ROSENDA.) Esta es la Margarita y esta es la Leonor. (Las nias, traviesas, le hacen una pequea genuglexin, tal como se las ensean las monjas. ROSENDA, turbada, no sabe responder.) ROSENDA -(Acholada.) Rosenda del Carmen Gonzlez Tapia, pa servir a sus mercs. (Risa estentrea de los nios, sin malda. ROSENDA baja los ojos.) MISIA MANUELA -Como nuestra lavandera se llama Rosenta, para evitar confusiones, te vamos a decir Rosa. ROSA -(Con espontaneidad.) Como Custodio! LUDOVINA -(Le da un codazo que casi la bota.) Esta chiquilla es genaza pal canto, Misi Manuela. Le puede servir pal mes. MISIA MANUELA -Buena idea Sabes el !Oh Mara, Madre ma? ROSA -S, su merc. MISIA MANUELA -Bien, t cantars los solos y los dems el estribillo. Javier, prende las velas. (JAVIER lo hace.) Estamos todas? (Mira a los concurrentes, que se han ubicado segn estricta jerarqua: adelante los nios con la CHANA, detrs la ENRIQUETA, ms atrs la LUDOVINA, la ROSA y la CARLOTA.) Y la Eugogia? Qu se hizo la Eulogia? ENRIQUETA -La dej regoviendo el manjar blanco, misi Manuela. Usted sabe lo ques eso; una pestaea y se quema too. MISIA MANUELA -Bien. Empezamos. (Abre su libro negro.) Da veintisis. En el nombre del Padre, del Hij y del Espritu Santo. (Todas se persignan. Ella empieza el canto, que las dems siguen de rodillas. La nica sentada es la mama. ROSA mira la silla de sta y da un grito. Se interrumpe el Oh Mara. Impaciente.) Qu pas, Rosa? ROSA -(Sealando la silla de la mama.) El sombrero, el sombrero CHANA -(Levantndose y sacando de la silla un ex sombrero, con desprecio.) Era sombrero esto? Yo cre quera cojn (Risa de los nios. ROSA arrebata el sombrero de la mama y se pone roja de rabia.) MISIA MANUELA -No te importe el sombrero, Rosa. Yo te comprar otro. ROSA -Es que ste ste me lo compr mi taitita, en la pulpera (El recuerdo del taitita la enternece.) -Por eso pareca cojn Deba habrtelo comprao tu maire -(Afligida.) Quiba a comprar n la pobre(Gesto de vientre de nueve meses. Risas. Conmovida por el recuerdo de su madre, ROSA eipone a llora.) cuanto staba as de gorda. Mi mamita quiero ver a mi mamita (Codazo formidable de LIDUVINA. MISIA MANUELA recomienza el Oh Mara, que todas acompaan, mientras ROSA llora.)
CHANA ROSA
SEGUNDA PARTE ESCENA PRIMERA El mismo decorado, con algunos detalles que indican mayor riqueza. Sobre una mesa, un fongrafo de corneta. Estamos en 1910, el ao del Centenario. LEONOR lee sentada en un silln. Tiene diecisis aos, es flaca y morenita. Despus de un momento, pasa
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MARGARITA por el corredor. Son entre las cinco y seis de la tarde de un da de octubre. LEONOR LEONOR -Margarita! (Esta ya desapareci.) -No te he visto en todo el da. Ven a contarme del baile de anoche VOZ DE MARGARITA-Qu cosa? MARGARITA-(Aparece con un gran sombrero puesto y otro en las manos.) Estoy ocupada con los sombreros del trosseaux2, Leonor. Por lo dems, fue un baile igual a todos: la
misma gente, la misma orquesta, los mismos chistes (Entra y va a mirarse al espejo.)
LEONOR -Cuntame, Margarita! Piensa que yo no he ido a ninguna fiesta grande todava No s lo que ha sido el Centenario MARGARITA-(Se da vuelta para que LEONOR la vea.) Me queda bien, no es cierto? (No espera respuesta.) S, algunas fiestas han sido simpticas: el baile de fantasa del Teatro Municpal, el garden party del Cerro Santa Luca, la matine del Duque de Arcos. Por lo dems, te dir que cuando una est de n ovia, no puede disfrutar de las fiesas. Samuel no se me despinta del lado ni un instante. LEONOR -Confisame, Margarita, quieres mucho a Samuel? MARGARITA-Qu pregunta ms rara! S, supongo que s Todas las novias quieren a sus novios, no es cierto? (Se coloca el otro sombrero.) LEONOR -Porque Samuel te adora. Cada da te mira ms embelesado, como si te viera por primera vez. MARGARITA-Este Samuelito es tan loco T ves, cmo no ha dejado pasar un da sin traerme un regalo. Primero fueron flores, despus porcelanas, y ahora joyas. Sabes lo que me trajo ayer? Un guardapelo de esmalte con mis inicales de esmeralda. Yo lo
encontr excesivo y lo ret. Le dije que encontraba de dudoso gusto el exhibir as su dinero.
LEONOR -Qu maravilla ser amada as, ser buscada! Sabes, Margarita? (Con gran secreto.) Creo que estoy empezando a enamorarme.
MARGARITA-(Sin inters.) Qu buena noticia! As te preocupars un poco ms de tus vestidos.
LEONOR-(Ruborizada) No sno estoy segura todava pero me siento temblar,a veces. MARGARITA-(Se ha sacado el sombrero.) Bien, voy a guardar estos sombreros. Tengo que ir a probarme la esclavina3 de armio y el manguito. LEONOR -(Con timidez.) Te cuento? MARGARITA-(Dirigindose a la puerta.) Perdname, Leonorcita, pero tengo que probarme esta esclavina y cambiarme el traje antes de que llegue Samuel. Maana me cuentas. (Sale. LEONOR, sin sentirse herida, queda soando. Por la puerta chica entra ROSA con plumeros y escobas. Viene rezongando. ) ESCENA SEGUNDA ROSA -Jess, er da que mi ha tocao! Ya no doy ms! Quin me mandara quearme en Santiago e sirviente? -(Afectuosa.) Quin haba de ser sino el cario que nos tienes. -Pensar que vine pa juntar un pocue plata paayudar a mi taita; ya llevo cuatro aos, no he juntao ni cobre, y aqu stoy chant.
LEONOR ROSA
LEONOR -En cambio, nos has visto crecer, nos quieres, y nosotros te queremos. Qu haramos en esta casa sin ti? ROSA LEONOR ROSA -(Fastidiada.) Y pacormo me toca er Centernario, qus ao en que too sale mal! -(Soadora.)Tambin ocurren cosas buenas -Lo que pa m, ha so harto pesao. Hey teno quechar los bofes, cosindole a la Margarita palos bailes. Y ahora paterminar el ao y dejarme sin pulmones, se li ocurre casarse! -Ya pasar el matrimonio y descansars. -Toy decida. Apenas se case la Margarita me quieru ir pal campo. Menos mal que Custodio no se ha casao!, -Cmo lo sabes?
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LEONOR
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Trousseaux: del francs, ajuar. Muebles, alhajas y ropas que aporta la mujer al matrimonio. Prenda de vestir a modo de capa muy corta que est pegada a otra. 9
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ROSA
-Misi Manuela me cont. No ve que Custorio t trabajando con el hermano della en el fundo cerque Temuco? Y parece quel caballero lo quiere mucho. Era que no! Tan genazo ques Custodio!
LEONOR -(Descubre unos libros en el suelo y los recoge.) Los libros de Javier! Quieres llevrselos, Rosita? Los estuvo buscando en la maana. ROSA -(Cambia bruscamente.) Oiga Lionorcita, por qu no se los lleva ust mejor (Pausa). Conmigo ta medio enojao Javierito -Enojao? Qu raro, cuando Javier no se enoja nunca! -Desde que gorvi el Seminario t medio raro. Ojal si hubiera quedao all!
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LEONOR -No poda quedarse, Rosa. Por su debilidad al pulmn, tendr que descansar varios aos, reponerse Pobre Javier! ROSA -Por eso ser que pasa enfurruao ah en su pieza. Toos los da va a misa e sei, y apenas come.
LEONOR -(Cambio de tono.) Vas a tener que arreglar un poco el saln amarillo, Rosa. Vienen los primos Echeverra en la tarde. ROSA LEONORROSA -El saln amarillo no puee ser. Macario lu est empapelando.
Entonces vamos a tener que recibirlos aqu, porque el saln verde est sin cortinas.
-Jess, por curpa del matrimonio ya un hay ondestar en esta casa. Que cambian las cortinas, los papeles, los muebles! Y too me toca a m!
LEONOR -Sabes quin viene con los primos, Rosa! Arturo Valds (Sabora el nombre. ROSA lo nota.) ROSA -Con que se es el caballero que la tiene a ust desvel totas las noches? LEONOR -(Ruborizada.) Cuidado, que pueden orte! Mira que es secreto (Suea.) S, Rosita, algo me pasa. Y pensar que en la fiesta de las Correas, me rog que bailara con l y yo no quise! Y me mora de ganas! ROSA LEONOR ROSA -Ta enferma el chape, entonces? -No, Rosa, tuve miedo que me notara la cojera. -Qu tanthistoria con la cojera, si apenas se le nota!
LEONOR -Es que cuando me pongo nerviosa, cojeo mucho ms. Lo malo es que l se sinti, porque crey que me era desagradable. Por eso no he dormido estas noches, pensando cmo deshacer el malentendido. ROSA -Bah! Con mandarle ecir que la venga ver, si acab lhistoria. LEONOR -Le dije a la Cristina que hablara con l y lo trajera esta tarde. Pero no me ha avisado, y no s si vendr. Por si acaso, voy a cambiarme de vestido. (Sale. Se oye la voz de MISIA MANUELA que llama: Rosa, Rosa!) ESCENA TERCERA ROSA ROSA -Aqu estoy, misi Manuela. -Si estuve en eso, misi Manuela, pero la Lionorcita dijo que arreglara aqu, porque van a venir visitas. -Pami? Quin me a escrebir a m? (Da vueltas la carta entre las manos, sin atreverse a abrirla.) Yo no s na leer, misi Manuela -De onde vendr? -De Temuco! Jess, Mara y Jos, lamela misi Manuelita, que a lo mejor! VOZ DE MISIA MANUELA-(Acercndose.) No te mand a ordenar la piesa de los bales?
MISIA MANUELA -Te traigo una novedad: carta para ti. (Le pasa una carta.) ROSA
MISIA MANUELA -Quieres que te la lea yo? ROSA ROSA MISIA MANUELA -(Mirando el timbre.) Parece que de Temuco. MISIA MANUELA -Bien. (Se sienta y rompe el sobre. Empieza a leer con dificultad, como si la letra fuera difcil de descifrar.) Fundo Manantiales, Pilqun. Seorita Rosenda del Carmen Gonzalez Tapia. ROSA -Quin la escribe, misi Manuelita? Mire abajo el nombre. (Est que revienta de nervios.)
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MISIA MANUELA -Angel Custodio Palominos. ROSA -Custodio! Es de Custodio! Custodio me escribe! MISIA MANUELA -(Nota que ROSA est sentada, pero no la reprende.) A ver, nia, estte tranquila, para poder leerte la carta. ROSA -(Se para bruscamente, retorcindose las manos.) Ya, misia Manuelita, chele no ms!
MISIA MANUELA -(Leyendo.) Rosita muy record: Yo me creo que ust ni se acuerda de m, pero losotros los acordamos mucho. La Juana Grate me dijo el ao pasado que la haba visto a ust en Santiago, muy endoming y alent Y me dijo que no se haba casao na y me dio la direccin. El patrn va a ir a Santiago este otro mes y quiere que vaya con . As que quiero verla, Rosita. ROSA -(Suspirando.) Ay, Custodio! MISIA MANUELA -(Leyendo.) No vaya a creer n que estoy tan pobre. Tengo dos cuadras de tierra, una vaca y tres chanchos. Al perro le puse Martn por su perra Martina. ROSA -(Haciendo pucheros.) Se acuerda de la Martina! MISIA MANUELA -(Leyendo.) As que no me vaya a hacer la desconoca, pues Rosita Que siga tan alent, Angel Custodio Palominos. ROSA ROSA ROSA -Se a cuenta, misi Manuela! Custodio viene a verme! Viene a buscarme! -Es mucha cosa que Custodio me haya escrito. No v que no sabe n escribir -Ms mrito tuava, pus misi Manuela! MISIA MANUELA -Parece hombre correcto y tiene bastante buena letra. MISIA MANUELA -(Decepcionada.) As es que le escribieron la carta MISIA MANUELA -Por mi hermano Alberto, s que es hombre trabajador y de toda confianza. Hace poco, Alberto me deca que hasta haba pensado ascenderlo a ayudante de mayordomo ROSA -No ve, misi Manuela! Se acab! Me caso y me guervo pal campo! P eso tiene la vaca y tres chancos. (Con placer.) Con lo que me gusta a m la crianze chanchos.
MISIA MANUELA -No, Rosa, no; yo no te suelto. Ya estamos acostumbradas contigo. Te tienes que quedar aqu. ROSA -(Con los ojos como platos.) Pero Custodio viene a verme. Viene a buscarme estiotro mes -(Ruborizada.) Muy gena, misi Manuela. Grande, y colorado, igualito al San Cristbal de la parroquia, se que se lava los pies en lagua.
MISIA MANUELA -(Se le ocurre una idea.) Qu tal presencia tiene? ROSA
MISIA MANUELA -Entonces, qu te parecera casarte con l y dejarlo de mozo aqu en la casa. (ROSA dice que no con la cabeza.) Con muy buen sueldo. (ROSA empieza a dudar.) Les dara la pieza del fondo, la que da al huerto, par que estn ms independientes. ROSA -Me gusta esa pieza; me gusta, patrona. MISIA MANUELA -Y cuando las nias den comidas de mantel largo, le ponemos a Custodio el frac, y sirve la mesa. ROSA -Harto bien que se vera con el fr! MISIA MANUELA -(Se levanta.) Decidido. Te casas y se quedan en la pieza del huerto. (Va a salir, y desde la puerta, con malicia.) Y yo ser la madrina de la primera guagua (Sale. ROSA, feliz, se pone a bailar, cantando: Ay, Rosa, ven al jardn. Ay, Rosa, ven que te espero. Se soma sigilosamente a la puerta chica LIDUVINA, con unas fundas de almohada en la mano.) ESCENA CUARTA LUDOVINA -(Con voz soplada.) Rosa, quiero hablar con vos. ROSA -(Acercndose a la puerta chica.) Qu le pasa, ta? LUDOVINA -(Entrando.) Estaba aguaitanto que se juera la seora. Tengo que hablar con vos. (Tono solemne y enojado. Toda la escena tiene lugar cerca de la puerta chica, mirando continuamente hacia la puerta del corredor.)
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-Diga no ms, ta; mire que estoy re contenta. -(Capta de inmediato que se trata de un chisme grave.) Una cosa ma?
LUDOVINA -Chiquilla sin seso! Alguien de esta casa me cont una cosa tuya. LUDOVINA -S; me dijo que andabai ponindole los ojos a don Javierito, y eso yo no aguanto. ROSA -Esa ha sido la Chana! Vieja chismosa y mardaosa, no ms! LUDOVINA -No importa quin me lo dijo. Pero yo soy tu ta y yo te traje a esta caa. As que cualquiera mard que hagai, cae encime m. Qu habs hecho! ROSA -N, ta, no hei hecho na. (Ojos bajos.) LUDOVINA -A ver, desembucha, luego, que conozco cuando esconds algo. Y pobre de ti si habs hecho la grande, porque te muelo a palos. ROSA -No, ta, por Dios! La grand no la hei hecho! LUDOVINA -Ya, desembucha luego, mira que es mejor que me lo conts vos, a que lo sepa por otro lao ROSA -Esa Chana sinvergenza! Ella era entonces la que los estaba aguaitando! LUDOVINA -Los? (Silencio de ROSA.) A vos, con quin? (Cuchicheando.) Con on Javierito? ROSA -(Baja los ojos y cuchichea.) S, ta. Le voy a contar too. (Pausa.) Jue antenoche. Yo haba salido al huerto a pasiarme, y on Javier andaba rezando el rosario entremedioe los naranjos. -Si no sal n a pasiarme, ta. (Disculpa mentirosa.) Sal a recoger toronjil con luna pa lavarme la cabeza -(Ojos bajos.) Cuando staba recogiendo el toronjil, se me acerc on Javier con la mir rara, como afiebrao. Me dio susto, los ojos que pona. (Pausa.) Entonces empez a retarme, a decirme que no lo dejaba rerzar, que yo era una china del diablo. Y ms hablaba, ms se acaloraba. Yo, bien asust, quise arrancarme. Entonces l se me jue encima a abrazarme, y segua retndome. -(Tartamudeando.) Le di un gen rempujn y sal arrancando hasta que llegu a la cocian. Ah vine a fijarme quel rosario dl se me haba quedado enredado en el delantal. Lo guard, y lo tengo escondo debajoer colchn. (Pausa.) Esu es too, ta. (Se oyen voces alegres. Por el corredor se ve pasar a LEONOR corriendo, con su vestido blanco.)
LUDOVINA -Cuidado, lleg gente. Vamos pa la pieza e costura. (Arrastra a ROSA hacia la puerta chica.) Tai bien segura queso jue too? ROSA -Eso fue too, tita. (Salen.) ESCENA QUINTA Las voces alegres se acercan y entran CRISTINA y ALFONSO ECHEVERRA, ARTURO VALDS y LEONOR. LEONOR -(Llamado.) Rosa! Anda a decirle a la Margarita que llegaron los Echeverra! CRISTINA -Si quieres, voy yo misma a buscarla. Me muero de ganas de ver esos vestidos de Pars que le iban a llegar ayer. (Sale. LEONOR mira a ARTURO y le sonre.) LEONOR -Quiere sentarse, Arturo? (Ella se sienta y su mirada lo invita a su lado. l mira a ALFONSO y tmido, se sienta a cierta distancia.) ARTURO -Gracias, Leonor. (Sonrisas. ALFONSO siente que molesta.) ALFONSO -Ahora que me acuerdo, la Margarita qued de pasarme una novela. (Explicativo.) El Rosario, de Florencia Barclay, la ltima novedad de Inglaterra. Voy a pedrsela. (A ARTURO.) Te dejo en buenas manos. (Sale.) ESCENA SEXTA
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Larga pausa en que LEONOR y ARTURO se miran a hurtadillas. ARTURO LEONOR ARTURO -(Probando terreno.)Cmo lo pas en la fiesta de las Correa? -Muy bien, Arturo. Y usted? -Bail mucho?
LEONOR -(Desconfiado.) Est sentido conmigo porque no bail con usted. (ARTURO hace un gesto que no.) No bail con nadie, esa noche ARTURO -(Desconfiado.) Con nadie? Por qu? LEONOR -Me haba torcido un pie esa misma maana y me dola mucho. Quise explicrselo, pero usted no me dio tiempo. ARTURO LEONOR -Es cierto? -(Con el alma.) Me hubiera encantado bailar con usted, Arturo.
ARTURO -(Sonre, contento, abandona su silln y viene a sentarse al lado de ella.) Le creo, Leonor. Hay algo en su voz que hace creerle. Cierto tono de sinceridad LEONOR -(Dichosa baja los ojos.) Yo siempre soy sincera ARTURO -Me doli que no quisiera bailar conmigo, precisamente porque me pareci descubrirla esa noche LEONOR -Descubrirme? ARTURO -Yo crea conocerla. Pero esa noche estaba distinta. Fue una revelacin. (Pausa.) Me pareci bella y frgil como LEONOR ARTURO -(Anhelante.) Cmo? - Como una flor Algo melanclico Una flor de la luna ESCENA SPTIMA Ha entrado bruscamente MARGARITA, seguida de SAMUEL, CRISTINA, ALFONSO y PANCHO. MARGARITA se ve bellsima con un vestido de gasa rosada. Ha odo la ltima frase. MARGARITA-Pero Arturo, qu sitico se ha puesto! (Rindose encantadoramente, avanza y lo levanta del silln, mientras LEONOR enrojece.) Hablarle a la Leonor de la luna a las seis de la tarde, me parece de muy mal gusto. (La atmsfera de ternura se ha deshecho. Rostro dolorido de LEONOR. SAMUEL, que trae un paquete, interviene.) SAMUEL -Margarita, le tengo un regalo. Algo que le va a gustar. MARGARITA-(Abrindolo sobre una mesa.) Samuelito querido, usted es el novio ms encantador que se ha visto en Chile. (A CRISTINA.) Cada da me trae un regalo (Al ver el contenido del paquetea.) Estupendo! Este es el mejor de todos! (Saca varios discos.) La msica de moda en Pars. (Lee.) Boston du Printemps, Mon amour danse le Boston. Segn las Valds, que vienen llegando de Pars, la gente bien de all slo baila Boston. Mil gracias, Samuelito. CRISTINA -(Cmica.) Pobre de m, que a duras penas puedo bailar vals. MARGARITA-Pero Cristina querida, en Pars slo los viejos bailan vals. (Decidida.) Y yo quiero ser la primera en lanzar el Boston en Santiago! Pancho quieres poner ese disco en el fongrafo, por favor? PANCHO -Cmo no! (Da cuerda al fongrafo y pone el disco.) ALFONSO -Al menos, tendrs la caridad de iniciarnos en los misterios del Boston. As, alguien podr bailarlo en tu matrimonio. MARGARITA-(La idea le gusta.) Pero encantada, Alfonso. Qu les parece si estrenamos los discos con una clase de Boston? SAMUEL -(Tmido.) Pero, Margarita, no le conviene tanta agitacin. Misi Manuela dijo que a este paso iba a llegar agotada al matrimonio. Por qu no nos sentamos a conversar? MARGARITA-(Cierto tono sardnico.) Sentarnos a conversar? Otra vez? Pero Samuelito querido, yo soy joven, y no me canso bailando. (Al ver que SAMUEL esquiva la cara con disgusto.) Por lo dems, Samuel, a usted le encanta verme bailar. Me lo ha dicho muchas veces Bien, si todos estn de acuerdo, empieza la leccin. (Se dirige a ALFONSO, lo toma de los brazos y empieza a bailar. ALFONSO la sigue con
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torpeza.) El ritmo es ste: Un, dos, tres -un, dos, tes- un, dos, tres. Ahora viene la vuelta, que el clou. (Va a dar la vuelta y se tropieza con una mesa.) Jess! Con tanto armatoste no se puede bailar aqu! (Se detiene.) Vamos al saln verde! PANCHO -No se puede. Macario est colocando cortinas nuevas. MARGARITA-Le diremos que descanse un rato. Puedes llevar el fongrafo, Pancho? (PANCHO dice que s y sale. ALFONSO toma los discos.) T bailars conmigo, Alfonso; y usted Arturo, con la Cristina. Vamos! (LEONOR se levanta con viveza a colocarse junto a ARTURO.) T, Leonor, con Samuel harn de jueces. Vern quin se equivoca. LEONOR -(Sonriendo a ARTURO.) Yo s bailar Boston, Margarita MARGARITA-(Hace una terrible pausa de asombro.) T? (Con tacto artificial.) Pero, Leonorcita, sabes muy bien, que no te conviene bailar. Te puede haer mal para tu cojera (Pausa. MARGARITA toma del brazo a ARTURO.) Vamos, Arturo! (Salen. ARTURO vuelve la cabeza para mirar a LEONOR, pero tiene que seguir a MARGARITA. Salen todos.) ESCENA OCTAVA Desde la puerta chica, ROSA ha visto la escena con su bandeja de copas en la mano. La deja sobre la mesa y corre a consolar a LEONOR. ROSA -Lionorcita, mhijita gen dar con la lesera. (Le hace cario.) Esta Margarita que too se le hace poco.. qu le jue a decir a mi nia? -(Llorando.) Coja soy coja Soy fea y coja -Esa Margarita Tiene novio rico, tiene regalos, tiene too, y viene a embarrarle el pastel a mi Lionorcita (ROSA lleva a LEONOR al sof y se sientan. Las edades parecen cambiar: es una nia llorando en brazos de su madre.) -Coja fea y coja -Mire, mhijita eso de que tenga una piernecita un poco ms ladi que la otra no implica na.
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LEONOR -Claro que implica. Nada me resulta, porque soy fea y coja Hay algo, Rosa, hay algo ROSA -(Animosa.) Qu vaber algo! Usted tan simptica como la Margarita, o ms! Va a ver como too se arregla! -A la Margarita todo le sale bien. En cambio a m -Yo tena una amiga, Lionordita, que tena la caera sala. La pobre sufra y suspiraba. Y la tortilla se dio gerta, y se cas y fue feliz. -No es cierto, no es cierto! Las feas y cojas son desgraciadas! -(Animosa.) Ogame, Lionorcita, paqui aprienda. Yo le voy a contar la historia de mi amiga, que se llama Josefa Caldera y viva en Valparaso. Paque vea ust que con maa, se disimula cualquier cosa. -(Dbilmente.) No se disimula nada. Yo voy a ser desgraciada! -Fjese que como la Josefa tena una caera sala de un lao, cuando andaba, se le notaba. Pacolmo, la pobre se enamor del teniente Orellana, que era un marino muy estimado de las genamozas del puerto. La pobre Josefa le pona ojos, y too era intil. (Pausa.) Mi oye, mhijita? -(Desganada.) Y era fea la Josefa? -Ni fea ni genamoza; muy flaca, unos ojos grandazos. (Breve pausa.) En eso la Josefa supo que al teniente no le gustaban n las flacas y que andaba etrs e las hermanas Valdevenito, conocas por los pechugonas. Ust cree que la Josefa se acoquin? N deso, mhijita. Era una mujer atreva y quiso peliarla. (LEONOR se yergue interesada.) Apenas parti el teniente pa Antofagasta, la Josefa se puso a comer: harto pan con mantequilla al desayuno; urpo con leche a las diez, porotos y puchero toos los das al almuerzo; y en la noche, aunque no tuviera ganas, una sope cordero capaz de resucitar a un muerto. -(Distrada.) Y para qu coma tanto? -(Molesta porque no la ha escuchado.) Paechar carnes, pus Lionorcia, no ve
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qui a l le gustaba la pechuga levant As, al poco tiempo, la Josefa engord quera un gusto. Y cuando lleg el teniente Orellana, la Josefa tena el escote ms queno que las dos Valdevenito juntas. (LEONOR se anima.) LEONOR ROSA -Y se casaron? -Claro que se casaron, y ligerito. Cuando l la vio bien apertrech, no aguant mucho tiempo y la cosa shizo. (Breve pausa.) Claro que al pobre no li habr gustao n cuando le encontr la caera sala. (Plancha. ROSA reacciona con rapidez.) Aunque mucho no le debe di haber importao, porque a los nueve meses justos le naci un chiquillo. (LEONOR se levanta.) -Voy a ir al saln verde. -(Contenta.) As me gusta, mhijita. Dios me la guarde! -Se me nota la cojera, Rosa? -No se le nota lo ques na, Lionorcita.
LEONOR -(Va al espejo y se limpia los ojos con un pauelo.) Arturo me encontr buena moza. Me dijo que pareca una flor (Mirada final al espejo.) Buena moza ROSA -Pero si siempre ha sido genamoza, mi Lionorcita LEONOR -Gracias, Rosa. Gracias por todo. (Camina hacia la puerta.) Arturo (Sale con un gran esfuerzo de dignidad. ROSA se da vuelta. Su mirada tropieza con la Virgen del Carmen. Se acerca a ella y dice con malicia.) Qu Qu ROSA -Ay, Virgencitel Carmen, perdname lhistoria inventada! Pero tena que consolar a la Lionorcita! ESCENA NOVENA ROSA va a salir, cuando pasa la MAMA CHANA por el corredor. ROSA, como nia chica, le grita soplado y despus se esconde detrs de un silln. ROSA -Vieja chismosa! (La CHANA se asoma por la ventana. Adivina quin le cuchiche y responde con furia.) -Vay a ver, no ms, quiltra meta a seorita! Vay a ver lo qus geno!
CHANA
ROSA -(Saca la cabeza de su escondite.) Y qu calunia me vay a inventar, corazn de culeura? CHANA -(Furiosa.) No hay necesidad dinventar n, china bocona. Pa eso toos se dan cuenta como li andai buscando gato a on Javier. ROSA -(De la broma pasa a la furia..) Cmo ti atres, vieja mardaosa! Pura envidia, porque a vos nadie te quiere y soy una mama vieja! -Y a vos toos te quieren, porque andai detrs dellos como perra! -(Echa chispas. Se acerca a la CHANA como para pegarle.) Porque soy joven y me miran, por eso me tens envidia. Mama vieja! Cuidando nis ajenos toa la va, sin que nadie te quiera!
CHANA ROSA
CHANA -(Se acerca a la ROSA, bajando la cabeza. Parecen dos gallinas que van a picotearse.) Qu hablai vos de mama vieja, cuando vai a ser la mama e los nios de la Margarita y te van a ecir mama Rosa y vai a cuidar lo ajeno toa la va! ROSA -Yo no. Nunca voy a ser como vos. Yo tengo a Custodio, que me est esperando y se va a casar conmigo.
CHANA -(Se re como bruja.) Quin se va a casar con vos! Arrastr! Si hasta el sacristn deliglesia sabe que andai detrs e los h ombres! ROSA -(Se le va encima a tirarle el pelo.) Envidiosa! Hocicona! (Se enredan en pelea. La CHANA grita: Arrastr, me mordiste!. Mientras ROSA le tira el pelo, la otra le da paadas. Despus de un momento de gritera, se oye la voz enrgica de MISI MANUELA.)
VOZ DE MISIA MANUELA -Qu pasa? Quin grita as en mi casa? (Las empleadas se desenredan en el momento en que aparece MISIA MANUELA.) MISIA MANUELA -(Colrica.) Qu significa esto? Cmo se atreven, en mi casa? (Las dos sirvientas resuellan fuerte y bajan los ojos sin atreverse a contestar.) Contstenme! Quin empez la pelea? (Silencio.) A ver t, Chana, que eres la ms antigua!
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-(Aduladora.) La Rosa se insolent conmigo, misi Manuela -(Enojada.) Porque ella me caluni! -Yo le ech en cara que no es seria con los hombres
MISIA MANUELA -Silencio, Rosa! La Chana me est explicando. MISIA MANUELA -(Conciliadora.) Tanto que te he pedido, Chana, que no te metas en los asuntos de los dems A m me toca vigilar esas cosas. CHANA -(Cazurra, con maldad.) Es que a m me importa mucho la honra de su familia, misi Manuela (MISIA MANUELA entiende y pregunta con suavidad.) MISIA MANUELA -Y qu tiene que ver la Rosa con la honra de mi familia? CHANA -(Breve pausa.) Es que la Rosa se fija en quien no debe, misi Manuelita MISIA MANUELA -(Mira a ROSA.) Qu ha hecho la Rosa? CHANA -(Saca del seno el rosario de JAVIER y se lo muestra, hipcrita.) La Rosa tena esto debajo del colchn. MISIA MANUELA -El rosario de Javier! (Lo toma y se lo acerca a ROSA.) Es cierto que este rosario estaba debajo de tu colchn? ROSA ROSA ROSA -(Con un suspiro.) S, misi Manuela. -No, misi Manuela. -(Con un suspiro.) Se le cay cuando estaba paseando en el huerto. MISIA MANUELA -(Dndole a ROSA una escapatoria.) Se lo robaste a Javier? MISIA MANUELA -De dnde lo sacaste, entonces? CHANA -(Violenta.) Mentira! Yo vi salir a sta detrs de on Javierito, hasta que lo dali y lo abraz! ROSA -(Reacciona hacia la furia.) Mentira! Bruja calumniosa! (Se pone a llorar a lgrima viva, lgrimas que equivalen a una confesin.)
MISIA MANUELA -No sacas nada con ponerte a llorar ahora. Dime si abrazaste a Javier. (Silencio de ROSA.) Por la Virgen del Carmen, dime si abrazaste a Javier! ROSA -Misi Manuelita, le juro que no lo abrac. (Pausa.) MISIA MANUELA -Qu pas entonces? (Grave.) Cuidado, Rosa, con calumniar a mi hijo, mira que hay cosas que una madre no perdona! Javier es un santo! ROSA -(Retorcindose las manos.) Claro ques un santo, ques un santo. Pero misi Manuelita, claro
MISIA MANUELA -Pero qu? ROSA -Por qu no le pregunta a l, misi Manuelita? El es un santo y le va a decir la pura verd. A l me remito. -(Hipcrita.) Yo creo quest ocupao rezando en su pieza-
MISIA MANUELA -(Parece dudar, pero se decide.) Chana, anda a buscar a Javier! CHANA MISIA MANUELA -(Cortante.) Que venga inmediatamente, est en lo que est! (La CHANA sale. ROSA jadea como aliviada. En voz baja, dice) ROSA -On Javierito es un santo. A l me remito.(MISIA MANUELA seala la puerta chica.) MISIA MANUELA -T te quedars ah y yo te llamar despus. (ROSA dice que s con la cabeza y sale lentamente. MISIA MANUELA se pasea agitada. Se sienten los pasos de JAVIER acercndose, y aparece en la puerta, flaco y sombro. Tiene diecinueve aos. La CHANA se asoma.) ESCENA ONCE MISIA MANUELA -(A la CHANA.) T te vas. (La cabeza desaparece.) Sintate, Javier. (l se sienta, alerta.) Cmo has estado hoy? JAVIER JAVIER -Siempre igual, mam; a momentos lleno de fuerzas, y a momentos muy dbil. -A Dios ofrezco mis deseos (casi inaudible.) y mis sufrimientos
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MISIA MANUELA -Siempre deseas volver al Seminario? MISIA MANUELA -No te gusta vivir con la familia?
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JAVIER JAVIER
-No, mam. No nac yo para esto. Me molesta el ruido me molesta la gente. -Prefiero el Seminario, mam; el silencio
MISIA MANUELA -(Tierna.) Y el cario que te rodea? MISIA MANUELA -(Se pone de pie y se pasea nerviosa. Pausa. Por fin decide abordar el tema con franqueza) No se te ha perdido nada, ltimamente? JAVIER JAVIER -No, mam -Ah, de veras! Se me haba perdido MISIA MANUELA -(Saca el rosario y se lo muestra.) Una sirvienta encontr esto.. MISIA MANUELA -(Se sienta frente a su hijo.) Javier, te contradices. Quiero hablarte con franqueza; lo encontraron en la pieza de la RosaJAVIER-(Tiembla y se domina.) Ah! Se me habr cado en el huerto y ella lo ha recogido MISIA MANUELA -Javierito, hijo mo, s sincero con tu madre. Te ha molestado la Rosa? JAVIER JAVIER -Molestado? Cmo se le ocurre mam? -Muy poco, mam. Casi nunca. MISIA MANUELA -Te ha buscado conversacin? Te ha hecho preguntas? MISIA MANUELA -Veo que tratas de defenderla. Muy digno de ti. Pero yo necesito saber la verdad. Comprendes? Necesito saber lo que ocurre en mi casa. JAVIER -No s a qu se refiere MISIA MANUELA -Te vieron antenoche con la Rosa en el huerto, Javierito. Por favor, dime la verdad. (Silencio. JAVIER baja los ojos.) Vieron cmo la Rosa te abrazaba. JAVIER -No, mam, no es cierto. Cmo se le ocurre! MISIA MANUELA -(Cariosa.) Dime la verdad, hijito, que yo lo comprendo todo. Conozco la vida y s que a veces suceden esas cosas. Al fin y al cabo, ya ests en edad de que te interesen las nias, de que te enamores. No hay nada malo en eso. Te casars y todo seguir en orden. JAVIER -No me voy a casar! Quiero ser sacerdote! MISIA MANUELA -Pero hijito, si su salud no le permite seguir en el Seminario, es mejor pensar en una vida normal. Slo que en vez de pasearse con la Rosa, debera acompaar a sus hermanas a las fiestas, enamorarse y casarse como Dios manda. JAVIER -No me he paseado con la Rosa! Mentiras, puras mentiras! MISIA MANUELA -(Medio abrazndolo, con cario.) Qu fue lo que pas, que slo quiere ayudarlo JAVIER -No s, mam. Fue tan terrible, que no me di cuenta. (Asustado de lo que ha dicho, buscar retractarse.) Es decier, la habr saludado MISIA MANUELA -(Cariosa.) Qu fue tan terrible, que no te diste cuenta? (l esconde la cabeza en el hombro de su madre. Ella le acaricia el pelo.) Dime, fue la Rosa? (Pausa.) Fue la Rosa, que te sigui al huerto y te dijo cosas? (Lentamente, JAVIER levanta la cabeza.) JAVIER -No fue culpa ma, mam Se lo juro, no fue culpa ma MISIA MANUELA -Fue esa mala mujer, hijito? JAVIER -No s qu me pasa con la Rosa, mam. Cada vez que la veo, se re conmigo y parece que esa risa me hace mal. No puedo estudiar tranquilo, no puedo rezar (Dramtico.) Es el pecado, mam: es el diablo, que no me deja tranquilo. No duermo en la noche, no puedo rezar. Es el diablo, mam, es el diablo! MISIA MANUELA -(Convencida de la inocencia de su hijo.) Y pensar que yo traje aqu a esa mujer! JAVIER -No es culpa de la Rosa, mam! Es el diablo! MISIA MANUELA -(Se levantan, y ella encamina tiernamente a JAVIER a la puerta.) No se preocupe ms, mi hijito. Vyase a descansar. Nunca, nunca ms a tener estas molestias. (Temblando todava. JAVIER se va. MISIA MANUELA se dirige con energa a la puerta chica y la abre.) ESCENA DOCE
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MISIA MANUELA -Rosa! (Esta aparece.) ROSA ROSA ROSA ROSA -Le cont on Javierito? -(No entiende.) Mala yo? No pu ser -No pu ser l es un santo -Entonces (No entiende y abandona toda defensa.) MISIA MANUELA -(Furiosa.) Claro que me lo cont todo, mala mujer! MISIA MANUELA -Y pensar que yo te traje aqu y te confi mis dos hijas! MISIA MANUELA -Por eso mismo, tu falta es ms grave: andar tentando a un santo! MISIA MANUELA -No tendr compasin contigo! Te vas de la casa maana mismo! (Espera que ROSA pida perdn, pero sta guarda silencio.) No te defiendes? No te importa irte de esta casa? (Silencio de ROSA.) No hemos sido cariosos contigo durante estos cuatro aos! Te ha faltado algo? (Silencio de ROSA, que exaspera a MISIA MANUELA.) Es pecado mortal, Rosa! Lo que has hecho, es pecado mortal! Has querido manchar a un santo, a mi hijo! (Silencio.) Veo que nada te importa y que no te arrepientes. Le escribir a mi hermano Alberto para que le cuente a Custorio! (ROSA levanta la cabeza bruscamente. Ojos de desesperacin.) ROSA ROSA -Eso no, misi Manuelita, eso no, por favor! -Eso no, misi Manuela, que no lo sepa Custodio Me voy de la casa agora mismito, pero que no lo sepa Custodio MISIA MANUELA -(Burlesca.) Ah, eso te importa. Por fin, algo te importa!
MISIA MANUELA -Para que le engaes a ese pobre que te cree decente? No, Rosa; le voy a escribir inmediatamente. ROSA -(Se echa de rodillas.) Por la Virgen del Carmen, misi Manuelita, no le escriba na. Mire que entonces Custodio no se casa n conmigo
MISIA MANUELA -Y crees que a Alberto le va a gustar que su empleado de confianza se case con una deshonesta? Tengo el deber de prevenirlo y lo har! Ahora creo lo que me deca la Chana; que andas por ah con Macario y que el almacenero te hace regalos. Desvergonzada! ROSA -No le escriba na, misi Manuelita. Me voy ahora mismo, pero no le escriba MISIA MANUELA -Te irs maana, est decidido. (Enrgica.) Ya, levntate y anda a arreglar tus cosas. (ROSA se levanta llorando: A Custorio no. MISIA MANUELA sale por el corredor.) ESCENA TRECE (Pausa. Despus, LEONOR entra medio bailando, feliz) LEONOR -L-la-la, l-la-la, l-la-la, l-la-la, cest le Boston du Printemps, cest le Boston du Printemps. Rosa, Rosita, tenas razn! (Corre donde ROSA, quien se demora en entender.) ROSA -Le jue bien, Lionorcita? LEONOR -(Sin notar la voz agotada.) Maravillosamente, Rosita. Bail con Arturo, nos remos y hasta coquete con l. ROSA LEONOR ROSA -(Voz lejana.) Qu geno, qu geno! -(Nota la voz.) Qu te pasa, Rosa? No te alegras? -Me alegro mucho, Lionorcita
LEONOR -Soy tan feliz, Rosa, tan feliz! (ROSA se pone a llorar de nuevo. MARGARITA pasa por el corredor y se detiene a mirar lo que ocurre.) Pero, qu pasa? Te ret la mam? (Se acerca a ROSA. MARGARITA entra.) ROSA LEONOR ROSA ROSA -Mech de la casa. -Te ech? -Misi Manuela dice que soy mala que soy sinvergenza -Unas calunias de la Chana. Le juro que son mentiras, puras mentiras de esa
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vieja amarg. MARGARITA-Pero no te puedes ir as, de la noche a la maana. ROSA -Tengo quirme maana mismo MARGARITA-No. No puedes irte antes de mi matrimonio. T me ayudas mejor que naie. Yo te necesito. LEONOR ROSA -Qu vamos a hacer? -Misi Manuela t muy enoj conmigo
MARGARITA-Pues, se le tendr que pasar el enojo. Yo te necesito y te tendrs que quedar. Despus del matrimonio, ella sabr lo que hace. LEONOR -Anda a hablar con ella, Margarita. Puede ser que te haga caso! MARGARITA-Ya lo creo que me har caso! (Andando hacia la puerta.) Y t, Rosa, nada de preparar tus bultos. Si mi mam quiere matrimonio, t te quedas. (Sale.) ESCENA CATORCE LEONOR -Ves, Rosita, cmo todo se arregla? Cundo le ha dicho que no la mam a la Margarita? Te quedars con nosotros, Rosa ROSA LEONOR ROSA LEONOR ROSA -Y despus del matrimonio -Ya sabes cmo es la mam; el enojo se le pasa -Ojal, Lionorcita, ojal -De aqu al matrimonio te portas bien, y todo se perdona y todo se olvida. -(Segura de que se va a quedar, empieza en ella la rebelin.) Pero apuesto que con perdn y too, la carta la va a mandar! Y qu tanto perdn, cuando han so puras calumnias!
LEONOR -Lo importante es que te quedes con nosotros, Rosa. Y este otro ao, ayudas a otro matrimonio ROSA -(Acalorada en crescendo.) Esu es! Ahora ust piensa en ust no ms. Y yo? Quin me degerve a Custodio? Cuando sepa lo de las calunias, Custodio no me va a perdonar! Lo conozco! -(Enojada.) Ust y ust y ust! Y a m me perdona su mam, no me perdona Custodio, y yo me friego!
LEONOR -(Feliz y egosta.) Hay que ser optimista, Rosa. Ya ves, yo, tan triste que staba denantes
ROSA
LEONOR -No seas tan pesimista, Rosita. Mrame lo feliz que estoy. Voy a ir contrselo a la mam, para endulzarle un poco el mal rato. (Sale entonando Le Boston du Printemps) ESCENA QUINCE ROSA -(Se pasea, agitada y furiosa.) Claro que me van a dejar aqu. Claro, qu hara la Margarita si no la ayudo? Claro que me van a perdonar (Frente al espejo.) Y qu es lo que te van a perdonar, tonta zanguanga? Lo que no habs hecho, de puro tonta de puro inocentona Chitas que estoy aburra de no hacer n (Se oye ruido enla pieza de al lado. ROSA va a la puerta chica y dice enojada.) Quin anda ah, desordenando mis cosas? -(Algo decisivo se gesta en su cerebro.) Macario Oye, Macario, ven pac. (En la puerta chica aparece MACARIO: tipo chileno, simptico, velludo.) -Qu noved es sta que me llamai, cuando siempre andi hacindomel quite. -Pal Diciocho vos me convidaste a salir al Parque Cousio. No es cierto?
VOZ DE MACARIO-Soy yo, Rosa, que vine que guardar las cortinas. ROSA
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MACARIO -(Picado.) Claro, pal Dieciocho, pal Diecinueve y pal Veinte! Pero vos, como soi metida a gene, me ijiste que cmo se me poa ocurrir. Claro que preferai salir con las seoritas y con on Javier ROSA -Es que, ahora MACARIO -(Algo le dice que ROSA est dispuesta, y se aviva.) Qu ha cambiao e parecer, Rosita?
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-(Casi con dolor.) Claro que he cambiao e parecer! Toy aburrie portarme bien!
MACARIO -(Qu le han dicho!.) Entonces no me ira que no a un paseto al campo, pal domingo ROSA -(Enrgica.) No, al campo, no! Al Parque Cusio? Y no pal domingo. Esta tarde, ahora! MACARIO -Esu es di hombre, Rosita! Y no le a miedo que no le guste n a misi Manuela? ROSA -(Arriba del crescendo.) Al diablo con misi Manuela! Al diablo con esta casa! MACARIO -Geno, qu le voy a pleitear yo? Salimos esta noche por ei, y lo pasamos lo ms bien ROSA -(Cambio de tono.) Oye, Macario, supierai lo que me ijo la Chana. Que yo iba a ser la mama de los nios de la Margarita y que miban a ecir mama Rosa -(Sin entender.) Y qu hay con eso? -Y mir a poner igual que la Chana? Metete, hablaora, maosa, envidiosa, amarg? (MACARIO se encoge de hombros.) Eso no me gusta na, Macario! Mama Rosa, no! (Se efera a MACARIO. Este la aprieta.)
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MACARIO -No piense en esas cosas, Rosita. Algrese, que paeso nos vamos a ir a tomar unos traguitos. ROSA -(Intensa.) Eso es, Macario! Unos tragos! Ya, voy a ir a sacarme el delantal y los vamos al tiro. (Se separan. ROSA se acerca a la puerta del corredor. Pasa por ste MARGARITA. Ve a ROSA, y le dice con alegra.) -Dale con el perdn! Que me lo guarde pmaana! -As me gusta, Rosita! -(Desde la puerta, en gran tono.) Sabs lo que me pregunt esta maana mi ta Liduvina? Si haba hecho la grande -(Inclinndose en direccin a ella.) Y, entonces, mhijita? -Esta noche, Macario esta noche La grande!
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TERCERA PARTE
ESCENA PRIMERA El mismo decorado, con ciertos cambios de muebles y decoracin. Estamos en 1925, poca que se nota en los tapetes de los muebles y en las pantallas de las lmparas. Sobrre el escritorio, un telfono. En la pared, retrato grande de JAVIER. En escena, LEONOR. Tiene treinta y un ao, pero aparenta ms. Ojos intensos, de brillo inestable, rictus amargo en la boca. Parece muy inquieta: se pasea y se retuerce las manos. Por fin, se decide a ir al telfono. Son las once de la maana de un da de fines de mayo. LEONOR -Al seorita, por favor, dme con el treinta setenta. No, no. Setenta, treinta, setenta. S, eso es. (Pausa.) Al. Hospital San Borja? Por favor puede llamar al doctor Humberto Cabrera? (Pausa.) Mi nombre? Dgale que es una prima suya, que lo necesita. Gracias. (Pausa larga, en que ella tabletea con los dedos nerviosos sobre el escritorio.) Al Humberto. Por fin! S, soy yo, la Leonor. (Pausa.) Te llamo desde mi casa. (Pausa.) No, no te preocupes. Estoy sola; la mam y la Margarita fueron a misa. (Pausa breve.) S, es que hoy se cumplen catorce aos de la muerte de Javier. Yo pretext una jaqueca para no ir y poder hablar contigo. (Pausa.) Mal, Humberto, me siento muy mal. Por eso quera hablarte, porque tengo miedo, mucho miedo. (Pausa.) S, hay varios posibles indicios Ayer en la maan sent mucha fatiga al levantarme. Y hoy me desvanec. (Pausa.) Nerviosa? Por supuesto que estoy nerviosa: cmo no voy a estarlo? (Pausa.) Ojal tengas raznn y no sean ms que nervios. (Pausa.) No te enojes, por favor. Te prometo tratar de calmarme. (Pausa.) S, voy a mandar a la Rosa a la botica a comprar ese calmante: Te ver hoy? (Pausa.) Vas a trabajar hasta tarde? Y maana? (Pausa. Luego con voz trgica.) Ests seguro que me quieres todava, Humberto? (Pausa.) Est bien. Te juro que me dominar. Tomar ese calmante y se me pasar la intranquilidad. Pero por favor trata de que nos veamos maana. Te necesito tanto (Pausa.) Adios, Humberto. (Y
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en voz baja.) Adios mi amor. (Cuelga el auricular y se levanta. Pasa ROSA por el corredor; LEONOR la llama. ROSA tiene treinta y cinco aos y ya es la mama tpica. Su hablar no es campesino, sino ha llegado a ese matiz intermedio de la servidumbre de casa aristocrtica.) ESCENA SEGUNDA LEONOR ROSA LEONOR ROSA -Rosita! Rosita! (Su tono dramtico llama la atencin a ROSA.) -Qu le pasa, Leonorcita? -Quiero hablarte, Rosa. Quiero que me ayudes, porque estoy desesperada. -(Intuicin.) Se le ha portado mal don Humberto? No quiere seguir el pololeo?
LEONOR -(Respira fuerte, como para tomar valor.) Voy a contrtelo todo, Rosa. El pololeo con Humberto fue ms all del pololeo ROSA -(Muy seria.) Mara Santsima! Leonorcita, lo que jue hacer! LEONOR -(Apasionada.) Fui dbil, o lo quise demasiado, no s Pero mi vida es tan vaca, me senta tan sola Mis amigas se casaron, la Margarita se qued diez aos en Europa ROSA -Pero tena a su mam, Leonorcita LEONOR -Mi mam, sabes muy bien que desde la muerte de Javier, la mam se puso difcil. Y para una persona as, no hay nada ms irritante que una hija solterona ROSA -Pero ust no es solterona, Leonorcita. Apenas anda en los treinta aos LEONOR -Voy a cumplir treinta y dos en un mes ms El hecho es que me enamor de Humberto, como si toda mi vida hubiera estado reuniendo amor para l. Me entregu ntera, no me reserv nada Y ahora tengo miedo ROSA ROSA LEONOR -Miedo de que don Humberto se le vaya? -Ese demayo de ahora en la maana! -S, Rosa. Por eso tengo miedo y no s qu hacer. Aconsjame, por favor. LEONOR -No, Rosa, miedo de las consecuencias. He sentido naseas, he tenido fatigas
ROSA -(Apenada.) Hay que ver que me aflije verla as Ta bien queso nos pase a las pobres. Pero a ust (Suspiro. Resignacin.) Geno, si hay encargo, no le quea otra que casarse LEONOR ROSA -Casarme? Con Humberto? -Claro que s. Se casa con l como Dios manda y con las leyes. As el encargo nace con papeles y too. -Pero, qu va a decir la mam? -No le va a gustar mucho el novio. Pero ust yasta crea ya. Tiene que hablar con ella y convencerla.
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LEONOR -Lo que ms me preocupa es Humberto. Hace das que lo noto fro conmigo. Tengo miedo de que no le guste la idea del matrimonio ROSA -(Con el juego de la ms orgullosa aristcrata.) Cmo no le va a gustar casarse con una seorita Solar Echeverra, de lo meor de Santiago, cuando l no es ms que Cabrera! (Plancha. ROSA se disculpa) S, pues, Leonorcita, pa qu estamos con cosas. Usts mucho ms qul -Y por qu, entonces no me busca como antes? Por qu se aparta de m?
LEONOR
ROSA -(Comprende muy bien lo que le pasa a Humberto, pero trata de consolarla.) Es que don Humberto ha de ser orgulloso; y esto de que ust se encuentre con l diciendo que va a la iglesia, no le ha de gustar n. Ha de creer que lo miran en menos. Apuesto que en cuanto sepa que a misi Manuela le gusta el casorio, se le pone carioso otra vez. LEONOR -Ojal, Rosa, ojal! ROSA -Ya, decido. Ust le habla a la patrona, y se casan ligerito. (Con malicia.) Y yo le cuido despus la guagua. (Ha logrado calmar a LEONOR, y hasta darle cierto optimismo.) LEONOR -(Sonrisa.) La guagua (Suena el timbre de la puerta de calle.)
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-Debe ser misi Manuela que gerve de misa. Vaya a pasarse un trapo mojao por la cara, Leonorcita. Y no st triste, mire que a su mam le va a gustar que se case. (Sale con rapidez. LEONOR, tranquilizada, sale lentamente en direccin opuesta.) ESCENA TERCERA
Entran MISIA MANUELA y MARGARITA que vuelven de misa. MISIA MANUELA viste de negro y tiene cincuenta y seis aos. Est decepcionada de sus hijos y amargada. MARGARITA viste de color rosa y va peinada a la garon 4, con evidente intencin de verse menor que sus treinta y tres aos. MISIA MANUELA -No encuentras indigno, Margarita, que Pancho no haya venido a la Misa de su hermano? La mand decir a las diez, para darle ms facilidades. MARGARITA -No habr llegado a Santiago, todava MISIA MANUELA -Si haba quedado de venirse ayer en la tarde. Es ella, esa Teresa Larran, que trata siempre de alejarlo de m. (Pronuncia LARREN) MARGARITA -(Conciliadora.) En fin, supongo que vendrn a almorzar. MISIA MANUELA -(Se sienta.) Naturalmente, la Teresa no se atrevera a negarme eso. (Se echa para atrs en el silln y cierra los ojos.) Catorce aos! Catorce aos ya! Pobre Javiercito (MARGARITA se sienta, respetuosa de los recuerdos de su madre.) Por qu no se habr enamorado como cualquier joven? Cuando vio que no poda ser sacerdote, debi enamorarse y casarse como cualquiera No quedarse ah, triste, haciendo una vida solitaria, sin salida MARGARITA-Es difcil que con sus ideas, l se hubiera podido enamorar. Y si un amor lo hubiera alcanzado contra su voluntad no le habra provocado una crisis terrible? MISIA MANUELA -Habr sido eso, Margarita, esa crisis? Pero yo no supe nada No fui capaz de adivinar MARGARITA -No lo sabemos, mam. Nunca lo sabremos. (Enciende un cigarrillo, lo coloca en una boquilla de oro y fuma.) MISIA MANUELA -Parece que fue ayer cuando le empez la melancola y le dio por no comer. No me imagin nunca que fuera tan grave, y lo dej irse solo al fundo. (Pausa.) Y despus, el accidente, ese incomprensible accidente a caballo. Qu haba en mi hijo que no conoca? Qu lo llev a dejarse morir? (Pausa.) Fue intil todo lo que hice. Rechazaba los remedios, no quera vivir (Pausa.) MARGARITA -(Por cambiar de tema.) Me alegro de ver a Pancho al almuerzo. Para pedirle noticias de los fundos. Antes me mandaba una cuenta mensual, informndome de las cosechas y las ventas. Ahora ltimo, no s qu le pasa. MISIA MANUELA -(Le cuesta cambiar de tema.) Ese es un punto que me preocupa. Temo que la administracin de los fundos no marche bien. (Suspiro.) Tengo que reconocer que que, a pesar de todos mis esfuerzos, mi hijo es un mediocre. O tal vez su mujer, que lo acapara y lo anula. (Pausa.) Ya ves, con el pretexto del colegio de los nios, me los instala aqu todo el ao, para poder quedarse con l en el campo. MARGARITA -(Impacientndose de tanta reflexin amarga.) Graciasa a eso, mam, tiene aqu sus nietos, que le alegran la vida. MISIA MANUELA -(Anclada en su amargura.) Primera vez, desde que muri Javierito, que no vamos todos juntos a Misa. Y t fuiste con el vestido menos apropiado que encontraste. As olvidan los seres humanos. El ao prximo no irs t, y despus que yo me muera, olvidarn hasta la fecha del aniversario. MARGARITA -Mam, ya que toda la familia va a estar reunida en el almuerzo, por favor disimule su descontento. Si no, puede resultar un da muy desagradable para todos. MISIA MANUELA -Pero si vivo disimulando! Vieras t cmo tengo que dominarme frente a la cara larga de tu hermana. Qu paciencia necesito para soportar sus modales de mrtir! Cmo si yo tuviera la culpa de que se haya quedado solterona! ESCENA CUARTA
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Garon: (Garzn) del francs, nio, joven. As se llam el corte de pelo - cubriendo las orejas- que usaban las mujeres en los aos 30 22
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(Como atrada por esa descripcin, aparece LEONOR. Viene muy dominada.) LEONOR LEONOR -(Cariosa.) Margarita, cunto me alegro de verte! (Se abrazan y se besan.) -Una jaqueca muy fuerte. Por eso no fui a misa. MARGARITA-La mam me dijo que te sentas mal MISIA MANUELA -(Cruel.) Podas haber ido! Ya debieras haberte acostumbrado a tus jaquecas de soltera! LEONOR -(Dura.) Como usted no se poda dormir anoche, me tuvo hasta las dos de la maana hacindole tisanas5 y mandndome a la cocina. De ah viene mi jaqueca. (Fastidiada, MARGARITA se pone de pie.) MARGARITA -No las comprendo a ustedes, no las comprendo. MISIA MANUELA -Qu es lo que no comprendes? MARGARITA -Esta vida que hacen, aferrndose a pequeos problemas, discutiendo cosas desagradables de la maana a la noche. MISIA MANUELA -Cosas desagradables? MARGARITA -Pero mam! Estamos en 1925, y depus de la guerra todo ha cambiado. (MISIA MANUELA y LEONOR no entienden.) La vida de las mujeres, por ejemplo. Se acab la mujer esclava del hogar, ahogada entre cacerolas y zurcidos. Ahora la mujer trabaja, lucha, puede ser abogada, doctora, lo que quiera. (LEONOR escucha con avidez.)
MISIA MANUELA -Desconfo de las mujeres activas que descuidan su hogar. De ti, desde luego.
MARGARITA -Yo soy una mujer moderna. Abro los ojos y veo lo que sucede a mi alrededor. Veo cmo los obreros quieren ser empleados, y los empleados, patrones. Con las leyes sociales hemos tenido un cambio total del pas. MISIA MANUELA -No me vengas a hablar ahora de Alessandri y sus locuras! MARGARITA -No son locuras, mam; es un mundo nuevo que empieza. MISIA MANUELA -No me interesan los mundos nuevos. Mi casa, mis recuerdos y mis sirvientas son mi mundo. MARGARITA -Su casa y sus recuerdos, puede conservarlos. En cuanto a sus sirvientas, tenga cuidado. Ahora se llaman empleadas domsticas, y se habla de varias leyes que las reunirn en gremios. Tendrn mdico gratis y pensiones para cuando envejezcan. MISIA MANUELA -Qu tontera! Como si mis sirvientas no tuvieran conmigo mdico gratis y vida asegurada para siempre. (Despectiva.) Tus leyes MARGARITA -No pretendo defender las leyes, pero adoro mi poca tal comoes. Y admiro y envidio a las mujeres que luchan y surgen gracias a su esfuerzo. Por eso me duele ver a mi hermana perder su vida haciendo tisanas. LEONOR -(Suplicante.) Qu quieres que haga, Margarita? MARGARITA-Vivir! Somos mujeres del siglo veinte y tenemos el deber de ser modernas! MISIA MANUELA -Me exasperas con tu palabra moderno!. Quieres que Leonor se peine a la garon y fume como t, o que vaya a los cabaret a bailar msica negra, como las locas de tus amigas? MARGARITA - No es eso, mam. Pero la Leonor tiene que atreverse a ser ella misma, tener opiniones y vivir su vida, aunque corra cualquier riesgo. LEONOR -(Ojos brillantes.) Cualquier riesgo! MISIA MANUELA -(Ataca.) Tu ejemplo no es muy de seguir. Parece que corres demasiados riesgos y abandonas a tu marido. MARGARITA -(No pierde la calma.) Voy a serle franca, mam. Samule tiene sesenta aos, no hemos tenido hijos, y yo soy joven. Cree usted que mi deber es amarrarme a l a un silln de enfermo. MISIA MANUELA -Bien amarrada a l estuviste los diez aos que pasaron en Europa. MARGARITA -(En crecendo.) Ahora no pienso amarrarme. Tengo mi automvil, mis
Tisana: bebida medicinal que se obtiene cociendo ciertas hierbas. La tpica agita caliente. 23
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amistades intelectuales, voy al bigrafo, leo a Pierre Loti 6. (Desafiante.) Y adoro, adoro a Rodolfo Valentino7! MISIA MANUELA -(Con extraa calma.) A propsito de Valntino, el otro da o decir que un joven francs sala mucho contigo. MARGARITA -(Comprende, pero no pierde su control.) Ah, usted lo sabe! S, Jacques Charpentier es mi mejor amigo. Me habla de Francia, me presta las novelas de moda. Cuando una ha vivido diez aos en Prs, tiene que consolarse de alguna manera de este destierro en Chile MISIA MANUELA -(Con exitacin.) No te escabullas! Es verdad, si no no, lo que dicen de ti y ese francs? MARGARITA -(Tranquila, en tono mundano.) No, mam. No es verdad, por el momento. (Pausa. La calma de MARGARITA parece derrotar a MISIA MANUELA). MISIA MANUELA -No continuaremos con esta conversacin. No tiene objeto. Si quieres imponerte de la marcha de los fundos, tengo en mi pieza algunas cuentas que me trajo Pancho la semana pasada. (Se pone de pie.) MARGARITA -Me interesa mucho. MISIA MANUELA -Vamos. (LEONOR, excitada por la independencia de su hermana, quiere imitarla.) LEONOR LEONOR LEONOR -Mam! -Consultarle algo. (Dndose firmeza.) Tiene que ser hoy. -No, muy corto. MISIA MANUELA -(Desde la puerta.) Qu quieres? MISIA MANUELA -Ser largo? MISIA MANUELA -Anda t, Margarita, y revisa los papeles mientras tanto. El cartapacio est sobre mi cmoda, al lado de la Virgen del Carmen. MARGARITA -Bien, mam. (Sale. MISIA MANUELA vuelve al centro de la habitacin y se sienta. LEONOR, nerviosa, se queda de pie.) ESCENA QUINTA MISIA MANUELA -De qu se trata? LEONOR -(Imitando a MARGARITA.) Voy a serle franca, mam. Tengo un pretendiente. MISIA MANUELA -(Con sinceridad.) Por fin una buena noticia hoy da! Me alegro mucho. Y t lo quieres? LEONOR LEONOR LEONOR -(Contenta.) S, mucho, mam. -Es mdico, mam, y muy trabajador. -(Cada vez ms contenta.) S, mam; me adora y quiere casarse cuanto antes. MISIA MANUELA -Qu bien! Y a qu se dedica? MISIA MANUELA -Esplndido, Leonor. Supongo que te quiere y que ha de ser muy serio. MISIA MANUELA -Mejor que mejor. Por m no hay inconveniente. Cmo me dijiste que se llamaba? LEONOR LEONOR -(Nerviosa.) Humberto Cabrera, mam. -(Firme.) No, mam, no es Carrera. Es Cabrera; Humberto Cabrera. MISIA MANUELA -Humberto Cabrera? No lo recuerdo Carrera, qu ms? MISIA MANUELA -Cabrera? Un Cabrera quiere casarse con una hija ma? Qu atrevimiento! LEONOR -Es de la clase media y qu importa! (Imitando a MARGARITA.) Estamos en 1925, mam, y tenemos que ser modernas! MISIA MANUELA -(Se pone de pie enojada.) 1900 1925, un sitico es un sitico! Y yo no permito que una hija ma se case con un sitico! LEONOR
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Pierre Loti: novelista francs (1850-1923) famoso por la descripcin de paisajes exticos. Rodolfo Valentino: (1895-1926) actor de cine, de origen italiano, clebre por su encanto y belleza. 24
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LEONOR -(Sus fuerzas la abandona y est al borde de la histeria.) No me importan ni los apellidos ni las clases, ni nada. No quiero que me pase como con Arturo, que lo dej irse. No. Es mi ltima ocasin y no la dejar pasar. Estoy decidida! MISIA MANUELA -(Ofendida.) Ah, lo has decidido! De manera que me has consultado por simple frmula? LEONOR -(Histrica.) S, por simple frmula! MISIA MANUELA -(Se lleva la mano al corazn y finge dominarse con dificultad.) Est bien. A mi hijo Javier se lo llev Dios. A Pancho, me lo quita la Teresa. Margarita es el tema de escndalo de todo Santiago. Slo me quedabas t. Y ahora me ofendes, me desafas, me abandonas. (Pausa.) Est bien; as es como los hijos matan a sus padres. (Empieza a caminar hacia la puerta.) LEONOR-Mam, es que tengo que pensar alguan vez en m misma. Ya oy lo que deca la Margarita: slo vivimos una vez, y tenemos que hacerlo, aunque corramos riesgos MISIA MANUELA -(Con una calma peor que la clera.) Eso es; aunque corras el riesgo, de que tu madre se muera LEONOR -(Corre a abrazarla.) Mam, por Dios, cmo se le ocurre decir eso! MISIA MANUELA -(La rechaza con energa.) No me toques, mala hija. ndate con tu doctor y djame morirme sola. (Sale como una reina. LEONOR cae en un silln, llorando.) ESCENA SEXTA Suena el timbre y se ve pasar a ROSA por el corredor hacia la puerta. Se oyen voces de nios, carreras, y los gritos de MAMA CHANA, igual que en la Primera Parte. LEONOR va a esconderse al lado del escritorio. Llegan a la puerta PANCHITO y MNICA, rindose de la mama. PANCHITO es el mismo actor que interpret a PANCHO en la Primera Parte y MNICA la actriz que hizo MARGARITA. La CHANA tiene sesenta y nueve aos y aparenta ochenta. Le cuesta respirar y camina con dificultad. CHANA -(Desde antes de entrar a escena.) Jesus, qu chiquillos stos! Ya no doy ms Qu sofocn el que me dieron! PANCHITO -Aqu no est la ta Non. MNICA -Apuesto que est en la salita! CHANA -(Saca un gran pauelo y se lo pasa por la cara.) Me van a matar, Mara Santsima, me van a matar! (Sigue cojeando corredor adentro. PANCHITO y MNICA, desde el umbral, buscan con la vista a LEONOR.) MNICA -(Decepcionada.) Ta Non! No est PANCHITO -(La divisa al lado del escritorio.) Ah est, escondindose! (Corren hacia ella con gran ruido.) Ta Non! MNICA -Mrenla, ta Non, escondindose de nosotros! PANCHITO -La ta Non, jugando a las escondidas! (Ya estn en brazos de LEONOR, gritando y besndola. Ella sonre dbilmente. Desde la puerta, ROSA adivina algo en su sonrisa.) ROSA MNICA ROSA MNICA ROSA -Ya nios, no molesten a la ta! Vyanse a almorzar! -Est enferma, tita? -Claro. No la ven que est enferma de la rcera? -De veras que est enferma, ta? -(Enrgica.) Ya, andando a almorzar, que la cazuela debe estar serva. Ya, andando, les digo!
MNICA -(Con delicadeza.) Quieres que nos vamos, tita? (LEONOR hace que no con la cabeza, despus habla.) LEONOR -Me senta un poco mal pero verlos a ustedes me alivia (Se seinta y los besa y abraza) Me quieren, me quieren de veras? PANCHITO y MNICA -(Al mismo tiempo.) Mucho, tita. S, tita, muchazo.
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-(Mirando a ROSA.) Ellos que quieren; ellos me quieren de veras -Ms mejor que se vayan. Aqu la van a molestar. -Djalos Rosa. Me hacen mucho bien
-(Sale rezongando igual a la CHANA.) Gen dar que le gusta afligirse chiquillos de moledera
LEONOR -(MNICA se ha sentado a su lado y PANCHITO a sus pies. Ambos la miran con cario.) Ustedes me recuerdan cuando yo era chica MNICA-Y iba al colegio con el pap y la ta Margarita? (JAVIER casi no existe para ellos.) LEONOR -S; con la Margarita estbammos en el mismo curso, porque ella haba perdido un ao. PANCHITO -Y quin se sacaba las mejores notas? El pap? LEONOR -No; Javier, por supuesto. l era ms exigente, le gustaba la perfeccin. Era el mejor de todos (Casi inaudible.) Por eso se muri MNICA -Y cmo hacan las tareas? Cunteme, ta Non! LEONOR -(Ve frente a ella dos caritas embelezadas y se abandona al recuerdo, se refugia en la felicidad pasada.) La mama Chana nos iba a buscar al colegio, igual que a ustedes. Y aunque era veinte aos ms joven que ahora, la hacamos correr y gritar, a la pobre. Sobre todo Pancho, con sus travesuras y el afn de tirarle las trenzas a la Mafalda, la hija del almacenero. (Dbil sonrisa.) Ella nos divisaba desde lejos, pero se haca la que no nos vea, y se pona ordenar los porotos y las zanahorias al lado de la vereda. Y de repente, Pancho se soltaba de nosotras, corra y le tiraba las trenzas. Ella se haca la que lloraba, mientras la mama Chana la retaba: Eso te pasa por tonta, chiquilla bachicha8. Harto que te gusta que el nio te rire el pelo. (PANCHITO y MNICA se ren a gritos y contagian a LEONOR.) PANCHITO -Y hacan las tareas todos juntos? LEONOR -Primero bamos a tomar onces. T con leche, pan con mantequilla y dulce de camote. Los sbados, si las notas haban sido buenas, nos daban chocolate con leche. Y los domingos, todos los domingos, manjar blanco. PANCHITO -Qu rico! LEONOR -Despus nos venamos a esta pieza, a hacer las tareas. La mam se sentaba all (seala el escritorio.) y se haca la que sacaba cuentas. Pero en realidad nos observaba y estaba siempre lista para contestar nuestras preguntas. Pancho era malazo para las matemticas y preguntaba: Mam, por qu multiplicar por un nmero quebrado es igual que dividir?! (Risas de PANCHITO y MNICA.) En cambio, Javier, quera entenderlo todo mejor que el profesor, y confunda a la mam con preguntas difciles: Mam, cuando Jess muri enla cruz por qu no convirti al ladrn malo, que era el que vala la pena. (Abstrada en el recuerdo de JAVIER, LEONOR guarda silencio. PANCHITO se sacude.) PANCHITO -Y a usted, ta Non, le gustaba hacer tareas? LEONOR -(Se demora en contestar, como si viniera de lejos.) S, me gustaba hacer tareas. (En crescendo.) Me gustaba ir al colegio, me gustaba tomar onces, me gustaba todo! Me gustaba vivir! ramos tan felices, los cuatro, tan felices! (Queda abstrada. Aparece ROSA en la puerta.) ROSA -Ya nios, ya est serva la cazuela. No se les vaya a enfriar. (Los nios notan que LEONOR est abstrada y se separan de ella en silencio. Lentamente salen, retrocediendo.) LEONOR -(En susurro.) Tan felices, tan felices! ESCENA SPTIMA ROSA LEONOR ROSA -Se le pas la pena, ya? (LEONOR vuelve en s.) -Los nios me ayudan tanto Es que fue mal con mi mam, Rosa. -No se le d na Si a su mam se le olvidan las cosas ligerito Ya ve conmigo. Cuntas veces me ha echado de la casa? Ya ni llevo la cuenta Si
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acuerda cuando sal con Macario y gorv tres das despus, lo enoj questuvo? Y eso que no saba entonces que yo staba con noved Y a los cinco meses cuando not que engordaba, tambin que quiso echar. Pero ust le habl, y se le abland el corazn. Y ya ve como hasta le teji su chalequito al Lucho y quera ser la madrina. LEONOR ROSA -(Con un temblor interior.) Pensar que tienes un hijo, Rosa Un hijo -(Para animarla se pone a cantar.) Ay, ay, ay, ay. Canta y no llores, porque cantando se alegran, cielito lindo, los corazones.
LEONOR -(Sonre.) Esta Rosa, tan alegre! Pero no cantes eso, que a mi mam no le gusta. (Aparece la CHANA con un alto de ropa.) Mama Chana! No est almorzando con los nios? CHANA -(Voz de moribunda.) Es que misi Manuela me pidi que le planchara esta ropa a la Moniquita para la tarde, y como se estn portando bien, quera plancharla ahora. ROSA -(Con un cario que no le conocamos.) Pase pac, seora. Yo se la plancho en un suspiro. (Le toma el montn de ropa.)
LEONOR -Muy bien, Rosa. Yo voy a ir a acompaar a los nios. (Sale. La CHANA mira a ROSA con extraeza.) ESCENA OCTAVA CHANA-Qu es lo que te pasa vos conmigo? Me quers ayudar a planchar, y me trati de seora (Avanza hacia la puerta chica, mientras conversa.) Antes un erai n as ROSA CHANA ROSA -Es que ya no stoy tan joven, ya -Es es! Tempezai a sentir vieja, y por eso te pons amable -Vieja no. Es que cuando van pasando los aos, una va entendiendo
CHANA -(Saca una llave del seno y se la pasa.) Como testai portando bien, te voy a ensear una cosa. Yostoy muy cans, as que treme una botellita que hay en la part de abajo el aparaor, al ladoe la mese planchar. (ROSA sale por la puerta chica y se la oye abrir y cerrar compartimentos.) VOZ DE ROSA-En la tabla de arriba o en la de abajo? CHANA -En la de arriba, tonta. VOZ DE ROSA-Cul botella, la grande o la chica guatona? CHANA -(Ruda.) La chica guatona. (En voz muy baja.) La grande es pla noche, cuando stoy desvel (Aparece la ROSA con la botella.) Pasa pac. (ROSA se la pasa. La CHANA toma varios sorbos.) Esto aya (Nuevos sorbos. Despus se la pasa a ROSA.) Aprueba vos ahora ROSA -(Con mueca.) No me gusta na el trago, seora. CHANA -(Voz de bruja.) Antes no te gustaba n cuidar chiquillos ajnos y ahora soi la mama Rosa. No te gustba n que hablaran del prjimo y ahora tai ms pelaora que yo Tai ms Chana que la Chana (Se re de su chiste. Le quita a ROSA la botella y bebe nuevos sorbos.) A ver, sincrate conmigo. Apuesto que quers ms a Panchito y a la Mnica que a tu huacho. ROSA -(Sin ofenderse.) Esa es la suerte nosotras, pus seora. Querer ms a los chiquillos ajenos qui a los propios -Pero a vos se te ha pasao la mano. Tens al Lucho medio abandonao -No, seora. No ve que all en el Membrillar t muy bien cuidao? Llega a dar gusto lo guatn quest.
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CHANA-(Un ltimo rasgo de maldad, para no perder la tradicin.) Me hablaron de Macario. Dicen que se cas con una lavandera e Chilln Ella trabaja y l bartolea. (ROSA no se da por aludida.) Tienen siete chiquillos. (Intil; la flecha no da en el blanco.) ROSA -As ser, si ust lo dice. CHANA -(El trago la pone agresiva.) Y el Custodio, cuntos chiquillos tiene? (Sale por la puerta chica. ROSA se enoja.) ROSA -Lo mardadosa no se le va a quitar a ust ni en el cajn P qu jue a nombrar a se. (Habla, medio a la CHANA, medio al aire.) A se no hay que
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nombrarlo Hay que ver que se enojara si supiera las que hei hecho.. Y con razn (Pausa.) Debe haberse casao con alguna de por all. (Pausa, luego muy bajo.) Si supiera lo de Macario, y lo del enceraor (Pausa.) Si supiera que er Lucho se llama Luis Custodio (Lentamente, sale por la puerta chica.) ESCENA NOVENA Se siente el timbre, despus se oyen voces y entran PANCHO y TERESA. l tiene treinta y cinco aos, y es hombre borroso y comodn. Ella es muy plida y su mirada lo vigila y acaricia todo el tiempo. PANCHO se suelta del brazo de su mujer y se deja caer en un silln. PANCHO -Vas a ver, Teresa. Mi mam va a estar molesta porque no vinimos a la misa TERESA -(Se sienta a su lado.) Primero viene su salud, mi hijito. Anoche tosi tanto, que no poda dejarlo levantarse temprano. PANCHO PANCHO -(Mirando al retrato de JAVIER.) La misa no era temprano; era a las diez. -Te lo ruego, Teresa Catorce aos, no quince! Si mi mam te oyera
TERESA -No hay que exagerar las cosas, Pancho! Ya llevamos quince aos recordando a Javier
TERESA -Tu mam, tu mam y tu mam! (Soplado.) Cmo si ella no se equivocara! Y cundo le da la gana! (Se sienten pasos y frases sueltas. Aparecen en la puerta MISIA MANUELA y MARGARITA. Saludos y las frases de rigor. MISIA MANUELA abraza y besa a PANCHO; a TERESA le da la punta de los dedos.) ESCENA DCIMA MISIA MANUELA -Pancho, hijito! Qu bueno verlo! TERESA -(Con la firmeza puntuda de las mujeres dbiles.) No pudimos venir a la misa, porque Pancho est sumamente resfriado. Lo obligu a levantarse tarde. MISIA MANUELA -Me lo imaginaba. PANCHO -Cmo se ha sentido, mam? MISIA MANUELA -Ms o menos El reumatismo no me deja. Adems, he tenido algunas preocupacionees PANCHO -Y ha tomado sus remedios? Qu tal resultado las pldoras del doctor Vial? MISIA MANUELA -Ni me mejoran ni me matan.
TERESA -Estbamos tan preocupados por usted, desde que tuvo los dolores del mes pasado.
MISIA MANUELA -T, tambin t estabas procupada? Pero por favor no hablemos de enfermedades. Lo importante es que los nios estn bien. En este momento deben estar almorzando. Quieres pasar a verlos, Teresa? (TERESA mira a PANCHO.) TERESA -Por supuesto. Vamos, Pancho? MISIA MANUELA -Preferira que fueras con la Margarita. As aprovecho yo de conversar algo privado con Pancho. TERESA -Privado? MARGARITA -(Por simplificar.) Vamos, Teresa. (La toma del brazo.) Arprovechar para contarte algo sensacional que he sabido de a Picha Errzuriz. (TERESA se deja arrastrar, pero desde la puerta mira con fastidio a su suegra, inclinada como un guila sobre PANCHO.) ESCENA ONCEAVA PANCHO -De qu se trata, mam? MISIA MANUELA -(Se pasea un momento y se detiene.) Estoy preocupada por la Leonor. Se le ha puesto casarse con un doctorcillo de otra clase. Est obsesionada, loca. Me desafi hace un momento y declar que se casara con l contra la opinin de todos. PANCHO PANCHO -Quin es l? -Bueno La Leonor tiene ya ms de treinta aos MISIA MANUELA -Un tal Humberto Cabrera. Un don nadie! MISIA MANUELA -Y t crees que los treinta aos le dan derecho a claudicar de su clase?
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PANCHO
MISIA MANUELA -Tambin lo es la de una viuda. Te lo digo porque llevo casi veinticinco aos de viudez. Pero aprend que mi deber era dedicarme a mis hijos, y no pens jams en casarme de nuevo. PANCHO -Lo encuentro admirable, mam. Pero no creo que se le pueda pedir tanta virtud a los dems. MISIA MANUELA -Pero si no es virtud lo que pido a la Leonor. Es orgullo! PANCHO -(Escptico.) El orgullo El orgullo, sin otras cosas, slo sirve para llenar la cara de arrugas y el corazn de amargura. MISIA MANUELA -Me ests tratando de decir que le das la razn a la Leonor? PANCHO -(Encogindose de hombros.) Djela que haga lo que quiera, mam! Ya est en edad de saber lo que hace! MISIA MANUELA -Francisco Solar, una vez ms me decepcionas! Siempre que acudo a ti como al primognito, que debiera ser mi apoyo, encuentro a un ser endeble, escptico, a quien nada le importa nada. PANCHO -(Se levanta fastidiado.) No exagere, mam! Los tiempos han cambiado, y cada uno tiene derecho a pensar y a vivir como quiera MISIA MANUELA -(Se pasea agitada.) Qu hijos stos! Qu manera de ver las cosas! Cunta mediocridad! (Se oyen voces y entran TERESA, MARGARITA y LEONOR.) ESCENA DOCEAVA LEONOR PANCHO -Pancho, qu gusto de verte! -(Un poco fro, por temor a su madre.) Cmo ests, Leonor?
LEONOR -(Amable.) Sintense. La Rosa va a traer un aperitivo. (Todos se sientan menos MISIA MANUELA.) Qu tal tiempo han tenido en el campo? (Le habla a PANCHO, pero ste se hace el distrado.) TERESA -Muy revuelto, Leonor. Un da con sol, y el siguiente nublado y oscuro que da miedo. (Entra ROSA con bandeja y copas. Se dirige primero a MISIA MANUELA.) ROSA -Se sirve, misi Manuela? (Pausa. MISIA MANUELA la mira, y le habla como si las dos estuvieran solas. Su manera de ignorar a los dems es evidente.) -Cmo dijo, misi Manuelita?
MISIA MANUELA -T eres la nica, Rosa. T eres la nica. ROSA MISIA MANUELA -T eres la nica, conmigo, que te acuerdas de Javier. Acabo de pasar por tu pieza y vi una vela prendida delante de un retrato del nio. (A ROSA la bandeja le tiembla ligeramente. Para disimular, va a servirle a TERESA.) Pobrecito! El s que era exigente, riguroso. l siempre buscaba lo ms alto, lo ms perfecto Hace catorce aos, a esta hora, me habl por ltima vez. (Pausa. Luego con suavidad.) Rosa, ven, que quiero contarte un secreto. (ROSA se acerca, temblando. MISIA MANUELA le habla con gran intensidad, como en trance.) Un secreto que he callado catorce aos. Cuando el nio agonizaba, no pens ni en sus amigos, ni en sus hermanos, Rosa. (Pausa. ROSA baja los ojos.) Pens en ti. ROSA ROSA -(Mira a MISIA MANUELA con temor.) En m? -(Con emocin.) Yo rezar por l? MISIA MANUELA -Me dijo: Dgale a la Rosa que rece por m MISIA MANUELA -Y yo no te dije entonces, ni lo he dicho en estos catorce aos por orgullo. Porque no quera aceptar que su ltima voluntad hubiera sido para una sirvienta (Con resentimiento.) Pero ahora mis hijos me dicen que el orgullo hace envejecer y que llena el corazn de amargura Me dan una leccin Por eso quiero que sepan que el ltimo pensamiento de su hermano no fue para ellos. (Se queda ensimismada. Suena el timbre de la calle. ROSA sale.) MARGARITA (Falsamente alegre, para romper la tensin.) Samuel te mand muchos saludos, Teresa. Dice que si lo convidas, ir encantado a pasar una semana al Membrillar. TERESA -(Igual.) Pero con mucho gusto! Dile que le acabo de tapizar de nuevo la
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pieza con vista al ro que a l le gusta. Le puse una Toile de Jouy preciosa, con motivos pastoriles color verde musgo. Le recordar los hoteles del sur de Francia. (Entra ROSA con una carta y se la entrega a LEONOR.) LEONOR ROSA -Sin sello! Quin la trajo, Rosa? -Una sirvienta, seorita. (Delante de los dems, nunca le dice Leonorcita. ROSA sigue sirviendo el aperitivo a PANCHO.)
LEONOR -De quin ser? (Se ha puesto inquita, de sbito.) Me permiten lerla? (Se para y mira a MISIA MANUELA, buscando su aprobacin. Esta, totalmente abstrada, la ignora. MARGARITA interviene.) MARGARITA Por supesto, Leonor. Y ojal sean buenas noticias. (LEONOR rompe el sobre con nerviosidad. MARGARITA sigue tratando de amoblar el silencio.) A Samuel le encanta la Toile de Jouy. Le dir entonces que puede irse a fines de la semana prxima. TERESA -Encantada! MARGARITA Le va a venir muy bien un cambio de aire, porque la baja de la Bolsa lo ha tenido muy preocupado. Las acciones de Pancahue han bajado como veinte puntos LEONOR LEONOR -(Con voz ahogada.) Oh! -No puede ser! No! MARGARITA -Qu te pasa? MARGARITA -(Se levanta y se acerca a LEONOR.) Quieres que te lleve al dormitorio? (La toma de los brazos y empieza a caminar con ella. La carta cae de manos de LEONOR al suelo. ROSA la recoge.) MISIA MANUELA -Psame esa carta, Rosa. (LEONOR y MARGARITA se detienen. ROSA se inmoviliza.) ROSA -Es de la seorita Leonor, misi Manuela. MISIA MANUELA -(Se pone de pie trabajosamente, como un obelisco que izan con una gra.) Psame esa carta te digo. ROSA -(Pidiendo auxilio a MARGARITA.) Seora Margarita, esta carta (Como un ave de rapia, MISIA MANUELA ha avanzado dos pasos y le ha arrebatado la carta.)
MISIA MANUELA -No hay que asustarse, Leonor. Conviene aprovechar que la familia est reunida para que sepa lo que te preocupa. (LEONOR est en brazos de MARGARITA.) LEONOR -Margarita! MARGARITA -(Mira con indignacin a su madre.) Esto es cruel, mam. Quizs despus MISIA MANUELA -No exageres. Se trata de un simple pololeo de la Leonor, y prefiero que todos lo conozcan. MARGARITA -(Maternal.) No te asustes, Leonorcita. No hay por qu asustarse. PANCHO -(Indiferente.) Es necesario todo esto? MISIA MANUELA -S, es necesario. (Empieza a leer.) Estimada Leonor (Se interrumpe y mira la firma.) La firma Dominga Cabrera. Es hermana de Humberto Cabrera? (LEONOR no contesta.) Aunque la conozco poco, me permito escribirle para darle noticias de mi hermano. Esta maana recibimos telegrama del Sur, dicindonos que nuestro padre se halla encuentro de cuidado en Puerto Montt. Como usted comprender, el primer deber de mdico de mi hermano es cuidar a su padre. Por este motivo, acaba de partir al Sur en tren y permanecer all un tiempo indefinido. Queda a sus rdenes, su servidora, Dominga Cabrera. (LEONOR est llorando. Los dems adivinan la situacin y guardan silencio.) Hay una postdata que no endiendo. La alcanzaste a leer, Leonor? (LEONOR hace un gesto que no. MISIA MANUELA lee con lentitud, como tratando de descifrar un enigma.) Respecto a la persona cuyos sntomas usted relat a mi hermano, l me encarg decirle que puede ser lo que ella teme. Si dicha persona pasa por mi casa, le dar la direccin de una seora que pueda atenderla. LEONOR -No, por Dios, no. (MARGARITA y TERESA tratan de calmarla.) MARGARITA Tranquilita, Leonor, tranquilita
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MISIA MANUELA -(Fuego y hielo.) Insisto en que no entiendo esta postdata. Parece que hay una amiga de Leonor enferma Y esta Dominga Cabrera le recomienda (Con sospecha.) Leonor, qu significa esto? (Silencio.) Qu escndal es ste? (ROSA sufre al ver sufrir a LEONOR y se lanza a ayudarla, sin saber cmo.) D ROSA ROSA -No hay n escndalo, misi Manuelita -(Sin pensar ms.) Yo lo s too, misi Manuela (Las miradas de todos, como reflectores, se concentran en ROSA.) MISIA MANUELA -(Seca.) Estoy interrogando a mi hija. Leonor, contstame!
MISIA MANUELA -Si la tal Dominga Cabrera propone una seora para atender cierta enfermedad, es porque se trata de una deshonra, verdad? ROSA - No es n deshonra MISIA MANUELA -Y si la Leonor, siempre tan egosta, se da la molestia de ocultar esa deshonra, es porque le interesa mucho, no es cierto? ROSA ROSA ROSA -Es que es que la enferma es una amiga della -Una seorita muy gena, que la quiere mucho -S, s tiene MISIA MANUELA -Una amiga? Qu amiga? MISIA MANUELA -(Implacable.) Mentira! La Leonor no tiene amigas! MISIA MANUELA -Pero si no es capaz de tener amigas Si tienes que acompaarla t cuando sale de compras! ROSA -(En voz baja, muy humilde.) Y yo, no soy su amiga entonces? (Se da cuenta que ha dicho demasiado y busca retroceder.) Es decir -(Tratando de escabullirse.) No, misi Manuela, no es n eso
MISIA MANUELA -(Interrumpindola.) Cmo! Entonces eras t? ROSA MISIA MANUELA -T, eres t la de la deshonra! (ROSA no sabe qu hacer. Se oye un sollozo de LEONOR. ROSA decide entregarse.) ROSA -S, misi Manuelita. Soy yo MISIA MANUELA -Es cierto eso, Leonor? (sta no contesta.) T has estado ayudando a esta mujer? (Silencio.) ROSA -(En plena invencin.) Es que yo le cont a ella MISIA MANUELA -(Estalla.) De manera que otra vez has vuelto a enredarte con hombres? Sinvergenza! Y yo, que crea que se haban pasado esas aficiones. Que ya eras una mujer decente! PANCHO -(rbitro.) Mam, no se acalore, que le puede hacer mal. Yo voy a hablar con la Rosa, ms tarde. MARGARITA Por qu no pasamos a almozar? Ya debe estar listo el almuerzo. MISIA MANUELA -(Sin orlos.) Y pensar que he albergado ms de veinte aos en mi casa a esta mujer. Y mi propia hija, amparndola en su vicio! (Pausa.) PANCHO -Vamos, mam, que quiero ver a los nios antes de almorzar. TERESA -(Se levanta.) Vamos, Margarita. (PANCHO toma del brazo a MISIA MANUELA y caminan.) MISIA MANUELA -(Desde la puerta.) Pero esta vez si que te vas de la casa, Rosa del diablo, y ahora s que no me arrepiento! (Salen, MISIA MANUELA con PANCHO, detrs MARGARITA y TERESA. Quedan LEONOR, dolorida en su silln, y ROSA, humillada, al centro de la pieza.) ESCENA TRECEAVA
Cuando todos han salido, LEONOR se levanta trabajosamente, camina hacia ROSA y la abraza.
-Rosa, Rosa! -Gen dar, Leonorcita, en la que me jui a meter! -Rosita, Rosita, t eres la nica! Dios te bendiga, por lo buena que eres!
ROSA -No llore tanto, pues Leonorcita, que a m tambin me va a dar pena. Y qu vamos a hacer las dos, goteando como dos llaves de agua? (Sonre sin eco. Lleva a
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LEONOR hacia el sof central y la sienta.) As, mhijita, sentata. Ta ms tranquila ahora? LEONOR -Y pensar que permitiste que te insultaran por causa ma en vez que me insultaran a m! ROSA -Es que usts otra cosa, Leonorcita. A una seorita como ust una cosa as la achata. En cambio a m qu tanto me hace? Yo no pierdo na. -Claro que me duele; no pueo negarlo. Pero ya me perdonar, como otras veces. No me perdon lo del Lucho? Y ahora el cabro t que reviente gordo en el fundo. No me perdon lo del Higinio el enceraor, y las vacaciones sas, en que sal a comprar jabn y volv a las dos semanas? -Si no fuera por ti, Rosita -Sabe lo que vamos a hacer? Ust le dice a misi Manuela que la deje irse pal fundo unos cuantos meses, pasar la pena de on Humberto. Y rogndole harto, a lo mejor consigue que en vez de echarme, me mande pal fundo, castig con ust. -(Comprendiendo.) S -Y qu bien vamos a estar las dos desterrs en el fundo. Y all las dos solitas sin saber de nadie! (Pausa.) Nace mi guagua! -Tu guagua! -Vamos a andar patoas partes las dos juntas A ver cul engorda ms ligero! -Las dos juntas como dos hermanas -Como una hermana Ms que una hermana
LEONOR-Pero yo s que te duelen los insultos de mi mam; te duele que ella piense mal de ti.
ROSA
LEONOR ROSA
LEONOR ROSA
ROSA -No, Leonorcita, eso no. Como patrona y sirvienta, con mucho respeto y mucho cario.
-Ta tiritando? Le voy a dar una copita. (Le pasa un aperitivo que haba quedado sobre la mesa.) As. Ahora se va a sentir mejor. (Por distraerla.) Y qu le gustara que juera la guagua? (Mirando sigilosa a la puerta.) Mi guagua?
LEONOR -(Levanta la cabeza y suea un instante.) Mujercita mujercita (ROSA se echa a los pies de LEONOR, como un perro fiel. Es un hermoso grupo, soando y sonriendo al aire.) ROSA -Chancletita Y cmo le gustara ponerle a mi guagua? LEONOR -(Entregndose al sueo.) Quizs Manuelita, como su abuela Pero, no, qu estoy diciendo! Tal vez Margarita que es valiente (Su mirada vaga sobre ROSA.) No, se llamar Rosita, mi Rosita, como t! Nuestra Rosita! ROSA -Cmo se le ocurre! Eso s que no! Qu van a creer de ust, por ponerle a la nia el nombrela sirviente! -Pero Rosa, si va a ser hija tuya. Es natural que tu hija se llame igual a ti. -Bah, de veras que vaser ma! Pero ust vaser la mairina -Por supuesto y unca se ver una madrina ms cariosa. Ms maternal -Y despus la mandamos al colegio a la Rosita
LEONOR - y ser la alumna ms aplicada, la ms decidida. Y aprender todo lo necesario para trabajar en una oficina. ROSA LEONOR ROSA -(Extraada.) Su hija mi hija en una oficina? -S, Rosa, porque va a ser una mujer moderna, una mujer valiente, mi Rosita -(Sin entender.) Valiente?
LEONOR -(In crescendo.) S, Rosa. No tendr miedo a nada. Ser independiente y franca, nunca temer decir la verdad, mi Rosita! ROSA -Qu linda va a ser! Parece que la veo gordita y recotina LEONOR -No, linda no. Valiente, muy valiente. (Las luces de la escena comienzan a bajar muy lentamente.) Nadie la obligar a nada, a mi Rosita. Libre como un pjaro Y ser feliz, feliz, mi Rosita! ROSA LEONOR -Feliz, feliz! -Feliz! Ser feliz, mi Rosita!
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CUARTA PARTE
La misma salita, con cambios en la decoracin segn los gustos de 1941. En escena, MISIA MANUELA, LEONOR y ROSA. MISIA MANUELA tiene setenta y dos aos y su pelo est enteramente blanco. Se halla sentada en una silla de ruedas, leyendo unos papeles. LEONOR tiene cuarenta y siete aos y hay en ella una cierta belleza, producto de la resignacin. ROSA es ya la tpica mama rezongona. Est vestida idntica a la mama CHANA de la Tercera Parte. ESCENA PRIMERA MISIA MANUELA -(Agitando un papel.) Psimas las cuentas de Pancho! Creo que el fundo est cada da peor administrado. Ya nos hizo perder San Cayetano, y a lo mejor LEONOR -No fue culpa de l, mam. Fue la crisis del treinta y uno. Todos los hombres de negocios tuvieron grandes prdidas. MISIA MANUELA -A m me tocaron crisis peores que la del treinta y uno, y nunca perd nada. En fin (Suspira y cambia de tema, fastidiada.) Quiero que vayas esta tarde a pedirle al Padre Benito que venga maana temprano; quiero hacer confesin general. LEONOR -Supongo que no estar inquieta por su salud. El doctor la encuentra mucho mejor que el ao pasado. MISIA MANUELA -As ser. Pero quiero estar tranquila, sea cual sea el resultado de los exmenes. Rosa, anda a ver si lleg Panchito. Dile que quiero hablar con l. (ROSA sale.) Lleg don Manuel? LEONOR LEONOR -No, mam. No ha llegado todava. -S, mam, las once diez. MISIA MANUELA -Qu hora es? No son las once ya? MISIA MANUELA -Y entonces cmo no han mandado a don Manuel? La Mnica sabe muy bien que a las once en punto estoy lista para recibir a don Manuel. Es una verdadera rebelin, la de la Mnica. LEONOR -(Extraada.) Rebelin? MISIA MANUELA -No es rebelin el haberse casado contra mi voluntad y haberse ido a vivir aparte, cuando aqu sobra lugar? LEONOR -Juan Pablo es buensimo y trabajador, mam. Y fue ella la que insisti en vivir independientes. MISIA MANUELA -S, lo s. Y eso es lo que me irrita. Qu carcter de fierro el de esa muchacha! LEONOR -(Con malicia.) Quien lo hereda, no lo hurta. Todo el mundo la encuentra igual a usted. ESCENA SEGUNDA Entra PANCHITO. Tiene veintinueve aos, es buenmozo y mimado por su abuela. La abraza y ella lo besa. MISIA MANUELA -Cmo le fue en su interrogacin, hijito? PANCHITO -(Fresco.) Interrogacin? Qu interrogacin?
MISIA MANUELA -No tena que dar hoy en la maana una interrogacin de Derecho Civil?
PANCHITO -Ms o menos, abuelita. Usted sabe, los profesores son tan injustos Si uno no les hace la pata MISIA MANUELA -Pero ests repitiendo cuarto ao por tercera vez Ya es hora que salgas adelante. PANCHITO -Y no le parece poco mi trabajo donde don Anselmo Echeverra? Eso muestra que tengo mis mritos LEONOR -(Seria.) No finjas, Pancho. Ese puesto de Procurador te lo consigui tu ta
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Margarita. Y entiendo que los informes de don Anselmo no son muy halagadores. PANCHITO -Ta Leonor, lo que faltaba es que usted tambin me rete. Yo contaba con su comprensin LEONOR -Le contaste a tu abuelita que se termin tu noviazgo con la Elisa Correa? PANCHITO -Ta Leonor! Por qu? MISIA MANUELA -(Enrgica.) Es cierto eso, Pancho? PANCHITO -Bueno, la verdad es que LEONOR -(Dirigindose a MISIA MANUELA.) Los padres de Elisa supieron que l pololeaba al mismo tiempo con una seorita de otra categora (Por arte de magia aparece ROSA por la puerta chica. Est acalorada por defender a PANCHO. Es evidente que ha odo la conversacin.) ROSA -No es n eso lo le ije, Leonorcita! MISIA MANUELA -(Enojada.) Rosa Gonzlez, quin te manda meterte en lo que no te importa? Y hasta cundo te digo que no debes escuchar por las puertas? ROSA -Es que mea no s qu ver cmo retan al nio. MISIA MANUELA -Francisco tiene ya veintinueve aos, y no necesita abogados. Es cierto, Francisco, que al mismo tiempo pololeabas con una muchacha de otra clase? ROSA -No, si pele con ella hace tiempo.
MISIA MANUELA-(Enojada.)Rosa, o te callas o te vas para afuera! Contstame, Francisco.
PANCHITO -Lo que dice la mama es cierto. Yo haba peleado hace tiempo con la Nelly. MISIA MANUELA -Y cmo est la Rosa mejor informada que yo? LEONOR ROSA -(Seria.) Porque ella le lleva y le trae cartas de muchachas del barrio. -(Asombrada.) Leonorcita!
LEONOR -Mucho te quiero, Rosa, pero no puedo permitir que sigas echando a perder a Pancho. MISIA MANUELA -Una mujer que lleva y trae cartas se llama alcahueta, Rosa. (La escena, sin que nadie lo quiera, se ha transformado en una especie de reproche a ROSA. PANCHO interviene, con gran mundo.) PANCHITO -Lo mejor ser que yo le explique todo, abuelita. Le gustara que diramos un paseo por el huerto? (PANCHO empieza a empujar la silla hacia la puerta.) MISIA MANUELA - No puedo negarme a escucharte. Pero ahora no me vas a convencer tan fcilmente como otras veces. (Salen. Cuando la silla est fuera de vista, PANCHO vuelve y dice confidencialmente a LEONOR.) PANCHITO Perdn, ta Non. Pero estoy pobre como la rata y necesito darle un sablazo a la abuelita (Sale volando.)
ESCENA TERCERA ROSA -Pobre patrona! Da pena ver cmo va pabajo. LEONOR -Es bien triste. Pero ya ves cmo se ha resignado a su parlisis. Y sigue llena de energas, dirigindolo todo desde su silla de ruedas. ROSA LEONOR ROSA -Y cundo se va a saber de los exmenes? -Maana, Rosa. Maana nos dir el doctor si tiene uremia. -Y qus eso, leremia?
LEONOR -Algo muy grave. Si la mam tiene uremia, quiere decir que le quedan pocos meses de vida ROSA -No me est embromando. Cmo se le ocurre decir eso! No hay que pensar en leremia. Voy acerle una manda a San Judas Tadeo, que no falla nunca.
LEONOR -Los aos pasan, Rosa. Fjate en m. Ya cumpl los cuarenta y siete (Pausa.) Y sin embargo, poco a poco me he ido resignando. Ya no me duele vivir. (Pausa.) Hasta puedo pensar en mi hija sin sufrir ROSA -Tan relinda la guagita. Igual a on Javier, el poure ngel, pero con los ojitos claros. Y pensar que se vol pal cielo a los ocho das
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LEONOR -(Serena.) Fui yo, Rosa. Fue culpa ma que mi hija muriera. Me dio vergenza desde que la conceb. Por eso la ech al mundo dbil, sin fuerzas para vivir ROSA -Mejor no acordarse deso. Lo que pas, se acab. (Por cambiar de tema.) Se acuerda de la fin Chana? Siento que cadao toy ms igualita a ella. -Sobre todo desde que te est gustando el vino -Si es remedio, no ms. No ve que a veces me duele la cabeza, y con lo nico que se me quita es con un traguito -(Sonriendo.) S, lo malo es que te duele la cabeza tan seguido -Yo creo ques la fin Chana la que me manda los dolores de cabeza. Tanto que me convidaba trago, y yo no le haca caso. Ella me deca. Vay a ver cuando ests vieja, que hasta pal trago te vay a ir achanando.
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LEONOR -Y as ha sido: bien achanada que ests No te vaya a pasar como a ella, Rosa, que cuando se enferm, no tena ni un centavo ahorrado. Por suerte, t tienes la ley 4054. ROSA -Esa famosa ley Ms es er tiempo que mi ha hecho eprder, y pal puro jilibear. Desde la ley, que las emplis se envenenaron conlas patronas y las patronas con las emplis. Y tanto edificio y tanta gente pa darle a una las aspirinas y el bicarbonato. No, ni pienso en la ley. Pa eso tengo mi gena platita junta.
LEONOR -(Se levanta y se acerca a la puerta del corredor como para salir.) Y qu piensas hacer con ella? Ponerla en la Caja de Ahorros? ROSA -Cmo se le ocurre! No me gusta n tener la plata lejos di una Quiero comprarme una casita, por all por Recoleta aentro, cerca di algn cementerio. (LEONOR sale.) As, cuando me muera, queo en el barrio. ESCENA CUARTA Entra PANCHITO con aire preocupado. PANCHITO -Oye, mama, quiero hablar contigo. Tengo que pedirte consejo. ROSA -Diga no ms, mhijito, que paesost su mama. PANCHITO -(Con tono meloso.) Estoy en un apuro, mamita; tengo deudas. Y la abuela se neg a prestarme plata. ROSA -(Siempre ha sido avara y se pone tiesa.) Detrs de qu chiquilla andi ahora, que le quers hacer regalos? -O es que te habs templao ela Clarisa, esa par que no mira a nadie? (PANCHITO hace un gesto que no.) Yo soy amiga di una cu della, y le pueo hablar (Nuevo gesto negativo de PANCHO.) Acurdate que yo te abland a doa Nena, y que gracias a m te result el embeleco
PANCHITO -(Fastidiado.) No, mama, no se trata de sirvientas ni de la mujer del almacenero. Tengo deudas grandes, y o las pago de inmediato, o me meten en la crcel. (Vuelve al tono meloso.) El otro da le o a la Mnica que ust tena sus ahorritos ROSA -(Tiesa de nuevo.) Claro que tengo mis ahorritos! Son pacomprarme una casa, onde caerme muerta. Son los ahorros de treinta aos, y es lnico que tengo.
PANCHITO -Pero mamita, si yo no le hablo de quitrselos, sus ahorros. Slo quera pedirle que me prestara unos pesitos, por unos cuatro meses. ROSA -No, no y no. Ni penss ms en eso. Son lnico que tengo, y no lo suerto. PANCHITO -(Comediante.) Sabe lo que es la crcel, mama? Sabe lo que son los calabozos, donde apenas dan de comer y uno se enferma de tuberculosis? ROSA -(De defiende.) Mi casita, mi casita. Lo nico que quiero es mi casita, pa tener onde caerme muerta!
PANCHITO -Ese es el amor de las mamas! Se llenan la boca diciendo que lo quieren a uno; y cuando les piden una prueba, si te he visto no me acuerdo. ROSA -Si te quiero mucho, Panchito. Cmo no te voy a querer cuando te vi nacer y te lav los paales! Pero no me pidi eso! No vs ques lnico que tengo?
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PANCHITO -(Intenta la gran comedia.) Estoy enamorado, mama. Ahora es de verdad; quiero casarme. Es la Anglica Guzmn, la prima de Juan Pablo. Quiero pagar mis deudas y casarme. Le juro que es para eso, para empezar una vida normal. ROSA -Hcele caso a misi Manuela entonces, y pnte a trabajar. Si quers casarte, tens que trabajar de veras.
PANCHITO -Pero en qu puesto me van a admitir, si saben que tengo deudas? (Cambia a tono sentimental.) Se ve que no ha querido nunca a nadie, mama. No sabe lo que es eso. ROSA -(Recordando.) Claro que s PANCHITO -No sabe lo que es dejar pasar la nica ocasin de la vida, y quedarse, de repente, solo. ROSA -(Recordando.) Y quearse, diun repente, sola PANCHITO -Pasarn los aos, y cuando est viejo, me dir: por qu no lo hice, por qu no me arev? ROSA -(Un eco.) Por qu no luice? Por qu no mi atrev? PANCHITO -Quiz entonces tenga plata; pero si estoy solo y amargado, para qu me va a servir? ROSA -Paqu! Paqu? PANCHITO -Habr perdido mi vida, mamita, porque nadie me comprendi, porque nadie me ayud. ROSA -(Se suena ruidosamente.) No, eso no, mhijito. (ltima duda.) Es quesa plata es lnico que tengo.
PANCHITO -(Hacindose el digno.) Gurdesela no ms, mama, que bien se la merece. En cambio, yo soy un flojo y un sinvergenza. Djeme que me hunda, que a nadie le va a importar! ROSA ROSA -No, mhijito, no! Si siquiera te juerai a enmendar -(Se decide.) Ven para la pieza. All tengo la plata esconda. (PANCHO la abraza y salen, ella secndose los ojos.) ESCENA QUINTA Despus de un instante, llegan, como desde la calle, MNICA y su ta MARGARITA. sta, de cuarenta y ocho aos, viene vestida de color rojo, tiene el pelo teido y est maquillada en exceso. Conserva, a pesar de todo, su distincin. MARGARITA-(Entrando primero.) Despus de todo, tiene setenta y dos aos, y la vida no es eterna. (Se sienta y se re con una risa mecnica.) Felizmente. Te imaginas lo aburrido que sera seguir yendo eternamente donde las costureras? MNICA -Es terrible pensar que ella va a faltar. La quiero tanto; le debo tanto. Qu va a ser de la familia sin ella? MARGARITA-Nadie es imprescindible. El pobre Samuel se crea imprescindible y me deca: Despus que me muera, hars locuras, pero te aburrirs sin m. Y la verdad es que he hecho locuras, pero no me he aburrido ni un instante. MNICA-Voy a llamar a la ta Non, para darle la mala noticia. (Saliendo.) Pobre abuelita! MARGARITA-No la trates de pobre. (Se dirige al retrato de MISIA MANUELA.) porque no lo ha sido nunca, en ningn sentido. Una reina, siempre. (Saca su polvera y rehace su maquillaje cuidadosamente.) O mejor dicho, una dictadora. (Entra PANCHITO, cantando en ingls, parece muy contento.) PANCHITO -Hola, ta Margarita! (Gesto exagerado de admiracin.) Pero qu estupenda ests (La besa.) MARGARITA-Cuidado, que me pasas a llevar el rouge. Y por favor no me digas ta. Odio que me digan ta. PANCHITO -Ests muy buenamoza, Margarita. Y qu dice mi amigo Jim de ese vestido tan llamativo?
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MARGARITA-Tu amigo Jim se est portando muy mal. Quiere que nos pongamos de novios este mes, y sin embargo, ayer en la tarde ni me fue a ver, ni me llam por telfono. (Seria de repente.) Dime, Pancho; sabes t si ha seguido viendo a esa estpida de la Nancy Scott? PANCHITO -Margarita, tienes que tener un poco de mundo. Es natural que se vean: los dos son gringos y les gustar hablar de Estados Unidos. Yo encuentro (Se sienten las voces de MNICA y LEONOR. MARGARITA interrumpe a PANCHO.) MARGARITA-Cllate! (Entran LEONOR y MNICA. sta ya le dio la mala noticia. Ambas parecen preocupadas.) LEONOR MNICA -Es terrible, terrible -Le dio la noticia a Pancho, ta?
MARGARITA-Por supuesto que no. Nunca he sabido dar malas noticias. (Entra ROSA. Nadie se fija en ella.) MNICA -(Cariosa a PANCHITO.) El doctor Vial me mand llamar esta maana para adelantarme el resultado de los exmenes de la abuelita. (Silencio.) PANCHITO -(Serio.) Y qu dijo? MNICA MNICA -Tiene uremia, y en mucha cantidad. -S, ya le queda poco tiempo Algunos meses PANCHITO -Eso quiere decir? ROSA -(Bruscamente desesperada.) No pu ser, no pu ser Debi di haberse equivocado ese dotor (MNICA y LEONOR rodean a ROSA.) LEONOR MNICA -No, Rosita. Los aos pasan y la mam ya tiene edad -Hay que resignarse
ROSA -Pero cmo se le puee ocurrir que misi Manuelita se va a (Se interrumpe asustada.) Ella, que ha mandao toda la vida, que ha cuidao a tantos enfermos, ella No pu ser, no pu ser (Se siente la voz de MISIA MANUELA que llama: Panchito, ven a empujarme. PANCHITO sale.) LEONOR ROSA -Ya, Rosa, disimula. (ROSA se suena con mucho ruido.) -Qu va a ser desta casa sin ella, Seor? Qu voy a ser yo sin ella, sin tener quin me mande? (Se oye la voz de MISIA MANUELA que se acerca.)
MNICA -ndate, mamita. ndate a la pieza de costura. Hay que disimular, para no apenarla. (Empuja a ROSA hacia la puerta chica.) ROSA -No pu ser, cmo vaser cierto! (Desaparece en el momento en que entra MISIA MANUELA, empujada por PANCHITO.)
ESCENA SEXTA MISIA MANUELA (Siente el silencio.) Qu pasa? Alguna mala noticia? (MARGARITA, mujer de mundo, interviene. Se pon de pie y avanza a abrazar a su madre.) MARGARITA -Como le va, mi linda! Soy yo la que traigo una mala noticia, una psima noticia: me caso! MISIA MANUELA (No puede evitar el rerse.) Esta hija ma! Y qu locura vas a hacer esta vez? Con quin te vas a casar? MARGARITA -(Ha salvado la siuacin y dedide seguir en son de rerse de s misma.) Como usted lo sabe muy bien, mam, he sido un completo fracaso como viuda. Pobre Samuel! Nunca cre que lo iba a echar tanto de menos. (Suspira.) La verdad es que no nac para estar sola! MISIA MANUELA (Divertida a MNICA.) No sabes, Mnica, el bien que me hace esta loca de hija. Su despreocupacin me relaja los nervios, su incoherencia me entretiene. (A MARGARITA en son de broma.)Vamos al grano.Quin es tu vctima? MARGARITA -(Rindose.) Mi vctima es un muchacho fascinante: rubio, un metro ochenta y cinco, gran nadador.
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MISIA MANUELA (Un poco seria.) Todo eso ya lo haba adivinado por el color de tu vestido. Pero ser un marido adecuado para tus cuarenta y ocho aos? MARGARITA -Pero linda, usted est perdiendo la memoria! Yo tengo cuarenta y dos aos, y pienso quedarme en ellos mucho tiempo (Pausa.) Al menos, eso es lo que le he confesado a Jim. MISIA MANUELA Jim? (Silencio.) No ser Jim Anderson, el amigo de Panchito? MARGARITA-S, es l. (Como disculpa.) Pero es bastante mayor que Pancho (MISIA MANUELA cierra los ojos y se reclina en su silla, cansada. LEONOR se acerca.) LEONOR -Quiere un poquito de coramina, mam? MISIA MANUELA (Se demora en contestar.) No, dame un vaso de agua. (LEONOR va al aparador, sirve un vaso de agua y se lo pasa. Ella apenas se moja los labios y se lo devuelve.) Perdnenme, pero todo me cansa. Hasta las bromas de la Margarita (Mira un punto vago del infinito y habla con voz cansada, sin dirigirse a nadie.) Enojarme? Para qu? Qu sacara?
MNICA -(Cariosa.) Quiere que la lleve a su dormitorio, abuelita, para que descanse un rato?
MISIA MANUELA (No ha odo.) Por ahora, todo se sostiene. Pero qu va a pasar cuando yo me muera? (Todos se miran entre s.) LEONOR -(Timidamente.) Mam MISIA MANUELA Por ahora, para engaarme, Pancho finge que las cosas del fundo marchan bien. La Margarita me habla de noviazgo (Suspira.) Menos mal, para engaarme, las apariencias se mantienen LEONOR -Otro poquito de agua? MISIA MANUELA (Aparta el vaso con fastidio.) Cuando yo me muera, todo se desmoronar. Ya no tendrn a quien mentir. Preferirn ser francos. Ser el fin (Pausa.) MARGARITA -(La mujer de mundo.) Pero mam, su filosofa es muy amarga. No la crea tan moderna! (Intil. MISIA MANUELA hace gesto a PANCHITO que la lleve. ste la empuja lentamente.) MISIA MANUELA Javierito! Javierito! (PANCHO la empuja y salen.) ESCENA SPTIMA Por la puerta chica, ROSA se ha asomado y los ha visto salir, tiene lgrimas en los ojos y la cabeza le oscila: est medio borracha. Sale con la botella en la mano, la misma botella chica guatona de la mama CHANA, y recorrre la pieza monologando. ROSA -Eses leremia. Apuesto quesaes leremia! Eses la que pone rungue a la patrona! (Se tropieza.) Mardieremia, que se vino a meter con la poure. (Ve el retrato de MISIA MANUELA.) Tan decida que era A veces media tiesa, pero daba gusto cuando la mandaba a una -Rosa, ya fuiste a tomar vino de nuevo.
LEONOR
ROSA -(Con hipo y lgrimas.) No es n vino, Leonorcita; es una toma muy gena que me dio el dotor pa la pena. (LEONOR y MARGARITA se miran y se encogen de hombros.) Poure misi Manuelita. Poure patrona! Y qu va a ser de losotros sin ella? Qu voy a hacer yo, cuando no hey hechotra ocsa que servirla toa la va? Quin me va a mandar como ella, cuando ni la Moniquita (dedo de fiscal a LEONOR y
a MARGARITA.) ni ust, ni ust, saben lo que es mandar, como ella? (Hipo y sollozo.)
LEONOR -(La toma de los hombros con cario.) S, mamita, tiene razn. Pero ahora se va a ir a acostar un ratito, para que descanse bien (ROSA se deja conducir y sale tambalendose, mientras dice con un brazo en alto.) ROSA -Ms mejor me voy con ella, con mi patrona, antes que quearme sola. Me voy con ella, con ella (Hipo.), con ella! (Salen por la puerta chica.)
TELON
QUINTA PARTE
En nuestros das. El mismo decorado, pero sin cortinas y con pocos mubles. Pueden aprovecharse los primeros momentos para sacar la utilera, como parte de la mudanza. Los
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MUDANCEROS, uno viejo y otro joven, mueven los muebles. MNICA adelante, de espaldas al pblico, dirige la mudanza. Es una mujer enrgica, de ms de cuarenta aos, con la misma voz y los mismos ademanes de su abuela. ESCENA PRIMERA MNICA -Cuidado con el sof! As, para que no pase a llevar la mesa. Colquenlo encima de los bales, en el carro para que no se deteriore. (Salen con el sof. Entra FELISA, una empleada joven, cargada de maletines y cajas de sombreros.) FELISA -Seora Mnica, qu hago con todo esto? (La palabra esto en cierto tono despectivo.) Son cosas de la seorita Leonor, y no caben en ninguna parte. MNICA -Vio si podan caber en el bal grande de mimbre? FELISA -Claro, pues, seora. Pero est lleno de cajas sucias y de vejestorios. Uno de esos hombres va a tener que ayudarme a cerrrarlo. MNICA -Entonces djelo todo en el saln verde, al lado de la puerta de calle y lo llevaremos en el auto con nosotras. (Sin contestar, y fastidiada con el peso FELISA sale. Entran los MUDANCEROS de nuevo.) Qued bien colocado el sof? MUCANCERO VIEJO Tuava no, seorita. En el correor lo dejamos mientras tanto. MNICA -Ahora los sillones. Cada uno puede llevar uno. (Los hombres empiezan a cargar los sillones. Entra LEONOR. Tiene sesenta y tantos aos, su rostro est verdaderamente bello y dulce, enmarcado por un pelo blanco de gran distincin. Usa bastn.) LEONOR -(Avanzando hacia MNICA.) Mnica, hijita, vengo a confesarte algo que no me esperaba: me siento alegre, casi feliz de abandonar esta casa! MNICA -Es natural, to Non. Vamos a empezar juntas una vida nueva! LEONOR -(Mira con rapidez el retrato de misi Manuela.) Hace diez que t me venas rogando dejara esta casa, y yo me resista. Le tena miedo a este momento. Crea que tena que morir aqu, entre estos muros; que no resistira la separacin. (Los MUDANCEROS salen con los sillones.) MNICA -As son las cosas, ta. Lo que usted no se atrevi a decidir, lo decidi la necesidad. Que si a mi pap no le vencen las hipotecas del fundo, no habramos tenido que vender esta casa, y usted se habra quedado aqu. LEONOR -Bendita necesidad! MNICA -(Un momento de nostalgia en una persona poco nostlgica. Mira el retrato.) Si hubiera sabido la abuelita que de toda la fortuna slo nos iba a quedar esta casa O mejor dicho, el terreno, ya que la prxima semana empieza la demolicin LEONOR -(Por fin valiente.) Sursum corda, Mnica! Y edificiarn aqu un edificio de diez pisos, y vendremos a visitarlo un da, cuando est terminado! Qu importa, cuando en tu casita del Golf viviremos muy unidos y felices contigo y tus nios. (Vuelven los MUDANCEROS.) MNICA -As es, ta. No tendremos fortuna, pero la tendremos a usted. (LEONOR se re. MNICA a los hombres.) Ahora, el escritorio. (Lo cargan.) LEONOR -Ah sacaba sus cuentas mi mam, los veinte aos que administr el fundo. En ese escritorio se hizo nuestra fortuna (Entra FELISA con nuevos paquetes y cajas.) FELISA -(Sin ver a LEONOR.) Seora Mnica, no hallo qu hacer con tanto cachivache de la seorita Leonor. Estas cajas (Ve a LEONOR.), es decir que los baules no alcanzan para tanta cosa MNICA -Pngalas en las maletas grandes, esas que traje yo esta maana (Los MUDANCEROS empiezan con el escritorio.) FELISA -Bueno. Y por favor, seora, mndeme uno de los hombres para que me ayude a cerrar los bales. (Mirando al joven.) Ojal el joven. (Salen los MUDANCEROS.) Debe tener ms fuerza. (Sale, en el momento que llega PANCHITO, muy apurado. Tiene cuarenta y tantos aos, y va vestido y afeitado con ese cuidado meticuloso propio de un don Juan.)
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ESCENA SEGUNDA PANCHITO -(A FELISA, con quien se tropieza frente a la puerta.) Perdn, seorita. (Mirada admirativa. Ella sonre y sigue. PANCHO entra.) LEONOR MNICA MNICA -Panchito querido! -(Severa.) Buens das, Pancho. (ste abraza y besa a LEONOR.) -(Seca.) Como de costumbre, llegas atrasado. Ya estamos terminando. PANCHITO -Macanuda la empleadita!
PANCHITO -(Fresco.) Vengo a ayudarle en la mudanza, ta. Mndeme, que estoy a sus rdenes.
PANCHITO -(Cariosa.) Y tu mujer y tus nios? Cmo estn? LEONOR -(Mirando a su alrededor.) Supongo que bien, ta. La ltima vez que vi a Yolanda fue anteayer y estaba perfectamente. MNICA -No es necesario exhibir as tu desunin matrimonial. PANCHITO -(Siempre fresco.) Crea que eras partidaria de la franqueza. No esperars que te diga que adoro a la Yolanda y que pasamos las tardes abrazados frente a la chimenea. (Desagradada, MNICA, se dirige a una esquina a sacar unos cuadros. LEONOR interviene conciliadora.) LEONOR -Panchito, hijito, la Yolanda es tu mujer. Estn unidos en matrimonio. PANCHITO -Qu quiere, ta. La Mnica sabe muy bien que cuando el pap malbarat la fortuna, no fue precisamente por amor que me cas con la Yolanda Romanoni. Fue por salvar la dignidad de la familia. MNICA -La dignidad de la familia PANCHITO -La dignidad que tenamos en tiempos de la abuela slo se recobra con una fortuna gorda como la de los Romanoni. (MNICA hace un gesto despectivo y l ataca.) No es casndote con el pobrete de Juan Pablo Guzmn que vas a levantar a la familia. MNICA -Juan Pablo es pobre, pero los dos trabajamos. Y la dignidad no depende del dinero, Pancho, sino de la conducta honrada de cada uno. Eso nos ense la abuela desde chicos. Pero t nunca quisiste entenderlo. (Vuelven los MUDANCEROS.) LEONOR -No es culpa ma si MNICA -(Interrumpe, como atao, su abuela.) Ahora los cuadros! Primero el de la abuelita, ese grande. (Empiezan a descolgarlo.) Cuidado, que pesa mucho! LEONOR -Cmo te pareces a ella, Mnica! Tienes su valenta y su seguridad. (Susurrando.) Lo que yo nunca tuve MNICA -Lo colocan con mucho cuidado, apoyndolo en un lado del carro. (Salen con el cuadro, ella sigue descolgando los cuadros chicos.) PANCHITO -Y la mama Rosa? Cmo est la vieja? LEONOR -Ah est la pobre, haciendo sus paquetitos, sin darse cuenta que nos vamos. Tiene la cabeza tan mala PANCHITO -Pobre mama, as es la vejez. Y tendr unos ochenta aos? LEONOR -(Sonriendo.) Cmo se te ocurre, Pancho! Es pocos aos mayor que yo. Lo que pasa es que cuando muri mi mam, ella se enferm y envejeci de repente. Ahora se le embrollan las ideas, y hay das en que me trata de Misi Manuela. PANCHITO -Pobre mamita Rosa! Ya no sirve para nada. Podamos mandarla a un asilo! Yo podra pagarle MNICA -(Se vuelve, como herida por un tbano. Es la imagen exacta de su abuela enojada.) Francisco Solar Larran! Cmo te atreves a sugerir eso? Cmo se te puede pasar por la cabeza que nos vamos a separar de la mama Rosa!
PANCHITO -No te pongas sentimental, Mnica. En un asilo puede estar mejor que en tu casa.
MNICA -La mama Rosa en un asilo? Ests loco. No sabes lo que ha sido la mama Rosa para la familia? PANCHITO -(Encogindose de hombros.) Una buena empleada MNICA -Una excelente, una admirable empleada. Nos ha dado su cario, su vida, sin pedir nada en cambio. Seres como ella no volvern a existir. (Transicin.) Convncete, Pancho. Todo lo grande, todo lo bueno que ha habido en la familia, se
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debe a ellas dos: la abuelita y la mama Rosa. LEONOR -(Sin sentirse herida.) Tienes razn, Mnica. Ellas han sido los verdaderos pilares. (Entran los MUDANCEROS. Breve silencio.) MUDANCERO JOVEN -Y ahora? MNICA -Ahora los cuadros chicos. (Los seala. Ellos los toman y salen.) LEONOR -Recuerdo el da en que la Rosa entr a servir. Yo debo haber tenido doce a trece aos. (Suspiro.) Jess, cmo ha pasado el tiempo! MNICA -No haga recuerdos, ta. Piense en el futuro. LEONOR -Lo increble es que puedo hacer recuerdos sin apenarme, Mnica. Bendita sea la vejez! Bendita sea la serenidad! (Se oye una bocina de auto.) ESCENA TERCERA MNICA -Debe ser Juan Pablo que viene a buscarnos. Voy a dar las ltimas rdenes. (Empieza a salir cuando entra FELISA.) FELISA -Seora, no s qu hacer con esa veterana, con esa tal Rosa! Ahora le ha dado por deshacer los canastos y dice que no se va. Yo la ret, pero no saqu nada! MNICA -(Con indulgencia.) No la rete, Felisa. Es una empleada muy antigua, a quien queremos mucho. Djela, no ms, y despus usted rehace los paquetes. FELISA -(Tiesa.) Yo, sirviendo a una empleada (Empieza a salir.) Y a esa vieja loca, todava! (Desaparece.) MNICA -Si quiere, ta, puede recoger sus cosas y se instala en el auto. Yo voy en un momento ms. Me acompaas, Pancho? PANCHITO -Por supuesto. (Salen.) LEONOR -(Pausa. Luego, con emocin.) Adis, casa vieja. (Mira cada rincn.) Adis, saln chico. Adis, mi niez, mi juventud (Desde la puerta se vuelve. ltima mirada.) Adis! (Muy bajo.) Adis! (Sale.) ESCENA CUARTA La escena queda sola un instante. Despus, desde el corredor, entra con lentitud la MAMA ROSA. Rostro oscuro, de moribunda. Tiene la cabeza un poco mala y se mueve con dificultad, apoyndose en muebles y parede. Mira a su alrededor como sin comprender, lentamente. Mira el vaco dejado en la pared al sacar el retrato de misi Manuela. ROSA -(Voz baja, suspirada.) Ay que ver, patrona, que amanec cans No voy a poder n sobarle la esparda ni hacerle la cama (Se apoya en la pared. Aparece MNICA.) -Mamita Rosa! (Va hacia ella y la abraza.) Cmo se siente, mi mamita? -Cans, cans (Seala el vaco del retrato.) Ella se va a enojar conmigo No le voy a poder sobar n la esparda
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MNICA -(Como hablndole a un nio.) Nos vamos de esta casa, mamita; nos trasladamos a la casa ma, en El Golf, y vamos a vivir todas juntas. ROSA MNICA ROSA -Y ella, tambin va? (Seala el vaco del retrato.) -S, mamita. Ella ya se fue; nos est esperando all. -(Se alegra, sonre.) Ta geno Entonces, voy tamin, t geno
MNICA -(La lleva hacia una silla de paja y la sienta.) As, as. (Trae un canasto y se lo pone a un lado.) Se siente mal? ROSA MNICA ROSA -Cans, cans -Le voy a traer un vaso de agua. (Sale rpido.) -Cans, cans (Vuelve MNICA con el vaso de agua y se lo acerca a los labios. Despus lo coloca en el suelo, junto a la silla.)
MNICA -Aqu se lo dejo, por si quiere ms. Ahora voy a ver los ltimos detalles y despus vuelvo a buscarla. Estse bien tranquilita, que ahora va a descansar. Ya no servir ms en casa grande. (Sale. La ltima frase le sigue sonando a ROSA. Se levanta trabajosamente.)
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-Ya no vai a servir en casa grande (Lucha por recordar algo.) Ya no vai a servir en casa grande Ahora vai a servir en casa grande (Ha encontrado la imagen de su ta LIDUVINA, de cuando lleg a Santiago a los quince aos.) Ahora vai a servir en casa grande, onde gente lo muy mejor y tens que portarte bien, entends? (Repite la escena de antao.) S, ta Liduvina, me voy a portar bien. (Repite trabajosamente.) S, ta Liduvina (Gira y divisa el vaco del cuadro de misi Manuela. Se inclina con dificultad.) Rosenda del Carmen Gonzlez Tapia, pa servir a su merc (Revive el dilogo.) Claro que s rezar, pus patrona (Con ritmo de catecismo, lentamente.) Santa Mara, MaireDios ruega por losotros los pecadores, ahora y en lhore nuestra muerte. Amn. (Silencio. Se ve pasar a PANCHO que grita: Aqu llevo la Virgen del Carmen.) On Javier, on Javier, qu le jue a pasar? Cmo lo jue a botar el caballo, cuandust desde chico que amansaba los potrillos? (Silencio. Con mano temblorosa, saca un rosario del seno.) Aqusta su rosario, bien guardao. Nunque dejao de rezarle, ni un solo da. (Pausa.) Nu ereso lo qui ust quera? (Pausa. Entra el MUDANCERO VIEJO y pregunta.)
MUDANCERO VIEJO -Quea argo p la mudanza aqu? (ROSA no contesta. l ve la silla de paja y va a tomarla. Est transpirando. Ve el vaso de agua en el suelo.) Me pueo tomar estagua? (Silencio de ROSA.) Gracias, seora. (Bebe el agua de un trago, toma la silla y sale.) Gracias, seora. (Por el corredor, el MUDANCERO JOVEN llama.) MUDANCERO JOVEN -Ya, aprate, pus Custodio! (ste sale, ROSA se agita.) ROSA -Custorio, Custodio (Lo busca con la vista.) Onde stai? Custodio Te juiste otra vez te juiste Soy yo, la Rosa. La Rosita (Silencio. Se asoma MNICA por la puerta.) -Ya, mamita Rosa. Est lista! Venga. -(Cree or a MISIA MANUELA.) Me llama, misi Manuela? (ROSA se agacha y toma su canasto, trabajosamnte. Mira el vaco del cuadro y avanza con lentitud, vacilante.) -Ve cmo li hago farta, misi Manuela? (Avanza lentamente hacia la puerta.) Allrriba tendr muchos angelitos que la sirvan, pro apuesto que no se puee avenir con ellos, p que le soben lesparda Apuesto que ninguno la sirve mejor que la Rosa la pobre Rosa (Est junto a la puerta.) -Ya voy, patrona, ya voy! (Sale tranqueando, apoyndose en la pared.) FIN
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