Cátedra Antenor Orrego
Cátedra Antenor Orrego
Cátedra Antenor Orrego
EL ANARCOSINDICALISMO
Los trabajadores e intelectuales del Perú y de América Latina de comienzos del siglo pasado,
recibieron fuerte influencia del anarquismo, corriente ideológica surgida en Europa a mediados del
siglo XIX, para alcanzar una sociedad con irrestricta libertad y cuya mayor aspiración es la
desaparición del Estado y de toda forma de poder.
El francés Pierre Joseph Proudhon (1809-1865) fue uno de sus abanderados más destacados, criticó
severamente la propiedad y fundó el movimiento mutualista. Mikail Bakunin (1814-1876), ruso, otra
cabeza de esta doctrina, en su defensa de la libertad individual absoluta, rechazó al socialismo
marxista. El príncipe ruso Pedro Aleseych Kropotkin (1842-1921), también figura destacada entre los
ácratas, escribió libros de mucha acogida entre estudiantes y trabajadores peruanos, y fue uno de los
primeros personajes notables en enrostrar públicamente a Lenin sus métodos autoritarios para
imponer el comunismo. Ellos y los anarquistas en general rechazaron toda forma de dictadura,
exaltaron los valores de la fraternidad entre los hombres y de la libertad sin límites, motivo por el
cual se les llama libertarios. En el Perú, la figura intelectual más notable que abrazó las ideas
anarquistas fue Manuel González Prada (1848-1918), cuyas obras Pájinas Libres y Horas de Lucha,
presentan la cruda realidad peruana de fines del siglo XIX y principios del XX, señalan el problema
del indio, plantean la colaboración del intelectual con el obrero. Por su actitud rebelde, su firme
posición moral, su política radical frente a los problemas nacionales, logró la admiración de
estudiantes y obreros, que lo consideraron su maestro.
En la realidad social de entonces, en que las extenuantes jornadas de trabajo se extendían hasta más
de doce horas diarias, con bajos salarios y condiciones de vida humillantes, el anarquismo encontró
terreno fértil entre los obreros. Sus ideas se fusionaron con el sindicalismo e impregnaron las
organizaciones de los trabajadores en Lima, las principales ciudades y centros laborales del país. Los
primeros gremios y huelgas fueron promovidos por los libertarios. En Trujillo, fundaron sociedades
mutualistas y otras instituciones, tales como la Liga de Artesanos y Obreros del Perú (1898) que aún
existe. Los trabajadores azucareros de los valles de Moche y Chicama abrazaron el
anarcosindicalismo y organizaron gremios para defender sus derechos. Allí existía el abusivo sistema
de “enganche”, similar a la “mita” de los tiempos coloniales, que ataba al trabajador con el
contratista. Las huelgas a partir de 1910 fueron el medio de su lucha reivindicatoria, pero sus
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reclamos eran reprimidos violentamente por la policía, puesta del lado de los hacendados. Por lo
general, las paralizaciones de labores terminaban con el derramamiento de sangre de los trabajadores,
como sucedió con la masacre de 1912 en Casa Grande. La historia registra los nombres de bravos
luchadores sociales de Trujillo y los valles vecinos que abrieron el camino de los derechos laborales.
Los anarquistas trujillanos tenían una biblioteca que izaba cada primero de mayo una bandera roja,
símbolo de su ideología. Entre los que alcanzaron notabilidad figuró Julio Reynaga. Los estudiantes
de espíritu justiciero mantenían relaciones cordiales con ellos, en forma individual o mediante el
Centro Universitario, y brindaban apoyo a los trabajadores a través de artículos periodísticos, como
en repetidas ocasiones lo hizo Antenor Orrego.
LA REVOLUCIÓN MEXICANA
Uno de los acontecimientos de mayor trascendencia del siglo pasado, particularmente para América
Latina, fue la revolución mexicana, iniciada en 1910. México estaba gobernado por el general
Porfirio Díaz (1830-1815) que durante largos años –desde fines del siglo XIX- imponía su férrea
voluntad en el país. La constitución política era mellada; las libertadas ciudadanas, recortadas; la
represión de las protestas contra su régimen opresor se acallaban con dureza. La riqueza nacional,
sobre todo el petróleo, era absorbida por el capital extranjero. Y aunque le interesaba el aspecto
material de la economía, el aspecto moral del país iba hacia el precipicio. Los asesores del presidente
se inscribían en la corriente filosófica del positivismo y se les conocía como “los científicos”, entre
los cuales hubo algunos intelectuales connotados.
Previos fallidos motines, la revolución estalló el 20 de noviembre de 1910, año en el que Díaz, una
vez más, se impuso en las elecciones. Pero como el alzamiento popular avanzó, se vio obligado a
dimitir en 1911. Francisco I. Madero fue el iniciador del movimiento, en torno del cual se
congregaron los luchadores por la libertad y la justicia social. Su lema, “sufragio efectivo; no
reelección”, tuvo acogida en las mayorías populares, que además del cambio político, exigían rumbo
social, particularmente, la liquidación del latifundismo mediante el reparto de la propiedad de la
tierra, del que fue abanderado Emiliano Zapata, representante del espíritu agrarista, cuyas palabras
“Tierra y Libertad”, calaron hondamente entre los campesinos, víctimas de secular explotación por
parte de los grandes hacendados.
Con avances y retrocesos, adhesiones y felonías entre sus caudillos militares y civiles, la
revolución mexicana, fue un largo proceso que costó numerosas vidas. Movimiento espontáneo pero
vigoroso, con improvisaciones y tanteos, superados por la fuerza vivificante del pueblo, no se guió
por una ideología específica, comenzó sin un plan concreto, se hizo sin un programa delineado. Sin
embargo, se convirtió en la primera revolución social –no socialista- del siglo XX. De la acción
contra la reelección presidencial, la falta de libertad, el avance imperialista sobre las riquezas del
país, la explotación del indígena, y después de años de lucha armada y derramamiento de sangre, la
revolución pasó a un cause doctrinario y se institucionalizó mediante la Constitución de Querétaro,
aprobada en 1917, durante el gobierno de Venustiano Carranza.
En el fragor de la contienda, surgieron, junto a los caudillos militares, espontáneos líderes
populares, entre ellos, Doroteo Arango, más conocido por su sobrenombre de Pancho Villa, de firme
postura agrarista y antifeudal. La defensa de la soberanía, el rechazo al imperialismo estadounidense,
la bandera nacionalista y al mismo tiempo latinoamericanista, la política agraria a favor del
campesino y cierta posición anticlerical, estuvieron presentes en los principales caudillos y en
decisiones de los gobiernos nacidos al calor de la revolución. El derecho de los trabajadores a
sindicalizarse y defenderse, la separación de la Iglesia y el Estado, el pregón de la unidad de América
Latina, el reconocimiento de la ciudadanía continental, la defensa de la identidad cultural, el apoyo a
la creación artística y el gran impulso que mereció la educación, le dieron a México un nuevo rumbo.
Durante el gobierno de Álvaro Obregón (1920-1924), el país alcanzó notoriedad en el campo
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Frente a la realidad dramática de las universidades, durante las primeras décadas del siglo, los
únicos que adoptaron una posición activa, firme y constante para enmendar rumbos, fueron los
alumnos, no los profesores ni autoridades. Las iniciativas de cambio partieron de aquéllos, no de
éstos.
El movimiento reformista eliminó el predominio nepótico, plutocrático y oligárquico enquistado en
cátedras y órganos de gobierno de las universidades. Combatió la obsolescencia de los contenidos de
aprendizaje, el trato autoritario al alumnado y auspició el estudio de la realidad nacional. Los
reformistas hicieron frente al colonialismo mental e iniciaron la movilización por la búsqueda y
realización de lo auténtico, de lo nuestro; la independencia cultural y la identidad nacional. La
Reforma Universitaria dio inspiración, rumbo y pensamiento en el orden sociocultural.
A raíz de la Reforma, las universidades incrementaron su número de alumnos y de asignaturas
sobre temas nacionales; renovaron su cuerpo de profesores y sus métodos de enseñanza; se
vincularon con la comunidad; adquirieron orientación social. Se inició la democratización de la
educación.
El movimiento tuvo en Argentina como líder principal a Gabriel del Mazo; en Colombia a Germán
Arciniegas. En el Perú el abanderado indiscutible fue Víctor Raúl Haya de la Torre; además
destacaron: Jorge Guillermo Leguía, Luis Alberto Sánchez, Jorge Basadre, Raúl Porras Barrenechea,
Manuel Seoane y Manuel Abastos.
El primer congreso nacional de estudiantes se realizó en Cusco en 1920, organizado y presidido
por Haya de la Torre. Allí se acordó fundar las universidades populares, cuya inauguración ocurrió en
1921, luego fueron bautizadas con el nombre de González Prada, y mediante ellas se hizo obra
trascendente en la educación de las clases trabajadoras, no vista antes ni repetida después.
El movimiento reformista propugnó una universidad democrática, autónoma, integral, dinámica,
social, científica y humanista. Ha legado, en la teoría o en la práctica, diversidad de postulados, la
mayoría de ellos en plena vigencia: comunidad universitaria integrada por profesores, alumnos y
graduados; autonomía institucional en sus aspectos académico, normativo, administrativo y
económico; libertad de cátedra; cátedra libre; asistencia libre; cátedra paralela; temporalidad de la
cátedra y su provisión mediante concurso; gratuidad de la enseñanza; participación estudiantil en el
gobierno universitario; aplicación de métodos activos en el proceso de enseñanza-aprendizaje;
democratización de la universidad; proyección hacia el pueblo y preocupación por los problemas
nacionales; orientación hacia la integración latinoamericana.
LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA
Los primeros años del siglo XX no solo están marcados por los cambios políticos y sociales, sino
también por el progreso científico y su manifestación tecnológica. Diversos aportes decimonónicos
fueron recusados. Con el desarrollo de las ciencias matemáticas y físicas, se abrieron paso nuevos
conceptos sobre materia, masa, energía, movimiento, velocidad y muchos más, con hondas
repercusiones en todas las manifestaciones del conocimiento. Surge la física relativista y quántica.
Los esposos Pierre Curie (1859-1906) y Marie Sklodwska (1867-1934) descollaron en sus
investigaciones sobre la radioactividad y descubrieron nuevos elementos químicos. Albert Einstein
(1879-1955) formuló la teoría de la relatividad, de suma trascendencia en el avance científico. La
primera transmutación del átomo fue hecha (1919) por Ernest Rutherford (1871-1937). Y por su lado,
Nilhs Bohr (1885-1962) aportó con sus estudios sobre la estructura del átomo. Los trabajos de Max
Planck (1858-1947) desembocaron en su teoría de los quanta. Guillermo Marconi (1874-1937)
realizó las primeras pruebas de transmisión inalámbrica mediante ondas hertzianas, perfeccionó la
radio y sentó las bases de la televisión. La fisiología cuenta entre sus grandes representantes a
Santiago Ramón y Cajal (1852-1934). Durante la primera guerra mundial, Alexander Fleming
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investigaba sustancias antibacterianas que no fuesen tóxicas para el organismo humano y años
después (1928) descubrió la penicilina y con ella inició la era de los antibióticos.
La relación precedente, rápidamente expuesta, es solo una muestra, no agota el aporte del intelecto
de principios del siglo XX al incesante proceso creador que hemos vivido y seguimos viviendo, en lo
que se llama revolución científica y tecnológica, cuyas posibilidades para hacer más llevadera la vida
de toda la humanidad son insospechadas.
Las juventudes estudiantiles de las primeras décadas del siglo anterior procuraron estar informadas
de tan formidables avances que impactaron en sus mentes y sus actos.
LA REALIDAD NACIONAL
Durante los primeros decenios de la centuria pasada, socialmente se distinguían en el Perú tres clases.
Una, la clase rica o pudiente, en parte, heredera de la nobleza colonial (aristocracia) y orgullosa de su
pasada alcurnia, que pasó a la república con su mismo poder; a ella se unieron los nuevos ricos
surgidos durante el auge del guano y del salitre. La componían los grandes terratenientes y
propietarios de minas, los grandes empresarios del comercio de exportación e importación y de la
industria, asimismo los banqueros. Era la minoría de la población pero con fuerte influencia política
(oligarquía) en razón de su enorme poder económico (plutocracia). Encumbrados hombres públicos
(presidentes, ministros, legisladores) salieron de su seno. También se le llama gran burguesía.
Otra, la embrionaria clase media la integraban pequeños y medianos propietarios de tierras,
comercios e industrias, empleados, profesionales, intelectuales, estudiantes y sectores poblacionales
de mediano poder adquisitivo en el gran mercado. Allí germinó la emoción social y el interés por los
problemas nacionales, la crítica contra la injusticia y el autoritarismo, el anhelo de mejora de las
grandes mayorías, lo cual se fue evidenciando con su creciente participación política, tan es así que
de ella surgieron grandes ideólogos, fundadores y conductores de partidos que alcanzaron adhesión
popular. Y de allí en lo que corrió del siglo, salieron también las figuras más representativas de las
letras, artes y ciencias del Perú contemporáneo, como fue el caso del Grupo Norte y de la Generación
del Centenario.
Y la clase popular, compuesta principalmente por campesinos, obreros y artesanos, era la
mayoritaria. Por lo general, sobre ellos recaía cruel explotación, así entre los asalariados de las
haciendas cañaveleras y algodoneras de la costa, como entre los campesinos, víctimas de los
gamonales de las regiones altoandinas, y entre los obreros de los asientos mineros. Todos los
trabajadores manuales tenían bajos ingresos y escaso poder adquisitivo de productos manufacturados.
En muchísimos lugares, por su deficiente alimentación, pobre vestimenta, mala habitación, falta de
medicación y su analfabetismo, vivían en condiciones infrahumanas. A ello se sumaba el consumo de
coca y alcohol que minaban su salud. Entre los trabajadores más cultos, caló el anarcosindicalismo y
surgieron inquietudes de organización gremial y participación política. Con el apoyo de los
estudiantes, lograron ciertos avances en la legislación social, tal el caso de la jornada de 8 horas
diarias de trabajo en 1919.
En el aspecto económico, cabe anotar que las grandes haciendas de caña de azúcar se iniciaron con
el siglo. La concentración de la pequeña y mediana propiedad dio origen a los latifundios en manos
de empresarios extranjeros: Casa Grande, la más vasta hacienda del país, y Laredo (Gildemeister,
alemán); Cartavio y Paramonga (Grace, estadounidense). Las haciendas de Chiclín y Roma, de
inmigrantes italianos (Larco), pasaron a sus descendientes peruanos. Los antiguos trapiches fueron
desplazados por los grandes ingenios. Los trabajadores procedían, en su mayoría, de las regiones
altoandinas, reclutados por el sistema de “enganche”, montado por los contratistas, intermediarios
entre la empresa y los trabajadores, que vivían miserablemente en campamentos, alrededor de los
ingenios. Casa Grande, autorizada por el gobierno, construyó un ferrocarril hasta el puerto de
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Arequipa (Grupo FIAT y otros), e inquietudes fuera de estos grupos, y todos en conjunto, conforman
la Generación del Centenario o de la Reforma Universitaria, también llamada Generación Vetada.
Unos fueron poetas, narradores o ensayistas; otros, pintores o músicos; otros más, historiadores,
filósofos o políticos; la mayoría, periodistas y educadores; todos dirigieron su mirada a realidad
peruana, para transformarla. Es la generación más brillante, de sus filas salieron personajes cuya
fama se extendió por todo el mundo. A ella perteneció Antenor Orrego.
TRUJILLO, CUNA DE UNA NUEVA GENERACIÓN
Esta ciudad transcurría su vida con la misma quietud de tiempos anteriores. Según Orrego, era una
oscura ciudad, una aldea agraria pero de universitarias presunciones, de vida sosegada y mansa como
los verdes cañaverales de sus alrededores. Aún conservaba su solera colonial, sus casonas señoriales
con grandes portones y balcones de madera tallada, ventanas de fierro forjado, amplios salones y
zaguanes, así como la maravillosa arquitectura de sus templos. En sus calles, anchas, unas
empedradas y otras de tierra, pero limpias, se escuchaba el pregón de los vendedores de pan, leche,
pescado o fruta, el trotar de caballos, el chirrido de carretas y carruajes. Pero pronto llegaron los
automóviles. A horas establecidas, las campanas de sus iglesias coloniales, llamaban a misa, desde la
Catedral, del Carmen, la Merced, San Francisco, San Agustín, Santa Ana y tantas más. Su población
no excedía de 16 mil habitantes.
Su nota colonial era acentuaba por la muralla construida para resguardarla del asalto de piratas y
corsarios. Y seguían en uso sus grandes portadas: la de Huamán, al oeste, daba salida de la muralla
hacia el pueblo prehispánico de ese nombre; la de Mansiche, al norte, en dirección de ese pueblo
también de origen indígena; la de Miraflores, al noreste, cerca de la Iglesia de Santa Rosa y de la
línea férrea al valle de Chicama; la de Moche, al sur que daba salida al antiguo pueblo de Moche; y la
Portada de la Sierra, al este, por donde partían los viajeros al interior.
Por lo general, las familias vivían retraídas, en un ambiente de quietud conventual. Las calles
cobraban vida en las primeras horas de la mañana en los alrededores del mercado de abastos, y en
otros momentos en las puertas de cines y teatros. Por las noches, todo era soledad y silencio. Juan
Espejo Asturrizaga anota: “La vida se deslizaba apacible en los interiores de los hogares, sin traspasar
sus dinteles, resguardadas por sus añosos portones y las gruesas varillas de las rejas de sus amplias
ventanas coloniales. Sociedad cerrada, orgullosa, egoísta, con un sentido bastante medieval de su
clase, de sus abolengos, que vivía todavía dentro de un pasado aún no renovado”.
Los colegios de entonces eran el Seminario de San Carlos y San Marcelo, fundado por el obispo
trujillano Carlos Marcelo Corne (1625), San Juan, Instituto Moderno, para varones; y para mujeres:
Santa Rosa y Hermanos Blanco o Belén. Además funcionan numerosas escuelas primarias, tales
como el Centro Escolar Nº 241, ubicado en la plaza de armas, donde fue profesor César Vallejo. La
universidad, fundada por Simón Bolívar y José Faustino Sánchez Carrión (10-05-1824), reunía
alumnos de todo el norte peruano. Quienes provenían de fuera, generalmente, vivían en pequeños
hoteles y pensiones, llevaban vida sencilla de acuerdo a las mesadas de sus familiares.
Las principales actividades comerciales y cívicas se realizan en torno al mercado, la plaza de
armas, los jirones Progreso (hoy Pizarro), Gamarra, Bolívar, Ayacucho y del Arco (Mariscal de
Orbegoso).
Los diarios que circulaban eran La Industria (fundado en 1895 por Edmundo Haya Cárdenas y
Teófilo Vergel), La Reforma, La Razón y El Federal. De Lima, llegaban periódicos y revistas una vez
por semana, por barco.
Las actividades culturales eran insignificantes. La universidad se concentraba en el desarrollo de
las cátedras, las colaciones de grado y, esporádicamente, alguna conferencia. Con las fiestas
religiosas y familiares o del aniversario patrio, los vecinos rompían su letargo.
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A mediados de la segunda década, los gremios de trabajadores con sus reclamos, el Centro
Universitario con sus labores de proyección social, y la confluencia de inusitadas inquietudes
estudiantiles comenzaron a darle a Trujillo nuevo rostro. Surgió una pléyade juvenil atenta a los
sucesos del mundo y preocupada por el estudio de la realidad peruana. Reuniones de lectura, debate y
fraternidad, excursiones a monumentos arqueológicos y playas, poemas, dramas y ensayos, melodías
y pinturas, estudio de los problemas locales y nacionales, celebraciones y ágapes, fueron formando
nuevos actores del pensamiento. Aquellas “líricas y férvidas juntas moceriles” –según palabras de
Orrego- abrieron a su fantasía viajera caminos innumerables de la creación intelectual. “Rondas
nocturnas, pensativas y de encendida cordialidad, unas; gárrulas y alborotadas, otras. Más de una vez
la algarada juvenil turbó el sueño de la vieja ciudad provinciana. Con frecuencia los amaneceres
sorprendíannos en estos trajines que tenían un adulzurado sabor romántico, apagando como de un
soplo, la feérica fogata de nuestros ensueños”. “Así comenzó una heroica lucha que algunos años más
tarde debía rendir tan pródigos frutos para la cultura y elevación mental de Trujillo”, dice Orrego.
Así Trujillo irá dejando su apacible y rutinaria vida y será el escenario donde nacerá un mensaje de
identidad cultural y compromiso de redención social. Así con los pies bien puestos en su propia
realidad y conectada con el acontecer mundial y nacional, se gestó una nueva generación, la
generación del Grupo Norte o Bohemia Trujillana, alborada de rumbos inéditos para un Perú libre,
justo y culto. Y así el futuro autor de Pueblo-Continente, comenzó a decir su palabra y realizar su
acción.
Dr. ERO/10-08-08
lo cual convulsionó el manso y muelle transcurrir citadino de la época. Pero estos jóvenes no se
amilanaron, no quisieron que otros pensaran por ellos, prefirieron el camino áspero y difícil a la vida
rutinaria y cómoda, aunque su actitud insólita les costara, casi siempre, nefastas incomprensiones,
increíbles pretericiones, silenciamiento y veto de larga duración.
Social e históricamente, las generaciones nacen al conjuro de factores típicos e irrepetibles. Y no
obstante las naturales diferencias entre sus miembros, es tácita la comunión de ideales y aspiraciones
que imponen nota peculiar y distintiva a su palabra y acción. En esta perspectiva, la generación que
Trujillo vio balbucir hacia 1915 hizo frente a una enorme barrera de privilegios arraigados y pasiones
implacables. Sin embargo, logró abrirse entre todas las dificultades, de allí que su lucha por la cultura
marcara con sello indeleble su destino. Las vicisitudes de aquellos años formaron su carácter y
acicatearon sus sueños y esperanzas. Las circunstancias adversas le exigieron pugnacidad y ésta
implicó imaginación creadora para manejar las armas del pensamiento.
El núcleo de jóvenes intelectuales, llamado “La Bohemia Trujillana”, “Grupo de Trujillo” o “Grupo
Norte”, tuvo por mentores a Antenor Orrego y José Eulogio Garrido, y junto a ellos figuraron: César
Abraham Vallejo Mendoza, Víctor Raúl Haya de la Torre, Alcides Spelucín, Macedonio de la Torre,
Carlos Valderrama, Carlos Manuel Cox, Francisco Xandóval, Juan Espejo Asturrizaga, Oscar Imaña,
Federico Esquerre, Daniel Hoyle, Eloy Espinoza, Manuel Vásquez Díaz, Alfonso Sánchez Arteaga o
Camilo Blas, Juan José Lora, Alfredo Rebaza Acosta, Julio Esquerre (Esquerriloff), Leoncio Muñoz,
Néstor Martos, Francisco Dañino…cuando el Grupo se dispersaba, Ciro Alegría.
Esta pléyade tuvo que actuar con beligerancia intelectual para abrir su auténtico camino en un
ambiente negativo y hostil. Solo así pudo realizar, según palabras de Orrego escritas en 1926, “la
labor tal vez de más dilatada envergadura espiritual y de más fuerte virtualidad cohesiva que se ha
dado en los últimos años de la República”.
Podría decirse que tal juicio vino de parte interesada y se emitió en tiempo cercano a los hechos,
pero es certero como lo corrobora la obra realizada por cada personaje, y hasta es modesto conforme
lo amerita el historiador Héctor Centurión Vallejo cuando anota: “El Grupo [Norte] realizó en el Perú
el más importante movimiento intelectual, la más vital revolución ideológica, que en sus fines y
objetivos, aunque distintos, es comparable a la revolución ideológica que precedió a la guerra de la
independencia”.
En momento posterior al citado, Orrego ha dejado otros testimonios de sus imborrables recuerdos
de aquellos años. Dice en Mi encuentro con César Vallejo: “A fines de 1915 publiqué una página
íntegra con los versos de Spelucín, Vallejo e Imaña en “La Reforma” (…) Alrededor de ella y, poco
antes, alrededor de la revista “Iris” comenzó a configurarse y canalizarse el movimiento literario
inicial, que hubo de alcanzar su mayor brillo, difusión e influencia alrededor del diario trujillano
“El Norte”, que Spelucín y yo fundamos (…) “El Norte” se constituyó en el centro inspirador y
animador de la novísima corriente intelectual y literaria en todo el norte de la república, que se
extendió luego al país entero y que tuvo su arranque o epicentro en la ciudad de Trujillo”.
Y añade: “Las veladas transcurrían entre lecturas, comentarios de los nuevos libros, conferencias
improvisadas, recitaciones poéticas, música clásica y, más que todo, la crepitante algazara de los
mozos que incursionaban con frecuencia en los restaurantes y cafés de la ciudad. En altas horas de
la noche, las calles trujillanas, devolviendo el eco de nuestras voces, nos vieron deambular con
ruidosa alegría en ocasiones innumerables. Solíamos, también, trasladarnos a las playas cercanas:
Buenos Aires, Huanchaco, Las Delicias y, en muchas ocasiones, nos sorprendió el amanecer, frente
al mar, recitando versos de Maetelinck, Verhaaren, Samain, Rimbaud, Paul Fort James, Mallarmé,
Walt Whitmann, Darío, Herrera y Reissig, Lugones y, desde luego, el pauvre Lelián, Baudelaire y…
tantos más. Algunas veces, la voz de Imaña, con no muy buena dicción francesa, por ese entonces, y
recitando con entonación un tanto engolada,
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“Entonces, también, comienzan a florecer sobre el sepulcro las jaculatorias y las apologías más
desmesuradas y estridentes”.
En medio de la ingratitud empeñada en olvidar a muchos personajes, han surgido ya evidencias de
su reivindicación.
En verdad, las lecturas, los recitales, la conversación, el debate, las caminatas por playas,
monumentos arqueológicos y la campiña circundante…le dieron a los miembros del Grupo Norte una
expresión espontánea y original de vivificante metodología pedagógica, riquísima en
interaprendizaje. La autodisciplina y la convivencia espiritual les prodigó la cultura que el sistema
educativo no les pudo dar. El Grupo vivió más al día que la propia universidad respecto al avance de
las diferentes manifestaciones culturales, particularmente en los campos literario, estético y
filosófico. Sus miembros practicaron ese concepto de la teoría educativa según el cual todos somos,
al mismo tiempo, educandos y educadores. Tal vez allí tendrían origen estas reflexiones de Orrego:
“No hay sabiduría infusa, sino sabiduría sufrida, conquistada y vencida”. “Es necesario que conozcas
tu mensaje para enseñarlo”. “Revelas y te revelan. Enseñas y te enseñan. Eres profesor y discípulo”.
La generación emergente se vio ante la imperiosa obligación de combatir la rutina, marchar por su
propia ruta, crear su camino. Los jóvenes abrieron su mente y su corazón a lo nuestro y entraron el
fragor de la vida colectiva en procura de educación, justicia y libertad para el pueblo.
“Un grupo fecundo y creador”, dice Teodoro Rivero Ayllón, refiriéndose a aquellos jóvenes de
Trujillo, y añade: “Este Grupo Norte es y será un grupo ejemplar, paradigmático. No se ha dado en el
Perú caso similar, y su trascendencia continental es innegable”.
Su obra dejó profunda huella, marcó la historia.
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DIRECCIONES INTELECTUALES Y PRODUCCIÓN DEL GRUPO NORTE
*César Vallejo * Poesía: Los Heraldos Negros; Trilce; Poemas humanos; España, aparte de mi
este cáliz
Ensayo: Rusia en 1931; El arte y la revolución. Novela: Tungteno. Cuento:
*Víctor Raúl
Paco Yunque
Haya de la Torre
* Ensayo: Por la emancipación de América Latina; El antiimperialismo y el
*José Eulogio
Apra; ¿A dónde va Indoamérica?; Y después de la guerra ¿qué?; La defensa
Garrido
continental; Espacio-Tiempo Histórico; Obras Completas (7 ts)
*Alcides
* Prosa poética: Carbunclos; Visiones de Chan Chan
Spelucín
* Poesía: El libro de la nave dorada. Ensayo: Contribución al conocimiento de
*Francisco
César Vallejo
Xandóval
* Poesía: Canciones de Maya; El libro de las paráfrasis
*Eloy Espinoza
* Poesía. Fogatas
*Juan Espejo
Asturrizaga * Biografía: César Vallejo. Itinerario del hombre 1892-1923
*Carlos Manuel * Ensayo: En torno al imperialismo; Utopía y realidad en el Inca Garcilaso de la
Cox Vega; Petróleo en Sudamérica
* Composiciones musicales: La pampa y la puna; Idilio incaico; Khori Huayta
(ópera); Tríptico nacional (ballet)
*Carlos
Valderrama * Composiciones musicales: (Marineras)
*Daniel Hoyle * Novela: Los perros hambrientos; La serpiente de oro; El mundo es ancho y
ajeno
*Ciro Alegría
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Vallejo y Orrego. Por su parte, Haya de la Torre, con el seudónimo de Juan Amateur, escribió la
comedia intitulada Triunfa vanidad que luego presentó la citada compañía. Era una defensa de
Vallejo frente a los injustos ataques de los grupos económicamente privilegiados. Al respecto, Juan
Espejo Asturrizaga (César Vallejo. Itinerario del hombre 1892-1923, Lima, SEGLUSA Editores,
1989, p. 50) anota:
“El argumento se desarrolla en una ciudad de provincias. Una muchacha ‘bien’, hija de un
hacendado rico, envanecido de su plata, se enamora de un poeta, un bohemio con talento, pero
pobre. El padre, incapaz de comprender estos amores, desprecia y se burla del joven poeta. Pero
pasan los días y éste que es orgulloso y luchador obtiene una serie de triunfos que le llevan al éxito
y a la fama. La obra termina con la aceptación del padre para que su hija contraiga matrimonio con
el bohemio”.
“Esta comedia…no era en el fondo mas que una actitud polémica y de rechazo contra ese
ambiente hostil e incomprensivo que se desató en el Trujillo de aquellos días, frente a ese grupo de
elementos juveniles, ardorosos y valientes que empezó a bregar por una renovación cultural y un
afán de sacudir la modorra intelectual de una ciudad carente de valores y sin una auténtica tradición
literaria”.
Vallejo, impresionado por la obra y en adhesión de su compañero de estudios, le dedica un soneto
del mismo título: “Para ti, Juan Amateur, por tu valiente comedia estrenada ayer, cariñosamente.”
¡Triunfa vanidad! ¡Tus dientes roedores
se ceban en el sacro manjar azul del cielo!
¡Judaicas risas huecas! ¡Tus copas de licores
no son copos de gloria! ¡Son úlceras del suelo!
Y son tus cristos siempre tristes soñadores.
¡Tu padre ha sido Sancho; Mercurio fue tu abuelo!
¡Si brillan en tus carnes metálicos sudores
es porque te dan lumbre las lágrimas del cielo!
Mas tú eres necesaria ¡Sin noche no hay aurora!
¡Tal un tropel de muros en donde triunfadora
cabalga una flamante melena de pendones!
Y en el cerebro inmenso que finge el Orbe alado
¡oh, vanidad, tus joyas agudas se han clavado
como una turba bíblica de eternos aguijones…!
(La Reforma, Trujillo, 18 de diciembre de 1916)
Y Haya de la Torre, con el seudónimo de Juan Amateur, publica el poema siguiente:
HIPERESTESIA
Mis primeros versos para César A. Vallejo, cariñosamente.
Mis nervios son las cuerdas de un piano resonante,
que a rudos martillazos la vida hace vibrar,
me deleito escuchando la sonata inquietante
que canta la amargura de un íntimo pesar!
Ya es suave, dulce, rítmica como un “claro de luna”,
ya con Chopin exalta mi loco fantasear,
o crece, se agiganta, resuena como una
inmensa cabalgata wagneriana al trotar…!
(La Reforma, Trujillo, 23 de diciembre de 1916)
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por allá!...
Amados de los vientos, amados de los soles,
y de lo que se viene,
y de lo que se va…
Puertos que vi de cerca,
puertos que vi de lejos,
en el suave regazo de cualquier litoral,
con sus calles sombrosas,
con sus marinos viejos,
y su alcohol,
su tabaco,
y su yodo,
y su sal…
¡Viejos puertos en éxtasis de blanca ave marina,
cuyo refugio búdico perturbara yo un día,
para llevar, del ala tenue de su neblina,
una pluma empapada de acre melancolía!
¡Puertos maravillosos, soñados o entrevistos,
que jugara increíbles catedrales de bruma,
donde monjes huraños salmodiaban a Cristos
celestes, en marinas antífonas de espuma!
¡Puertos de Dios, oh dulces y benignas posadas
Abiertas al misterio de toda inmensidad!
¡Nidos azules para las alas fatigadas!
¡Atalayas de ensueño! ¡Radas de eternidad!
(El libro de la nave dorada, 1926.)
Antenor Orrego, dice en el prólogo de El libro de la nave dorada: “¡Almas tropicales, tórridas
pupilas anegadas de luz, nervios templados en las fraguas del sol, frentes erguidas hacia el combo
cálido del americano cielo, pensamientos frenéticos y caniculares que anunciáis ya el galope de la
raza futura, glebas enardecidas de entrañas pródigas y virginales, mares tibios, caldeados por el
cotidiano beso solar, venid a sentir, por milagro del arte, el jadeo de vuestro fuego, venid a palpar la
recia encarnadura luminosa y musical de vuestro Expresador. Este verbo espejea vuestra ardida
maravilla; esta voz concreta, articula en su registro vuestro cósmico mensaje, tan esperado por otras
razas. Al fin, América, el provenir ha cansado a los siglos y he aquí tu hijo amasado con la ganga de
tus tierras y abrigado en lo más hondo de tu axila materna! ¡Pon la oreja atenta a los primigenios
vagidos sinfónicos de tu criatura bienamada. Esta vez el ruiseñor de la selva ha levantado su tienda
trashumante en los mástiles de lar barcas románticas y sobre los lomos de las olas aladinescas.
Simhad el Marino, que ha fatigado a la aventura cruzando todos los caminos azules, coge la lira y
devuelve en canciones todo lo que a su corazón donóle el trópico alucinado!”
“En César Vallejo, la categoría estética es la virginización técnica del verbo para que se adaptara a
la virginidad de su visión. En Alcides Spelucín, la realidad estética categórica es la virginizacion
formal de las cosas, o mejor, la virginización funcional de la forma que está siempre petrificada y
yerta para el otro ojo vulgar. Por eso, mientras el uno es un revolucionario de la retórica, el otro es
un revolucionario del significado vital de la forma, como presencia real y objetiva. Y es curioso
constatar, que mientras el revolucionario de la forma estética deja intactas las formas de la realidad
objetiva; el revolucionario de la representación funcional de las formas objetivas deja intactas las
romas tradicionales de la estética”.
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“Esta deslumbrante sensibilidad pictórica transmuta el color y la luz en emoción estética. Luz y
color inconfundiblemente tropicales. Verbo radioso que está anegado en el torrente de claridades
zenitales que se proyectan al límpido cielo. El poeta no solo expresa el color objetivo, no solo
transporta la realidad inmediata y táctil, no solo lo incrusta, fotográficamente, en el verso, sino que
lo piensa y la permeabiliza en el espíritu; lo siente como estados de conciencia, como acendrada
entraña de su sensibilidad. ¡Pensar el color, he aquí lo que diferencia de tanto rimador superficial y
descriptivo!”.
4. FRANCISCO XANDÓVAL
BORDE
Para Antenor Orrego
Mañana no estarás. Ya será ausencia
Y no habrá quien nos charle, ¡quien me charle!
No habrá alegría para mi existencia
a quien cuando pidió quisiste darle.
Te nos vas, Antenor ¡Sonoro día,
filo de eternidad, labio que nombra!
Onda de amor y de sabiduría
eres hasta hoy; mañana, ausencia y sombra.
Se nos van tu bohemia, tu algazara,
tu palabra, tu fe, tu noche clara
de verano, tu ritmo, tu emoción.
Y así desde este marzo, el aguacero
Me está borrando ahora tu sendero
¡y se me irá, solito, el corazón!.
(Trujillo, 1920)
LA LÁMPARA EN LA NOCHE
Cuando a solas, en la noche, me debato con mi pena
y en el mar de lo insonoro creo oír que tú me nombras,
tu mirada surge al pronto como un haz de luna llena,
y oloroso se dibuja tu recuerdo entre las sombras.
¡Ah, mujer! Y como nunca, nunca más habré de verte,
tu recuerdo va delante de mi sombra desolada,
¡tu recuerdo irá alumbrándome en las grutas de la muerte
con la lámpara inefable de tu imagen adorada!
(El libro de las paráfrasis, 1967)
5. JOSÉ EULOGIO GARRIDO
“Escritor de extraña y particularísima sensibilidad, a cuya voz se desanudan los caminos; platican
los cerros y las nubes en la gama de sus líricos colores, hablan las piedras y las ruinas de los
imperios fenecidos como si tuvieran el don del canto; las aldeas y los pueblos serranos se acercan y
parlotean como chiquillos o resbalan por las laderas igual que juguetes navideños; todo un milagro
de vigor, de imaginación y de vida, tal es Garrido”.
(Francisco Xandóval, 1941)
ALBORADA
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Mi madre trepa la cuesta llevándome de la mano. Y yo me siento frágil, alado y prismático como
una pompa de jabón. En mi se reflejan el cielo, la ladera, las nubes y el camino.
Nos hemos levantado antes que el sol y viajamos cuesta arriba en busca de unos tragos de leche
recién ordeñada. Vamos en pos de una vaca negra famosa en la campiña.
Esa mañana me enseñó ella lo que era “el rayar de la aurora”, porque los chiroques de plumaje
amarillo y negro, cantan tan dulcemente, porque el río se ríe de mañana y brama de noche, porque
los buenos se van al cielo y los malos al infierno, porque a los cerros les gusta “remedar” a los
muchachos, porque no se ven las estrellas de día y porque hace mal comer demasiado queso.
Aprendí eso aquella mañana y esa es toda la ciencia que poseo para saber del universo y de la
miseria de los hombres. (Carbunclos, ¿1945?)
VISIÓN I
Me he despertado, repentinamente, aquí, en Chan Chan.
Me he despertado en el recinto de un palacio de magia.
Me he despertado repentinamente.
Hay un claror como de grandes ventanales de zafiros: vago e irreal.
Mis ojos no saben si están mirando dentro de la cuerva de un sueño.
No lo saben. Se abren ávidos, ávidos, no más.
Este callejón estrecho teñido de sombra azulmarino y arriba el clarol de los
ventanales de zafiros, vago e irreal.
Camino como si llegara del País Inmóvil.
Mis ojos han olvidado el Pavor.
…pero este muro de la derecha se rompe allí…
Sí…sí se rompe…No…no se rompe…Es que sale él.
¿Hacia dónde?
(Visiones de Chan Chan. Trujillo, Gráfica Jacobs, 1981)
6. ANTENOR ORREGO
Para ser leída cuando falleciera, luego puesta sobre su pecho, ya en el ataúd, Orrego, escribió:
PLEGARIA
Desde todos los evos oscuros de la Eternidad,
Dios está descendiendo sobre mí.
Soy el vértice supremo de las fuerzas
esenciales que se actualizan en mi carne.
Soy el punto neutro en que el ave
reposa y se apresta para el vuelo.
Soy el hijo eterno del Padre Eterno.
¡Grande espíritu del mundo, acompáñame
en mi camino de Dios hacia Dios!
(Obras completas, Lima, Editorial Pachacútec, 1995, 7 V, p. 246.)
(Porque de él se seleccionan diversos textos para el curso, aquí solo transcribimos lo
que antecede)
CRONOLOGÍA DE ANTENOR ORREGO
1892. 22 de mayo. Nace Antenor Orrego Espinoza en la hacienda Montán, distrito de Lajas,
provincia de Chota, departamento de Cajamarca. Sus padres: José Asunción Orrego Asenjo y María
Victoria Espinoza Villanueva., propietarios de dicha hacienda.
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1902. La familia Orrego Espinoza se establece en Trujillo, donde Antenor cursa los estudios de
educación primaria y secundaria en el colegio Seminario de San Carlos y San Marcelo. Allí inicia
sus vínculos con miembros del futuro “Grupo Norte”: José Eulogio Garrido, Macedonio de la Torre,
Alcides Spelucín, los hermanos Víctor Raúl y José Agustín Haya de la Torre. Con el correr de los
años, Trujillo será su ciudad adoptiva.
1910. Ingresa a la Universidad de Trujillo para estudiar en la Facultad de Letras.
El anarcosindicalismo se extiende entre estudiantes y trabajadores manuales de Trujillo y del valle
de Chicama.
Revolución mexicana de amplia repercusión de América Latina.
1912. Registra matrícula en primer año de la Facultad de Jurisprudencia, igualmente en la de
Ciencias Políticas y Administrativas.
24 de diciembre. Por su calificación de sobresaliente, es premiado en el curso de Derecho
Constitucional de la última facultad anteriormente mencionada. La premiación, con la obra de
“Derecho Constitucional” de Grinke, la recibe en la ceremonia de clausura del año académico.
1913. Antenor Orrego y Abraham Valdelomar ganan premios en el concurso literario del diario “La
Nación” de Lima.
Inicia su publicación la revista “Cultura Infantil” dirigida por Julio Eduardo Mannucci, que también
es director del Centro Escolar Nº 241. Circuló hasta 1918. En sus páginas, aparecieron los primeros
poemas de César Vallejo. Allí también publicaron sus versos: Alcides Spelucín, Oscar Imaña, Juan
Espejo Asturrizaga, Francisco Xandóval. Por su parte, Mannucci, Orrego, José Eulogio Garrido y
Federico Esquere escribieron en prosa.
1914. Golpe de Estado contra el presidente Guillermo Billinghurst. Gobierno militar de Oscar R.
Benavides hasta 1915.
23 de setiembre. Discurso de Orrego en la Universidad por la fiesta de la primavera.
Aparece la revista “Iris” dirigida por José Eulogio Garrido; en ella publica Antenor diversos
artículos.
Discurso de Víctor Raúl Haya de la Torre por la fiesta de la raza.
Orrego conoce a Vallejo por intermedio de Haya de la Torre.
Comienza la primera guerra mundial.
1915. Primeras reuniones de la “Bohemia de Trujillo” o “Grupo Norte”, impulsadas por Antenor
Orrego y José Eulogio Garrido.
Orrego es jefe de redacción del diario La Reforma; después será director.
23 de setiembre. César Vallejo recita su poema “Primaveral” desde un balcón frente a la Plazuela
O’Donnovan.
Por su composición “Canto a la Primavera”, Oscar Imaña obtiene la Flor Natural en los juegos
florales organizados por la Universidad.
12 de octubre. José Eulogio Garrido pronuncia un discurso en la Universidad con motivo de la
fiesta de la raza.
Orrego es el guía intelectual de César Vallejo y del Grupo. A fin de año, publica en La Reforma una
página íntegra con versos de César Vallejo, Alcides Spelucín, Francisco Xandóval, Oscar Imaña,
Eloy Espinoza, así como artículos de Federico Esquerre, Agustín Haya de la Torre y Juan Manuel
Sotero.
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Vallejo opta el grado de bachiller en letras con su tesis “El romanticismo en la poesía castellana”.
1916. Las actividades culturales se incrementan en Trujillo por parte de los jóvenes intelectuales y
del Centro Universitario.
Con motivo del fallecimiento de Rubén Darío, Orrego publica un emotivo artículo sobre el poeta
nicaragüense en La Reforma.
Aparece una nota de Orrego en la revista Balnearios, de Barranco, que asimismo le da espaldarazo
a Vallejo al reproducir su poema “Aldeana”.
Para participar en la ceremonia de inauguración del monumento a José Gálvez, en la ciudad de
Cajamarca, el Centro Universitario decide el viaje de cuatro representantes: Dileo Herrera, Álvaro
de Bracamonte, José Eulogio Garrido y Víctor Raúl Haya de la Torre.
Un grupo de estudiantes limeños visita Trujillo. El discurso de bienvenida lo pronuncia Haya de la
Torre. Y Vallejo recita un poema en honor a los visitantes.
En el mes de setiembre, el poeta Juan Parra del Riego llega de visita y es recibido con afecto por los
intelectuales que aglutinan Orrego y Garrido. Les da el nombre de “Bohemia de Trujillo”. El
escritor José Félix de la Puente obtiene el primer premio en el concurso organizado por la
Universidad en celebración de la fiesta de la primavera. En la ceremonia de premiación participan
Juan Parra del Riego y Víctor Raúl Haya de la Torre, que en aquellos días desempeña la secretaría
del Centro Universitario.
12 de octubre. En la ceremonia por el día de la raza, organizada por el Centro Universitario, el poeta
César Vallejo declama su poema “América Latina”
15 de diciembre. La comedia “Triunfa vanidad” escrita por Haya de la Torre, es llevada a la escena
por la compañía española de comedias dirigida por Amalia de Isaura, que hacía una temporada de
teatro en Trujillo en medio de elogiosos comentarios, entre ellos, los de Vallejo y Orrego.
1917. Orrego preside el Centro Universitario, y después Oscar Imaña.
Intensa actividad cultural. Los diarios publican poesías, cuentos, artículos diversos, entrevistas.
Además se realizan veladas literarias y llegan a la ciudad compañías de teatro. El Centro
Universitario promueve inquietudes intelectuales. Desde La Reforma, Orrego inicia los sábados
literarios que acoge la producción de los intelectuales trujillanos. “Orrego se erige en alma y nervio
de esta actividad”, anota Espejo Asturrizaga.
Haya de la Torre viaja a Lima para proseguir sus estudios en la Universidad de San Marcos. Al cabo
de unos meses regresa, de visita, y en sus disertaciones aboga fervorosamente por los trabajadores
de los valles de Moche y Chicama, víctimas de cruel explotación. Luego, Orrego, desde el diario La
Libertad inicia una valiente campaña a favor de los obreros. Le acompañan Federico Esquerre, Juan
Espejo Asturrizaga, entre otros, que sacuden el ambiente laboral y enarbolan la protesta. Firmado
por Orrego, director del mencionado periódico, y Espejo, redactor principal, apareció el manifiesto
titulado “Protesta ante el país”, allí dicen: “Queremos pedir a voz en grito, puestas las manos en
nuestro corazón, justicia para los millares de infelices trabajadores que son hoy las víctimas
anónimas de la explotación y de la bala homicida de la fuerza”.
16 de julio. Vallejo ofrece conferencia en la Universidad.
Alcides Spelucín viaja al exterior: Guayaquil, Panamá, Nueva York, La Habana...
12 de octubre. Orrego sustenta una conferencia en la Universidad de Trujillo, en reemplazo de su
catedrático de literatura, Dr. Eleazar Bolona, quien se excusó de participar en el acto por haber
asumido el cargo de alcalde de la ciudad el día anterior.
28
El compositor Daniel Alomía Robles visita Trujillo en compañía del poeta Enrique Bustamante y
Ballivián. Los “bohemios” participaron en sus veladas y conferencias.
En noviembre la danzarina Norka Rouskaya actúa en el teatro “Ideal”. Orrego elogia sus cualidades
artísticas en artículo publicado en La Reforma.
Revolución rusa. Esperanza de justicia social, distorsionada pronto por regímenes totalitarios,
negadores de la libertad y creadores de un poder imperial basado en el capitalismo de estado.
Orrego termina sus estudios de jurisprudencia.
Vallejo viaja a Lima en diciembre para continuar estudios en San Marcos.
1918. Antenor Orrego dirige la revista La Semana.
Junio. Se inicia la Reforma Universitaria en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina,
movimiento que se extenderá por toda América Latina.
Fallece Manuel González Prada en Lima.
Termina la primera guerra mundial, con hondas repercusiones en todas las actividades humanas.
1919. Golpe de Estado contra el presidente José Pardo y Barreda. Augusto B. Leguía inicia el
oncenio (hasta 1930).
Desde Lima, Haya de la Torre lidera la Reforma Universitaria.
1920. 1º de agosto. Saqueo e incendio en Santiago de Chuco. Vallejo es involucrado. Viaja a Trujillo
y es refugiado por Orrego en “El Predio”, su casita de campo, que tenía tomada en alquiler, en el
pueblo de Mansiche. El poeta sufre prisión. Orrego es el primero en visitarlo en la cárcel y luego
encabeza el memorial en demanda de su libertad.
Aparece el poemario Fogatas de Eloy Espinoza, con prólogo de Orrego, que prosigue publicando
sus artículos en La Reforma.
1921. Tras 112 días de prisión, Vallejo logra su libertad y regresa a la casita de Antenor en la
campiña de Mansiche. En marzo viaja a Lima.
Haya de la Torre inaugura la Universidad Popular en Lima, nacida en el proceso de la Reforma
Universitaria.
Diciembre. El prefecto Temístocles Molina Derteano clausura La Libertad, cuyas páginas apoyan
las luchas reivindicatorias de los trabajadores del valle de Chicama, y apresa a su director. Así
Orrego inicia la primera de las siete prisiones por defender la libertad, la justicia social, la
democracia y educación para el pueblo. Por intervención del ministro Germán Leguía y Martínez, el
joven filósofo sale libre, pero es desterrado de Trujillo.
Obligado, viaja a Lima, donde se reencuentra con varios “bohemios” trujillanos: Vallejo, Haya de la
Torre, Xandóval, Carlos Manuel Cox, Manuel Vásquez Díaz, Macedonio de la Torre, Crisólogo
Quesada, que allí prosiguen sus reuniones y conocen nuevos amigos entre los intelectuales
capitalinos.
1922. Publica su primer libro, Notas marginales (Ideología poemática). Aforísticas, en Trujillo.
Aparece en Lima Trilce, de Vallejo, con prólogo de Orrego. Edición al cuidado de Xandóval.
Spelucín regresa del exterior. Encuentro ocasional en Lima con Vallejo y Orrego.
1923. 1º de febrero. Se publica el primer número del diario El Norte, fundado por Antenor Orrego
(director) y Alcides Spelucín, con apoyo financiero del empresario minero Juan Alberto Vega
Rabines. Redactores: los hermanos Alcides, Belisario y Francisco Spelucín Vega, Juan Espejo
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Asturrizaga, Carlos Manuel Cox, Eloy B. Espinoza, Manuel Vásquez Díaz, Agustín Haya de la
Torre, Francisco Dañino Ribatto, Pedro Lizarzaburu Chávez, Juan Manuel Sotero, entre otros.
23 de mayo. En Lima, manifestación obrero-estudiantil por la libertad de conciencia y contra las
pretensiones reeleccionistas de Leguía, organizada por la Universidad Popular y liderada por Haya
de la Torre.
17 de julio. César Vallejo y Julio Gálvez Orrego, sobrino de Antenor, viajan a París. “Pronto se
agotaron los magros recursos que llevaron los viajeros. Yo pude girarles algunas pequeñas sumas de
mis primeros sueldos en instantes angustiosos para ellos. Con el propósito de aliviarlos un tanto,
Spelucín y yo, acordamos (…) nombrar a Vallejo como corresponsal del diario [El Norte] en París”.
(Orrego)
Víctor Raúl es apresado y el 9 de octubre sale desterrado a Panamá. Viajara a Cuba, México y
después a Europa.
Octubre/noviembre. En la Universidad de Trujillo, protestas por la prisión de Haya de la Torre y la
defensa de ideas reformistas desemboca en la expulsión de alumnos, entre ellos, Carlos Manuel
Cox, Manuel Vásquez Díaz y Eloy Espinoza, del Grupo Norte.
1924. 7 de mayo. Víctor Raúl Haya de la Torre funda la Alianza Popular Revolucionaria Americana
(APRA) en México. Entre los primeros en adherirse figura Orrego.
1926. Mayo. Se publica El libro de la nave dorada, poemario de Spelucín, con prólogo de Orrego,
que asimismo inicia sus colaboraciones en la revista Amauta, dirigida por José Carlos Mariátegui,
en Lima.
Contrae matrimonio con doña Carmela Spelucín Vega.
Desde que viaja a Francia, Vallejo mantuvo correspondencia fluida con Orrego. En 1926, éste le
dice que se preparaba para viajar a Europa el año siguiente. Y le envía el libro de Spelucín antes
mencionado. Desde París, Vallejo le escribe a Spelucín: “Has logrado, querido hermano, realizar
una obra redonda, pareja, definitiva, desbordante de infinito. Con Víctor Raúl la hemos leído con el
amor de toda nuestra fraternidad y se no han llenado los ojos de lágrimas”. Además de cartas, el
poeta remite al filósofo sus libros Rusia en 1931 y Tungteno, como también periódicos, revistas y
libros franceses.
1927. Orrego invita al joven Ciro Alegría a colaborar en El Norte.
Orrego es alumno destacado de la Facultad de Filosofía, Historia y Letras de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.
1928. 23 de setiembre. Nace su primogénita Alicia Carmela Orrego Spelucín.
1929. Sale a luz El monólogo eterno (Aforísticas), en Trujillo.
Continúa su producción intelectual. Publica el artículo “La integración económica latinoamericana”,
y prepara su libro Panoramas, por el cual se interesa Mariátegui, con quien mantiene intercambio
epistolar. (Dicha obra se perdió).
29 de octubre. Nace su segunda hija, Liliana Orrego Spelucín.
En noviembre es nuevamente apresado.
1930. 22 de agosto. Golpe militar del comandante Luis M. Sánchez Cerro contra el gobierno de
Augusto B. Leguía.
Orrego viaja a Lima, pero por orden de la Intendencia de esa ciudad, es obligado a retornar a
Trujillo por considerársele “molesto y peligroso para el gobierno”.
30
1936. 11 de octubre. El Dr. Luis Antonio Eguiguren, triunfa en las elecciones presidenciales,
apoyado por el Partido Aprista Peruano. El gobierno de Benavides le impide asumir el poder. El
Congreso prorrogó el gobierno de Benavides por tres años más.
Protestas en todo el país. Opositores al gobierno sufren persecución, son apresados o salen al exilio
a Chile y otros países. Orrego está en prisión.
1937. 15 de febrero. El líder obrero y ex constituyente (1931) Manuel Arévalo, discípulo de Orrego,
es torturado y asesinado por fuerzas del gobierno en el trayecto de Trujillo a Lima, en Colorado
Chico, entre Huarmey y Pativilca. Profundamente conmovido, Orrego en su Ofrenda de Pueblo-
Continente anota: “¡Cuánta efusión fraternal prodigó Manuel Arévalo, el hermano mártir, al
mecanografiar estas páginas que él comprendió y amó tanto, y que –sarcasmo del destino- no vería
nunca publicadas!”
Orrego está en prisión
1938. Orrego continúa preso.
15 de abril. Fallece en París, César Vallejo.
1939. Pueblo-Continente. Ensayos para una interpretación de la América Latina se edita en Santiago
de Chile. (Escrito entre 1936 y 1937).
8 de diciembre. Manuel Prado Ugarteche asume la Presidencia de la República, dispone amnistía y
los presos políticos logran su libertad, Orrego, uno de ellos.
1941. Alcides Spelucín recluido en “El Sexto” de Lima.
1944. Orrego sufre prisión.
1945. Es elegido Senador por el departamento de La Libertad. También lo es Alcides Spelucín.
José Luis Bustamante y Rivero es elegido Presidente de la República.
Orrego integra la Comisión Bicameral constituida para elaborar la Ley de Reforma Universitaria.
1946. 24 de abril. El Presidente de la República promulgó el Estatuto Universitario o Ley de
Reforma Universitaria Nº 10555. Gracias a esta norma: “La vida universitaria renació pujante y se
mantuvo con brillo inusitado hasta 1948”, anota el historiador Carlos Daniel Valcárcel. Y Gabriel
del Mazo, abanderado de la Reforma Universitaria argentina escribe: “Es el documento más
importante en nuestra América sobre legislación universitaria”.
9 de mayo. Orrego solicita ser nombrado docente del curso de Cultura Indoamericana de la Facultad
de Letras de la Universidad de Trujillo. Con fecha 11, el decano da cuenta de dicha solicita a la
Junta Reorganizadora.
13 de mayo. El Consejo Universitario acuerda nombrarlo catedrático del curso antes mencionado.
15 de mayo. La Asamblea Universitaria lo elige Rector, por abrumadora mayoría de votos.
20 de mayo. La Universidad de Trujillo le confiere el grado de Doctor Honoris Causa, y de
inmediato asume su cargo de Rector.
1947. 10 de setiembre. Recibe para la Universidad 30 hectáreas de terreno, donadas por el Dr.
Vicente González de Orbegoso y Moncada, para la construcción de la ciudad universitaria,
gestionadas por intermedio de Haya de la Torre. (Posteriormente la donación se amplió a 40
hectáreas). Inicia los trabajos de dicha obra.
Logra la transferencia del ejido denominado “Grama de Mansiche” para la construcción de la futura
Facultad de Medicina. Inicia el proceso para establecer esta Facultad, con la colaboración del
notable científico Dr. Eleazar Guzmán Barrón.
32
peruanos. Vivió en las prisiones infames destinadas a los “políticos” por los dictadores de antaño. Fue
víctima de la dureza sin par con que la tiranía de Sánchez Cerro se ensañó con la intelectualidad del
Perú. Y en las cavernas pétreas del Castillo del Real Felipe hacía filosofía para suavizar la crueldad
que golpeaba inmisericorde a los prisioneros.
Su creación más valiosa fue la concepción de los “Pueblos Continente”. Las décadas han pasado
después que él enunciara su teoría sociológica, y los acontecimientos y sobre todo el proceso de la
realidad histórica, no han hecho sino remachar su idea otorgándole valor y dándole vitalidad de tipo
científico.
Más, por encima de todo esto, la virtud capital de este promotor de pensamiento, fue su calidad
humana, su incansable bondad, su apasionada vocación de darse a los demás. Amó a su país con
pasión intensa y sobre todo, permanente; sonó en su progreso; tuvo optimismo saludable ante el
provenir. No imprecó: no siguió la huella amarga de González Prada; fue un leal y abnegado servidor
de la gran obra de creación del régimen democrático, del cual estamos disfrutando. La libertad que
gozamos, la paz dentro de la cual vivimos, la magnífica creación que se está gestando en el Perú,
tienen con Antenor Orrego una de esas deudas que no se pueden pagar nunca.
Fue un genuino intelectual; fue un magnífico hombre de pensamiento; pero, por sobre todo, fue un
firme y estoico combatiente.
23.07-1960.
3. ORREGO Y XANDÓVAL
Por. Teodoro Rivero Ayllón
En reiteradas ocasiones, desde mis días colegiales en “San Juan” había oído a don Francisco
Xandóval hablar emocionadamente, con no sé qué unción y gratitud, cuando venía a nuestras
frecuentes pláticas el nombre de don Antenor, de ese hombre inmensamente bueno, cuyo mejor
elogio sea tal vez el que, en recuerdo de Martí, dijo Rubén Darío: “Quien se acercó a él, se retiró
queriéndolo”.
Un aura de simpatías, en permanente fluir, circundaba en efecto a este varón singular, en que
admirábamos tanto la altura luminosa de su pensamiento cordial. Todo emoción, todo él, entrega
generosa de sí mismo. Cuán tardíamente vengo a comprender ahora lo que cierta vez me dijo don
Antenor en animada charla: cómo a través de la emoción había llegado a la aprehensión de ciertas
verdades. ¡Qué extraño, qué velado me parecía entonces todo aquello!
Digo que había oído más de una vez a don Francisco el elogio hondamente admirativo de Antenor
Orrego. De ahí que cuando, más tarde, me allegué al maestro ya venía yo con predisposición para
amarlo. Xandóval, niño aún, había sido su alumno en los primeros años de media en el Colegio
Seminario. Más tarde hizo con él periodismo en “La Reforma” y en “El Norte”, y compartió a su lado
inolvidables horas en las tertulias de Grupo del que don Antenor Orrego era animador principal.
Con la atención admirativa con que lo había oído en sus clases del Seminario hablar una mañana
sobre el milagro griego, Xandóval volvía ahora a escucharlo con renovado interés en tanto discurría –
conversador diserto- sobre el origen de las viejas culturas orientales, sobre la génesis de nuestras
civilizaciones aborígenes o sobre el porvenir de la nueva América. Ora sobre algún tema elevado de
filosofía o arte; ora en el comentario, entusiasmado y hondo, de un poema de Verlaine o de un cuento
de Poe.
Aún me parece ver a don Antenor, sentado en su amplio sillón tapizado de verde, sencillo, afable,
paternal, dialogando animadamente.
(Del diario “Norte”, Trujillo, 28 de julio de 1960)
4. EL PERFIL DE MI PADRE
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A los treinta años Antenor Orrego publicó su primer libro: Notas marginales (Ideología
Poemática) Aforísticas. (Trujillo, 1922). La forma de expresar su pensamiento acusa al frecuente
lector de Nietzsche y Rodó. En este libro, Orrego señala algunos aspectos importantes de la
inteligencia humana no solo por lo que le concierne a él, sino por lo que implican a su generación y a
la subsiguiente, que reconocerán en Orrego a su maestro.
Se trata, como diría Iberico, de “una filosofía estética”.
En el libro El monólogo eterno (Aforística) (Trujillo, 1929) insiste sobre el tema ético y estético, y
sobre la manera apodíctica de Nietzsche.
Encarcelado, perseguido, vejado, tuvo que sobreponerse a las negras vicisitudes propias de un
hombre de convicciones en un Perú como el de entonces.
[Pueblo-Continente. Ensayos para una interpretación de la América Latina, Santiago de Chile,
Ercilla, 1939]. Libro escrito con pasión y en medio de serias dificultades, revela en su estilo eso
mismo: dificultades y pasión. No es un libro que se lea con facilidad, ni que se repiense sin
objeciones. Pueblo-Continente es un libro en que se canta al espíritu de América y a su unidad, por
tanto es un himno al porvenir.
Orrego, aparte de sus méritos de pensador, había sido el revelador y bautista de Vallejo. Hasta
ahora su prólogo a Trilce (1922) permanece incólume. Su penetración no ha sido sobrepasada.
Es imposible hablar de Vallejo sin mencionar a Orrego, ni estudiar severamente a Haya de la Torre,
a Spelucín ni aun al propio Mariátegui, sin remitirse al autor de Pueblo-Continente sacerdote y
catecúmeno de un credo civil basado en la libertad, la justicia y el amor.
(De: La literatura peruana. Derrotero para una historia cultural del Perú. 5ª ed. Lima, Editorial
Juan Mejía Baca, 1981, tomo IV, pp.1344-1348.)