Buck Morss Walter Benjamin Escritor Revolucionario
Buck Morss Walter Benjamin Escritor Revolucionario
Buck Morss Walter Benjamin Escritor Revolucionario
escritor revolucionario
Susan Buck-Morss
Walter Benjamin,
escritor revolucionario
intelona
Buck-Moru. Suun
Walter escritor reToIud onario. la ed. Buenas Aira. : Inttrrona Editlla, 2005.
304 p.; 22:<1 6 cm. (Intrrzona rn""yos)
Trad ucido por: Maromo Lpa Seeane
ISBN 987-1180-18 7
1. Ensayo Estadounidense 1. L;pr z Seoane, Mariano, t rad. 11. Tt ulo
COD814
Inu,ruma EnSl1I Yn!O
o Budr. Morss: 1981 - Revolutionl1l r y Wriler "; 1983 "8c:njam n',
Passagen-Werlr. : Redeeming M:lS$ Culture for!he Revolution" ; 1986 "!he Fli neur, me
Sandwichman and rbe Whon:: 1c:Po[itiC$ ol Loitering'", 1992 " Ae5l:httks and
AnaeslhClies: Wa1ter Iknjamin'$Anwork Essay Rewnsidered"; 1995 "The ty as
Drcamwor ld and Catasr rophe" y " Envi$ioni ng Capita l: Polincal Eoonorn y 0 0
De esta edicin
O 2005 Susan Buck-Morss
e 2005 Mariano Lpez Secarte, traduccin, seleccin y"Nota pr eliminar"
e 2005 Interzcna editora S.A.
Lavalle 750, piso 19" B
Suenos Aircs, Argentina
www.ieterzonaeditcea.com
[email protected]
Diseo: Trinro Comunicacin
Foro de tapa: e Deutsches Hi st orisches ML1SC'\Im de Berln
lnterzona agradece 1I las libreras Norte y Gambito de alfil, de la Ciudad de Buenos Aires.
ISBN: 987-1180-18-7
Impreso en sept iembre de 200S
prohibida.lareproduccin uxal o de esta obca. porcualquier medioo
procedimiemo, sin permiso prt"fo dd edieor y/o aurar.
N OTA PRELIMINAR
la presente edicin rene seis artkulos que Susan Buck-Morss escribi
entre 1981 y 1995, Yconstituye un recorrido genealgico por la pro-
duccin crtica de la autora centrada en la obra de Walter Benjarnin.
" Walter Benjumiu, escritor revol uciona rio" apar eci en New Lert
Relliew 1" 11 dos partes: en el nmero 11 8, de julio/agosto de 1981 ,
y en el nmero 129, de sept iembre/octubre de 1981. Este t rabajo,
escr ito antes de la publ icacin en alemn del Libro de los Pasajes,
realizada por Rolf Tiedcrnann, es la primer a aproximacin de
Buck-Mcr ss a la obra de Benjamin.
" 8 Libro de los Pasa;esde Beniamin. redimiendo la cultura de mu as
para la revolucin" apareci en el numero 29 de New Gennan Criti-
que, "The Orgins of Mass Cuhure The Case of Imperial Germany
(1871-1918)" , en primavera-verano de 1983. "El flJneur, el hombre-
sandwich y la puta: las polticas del vagabundeo" fue publicado en el
nmero 39 de New Germen OitiqlU, en el segundo nmero especial
sobre Walter Benjamn, en otoo de 1986. Estos ensayos retoman los
problemas tericos e histricos planteados en el primero, a partir de
la lectura del Librodelos Pasaies, publicado por primera vez en 19H2.
Ambos contienen in nuce lo que h.abra de ser el trabaj o ms recono-
cido de Buck-Morss sobre ellegado de Walter Benjami n, Dialctica de
la mirada, en el que reconstruye, sin estabilizarlo, el libro central y al
mismo t iempo inexistente de Benjamn. En estos ensayos previos,
las intu iciones de Buck-Mor ss, sus formulaciones teri cas, los ras-
tr os de la elabo racin. del trabaje del pensamiento enfrentado COIl
los materiales, muestran el backs tage de la construccin de una lec-
tu ra rigurosa y a contrapelo.
El ltimo artc ulo de esta serie, posterior a Dial ctica de la mirada
apareci en el nmero 62 de la revista October, en otoo de 1992:
Se trat a de " Est tica y anes t sica: una recons ideracin sobre el en-
sayo de la obra de arte", un tra bajo en el quela auto ra procede ben-
jami, nianamente para reponer las condiciones hist ricas que le dan
sentido pleno al famoso ensayo sobre las transformaciones de la obra
de arte en la poca de su reprod ucti bdidad tcnica. [Este art culo de
Buck-Morss se publiccon anterioridad en espaol en el nmero 25
de la coleccin Labalsa de 13 Medusa.
Los dos ar t culos resta nt es son una muestr a del rumbo que tom el
Ira bajo de Buck-Morss des pus de sus inte rvenciones sobre 8e nja-
mino" La ciudad como mundo de ensueo y ca tst rofe" , aparecido
en el nmero 73 de October en el verano de 1995, present a una
historia crtica de las ciudades modernas, escri ta sob re las ru inas
on ricas de los pr oyectos e s t ~ t i c o s y polticos del Este y el Oeste.
" Imagina ndo el capita l; la economa polt ica en exhibicin" apare-
ci en el nmero 21 de Crit ical b l qll i ry, en el inviern o de 1995. La
au t ora l ocaliza all sus destrezas crt icas en el discurso de la eco-
nom a poltica; la impront a benja mini ana en est e ensayo aparece
no ta nto en el voca bular io crco co mo en las reflexiones sobre
las represent aciones visuales que acompaa n y fundamentan los ra-
aonami enr os de los economistas.
Walter Benjamin, escritor revolucionario
Primera parte
Las obras de Walter Benjamin han sobrevivido en opos icin a la corr ient e
intelectual ofiCial en la que la historia se ha deslizado: el racismo que lo
forz a exiliarse en los aos treinta y el fascismo que desemboc en una
guerra mundial en medio de la cual se quitar a la vida, y, desde entonces,
el liberalismo democrtico, que al legitimar el capitalismo impide la reali-
zacin de la democracia, y el marxismo burocratizado, que tan a menudo
ha abandonado el objet ivo de una sociedad ms humana. Benjamn fue un
escritor revolucionario en el sentido mesinico-utpico del trmino, una
rareza en un tiempo en que la cultura occidental ha sido persisrenremenre
hostil a los movimientos revolucionarios, tanto exteriores como interiores.
El hecho de que sus obras hayan sobrevivido se debi en primer lugar a los
esfuerzos de amigos a los que Benjamin confi manuscritos para su res-
guardo, part icularmente Gershom Scholem, I est udioso de la Cbala y ami-
go cercano, cuya correspondencia de dcadas con Benjamin propor cion
la document acin para un reciente estudio biogrfico; Grerel Karplus, que
1. Cershom Scholem, Walter Benjamn: Die Geschichte einer Freundscha(t,
Frankfurt am Main, 1975 [trad. csp.: Walter Beniamn. Historia de una ami stad, Bar-
celona, Ediciones Pennsula, 1987]. Ver tambin Walter Benjamn Gershom Seho/cm
Brieiwechsel, 1933 40, Frankfurt am Main, 1980. [Cuando ha sido posible y cuan-
do no se han producido contradicciones de sentido, las obras de Benjcrniny de otros
autores han sido citadas y referidas segn las ediciones en espaol. Caso contra rio,
se ha t raducido del ingls la versin unlzada o realizada por la autora , conservando
las referencias del original. N. del T.]
10
SUSAN BUC K- MoRSS
W ....LT ER BE:"lJ....M lN, ESCRrJ O ll. ll. EVO LUC lON.... 1l10
11
estaba cerca de Benjamn en los tempra nos aos en Berln, previos al exi-
lio; y su esposo, Theodor W. Adorno, cuya obra se vio fuertemente influen-
ciada por la de Benjamn. ' Karplus y Adorno recopilaron y edi taron una
edicin de los ensayos de Benjamn en dos volmenes que fuero n publica-
dos psrumamente, en Jos aos cincuent a.' Una edicin alemana de las
obras completas de Benjamn est ahora en proceso de produccin," un
proyecto inst igado por Scholem y Adorno (antes de su muert e en 1969),
pero llevado <1 cabo PQeest udiantes de Adorno: Rolfliedemann y Herman
Schweppenhauser; como editores generales; Hella Tiedemann-Barrels y
Tillman Rexr orh, como editores de volmenes particulares. Cuatro de los
seis volmenes planeados han aparecido. En 1982 aparecer el quinto, el
manuscrito indit o deJ l'assagenarbeit (El Proyecto de los Pasajes), un es-
tudio materialista histrico del decimonnico, que hubiera sido la
obra ms importante de Benjamn. Los editores act uales, ahora adultos de
cuare nta aos, eran nios cuando Benjamn mur i. Nacieron ciudadanos
del estado nazi. El mundo de su infancia era un mundo en guerra, y su so-
cializacin intelectual se dio en un contexto de rupt ura cultural. Herederos
del fascismo, rechazaron esta ascendencia intelectual y se convirt ieron en
est udiant es de aquellos que se ha ban exiliado como parias y traidores. Su
primera exposicin a la obra de Benj am n se dio bajo esta luz. A fines de
los sesenta, la luz que iluminaba los textos de Beniamin emanaba de una
fuente di ferente: un movimiento estudiantil revol ucionario imernacional
que pareca est ar baa ndo al mundo entero en claridad. Se trataba de un
resplandor extr ao. en Kodak-c olon lwld e impasible. per o era slo una
cuestin de tiempo hasta que los fusibles se quemaran. En la tiniebla inre-
Iecrual que reina desde entonces, no ha aparecido ningn bho de Miner-
va indicando que el espritu universal se haya vuelto ms sa bio.
El primer volumen de las obras completas de Benjamn se public en 19n .
La tarea de los editores ha sido laboriosa y met iculosa. Se ha convertido
2. Ver Susan Huck-Morss, Origen de la dialctica negativa; Theodor W. Adorno
Walter Benjamn y el instituto de Frankfl/rt, Mxico, Siglo Veintiuno Editores, 1981. '
3. Walter Benjamn, Schrift,m, dos volmenes, ed. Theodor Adorno y Gretel
Adorno, Frankfurr amMain, 1955.
4. W'llter Benjarnin, Cesamme!te Sebriftrn, sei s ed. Rolf Ticdema nn
y Herman Schwcppenhauser; PrankfureamMain, 1972. En adelante, C. S.
en la t area de una vida, su legado para la siguient e generacin. Los vo-
lmenes I y n aba rcan unas mil pginas, ms de un tercio de las cuales
son notas del editor. La edicin ha implicad o una refunciona lizaci n del
aparat o filol gico t radiciona l, basad a en un mtodo en el cua l conver-
gen intereses filolgicos y polticos. En vez de presentar la gestacin his-
t rica de los t ext os como un proceso teleolgico en el cual el produ ct o
finalizado aparece como monumento inmortal, esterilizado contra la
historia, los editores abren los accesos a los textos permitiendo que la his-
toria los penetr e. A travs de copiosas cita s de la co rrespondencia de
Benja mn, las notas del editor vuelven visible el contexto econ mico e
histri co, perso na l y social, en que los textos fueron escritos . La exposi-
cin filolgica del t empra no mat erial escrit o a mquina, los manuscri tos,
borradores y fragmentos relaci onados, son pr esenta dos en una estr uct u-
ra de lminas, todas cargadas con la mi sma auto rida d, de t al manera
que los text os pueden verse como una figura tridimensiona l. Esto per-
mite al estudioso de Benjamin hacer lltl corre en cua lqu ier punt o de la
figura y leer el inter ior as revelad o como diagrama tcnico. Alienta la
libertad de interpr etacin y atena el fet ichi smo de los " Grandes Li-
bros" . Irnica mente, mientras el carcter innovador de esta edicin es
inherentemente democr tico , ha provocado a su vez el ensancha miento
de los vol menes a l punto de convert irlos en un lujo: cada volumen llega
fci lmente a valer ms de cien marcos alemanes. Los cost os crecient es
de la produccin de libros han impedido que las no tas del ed it or lleguen
a los lect ores ingleses en una serie de trad ucciones por lo dems exce-
lent es, de hecho. sobresalie ntes.l
5. Charles Baudelaire: a Lyric Poet in Ibe Era af High Capitalism, traducido
por Harry Zohn, I':LB, Londres, 1973; Ose \Vay St reet and Ot her con
introd ucci n de Susa n Sontag y traduccin de Edmu nd j ephcou y Kingsley Snor-
ter, NLB, Londres, 1979; Th e Origin of Gennan Tragc Drama, con introduccin
de George Steiner y traduccin de John Osborne, NLB, Londres, 1977; Ullderstall-
ding Brerht, con introducci n de Stanley y trnduccin de Bostock.'
NLB, Londres, 1973. Dos ediciones han aparecido en los Estados Unidos: f111/1n1'
nations, co n introduccin de Ha nnah Arendcy tr aducci n de Harry Zohn, Nueva
York, 1969 (lo: cual, COl\10 las traducciones mds tempranas, no a las
notas del editor en alemn y, consecuentemente, resulta algo mas dbil] y Ref/ec-
t;ons; E. ssays, Aphorisms, Au/obiographica/ Writings, con introd uccin de P.d er
Demetz y traduccin de Edmund j ephcot t, Nueva York, 1979 (el cual connene
La floreciente bi bliograf a secundaria sobre Benja min, " genera da por
y para el establishment acadmico que lo rechazaba en los aos veinte,
demuestra que su obra se ha hecho respetab le. Mientras que los cienrs-
ras socia les no 10 han encont ra do demasiado vali oso, se ha convert ido
en un favorito en el campo de la crt ica literar ia. Sus escritos crpticos y
cargados de imgenes se prestan fcilmente a los mtodos post estr uct ura -
listas de lectura, don de los textos, arra ncados de la historia concreta que
les da origen, par ecen per miti r una serie ilimitada de glosas interpretan-
vas, ent re las cua les se elige la ms " interesante" de acuer do con el clima
acad mico del momento. Es sor prendente que el impulso revolucionario
12 SUSAN BUCK-MoRSS
n
WAl-T EII RHIIAMIN, ESClll TO Il. Il.EVO l-\J CIONAIl IO
de la escritura de Benjamin haya despertado tan poco .inters -omo
crculos? Este impulso slo sobrevive en tanto
, . iro Si en los aos sesenta las controverSias gtra a
nrcarsmo . li . 1 ahora se refieren a sus conexiones con
torno a sus posiciones po incas, ., ' in no se ha-
" des" guras de la literatura y la flosofl a. Benj am
otras gran es I
bra sor prendido.
1. Crtica cultur al y pedagoga mater ialista
I
I
I
I
algunas de las traducciones present l!s en Oee \Vay Street ). [Las ediciones en lengua
inglesa que la autora menciona cuentan con nuevas incorporaciones, que no exis-
tan cuando este urriculo se public por primera vez. Sedestacan la publicacin en
ingls del Li bro de tos Paw jes (The Arcades Proiec!, trad. de Howard Eiland y Ke-
vin Mcl.aughlin, preparada sobre la hase de la edicin alemana de Rol Tledemann,
Camb ridge, The Belknap Press of Harvard University Press,1999) y una muy re-
ciente edicin en cuatr o volmenes de obras escogidas de Benjamn (Se/et"ted
\Vritings, vol. 1, 2, 3 Y4, ed. Ma rcus Bullock y Mic hael W. Jennings, Cambridge,
The Bclknap Press of Harvard ljniversiry PrC'5S, 1996). Los lectores de habla espa-
ola nu han tenido acceso a ramas ni a tan sobresalientes traducciones de la obra
de Walter Benjamin. He aqu una lista de las ediciones ms destac adas. Ensayos es-
cogidos , versin en espaol de H. A. Murena, Buenos Aires, Editorial Sur, 1967;
Discursos insermmpdos, trad. de Jess Aguirre, Madrid, Taunu, 1973; Iumin a-
ciones 1, n ,IU y I V, n adode Jess Aguirre y Roberto Blarr, Madrid, Taurus, 1980;
Infancia en BeT1lr hacia 1900, trad . de Klaus Wagner, Madrid, Alfaguara, 1911 2;
Direccin 'Iica, trad. de Juan. J. del Solar y Mercedes Allendesalazar, Ma drid, Al-
fagua ra, 19117; El concepto de crtica de arte en ef romaticismo alemn, t rad. de J-
E Yvan y Vicente j arque, Barcelona, Pennsula, 1988; Diario de Mosc, trad . de
13 edicin inglesa de Gary Smit h, de Mansa Delgado, Madrid, Taurus, 1990; El
origen del drama barroco alemn, Madrid, Taums, 1990; Cuadros de un pensa-
miento, seleccin de aruculc s a cargo de Adriana Ma ncini, tra d. de Susana Ma yer,
Buenos Airt s, Ediciones lmago Mundi, 1992; La dialctica t ll suspenso. Fragme n-
tos sobre la histori a, traducci n, intr oduccin y not as de Pabl o Oyarzn Robles,
Santiago de Chile, AMCIS-l.OM, 1995, seleccin de fragmentos del Libro de los Pa-
sail!s. Recientemente vio la luz la edicin espao la del Passagen- Wcrk : Li bro de los
pasajes, Madrid, Akal, 2005_N. del T.I
6. Vt r Gary Smith, "W;ilter Benjamin: A Bibliography of St:condary Literot ure",
New Gtrman Critique (Nmero especial Walter Benjamin], 17, primavera de 1979,
pp- 1892011. Un importante anrulo que ha apa recido posteriorment e es el de l-
motby Baht i, "Hisrory as Rherorlcal Enactment: Walter Benjarnin's Theses ' On the
Concepr uf Hisrory'" , Diacrirics, septiembre de 1979, pp. 2-17.
El "cortejo tr iunfal"
las obras de Benjamin han
Si he hablado en detalle sobre la manera en que h d n los objetos col.
sido tr ansmitidas, se debe a que el modo en que ere a d bl .
no debe sernas indiferente. Por el cont.raflo, se tr.at a e;:t :1
oca a estas obras y sos tnrerprewoooee- tran
lila central en lo que t . . 1 jlrimo de los escritos de
pasado desde 1981, la en forma de tesis filo-
. . "Sobre el conceptO e IstoIla , d
Uenamm, id o "Tesis de filosofa de la hist oria", fue pensa o
. ficas y conocr o com 1"- f
metodolgica al Libro de los Pasajes, a
. Beniamin pos sobre una era isronca .
la mirada retrospectiva que I . b El problema cogniti
Ahora nos instruye para la lectura de su propia o ra.. l it
vo que sta plantea apa rece de manera e: : nl: ; ;o
mente poltico. Si, como Marx propuso, a . 1 '-
siempre las ideas de la clase dominante,' y si
. id 1 ' 'cu l debe ser a pOSICIOn e
los "tesoros" culturales que
'Itl'h . . t lectuaP "Ya que los bienes cultura les que abarca con mr-
a erencra In e . od ' lar sm ha--
rada tienen todos y cada uno un origen que l no p f a contemp .
Deben su existencia no slo a los esfuerzos de los grandes que
Ioshan creado, sino tambin a la servidumbre de sus contemporaneos.
7. Ver veraSchwaru, "The Flee
M I eh r .. Bnltlltlgloll etnew, a ruce ,
Irom HislOry inro e an o , , Allernat;1I 57151$ Y59/60, 1967-69.
1$. Ver el debat e sobre Benjammen ,
14 SU5AN Buce-Moass
15
WAI:-TER BEN I AM IN, ESCRI TOR REVO LUCIONARIO
se da un de cult ura sin que lo sea a la vez de la barba-
ne. E Igual que el mismo no est libre de barbarie tampoco lo est I
c od .. , , ... epro-
es e rransrmsron en el que pasa de uno a otro. ., 9
La concepci n burguesa de la historia de la cultura hizo aparecer el
proceso de t ra nsmisin, en el cual los dominador es " pasan sobr I
t a bi h . " te os que
m len ay yacen en tierr a , como un "cortejo triu nfal" 10 B ' '
1 . " El .. . . . enJamm con-
e uye. materialista hist rico se distancia de l en la medid di '
bl Co id ecr a e o posr-
11 i:s
SI
era pasarle a la historia el cepillo a conrra pe-
. . la Imagen vivida. Pero cun pr ecisament e puede iluminar
y gUiar la pra ctica de lahistoria cultural> Muchos de I d I
. h b_ . . os argumentos e as
eS1S a tan Si do en un lenguaj e ms prosaico e hist ricamen-
te un Importante "Historia y coleccionismo: Eduard
Fuch.s , escnto para la pu blicacin del Instituto de Fra nkfur t en 1937
"sin lugar a dudas una de las obras ms significati vas de lo:
ltimos aos de Benjami n".12 All Beniami I '
. . J IR sostema que a socialdemocra-
era comena un sen o error te rico antes de la Pri mera Guerra f .. , error que ue
en gran part e respon sable de la cooptacin del movimiento obrero d l
fracaso de la revolucin alemana de 1918 L ' Id .,y e
. .. . a socia emoceaCla tema una
con.slgna : Saber es Poder" . "Pero no lleg a penetrar su doble sent ido
Opinaba que el mismo saber, que corroboraba el dom inio de la bu ..
b I lerar rguesia
so re e pro eranado, capacitara a ste para liber arse de d' h d "
E lid d le o ormmo.
_n rea I a se de un saber sin acceso a la pra xi s e incapaz de ense-
al pro letariado en cuanto clase acerca de su situacin' esto es que '
mocuo para s L ' , era
b . opres ores. o cua l resulta especialmente vlido para el sa-
de las del espritu. Estaba lejos de la economa; las transfor ma-
cienes de esta III le alcanzaban siquiera. "B
. la clase obrera, entonces, haba demostrado que los reque-
nrmentos polt icos del "conocimiento" (esto es, conocimiento que pudiera
9. Walter Benjamin, Discursos 182 .
paol de las "Tesis" en W " B .. os, p. . [EXIste aira versin en es-
.. a er enlcmm L1 JM/ ti
'. " c, la./,listoria, traduccin, introduccin ; nota s d; so-
e l e, A RCI S- LOM, 19 9 5 . N. del T.J o es, annago
10. Ibd., p. 181.
1t . Ibd., p. 182.
12. G. S., 11:3, p. 135 5 .
13. "Historia y coleccionlsmo. F.duard F chs" D' . . u, en tscursosmterrumpidos, p. 97.
ser peligroso pa ra el opresor) eran de naturaleza doble. Deba, por un la-
do, educar al pr oletari ado "sobre su situacin de clase" y, po r orro lado,
poseer una conexin motivacional con la accin poltica, un a " salida a la
praxis" . Cabe preguntarse si los propios escr itos tericos de Marx sobre
hist oria y economa sat isfacan esos requerimientos. Era suficiente que los
traba jadores leyeran el Manifiesto Co m unista y Sa fado, precio y beneficio?
El problema que planteaba Benjamin era que los propios escritos de Marx
no eran inmunes a las distor siones de la herencia cultural. Instruir a los tra-
hajadores sobre la fuent e de beneficios que const itua el plusvalor de su
pro pia product ividad poda producir conciencia de clase sin producir una
conciencia revolucionar ia, una praxi s sindical sin una praxis revo lucion a-
ria. Ms an, en manos de la socialdemocraci a, la enseanza de una teora
de la historia basada en la lucha de clases era incluso menos confiable:
"Nada ha corrompido tant o a los ob reros alema nes como la opinin de
que estn nadando con la corriente" .14 La teora del progreso histrico en
su versin evolucionista llev al revisionismo parlamentario y, en su forma
ortodoxa, a una percepcin ilusoria de la inevitabilidad de la revolucin.
Adems, las victorias del fascismo en los aos veinte y t reint a volvieron in-
sostenible la fe releolgica en el curso de la histori a.
u
En breve, uno poda (y de hecho, en el cambio de siglo, tanto los mar-
xistas ortodoxos como los revisionistas lo hicieron) descr ibir la realidad
uti lizando la teo ra de Marx, sin verse mov ido a una accin revoluciona-
ria para transformar esa realidad. Cuando Benjamin (sonando muy simi-
lar a Gra msci ) coment: " Slo unos pocos se percataro n entonces de
cuntas cosas depend an de hecho de la labor cult ura l ma terialista" , 16
fue preci samente para criticar la separacin neo kantiana y pos itivista de
14. Discursos interrumpidos, p. 184.
15. Benja mm apu nt la " necesidad de una teuria de la histor ia desde la cual pue-
d"" ser enfocado d fascismo", as comu la necesida d de co ncebir la historia comu
"cat strofe" sin descartar enteramente el mot ivo del pr ogrese caracterstico de
Mar x. (Ver Walter Benjamin, KApuntes sobre el concepto de historia", en La dialc-
tica en SUSp t'IlSO, p. 95.) [Se t rata de la nica t raduccin al espaol de las not as y
versiones que w rrespondell al conjunto de tr abajos reali zados por Beniamin a pro-
psi to de \;15 "Tesis" y de sus distintos est adios y varianles de elaboracin. liede
mann y Schweppenhauser los reptod ucen bajo el ttulo de en G. S.,
1:3, pp. 122 8-1252. N. del T.I
16. "Historia y coleceionisnlO: Eduard Fucha", en Discursos interrumpidos. p. 97.
16
S US>\N BUCI -Mo R55 WALTER BEN' AM I N, ESCRITOR IlEVO LUC I ONARIO 17
conocimiento terico y praxis po ltica que caracter iza ba a gran parte de
la tradicin intelectual marxista . (Tampoco, pod ra a adi rse, la versin
hegelianizad a que Lukcs hizo de Marx ofreca lo que se necesitab a: no
era probable que saber que uno era el "s ujeto-objeto de la histor ia"! " ins-
pirara resistencia en las barricadas. Las personas no sacrifican sus vidas
por eslganes filos fcos. )
Los sueos de la huma nidad
Mar x pensaba que la misin hist r ica del proletar iado era cumplir los sue-
os utpicos de la hu manidad. Pero esos sueos estaba n expresados en el
arte.la poesa y la religin, precsamenre aquellos " tesoros" culturales que
estaban en manos de los opresores. All resida el problema, pero la teora
de la superestructura de Ma rx no er a la adecuada para lidiar con l.
1
Ben-
jamin intent desarrollar un mtodo de investigacin cultural que supera-
ra esa dificultad. Es import ant e dejar en claro que Benjamn no est aba sim-
plemente tratando de cont inuar la obra de Mehring, Puchs y otros en la
construc cin de un nuevo a bordaje disciplinar io a la sociologa del arte,
uno que pensara la cult ura desde un "punto de vista " marxista. Lejos de
creer que se trataba de un estudio superestructur a] de valor secundari o,
consideraba que la historia cultural deba erguirse en el cenero de la edu-
caci n de clase. La meta revolucionaria era nada menos que una r uptura
mesinica con el pasado: la "liberacin de la hurnanidadv.!" Da do que el
progreso hacia esa met a no era automtico en la historia, una "educacin
mater ialist a" , que pud iera desarr ollar una conciencia revolucionaria, se
tornaba cr ucial: roda dependa de elJa.
En sus notas sobre Baudelaire -quien, como poeta pri ncipal de la era
del capitalismo tardo, iba a apa recer extensa ment e en el Proyecto de los
17. Ver George Lukcs, Historia y conciencia de clase, Madrid, Grij<l lbo, 1969.
18. Benjamin escribi; "Es bien sabido que jamds SI: dej ir Marx tanto como
la concepci n que debe tenerse de la relaci n de la superest ructura para con
la infraestru ctura", " Historia y Eduard Fuchs", en Discursos inte-
mmrprdos, p. 112.
19. G. S., D , p. 1167.
Pasaies-, Benia min ant icip la cr tica de que este escritor burgus no tena
nada de valor revolucionario para decir le a la generacin presente, y la re-
chaz: "Es una ilusin propia del mar xismo vulgar pensar que uno es ca-
paz de determinar la funcin social de productos ment ales o materiales
considera ndo las circunstancias y los portadores de su transmisin histri-
ca.. . Qu es lo que se pronuncia en contra de confrontar el ob jeto de es-
t udio, el poeta Baudelaire, con la sociedad de hoy de ma llera sumaria, y
respondiendo la pregunt a qu (.. .) tendra l ento nces para decir a sus cua-
dros progresistas, en respuesta a una comp ilacin de sus obras; sin (... )
proceder a la pregunta de si l tiene algo que decirles en absolut o? En ver-
dad, a lgo important e se pronuncia contra est a interr ogacin acr tica .. . el
hecho de que somos instruidos en la lect ura de Baudelaire precisamente a
travs de la sociedad burguesa, y, de hecho, no a travs de sus elementos
, . " 2D
mas progresistas .
En la poca burguesa, la transmisin histr ica de cult ura se desa rro lla-
ha como si sus objetos fuer an merca ncas para ser vendi das y posedas,
ms que exper iment adas. Todo valor potencialmente revolucionario per-
maneca latente. " La cultura parece entonces algo cosi ficado. Su histo ria
110 ser a nada m s que el poso formado por momentos memorables a los
tlue no ha rozado en la conciencia de los hombres ninguna experiencia au-
tnt ica, esto es poltica. ,,21 El propsito de la educacin materia lista era
otorga r a la clase revo luciona ria la fuerza para sacudir esos "tesoros (cul-
turales] amontonados en las espal das de la human idad (... ) y tenerlos de
este modo en las manos" .22
Imgenes dialcticas
Implcita en las obras de Benja mn est una detallada y consistent e t eo-
ra de la educacin materialista que hara posible esa rea rt iculacin de la
cult ura, de ideol oga a ar ma revo lucionaria. Esta teor a implic aba la
20. Ihd., p. 1166. Las elipsis entre parntesis indican frases t achadas en el
ur iginal .
2 1. " Historia yccleccorusmo. Eduard Fucha", en interrumpidos. p. 101.
22. Ibid., p. 101.
18
SU5AN s ucx-M oess
WA. LT EIt B ENJAM I N, ESCRI T OIt It EVO L UCI ONAIt IO
19
tr ans for macin de las " merca ncas " cultura les en lo que l llama ba "i m-
genes dia lct icas". El procedimiento constaba de dos et apas. La primera
era des tr uctiva: la preser vacin de los objetos cultura les del olvido por
parte del aparato histrico y literario burgus tena como costo el sacr i-
ficio de su valor de uso revolucionario. As como la revolucin poltica
exiga el quiebre del aparato estat al burgus, de la misma manera el apa-
rato cultu ral tena que ser destruido. Part icularmente. la esquemat izacin
burguesa de la historia como con fin/mm necesitaba ser " barrida por la
dia lct ica" .23 Tal como [o ha ba advenido Engels, era necesari o dejar de
concebir las ideas y las formas cultura les que las encarnaban co mo desa-
rrollndose progres ivamente desde una eta pa temprana que era " supera -
da" en el sent ido de una "victoria del pensamiento (. . . ) en general y pa-
ra siemprev .i" Benjamin sosren que el or den temporal de sucesin no
formaba una secuencia ca usal, de hecho, que no formaba secuencia sig-
nificat iva alguna. As, el ma terialista histrico " dejar de desgran ar la
sucesin de datos como un rosario entre sus dedos" .H Este imperat ivo
cognit ivo anticipab a el imperarivo pol tico: la con ciencia de que las cla-
ses revolucion arias estaban " haciendo salta r el cont nuum de la hist oria"
era un rasgo "caracterst ico " de su conciencia histrica "en el mo mento
de su accin ". 16 La historia emp rica verific lo siguiente: "Cuando lle-
g el anoc hecer del pr imer da de lucha (en la Revolucin de Ju lio), ocu-
rri que en varios siti os de Pars, indep endiente y simultneamente, se
di spar sobre los relojes de las torr es"."
La codi ficac in cultural burguesa deba ser destruida, pero no slo
eso. El momento destr uctivo de la dialct ica, no dejar intacto ni uno de
los aparatos cultura les, deba violar todas las esquemar izaciones bina rias
por medio de las cuales se ha ba valorizado la cultura burguesa. La dis-
t incin ent re "alta " y " baja" cultu ra, por ejemplo, no t ena sen tido para
23. Ibid. Cf. en las "Tesis": el materialista histrico "si gue siendo dum a de sus
fuerzas: es lo suficientemente hombre par a hacer saltar el contnvwn de la histor ia" ,
Discursos interrumpidos, p. 189.
24. Bngels. ccrta a Mehring, 14 de julio de 11193, e rada en "Historia y coleccio-
nismor Edua rd Fuchs" , en DiKUrros interrum pidos, p. 90.
25. Benjamn, Discursos i'fltn7Jtmpidos, p. 191.
26. lbld., p. 188.
27.lbd., p. 189.
la int erpret acin revolucionaria, dado que mientras ninguno de los dos
niveles era directamente til para la lucha revolucionaria, ambos podan
ser redimido s. Benjamn sostena que "el problema entero de la popula-
rizacin de la ciencia" no poda ser resuelto "mi entras se siguiese pen-
sando el objeto de esa labor cultura l como pblico en lugar de como cla-
se".H Y mientr as que el arte popular se haca valioso para la educaci n
mate rialista sl o cuando estaba mediad o por una conciencia de cl ase, el
art e que desprecia ba el consumo de masas poda desempear una fun-
cin revolucion ar ia a pesar de sus intenci ones. Benjamin pensaba a Bau-
dela ire como " agent e secreto " , descontent o con su clase y su funcin so-
cial de dominio: "La persona que lo confronta con su cla se obtiene ms
de l que aquella que. desde un punto de vista proleta rio, lo desest ima
de i , ,, 29
por carente e mteres .
La categorizacin del conocimiento en disciplinas separadas t ambin
carec a de valor. Estas discipl inas no tenan una " autosuficiencia hermti-
ca". La estt ica no poda esta r separada de la historia de la tecnologa, ni
la econo ma de la poesa.t" Por otro lado, ninguna clase de ob jetos tena
un va lor cognitivo preeminente. La revelacin pod a ser encendida tanto
por li bros infantiles, muebles, luces de gas, caricaturas polt icas, fot ogra-
fas, cat logos de viajes, gestos, fisonoma s y modas, como por tra ta dos
filosficos y sucesos histricos. Los propios textos de Beniamin yuxrapo-
[lan esos eleme ntos de un modo que transgreda todos los lmites con-
venciona les de las taxonomas mentales y mat eriales, y en el pr oceso, co-
nectaba extremos de la escala que negaban la concepcin de un espaci o
homogneo. Ben jamin no slo ech por la borda las ca tego ras kant ianas
coherentes y cont iguas de espacio, tiempo y causalidad; ta mbin se deshi-
zo de las con venciones discursivas en el ordenamiento estr uct ural de su
argumentacin ver bal. Escriba en afor ismos . Su pensa mient o " se desplie-
~ 1 " a tr avs de su asombrosa yuxtaposicin, antes que a travs de un tren de
conexiones lgicas. Ni el contenido ni la forma del orden de cosas burgus
28. lbid., p. 96.
29. G. S., f:3, p. 1167.
30. Benjamin consideraba la "modificacin del mirar artstico" necesari amente
conectada con " las transformaciones econmicas y t cnicas en laprod uccin", Dss-
cursos interrumpi dos, p. 106.
20
SUS!. N BUC K-,'vl oIlSS WALT EIl BENJ AMI N, .ESCRIT OR Rf,VO l UC IO NARI O 21
iban a permanecer intactos en la guerra de demol icin emprendida por
Benjamn. Pero fue la plataforma concept ua l la que fue dest r uida, no los
element os ma teri ales. Cuando stos fueron " volados del cont inuum de
la hist or ia", liberados de las estructuras codificanres que los atrapaba n,
se hizo necesario recapt urarl os en una nueva red cogn itiva ames de que
desapa recieran por comple t o en la historia. All resida el momento
constr uct ivo de la di al ct ica. Los elementos de las cu lt uras pasadas era n
rescatados y redimidos, reunidos en novedosas "constelaciones" que se
conectaban con el presente en tanto " imgenes dialct icas" . " No es as
que lo pretrito arro je su luz sobre lo pr esente o lo presente sobre lo pa-
sado, sino que imagen (dialct ica) es aquella en la cual comparecen en una
constelacin el pretrito con el present e. ..Jl
otra t radi cin esta ba compuest a por los momentos de revuelta co ntra
esa cont inuidad. Las imgenes dialcticas eran el mod o de t ransmit ir la
cultura pasada, de ma nera que iluminara la posibilidad revolucionar ia
del presente. "( ... ) esa consideracin de la histori a qu e tiene derecho a
llamarse dialctica (... ) [debe] hacerse consciente de la cons telacin cr-
t ica en la qu e dicho fra gmento del pas ado se encuent ra pr ecisament e
con el presente. "
33
Los Iragmenros histricos eran est udiados como el origen de la " exac-
ta tarea dia lctic a que [al pr esente] le incumbe resolverv." Este punto de
or igen, por supuesto, no deba ser comprendido en un sent ido progresi-
vo o causa l. Cuando Benjamn descri bi las imgenes como " el gr upo
31. La dialctica el' $Usp eJlSO, p. 91.
32. Ibd., p. 90.
J J . Discursos nterrumpides, p. '; 1.
34. bid., p. 104.
cont ado de hilos que representan la t ra ma de un pa sado en el tejido del
presente"," no qu iso implicar que est a tra ma creara un " nexo causal":
" Es ms bien un nexo dia l ctico, y hay hilos que pueden estar perdidos
dura nt e sigl os y que el act ual decurso de la historia vuelve a coger de s-
bito y como inadvert idamente".J/) Las siluetas for madas cua ndo el pre-
sente reconoci al pasado en un senti do revol ucionar io "como comet ido
suyo,,)7 no se arti cularon en un todo coherente. La inevit able multiplici-
dad de la historia era simi lar a la multiplicidad del lenguaje. El lenguaje
universa l slo ha ba exist ido en el Paraso, antes de la Ca da. La historia
universal requera la restauracin del Par aso en la forma de una trans-
for macin revolucionaria de la sociedad: "( S)lo para la hu man idad re-
dimida se ha hecho su pasado citable en cada uno de sus momentos "."
Hast a ent onces: " La historia universal , en el sent ido de hoy, sigue siendo
slo una sue rte de esperanto "; "
Los objetos culturales no eran inmort ales. Lo que duraba en la histor ia
no era su imagen eterna, como los apologetas histricos de los dominantes
habr an querido. Encambio, tenan una "sobrevida" slo cuando sus pulsa-
ciones eran "perceptibles hasta en el presente" ."0Los objetos culturales esta-
ban sujetos al deterioro histrico. Su pulso viral poda hacerse ms dbil; su
poder de iluminacin no esta ba garantizado." As, " (... ) el conocimient o
en el inst ante histr ico es siempre el conocimiento de un inst ante"."2Per-
cibir esta conexin entr e pasado y presente requera de una hab ilidad mi-
mtica : " La percepcin de una (similitud) est en cada caso atada a un
flash iluminador. Pasa apresurada, y ta l vez vaya a ser recuperada, pero en
realidad no puede ser retenida como ot ras percepciones. Se ofrece a s mis-
ma alojo humano tan fugazmente y al pasar como una constelacin de
35. Ibd.
36. Ibd.
37. Discursos ittterTll mpidos, p. 11:1 2.
38. 1bd., p. 179.
39. La dialctica m suspenso, p. 81 (de nuevo en p. 90).
40. Discursos interruntp dcs, p. 92.
41. 'vl.a verdad nose nos escapar'; esta frese, que procede de Gottfried Kell er,
designa el lugar preciso en que el materialismo histrico at raviesa lo imagen del pe-
sado que amenaza desaparecer con cada presente que no se reconozca mentado en
ella", Discursos insemonpidos, p. 255.
42. La dial ctica en suspenso, p. 77.
2l
SUSI\N Buc".Mo l(ss
W A LTEIl BtNJo\MIN. ESCKITOR I\EVOLUCIONo\RIO
23
estrellas. La percepcin de similitudes aparece as atada a un insta nte". H
La ta rea del historiador revo lucionario de la cultura consista en perci bir
instantnea y capturarla en una imagen ver bal. Benja-
mm descri bi ese mome nto cognitivo como "dia lctica parada".
44
UNo
slo el movimiento de las ideas, sino que tamb in su detencin forma
parte del pensamiento. Cua ndo ste se para de pronto en una conste la-
cin saturada de tensiones, le propina a sta un golpe por el cual crista-
liza en mnada." -4 S
Como no haba nada de lgicamente necesario en el progreso cultural
la percepcin de imgenes dialcticas era una revelacin que siempreapn,
, ' h k ..
recta con un s oc de sorpresa. La gran dificultad para percibirlas
se debla al hecho de que el pasado tena que ser descubierto por el presen-
te de una manera que nunca era 11 esperada, porque ese pr esente no pod a
haber sido predicho. M s que confiar en el poder de revelacin de los
Gra ndes Libros y de la tradicin intelectual establecida, Benjamn encon-
tr documentacin en textos que hab an sido descuidados. Precisamente en
tanto histor iador revolucionario mostra ba caractersticas de coleccionista
y de anticua rio, revolviendo esta ntes en viejas libreras, puj ando en subas-
tas por volmenes que nadie quera, desenterrando pol vorientos tomos en
Narionale, despen ndolos de la muert e. O, cuando esru-
dla.ba libros famosos, era para iluminar lo qu e se esconda en las esquinas
y de esos textos, all donde los autores no esperaban que se posa-
ra la mirada de los lectores. La propia biblioteca de Benjamin reflejaba el
pr oceso de or denamiento a partir del cua l eran construidas las const ela-
ciones. Scholem record aba: "Aquellas grandes obras que significa ban al-
go para l se hallaban barrocamenre agrupadas con Jos escritos ms raros
y llamat ivos, aquel los por los que tanto su amor de antic uario como de fi-
lsofo no se sentan en absoluto menos at rados.... 7
43. G. S., 1U , pp. 206.7.
44. P.oesa Cllpitalismo, p. 185. [En latraduccin ya mencionada Pablo Oyarzn
Robles elige smtagma "di alctica en suspenso" para tr aducir el mismo concepto
se adecua a latraduccin al ingls con la que tra baja Buck-Morss. N. del T.]' que
45. DIscursos mt errumpidus. p. 190.
46. Discursus int errumpidus, p. 110.
Gershom Scholem. MWal ter Benjamn", en Walter Benj amn }' dngel Bue-
nos Aires, Fondo de Cultura Econmica. 1991:1, p. 12. '
Una vez que la auto ridad de la tr ad icin esta blecida era rechazada, c-
mo pod a uno saber que haba visto " la verdadera imagen del pasado' T"
particularmente cuando "( . .. ) la verdad (.. .) se niega a quedarse tranquila
y sonrer ante el objetivo de la escritura cuando noscsrros nos acomodamos
bajo el pao negro" ;" Apareciendo en fragmentos y en lugares olvidados,
la verdad hablaba desde los textos slo a tr avs de susurros. Benjamin lo
llam "estar a la escucha de la tradicin": " Esa escucha es esforzada sobre
todo porque hasta qu ien escucha slo llega lo menos claro. No hay una
doctr ina que aprender, ni un saber que pudiera conservarse. Lo que se
quiere atra par al vuelo, no es algo determinado para un odo".sO
La sensibi lidad, ms an, la amabilida d que t al escucha de la tradi-
ci n dema ndaba, er an rasgos que cons tit uan el polo op uesto de aque
Ha s demandad os por el moment o destr ucti vo en el que se demola el
aparato conceptual burgus. El carcter dest ructivo " hace sitio"; su so-
la actividad er a " des pejar " , hacer "escombros de lo exist ent e"..Sl Pero el
carcte r cons tr uct ivo redima el pasado al devolverle el habla. Benjamin
descri bi el mo mento const ruct ivo con imgenes como las del tejido, las
de la restauracin del Pa raso,51 o incluso las de la regeneracin orgni-
ca de la nat ura leza: " El material histrico, arado por la dialctica mar-
xista" se hubiese convertido en "u n suelo en el que br otase la semilla
que arrojara en l el presente 'tr' " y otra vez en las "Tesis"; " Igual que
flores que tornan al sol su corola, as se empea lo que ha sido, por vir-
tud de un secreto heliotropisrno, en volverse hacia el sol que se levant a
en el cielo de la hist oria. El materialista histrico t iene que entender es-
ta modi ficacin, la ms impercept ible de t odas".S4
48. Discursos interrumpidos, p. 180.
49. Direcd " nica, Madrid, Alfagua ra, 1987, p. 85.
50. " Dos Iluminacion es sobre Kafka", en Imagillad " y sociedad, p. 206 1L1
rrad ucin al ingls utilizada por Buck-Mo rss le otorga un sentido distinto" esta l
tima expres in: "Las cosas que quieren ser atrapadas cuand o pasan volando, no son
pa ra cua lqui er odo". N. del T.]
51. Walt cr Benjamin, "El carcter destructivo", en Discursos int errumpidos, pp.
159-161.
52. "Sobre el lenguaje en gener al y sobre el lenguaje de los human os" . en Para
una crtica de /0 vio/encia }' ot ros ensayos, pp. 59-74.
53. Discursos int errumpidos, p. 96.
54. Discursw interrumpidos. p. 179.
.....
24
SUSo\N BU Cl -Mo lI.ss WALT ER BEN' AM I N, ESCRITO R REVO LUCI ONAR IO
2S
El presente como pos ibilidad revolucionaria
Lo que salvaba a este impulso restaurador del conservadorismo era que el
" presente" que se superpona al pasado no era el present e emprico, el es-
tado dado de las cosas . Por el contrario, era el "ti empo-ahora" mesinico
(Jetzt-Zeit);H que debe ser entendido en el senti do secular y colectivo de
accin revol ucionaria: el presente era el momento de const ante posibilidad
revolucionaria. En Direccin nica Benjamn aclar la conexin entre tales
imgenes y la praxis revolucionaria: "Slo la imagen representada mant ie-
ne vivo el deseo. Al contacto con la simple palabra, ste puede, en cambio.
prender con fuerza para luego seguir ard iendo como fuego de brasa. No
hay deseo ntegro sin representacin figura tiva exacta. No ha y representa.
cin sin iner vaci n " ,.56 Por sup uesto, el deseo que importaba para Benja-
mm era el deseo co lecti vo de la clase revolucionari a, y el hecho de que las
imgenes que poda n moti varlo brotaran de la historia pasada "( .. . ) es s-
lo en apar iencia una contradiccin: la Revolucin Fra ncesa se remont por
sobre el abismo de dos milen ios hasta la repblica roman a". " Las imge-
nes dia lcticas, que no podan ser for mad as sin el concur so del pa sado,
tr ansformaban el modo en que el pasado era heredad o.
La moti vacin revolucionaria se creaba entonces mirando hacia atrs. La
interpretaci n de Benjamn del legado hegeliano en la teora de Marx trata
precisamente ese problema: no fue la teora de Marx la que le permiti al pro-
letariado apropiarse de la herencia del idealismo alemn. Por el contrari o, la
situacin histrica real del proletar iado, su "posicin decisiva en el proceso
de produccin mismo"," hizo posible la radical relecrura de Hegel que ope-
r Marx. Fue la image n del pr oletar iado como agent e revolucionar io la que
permiti una re-visin de la teora de Hegel y no al revs. En las imgenes
55. Ibd., p. 190. "Ya que cada segundo era en f l la pequea puerta por la que
pod a entrar el Mesas", ibd., p. 191.
56. Direccin nica, p. 57. [La rmduccn inglesa citada por Buck-Morss es li-
geramente distima: donde en espaol se lee "deseo" y "representacin la versin
ingles a habla de "volonrad'' e "imaginacin" . N. del T.I '
57. La dialctica en suspenso, p.l'l 4.
_ C. (Die Neue Zeit, 19011 ), citado por Benjamin en "Historia y colee.
cicms mo. Eduard Fucha", Discursos interr/lmpidos, p. 98.
d ialcticas de Benjamn, el presente como momento de oportuni dad revolucio-
naria aparece como el "horizonte..s\l de la historia pasada. actu ando como es-
trella polar para la reunin de sus fragmentos. Sin l, las pos ibles reconstruc-
ciones del pasado seran infinitas y arbitrarias. As, el presente le otorgaba al
materialista histr ico la perspectiva correct a y lo ayuda ba a no perderse. Esto
es important e porque separa el mtodo de Benjamn del hisror icismo que tam-
bin interpreta el pasado a la luz del presente, pero postulando un presente
dado en vez de un present e revoluciona rio. Benjamncriticaba las histori as cul-
tura les e intelectuales pensadas "pata incitar, par a ofrecer cambios, pa r'l inte-
resar" .w El fracaso en distinguir entre el present e en tanto algo dado y el pre-
sente como posibilidad revolucionaria, pr ivaba a la prctica histrica de den-
sidad poltica. Elargumento segn el cual determinadas interpretaciones de la
hist oria pasada o det erminadas lect ur as de text os pasados deba n preferirse a
otras, no porque fueran ms cercanas a laverdad (mesinica) sino por ser ms
"interesantes" dent ro del contexto intelectual del present e-dado, constitua a
lo sumo un criterio esttico, que prometa placer desde una distancia conrem-
plativa. El juicio de Benjamn sobre esta act itud era abrupto e inequvoco:
aquellos que podan disfrutar de la cult ura tal como era tr ansmitida en el pre-
sente lo hacan ent rando en empata con los opresores." Desde el punto del
present e-dado, el pasado apareca como la fuent e de los orgenes, que exp li-
caba ese presente. O tambin, la historia pasada era leda como el lmi te que
pona en relieve la poca presente, dando pruebas de su singularidad. Esta his-
toria era cmoda y complaciente: uno se senta tentado de hundirse en el pa-
sado como si se trat ara de un silln. Seopacaba as una visin revoluci onaria
del presente en la que ste era e1 linde de un futuro radicalmente diferente.
La cr t ica es relevant e t ambin para los hi st ori cista s de nuestro t iempo
que, irnicamente, al interpretar a Benjamn practican precisament e aque-
llo contra lo q ue Benjamin predicaba. Incluso las interpretaciones "decons-
tructi vistas",61 que estn conscientement e basadas en una ep istemo loga
59. G. S., U , p. 983.
60. Discursos interrump idos, p. 97.
61 . " (.) al pla nt ear Incuestin de con quin entre en empatia el his-
roncisra. La respuesta es innegable que reza as: con el vencedor ", DIS cursos mt e-
rr/lmpidos, p. 181. _ _
62 . Ver 13 inrerpretacin que Carel jncobs hacede Benjamin en Th e Dissimula-
tlng Harmony, Bahimore, 1978. lrving Wohlfarth, uno de los intrpretes ms astutos
16
SUSAN Buu :-M o MSS
W"LT ER 8 ENJ"'.IIN, ESC RITO R REV O LUCI ON"RIO
27
que dice ser a la vez anriideolgica y pol ticamente r adical. no pueden llevar
a un .de detencin lo que se exper iment a como una continua inquie-
tud .dc:l.slgmficado, porque no hay ninguna imagen del momento presente de
posibilidad revolucionaria que detenga el pensamiento. En ausencia de es-
te " hori zont e" los deconsrructvi sras "descent ran" los texto s como una se.
rie de actos individualistas y ana rquistas. El cambio parece eterno incl uso
cuando la soci edad permanece est t ica. El gesto revolucionario dela de-
(la for ma de int erpret acin cultural de moda en nuest ro pro.
PIO pres.ente-dado) se reduce as a 1.1 pura novedad de las interpretacio nes:
moda de po.lt ica. En contraste, la decisin de Benjamn de pre-
las, Imgenes dialcticas ant es q ue como conceptos , no
era m estenca ni arbitraria sino claramente poltica . Su teora de las imd-
gene, s haciend o caso omiso de s estaba expresada en trminos
meta fsicos o marxistas, esta ba consistentemenre empa pada de
revolucionari a. Benjamin siempre estuvo atent o a su hor izont e, y
sus interpretes haran bien en seguir sus pasos. Sin el fulgor constante del
pres.eme, uno arr iesga a quedar encandilado por 105 relmpagos de los
escr itos de Benj amin y a volverse ciego al hor izonte.
n. El proyecto de los " Pasajes "
capaz de percibir el pasado de modo de volver visible el presente como
msranre revolucionario er a la tarea central de una ed ucaci n mater ialista
histori a del movimiento socialdemcrata mostr aba que la teora
nuca de Marx les haba dado a los tr abajadores Las armas para entender su
explotacin, pero no la fuerza de voluntad par a su perarla. Esa fuerza se
alimentaba de imgenes de la historia pasada. Proveerlas era la forma ms
de en le.etura crtica de:! libro de Jacobs reconoce que la distincin ent re
el .defk2Jamm y de los deconsr ructivist as es esencialmente polt ica; que pa-
ra },a captura VIOlenta del presente (.. .) tiene [a estr uctur a de la pr axis re-
'. Pero cuando traza las pmus tianas de la concepci n de Benja-
SI bien reconoce que el SUjeto de dicha praxis es "la clase oprimida" Wohlfarlh
tiende separar el memento de la accin de la historia concreta y a et:rnizar lo en
una para la revolucin permanente" (" Walter Benjamin's ' Ir uage of lnter-
preranon , New Germoln Critique, 17, p. 94).
legtima -y quizs la nica- que poda t omar el compromiso int electual
con la revolucin proletari a. Benjamn criticaba como rom nt ica " la vieja
y fat al confusin -tal vez haya comenzado con Rousseau- que glorifica la
n bai id b " " d
simplicidad de la vida de aquellos que est n aja servr urn re ; con e-
naba los intentos de los escrito res burgueses de retra ta r la vida de la clase
traba jadora, por considerar que constituan " (" .) slo un intent o de corto
alca nce y mayormente insalubre de escapar de la abstraccin idealista y de
tocar la carne de la realidad de cerca, ms de cerca en verdad que nunca
antes " .64 l sostena en camb io que "En reali dad, se tr ata mucho menos de
hacer al artista de procedencia burguesa maestro del 'a rte proleta rio' , que
de poner lo en funcin, aun a costa de su efect ivida d art st ica, en los luga-
res important es de ese mbito de imgenes (dialct ieas) ".6.s
st e er a el ar gumento de Benjamn precisamente en el moment o en que
estaba concibiendo su obra ms import ant e, el Proyecto de los Pasajes, que
a su muerte dej inconclusa. Hasta la publicacin de este manuscrito en el
prximo volumen de las obras completas de Benjamn, ser imposible ha-
blar con seguridad de ese enorme proyecto (las anotaciones a mqu ina lle-
gan a vari os miles de pginas). Por otro lada,los fragmentos y artculos re-
lacionada s que se basa n en material reco lectado par a el proyecto, no son
siempre explcitos en sus inferencias tericas.
66
Sin embargo es inconcebible
que Benjamn no se ha ya al menos propuesto que esta histori a cult ural de
Pars en el siglo XI X realizara lo que l consideraba la tar ea del intelect ual
polticamente compromet ido. Co mo precondicin de una eventual interpre-
tacin de ese proyecto, entonces, sera relevante hacerse dos preguntas: en
qu esfera s de imgenes del siglo XI X se especializ Benjamin?, y clima se
conect aban los elementos que all descubri con su propi o present e en t an-
to imgenes dialct icas de una oportunidad revolucionar ia?
63. G. S., 11:2, p_787.
64. lbd.
65. "El Sur realismo", en Walter Benjamn, Imaginacin y sociedad, Madrid,
Tauru s, 1998, p. 61. . '
66. Estos artculos dispar aron el aho ra famoso debat e ent re Bcnjarniu y Adorno,
llevado adelante en su correspondencia de los aos t reinta, en el cual Adorno.critic
a genjcmin por violar sus propias premis as tericas. El (mgen de
fa diafc/ica negat iva, Captulos 10 y 11. Una part e slgnlfIC311va de su
dencia vinculada a ese debate aparece m Theodor W. Adorno y Walter Beniamin,
Correspondencia (J928.J940J, Madri d, Trona, 1998).
28
SUSAN Buo :- MokSS
W,HTUt asc a rr o wREVO LUCI ON"RIO
29
Mundos-de-ensueo de cristal del capitalismo
fuent e legtima parecer a ser el expos del proyecto de 1935, pu -
bhcado pos tumamente como " Pars, capita l del siglo XIX" (,7 . . I
. ongma-
ment e. como parte del (exit oso) intento de Benjam n de obr
un esrpend d 1J ' d ener
10 e nsu t uro e Frankfur t par a Sostener su t rabajo O
d fculos esc - .. . tr os
os arncu os escritos par a el Instituto en 1938 1939 " 1
y au nque e ara-
se concentra n en Baudela re, despliegan temas de l Pro yecto de los
Pasajes, elabora ndo y extend iendo las imgenes del expos L
. d d " '" o que es
sor pren ente e est as tmagenes para cual "
' . qui era que esperara un a pers -
pect iva marxi sta es que casi nunca provienen del mundo de I d
., . .. apco uc-
ClOl1, SUIO que est n situa das en la esfera del inrercamb E d d i
. dom 10 . n ver a a
Imagen omman re, Jos pasajes en s, eran un lugar para la exhibicin y
la venta, no solamente de mercancas sino tambi n d bi d "
L . , e lenes e UJO
os pasa jes, con sus tec hos de hierr o y vidrio iluminab ' "
1
' .. an y consmnan
un a tar pa ra esas mercancas formand . . d b d "
, o VI Siones e a un ancra qu e
no daban a masas que pasea ban cla ve a lguna so bre las condicio
de su produce - B " " irab neo
Ion. enramm cita a una gua tur stic' d P , d i " 1
" E . .. e arts e slg o
XI X: sos Pasaj es, un a nu eva invencin del lujo industri al so n pas
de enlosados de mrmol, a travs de de
sas CU}OS propiet ar ios se han unido para semejantes especulaciones. A
ambos lados de esos pasos, que reciben su luz de ar ri b di I
A a, rscurren as
fIle por primera vez en b edicin de 1955 de Jos
Taurus, ; ::a y capitali5"! 0, Madrid,
Y,eclo die es algoqueesl en debate. Aunque Pl m"
nturo, a recibi con entusiasrn Ad _. e ns-
caneaba el nivel de "el sost:niendo que no al-
ahora no tenemos acceso). (Ver la carta de Ad (al cual nosotros
1935, en Correspondencia, p. 113.) orno a Benja min del 2 de agosto de
68. Ambos en Poes/a )' capitalismo. El r im "El P t .; d .
en Baudelaire" (1938) fue rechazado fI d ans el Segundo Imperio
da explicacin del rechazo. (Ver Acamo escribi detalla-
277.) En 1939 D_
O
'" " ibi njarn m, en orrespondenCla. pp. 269-
, u<: a mtn eSCrJ 1 un segundo t' 1 "Sob I
Bauddaire". que fue aprobado .. I ar 0 . a gunos temas en
y apareoo en a revista del Instiruro en ] 940.
m-uda s m s elega ntes, de tal modo que un pasaje es una ciuda d, incl uso
un mundo en pequeo" ,' '1
Benjamn tambin describi los edificios de la Exposicin Universal de
I H67 en Pars, con struidos en hierro y vidri o. y replet os de mercancas y
IX'rsonas
70
-se vendieron once millones de ent radas- oLas imgenes del Pa-
rs del siglo XIX que Benjamin despleg en el expos como si consti tuye ran
II lIa cinta cinematogrfica son fragmentos de la vida en las calles de la gran
dudad y de la multitud urbana. Simult neamente a su trabajo en el
Proyecto de los Pasa jes, Benjamin escr ibi una ser ie de descri pciones de la
vida ur bana contempor nea -en Mosc, en N poles, en Marsella- basad as
(' 11 sus propias impresiones." El motto que encabezaba una de ellas era de
Andr Breton: "La calle.. . el nico campo de exper iencia vlido".n ste
era un mundo que, como Benjamn apunt, el joven Engels encon traba re-
pugnante: "Ya el hormigueo de las calles tiene algo de repugnante, algo en
contra de lo cua l se indigna la naturaleza humana".73 Para analizar La
.wndicin de la clase obrera en Inglaterra (el est udio de 1844 del que pro-
viene esa cit a), Engels ingres a la fbrica. All, las enfer medades laborales.
el trabajo infa nt il y el crecimiento atrofiado de los tra ba jadores proporcio-
n.rban las imgenes ms violent as y llamat ivas de la miseria humana en el
aba jo fabril. Sin emba rgo, al igual que los informes de la Comisin de Tra-
h,tjo Infantil y de Investigacin de Fbricas de los que provenan muchas de
LI S estadsticas de Engels, esas imgenes daban motivos para un sindicalis-
mo militante, claramente cargado de potencial revol ucionario cuando el
69. Poeua y capitalismo, p. 174.
70. lbd., pp. 179-] 81.
71. Ver Walter Benjamin, Cuadros de un pt nsamiento, Buenos Airl"5, Ediciones
Jmago Mundi, 1992.
72. Ibid., p. 76.
73. Citado en Poes{<l y capitatismo, p. 74. Adorno objeta ba la cit a a. lgo extensa
que Benjamn hacia de Bngels, y quera que fuese borrada (G. S., 1:3. p. 1112). Ben-
[amin acat este consejo en el artculo de 1939, en el cual aparececomoreemplazo
este comentario: "Para Engels la multitud tiene algoque consterna. Provoca en l
una reaccin moral. Junto a la cual desempea su papel otra que es esttica; le re-
sulta desagradable el ternpo con el que los transentes se disparan unos al iado de
otros. El incentivo de su descripcin se constituye en la mC' zcb de un insobornable
hbito cernee y del antiguo tenor patriarca l. El autor procede de una Al emania to-
dava provinciana: quizs jams le hayaalcanzado la tent aci n de perderseen un ro
de personas", Poesia y capitalismo, p. 137.
30 SUSAN BUCK-MoRSS WIl. \.l' I' 1l. BENJA MIN , ESCIl.ITO R REVO LUCI O NAIl IO
31
"presente" era t 844 Yel movimient o Carrsra esta ba en su apogeo, y mu-
cho menos clarament e cargado de ese pote ncial en 1934, cuando muchas
de las uniones sind icales estaban colaborando desde haca tiempo con el
esta do capital ista , y muchas de las peores condiciones de la fb rica haban
sido at enuadas, contribuyendo a la ilusin de que la historia era pr ogreso
genera lizado. l as imgenes fabriles de Engels eran entera mente negat ivas.
Las imgenes de la mu ltitud de Benjam n eran ambivalentes: utopa y des-
grada, Paraso e Infierno, estaban entre mezc lados. J ustament e la intencin
de Benjamin era iluminar " la ambigedad propia de las circunstancias y
los prod uct os de esa poca. La ambigedad es la manifestacin alegrica
de la Cul era la ventaja revol ucionari a de esta eleccin ,
cul el poder movilizador de t ales imgenes?
Dos condiciones participaban en la formacin de un momento revolu-
cionario. Una era ob jetiva , cau:ada por esas cr isis econmicas que eran
parte de las leyes de movimiento del capital, y en la poca de Benjamn es-
ta condicin esta ba madura: el Proyect o de los Pasajes fue escri to en un
contexto de depresin mundial. La segunda era subjet iva: el proleta riado
como vanguardia de la revolucin tena qu e desarroll ar una conci encia re-
vol ucio nar ia. En este punto, como se ha sea lado, los antecedent es de las
clases tr abajadoras occidentales en el siglo xx estaban lejos de ser alenta-
dores. Se hab an habi tuado a apelar al gobierno, no slo en busca de me-
jores condiciones labora les sino tambin, en pocas de depresin , para pe--
dir empleo. Por otro lado, esos trabajadores tendan progresivamente a
ident ificar se con sus opresores y a adoptar la misma conciencia ideolgica
y cosificada que const antemente opacaba la no tr ansitorieda d estr uctural
de los problemas soc iales. As, Adorno condenaba "( . ) la conciencia rea l
de los proletar ios rea les, que (.. . ) llevan en s (.. .) todas las huellas de la
mut ilaci n del carcter burgus" .75 El con for mismo de la conciencia de los
trabajadores se deba en gran parte a los nuevos medios masivos de comuni-
cacin, la industria cultural, que, a travs del cine, la ra dio y los tebloides, era
capaz de cooptar los descontentos populares, proporcionando COl1\O sustitu-
ro el goce del mu ndo de los opresores: sus mercancas, su entretenimiento
74. Ibd., p. 185.
75. Carta de Adorno a Benjamin, 18 de marzo de 1936, en C,;rrespo'l den.
cia, p. 137.
y libert ad sexual. Era clar o para cualquier marxist a que el
. de est.. mundo de ensueo deba ser revelado. Pero el sueno rarnbin
.. .. _ . "deca
IIt.ha ser destruido? Rechazar el hedo nismo de los veinte
dent e" y tildar a todas las for mas de ensueo de, bolc he-
VIS ill O cult ur al" fueron dos de los punt os centra les de la ldeolop a ual fas-
que glor ific la disciplina corporal, conect el sexua
1.1 pureza racial, asegur econmicament e la de las mure-
. ' predic una tica del aurosacr ificio en el cumplmue nt o de los deberes
II
\ns que con (.. .) el habla corriente de los ad ultos"}8' Sola decir de la
ilml ilmcnte filosfica y not ablement e compleja intr oduccin al libro sobre
r] dra ma barr oco (escrito, dicho sea de paso, por las t ardes en el Caf Prin-
b
d de i l g7 ..
de Berln mientras tocaba una an a e jazz que terna, como con-
11.ISl'il <l secreta" de ent rada, un verso infantil: " Salta vallas, sa lta piedras,
I lI" rIl siempre con cui dado". m Las imgenes del mundo infant il aparecen
1.111 insistentemente a lo largo de la obra de Benjamn que la ausenc ia de
UI1.1 discusin seria so bre su significado terico en pr cticamenre todos los
I ome ut ar ios crticos sobre Benjamn debe atri buirse a elit ismo intelectual,
I prejui cio sexista o a ambos.
SU SII.N BUCI!; MoMSS
60
Los nios, escr ibi Benjamin, estn menos intrigados por el mundo prefor-
mado que los adultos han crea do que por sus residuos. Se sienten atrados
por objetos que carecen de valor o propsito evidente: "Los ut ilizan no
tanto para reproducir las obras de los adul tos, como para relacionar entre
s, de manera nueva y capr ichosa, materi ales de muy diverso tipo, gracias
a lo que con ellos elaboran " .
1Il
La aproximaci n de Beniamin a los fen-
menos descerra dos o descuidados por el siglo XIX no er a muy distinta. Nin-
gn pensador moderno, con la excepcin de Pager, tom a los nios tan
ser iamente como Benjamin en el desar rollo de una teora del conoc imien-
to. Los libros infan tiles del siglo XIX constituan una de las pan es ms va-
lorada s de Sil nica posesin apasionada, su coleccin de libros. u.! Confe-
s que no ha ba muchas cosas "en el reino del libro con las que yo tenga
una relacin tan cercana". 184 Schc lem testific sobre la importancia de los
nios para Benjamin y seal que ste tomaba muy seria mente el proceso
cogniti vo de recordar su propia infancia. " El hecho de que durant e tod a
su vida se sint iera atrado con mgico pode r po r el mundo de los ni os y
la nat uraleza infantil const ituye uno de Jos rasgos de carcter ms impor-
62
SUSAN BUCK - M oRSS
BE NJ A,\I 1N, H CIUTOIt ItEV O LUC IONAR IO
63
penet rar los conceplos" . IS'
Lo que Benjamn encontraba en la conciencia infantil, sacada de circu-
Jacin por la educacin burguesa, y cuya redenc in era tan crucia l, era pre-
cisament e una con exin "si n rupturas" entre percepcin y accin, que era
di stintiva de la conciencia revolucionaria entre los adultos. Esta conexin
no era causal en el sent ido conductista de reaccin como respuesta a est-
mulos. En cambio, era mimtica, e involucra ba la capacida d de estab lecer
correspondencias por medio de la fantasa espo ntn ea. "Sus cajones [los
del ni o) debern ser arsena l y zoolgico, museo del cr imen y cr ipta. ' Po-
ner orden' significara destruir un edificio lleno de espinos as castaas que
son manguales, de papeles de esta o que son tesoros de plata, de cubos de
madera que son atades, de cactceas que son r boles tcr micos y cnti-
mos de cobre que SOIl cscudos.w" La "seal " revolucionaria que procede
"del mundo en el que elnio vive y da rdenes" m era la capacidad de im-
provisacin mimt ica. La percepcin y la tr ansform aci n act iva eran dos
polos de la cognicin infant il: "Cada gesto del nio es un impulso creat i-
vo que se corresponde exact ament e con un impu lso recepnvo't.l' "
Los experimentos de Picger pusieron a prueba las respuestas universales y
predecibles. Benjamn estaba interesado en la espontaneida d creat iva de la
respuesta, que la socializacin burguesa destrua. La teora de Piagerslo con-
sideraba la cognicin ligada a la accin en tanto forma cogni tiva primitiva,
correspondiente al perodo preverbal sensorio-motriz, y dejaba de tener en
cuenta la cognicin mimtica una vez que el nio adquira la capacidad de ha.
bla. En los tests de Piager, el juego fantstico del nio, la construcci n de
mundos pos ibles, eran probablemente registrados como un error cogn it ivo.
Para Benjamn, en cambio, la natura leza primaria de las acciones motrices era
razn suficiente para prestarles atencin. Constituan evidencia de la "facul-
tad mimtica", un lenguaje de gestos que Benjamn consideraba ms bsico
para el conocimiento que el lenguaje conceptual.' ?' El "experimento" de Ben-
190. Direc dll nica, p. SS.
191. Wa[tcr Bcnj omin (C0I1 Asja Lacisj, "Progr am for a Prnlcrar ian Children's
Thcurcr", t rad uccin de Susan Buck-Morss, I'erfonnanc e S, ma rzo/a br il de
1973, p. 30.
192. lbfd., p. 31.
193. el. Benjamn, "El problema de la sociologa del lenguaje" (1935) una re-
sea de la literatu ra en sociolingsnca, que tena en consideracin Jos escritos de
I,llllin consista en observar los gestos de los nios en la pint ura, la danza y,
p.nt icul arme nre, en el teatro, el cual permita una "descarga indomada de fan-
1.1\ 1,1 infanril", I'N En los espectculos teatrales de los nios, "Todo es dado
vmll", y as como el amo serva al esclavo dura nte las Sarumalias romanas, as
durante el espectculo, los nios se paran en el escenario y ensean y educan
fu
. L . ( " I' S
.1 \ IlS atentos educadores. Aparecen nuevas erzas y nuevos rnputsos .. . ,
L1 cognicin infantil era una potencia revolucionaria porque era tct il,
). por eso estaba vinculada a la accin, y porque, en VC"L de aceptar el sig-
uificado dado de las cosas. los nios aprendan a conocer los ob jetos
,I..i ndolos y usndolos de un modo que tr ansformaba su signif icado. Paul
V, IIt'r)', un escritor que era muy familiar a Benjamn, escribi en una oca-
" Si estn sanos y se sienten bien, t odos los nios son autnt icos m Oll S'
( 1'II l!.S de act ividad (.. , ) despeda zando, rompiendo, construyendo, [siempre
luciendo algo! Y llorarn si no pueden pensar en nada mejor que hacer
\" , ) Podra decirse que slo son conscient es de todas las cosas que los r o-
t lt' ;llI si pueden actWlr sobre ellas, o a travs de ellas , no import a de qu
m.mer a: la accin, de hecho, lo es todo (. . .]" La socia lizacin burguesa
esa act ividad: repetir como loro la respuesta "correc ta", mirar sin
locar, resol ver problemas " mental mente" , sent arse pasivamente, aprender
,1 hacer las cosas sin ayudas visuales;1' 7 todos estos comporta mientos ad-
quiridos iban cont ra el carcter de los nios. Pod ra inferirse, por otro la-
t l u , que el tr iunfo de ese ti po de cognicin en los adultos seala a su vez su
Piaget, pero nneepretaba sus de una manera nu cm la pr evista,
Beniamin cita la obra de [ingistas marxistas como Vgolskl contra Saussure. En
Imaginacin y sotd.ld, p. 157.
194. -Peogram for J prolecman Children's Thearer ", p. 32.
195 . Ibd.
196. Paul Valry, Idie Fixe, N UCV3 York, 1965, p. 36. .
197. Beujamin recor daba su pro pia escolarizacin: "Se encontraban .unos.
ces figurativos de lu menos histrico que quepa imaginar y que ?u Ufn:'IUI
estmulo a los ojos, mientras que los odosandabanexpuestos sui remedio al nn u-
neo de peror atas absurdas", "Crnica de Berln", p. 30.
198. La valorizacin de la cognicin infantilno implk:J. ba un culto de la juven-
tud. Por el contrario, slo las personas a lasque se les permita vivi r su infancia ple-
namente eran C.l p.1CCS de ctccct realmente (KPrOgr;lm for a Childr en's
Thcarcr", p. 32). Benjamin era perfectamente (onsci.ent e de.. ,11l11l t<l ClOneS de la
conciencia infant il, que en su mundo corno un dicrndur {ibd., p- 30). La edu-
cacln era necesaria pero sta deba ser un proceso recpr oco. &ta fue la respuesta
Cuentos de hadas y el orden mimt ico
Lo que revela este rodeo a travs de la infancia es que laconcepcin beniami-
nia na de la "educacin materialista", radicalmente cont raria al modelo de
aprendizaje de estmulo y respuesta, se diferenciaba tanto de la propaganda
polt ica como de la publicidad en que no esta ba calculada para gobernar una
de Benjamn a la fumosa pregunt a de Marx en las Tesis sobre Feuerb<lch sobre
qui n educara a los educadores; No es la educ acin, ante tudo, la or ganizacin
indispensabl e de la relaci n ent re generacion es y, por tanto , si se qui ere hablar de
domin io, el dominio de la relacin entre las generaciones y no de los nios? " Di-
reccin p. 97. '
199. Ver Susan Buck-Morss, El origen de la dilllr.!aica " ,'gatilla.
200. La dialctiCII en sus/Jenm, p. 93.
201. Discursos illtcrmmpMos, p. 175.
202. "Mosc" , en Cuadros de un pensamiento, p. 29.
65
WAITl' K RES AM I N, ESC ll lTOII. II.EVO l.lJCIONAIIIO
rc.rcc in. Por el cont rario, sus imgenes dialcticas, como gesto revolucionario
'IUl' baca saltar el continuunt de la historia y captu raba los elementos feno-
1I1\'nicos as liberados en novedosas constelaciones, proporcionaba un mode-
lo .1 nivel cognitivo para el acto de transformaci n social , y su meta era des-
1;1( la capacidad para la accin revolucionaria que dormitaba en el adulto,
UII desp legarse. El paso del conocimiento a la acci n dependa de q ue la
uhnd mimtica produjera, tal como en el CdSO del gesto infantil, "un im-
pulo;c, creativo que se cor respo nde exactamente con el impulso receptivo".203
11papel del escritor revolucionar io er a mucho menos el de un comanda nte
' Ill(' el de un narrador de historias, ms precisamente, de cuentos de hadas.
Ik lli;uuin te cont por escrito a Scholem en 1928 que estaba trabajando en
"elensayo sumamente nota ble y extremadament e precario sob re Los pasajes
1"" i/ lOs" . que tena como subttul o: "Una tierra de hadas dialctica" .204 En
1'),1(; apunt qu e el narr ador ruso Leskov " (.. .) interpret la resurreccin, no
1.11110 corno tr ansfiguracin, sino como desencanramiento'V'" en un sentid o
_"1I1I' j,mte al de un cuento de hadas. Segurament e Benjamn qu era que su
1'1O)'I'ctOde los Pasajes fuera un cuento de hadas en ese sentido. con la salve-
,I.ul de que la Resurreccin sera una resurreccin secular y social, y el "de-
significara liberacin de las ilusiones de la falsa conciencia.
Teo ra y pr ct ica no est aba n conectada s ca usa lmente en la concepci n
d.. Hcnjamin, ni siquiera en un sentido recproco y dial ct ico. En cambio,
U " rr.naba de una rel aci n de correspondencia mimtica. Las cons telacio-
11(' \ de conocimiento y accin eran mutuamente tr aducibles, pero eran
,I.,,'olltinuas y no par tes fo rmativas de un todo mayor. Para usar un a me -
r.llora de su libro El origen del drama barroco alemn: "Toda idea es un
_11 1y est relacio nada con otras ide as del mismo modo en q ue los soles
n l,n relaciona dos ent re s" .206 De hecho , los escri tos de Ben jamin se re-
L 10 11.111 ent re s de 1.1 misma manera. Su "teora" 110 es un mont a je de
203. " Program for a Proletarian Child ren's Thearcr ", p. 31,
204. Ca rt a del 30 de enero de 1928, en Hrie(e, vol. 2, p. 455. El estudi o era
cxt rcma druucnte "prccurio" ulmcnns en parle porque la poca moderna era hos-
til a los rela tos de historias: su "i ncidencia viva" er a algo "que de entrada est ale-
;It!O de nos otros", "El narr ador" (1936), en Para 10111 crtica de la violencia y
" Iros ensayes , p. 111.
lOS. lbd., p. 129.
206. The origin o(Germall Tragic Drama, p. 37.
SUSAN B UCK - M o RSS
64
derrota como sujetos revolucionarios.V"
Pero en tanto hubiera nios. esa derrota nunca sera complet a. Aqu,
Benjarnin evita ba la conclusin pesimista a la que era llevado Adorno
cuando po stulaba "la extincin del ego" como resultado horroroso del
"progreso'" histrico. La teora de Benjamn reconoca que la relacin
ent re conciencia y sociedad en el pla no histrico se en tremezclaba con otr a
di mensin, el plano del desarrollo infamil, en la cua l la relacin entr e con-
ciencia y realidad tena su prop ia historia. Benjamn entenda liter almente
la histori a del Mesas llega ndo como un nio, pero la colectivizaba. En los
nios, la capac idad para [a tr ansformacin revoluciona ria est aba presente
desde el inicio. Es as que todos los nios eran " representant es del Parai-
" 2()O d " I h id "{ d d
so, y a ca a gene raci n e a SI o , .. ) a a una flaca fuerza mesini -
ca (.. ,}" , 201 Desnud ada de sus pretensiones meta fsicas, la histori a era la
procreacin de ni os, y como tal, siempre un reto rno a los orgenes, Aqu
las revoluciones aparecan no como culminacin de la histor ia mundial si-
ll a como un nuevo comienzo: " En el moment o en que- uno llega ", no ca-
sua lmente escribi Benjamn so bre su visita a Mosc, "el estadio infantil
comienza ", cuando. a causa de las calles congeladas, incluso "ha y que
aprender a caminar de nuevo",202
207. Carta de Adorno a Benja mn del JO de noviembre de 1938, en Correspon-
dencia, p. 269.
208. "Marsella" (1928), en Cuadros de un pensami ento, p. 78.
209. Ibld., p. 79.
210. "Mosc", ibtd., p. 50.
211. " Npo1cs" , ibd. p. 17.
212. lbid., p. 16.
213. "Mosc", ibd., p. 38.
partes, sino la tr ad uccin serial-o, mejor, pica- de cierr as constelaciones
cogni tivas, o gestos, que l igualaba con la ver dad. Estos gestos estn
ocultos en sus escritos, ya sea que estn vinculados con la historia perso-
nal, la historia soc ial o la histor ia nat ura l de la niez. Se infiere que hay
una correspondencia entre estos ejes: que, por ejemplo, escondida tras el
Pr oyecto de los Pasajes est la hi storia de la propia vida de Benjamn, y
viceversa . Descifrar la obra de Benjami n se convier te as en un ejercicio
de facultad mimtica.
Los escritos de 8enjamin parecen ser declaraciones fct icas sobre el
mundo objet ivo. Adorno no se equivocaba al ca racteriza r su postu ra co-
mo " positivist a " .207 Pero lo que deja perplejos a los lect ores es qu e este
estilo factual es util izado para presentar intuiciones que est n lejos de
ser ob vias , porq ue sus imgenet se basan en la yuxtaposi cin de exrre-
ma s: los ruidos de la ciudad se abarrotan como mar iposas;2o. los libros
de c nt icos parecen hora r ios de ferrocarr ilesr' '" en Rusia el jazz est
guard ado tras una vitr ina "como una serp iente venenosa 't r' !" los barri-
les de t aberna son como pi lares de iglesia/
ll
y los conventillos parecen
rascaclelosr' P mientras q u ~ en Mosc " todas las ideas, todos los das y
[Odas las vidas parecen esta r puestas sobre la mesa de un laborare-
rio" . 2ll El Iector no puede sino proceder mim ricamen te, encontrando
correspondencias ent re imgenes en mltiples niveles. A ca usa de la de-
liber ada desconex in de las ideas de Benjarnin, sus intu iciones no estn
a lojadas en el contexto de sus text os. como sucede COIl la escr it ura na-
rr at iva o argumentativa. Por el contrario. se deja n desplazar fcil mente
en arr eglos ca mb iantes y combinaciones de prueba. Su legado a los lec-
tores qu e vienen despus de l es un sist ema de her encia no autor itar io,
que se asemeja menos al modo burgus de traspaso de tesoros cu lt ur a-
les, como si se t rat ara del bot n de las fuer zas conquist adoras, qu e a la
V. La ind ustria lizacin de la percepcin
67 W\ I.TEII BE NJ \ MIN . ESCK lTOK K!i.VO LUCI ONA KIO
214. "El Narrador ", en film una crtica de fa violencia. p. 128.
115. Cf. ta mbin el artista. "u n hom bre que mira ms atentamente cun la ma-
!LO all donde el ojo se hace dbil, que traduce los impulsos receptivos de los mscu-
los oculares en impulsos creativos de la mano ", "Progrnm for a Proleta ria n Chil-
drcn's Theater-", p. 31.
116. Walter Beujamin, "So bre la faculta d mimt ica", en Ensayos escogidos, ver-
sim en espaol de H. A. Muren.' . Buenos Aires, Ednorial Sur, 1967, p. 105.
217.lbd., p. 86.
2H!. l bd., p. 117.
119. G. S., I1I , pp. 474475.
u.ulicin ut pica de los cuen tos de hadas, que inst r uyen sin dominar, y
runchos de los cuale s son las historias trad icionales de la victoria sobre
"\.'5 fuerzas.
214
H hecho de que los lectores del present e encue nt ren dificultoso este pro-
o-dimiento habla menos del ca rcter esotrico de los textos que del mar -
chitamientc de su propia facultad mimtica. Por Otro lado. y tal como lo
tlrmostr la teor a de las corr espondencias de Baudelaire, que Benjamn
valoraba enormemente, la facul tad mimtica no tena que interrumpi rse
con la niez.
2B
El problema era que en la cultura burguesa, esta facultad
Il.lha sido relegada al reino de lo esttico, de do nde deb a ser liberada y re-
cupe r nda como instrumento cognitivo para la praxis revo lucionari a. Ben-
j.uui n sugera que el desarrollo de la cogn icin mimtica no haba sido una
rousranre en la historia: "hay que suponer en cambio que la facultad de
producir semejanzas -por ejemplo, en las da nzas , cuya ms ant igua fun-
I ln es precisamente sa- , y por lo tanto tambin la de reconocerlas, se ha
rr.msformado en el curso de la historia" .21' l os aparatos cognitivos de
"cor respondencias mgicas" -el ant iguo arte de la astrologa. por ejemplo-
r \t ;ba n claramente basados en esta habilidad.
211
Benjamin crea que la es-
I ruura alfabt ica tambin haba sido mimt ica en su origen, y que el len-
V, U.l jc ver bal estaba basado en " la semejanza extra sensorialv.i " Adems.
11l;l11tl! VO abier ta la posibilidad de un "desarrollo futuro" del lenguaje mi-
mrico, cuyas "pot enci alidades para la prese ntac in no estaran limitadas
S USA" BUCK-MokSS
66
220. HLa obra de arte Cil la poca de Sil rcproductibihdud tcnica", en DiSCllr-
sos interrumpidos, p. 48.
22t . bid., p. 48.
122. lbd. p. 34.
123. Ibtd. p. 43 .
224. bd., p. 47.
al lenguaje ver bal" , y esta ran "l ejos de agotarse" .219
Las nuevas tecnologas de cmara y pelcula eran clarament e tales "po-
tencialidades para la presentacin" , Como resultado de est as tecnologas de
reproduccin, Benjamin crea que una forma menos mgica }' ms cienrfi-
ca de la facultad mimtica poda ser desarrollada en su propia poca. La c-
mara de filmacin poda detener el flujo de la percepcin y captura r el ges-
to ms sutil: " experimentamos el inconsciente pt ico, igual que por medio
del psicoanlisis nos enteramos del inconsciente pulsiona l" .220La fuerza mi-
mtica de la pelcula permita una ciencia reflexiva de los gestos, en vez de
permitir simplemente su duplicacin mgica: "Con el primer plano se en-
sancha el espacio y bajo el ret ardador se alarga el movimient o", revelando
" formaciones estruct urales del tod o nuevas" . "As es como resulta percep-
t ible que la naturaleza que habla'ti la cmar a no es la misma que la que ha-
bla alojo. Es sobre todo distinta porque en lugar de un espacio que t rama
el hombre con su conciencia presenta otro tramado inconscientemente.,, 221
La cmara someta la ejecucin del actor " a una serie de tests pt icos", per-
mit iendo as que el pblico "se encuentr]e] en la act itud del experto
( ) " .222 Como un cirujano, el camargr afo " penetra" en el sujeto cientfi-
camente.
22J
Adems, y esto t iene importancia polt ica, el mundo que se
abr a a la cmara proporcionaba conocimiento relevante para actuar sobre
l: "Haciendo pri meros planos de nuestro inventario, subr ayando detalles
escondidos de nuestros enseres ms corrientes, explorando entor nos trivia-
les bajo la gua genial del objetivo, el cine aumenta por un lado los atisbos
en el curso irresistible por el que se rige nuestra existencia, pero por Otro la-
do nos asegura un mbito de accin insospechado, enorme" .22 4
Pero haba un costado oscuro de la mediacin tecnol gica de la expe-
riencia, uno que haca que la nueva ciencia mimt ica fuera no slo pos ible
sino ta mbin imperat iva. Benjamn sostena que el siglo XIX haba presen-
ciado una crisis en la percepcin como result ado de la Industrializacin. Es-
225. HEI Par s del Segundo Imperio en baude jair e", en ' ccsia y capitalismo,
p. 70.
116. " His tor ia y coleccion ismo- Eduar d Fuchs", en Disc" rsos int errumpidos,
p.99.
227. " El Par s del Segundo Imperio en Baudelaire ", en Poesa)' capitalismo,
p. 70.
22S. "A la experiencia del shock que tiene el trunxcnte en 1:1 mult itud corres-
ponde la vivencia del obrero en la maquinaria" , "Sobre algunos temas en Baudelai-
re", ibd., p. 149.
129. Ibd., p. 131.
130. Direccin nica, p. 38.
131. (bid.
69
WA I TU l B! lol J AMl loI , ESCRITOR Il.EVO LUCI O NARIO
1.1 rrisis estaba caracrenzad a por la aceleracin del t iempo, un camb io desde
1,1poca de los pasajes, cuando los coches de caba llos todava "no toleran
1.1 competencia de los peatones",lll hasta la de los automviles, cuando "l a
velocidad de los medios de transporte (..) sobrepasa las necesidades".
226
"11;1Cia 1840 fue, por poco tiempo , de buen t ono llevar de paseo por los Pe-
_.Ilt' Su las tort ugas. El 'flneur' dejaba de buen grado que stas le prescri-
11I (' s('n su ' rempo' . De habrselo hecho caso, el progreso hubiera tenido que
..prender ese ' pas'. Pero no fue l quien tuvo la ltima palabra, sino [Frede-
III: k \V.] Taylor, que hizo una consigna de Sil ' abajo el callejeo' ."
227
A co-
mienzos del siglo XX, llevar a las tort ugas de paseo por la ciudad se haba
I unvcrtido en algo extremadamente peligroso par a las tort ugas.
La industrializacin de la percepcin era tambin evidente en la Irag-
un-oraci n del espacio. La experiencia de la lnea de monta je y de la multi-
tud urbana era una experiencia de bombardeo de imgenes desconectadas
)' r-s rfmulos similares al shock.
228
La conciencia, en un est ado de distraccin
1. actuaba como tilla espon ja de shocks, registra ndo estas impresio-
Ilt' S sin experimentarlas realmente: los sbocks era n "apresados, atajados de
l.[ modo por la conciencia" para impedir un efecto No slo
l.r s impres iones pticas eran afectadas, sino t ambin el lenguaje ver bal: " La
ewritura, que haba encont rado en el libro impreso un asilo donde llevaba
existencia autnoma, fue arrastra da inexorablemente a la calle por [os
I .nrcles publicitarios (. . .) (que) someten por completo la escritura a una ver-
ncalidad dietatorial".230 Como demanda de la vida de negoc ios, "( . . .) nu-
1'I' s de langostas de la escritura. que al habitante de la gra n ciudad le eclip-
ya hoy el sol del pretendido espritu, se irn espesando ms y ms cada
Su U N BUCII; - M OIt..H 68
,
La teora benjaminiana de la "distraccin"
- .. 231 L ' . d i' . d 1 '0 Y d
ano. o nus rno era cierto e a expenencta e os mua s: " antes e que
el nio contempor neo consiga abrir un libro, sobre sus ojos se abate UII
torbellino tan denso de letras volubles, coloreadas, rencillosas, que sus po-
sibilidades de penetrar en la arcaica quietud del libro se ven reducidas".232
232. IbJ .
233. " La recepci n en dist r:Kcin (.. . ) es un sntoma de 101 decisiva rcfunciona-
luacin del apa rato humano de 101 percepcin, que sin emb argo sl o puede ser re-
suelte co lectivamente", G. s.,1:3, p. 1049.
23 4. "la ob ra de arte en la poca de su reproducribilida d tcn ica" , en Discursos
illtermm/!idos, p. 54.
235. lbJ .
236. " Mosc" , en Cuadros de un pensamiento, p. 29. El come nta rio de Bcuja-
min anridpaba el film sobre Mos c de Vertov de 1929, Mml wilh a Movie Camera
[" Hombre con una cma ra de cine"].
237. "Sobre algunos temas en Baudelaire", en Poesa )' m pitalismo, p. 147.
2311 . lbid.
239. G. S., 1:3, p. 1040.
71 WAI:I'I' II BE NJA M I N, U CII 1TO K llE'IOlUC10Nl,1I 10
240. Ibd.
141. "La obra de arte en la poca de su reproductibilidad tcnica", en Dscur-
.(OS interrumpidos, p. 44.
242 . Carta de Ado rno a Benjarnin dcl 18 de marzo de 1936, en Corresponden-
cia, p. 136.
243 . Scholcm, "Wa lter Benjarnin", p. 25. " En una extensa y apasionante cha ro
1.1que ma nt uve con l en 193!l a pr opsito de este t rab ajo [e! ensayo de la obra de
'Irte]' Benjamin respo ndi a mis objeciones con las siguientes pala bras: ' El t omo fi-
losfico que, segn tu parecer, faltar a entre Lis dos parles de mi obra ser aporta-
do ms efecrivarnent e po r la Revolucin que por ml'" , ibld. , p. 26.
l'"! alro el hecho de que la cinta transportador a, que juega un papel tan
l l. I ..ivo en el proceso productivo, est repr esent ada en el proceso de con-
_111\111, hasta cierto punto, en la cinta cinematogrfica. Ambas pueden ha-
[ur surgido ms o menos al mismo tiempo. El significado social de una no
I'l1l'tle ser entera mente entendido sin el de la otra. En todo caso, esta com-
t'Il' lIsin est slo en sus inicios.,,2<40 Mient ras que la imagen que consigue
uu pint or "( . . .) es total" , "la del cmara (es] mltiple, tr oceada en partes
IIUl' se junta n segn una ley nueva. La representacin cinemat ogr fica de
1, realidad es para el hombre act ual incomparablemente ms importante
t.., )" .H1 El opti mismo de Benjamn con respecto al cine se basaba en la
sn-cucja de que la tecnologa indust rial haba por un lado provocado una
de la experiencia, pero por ot ro haba proporcion ado los
un-dios para volver a reunirla bajo una nueva forma; una que, si bien per-
m.mccia en el mundo de las apariencias, permita expresarla en un lengua-
11' critico y aurorreex ivo.
'1:11110 Scholern como Adorno eran extraordinariamente crticos de la pon-
der.rci n benjaminiana del cine. Adorno le escribi: "( . . .) lateora de la dis-
u.nci n evasiva, pese a su chocante seduccin, no acaba de convencerme.
Aunque slo fuese por la simple razn de que en la sociedad comunista el tea-
1>.1111 se organizar de tal modo que los hombres ya no estar n tan cansados
III tan est upidizados para necesitar evadirse (..) Y el que (. .. ) el reaccionario
_l' conviert a en vanguardista por entender objetivamente un filme de Chaplin,
. . 1 " 0 ( )" "'Sch 1 desd
11 11' parece asimismo una comp era romannzacron ..., o em, e e
1II1.l posicin antimarxista, no era menos crtico: Benjamn " (. . .) intenta de-
a.mollar a partir de categoras marxistas -se dira casi en un arrebato- una
I. lk l filosofa del cine en cuanto verdadera forma revolucionaria del arte"
Las fuentes disponib les sobre la teora benjaminiana de la distraccin
SUSAN BUCK-M o RSS
70
Beniamin descri bi la nueva experiencia sensorial recin surgida como una
forma de " ptica tct il". En un estado de distr accin.
2J
) el residente urba-
no y el tr abajador industr ial perciban el medio ambiente slo en la medida
de lo necesario para movilizarse o desempear ciertas tareas: " La recepcin
tct il no sucede tamo por la va la at encin como por la de la costum-
bre" .ZJ4 Era la actitud caracterstica de la persona caminando a travs de
un edificio, no la del tur ista observndo lo contemplat ivamente. El cine
"corresponde a la forma receptiva" de este pblico disperso1JS era una
gua para el mundo que se abra a la experiencia tctil: "Todo el epesio-
nante recor rido" de una ciudad "slo en una pelcula podra desplegar-
,,
236
1_ . i n de l in hab d
se. L<I tr ans ormacron e a percepcin a la crea o una "urgente ne-
cesidad de incentivos", y era el cine el que satisfaca esa dernanda.P ?
" La percepcin a modo de shock cobra en el filme vigencia como prin-
cipio formal." lJI Este principio era el montaje, que reacomodaba fragmen-
tos de realidad como unidades semnticas: " Imgenes discont inuas se su-
perponan unas a otras en una serie c0l1tinua".23'1 "( ... ) uno no puede pasar
244. Walt er Benja min, "Peque a historia de la Iorograe", en Discursos inte-
rrumpidos , p. 63.
245 . "La obra de arte en la poca de su reprodnc tibilidad tcnica", en Dscur-
sos interrumpidas, p. 23.
246. l!Jd., pp. 223.
247. Ibd., p. 45.
248. Walter Benja min, "Pranz Kafka " (1934), en 1'" ", una critica de la violen-
cia, p. 159.
son inadecuadas par a una comprensin aca bada de lo que tena en mente,
y 3. veces parecen contrad ictorias (reflejando la crtica de sus amigos). Sin
embargo, no hay duda de que Benjarnn consideraba la tecno loga de re-
prod uccin como inherentemente progresiva, al menos en potenci a. Con
respecto a la fot ografa. crea significativo que este proc edimiento no se
considerara parentable, que desde sus comienzos sus irnplicancias soci als-
[as fueran obvias: "( . .. ) el Est ado (... ) se apoder del invento e hizo de l,
previa indemnizacin (de los invent ores} , algo pblico" .244 Crea que la
misma multiplicacin de imgenes constitua una ayuda invaluable en el
ataque contra la cult ura burguesa: las obras de arte, que podan ser repro-
ducidas infinitament e por la fotografa, perdan el " aur a" de tesoros cul-
tu rales nicos en su clase y as, su importa ncia como posesiones privadas.
f:ste era el "{ .. .) lado suyo dcst!'uctivo, catrt ico: Il'I liquidacin del valor
de la tradicin en la herencia cultur al" .245 "Co nforme a una formulacin
genera l: la tcnica repr oductiva desvincula lo re producido del mbito de la
tradicin. Al multiplicar las reproducci ones pone su presencia masiva en el
lugar de una presencia irrepeti ble. Y confiere actualidad a lo reproducido al
permitirle salir, desde su situacin respect iva, al encuent ro de cada desti na-
tario. Ambos procesos cond ucen a una fuer te conmoc in de lo tran smit i-
do, a una conmoc in de la tradicin, que es el reverso de la actual crisis y
de (a renovacin de la humanidad. ,,246 Finalment e, los filmes eran experi-
mentados col ect ivamente. El pblico colectivo en el cine permita que "esas
masas pued an organizar y controlar su recepcin" .247 Nuevamente, el cine
satisfaca una necesida d social apremiante: " sta era de ext rema mutua
enajenacin de los seres humanos, de relac iones int ermedi ada s hasta el
punto de ser inabarcables, slo cuenta con la dignidad de la invencin del
cine y el gramfono".248
Benj ami n tambin habl posi t ivamente de los medios modern os de 249. " Mosc", en Cuadros de un pensamiento, p. 58.
lSO. Direc n nica, p. 15.
251. ML\ ob ra de arte en la poca de su reprod ucribilidad t cnica", en Discur
sos int errllm/lidos, p. 57.
252. G. S., 1: 3, p. 1045.
253. "El autor como productor" , en Tentativas so/m! Bredn, p. 126.
254. G. S., 1:3, p. 1152.
255 . "Historia y coleccionis rno: Edunrd Fuchs ", en Di sCl/T50S In terrump-
dos, p. 99.
156.lbd.
257. lbd.
73
W/lI."I'l: 1l R EN] /lMIN. ESCRI TOIl Il EIIO LUC I O NAIl I O
n-produccin de la pa la bra escrira y su liberacin de los confines del
IIhro. Observ qu e en Rusia: "( . .. ) las paredes est n cubiertas de ma-
rcrial didc t ico . Se muestran gr ficamente las lnea s de desarrollo de
1 rnicas de pu eblo, de la agr icul t ura, de t cnica s de produccin, de
msrituciones cult ura les (. . . )" .24' Generalmente, coment aba, pa nfl et os,
{olleros , ar t culos y letrer os se ada pt aban mej or a las "comunidades
muvas" que " el pretenci oso ges to un iversa l dcl libro " : " Slo este len-
~ l I . l j e rp ido y direc to revela una efic aci a operat iva a decuad a al 010 -
mr uro actua l" .Ho Sin emb argo, Benj amn no era en a bsoluto ciego a la
n-ali dad de la re produccin tc nica en el contexto de la soc iedad ca pi-
r.disra _"(. ,, ) la discr epancia entre los poderosos medios de pro duc-
, In y su aprovechamiento insuficiente en el proceso producti vo
(. ,, )" _,1-"1 as como t ampoco al hec ho de qu e las nuevas fo rmas tecno-
l.; i..: as podan ser ut ili zadas para propaga r contenidos reacci onar ios .
Not que " Lo s m todo s de Disney podan ser util izados por el faseis-
1Il0 .. ;252 t a mbin que el xito de la fotogr af a " ha logra do que incl uso
1,1miser ia , captada de un a manera perfeccionad a y a la mod a, sea ob-
j r lo de goce",
2SJ
La tecnologa fue un desarrollo tanto histr ico como
cicnnfico, y la histor ia ha ba demost rado que "era correcto no depen-
,In del pr ogreso tcnico" . 2 S ~ El desar rollo histrico bajo el capi talis-
mo implicaba " los retrocesos de la sociedad",zu que afectaba n no s -
11> el modo en que la tcnica era ut ilizad a, sino t amb in su fo rm a (" la
t cnica sirve a esa sociedad slo par a la pro du ccin de me rcanc as,, )2j6
r el par t icul ar carcte r (autorit ar io) de su desarr oll o cientfico que,
" decisiva ment e condiciona do" por el capit ali smo, " ha c a cada vez
uds precar io el acto (. .. ) con el que el prolet ari ad o debiera haber ro-
SUUN BUCK-Moll sS 72
258. l as li bert ades que se to m:lro n los cinc::.J.stas co n su pera de tres centavos
lIeV:J fOn a Brec hr a inicia r acc iones legales q ue, en tan to "experimento" co n la ro-
lerallCl a burgueSil pa ra (;?n el arte radi cal, estaban pen sadas C0l110 accin poltica ,
Ver Brccus Drcigraschenbnch, Text e, Mat eria/en, Doklllnenl e, Frankfur t
am Man, 1960.
25!. Cf. las nota s de Benjamn pa ra una alegora: " Film presses inro the Reahn
of Art G. S., 1:3, p. 1044.
260. " Pequea historia de la foeogeaa ", en DisCltrsos interTllmpidos. p. 82.
261. ME! autor como produ ctor", en Tentatiuas sobre Brecht, p. 127.
262. G. S., [V 2, pp. 60 9-25.
263: Jobo (ed.I, BrecheIJI / Theater, Nueva York, Hi Uand Wan g, 1964, p.
aprendi mucho de Brechr, cuyo tccrro pico era tambin un intento de
tcn icas ambos estaban influenciados por la teora
del monta je intelectual de EistnsteJn y otros cineasta s sovincos. y a travs de este ca-
nal l: nan indirecta con los formalistas rusos (co mo Shklovskyj,
cuy o movtrmen to hte rarjo fUe ccnternporneo de los comienzos del cine.
mado posesin de esa t cnica" .H 7
Muchos art istas revolucionarios, incluyendo al buen amigo de Berna-
min, Breche,25' conocan de primer a ma no poder de la int ensament e ca-
pital ista industr ia cinematogrfica para captar el potencial radical de su ar-
te. Pero incluso aquellos artistas que despreciaban los nuevos medios y que
trabaja ban con medios tradici onales dependan del mercado, en el cual la
exh ibicin de sus obra s tomaba el carcter de un anuncio publicirario.U"
En una ocasin, Benjamin sugiri una relacin recproca entre los nuevos
medios y los viejos, entr e fot ografas y escritura: sin una leyenda verbal las
fot ografas se quedaban "en aproximaciones": " Pero es que no es meno s
analfabeto un fotgrafo que no sabe leer sus propias imgenes ? 'No se
.. I I e
conver nra a eyenda en uno de los component es esenciales de las fo-
to )" 2e;o Al' . M( ). " .
s. . memo nempo, ." con mayor mstsrencra que nu nca plant ea-
temas dicha exigencia cuando nos otros, los escritores, nos ponga mos a fo-
f .. 26I
p
b .
rogr a lar . ero, asom ros amenre, Benjamn no toma ba fotografas.
Proporcion Imge nes para sus textos slo en unas pOC:IS oc esones.'S
Nunca trat de escribir un guin de cine. En cambio, procedi mimricamen-
re: inrernal iz la tecnologa de la cmara y del cine en el medio tr adicional
de la escritura. Brechr escr ibi: MEs concebible que ot ro tipo de artistas, co-
mo dramat urgos y novelistas, pu edan por el moment o ser capaces de tr aba-
jar de ma ner a ms cinemtica que la gente de cine" .26J y Moholy-Nagy
. . ,
q ue como artista experunenraba con fotogr afa (como part e del crculo
Conclusi n
7S WA I n :R 8I'. HJ AMI N. ESCR nol\, REVOLUCI ONARIO
En la cognicin mimtica, el suj eto se apropiaba del objeto asemej ndo-
scle de maner a tal que, dial cticamenre, embeba al objeto de su bietivi-
El nio no juega slo a "hacer" el comerciante o el maestro,
sino tambi n el molino de viento y la locomotora.
266
264. Citado en "Pequea hi. toria de la fotografa", Discursos nterrunipides, p.
79. CL el co mentari o de Benjamn: " Ahora, todo parece indicar que el libro, en esta
forma hereda da de la tradici n, se encamina hacia su fin" , Direccin nica, p. 37.
265. Ansan Rabinach. ..Alch emy and Chemi stry, Some Rer nark s on Walt er Ben-
jamin", New Germa" Critiq..e, 17:8.
26 6. " Sobre la facul tad mimtica ", p. 105.
,h Hrecht y Beujamn en la Ber ln de los aos veinte). confir ma ba est a
e q'eriencia: " La mayora de las veces las posibilida des de lo nuevo quedan
lenta mente al desc ubierto por medio de for mas ant iguas (. . .) que estn
.u ruinada s cuando lo nuevo aparece, pero que, ba jo la presin de la nove-
d,lI! inmi nente, cobran una floraci n eufrica".264
Al escribir, Benjamin imit aba al camargr afo. Las caractersticas ms dis-
mu ivas de su escritu ra -la construccin de imgenes a partir de fragment os
verbales, el foco puesto en el detalle, la yuxtaposicin de extremos, la suce-
discontinua e independient e de panes- tenan una enorme deuda con las
Il'ltl ieas cinematog rficas. Sus "constelaciones" estaban const ruidas de acuer-
do con pr incipios que las hacan anlogas al ensamblaje de "c lulas de ruon-
...ic-" en los filmes de Sergci Eisensrein. Lleg tan lejos en su uso del montaje
11111." incluso contempl la posi bilidad de construir su Proyecto de los Pasajes
-ureramenre a partir de la yuxtaposicin de citas fragmentarias de fuent es
decimon nicas (se supone que dos tercios del manuscr ito existent e estn
1 onsriruidos por citas) . Incluso sin rest ricciones editoriales, el expos de los
l'asa jes se lee como una serie de leyendas, como el guin de un filme docu-
menta l. Es escr itura de imgenes sin imgenes, "hisrorias ilust radas sin foro-
.:r'lfas " .265 El efecto sobre ellector es extrao: crea imgenes en la menre
' lile son a la vez familiares y sorprendentes, concretas y remotas.
SU5<\H Bt.r CK-Mollss
74
270. Cf: ..y si en roda ideologa los hombres y sus relaciones aparecen inve rti -
do s como en la cmara oscu ra, este fenmeno proviene igua lmente de su proceso
histrico de vida, como la inver sin de los objeto s al proycet:t rse sobre la retina pro-
viene de su proceso de vida directamente fsico", Knrl Marx y Friedr ich Engels, La
ideologa alemalla, Barcelo na , L' Ein:t. 19l1 ll, p. 1S.
27 1. G. S., 1:3, pp. 1164-6 Y1220. ste es mi ensamblaje de los distintos borra -
dores, que estn repletos de medias oraciones y frases lachadas.
272. Ibid., p. 1166.
1.1 nueva t cnica no significaba usar la en su forma dada, sino anticipar la
n-apropiaci n en forma human izada de sus potencias por part e de los su-
jetos que la ha ban creado. Tal vez esto explique por qu Beniamin nos ha
dejado fotograf as sin tomarlas.
En var ios borradores de lo que iba a ser su introduccin metodol-
gica al artculo de: 1938 sobre B:lUdelaire, Benj amn escribi: " Aqu apa-
rece una imagen de Bandelaire. Uno puede compararla con una imagen
en una cmara. La tradicin (socia l) es esta cmara y pertenece a las he-
rramientas de la teora crtica, y es indispensabl e entr e ellas (... ) El aca-
dmico burgus cont empla su inte rior como un laico, regocijndose en
las imgenes colori das en el visor (.. . ) (pero el materialista histrico) no
se pierde, como el terico burgus, en las imgenes de tonos suaves, in-
vert idas,27o que se super pone n entre s (. .. ) Su t rabajo es enderezar la
imagen. t i puede buscar un segmente ms gr and e o ms pequeo, ele-
,:ir una luz ms obviament e polt ica o una ms ate nua da, hist rica -al
fina l, sue lta el obtu rador y dispara (... ) (L)a lmina slo puede ofrecer
1111 negativo . Viene de un aparato que reemplaza luz por sombra y som-
bra por luz (. .. ) La imagen obt enida de t al manera no har a algo peor
qne cl amar pa ra s fina lidad. Su obje t ividad es estrictament e idnti ca a
su funci n crt ica (. .. )" . 271 Los borradores de esta int roduccin conclu-
yen co n un a declaracin cit ada ms arri ba: .. Qu se pronunci a contra
(. .. ) (pregunta r qu) t end ra para decir les (Baudel ai re) a los cuad ros ms
progres istas (de la sociedad actual) (.. . ), (cont ra pregunta r) si t iene algo
para deci rles en a bsoluto? En verdad , algo importante (. . . ) el hecho de
que so mos inst ru idos en la lectura de Baud e1air e precisamente a tr avs
de la soc iedad burguesa (.. .)" .272
Es per o haber demost rado que par a Beniami n exist a otra for ma de
inst rucci n, )' que su presentacin era la ta rea central de sus escritos.
76
dad ". Los runos insti nt ivament e imitaban objetos co di
domi nar su mu dEl I mo me 10 para
I n o. n a reona psicoanalitica, el gesto del sntoma oc
era UIl ejemplo del mismo intento (en este ca so no . ) B u-
janu n estaba sugiriendo que en el pi l '" exitoso . en-
J . ' ano ca ecnvo, SOCial er a posib le
d
cmp
la mi mt ica como defensa contra el tral:ma de la in
ust na IZ:l C Oll y ca di -
que ha ba sido' aJien
1
:
1:
a
m
:r
lO
para la de la subj et ivida d
diari . p . el proceso. Benjamn especula ba' "Quiz
multit ud en movimi ento SUpllSO ent onces
a q ue a Vista hu bo de adaptar se I ) No' ibl
II
o.. es rmposr e suponer
que, una vez evado a cabo ese comet ido le f I .
de conf " ' ueran gratas 3 5 ocasiones
armarse en poses Ion de sus nuevas adquisiciones El di
to de la o . . . . pr oce Imlen-
h
a P'd", ""lmpreSlonl st a, que ent roja el cuadro en el t umult o de las
mane as e co or se . ei d
. ' na un re el} e experiencias que se han hecho
mentes para el ojo del habi ta nt e de la gran ciudad" 267 co-
Cua ndo la tcni ca cinematogrfi ca hizo de la exp .. . . d .
n - . . f en cocla III usmal un
llevo prinCi piO ormal los art istas . .
..( ) 1d defsmomrenr , a su vez, mut aron este desarroll o'
. .. e a a rsmo intenta ba, con los medios de la pint ura (o de la [it
tura respccr ) duc I era-
cine" 268 rvamenre , pro UCIr los efectos que el pblico busca hoy en el
. No es sorprendent e que Benjamn elogiara Jos tr bal .
rogr ficas d el 1 eh l . a ajo s cinema-
t' lar es ap III en los mismos trminos' " L .
en los gestos de eh li d . o que es nueve
ap 1l1: esarma [os movimienros exp . I
en . d . reslvos lUmanos
sene e inervacion es pequesimas. Cada uno de su ..
esta compuesto de una serie de trozos de m .. h s
q f
ovumenros echos rn zas Sea
ue lino en oq ue su ca . . I d '
mi nar, e mo o en que man ipula su bast n o 1
su siempre es la misma secuencia brusca de los m " go -
nos movimient os que eleva la ley de la secuencia de . ' as peque-
acciones motoras humanas" 2" C d l . . rmagenes a la de las
. . . . lIan o a experienCIa subjetiva del col
nvo era mutada por el gesto de un sujeto part icular: se conv I ec
de alert a consciente - autoa lerra- para lo, de . E' ema en objeto
'd d
VI a se convert a en objeto de sujetos d d . '.. ien-
es e una nueva pOSIClOn. Imitar
26 7. "Sobre algunos tema s en Buud [aire" P .
Taurus, 199H, p. 145. e a ire , en ocua y ca/ntali smo, Madrid,
" La obr:t de afi e en la poc a de su re roo . ' . , . ' .. .
sos mt I!fTlfmpid05. p. 49. P uctlb.l.d.ld recmca , en Dscur-
269. G. S., 1:3, p. 1040.
WA LTEk BE NJ AM I N. ESCKITOII U VO lUCIONAklO
77
El legad o legt imo de las obra s de Benjamn no impli car a ar rancar sus
int uiciones pa ra insert arlas en el aparato histr ico-cultu ral trad iciona l. ni
tampoco "actualiza rlas" con unas pocas palabras nostlgicas acerca de
Les Halles, o con observaciones derogatorias acerca del For um, el mons-
truoso cent ro comercial que las ha reemplazado. Por el contrario, consis-
tira en imitar su gesto revolucionario.
El Li bro de los Pasajes de Benjamin: redimiendo la cult ura
de masas para la revoluci n'
1. CuItura de masas como mundo de ensueo
1. Mis agradecimientos a Philippe Inverne], Barbara Kleiner, Burkhardr Li ndes;
Micha el Lwy, Winfried Menninghaus y Bemd Witt e, de cuyas cont ribuciones al ro-
loquio "Wal ler Benjamn el Par s" (Par is, junio de 1983) aprend muchas cosas que
flleron estimulan tes para la revisin de este ar tculo.
1. Wal ler Bcnjamin, Libro de los Pasajes, Madrid, Akal, 1005. En ad elante,
L P. Las cit as de este volumen incluyen rcferenci,1s de pgina y convoluto en el
cue rpo del text o. [La au tora se refiere aqu a la aparici n de Das Passagen Werk,
edi la do por Rol f Tl edemann (Frankf urt um Main, Suhrkamp Verlag, t 981,
(" 'S</ltlmd te Schri(ten, vol. v), versin que sigue la edicin espa ola que cit are-
mos de aqu en adelante. N. del T.]
Centrar mis comentarios en el recientemente publicado Libro de los Po-
scI;es/ el principal pero inconcluso estudio del Pars del siglo XIX llevado a
cabo por Benjamn en lo que concierne a los or genes de [a cultura de ma-
sas, y que lo ocup desde 1927 hasta su suicidio en 1940. De acuerdo con
los int ereses especficos de este congreso, cons iderar su argument o de que
los objetos de la cultura de masas recientemente pasados de moda para su
generacin posean fuerza poltica, en verdad revolucionaria, y esto nos lle-
var a travs de un rodeo al Berln imperi al, el escena rio de la pro pia in-
fancia de Benjami n.
Cualquier argumento basado en el Libro de Jos Pasajes ser necesaria-
mente tent ativo, debido a su est at uto extremadamente ambiguo como tex-
lo. Su objetivo era reconst ruir la histor ia con un enfoque polt ico en el
" presente" , pero entre 1927 y 1940 la naturaleza poltica del presente se
transform de forma considerable, y, consecuentemente, de la misma manera
5 u SAN BUCK-MoKSS
78
3. El gr ueso del texto estaba en manos de Adorno t"11 1948. Durant e ese verano
Adorno tra baj sobre l "muy minuciosamente" y concluy que la m,lsa de las ci-
tas que lo consntuan careca de un orde namiento te rico o conceptual adecuado
para su interpretacin, un trabajo que, de ha ber sido posible, "desde luego, slo lo
podrt a haber conseguido Benjami n'' (L P., p. 886).
4. En Walter Henjamin, Discursos interrumpidos.
5. Benjununescribi que elensayo sobre la obra de arte "constituye el punto de m-
ra para muchas de sus investigaciones [las del Libro de los PasaJes]" (L P., p. 947).
se tra nsform el tono de la reconstruccin. Por ot ro lado, a unque sin lugar
a dudas se tr ata del principal esfuerzo literar io de Benjamn, el Libro de los
Pasaj es no solamente est incompleto: no es de ninguna manera una
"obra " , Est compuesto por not as de investigacin acompaadas de co-
mentar ios, numeradas cuidados amente y recolectadas en carpetas (convo-
lutos ) que Benjam n identificaba por medio de una serie de palabras clave
(" Pasajes", " Moda", " Pars Antig uo", " Aburrimiento" , " Haussmanni-
zaci n" , erc. ), as como por medio de letras que or den entre A-Z y a-z,
Podra ser descript o ms ajustadamente como un diccionario que pro.
porcion aba imgenes concreta s, bajo la forma de citas de fuentes del Pa-
r s del siglo XIX, que ilumina ban los orgenes de la modernidad. A part ir
de ellas, como si se trata ra de bloques de construccin, Benjamn produjo
sus do s ensayos sobre Baudelaire (el ele 1938 y el de 1939), y habra cons-
trui do el Libro de los Pa5djes; exactamente de qu manera lo habra hecho,
sin embargo, es algo que incl uso el comentarista mejor calificado, Theodor
Adorno, no pudo descifrar, dada la cond icin fr agmentaria del mater ial
que sobrevivi.' Sin embargo, particularmente en el tema de la cult ura de
masas, y a la luz de la amplia difusin del ensayo de 1936 " La obra de ar-
te en la poca de su reprod uct ibilidad tcnica": el Li bro de los Pasajes, al
cual el ensayo sobre la obra de arte estaba est rechamente ligado en su con-
. l ' . .
cepcron , proporciona un Important e COrr ect ivo cont ra suposrcrones dema-
siado simplistas o unilaterales ace rca de lo que real ment e era la teora ben-
jamiuiana de la cult ura de masas.
Tal vez de bera apunt arse en primer lugar que a pesar de lo que su re-
cepcin indique, la "cultura de masas" (un trmino que Benjamin nunca
utiliz) no es el tema cent ra l del ensayo sobre la obra de arte. El ensayo se
ocupa pri ncipalmente del arte en la era industrial, cuando se ha hecho po-
sible reproducir tcnicamente no slo la obra de arte, sino tambin el t ema
6. Karl Ma rx, El ((lpi /<l l, Mxico, Siglo XXI, 1975, p. 89, cit ado por Benjamn
cn G5,1.
81 1' 1 l. I El RO DE l OS PASAJ ES DE I\ f. NJAMIN
(la realidad) que el ar te tradicionalment e se ha esforza do por representar.
lk-ujamin lidi con el interrogante terico, mejor an, filosfico, de qu su-
u' llc con la funcin social y cognit iva del arte una vez que su autoridad en
t.mro origina l (la fuente de su "aura" ) ha sido socavada po r la reproduc-
l'it"Jn masiva y una vez que sus esfuerzos de duplicacin mimt ica de la rea-
lidad (q ue ha ban da do a sus formas, por muy ilusorias que fueran, cierta
pretens in de verdad) han sido definiti vamente superados por los medios
t cnicos, especficamente la fot ografa y el cine . La respuesta de Benjamin
r ~ daca: el resultado es la liquidacin de l ar te en su forma tr adicional bur-
guesa. El poder del arte como ilusin se traslada a la industria (la pintura
.\ b pub licidad, la arquitectura a la ingeniera tcnica, las artesanas y la
ecculrur a a las artes industriales), creando lo que hemos da do en llamar
cultura de masas, y es puesto al servicio de la bsqueda capit alista de be-
ncficios. Pero la funci n cognitiva del arte (su facultad de decir la verdad)
puede ser redimida si a su vez el artista , per sistiendo en SIl carcter de Oll t -
wer, pone las tcni cas indust riales desarrolladas bajo el capitalismo a su
....-rvicio. En tanto tecnologa mimtica, la invenci n del cine proporcion
UII medio expresivo adecuado para la percepcin sensorial tr ansformada
mdusrrial menre. Cuando el artista-como-filsofo ut iliza como herramien-
I.ISlos princi pios formales de est e nuevo medio, es capaz de captu rar la ex-
per iencia moderna del t iempo [tempo acelerado) y del espacio (fragmenta-
dbll) , que ya no pueden descri birse segn cat egoras kant ianas, y, a travs
lil' las estr uct ur as temporales no secuenciales, los primeros planos y el
montaje, puede comenzar a analizar la rea lidad moderna con un ojo cien-
uicc y polt icamente cr tico.
El cambio en la funcin del arte corres ponda a una transformacin social.
Ik-nj,lmin considera ba el lluevo panorama urba no, en ninguna part e ms des-
lumbrante que en Pars, como la representacin visual ms extrema de lo que
Marx llam fetichismo de la mercanca, en el cual "Lo que (... ) adopta para
Ills hombres la forma fanta smagrica de una relacin entre cosas, es slo la
relaci n socia l determinada existente entre aqullos".' Uno podra decir que
1.1din mica del capitalismo industria l haba causado una inversin curiosa en
SUSAN BUCK-MoRSS
80
7. l' oesa y capitalismo, p. 190.
S. Benjamn con sidera ba que la distincin entre objet os ma nufacturados y no
mallufact urados no era absoluta. Ningun o era "n atural' en el sent ido de ahist rico
y <1I11 OOs era n natu rales en tanto existencia material; "e..) toda configuracin ver-
dadcrume nrc nueva de la naturaleza [Natur::estalt]-y en el fondo la tcnica tambin
es una de ellas (... l", K 1 a, 3, p. 395.
9. Clar amente, en un mundo en que los medios masivos de comunicacin eran
utilizados para cualquier cosa menos pa ra proporcio nar una instruccin cr tica, la
afirmacin bcnjaminiana del cine y otr as formas de reprod uccin mecanice se dir i-
ga al potencial cognit ivo de esos medios y no a su funcionamiento real. Tal como
le come ntab a a Scholem en 1938: "El tomo filosfico que, segn tu par ecer; falraria
ent re las dos partes de mi ubre ser aportado ms efect ivame nte por la Revoluci n
que por m", Scholem, " Wnlter Benjamn" , p. 26. Mientras tant o, tal como Breche
la cual Id "realidad " y el "arte" intercambiar on lugares. La realidad haba de-
venido artificio, una fantasmagora de mercancas y de constr ucciones arqui-
tect nicas que los nuevos procesos industriales hacan posible. La ciudad mo-
derna no era sino la proliferacin de tales objetos, cuya densidad creaba un
paisaje artificial de edificaciones y artculos de consume tan abarcador como
el paisaje primitivo natural. Enefecto, para los nios que, como Benjamn, na-
can en un ambient e urbano, parecan la naturaleza misma. La comprensin
que Benjamn tena de las mercancas no era simplemente crt ica. Las afir-
maba como imgenes del deseo que "( .) han emancipado del ar te a las for-
mas configurarivas, igua l que en el siglo diecisis las ciencias se liberaron de
la filosofa" : Esa fantasmagora de objetos ma teriales producidos indus-
trialmente -edficaciones, bulevar es, todo t ipo de mercancas, desde guas
de viajero hasta art culos de rocadoj- era para Benjami n la cultura de ma-
sas, y constituye la preocupacin principal del Libro de los Pasajes.
Los as pectos pesadillescos e inferna les del capi talismo indust rial esta-
ban velados en la ciudad moderna por una vasta disposicin de cosas que
al mismo t iempo da ban forma corpor al a los deseos y anhelos de la huma-
nida d. Dado q ue eran fenmenos "nat urales", en tanto mat eri a concreta,'
producan la ilusin de ser la realizacin de esos deseos, antes que su me-
ra expresin cosificada y simblica. Los medios masivos (Benjamin los ha-
bra llamado reproduccin mecn ica ) podan ahora duplicar este mundo
mercantil al inf inito como la mera imagen de una ilusin (e jemplos eran los
filmes de Holl ywood, la industr ia publicitaria en expansin, El triunfo de
la voluntad de Riefensta hll.' Pero la funcin cr t ica y cogni tiva en la que
afirmaba Iyel tra bajo de Benjamin demostr aba]: "Es concebi ble que e rro tipo de ar-
tistas, como dramat urgos y novelistas, puedan por el momento ser ca paces de tr e-
baja r de manera ms cinemtica que la gente de ci ne", Johll Wi llett (ed.), Bredn 0 11
Tbeater, Nueva York, Hill and Wang. 1964, p. 48.
10. " Un proble ma centr al del mat erialismo histrico que finalmente de ber a
cont emplarse: si acaso la comprensin marxista de la historia no impide de manera
absoluta su claridad gr fica. O: de qu modo es posible articular una elevada cla-
ridad grfica con la ejecucin del mtodo marxista? El primer paso (.. ) ser inco r-
pora r el principio del mc ntaie a la historia" (N 1, 6).
11. " La obra de arte en la poca de su reprod uctibilidad tcnica Q, en Discursos
interrumpidos, p. 54.
12. "Toda la ar quit ectura colectiva del siglo XIX proporci ona alojami ento pa-
ra el colectivo sonante" (H", 1). All se incluan tas grandes tiendas, los salones de
las expcsiciunes uni versales, las estaci ones de tren, las fabricas, los muse os, y por
supuesto los pasa jes, los pr opios Passagen, Resulta interesa nte not ar que Bena-
ruin no consid er la sala de cinc del siglo xx como "casa de ensueo" esencial.
Por el con trario, 1:I tcnica cinematogrfica produca el efcct o opuesto: "Pareca
que nue str os ba res, nuestr as oficinas, nuestr as viviendas amuebla das , nuest ras es-
raciones y fbricas nos aprisionaban sin esper anza. Entonces vino el ci ne y con la
dina mit a de sus d cimas de segundo hizo saltar ese mundo carcela rio. Y ahora cm-
pr endemos ent re sus disp ersos escombros viales de avent uras", Discursos nt e-
rfl/mpidos, pp. 47 -48.
83 F.r, L rB RO D E LOS PASAJ ES D E BENJAM IN
poda part icipar un ar te politizado er a precisament e lo opuesto: no dupli-
car la ilusin como realidad, sino int erp retar la realida d misma como ilu-
sin. ste, sostendr, era en efecto el objetivo de l Libro de los Pasajes. Si
\1ensayo sobre la obra de arte aboga tericamente por la transfor macin
lid arte -de represent acin ilusoria a medio de anlisis de las ilusiones-, el
ihro de los Pasajes fue pensado para poner la teora en prctica literaria.
Intentaba apropiarse de las nuevas tcnicas del cine, " para poder hacer
concesiones al di str ado p blico," para most rar le cmo y po r qu la reali-
dad ha ba devenido un co mpuesto de ilusiones en pimer lugar.
Benjami n describi la nueva fantasmagora ur bano- industrial como un
"mundo-de-ensueo" en el cua l el valor de cambio y el valor de uso no
agoraban el significado de los o bjetos. Era en tanto " imgenes onricas
lid colect ivo" -ilusi ones distorsionanres per o t amb in imgenes-del-deseo
redimibles- como se cargaban de significado poltico. Las nuevas edifica-
ciones pblicas eran "casas de ensueo" ." A la experiencia vivida de t odo
rvro, a la fal sa conciencia de una subjet ivida d colectiva, a la vez profund a-
mente alien ada y ca paz de entrar en el paisaje mercant il de los smbolos
ut picos, la llam con entusiasmo acr tico "conciencia onrica". El objetivo
SVSA N BUCIC-MolI.sS
82
JI. El or igen del sueo y los dos estados onricos
13. Podemos fechar estas secciones porque el manuscrit o entoncesexistente fue
forugrnficdu en 1935. Una se gunda parte fue forografta da unlzando una tcni ca di-
ferente en 1937. Sobre la cuestin de las fechas deben cousulrarse LI s notas de los
editores, L. pp. 887 Yss.
Benjamn descr iba el capi talismo como "una manifestacin de la natura-
leza con la que le sobrevino un nuevo sueo onrico a Europa, y con l, una
reactivacin de las energas mticas" (K 1 a, 8, p. 396 ). Vivir en Pars impli-
caba estar envuelto en este sueo que dejaba rastros visibles bajo la forma
85 1'1. L I Bl\O DE LO S PA' AJ ES ne Ih NJAMI N
14. Carla a Adornu del 31 de mayo de 1935, en Correspondencia, p. 97.
de elementos fsicos de la ciudad. Los pasajes (Passagell ) er an uno de esos
elementos; de hecho, fueron la pr imera "c asa de ensueo" edificada a par -
ur de la nueva constr uccin industr ial de hierro y vidrio. Esas ca lles pea-
tonales cubier tas, de propiedad privada y sin embargo abiertas al pblico,
esta ban bordeadas de negocios especializados, cafs, casinos y teatr os de-
cignados para atr aer una multitud a la moda, en su nuevo pape l soc ial de
consumidora. Habiendo representado el apogeo del lujo burgus, los pasa-
jl"s pa risinos que sobrevivan en el tiempo de Benjamin se hab an dererio-
rado. Se haban transformado en el refugio de mercancas ahor a pasadas
de moda, "cosas ext raas, fuera de fecha " : prtesis y plumeros, corsettes
y p.u aguas, medias de liga y muecas a cuerda, botones para cuellos de ca-
misas que ha ban desapar ecido haca t iempo; todo eso creaba un monta je
II1Ie suger a "un mundo de secret as afinidades " [a", 3, p. 866) . Fueron los
surrea listas quienes originalmente reconocieron que los residuos de modas
pasad as posean en el presente una fuerza mt ica, y los compar aron con
uurigcnes onricas. Y fueron ellos los primeros en fascina rse con los deca -
dentes pasajes parisinos, repletos de tales imgenes. l.a descripcin de
louis Aragon del pronto a ser demolido Passage de I'Opera present e en Le
f" ' )'sall de Paris (1926) proporcion la inspiracin para el Libro de los Pa-
soics. Benjam n recorda ba ms tarde: " (...) por la noche, en la cama, no
podia leer ms de dos o tres pgi nas, porque mi corazn lata tan fuert e-
mente que tena que solta r el libro de las ma nos " .' Pero los surrealistas "se
.fcrr atn) a los dominios del sueo" IN 1, 9, p. 460). El propsito de Ben-
j.nuin, en "cont raste con Aragon ", no era "dejarse acunar cancinamente en
1" ' onrico' o en la 'miroogla' " sino "penetr ar con todo esto en la dialctica
1111despertar" (L. P. , p. 992). Tal despertar comenzaba all donde los surrea-
hwns y art istas de otras vanguardias se det enan con demasiada frecuencia,
Il.ldo que al rechazar la tradicin cultural tambin cerraban sus ojos a la his-
Inr i.l. Benjamn escri bi: "Tomamos los sueos 1) como fenmeno hist rico
Jo ) como fenmeno colectivo" (L. E, p. 992 ). Contra Aragon, en el Libro de
/, 'asaies "se trata de disolver la ' mitologa' en el espacio de la historia. Lo
' luv desde luego, slo puede ocur rir despert ando un saber an no conscien-
11' de [o que ha sido [Gewesen]" (N 1, 9, p. 460).
SU , AN UUCK- M o RSS
84
de Benjami n era interpretar los or genes histr icos de este sueo, rransfor-
mando las imgenes on ricas en "i mgenes dialcticas" con el poder de
causar un "despenar" polt ico. En el Libro de los Pasajes, la histor ia cul-
tural y la pedagoga revolucionar ia de ban conv erger.
ste, a l menos, era el plan original de Benjamin, documenta do en dos
tempranas series de notas, de 1927 y 1928-29 (L. P., pp. 823-876). En ese
entonces, Benjamn era simplement e un visitante en Par s; llevaba a cabo su
investi gaci n princi palmen te en la Staatsbihliothek en Berln. En 1933 Ben-
jamn se dirigi a Pars hacia un exilio perma nente. El tr abajo en el Libro
de los Pasajes prosigui de a saltos, pero el plan or iginal continu mayor-
mente en vigor, al menos hasta la redaccin del expos de 1935. Exact a-
mente cunto cambi despus de esto sigue siendo, incluso despus de un
detallado anlisis filolgico, un a debat ir, y con stitu ye un int er rogan-
te al que regresaremos . En la siguiente seccin simplemente tr atar de re-
construir la teora benjamuuana del colecti vo so anre (das trumende Ka-
lJeeti v), basndome en las not as tempranas (las series de 1927 AO-Ao y las
series de 192 8-29 aO- hO), las dist intas versiones del expos de 1935 (inclu-
yendo las notas preparato rias, de 1934- 35, L. P., pp- 985-1025) Yaquellas
secciones de los convolu ros, particularmente el K (" Tri1lmtstadt , ZlIklmfts-
trume, anthropclogischer Nihilismus" [Ciudad y arquitect ura onricas, en-
soaciones utpicas, nihilismo antropolgico] K t-K 3 a) y el N ("Erkel1nt-
nstheoretisches, Tbeorie des Fortschritts" (Teora del conocimiento , teora
del progreso] N I -N 3 a), que fueron escri tas antes de 1935.u
En sus notas ms tempr anas para el Libro de los Pasaies, Benjamn
revivi la imagen feuda l de un "cuer po poltico", en s misma pasada de
moda desde el barroco, sin las divisiones tradicionales entre clases del
trabajo socia l. Se podra recordar la imagen del siglo XVII de un nue vo
cuerpo poltico que ilustraba como fron tispicio el Leviatban de Hobbes,
hechas dos salvedade s: Benjamn estaba proponiendo una represent acin
alegrica del pasado mas reciente en vez de un modelo normat ivo para
el presente, y la unida d pol tica no era ya el conjunto de individuos ato-
mizados que a pareca en Hobbes, sino el (an-no-despertado) colect ivo:
" El siglo X IX: un per odo (un tiempo onrico) [Zeitr<Jum) en el que la
concien cia individual , en la reflex in, contin a mantenindose, mi ent ras
qu e la conciencia colect iva, por contr a, se adormece en un sueo cada
vez ms profundo. El durmiente - st n distingui rse en esto del loco- inicia
el viaje macroc smlco mediante su cuerpo, pero los ruid os y sensaciones
de su int erior, que en 1<1 persona sana y despierta se diluyen en el mar de
13 salud - presn arterial, movimientos intest inales, pulso y ton o muscu-
lae- , engend ran en sus sent idos int eriores la inaudita agudeza, el delirio
o la image n onr ica que los traducen y explican [estas sensaciones]. As
le ocur re tambin al colectivo onrico, el cual al adent ra rse en los pa sa-
jes, se adentra en su propio interior. Este colect ivo es el que tenemos que
investigar pa ra inter pretar el siglo XIX -en la moda y en la publicidad, en
las constr ucciones y en la poltica- como consecuencia de su historia oni-
rica [de! colectivo)" (K 1,4, p. 394 ). Los objetos de consumo, las nove-
dades y las modas del pasado [Gewesene) existan en el presente como
imgenes onricas por medio de las cuales el inconsciente colect ivo se co-
municaba a travs de las gene raciones. Nuevos inventos, creados a par-
t ir de la fantas a de una generacin, ingresa ban a la experiencia infa nt il
de la siguient e. En ese momento, y es ste uno de los aspecto s ms inquie-
tantes de la teora de Benjam n, comenzaba su segunda ex istenci a onri-
ca: "La experiencia juven il de una generacin t iene mucho en comn con
la experi encia onrica" (K 1, 1, p. 393 ). Si el capitalismo ha ba sido el
origen de un est ado de ensuee histr ico, esta otra tena or genes biol-
gicos, y los dos ejes convergan en una constelacin ni ca para cada ge-
neracin. En est a interseccin entre histori a socia l e histor ia natural, en-
tr e el sueo de la sociedad y el sueo de la inf ancia, [os contenidos del
inconsciente colect ivo eran tra nsmitidos. "Toda poca t iene un lado vuelto
15. Discursos interrlfmpidos, p. 184.
hacia los sueos: el lado infantil. En el caso del siglo pasado, apa rece
muy cl arament e en los pasajes" (K 1, 1, p. 3931.
La ni ez no era simplemente un receptculo pasivo para est e incons-
cient e hist rico. La niez tr ansformaba las imgenes onri cas de acuerdo
con su propio ndic e temporal, y esto conlleva ba su inversin dialctica,
de imgenes histricament e especficas a imgenes arcaicas (Urbi l dcr).
Enti endo que al menos parte del planteo de Benjamn es el siguiente:
desde la posicin del ni o, toda la historia, desde el pasa do ms remo-
to a l ms reciente, tiene lugar en e! tiemp o mt ico. Todo el pas ado yace
en el reino arcaico de la Ur-biseona. Ahora bien, la ideolog a burguesa
del progreso histrico hace sus mejores esfuerzos para abr umar esta in-
t uicin infanti l de que incluso la histori a ms reciente es arcaica y mt i-
cnmcnte lejan a, sust ituyndola por la imagen del cort ejo tri unfal de la
hist or ia, que sumerge a las nuevas generaciones en su corriente " irres is-
tible". (Recordemos que Benjam n considerab a qu e na da corrompa
t.mro polt icame nt e: la creencia en el progreso era un mito que impeda
Illle ocurriera cambio histrico alguno.] " En el mercado, el progreso
histrico se manifiest a como moda y noveda d, pero es just ament e esto
lo que la experiencia cognitiva infantil invierte: ..Al principio, la novedad
t cnica func iona desde luego como tal. Pero ya en el pri mer recuerdo
infa nt il cambia sus rasgos. Toda infancia logra algo grande , algo insus-
ritui ble para la humanidad. Tod a infanc ia, en su inters por los fenme-
nos t cnicos, en su cur iosidad por todo ti po de inventos y mqu inas,
vincula las conquist as tcnicas [las cosas ms nuevas) a los viejos mun-
dos simbl icos" (N 2 a, 1, p. 464).
Estos viejos " mundos simblicos" eran el depsito de las expresiones
humanas del deseo utp ico, y en esto Benjam n se acerca ba ms que nun-
ca a la teora de un inconsciente colect ivo do tado de arquetipos innatos
postulada por C. G. J ung y Ludwig Klages. La diferencia resid a en la
sensibilidad marxista de Benjamn: cuando los viejos deseos ut picos
eran proyect ados sobre los nue vos productos de la produccin industria l,
react ivaban la pro mesa original del industriali smo, que duerme en el se-
nu del capita lismo, de al umbra r una sociedad huma na de abundancia
87
El. Ll.I!lW D ~ i.os PASAJES DE BEN] AM 1N SOSAN Bucc-Mo ass
"
materi al. Es as qu e en trminos de una poltica socialista y revolucio-
na r ia, el redescubr imiento de estos ur-slmbolos en los ms modernos
productos tcn icos tena una relevancia potencial ment e explos iva y ab-
sol uramenre cont empor nea.
Para Benjamn, la verdad de un objeto emerga en su " otra vida" (d. N
5, 2, p. 468), cuando tanto el valor de uso como el valor de camb io retro-
cedan y el potencial par a la expresin simblica de los sueos de lahuma-
nidad - sus sueos dorados tanto como sus pesadillas- pasaba a primer plano.
y es precisamente esto lo que descri be la recepcin infantil de los objetos.
De aqu que " (. . .) el nio puede hacer aquello de lo que el adu lto es COm-
pletament e incapaz: ' reconocer lo nuevo'. Para nosotr os las locomot oras
t ienen ya un carcter simblico porque las encontra mos all en la infancia.
Para nuestros ni os lo t ienen sin ernt>argo los automviles, en los que no-
sotros slo hemos capta do d iado nuevo, elegante, moderno, desenfadado.
No hay ant tesis ms estril e intil que la que pensadores reaccionarios co-
mo (Ludwig] Klages se esfuerzan en est ablecer ent re el espacio simblico
de la na tura leza y el de la tcnica. A toda configurl cin verdaderamente
nueva de la naturaleza -yen el fondo la tcnica es tam bin una de ellas-
[e corresponden nuevas ' imgenes'. Toda infanc ia descubre estas nuevas
imgenes para incorp orarlas al patrimonio de imgenes de la humani dad"
(K 1 a, 3, p. 395).
Cuando Benjamin se refera a " nuestros nios" no esta ba hablando hi-
potticament e. El perodo de su primera formulacin del Libro de los Pa-
sajes coincidi con la infancia de su propio hijo Stefan, nacido en 1918. Pe-
ra con un largo y doloroso divorcio que puso distancia. fsica y
entre ellos. Su matri monio fue disuelto en 1930. Sus padres,
con quienes haba tenido fuert es conflictos cua ndo era joven, murieron du-
rante el mismo perodo. La presin que en las sociedades modernas causa
ruptur as en la trad icin familiar y alienacin ent re generaciones era trans-
pare nte par a l. En 1932, a los cuarenta aos , Benjamn, convencido de
que sus probabilidades de lograr la felicidad personal era n pequeas, y
amenazado por condiciones econmicas y polticas inciert as, cont empl
seriamente la posibilidad del suicidio. Durante ese mismo ao, en medio
del d.e escritura de pequeos tr abajos necesarios pa ra su supervi-
venera financiera, le escribi a Scholem: "( ... ) algo ms se est incubando
a mis espa ldas, en forma de algunas notas que he est ado tomando (.. )
acerca de la historia de mi relacin con Berln"." Estas not as adquirieron
turma rpidamente en dos versiones, Ber/iner ChrUllik
l 7
(dedicada a Stefan)
y eriiner Kindheit 11111 1900.
1
' Eran recuerdos de la infancia estr uct urados
1111 t::0 1110 una autobi ografa cronolgica sino como "expediciones aisladas
,' 11 las profundidades de la memoria"." Como autoa nlisis, este proyect o
p.rrcce haber sido teraput ico y haber dado a Benjamin la capacidad de de-
;Ir atrs d pasado. Al mismo t iempo, estaba prob ando en SI mismo [a teo-
1, del sueo infantil, y pract icando en el plano de la historia individual lo
que esperaba llevar a cabo ms adelante en el Libro de los Paeaies en el
1'(;\l10 colect ivo: una reconst ruccin del pasado a la luz del presente, con
1,1objetivo de desprenderse -vdesperrar v-. de l."
Los recuerdos infant iles de Beniamin se refieren menos a personas que
.1 aquellos espacios ur banos en la Berln imperial que configur aban el esce-
n.rrio de sus experiencias: parques, grandes riendas, estaciones de tren, calles,
t' .ds y escuelas. Se refieren tambin a los produ ctos materiales del indus-
malisrno: una puerta de hierro for jado, el telfono, una mquina expe nde-
dor;l de chocolates. El mundo de la ciudad modern a apar ece como un
16. Carta del 2S de febrero de 1932, citada en Scholem, Wi/lter Benjamn: The
S/or y o( a l' riemlship, Filadelfia, The j ewish Publication Society of Americn, 1981,
p. I SO. Benjarnin ya haba escrito sobre su infancia en la serie de afor ismos Drec-
.-i(., nica, publicada en 1928. Si bien este relato temprano contena recuerdos de
sueos infantiles, lo que era nueve en los ensayos ms tardos era precisamente el
recuerdo de la infancia como un estado de ensueo.
17. L1 dedicarora estaba en un pr incipio dirigida .1 var ios contemporneos.
am igos de Benjamin . Sus nombres fueron flnalmenre tachados y reemplaza dos
por A mi querido Srefan". BnlIIer C"rollk (Mernica de Berln" ) fue escrita en
la primavera de 1932. Ms directamente personal poltica) que la vers in pos-
te rior, per ma neci indita hasta t 970, cuando Gershmn Scholem edi t el man us-
crito. Una t rad uccin inglesa aparece en Re(1ec/iolJs: Ena}'s, Aphorisms, A/lto-
fJiograpbical Writings. ed. Peeer Demerz, trad uccin de Edmund jephcon, Nueva
York, H;l[ VCSI/ HBJ. 1978, pp . 3 60.
18. tnfonca en Berlin lracia 1900. Escrita en el otoo de 1932 y publicada en
secciones en diferentes revistas. apa reci por pri mer a vez como texto completo
en 1950.
19. \Valur Bcvkunin-GerslnuwSello/cm: Driefwi'chsel. 1933-1940, ed.
Scholcm, Frankfurt am Mniu, Suhr knmp Vcrlag, 19!ol O, p. 28.
20. En las notas al convoluro K posreriores u 1937, lknj:Imin se refera al Ireu-
diu no Theodor Reik en lo referente a la memoria y su poJer cur anvo, relacionado
con el hecho de que la reconsrrucci n consciente del pasado destruye su poder
sobre el presente (ver K 8, 1; K 8, 2, p. 407).
89 I I t UIKO DE lOS PM AJ ES DE SU SAN BUCk, . MoRSS
88
mundo mgico y mtico en el cual el nio Benjam n " reconoce lo nuevo"
y el adulto Benjamn lo reconoce como un redescubrimiento de lo anti-
guo." Una cosa se volvi clara para l a par tir del experimento: sta no era
la forma que el Libro de los Pasajes poda asumir. Tal como escribi pos.
rericrmenre: " La prehistoria del siglo diecinueve que se refleja en la mira-
da del ni o que juega en su umbral, t iene un rost ro tota lmente dist into al
de los signos que la graban sobre el mapa de la historia" (L. P., p. 936). En
ningn momento sugiri 8enj amin que la comprensin del nio de la rea-
lidad histrica fuera en s misma una percepcin directa de la verdad. Pe-
ro la reconstruccin de la niez como Ur-histona poda propo rcionar un
modelo para la reconstruccin de la historia colectiva del siglo XIX . En las
nota s de 1928 -29 Benjamin escribi: "Cuando de nios recibimos esas
grandes recopi laciones como El muhdo )' /a humanidad, El nuevo univer-
so o La Tierra, 10 pr imero que miramos no fue el coloreado ' paisaje carbo-
nfero' o los ' mares y glaciar es durante la pr imera Era Glaciar' ? Semejante
, ll.,,' ncluy una similar el Libro r los y el "descubr-
se prod uce bajo la fonlla de una Imagen del deseo utpica: "Hace muchos
anos VI en el suburbano un carte l que, si en este mundo las cosas fueran cumo debie-
ran, habra encontr,ado ..dmiradores, historiadores. exgetas y copistas, tanto como
gran poesta o ':"de hecho era ambas de estas cosas, Pero, como pue-
ocumr J . veces profundas e inesperadas, el 5hock fue Un
VI.olemo, 1:1 un presron, puedo decirlo, me golpe con tanta virulencia que mm-
el suelo ?c la largos aos en algn lugar de la oscuridad,
sallla que se refena a la ' Sal Bullrich' (. . .) Emonces llegu una tarde
gris de (" ,) ladescubir un letrero en el que estaba escritoJ'Sal Bullrch'. No
contema mas la pero. alrededor del letrero se form de pronto , sin es-
fuerzo, ese parsaje desrtico del primer cart el. Lo tena otr a vez, ste era su aspecto:
en el pnmcr plano del desierto, avanzaba un coche de carga lirado por ca ballos, Es-
lleno sacos con e! nombre de 'Sal Bullrich', Uno de esos sacos tcnla un aguo
jcro, y por el se derramaba lasal, que haba dejado ya un reguero en el suelo. Al fono
do de. es;e paisaj,e des r tico, dos postes sostenan un gran letrero con las polabr ns 'es
la mejor Y, que el rastro de sal a lo largo del camino por e! desierto? For maba letras,
q.ue compoma.n u.na la palabra 'Sal Bullnch'. No era la armona preestuble-
cida de un Leibniz mero ruego de nios frente a esta agudsima predestinacin ensa-
en el Y n.ose escom.la en este cartel una par bola de cosas que en es.
ra Vida terrestre aun nadie ha experimentado] ( Una parbola de la cotidianidad de la
utopa?" (G 1 a, 4, p. 194). Ntese que la recepcin creat iva, por parte del nio, de
esta forma de la cultura de musas como signo de una naturaleza reconciliada indica
q.u,e los poderes cognitivos de la nifiel no enrecian de un antdoto cont ra la m,:ni plll'l-
clan de la cultura de masas,
22. Estoy en deuda con Joh n For esrcr por . "
23 Ver la conferencia de Adorno de 1932, La idea de historia natural , en la
cual el' planteo reconoce cxplcitrll1\cnte su de;lda con Benjamin, quien influy? sobre
Adorno durante este perodo. Come suceda frecuentement e, Adorno articulaba
las ideas de Benjamin con mayor rigor filosfico y exposltivo. Para 105 detall es del
argumento de Adorno, ver el Capitulo 3 de Susun Buck-Morss, Qngen de la dia-
lctica negativa.
91
I t 11IIlt o DE LOS PASM ES DE BENJ AMI N
p.utnruma ideal de un a era arcaica apenas tr anscur rida es el que abre la mi-
rada por ent re los pasajes que se hallan en t odas las ciudades. Aqu habit a
t l lllt imo dinosaurio de Europa, el consumidor" (a" 3, p. 866)" Haba una
un.loga, pero no una ident idad, entre el estado de ensueo de la ni ez y
1.1estado de ensueo histrico. La historia natural del nio y la historia so-
111 del colectivo eran ejes separados. Deban ser mantenidos separados
u mccptualmente para no caer en el err or ideolgico de confundir la hist o-
11,' !'oocial con el estado natural de las cosas (un problema que en nuest ro
prupio tiempo t iene la soci cbologlal." No obsta nte, est os ejes siempre se
mtersectaban, y la perspectiva cogni t iva de ambos era necesaria para ca p-
utrur la ambivalencia de la situ acin histr ica.
Como m xima para la transfonnadn de las imgenes onricas en im-
"dialcticas" , que es como se vean las primeras al despertar, Benjamin
- ccrib: "Ninguna categora histrica sin su substa ncia natural, ninguna
c.negorla natural sin su filtracin histrica" (O" 80, p" 857). Esta dialcn-
\,.,1 cutre nat ur aleza e historia (elaborada ms claramente por Adorn o que
pur Beniami n)" funcionaba en los dos planos (niez y sociedad), y se com-
plica ba an ms por la superposicin de 13 di alctica entr e lo arcaico y lo
moderno, y el significado/valor doble (negativo y positivo) de los r rmincs.
Todo esto ot orga a la propuesta terica de Benjam n una dificultad difcil
de desenmara ar, pero es posible t irar de algunos de sus hilos. En los pa-
sajes, las modas recientemente pasadas, que haban sido nuevas para las
generaciones anteriores, eran objetos histricos que aparecan desde la
plorspectiva de la generaci n presente como fetiches, m-imgenes con un
mt ico. Pero la " novedad" de la mod a ba jo el ca pi.talismo c:a
un mito, meramente la Ienchizada "i magen del deseo" de cambio en un SiS -
tema ina lterado, conlo cual el eje cognitivo de la niez hab a tropezad o ac-
ddcntalmcnt e con una verdad. De aqu la importancia de la historia natural
de las generaciones, cuya perspectiva pro porcionaba ese ngulo de visin
5us,o, NBUCK-Moll sS
90
. 24: En 1.936 Benjamin propuso a Horkhr-imer /;!;Cribir un ensayo para el lns-
fur sobre Klages y jung; "Su obj etivo sera avanzar en las re'
de los Paw;e5 mediant e la confront acin de] conce pto de
unagen dlaltlca - la cal egorJ. epistemolgica central de los Pasajes-: con los ar-
q u.cllpos jung y imgenes arcaicas de Kb ges. Esrn invest igacin no se llev
a cabo debido 3. la IlllervenClOn de Horkheimer" (L. P., p. 941) . Sin embargo el
material del Libro de tos Pasajes claro que I.nea hlil rn seguido Benja min
ra pro fundizar,su. argur uentu. AIII donde j ung Vela, por ejemplo. la recurre ncia de
una,imagen como el "retorno exitoso" de COnteni dos inconscientes, Bcn-
mucho mas de Preud, cita ba a Bloch, dicie ndo que su repeticin era
slg.no de eS:I represi n social continua que impet!a In realiz"dn de los deseos
ll,toplcns (K 2 a, 5). O bien, ull donde Jl1ng vea L1 imagen del mendigo como
expresando UIlU verdad trunshistr ica sobre !u psiquis colect iva
Benjamn :tI mendigo como hist ric.a, cuya persistencia era signo dei
estad o no de la pSI qUI S nnc de b realidad socia l que permaneca en el
plano a pesar de los cambios en la superficie. " Mient ras haya un mendi-
go, habr mito" (K 6, 4, p. 405),
simblico que haca posib le una percepcin crtica de lo nuevo como "l o
siempre igual". Pero el eje cognitivo de la historia social tambin era nece-
sario, porque su orient ac in alegrica (en oposicin a la simblica) demos-
tr aba que las ur-im genes mticas tenan una base histrica y material, y
.Klages y j nng] tenan un estatuto transitorio ant es que
I oc ejemplo, aquellos pa sajes que sobrevivan en el tiempo de
Benj amn tenan una apariencia r uinosa, t pica de las constr ucciones urba-
nas obsoletas, de manera que en ellas "las imgenes del deseo" apa recan
transformadas "e n escombros " . Precisamente est a histor ia natura l de los
ob jetos, su apariencia en el presente como " mater ia fracasada " (L n
.
993), un signo de la transitoriedad de los fenmenos histricos, inclu-
yendo, finalment e, la dominacin de clase burguesa.
En el interior del eje cognitivo dt la ni ez, Benj amin hizo grandes es-
fuerzos para demostrar que como estado mtico " natural" esta ba at ado a
la historia enreramenre. En el Libro de los Pasajes citaba a Ernsr Bloch: "el
incon"sciente (.. ) 110 ( ) es un estado adquirido por el hom bre (... ) pan i-
cular (K 2 a, 5, pp. 398-99). Como los contenidos del inconscient e eran
imgenes de ma terial concreto e histricamente especfico (automviles te-
lfonos, los mismos pas ajes) antes que los ar quetipos psquicos eternos 'que
erm.heredados, at,ltt' s histrica que biolgicamenre.> Lo que
era eterno era el Impulso lItOpICO, ese deseo de felicidad que representaba
Z5. Pura Henjonun , canto para Bloch, el deseo utpico estaba basado en lu me-
11I" J:I, no CIl 1.1 unticipucin. Cf. Sil comenta rio de 1934 sohre la raroncita cantora
rn la historia de Kcfkc : "Un al[<o de la pobre y cort a infancia perdura en ella, algo
,11' la felicidad perdida a jams, pero tambin algo de 1;] vida activa actual y de su
pequea e inconcebible alegria " Prnnz Kafka", en f' <lra
,,",' crtica de la violencia, p. 14t.
26_"Crn ica de Berln" , p. 45,
93 1 1 1.1111<0 DE l OS l' Au J ES DE BEN JAMIN
UII ,I protest a con tra la realidad social en su for ma actual, y est o no se ma-
uiforaba en ninguna part e ms claramente que en la niea."
La inrer penerracin dialctica de la historia soci al y la nat ural era un
h-nmeno especficamente mod erno: "Es ta implacable confro nt acin del
l'.lsal!o ms reciente con el presente es algo histri cament e nuevo" (L P. ,
1', H/10). En efecto, la int ensificacin del poder mtico en ambos esta dos
I I !' ensue o era ella misma funcin de la hist or ia: cuando el nuevo sueo
111' [ capitalismo cay sobre Europa, l fue la causa de una "react ivacin de
1.1S energas m ticas" (K 1 a, S). Precisament e el paisaje urbano "ofrece a
1", recuerdos de la infancia (. . . ) todo aquello que la hace tan difcil de re-
rrucr y, a la vez, tan arractivamente at or ment ada. como si fuera un sueo
u-mi-olvida do"." En la era premoderna, las moda s no ca mbiaban COIl t al
l .tpidez, y los ava nces mucho ms lentos en el plano tecnolgico estaban
"encubiertos po r la tradicin de la iglesia y la familia" (N 2 a, 2, P. 464).
l'l'ro ahora, " los mundos percept ivos se descomponen veloz rnenre. lo que
IH' Il ('"lI de mtico aparece r pida y rad icalmente (. . .) As es como se ve, ba-
lo d punto de vista de la prehistor ia actual, el ritmo acelerado de la rcnl-
1 ,1" (N 2 a, 2, p, 464).
l-n 1.1era premodcma, el significado simblico colect ivo era tr ansferid o
,1 LIS ll uevas generaciones conscient emente por medio de hi storias, mitos o
I II ,' II I OS de hadas at ados a la tradicin, Dada la ruptura de la moderni dad
'''11 la tradicin, esto ya no er a posible. En lugar de ello. la tra nsferencia
' IIH' da indi recta e inconscient emente, a tr avs de la mediacin de las co-
"". que en tant o smbolos sufran en el lmite entre generaciones una in-
dialct ica de lo nuevo a lo arcaico, Benj amn ha blaba de los "pa-
"' 1C''i (. .) construcc iones en las que volvemos a vivir, como en un sueo, la
de nuestros pad res y abuel os " (e" 2, p. 373). Y sob re la inver sin dia-
[I'l lica comenta ba: " La impresin de esta r pasado de moda slo puede
cuando se toca lo ms acrunl de alguna ma nera . Si en los pasajes se
SUS"' N BUCK- M OII.5S
92
27. Dur ant e sus a os en el movimiento de la juventud, su grupo, en rebelin
contr a IJ "inhumanidad" de los padres, estaba "cla ramente en cont ra de la familia".
Esto suceda "mientras no madur 1a conciencia de que nadie puede mejorar ni ca-
S:J. paterna ni escuela sin echar ahajo el Estado, que siempre recurre a los peores",
"Crnica de Berln", pp. 34-35. En Direccin Jni"" se refera a la b milia burgue-
sa como la "lgobn: C3 Si1 paterna" (p. 56).
28. Benjamin rememoraba su despertar sexual cua ndo, camino a la sinagoga en
el da del Ao Nuevo judo, se perdi en las calles de la ciudad . "En esta desorien-
tacin. en este olvido y en esta tremenda confusin. lo peor era. sin duda, la profun-
da aversin hacia ese ti po de reuniones (sta deha estar a punto de empeza r], no s-
lo _por ser reuniones ent re parjentes, sino tambin por ser un servicio religioso.
Mientras anduve vagando por ah me sobrevinieren, de repente y al mismo t iempo.
dos por un lado, un pensamiento [demasiado tarde, has perdido eltiempo, no
llegaras nunca ) y, por ot ro, un sentimiento (qu bien dejarlo como est! ). El caso
fue que ambas corr ientes de conciencia vinieron a converger en un gran sentimien-
to de placer que me llen de una indiferencia hada el servicio religioso casi blasfe-
ma, pero que, por otra part e, hizo de la calle algo tan lisonjero como si me hub ie-
ran sido ofrecidos de golpe los servicios de una alcahueta capaces de satisfacer el im-
pulso nuis irrefrenable", "Cr nica de Berln", p. 6H.
29 . En las notas de 1934-35 8enjamin menciona "Io posit ivo en el fet iche"
(L.. p., p. 991).
encue nt ran anticipaciones de la arquitectura ms moderna , la impresin que
le causan al hombre actual de ser algo pasado de moda es tan significativa
como la que le causa un padre a su hijo de estar ant icuado" (B 3, 6, p. 97).
Benjamin afirmaba la ruptura de la tradicin porque liberaba las fuer-
zas simblicas necesarias para la tarea de la transformacin social de las
restr icciones conservadoras. (Aunque pueden encont rarse afirma ciones en
las que par ece lamentar la prdida de la tradici n, Benjamn no er a un de-
fensor de la instit ucin de la famil ia burguesa," y cualquiera haya sido su
act itud pos it iva hacia la teologa, sta no inclu y a la religin or gani zada
como inst it ucin. ]" Y clara ment e Benjamin afi rma ba la fuerza mtica de
las imgenes del deseo que encontraban su for ma inconsciente y simbli-
ca en las mercancas y en la cult ura de masas." Pero en cama imgenes
on ricas, eran fetiches, a lienados tl e los soadores, a quienes dominaban
como una fuerza externa. ste er a el costa do pesadillesc o del sueo, y
exi sta ta mbin en el esta do de la niez. Benjamin cr iticaba a Jung que
"quiere mantener a Jos sueos alejados del despert ar" (L. P., p. 991). En
cont raste, insista : "Tenemos que despert ar de la existencia de nuestr os
padres" (L. P. , p. 992) .
30. En 5U ex pos de 1939, Bcnjamin escribi: "Cada poca (.. .) !lev:;!. su fin"l
consigo y lo despliega -como ya supo ver Hegel- .con. astud a", (L. z, p. 49). Pa.r:;!.
llcgel, por medio de la astucia, la Raz nIla se en his-
uma por medio de las pasiones y las ambIciones de sujetos hist ricos mconscienres.
I'cr o para Benjamin, el inconsciente histrico logra su objetivo a t ravs de la toma
de conciencia generacional de esos sujetes,
"
1 1 t ilma DE LOS PASAJ ES DE BENJ AMI N
1..1 t area biolgica de despertar de la niez devena mode lo de un des-
1' f' II ;lf colectivo, social. An ms: en la experiencia colectiva de una gene-
tMIn , los dos convergan. La toma de conciencia de una generacin es un
momento explosivo nico en su pote ncial revolucionario en el interior de
1, dimensin hist rica del colectivo soa nte " para quien sus hi jos se con-
vu-rtcn en la feliz ocasin de su propio despen ar" (1< 1 a, 2, p. 395). En es-
11' moment o, precisament e rechaza ndo el mund o existente crea do por sus
p.nlrcs, la nueva generacin promova larealizacin de los sueos utpicos
.l,. estos ltimos. " El hecho de que fur amos nios en esa poca form a par
v
11' 111.' su imagen objetiva. Tena que ser como fue para sacar adelante este
Lo cual signi fica que en el contexto onrico buscamos un mo-
II1l' l1tO teleol gico. Este momento es el aguardar. Los sueos aguardan se
v
\ u-r.uucnte el despertar; el durmiente se entr ega a la muerte slo si es re-
vlli. .lble; aguarda el inst ant e en el que con astucia escapar de sus garras"
11\ 1 a, 2, p. 395).
Con astucia (mit List ): la referencia a Hegel era inrencional." Benj amn
p.m-ce ha ber estado sugir iendo una inversin bastante extraordinar ia de
Il q:el, una que convert a el lenguaje abstracto y filosfico de Hegel, qu e Ji .
u-r.r lmcnte divinizaba el progreso histrico, en el lengu aje alegrico de los
1 ueuros de hadas, como una validacin rest auradora de la experiencia in-
Luuil del " progreso" como Ur-historta. Su pedagoga implicaba un gesto
,llIhk.: tanto la desmit ificacin de la historia como el rcencant amiento del
1I111lldo. En su representacin alegrica de la historia, la cosificacin de las
.uercancfas se revierte volvindolas a la vida: " El est ado de la conciencia
..III.uta en ml nples facetas por el sueo y la vigilia slo se puede transfe-
trr del individuo al colectivo. Para ste, naturalmente, pasa a ser en muchos
I interior lo que en el individuo es exterior . arquitectura s, mod as, e in-
I Iw.tt el t iempo meteorolgico son en el int erior del colectivo lo que las sen-
eucioncs de los rga nos, la percepcin de la enfermeda d o de la salud son
SUSAN BUCK- M o RSS 94
31. "El narrador", en Para ",1" crica de la " 10/('11(1", p. 12S,
32. Benjamm estaba sugiriendo un " vuelco dialctico " en la cogn icin histrica.
En vez: de presentar al pasado como el "punto fijo" con el cual el conocimi ento pre-
sente trataba de entr ar en conracro, "debe invertirse esa relacin, Jo que ha sido de-
be llegar a ser vuelen dialctico, irrupcin de la conciencia despierta. La poltica ob-
tiene el pri mado sobre 1J. histori a" (K 1, 2, p- ] 94).
3.1. Benjamin veu los cuentos de hadas como el periodo que advendra, tant o fi-
jogenrica como ontogenticamente, una vez que los hUlIlanQ5 hubieran aprendido
a ut ilizar la asrucia de la razn para enga ar a las fuer zas mticJ S: " Lllises est en
ese umbr al que separa al mito de la leyenda. La razn '! la astucia int rodujeron
en el interi or del individuo. Y son, mientr as persisten en tina figura on -
rica inconsciente y amorfa, procesos ran natura les como d proceso d iges-
tivo, la respiracin, etc. Se hall an en el ciclo de lo eternament e igua l [el
mito en un sent ido negativo] hasta que el colectivo se apropia de ellos en
la poltica y de ellos res ulta histori a" (K 1, 5, p. 395). El Libro de los I'a-
sajes, teniendo como meta el despert ar histrico, haba de proporcionar
una respuesta polticamente explos iva a la forma colect iva, socio-histrica,
de la pregunta infant il " ( De dnde vengo?". De dnde vena la conci en-
cia moderna, o ms exacramente. Jas imgenes de la conciencia on rica mo-
derna? Hablando del surrealismo. la expresin esttica de esa conciencia
onrica, Benjamn escribi: " El padre del surrealismo fue Dad a; su madre
fue un pasaje" (L. P., P. 875).
Benjamn concibi originariamente el Libro de los Pasajes como un
"cuento de hadas di alctico" (L. P. , P. 936), En l, el colectivo so anre del
pasado reciente ap areca como un gigante dormido list o para ser despena-
do por la generacin pr esente, y los poderes mticos de ambos estados on-
ricos eran afirmados, el mundo reencanrado, pero slo para desa tado del
encantami ento mt ico de la historia; en realidad reaprop ndose del poder
concedido a los objetos de la cultura de masas como smbolos onricos ur-
picos. " Los cuentos de hadas", escribi en el ensayo sobre Kafka de 1934,
"s on las historias tr adicionales sobre la victoria sobre esas fuerzas [mt i-
cas]" ,11 El obj etivo del "nuevo mtodo dialctico de la historiografa" de
Benjamn consista en "el arte de experimentar el presente como el mundo
de la vigilia al que en verdad se refiere ese sueo que llamamos pasado (Ce-
wesenes)" (K 1, 3, p. 394);12Contado con " astucia"," el Li bro de Jos Ps-
sajes llevara a cabo una doble tarea: desvanecer a el poder mtico del
111. Marx, Freud y los orgenes de la cult ura de masas
97
II 11111<0 DE l OS PASAJ ES DE B!NJ AM Ir<
.nnma as en el mito, por lo que sus imposiciones dejan de ser
"Frn nz Kafka", p. 141. (Cunosameme, el comentario de una lnea sobre UhSC5, recten
' lIado, pasa a ser fundamemal para el argumento de Adorno en el sobre
\ idseo en Diacsica de la T/lIstr aci dll) . Ver tambin en el Libro de los Pasaes: "El
despert ar venidero est, COIII O el de madera griegos, en la Troya de
lu onrico" (K 2, 4, p. ]97). Hegel Interpr ctaba la hist oria como racional , y con-
verta aSI a la misma razn en un mito que juslificab:l a cualquiera que est uviera
f\"hern;lodo. Beujan nn interpretaba la historia como un sueno para
lllt' nte el efecto poltico contrari e. permita a la razn ingresar en la historia mre-
uumpiendo su ma rcha mtica, el ciclo recurrente de la dominacin.
lle dicho qu e Benjamn mantuvo el plan ori ginal para el Li bro de los Pa-
1" /I'S, incluyendo la do ble teor a del sueo bosquej ada mds arriba, al me-
11 m hasta 1935, el ao en que complet Sil ex pos del proyecto para el
fr Soz alforschung. Eneste punt o la situac in filolgi ca se ensom-
1'11"(' . Existen a l menos seis copias del expos de 1935, con diferencias
(\Vese), mostrando que est compuesto de objetos decadentes
"lI t una historia t Geweeen, y desvanecera el mito de la historia como
('II'I',n' so (o de lo moderno como nuevo), mostrando como arcaicas, baj o
1,1 11 11, infantil, a la historia y a 1J. modernidad, Cont ado correct amente, es-
11' cuent o de hada s utilizara el encant amiento para desencantar al mun do:
11,1 ;1I1IOS constr uyendo aq u un despert ador que sacude la curs ilera kitsch
.Irl si.,; lo pasado llamndol o 'a reuni n' . Esa salida est gobernada entera-
llll'llll." por la ast ucia" (h" 3, p. 875) . Disolvera el sueo al otorgar poder
pulitico al colectivo, proporcionndole el conocimiento hist rico requer-
1111 para reali zar ese sueo.
de los orgenes histricos y narracin simblica del poder: s-
t,n ibnn a ser las dos caras del Libro de l(J S Pasases, " La que va del pasa-
ti" ;11 presente y expone los pasajes, etc. como precu rsores, y [la otra], la
'1\11 ' va del presente al pasado, para hacer estallar en el presente la culmi-
11,ll in revolucionaria de estos 'precur sores' . Esta ltima entiende tambin
I I con rcmplaci n elegaca y apasionada del pasado ms reciente como su
revolucionaria" (O" 56, p. 855),
SU SI\l'f BUCl-M o MH 96
36. Carta de Bcnjamin a Grerel Knrplus y Adorn o del t e de agosto de 1935,
( ' 1\ Correspondencia, p. 124.
37. Ibd. , p. 125".
33. Carta de Adorno a Benjamn del 2 de agosto de 1935, en Corresponden-
cill . p. 114 .
' un cuento de hadas dialctico'"." Acaso abandon Benjamn tamb in su
teora de la niez? En lamisma carta hablaba de la diferencia absoluta ent re
el Libro de los Pasajes y formas como nkmaaen Berln hacia 1900, y deca
que "dotar de fundament acin a esta idea" haba sido " una de las funciones
importantes del fexpo sl (.. .)" . J- Si no slo se haba abandonado la forma de-
masiado literar ia sino tambin el elaborado contenido de la concepcin origi-
11 ,11. entonces ser a difcil justificar su pretensin simultnea de que ninguna
palabra del primer borrador se haba perdido. Y en efecto. esa pretensin era
verdadera de manera casi literal . Benjamin no se haba deshecho de las notas
tempr anas, o las secciones originarias de 105 convoluros que tr ata ban de la
teora de los sueos. y nunca lo hizo. El conocimiento de Adorno de estas no-
tas se limitaba a lo que !knjamin le hab a ledo en Kcnigstei n en 1929. No
s.rbe mos si SlLS discusiones all incluyeron el doble estado onrico. S sabemos
que no fue su ausencia en el expos lo que Adamo lamentaba cuando acus
,1 Iknjamin de traicionar un plan previo. Encambio, lo que lamentaba era la
representaci n del mundo mercantil decimonni co como utopa, en lugar de
1.\ crt ica de ste como " infierno". Era la imaginera de la "teologa negan-
~ . I " lo que Adorno echaba de menos, no la de la niez y los cuentos de ha-
J,IS. Irnicamente, si Beniamin hubiera incluido una elaboracin de la teora
de la niez pod ra ha ber evitado otra de las crticas de Adorno: que la ente-
r.l concepcin se haba ..desdial ectizado"." la teora de la niez era comple-
',1 y en verdad confusa, pero, sin ella, demasiado de los elementos afirmativos
rutpicos rde los aspectos arcaicos y relacionados con las m-imge nes de la
. onsrruccin tena que ser situado nicamente a lo largo del eje socio-hisrri-
eo, como si existiera en la conciencia colectiva real del siglo XI X. Adems,
uundo Benjamn sostena que en las imgenes del colect ivo (antes que en la
dl' la niez que intersecr a la historia e invierte sus polos) haba "elementos de
1.1 prehistoria; esto es, de una sociedad sin clases", o af irmaba; "Cada poca
II Il slo suea la siguiente, sino que so adoramenre apremia su despertar",
Ir.rvc q ue sobre vivi inalterada enlas tr es versiones, su posicin pa reca t an
SUS"" Buo;; Mo MSS
en la redaccin lo suficientemente significat ivas como pa r a mover a l edi-
tor a incluir tr es de ellas en la edicin del Libro de los Pasajes. Todas las
versiones se refieren a lo sigui ente: mundo de ensueo, imgenes dc de-
seo utpicas, conciencia colect iva, generaciones y, Ill UY enfticament e, la
concepci n del pensamiento dialct ico como despertar histr ico causado
por los residu os de la cultura de masas. Notoriamente ausent e est la
ima gen del cue rpo po lt ico durmient e, as como toda referencia al "cuen-
to de hadas dialctico" . La teora del estado onr ico de la infancia es ex-
presada explcitamente y en deta lle en las no tas prepa rat o rias de 1934 y
1935 , pero en el propi o expos slo es insi nuada en aseveraci o nes vagas
como la siguient e: .. (... ) sobresale junto a estas im genes optati vas [del
col ectivo] el empeo insi stent e de disti ngui rse de lo an ticuado, esto es,
del pa sado reciente"." "
El expos despert en Adorno su ahora famosa "ca rt a de Homber g" de
agosto de 1935" y su cr tica algo devastadora, que inclua la acusacin de
que Benjamin habla abandonado su propia concepcin original. La res-
puesta de Benjamn lleg indirectamente en la cana dcl1 6 de agosto diri-
gida a Gretel Adorno: ..(. . . ) de este 'p rimer' proyecto [la referencia es a la
co ncepc in del Libro de los Pasajes de los aos 1927 291nada se ha aban-
donado y ninguna pa labra se ha perdido (.. . ) [el expos) no el 'segundo'
plan, sino el otro. Estos dos proyectos guardan ent re s una relacin de po-
lar idad. Representa n la tes is y la ant tesis de la obra. Por esta razn. este
segundo proyecto es para m cua lquier cosa menos una conclusin. Su ra-
zn de ser es que (.. .) las ideas presentes en el primero no admit an ya con-
figuracin inmediat a alguna - a no ser una ilcita conf iguracin potica- o
De ah el subt tulo. aband onado hace ya mucho tiempo, del primer proyecto:
34. Poesa y ({Ipitalismo, p. 175. sta, eran las expresiones que apar ecan en
"T", el prime r bormdnra mquina del expos : que fue la versin enviuda a Ador-
no. En el mas temprano " M " haba una referencia ms explicita, ms u rde horr a-
da: "Esta impl acable confront acin del pasado ms reciente con el presente es algo
hist6ric,1l11cnte nuevo. Figur aban en la conciencia colectiva ot ros eslabones prx i-
mos enla cadena generacional, que se diferenciaba n entre s de 1\11 mod o apen as pcr-
ceptib le para el colect ivo. Pero el presente se sita ya frente ;JI pasado mds reciente
como el despert ar frente a los sueos" (1. P. , p. 1010). [Para identifica r las distin-
tas vers iones del t XfJost!, ver la nata del editor, L. P., p. 1025.)
35. Carta de Adorno a Benjamin del 2 de agos to de 193 5, en Corresponden-
Cill, p. 114.
E l. L [ DI' O DE lOS PASAJ ES ue B RNJAM1N
99
indisti nguible de la de Jung como Adorno tema. Adorno atribua a la in-
fluencia de Brecht la concepcin demasiado pos it iva de la conciencia colec-
tiva, y argument aba en contra de ella apelando a fundamentos ma rx istas:
" El que en el colect ivo que suea no haya cabida para diferencia alguna
entre clases es un signo claro y suficientemente alerta dor" .'
No hay dudas de que Benjam n tomaba ser iame nt e las cr ticas de Ador-
no," Creo que tampoco hay dudas de que intent mantener su posicin a
pesar de ellas. El material relacionado con preguntas teri cas que aadi
al Libro de los Pasaies despus de 1935 intensific una di reccin que de
hecho su invest igacin ya ha ba tomado: fundamenta r la premisa bsica de
Su teora del sueo --esto es, que e! siglo XIX era e! or igen de un sueo co-
lect ivo del cua l una generacin present e "desper tada" poda derivar con-
secuencias revolucionarias- en las t ~ o r a s de Marx y Preu d." Inter esante y
dial cricameute, encontr en la teora ma rxista una justi ficacin para la
concepcin de un sueo colect ivo, y en Freud un argumento para la exis-
tencia de las di ferencia s de clase en su interior.
39. lbd.
40. La copia origina l de ti car ta de Hornberg est entre los papeles de Benja min
reciente mente descubiert os en el archivo de George Batai lle en la Biblioth que Na-
tionale. Benja mn la ley atentamente, haciendo notas con lpiz y lneas ro jas do-
bles en el margen, no siempre en aquellos puntos de 1:1 formulacin de Ado rno que
sre habra considerado los mis elocuentes. Las anotaciones de Benj:llnin incluan
signos de pregunta y de exclamacin que pa recen indicar que no estaba siempre de
acuerdo con las observaciones de su amigo.
4t . Antes de recibir la reaccin de Adorno al espos , Benjnmin le escri bi el 10
de junio de 193.'i expresando su preferencia por la teor a de Freud por sobre aqu e-
lla de Fromm r Reich, y pregunt ndole si Freud o su escuela haban hecho " () al-
gn psicoa nlisis del despert ar o algn est udio sobre el mismo?" (cart a de Ik niamin
a Adorno del 10 de junio de 1935, en Correspondencia, p. 107). Tambin le Inor-
ma b<l que haba empezado a "echar un vistazo" al primer vol umen de El ca{Jital. Un
convolutc (X] sobre Marx fue iniciado en 1935. En ese ao Benjamin habl del con-
cepto del ca rcter Ierichisn de la mercanca como ubica do "e n el centr o" del Libru
de los Pasajes (ibd.); en 1938 todava era la "categora fundamental" del libro . En
mar zo de 1937, Henja min escribi a Ho rkhcimer "] ... ) que el plan definitivo y obli-
gado del [l .ibro de los I'asa/es], ahora que los est udios materia les prev ios se cucuen-
rrnn concl uidos, aparte de algunos pequeos moti vos, tiene que proceder '1 partir de
dos investigaciones metodolgicas fundamenta les. La primera tiene que ver por una
par te con la crtica de la historiografa prcgm.i tica, por otra con la historia cultu ral
tal como se presenta almarerialista; l:l segunda con el significado del psicoanlisis
para el sujeto de la histor iografa materialista", L. ['., p. 950.
42. Su f.uniiin rid.rd WlI la rcora freudiana puede ha ber sido mayor mente de
segunda mall a y provenir de: des fuentes distintas, el Inst ituto de Frankfurt y los
surrea listas.
101 F t. L tB RO DE LOS PASAJ ES DE R F.NJ AMIN
Por supuesto, Marx hab a hablado posit ivamente de un sueo colec-
tivo, y ms de un a vez. Despus de 1935 Benjamiu aadi a l convoluto
N la famosa cita de Mar x: " Ent onces quedar claro que el mundo ha Pv-
sefdo durant e largo t iempo e! sueo de algo que slo t iene que poseer
conscientemente para poseerlo en la rea lidad" (N 5 a. 1, p. 469). Y es-
cogi como motto de este convoluta (que es el cent ral en lo concernien-
te al mtodo): " La reforma de la conciencia consiste so/amente en esto,
que uno desp ier ta al mundo (... ) de su sueo sobre s mismo" (convolu-.
to N, p. 459). Las diferencias de clase nunca estuvieron ausentes de la
teora benjamini ana de! inconscient e colectivo. En verdad, au n en sus
for mulaciones ms tempranas Benjamin consideraba a su teora una ex-
tensi n y un refina mien to de la teora de la superestru ctu ra de M arx: el
sueo colectivo pona de manifi esto la ideol oga de la clase dominante.
" Pues la cuest in es: si la base deter mina, en cier to modo, la superestruc-
tura en cuanto a lo que se puede pensar y experimenta r. pero esta det er-
minacin no es la del simp le reflejo, cmo entonces - prescindiend o por
completo de la pregunt a por la ca usa de su for macin- hay que caracte-
rizar esta det erminacin? Como su expresin. La superest ruct ura es la ex-
presin de la base. Las condiciones econmicas bajo las que existe la so-
ciedad alcanzan expresin en la superestruct ura; es lo mismo que el que
se duerme con el estmago demasiado lleno: su estmago encontrar su
expresi n en el contenido de lo soado, pero no su reflejo" (K 2, 5. p.
.\97). Es el sueo de la bur guesa, no el del proletariado, el que expresa
(1malestar de un est mago demasiado lleno. La misma ent rada sostiene
que Marx nu nca quiso plantear una relacin ca usal directa entre base y
superestructura: " Ya la observacin de que las ideol ogas de la superes-
truc tur a reflejan las rel aciones [socia les] de modo falso y deformado va
ms all " (K 2, 5, p. 397). La teora de los sueos de Freu d propo rcio-
naba un fundament o para esa distorsin. Las referenci as direct as de Bcn-
l.unin a la obra de Freud fueron limita das y bastante generales ," pero en
r-s tc punto, aun si una deuda direc ta no puede ser pro ba da, claramente
haba un consenso. Freud habla escri to que " (. .. ) las ideas en los sueos
SU5AN BUC k - MoRSS
100
43. Sigmund Frcud, Tbe lnte rpretatum of Dreams, rrud. y ed. de j ames Str achcy,
Nueva York, Avon Books, 1965, p. 123. [trad. esp. Sigmund Freud, Olm1S Complc'
tas, ordenamien to, comentar io y notas a cargo de James Strachey, traduccin de J.
Etcheverr y, Buenos Aires, Amorrortu, 1991 J.
44 . lbd., p. 194.
(... ) (son ) cumplimientos de deseos"," pero que, debido a sent imientos
a mbivalentes, era n censurados y entonces disto rsionados. El deseo real
(latente) pod a ser casi invisible en el plano mani fiesto, y sl o se llegaba
a l t ras la inter pretacin del sue o. As: " Un sueo es la sat isfaccin
(disfrazada) de un deseo (sup rimido o reprimido)"." Si uno supone que
la clase burguesa es la gene radora de un sueo colect ivo, las tendencias
socialistas de ese industrialismo que ella misma cre pareceran atrapar-
la en una situacin inevitablement e ambigua. la burguesa desea afirmar
esa prod uccin indus trial de la cual de riva sus beneficios; al mismo tiem-
po desea negar el hecho de que el industrialismo crea las cond icion es que
amenazan la continuacin de su propio dominio de cl ase.
Ahora bien, precisamente esta ambivalencia burguesa de clase est do-
cumentada por todo un espectro d ciras que Benjamn incluy en el mate -
rial del Libro de los Pasajes en todas las etapas de su invest igacin. La en-
contr no slo en las mercancas y en la arquitectura del Pars decimonnico,
sino tambin en los escr itos contemporneos de furur logos, utopistas socia-
les. planificadores ur banos y comentador es sociales. Los escr itos utpicos
eran el "depositario de sueos colectivos" (L. P., p. 990). Yla arquitectura
"tena el rol del inconsciente" (L P, p. 988), pero ambos eran expresin de
una ideologa especficamente burguesa. Encontr descripciones del Pars
del futu ro en las cuales los cafs todava eran ordenados de acuerdo con la
divisin ent re clases (K 6a, 2, p. 405 ). Las imgenes de Pars proyectadas en
el siglo xx incluan visita ntes de otros planetas que llegaban a la ciudad pa-
ra part icipar del juego del Mercado de Valores (G 13,2, p. 2 15). En el
plano manifiesto, el fut uro apareca como progreso ilimitado y ca mbio
cont inuo, pero en el plano latente , el plano del ver dade ro deseo del so-
ador, era visto como la erernlzaci n de la dominaci n de clase burgue-
sa. En sus notas tempran as Benjamn cons ider si "( ... ) podr a brot ar de
[os contenidos de conciencia econmicos reprimidos del colecti vo, de ma-
nera similar a lo que Freud sostuvo para [los cont enidos] sexua les de una
4 5. La cita de Brcchr, de un crrc ulo de 1935. continuaba: " [Par a los domina-
do res] Lo mejor sera que la Luna se quedara parada }' que c.l Sol no ava.nzase!
Huronees nadie tendra hambre ni querr a cenar por 1;1 noche. SI ellos han dispar a-
do, querran que su ti ro fuese el ltimo, que el cont rario ya 110 tuv iera derecho a dis-
parar" (B4 a. 1, pp. 99-100).
103 1 1. L I BRO D E 1 0 5 PASAJES DE BENJ AMIN
\ onciencia individua l () una forma de literatura, una representacin de
Iant as as (.. . ) como sublimacin" (R 2. 2). La cultura del siglo X IX desat
l lIl ;l abundancia de fantasas del fut uro, pero fue al mismo t iempo "I ...) un
intento de represar las fuerzas productivas" (L. P. 989). As, la
c.unbiante moda era meramen te " un camuflaje de deseos bien especficos de
l.. clase dominante". un "ardid" (L. P. , p. 992) que encubra el hecho de
'l ile, pa ra citar a Brecht: "' Los dominadores tienen gran aversin conrra
llls ca mbios violentos?" .' 1 El planeamiento ur bano del siglo XIX era un in-
rento de per feccionar la sociedad a travs de un reordenanue nto de las co-
(edif icaciones, bulevares, par ques), pero al mismo tiempo funcionaba
nupidiendo el reordenamienr o de las relaciones soc iales; el "embellecimien-
IH estrat gico" de Haussmann tena como "verdadero objetivo (... ) proee-
I\C'r la ciu dad de una guerra civil" (L P., p. 47). El indi viduo burgus como
/I.i llcltr poda deleit arse con la "multitud" precisamente porque sta no coa-
gulaba en una clase revol ucionaria U 66, 1, p. 353 ). La resist encia de clase
burguesa contra el industrialismo que ella promova tambin se expresaba
111el est ilo del siglo X IX: la ar quitect ura habitualmente enmascaraba la nue-
V.I tecnologa con adornos. los objetos producidos por la industri a eran ti -
picamente encerr ados en estuc hes (l 4, 4, p. 239).
El feti chismo de la mercanca. que, como hemos visto, Benja min consi-
.lcraba cl ave par a la fantasmagora industrial urbana, pod a ser visto co-
1110 un ejemplo de manual del concepto freud iano de desplazamiento: las
relaciones socia les de explot acin de clase eran desplazadas a relaciones
rutrc cosas, ocult ndose as la situacin real con su peligroso potencial pa-
t .l la revolucin . Hacia fines del siglo XIX, ya result aba polticamente sig-
mficnnvo que el sueo burgus de democracia sufrier a esta forma de cen-
cura: Benjam n hablaba de la "fanrasmagorta " de la "e galit " (L. P., p.
'JHH), en la cual el conce pto poltico de igualdad era desplazado al reino de
1.IS cosa s, el consumidor reemplazaba al ciudada no , y la promesa de
abunda ncia mercantil sustitua a la revoluci n social. En el siglo XI X,
SUSAN Buc x-Mo ass 102
47. G 9 a, 6, p. 209; G 10, p. 209; G 13 <1 , 3, p. 215. El inters de Benj a min en
las exposiciones univers ales de l';u s tena un motivo bien actual: en 1931 y en 1937
Par s era de nuevo escenario de esta for ma de ideologa de masas. (En nuestro pro-
pio t iempo ha ame naz ado con repetir se en 1989, en ocasin del bicentena rio de la
Revolucin Francc sa.]
48. Para 1900 los pasajes se habfun convertido en un nd ice de calidad de las cu-
dades indu striales desde Cleveland a Milin y u Mo sc. Los pasaje. ms tardos, a di-
ferencia de los originales parisinos, se con struyeron en pro porciones mon umentales.
Ver la historia exhausti va: Hermann Geisr, Arrodes: 117e History of a Bllilding Type,
traduccin de Jane O. Newman y j ohn Smith, Boston , The MIT Press, 1983.
I HH9, se decidi celebrar el centenario de la Revolucin Fra ncesa con una
expo sici n (pa ra la cual fue cons t ruida la torre Eiffel); y en 1900 Pars fue
lnligo de una exposicin int ernacional igualment e espectacular que expre-
_.ha en forma de tierra-de-h adas laexaltada compete ncia poltica y econ-
mica del imperialismo. Las extr avagantes exposiciones ya no era n ideolo-
1:1;\ para un a eli te burguesa sino ideologa para las masas tr abajado ras,
que emprenda n peregrinaci ones ,1 estos altares de mercancas para adorar
1 umo dol os esos ob jetos en exhibicin que su propio tr abajo haba pro-
ducido ." En 1900 los socialistas se quejaban de que debido a la expos ici n
"este a o se ha perdido para la pro paganda " (G 4, 6, p. 200).
Para finales de siglo, el sue o, de daros orgenes burgueses, y burgus
r n el deseo latente qu e expresaba, se haba vuelt o en efecto "colectivo", di-
scmin ndose tambin entre las clases trabajadoras, y en todo pas ind us-
tr ial capitalista." El mercadeo masivo de sueos en el interior de un sisre-
lila de clases que impeda su realizacin en cualquier forma que no fuera
1.1simblica era claramente una indust ria en creci miento. En sus notas ms
tempra nas, Benjamn int er pretaba el est ilo estt ico de esta produccin ma-
viva, el "kitsch", como ma la conciencia de clase burguesa: " (. . .) apa recen
1'11 l la superproduccin de mercancas y la mal a conciencia de los produc-
tores" (PO 6, p. 858) .
Es verdad qlle, tal como sealaba Adorno, el ex pos de 1935 ofrec a
una representacin muy posit iva del sueo colectivo y consecuente mente
lIc la cultura de masas en la que hallaba expresin. En la vers in que Ador-
no reci bi, apareca la afirmacin: " Sus exper iencias [las de la Ur-historia],
depositadas en el inconsciente colectivo, engendran en su imerpenerrecin
con 10 nuevo las utopas que dejan su huella en mil configuraciones de la
104
"La Reoolution" , apuntaba Benjamn, acab signi ficando "liquidacin"
(D". 1). las gr andes t iendas reemplazaron a los negoc ios especializados (A
3, 5, p. 75), transportando al consumidor a un espaci o arquitect nico SUD.
propio de la realeza en donde era seduc ido por medio de tr ucos psi-
colgicos para ent regarse al consumo por el consumo mismo (A 3, 6, p. 75).
El gran descubrimiento de la venta al por menor capitalista, descubrimient o
que compensaba en part e la dinmica de la sobreprod uccin capita lista,
era que todo tipo de deseo, desde los sexuales hasta los pol t icos, poda ser
despl aza do a las mercancas y as tran sfor marlo en fuente de beneficios.
Benjamn escribi: " Por primera. vez en la historia, con el nacimiento de los
grandes almacenes los consumidores comienzan a sentirse como masa. (An-
tes slo se lo ensea ba la caresta)" (A 4,1, p. 77). ste fue un punto deci-
sivo. En Par s, despus de que la d a"se tr abajadora amenaz a la burguesa
en los das de junio de la revolucin de 1848, la ltima se enconrrabn a la
defensiva. Al mismo tiempo, con el esta blecimienrn de la dictadura de Na-
po len 111, la poca de brillo de los pasajes estaba terminada. Comenzaba
la era del consumo de masas y, junto con ella, el siglo de lo nuevo como 10
igual slo que ell proporciones cada vez mayores. Gran parte del
LIbro de los Pasajes es un int ento de document ar esta tr..msci n. Las mer-
cancas y t ecnologa rompen el confinamiento de los negocios de lujo y
de los pasajes. Las mercancas se multiplicaron; la tecnologa cr eci hasta
tama o monumenta l. Las antao deslumbrantes luces de gas fue-
ron eclipsadas por la electr icida d, que fue usada para las enormes decora-
ciones y los anuncios sobre las fachadas de las edificaciones. Las casas de
ensueo, construidas todava en hierr o y vidrio, se convirtieron en vastas y
abrumadoras construcciones par a el pblico masivo: estaciones de tren
grandes tiendas y los grandes sa lones de las expos iciones universa les. '
La pr imera exposicin internacional tuvo lugar en Londres en 185 1. Le
sigui Pars con dos exposiciones propias en la dcada siguiente." En
46 . Tal como 1.0 nota r a Henjamin, mie ntr as que la p r'imcrn expo sicin de
Londr es fu," org anizada po r priv ados IG 6 G 6 a 1 p 2041 I
. , '.' . , ". ,as
ex pos.IClOl1 eS industriales francesas, en una fecha ta n tempra na corno 1789, fueron
organi zada s el estad o (G 4, 4, p. 199). f ueron as b primera forma de pol tica-
comoespecraculo-de-masa.s. montada por c:l est ado, y en este sen tido a nticipar on
el Vo/kfest del fascismo (G 4, 7, p. 200).
11 I. I BRO DI'. LOS PASAJ ES DE BEI"J A"l 11'l 105
49. Poesa ,. capitalismo, p. 175.
50. IhJ ., p. 186.
51. El modo en que Bcniamin ente nda la argumenta cin dialctica impl icab a
mos trar el cos tado po sitivo de cada aspec to negati vo en una bifurcacin serial infi-
nita. El gesto redento r era teolgico; "Pequea propuesta metdica para la dialcri-
ca hist rico-cu lt ural. Es IIlU Y fci l esta blecer en cada poca dico to mas en distint os
't er renos' segn deter minados puntos de vista, de mod o que de un lado quede la
parte 'frccnfera', de fuw ro' , 'viva', ' posi tiva' de esa poca, y de otro la in -
til, arrasad a y muerta (... ) Pero (.. ) de ah que tenga decisi va importancia volver .1
efectu ar un a divisin en esta parte nega tiva y excluida de ant emano, de tal mod o
que con desplazar el ngulo de visin (pero no la escal a de medida j] sal ga de nue-
vo a la luz del da. ta mbin aqu, algo positivo y dis tinto a lo an teriormente seala-
do. Y as in ill(i1litum, ha sta que, en una apocatasrasis de la hi st oria todo el posado
haya sido llevado al presente" (N 1 a, 3, pp- 46 1-2) . Apoc utast usis es la con cepcin
de la redencin segn la cual todos son salvados.
52. soc ialismo jams hubiera llegado al mundo de haber q uerido simple-
mente entusiasm ar a los tr abajadores con un orden me jo r de las cosa s. Marx consi-
gui inreresarlos por \I[J orden en el que les ira me jor, mostrndoselo como justo, y
esto con st ituy la fuerza y la autoridad del movimiento- (K 3 a, 1, p. 400).
vida, desde edificios duraderos hasta modas fugaces". Pero en el mismo
texto Benjnmin sostena explcita mente: " Lo nue vo es Ul13 cualidad inde-
pendiente del valor de uso de la mercanca. Es el origen de ese hal o in-
tr ansferible de las imgenes que produce el inconsciente colecti vo. Es la
quintaesencia de la conciencia falsa cuyo incansable agente es la moda. Este
halo de lo nuevo se refleja, tal un espejo en otro, en el halo de lo-siempre-
otr a-vez-igual. EJ producto de esta reflexi n es la fantasmagora de la ' hisro-
ra de la cultura' en la que la burguesa paladea su falsa conciencia"." All
donde Adorno vea la necesidad de un argumento dialctico que condujera
de uno a otro de estos polos evaluati vos, Benjamn simplemente expona
ambas posiciones contradi ctor ias y hablaba de la ambiva lencia " fundamen-
tal" en la situacin hist rica," la cual, sostena, Marx haba demost rado en
su captulo sobre el carct er fetichisttde la mercanca, "( .. .) una ambige-
dad muy aument ada (. .. I, p. ej., en las mquinas, que agudi zan la explota-
cin en vez de aliviar la suerte del hombre. No se encuent ra esto, en ge-
neral, relacionado con la doble faz de las apariencias del siglo XIX, de la
que nos ocupamos?" (K 3, 5, p. 400) . El objet ivo por supuesto era laa bun-
dancia mater ial," qu e const it uye la razn por la cual el sueo funciona-
. ba legtimamente en el plano mani fiesto de la imagen del deseo colect iva.
Pero la for ma mercantil del sueo generaba la esperanza de que la met a
IV. Generacin y poltica de cl ase
107
53. Direccin nica, p. 38.
54. "Cr nica de Berl n", p. 22.
55 . lbid.
56. Ibd. p. 55. Es..is cue vas incluan los pasajes de Berln, como La Kaisergallerie
en la Friedri chstr asse, conwui da en 1871-73, justo despu-s de la vkrona de Bi.mlud
sobre Francia.
l'uc preci sament e en este punto cuando la generacin de Benjamin entr
('11 escena. Nacido en 1892 en Berln, en ese ent onces una metrpo lis re-
cientemente indus trialir:ada, Benj amn fue int roducido a la "realidad" en
la forma de cult ura de masas, consumo de masas y mundo de ensueo. Pa-
ra un nio, incluso para uno protegido, burgus, esa experiencia de ensue-
jiu poda ser una pesadilla. Los muros de los edificios est aban cubiertos
de anunci os que "( .) somete n pu r completo la escr itu ra a una vert ica-
lidad dictatorial (. . . ) (exponiendo al nio a ) un to rbellino tan denso de
letras vol ubles, coloreadas , rencillosas (.. . ) nubes de langostas de la es-
cr itur a, que al habitant e de la gran ciud ad le eclipsan ya hoy el sol del
pretendido esp ritu" ." Benjamn escribi que to da su t arda ni ez fue un
perodo de " impotencia frente a la ci udad' ? ' Recordaba su " resistencia
numa nt ina", cuando, guiado por su madre, part icipaba de " paseos colee-
uves por las calles de la ciudad, rarament e transitadas por m solo"."
Hl' njamin se introdujo a la vida cvica en calidad de consumido r: "En
aquellos pri meros aos yo llegu a int erpret ar la ' ciudad' como el escena-
ro de a quellas ' provisiones' (.. .) En la pastelerfa nos iba mucho mejor,
sinnendo que nos salvbamos de la idolatr a con la que nuestra madre
veneraba dolos cuyos nombres eran Mannheirner, Herzog e Israel, Ger-
son, Adam, Esders y Mddler, Emma Bett e, Bud y Lachmann. l a 'ci udad'
ItU era ms que una serie de insondables edifici os, o mejor dicho, cuevas
dt' mercancas" .1' Ben jamin nunca sug iri que su experiencia de la ciudad
110 estuviera atada a su clase, una situacin intensificada por la falsa
inter nacional y soci alist a de abundancia masiva poda ser cumplida por
medios cap it alistas nacionales, y esa esperanza constitua un golpe fatal
contra la pol t ica revolucionar ia de la clase obrera.
11. Lra ao DE LOS PASA JES Df. BENJ AM I1'l
SUSAN BUcl: - M o RSS 106
57. "Crnicade Berln", p. 27.
58. Ibd. , p. 28.
59. Ibd., p. 44.
sensacin de seguri dad qu e la pert enencia de clase pareca ofrecer les a los
jud os alemanes en el cambio de siglo. "Para los nios r icos de su genera-
cin [la de Benjamn] los po bres vivan en los pueblos. " J O Conoca a la cla-
se tr a bajadora a travs del rombo de cris ta l de la mesa del departament o
de su t a, "( .. .) que conte na la represe ntacin de una mina en la que unos
una carreta , tra bajaban con pico e ilumi naban las ga-
lenas con sus lint ernas y no paraban de mov erse con las vagonetas hacia
ar riba y hacia aba jo"." Admita: " Nunca he pasado la noche entera f il ias
calles de Berln (... ) Slo las calles conocen de la ciudad algo que yo no
senti r y que hizo de' las miserias y los vicios algo as como un paisa-
le que lo empapaba [Oda desde que se pona el sol hast a que amaneca ".1'
y en el Libre de los Pasajes: " Qu l a bemos de las esquinas, de los cor-
dones de la vereda, de la arquitect ura del asfalto, nosotros que nunca he-
mos sent ido las ca lles, el calor, la suciedad y los bordes de las piedras bajo
suelas desnudas, que nunca investigamos el desnivel entre las toscas losas
o su apti tud para guia rnos?" (K
D
28 , p. 845). En verdad, qu sa bemos;
Si, como he intentado mos trar, la teora benjaminiana del colect ivo so an-
te no haca borr osas las distinciones de clase, puede decirse lo mismo de
su teor a del despert ar poltico? En sus Ilota s ms tempranas, Bcnjamin in-
di c que la burguesa, que haba generado el sueo, per ma nec a atrapada
en l: "No ense Marx que la burguesa, C0l110 clase, jam s puede al-
canzar una concienc ia totalmente lcida sobre s mi sma ? Y, de ser esto as,
no se est autor izando a unir a su tesis la idea de l colectivo on r ico (pues
es el colect ivo burgus)?" (O" 67, p. 856). Y a continuacin: " No se-
n a posible demostra r a part ir del conjunt o de las situ aciones ob jet o de es-
te tr abajo [Libro de Jos Pasajes ] cmo se clari fican stas en el proc eso de
autoconciencia del proletar iado?" (O" 68, p. 856). Si existe una clara dis-
t incin de clase ent re quienes perma necen dormi dos y quienes se hacen
conscientes. qu quiere decir Beniamin cuando dete rmina; "Tenemos que
despertar de la existencia de nuestros padres" (L. P. , p. 992)? Quin es
exactamente el " nosotros" al que se refiere? Acaso los nios burgueses?
En ese caso "desperta r" podra querer decir tomar el lugar de los propios
60. Ibd., p. 28.
6 1. Tentativas sobre Breche, p. 124.
109 EL LIBRO DE LO S PASA JES DE BE;.l JAMIN
padr es como nueva generacin de dominadores. Deci r que el proletaria-
do de be despert ar del mundo de sus padres burgueses es quizs ms
apropiado pol t ica mente, per o tericamente ca rece de significado por que
no explica cmo, al ni vel de una genera cin, la ba rrera de clase es cr uza-
da. Deci r que e! proceso del des pert ar adolescent e burgus es paralelo a l
despert ar polt ico del prolet ariado es una met fora, 110 una t eora, y se
expone a 1;1 cr tica de qu e la percepcin de Benjamn de la necesida d del
prolet ari ado de toma r el poder era merament e una fantasa , una proyec-
cin basada en sus propios miedos a la impotencia? Su propio testimo-
nio lo incr imina . En " Crnica de Berln'" se refiri a la "miseria" como si
se t rat ara de un "extico mundo", y admite que "( ... ) el sent imiento de
cruzar el umbra l de la pr op ia clase socia l, al menos por pri mera vez, crea
una inaudi ta fascinacin, pa recida a la de dirigirl e la palabr a a una pros-
tituta en plena calle"," Aqu la aplicacin de la teora freudiana revela
una vez ms la ex istencia de diferencias de clase, per o es la credibilidad
de Beni amin, un aut or burgus escr ibiendo pedagoga revolucionaria pa-
ra el proletariado, la que es socavada.
Esa cr tica no habra tomado a Benjamin por sor presa. La interpenerra-
cin de motivos sexuales y polticos era int encional en "Crnica de Berln" .
Al mismo tiempo esa confusi n puede haber sido una de las razones que lo
llev a considerar que a ese t ipo de format os no se les permit a for mar par-
te del Libro de lus Pasajes "ni en uno solo de sus pasajes ni en el ms mni-
mo grado" (L. P., p. 936). Benjamin nunca pretendi ser otra cosa que un
escr ito r burgus. Refirindose a intent os de int electuales de tomar su lugar
" junt o al proletariado", protestaba: " Pero cul es este lugar ? El de un prc-
rector; el de un mecenas ideolgico. Un lugar imposible" ."
La di visin ent re clases era innega ble. Pero Benjam in senta que ha ba
una confluencia en las posiciones objetivas de intelect uales y proleta riado,
debido a la constelacin especfi ca de historia econmica e histo r ia de la
cultura. El indust r ialismo haba llevado a una "cr isis" cultu ral, y pisdndo-
les los t alon es, segua a sta una cr isis econ mica, en la que el sueo co-
lectivo experimentaba temblores desperta dos por la "conmocin de la
S USAN BUCl-MoRSS
108
62. sensacin de ser una "nueva" generacin estabaextendida entre los inte-
lectuales de Wcill1nr. C. 1916: " En un comentar io en la revista Tagl,'buch, Brccht
disputa con Tbomas Mnnn y Con su hijo Klaus Mann, qu e ha ban publicado artlcu-
los en U/m tit ulados 'Los nuevos padres' y ' l.os nuevos hijos' . Th omas Mann, oft' n-
didn, responui<'l en el Hed/ler Tageblau y una vez m.is explica su posicin hacia In
generacin ms joven. Brechr ...sboza una respuesta, pero Il O la publica; 'Su perspec-
tiva es quela diferencia entre su generacin y la ma es totalment e despreciable. En
respuesta slo puedo decir que en mi opinin, en una posible disputa entre Ull su-
rrey y un a utomvil, seguramente ser el Surr ey el que encuentre insignific'lntcs las
difer encias' ", t'1l Klaus Viilker, Brecht Clmmicll!, tr aduccin de Fred Wicck, Nueva
York, The Sea bury Press, 1975, p. 47.
eco noma de mercado" (L. P. , p. 49 ). Alrededor de esta hisr ri-
ca la experiencia de su generacin se coagulaba y bien ent rada la dcada de
1930 Benjamn encontr en ella un motivo para la esperanza. As poda escri-
birle a Scho lem el 9 de agosto de 1935: "Creo que la concepcin (del Libro
de los Pasaies), por muy personal que sea en su origen, riene como objeto los
intereses histricos fundamentales de nuestra generacin" (L. P. , p. 935). La
convergencia de intereses ent re intelectuales y tr abajadores de esta gener acin
tena que ver con el hecho de que su juvent ud estaba separada de su adulrez
por una inversin dialct ica de los contenidos del sueo colectivo. Esta gene-
racin vivi una revolucin total en el estilo de todas sus imgenes colectivas
-arquirect ura, moda, e incluso publcidad-, Hacia la dcada de 1920, en ca-
da una de las art es tcnicas, y en aqullas de las bellas artes afectadas por la
tecnologa, el estilo sufri una transforn\acin radical. La arquitectura ador-
nada e histricamente eclctica dio paro al estilo Intermcional de la Bauhaus
y Le Corbusier. Desde muebles hasta picaportes, desde baos hasta balcones,
lanueva "porosidad, transparencia, esencia despejada y de aire libre, el siglo
veinte aniquil el habitar en el anti guo sentido" (p. 3, p. 858). El funcionaJis-
mo desnudaba a larecnologr de sus estuches. Tambin en la moda femenina
desaparecan los estuches de los corsenes, crinolinas y largas faldas. En los
peinados y en los edificios de oficinas, la demolicin de los estilos del siglo XIX
no dej intacta ningn rea de la vida cotidiana. Los interiores del siglo XIX
encerra ban a sus habitantes en tapizados y rerciopelo de peluche, en los cua-
les habitar significaba "dejar huellas" (L. F., p. 44). Es cont ra las villas priva-
das de 1920 de Le Corbusier; esos espacios limpios, blancos, desnudos, de los
cuales se borraba todo rastro de los residentes, que esta observacin adquie-
re fuerza dialct ica. Comentando la afirmacin de Siegfried Giedion de que
" d - rta y que incluimos en nues-
63 "'Qu sonidos son los de b rn.man a qu e espe deforma-
- ( ; L:.J ' fealdad' lo ' pasado de moda' son slo voces mananeras
tros suenosr '. , .. " 992)
das que ha blan de nuestra I.nfanu a b ( L. , '.n se desliza ha da una definicin
64. Aqu, en el caso del mtermr enlam,l, y en verdad nunca resolvi
. . " , d 1 se de "nuest ra gcner aClOn. , , .
espe cifica en tertnmos e c a , . Escribiendo en gene ral sobre la POSI-
el ent re y Berlnd Witte apunta: KEI int electual
ci n de Bcnjamin durunre te.m
pr.l11o,
' 'd , . analis ta de la neurosis colectiva
id d Benjamn en e ro e pSICO..,,, ,
(
) es consr era o por , L'I 1, lo' pO"I" I_cr...e que a
. . . . iertc qu e en e I JrO e ,., .. .
[en nin gun a pa rte esto es lilas cier d , / esquema de la represin, el
' ' inad da r ontece de acucr o W lJ L
con ciencia ma ecua a .le , . dc s lescn blerro por el int electua l-como-
mecanismo de la ella! es sllsccphb lc e,' se.r e 'L doja en la teora de Benju-
" d d' d ' ! educacin eu cct IV:!, a para .
especialista e rca oa a . i l . '" para cont inuar con su Imagen-
, id , ' "- este ISIS soel a - , .
mm resi e en es q , ' ., ole ras" Bcrnd Wtt e, "Krise un
cura no a los pa cientes, sln.o al y ,;1 j ahren 1929-1933", en
Kriti k. Zu r ZUSll mmenarbclt mZ",rec oHe der Modl!TH Monographi en
Pete r Gebhardt el al., \Va/ler lk IT/ellllm - I! gen ,
111
r e. LllIRO DE LOS PASAJES DE BEl' J AMIN
, , d I d iglo se han vuelto rancios ",
"( I lo; ar tificiosos cornnajes e p'IS.l o SI b
... . b ue f Ltam len
' , b b . "Nosotros creemos , Slll em argo, q . ..
l' cnjamin o serva a. I st ro
, tienen materiales de importancia vital para nosotros (. para n el
con ne d I I b sa en e ms-
' ient o ( ) para iluminar la situacin e a c ase urgul." .
conoc uruc . .. d d d En
en ue empieza a mostr ar los primeros signos e eca encra.
1.. materiales de vital importancia polt ica; lo demuestra (.. . )
UI:l... , . "(N l 11 461 )
h fijacin de los surreal istas en estos obj etos " P' ,'" . I
' .. 1 " la forma onrica de la revo UCIO Il SOCia,
La revol ucin en e esn o era ' 1 I
h nica forma posible en un con texto soci al burgus. A. de
l:bieto s que poblaban el ambiente infantil la generaclon. de
deva luados en el presente como r remedi ablememe anticua os.
:I:la; eneracin vive las modas de la generacin qu e p;sapr
, f 00' . que se pueda conce Ir , , '
el ms potente antia r ISlaco ... , . . 1 de
l I l ' a " polt ica ment e vrt a es ,
Pero er a precisamente esto o que as va VI l
manera tal que "afrontar las modas de generaciones es: go
.ho ms import an te de lo que normalmente se supone . a" p. .
\ 1' tiempo como materi al de los recuerdos infantiles, " ,esos obje-
t mismo , . ,. . in comento que para
tos anticuados retenan un poder simblico. Benjam ibl bi ' o del
. . ' '' ( I el terrr e IDO I ran
K fk como para su propia generacron, .... .
a . altoca iralismo llena por entero el escena no de sus
mcrprenre . . , " (KO 27 p. 845)." El deseo cnnrradictorio
cias infanti les mas 11Imlll osas , f '1 1 . o
I on
la edad y de reca pturar el mundo in ann a rmsm
{e superarse e
SU SAN s vce -xrcass
110
Literaturwissenschnft vol. 30, Krollberg/Ts., Scriptor Verl<l g, 1976, p. 15. A pesar
de declaraci ones en seruido contrario, el Li bro de los PaMjes Irecuentemenee pare.
ce estar dest inado a los inrelecruales burgueses, con el objeto de revolucionar a los
educadores anl t"s que de educa r a la clase revolllcion<l.ria.
65. Entu notas tempranas de Benjamn, e! ... concepto de colectivo es ut ilizado muy
vagamente. Cicrramenre, el xito del fascismo, con su concepto de Vo/ksgemeil lschaft
ciego a las diferencias de clase, volva desacollsejabl e la vaguedad en este punto,
y h ~ c i a fines de 1930 Benjamin utiliz este trmino sloen un sent ido critico, nc-
ganvo. Cl.: ~ ( ... ) cada mercanca ren e en torno a si a la masa de sus comprado.
res. Los estados totali tarios han toma do esta masa como su modelo. El concepto
n.:lzi de 'comunidad del pueblo' (Volksgemeinscha(t) pro cura extirpar del individuo
singular todo lo que impida su fusin total en una masa de client es. El nico con-
rrincanre irr econcilia hle 'l ile tiene el Estado (. .. ) es el proletar iado rcvoluciouurio.
ste destruye la upuriencia de la masa (Schell der Masse) mediant e la realidad de
1:1clase social (Realirat der Klasse" U 81 a, 1 p. 377) .
66. La import ancia de este ejemplo me fue sealada por l oe! Remmer.
tiempo det ermina ba el inters de una generacin por el pasado, qu e Ben-
j amin crea que poda ser movilizado para la polt ica ut p ica y revolucio-
nari a. El int electua l burgus poda considerar su lucha para librarse de la
cultura pasada como una alegora de la lucha colect iva - UII modelo, tal
vez inclus o uno prof tico- pero nunca como un sustituto. de la misma
manera que el pblico de la cultura de masas no era en s mismo ya el
colecti vo revolucio nario. "
Una revolucin en el estilo, incluso si suceda sobre una base masiva, no
era sustituto de la revolucin social, y haba "modernistas" de ella generacin
- Ma rinett i, por ejemplo-" cuyo impacto poltico estaba lejos de ser progre-
sista. Adems, desde una perspect iva poltica, el modern ismo desnudaba a los
objetos de todas esas expres iones culturales que proporcionaban claves hist-
ricas. El diseo del siglo XIX puede haber sido tcnicamente reaccionario
cuando esconda la funcin y trataba de revivir formas muertas. Pero el tre-
mendo valor de su confusin resida en que clavaba sobr e la superficie de las
cosas toda clase de configuraciones en las cuales podan leerse verdades hist-
ricas y sueos utpicos. Benjarnin hablaba del decimonnico "( .. ) hisroricis-
mo narctico, (.. ) su adiccin a las mscaras, adiccin que sin embargo es se-
al oculta de una verdadera existencia histrica (. . .I" (K 1 a, 6, p. 396). El gra n
peligro verdaderament e hor ripilant e era que su generacin, con sus fuerzas m-
ticas revividas, perdiera, en el proceso de rechazar el pasado recient e, contacto
con la ccncrerud histrica y social, y ese peligro era sinnimo de fascismo.
67. El material provena mayonucnre dc las ltimas entr adas 011convoluro N que
se ocupaba de la teora del progreso histr ico.
68. G. S., 1:3, p. 1226.
69. Ibd., p. 1227.
70. Cf. "La modernidad es la poca del infierno (. .. l", GO17, p. 838.
71. "Tesis", en Discursos imemanpdcs, p. 182.
113
EIl 1939, siendo la Guerr a Mundial inminente. el Institut fr Sozialforschung
solicit un nuevo expos del Libro de los Pasaies con la esperanza de ob-
tener para ste financiamiento externo. Benjamin prod ujo una versin en
francs en un est ilo brill ante y descriptivo, COIl una int roduccin y una
conclusin totalmente nuevas, en la cual la teora del sueo est notable-
mente ausente. En ca mbio, se int roducen las especulaciones cos mol gi-
' as de Blanq ui con su concepc in de la historia como el retorno incesante
de lo mismo, sugir iendo una " resignacin sin esperanza". Uno casi poda
concluir que Benjamn haba dejado de lado de manera definit iva todo lo
referente a los sueos colectivos y el despenar,
Pero no se trataba de su ltima palabra. En 1940, escri bi una serie de
tesis sobre filosofa de la historia que cons tituyeron sus lt imas formula-
ciones en lo concerniente a la pedagoga revolucionaria y se inspiraban en
materi al proveniente del Librode los Pasaies:" Las tesis fueron impulsadas
por " la guerra y la constelacin que sta tr ajo consigo" ; no contenan pen-
samient os llueva s, sino pensamient os "ma nt enidos en custodia, s, incluso
de m mismo" durante veinte a os." Nunca pensadas para ser publicadas
(" abriran las puertas a un malent endido ent usiasta" )," reviven el lengua-
je teolgico de las not as tempranas del Libro de los Pasajes:"1fl toda la his-
toria aparece como catstrofe, una repeticin infernal, ccl ica, de bar barie
y opres in. Pero la " resignacin sin espera nzas" de B1anqui est ausent e;
en su lugar est el deseo de mejorar " nuestra posicin en la lucha contra el
fascismo" ." Conduce a una concepcin apocalptica de ruptur a con este ci-
do histrico, en la cual la revolucin proletaria <lparece bajo el signo de la
redencin mesini ca.
V. Enanos y gigant es
1', 1. L I B Il O O E LOS PASAJE S n a BENJ"'MIN SUSAN BUC l( oMORSS
112
72. lbd., p. 180.
73. Ibd., p. 184.
74. Ibd., p. HIS.
?S. Ibid., p. I g6.
76. rbrd., p. 178.
77. lbd., p. 188.
78. lbd., p. 189.
En las tesis Benjamn habla del "shock" , en vez de " despe nar" , como
el mc menro revolu cionario de ruptura con el pasado, pero son pala bras
dist int as para nombrar la misma experiencia. " Imge nes del pasad o"
reemplaza al trmino "imgenes onricas", pero stas an son dia lcti ca-
mente ambiva lentes, ruist ificanre s y, sin embargo, contienen " la chispa de
la esperanza"." La revolucin, la "criatu ra poltica" todava debe na-
cer," pero la utopa que anu nciar es entendida en los t rmi nos infanti-
les de Fourier, cuyas ms fant st icas ensoaciones de coo peracin con la
naturaleza "demuest ra n un sent ido sor prendentemente sano"." " La cla-
se que lucha, que est sometida, es el sujeto mismo del conocimiento his-
t rico",' " pero toda la "generacin" posee "fuerza mes inica"." Por ot ro
lado, aun es en la moda donde pueden descub rirse prefiguraciones revol-
cionarias. se es el significado de la tes/!'; XVI : "La moda husmea lo actual
dondequ iera que lo actual se mueva en la jungla de ot rora. Es un salto de
t igre al pasado. Slo tiene lugar en una are na en la que ma nda la clase
dominant e. El mismo salto ba jo el cielo despejado de la historia es el sal-
to dialct ico, qu e as es como Marx entend i la revoluci n"." Camufla-
dos en el int erior del nuevo discurso, los ant iguos element os del pensa-
miento de Benj amn per ma necen all y frecuentemente le otorga n signifi-
cado precisamente a esas declaracio nes de las resis que por s mismas son
muy desconcertant es.
En la tes is XVI, Benjamn exp lcitamente rechaza el " haba una vez"
historicist a; el materi al ismo histrico "dej a a los dems malbarata rse"
con esa prostituta en el burdel del hisroricsmo . "[Sjigue siendo dueo de
sus fuerzas: es lo suficientemente hombre para hacer salt ar el cont nuum
de la hist oria" ." Y sin embargo haba un modo de cont ar cuent os de ha-
das que no era ese modo prostituido. En 1936, en " El na rrador" , Benja-
min volvi a considerar la for ma del cuento de hadas que supuestamente
haba aba ndonado aos antes como modelo pMa el Libro de los Pasajes.
79. "Elnarrador", en fara l/na crtica de la uioencia yo/ros ensayos, p. 118.
SO. "El narra do r", lbid., p. 119.
115
1:,1. L I BRO D E LOS PASAJU L1 E BEN] AM 1N
Aqu, los pasajes releva ntes: " Dicho gnero (el cuento de hadas}, que an
cu nuestr os das es el primer consejero del ni o, po r haber sido el prime-
ro de la humanidad, subsiste cl andestinamente en la nar rac i n. Cuando el
consejo era pr eciado, la leyenda lo conoca , y cuando el apremio era m-
ximo, su ayuda era la ms cerca na. se era el apremio del mito. El cuen-
to de hadas nos da not icias de las ms tempranas dispo siciones tomadas
por la humanidad para sacudir la opresin depositada sobre su pecho por
~ l mito (. . .) El hechizo liberad or de que dispo ne el cuento, no pone en iue-
~ o a la nat uraleza de un modo mtico, sino que ins ina su complicidad
LOn el hombre liberad o. El hombre maduro experiment a est a complici-
dad, slo alguna que a rra va , en la felicidad; pero al nio se le aparece
por primer a vez en el cuent o de hadas y lo hace feliz" ." El cuento de ha-
das, que utili za el rccncantarnienro para desencan tar el mundo, tambin
tiene que hacer algo muy especfico con la redencinmesinica. Benjamin
1l 0 S cuenta que el nar rad or, Leskov, " (... ) inter pret la resurr eccin, no
unto como tra nsfiguracin, sino como descncanmnnenro" ,'n en un sent i-
do semeja nte a l de un cuent o de hadas.
En qu lugar de las tesis sobre historia reside la teor a benjaminiana
del colect ivo so anre? No es visible en parte alguna, eso es seguro. Pero
el enano del cuento de hadas est escondido dentro del enano de la reo-
luga, quien, nos cuenta Benjamin, a su vez est escondido dentro del au-
tmata del material ismo histrico, el cual quiz se esconde a su vez den-
tro del cuer po po lt ico del colect ivo soanre. La primera tesis, sobre el
ena no y el autmata, comie nza: " Bekanntlich soUC5 ( ) gegeben baben".
l Ia sido t rad ucido COIUO: " Es not orio que ha exist ido, segn se dice (.. .)".
La ltima posi cin que asume Benj amin es la del narrador. Retrocede a
esta forma obsolet a en un moment o en el cual la tr adicin cont inua de
Las guer ras mundiales slo deja la espera nza de que, al inter ior de la tra-
dici n di sco ntinu a de la polt ica utpica, su historia encontrar una nue-
va genera cin de oyentes , una generacin par a la cual el colect ivo sa a n-
te de la era de Benj amn aparezca como el gigante dor mido del pasado
" para el cual sus ni os devienen la ocasin afort unada de su despert ar " .
SUSA" Buc c- Mouss 114
Considrese a la luz del plan or iginal del Libro de los Pasajes la segunda
tesis: " Existe una cit a secreta entre las gener aciones que fueron y la nues-
tra. Y como l cada generacin que vivi ant es que nosot ros, nos ha sido
dada una flaca fuerza mesinica sobre la que el pasado exige derechos.
No se debe despachar esta exigencia a la ligera. Algo sabe de ello el ma-
terialismo hist rico"."
116 SUSAN BUCK MoRSS
El flneu r, el hombre-sandwi ch y la puta:
las polticas del vagab undeo
1. Una nota sobre mtodo
(.. .) ya hoyes e ibro, como enseii a el modo actual de
produccin cicntfiCl1. Imll mediacin anticuada entre dos
sistemas difl!T'Ctttes de ficheros. Pues todo lo esencial se
e1Jwentnl en el fichero del inves tigado r qll e 10 escribi, y el
erudito, que estudia e" l, lo asimila a SIl propio fich ero.
WALTEIl BENJMdIN, 1928
1
En el Lib ro de los Pe/sajes, Benjami n nos ha dejado sus ca jas de notas.
Esto es, nos ha dejado "todo lo esencial". Los lamentos sobre la in-
completud de la obra son por lo tanto irr elevant es. De haber vivido,
las notas no se ha br an vuel to su perfluas al ent rar en un text o cerr a-
do y te rminado . Y, segura mente, el arch ivo de ta rjetas ha bra sido ms
grueso . El Libro de los Pasotes es lo que habra sido: un diccionario
histr ico de los orgenes capitalist as de la modern idad, una coleccin
de imgenes conc retas, fcticas, de la experiencia urbana. Benjamin
manej estos hechos como si estuvier an cargados polticamente, como
si fuer an capaces de tra nsmit ir energ a revolucionaria a t ravs de dis-
ti nta s generaciones. Su mtodo consist a en crear a part ir de ellos, ut i-
lizan do el pr incip io formal del montaje, constr ucciones de texto que
tenan el po der de despert ar la conc ienci a polt ica de los lecto res del
presente. Los ensayos so bre Baudelaire (1938, 1939) fueron dos de
81. Discursos interTl/mpidos, p. 178. 1. Dir r <,;jIJ lJi<'a, p. 38.
Ver nota 2 de KEI Lib ro de los Pasajes de Benjamin: re:dimiendo la Cultura de
masas para 1.1revolucin" en este mismo libro. N. del T.
d I
En 101 versin ya citada, Pablo Oyar zn ofrece otra t raduccin ms adecuada
e ml.wno fracm M I , "
.....enro: re escoprzac n del pasado mediante el presente:". N. del T.
esas Si Benjamn hubiera vivido, las notas del Li bro de los
Pasa/es habran sido la fuente de otras.
El Libro de los Pasajes, tal como lo ind ica el espos de 1935 haba de
" ,
ser un comentario sobre los "textos" y sobre la " realid ad" B " "
. . . '" . emamm re-
la diferencia. En el pr imer caso, nos cuenta, "la filologa" es " la
ciencia en el ltimo, la "teologa" (N 2, 1, p. 462 ). " Lo que
Benjamn descr iba como "Choque frontal contra el pasado mediant e el
r " " " IN ? 3
P esent c a, ,p. 473) era de una importancia cr ucial para una lec-
tu ra .teolgica. Significa que los elementos del siglo XIX que eligi registrar
reflejaban las preocupaciones de su pro pia era. Con frecuencia estas conexio-
nes no son explicadas con detalle en el Libro ele los Pasajes. Sin embargo,
y de hecho debe mos, suponer su existenci a. Benj amn escri bi
" El acontecer que roo:'a al histor iador, )' del que participa,
en el fondo de su exposicin como un texto escrito con tint a md-
(N p. 478). Y dej en claro que haba elegido los pasajes de
Pans la central precisamente porque estas formas tempra nas
del lujo mdusrral estaban en decadencia en su propio tiempo. Podemos es-
seguros de qu e su invest igacin sobre las expos iciones universales del
Siglo XIX tiene su or igen en las Exposiciones de Pars de 1931 y 1937. Los
y utpicos planes de renov acin que Benj amin registr estable-
una con el Plan Voisin de Le Cor busier; que
planteaba construir edificios de depanamentos en el coraz n d P " a .
dib ' e arts. Los
I uJos.animados de, la natu raleza de Grandville adquir ieron un significa-
parti cular en la d cada de 1930 dado el xito que t uvieron en Pars las
primer as pelculas animadas de Walt Disney. En la dcada de 1850 el esta-
burgu s articul por primera vez una ideologa de unidad entre traba-
[adores y capitalistas por un propsito comn: la ur-forma de la lnea del
Frente que tra icion la poltica radical de la clase obrera en 1936.
La arencron el Libro de los Pasajes dedica a Napol on 111, el pri mer dic-
tador burgu,es, fue una respuesta al ascenso de Hitler, as como su inters
por la ar qur rccnm pblica del Barn van Haussrua nn proporcionaba el
protot ipo de los proyectos de Albert Speer de glorificacin del estado. Co-
mo hi sto riador, Benjamin valoraba la exactitud textua l no para Jograr una
comprensin hermen utica del pasado " tal como fue rea lmente" - llama-
ba al hisroncismo el narctico ms importante de su t iempo- sino por el
shock que producan las citas histricas arrancadas de su contexto or iginal
por medio de una "slida acometida , aparenteme nte bruta l" (N 9 a, 3, p.
476), Y tra das al present e rnris inmediat o, Este mtodo creaba "imgenes
dialct icas " en las cuales lo pasado de moda, lo indesea ble, de pro nto pa-
reca actual , o lo nuevo, (o deseado, apareca como repcnci n de lo siem-
pre igual.
"Jams se debe confiar en 10 que los escr itores dicen de sus pro pias
obras", escribi Benj amin (a
O
4, p. 866). Tampoco nosot ros deberamos.
Porque si Benjamin est en lo ciert o. el contenido de verdad de una obra
literaria es liberado slo" posteriuri, y es funcin de lo que sucede en esa
real idad que deviene el medio de su supervivencia. Se sigue que, al inter-
pretar el Libro de los Pasajes, nuestr a act itud no debera ser una de reve-
rencia por 1.1obra de Benja min, que la inmortalizara como el prod ucto de
un gran autor que ya no est ent re nosotros, sino una de reverencia por la
realidad muy mortal y precar ia que form a nuestro propio "presente", a
travs del cual la obra de Benjnmn es ahora telescopiaada .
Hoy, como si se tr atara de ant igedades, los pasajes de Pars estn sien-
do devueltos a su anti guo esplendor; la celebracin del bicentenario de la
Revolucin Francesa amenaza tomar la forma de otra gra n Exposicin
Universa l; los proyectos de renovacin urbana inspirados en Le Cor bus ier,
ahora en decadencia. se ha n convenido en el escenario desolado de un fi jo
me como La naranja mecnica; las empresas Wah Disney estn construyen-
do utopas tecnolgicas siguiendo la tradicin de Pourier y Sainr-Simon.
Cuando tr atamos de reconstr uir 10 que fueron pata Benjamn los pasajes,
las expos iciones, el urbanismo y los sueos tecnolgicos. no podemos ce-
rr ar los ojos a lo que se han convertido para nosot ros. Se sigue que una lec-
tura filolgica del Libro de los Pasajes, aunqne necesar ia, no es suf iciente,
y que a veces, en ser vicio de la verda d, las propias palabras de Bcnjamin
deben ser arrancada s de su con texto por medio de tina "acometida aparen-
temente br utal".
La respo nsab ilidad de una lectura " teolgica" del Li bro de los Pasaies,
una que se inte rese no slo por el texto sino tambin por cambiar la realidad
119 E L. Fl.H EUK, EL H Q M IUl E-SI\.NDWI CH y LA rUTA
5uSAN BUCK-MoRSS
118
11 . La extincin de especies socialeslur-fonnas del present e
Primer nivel dialctico: los pasajes pasan de ser un
lugar resplandeciente a t/fIO degradado (L. P., p. 991).
Pues el ndice histrico de las imgenes (dialct icas)
no slo dice a qu tiempo determinado pertenecen,
dice sobre todo que slo en 1m tiempo determinado
alcanzan egibi dad (N 3, 1, p. 465).
I
i
I
III
E L fLbH.UIl , EL HOlolIIIl. EUNOWI CH y LA ru'u
3. No se perrniria a las mujeres acceder al lecho (M 8,6, p. 437). ,
4. Benj;lmin el "destino de los nombres de calles en los tneles del
metr o" (L P., p. 837).
oficio si n recihir nada a cambio, contemplando mient ras merodeaba la va-
riada seleccin de bienes de lujo y persona s de lujo despleg"das frente a l.
"En 1839 resultaba elegante pasear llevando tina tort uga. Eso da una idea
del ritmo del (lJneur en los pasajes" (M 3, 8, p. 427). En t iempos de Ben-
jamin, llevar a las to rt ugas de paseo por la d uda d se convertido en
algo extremadament e peligroso para las tort ugas, y solo un t ant o
peligroso para los fImctlTs. Los principios acelerados de la producclOn
en masa se hab an derramado sob re las calles, hacindole "'la guerra a
la flnerie" (M 10 1, p. 439). La "marea humana" ha perdido "su. paz
y
su tra nquil idad" , reporta ba Le Temps en 1936: "Ahora se ha convertido en
un torrente que a uno lo envuelve, lo empuja, lo arroj a, lo arrastra de un la-
do a otro" (1\.1 9 a, 3, p. 439). Con el transporte a mot or an en un estada
elemental de su evolucin, uno ya se arriesgaba a perderse en el ocano.
Hoy en da es evident e para cualquier peatn en q.ue.Ios autom-
viles son la especie dominante y depredadora en el espacio p blico. Penetr an
el aura de la ciudad ta n ruri nariamenre que sta se desintegra ms rpido
de lo que puede volver a reconstit uirse. Los flneurs, al Igual que tigres o
t ribus preindustr iales, son arri nconados en reservas, preservados dentro de
medio ambientes art ificialmente creados: calles peatonales, parques Ypa-
sajes subterr neos. En la poca de vicror Hugo, contemplar la ciuda d des;
de el t echo de un mnibus pblico todava preservaba (para los varones)
algo del placer panormi co de la flJnerie de balcn (M 8 a, 3, p. 437), si
ya no la libertad de " seguir su inspiracin como si el hecho,d.e t;,rcer
" derecha o izquierda const ituyera ya un acto esenCialmente poenc o (M
9 a, 4 , p. 43 9). Hoy el muy eficient e sistema de metro la
placn a ext inguirse (salvo por un vistazo sobre el Sena en Bir Hakeim o
el Bulevar arbolado en Glac iere), y los lugares se vuelven puntOS y colores
en un mapa, o letras mays culas en las paredes de las estaciones. En el
tro no existen los desvos en el recorrido, ni hay tiempo para la " pecuhar
Indeci sin" del flanellT(M 4 a, 1, p. 430). Los viejos vago nes color beige
del met ro de jab an que entrara el aire; los nuevos, azules y negros, estn
sellados t an firmemente como cpsulas espaciales. Adentro, apretados
SlISAN Buu :-MoIlSS 12.
2. El colt'ccioniSliI tuvo su momento un poco ms tarde. Benjamin lo conect a
con la decadencia de los pasajes: mient ras el j7lineur y la pr ostituta desaparecan de
ellos, el coleccioni sta expanda su ter ritorio y reuna all Jos prod uctos viejos del pe-
rodo ant er ior. Finalmente, esta figur a tambin fue amenaza da por la industrializa-
cin; "Por lo dems s que est llegando el ocaso para el tipo de coleccionista del
que hablo (.. . ) Pero, como dice Hegel el bho de Mine rva espera el crepsculo pa-
ra levantar vuelo. Slo cuando se extingue comienu a comprenderse al colcccic nis-
u ", "Desembalo mi biblioteca", en Cuadros de 11'1 pensamien to, p. 115.
Buscando ur-formas de la vida contempornea, Benjamn evit los t ipos
sociales ms obvios y se concentr en los mrgenes. Escogi al flnetlr, la
prostituta y el coleccionis ta, figuras histri cas cuya existencia era ya eco-
nmicamente precaria en su propio t iempo (si bien su nmero ha ba au-
mentado durant e la temprana industria lizacin)! y socia lmente precaria a
travs del t iempo porque en lt ima instancia la dinmica de la industriali-
zacin amenazaba a estos tipos sociales con la extincin, del mismo modo
que amenazaba a los pasajes, el medi o ambiente que or iginar iamente ha-
ba sido t an atracti vo para sus oficios.
En el caso del flimettr, fue el t rnsito lo que lo extingui. En el refugio
relativamente tranquilo de los pasajes, su h bit at original, pract icaba su
actual que se ha convert ido en el ndice de legibilidad del texto, no puede
ser hecha a un lado. Esto significa, de manera simple, que la pol t ica no
puede ser hecha a un lado. Los siguient es coment ar ios sobre la figura del
f1neur son parte de un mtodo de interpret acin del Li bro de los Pasajes
que tr ata de tener presente esta responsabilidad poltica.
. 5. anot la de Gt'Org Simmd segn la cual el apretuja-
Ime?to de In VIda seria "insoportable" sin un psicolgico, y
le la naturaleza mcnccnna de las relaciones socia les funcionaba como
prcteccron mrerna contra tI extrema qercarua" (M t 7, 2, p. 450).
6. El " (lJJl eur de IJ noche" era alentado ya ro I S66 por los negocios abiertos
hasta las diez de la noche (M 6 a, 2.. p. 433).
7. Otras fueron la iluminacin elctrica, el destierro de la prostitucin, y la.
nueva cultura del aIre Ir brc, que cncoerraba los viejos pasajes sofocanres (L P., p. 852).
dura nte las hor as pico contra las personas ms prximas como tant os
otros sandwiches, con ninguna defensa salvo el solipsismo y la indiferen-
ca," los pot enciales flneurs se enfrenta n a sus compaeros de viaje y a los
anuncios publicitar ios dupl icados en la par ed, mientr as combaten el pni-
co y el a bur rimient o (ambos son cercanos). Pero cuando la oscuridad con.
viert e el embotellamiento de trnsito en tina guirnalda de luces y el humo
de caos de escape es dominado por los olores de comida y bebida pro-
veruenres de las veredas, la mult itud en sus horas de ocio todava entra en
el panorama nocturno del hulevar' para volver a representar en masse. co-
prcti: a at vica, la combinacin de observacin dispersa y contempla-
cien enso adora que es caracterstica del (lneur.
El pasado retorna en la imposibilidad actua l de habit ar las calles de Pa-
r s. "Hasta 1870, los carr uajes fueron duefios de las calles" ; a causa de
eso "la {lti llCrie se realizaba con preferencia en los pasajes (.. . )" (A 1 a, 1, p.
7 1). Bajo Napolen 111, los elementos de la modernidad se muda ban de los
pasajes y se est ablecan en los nuevos bulevares consrru idos por Haussmann.
La constr ucci n de amplias veredas al principio hizo posible el paseo en los
bulevares, lo que apresur la decadencia de los pasajes" y reflej un cam-
bio en la funcin de la flncllrie. Bcnjamin hizo una anot acin crptica:
"Dialctica de la [ldnerie: el int erior como calle (lujo)/ la calle como inte-
(L. 994). Los pasajes, calles interiores bordeadas por ne-
goClo.s lUJOy abiertas a las estrellas a travs de techos de hierro y vidrio,
eran imgenes del deseo, que expresaban el anhelo del indi viduo burgus
de escapar del aislamient o de su subjet ividad a travs del medio simblico
de los objet os. En los bulevares, el (lllcllr, empujado ahora por multit u-
des y con un panorama completo de la pobreza urbana que habitaba las
calles pblicas, pod a mant ener una mirada rapsdica de la existencia mo-
dern a slo con la ayuda de 1:J. ilusin, que es exactament e aquello para
8. Wahc: r Benjamin, " El regreso del resea del libro de Franz Hessel,
Spaz erem im Berlin (1929), en G. S., m, p. 198.
9. j nhann Wo1fgang VOIl Goe rhe, citado en Georg Simmcl, Gocthe, Buenos Ai-
res, Nova, p. 28 t. llcnjarnin se refi ere a este libro, y a esta pgina, cuando comenta
la afinidad entr e su concepto de verdad y el de Goerhe IN 2 a, 4, p. 464).
10. El Libro {05 Pasaies documenta el origen (Urspnmg) de la sociedad de
masas contempornea, y comprende la cone xin ca usal en t rminos del concepto
goerhla no de ur-fenmeno t Urpbii no mCII) ; MUrspmng - sre es el concepto de
123 Et, FL\NEUR, EL HO"lIlRE SANOW IC II y LA PUTA
lo cual la literat ura de la (lneurie - fsiogn mcas, no velas de la multitud-
estaba prod ucida par a suministrar. Si al comienzo el flfmettr como sujeto
privado se soaba a s mismo en el mundo, al final la flnerie fue un inten-
to ideolgico de reprivatizar el espacio social )' de asegura r que la obser va-
cin pa siva del ind ividuo fuera adecuada para el conocimient o de la reali-
dad social. En el t iempo de Benj ami n, incluso esta forma ideolgica de la
[ neur e estaba a plinto de decaer: el fllteur se hab a convertido en un
personaje "s ospechoso" ."
El florecimiento de la (llleUTie fue breve, paralelo al pr imer auge de los
pasajes, Esta poc a de los orgenes es irrecuperable. La empresa de Benja-
min no era la nostalgia por el pasado, sino el conocimient o crtico necesa-
rio para una ruptura COII la ms reciente configuraci n histrica. Sostena
que el pasado slo era iluminado cuando lo alumbraba el present e, y lo
cont rario tambin era cierto: "Todo presente est deter minado por aque-
llas imgenes (pretritas) que le son sincrnicas " (N 3, 1, p. 465). Tales
imgenes son "dialcticas" , en un sent ido del trmino, cuando son a la vez
negadas y preservad as en la histori a. En nuestro tiempo, en el caso del (Lineur,
110 es su actitud percept uallo que se ha perdido, sino su rnarginalidad. Si
el [neur ha desaparecido como figura especfica es porque 1:, actitud per-
cept ua l que l encarnaba impregna hoy la conciencia moderna; especfica-
ment e, la sociedad de consumo masivo (y esta actitud es la fuent e de sus
ilusiones). l o mismo puede decirse de t odas las figuras histricas benja m-
manas. En la sociedad mercant il todos somos prostitut as, vendindonos a
desconocidos; todos somos coleccionis tas de objetos.
" la imagen dialctica (... ) es el fenmeno ori ginario [ur-fcnmeno] de
la hist or ia" (N 9 a, 4, p. 476). Las imgenes benj aminianas son verdad-
como-imagen, "al desnudo ant e los ojos del observad or arcnro"," arqueti-
pos en el sent ido de Goethe pero con un ndice histrico.10 Los pasajes son
SUSAN s vc s-M oe ss
122
Urphiitlomen exrr afdo de la cone xin pagana con la naturaleza e intr oducido en la
judaic a con la historia (... V'. " Origen es d concepto de fenme no origina-
no llevado del contexto natural pagano al variado contex to judo {le la historia" (N
2 a, 464) '. Lu de extincin, al igual que el flI1lCllr, por [a
modernidad, bll:n pod rfa SC'f descripta como la ur-forma dialctica del mtodo de
Benjnrmn, llC;'ldu y preservado " Lt vez: "Mi pensamiento se relaciona con la reo-
loga como el pape! secante con la tima. Est empapado en ella. Pero, si pesara al
papel secante, no quedara nada de lo escrito" (N 7 a, 7, p. 473).
11. Waltl'f Heujnmin, "El Pars del Segundo Imperio en Baudclaire'' en Poesa
y capitalismo, p. 51. '
12. "Lo que distingue a las imgenes (dialcticas) de las 'ese ncias' de la fcnorue-
nologa es su ndice hislrico. (Heidegger busca en vano salvar la historia para la fe.
nomcnologl.i de un modo abstracto, mediante la 'h istoricidad ' }" (N J , 1, p. 465) .
13. Thcodoe W. Adorno, "Radio I'hysiogncrmk", Frack furt am Main , Legado
Adorno, 1939, p. 46.
uno de esos arquetipos, una manifestacin concreta de hechos econmicos
que dejan brotar " (... ) en su propio desar rollo -despliegue estara mejor
dicho-, la serie de concretas formas hist r icas de los pasajes, del mismo
modo que t I hoja despliega a part ir de s misma toda la riqueza del mun-
do veget al emprico" (N 2 a. 4, p. 464). En relacin con estas forma s his-
r ricas. fa figura del flmetlT "que va a hacer bot nica al asfalto", 11 es crucial.
Proporciona una comprensin filosfica de la naturaleza de la subjetividad
moderna - aqu ella a la que Heidegger se refera abstracta ment e como el
"arrojo" del sujeto- situndola dent ro de una existencia histrica especffi-
ca.
12
Co ncre tamente, reconocemos en el {lneur nuest ro propio modo con-
sumista de ser-en-el-mundo.
Benjamn escr ibi: " El gran almacn es la ltima guarida del f/ime","
CM 17 a, 2, p. 45 1). Pero la {Lit/ el/rie cerno for ma de percepci n es preser-
vada en la fungibilidad caracter stica de cosas )" personas en la soc iedad de
masas, y en la satisfaccin meramente imaginaria suministrada por la pu-
blicidad, los peri dicos ilustrados, las revistas de moda y las de sexo; todo
lo cual se rige por el principio del flimeur de "Verlo todo, no toca r nada"
(m 4, 7, p. 804). Benjam in estudi la temprana conexin entre el est ilo per-
ceptivo de la {lat/erie y el del periodismo. Si los peri d icos de masas de-
mandaban (y an demandan) lect ores urbanos, las formas ms act uales de
los medios masivos aflojan la conexin esencial del flimellr con la ciudad.
Fue Ado rno quien seal la conducta de cambiar de estac in del oyente de
rad io como un tipo de {/allerie auditiva.En nuestro propio tiempo, la
125
14. Analizadu tri Susan guck-Morss, A to Modern Expenence, indito.
La dist incin bcnjamin iana ent re Erfal",mg }' Erlebllis era paralela a aqulla
entre produccin, la creaci n activa de la pro pia rea lidad, y una respuesta
reactiva (consumista) a sta : "La experiencia IErfahrungj es el fr uto del
tr abaj o; la vivenci a [Erlebnis] es la fant asmagora del ocioso" (m 1 a, 3, p.
800). Al ocioso que pasea por las calles las cosas se le aparecen divorcia-
das de la histori a de su produccin y su yuxt aposicin fort uita le sugiere
conexiones misteriosas y mst icas. El tiempo se convierte en "un tejido on-
rico donde a un suceso de hoy tambi n se le junta uno del mis remoto
U" problema central en el materialismo his trico,
que finalmente tendr que ser abordado: (...) de qu
modo es posible unir una mayor captacin plstica
con la realizacin del mt odo marxista? La primera
etapa de este cami no ser ret omar para la historia
el prillcipio de montaie (N 2, 6, p. 463).
Segllndo nvel dial ctico: (. . .) Saber. alln no conscien te. de lo
qu e ha sido (. . .) El saber de lo que ha sido como un hacerse
consciente que tiene la estn/ctMa del despertar (L P., p. 992 ).
III
1'.1_ f L\ NEUR, EL HOMIIRE- SAr; DWl c H v I.A rU'J A
nlevisin proporciona una flllL'rie en for ma pt ica y no-ambu lator ia. En
los Estados Unidos en particular, el format o televisivo de programa de no-
ticias se aproxima a la contemplacin dispersa, impresionista, fisonmica
del {lalleur, mientras las escenas sumin istra das lo llevan a uno alrededor del
mundo. Yen conexin con el viaje alrededor del mundo, ahora la industria
turst ica de masas vende flanerie en paquetes de dos y cuatro semanas.l"
As, el flanellr slo se extingue esta llando en una mirada de formas cu-
yas caracter sticas fenomenolgicas, no importa cun nuevas puedan pare-
cer, cont inan cargando los rastros de su ur-forma. sta es la " verdad" del
flammr, ms visible en su sobrevida que en su momento de auge.
S USAN BUCk - M oRSS
124
(.\1 9, 4, p. Los significados se leen en la superfi cie de las
cosas: La fanrasmagorfa del (ltleur'leer en los r ostros 1, p f " 1 .
. . , " ro eSl011 e Of!-
gen y el car ctcr" (M 6, 6, p . 433). '
"(...) el el [l ncur, qu e ya no enti ende nada de la produ cci n,
pre tende con vcrnrsc en un expert o sob re el mercado (sobre los precios )"
(J 83 .1, 4, p. 380). Ahora bien, si la teora econmica de Marx es co-
rrect a, exper to en el mercado nunca comprender nada sobre el va.
lar. Y stn embargo Beniarn n tom en el Libro de los Pasajes la d . : ,.,
, . d CCl SlO11
csrrutegrca e concentra rse en el consumo antes que en la produccin y
esto en una obra en la cua l, pa ra cita r a Adorno, "cada frase est y debe
127
EL FLNEtlR, EL H O M BRf. - SM'H l W IC Il y LA FIJTA
esta r cargada con din amita poltica" . Si el Libro de los Pasajes quer a
ser algo ms que una crtica de la falsa concienc ia, qu est haciendo
Benjam n en la fantasmagora del mercado, en el mundo de ensue o re-
plet o de mercancas del fl,teurlcollsumidor? Ben ja min escribe: frente al
" viento de la historia" (N 9, 8, p. 476), para el dialct ico "pensar (. . . )
es colocar las velas . Cmo se disponen es import ant e" (N 9, 6, p. 475).
" Lo q ue para O[(OS son desviaciones, para m son los datos qu e det er-
minan mi rumbo" (N 1, 2, p. 459). Pero este rumbo es precar io. Corta r
las amarras qu e tradicionalmente han anclado al discurso marxist a a la
produccin y za rpar hacia las aguas de ensueo del co nsumo impli ca
arr iesgarse a quedar encallado polt icament e. Elude este riesgo el Libro
{le los Pasaiese No hago esta pregunta en no mbre del mar xismo ortodo-
xo sino de acuerdo con el espritu cr t ico de Adorno, que estaba al arma-
do por la aparent e afirmac in de 13 conciencia de masas y la ausencia
de di ferenciaciones de clase en la t eora de Benjamn. Para probar las
aguas, considere n la siguiente asercin, tpi ca de los co ment arios de
Beniami n en el Libro de los Pasajes: "( El flaueur) lleva de paseo al mis-
mo concepto de venalidad. Igua l que el gran almacn es donde da su l-
tima vuelta, su lt ima enca rn acin es el hombre-a nunci o (hombre-s and-
wich]" (M 17 a, 2, p. 45 1).
Por qu el hombre-sandwich? En una novela de Cha rles Dickens apa -
rece "un sandwich animado, formado por un nio ent re dos carteles" ,"
pero el hecho de que est a figura tuviera su pro pia historia en el siglo XIX
es una ma rca de clase a la que Ben ja mn no prest ate ncin. Parece que ras-
trear la historia de las clases no era el t ipo de conocimiento que l perse-
gua. Tampoco le interes que los sandwiches t ienen adems una historia
social. El primer sandwich (inanimado, formado por carne fra entre dos
rebanadas de pan) fue inventado en la dcada de 1760 por j ohn Monta-
gue, Conde de Sandwich, como un modo de alimentacin que le ahorra-
hala necesidad de dejar la mesa de juego (OED). Esta marca de clase ca-
sualmente se inrerscct a una vez ms con el curso de Benjami n. Porq ue si
comer sandwiches se t ra nsform en una moda burg uesa en el siglo XIX
15. Carta de Adorno a Benjamn del 6 de noviembre de 1934, en Correspon-
dencia, p. 67.
16. Oxford English Dicrouary. En addante OED.
Fig. 1: l'ho mme-Sandwkh
(Miroi r du Monde, 1/ " 3 16, 21 de marzo de 1936, p. 4S).
SUSAN Btl eK-MoRS'
126
17. Perir Roben (a partir de aqu PR). Cundo fue que el sandwich se volvi el
tradicional del obre ro}, acaso le permiti permanecer en SIl puesto de tra-
bajo como a l ord Mcntague en su mesa de juego?
13. "Sobre algunos temas en Baudel'lire", en Poesia y t:apitalismo. p. ISO.
19. Ibd., p. 150.
(entrando al discurso par isino en 1803
17
y sufriendo la proliferacin de
formas tpica de la produccin capitalista). lo mismo sucedi con el juego,
yel jugador decimonnico es una figura import ante en el Libro de Jos Pa-
sajes . Pero , de nuevo, lo que despierta la curiosidad de Benjamn no es la
historia soci al del juego como pasat iempo de las clases dominant es a pesar
de los camb ios en el modo de prod uccin, sino la forma histrica pan icu-
lar que asume el juego en el capitalismo ind ustr ial que es prototfpicn del
modo en que pasa el tiempo: si la [iiinere es la expe riencia vivida de la
" fant asmagor a del espacio", entonces el juego es la experiencia vivida de
la " fan tasmagora del tiempo" (L. P. , p. 990).
La naturaleza histr icamente especfica de los gestos del jugador es que
"I...) muestran cmo el mecanismo al que el jugador se entrega en el jue-
go de azar, les acapara en cuerpo y alm!'. Incluso en su esfera privada, por
muy apasionados que sean siempre, no sern capaces de act uar ms que
mecnicamenre". IJ Benjamin relaciona este compor ramienro no slo con el
del apresurado habi tante urbano o con el del fln eur empujado por la mul-
t itud, sino tambin con el gesto del trabajador indus trial frente a la maqui-
naria. Por supuesto, el capitalista que se entr ega a su suert e en la mesa de
juego est replicando en su tiempo libre el juego que lleva a cabo enla bol-
sa de valores durante el da "la bor al", pero este paralelo es para Benjamin
menos revelador que la caracterstica " fut ilidad, (.. .) el vaco, (.. . ) la inca-
pacidad para consumarse" que conecta al jugador con el obrero; "Incluso
sus gestos [los del obrero asalariado en una fbrica] apa recen en el juego
(.. .) En el juego de azar el llamado 'coup' equivale a la explosin en el mo-
vimiento de la maquinaria";"
La relacin del trabajador industr ial con el mundo-de-cosas de la pro-
duccin, sostiene Benjemin, no es distinta de la relacin de los consumido-
res con el mundo-csico del consumo: ninguna constituye una experiencia
social (Erfabrt mg) de un tipo que pudiera llevar a un conocimiento de la
realidad ms all de las apa riencias (Cf. el convoluro J, sobre Baudclaire).
Acaso est sugiriendo una descripcin de la conciencia en la que las dis-
tinciones de clase son irrelevantes? S y no. S, porque si la. actividad pro-
duct iva de los trabajadores no conduce al conocimiento, entonces la teora
crfrica no puede privilegiar la experiencia cognit iva del prolet ariado. No,
porque cua ndo las mismas palabras son utilizadas para describir los fen-
menos sociales ms remot os (la burguesa, el tiempo libre, el juego/el prole-
tar iado, el tiempo de trabajo, la maquinaria), se crean imgenes dialcticas
a part ir del lenguaje mismo. Para Benjamin, "el lugar donde se las encuen-
tra fa las imgenes dialcticas] es el lenguaje" (N 2 a, 3, p. 464), y esto en
dos sentidos; el mismo concepto puede describir dos realidades socialmente
remotas; o la misma rea lidad puede ser descri pta con los trminos lingus-
ricos ms antitticos. Con ayuda de la habilidad mimtica de las corres-
pondencias, Benjamin coloca los conceptos estr atgica y oblicuamente
contra los contenidos referenciales, en vez de dejarlos revolotear sobre
ellos como velas orzantes. (Ntese que para Benjamin, a diferencia de lo
sucede con esrrucru ralisras y posrest rucmralstas, la fuerza dialctica
del lenguaje slo existe si las cosas como referente no son hechas a un lado.)
El resulta do es una tensin entre las palabras y las cosas que repr esent an
que, tejos de borrar las distinciones, contribuye a agudizar intensament e
Lis percepciones. Para el dialct ico "las palabras son sus velas. Lo que ha-
ce de ellas concepto es el modo en que se disponen" (N 9, 6, p. 475). Una
vez izadas, no es en el seno del lenguaje, sino en el espacio que media en-
tre el lenguaje y la realidad donde el proceso cognitivo es impelido.
Pero (e n qu di reccin? Hacia una teora de la percepcin moderna en
la cual productor y cons umidor est n afectados por igual por una concien-
cia ilusoria, falsa, un inconsciente colectivo en el cual la realidad toma la
for ma distors ionada de un sueo. Si la meta es la cognicin revoluciona-
ria, nos conducir esta tct ica hasta ella? Ser suficiente par a garantizar
nuestra a utonoma crtica que, en vez de ser llevados por la corriente his-
trica de la sociedad de consumo, nosot ros, colocados en su flujo, vaya-
mos viento en contra? An ms, en el curso de! vagabundeo, habr algn
vient o que nos empu je?
Benjamn contaba con que la fuerza explosiva de las im genes dialcti-
cas empujara a las person as fuera de su estado de ensueo. La cognicin
revolucionaria no acaeca en el moment o de la produccin, sino en el ins-
tante del "despertar". Las imgenes percibidas eran smbolos onricos que
129 E l. Fl.},NEUR, EL H OM 8RE- SA NDWI CH y LA rUTA S USAN BUCI( -MO IlSS
128
20. Car ta de Adornu a Benjnmin del 10 de noviembre de 1935 en Cum:sp(m-
dencia, p. 273.
dema nda ban una interpretacin , }' esto requera un conocimient o histrico
de los orgenes. Benjamn describa el costado " pedaggico" de su trabajo:
"Tomar el medio cr eador plst ico (de imgenes] en nosotros y educarlo en
la visin esrereosc pica y dimensional de la profundidad de las som bras his-
tricas" (N 1, 8, p. 460). Ahora bien, un estereoscopio, un instrument o que
crea una imagen tr idimensional. trabaja no a part ir de una imagen sino a
partir de dos. En s mismos, los sucesos histricos en el Libro de los Pasa.
jes son chatos, situados, como Adorno protestaba, "en la encrucijada entre
magia y posirivismo v.i? Esto se debe a que son, y as fueron pensados, slo
la mitad del texto. El lect or de la generacin de Benjamin deba proveer la
otra mitad a partir de las imgenes fugaces que aparecan, aisladas de su his-
toria. en su experiencia vivida. El montaje espacial y superficial de la per-
cepcin de l presente que nos conviene 1 todos en flneurs puede ser tra ns-
formado de ilusin en conocimi ento una vez que "el principio del montaje"
es refuncionalizado temporalmente , esto es, una vez que el eje del montaje
es conve rtido "en histo ria "; esto hace posi ble "captar la cons tr uccin de la
histor ia en cuanto tal. Enestructura de comentario" (N 2, 6. p. 463).
Volvamos a orient arnos hacia el comentario de Benjamn, "El hombre-
sa ndwich es la lt ima encarnacin del fIimettr", y sigamos una tctica di-
ferente. En este caso la doble exposicin de pasado y presente se presenta
como un acerti jo en el cual el conocimiento del pas ado no histo riza la ver-
dad del present e, sino que la crista liza. La solucin a este acert ijo coloca-
ra a los lectores de Benjamn dentro de una esfera de imge nes en la cual
el "despert ar" revolucionario era posible, tal como espero demostrar.
E! hombre-sandwich era una figura denigrada pero familiar en el Pars
de los aos treinta, que habr ent rado dentro del campo percept ivo de la
mayora de sus habitantes. Cart eleras humanas, anunciab an y pub liciraban
los productos y eventos de la cultura de consumo burguesa (cines, liqu ida-
ciones de t iendas). Sin embargo, ellos mismos, a pesar de los uniformes que
les prestaban par a que tuvieran una apa riencia respetable, se relaci onaban
de manera cercana con la pobreza: "Ustedes los han visto pasando por
nuestra s calles, esculidos y mal arreglados en sus largos abrigos grises y bajo
21. Miroir du Monde, 22 de mar zo de 1936, p. 45.
22. Brussi, Ttresecret Pars of the JO's, pp- 32-33. Ver tambin en
el Dcti.mnaire de Pars, Larousse, 1964, pp. 135 136.
23. ..Y aquellos (.. .) que no pueden pagarse un alojamient o para pasar la no-
che? Sencillamente, duermen donde encuent ran sitio: en los pasajes, en los soporta-
les, en cualquier rincn en donde la pollcto ()el propietario los dejen dormir en paz",
Priedr ich Bngels, La situacin de la clase smbaiadcra ell Inglaterra, Lcipzig, 1!l4!l,
citado en A4 a, 2, p. 711 .
24. Brussdi, Tbe secrer Paris of the .10'5, p. 32
25. CE. "El Par s del Segundo Imperio en lh udcl;lire", en Poesa y capitali. mu,
pp. 49 Yss,
131 E L FLN EUR . EL HOMBRE- SANDWI CH Y LA rUTA
sus gorras con viseras lustradas. Hablemos con total franqueza: no soy un
part idario de su tr aba jo. Por lo general, ni la dignidad de la publicidad ni la
del hom bre terminan enriquecidas por estos cortejos lastimosos" .21 Los
hombres-sandwich, tr abajadores ocas iona les, de medio t iempo y no sindi-
calizados, er an reclutados de ent re las filas de los dodsards, 12.000 de los
cuales estaban registrados en Pars a mediados de la dcada del 30 como
sans dcmicle fixe.
u
Dorman donde podan, debajo de los puentes del Se-
na y, uno supondra, bajo el techo de los decadent es pasajes {tal como ha-
ban hecho en la poca de sus orgenes).23 Marginales y proletarios desda-
sados con stituan "la entera poblacin de los ha rapient os, los andrajosos y
los ha mbrientos que la socieda d haba expulsado ". 24 Dura nt e la depresin
de los tr einta, con seguridad, los expulsad os por la sociedad fueron una
mult itud. Qu poda estar ms alejado que esta "ltima encarnacin" del
f1iineur original de cien aos atrs, quien, con su apariencia de dandy, de-
sarroll un esti lo de vida reaccionar io que miraba hacia una poca en la
cual el tiempo libre era un modo de vida y un signo del dominio de clase?
Qu. en verdad? Par a el {lnellr, y para los escritores urbanos que adop-
taban su estilo, estos personajes -vagabundos, traperos, cocheros- eran sim-
plemente parte del paisaje urbano, y difcilmente su parte ms atractiva.1..S
Pero incluso cuando un autor expresaba su simpata por el nuevo indigente
urbano, se tra taba de una simpata car acterstica de [a percepcin moderna.
Evocaba emocin sin proporcionar el conocimiento que podra cambiar la
situacin. Benjamin menciona a Balzac, quien, al pasar un hombre en har apos,
"se toc con la mano su propia manga: acababa de sentir el desgarrn que se
abra en el codo del mendigo" (M 17, 4, p. 451). Esta empata (Einfhlung)
era t an car acterst ica del mund o de las mercancas como insuficiente. El
SUSAN BUCK- M o RSS
130
26. "Sobre algunostemas en Baudelai re", en Poesa y capitalismo, p. 140.
27. Proyeccinsobre personas miserables, mercancas en exhibicin, e)trel1:l ' en
la pantalla, mujeres pasando, vueltas figur:ls onricas dentro de la propia experien-
cia (Erle/mis), mientras permanecan mudas (convoluto M) .
28. "El autor CUIll O productor", Tentativas sobre Brecht, p. t 28.
29. lbd., p. 123.
30. Ibd., p. 123.
momentneo sent imiento de horr or o simpata por un desconocido estaba re-
lacionado con ese "amor a ltima vista" que contaminaba la vida ertica del
habitante urbano.
26
La Eill(hfung poda ser evocada tanto por cosas como
por personas." Como fonna de la solidaridad, era un suceso puramente men-
tal, y se disipaba rpi damente de la conciencia. EJ {Mneur registra la realidad
meramente aparente del mercado detrs de la cual las relaciones sociales en-
tre clases per manec fan ocu ltas. Las relaciones empticas que estableca en su
lugar "ha ]n] hecho objeto del consumo" no slo a la miser ia, sino tambin " 3
la fu cha [de clases] contrala miseria" .lS
No haba ma nera de que el gesto mimtico de la E;,rfiiblung pudiera ce-
rr ar la brecha ent re las clases, ni manera de que el (lineur y el dochard pu-
dieran unirse bajo su signo, que poda ser ledo como expres in del deseo de
una humanidad comn pero nunca co&.o su realizacin. Debera queda r claro
que lo que estaba en juego para Benjam n era una preocupacin muy act ual:
el probl ema del escritor y e! int elect ua l burgueses, pol ticamente comprome-
tidos, de su propio tiempo. Beniamin, como marxista , desconfiaba de! huma -
nismo que llevaba a los " hombres de letras" a apoyar al Frente Popular con-
tra el fascismo, o a unirse al movimiento intern acional por e! desarme. En
" El autor como productor " (1934), Bcnjamin proporcion respuestas di-
dct icas. En relacin con el movimiento pacifista internacional, cit aba a
Tr otsky: "Cuando los pacifistas ilustrados intentan abolir la guerra por me-
dio de argumentos racionalistas, resultan simplemente r idculos. Pero cuan-
do las masas armadas comienzan a ad ucir cont r a la guerra los argumentos
de la razn, entonces s que la guer ra se acaba v." Sobr e la solidaridad del
intelectual con el proletariado, insist a: "(... ) la tendencia poltica, por muy
revolucionaria que par ezca, ejerce funciones contr arrevol uconarias en tan-
to el escr itor experime nt e su soli daridad con el proletar iado slo segn su
pr opio nimo, pero no como prod ucror v.Y Est a segunda leccin es preci-
sament e el sent ido del montaje histri co del (llleur y el hombre-sandwich.
31. Entre sus formas modernas: el periodista de investigacin, el fll1ellr-COmo-
detective, cubre su renda (ver convoluteM); el periodista fotogrfico merodea como
un cazador listo para disparar (L. P., p. 80 1). [En adelante, cuando las Cesammete
Schriftel1 se citen en el cuerpo del texto, slo indicaremos, con numeracin roma-
na, el volumen correspondiente y la p ~ g i n a . N. del T.)
32. C. una descripci n de 1843: "Entiendo por bohemios esaclase de individuos cu-
yaexistencia es un problema (...) individuosqueeu su mayora se levantan por lamaa-
na sinsaber dndecenar n por la noche; ricos hoy, hambrientos maana; dispuestosa vi -
vir honestamente si pueden, yde otromodo si no pueden", citado en M 5 a, 2, p. 432.
33. "El Pars del SegundoImperioen Hnudclaire", en Poesay capitalismo, p. 25.
34. Citado por Brass en p. 30. Cf: "Naturalmente el trapero no cuenta en la
bohemia. Pero todos los que formaban parte de sta (... ) podan reencontrar en el
trapero algo de s mismos. Todos estaban, en una protesta ms o meno. sorda
133
E l . FLNEUR, EL HO MB Il E- SAN DW I CIi y LA rUTA
La t area del hom bre de letras es ent ender claramente su posici n o bje-
tiva en el proceso product ivo, y para eso la figura histrica del (lneur de-
muestr a ser invalora ble. El (lllellr no es el ar istcrata: su oficio no es el
ocio (Musse) sino la ociosida d (Miissigang). Par a sobr evivir bajo el capita-
lismo escr ibe sobr e lo que ve ). vende el producto. Para decirlo simplemen-
te: el flnem es en la soc ieda d ca pitalista un tipo social ficcional; de hec ho,
L'S un t ipo soc ial que escribe ficcin. La {lnertric difund i un estilo de ob-
servaci n soc ial que perme la escritura del siglo XI X, mucha de la cual era
producida para la seccin de folletn de los nuevos peri d icos masivos. El
f/llellr-como-esc r iror era as el prototipo del autor-como- productor de
cultura de masas. En vez de reflejar la verdadera condicin de la vida ur-
lla na , di st raa a los lect ores de su aburrimiento t G. S., 1, p. 11931.
11
Obser vado por su p blico mientr as "traba ja " de vagabundear, el fllmellr-
como-e scritor puede tener un lugar social promi nente pero no puede da-
minar. Sus protesta s contra el orden social nu nca super an los gestos dado
que, algo nada sorprendente ba jo el capitalismo, necesita dinero. El proro-
tipo del {l1tetlr rebelde es el bohemio' " q ue, como Baudelaire, tiene "ans-
hos po lticos (... ) [q ue] no sobrepasan en el fondo los de estos conspirado-
res profesionales" .33 Su situacin objet iva lo relaciona con el clodmrd, y
de hecho co mparten la brav uco nera de sus polticas del vagabundeo, su
anarq uismo y su indi vidual ismo. '''La sociedad no quer a nada de m', de-
da filos ficamente, 'y yo no quera tener nada que ver con ella. Tom mi
dec isin (oo .) y ahora tengo mi inde pendencia'." Estas pala bras podran ha-
ber sido profer idas por un vocero de l'art pour l' llrt en 1860 ta nto co mo
por su emisor real, un ctochard parisino en la dcada de 1930.
34
En ambos
SUSAN BUCK-M o RSS 132
37. Benjarnin ano t en un recuento de recor tes de peridicos hecho en 1911: "el
nombre de Baudelnire se encontraba en Jos peridicos tan a menudo como el de Hu-
go, Musset y Na pol en- U36, 2, p. 303).
38. CL Alexand re Vexliard , lntroductum a/"soc ologie du lIagab01fdage, Pars,
Maree! Riviere el Cie, 1936, pp. 90-91.
UIl deter minado caf, y tanto la fama de la persona como la dellugac se acre-
cienta. Benjamn apunta que un escritor de estas caracterst icas acta como si
conociera la definicin de Marx de que "el valor de toda mercanca est de-
terminado (... ) por el tiempo de tr abajo socialmente necesario para su pro-
duccin (.. .) A sus ojos, y frecuentemente tambin a ojos de sus empresarios,
este valor [el de su tiempo de t rabajo] resulta algo fantasmal. Sin duda, este
ltimo no sera el caso de no estar en ese lugar privilegiado donde el tiempo
de trabajo necesario para producir su valor de uso es susceptible de una esti-
macin general y pblica, en cuanto que esas horas las pasa en el bulevar y,
por decirlo as, la s exhibe" (M 16, 4, p. 449). Los escritores burgueses nece-
sitan un pblico masivo y para obtener empleo dependen de las industrias del
placer capitalistas que tienen a ese pblico caut ivo, Financierament e, a mu-
d IOS de ellos les ha ido bien, y en ciertos casos (comenzando por Hugo, Sue,
La Ponraine) tambin consiguieron poder poltico. Incluso aquellos que como
ltaud elai re han sido convencidos separatistas de la sociedad quedan arra-
pados en la tensin , irresuelta en el int erior de la sociedad burguesa, entre
el " margi nal" y la "estrella".J7 Los miembros de la generacin "perdida" de
cntreguerras, que era la de 8enjamin (aunque entonces l no era an una es-
trella), se encontr aban entre s en las calles de Pars, observados y observa-
dores; el crculo de Bret n en el Ca f Cert y el de Sartre en el Deux Magors.
Artistas y escritores eran parte del pa isaje parisino, componentes tan signi-
ficat ivos de la "fantasmagora" de la ciuda d como los clochards,
Pero en este ltimo y antittico caso, el capitalismo, en vez de pagar le
regiamente al ocioso-en-la-calle, arroja su ejrcito de reserva de desemplea-
dos a las calles y luego los culpa por esta r ah. Los docbards de Pars es-
tn an con nosotros. El capitalismo reabastece su cant idad, si no drsti-
camente a travs de las depresiones, entonces gradua lmente a tr avs de la
;lutomat izacin.
JlI
Su cant idad crece y decrece de acuerdo con los vientos de
la economa, pero cualquiera sea la direccin en que el viento sople, estos me-
rodeadores-Ias-veint icuatro-horas no desaparecen. Son una (frecuent ement e
134
casos hay auroenga o.:
n
El escritor del siglo XIX "( ) se dirige al merca-
do como un gan dul (flneur]; y piensa que para echar un vistazo, pero en
realidad va para encontrar un ccmpradorv.t" All, en la profundidad esrereos-
cp ica de la historia, se encuentra caca a cara con el clochard del siglo xx,
alguien qu e supuestamente desprecia la sociedad. pero en real idad es un
hombre-sand wich que publicita sus prximos espect culos.
IV
Qu sabemos de las esquinas de las calles, de los
bordee de las aceras, de la arquit ectura del adoquinado,
nosotros q u ~ jams hemos sentido baja la planta
desnuda de los pies la calle, el calor, la suciedad y las
aristas de las piedras (... )? (L. P., p. 845).
Pero si la leccin poltica del intelectual burgus y del proletar io desem-
pleado es la misma, su realidad social no lo es. El ca pita lismo tiene dos mo-
dos de tr at ar el desempleo: estigmatizad o en el cont exto de una ideol oga
del desempleo o incor pora rlo a su prop ia lgica para hacerlo rent able. La
lnea divisor ia separa la prosperidad del sufrimie nto , y de qu lado uno cae
con stituye una enorme diferencia.
El flneur es el prototipo de una nueva forma de empleado asalariado que
produce noticiaslliteraturalpublicidad con el propsito de informa r/ent rete-
ner/persuadir (las formas del prod ucto y del propsito no pueden distinguir-
se clara mente). Estos productos rellenan las horas "vacas" en las que se ha
convertido el tiempo fuera del trabajo en la ciudad moderna. Los escritores,
ahora dependientes del mercado, escudrian la escena callejera en busca de ma-
terial, mantenindose bajo el ojo pblico y llevando puesta su propia identidad
como un car tel de sandwich. Viven en un distr ito determinado, frecuentan
contra la sociedad , ante un maan a ms o menos precario", " El Pars de! Segun-
do Imperio en Baudelair e", en Poesa y capi talismo , p. 32.
35. Benjamn elogiaba a Bcudelai re por adivinar la verdad tras el engao: " Moi
qlli vends ma pense et qui lIeux ene mueur", citado en Poeste y capitalismo, p. 47.
36. Ibd., p. 47.
1-.1, f LJ. N EUIl., EL H O MS RE- SANDWI CH '{ LA PUTA 135
39. "Crnica de Berln", p. 44.
rornantizada] instit ucin parisina, que adquiere un esta tuto casi mtico. Y
sin embargo at ribuir su per manencia -se dice que algunos usan las estacio-
nes de metro como direcciones postales- a ciert a arquetpica debilidad (o
fortaleza) de carcter sera perder de vista la per manencia del orden social
que necesita crear un mito sobre ellos para ocultar la razn por la cual, en
una sociedad opulent a y " libre", tal pobreza existe. " Mientr as haya un
mendigo". escri bi Benjamin, " habr mito" (K 6, 4, p. 405).
Nuest ra percepc in de los clochards ejemplifica el carcter engaoso
de la Einiiihlung, M3S nos fascinan cuanto ms su pobreza, embriaguez,
suciedad e inut ilidad p:Hece n provenir de una act it ud desafiant e antes
que desespera nza da. Es ha cia su escupir en la sop a del decoro burgus y
hacia su desprecio total por los valores del xito que nosotros, observan-
dolo todo desde el lado seguro, n ~ s sentimos at rados. Y sin embargo,
pensar en caer en su esta do vulner able provoca un estre meci mient o; un
hecho con el que las autor idades t al vez cuenten al permitir la residenci a
de estos ha bitan tes en la ciudad como una presencia que const rie al res-
to de nosotros. Incluido en este " nosot ros" debe estar el propio Bena-
min, que nunca neg su or igen de clase burgus.
Escr ibi acerca de su juventud: "Nunca he pa sad o la noc he entera en
I3s call es de Berln (. .. ) Slo las calles conocen de la ci uda d algo que yo
no logro sent ir '1 qu e hizo de las miseri as '1 los vicios algo as como un
pa isaje que lo empa paba t odo desde que se pona el sol hasta que ama-
nece"." La po breza '1 el vicio. Clases tra bajado ras y clases peligrosas.
A quin " pertenece n" las calles? En las prime ras not as para el Libro de
los Pasajes (1927- 1929) 8enjami n comenz una formulaci n: " Las ca-
lles son la vivienda del colect ivo. El colect ivo es un ente eternamente
inquieto, eternamente en movimiento que vive (erlebt), experimenta
(erfahrt ), conoce '1 medita, ent re los muros de las casas t anto como los
individuos bajo la proteccin de sus cua tro pa redes. Para est e co lectivo,
los brillante s carteles esmal tados de los comercios son ta nt o mejor ador-
no mural qu e los cuadros al leo del saln para el bur gus. Los muros
con el "dei enee d'afficher' son su escritorio; los kioscos de prensa, sus bi-
bliotecas; los buzones, sus bronces; los bancos, sus muebles de dormit ori o;
40. ~ E I Pars del Segundo Imperio en Baudelaiee", en Puesa y capitalismo, p. 51.
41. Ibld., pp. 51-52.
42. Citado en Poesa )' capitalismo. p. 26.
137 E L FLANEUIl. . EL HOMIUt E- SANOW I CH y LA PUTA
y la terraza (del) ca f, el mi rad or desde donde contempla sus enseres do-
msticos " (1\1 3 a, 4, p. 428 ). El mismo pasaje a par ece en la resea que
Benjamn hace en 1929 del libro de Franz Hessel, Spazieren in Berlin,
pero el sujeto (que todava parece tener la aprobacin de Benjamin) ya
no es e l Ko//ect iv, sino "l as masas [die MasseJ- y elflaneur vive con ella s
(.. . )' (III, p. 198).
En el ensayo de 1938 sobre Baudelaire, la idea sufre un cambio sigui-
ficativ o. En lugar del colect ivo, slo el flneur es el que toma posesin de
las calles. Ya no duerme en los bancos; y los muros son ahora " el pupi-
tre en el que apoya su cuadernillo de not as" .40 El pasaje t iene una con-
clusin nueva: "Que la vida slo medra en roda su mult iplicidad, en la
riqueza inagot able de sus variaciones, entre los adoqui nes grises y ante el
tr asfondo gris del despot ismo: ste era el secreto pensamient o polt ico del
que las fisiologas [escritas por los fIa1teursJ formaba n parte" . 41 El tono
de la re visin - que el fIa'leur escribe "ante el trasfondo gris del des potis-
1110"- es cla ramente cr t ico, y la razn de est e cambio es el fascismo. En
una ent rada agregada tardamente al Libro de los Pasajes (despus de
1937), Benjami n menciona como "ve rdader o [ineur asalariado" y
"h ombre-sandwich" a Henr i Beraud (L. P., p. 803), per iodista prorofas-
cist a para el Gringoire, cuyo ataque naciona list a '1 antisemita contra el
minist ro del Int erior de Lean Blum llev al hombre a l suicidi o. (Benja-
ruin anot qu e indicios de esa pol tica podan enco nt rars e ya en Baude-
[aire, cuyo di ario contena un "chiste": " Podra organizarse una bonita
conspirac in con el fin de exterminar la raza juda". )41 Como un prego-
nero en la call e. el financ ieramente exitoso Beraud venda la lnea fascista
de casa en casa, lnea que camuflaba los antagonismos de clase reempla-
zndol os por el pseudotema de la raza. La divisin vert ical ent re clases era
aSI des plazada por la di visin horizonta l ent re los hijos de la nacin '1 los
extraos, permitiendo que el ataque contra la izquierda se escondiera ba-
jo la jerga del patrioti smo.
Un (llleur asalar iado lucra al seguir la moda ideolgica. Benjamn lo
conect a en ltima inst ancia con el informante de la polica y en una nota
SUSA N BUCK-MRSS 136
43. De hecho, ,I menos tan tardamente como en el expos de 1935, Benjarnin
expres sus esperanzas de que el "colectivo sonante" pudiera ser despertado (al mis-
111 0 tiempo que insista sobre las diferencias de ciase).
_44. En 11 1Hl nota temprana; "No ense Mcrx que la burguesa, como cluse, ja-
mas puede ulcanznr una conciencia totalmente lcida sobre s misma? Y, de ser esto
as, IlU se est aurunzado a unir a su tesis la idea del colectivo onrico (pues eso es
el colectivo burgus)?" (O' 67, p. 856).
tard a establece la asociacin: "Flllwr - Hombre-Sandwich - periodista-
en-uniforme. Este lt imo publicita al estado, no ya a la mercanca" (1, pp.
117-119). En un clima econmicamente precario e ideolgicamente extre-
mista como el de la dcada de 1930, la pena par a un escritor que se rehu-
saba a obrar como lo indicaba la lnea poltica vigente pod a ser gra nde.
Despus de 1933, las ansiedades de Benjamin con respecto al di nero fue-
ron consta ntes; despus de 1939, su temor fue su segur idad perso nal. Para
este hombre de izquierda independiente y judo alemn exilia do, Par s no
repr esent aba un refugio duradero. En lo que seguramente es una entrada
tarda escribi: " El proletari ado tiene una experiencia muy especifica de la
metrpoli s. El emigrante tiene una similar" (L. P., p. 353).
Resulta imposible fijar con precisin cronolgica los fragmentos del Li-
bro de Jos Pasajes y as argumentar, Por ejemplo, que despus de 1933 Ben-
jamin no volvi a hablar del colectivo favor ablemenre." Pero incluso si su
evaluacin del potencial revolucionario de las masa s cambi, ta l vez no sea
ste el punto crucial. Me parece que a lo largo del Libro de Jos Pasajes, Ben-
jamin (con total consistencia) sostuvo a la vez que 1) slo la clase proleta-
ria tena fuerza potencial como sujeto revolucionario; y que. sin embargo,
2) slo despertando a ese colect ivo rodavta-no-conscie nre poda esa clase ser
interpe lada. El nfasis esta ba puesto en el desperta r; un estado que la bur-
guesa jams alcanzarfa." El colectivo so arue pod a incluir ambas clases.
Era simplemente la " multit ud" y era el origen de percepciones engaosas e
ilusorias. Dos citas (ta rdas) son cruciales. Sobre la multitud como lo obser-
vado: " De hecho este colect ivo [de 1860) no es en absol uto ot ra cosa que
apariencia (Sehe;,,). Esta ' multitud' en la que se deleita el flneuT es el mol-
de donde 70 aos ms t arde se fund ir el concept o naz i de 'comunidad del
pueblo' (Volksgemeinschaft ]. El flneur, que se complace demasiado en su
propia viveza de espritu (.,,) se adelant en esto a sus contemporneos,
pues fue la primera vctima de un espejismo que desde entonces ha cegado
45. "{... ) las llumns :1 los costados del estadio de Ncrembcrg, las enormes y
abr umadoras banderas, las marches y coros parl antes, ofrecan un espect culo al
[act ual] pblico moderno nada distinto de aquellos musicales americanos de los
veinte y treinta que a I[itler mismo le encant aba mirar cada noche", George Mos-
se, Tbe NatiOlla/iUltion of the Afas$t'$, Nueva York, Howard Ferig, 1975, p. 207.
139
Er. FLANEUIl. . EL H O M I\Il. E- SA N DW1Cll y LA PUTA
a muchos millones" U, 66, 1, p. 353). Sobre la multitud como observadora:
" El pbli co de un teatro, UII ejrcito o los habitantes de una ciudad [forman]
masas que no pertenecen en cuanto tal a ninguna clase social. El mercado Ii-
brc aumenta estas masas rpidamente (... ) en la medida en que a partir de
ahora cada mercanca rene en torno a s a la masa de sus compradores. Los
estados totalit arios han tomado esta masa como su model o. Elconcepto na-
zi de 'comunidad del pueblo' (Vofksgemeinschaft ) procura extirpar del in-
dividuo singular todo lo que impida su fusin total en una masa de clientes.
El nico contrincante irreconciliable que tiene el Estado (. .. ) es el proleta-
riado revol ucionario. I:ste destruye la apariencia de la masa (Sebein der
Masse) mediante la realidad de la clase social (Realitat der Klasse)" U 81 a,
1, p. 377). El fascismo atraa al colectivo en su estado inconsciente, soan-
te. Haca "I . . .) la apariencia en la hist ori a algo deslumbrante por cuant o la
remite a la naturaleza como a su pat ria" (N 11, 1. p. 478). Despus de 1937
Benjamn not que la Erebnis haba llegado a significar esa rendicin al
dest ino encapsulada en la consigna de la juventud hit leriana: "Muero por
haber nacido alemn" (m 1 a, S, p. 800). Lejos de "compensar la unilatera-
lidad del espr itu de la poca " [lu ng), esta reaccin esta ba totalmente
permeada por l (N 8, 2, p. 474 ). Benjamin se haca est a pregunta: " Se
r antes que nada la empana {Einfh/lIng)con el valor de cambio lo que ca-
pacita al hombre para la 'vivencia total' [Erlebnis} {del fascismo}?" (m 1 a,
6, p. 800). ..Al ojo que se cierra cuando se enfrenta a est a experiencia (la de
" la inhospitalaria y encegnecedora poca del indust rialismo en gran esca-
la" ) se le apa rece una experiencia de naturaleza complementaria como su
casi espontnea imagen futura" (1, p. 609). El fascismo era esa imagen futu-
ra. Mient ras condenaba los contenidos de lacultura moderna , encont raba
en el colectivo soanre creado por el capitalismo de consumo un recipiente
a mano y listo para su fantas magora polti ca. La porosidad psquica de las
masas 110 despen adas abso rba las ext ravagancias escenificadas de los en-
cuent r os masivos de tan buena gana como la cultura de masas." Y si el
SUS.... N Bu c,; MoMS5
138
hombre-sandwich era la lt ima y degradada encamacin del flJlIl?ur, l mis-
mo sufri una tra nsformacin adicional.
Les ext remes se touchent, En el plano histr ico, conceptual, las imge-
nes del flaneur y el hombre-sandwich convergen. Pero en el plano existen-
cial, perceprual, en tamo extremos sociales permanecen distintos. (Ambos
e!es necesarios para el conoci miento; ninguno - ni la percepcin emp-
rica ni la concepcin histr jca-, puede reducirse al orro.)
Es la diferencia entre senti rse totalmente en casa en las calles y est ar all
expuesto y ser vulnera ble por que uno carece por completo de hogar. Los
poderosos sienten el espacio pblico como ext ensin de su prop io espacio
persona l: pertenecen a l porque l les pertenece. Para los oprimidos pol -
ticamente (un trmino que, tal como lo ha enseado el siglo xx, no est li-
mitado a [a clase), la vida en el espacio p blico es ms bien sinnimo de
vigilancia estatal, censura pblica y represin polt ica.
46. Estoyen deuda con Mary Lidon por el material de esta seccin. Ver su artculo
- Poucaulr andPemirnsm. A Romance uf Many Hllmanities in So ery,
vol. 5, II OS. 3 }' 4, veran%too, 1982.
141
I:. L FLAN EUR, El 1l 0 MBRF. - SAr<VW ICH y LA PUTA
Ha bita r las calles como la propia sala de estar es algo bien dist into que ne-
cesitar las como dormitor io. bao o cocina, cuando los aspectos ms nti -
mos de la propia vida no estn protegidos de la mirada de desconocidos y,
en lt ima instancia, de la polica. De un libro de 1934, Images de Pars,
Benja mi n tom nota de estas "ca ricaturas de la miseria; probablemente ba-
jo [os puentes del Sena: ' Una vaga bunda duerme con la cabeza inclinada
hacia adelante, su bolsa vaca ent re las piernas. Su blusa est cubierta de
alfileres en los que brilla el 50 [, Ytodos sus accesorios de mena je y de aseo:
dos cepillos, el cuchillo abiert o, la fiambrera cerrada, estn tan bien colo-
cados (.. ) que crea]n] casi una inti midad, la sombra de un interior en te r-
110 a ella'" (M 5, 1, p. 431).
La bohemia sin hogar es una mujer. En los Estados Unidos, hoy en da.
las mujeres de esa clase son llamadas "mujeres de la bolsa" lbag ladies). Han
sido consumidas por esa sociedad capita lista que hace de la mujer el consu-
midor protot pico. Su apariencia, en harapos y cargando sus posesiones
mundanas en bolsas usadas (de Bloomingdale's, tal vez], produce el gesto
grotescamente irnico de que acaban de regresar de un paseo de compras.
Algunos de los primeros ho mbres-sandwich fueron mujeres (un dato
qu e Benjam n no not a ). y la diferencia sexual complej iza la poltica del
vagab undeo." En 1884 un escri tor del Times londi nense informaba:
" Ayer (... ) me encon tr (. .. ) con una procesin de (. .. ) chicas (. . . ) car-
gando publicidades en sandwich"; y al ao sigu iente apareca cilla Pal1
Mall Gazctte, " He mos visto, y no hace mucho t iempo, muje res emplea-
das como ' sandwic hes" (OED). El paso que va desde la exhibici n de
los a nuncios en los carteles del sandwich hasta la exhibicin del propio
Sie knnen s dr nicht l'ertreten,
sie miissen uertreten werden.
MARX, El 18 Brumario de Luis Bonaparte.
v
BUCK- Mo RH
Fig. 2; Escena caleiera en Alemania. 1933. Escoltado por guardias
un judo descalzo y sin pantalones carga un cartel de
sandwich con la "diuertida't Ieyenda. "Soy judo pero no tengo quejas
acerca de los nazis" (Archiv Gerstenbl'rg).
140
50. La-"espirit ualidad " y el "amor puro" de la lesbiana que " no conoce emba-
razo ni familia" esta ban conectados, como la androgina y la impotencia masculina,
con la n tcrilidad (1, p. 661; p. 672); en ausencia de un proyecto poltico colectivo,
el sui cidio se converta en nica accin hero ica" que quedaba "en los tiempos de
la reaccin", "El Pars del Segundo Imperio en Bsudelaire", en Poesa )' capitalismo,
p. 94. Fue la accin que llevaron a cabo Claire Dma r y el mismo Beejamin.
51. Ibid., p. 110.
51. Citado en PoesaJ Cdpitalismo, p. 110.
hecho de que esta relacin funcionaba para negarle poder a las mujeres, re-
sulta evidente, 31menos para nosotros. Pero no resulta evidente que Benja-
min deba ser incluido en el "nosotros" en ese punto. No era parte del pro-
recto pol tico de Benjamn utilizar el feminismo como marco analtico. Es
verdad, hay una afirmacin en el ensayo sobre Baudelaire de 1938: "La les-
biana es la herona de lo moderno", pero sucede que las heronas, como los
hroes, eran en ltima instancia figuras trgicas, individualistas e improduc-
tivas en sus protestas socialcs.j'' Es verdad, Benjamin afirma la imagen de Sa-
charen de una utopa matriarcal, pero como expresin de nostalgia por la
madre perdida, no como afirmacin de la mujer libre. Es verdad, Benjamn
rescata del olvido el manifiesto poltico de la feminista sainr-simoniana Clai-
re Dma r y lo elogia, comparndolo con las " fantasas" de Enfanrin "que s
han dejado grandes huellas", como nico "en su fuerza y su apasionamien-
ro " .Sl El Librode los Pasajes generalmente les otor ga una importante consi-
deracin a sus escritos. Dmar reclamaba una libertad sexual radical para las
mujeres y el fm absoluto del patriarcado: " [Nada de maternidad! Nada de
ley de la sangre! Yo digo: que no haya ya maternidad. Si un da la mujer se
libera de los hombres, que le pagan el precio de su cuerpo (... ) tendr que
agradecer su existencia (' oO j nicamente a su propio poder creativo (oO .) slo
entonces y no antes se desligarn por ellos mismos hombre, mujer y nio de
la ley de la sangre, de la ley que explota a la humanidad".'
u
Sin embargo Benjamin no lleva hasta el fin su gesto de darle espacio a
una voz de mujer. En cambio, cita a Baudelaire, que se dirige a las prosti-
tutas en sus poemas mientras ellas permanecen mudas: "Baudelaire jams
escribi un poema de prostitutas a part ir de una de ellas", escribe Benja-
min, U 66 a, 7, p. 354), y procede a hacer lo mismo.
La imagen de la prostituta, la imagen femenina ms significativa en el Li-
brodi! los Pasajes, es 13 encarnacin de la objetividad, no de la subjetividad.
143 EL FLNEIJII., EL HOM8 I1. E- SANVWI CH y l..I\ I'UTA
142
47. Cirado en judu h R".Walkowiu, Prostitution and Victornm 5ociety; Womt'11,
CLm and r/Jt' 5tatt'. Cambndge, Cambridge Univecsirv Press 1980 p.246
48. [bid. ., , .
49. Una prosnrura llevaba por sobrenombre des Po nccs" .
cuerpo para venderl o les pareca muy pequeo. Era el t iempo del movi-
miento de reforma moral en Inglat erra, que pro voc un giro desde la re-
gulacin de la sexualidad a su represin. La Gazeue era la punta de lan-
za de esta ca mpaa. Culmi n en una ma nifestacin p bl ica de 250.000
personas en el Hyde Park exigi endo elevar la edad de consentimiento fe-
menina de los 13 a los 16 aos. ]osephine Butler exclamaba: " Las mul-
ti tudes y los das me recuerdan los das de revolucin en Par s"; 47 Un
histori ador reciente sostuvo: " Comparada con los movimientos de re-
for ma mora l de med iados de la poca victoriana. esta nueva cruzada de
pute.za social est ab a ms orientada a un pblico mascul ino, era m s
hosti l a la cultura de la clase obrera, y estaba ms dispuesta a ut ilizar
los instrumentos del estado para poner en vigor un cdigo sexual repre-
stvo'' ." Para las mujeres, la "proreccn'' estat al ti ene dos caras, dado
que bajo ese estandarte, a fines del siglo XIX, se intent limit ar su liber-
tad social y cercenar su acceso a la vida pblica.
La represin sexual no estaba ausente en Pars. Benjamin apunt: " En
1893 las coquet tes fueron expulsadas de los pasajes" (L. P., p. 141). Al igual
los (l"eurs, all se haban sentido en su casa." "En un pasaje, I Las mu-
jeres estn como en su tocador " (convoluto 0, p. 491). La prostitucin era
en verdad la versin femenina de la fncurie. y sin embar go la diferencia
visibl: la posicin privilegiada de los hombres en el espacio p-
blico. QUIero decir: el(laneur era simplemente el nombre de un hombre que
vagabundeab a; pero todas las mujeres que vagabundeaban se arriesgaban a
ser consideradas prostitutas, algo que queda claro cuando los trminos "ca-
llejera" o " perdida" son aplicados a mujeres. "Les grandes horizontales"
devino un trmino para referirse a las prost itutas en tiempos de los buleva-
res de Haussmann. La literatura popular de la flncric puede haberse refe-
rido a Pars como un "bosque virgen", pero de ninguna mujer que vagabun-
deaba por sus calles se espera ba que fuera tal cosa.
La dimensin poltica de esta relacin cercana entre la degradacin de la
sexualidad femenina y la presencia de las mujeres en el espacio pblico, el
53.l'oes<l y cllpitalismo. p. 185.
La cla ve no es la pros tituta sino la palabra "prostit ucin" y est conec-
rada con " juego" como manifestacin de la alienacin del deseo ertico
(en el ho mbre] cuando ste se entrega a su suert e: "{.. .) pues en el bur-
del y en la sala de juego se t rata del mismo gozo pecami noso: poner el
dest ino en el placer" (O 1, 1, p. 492), Yes el destino, no el placer, Jo qu e
ser condenado. Par a Benjamn, mient ras que la figura del flneuTencar -
na la t ransformacin de la percepcin caracterst ica de la subjet ividad
moderna, la figura de la prost ituta es alegrica de la transformacin de
los obj etos, el mundo de las cosas. En tanto imagen dial ctica, ella es "a
la vez vendedora )' mercancfav.P Como merca nca, est asociada en el
Li bro de los Pasajes con la constelacin de "exhi bicin", " moda" y " pu-
blicidad": " La modern a publicidad muestr a (. . . ) hast a qu punt o se pue-
den fundir entr e s Jos reclamos de I ~ m u j e r y de la mercanca" U, 65 a,
6, pp. 352-3) . Corno vendedora, imita a la mercanca y asume su at rac-
tivo: el hecho de que su sexualidad est a la venta es en s mismo una
atraccin. Si t radicion almente la sociedad canaliz el deseo er tico a tra-
vs de un int ercambi o de mujeres como obsequ ios elaboradamente regu-
lado y restringido, la gran atraccin de la prost it uta es que pr omete al
comprad or liberarlo de todo aq uello. Benjamin escribe: "No en vano las
rel aciones del pr oxeneta con su mujer como con una 'cosa' que l vende
en el mercado, exc ita ron sobremanera la fant as a sexua l de la burguesa"
IJ 65 a, 6, p. 352).
Benjamn escribi: "El amor por la prostituta es la apoteos is de la
compe net racin (EinflJ/ung) con la mer canca " O 85, 2, p. 382). En el si.
glo XIX esto era lo nuevo acerca de la "profesin ms vieja del mundo".
El cuer po nat ural de la prostituta se asemejaba al maniqu sin vida uti li-
zado par a exhibir las lt imas modas: mientras ms caro era su atuendo,
mayor era su atractivo. Benjamn plantea como tema: " intento de llevar
el sexo al mundo material" (L. P., p. 991). Lo que llamaba el deseo "na-
tural " de procrearse era as desviado: " La sexualidad, movilizad a antao
-socialmeure- por la fantas a del futuro de las fuerzas productivas [esto
es, tener hijos] lo fue luego por la [fantas a] del pod er del capital" (J 65
a, 6, p. 353 ). Desear a la mujer-coma-cosa que est a la moda y a la venta
54. De aqu la proposicin de Marx en los MallUscritos de 11;44: "La prost itucin
es slo una expresin especifica de la prostitucin p,cnem/ del tr abajador e..I". [trad.
esp.: Karl Mar x, Malluscritos: economa y filosofa, Madrid, Alianza, 1979.]
55. El comentario continm "EII t anto esto representa In extensin mas cxtre-
ma que el espectro de la mercanca puede experimentar; la pr ostitut a fue siempre
precursora de la econo ma mercantil. Pero precisamente por que el carcter mercan -
til estuvo de otro modo subdesarrollado, este costado no necesit volverse destacable
de manera t an tajante. De hecho, la prostitucin medieval, por ejemplo, no mostr la
crasi tud que fue regla en el siglo XIX" (J67, S, p. 355) .
145 EL FLA N EU JI, EL HQMBKE- SANUWI CIi y LA r UTA
es desear el valor de cambio en s, esto es, la esencia misma del capi ta lis-
mo. Una vez que esto sucede, " la mercanca (... ) celebra su tri unfo" U65
a, 6, p. 352): los deseos erticos, la natu raleza instint iva y t ambin las
fuerzas de la fantasa que podr an imaginar una sociedad mejor, son pro
yecradas en las mercancas. Atrapadas en el capit alismo, se conviert en en
su entusias ta fuente de sostn.
Si la prostituta es a la vez vendedora y mercanca, lo mismo son, por su-
puesto, todos los trabajadores asalariados bajo el capitalismo." Habitual-
mente, los mar xistas excluyen a las prostitutas de la clase revolucionaria
porque su trabajo es " improducti vo", y las destinan, desdeosamenre, al
t.umpenproletariat. Benjamin admite: " la prostituta no vende su fuerza de
trabajo; su oficio, en cambio, trae consigo la ilusin de que est vendiendo
su capacidad para el placer (. .. )".55 Pero detrs de esa ficcin, y creciente-
mente , esta diferencia se vuelve insignificante: "En el mome nto en que el
trabaj o se vuelve prostitucin, la prostitucin puede reclamar ser conside-
rada 'trabaj o' . La Lorette es, en efecto, la primera en renunciar radical men-
te al disfraz de amante. Hace que se le pague su tiempo ; poca distancia la
separa ya de los que reclaman 'el pago de su trabajo' " U 67, 5, p. 355). Al
mismo tiempo, y especialmente en pocas de desempleo, los tr abajadores
deben hacerse "atractivos" a laempresa: "Cuanto ms se acerca el trabajo
a la prost itucin, tanto ms tentador es llamar a la prostit ucin --como ocu-
rre desde hace mucho en el argot de las prost itutas- trabajo. Esta aproxi-
macin se produjo a marchas forzadas bajo el signo del paro (desempleo];
el 'keep smiling' aplica en el mercado laboral el proceder de la prostituta,
que en el mercado del amor, 'sonre' para capta r al client e" U 75, 1, p. 367).
Los trabajadores intelectuales no estn menos prostituidos. Benjamin
apunta que en tanto escritor Baudelaire se identificaba con las prostit utas. El
SUSAN Buc c-M ou ss
144
convo luto titu lado "Baudelaire" documenta la transformacin de las relacio-
nes social es bajo el capitalismo, de la cual la prostitucin es pro totpica, regis-
trando la transfor macin de la vida ertica (en el varn) tal como ap arece en
la poesa de Baudela ire. Es la honestidad de Baudelaire, la inmediatez shoc-
keanre y cruda de sus impresiones sensori ales de la nueva realidad urbana , re-
gistrada antes de que la conciencia pudiera construir conciliaciones o totali-
dades falsas, 10 que, segn Benjamn, lo hace tan provechoso par a la reflexin
crtica, aun cua ndo el poeta mismo no tuviera una comprensin terica del
origen del pro blema. En la poesa de Baudelaire, con la pros tituta como figu-
ra alegrica en una "erotologa de la perdicin" U 66 a, 9, p. 354), se presen-
ta la degradacin de la vida ertica en todas sus facetas, y bajo una lividez sa-
tn ica: la fragmentacin fetichista del deseo, el desmembramiento del cuerpo
femenino, la conexin ent re sexualiddd y muerte, e! aislamiento y la fijacin
de los senti dos, el aburrimiento y la desesperacin iracunda que permean la
vida ertica; la soledad y, en ltima insta ncia, su resultado: la impotencia. Pe-
ro aun si este poeta se ident ificaba con las pros titutas, ellas seguan siendo lo
"otro" par a l, un campo de significado no experimentado sino simb lico. La
Einfhlllng, proyeccin sobre las mujeres que pasan de largo, del mismo mo-
do que sobre las mer cancas en [as vidr ieras, impl ica no la prdi da del yo, si-
no la incorporacin de! mun do (muj eres, cosas) como imgenes de fantasa
dentro de los propios sueos diurnos (y luego la prdida de uno mismo en
cllas). sta es la "visin ilustrativa" del [idneur: como un alegoris ta que com-
pone un libro de emblemas, escribe "su ensoacin (.. .) como text o para las
imgenes" (M 2, 2, p. 424). Benjamn apunt: los lectores de Baudelaire son
hombres. Son ellos los que lo han hecho famoso. Es a ellos a quienes l redi-
mi. "A los hombres destina [Baude!aire] la presentaci n y tra scendencia del
costado lascivo [cot ordllrier] en su vida sexual" (1, p. 673) . Benjamn co-
menta: "l no es de! agrado de las mujeres" {ibd.},
No es de extraar. Cuando Baudelaire inscr ibe sus poemas como ale-
gora en el cuer po de la prosti t ut a, como mujer sta se ve reducida a un
signo, que deb e sufr ir la misma degr adacin que el hombre-sandwi ch.
Benjam n desc r ibe a la Einfhlllng como la " tendencia ilimitada a r epre-
sent ar la posicin de todos los dem s, cada ani ma l, ca da cosa mu erta en
el cosmos" (I, p. 1179). Pero las mujeres no son cosas muer tas. Son suje-
tos (silenciados). Si el nico vocero que las r epresent a es el hombre, en-
tonces incl uso las rei vindicaciones ms increbles pueden ser tomadas en
56 . Como ejemplo de una reivindicacin tal, considrese la especulacin cumple-
ramcnte seria de Benjarnin hacia el final del convoluto sobr e moda: "La posicin ho-
rizontal tuvo grandes ventajas para la hembra de la especie homo sapicns, si se pie n-
sa en los ms antiguos ejemplares. les ayudaba a sobrellevar el cmburuzo, como por
ot ra parte se puede deducir de los cint urones y fajas a los que suden recurrir hoy las
mujeres embarazadas. Partiendo de aqu se podra aventurar quiz una pregunta: no
apareci el bipedismo en general antes en el hombre que en la mujer? En ese caso, la
mujer hubiera sido durante un tiempo la compaera a cuatro patas del hombre, como
hoy lo es el perro o el gato. Ms an, es posible que slo haya un paso de esta supo-
sicin a concebir el encuentr o front al J urante la cpula como una especie de perver-
sin primitiva, y quiz esta abe rracin haya tenido mucho que ver con el hecho de que
a la mujer se le haya enseado a caminar sobre dos pies" {B 10, 2, p. 10B) [!J.
57. Estudios recientes han document ado la preponderancia de la imagen de
Medusa de la multitud, y la conexin entre el miedo a la sexualidad femen ina no
cont enida y la amenaza de revolucin proletaria en la Fr ancia del siglu XIX. Ver
SUSann:1 Barrcws, Distorting Mirrors, New Haven, Yale University Press, 1982.
Ver tambin Neil Hertz, "Medusu's Head: Male Hystcria under I'olitical Pressure",
Represerations, 1:4, 1983.
cosa que no sucedera si ellas hab laran por s mismas . Cuando las
prostit utas hablan de sus experiencias , y cua ndo descr iben la degradacin
mod erna de la vida er tica en trminos del comportamient o de los hom-
hres, se obt iene una imagen muy diferente del problema. Esc chenlas:
"[ Los cap ita list as y las autori dades ejercen su poder de da, luego ] (.. .)
se van a hacern os una visita . Y una vez que nos han desnudado hast a nues-
tras enagua s dejan de farfullar, sus ilusiones de gr an deza colapsan y su
arrogancia desaparece. Todos empiezan a t art amudear como pequeos que
quieren dos cent avos pa ra compr ar dulces" (Amlie Hlie, 1913).
"Todos esos ciudadanos prsperos (.. .) esposos tiernos y padres afee-
IUOSOS, abogad os arrogantes, doctores famosos y miembros elocu entes del
parlamento res ult aron ser enfermos menta les. Como regla, sus esposas no
tenan idea de! tip o y grado de sus aberraciones. Slo ante nosotras se at re-
van a expresar sus demandas atroces" (Anna Salva, 1946 ).
Las mujeres de la era moderna no ha n permanecido ca lladas. Tamp oco
han evitado la accin. En las notas de Benjamn sobre el siglo X I X , las ac-
ciones r evoluci onarias de las mujeres aparecen int ermi tentemente en dis-
tint os contextos - por ejemplo , el gr upo armado de [as Vesuviennes en la
revolucin de 1848- y l apunta que la "turba" revolucionaria tom la
imagen de una Medusa castra dora. Pero estas citas (como aquellas de Cl ai-
re Dmar) ca si no son medi adas por su comentario terico.V Al mismo
147 E l. EL HOMB1I.E-SANDWICH y LA PUTA
SUSAN B UCK- MoRSS 146
Fig. 3: Manncquin vivanr instalado en una vidriera.
Miroi r du Monde, 1936.
t iempo, sugiere una imagen redentora de la puta defor mada, que las fcmi-
ni sras considerarn pert urb adora: "l a imagen de una disponibilidad acce-
sible a cualq uiera y que nadie puede menosca bar"; la puta se convierte en
el " ma nantial sin fin" de la du lce leche de "la mad re" (J 75 a, p. 36 8). Es-
to se aleja bastante de [a imagen milit ante de las mujeres en la insurreccin
de juni o de 1848, que se rebelaron contra el capitalismo y el patriarcado
(bajo una for ma d istors ionada, por supuesto) "extirpando los geni ta les de
varios prisioneros" .
En ltima instancia, tal vez, a los ojos de los hombres cuyo deseo erti-
co es distorsionado por la cosificacin mercantil, las mujeres potencialmen-
te castradoras (al igual que los reptiles y otros peligros de la nat uraleza)
sean ms inofensivas detrs del cr istal.
bre 1., obra de arte, las masas movilizada s cubren el campo del estadio de
Nur embcrg y la pantalla del cinc, de tal manera que las figm.ls en la super-
ficie proporcionan un dib ujo placent er o del todo, permiten ,11 espectad or
olvidar el propsito de la exhihici n: la milit ariz ac i n de la suciedad para
la teleologa de hacer la guerra. La esttica permite anestesiar larecepcin,
"con templar" la escena con placer desint eresado, incluso cua ndo esa esce-
na es la prepa raci n ritual de roda una sociedad para un sacr ificio ciego y,
en ltima instancia, para ladest rucci n, el asesinato )" la muerte.
En F./ triunro de la rolnntad, Rudolf I les", le grita ,1 lamultitud en el esta-
dio: " ;Alemania es Hitler y I litlcr es Alemania!". Yas llegamos ala segunda
aurod efuncin del fascismo. El sigmficado intencional es que Hnlcr encarna
tod a Id fuer....;) de la nacin alemana. Pero si apuntamos la cmara sobre Hi-
tler de manera no-aurtica, esto es, si utilizamos el aparato tcnico como ayu-
da para la comprensin sensor ial del mundo exrenor; en VC'"L de como escape
narcisista o fant asmagrico de ste, veremos algo bien distinto.
Sabemos que en 1932 Hitler practic sus expresiones faciales frente a
un espejol 17 baj o la direccin del cantante de pera I' aul [)evriem, con el
126, Citado en Raiucr Srollnran, "Fuscisr Polines as a Total Work uf Arr",
New Cennan Critique, 14, primavera de 1 9 7 ~ , p. 47 .
127, Hitler tena sus rgnuoc \oc'lles tan extenuados hacia 19.31 que uu r ndi-
co le acunsej que entrenara su v o ~ . con Devrienr, nacido i' aul Srieber-walrer, algo
que Hitler hizo entre abril r noviembre de ese <1110, durant e su J;ir'l de campaa.
Ve-r Wcrner Masser, AJol! Hitler: Legende Mythos \,(/irk/idJkeit, Mnuir h, Bechrle
Vt'rI:Jlt, 1976. p. 294n.
ESTt T IC'\ Y ,\ NF.ST t SI C,\
Fig. 16: Arriba y abajo: de
Charles Danoin, La expresin
de las emociones en el hom bre
r los animales, 1872.
219
fig. 17: Arriba y abajo:
Heinrich Hoffman, La pose
oratoria de Hitler, 1932.
220
22 1
objeto de lograr lo que l creta era el efecto apropi ado, Hay razones para
creer que este efecto no era expresivo SlIIo reflexivo, devolvindol e ,11 hom-
bre-en-la-muhit ud su propia imagen, [a imagen nar cisista de su ego intac-
to, construida contra el miedo del l.:uerpo-en-peda zos,l2s
En 1872, Charles Darwn pub lic La expresin de las emociones en
el hombre y en los animales, donde dej expresada su propia deu da con
la obra de Cha rles Bell. El libro de Da rwin fue el primero de s u t ipo en
utili za r Iot ograffas en W!7. de d ibujos, 10 que permita una ma yor preci-
sin en el an. lisis de 1,15 expresiones facia les de L1Semocio nes humanas.
Al co mparar 1.1\ fotografas de las expr esiones faci ales de Hitler mient ras
pr acti caba frent e a l espejo con las fotografas del lihro de Darwi n, uno
podra espera r que sus expres iones connotaran emoc iones agresivas,
enoj o )' furi a. O uno podr a supone r que Hid: r debi tratar de provee-
t ar el rostro impermeable, "acorazado " que j ngcr desc r ibe y que era (;,111
t pico del arte nazi . Pero en real idad las dos emoooncs descr iptas por
Darwin que loe corresponden cun las fotogra fas de Hit ler son basta nte
disti nt as a estas dos.
La primera emocin es miedo. Escuchen la descr ipci n de Darwin:
Cu ando el miedo se t ransform a en una ago na de terror (... ) las
aletas de la nar iz se dilatan ampliamente (.. . ) apa rece un mc vnnie n-
ro jadeant e y compulsi vo tic los lab ios, un temblor en la mejilla
hund ida (.. .] los globos oculares estn en el objeto de terror (. ,.) los
msculos del cuerpo pueden ponerse rgidos (. .. ) las ruanos csnin
alternat ivamente apret adas }' abiert as (.. . ] los brazos pueden so hrc-
salir, corno si quisieran aparrar un peligro espant oso, o pueden ser
arro jados salv.uemcure sobre la c,l heza,ll'l
H,lY11l1,1 segunda emocin identific able en los gestos de Hitl er. Es lo que
Dar wn lbma "s ufrimie nro del cucrpo )' la mente: llamo", )' las fotogr ;lfas
l2llo Ma x I'icard hubln u part ir de su experiencia directJ de In '1h...ohu, "nu -
lidad" que era el rostro de Hitler, " t...) un rostro no como el de alguien que con-
duce, SlIl U como el de J lgmcll que necesita ser conducido" , Hitler in Uurseives
Heinrich J:I au,er, tr ad" . .. liJinnis, H CIH )" Regnery Company, 1947, p. 78. '
129. Ch;H],,:S Darwin, Tlit' 01 Emo tions 111 V"m and Amlll.'l/s, preb .
cio de K" Tl L1J l.orenz, Ch'C;lg", Univcrsirj- " f Chicago Pre", 1965, p. 291.
relevantes son, especficamente, las de los rostros de nios que gritan y llo-
ran . Darwin escribe:
La elevacin del lahio superior lleva hacia arriba la carne de [as
partes super iores de las mejillas y produce un pliegue fuertemente
marcad o en cada mej ill.i --el pliegu e nasolabial-. q ue va desde casi las
a leta s de Id nar iz hasta las esquinas de la boca f debajo de ellas. Es-
te pliegue (J surco puede ser vistn en rodas las forogra os y es muy
caracre ns rico dela expresin de un nuio en llan to
La cmara nos puede ayudar en el conocimient o del fascismo, porque pro-
porciona una experiencia "esttica" que es no-aurrica, que crticame nte "ha-
ce test " , 131 que captur a con su ptico" 132 precisamente la din-
mica del narci sismo. de la cual depende b poltic'l del fascismo pero que su
propia estnca aurnca oculta. Tal conocimiento no es historicista . La yuxta-
posicin de las fuwgr'lf.ls del rllslrll de I lltll' r y l.e, ilmu,IClones de Darwin
no responder las complejidades de la pregunta lle von Ranke acerca de "c-
mo fue realmente" en Alemania o qu determin [a singularidad de su histo-
ria. Ms bien, la yuxtaposicin crea una experiencia Sinttica que resuena en
nuestro pro pio tiempo. suministrndonos, hoy, un doble reconocimiento: Prl '
mero, el de nuestra propia infancia, en Id cual , par a muchos de nosotros. el
rostro de Hitler apareca cmnu c11ll.11 encamado, el cuco de nuest ros miedos
infant iles, Segundo, produce un sho;k que nos vuelve conscientes de que el
narcisismo que hemos desarrollado adultos , que funciona como una
tctica anestesiantc contra el shock de la experiencia moderna -y al cual la
anrasmagorla de imgenes de la cultura de Ilu sas apela da riamenre-, es la
base desde la que el fascismo puede: volver a alu-irse camino. Para citar a Bcn-
jamin: " Los ojos que se cierran ante dicha exper iencia [1:1 de la inhospi tala ria
y enceguecedora poca de laindustria en gran escala] ha de habrselas con
otra de ndole complc nu-nturia l jtle es su copia espontne a" .13.1 El fascismo es
esa cop ia. En el refleje dl' su espejo nos reconocemos .
130. lbid. p. 14') .
131. Discnnos inln rumplos, p. 3.5,
132. lbid. p. 4S.
133, Poesia v "Ilf'iMlimw, p. 12<; .
4
Imaginando el capital: la economa poltica en exhibicin
[
Estn observando, en un nivel micro, las relaciones soc iales de una nueva
poca industrial [Fig. 1). La imagen es un "sociogr ama", un di agrama de
las int eracciones que se prod ucen entre profesores universitarios y estu-
diant es cuando se fecundan en una polinizacin cruzada con hombres de
industria en un centro de investigacin industrial un iversit ario. la pen e-
tracin, simil ar a la del semen, muestra una intervencin admini strat iva
".
.. O .. ..g , g
O,..
."
G " "" '.,.-_.
Fig. 1: Secograma de relaciones para el cell t ro UICR B.
De j. D. Eueland, Cornmunicarion Nerwurks in Universit y/lnd ustry
Coopcraeive Rcscnrch Centers. 1985.
2S6 SlJSAN BlIU(-Mol\sS IMAGINAN DO EL CAPI TAL 257
mnima en un embrin de invcsngacin y desarrollo en ciernes. E ~ en estas
institucion es informales y no jer rquicas donde una novs ima progenie de
capitalistas deposi ta sus esperanzas. Han cruzado la "segunda divisor ia
indust rial", una reestruct ur aci n del capitalismo car acterizada por la pro-
duccin descent ralizada y por tecnologas transformadas de especializa-
cin flexible, recnologias que imponen una estra tegia competit iva de inno-
vacin permane nte; de _lll la necesidad de promover nuevas ideas y de
mantener en gestacin su potenci al para la oh renc in de ganancias en el
dominio pat entado de las compaas privadas.'
Estos grupos prod uctor es de idt:,ls esr.in entrampados en redes gle ba-
les que, de acuerdo COIl el secretario de Trabajo de los Estados Unidos,
Roberr Reich, acoge n con entusiasmo a aproximadamente un qu into de la
po blacin est adou nidense en la economa g l ~ b a l con pers pect ivas de un
futuro prspero, pero amenaza n con deja r a gr3n parte de la fuerza de tr a-
bajo de la nacin a la intemperie.!
Para te ner una idea de cu n radical es esta reest ructu racin, comp -
rese su amorfo sociograma con el modelo clsico de la compaa cor po-
rativa que donuna ba el paisaje econmico hasta hace dos d cadas lFig.l).
Esta forma data del cambio de siglo pas ado (la " pri mera divisoria in-
dustria l" ) cuando la maquina ria de proceso continuo inici la produc-
cin masiva de bienes estandarizados, llevando a eco nomas de escala
que rransfonna ron el sistema primit ivo de compaiias familiares en el
capita lismo "corporat ivo" o "gerencia l",l: corporac ion es gigantescas, de
pro piedad annima, que consta ban de cientos de unidades operat ivas y
1. Ver ld id l,ll:1J. Piorc y Cha rles 1' , Sabel. The Secrmd lnductrial Dil'id.:: P{/ssif,
iities for Prosll.:rity, Nueva York, 191':4 ,
2. ver Rohcrt 1\, Rcich, Ttrc Wurk [ Natuus : j'n ,parillg Ourse fll es (UI -H'('lIt y-
Hrst c.:"fl llfr)' Capi t ,lI isfll , Nuev a York, 199 1. De ;'lqlJ en adelante " br n do r omo
\VN. Los argumentos .le Reich >U Jl controvert ido, ent re los economixr.u, muehu, de
lo, CII"Ir S son rrlieo, de '1I rrnb.ijo, pero ' 11 posicin de nlro r.lIlgn en 1.1 adminis-
t ractn Clint on los avala.
3, Par.l una histori a cconruic.i de lu iustirucin de la cOlllp"b estadounidense
y la transfonnacln al "capitalismo gerencial", ver Alfrcd D, Chandlcr; .fr., Thc Visible
Hand: T/ e M<lIl<lgerial R('/) vl"lioll in Alller"ml Business, Cambridge, Mns xochuserrs,
1977. Para \l1l,1 histmil social y polinca de la mism, trunsformarion 1, 1) "cnpir.rlis-
rno cor pn mnvo "}, va Mcrtin J. Sklar, Tbe Corporal" Reconst ruct ion 1)( Anunican
C1JJt,llism 1890 191: 1'1>,. ,\tn-kn, Ih,. I ,,/U', and /'olil les, Nueva York , 19XI': .
-
-
Fig. 2: I ~ f!stm ctll ra jer rquica b sica de L1 empresa de negocios moderna
{cada caja repres enta una oficina). Alfred C},atuilt'r. The Visible Hand;
The Managerial Revolurion in Amer ican Business, 1977.
mi les de t ra baj adores, y cuyas oper aciones internas estaban protegidas
de la co mpete ncia. Cada unidad estaba administ rada por una jerarq ua
de ejecut ivos asa lariados, los cua les, dado que la vigilancia y la coordi -
nacin const ituan su ta rea pr incipal, son desde hace poco vulnera bles
a l reemplazo por computa doras, en ta nto las compa as en descompo-
sicin se esfuerza n por recort ar sus jera rquas y por convertir la "g ras a"
gerencia l en beneficios.
Cuando las cor poraciones gigant escas tenan la supr emaca, sus ms al-
tos ejecuti vos, "estadistas corporativos", estab an cerca del poder poltico.
En 1953, Charles Erwin "Engine Char lie'' Wilson, presidente de la compa-
a industrial ms grande del mundo, Genera l Motors (su produccin era
equivalente a todo el PBN de Italia), aleg que no representaba ningn con-
flicto de intereses convertirse en el secretario de Defensa de Eisenhower :
"No puedo concebi r ni un solo co nflicto porque dura nt e aos pens que
10 que era bueno pa ra nuest ro pa s era huerto para General Motors, y vi-
ceversa" (citado en \VN. p. 48).
I
SuSAN BUC K-.\I O RSS IMAGI!"ANDO CA P IT A L 2,<;9
g...,.. ....
........
\.: 0 _po. X 03.
, ( 1... _ "11l1'li).
......
.......
las necesidades human as, el crecimiento ilimitado de bienes y deseos hu-
man os, atemoriza ba a Hegel. Escr ibe en el texto de 1803-4: "( . . . ) las ne-
cesi dades y el trabajo (.. . ) [crean] un sistema mo nstr uoso de dependen-
cia mut ua , un a vida de los muert os interna me nte agit ada, la cual, en su
movimi ento, se mueve ciega y elemenralmen re, y como un an ima l salva-
je, necesita un ama nsa mient o y un control firmes y r gurososv.! El es-
tado, a travs de la ley y la polica, es el poder oposic iona l necesa rio
co ntra el car ct er salvaje del sistema. Trae orden, est a blece lmites,
amansa el animal. Prec isament e retirndose de la nat ur aleza monstruo-
sa de la sociedad "civil". Hegel int roduce el estado como un deus ex ma-
china (ver BTR, p. 125 ), porque slo por medio de la raci onalidad y
cent ralidad del estado la vida colectiva se vuelve accesibl e a la concien-
cia individu al y el pu ma ciego cent ral de la' soc iedad civil es superado.
En re alidad, podra decir se que Hegel t oma la visin del cuer po so-
cial de la teora econmica clsica y, vo lcndo la sobre el eje perpe ndicu-
lar de l tiempo, la reinscribe en el reino poltico. en donde, sustra da de
los sucesos ins pidos y accidenta les del mercado y relocali zada en los
dramt icos y sangrientos campos de batalla, es leda como la historia de
la liberta d. En el mismo perodo temprano en que estuvo expues to a La
riqueza de las naciones, Hegel ley la Weltgeschicht e (1785) de Sch-
ro kh, la cua l conci be a la histo ria mundial , en efecto, como una f br ica
de a lfileres, ya que "( .. ) nadie ha llevado a ca bo una accin de manera
total. Dado que la to ta lidad de una accin , de la cua l slo un fragmen-
to pertenece a cada actor, est dividida en numerosas partes", la recio-
nalidad de la hi stor ia slo es accesi ble a travs de la reflexin: "la obra
[de la historia) no es realizada como un hecho sino como un resultado
qu e es pel1sado ".63
Es a travs de las pasiones y deseos de los gran des hombres, actores po-
lticos antes que econmicos, como la razn "astu tamente" se abre cami-
no en la histo r ia, logrando para la accin colectiva una racionalida d qu e le
est negada a la accin de los individuos. En las lecciones que dio Hegel en
62. Hegel, D,/S System der spekulativen l'hilosophie, p. 230; comprese con
NPC, pp. 223 224.
63. Hegel, "Pragrnents o l Iistorical Studies", trad . de CJark Butler, Clio, 7, oto.
o de 1977, 128; ver Wasu k, The Scott sb Enlightenment, pp. 119. 128.
64. Hegel, Philosophie des Rechts: Die Vorlesung van 181911.820 in einer
Nachschrft, ed. Dieter Henrich, Frankfurt am Main, 1983, p. 182. Esta es 1:1. pri-
mera publicacin de la t ranscripcin de esas lecciones, un manuscrito recientemen-
te descubierto en la LiJ1y Library de Indiana Llniversiry.
290
S USAN BUCI:: M o llsS
a
l MAG1NANOO El C....P IT... l 29 1
se apropia de la metfora base de la economa polt ica para describir el
proceso de la historia. En 1816 escribe que a pesar de la derrota de Napo-
len en Waterl oo,
el mundo le ha dado a la poca rdenes de marcha (. . .) Esta [fuer-
za) esencial procede irresistiblemente (. .. ) con movimient o impercep-
tible, como el sol atravesando todas las pruebas. Innumerables tro-
pas livianas la flanquean por todos lados, arrojndose al equilibrio a
favor o en contra de su progreso, aunque la mayora de ellas son por
completo ignorantes de lo que est en juego y simplemente reciben
golpes en la cabeza como si vinieran de una mano invisible.
u
Por supuesto, la metfora de Hegel es t ~ n tr amposa como la original
de Smirh, t al como 10 ret rat a grfi camente el despliegue visual (1861) de
Charles }oseph Minard de la invasin francesa a Rusia (Fig. 8).64> La "as-
tucia de la razn" de Hegel juega, en el plano polt ico-hist r ico, precisa-
mente el pape l que la "mano invisible" de Smith juega en el plano socioe-
conmico, incluyendo el papel ideolgico de just ificar el dao hecho a los
indi viduos en tr mi nos de " progreso" para el colectivo social. Lo que de-
be enfatizarse, sin embargo, es que t anto Smit h como Hegel ente ndan
que la economa poltica pertenec a a un discurso filosfico ms gene-
ral, un discurso que incl ua la reflexin crt ica - una dimensin norma-
tiva- como par te necesaria.
65. Cana de Hegel a Pnednch Irnmanuel Niet harnrner, 5 de julio de 1816,
Hegel: Toe Len e-s, tr ad. Clark Butler y Christiane Seiler, ed. Buuer, Bloomington,
Indiana, 1984, p. 325.
66. La concepcin del proyecto de Marx par a El capital fue contempor nea del
grfico de Mi nard. Su brillantt:Z es similar; su elocuencia crtica deriva del hecho
de que nos sumerge bajo la super ficie del intercambio mercant il hasta el nivel real
del sufrimiento humano - cn este caso, miles de trabajado res fabri les-, 'l ile era la
ventad vivida del capitulismo realmente existent e durant e la era de 1<1 indus trializ a-
cin. Marx insista en que deban hacer se visibles y palpables los efectos humanos
de 1" economa, y sta es su cont ribucin ,1 la economa poltica, sin impo rtar con
cunta frecuencia sus teoras - de la crisis, del valor, de la miseria creciente- pue-
dan ser refutadas.
v
El intento de purgar la "ciencia" de la economa de tales preocupaciones
acerca de valores normativos seala la ruptura epistemolgica ms profun-
da entre los economistas clsicos de fines del siglo XV II I y los economistas
neoclsicos de fines del siglo XI X. Si estuviramos siguiendo aqu el canon de
la historia de la teora econmica rasrreariamos precisamente este movimien-
to, describindolo como la " profesionalizacin" de la disciplina. La teora
econmica est hoy preocupada por la tarea mucho ms estrecha de descri-
bir " leyes" que den cuenta de las regularidades del comportamiento del mer-
cado como racionalidad de medios interesada en s misma, mientr as perma-
nece totalmente indiferente a las preguntas nor mati vas sobre la racionalidad
de (os motivos individuales o la raciona lidad sustantiva de los fines sociales.
En el lenguaje de Alfred Marshall y su escuela, la premisa antropol gica dI
la economa poltica se reduce a la " ley" formal de que "( .. ) todo hombre
desea maximizar la diferencia entre la suma tota l de sus satisfacciones y la
suma total de sus sacrificios, ambas descontadas al momento actual" (EA, p.
576).67 Y aunque en la t eora de la demanda todo valor depende de estos
deseos subjet ivos, su origen est cubierto de misterio. Tal como han nota do
los antroplogos Mary Douglas y Baron Isherwood, "( ... ) es extraor dinario
descubrir que ninguno [de los economistas} sabe por qu la gente desea los
bienes". Los economistas esquivan esta cuestin, " limpiando" su disciplina
de " psicologa" y asumiendo como dados los "gustos" ."
Por supuesto, los economistas neoclsicos de la revolucin marginahsra"
de la dcada de 1870 extrajeron (extremadamente variadas) consecuencias
67. Mar shall "a doraba " a Kant y sostena que la Fil050fia de la historia de Hegel
haba influenciado la "sustancia" de sus perspectivas (EA, p. 780 n.19, 780) pero
no hay rastr os de hegelianismo en sus anlisis y la influencia kanti ana era ms la
preocupacin nenkantia na por dar le fundamento s a la "ciencia" social que la racio-
nalida d crtica del proyecto or iginal de Kant .
68. Mary Douglas y Baron Isher wood, The Wor/d of Goods, Nueva Yor k,
1979, p. 15.
69. Aunque existan precedentes desde tan temprano como 1830 y aunque la reo-
ra marginalista libr una batalla cuesta arriba antes de ser aceptada a fines de siglo
(debindose mayormente su victoria a su fuerza como conrraar gumento a las crticas
marxistas al capital), el trmino rel'o/u ll marginalista se refiere al "descubri-
miento" casi simultn eo pero completamente independi ente - por part e de William
--- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ,!"""- - - - - - - - -------- - - - --
292 S USAN BUCK-MoRSS I MAGI NA NDO El. CAr IT AI. 29.1
sociales y polt icas de sus teor as.
70
Sin embargo, pa ra su pretensin de
esta r haciendo "ciencia" fue crucia l la reduccin del iberada de su visin
de la economa poltica hast a un punt o de indi ferenc ia norma t iva. El cri-
terio del conocimiento cientfico no era el juicio cua litativo sino la medi -
cin cuannranva."
La imagen proronpica de esta visin es la curva de oferta-demanda (Fig. 9)
descripta por Schumpeter como "planes de demanda o curvas de voluntad de
comprar (bajo ciertas condiciones generales) cantidades estipuladas de una
mercanca a precios estipulados, y planes de oferta o curvas de voluntad de
vender (bajo ciertas condiciones genera les) cant idades estipuladas de una mer-
canca a precios estipulados" (EA, p. 602). La "ley" en la que esto se traduce
es que hay una productividad margi nal decreciente y una demanda marginal
...-.....~
I
sluices
I
I
pump handl e
I
--------------..~ - - - - - - - - - - - - -
296 SUSA)<i' BUCJ;- MoRSS
IM AG I NANOO EL CA PITA L
297
,."u...
Fig. 11 (wntinuacin)
de una situacin "'dada " del mercado se vuelve imposible, y la filosofa
d.e la econo ma poltica se empobrece tericamente t ant o, que puede de-
cirse que ha llegad o a su fin.
VI
Se han hecho serias objeciones a la t eora neocl sica de la dema nda en
los lti mos cien aos, pero mientra s este siglo llega a su fin, la teora del
m ~ r c a d o parece haber so rteado la s tormentas de sucesos polticos muy
exit osamente. Co n su per cepci n minimulisr a de las tran sacciones eco-
nmicas, parece no tener pretensiones me ta fsicas . Sin duda , ante la de-
sap aricin de la filosofa de la economa , muchos dir n " de buena te
libraste!". No era acaso, despus de roda, el problema del socialismo
sovitico el creer que poda planear la produccin econ mica desde un
centro polt ico que pretend a ver el todo y buscaba ordenar la produccin
tot al, fijar los precios '1 manejar la di stribucin en modos qu e violaban
t odo pri ncipio no slo de las fuerzas del mercado sino t ambin de la vi-
d a po lt ica de mocrti ca ? No ha demostr ado Jan os Komei de manera
conc1usiva que la verdadera representacin de la eco noma sovit ica no
es una perspecti va olmpica sino la perspectiv a del plomer o de un flujo
obt ur ado, uno qu e produc e estruct uralme nte escasez, debido a las sua-
ves rest r icciones al presupuesto (Fig. ID)? Incl uso el keynesian ismo -el
c ual al pr inc ipi o [Uva una poca di fcil en la ob tencin de ace ptacin,
precisamente porque el -pl aneamento", incluso en el senti do limitad o
de polti cas de gobierno para est imul ar la economa , ola a socialismo
para a lgunos y a fascismo para otros- nunca trat de deducir de la eco-
nom a una visin de la sociedad como un todo. De acuerdo con los key-
nesianos, "la econ oma " poda " enfermar se", " descarrilarse" o necesitar
" repa racio nes ", pero se la ente nda corno un mecanismo al que ha ba
que remen da r par a obtene r resultados soc ia les en el plano macr oecon-
mico, mientras se dejab a a las acciones microeconmicas fuera del con-
t rol gubernament al.
Desde la estangflacin de la dcad a de 1970 (inflacin y crecimiento
negat ivo que son insensibles a los remiendos keynesianos), la teora del
juego y la eleccin racional le han dado un giro ajust ado a la moda a la
t eora neocl sica del mercado, mientr as que el neoinstt ucionali smo ha
corregido su penoso olvi do de l con text o social. En la actualidad, su po-
sicin hegemnica par ece asegurad a. En la teor a del mercado, por su-
puesto, el indi viduo reina de manera absoluta. Incl uso cuando los acto-
res econ micos son estados o empresas, su razonamiento maximizador
de recursos ocurre sin ni nguna visin del todo. De hecho, su imposib ili-
dad es el origen de las teoras de la racionalidad limitada y consec uente-
mente - cir cunscr ipt a " de la eleccin econmi ca. En lo que respect a a la
eno rme industri a del modelado economtrico, muchos de sus pract ican-
t es se enorgullecen de 110 intentar representar en absoluto la existenc ia so-
cial empr ica. Extr aamente discordant e con e! paso de la histor ia, la obra
del ganador de! Nobel Wassil y Leon rief ha resucit ado una visin t an gran-
di osa como la or iginal de Quesnay (Pig. 11). La tabl a matriz represent a la
t ot alida d de la econo ma, descompuest a en cuarenta y dos sectores, con fi-
las hori zontales mostrando lo que cada sector enva a los otros, y las filas
vert icales mostrando lo que cada secto r cons ume de los otros. De nuevo,
'"
SUS" "" BUCI( - M o RSS
299
IMAG I NANDO H . C""'TAl.-
co mo con Quesnay, el obj eto de estos cuadros de " insumo- producto " es
demost rar que la red de int erde pend encia socia l producida por la acti vi-
da d econmica no tiene fisuras.
Los cuadros de Leonne f satisfacen una necesidad de visualizacin que
la a hora hegemnica teora econmica neoclsica se niega orgullosamente
a satisfacer. Cuando Foucaul r alaba la invisibilidad de la mano de Smith
porque no le otorga al sobera no conocimiento suficient e para controlar el
campo social del deseo indi vidual, olvida el otro costado, que los indi vi-
duos deseanres tambin carecen de este conocimient o, y que este conoc i-
miento es vita l para una respuesta poltica efectiva. Hoy, cuando los cuer-
pos polt icos de los estados-nacin se sient en pr ofundamente rensionados
por la fuerza de arrastre de una economa global, la afirmacin de Pou-
caulr de la incapacidad para visualizar la ecnorma puede tener un pa pel
en las manos de un nacionalismo reaccionario que florece precisament e en
las condiciones de ceguera respecto de los deter minantes objet ivos de la vi-
da social con tempornea. En 1993, en Mosc, el plan para la transforma-
cin econmica hacia un merc ado cap italista fue descri pto por los funcio-
narios y por la prensa en una forma represenracion almente empob recida
como, simplemente, el vbig bang" (en ingls en el original). Se supona que
est e boom mstico. invisible, de sonar, importado desde Har vard po r eco-
nomistas, proporci onara par a trec ient os millones de rusos algn tipo de
renacimient o csmico a part ir de las cenizas de setent a aos de gobierno
sovitico. Saludado como el comienzo de una nueva era, al ciudadano pro-
medio le pareca, por el contrario, que conduca a la sociedad cada vez ms
profunda mente hacia un agujero negro. Sin ninguna nueva visin de su vi-
da social, sin ninguna manera de refigurar su identidad, los rusos han res-
pondido ret irndose a una ident idad colectiva de unidad tnica igualmen-
t e mstica pero culruralmente familiar, una identidad que encuentra una
voz arerr orizadora en la ret r ica poltica de Vladi mi r Zhirinovsky. Una vi-
si n filosfica, crt ica, del cuer po social tal como es producido por la eco-
noma global proporciona una alternat iva a la poltica del nacionalismo re-
novado. Tal visin alternativa tiene la venta ja saludable de corresponder a
los hechos, dado que es de inte rdepende ncia econmica y no de pureza t-
nica de lo que nuestr o mundo est compuesto.
Por qu en la actualidad la teora general mente esquiva el desafo de
visualizar el t odo social? Se trata acaso del tab contra los discursos
" tot alizantes" ? Si es as, podra apuntarse que el sistema global no va a de-
saparecer simplemente porque nosot ros los teor izadores nos neguemos a
h hl d
' 1" 'O acaso se debe a que las contr adiccion es sociales que
a ar e e. ( . .
cond ujeron a Smit h y a Hegel a bat irse en apresurada retir ada la
teologa (la mano invisible de Dios o la astucia de la razn de l Getst ) es-
t n dest inadas a salir nuevamente a la superficie, esta vez de un modo que
amenaza la misma institucin de la nacin. la riqueza de la cua l se supo-
na que el descubr imiento/ invencin de la economa iba a asegurar?
76. Predri c j ameson, le excepcin obvia, roda via supone que economa pro-
porciona una base para los fenmenos culturales en vez de ser ella un
to cuhural. Bill Brown ha propuesto que " veamos" la evidencia ssstema
a travs de los medios (en lugar de los gnificos de Playfair). Esto sugiere interpretar
las imgenes globalescomo cifras para el sistema, el cual es en la aetualLdad tanto
cultural como (ms econmico.
I
ndice
Nota preli minar
Walter Benjamn, escrito r revol ucionario
7
9
El Libro de los Pasajes de Benjamin: redi miendo
la cultu ra de ma sas para la revolud n 79
El flnn4r. el hombre-sandwich y la puta:
las polticas del vagabundeo 117
Esttica y anestsica: una reconsideracin
del ensayo sobre la obra de arte 169
La ciuda d como mundo de ensueo y catstrofe 223
Imaginando el capita l:
la economa po ltica en exhibicin 255
2
Se termin dt impri mir en el mes de sepelnbre de 2005
en Gnific n MI'S, Sanria.:o del Estero 33M,
Ce rli, Provincia de Bllenos Aires, Argent ina.
Tlruda: l.S 00 ejempla res