La Oracion Del Rey Salomon

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LA ORACION DEL REY SALOMON de LA FUNDACION GALA, el mircoles, 1 de septiembre de 2010 a la(s) 10:08

Este mensaje es parte de una serie de la oracin, y esta maana vamos a mirar a la gran oracin de Salomn. Es la dedicacin de el templo en Jerusaln. Esta es una oracin nica del Antiguo Testamento. Es quizs, el nico pasaje en el Antiguo Testamento que es un reporte de una oracin formal expresada en una ocasin muy especial del estado. Toda la nacin- -o al menos una gran parte de ella- -se haba reunido en las cortes del templo para dedicar el nuevo edificio que Salomn levant de acuerdo a los planos que su padre David haba preparado, basado en la estructura del tabernculo del desierto. Pero este era mucho ms grande, un edificio mucho ms hermoso y esplendoroso. Lo ms cerca que podramos comparar esta escena en America hoy sera la inaguracin de un presidente. Muy pronto, muchos de nosotros estarn mirando ese evento. Y, como nuestra inaguracin, en esta ocasin se haba construdo una plataforma especial para el rey en el gran patio de el templo, al frente de el altar donde los sacrificios por los pecados eran ofrecidos. En esa plataforma el rey Salomn se levant y despus se arrodill, como as la descripcin de esta ocasin impresiva en el prembulo de la oracin de Salomn, en 2 Crnicas 6:12-17: Psose luego Salomn delante del altar de Jehov, en presencia de toda la congregacin de Israel, y extendi sus manos. Porque Salomn haba hecho un plpito de metal, de cinco codos de largo, y de cinco codos de ancho, y de altura de tres codos, y lo haba puesto en medio del atrio: y psose sobre l, hincse de rodillas delante de toda la congregacin de Israel, y extendiendo sus manos al cielo, dijo: Jehov Dios de Israel, no hay Dios semejante ti en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia tus siervos que caminan delante de ti de todo su corazn; Que has guardado tu siervo David mi padre lo que le dijiste: t lo dijiste de tu boca, mas con tu mano lo has cumplido, como parece este da. Ahora pues, Jehov Dios de Israel, guarda tu siervo David mi padre lo que le has prometido, diciendo: No faltar de ti varn delante de m, que se siente en el trono de Israel, condicin que tus hijos guarden su camino, andando en mi ley, como t delante de m has andado. Ahora pues, oh Jehov Dios de Israel, verifquese tu palabra que dijiste tu siervo David. {2 Cro 6:12-17} Salomn comienza esta oracin reconociendo las promesas de Dios a David, su padre, para que nunca faltare un hombre que se sentara sobre el trono de Israel. Este tema de el reinado corre a travs de todo el Antiguo Testamento. Cuando leemos acerca de los reyes, debemos de recordar siempre de que esto refleja lo que el Nuevo Testamento nos ensea de que Dios ha llamado a cada hombre y mujer a ser un rey en Cristo, de que debemos reinar nuestras vidas a travs de Jesucristo. Es de gran ayuda el pensar de uno mismo como haber recibido un reino el cul vas a reinar- -el

reino de tu propia vida y todo lo que viene a ella. Nosotros estamos, en un sentido, encargados de estos asuntos. Ahora no podemos dictar todo lo que pasa, pero reaccionamos a todo lo que pasa. En ese sentido cada uno de nosotros es llamado a ser rey, y el reinado del Antiguo Testamento es una refleccin de esa gran verdad. Noten como Salomn trae el hecho de que ese reino siempre descansa en una base doble. Primero, hay una promesa divina de reinar dada a nosotros. Cuando Pablo usa esa frase en el Nuevo Testamento, l no est hablando de un reino algn da en el cielo. De hecho el usa la frase, "reinar en vida" {Rom 5:17} ahora mismo, a travs de Jesucristo. Esa posibilidad descansa en las promesa de Dios. Pero tambin hay un requisito de responsabilidad humana. Noten como Salomn lo trae a la luz: condicin que tus hijos guarden su camino, andando en mi ley, como t delante de m has andado. {2 Cro 6:16b En todas las Escrituras encontramos esa combinacin unida de la promesa divina y la respuesta humana. Debemos ser obediente a la palabra de verdad, y esa obediencia da a lugar el cumplimiento de la promesa divina. Ahora, entendemos, tambin, que nuestra respuesta a cambio es una accin persuadida por la actividad de el Espirtu en nuestro interior-- para que la soberana de Dios siempre lo abarque todo--pero la respuesta humana es muy importante. Enfatizo eso, porque muchos hoy da parecen desviarse de ese requisito. La oracin de Salomn consiste de ocho peticiones grandes y de una area amplia que conciernen al templo y al lugar de oracin en la vida de el pueblo de Israel. Vamos a leer a travs de esta oracin y comentar rapidamente acerca de estas peticiones. Al leer esto, yo espero que entendamos eso, aunque estas peticiones tenan aplicaciones especficas para el pueblo de Israel, tienen tambin aplicacin para nosotros. Por ejemplo, los judos tenan que dar la cara al templo cuando oraban, no importa donde estuvieren en la tierra. Ahora, ustedes saben que los mahometanos dan la cara a la Meca cuando oran. Bien, de la misma forma los judos, an cuando estuvieren en paises extranjeros, daban su cara hacia Jerusaln porque ah era que estaba el templo. La oracin de Salomn traer eso a colacin aqu al leer a travs de el recuento. Pero en nuestras propias vidas esto tiene una aplicacin especfica tambin, por que recordemos de que, en este hermoso retrato picturesco del Antiguo Testamento, tenemos un retrato de algo que es verdad en nosotros. Se nos dice en el Nuevo Testamento de que nuestros cuerpos son el templo de el Dios vivo. Bien, esto es una verdad que es a menudo extraviada. Es muy doloroso cuando cristianos se refieren a los edificios como "la casa de Dios" El Nuevo Testamento nunca llama a ningn edificio la "casa de Dios." Los edificios de la iglesia no son las casas de Dios-ustedes los son. En todas las partes del Nuevo Testamento la contestacin de el templo del regimen antiguo es el cuerpo humano y nuestras vidas personales. Nosotros somos la habitacin de Dios, por el Espritu. Cuando nos reunimos juntos, como en esta maana cuando todos estos templos estn en un lugar, el lugar completo se convierte en el templo del Dios vivo; Dios morando en medio de su pueblo por su Espritu. Ahora, eso es lo que hace que nuestra reunin juntos reconozca la presencia de Dios en medio nuestro. Jess dijo, "donde dos o tres [dos o trescientos] estn reunidos, ah estoy Yo en medio de ellos," { Mat 18:20}. Lo que hace que un servicio de adoracin sea significativo es el reconocimiento de que estamos reunidos como el templo de el Dios vivo, para que as todas estas palabras relacionadas con el templo apliquen a nosotros. Esta gran verdad es enseada poderosamente en el libro de Hebreos en el Nuevo Testamento. A la luz de esto, esta oracin de Salomn se convierte

en un ministerio maravilloso de enseanza y el poder de la oracin en nuestras vidas, y quiero leerla ahora desde ese punto de vista. En el verso 18, el rey Salomn nos d su primera peticin: "Mas es verdad que Dios ha de habitar con el hombre en la tierra? He aqu, los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte: cunto menos esta casa que he edificado?" {2 Crom 6:18} No es eso asombroso? El templo es llamado "la casa de Dios," pero en el mismo da de la dedicacin, Salomn reconoce que no puede contener a Dios. Dios es ms grande que cualquier casa. Mas t mirars la oracin de tu siervo, y su ruego, oh Jehov Dios mo, para oir el clamor y la oracin con que tu siervo ora delante de ti. Que tus ojos estn abiertos sobre esta casa de da y de noche, sobre el lugar del cual dijiste, {2 Cro 6:19-20a} Pngase usted en esa escena. Usted es la casa verdadera de Dios, y Dios ha prometido de estar disponible para usted da o noche. Este es el efecto de esta promesa. Mi nombre estar all; que oigas la oracin con que tu siervo ora en este lugar. Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren oracin, que t oirs desde los cielos, desde el lugar de tu morada: que oigas y perdones. {2 Cro 6:20b-21} Esta es una gran splica para aumentar la confianza en la oracin, descansando en una respuesta divina obvia. Salomn est orando, "Seor, deja que este lugar sea un lugar donde tu contestas la oracin, donde la gente comienza a ver la oracin pedida y la oracin contestada este puesta en prctica." Bob Roe nos estaba diciendo a algunos de nosostros de los empleados la semana pasada una historia interesante acerca de un contacto de el que se ha convertido en un cristiano nuevo. No se si lo han notado, pero Dios a menudo contesta las oraciones sorprendentemente de cristianos nuevos ms que las de ningn otros. Este nuevo cristiano estaba aprendiendo a volar un avin, y volando un da se encontr acorralado en las nubes. El no saba mucho todava como bajar a travs de las nubes usando los instrumentos, as que estaba en peligro, y or, "Seor abre un hueco para mi." Casi de inmediato apareci un hueco en las nubes, y el baj a travs de ellas y all estaba el aeropuerto debajo. Luego cuando estaba con algunos de sus amigos no creyentes en un viaje de caza de patos en Mjico, el le dijo acerca de esto, pero todos se rieron y dijeron, "Eso fu una coincidencia solamente." El dijo, "No, no lo fu. Dios obra de esa forma." Y ellos dijeron, "Bien, si tu Dios obra de esa forma, l debe estar apto de controlar lo que tendremos para la cena esta noche." El dijo, "Eso suena razonable, Que quieren de cena?" Uno de ellos dijo, "Me gustara un bistec suizo." Y el hombre fu a donde el cocinero mejicano y le pregunt que estaba sirviendo de cena esa noche. "Bistec suizo!" dijo el cocinero. La maana siguiente ellos estaban en la rea de caza y algunos patos volaron cerca. Se vea que venan cerca a distancia, pero de la misma forma que venan viraron y se fueron. Uno de los hombres dijo, "Si tu Dios es tan bueno, haz que los patos regresen." Este hombre comenz, "Quack, quack! Y los patos regresaron y volaron cerca y los hombres los cazaron! Al ir volando de vuelta a casa, el hombre cristiano que no se haba lavado sus dientes esa maana dijo, "Oh, deseara tener un cepillo de dientes." Uno de los amigos dijo, "Bueno, tu Dios es tan bueno que el debe de proveerte un cepillo

de dientes." El cristiano dijo, "Si eso es correcto." Al estar listos para abordar el avin el mir hacia el suelo, y all vi un cepillo nuevo en la caja, probablemente se haba cado en un vuelo anterior. En el camino a casa uno de los hombres dijo, "Sabes, este Dios es muy impresionante. He estado pensndolo en convertirme en cristiano." Bien, cuando usted oye historias as, tienen que recordar que esa es la accin de un Padre de corazn tierno, inclinndose y mirando los pasos no muy firmes de un pequeo beb en Cristo. Pero tenemos que crecer tambin. No podemos esperar ese tipo de contestaciones a las oraciones todo el tiempo. Las Escrituras no nos animan a pensar que Dios va a correr a nuestro llamado todo el tiempo que oremos. Tarde o temprano tenemos que aprender de que va a ver peridos de espera en que no siempre vamos a entender. Van a venir respuestas inesperadas, van a venir negaciones aparentes de parte de Dios, en un esfuerzo para probarnos y reenforzarnos. An con todo eso vendr un sentido de crecimiento de la fidelidad de Dios a sus promesas. As que esta es la primer peticin de Salomn, consciente de la realidad de la oracin, de que Dios contesta los lamentos de su gente. Aqu en el verso 22 est su segunda peticin. Verso 22: Si alguno pecare contra su prjimo, y l le pidiere juramento hacindole jurar, y el juramento viniere delante de tu altar en esta casa, T oirs desde los cielos, y obrars, y juzgars tus siervos, dando la paga al impo, tornndole su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo en darle conforme su justicia. {2 Chr 6:22-23} Esto refleja la situacin de un hombre que est en problemas con sus vecinos. El ha hecho algo malo, y jura que es inocente. En orden para que le crean ellos le llevan al templo y le hacen que jure en el altar que lo que el dice es verdad. Encontramos una seal de esto en nuestras cortes de ley hoy da, cuando un hombre pone su mano en la Biblia y jura de que lo que dice es verdad ante Dios, o levanta su mano derecha y dice, "As me ayude Dios." Esto es una refleccin de esa misma situacin. Esta fu la base de las palabras de nuestro Seor en el Sermn del Monte cuando dijo, "No juren, por el cielo o la tierra, sino que sus si sea si y su no sea no," {Mat 5:34-26}. Deja que tu si sea si y tu no sea no y deja que eso sea suficiente, dijo l. En otras palabras, Salomn est orando para que reconozcamos que en el templo, el lugar donde mora Dios, que somos nosotros, estamos en contacto con lo mas sagrado en la tierra. Lo que Salomn est diciendo aqu es que al uno orar, al comunicarse con el Dios de la verdad, estar conscientes de la importancia de que sus palabras comienzen a profundizar y aumentar y realizen el valor de ser un hombre o mujer de su palabra, sin requerir ninguna otra clase de apoyo o defensa. Eso sucede a aquellos que oran. Lo asombroso es que al usted crecer como cristiano, la fidelidad y la responsabilidad son evidencia de que estan convirtindose progresivamente en el templo de el Dios vivo; Dios est llenando esa habitacin. La tercer peticin es encontrada en en verso 24: Si tu pueblo Israel cayere delante de los enemigos, por haber prevaricado contra ti, y se convirtieren, y confesaren tu nombre, y rogaren delante de ti en esta casa, T oirs desde los cielos, y perdonars el pecado de tu pueblo Israel, y los volvers la tierra que diste ellos y sus padres. {2 Cro 6:24-25} Aqu hay un reconocimiento de que la oracin--fiel, seria, honesta, oracin abierta--es la nica respuesta propia a una derrota en la vida de f. Recuerden como lo puso Juan, "Si confesamos nuestros pecados [eso es oracin], l es fiel para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad," { 1 Juan 1:9}. Sabe usted lo bien que se siente uno despus de haber estado

trabajando en el patio o en su carro, y cubierto con tierra, se quita uno la ropa sucia y toma un bao fresco en la ducha y se limpia de toda la tierra? Bien, eso es la provisin que Dios ha hecho en la oracin en la vida de el creyente. "Si confesamos nuestros pecados." No lo justificamos, no lo excusamos, no le hechamos la culpa a otro, sino que lo admitimos y reconocemos de que Dios sabe como manejarlos y tiene una limpieza para nosotros. Si los confesamos, l es "fiel y justo para perdonarnos." Podemos tomar ese perdn una vez y otra vez, tantas veces como lo necesitemos, tantas veces por la cul sintamos que hemos cado en algo incorrecto. Dios nos limpia y somos libre de nuevo, renovados en espritu y fortalecidos otra vez por su gracia. Es la provisin de la oracin el lugar para la derrota. Luego la cuarta peticin, verso 26: Si los cielos se cerraren, que no haya lluvias por haber pecado contra ti, si oraren ti en este lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren de sus pecados, cuando los afligieres, T los oirs en los cielos, y perdonars el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, y les ensears el buen camino para que anden en l, y dars lluvia sobre tu tierra, la cual diste por heredad tu pueblo. {2 Cro 6:26-27} Aqu el problema es uno de sequa que nace de el pecado de una nacin que se le haba tolerado por mucho tiempo y se le haba excusado. Una de las formas que Dios llama la atencin de la gente es restringiendo la lluvia. Es muy notable aqu en California que estemos tres pulgadas de menos comparando con la lluvia normal promedio. Que dice eso? Dios est llamando nuestra atencin. Hace tres o cuatro aos, cuando tuvimos una gran sequa, aun los peridicos comenzaron a reflejar la necesidad de la oracin. Los alcaldes de las ciudades pidieron oracin. La gente empez a darse cuenta de que el hombre no controla el tiempo, aunque recibimos reportes del tiempo todos los das y tenemos al reportero del tiempo que habla como si controlara la situacin. Pero no lo tienen; Dios esta a cargo. Lo mismo pasa en la vida individual. Tu puedes pasar a travs de sequa espiritual, cuando no se v que nada te impacta espiritualmente; todo es estril y desolado en su alrededor; la lluvia de el amor de Dios y las bendiciones parecen etar restringidas. Que haces tu? Bien, es por eso que la oracin est disponible. Oracin es el medio por la cul confesamos nuestros pecados y Dios restaura. Santiago nos dice, "Acercate a Dios y l se acercar a t," {Sant. 3:8}. Esa es la formula mas simple que conozco para recuperarse de un perido de esterilidad y sequa. Aqu est su quinta peticin, verso 28: Y si hubiere hambre en la tierra, si hubiere pestilencia, si hubiere tizoncillo aublo, langosta pulgn; si los cercaren sus enemigos en la tierra de su domicilio; cualquiera plaga enfermedad que sea; Toda oracin y todo ruego que hiciere cualquier hombre, todo tu pueblo Israel, cualquiera que conociere su llaga y su dolor en su corazn, si extendiere sus manos esta casa, T oirs desde los cielos, desde el lugar de tu habitacin, y perdonars, y dars cada uno conforme sus caminos, habiendo conocido su corazn; (porque solo t conoces el corazn de los hijos de los hombres;) Para que te teman y anden en tus caminos, todos los das que vivieren sobre la haz de la tierra que t diste nuestros padres. { 2 Cro 6:28-31} Una vez ms, Dios depierta nuestra inquietud y llama a nuestra atencin en cierta forma de calamidad, o alguna amenaza para nosotros. Noten lo personal que es: "Cada uno sabiendo sus propias aflicciones y su propio dolor." A veces nos metemos en problemas por mantener nuestra vista de ms en otros. Dios sabe que lo que puede tocar a una persona a otra no le hace nign impacto, as que el escoge el tipo de afliccin que va a llamar nuestra atencin. Han notado de que l siempre parece dejar que el enemigo venga a nosotros en maneras que nos hace dao en las areas mas sensitivas? Ese es Dios hablando. A menudo el pecado est tan cerca de nosotros que ni lo reconocemos.

Otros lo ven, le ha causado problemas por aos, pero estamos ciegos a ests areas en nuestras vidas. Eso es porque, a menudo, Dios tiene que llamar nuestra atencin por alguna enfermedad, algn padecer, alguna plaga, alguna derrota financiera, alguna calamidad, cualquiera que fuere. Esto puede suceder en la vida de un individuo como en la vida de una nacin. As que nuestra respuesta a la oracin es a veces incompleta porque no vemos las cosas. Eso es lo que Salomn est enfatizando aqu, "Dios conoce los corazones de los hijos de los hombres." A menudo pienso que somos como aquel hombre que Jess toc y abri sus ojos, pero solo en parte. El hombre dijo, "Yo veo a hombres como rboles caminando" {Mar 8:24}, y el Seor tuvo que tocarlo de nuevo y abrir ms sus ojos. Este tipo de problema requiere a veces un tratamiento repetido de parte de el Seor, y gradualmente nuestros ojos abren a la realidad. La peticin en la oracin que Salomn est haciendo aqu, por lo tanto, es que podamos entender el significado detrs de algunas de estas pruebas y aflicciones en nuestra vida y responder en una manera apropiada para que Dios la use para nuestro beneficio. Continuando con la sexta peticin, verso 32: Y tambin al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras causa de tu grande nombre, y de tu mano fuerte, y de tu brazo extendido, si vinieren, y oraren en esta casa, T oirs desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y hars conforme todas las cosas por las cuales hubiere clamado ti el extranjero; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman como tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa que he edificado yo. {2 Cro 6:32-33} Esas palabras fueron la base para que nuestro Seor limpiara el templo, cuando tom un ltigo hecho de cuerdas y vir las mesas y sac a los cambiadores de dinero, diciendo. "Est escrito, mi casa ser casa de oracin para todas las naciones" (y l est citando de ests mismas palabras), "pero ustedes la han hecho una cueva de ladrones," {Mat 21:13, Mar 11:17}. Su corage en aquella ocasin refleja la importancia desde el punto de vista de Dios para los extranjeros que estn en medio nuestro. Salomn est orando aqu de la verdad del Dios vivo sea una atraccin poderosa a aquellos que estn tropezando y siendo cegados y buscando la realidad en el mundo. Debemos de estar conscientes de esto, estar sensibles a ellos y sus necesidades para que puedan ver la belleza de las vidas sometidas a Dios, y se conviertan y se acerquen cerca de l. Estoy animado por el alcanze de muchos en esta congregacin, pero les recuerdo de los muchos extranjeros alrededor de nosotros. Saben ustedes que hay sobre mil estudiantes extranjeros de varios paises del mundo aqu en la Uiversidad de Stanford? Esos hombres y mujeres jovenes van a ser los lderes de sus naciones cuando regresen a su pas. Que grandioso sera si alguno de nosotros abriera nuestros hogares y nuestros corazones y tomaran estos extraos en medio nuestro, muchos que estn buscando ayuda y hambrientos de la realidad. Ahora la septima peticin, verso 34: Si tu pueblo saliere la guerra contra sus enemigos por el camino que t los enviares, y oraren ti hacia esta ciudad que t elegiste, hacia la casa que he edificado tu nombre, T oirs desde los cielos su oracin y su ruego, y amparars su derecho. {2 Cro 6:34-35}

Esta es una oracin reconociendo la presencia de Dios, que nos nima a obtener nuevos entendimientos para atacar las ciudadelas del mal que nos rodean. Estamos conscientes, en esta rea particularmente de el aumento en la homosexualidad. Lo grande que es esa maldad. Hombres y mujeres jvenes son llevados sin querer capturados a una filosofa falsa de la vida. Pero este ataque no requiere un enfoque cabeziduro y de mano dura, requiere un corazn con entendimiento para tratar con el. Mvido por el hecho de que tenemos al Dios vivo en medio nuestro, debemos ser mobilizados a actuar y atacar algunas de estas cosas. Tensiones raciales, aumento en crimen, rompimiento de la familia, trfico de drogas,-- estos son las fuerzas de la maldad que pueden ser atacados por aquellos que conocen al Seor. Tenemos luego la octava y ltima peticin, verso 36: Si pecaren contra ti, (pues no hay hombre que no peque,) y te airares contra ellos, y los entregares delante de sus enemigos, para que los que los tomaren los lleven cautivos tierra de enemigos, lejos cerca, Y ellos volvieren en s en la tierra donde fueren llevados cautivos; si se convirtieren, y oraren ti en la tierra de su cautividad, y dijeren: Pecamos, hemos hecho inicuamente, impamente hemos obrado; Si se convirtieren ti de todo su corazn y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia su tierra que t diste sus padres, hacia la ciudad que tu elegiste, y hacia la casa que he edificado tu nombre; T oirs desde los cielos, desde el lugar de tu morada, su oracin y su ruego, y amparars su causa, y perdonars tu pueblo que pec contra ti. Ahora pues, oh Dios mo, rugote estn abiertos tus ojos, y atentos tus odos la oracin en este lugar. {2 Cro 6:36-40} Cuantas personas conocen ustedes que estn cautivas hoy da? El pecado los ha llevado a un pais extrao, estn en las garras de la perversidad sexual que les controla. Eso est pasando a mucha gente hoy. En esta congregacin misma, yo s que hay unos que estn luchando para ser librados de la esclavitud del uso incorrecto de sus poderes sexuales. Son cautivos en una tierra extraa. A lo mejor un temperamento ligero te mantiene en una esclavitud constante; destruye tus relaciones, y te tira al suelo cada vez que tratas de levantarte. Ests perdiendo siempre el control de la situacin por un temperamento ligero; tu eres cautivo por eso. Quizs alcoholismo, ha cautivado a algunos a la botella, sabotajeando todas sus buenas intenciones, todos sus esfuerzos para recuperar. A lo mejor la codicia ha agarrado tu corazn y te ha controlado; el dinero es tu dios, y todo lo que vives es por progresar y hacer mucho dinero. Bien, las palabras de Salomn son; si ests en esta situacin entonces ora; comnicate con Dios con todo tu corazn. Presntate delante de l y ruega por su misericordia y por su gracia. Busca su rostro cada da y su respaldo, porque como es puesto de una manera hermosa en Romanso 6, "El pecado no debe tener dominio sobre t porque no ests bajo la ley sino bajo la gracia, "{Rom 6:14}. As que Salomn termina su oracin. Cuando l la termin, el fuego de Dios baj del cielo. Dios contest maravillosamente y apoy la oracin de este gran rey de Israel, demostrando visiblemente que l tena el poder, los recursos y el amor para contestar estas peticiones. Que leccin tenemos aqu de el lugar de la oracin. Es el lugar de poder desarrollar integridad personal; el lugar donde podemos ser restaurados cuando hemos sido derrotados en la vida de f; el lugar de refrigerio de el espritu estril y resecado de muchos de nosotros; el lugar de refugio de el afligido; el lugar de amor para el extranjero; el lugar de retorno para aquellos que han estado en cautividad.

Dios conceda que podamos aprender a orar renovados en este nuestro da, el pueblo de Dios y pueda ser un testimonio a las naciones que nos rodean. Oracin Padre nuestro, no pedimos por fuego del cielo; hemos visto ya el gran sacrificio de el Cordero de Dios, sacrificado por los pecados del mundo. No necesitamos testimonio mas grande de tu amor y tu inters. Pero oramos para que seamos gente de oracin, nios y nias, hombres y mjeres que aprendan a orar, que aprendan a comunicarse con el Dios de Gloria, que haya en el lugar de la oracin la contestacin de las necesidades personales que nos afligen da a da. Oramos para que esto sea enseado por tu gran Espritu en el nuevo ao, porque oramos en el nombre de Jess, Amn.

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