El Pecado en San Agustín
El Pecado en San Agustín
El Pecado en San Agustín
ndice
FACULTAD DE TEOLOGA PONTIFICIA..........................................................................1 Y CIVIL DE LIMA...................................................................................................................1 NDICE.......................................................................................................................................2 INTRODUCCIN......................................................................................................................2 1.- EL PECADO.........................................................................................................................4 2.- CLASES DE PECADO.......................................................................................................11 3.- CMO SUPERAR EL PECADO?..................................................................................26 CONCLUSIONES....................................................................................................................29 BIBLIOGRAFA......................................................................................................................30
Introduccin
Hoy en da nos encontramos en un mundo donde la persona no encuentra sentido a su vida, todo esto por el relativismo y la globalizacin, el hombre tiende a caer en el pecado ya sea inconsciente o concientemente; piensa que la vida esta en disfrutarla y no piensa en el otro sino que se preocupa slo por su bienestar. San Agustn un Doctor de la Iglesia que ha pesar del siglo V, con sus escritos sigue dndonos una luz de esperanza para no darnos por vencidos ante el pecado ya que este trata slo separarnos de Dios, sino que nos hace ver como Dios nos llama a su lado y tiene misericordia
de nosotros y tiene los brazos siempre abiertos como un padre que espera al hijo prdigo. Aqu en esta pequea monografa quiero dar un poco a entender que es el pecado pero desde el punto de vista de San Agustn, citndole en algunas partes y en otras he tomado algunos apuntes de autores que tratan sobre el pecado en San Agustn. Consta de tres partes: la primera trata sobre el pecado en s y este a la vez se divide en el pecado visto desde un mbito en general pero breve y el otro punto el pecado en San Agustn; la segunda parte trata sobre las clases de pecado pero en San Agustn que en suma son seis: pecado Original, Mortal, Venial, Interno y contra el Espritu Santo; y la ltima parte trata de las formas como podemos alcanzar la infinita misericordia de Dios a travs del esfuerzo humano y la Gracia de Dios. Con todo esto quiero hacer que las personas tomen conciencia y se cuestionen sobre su vida y que sepan que no se encuentran solos, sino que Dios esta siempre con ellos, aunque estos lo rechacen Dios esta dispuesto a acogerles, pero eso s tenemos que hacer un examen de nuestra vida y no pensemos que todo se acaba con la muerte sino que hay una vida ms por delante y a la cual todos estamos llamados a participar de ella.
1.- El Pecado
1.1.- Qu es el Pecado?
Para empezar hablar del pecado primeramente daremos un enfoque general a lo que es el pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engaamos a nosotros mismos y la verdad no est en nosotros. Si confesamos nuestro pecados, l es fiel y justo, para perdonarnos los pecados y limpiarnos de toda injusticia.1 Sabemos bien, que Jesucristo vino al mundo para salvarnos del pecado e incluso entrego su vida por nosotros para que asi nos librara de la muerte y nos diera la vida eterna. Por la cual Jess pronuncia estas palabras: Esta es mi sangre de la nueva alianza que por muchos ser derramada para el perdn de los pecados.2 Aqu ya nos damos cuenta porque Jess entrego su vida por nosotros, eses gran amor que nos tuvo, ya que nosotros con el pecado de nuestros primeros padres estacamos condenados a la muerte. El pecado es una falta contra la razn, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prjimo, a causa de un
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apego perverso contra los bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana.3 Tenemos que saber que el pecado proviene departe del demonio, el cual de una u otra manera trata de alejarnos de Dios, para que as perezcamos. El demonio se presenta de la forma ms simple, ya que en las cosas ms sencillas se manifiesta para hacernos pecar; ya que el mayor triunfo del demonio es que las personas crean que el no existe, mas cuando esta como len rugiente buscando a quien devorar. El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de l nuestros corazones.4 Nosotros como seres humanos somos los mismos culpables de nuestras faltas y pecados ya que nosotros somos los que nos alejamos de Dios, desobedecemos sus mandamientos y preferimos vivir a nuestra manera. Como el primer pecado, es una desobediencia, una rebelin contra Dios por el deseo de hacerse como dioses, pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal.5 O tambin como afirma el apstol S. Pablo: donde abund el pecado, sobreabund la gracia. Con esto el S, Pablo nos quiere decir que el pecado puede ser vencido por la gracia, como ms adelante tambin lo dir San Agustn, a travs del bautizo nosotros borramos nuestro pecado, pero no es que por eso dejemos de pecar. Como dice la escritura El espritu es fuerte pero la carne es dbil. Aqu no ms para darse cuenta de que cuan dbiles somos y cuantos estamos dispuestos a caer en tentacin. Es que por eso es importante la conversin
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pero una conversin de corazn de arrepentimiento profundo y de renuncia a este mundo y acogerse al amor de Dios. Nosotros podemos acercarnos al amor misericordioso de Dios a travs de los sacramentos y cumpliendo fiel mente los mandamientos y practicando las obras de misericordia, ya que quien diga que ama a Dios y odia a su prjimo es un mentiroso. En la Pasin misericordiosa Cristo vence al pecado.6 Desde esta pequea referencia entraremos en si lo que fue el pecado para San Agustn uno de los ms grandes doctores de la Iglesia Catlica ya que con sus escritos y pensamientos sac a la Iglesia adelante en momentos crticos que se encontraba esta.
San Agustn como bien sabemos fue un Obispo de la ciudad Hipona que quedaba al norte del frica, tras su conversin del maniquesmo al cristianismo Agustn se preocupo por descubrir la verdad. Fue uno de los mejores pensadores de su tiempo junto con S. Ambrosio, S. Gregorio Magno y otros. San Agustn tiene una infinidad de escritos y otros muchos que se han perdido habla de los diferentes aspectos de la Iglesia que en ese entonces se encontraba en una crisis frente a los paganos. Y uno de sus temas y hasta hoy en la actualidad discutidos por diferentes intelectuales es el pecado.
Dios nos ha creado sin nosotros, pero no ha querido salvarnos sin nosotros.7 En el pensamiento de Agustn el pecado se refiere a la voluntad errnea del amor el cual es fundamental para la vida del alma.8 Los hombres no se separan de Dios sino es por los pecados, la cual vendra hacer una renuncia al amor de Dios y cuya purificacin no se efecta en esta por nuestra virtud, sino por la misericordia divina, por el perdn de Cristo y no por nuestro poder. Si la virtud es el orden, el pecado es el desorden: veamos lo que ste arrastra en el aspecto subjetivo. Y comenzaremos por decir, traduciendo pensamientos agustinianos, que el pecado como mal es un contravalor, o aniquila el mundo de los autnticos valores. Su malicia consiste precisamente en pegar fuego al Banco central del espritu.9 El mundo de los valores est constituido particularmente por los tres objetos de dichas facultades: la Verdad, el Bien y la Hermosura. El fondo del espritu humano se reduce a sed de verdad, de bondad y de belleza. Nadie quiere ser engaado, ni infeliz, separado del bien que es Dios nuestro Padre. El pecado atenta furiosamente contra este triple reino de valores en los cual sigue la condicin del egosmo, calificado por San Agustn como esencialmente destructor. El pecado es la voluntad deliberada de retener o conseguir algo que la justicia prohbe. Claro que si no hay deliberacin, tampoco hay voluntad. Pero prefer dar una definicin profusa y no una exacta y escrupulosa.10
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San Agustn. Serm. 169, 11,13 Cf. WETZEL, James (2001) Diccionario de San Agustn. Pg.1014 9 CAPNAGA, Victorino (1931). Pg. 39 10 San Agustn, De duda. anim. cont. man., XXII, 27
La esencia del pecado consiste en separarse del bien inconmutable y en amar desordenadamente los bienes mudables. Algunas veces por pecado se entiende el castigo del pecado.11 El pecado daa siempre al hombre, no a Dios.12 Esto quiere decir que Dios esta libre de pecado ya que l es eterno y adems es el creador de todas las cosas, por el contrario nosotros como hombres nos vemos obligados a caer en pecado ya que somos dbiles y sucumbimos ante la presencia del demonio, ya que nos dejamos seducir fcilmente y ms cuando nos revelamos contra Dios, ah es cuando perdemos la gracia misericordiosa y nos vemos dispuestos a caer en las manos del maligno. El pecado es un alejamiento de Dios.13 Desde nuestros primeros padres, el hombre siempre a tratado de alejarse de Dios y no buscar su amor o acercarse ms a l, nosotros como personas pensamos que todo lo podemos pero nos equivocamos caemos en la soberbia y el egosmo. Siempre tratamos de que las cosas salgan a nuestro gusto y que estn sometidas ante nosotros y no sabemos que el dador de todos estos bienes es Dios. Pero en si no reconocemos y nos creemos perfectos. Para saber perfecto es slo Dios y la nica persona que comparti en nuestra condicin humana menos en el pecado fue Jesucristo nuestro salvador y el cual nos redimi con su preciosa sangre. El pecado en una persona es desorden o perversidad, es decir, aversin hacia el creador, a quien debe preferirse y una conversin hacia las criaturas inferiores.14
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ARMAS, Gregorio (1955). Pg. 162 LANSANTA, Pedro y DEL OLMO, Rafael (2003). Pg. 608 13 LANSANTA, Pedro y DEL OLMO, Rafael (2003). Pg. 609 14 San Agustn. Simp. 1.2.18
Como nos dice nuestro Padre San Agustn, que el pecado es un desorden es nos da entender que el pecado es una desorden, es decir con el pecado perdemos todas las caractersticas de una persona normal y pasamos al plano de los animales irracionales, porque no pensemos que siendo grandes intelectuales, pensadores, etc. Somos lo mximo en el mundo, pero nos equivocamos, s que en este mundo donde nos encontramos necesitamos de preparacin pero si no tenemos el amor de Dios es nuestros corazones no somos nada absolutamente nada. Es que por tal motivo nosotros desde nuestro punto de vista crtico debemos analizar bien este punto y darnos cuenta el dao que nos estamos haciendo. Lo que la naturaleza une y vincula, el pecado lo deshace a pesar de que acta bajo el velo de un afecto natural.15 Cuando Agustn trat de levantar el velo del pecado, una tarea que admita slo un xito parcial, volvi de nuevo a lo natural que era el amor humano de Dios y busc seales de la distorsin de ese amor. Puesto que Dios era para l la fuente del amor vivificante, l deduca que no haba amor que pudiera sobrevivir al margen de Dios, a no ser que se tratara de una parodia del amor. Y as el confiesa su papel en una conspiracin de decepcin colectiva mutua. Perversamente te imitan todos los que se alejan y alzan contra ti.16 El orgullo se halla en el centro mismo de la concepcin agustiniana del pecado, porque el pecado es siempre una forma de arrogarse algo, aunque eso resulte irnico: la vida del alma que se apega a la pretensin de ser una vida independiente del amor de Dios, no es vida sino que es en realidad muerte. La imitacin perversa de Dios, en la cual el amor pecaminoso delata su falta de substancia, nace del tratar de combinar la incredulidad con la aspiracin a amar como Dios ama, sin reservas y sin temor de perder lo que se ama.17
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WETZEL, James (2001) Diccionario de San Agustn. Pg. 1016 San Agustn. Conf. 2.6.14 17 Cf. San Agustn. Conf. 2.6.13
La malicia procede de nosotros mismos y quien se destruye primero sino somos nosotros. Este peligro de devastacin nace de la proximidad de los tres objetos vinculados en la moral humana: Dios, el prjimo y yo. Estamos esencialmente relacionados con Dios y con el prjimo, de suerte que todo lo que haga o intente contra ellos, redunda en contra de m mismo. Los tres llevamos en comn una misma y grande hacienda, donde la mies est mezclada. La forma ms crasa de la insantidad consiste en sumirse en lo sensual y dirigir toda aspiracin hacia el placer de los sentidos.18 Ahora bien el pecado destruye estos tres reinos de valores. El malvado est separado del reino esencial de la Verdad, de la Bondad y de la Hermosura. Segn San Agustn, la funcin ms valiosa de la razn consiste en aprehender y distinguir el bien y el mal: Tal es nuestra excelencia y superioridad sobre los animales.19. La situacin histrica del hombre, consecutiva al pecado, se llama miseria. El hombre cado perdi: la unidad-ciencia-orden originales y as perdi la justicia y la moralidad originales. Entr en vigor el engranaje de las mltiples y diversas debilidades naturales: divisin, ignorancia, concupiscencia, mortalidad, posibilidad, etc. Tales debilidades cobran carcter penal, puesto que ahora son privaciones. Perdida la unidad original, se perdi tambin la visin de Dios (valores supremos) directa e inmediata (mstica) y con eso se perdi la libertad u ordenacin del amor, ya que la concupiscencia es una inclinacin al mal. No se perdi, en cambio, el libre albedro, si bien qued amenazado por la situacin. Las consecuencias fueron muchas. En primer lugar, se hizo imposible la comunicacin directa con Dios, que ser luego reestablecida por las mediaciones: Cristo, Iglesia, Sacramentos, jerarquas,
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GRUNDLER, Otto. Filosofa de la Religin. Pg. 61 San Agustn. Enarrat. 2 in Ps. 29.2.
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mundo (como espejos y enigmas, analogas). En segundo lugar, el hombre se ve forzado a levantarse en este terreno en el que cay, lo sensible, la carne, etc.20 El condenado est entregado al horror perpetuo de su conciencia fea. Su vida, si puede llamarse vida, consiste en el asco del vmito de s propio y su tormento mayor el vomitarse a s mismo, sin acabar de vomitarse nunca.21 Por ltimo el pecado es una fealdad que atenta contra los valores de uno mismo. El mismo Dios se digna a hacerla casa suya, morada suya, templo suyo, no sin decorarla antes con su Imagen, porque Dios es la hermosura viviente del alma. Cuando alguien defiende sus pecados, comete gran iniquidad, pues defiende lo que odia Dios.22 Pecado es un hecho, dicho o deseo contra la ley eterna.23
La variedad de los pecados es grande. Pueden distinguirse segn su objeto o segn las virtudes o los mandamientos a los que se oponen. Pueden referirse directamente a Dios, al prjimo o a nosotros mismos. Se los puede tambin distinguir en pecados de pensamiento, palabra, obra y omisin.24 La escritura contiene varias listas. La carta a los Glatas opone las obras de la carne al fruto del Espritu: Las obras de la carne son evidentes; stas
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Cf. LOPE Cirelluelo, de http://es.catholic.net/sacerdotes/564/1392/articulo.php?id=3069 Cf. CAPNAGA, Victorino (1931). Pg. 42 22 San Agustn. Comentario a los Salmos: oracin contra los enemigos, 58, I, 21 23 San Agustn. Cont. Faus. man. XXII, 27 24 Catecismo de la Iglesia Catlica. Compendio. (2005). N 393
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son: fornicacin, impureza, lujuria, idolatra, magia, enemistades, peleas, celos, clera, discusiones, divisiones, envidias, borracheras, escndalos, y cosas semejantes, sobre las cuales les prevengo, como ya les previne antes: que los que hacen tales cosas no heredarn el Reino de Dios.25 Para Nuestro Padre San Agustn los pecados son los siguientes: el Pecado Original, el Pecado Mortal, el Pecado Venial, el Pecado Capital, el Pecado Interno y el Pecado contra el Espritu Santo.
Es aquel pecado heredado por Adn por va de la propagacin.26 Adn bien sabemos que fue el primer hombre que creo Dios, del cual se extiende toda la raza humana. El Pecado Original nos viene desde Adn porque este fue el quien cometi el primer pecado por Eva ya que a esta le engao la serpiente. San Agustn utilizaba cinco argumentos cuando encareca la verdad de su doctrina: la Escritura (especialmente San Pablo), la Tradicin, la Liturgia (especialmente el bautismo de nios), la Reflexin de Agustn sobre su propia experiencia y el Sufrimiento de los nios. La doctrina madura de Agustn sobre el Pecado Original tiene cuatro dimensiones: 1). El Pecado de Adn y su castigo (concupiscencia) son heredados; 2). El alma del nio es culpable; 3). Los pecados del nio son reales (no son pecados precisamente por analoga), graves y heredados por va de generacin; 4). El bautismo es el medio necesario de salvacin para todos, incluidos los nios.
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Todo esto puede resumirse en dos opiniones opuestas. La primera afirma que el pecado original es el orgullo de Adn, por cuanto todos sus descendientes participan de ese pecado por la muerte de sus respectivas almas, a causa de la solidaridad de esas personas con Adn. (Staffner 1957). La segunda opinin afirma que el pecado original es la culpa de la concupiscencia heredada de Adn como castigo por el orgullo de Adn. (Gross 1960). Pelagio crea que la posibilidad de llevar una vida justa, libre de pecado pertenece inseparablemente y de manera inamisible a la naturaleza humana. San Agustn crea que la libertad humana estaba atada por una doble necesidad. La primera necesidad es que nosotros no podemos escoger algo sino porque es bueno y nuestra segunda necesidad es que eso bueno escogido se halla limitado a aquellos bienes que son el producto de constantes e inevitables necesidades que surgen de decisiones pasadas y de la historia humana. El pecado original consiste en una triple herencia recibida de Adn: ignorancia, concupiscencia y muerte.27 El pecado original y la concupiscencia son trasmitidos de generacin en generacin por medio de la propagacin. Si el alma ama su propio poder se desliza desde la totalidad comn hasta su propia parte particular. Pero en ese orgullo apstata, que es denominado, el comienzo del pecado. (Eclo. 10, 15). Aquel que ama la iniquidad, aborrece su propia alma.28 San Agustn fue un hombre preocupado a lo largo de su vida por el problema del mal. Teniendo un origen maniqueo, Agustn entenda el mal como
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RIGBY, Paul (2001). Diccionario de San Agustn Pg.1020 San Agustn. Doc. Chr. 1, 23, 23
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un principio malo contrapuesto al principio del bien, como dos esferas antagnicas.29 Lo primero que tuvo que aprender Agustn era que el mal en si mismo no existe, que no es un principio absoluto, sino prevacin de un bien debido. Y todos los males que para el hombre son consecuencia del pecado y de la cada de Adn.30 En De Libero Arbitrio, la atencin sigue concentrada en el problema del mal. En el expresa claramente su conocimiento del pecado original, el cual ha supuesto para toda la humanidad la transmisin de penas como la muerte, la ignorancia y la dificultad.31 Se pregunta San Agustn cmo podemos nacer en la ignorancia y se responde diciendo que era justo que habiendo pecado nuestros primeros padres transmitieran a sus descendientes la naturaleza humana tal como haba quedado en ellos.32 Desde que nuestra naturaleza pec en el paraso, la divina providencia nos forma no segn el tipo celestial, sino segn el tipo terrenal, es decir no segn el espritu, sino segn la carne por una generacin mortal y todos hemos sido hechos una masa de barro (luti), lo cual es la masa del pecado.33 Despus de la cada los hombres no formaron ms que una masa infectadas por el pecado y condenada a la mortalidad aunque Dios no haba creado ms que lo que era bueno. La concupiscencia que solo se expa por el sacramento de la regeneracin, ciertamente transmite el vnculo del pecado por la generacin a los dems, a no ser que por la regeneracin sean salvados del mismo.34
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Cf. SAYES, J. Antonio (2001). Pg.117 Ibid. 31 Ibid. 32 Cf. San Agustn. De. lib. arb. 3, 20, 55 33 Cf. San Agustn. De. diversis quast. ad Simpl. 83, q 68, 3 34 Cf. San Agustn. De. nuptiis et concup. 1, 23, 25
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Por un hombre entr el pecado en el mundo y a travs del pecado la muerte y as la muerte pas a todos los hombres pues en el todos pecaron.35 Como dato de fe, la tradicin mantendr sin equvocos que Adn pec con un pecado histrico y que tal pecado ha sido la causa de que todos los hombres nazcan no solo con la pena de la muerte, el dolor y el sufrimiento, sino con un pecado que les priva de la vida divina y que solo por el bautismo queda borrado este pecado que se transmite por generacin en generacin. Le llamamos pecado original con ms propiedad que natural, para dar a entender que no proviene de la accin divina, sino de origen humano, y principalmente, para poner de relieve que por intervencin de un solo hombre entr en el mundo; este pecado no lo borra Pelagio con sus disputas, sino Cristo con su bautismo.36 Solo es mala la injusticia voluntariamente perpetrada, no ser mal lo que los hombres involuntariamente hacen o padecen. No ser mal el suplicio de las llamas eternas donde habr llanto y rechinar de dientes. Como ves, nadie padece voluntariamente sino a la fuerza, ni tampoco es obra que la voluntad haga contra los distados de la justicia. Por negar que el pecado original es un mal. La causa del pecado original no es el matrimonio ni el adulterio, sino la mala voluntad del primer hombre.37 Todo hombre, al entrar en la existencia, antes de cualquier decisin de su voluntad personal, se encuentra ya en situacin teologal de pecado ante Dios, como consecuencia del pecado cometido por los progenitores del gnero humano.38
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Rom. 5,12 San Agustn. Contra Julianun op. Imp. lib. V, 9 37 ARMAS, Gregorio (1955). Pg. 198 38 NAVARRO ROMERO, A. Luis (2001). Pg. 245
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Este pecado implica que cada hombre nace en estado de muerte espiritual, bajo la ira de Dios y la esclavitud de Satans. Sus trgicas consecuencias estn germinalmente presentes al nacer, pero se manifiestan plenamente en la edad adulta y le impiden la consecucin del destino eterno para el cual Dios puso en la existencia del hombre. Aunque los textos oficiales de la Iglesia expresan y del mismo modo el pueblo cristiano el sentido del pecado; pero mayormente se basan en la Escritura y en la Tradicin: Escritura.- En la Escritura nunca se habla del pecado original y adems no se puede interpretar los relatos del Gnesis como si fueran narraciones histricas. San Agustn interpreta el texto de San Pablo a los romanos. La cita va en contra de los Padres griegos, en el sentido de que todos tenemos el pecado original por razn de la inclusin de todos los hombres en Adn. El cual hoy es insostenible desde el punto de vista filolgico y exegtico. Por el contrario, los autores modernos, de acuerdo con la interpretacin de los Padres griegos, lo entienden en sentido casual: puesto que todos han pecado. En todo caso tampoco aparece aqu ningn indicio de la transmisin del pretendido pecado.39 Tradicin.- Fue San Agustn el inventor de la doctrina del pecado original, teniendo tal xito en la Iglesia occidental que podra hacer suya la frase clebre: La Tradicin soy yo. En relacin con el pecado original el Concilio de Trento dice que el que no confiese que Adn, al pecar en el paraso, perdi la santidad y justicia en que haba sido constituido e incurri en muerte eterna, sea anatema. Y en relacin con el pecado original aade que el que confiese que la prevaricacin de Adn le dao a l slo y no a su descendencia, transmitiendo el pecado, que es muerte de alma, tambin sea anatema. (DS 1510 - 1516). Sin embargo, en estas afirmaciones se pueden distinguir una jerarqua de verdades:
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Necesidad absoluta de la salvacin de Cristo. Incapacidad del hombre para salvarse. El pecado de Adn origina la situacin universal de pecado en que yace la humanidad. No pensemos que el mal y el pecado son iguales o algo por el estilo, es que por eso para un mejor conocimiento daremos cuales fueron sus orgenes de cada uno de estos dos trminos: El origen del mal.- El origen del mal est en su propia limitacin ya que, debido a su ignorancia, en vez de aspirar radicalmente a la plena posesin de los valores humanos, orienta su tendencia a la felicidad por otra direccin. El concepto de mal no se refiere aqu a las desgracias que afligen a los hombres por razn de los accidentes o de sus enfermedades y mucho menos de las calamidades de la naturaleza, ya que antes que aparecieran los hombres haba sequas y sufran y moran los animales. El origen del pecado.- El pecado tiene el mismo origen en todos los hombres, tanto en Adn como en sus descendientes, pero adems de su aspecto personal tiene otro intrnseco que est en el ambiente, por lo que en vez del pecado original es mejor hablar del pecado del mundo.
En trminos generales el pecado mortal es aquel que se dan al mismo tiempo, materia grave, plena advertencia y deliberado consentimiento. Este
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pecado destruye en nosotros la caridad, nos priva de la gracia santificante y a menos que nos arrepintamos, nos conduce a la muerte eterna en el infierno.40 Un pecado mortal es la eleccin deliberada, es decir, sabindolo y querindolo, de una cosa gravemente contraria a la ley divina y al fin ltimo del hombre.41 El pecado mortal destruye la caridad en el corazn del hombre por una infraccin grave de la ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin ltimo y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior.42 Para San Agustn el pecado mortal o de muerte tiene lugar, cuando el cristiano despus de haber conocido a Dios mediante la gracia de Nuestro Seor Jesucristo trata de romper la armona entre los hermanos y tiene envidia de la misma gracia que le ha reconciliado con Dios. El pecado no es de muerte, cuando uno no deja de profesar amor al hermano, si bien por flaqueza omite los deberes de fraternidad.43 Analizando todos estos conceptos dir que el pecado mortal es aquel que nos aparta de Dios y nos hace perder la gracia santificante como lo dice San Agustn. El pecado mortal es aquel que lo hacemos nosotros con pleno conocimiento, materia grave y libre consentimiento. La nica manera de borrar este pecado es con los sacramentos del bautismo, penitencia y la reconciliacin con Dios.
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Catecismo de la Iglesia Catlica. Compendio (2005). N 395 Catecismo Menor- Abancay (1993). N 397 42 Catecismo de la Iglesia Catlica (1993). N 1855 43 Cf. San Agustn. De Sermone Domini in monte, lib. I, cap. XXII, 73
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Para San Agustn los pecados veniales herencia de los mismos justos no privan de la vida eterna, tampoco para lograrla servirn al impo algunas obras buenas que difcilmente faltarn an al mas degenerado. (De Spiritu et Littera, cap. XXVIII). El pecado venial deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere.44 Es pecado venial cuando no se observa en una materia leve la medida prescrita por la ley moral o cuando se desobedece a la ley moral en materia grave, pero sin pleno conocimiento o sin entero consentimiento.45 Este pecado no rompe la alianza con Dios. Sin embargo debilita la caridad, entraa un afecto desordenado a los bienes creados, impide el progreso del alma en el ejercicio de las virtudes y en la prctica del bien moral y merece penas temporales de purificacin.46 Por lo que vemos estos pecados no son tan graves, esto no quiere decir que pequemos, ya que nadie puede vivir sin pecar, procuremos que nuestro pecados sean de los menores posibles, para que de esa manera si ofendemos a Dios lo hagamos de la manera mas simple. Estos pecados se pueden borrar con la oracin cotidiana (Padre Nuestro), sin los cuales no suele transcurrir esta vida. Porque por el bautismo hemos renacido a ser hijos de Dios, y con toda confianza podemos decir: perdnanos nuestras ofensas, pues siempre hay que pedir perdn.
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Catecismo de la Iglesia Catlica (1993). N 1855 Catecismo Menor- Abancay (1993). N 399 46 Catecismo de la Iglesia Catlica. Compendio (2005). N 396
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Los vicios pueden ser catalogados segn las virtudes a que se oponen o tambin pueden ser referidos a los pecados capitales, que la experiencia cristiana ha distinguido siguiendo a S. Juan Casiano y a S. Gregorio Magno (mor. 31, 45). Son llamados capitales porque generan otros pecados, otros vicios. Son: la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula y la pereza.47 Los vicios, como contrarios a las virtudes, son hbitos perversos que oscurecen la conciencia e inclinan al mal. Los vicios pueden ser referidos a los siete pecados llamados capitales.48 San Agustn llama capitales a los pecados ms atroces. Para un mejor entendimiento describiremos cada uno de los pecados capitales y cuales son las ideas o conceptos que tiene San Agustn de estos: La soberbia.- Pues qu otra cosa es la soberbia sino el desear parecer lo que uno no es, desatendiendo la voz ntima de la conciencia? (De genesi contra manichaeos, lib. II, cap. V, 6). Con esto San Agustn, nos da entender que la soberbia no puede llevar a un extremo de que queramos ser como Dios, lo cual es una tontera enorme, ya que nosotros criaturas hechas por l, queremos asemejarse a l, siendo nosotros pequeos indefensos ante su imagen. O en nuestra vida diaria se puede dar esto, cuando nos creemos superiores a los dems y les tratamos de intiles. Es que por este motivo nosotros debemos siempre ser humildes, tratar de ser comprensibles con los dems y no dejarse llevar por la soberbia, pero tenemos que saber que la soberbia se introduce por medio de la maldad es que por eso tenemos que estar siempre atentos y no dejar que el demonio se burle de nosotros, sino vencerlo con la ayuda del Seor a travs de la oracin.
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Catecismo Menor- Abancay (1993). Pg. 172 Catecismo de la Iglesia Catlica. Compendio (2005). N 398
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La avaricia.- El amor desordenado de las riquezas con violacin de la justicia, la cual debe ser incomparablemente ms estimada que aqullas. (De Civ. Dei, XII, 8). Aqu muy claramente nos habla San Agustn, sobre las riquezas mundanas que muchas veces nosotros guardamos o nos apegamos a ellas, hacindole nuestro Dios, como si nos fueran eternas. Nos preocupamos mayormente de llenarnos de riquezas y as asegurar nuestra vida, pero no sabemos el momento en que vamos a morir y al final no nos llevamos nada, es que por eso Jess en uno de sus pasajes del Evangelio nos dice: no guardar riquezas en este mundo donde la polilla y el ladrn se lo llevan, guardar all arriba donde no entra polilla ni ladrn. Quizs el dinero nos aparta ms de Dios y el colmo es cuando lo que tenemos no lo compartimos con los que lo necesitan y como un dicho que dice: El da que te mueres no te vas a llevar nada de tus bienes, si no que quedan aqu ya que estos son pasajeros. La envidia.- La envidia es al punto engendrada por la soberbia. Y qu envidioso hay que no desee mal a aquel con cuyo bien se siente atormentado? Luego la envidia da como fruto inmediato la malevolencia de donde se sigue el dolo, la adulacin, la detraccin y cuantas acciones malas no queremos padecer de otros. (Sermo 353, cap. II, 1). Qu es la malevolencia, sino el deseo de daar? Qu es el dolo, sino hacer una cosa y disimular otra? Qu es la adulacin, sino seducir con mentirosas alabanzas? Qu es la envidia, sino el aborrecimiento de la felicidad ajena? Qu es la detraccin, sino una represin ms maldiciente que veraz? La malevolencia se deleita con el mal ajeno; la envidia hasta se entristece del bien ajeno; el dolo hace hipcrita al corazn; la adulacin hace hipcrita a la lengua; la detraccin hiere la fama.49 Primeramente dir el que envidia no ama. El diablo se manifiesta bien sabemos en todos los pecados ya que de ste proviene todos ellos, es que por
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eso no hay que tener envidia a nuestro prjimo, si no que admiremos y tratemos de imitarlo o algo por el estilo, pero no tratar de hacerle dao. La caridad es la que nos ayuda a superar este pecado, o sea amar a nuestros hermanos como lo dice el primer mandamiento: Amar a Dios sobre todas las cosas, y a tu prjimo como a ti mismo. Es que por tal razn debemos amar a cada uno de nuestros hermanos sin distincin alguna y no buscar hacerles dao o envidiarles por lo que nosotros no tenemos, ms bien tratemos de acercarnos ms a ellos pero de la mejor forma, es decir por la caridad. La ira.- Si el nimo se presenta continuamente una dificultad para hacer o cumplir lo que pretende, continuamente se irrita. En cuanto se me alcanza, la ira es un deseo turbulento de alejar cuanto estorba a la accin. Por eso con frecuencia no slo nos irritamos contra los hombres, sino tambin contra la pluma con la que escribimos; la golpeamos y la rompemos; los jugadores se irritan contra los dados, los pintores contra el pincel, y todos contra el instrumento en que creen hallar algn estorbo. Afirman los mdicos que la hiel se aumenta a consecuencia de irritarse a menudo y con el aumento de la hiel, sin apenas motivo, fcilmente nos irritamos. De esta suerte, el efecto que el nimo al irritarse produce en el cuerpo repercute en el mismo nimo, perturbndole. (Epist. 9, 4). Ira es un movimiento del nimo que incita a castigar.50 Qu es ira? Un apetito desordenado de venganza.51 Con esto creo que nos ha dicho casi todo San Agustn con lo que respecta a la ira, un pequeo comentario mo sera que la ira en s no es odio, porque cuando nos airamos no odiamos a la persona, si no que nos irritamos con ella por un momento o que se yo, salvo que esta ira perdura y no se arranca pronto del corazn, va en aumento y se convierte en odio. Es que por tal razn cuando sintamos ira contra alguien ya sea persona o cosa tratemos
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San Agustn, Enarr in Psal. 6, 3 San Agustn, Sermo 58, cap. VII, 8
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por lo ms pronto borrar ese resentimiento y tratar de superarlo, pidindole al Seor que nos ayude a seguir adelante. La lujuria.- Los hijos de Dios se enamoran de las hijas de los hombres y para disfrutar de su consorcio conyugal, deslizronse en los vicios de la ciudad terrena abandonando la piedad que observan en la ciudad santa. Pues as como los avaros, posponiendo la justicia, aman culpablemente el dinero, no porque el dinero es malo, sino porque el hombre es malo; de igual manera cuando se pospone a Dios eterno, interno y sempiterno Bien, mase culpablemente la hermosura corporal que, aunque creada por Dios, es temporal, carnal e nfimo bien. Lo mismo sucede con toda criatura. Por ser buena, pudese amar bien y mal; a saber, bien, cuando se guarda el orden; mal cuando se altera el orden.52 Por lo que vemos, aqu San Agustn nos pone claro el ejemplo de los ngeles que se enamoraron de las mujeres que habitaban en la tierra. Esto nos quiere decir que la lujuria es el desear a una mujer que no nos corresponde o viceversa, esto tiene tambin relacin con el dcimo mandamiento: No desear los bienes ajenos, o sea la esposa o esposo de tu prjimo o prjima. Tambin creo yo que los adolescentes no deben tener relaciones a esa edad ya que estaran cometiendo fornicacin, si no a su debido tiempo y edad, estar especialmente preparados para asumir esa gran responsabilidad y nosotros como aspirantes a la vida consagrada, estar bien firmes y fieles en nuestra oracin y por medio de ella superar todas las tentaciones y pruebas que se nos venga o presenten. La gula.- Me has enseado que debo tomar los alimentos como se toman los medicamentos. Mas mientras paso de la molestia del hambre al descanso de la hartura, me acecha el lazo de la concupiscencia en el mismo paso, el cual es ya un placer y es el nico medio de llegar a donde la necesidad obliga. Siendo la salud el fin de la comida y bebida, asciase el deleite cual peligroso lacayo y con frecuencia trata de adelantarse y de incitarme a hacer por l lo que digo o quiero hacer por mi salud. No se contentan con la misma
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porcin la salud y el placer; es poco para el placer lo que basta para la salud. Muchas veces no se sabe si es la necesidad del cuerpo la que pide refuerzo o es la ilusin voluptuosa de la sensualidad la que pide regalo. En medio de esta incertidumbre la infeliz alma se regocija y busca en ella razn para excusarse, alegrndose de conocer claramente lo que la templanza y la salud de consumo exigen, porque no conocindolo, con el pretexto de mirar por la salud se disimula el ansia de regalo. (Conf. Lib. X, cap. XXXI, 44). Por este pecado capital tenemos entendido que es el exceso de comida o bebida, es decir cuando comemos algo contra nuestro gusto. Debemos comer de acuerdo a nuestra necesidad, para que de esta manera no nos afecte en nuestra salud. Por tal razn debemos ser cautelosos al momento de comer y beber. La pereza.- Escuchemos al Seor que nos manda y nos ayuda; nos manda lo que debemos hacer y nos ayuda para que lo podamos cumplir. Nunca pensemos que nuestra fe se apoya con tal firmeza en nuestro libre albedro, que no necesite del divino auxilio. A fin de convencernos de que tambin est en nuestro poder el creer, escuchemos al Evangelista que dice: Diles poder de ser hijos de Dios. (Jn. I, 12). Ms en ambas cosas debemos reconocer los beneficios del Seor: debemos darle gracias porque nos ha conferido tal poder y debemos orar, para que no sucumba nuestra fragilidad. (In Jn. Evang, tract. LIII, cap. XII). Para una mejor aclaracin de este prrafo diremos que Dios, nuestro Padre, no quiere que seamos perezosos, ya que debemos cumplir con nuestras actividades que tenemos y no quedarse con lo brazos cruzados y que nos den todo servido, sin esforzarnos nada. En la vida hay que sufrir y buscar lo que queremos porque todo no nos va a caer del cielo, y pero an si somos perezosos, Dios ayuda aquella persona que se esfuerza por seguir adelante y cada da estar ms cerca de l, es que de aqu el dicho: Al que madruga Dios le ayuda.
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Dentro de estos pecados que por San Agustn son llamados internos tenemos: Malos pensamientos, Delectacin morosa, Malos deseos, Malicia de los malos deseos, Mal gozo. Para empezar diremos que son aquellos pecados que estn dentro de uno mismo es que de ah viene el nombre de internos. Estos pecados son aquellos que estn dentro de uno mismo, es decir los malos pensamientos, deseos impuros, etc. Es decir lo que nace de uno mismo, es por tal motivo cuando se nos presenten uno de estos pecados lo rechacemos lo ms antes posible y no dejarnos llevar por estos. Nada ms rpido que el pensamiento: tiene alas de increble velocidad, se escapa del corazn y traspasa la lengua; se piensa el mal antes de ser proferido. Si se escurre un mal pensamiento en tu interior, huye de l, piensa en otra cosa, no te detengas en l.53 Cuando el alma aun con el solo pensamiento se deleita en cosa prohibidas y en vez de rechazarlas, como debiera, tan pronto como se le ofrecen, se deleita morosamente en ellas, aunque sin nimo de ejecutarlas, indudablemente peca, si bien mucho menos que si resuelve ponerlas por obra.54 Todos estos pecados pueden salir de la boca, sino antes salen del corazn. Es que tal motivo tenemos que estar bien pendientes de lo que decimos ya que con las palabras que salen del corazn podemos llegar a herir a una persona e incluso a matarla, es que por eso antes de hablar o hacer
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M.A. I, Guelferb. 33, 3. Pg. 579 San Agustn, De Trinitate, lib. XII, cap. XII, 18
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cualquier cosa pensemos, y preguntmonos porque lo hacemos antes de actuar. De aqu que viene una frase interesante de Esopo que dice: Con la lengua se pueden decir cosas bellas, pero al mismo tiempo salen cosas bien feas
Quin pecare contra el Espritu Santo no ser perdonado ni en este mundo ni en el otro.55 Con respecto a esta frase del evangelio San Agustn nos da una explicacin interesante: Al decir el Seor: Quien pecare contra el espritu Santo o quien pronunciare una palabra contra el Espritu Santo, no abarco todos los pecados cometidos contra el Espritu Santo, sino uno peculiar. Este pecado es la dureza de corazn que persiste hasta el fin de la vida; por ella el obstinado se resiste a recibir la absolucin dentro de la unidad del cuerpo mstico de Cristo vivificado por el Espritu Santo. (Epist. 185, 48-49). Adems el pecado contra el Espritu Santo, consiste en resistir a la unidad de la Iglesia hasta el fin de la vida, tambin consiste en tener envidia de las obras del Divino Espritu.
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Mt. XXII, 32
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Reconocer la propia situacin y desarrollar la inteligencia emocional es una tcnica psicolgica que est al alcance de cualquiera. Pero aspirar a la plena posesin de los valores humanos es un objetivo muy lejano. Y a corto plazo no se experimenta ningn resultado; por eso a la hora de la verdad es muy difcil seguir este camino. Por el contrario pasando del campo de la psicologa al de la teologa de la vida cristiana, el Espritu Santo da la fe que se necesita para mantener vivos los ideales del Evangelio. Por eso slo en Cristo est la salvacin, entendida como desarrollar plenamente la imagen trinitaria de Dios.56 Para superar un pecado o pecados, es necesario que seamos concientes de nuestros actos que hagamos, ya que sin cometer pecado seria imposible vivir; ya que los Santos mismos fueron pecadores y todo ser humano es pecador por el primer pecado cometido por Adn, es decir el original. Desde que nacemos, tenemos esa nocin del pecado, es que por tal motivo no hay que sentirnos humillados, sino que seamos fuertes y hagamos las cosas como Dios quiere siguiendo el ejemplo de Jess, que comparti toda nuestra condicin humana menos en el pecado porque l es Dios. La palabra amor es para San Agustn el concepto de mximo consenso, es decir, unin de conocimiento de la verdad y realizacin de la salvacin.57
La doctrina del pecado original ocupa un lugar capital en la vida cristiana. Segn ella el hombre perdi de un modo absoluto la gracia y por eso mismo puede volver a perderla de nuevo. Sobre sta base el objetivo de los
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Cf. NARRO ROMERO, J. A (2001). Pg. 256 SCHWARZ, G (1972). Pg. 149
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creyentes consiste en evitar el pecado mortal para no ir al infierno, tener el estado de gracia y hacer obras meritorias para el cielo. Otro modo de liberarse es sino la creacin de Dios, el hombre como imagen de Dios y lo que se refiere al tema de la gracia. As la gracia santificante, que antes era considerada como una cualidad pasiva cuya funcin era devolver la vida divina perdida por el pecado puede entenderse de otros modos. Entre ellos destaca el de humanizacin, que es el ms prefecto de todos. La preparacin del hombre para acoger la gracia es ya una obra de la gracia. Para San Agustn, el como superar el pecado con la ayuda de Dios es la gracia. Solo la gracia de Cristo libra de los pecados, cualesquiera que ellos sean.58 Admito en el hombre no slo pecados de fragilidad o necesidad, sino de librrima voluntad y sostengo que slo estos ltimos cuadra ntegramente el hombre de pecado, porque si se quiere, pueden evitarse; admito que el gnero humano est inundado de pecados ya de ignorancia ya de concupiscencia, los cuales son pecados y a la vez castigo de pecados. Por qu pues, dices, que segn mis definiciones no puede darse pecado alguno en las costumbres? Escucha ahora t que no quieres: nicamente la gracia de Dios por mediacin de Nuestro Seor Jesucristo libra de toda especie de pecados, lo mismo originales que personales, as pasados como futuros.59 Por ltimo diremos que el hombre por ser criatura hecha por Dios, puede ser perdonada de todos sus pecados, siempre y cuando esta se arrepienta de corazn y se corrija para el futuro, porque Jess dice: No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores.
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ARMAS, G (1955). Pg.124 San Agustn, Contra Julianum op. imp., lib. I, 105
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Por lo tanto estar siempre acogidos a Dios y no separarnos nunca de l y siempre estar firmes en nuestra oracin y amor con los hermanos.
Conclusiones
En conclusin diremos que el pecado para San Agustn es un hecho, dicho o deseo contra la ley eterna. Adems una en una persona es desorden o perversidad, es decir, aversin hacia el creador, a quien debe preferirse y una conversin hacia las criaturas inferiores. Por tanto el pecado original consiste en una triple herencia recibida de Adn: ignorancia, concupiscencia y muerte. En la cual el pecado original y la concupiscencia son trasmitidos de generacin en generacin por medio de la propagacin. Entonces la concupiscencia que solo se expa por el sacramento de la regeneracin, ciertamente transmite el vnculo del pecado por la generacin a los dems, a no ser que por la regeneracin sean salvados del mismo. Para San Agustn el pecado mortal o de muerte tiene lugar, cuando el cristiano despus de haber conocido a Dios mediante la gracia de Nuestro Seor Jesucristo trata de romper la armona entre los hermanos y tiene envidia de la misma gracia que le ha reconciliado con Dios. En San Agustn los pecados veniales son herencia de los mismos justos no privan de la vida eterna, tampoco para lograrla servirn al impo algunas obras buenas que difcilmente faltarn an al mas degenerado.
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San Agustn llama capitales a los pecados ms atroces. Dentro de estos pecados que por San Agustn son llamados internos tenemos: Malos pensamientos, Delectacin morosa, Malos deseos, Malicia de los malos deseos, Mal gozo. Para San Agustn el pecado contra el Espritu Santo es la dureza de corazn que persiste hasta el fin de la vida; por ella el obstinado se resiste a recibir la absolucin dentro de la unidad del cuerpo mstico de Cristo vivificado por el Espritu Santo. Por ltimo la manera de evitar estos pecados es a travs del esfuerzo mismo y de la Gracia de Dios.
Bibliografa
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