La Evolucion Del Guadalquivir
La Evolucion Del Guadalquivir
La Evolucion Del Guadalquivir
INDICE 1. Situacin geogrfica y emplazamiento de Sevilla. Relacin con el Guadalquivir. 2. El acqua alta en Sevilla. 3. Cambios histricos en el cauce del ro. 4. La transformacin del Guadalquivir en su recorrido urbano. 4.1. La Corta de Tablada (1903 1926). 4.2. De Ro a Drsena. El Tapn de Chapina. Plan Brackenbury (1927-1951). 4.3. La Corta de la Cartuja (1975 1982). 4.3.1. La reestructuracin del sistema defensivo del sector noroccidental de Sevilla. 4.3.2. La ejecucin de la Corta de La Cartuja. 4.4. El desaterramiento de Chapina y la nueva Torneo. 5. Los puentes de Sevilla. 6. Conclusiones 7. Evolucin de la ciudad sobre estado actual. 8. Bibliografa
ampliacin del margen de seguridad ha proporcionado, por su parte, elementos espaciales (antiguos muros de defensa, cauces o encauzamientos abandonados, mrgenes protegidas, llanos de inundacin rescatados) muy valiosos para las sucesivas remodelaciones de la ciudad. La ciudad medieval, perfectamente delimitada por la muralla del siglo XII, cubre una extensa superficie, cuya herencia ha dejado uno de los cascos histricos de mayores dimensiones de Europa y que, prcticamente, multiplica por cuatro las dimensiones del recinto amurallado romano. Ciertamente, en el interior de este recinto se incluyen zonas no edificadas, que sern urbanizadas gradualmente, algunas con posterioridad a la ocupacin castellana. Pero, sin duda, el hecho ms significativo en relacin al crecimiento fsico de Sevilla es que, a comienzos del siglo XX, sus lmites continan siendo prcticamente los mismos del recinto amurallado: en ocho siglos apenas se han integrado en la ciudad los arrabales histricos (Triana, Los Humeros, San Bernardo, San Roque, La Calzada y la Macarena) y se ha colmatado El Arenal, es decir, la zona portuaria existente entre la Torre del Oro y el Puente de Triana; una ciudad, no hay que olvidarlo, que ocup una posicin hegemnica en la Europa de los siglos XVI y XVII.
En la memoria de nuestros mayores estn bien impresas las frecuentes crecidas del Ro Grande (Guadalquivir en rabe es Ro Grande) que transformaban una ciudad trrida y seca de Andaluca en una Venecia del sur. Exceptuando algunas ocasiones en que las riadas fueron trgicas, la mayora de las crecidas del ro eran mansas y permitan que la ciudad mantuviera su ritmo durante el tiempo que las aguas tomaban las calles de Sevilla.
Junto al puente de Triana exista, y an existe, un pequeo mascarn en el que los sevillanos calculaban la altura de las aguas, y con ello, el peligro de inundacin de los distintos barrios de la ciudad. -Ya tiene que estar llegando el agua a La Alameda!- Decan unos despus de calcular lo que faltaba para llegar a la fatdica seal -Seguro que ya est inundado el barrio de San Bernardo!- Aseguraban otros. Estos clculos certeros permitan a los vecinos de las zonas ms bajas, y por lo tanto ms proclives a la inundacin, retirar todos sus muebles e incluso que ellos
mismos se fueran a vivir, mientras el peligro acechaba, a pisos ms altos, en muchas ocasiones de familiares, amigos y vecinos.
Este ltimo fue mi caso porque yo viv, siendo un nio, la ltima gran riada de Sevilla. En mis recuerdos se mezclan los comentarios inquietos de los mayores con la alegra que mi hermano y yo sentamos por la novedad de que la familia de mis amigos, que habitaban el bajo, tuvieran que subir a vivir con nosotros. El dormitorio que normalmente ocupbamos se converta de repente en una cabaa de juegos para seis amigos; todos de parecida edad, jugbamos y jugbamos durante el da y parte de la noche. Las clases se suspendan y, aunque en un primer momento debamos permanecer encerrados, cuando el nivel de las aguas comenzaba a descender, nuestros padres que ya no conseguan mantenernos encerrados, nos colocaban las botas de goma y nos permitan jugar en las calles inundadas. -Tened mucho cuidado!!- Nos deca mi madre. -No os alejis de casa!!- Gritaba mi abuela. -Cuidad de no resbalar!! Advertencias intiles porque dentro de nuestras botas nos convertamos en intrpidos piratas que surcaban mares, guardaban tesoros y salvaban princesas. Ms de una vez volvimos embarrados hasta las orejas y, aunque con temor por la inminente regaina, volvamos a casa con el corazn cabalgando sobre las azaas realizadas.
de la geometra original del ro que dej sin sentido algunos de los elementos de la estructura de asentamientos que definan el acceso desde el mar hasta Sevilla. Efectivamente, con la corta de Tablada qued sin funcionalidad hidrulica y rpidamente colmatado el meandro de los Gordales entre Sevilla y San Juan de Aznalfarache, lugar este ltimo donde se asentaba el bastin defensivo fundamental del puerto sevillano. El proyecto de Molin suscit una fuerte controversia, se criticaba la ausencia en el proyecto de una solucin a la desviacin del ro Guadaira y el abandono de toda consideracin sobre la defensa del barrio de Triana.
Estado Anterior La muralla actuaba como medida de proteccin frente a las crecidas del Guadalquivir y sus afluentes; pero tras su demolicin, la ciudad situada sobre el lecho de inundacin del ro, queda permanentemente expuesta a las avenidas.
El ro en la Exposicin Iberoamericana de 1929: el proyecto de Sanz Larumbe. La Corta de Tablada y el aterramiento de los Gordales. Pabelln de la Exposicin de 1929 -----Diques de defensa: I Arroyo Palmete; II Arroyo Tamarguillo; III Arroyo Tagarete; 1 Los Gordales; 2 Helipolis; 3 Eritaa; 4 Meandro de San Jernimo
Estado Anterior El ro en la Exposicin Iberoamericana de 1929: el proyecto de Sanz Larumbe. La Corta de Tablada y el aterramiento de los Gordales.
El ro en 1950: plan Brackenbury. El tapn de Chapina. Pabelln de la Exposicin de 1929 -----Diques de defensa: I Arroyo Palmete; II Arroyo Tamarguillo; III Arroyo Tagarete; 1 La Cartuja; 2 Aterramiento de Chapina; 3 Tablada; 4 Punta del Verde; 5 Esclusa; 6 Helipolis
Por otra parte, una visin inconcebiblemente limitada por parte de las autoridades municipales de la poca estuvo cerca de producir resultados mucho ms traumticos: se consider la posibilidad de extender el aterramiento de Chapina hasta la Torre del Oro, lo que hubiera significado la desaparicin del tramo del ro del Arenal, entre Sevilla y Triana, es decir, el elemento fsico de mayor significacin para la definicin de la ciudad. Adems de alcanzar los objetivos perseguidos tuvieron importantes repercusiones sobre el territorio: a la interrupcin de la continuidad espacial entre la dehesa de Tablada y el Sector Sur y Tabladilla que haba producido el proyecto de Molin, se sum ahora, la inversin del sentido urbano y territorial del lugar de Chapina. Por una parte, Triana qued desgajada de su vega y de los terrenos de la Cartuja; por otra, con el cegamiento del cauce de Chapina se produjo la unin por tierra de dos cascos cuyas respectivas estructuras urbanas tenan su razn de ser en el desarrollo separado que el cauce del ro haba determinado. Por otra parte el propio dique de defensa entraaba dos problemas: en primer lugar, la coronacin del muro de tierra estaba a cota ms alta que la rasante de todas las vas de comunicacin que salan de Sevilla; en segundo lugar, los malecones de defensa tenan una altura insuficiente. A ello se aada el mantenimiento de un problema heredado de la etapa anterior: el deficiente encauzamiento de los arroyos de los Alcores, que provocaron sendas catstrofes en 1948 y 1961, pese a que en ellos se haban efectuado trabajos de mejora a lo largo de las dcadas de 1930 y 1940.
1982: la formacin del sistema de defensa actual. La Corta de la Cartuja. I Desviacin del tamarguillo; 1. San Jernimo; 2. Santa Justa; 3. La Cartuja; 4. Chapina; 5. Patrocinio; 6. Drsena del Batn; 7. Helipolis; 8. Punta del Verde; 9. Arranque canal Sevilla-Bonanza.
Estado anterior 1982: la formacin del sistema de defensa actual. La Corta de la Cartuja.
1992: la Exposicin Universal y la nueva relacin entre el ro y la ciudad. Desaterramiento de Chapina y restitucin del cauce histrico. 1. Aterramiento de San Jernimo; 2. Puente del Alamillo; 3. Puente de la Barqueta; 4. Pasarela de la Cartuja; 5. Puente de Chapina; 6. Puente de las Delicias; 7. Puente del V Centenario; 8. Esclusa; 9. Punta del Verde
La restitucin del cauce ha significado la reorganizacin de las complejas funciones que cumple Chapina como puerta oeste de la ciudad, enlace con Triana y el Aljarafe, acceso ferroviario a Huelva y al Puerto, por el margen derecho, y nudo neurlgico de servicios. Todas ellas aprovechaban el aterramiento que se trataba de levantar, dificultando la intervencin y condicionando las soluciones alternativas al tapn. A la restitucin del cauce histrico se ha unido la posibilidad de recalificar formal y funcionalmente el sector occidental del casco y el norte de la ciudad, aprovechando la oportunidad ofrecida por el desmantelamiento de los tinglados ferroviarios del borde del ro. El diseo de la nueva relacin entre la ciudad y el ro se materializ en la ampliacin y desdoblamiento de la calle Torneo en el tramo comprendido entre Chapina y la Barqueta y en su prolongacin desde all hasta San Jernimo. Entre la nueva avenida y el ro se cre, a varios niveles, un magnfico paseo de ribera ajardinado, llamado de Juan Carlos I. La seccin viaria de la nueva Torneo fue fruto de un acuerdo entre las necesidades del trfico y la bsqueda de una caracterizacin de avenida urbana que cumpliera adecuadamente la funcin de conectar la ciudad al ro. El resultado fue considerado bastante insatisfactorio, especialmente por lo que se refiere a la desaparicin de un posible paseo central, tipo bulevar, que qued reducido a un estrecho parterre.
Al igual que la historia de Sevilla queda patente en las transformaciones que sufre el Guadalquivir, esta historia podra escribirse siguiendo los hitos que fijan la construccin de los puentes, con la certeza de que los espacios de tiempo entre ellos marcan tambin pocas bsicas de la ciudad. Un ejemplo lo tenemos en los ciclos temporales, con independencia de la influencia de los puentes en la vida socioeconmica de la ciudad. En el siglo XII, los almohades construyeron el primer puente sobre el Guadalquivir, el puente de barcas (1171 1852), el cual tuvo el perodo ms largo de la historia y fue contemporneo de casi siete siglos de evolucin ciudadana. Es decir, fue testigo de la Reconquista cristiana, de la Edad Media, del Renacimiento, del Barroco y de la ilustracin, adems de parte del siglo XIX. Toda la existencia de los Siglos de Oro y del puerto de Indias tuvo al puente de barcas como fondo iconogrfico, como confirman las decenas de perspectivas de la poca de la Sevilla del Imperio. El puente de barcas fue sustituido por el de Isabel II, vulgo de Triana, en 1852, despus de pasar decenas de aos de proyectos inacabados. Las obras para su construccin comenzaron en 1845. Luego siguieron el puente de Alfonso XII, para el ferrocarril Sevilla Huelva, construido en 1879, y la popular pasadera del agua en Chapina, abierta al pblico en 1898. Ambos puentes fueron derribados para construir el paseo del Cristo de la Expiracin a finales de los aos cincuenta. En 1926 se inaugur el puente de hierro, oficialmente llamado Alfonso XIII. Le sigui el de San Telmo, en 1931. En 1933 fue construido el puente mvil y viaducto de San Juan de Aznalfarache. Los dos puentes de hierro del Patrocinio se construyeron en 1940 y 1971. Ambos fueron destruidos para construir la autova hacia Huelva y Extremadura, con nuevos puentes con motivo de la Exposicin Universal de 1992. Otro puente sobre la vega de Triana fue realizado en 1943.
Desde el puente de barcas hasta el del Generalsimo, actual de Las Cigarreras construido en 1968, pasaron setecientos noventa y siete aos, casi ocho siglos para cinco puentes principales, al margen de otro de ferrocarriles y secundarios. Posteriormente, en solo once aos, entre 1981 y 1992, se construyeron en Sevilla doce puentes principales. Esto da idea de los efectos positivos de la Exposicin Universal de 1992, que con el conjunto de obras de infraestructuras bsicas, situ a la ciudad y su entorno metropolitano en las puertas del siglo XXI.
6. Conclusiones
El problema de las relaciones de la ciudad con el ro se sita en la actualidad en un nivel completamente distinto al que ha caracterizado estas relaciones en muchos momentos de la trayectoria anterior. Desde la formacin de la ciudad hasta mediados del Siglo XX, esta relacin con el Guadalquivir se ha basado en el intento del hombre por defender la ciudad de las frecuentes crecidas del ro y debido a las medidas adoptadas para conseguir este propsito la ciudad ha ido evolucionando, expandindose y conquistando cada vez ms territorio, un territorio en un principio adverso y que posteriormente gracias a los avances en el campo del ingeniera han podido reconvertirse en espacios urbanos. Por lo tanto, es evidente que la actual forma de la ciudad, sus conexiones y la forma en la que se han ido colmatando nuevas zonas han dependido muy profundamente de esta relacin con el Guadalquivir. Estas medidas dirigidas a la domesticacin del cauce del ro han ido dotando a la ciudad de nuevos terrenos; la Exposicin Iberoamericana de 1929 leg a Sevilla el Paseo de la Palmera en torno al cual se orden todo el sur de la ciudad, la nueva Torneo y el paseo de ribera de Juan Carlos I, se presentan como la mejor herencia urbanstica de la Exposicin de 1992. A travs de ellos se recupera la relacin de la ciudad con el ro, se integra el sector norte de la ciudad y se revaloriza la fachada del casco en el tramo de Torneo. Actualmente est fuera de duda la importancia de los espacios hidrulicos como elementos simblicos que aportan significacin a los hechos urbanos; se aprecia su valor como recursos capaces de contribuir a la positiva reestructuracin de la ciudad. Todo esto ha supuesto un gran avance frente a la situacin anterior. Sin embargo, siguen existiendo limitaciones para alcanzar un nivel ptimo de satisfaccin en cuanto a las exigencias que se plantean sobre estos recursos. Los factores que limitan los planteamientos ms ambiciosos no son los de antao (la inundacin como amenaza, la actividad portuaria como condicionante prioritario). De la dinmica que estos factores impulsaron, hay que extraer la enseanza de que en algunos casos fueron ms all de lo que, desde el punto de vista de sus propias necesidades, hubieran tenido que ir. Esto ha obligado a que posteriormente se hayan tenido que plantear costosas y complicadas operaciones para subsanar consecuencias indeseadas de situaciones anteriores. Adems de situaciones nefastas, avaladas sin embargo por el discurso tcnicopoltico de la poca, que afortunadamente para Sevilla pudieron ser frenadas en algunas de sus manifestaciones ms extremas. A aquellas presiones han venido a suceder hoy en da otras que quizs expresen de distinta manera el mismo principio fundamental: la rentabilizacin, lo ms directa e
inmediatamente posible, de la puesta en valor de los nuevos espacios. A esa lgica, cargada de inercia y razones de pragmatismo y operatividad, habra que contraponer una conclusin extrada de la larga experiencia que la ciudad ha ido acumulando sobre sus espaldas: todas aquellas intervenciones relacionadas con el ro que han dejado una herencia profundamente positiva se han caracterizado por la doble cualidad de basarse en planteamientos de largo alcance, fundados en el servicio pblico.
8. Bibliografa
- El Guadalquivir y la transformacin urbana de Sevilla (siglos XVIII-XX)/ Leandro del Moral Ituarte. Sevilla: Ayuntamiento de Sevilla, 1992 Idioma: Espaol Sign: Biblioteca E.T.S.A. Q 711.4 Sevilla 201
- Sevilla, y sus puentes : lbum fotogrfico de la formacin de la ciudad : (Siglos XII al XXI, 1171-2009) / Nicols Salas. Sevilla : Guadalturia, 2009 Idioma: Espaol Sign: Biblioteca E.T.S.A. Q 711.4 Sevilla 225
- Historia grfica del puerto de Sevilla/ Fernando Serrano Mangas. Sevilla : Junta del Puerto de Sevilla, 1989 Idioma: Espaol Sign: Biblioteca E.T.S.A. Q 725.3 123
- Puerto y ciudad / II Foro de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Sevilla, Sevilla, 15 y 16 de mayo de 2003/ edicin a cargo de Antonio Piero Valverde, Victoriano Sainz Gutirrez. Sevilla : ETSA de Sevilla, Grupo de Investigacin "Ciudad, Paisaje y Territorio", 2004 Idioma: Espaol Sign: Biblioteca E.T.S.A. Q 725.3 91