Este documento describe la cultura Recuay que se desarrolló en la sierra de Ancash, Perú entre los periodos Intermedio Temprano e inicios del Horizonte Medio. Los Recuay construyeron diversos tipos de estructuras funerarias y tumbas que reflejaban diferencias de estatus social y cambios cronológicos. El documento también analiza la variabilidad estilística de la cerámica, arquitectura y prácticas funerarias Recuay en diferentes regiones de Ancash.
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Este documento describe la cultura Recuay que se desarrolló en la sierra de Ancash, Perú entre los periodos Intermedio Temprano e inicios del Horizonte Medio. Los Recuay construyeron diversos tipos de estructuras funerarias y tumbas que reflejaban diferencias de estatus social y cambios cronológicos. El documento también analiza la variabilidad estilística de la cerámica, arquitectura y prácticas funerarias Recuay en diferentes regiones de Ancash.
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Jorge Gamboa Velsquez
A lo largo de la sierra, en la parte alta de los valles costeos y los
fancos orientales de Ancash, se hallan evidencias de una serie de entidades sociopolticas del periodo Intermedio Temprano e inicios del Horizonte Medio conocidas ahora como Recuay. Esta manifestacin constituye una de las ms relevantes del mundo andino prehispnico. Desarrollaron diversos tipos morfolgicos de estructuras funerarias, dos de ellos pertenecientes al periodo Intermedio Temprano, mientras que los otros corresponden al tiempo de fuerte interaccin durante el Horizonte Medio de las poblaciones altoandinas de Ancash con la sierra central y la costa norte y central, perdurando como parte de las prcticas mortuorias regionales hasta fnales del Horizonte Medio. La variabilidad de las tumbas Recuay parece corresponder tanto a las diferencias en status social de los personajes inhumados como a cambios cronolgicos en el diseo, tecnologa y rol ideo- lgico de las tumbas. Palabras claves: arqueologa, Recuay, Ancash, entierros, contextos funerarios, Intermedio Temprano, Horizonte Medio. INTRODUCCIN La manifestacin arqueolgica Recuay corresponde al grupo de sociedades que ocuparon el rea altoandina y la parte alta de los valles costeos de Ancash Licenciado en Arqueologa de la Universidad Nacional de Trujillo. Miembro del Proyecto Valle de Santa de la Universidad de Montreal. E-mail: jgamboavelasquez@ hotmail.com. Diversidad formal y cronolgica de las prcticas funerarias Recuay Revista cultuRal Kullpi 36 (Fig. ) durante el periodo Intermedio Temprano (s. I-VIII d. C.) y los ini- cios del Horizonte Medio (s. VIII-IX d. C.). A pesar de no evidenciar un grado mayor de unifcacin poltica, estas entidades compartan elementos de iconografa, tecnologas productivas, arquitectura, ideologa religiosa y pro- bablemente formas de organizacin poltica al nivel de jefaturas complejas (Grieder, 978; Lau, 2006: 23,24). El estado actual de conocimiento de esta manifestacin arqueolgica indica que esas sociedades de la sierra de Ancash desarrollaron una economa basada en la agricultura sobre diversos pisos ecolgicos y en la produccin agropecuaria en zonas de mayor altura (Lane, 2006), contando con grupos de alto status capaces de concentrar canti- dades sorprendentes de artculos en cermica, metales, y posiblemente textiles (Grieder, 978), y que lideraban diversos aspectos de la vida ritual, la pro- duccin artesanal, y la interaccin con los grupos vecinos. Las comunidades Recuay posiblemente desarrollaban una integracin social reforzada tanto por festividades masivas (Gero, 992, 999) como por la construccin de monu- mentales edifcios litrgicos y de uso funerario, con un nfasis evidente en la complementariedad econmica y social entre las poblaciones del fondo de los valles altoandinos y de las reas de puna. Una serie de transformaciones ocurridas al inicio del Horizonte Medio (s. VIII-IX d. C.) condujeron a cambios marcados en algunas de las manifesta- ciones ms conspicuas de la tradicin Recuay (p. ej. la cermica fna en caoln, algunas formas de estructuras mortuorias, y la formacin de grandes ajuares funerarios de lite), conduciendo a su eventual reemplazo. Sin embargo, ocu- rri una continuidad con los patrones culturales previos en aspectos como las tcnicas constructivas (Tschauner, 2003), patrones de asentamiento, formas de cermica utilitaria (Lau, 2003), o la preferencia por los entierros secun- darios (Paredes et al., 200; Ponte, 200). Se puede considerar que durante la primera parte del Horizonte Medio las poblaciones de la sierra de Ancash experimentaron un complejo proceso de reorganizacin sociopoltica, mante- niendo diversos aspectos de su identidad regional al tiempo que participaban en los sistemas de interaccin econmica y poltica que por entonces vincu- laron estrechamente a Ancash con otras reas de los Andes centrales. Uno de los cambios ms notables de este perodo parece haber sido el reemplazo de las tumbas y ajuares funerarios de cermica fna y orfebrera adscritos a indi- viduos prominentes de las elites serranas de Ancash del periodo Intermedio Temprano, por estructuras mortuorias de mayor monumentalidad que enfa- DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 37 Figura 1: Plano de Ancash con la ubicacin de sitios mencionados en el texto (adaptado de Lau, 2006). 0 50 km rea cultural Recuay Sitios arqueolgicos Recuay Sitios arqueolgcos de otros grupos prehispnicos Ocano Pacfico Chim Capac El Castillo de Huarmey Chavn Roko Ama Aija Recuay Catac La Banda-Gaucho Lanchn, Chacpar Huantar Rapayn Tinyash Jancu Huaraz Marcajirca Willkawain Balcn de Judas Chinchawas Huari Chacas Carhuaz Yungay Caraz Pomabamba Honcopampa Queyash Alto Pirushtu Keushu Yayno Katiana Auskispukio La Pampa Pashash Cabana Santiago de Chuco Huamachuco Viracochapampa Cerro Amaru Marcahuamachuco Cruz Blanca Galindo Cerro Oreja Moche Huancaco Tomaval Grupo Gallinazo Trujillo Chimbote Casma Vinzos El Castillo de Santa Guadalupito Huancarpn Paamarca Revista cultuRal Kullpi 38 tizaban la inclusin de mltiples individuos posiblemente asociados por lazos de parentesco familiar o comunitario. RECUAY: ESTUDIOS ARQUEOLGICOS Y PRACTICAS FUNERARIAS La denominacin Recuay se origin en un lote de cermica extrado de tumbas saqueadas en proximidad a Ctac, provincia de Recuay, y que fue trasladado a Europa a fnes del siglo XIX (Wegner, 2003: 24). Durante gran parte del siglo XX la cuenca del ro Santa y el Callejn de Huaylas fueron el principal foco de investigaciones sobre la manifestacin Recuay (Tello, 929; Bennett, 944; Schaedel, 948; Larco: 960, 962; Lau, 200), reco- nocindose posteriormente que el Callejn de Conchucos, el rea de Cabana (Grieder, 978), y los fancos occidentales de la Cordillera Negra (Schaedel; 948, 952) tambin presentaban materiales similares a aquellos que sir- vieron inicialmente para determinar ese estilo. En la ultima dcada el rea del Callejn de Conchucos 2 ha empezado a constituirse en un importante punto para la confuencia de estudios sobre la organizacin sociopoltica e ideolgica Recuay (Laurencich-Minelli et al., 200; Orsini, 2003; Herrera, 2003a; Ibarra, 2003; Herrera, 2006), por lo cual tambin enfatizaremos la informacin proveniente de esa zona. Los asentamientos Recuay ocuparon preferentemente las cimas de pro- montorios rocosos y montaas. Los sitios de mayor complejidad y extensin, como Pashash (Cabana) o Yaino (Pomabamba) aparecen como espacios resi- denciales dotados de reas para produccin artesanal y prcticas ceremoniales o funerarias (Grieder, 978; Lau, 2002). La posicin estratgica de los asenta- mientos parece asociarse a la necesidad de controlar reas de produccin, rutas de intercambio econmico o espacios que brindaran refugio ante agresiones (Ibarra, 2003; Leonardis y Lau, 2004: 83; Herrera, 2003b: 9, 23; Orsini, 2003: 67-68). La distribucin de los sitios Recuay es un campo de estudio 2 El rea de los Conchucos fue explorada durante la segunda parte del siglo XIX por via- jeros y cientfcos europeos como Raimondi y Middendorf, quienes llegaron atrados por los edifcios de Chavn, desarrollando las primeras investigaciones publicadas sobre el origen y rol de este sitio en el desarrollo cultural andino anterior al periodo incaico. DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 39 en consolidacin sobre varios sectores de Ancash y contribuir a la compren- sin de aspectos como la organizacin geopoltica, el aprovechamiento de ecosistemas, o la evolucin de patrones de asentamiento y de las entidades sociopolticas Recuay. La cermica fna Recuay de las reas antes mencionadas muestra rasgos estilsticos y tecnolgicos afnes en las tcnicas de elaboracin y decoracin de vasijas elaboradas en arcilla roja o en caoln (usada para pastas y engobes), con pintura tricolor o negativa empleada para la decoracin de piezas de alta calidad (Fig. 2). La produccin de cermica en pasta de caoln parece res- tringida al tiempo entre 250 y 600-650 d. C. (Lau, 2003: 42), dando paso posteriormente a piezas que muestran la infuencia de las tradiciones cer- micas Wari y de la costa norcentral. Una comparacin simple de los con- juntos ms amplios de cermica fna Recuay del Periodo Intermedio Tem- prano, los procedentes de las tumbas saqueadas de Roco Ama y alrededores de Recuay (Eisleb, 987) y de las reas excavadas de Pashash (Grieder, 978) muestra la variabilidad local en las formas y decoraciones de esta cermica, lo cual lleva a considerar la existencia de tendencias locales, tambin percep- tibles en la litoescultura de reas como el Callejn de Conchucos (Schaedel, 948; Wegner, 994; Herrera, 2003b: 09), el Callejn de Huaylas o Cabana (Bennett, 944; Grieder, 978), que muestran particularidades estilsticas aun Figura 2: Izquierda: Cntaro Recuay en caoln (en Laurencich y Wegner, 2001: fg. 24). Centro: Cntaro Recuay en caoln, Museo de la Nacin (Foto: J. Gamboa). Derecha: Cntaro Recuay en caoln, Museo Arquelogo de Huaraz (Foto: J. Gamboa). Revista cultuRal Kullpi 40 Figura 3: Monolitos Recuay en el Museo Arqueolgico de Huaraz (Fotos: J. Gamboa). DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 41 cuando comparten referentes iconogrfcos y formas de composicin artstica. A diferencia del arte de las sociedades precedentes del Horizonte Temprano en Ancash, la alfarera y la litoescultura Recuay presentaron un nfasis marcado en representaciones realistas de personajes humanos. A pesar de la relevancia de la cermica para la identifcacin de los sitios con ocupacin Recuay aun estamos lejos de conocer detalladamente su evolucin a lo largo del espacio y el tiempo. Wegner (op. cit: 2-26) ha sealado la falta de una secuencia estilstica que permita establecer diferen- ciaciones temporales para la alfarera en toda el rea Recuay. Sin embargo, se han publicado diversas secuencias de carcter local. La secuencia propuesta por Grieder (978: 59-70) para Pashash en el extremo noroeste del territorio Recuay incluye las fases Quimt (30-400 d. C.), Yaa (400-500 d. C.) y Hua- coh (500-600 d. C.), defnidas en base a estratigrafa y fechados de Carbono 4. Lau (200, 2003) ha presentado para Chinchawas en la Cordillera Negra cerca a Huaraz una secuencia local que incluye el estilo Huaraz de cermica Blanco sobre Rojo (200 a. C.-200 d. C.), las fases Recuay (250-650 d. C.) y Recuay Tardo (650-700 d. C.) caracterizadas por la alfarera fna de caoln, y las fases Chinchawasi y 2 (aprox. 600-850 d. C.) con estilos cermicos menos elaborados con los cuales ocurre la desaparicin de los atributos Recuay en la alfarera local. Otros datos sobre la cronologa de la sierra ancashina publicados parcialmente han sido los de Amat (976, 2003) para el valle de Mosna, y de Vescelius y Amat (Lanning, 965; Buse, 965) para Carhuaz en la parte central del Callejn de Huaylas. La esfera de interaccin macro regional de los grupos Recuay del periodo Intermedio Temprano y el Horizonte Medio inclua las sociedades costeas como Moche (Reichert, 982; Mackey y Vogel, 2003), Gallinazo (Collier, 955; Wilson, 988: 75, 98, 323) y Lima (Makowski y Rucabado, 2000); las de Cajamarca (Matsumoto: 988, 994), Huamachuco (McCown, 945), y Wari (Lau, 200; Prez, 200: 533) en la sierra, as como a las del fanco bos- coso nororiental de los Andes (Church, 996). Sin embargo, durante la mayor parte del Periodo Intermedio Temprano los contactos interregionales Recuay parecen haber sido ms limitados, y estuvieron enfocados especialmente hacia los grupos de la costa y sierra norteas. Durante el Horizonte Medio las poblaciones altoandinas de Ancash dejaron de producir cermica fna en caoln. Sin embargo, Lau (200: 340- 369) ha remarcado que durante la primera parte de este tiempo ocurri con- Revista cultuRal Kullpi 42 tinuidad en la elaboracin de litoesculturas dentro de la tradicin artstica previa, aun despus del trmino de la produccin de vasijas en caoln. La secuencia estilstica y estratigrfca elaborada por Lau (200, 2003) para el sitio de Chinchawas, ubicado en el sector medio del Callejn de Huaylas sobre el fanco oriental de la Cordillera Negra, muestra como en esta zona la des- aparicin de la alfarera en caoln al inicio del Horizonte Medio no fue acom- paada por una mayor discontinuidad en otras categoras formales, y que la cermica local fue empleada junto a tipos cermicos de la costa norte o de Cajamarca, Wari y Nievera (Lau, 2006: 3-32). En las reas altoandinas de Ancash la transicin al Horizonte Medio parece haber incorporado cambios marcados en las preferencias por los artculos considerados como ofrendas funerarias adecuadas u objetos suntuarios. Durante este periodo los grupos de la sierra ancashina parecen haber dado preferencia como ofrendas funerarias a piezas cermicas procedentes de sociedades forneas (Moche, Casma, Wari o Nievera) o elaboradas localmente en tcnicas novedosas de origen tambin forneo (p. ej. piezas moldeadas y de coccin reductora), posiblemente como un medio para demarcar el status social de los grupos que obtenan esas piezas a travs de su inclusin en las redes econmicas y polticas macro regionales que durante este tiempo permitieron una interaccin nunca antes vista de las poblaciones serranas de Ancash con las entidades localizadas a lo largo de un extenso eje norte-sur entre Cajamarca hasta Ayacucho (Topic, 998: 7). La presencia de cermica del Horizonte Medio B y 2 (Menzel, 964; Lau, 200: 29) en sitios como Honcopampa y Willkawain indica lazos con las fases expansivas temprana y tarda de la secuencia Wari, pero al mismo tiempo los sitios con arquitectura residencial asociada a esos materiales exponen cnones constructivos ms bien locales o regionales sumados a formas innovadoras de plantas arquitectnicas, lo cual apunta hacia una inclusin del rea Recuay dentro del sistema poltico o econmico Wari que permiti un grado notable de autonoma, y probablemente formacin de lazos ms fuertes con otras reas de la sierra norte que con la propia zona ayacuchana. Topic (998) ha sealado la existencia de vnculos durante el periodo Intermedio Temprano y el Horizonte Medio entre Pashash, el Callejn de Conchucos y Huama- chuco, especialmente en la litoescultura y tcnicas de mampostera y, (a partir de datos etnohistricos) en la lingstica de estas zonas. El fortalecimiento durante el Horizonte Medio de la integracin entre las poblaciones serranas ancashinas y las de otras reas de los Andes centrales parece concomitante- DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 43 mente ligado a la difusin de nuevas formas de estructuras funerarias en un rea muy amplia entre Cajamarca y Ayacucho, aspecto que trataremos en la parte fnal del artculo. LOS RECUAY EN LAS SECCIONES SUR Y CENTRAL DEL CALLEJN DE CONCHUCOS Al igual que en otras reas de Ancash, la identifcacin de la mayora de sitios Recuay (p. ej. aquellos que datan del periodo Intermedio Temprano) en la parte sur del Callejn de Conchucos ha ocurrido en base al hallazgo de cermica de caoln con decoracin escultrica y/o pintada, usualmente en estructuras funerarias (Espejo: 956, 959; Amat, 2003: 99; Ibarra, 2003). A la identifcacin estilstica se suma ahora la de tcnicas peculiares de mam- postera y formas arquitectnicas, como la de los montculos aterrazados denominados pirushtus. A pesar de la publicacin parcial de la mayora de investigaciones realizadas hasta ahora, se reconoce que los sitios Recuay en el Callejn de Conchucos incluyen poblados, cementerios, edifcios pblicos y reas de infraestructura agrcola. Los centros residenciales se ubican prefe- rentemente sobre cerros y laderas, en los pisos ecolgicos Suni y Puna; pero tambin aparecen en la parte baja de los valles del piso ecolgico Quechua, presentando viviendas de piedra asociadas a patios y plazas de planta circular o irregular (Amat, 2003: 06-07; Ibarra, 2003: 274; Herrera, 2003a: 229; Laurencich-Minelli et al., 200). Tambin ocurren reocupaciones de mont- culos del Horizonte Temprano en la zona Quechua (Ibarra, 2003: 268), como en Pirurojirca, Matibamba y Chavn (Lumbreras, 974: 47-50) en los valles de Puchca y Mosna de la seccin sur del Callejn. Un asentamiento del periodo Intermedio Temprano en el fondo de un valle Quechua aparece representado en Chavn (valle del Mosna), donde se form una aldea aglutinada sobre los edifcios del Horizonte Temprano (Lumbreras, 974: 47-50). 3 3 Los estudios de Luis G. Lumbreras en el sector monumental de Chavn, a travs de las excavaciones en el atrio del Templo Viejo y la Plaza Circular, condujeron al registro de una importante ocupacin residencial vinculada a los estilos Huaraz y Recuay (Lumbreras, 974), aparentemente responsable del desmantelamiento y reocupacin de las construcciones Chavn. Revista cultuRal Kullpi 44 Los sitios con tumbas del periodo Intermedio Temprano en la seccin sur del Callejn de Conchucos (p. ej. Ushnujirca, Ogupampa y Mashuanco en el valle de Huaritambo) se ubican mayormente en los niveles quechua-suni y puna del rea. Las tumbas de Ushnujirca presentaban cermica de caoln con decoracin escultrica y en negativo (Ibarra, op. cit: 27-274, Foto 7), con piezas estilsticamente similares a las procedentes de la parte sur-central del Callejn de Huaylas (ver Eisleb, 987: Figs: 58-60, 62-64). La parte central del Callejn de Conchucos es actualmente una impor- tante zona de estudio sobre la cronologa y el carcter sociopoltico de los asentamientos Recuay. Los trabajos de prospeccin y excavaciones en los valles de Yanamayo, Ashnocancha y Chacapata (Herrera, 2003a: 224; Orsini, 2003) en las provincias de Asuncin, San Luis y Yungay han empezado a defnir la secuencia ocupacional prehispnica del rea. La zona presenta grandes mon- tculos con plataformas superpuestas conocidos como pirushtus, cuya ocupa- cin se inicio durante el periodo Inicial y el Horizonte Temprano y que, como en el caso de Pirushtu de Chacas, fueron reocupados en el periodo Inter- medio Temprano para la construccin de tumbas subterrneas (Orsini, 2003: 65; Herrera, 2003a: 227). La ocupacin del periodo Intermedio Temprano muestra un incremento en el numero de sitios multifuncionales y a veces for- tifcados, ubicados entre los 3500 y 3800 m. s. n. m. y asociados a litoescul- tura y cermica Recuay. Estos asentamientos ocupaban elevaciones rocosas y laderas en el lmite entre las zonas ecolgicas quechua-suni y puna (Lauren- cich et al., 200: 325-33; Orsini, 2003: 67; Herrera, 2003a: 23). Para el valle de Yanamayo, Herrera (2003a: 238) seala que los asentamientos Recuay muestran preferencia por ocupar zonas limtrofes entre el fondo de los valles y las punas, aspecto tambin propuesto por Ibarra (2003: 27, 273) para la zona meridional del Callejn de Conchucos. En las partes sur y central del Callejn de Conchucos se han registrado amplias estructuras de planta circular (corrales o plazas), interpretadas como espacios pblicos dedicados a la preparacin de alimentos y al cumplimiento de relaciones sociales de reciprocidad basadas en la hospitalidad y festines entre diversas comunidades (Laurencich et al., 200: 33, 336; Orsini, 2003: 72; para el callejn de Huaylas ver Gero, 992). La litoescultura Recuay del Callejn de Conchucos fue estudiada ini- cialmente por Bennett (944) y Schaedel (948, 952), quienes sealaron la presencia de estilos locales centrados alrededor de Pomabamba (incluyendo DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 45 los valles de Chacas y Yanamayo) y Huantar (comprendiendo San Marcos y Chavn). Recientemente para el valle de Yanamayo en la parte central del Callejn, Herrera (2003b) ha propuesto la existencia de los grupos estilsticos Pallasca, Kollok y Arma, con el primero mostrando relacin a las esculturas de Cabana (ver Grieder, 978). Los datos del Callejn de Conchucos se suman a los de otras reas Recuay para brindarnos un cuadro cada vez ms completo de esta manifestacin. En el caso de las prcticas funerarias y la ideologa religiosa desconocemos muchas de las particularidades del panten de divinidades Recuay o de las creencias sobre el rol de los ancestros en la reproduccin social, pero se han realizado valiosos avances en la identifcacin e interpretacin de una serie de seres sobrenatu- rales centrales de la cosmologa Recuay y de personajes con caractersticas de hroes culturales. La personifcacin de estos ltimos como guerreros pode- rosos y agentes de autoridad social parece basada en principios de ancestra- lidad, jerarquizacin y parentesco, principios que se mantuvieron vigentes en gran medida hasta las postrimeras de la poca prehispnica y que tuvieron a los eventos funerarios como uno los elementos centrales en la ideologa de las entidades sociopolticas locales (Grieder, 978; Makowski y Rucabado, 2000; Lau: 2000, 2002, 2006). Como bien indica Orsini (2006: 55) para el caso del rea de Chacas, la delimitacin territorial de diversos grupos humanos habra sido mostrada a travs de estructuras de uso funerario y ritual, donde la realizacin de entierros humanos servia como un medio para la expresin de los vnculos entre determinados espacios y los antecesores de las comuni- dades que poblaban el territorio Recuay. Ello nos lleva a examinar con mayor detalle la variabilidad de las estructuras funerarias de la sierra ancashina entre el periodo Intermedio Temprano y la primera mitad del Horizonte Medio. ESTRUCTURAS FUNERARIAS RECUAY En la manifestacin Recuay la celebracin mortuoria y el mantenimiento en la memoria social del rol de ciertos individuos aparecen relacionados a litoescul- turas y piezas en cermica mostrando a mujeres y varones de alto status (Fig. 3), que eran ubicadas en monumentos funerarios y edifcaciones pblicas o colocadas al interior de las tumbas (Tello, 929: 73, 82; Lau, 200; Leonardis y Lau, 2004). Los personajes humanos masculinos y femeninos con atributos Revista cultuRal Kullpi 46 Figura 4: Izquierda: Botella de doble cuerpo Recuay con representacin de personaje posiblemente envuelto en mortaja (segn Eisleb 1987: Fig. 171). Figura 5: Derecha: Tumba primaria Recuay. Tumba 8-Nivel 9, Proyecto Obras de Emergencia Chavn - La Banda 2003 (Gamboa 2005). de alto rango (orejeras, tocados e indumentarias elaboradas, o portadores de armas, cetros, y placas decoradas que pendan del cuello sobre la espalda o el pecho) representados en monolitos y vasijas aparecen frecuentemente con las extremidades inferiores fexionadas. Algunas vasijas Recuay muestran por su parte a individuos envueltos en textiles a modo de fardos (Eisleb, 987: Fig. 7) donde no es visible la posicin de las extremidades (Fig. 4). La posicin fexionada especialmente visible en el tipo de escultura en forma de estatua recuerda a aquella documentada arqueolgica y etnohistricamente para los ritos funerarios andinos, y es sugerente de que algunas de estas piezas podran haber sido concebidas como representaciones de personajes fenecidos y con- vertidos a travs del ritual funerario en bultos o fardos de ancestros con- venientemente ataviados y con signos de alto rango social. Sin embargo, no existe evidencia concluyente de que los monolitos representaran realmente a las efgies de personajes fallecidos, aunque ocurren evidencias contextuales de su inclusin en edifcaciones funerarias (Tello, 929: 73-75; Lau, 200: DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 47 369; 2006: 28). Otro tipo de litoesculturas esta constituido por lpidas con relieves en una cara que muestran a individuos de ambos sexos desnudos y con las extremidades extendidas, exhibiendo su genitalia, estas representaciones han sido interpretadas por Lau (200: 374-375) como imgenes ancestrales reverenciadas en estructuras de uso ritual y mortuorio. El conocimiento directo de las prcticas funerarias Recuay proviene sin embargo del registro de tumbas que muestran variabilidad formal y tcnica, posiblemente en correspondencia a diferencias en el status social de los per- sonajes inhumados y/o cambios cronolgicos en el diseo y tecnologa de las estructuras funerarias. Es necesario recordar que algunos de los tipos de estruc- turas funerarias que sealaremos a continuacin corresponden a la parte tarda de la manifestacin Recuay, y que su empleo por las poblaciones altoandinas de Ancash continu vigente hasta el Horizonte Tardo. ENTIERROS PRIMARIOS Los entierros primarios constituyen una categora de especial inters dentro de las prcticas funerarias Recuay, debido tanto a la escasez de datos publicados para este tipo de inhumacin como a la particularidad de este tratamiento mortuorio en un rea donde prevalecen los entierros secundarios. Las excava- ciones del Proyecto Trabajos de Emergencia Chavn 2003 (Gamboa, 2005) realizados en La Banda (localidad de Gaucho) en la margen este del valle de Mosna frente al sitio de Chavn, condujeron al registro de dos tumbas de fosa con entierros humanos primarios de individuos adultos. El primer caso fue registrado en el noveno nivel de osamentas y rellenos de la Tumba 8 (Fig. 5) y su asociacin al resto de sepulturas Recuay del rea fue indiscutible, as como su prioridad temporal en relacin a las prcticas de entierro secundario desa- rrolladas en el resto de niveles de ese espacio funerario. El personaje adulto hallado en el fondo de la Tumba 8 estuvo fuertemente fexionado y colocado en sentido horizontal sobre su lado izquierdo con el crneo orientado hacia el noreste, careci de ofrendas y la mala conservacin de los restos orgnicos impidi determinar si present un envoltorio textil. El segundo ejemplo de entierro primario excavado el 2003 fue hallado en la Tumba 4, y consisti en un individuo adulto tambin fexionado y colocado horizontalmente sobre su lado derecho en el fondo de una fosa, con el crneo orientado al noroeste. Revista cultuRal Kullpi 48 En este contexto no fue claro el nivel de inicio de la estructura funeraria, pero la similitud en la posicin del cuerpo y la ausencia de ofrendas con el entierro antes sealado indica un probable segundo caso de inhumacin primaria Recuay en La Banda, Gaucho. TUMBAS CAVADAS EN LA ROCA MADRE Este tipo de tumba fue registrado por Gero (200: 2) en el sitio de Queyash Alto, un asentamiento Recuay localizado al sureste de Carhuaz en el Callejn de Huaylas. Se trataba de una cavidad tallada en la roca madre del sector del sitio, un rea caracterizada por estructuras arquitectnicas remodeladas y pisos ocupacionales superpuestos, asociados a fogones y abundantes huesos de camlidos. La cavidad contena los restos de dos mujeres superpuestas y la osamenta de un nio, con escasas asociaciones materiales correspondientes a algunas cuentas de piedra y los huesos de cuyes y de un mono. Los mate- riales de los pisos superpuestos a la entrada a la tumba presentaron materiales fechados para 70 a. C., lo cual ubica la ocupacin de ese sector de Queyash entre fnes del Horizonte Temprano (tiempo del Estilo Huaraz o Blanco sobre Rojo) e inicios del periodo Intermedio Temprano. CISTAS Y CAMARAS SUBTERRANEAS Corresponden al tipo ms frecuente (y por consiguiente ms susceptible a ser dividido en categoras formales) de estructuras funerarias subterrneas Recuay, encontrndose en reas alto andinas (Amat, 2003: 07; Orsini, 2003: 65) y en la seccin media y alta de valles costeros, como en Santa donde han sido reportadas como tumbas de tradicin serrana (Wilson, 988). En la literatura arqueolgica aparecen referidas como cistas (Lau, 2006: 28), cajas funerarias (Diessl, 2003: 338; Ponte, 2006) o cmaras (Amat, 2003: 07; Diessl, 2003: 367; Grieder, 978: 44-46, fg. 28; Laurencich et al., 200: 333; Ponte, 200: 228), sin que ocurra un consenso sobre las carac- tersticas estructurales que permitan diferenciar entre esas denominaciones. Aqu diferenciaremos a las cistas (o cajas mortuorias) de las cmaras en tr- minos de complejidad estructural, con las cistas comprendiendo la mayora DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 49 de estructuras relativamente sencillas de forma cbica o cilndrica (Fig. 6), mientras que la denominacin de cmaras ser restringida a las construc- ciones de mayor tamao y dotadas de elementos adicionales como vanos y/o corredores de acceso, nichos, o compartimentos del piso (Fig. 7). Las cmaras muestran planta preferentemente cuadrangular u ovoide, pero ocurren casos donde varias cmaras forman hileras de cuartos (Ponte, 200: Fig. 0; Ibarra, 2003: 273), que se distinguen claramente de las galeras por la segmentacin del espacio a travs de vanos de acceso entre cada ambiente. El proceso constructivo de cistas y cmaras es bsicamente similar y se iniciaba con la excavacin de fosas en terrenos llanos o bajo grandes rocas que aforaban sobre el terreno, luego esos pozos eran revestidos con muros de piedra (usualmente con paramentos internos con mejor acabado, y se elaboraban pisos de tierra compactada o de lajas. Mientras que las cmaras suelen con- servar cubiertas de grandes bloques lticos, solo algunas de las cistas presentan cubierta de lajas y conservan parte del espacio interno aun vaci, mientras que otras carecen de techo y son halladas completamente rellenas con tierra; es difcil determinar s la ocurrencia de esos casos corresponde ms a factores de intervencin humana que a una diferenciacin original entre tumbas con cubierta o carentes de ella. Al interior de cmaras y cistas se han reportado ofrendas de cermica fna y domstica, objetos diversos en metal, hueso o piedra y restos seos humanos desarticulados, indicando probablemente una recurrencia de entierros secundarios dispuestos a modo de paquetes de osa- mentas probablemente envueltas en textiles (Grieder, 978; Ponte, 2006). En las estructuras ms pequeas, como algunas de las cistas excavadas en La Banda, Gaucho (Gamboa, 2005), el acceso al interior de la tumba se lograba al extraer la cubierta de lajas colocada sobre la boca de la estructura, mientras que en los casos de mayores dimensiones o verdaderas cmaras se presentaban vanos dintelados ocasionalmente sellados por lajas y antecmaras de acceso (Leonardis y Lau, 2004: 87). En el rea de Chacas, Callejn de Conchucos, el sitio de Pinchay-Riway descrito por Laurencich et al. (200: 33, 333) presenta cmaras subterrneas cuyos techos de lajas formaban el pavimento de plazoletas y terrazas. Lauren- cich y sus colegas (op. cit.) denominaron tumbas hipogeas a las estructuras funerarias lticas ubicadas bajo la superfcie de las terrazas y plazas de Pinchay- Riway. El trmino hipogeo alude a construcciones mortuorias subterrneas que muestran vanos de acceso, corredores y divisin interna en pasajes y cuartos, Revista cultuRal Kullpi 50 Figura 6: Cista funeraria con cubierta de laja in situ, Tumba 9, Proyecto Obras de Emergencia Chavn - La Banda 2003 (Gamboa 2005). Figura 7: Cmara funeraria Recuay de Pucagaga en Lanchn, valle del Wacheqsa, Callejn de Conchucos meridional (segn Diessl, 2004: 491). DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 51 y no implica un determinado carcter morfolgico de las estructuras, siendo comparable a lo que otros autores referen como cmaras funerarias conectadas o galeras complejas (Bennett, 940; Ibarra, 2003: 268, 27). El sitio de Pin- chay-Riway tambin presenta una serie de entierros humanos Recuay en cavi- dades naturales de aforamientos rocosos, ocasionalmente revestidas con muros de piedra (Laurencich et al., 200: 334). Para el sector del ro Wacheqsa en el valle de Mosna es notable la cmara funeraria de Pucagaga en Lanchn (Diessl, 2003: 366-367; 2004: 489-49) ubicada en una colina baja nivelada parcialmente a travs de rellenos ratifcales y muros de contencin, y dotada de un recinto (de 2,7 m. por 2, m., cubierto por dos lajas de grandes dimensiones) y de un corredor de acceso (de 3,05 m. por 0,9 m. techado por lajas ms pequeas). Los vanos en ambos extremos del corredor medan solo 0,47 m. por lado, y aquel que daba paso a la cmara se hallaba elevado casi 70 cm. sobre el piso de la misma. La cmara funeraria pre- sentaba seis nichos pequeos y probablemente una serie de compartimentos bajos al nivel del piso. Segn Diessl (2003: Fig. 25) la tumba tambien presenta un recinto rectangular construido sobre el montculo de tierra que recubre el techo de grandes lajas, ello podra indicar que la tumba fue planifcada para constituirse en un monumento dotado de la propia estructura mortuoria y de un recinto sobre el tmulo que la recubre. Otras cuatro cmaras, de menores dimensiones y cubiertas por una sola laja se ubicaban en los lados de la colina y presentaban entradas orientadas al norte y noreste (Diessl, 2004: 490). GALERIAS SUBTERRANEAS Las escasas galeras funerarias documentadas arqueolgicamente haban expe- rimentado depredacin previa de saqueadores (Tello, 929; Wegner, 2003; Bennett, 944); sin embargo algunas conservaron varios de los conjuntos ms elaborados de cermica fna en caoln y metalurgia Recuay. Fueron construidas bajo el terreno en forma de estrechos recintos alargados, de solo un metro de ancho, con cubiertas de grandes lajas o dinteles tallados, y con acceso a travs de una abertura de la cubierta y un vano localizados en un extremo de la estructura (Bennett, 944: Fig. 4; Leonardis y Lau, 2004: 87). Tanto las gale- ras como las cmaras fueron estructuras mortuorias subterrneas elaboradas con piedra y mortero de barro, sin embargo las primeras se diferencian de las Revista cultuRal Kullpi 52 Figura 8: Plano de planta y seccin de galeras subterrnea funerarias Recuay, Willkawain (segn Bennett, 1944). cmaras por la relacin ancho-longitud del espacio, con una galera caracteri- zndose por ser ms alargada y estrecha que una cmara (Fig. 8). Las galeras funerarias de mayor complejidad presentaban mltiples com- partimentos, extendindose entre 3 y 0 m. con casos de galeras que alcan- zaban 20 m. de longitud como las excavadas por Bennett (944) en la zona de Willkawain. Hasta el momento, este tipo de estructura mortuoria ha podido ser regis- trado principalmente en el Callejn de Huaylas, e incluye a la clebre Tumba de Jancu, cercana a Huaraz, que fue parcialmente saqueada pero que contena fnas piezas de cermica en caoln y de orfebrera (en exhibicin en el Museo Regional de Huaraz). Los datos ms detallados publicados sobre tumbas en DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 53 galeras para el territorio Recuay continan siendo sin embargo los de Bennett (944), para la parte central del callejn de Huaylas, la mayora de esas galeras haban sido saqueadas cuando Bennett procedi a excavarlas, sin embargo en su interior se recuperaron material seo humano desarticulado y ejemplares de cermica Recuay en caoln. Este autor no solo document una serie de galeras mayormente ya saqueadas, tambin registr la superposicin estratigrfca de una chulpa a una galera funeraria Recuay, lo cual le permiti determinar que las tumbas de galera asociadas a piezas cermicas elaboradas en caoln prece- dan cronolgicamente a las estructuras funerarias del tipo chulpa. Para el sector meridional del Callejn de Conchucos existe la referencia de Amat (2003: 07) sobre la presencia de galeras con planta alargada o con cmara central y ambientes laterales en Pogoc y Olayn en el valle de Mosna. Tambin se cuenta con los datos de Ibarra (2003: 268, 27) sobre las tumbas de galera de Ushnujirca en la provincia de Huari, con planta ovoidal o cua- drangular, orientadas al este, y que contenan cermica fna de caoln; creemos sin embargo que a partir de las caractersticas estructurales observadas en los planos de planta publicados por Ibarra (op. cit.) se trata en ese caso de tumbas de cmara formadas por dos ambientes de planta ovoide y conectados por un vano, donde el primer recinto pudo funcionar como vestbulo o primer com- partimiento para inhumaciones y/o ofrendas. CHULPAS Estas estructuras fueron diseadas como cmaras funerarias construidas sobre el terreno y en algunos casos sobre basamentos platafrmicos. Corresponden a la parte tarda de la tradicin Recuay y al Horizonte Medio de la sierra ancas- hina. Estas chulpas presentan planta cuadrangular o rectangular, con vanos de acceso dotados de dinteles monolticos, cubiertas masivas de piedra y tierra, cornisas exteriores, y (en los casos de Willkawain, Katiama y Chinchawas, ver Bennett, 944; Isbell, 997; Lau, 200; Herrera, 2003b) elementos de litoescultura (cabezas clavas, monolitos antropomorfos, o lpidas con relieves en una cara) empotradas en los muros exteriores (Fig. 9). Las chulpas de la sierra ancashina suelen formar grupos, lo cual enfatizaba aun ms su carcter colectivo dado que cada chulpa poda dar cabida a mltiples individuos (posi- blemente hasta 50, ver Orsini, 2006: 57). Revista cultuRal Kullpi 54 Las chulpas formalmente ms simples presentan uno o dos espacios internos (Paredes et al., 200), pero los casos mayores, como las chulpas prin- cipales de Willkawain o Honcopampa, alcanzaban 20 m. por lado y mos- traban un primer nivel platafrmico con pequeos recintos y una edifcacin superior con cmaras unidas por pasajes estrechos y ductos de ventilacin (Tschauner, 2003). La distribucin de estas chulpas comprende la mayor parte de la sierra de Ancash, encontrndose tamben en zonas que marcan la periferia del terri- torio Recuay como Cabana al norte y la margen derecha del Maraon al este. 4 En el Callejn de Huaylas existen concentraciones de chulpas en sitios como Honcopampa, Keushu, Willkawain, Ichic Willkawain, Katiama y Huaullac, mientras que en el Callejn de Conchucos existen los grupos de Gatungaga en Chacas (Orsini, 2006), Marcajirca y Gantu (Ibarra, 2003: 283, 287) en el rea del Mosna, y cerca a Chavn los de Chacpar (Diessl, 2004: 459-465) donde las chulpas modifcaron abrigos rocosos naturales, e Ichic Huegch (Diessl, 2004: 348-355) con chulpas pequeas sobre terrazas bajas de piedra. En Pinchay-Riway, Chacas, Laurencich et al. (200: 333-334) describen una estructura saqueada en forma de cmara funeraria cuadrangular edifcada sobre el terreno, con muros de doble paramento y techo en falsa bveda, y que fue recubierta por un montculo tronco-cnico de tierra, el sitio correspon- dera a una fase tarda Recuay, segn la cermica presente en arquitectura y tumbas depredadas (op. cit: 333, 337). En el sitio de Ultipuquio en la seccin meridional del valle de Yanamayo se reporta una plataforma identifcada como funeraria, ornamentada con una cabeza clava antropomorfa insertada en el muro de contencin y cuya ubicacin le permita dominar visualmente la Quebrada Maribamba (Herrera, 2003b). 4 Las estructuras funerarias del rea de Rapayn, valle del Maran, conocidas como torres funerarias e investigadas recientemente por Manta (2006, tambin Mantha y Malca, 2004) pertenecen al periodo Intermedio Tardo y el Horizonte Tardo, estas construcciones se diferencian de la mayora de chulpas ancashinas por ser ms ele- vadas, presentar mayor nmero de pisos (entre 2 y 7 niveles) y por el uso de tcnicas distintas a la mampostera de bloques y pachillas hallada en las chulpas tardas Recuay. Dentro de esta rea tambin se encuentran chulpas ms bajas, de un solo nivel, con cornisa exterior y techo en falsa bveda similares a las de otros sectores de Ancash. (Mantha op. cit: 50). DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 55 Figura 9: Chulpa principal de Willkawain, Callejn de Huaylas (segn Bennett 1944). Seccin (arriba) y planta (abajo). Revista cultuRal Kullpi 56 Las chulpas de la sierra de Ancash corresponden a fnes del periodo Inter- medio Temprano y al Horizonte Medio. Fechados radiocarbnicos (Lau: 200, 2003), superposiciones estratigrfcas (Bennett, 944; Leonardis y Lau, 2004) y rasgos estilsticos de piezas cermicas asociadas sealan la pertenencia de las chulpas a fases tardas Recuay posteriores al siglo VII d. C. y vinculadas a la interaccin con Wari, perdurando como una tradicin de estructuras fune- rarias hasta el periodo Intermedio Tardo y el Horizonte Tardo (Ibarra 2003: 279). En Honcopampa, Callejn de Huaylas, un grupo de chulpas se localiza en el sector Chukara Ama en proximidad a estructuras de tipo residencial conformadas por recintos alargados organizados alrededor de patios centrales (un tipo de planta arquitectnica del Horizonte Medio usual en el rea de Huamachuco y en sitios principales Wari) y a recintos con planta en D (forma arquitectnica caracterstica Wari). Honcopampa ha sido considerado como un centro administrativo local Wari, pero las tcnicas de mampostera del sitio (uso de pachillas y bloques en los muros y grandes dinteles en los vanos) han sido identifcadas como propias de la tradicin arquitectonica Recuay (Tschauner, 2003; Lau, 200: 28-29). La tecnologa constructiva de las chulpas ancashinas del Horizonte Medio (p. ej. el uso de grandes bloques lticos separados por apilamientos de lajas pequeas o la inclusin de litoesculturas empotradas en los muros) y algunos aspectos del tratamiento funerario de los individuos (entierros secun- darios) evidenciaran continuidad con prcticas funerarias Recuay ms tem- pranas. El caso de Willkawain e Ichic Wilkawain muestra el uso prolongado de un espacio funerario por parte de las poblaciones de la parte central del Callejn de Huaylas entre el periodo Intermedio Temprano y el Horizonte Medio (Bennett, 944), pero tambin indica cambios importantes entre estos periodos en el diseo y visibilidad de estructuras mortuorias (galeras subterrneas y chulpas) y posiblemente en la disposicin de los personajes sepultados y ajuares funerarios. Por otro lado, el caso de Honcopampa evi- dencia el empleo de chulpas con caractersticas propias de la sierra de Ancash en proximidad a recintos residenciales y administrativos que muestran la con- juncin de modelos y tcnicas constructivas locales y de las zonas de Huari y Huamachuco. DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 57 TUMBAS EN FARALLONES ROCOSOS En la sierra de Ancash se presentan tumbas en forma de cmaras de uno o dos niveles superpuestos elaboradas con piedra canteada y barro y ubicadas en acantilados. Estas estructuras muestran vano dintelado, nichos o ventanas, y se adosan en su parte posterior a la cara del faralln rocoso donde se localizan (Fig. 0). Algunas de sus caractersticas estructurales son similares a las de las chulpas presentes en Ancash (en algunas publicaciones aparecen denominadas tambin como chulpas, p. ej. Diessl, 2004: 493), pero pueden diferenciarse de ellas por su ubicacin y por carecer ocasionalmente de techo de lajas dado que aprovechan como cubierta a las salientes de los abrigos rocosos donde se loca- lizan (ver Herrera, 2006: 0-). Podemos citar como ejemplos las tumbas de Gallarpana en la parte norcentral de los Conchucos (Herrera, op. cit.: 0-), Lanchn cerca a Chavn (Diessl, 2004: 493-497), y las de Palpn (Van Dalen, 2007) en la provincia de Bolognesi. Figura 10: Tumba en faralln rocoso de Gallarpana, Callejn de Conchucos (segn Herrera, 2006: 11). Revista cultuRal Kullpi 58 Estas tumbas datan mayormente de tiempos posteriores a la manifesta- cin Recuay, y los casos hasta ahora reportados sealan que perteneca a socie- dades que se desarrollaron entre los Horizontes Medio y Tardo, pudiendo haber derivado formalmente de las chulpas erigidas sobre terrenos llanos. Las tumbas en farallones rocosos corresponden a un tipo de estructura mortuoria que tambin aparece en reas como la sierra de Lima (Snchez, 200: 57- 58) o la vertiente oriental de los Andes Septentrionales, donde han sido registradas para sitios con arquitectura funeraria de la tradicin Chachapoyas (Kauffman, 988). La posicin cronolgica y la distribucin geogrfca de las tumbas erigidas en farallones rocosos testimonian que este tipo de estructura funeraria fue ampliamente usada entre las sociedades prehispnicas tardas de la sierra y ceja de selva de los actuales departamentos de Amazonas, San Martn, Ancash y parte de Lima, presentando variantes formales en cada rea. Comentarios. El nmero de contextos funerarios registrados en el rea altoandina de Ancash ha experimentado un notable incremento en los ltimos aos (Lau, 2002; Ponte: 200, 2006). No obstante, gran parte de esas evi- dencias corresponde a prcticas mortuorias del Horizonte Medio (Ponte, op. cit.; Paredes et al., 2003), lo cual contina limitando la base de datos sobre los patrones funerarios Recuay del periodo Intermedio Temprano. En la pri- mera parte de esta seccin comentaremos las principales caractersticas de los casos publicados de contextos funerarios Recuay del periodo Intermedio Temprano, exponiendo como el nmero reducido de tumbas publicadas y las diferencias en estructuras mortuorias, tratamiento de los individuos sepul- tados, o asambleas de ofrendas, evidencian no solo la variedad de los patrones funerarios Recuay, sino que tambin estamos solo en los umbrales del enten- dimiento de la diversidad y signifcado de esas prcticas. En la segunda parte sealaremos la aparicin de nuevas formas de entierro en el territorio Recuay hacia los inicios del Horizonte Medio, y las probables implicancias ideo- lgicas y socioeconmicas de estas prcticas entre la poblacin serrana de Ancash de ese periodo. DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 59 ESTRUCTURAS FUNERARIAS RECUAY EN EL PERIODO INTERMEDIO TEMPRANO Debido tanto a la calidad y nmero de los materiales asociados como a la detallada publicacin de los mismos (Grieder, 978), el caso ms notable de un contexto funerario Recuay del periodo Intermedio Temprano ha sido la tumba de elite excavada en el sector La Capilla del sitio de Pashash, provincia de Cabana (Fig. ). El edifcio denominado La Capilla de Pashash comprenda la cima y lados de un promontorio rocoso modifcado por muros de contencin y rellenos de tierra. La cima presenta un sector central alargado dotado en su lado este con tres recintos rectangulares contiguos elaborados con piedras canteadas, lajas y barro. El entierro principal y sus dos grupos de ofrendas, todos pertenecientes a la fase local Yai (aprox. 400-500 d. C.; Grieder, 978: 65), fueron hallados bajo los recintos sur y central (op. cit.: 5, 22, 29-44). Bajo el recinto sur se presentaba una estructura subterrnea cbica de solo 60 cm. por 55 cm., con vano de acceso al este y delimitada por muros de lajas solo al norte y oeste (los otros lados estaban defnidos por grandes rocas del cerro); esta reducida cmara con vano de acceso lateral tena un piso tallado en la roca natural (a ,90 m. bajo el piso de lajas del recinto) y techo formado por una sola laja, sobre la cual se colocaron sucesivamente piedras, tierra, y un pequeo conjunto de vasijas y silbatos, antes de disponer el piso de lajas del recinto. Al interior de la cmara se hallaron los restos fragmentados y en mal estado de conservacin de un individuo adulto, segn Grieder en posicin fexionada (op. cit: 45, 54), y de un probable acompaante adulto identifcado a travs de una mandbula. La mala conservacin del material seo impidi determinar el sexo de ambos individuos, pero Grieder consider que el ocupante principal debi ser una mujer, a partir de su asociacin con una serie de piruros de cermica y alfleres metlicos, colocados con un primer grupo de piezas de cermica fna y orejeras de metal junto al vano de la tumba. El segundo conjunto de ofrendas fue hallado en una fosa cavada bajo el umbral que comunicaba el recinto central con el meridional. Ambos grupos de ofrendas y los materiales en el relleno sobre la tumba comprendieron 277 piezas de cermica, orfebrera, y lapidaria, parte de ellos originalmente envueltos en textiles. El tamao de esta tumba y su sellamiento bajo el piso del recinto indican que no fue planeada para ser nuevamente accedida. Se tienen escasos indicios Revista cultuRal Kullpi 60 Figura 11: La tumba Recuay de Pashash (Grieder 1978: 53). Vista de la tumba, que muestra las distintas ofrendas. A: cmara funeraria y entierro de ofrendas. B: entrada de las ofrendas. C: cubre las ofrendas. D: entierro extendido sobre el suelo. E: maqueta o plan arquitectnico (0/2.6). F: piso de piedra sobre contrapiso de arcilla. G: material orgnico descompuesto o de madera. DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 61 del tratamiento dado a los restos humanos en Pashash (Grieder, 978: 45, 54), pero considerando el espacio reducido de la tumba, es probable que se tratara de: a) cuerpos originalmente dispuestos en posicin fexionada o, b) el entierro secundario de fardos conteniendo osamentas desarticuladas. El acceso a la tumba parece haber estado limitado al momento de la construccin de la cmara y colocacin de los restos humanos y grupos de ofrendas. Adicional- mente sobre el piso de lajas del recinto sur se construy una banqueta (o altar) adosada a la esquina sureste (op. cit.: 44). El entierro primario de un adulto en posicin extendida, orientado de sureste a noroeste con la cabeza al este y sin materiales asociados (Grieder, 978: 42-43), en el relleno sobre el piso al suroeste del recinto central, corres- pondera a la fase local Us (600-700 d. C.) posterior al apogeo de Pashash y no se habra tratado de un elemento asociado a la pequea tumba de cmara con mltiples ofrendas. Un tercer entierro en condicin disturbada fue hallado en el nivel de escombros al oeste del vano de acceso al recinto central (op. cit.: 39). El tema de los entierros humanos primarios Recuay no ha sido tratado mayormente, pero sobre los factores causales de estas inhumaciones prima- rias podramos sugerir: a) la correspondencia de esos individuos a grupos de condicin socioeconmica diferente al de la mayora de individuos sepultados en tumbas lticas, posiblemente demarcando un status distinto en la sociedad Recuay, y b) no pertenencia a la sociedad local. Las particularidades de flia- cin tnica dentro de la extensa rea regional de distribucin de materiales Recuay es un campo de investigacin aun incipiente, aspecto difcultado aun ms por la usual falta de conservacin de elementos como los textiles, vitales para la evaluacin de las identidades sociales. Recientemente, Ponte (200, 2006) ha descrito una serie de tumbas Recuay del periodo Intermedio Temprano en Marcajirca, zona central del Callejn de Huaylas, con materiales comparables a los de Pashash. Estas estruc- turas funerarias presentaban forma de cmaras dobles, de planta cuadrangular u ovoide, elaboradas con piedra sin tallar, y estaban localizadas bajo grandes rocas en una ladera. Vnculos con el rea de Cabana aparecen en la forma de los cuencos cermicos, apilados de modo similar a como fueron registrados en la tumba de elite de Pashash (Grieder, 978: Figs. 28 y 3), y en el hallazgo de alfleres metlicos con la imagen del Felino Lunar (Grieder, 978: Figs. 4, 6, 9, 2) muy semejantes a los hallados en el primer grupo de ofrendas de la tumba seorial de Pashash. Los grandes discos metlicos hallados por Revista cultuRal Kullpi 62 Ponte en estos contextos carecen de correlato en Pashash, debido hipottica- mente a la asociacin de esas piezas metlicas con personajes con atributos del genero masculino, tal como se aprecia en la cermica escultrica Recuay. Una cmara funeraria ubicada en el sitio de Pucagaga en Lanchn, valle del Mosna no fue excavada por arquelogos, pero el valioso registro grfco de Diessl (2003: Fig. 25; 2004: 489-492) permite apreciar que fue elaborada con grandes bloques lticos dispuestos verticalmente y apilamientos de lajas pequeas rellenando los intersticios (en el estilo usual de las construcciones Recuay), y que cont con una estrecha galera de acceso, hornacinas, vano de acceso con umbral elevado, y compartimientos de lajas sobre el piso de la cmara (Fig. 2). La tumba de Lanchn se ubica en una colina que tam- bin contiene otras tumbas de cmara ms pequeas, esta posicin le permita dominar visualmente al asentamiento cercano, dotado de recintos con muros de mampostera Recuay. Esta cmara funeraria presento dimensiones mucho mayores que las de la tumba de lite en Pashash, pero aparentemente no for- maba parte de un complejo arquitectnico tan elaborado como el sector La Capilla de Pashash, aunque tambin se emplazaba sobre un rasgo dominante del paisaje. Las tumbas de cmara subterrnea o en forma de galera en Pucagaga, Pashash y Jancu corresponden a expresiones sobresalientes de las prcticas funerarias Recuay, siendo probable que correspondan a niveles diferentes de actividad socioeconmica y roles ideolgico y polticos de sus ocupantes en el territorio Recuay del periodo Intermedio Temprano. Como seala Lau (2006: 30) las tumbas de elite de este periodo en la sierra ancashina muestran mayores evidencias de concentracin de bienes valiosos cermicos y metlicos que las tumbas del Horizonte Medio, las cuales enfatizaron la inclusin de grupos mayores de individuos dentro de estructuras funerarias ubicadas sobre el terreno y concebidas para permitir un acceso repetido al interior de cada mausoleo. A ello podemos agregar una variabilidad formal notable en cuanto al tipo de estructuras funerarias destinadas a personajes de alto status, los cuales pudieron ser enterrados en cistas, cmaras con pasajes de acceso, o galeras. La produccin de cermica fna Recuay elaborada en caoln o arcilla roja (con engobes de caoln), con pintura tricolor negativa parece haber fnalizado entre 600-650 d. C. (Lau 2003: 42), y fue reemplazada por la produccin e importacin de piezas que muestran la infuencia de las tradiciones Wari, y de la costa norte y central. Los cambios sealados implican la ocurrencia de una DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 63 reorganizacin sociopoltica del territorio alto andino de Ancash entre los siglos VII y IX, pero tal como veremos no es factible considerar al inicio del Hori- zonte Medio como el momento de trmino de la tradicin cultural Recuay. CAMBIOS Y CONTINUIDADES EN LAS PRACTICAS FUNERARIAS DEL HORIZONTE MEDIO Sin duda uno de los cambios ms notables en las prcticas mortuorias de las poblaciones serranas de Ancash fue la introduccin a inicios del Horizonte Medio de las chulpas como un tipo de estructura funeraria exenta que per- Figura 12: La tumba de Pucagaga en Lanchn, Callejn de Conchucos (segn Diessl, 2004: 491). Revista cultuRal Kullpi 64 mita la inclusin de los restos de mltiples individuos en un mismo espacio. La aparicin de las chulpas en el territorio Recuay (Figs. 3 y 4) es uno de los elementos que permiten identifcar cronolgicamente a las sociedades ancas- hinas desarrolladas a partir del Horizonte Medio, y junto a la desaparicin de la tradicin cermica en caoln y la intensifcacin de los vnculos estilsticos y tecnolgicos con sociedades costeas y altoandinas forneas ha sido uno de los elementos diagnsticos de la transicin entre las sociedades Recuay y aquellas asociadas a Wari y posteriores al Horizonte Medio. Sin embargo, la continuidad en las tcnicas de mampostera caracteri- zadas por el empleo de grandes bloques lticos alternados con apilamientos de pequeas lajas (Tschauner, 2003; Herrera, 200: 62) y los patrones de entierro secundario y ofrendas de cermica llana apuntan hacia cambios ms bien graduales, en un contexto de modifcaciones en la ideologa y economa de las entidades sociopolticas locales. El declinamiento de la produccin de la cermica de caoln puede ser interpretado como el resultado de cambios en las preferencias por bienes suntuarios, producidos localmente con nuevas tcnicas o procedentes de otras regiones. Asimismo, la propia iconografa en cermica Recuay elaborada durante el periodo Intermedio Temprano muestra recintos techados (Fig. 5) con paneles portadores de diseos comparables a monolitos hallados en algunas chulpas ancashinas (Lau, 2006: Figs. 5 y 8). La asociacin de las chulpas Recuay al fenmeno Huari es indudable, sin embargo aun se desconocen las particularidades de la cronologa, reas especfcas, y contexto sociopoltico de la aparicin en Ancash de los primeros casos de chulpas. Las peculiaridades de su diseo y tecnologa constructiva y su relacin a la iconografa Recuay del periodo Intermedio Temprano hace posible suponer un importante elemento local en la concepcin formal y sim- blica de estas estructuras funerarias. Considerando la existencia de chulpas del Horizonte Medio aproximadamente contemporneas a las del rea Recuay, pero con planta y mampostera distintas en el sitio de Huari (Prez, 200: 259-26), en Huamachuco (Topic y Topic, 984), y en el rea de Cajamarca (Isbell, 997), es prudente asumir que este tipo de tumba colectiva o mausoleo sobre el terreno adquiri popularidad simultneamente en reas tanto al norte como al sur del territorio Recuay, y que en cada zona las poblaciones locales aplicaron tcnicas tradicionales en su planifcacin y construccin. Al menos para el sector medio del Callejn de Huaylas la desaparicin de la alfarera en caoln durante el inicio del Horizonte Medio no incluy una DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 65 Figura 13: Chulpas del Horizonte Medio en Ichik Willkawain, Callejn de Huaylas (Fotos: J. Gamboa). Revista cultuRal Kullpi 66 Figura 14: Superior: Chulpas de Chinchawas, Cordillera Negra (segn Lau, 2006: fg. 6). Figura 15: Inferior: Vasija Recuay con representacin de recinto, paneles decorativos y fguras humanas (segn Lau, 2006: Fig. 5). Chulpa 7 Chulpa 2 Esculturas lticas 0 m DiveRsiDaD foRmal y cRonolgica De las pRcticas funeRaRias Recuay 67 mayor discontinuidad en otros tipos de cermica, particularmente las vasijas de uso domstico que continuaron siendo empleadas junto a piezas prove- nientes de la costa norte o de Cajamarca, Wari y Nieveria (Lau 2006: 3- 32), si bien las vasijas importadas fueron destinadas a servir principalmente como ofrendas funerarias. La transicin al Horizonte Medio en la sierra de Ancash parece haber incluido una preferencia de las elites locales por bienes de uso ritual o funerario de origen forneo o elaborados con tcnicas y mate- riales innovadores, probablemente como expresin de status de los linajes que accedan a las extensas y complejas redes de interaccin con las entidades sociopolticas localizadas entre Cajamarca y Ayacucho. El vnculo con Wari ha sido sealado para el escenario de Ancash a partir de los sitios con arquitectura y cermica afliadas a esa manifestacin de la sierra central, pero en sentido inverso aun carecemos de datos sobre el rol de los grupos tardos Recuay en Ayacucho, donde las evidencias Recuay son sumamente escasas en compara- cin a las del estilo Cajamarca (Prez, 200 5 ). Tschauner (2003: 28) y Lau (2006: 28) indican que el aumento numrico y de poder poltico y/o econmico de grupos tardos Recuay pudo conducir al incremento en la monumentalidad de las estructuras funerarias como medio para expresar las relaciones de parentesco de sus integrantes con ancestros prestigiosos, y as demostrar su relacin con el territorio local al celebrar la continuidad entre los lderes de una entidad y sus antepasados (Topic y Topic, 200: 202). Esto habra ocurrido en el caso de Honcopampa (Tschauner, 2003), donde las chulpas aparecen en proximidad a conjuntos residenciales de lite con elementos de planifcacin Wari pero que al igual que los monumentos funerarios cercanos muestran mampostera elaborada en la tradicin Recuay. A travs de las chulpas, las tumbas Recuay modifcaron progresivamente su carcter subterrneo hacia la forma de cmaras erigidas sobre el terreno u ocasionalmente recubiertas por montculos de tierra. Entre 5 Prez (200: 533) reporta una escultura ltica que formaba parte de un contexto funerario de elite en el sector Monqachayoq del sitio de Huari, esta pieza corres- pondera a una maqueta o tablero de juego del estilo Recuay (S. Wegner, com. pers., 2003) debido a su gran semejanza con piezas halladas en mayor numero en la sierra de Ancash, con casos en Pashash (Grieder, 978: 09, 204-205, fgs: 23, 28, 96 ), el rea central de los Conchucos (Orsini, 2003: 67) y el distrito de Huantar al norte de Chavn (Diessl, 2004: 63). Revista cultuRal Kullpi 68 las sociedades de la sierra de Ancash del Horizonte Medio y en adelante, los mecanismos de fortalecimiento de lazos de parentesco comunal (reales, de origen poltico o basados en discursos de etnognesis) y de pertenencia a un territorio incluyeron la edifcacin de tumbas del tipo chulpa destinadas a demarcar el paisaje 6 y adquirir un rol socialmente colectivo, donde la perte- nencia a las diversas genealogas comunales y familiares pudo ser enfatizada por la reunin post-mortem de mltiples individuos. BIBLIOGRAFIA amat, Hernn 976 Estudios arqueolgicos en la cuenca del Mosna y en el Alto Mara- n. 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Arquitectura Monumental en El Cuzco Del Periodo Intermedio Tardío - Evidencias de Continuidades en La Reciprocidad Ritual y El Manejo Administrativo PDF