Cuentos de Sastres (De Pascual Ferrer)
Cuentos de Sastres (De Pascual Ferrer)
Cuentos de Sastres (De Pascual Ferrer)
Ediciones Cordelera Ilustrada de los textos: Pascual Ferrer Mirasol, 2012 del diseo de la coleccin: Ernesto Jartillo, 2012 Editores: Vctor Manuel Guu Aguilar, David Gimnez Alonso, Sergio Grao Director Coleccin: Ernesto Jartillo CORDELERA ILUSTRADA Carretera de Samper S/N 44530 Hjar Teruelhttp://cordeleriailustrada.blogspot.com Publicacin n 4 Impreso en: CopyCenter Utebo Nota de la Editorial: La propiedad de los textos, ilustraciones y pensamientos son de sus autores primero, y del mundo mundial despus (aunque no sabemos muy bien si en ese orden estricto). El Cordelero cuesta menos comprado que fotocopiado. As somos los Cordeleros Ilustrados de la Ilustracin
Estos cuentecicos se cuentan las maanas de los sabdos en el rincn o en la puerta del Bar El Volante. Segn el tiempo que haga y las ganas de fumar que tengan los sastres. En ello estan: El Rafael el Farolero "Sastre Mayor", El Campana, El Prisco, El Ines, El Marqus, El Roman, El Currante y alguno mas que por all va cayendo y metiendo la patica asi como nosotros pecadores.
SAN VALERO Y EL TO ROJERAS. Hace muchos aos viva en Castelnou El To Rojeras, hombre poco religioso y famoso por hacer burlas de todo. Castelnou tiene por patrn a San Valero y como no poda ser de otra manera, los vecinos del pueblo quisieron hacer una talla del Santo para colocarla en una peana y sacarla en procesin por el pueblo. Como haba poco presupuesto decidieron hacer todo lo que se pudiera en el pueblo y con materiales propios. La peana la hicieron con viejas tablas y tablones que el carpintero local puli y el tronco para hacer el busto de San Valero lo regal un vecino, de una higuera centenaria a la que le haba cado un rayo. Todo un ao les llevo el preparativo y cuando faltaban pocos das para procesionar el trabajo, el cura y el alcalde decidieron que cada cierto espacio del recorrido de la procesin, sta parara y uno de los vecinos, al que elegiran ambos, dedicara unas palabras al Santo. Eligieron a las personas y entre ellas se encontraba El To Rojeras, al que el cura y alcalde medio obligaron, ya que ste no quera de ninguna de las maneras sumarse a la celebracin, pero bajo amenazas y coacciones consiguieron que aceptara. Cuando la procesin se detuvo ante la puerta del To Rojeras la expectacin era total, pues todo el mundo esperaba que era lo que iba a decir, sabedores de lo poco que le gustaba aquello y del porqu lo hacia. El To Rojeras se cuadr y dijo: Santo que fuistes higuera y de tus frutos com, los milagros que t hagas, me los paso por aqu. (Echndose mano a los cataplines). Mucha algaraba, muchas risas y El To Rojeras, al calabozo.
Los vecinos no daban crdito a lo que vean, un agujero como si hubieran arrancado el rbol y ni rastro de l. Al final no saban ni qu decir, ni qu hacer, ni a quin contar semejante historia que les acababa de contar El To Calzorras.
El que haya encontrado una soga desde el pueblo a la estacin, que la manifieste y se le gratificar. El To Cantinflas que estaba recostado en la esquina del bar, liando un cigarrillo, con una sorna extraordinaria exclam en voz alta, sin mirar a nadie: Pues s que sera larga la soga. 4. EL PREGONERO DE URREA. Sali por la maana, cuando las mujeres todava estaban escobando la puerta de la calle con la fresca de la maana. Mucho cachondeo entre ellas y mucho meterse con todo aquel que pasaba por la calle y sobre todo con el pregonero. El pregonero ya estaba cansado del cachondeo de todos los das, pues a todo lo que pregonaba le ponan las mujeres alguna coletilla y si no, pues se metan con l o con su uniforme directamente. Este fue su pregn bajo el arco de San Roque: El que haya encontrado una fal y un saco en el camino del Regado, que los manifieste, por la fal no se le dar nada, pero se le dar pol saco.
Cunta agua eh!. Mucha, mucha. - contest El To Sardina, mirando de reojo y con desconfianza al recin llegado-. En su pueblo no hay tanta eh. - volvi a la carga el hombre. Pues no seor, - contest El To Sardina - pero es que tampoco all hay tantos burros para abrevar como los hay aqu.
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agua decidieron hacer una romera hasta la ermita del Carmen, pero que cada una de las personas participantes se pondra uno o ms garbanzos en los zapatos en seal de mortificacin y de sacrificio. Llego el da de la romera y las gentes comenzaron su andadura, los andares eran de lo ms estrambtico precisamente por el dolor que los garbanzos producan en los pies. A mitad de camino haba mucha gente que se paraba Sin embargo Encarna, iba adelantando a todo el mundo como si nada. Lleg de las primeras a la ermita y todos se iban descalzando para curarse las heridas. Encarna tambin hizo lo mismo, slo que en vez de sangre sali un pur amarillo. Cuando le preguntaron qu era aquello, ella contest: Pues los garbanzos, lo que pasa es que yo los puse cocidicos.
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Otro de los das, el ama de la casa de los Fornies, se quejaba amargamente de que el nio pequeo de la casa no coma y le daba mucho tormento con las comidas. El Coloretes siempre rpido de reflejos le contest: Djeme que le de yo de comer unos das y ver como se acaban los problemas. A los tres das el ama se acerco al Coloretes y le dijo: No puedo ms, mira a ver si t puedes con l. Al da siguiente, El Coloretes tom posesin del plato de la papilla y se sent frente al pequeo, un zagal de dieciocho meses. Llen la cuchara a medias y se la acerc a la boca del zagal. ste se volvi para no quererla, pero El Coloretes se la refrot por los labios. Con las cucharadas siguientes la operacin fue otra, El Coloretes se coma la papilla y con el revs de la cuchara le daba un leve golpe al zagal en los morros. Cuando se termin la papilla, cosa que fue rpida, llam al ama y le dijo: Ya est, fjese, hasta se relame los morros. El pequeo mova los labios, pues los llevaba algo doloridos de los golpecitos con la cuchara. Cuatro das dur la comedia, eso s, al quinto, cuando el ama se present con El Coloretes y con la comida y prob ella a drsela, el pequeo abra la boca como un pajarico. 10. COMO CORTAN LAS TRONADAS. Andaba El To Perena metido en conversaciones de taberna, cuando la conversacin deriv hacia las tronadas y los litros que haban cado aquella noche pasada con lo que haba llovido. Enseguida comenzaron las disputas de que en una parte del pueblo haba llovido ms que en otra, que si por Barventana no haba cado una gota, que si en Los Pairones casi se ahogan Sali al quite de la conversacin El To Perena y les dijo: No discutis por eso, ya que las tronadas cortan muy fino. Un da estaba yo labrando por Val de Sagarra y me agarr una tronada de las de aupa; pues as como bamos labrando, uno de los dos burros iba chipiau y el otro seco, corto en el mismsimo surco.
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11. EL FRAILE REGADOR. El convento de Hjar tiene privilegio de riegos desde la Edad Media. Pues bien, Fray Leonardo, era el encargado de regar, pero llevaba unos cuantos adores que se quedaba sin agua a mitad de riego. El fraile investig y se encontr que era El Pistolo quien le quitaba el agua. El fraile habl con l repetidas veces, pero no haba forma de que El Pistolo dejara de quitarle el agua cuando estaba a mitad de su riego. Harto ya el fraile de tanta tomadura de pelo, cuando le falt el agua subi acequia arriba y se encar con El Pistolo, dicindole que ya vala, que no se le ocurriera ms quitarle el agua o lo denunciara al Sindicato de Riegos. El Pistolo se puso chulico y le solt al fraile, que adems era un hombre grande y corpulento: Si no fuera porque llevas hbitos no te atreveras a amenazarme as. El fraile ni corto ni perezoso, se sac los hbitos, se fue a por El Pistolo y agarrndolo de la forcacha, lo lanz a la acequia, donde El Pistolo quedo asustado, sorprendido y apabilado. El fraile se dio media vuelta, se calz de nuevo el hbito, y se fue, diciendo al Pistolo: Cuando quieras me vuelves a quitar el agua que te vendr de nuevo a bautizar. No volvi a faltarle ms el agua a Fray Leonardo.
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que s, y aun me pidieron que me pusiera un rato de portero para echar un partido de entrenamiento.
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15. EL TO PELEGRN.
El To Pelegrn era albardero, es decir, hacia albardas. S, eso que se pona en el lomo de lo animales de carga para sobre ella, poner la carga, vamos, como una silla de montar pero ms grande y en basto. El To Pelegrn fue a hacer una albarda a Azaila y cuando estaba en ello, la mujer de la casa le sac una jarra de vino. El To Pelegrn agradeci el obsequio y no slo se bebi esa jarra, sino dos ms. Ni que decir que la albarda avanz poco. Al da siguiente paso lo mismo. Al tercer da, la mujer ech bastante agua al vino y El To Pelegrn capt el mensaje y haciendo honor a su ingenio y fcil palabra, exclam: Ya est cambiadico el tiempo, las seales de agua son, terminaremos la albarda, antes que se ponga el sol.
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Dedicado a todos los personajes populares que vivieron, viven y vivirn por el ancho y largo mundo. La vida no sera lo mismo sin ellos.
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