El Puerco Espín Aventurero
El Puerco Espín Aventurero
El Puerco Espín Aventurero
Dej su abrigado refugio entre los rboles y matorrales del bosque. Y comenz su viaje. A poco caminar se encontr con un hermoso animal. Su piel era maravillosa. Estaba formada por pelos cortos y suaves. -Hola! Cmo te llamas? -le pregunt el puerco espn. -Me llamo liebre -le respondi el animal-. No sabes cunto me gustara tener esas espinas que t tienes para defenderme de mis enemigos. -Y a m me gustara tener una piel tan hermosa como la tuya replic el puerco espn. -Si as fuera, los cazadores te dispararan y el zorro te comera. Yo tengo fuertes patas para correr velozmente y saltar. En cambio las tuyas, apenas te permiten caminar. Y ahora me voy; mis orejas me dicen que se acercan cazadores. La liebre se alej a grandes saltos. Poco despus pasaron los cazadores con sus escopetas y ninguno vio al puerco espn que se haba escondido en un montn de hojas. Nuestro amigo sigui su camino y pronto lleg hasta unas rocas. Ah, a pleno sol, un pequeo animal pareca estar dormido. Su piel estaba cubierta con unas vistosas escamas. -Qu comodidad -pens el puerco espn-. Esa piel es muy
liviana. No es pesada como mis pas. Al sentir al puerco espn, el animal abri sus ojos y mir asustado al recin llegado. -Ah! -dijo-. T no eres un peligro para m. T slo comes los frutos de las plantas. T no sabes cunto me gustara tener las espinas que t tienes. -Pero, si t tienes una hermosa piel -le respondi el puerco espn. -Cmo te llamas? -Lagartija, y mis escamas son maravillosas -le respondi el pequeo animal- pero no me protegen de las aves de rapia. Con tus pas, yo vivira tranquila. -Y a m me gustara tener escamas -dijo el puerco espn-. Me gustan porque son livianas y brillan al sol. -Sera muy malo para ti, porque te comeran las aves de rapia -le respondi la lagartija. -Yo soy pequea y me escondo entre las piedras. T en cambio, no podras escapar, porque eres mucho ms grande que yo. Y ahora me voy, porque divis una sombra que viene del aire. Antes de que el puerco espn se diera cuenta, la lagartija desapareci. Un aguilucho apareci en el cielo y al no ver nada en las rocas, se alej. El puerco espn sigui caminando y se encontr con una perdiz. -Qu linda piel tiene usted! -exclam el puerco espn.
-Se ve que no conoces a las perdices -le respondi el ave-. Lo que ests viendo no es mi piel; son mis plumas. Son livianas y abrigadoras. Yo estoy muy contenta con ellas. Pero hay veces que me gustara tener espinas como las tuyas. As me defendera de todos mis enemigos. -Me gustara tener plumas en lugar de estas espinas tan pesadas y tan duras que tengo. -S. Pero te comeran los zorros -respondi la perdiz-. Aunque tuvieras plumas, no podras volar porque eres muy pesado. Y, a propsito, estoy sintiendo los pasos de un zorro. As que, adis, querido amigo de las largas espinas. El puerco espn sinti un estruendo y vio como la perdiz sala volando disparada mientras gritaba: -Fi, fi, fifif, fip, fip, fip. Un segundo despus, un gran zorro asom su nariz por entre las ramas. Mir al puerco espn y de inmediato sac la cabeza del matorral y desapareci. El puerco espn emprendi el camino de regreso a su casa. Mientras haca el viaje pensaba: -No es malo tener espinas como las mas. La liebre, la lagartija y la perdiz me las envidian. Gracias a ellas los cazadores no me persiguen, las aves de rapia no me cazan y los zorros no me devoran.
Cuando lleg a su refugio del bosque, apret sus pas contra su cuerpo y se qued dormido, feliz de ser un puerco espn y feliz con sus pas, que, hasta ahora sin saberlo, le haban salvado la vida muchas veces.