El famoso cantor Madureira
Fue tan hábil este cantor y tenía una voz tan dulce y tan argentina, que hizo el encanto de cuantos le oyeron durante su gloriosa pero no muy larga vida.
Los portugueses estaban llenos de orgullo porque había pertenecido a su nación tan eminente artista.
Así es que, después de su muerte, le enterraron como a todo el mundo; pero el entierro fue suntuoso y las exequias más suntuosas aún. En los Placeres, que aunque parezca extraño, así se llama el cementerio de Lisboa, le erigieron un soberbio mausoleo; y en una lápida de mármol negro inscribieron con letras de oro el siguiente epitafio:
Aquí yace o Senhor de Madureira, o primer cantor do mundo.
Morreu.
Porem, non morreu, Chamoulhe Deus a sua Capella.
Mandou-lhe cantar.
Nào quiz.
Rogou-lhe que cantase.
Entao cantou.
E diz Deus:
Vayan os anjos a merda que canta muito melhor o Sennor de Madureira.
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