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Oro triste: Diarios feministas de obreras chilenas 1905-1908
Oro triste: Diarios feministas de obreras chilenas 1905-1908
Oro triste: Diarios feministas de obreras chilenas 1905-1908
Libro electrónico204 páginas2 horas

Oro triste: Diarios feministas de obreras chilenas 1905-1908

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Información de este libro electrónico

La Alborada y La Palanca fueron dos diarios escritos por mujeres trabajadoras de principio de siglo; obreras que encarnaron, día a día, la hostilidad propia de la injusticia, el abuso y la precariedad con la que vivieron, en los albores de un mundo industrializado. La mayoría de sus autoras fueron mujeres pobres que, en estos diarios, se reconocen por primera vez. Protagonistas de un mundo sucio que conocen de cerca, el injusto escenario de las fábricas las convertirá —gracias a La Alborada y La Palanca— en las nuevas heroínas de una lucha, hasta ese momento novedosa: la desigualdad de género.
El testimonio y la miseria de una época; la precariedad y la desolación en que fueron escritos cada uno de estos textos, es triste, sin duda, y su contenido, tan valioso como descarnado. Tan seductor como lectura, y sin embargo, tan desgarrador en lo que signi có para este grupo que dio la pelea, no solo para cambiar sus condiciones laborales, sino también —y más importante aún— para exponer nuevas ideas sobre el género. En la fuerza del grupo radica el valor de un incipiente feminismo que viene a salvarlas y que fue propagado a través de estos diarios.
Oro triste: Diarios feministas de obreras chilenas 1905-1908, nace de una lectura de estas columnas. Aquí, la historiadora y activista, María José Cumplido, re exiona con agudeza y una mirada actual, sobre las distintas temáticas que se exponen en estos textos. En este sentido, la idea de «feminismo» para este grupo de trabajadoras, revela una mentalidad de avanzada que cambiará para siempre la idea de cultura, patriarcado, sociedad, trabajo, maternidad y todos los problemas que acarrea el hecho de ser mujer hasta nuestros días.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento10 dic 2024
ISBN9789569984358
Oro triste: Diarios feministas de obreras chilenas 1905-1908

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    Oro triste - María José Cumplido

    Portada. Fondo morado con franjas verticales lilas, imagen de una máquina tetil de inicios del siglo XX. Texto: Oro triste. Diarios feministas de obreras chilenas 1905-1908, María José Cumplido. Logo Neón ediciones, cuadrado negro texto blancoImagen de guarda: franjas verticales en blanco y negroHoja de autora, blanco y negro. Texto: María José Cumplido

    ORO TRISTE

    © 2024, María José Cumplido

    © Noviembre 2024, Neón ediciones

    Neón Ediciones es un sello editorial del grupo Ebooks Patagonia @neonediciones

    www.neonediciones.com

    Av. Providencia 1208 of. 207 piso 2, Providencia, Santiago de Chile

    ISBN Edición Impresa: 978-956-9984-34-1

    ISBN Edición Digital: 978-956-9984-35-8

    Edición: María Paz Rodríguez

    Diagramación: Josefina M. Gajardo

    Arte de portada: Carolina Zúñiga

    Imagen de portada: Adobe Stock

    Le agradecemos la compra de este libro, ya que apoya al autor y al editor, estimulando la creatividad y permitiendo que más libros sean producidos. La reproducción total o parcial de este libro queda prohibida, salvo que se cuente con la autorización del editor.

    Proyecto financiado por el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, Convocatoria 2023

    Logo en blanco y negro del Ministerio de Culturas, las Artes y el Patrimonio. Texto omónimo. Gobierno de ChileHoja de título, blanco y negro. Texto: María José Cumplido, Oro triste, Diarios feministas de obreras chilenas 1905-1908. Logo Neón ediciones, cuadrado negro letras blancas

    Índice

    SOBRE UN ORO

    PRIMERA PARTE

    Una observación sobre el feminismo

    Capítulo I El fantasma de Marx

    Capítulo II Unidas en la inmundicia

    Capítulo III ¿Dónde termina el problema?

    SEGUNDA PARTE

    SELECCIÓN DE COLUMNAS

    I Nuestra primera palabra

    II Hoja de laurel

    III La luz de la razón y la justicia

    IV En la brecha

    V La Sociedad Periodística La Alborada

    VI Tras el bienestar

    VII Tiranías

    VIII Temor

    IX Los idos

    X La Huelga de Antofagasta

    XI Las Sociedades de Socorros Mutuos

    XII 1.° de Mayo

    XIII 1.° de Mayo

    XIV El 1.° de Mayo

    XV Cintas y lazos

    XVI La Huelga de Patrones

    XVII La Asociación de Costureras

    XVIII La Asociación de Costureras

    XIX La Asociación de Costureras

    XX El quinto torneo intelectual de obreros

    XXI Los proyectos ante la convención

    XXII Huelga de tipógrafos

    XXIII La fiesta del trabajo

    XXIV 1.° de Mayo

    XXV Despertar. Para el valiente adalid femenino. La Alborada

    XXVI Reformas en pro de la mujer

    XXVII Nuestra condición

    XXVIII Un bello triunfo de perspectiva

    XXIX Las mujeres en las cantinas

    XXX Adelante

    XXXI La hizo feliz

    XXXII Infelicidad nuestra

    XXXIII Al correr de la pluma

    XXXIV Unión es fuerza

    XXXV Nuestra situación

    XXXVI ¿Cómo emanciparnos?

    XXXVII Emancipación social de la mujer

    XXXVIII De cómo entienden los hombres la Virtud (I)

    XXXIX De cómo entienden los hombres la Virtud (II)

    XL Instrúyase a la mujer

    XLI Reglamentación de las horas de trabajo para la mujer obrera (primera parte)

    XLII Reglamentación de las horas de trabajo para la mujer obrera (segunda parte)

    XLIII Reglamentación de las horas de trabajo para la mujer obrera (tercera parte)

    XLIV Reglamentación de las horas de trabajo para la mujer obrera (cuarta parte)

    XLV Reglamentación de las horas de trabajo para la mujer obrera (quinta parte)

    XLVI ¡Pobres mujeres!

    XLVII La mujer

    XLVIII En el palenque

    XLIX ¿Es preciso luchar?

    L El vicio y el crimen legalizados

    LI Sobre organización femenina obrera

    LII Diatribas y cuchufletas

    LIII Instrucción y educación de la mujer

    Sobre un oro

    La palabra es registro. Abre, ilumina, otorga. En este sentido, el lenguaje es pura generosidad; la acción de mostrarnos, vernos y entender quiénes somos. La palabra despierta, conecta, remueve, rehace, reinventa. Es intención de mundo que pone en las ideas la realidad material. Parto citando el lenguaje como una manera definitiva de rescate. Y parte importante de la intención de este libro busca rescatar, con mucho orgullo, un momento de nuestra historia. No sabía de la existencia de los diarios La Alborada o La Palanca: periódicos escritos y publicados por mujeres trabajadoras de principios del siglo

    XX

    , en un Chile ad portas de la industrialización, de las nuevas riquezas y —de lo que va este libro— en el que la desigualdad irá configurando un nuevo tejido social, mezquino en registros sobre lo que ocurría en los márgenes. Los nuevos grupos en el poder van a promover —sin asco— la deshumanización respecto al trabajo, repensando a la clase trabajadora como lucro. El capital manda ahora y eso será la columna vertebral del nuevo siglo, y —por cierto—, lo que cruce cada una de las publicaciones en estos diarios.

    Cuando María José Cumplido me habló de La Alborada y La Palanca, lo primero sobre lo que reflexionamos fue la iniciativa de las autoras detrás de estas publicaciones. Obreras que encarnaron, día a día, las situaciones que aquí se exponen. Mujeres pobres; vaciadas de respeto, de visibilidad; habitando un lugar hostil, se leen y reconocen por primera vez en estas páginas. La palabra, por fin, las nombra a ellas. Protagonistas de un mundo sucio que conocen de cerca, el injusto escenario de las fábricas las convertirá —gracias a estos diarios— en las nuevas heroínas de una lucha, hasta ese momento novedosa: la desigualdad de género. Así mismo, la experiencia en el cuerpo del trabajo mecanizado, para las obreras de principios de siglo, se topa por primera vez con una nueva forma de pensar la sociedad a través del feminismo, término que se empieza a acuñar en estos diarios y que será una primera cimiente del cambio social para ellas.

    Pero parto por el principio, referirme a este proyecto. Oro triste: Diarios feministas de obreras chilenas 1905-1908 nace de una lectura de estas columnas que dejó un colectivo de mujeres proletarias. Con María José, reflexionamos largamente sobre qué ejes se construían estos textos, y vimos tres posibles fracturas que, de alguna forma, funcionaron como el andamio necesario para cambiar el sistema patriarcal. Por un lado, el concepto de «feminismo» se analiza desde su formación y que, creo, muestra una mentalidad avanzada que cambiará para siempre la idea vigente de cultura.

    Por otro parte, nos interesó la idea de lo triste; adjetivo que usé la primera vez que leí estos archivos. De ahí el título: «Oro triste». Un «oro» que cuesta —y costó— la vida de tantos y tantas. Un «oro» que aceleró el crecimiento, el progreso, el desarrollo y la riqueza, pero que cercó —quizás para siempre— la jaula de la pobreza. Qué belleza de textos, le dije a María José por teléfono —a propósito de mi primera lectura de La Alborada— quizás con algo de frivolidad, ya pensando en su publicación. Pero a lo largo de la conversación, ambas caímos en cuenta sobre el verdadero tesoro que había detrás de estas columnas y editoriales: el testimonio y la miseria de una época; la precariedad y la desolación en que fueron escritos cada uno de estos textos, y al final de la noche nos vino una tristeza… Es un «oro-triste», le comenté a ella; su contenido me pareció tan valioso como descarnado. Tan seductor como lectura, y, sin embargo, tan desgarrador en lo que significó para este grupo que dio la pelea, no solo para cambiar sus condiciones laborales, sino también —y más importante aún— para exponer nuevas ideas sobre el género, a propósito de las colectividades, agrupaciones, movimientos que se formaron como resistencia. En la fuerza del grupo radica el valor de un incipiente feminismo que viene a salvarlas y que fue propagado a través de estos diarios.

    A su vez, en La Alborada y La Palanca se vislumbran posibles soluciones para esas niñas que tuvieron que partir a las fábricas antes de los 10 años. Esas niñas futuras que gracias a la pelea que dieron sus abuelas y madres, pudieron educarse, estudiar, y más adelante votar y marchar. Cada 8M conmemoramos a las caídas, la injusticia respecto a la legislación y el cuidado de cada una de nosotras, que hasta el día de hoy sentimos miedo de caminar solas de noche y la necesidad de tener que avisar a la amiga que llegamos bien. Estas mujeres «nos» imaginaron antes, usaron la palabra —y el cuerpo— para pensar otro futuro y hoy, gracias a su legado, trabajamos en mayor paridad y equidad respecto a nuestros compañeros masculinos. Esas mujeres de La Alborada y La Palanca marchan con nosotras. Van delante marcando el paso.

    Las mujeres siempre tendremos que resguardar cada uno de los derechos que vayamos conquistando. Pues nunca se sabe para dónde va a ir la brújula, y el feminismo de hoy opera como un observatorio que vigila tanto al mundo privado —y cómo es representada la mujer en él— como al gobierno de turno, para defender las trincheras legales de lo que hemos conquistado. Pero quizás la cosa parte aquí. En estas primeras agrupaciones. En estas primeras marchas y consignas. En la fiesta del trabajo como tantas veces indican autoras como Esther Valdés y Carmela Jeria cuando hablan del 1 de mayo.

    Será el trabajo duro el que nos libere, dicen ellas. Y las mujeres sabemos de esto. Debemos probar cada día nuestra capacidad y entrega no solo en el mundo laboral, sino también en la casa: familia, hijos. Así, lo doméstico será otro de los tópicos cuestionados en estas columnas. Sus autoras verán con nuevos ojos —de nuevo, gracias a la palabra impresa en estos diarios— la verticalidad injusta que impera, por ejemplo, respecto a las tareas del hombre en la crianza, la casa, la economía familiar. Idea rupturista, dado que hablamos de una época en que ser mujer y ser madre suponen una misma cosa.

    María José estructuró este libro por ejes temáticos que, a mi juicio, funcionan también como una sombra de lo que exponen estas columnas. En este sentido, el ojo de una historiadora viene a interpretar, desde una mirada moderna, la valentía y todas las implicancias del gesto de publicar, leerse, unirse frente a la hostilidad del medio. Analiza ideologías, los cambios de la urbe, la sociedad de principios de siglo y, por cierto, la industrialización en Chile: sujetos marginados de la ganancia y el capital, como tanto se señala en dichas columnas. En este sentido, Cumplido hará una investigación acuciosa y sobre todo reflexiva respecto al valor de este registro histórico. La Alborada y La Palanca serán el Alfa de un momento que encarnamos hasta nuestros días. Y quién sabe del Omega, insisto, las mujeres siempre tendremos que estar atentas a no ser vulneradas. Nuestros derechos y lugar siempre pueden ser menoscabados, y en este sentido, parece ser que la lucha por la equidad fuese circular y se vive mordiendo la cola. Pienso aquí, por ejemplo, en la tendencia de algunos gobiernos de la ultraderecha conservadora en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa que han deslegitimado el derecho al aborto, entre muchos otros, después de años de lucha. Por lo mismo, María José busca en estas publicaciones los temas que cruzaron la vida de la mayoría de las obreras para entender algo de ese padecer, exponerlo y refregarlo en la cara de quienes las lean, y —lo más importante a mi juicio—: para hacer un trabajo de rescate y registro de este oro triste.

    M

    ARÍA

    P

    AZ

    R

    ODRÍGUEZ

    PRIMERA PARTE

    Una observación sobre el feminismo

    Durante los últimos años, el movimiento feminista chileno ha amplificado su pensamiento a través de distintas demandas, propuestas y acciones colectivas de mujeres cada vez más comprometidas, numerosas y fuertes. Este aumento ha significado una mayor presencia en las calles, en los medios, y en los distintos sectores en que hoy el feminismo encarna un liderazgo que nos ha hecho ganar terreno en la base constitutiva del pacto social. Ahora, este liderazgo no está asegurado. Los derechos de la mujer, históricamente, se localizan en una trinchera incierta que siempre debe estar resguardada; un terreno movedizo, siempre amenazado, siempre en discusión. Sin embargo, al visitar nuestra historia, se me hace imposible no

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