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Sígueme: Cómo seguir a Jesús hace libre a nuestra generación enredada en influencias ideológicas
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Sígueme: Cómo seguir a Jesús hace libre a nuestra generación enredada en influencias ideológicas
Libro electrónico243 páginas3 horas

Sígueme: Cómo seguir a Jesús hace libre a nuestra generación enredada en influencias ideológicas

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Información de este libro electrónico

En Sígueme, el pastor y autor Carlos Erazo nos explica cómo nos hemos convertido en la generación con los niveles más altos de ansiedad, preocupación, estrés, depresión, incertidumbre y temor en la historia porque seguimos al guía equivocado.

En vez de enseñarle al corazón a seguir a Jesús, hemos permitido que alguien le enseñe a nuestro corazón a seguir otras influencias, otras tendencias, otras ideologías. Pero no es demasiado tarde para darle un nuevo destino al corazón comenzando hoy como aprendices de Jesús.

En el nuevo libro de Carlos Erazo, Sígueme, el autor revela cómo estas plataformas influyen en nuestras vidas más de lo que creemos, abordando temas como:

  • La adicción a las redes sociales
  • El consumo desenfrenado de pornografía
  • La escalada de problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión
  • La obsesión por uno mismo y la caída en picado de la autoestima

A través de una mirada profunda a las Escrituras, descubriremos que Jesús nos ofrece una vida libre de todo aquello que te tiene enredado, atrapado o atascado. Para que cuando otros vean tu vida, comprendan que la única explicación de una vida tan radicalmente diferente a la de la mayoría es porque está marcada por la devoción a Jesús.

Follow Me

In Follow Me, pastor and author Carlos Erazo explains how we have become the generation with the highest levels of anxiety, worry, stress, depression, uncertainty and fear in history because we follow the wrong guide.

Instead of teaching our hearts to follow Jesus, we have allowed someone else to teach our hearts to follow other influences, other trends, other ideologies. But it is not too late to give a new destiny to the heart starting today as apprentices of Jesus.

In Carlos Erazo's new book, Follow Me, the author reveals how these platforms influence our lives more than we think, addressing topics such as:

  • The addiction to social media
  • The rampant consumption of pornography
  • The escalation of mental health problems such as anxiety and depression
  • Self-obsession and plummeting self-esteem

Through a deep look at Scripture, we will discover that Jesus offers us a life free of anything that has you entangled, trapped or stuck. So that when others see your life, they will understand that the only explanation for a life so radically different from most is because it is marked by devotion to Jesus.

IdiomaEspañol
EditorialZondervan
Fecha de lanzamiento28 may 2024
ISBN9781400337095
Autor

Carlos Erazo

Carlos Erazo es parte del equipo pastoral de Lakepointe Church en Dallas, Texas, una iglesia con congregaciones en inglés y en español. Por más de una década como YouTuber, creador de contenido y orador bilingüe multinacional, Carlos junto a su esposa, Brooke, han creado cientos de videos en las redes sociales con mensajes bíblicos que acumulan más de 100 millones de visitas, impactando así millones de vidas con el evangelio.

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    Sígueme - Carlos Erazo

    INTRODUCCIÓN

    YOUTUBER «CRISTIANO»

    «Dios, te pido que me des un millón de suscriptores antes de que se acabe el año 2012».

    Esa fue mi oración secreta cuando comencé mi canal de YouTube en diciembre del 2011 con el objetivo de compartir a Jesús con mis amigos. Tenía 19 años. Recuerdo haber hecho esta oración con muchísima fe, valentía y convicción, pensando que, si le iba a pedir algo a Dios, ¿por qué no pedirle algo imposible?

    ¿Sabes qué pasó después? No mucho. Creo que llegué a los doscientos suscriptores unos meses más tarde. Y antes de terminar ese año 2012, mi canal llegó más o menos a los tres mil o cuatro mil suscriptores. Independientemente, lo que hice después fue sumergirme en las redes sociales por los siguientes diez años.

    Y cuando digo sumergirme no me refiero a que de vez en cuando subía fotos mías con amigos o veía videos chistosos casualmente cuando no tenía nada más que hacer. Sino que por los últimos diez años he sido YouTuber, predicador y creador de contenido creativo digital en redes sociales como mi «trabajo a tiempo completo» con el propósito de hablarles a otros sobre Jesús y lo que nos enseña la Biblia acerca de Él. Hacer esto ha sido y sigue siendo mi obsesión.

    Para darte un poco de contexto, nací y viví mi adolescencia en los años 1990 y 2000, en El Salvador. Soy de la generación del Nintendo 64, del nacimiento de World Wide Web (Red Informática Mundial) y del iPod. Pero entre las cosas que más influyeron en mí desde pequeño está el canal de televisión llamado MTV, siglas que significan music television (televisión con música).

    Crecí viendo MTV en los noventa. Su creatividad, su música y sus programas me inspiraron a soñar con que algún día tendría mi propio canal de televisión, haría mis propios videos y mi propia música, y compartiría un mensaje de forma creativa. Algunos se estarán preguntando por qué mi programa favorito era un canal que en su tiempo se conocía como un movimiento de rebeldía, música provocativa, programas irreverentes, y en cierto sentido, promoción de arte con elementos no aptos para la familia. Y la razón, creo yo, es la siguiente:

    Crecí en un hogar cristiano. Desde pequeño mi mamá me guio a hacerle una oración a Jesús para entregarle mi vida a Él.

    Jesús se tomó en serio esa oración.

    A pesar de que había tenido un encuentro con Él, la mayoría de mi tiempo lo pasaba con amigos que no habían tenido ese mismo encuentro. Siempre luché con una tensión en mi interior de que soy similar a mis amigos: nos gustan las mismas cosas, compartimos una amistad, hacemos cosas juntos, pero a la vez fui llamado a ser diferente a ellos. Dios me escogió para sus propósitos, no para dejarme influenciar, sino para ser un factor de influencia y de bendición para otros.

    Por esa razón, desde entonces, siempre tuve una carga en mi corazón. Si Jesús es quien dijo ser, y yo le he conocido, pero mis amigos no, si yo realmente amo a mis amigos, no tengo más opción que hablarles de Jesús. Y eso hice. Uno a uno. A lo largo de los años. Especialmente a mis amigos más cercanos.

    En medio de todo esto, pasan los años y en el 2005 nace una plataforma social de video llamada YouTube. En el 2011 descubrí que había creadores de videos que estaban compartiendo su contenido para que otros los vieran. En ese momento me dije: Si ellos pueden hacerlo, ¿por qué no yo? Se me ocurrió en aquel entonces que quizás había un propósito detrás de mi pasión por el arte digital (hacer videos, televisión, música, proyectos creativos) y mi carga por hablarles a otros sobre Jesús.

    Tal vez, pensé, Dios podría usar esas dos cosas juntas.

    Así que comencé un canal de YouTube y me propuse crear y subir un video por semana. El nombre de mi nuevo proyecto en YouTube era «Proyecto GTG». Las siglas GTG significan Glory to God (Gloria a Dios), ya que quería que mis amigos fueran expuestos a la gloria, belleza y grandeza de Dios, y que fuesen cautivados por eso al aprender sobre Jesús.

    Algo que quizás vale la pena aclarar es que antes de comenzar este proyecto, Dios me había permitido pasar más de seis años compartiendo mensajes a mis amigos en un estudio bíblico semanal. Cada jueves nos reuníamos en mi casa con este grupo pequeño de amigos, que no conocían de Jesús, y les compartía un mensaje de la Biblia por más o menos treinta minutos.

    Recuerdo que pasaba horas preparando mis mensajes, porque al momento de hacerlo venían a mi mente muchísimas preguntas sobre la Biblia. Esto me motivaba a investigar y leer mucho para estar preparado a la hora de responderlas. Uno de los versículos de la Biblia que memoricé desde aquel entonces fue 1 Pedro 3:15: «Estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con mansedumbre y reverencia».

    A veces éramos seis personas en este pequeño estudio bíblico. Con el tiempo, llegamos a ser un grupo de hasta veinticinco o treinta jóvenes reuniéndonos cada semana. Así que cuando comencé mi canal de YouTube me propuse que, en cierto sentido, fuese una extensión de un estudio bíblico, pero con el potencial de alcanzar a más que solo veinticinco o treinta personas.

    En los primeros meses, solo algunos de mis amigos en Facebook veían mis videos, además de mi mamá, y quizás hasta mis abuelitas y tías. Y como este era el caso, rápidamente me desilusioné. Recuerdo que tan solo unos meses después de hacer esto pensaba: Qué pérdida de tiempo. Qué pena grabarme a mí mismo. Nadie ve mis videos. Quizás ya no debería seguir. . .

    Pero durante una semana en particular, Dios me habló a través del mismo versículo en la Biblia. Una y otra vez; aunque yo no busqué esta palabra, esta palabra me encontró a mí: «No nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos» (Gálatas 6:9, énfasis añadido).

    Déjame interrumpir mi propia historia y aprovechar este versículo para decirte:

    No te canses.

    No desmayes.

    Sigue adelante.

    Sé paciente.

    La cosecha no viene de la noche a la mañana. En un tiempo en el que todo es rápido e instantáneo, recuerda esto: el plan que Dios tiene para tu vida y la promesa que Él te ha dado vienen con un proceso y ese proceso toma tiempo. Por eso necesitas desarrollar paciencia.

    Más de diez años después, junto con mi esposa Brooke, hemos invertido miles y miles de horas creando cientos de videos que hasta la fecha acumulan más de cien millones de vistas en diferentes plataformas. Hay familia GTG ubicada en más de cincuenta países. Por la gracia de Dios, mi esposa y yo hemos tenido la oportunidad de visitar diferentes ciudades en Latinoamérica compartiendo a Jesús en distintas iglesias, conferencias, congresos, eventos y más. Hemos colaborado con amigos. Hemos lanzado varios proyectos musicales. Hemos creado diferentes eventos en los cuales incorporamos música, comedia y mensajes para alcanzar a una nueva generación de una forma diferente y creativa.

    Todavía hay mucho por hacer, crear y soñar.

    Pablo, el escritor bíblico, se refiere a esto en su carta a los Romanos: «Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree, del judío primeramente y también del griego» (Romanos 1:16, énfasis añadido).

    No se trata de personalidad. No se trata de talento. No se trata de esfuerzo natural. Se trata del poder sobrenatural de Dios moviéndose en nuestro tiempo a través de personas imperfectas que están dispuestas a decirle que sí a Dios y a su llamado.

    Por esa razón, hoy también formo parte del equipo pastoral de mi iglesia local en Dallas, Texas, sirviendo en inglés y en español a nuestras comunidades que se reúnen en persona, en línea y a través de las redes sociales cada semana. Hasta la fecha continúo aprendiendo cómo seguir a Jesús en mi vida personal, y a la vez darle el mejor uso a los medios de comunicación y las redes sociales para que otros puedan conocerlo.

    Sin embargo, durante más de diez años, aparte de todo esto, con el tiempo también fui notando algunas peculiaridades en mi vida personal. A pesar de estar rodeado de familia y amigos, pasaba más y más tiempo sumergido en mi teléfono o en mis redes sociales.

    Dicen que desde una perspectiva neurocientífica, lo primero que haces al despertar y lo último antes de dormir constituye una de las actividades más formativas para tu cerebro.¹ Irónicamente, por mucho tiempo, lo primero que hacía al levantarme cada mañana era chequear mi teléfono y mis redes sociales. Veía cuántos likes había recibido mi contenido, leía comentarios (muchos negativos) y me distraía con cualquier otro contenido que encontraba ese nuevo día.

    En muchísimas ocasiones pude haber creado memorias con amigos, pero decidí quedarme en casa solo consumiendo contenido en redes sociales o creando contenido para mis redes. Esto hizo que perdiera algunas amistades.

    Rara vez tenía tiempo de descanso. Llegué a conectar e interactuar con una comunidad en línea de cientos de miles de personas, pero en mi interior me sentía más desconectado, más solo y aislado que nunca.

    Empecé a tener temporadas en las que estaba cada vez más ansioso, deprimido e inseguro de mí. Consideraba que tenía que proyectar cierta imagen y una personalidad ideal, y me sentía incómodo e insatisfecho cuando esa imagen proyectada en mis redes sociales no coincidía con lo que yo realmente soy. Me encontré más y más influenciado de forma negativa por personas a las que seguía. Las críticas, palabras ofensivas y comentarios negativos contra mí me afectaban mucho. En más de una ocasión consumí contenido en redes sociales que sabía que traía daño a mi salud mental y que no era consistente con mi identidad como seguidor de Jesús.

    Mi enfoque y obsesión en muchas formas pasó de estar fijo en Jesús a estar más en mí mismo: mi trabajo creativo, mi imagen, mis seguidores, mi reputación, mi comodidad, mis sentimientos y mis ambiciones.

    Hablaba mucho de Jesús, pero hablaba poco con Jesús.

    La gente me conocía como «cristiano», pero tomando en cuenta mi comportamiento, mis motivos y prioridades, no estoy seguro de que mi vida se viera tan diferente a la de cualquier otra persona.

    ¿Te identificas con algunas de estas luchas o seré el único?

    ¿Cómo es posible que, siendo un seguidor de Jesús cuya pasión, obsesión y enfoque más grande eran compartirles a otros de Jesús, sintiera que mi vida se parecía menos y menos a la vida de Jesús y lo que Él enseña?

    ¿Cómo es posible que me encontrara viviendo una versión barata, pasiva y mediocre de la vida que Jesús me llamó a vivir?

    ¿Cómo es posible que no hubiera tantas características diferentes, radicales y sobresalientes en mi vida, si Jesús me había llamado a ser como Él, la persona más provocativa, extraordinaria y contracultural en la historia?

    Con el tiempo, llegué a darme cuenta de cómo la influencia de las redes sociales en mi vida y en nuestra generación, en vez de contribuir a ser conformados al carácter de Jesús, ha contribuido a ser deformados del carácter de Jesús.

    Necesitaba volver a lo esencial de lo que significa seguir a Jesús.

    Si este libro fuese un video en YouTube, probablemente sería censurado, criticado o clasificado como contenido «sensible», ya que en los siguientes capítulos exploraremos juntos qué significa realmente seguir a Jesús de forma práctica.

    Tocaremos temas complejos de la vida real. Les compartiré anécdotas y experiencias personales. Aprenderemos algunas cosas nuevas juntos. Profundizaremos en lo que la Biblia dice y lo que Jesús realmente nos enseña con respecto a las ideologías más populares de hoy en día, algunas verdaderas y otras falsas, sobre tu identidad, la sexualidad, la popularidad, la salud mental, las redes sociales y otros temas similares.

    Mi oración es que, a través de los siguientes capítulos, de forma sobrenatural Dios pueda hablarte, consolarte, animarte, inspirarte, incomodarte, desafiarte, y provocarte hacia un cambio de corazón, pensamiento y comportamiento.

    Este libro no tiene todas las respuestas, pero trata sobre el que sí las tiene. Su nombre es Jesús.

    ¿Están listos?

    ¡Comencemos!

    Parte 1

    Jesús

    y lo que realmente significa seguirle

    Capítulo 1

    Las redes sociales te están influyendo más de lo que piensas

    «Me enredaron las cuerdas de la muerte [. . .] Pero en mi angustia, clamé al SEÑOR [. . .] me rescató porque en mí se deleita».

    —Salmos 18:4-19, NTV, énfasis añadido

    Cuenta la historia que en 1933, en Alemania, un joven llamado Dietrich Bonhoeffer se dio cuenta de que el gobierno nazi de su tiempo había comenzado a crecer en influencia a tal punto que la misma estaba sutilmente penetrando las iglesias. Los creyentes de este tiempo empezaban a parecerse más y más a Hitler y sus ideologías que a Jesús y sus enseñanzas. Como respuesta a esta influencia cultural que se introducía sutilmente dentro de la iglesia de ese país nació, en 1934, un movimiento llamado la «Iglesia Confesante». Este movimiento se propuso enfocarse en ser fieles a Jesús por encima de cualquier otra influencia, incluyendo la de su gobierno, cultura y cualquier otra ideología popular.

    Bonhoeffer fue parte de este grupo. En 1935, él se convirtió en director de una escuela bíblica secreta para explicarles a otros lo que Jesús enseña y cómo poner en práctica en la vida diaria sus enseñanzas, a pesar de lo peligroso o costoso que podría llegar a ser. Ellos decían:

    «La influencia de Jesús necesita ser más fuerte que la influencia de la cultura en nuestro tiempo».¹

    En la actualidad, más de la mitad de la población mundial está conectada a las redes sociales; es decir, son más de cuatro mil millones de seres humanos. La persona promedio pasa el 40 % de su día entero en línea y una buena parte de ese tiempo es usado indudablemente en las redes sociales.²

    La persona promedio en Norteamérica hoy pasa alrededor de 2 horas y 27 minutos cada día sumergida en las redes sociales. En Suramérica, el promedio sube a 3 horas y 24 minutos. Los estudiosos esperan que este número solamente siga creciendo, y se cree que, de ser así, tomando en cuenta cuánto tiempo invertimos cada día en las redes sociales, estaremos en camino a ser una generación en la cual cada persona pasará un total de 10 años acumulados sumergida en las redes sociales.³

    Otro estudio encontró que la generación millennial o del milenio pasa alrededor de 2800 horas al año consumiendo contenido digital, pero solamente 153 horas consumiendo contenido que tiene que ver con su relación con Jesús.

    La poeta Mary Oliver dijo en cierta ocasión que tu devoción es el resultado de aquello a lo que le pones atención.

    El tiempo que pasamos en las redes sociales, la forma en que las usamos, el contenido que compartimos, lo que consumimos y las personas que seguimos, todo esto tiene una influencia tan grande en nuestras vidas que en cierta forma no es una exageración decir que las redes sociales y lo que

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