Colapso feminista: La batalla online por el futuro del feminismo
Por Alice Cappelle y Manuel Manzano
()
Información de este libro electrónico
Alice Cappelle
Alice Cappelle (Lille, Francia, 1998). Es conocida por sus videoensayos críticos en YouTube, que han acumulado más de diez millones de visitas. Dejó el mundo académico tras trabajar durante dos años en los movimientos sociales afroamericanos del siglo XX como parte de un máster de investigación en Lille, Francia. Colabora con medios como The Guardian e instituciones como el Parlamento Europeo.
Relacionado con Colapso feminista
Libros electrónicos relacionados
Feminismo interrumpido Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMujer al borde del tiempo Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Por qué no soy feminista: Un manifiesto feminista Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Puteros: Hombres, masculinidad y prostitución Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria del feminismo: La revolución de las mujeres: de la Ilustración a la globalización Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesResumen Completo - Feminismo De La Capucha (Hood Feminism) - Basado En El Libro De Mikki Kendall: (Edicion Extendido) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl feminismo en 35 hashtags Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFeminismos: Antología de textos feministas para uso de las nuevas generaciones, y de las que no lo son tanto Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Revictimizadas: Migrantes y víctimas de violencia de género Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Feminismo posthumano Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Judith Butler Calificación: 1 de 5 estrellas1/5El derecho al sexo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Masculinidad Moderna: Guía Para El Hombre Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Educar en el feminismo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La mujer femenina Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Atrapado por las redes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesManifiesto de un feminismo para el 99% Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Anti-María al descubierto: Rescatando la cultura de la feminidad tóxica Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Derecho a decidir: El mercado y el cuerpo de la mujer Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHombres que ya no hacen sufrir por amor: Transformando las masculinidades Calificación: 4 de 5 estrellas4/5De reinas a ciudadanas: Medios de comunicación, ¿motor o rémora para la igualdad? Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHomosexualidad y feminismo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria del feminismo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Guia Completa De: Feminismo De La Capucha Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesManifiesto cíborg Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Comprender el feminismo Descubre todo lo que necesitas saber sobre el feminismo, sus orígenes y sus diversas formas en un formato claro y compacto Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¿Sexo contra sexo o clase contra clase? Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesQué quieren los hombres: La masculinidad y sus críticos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRetórica de un pene asustado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Cultura popular y estudios de los medios de comunicación para usted
Proyección astral. Para adentrarse en los secretos del desdoblamiento físico y prepararse para viajar fuera del propio cuerpo Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El credo secular: Respuestas a 5 argumentos contemporáneos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Proverbios chinos para meditar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPor qué creemos en mierdas: Cómo nos engañamos a nosotros mismos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Aura. Energía vital luminosa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Días de guardar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las claves de la iniciación. Los ritos de las civilizaciones antiguas, las sociedades secretas y la iniciación hoy en día Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los medios de comunicación y sus transformaciones Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMarketing educativo: Cómo comunicar la propuesta de valor de nuestro centro Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los rituales del caos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los enemigos: O cómo sobrevivir al odio y aprovechar la enemistad Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las Claves del Esoterismo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl poder mágico de la pirámide Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Historia del calzado: Emblema del poder y la seducción Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa aldea global: Transformaciones en la vida y los medios de comunicación mundiales en el siglo XXI Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Biblioteca Studio Ghibli: La princesa Mononoke Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesInconsciente 3.0: Lo que hacemos con las tecnologías y lo que las tecnologías hacen con nosotros Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Historia de la moda en España: De la mantilla al bikini Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNo soy un robot: La lectura y la sociedad digital Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa España mágica Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMujeres que follan: Historias de sexo real contadas por ellas Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Auschwitz en primera persona: Una aventura periodística Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Laboratorio lector: Para entender la lectura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Más allá de la pantalla: música, sonido, imagen Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSanto. El enmascarado de plata: Mito y realidad de un héroe mexicano moderno Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Por qué compramos la burra Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Elogio de la hospitalidad Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Instantáneas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El mito del hombre lobo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Fraudes, engaños y timos de la historia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Comentarios para Colapso feminista
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Colapso feminista - Alice Cappelle
PREFACIO
Estamos condenados.
Oímos esta frase cada vez con más frecuencia. Los más adinerados ya están construyendo búnkeres en sus jardines y cohetes espaciales para escapar de la Tierra, grupos de jóvenes —llamados doomers— han abandonado la lucha y el fascismo está en auge en toda Europa. La idea fatalista de que la civilización se acerca rápidamente al colapso se ha convertido en el marco a través del cual escribimos, debatimos, teorizamos y, por tanto, hacemos sociedad. Este marco proporciona un terreno fértil para el desarrollo de ideas conservadoras en el discurso dominante, ya que, en tiempos de miedo, es más probable que la gente se encierre en sí misma y mire hacia atrás en busca de respuestas. No es de extrañar que la narrativa del colapso, la sustitución o la indigencia —que con demasiada frecuencia impulsan los poderosos— no fomente la acción social.
¿Qué le ocurre al feminismo en este contexto? Nada bueno, la verdad, y por eso escribo este libro. Amnistía Internacional ha advertido de un dramático deterioro de los derechos de la mujer en todo el mundo.¹ En Francia, país en el que nací y vivo, el Haut Conseil à l’Égalité entre les femmes et les hommes (Alto Consejo para la Igualdad entre mujeres y hombres) estableció barómetros del sexismo y descubrió que éste «se estanca» y «avanza» en algunos ámbitos.² En Estados Unidos, la escritora Samhita Mukhopadhyay se sorprendió al ver tan pocas mujeres protestando por la anulación de la sentencia «Roe contra Wade» en comparación con las protestas de Black Lives Matter o la Marcha de las Mujeres.³ «Ahora hay más misoginia descarnada», afirma la autora feminista Susan Faludi en un artículo en The New York Times titulado «El futuro ya no es femenino».⁴
¿Por qué Colapso feminista? Colapso feminista tiene en cuenta el predominio de la narrativa del colapso, pero le da la vuelta. Busca inspiración en las personas marginales que se niegan a conformarse con el fatalismo precisamente porque su existencia depende de creer que las cosas pueden mejorar.
Como mujer blanca occidental, empecé a escribir este libro con la intención de que fuera una gran llamada de atención. Cuando la gente me preguntaba con entusiasmo sobre qué estaba escribiendo, me costaba decir la palabra «feminismo» por sus connotaciones negativas. Cuando se les pregunta qué piensan del feminismo, la mayoría de los hombres responden que están de acuerdo con la igualdad de género, pero que el movimiento ha ido demasiado lejos, se ha vuelto demasiado extremista.⁵ No me sorprende, porque en los medios de comunicación se deja muy poco espacio para que las activistas y pensadoras feministas expliquen lo que defiende el movimiento. Los conceptos erróneos también pueden estar relacionados con la multitud de feminismos que existen en la actualidad. No tengo autoridad —nadie la tiene— para decidir qué es y qué no es el feminismo. Sin embargo, puedo decir que para mí el feminismo va más allá de la igualdad de género y de las mujeres; es un proyecto social, una visión de cómo podrían ser las cosas si nos deshiciéramos de la cultura de dominación que alimenta el patriarcado. En un mundo patriarcal, la gente toma, usa y tira. En un mundo feminista, la gente daría prioridad al cuidado. Es una afirmación atrevida, dirán algunos, pero suena un poco ingenua. Es cierto que probablemente no habría escrito eso cuando empecé a pensar en lo que quería hacer con este libro. Sin embargo, mientras buscaba alternativas progresistas a las ideas conservadoras que criticaré en este libro, fui casi sistemáticamente redirigida a la literatura feminista, en toda su diversidad. Llegué a la conclusión de que el feminismo interseccional ofrecía algunas de las mejores respuestas a los retos de nuestro tiempo. Claro que el feminismo no va a dar con un protocolo sobre cómo descarbonizar nuestras economías. No es un programa, una fuerza autoritaria, sino una invitación a repensar con valentía las bases sobre las que construimos la sociedad.
Cuando hablaba de mi libro con hombres de izquierdas, a menudo formulaban esta objeción: «¿Qué pasa con la clase?». Hay muchas lentes diferentes a través de las cuales uno puede abordar los males de la sociedad, y la lucha de clases es una de ellas, pero yo elegí el género en su lugar, y voy a explicar por qué. Históricamente, los movimientos de justicia social como el feminismo, el antirracismo, los movimientos LGTBQ+, etc., han tenido que negociar con los partidos de izquierda dominantes para formar parte de su agenda centrada en la clase.⁶ Como eficaces movimientos de base que convertían el apoyo que recibían en votos de izquierdas, el nivel de reconocimiento que les otorgaban los líderes de los partidos de izquierda rara vez era el que merecían. Las feministas occidentales a menudo han señalado la hipocresía de los líderes de izquierdas que solo fueron feministas mientras duraron sus campañas. Yo, al igual que otras mujeres y un número significativo de hombres de izquierdas, nos sentimos muy decepcionados con Jean-Luc Mélenchon, presidente de la coalición de izquierdas francesa de 2022, cuando defendió fervientemente a un dirigente del partido acusado de violencia doméstica.⁷ Las mujeres del partido que lo criticaron fueron acusadas de perjudicar al movimiento. Pero las mujeres, y los grupos minoritarios en general, están hartas de tener que callarse por «el bien de la causa». ¿Cómo vamos a apoyar un movimiento que nos traiciona? Para que se produzca una revolución de izquierdas queda mucho trabajo fundacional por hacer. En eso consiste precisamente el proyecto feminista: abolir la cultura de la dominación en todos los aspectos de la sociedad para forjar en su lugar un colectivo de las diferencias. Es un proyecto radical, pero parafraseando y ampliando las palabras de la feminista anarquista Emma Goldman, si las mujeres y los marginados «no pueden bailarla, ¡no será [nuestra] revolución!».⁸
Basé este trabajo en la cultura de Internet porque creo en su potencial para la experimentación. En cierto modo, este libro también puede servir como introducción al mundo online, que es extrañamente fascinante. Internet, y más en concreto las redes sociales, se han convertido en el lugar donde personas de distintas generaciones buscan entretenimiento, información y forjan sus opiniones. Entender cómo funciona se ha convertido en una prerrogativa de los movimientos políticos contemporáneos. Internet puede ser nuestro mejor amigo o nuestro peor enemigo. Conecta a personas que comparten intereses y valores similares, pero también puede fomentar peligrosas cámaras de eco cuando no se utiliza con cuidado. Aunque actualmente esté dominado por las grandes empresas tecnológicas, Internet —desde los cables submarinos hasta la pantalla del ordenador, o desde los artículos de Wikipedia hasta esa mala crítica que publicaste en Google la semana pasada— está hecho por la gente.⁹ Es un espacio para la colaboración entre iguales, así como para la experimentación social, política y artística. Sin embargo, como cualquier otra institución, incluye todo lo que está mal en nuestra forma de construir la sociedad. Internet refleja e influye en las creencias de la gente. En particular, este libro examina cómo los conservadores utilizan Internet para difundir sus ideas en comunidades tanto políticas como no políticas.
La primera parte explora cómo las mujeres que usan las redes se sienten atraídas por un ideal específico de feminidad. El primer capítulo examina las sucesivas caídas de todo tipo de girlboss,¹⁰ desde la feminista lean in¹¹ hasta that girl,¹² y la reconsideración del trabajo como sinónimo de liberación. El segundo capítulo profundiza en las comunidades femeninas online que promueven un retorno a la vida tradicional. Presentada como una forma de liberación de las limitaciones de la cultura neoliberal del esfuerzo, se dice que la vida tradicional preserva la agencia de la mujer porque está motivada por el acto feminista de elegir por una misma.
La segunda parte quiere llamar la atención sobre las implicaciones de la afirmación, ya común, de que la revolución sexual fue un fracaso. De hecho, la crítica a algunos de los subproductos de la liberación sexual —como la cultura del ligoteo y las aplicaciones de citas— sirve de base a una crítica más amplia de la desregulación de la sexualidad femenina, señalada como la raíz de todos los males de la sociedad. El primer capítulo comienza describiendo la reacción violenta contra las mujeres impulsada por los hombres, que —en palabras de la feminista bell hooks— no tienen la voluntad de cambiar. A continuación, se amplía el ámbito de análisis para incluir las críticas progresistas, de izquierdas e incluso feministas a la revolución sexual. Por último, el segundo capítulo refuerza el argumento de que los ataques sistemáticos a la liberación sexual femenina fomentan la creencia en la necesidad de volver a una sociedad conservadora, pura y orientada a la familia.
Mi objetivo no solo es criticar o apuntar con el dedo a un hombre de paja. «La crítica es esencial para conocer la naturaleza del problema», dijo la académica feminista Donna Haraway, «el problema […] es detenerse en la crítica. Y no pasar de la crítica».¹³ El legado del feminismo es un conjunto de alternativas audaces e innovadoras forjadas por mujeres de todas las comunidades y territorios para luchar contra la dominación patriarcal sobre los seres vivos. Sería una pena no honrarlo en un libro que puede parecer alarmante, pero quiere ser esperanzador. A pesar de los ataques que recibe y de las entusiastas proclamaciones de su muerte, el movimiento feminista está vivo y coleando. Es ambicioso, lo abarca todo, y espero que este libro os convenza en llamar a las cosas por su nombre, o a implicaros todavía más, si cabe.
¹ «International Womens Day: Dramatic deterioration in respect for women’s rights and gender equality must be decisively reversed», Amnistía Internacional, 7 de marzo de 2022. Disponible en: https://www.amnesty.org/en/latest/news/2022/03/international-womensday-dramatic-deterioration-inrespect-for-womens-rights-and-genderequality-must-be-decisively-reversed/
² «Rapport 2023 sur l’état du sexisme en France: le sexisme perdure et ses manifestations les plus violentes s’aggravent», HCE, 2023. Disponible en: https://www.haut-conseil-egalite.gouv.fr/IMG/pdf/hce_informe_annuel_2023_etat_du_sexisme_en_france.pdf.
³ GOLDBERG, MICHELLE, «The Future Isn’t Female Anymore», The New York Times, junio de 2022. Disponible en: https://www.nytimes.com/2022/06/17/opinion/roedobbs-abortion-feminism.html.
⁴ Ibid.
⁵ Un amigo francés ha creado una página en Instagram, @tupensesquoidufeminisme, donde comparten las respuestas que reciben cuando preguntan a los hombres «¿qué opinas del feminismo?» en las apps de citas.
⁶ ECHOLS, ALICE, Daring to Be Bad: Radical Feminism in America, 1967-1975, Minneapolis, University of Minnesota Press, 1989.
⁷ PEURON, LAURENCE, «À gauche, le retour d’Adrien Quatennens à l’Assemblée divise les Insoumis et la Nupes», Radio France, 13 de diciembre de 2022. Disponible en: https://www.radiofrance.fr/franceinter/a-gauche-leretour-d-adrienquatennens-a-l-assemblee-divise-les-insoumis-et-lanupes-8097236.
⁸ «Si no puedo bailar, no es mi revolución» es una frase atribuida a Emma Goldman después de que alguien la criticara por divertirse como anarquista revolucionaria.
⁹ TARNOFF, Ben, Internet for the people, Nueva York, Verso Books, 2022.
¹⁰ Neologismo inglés que hace referencia a una mujer cuyo éxito se construye de manera opuesta al mundo empresarial masculino, una mujer segura y capaz que tiene éxito en su carrera, o la que persigue sus propias ambiciones, sin conformarse. Fue popularizado por la empresaria estadounidense Sophia Amoruso en su libro Girlboss, de 2014. A veces el término se utiliza a la inversa, con matices sarcásticos y peyorativos, para denotar a las mujeres que compiten con las mismas prácticas abusivas y materialistas que se encuentran en la sociedad patriarcal. (N. del E.).
¹¹ Lean in es una expresión inglesa que significa, entre otras cosas, inclinarse o apoyarse. La autora se refiere a un concepto y un movimiento feminista que nace con el libro Lean In: Women, Work, and the Will to Lead (2013), que anima a las mujeres a afirmarse en su vida personal y profesional, coescrito por la ejecutiva Sheryl Sandberg y la periodista Nell Scovell. Tras el éxito del libro, Sandberg fundó LeanIn.org (también conocida como Lean In Foundation), una organización sin fines de lucro que pretende apoyar a las mujeres a alcanzar sus objetivos. (N. del E.).
¹² That girl es una expresión inglesa que se usa para referirse a una mujer joven creadora de contenido que genera videos en los que muestra su día a día en plataformas como YouTube, Instagram o TikTok. Los temas van de los estilos de vida a la superación personal. (N. del E.).
¹³ Conversación con Donna Haraway y Marta Segarra, canal CCCB, Vimeo, marzo de 2018. Disponible en: https://vimeo.com/258968890.
PARTE I:
LA MUJER IDEAL
Hace siete años, me topé con un vídeo de YouTube titulado: «Tipos de cuerpo ideal de las mujeres a lo largo de la historia». El vídeo, publicado por BuzzFeed, cuenta ya con más de cincuenta millones de visitas. Como indica el título, se presentan sucesivamente al espectador los tipos de cuerpo ideales desde el Antiguo Egipto hasta nuestros días, desde el cuerpo esbelto y los rasgos faciales simétricos de las reinas egipcias hasta la silueta gordelgada de Kim Kardashian. Se destacan los rasgos de cada tipo de cuerpo, dando a entender que hay que tenerlos todos para ganarse la etiqueta de tipo de cuerpo ideal. Al menos, eso es lo que mi yo de diecisiete años pensó cuando vio el vídeo por primera vez, buscando ansiosamente los rasgos que ya tenía, sintiéndose validada con cada casilla marcada. No es de extrañar que BuzzFeed encargara el vídeo. Con todos sus tests de personalidad y su cobertura mediática de la cultura pop, la plataforma se ha aprovechado de la interminable búsqueda de un sentido de identidad estable por parte de los jóvenes. En las redes sociales, a los usuarios les gusta encajar en estéticas específicas como that girl, e-girl, grunge, tradwife, cottagecore, dark academia, y2k, minimalism.¹ Se construyen en torno a una lista de productos que hay que poseer y un conjunto de rasgos de personalidad. BuzzFeed y las redes sociales no solo promueven la «estética», sino que sirven de plataformas donde los usuarios las convierten en subculturas y comunidades online.
En el centro del atractivo de la estética está lo que el psicoanalista Jacques Lacan llamó el «Yo ideal», una
imagen fantaseada de uno mismo [que] puede ser completada por otros a los que queramos emular en nuestra vida adulta (modelos de conducta, etc.), cualquiera que establezcamos como espejo para nosotros mismos.²
Comentando las conclusiones de Lacan, Jonah Peretti, fundador de BuzzFeed —que solía escribir ensayos anticapitalistas—, añadió que:
el ritmo cada vez más rápido con el que se distribuyen y consumen las imágenes en el capitalismo tardío requiere un aumento del ritmo al que los individuos adoptan y se desprenden de identidades.³
Los individuos que cambian de una estética a otra, buscando su «Yo ideal», tienen lo que él llama «egos débiles». La industria publicitaria depende en gran medida de esos egos débiles para la venta de productos, ropa y decoración del hogar. Un nuevo yo equivale a nueva estética, nuevo pelo, nueva ropa, nuevo estilo. No es de extrañar que los vídeos de limpieza de armarios, moda y decoración atraigan a tantos espectadores. Materializan el ciclo interminable de autoformación, desde el rechazo del yo del pasado hasta el «nuevo yo», todo ello patrocinado por el capitalismo.
La aceleración del proceso de creación y disolución del yo es coherente con tendencias culturales más amplias a escala local y mundial. A partir del siglo XIX, la Revolución Industrial desplazó la población del campo a la ciudad, pero también de los países no industrializados a las potencias económicas occidentales. Como describen clásicos literarios del siglo XX como Nuestra Carrie, de Theodore Dreiser, o Black Boy, de Richard Wright, la ciudad se consideraba un lugar para la formación de un nuevo yo, desvinculado de las tradiciones familiares y religiosas y de las ideologías conservadoras. Utilizando la terminología contemporánea de las redes sociales, podríamos decir que Carrie, de dieciocho años, y Richard Wright, de diecinueve, tenían «energía de protagonistas».
Esta frase se popularizó a medida que las historias de personas que se mudaban a grandes ciudades como Nueva York, Londres y París ganaban adeptos en Internet. En general, los vlogs⁴ de «mudanzas» funcionan bien en comparación con otros tipos de contenidos de estilo de vida porque son señal de renovación y cambio. Las personas que los protagonizan suelen ser profesionales autónomos, artistas y trabajadores altamente cualificados. Este complejo grupo de individuos, reducido por algunos a la «clase creativa»,⁵ dio lugar a su propia estética, la estética hípster, que, contado en años de Internet donde todo pasa muy rápido, pertenece a una era geológica anterior. Al igual que otras estéticas populares en Internet, la estética hípster reunió varios atributos clave propios, como la camisa de franela, el bigote estampado, el beanie, las rayas, el denim, los colores atrevidos, etc. Sin embargo, el hípster pronto fue objeto de burlas por encarnar algo más que una mera estética y se convirtió en sinónimo de aburguesamiento, algo de lo que nadie quiere presumir. De hecho, la estética se entendió como algo más que cosplay (un disfraz y un estilo de vida que uno elige adoptar como autoexpresión), y tenía implicaciones sociales.
Desde la (semi)caída del hípster, muchas estéticas han aparecido, desaparecido y reaparecido, pero una característica permanece: la estética sigue entendiéndose como algo más que cosplay. En algunos casos, es una invitación a una visión diferente del mundo; en otros, sirve para detectar y encuadrar al enemigo. Como símbolo del «aburguesado creativo liberal», el hípster se convirtió rápidamente en el enemigo de casi todo el mundo, excepto de los hípsters. En los discursos actuales dentro y fuera de Internet, la estética encarna un momento cultural, es una declaración en sí misma con la que la gente puede estar o no de acuerdo. La primera parte de esta sección se centra específicamente en cómo se regula la estética de la feminidad en Internet. Pero antes es necesario comprender la estructura y el funcionamiento de la política online.
Percibida como una forma de discurso, la estética es utilizada por los grupos políticos para facilitar la comunicación. Por ejemplo, en las redes sociales, al discutir contra un hombre de izquierdas, una persona de derechas puede llamarle soyboy. El término soyboy solía referirse a los hombres considerados débiles y afeminados, pero ahora se utiliza para referirse a cualquier hombre de izquierdas que sea aliado de los grupos oprimidos.⁶ En otro ejemplo, a finales de octubre de 2022, la ministra de Interior británica y diputada conservadora Suella Braverman dijo que las protestas ecologistas eran culpa de los «lectores de The Guardian, wokitos comedores de tofu».⁷ Junto a la obsesión de la derecha por el tofu y los soyboys, también se agitan los espantajos estereotipados de «la feminista de pelo azul» y al andrógino «luchador por la justicia social». A estos signos adocenados se les dota de una serie de conceptos: políticas de identidad, hipersensibilidad, corrección política y cultura de la cancelación, por nombrar algunos. El soyboy, la «feminista de pelo azul» y el «luchador por la justicia social» son estereotipos de la izquierda online. Representan un sector del electorado de izquierdas que ha forjado su identidad política en las redes sociales, valora la interseccionalidad y la justicia social y climática, y que a menudo practica el escepticismo hasta el nihilismo. Es obvio que reducir la diversidad de los usuarios de Internet de izquierdas a una sola definición es erróneo. Como reacción a las representaciones caricaturescas de la izquierda online, algunos izquierdistas —casi exclusivamente hombres blancos jóvenes— se han distanciado de las políticas de identidad diciendo algo así como que «no somos como los otros izquierdistas», afirmando en su