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La Vigilia Dormida
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Libro electrónico58 páginas51 minutos

La Vigilia Dormida

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¿QUÉ ES LA VIGILIA DORMIDA?

 Es una serie de relatos cortos que abarcan realidades alternas, ficticias (y no tanto), cuyos finales están hechos para generar diferentes tipos de emociones en el lector.

 Aquí encontrarás historias tanto de terror que te erizarán la piel, extrañas distopías que te dejarán pensando, particulares relatos de romance, frases extravagantes y todo en tan solo cortos párrafos que te permitirán una lectura rápida, dinámica y entretenida que te hará no despegar la vista de la pantalla.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 oct 2024
ISBN9798227176417
La Vigilia Dormida

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    La Vigilia Dormida - Esteban Figuerola

    Sugestión

    Tommy observaba las blancas y algo manchadas cerámicas del baño mientras todavía no era capaz de levantarse del inodoro. Hacía diez minutos desde que su madre salió de casa diciéndole que regresaría en breve. Tommy tenía la costumbre de pasar su tiempo libre en internet viendo relatos de terror no aptos para un niño de su edad. Justo le dieron ganas de entrar al baño minutos después de que su madre le dijera, del otro lado de la puerta, que tenía que salir a arreglar un asunto breve. Tommy pudo escuchar desde lo lejos que la puerta de la entrada se cerraba, dejándolo solo en casa durante un tiempo que para cualquiera hubiera sido demasiado corto. Sin embargo, la mente de Tommy había sido sugestionada por la serie de cortometrajes de terror que se puso a ver en YouTube a escondidas de su madre, y una marea de pensamientos inquietantes lo disuadieron de salir a confrontar el solitario pasillo. El silencio no auguraba tranquilidad. Y durante un largo y casi interminable rato de incertidumbre y ansiedad, se quedó sentado en el inodoro esperando a que su madre volviera. Grata fue su sorpresa cuando al fin pudo escuchar que la puerta de la entrada se abría, y que los reconocibles pasos de su madre entraban y se dirigían al pasillo. Entonces Tommy suspiró de alivio, se subió los pantaloncillos, se lavó las manos y abrió la puerta con la confianza de siempre. Indescriptible fue su cara de horror al ver que la figura sonriente parada tras el umbral de la puerta no era su madre. 

    ––––––––

    Postes de luz

    Cada vez que apagaba la luz para irse a dormir dejaba abiertas las cortinas de la ventana para que pudiera ingresar la luz de la calle. Era una rutina obligatoria, pues no le gustaba quedarse en completa oscuridad. La zona en la que vivía no era muy poblada, y durante las noches el único brillo que ingresaba, aparte de la muy tenue luz de la luna, provenía de un par de postes de luz que alumbraban desde la lejanía. La separación alineada y no muy distante de aquel par de difuminados círculos luminosos daban la impresión de que eran un par de ojos inexpresivos. Todas las noches estaban allí presentes; nunca fallaban. Pero la cosa cambió cuando en una de esas noches los postes no encendieron, provocando un inesperado desvarío en la rutina. Consternado ante la inesperada falla, abrió la ventana y se asomó intentando conseguir la ubicación de su única fuente de luz, pero no los encontró, en realidad nunca existieron esos postes, solo un par de ojos brillantes e inexpresivos que ahora se encontraban mirándolo muy de cerca mientras aún no se daba la vuelta.

    ––––––––

    Parálisis del sueño

    Desperté en medio de la noche incapaz de moverme. Mi cuerpo no respondía y una potente vibración me estrujaba contra la cama. Quería gritar, pero había perdido el habla. Entonces de la puerta vi que ingresaba una figura que avanzaba lentamente en la oscuridad. Se detuvo al lado de mi cama, y esbozando una sonrisa perversa, dijo:

    La droga funcionó.

    ––––––––

    Viajero

    El viajero regresó en el tiempo con la intención de encontrarse con yo del pasado y decirle algo importante que cambiaría su vida. Pero tras muchos obstáculos e intentos fallidos, se dio cuenta de que, si en su pasado nunca fue visitado por su yo del futuro, es porque ese suceso nunca pasó.

    ––––––––

    El fantasma de las 3:00 a.m.

    Dos amigos tuvieron la suerte de encontrar el único hotel que le quedaba una habitación disponible. El único problema que les comentó el encargado del hotel era que esa habitación estaba poseída por el fantasma de las 3:00 a.m.: una entidad muy agresiva, pero bastante justa. Ambos amigos no creían en fantasmas, así que no tuvieron problemas en alquilar la habitación. Al entrar en aquel pequeño dormitorio, vieron que solo había una cama. Tuvieron una lucha para decidir quién dormiría en la cama. El amigo más fuerte ganó, y el perdedor tuvo que dormir en la alfombra del suelo. Y después de que el reloj marcara con exactitud las 3:00 a.m., el fantasma se les apareció mientras aún dormían y esbozó estas fantasmales palabras:

    —Soy el fantasma de las

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