Fantasmas Del Pasado: Leer Un Poco Para NO dormir, #2

Fantasmas Del Pasado

Leer Un Poco Para NO dormir Libro II

Carlos Medrano

El Caserón de Libros

Copyright © 2024 Carlos Medrano

© Fantasmas del pasado/ Leer Un Poco Para NO dormir/Libro II

© Carlos Medrano, Octubre 2024

© El Caserón de libros

© Ángel Art : Imagen de portada / Facebook: Angel Art

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Esta es una obra de ficción. Aunque en el transcurso de la narrativa se mencionan lugares que podrían ser reales, los personajes, sus nombres y los eventos descritos son producto de la imaginación del autor. Cualquier semejanza con personas, vivas o fallecidas, o con eventos reales, es pura coincidencia.

This is a work of fiction. Similarities to real people, places, or events are entirely coincidental.

FANTASMAS DEL PASADO: LEER UN POCO PARA NO DORMIR LIBRO II

First edition. October 2024

Copyright © Carlos Medrano

Written by Carlos Medrano Prologue

Cover design by: Ángel Art

Printed in the United States of America

A mi familia, que ha sido mi refugio en cada tormenta y mi sol en cada amanecer, gracias por creer en mí, incluso cuando las palabras parecían perder su camino.

A mis amigos, compañeros de risas, de sueños y de desafíos, gracias por cada palabra de aliento y cada gesto de apoyo.

Esta segunda novela es un reflejo de lo que podemos lograr juntos. Sin ustedes, estas páginas estarían vacías.

Contents

Title Page

Copyright

Dedication

Prologo

El viejo Rottweiler del señor William.

El libro mágico de la familia de Teresa.

La noche que desapareció Daniel.

La bestia anda suelta.

Mi otro encuentro larisa.

Todas las familias tienen un secreto.

Mátalos a todos.

La última noche.

El viejo brujo del caserón de libros.

48 horas atrás, antes de quedar atrapado en el espejo.

Confrontación.

El viaje del Señor William al Caserón de Libros.

La batalla final en el cuarto de los dibujos colgantes.

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Prologo

En los rincones más oscuros del tiempo, donde los susurros del pasado persisten y las sombras cobran vida, se teje una historia que se oculta tras el velo del misterio.Fantasmas del Pasado es un relato que nos transporta a un mundo atrapado entre el presente y el pasado. Donde los recuerdos traen consigo tanto alegría como pesar. La historia se desvela a través de los ojos de Daniel, un niño cuyos recuerdos trascienden los límites del tiempo, revelando una tragedia que envolvió a una familia y a un caserón antiguo con una maldición impenetrable.

En ese caserón, de apariencia majestuosa pero de oscuras intenciones, habitaba un monstruo que se alimentaba de los secretos y las almas de aquellos que caían en las garras de La familia Bolton; guardianes de una tradición oculta, llevaban generaciones resguardando este oscuro secreto.

En el corazón del misterio se encontraba el Bibliotecario, un anciano obeso que custodiaba un conocimiento ancestral en las profundidades de su vasta biblioteca. Guardián de los secretos más profundos, un hombre cuyos ojos contenían historias que el tiempo olvidó. Sin embargo, entre las sombras y el terror, una chispa de esperanza brillaba. Una niña llamada Larisa logró escapar del caserón de libros , convirtiéndose en la única sobreviviente de la tragedia que envolvió la casa maldita. Sus memorias, aunque fragmentadas, eran la llave para desentrañar los hilos de un enigma que ha resistido la prueba del tiempo.

Fantasmas del Pasado es una novela que invita a los valientes a explorar los rincones oscuros de la existencia, a enfrentar los secretos enterrados bajo capas de polvo y olvido. Aventuras escalofriantes esperan a aquellos que osen adentrarse en esta narrativa, donde la línea entre lo real y lo sobrenatural se desdibuja y los fantasmas del pasado reclaman su lugar en el presente.

El viejo Rottweiler del señor William.

M

írate, aquí sigues. Yo sabía que regresarías. Y sí… te hablo a ti, que sostienes con cálidas manos este libro. Con un poco de atención, escucharás y sentirás mi aliento rozando el lóbulo de tu oreja. A partir de aquí, seré yo quien te cuente la historia. Hay tantas preguntas por contestar que debes estar impaciente por conocer las respuestas. No te preocupes, trataré de ser lo más claro posible. ¿Sabes? Para mí es difícil hablar de esto desde donde estoy. Aquí hay tanta oscuridad, y hace tanto frío. El silencio es lo peor. Para ti es más fácil, considerando que estás en un lugar cálido y cómodo, dándole una voz a estas palabras al leerlas; pero para mí es distinto. ¿Quién soy? Te estarás preguntando ahora. En su debido momento llegaremos a eso. Es muy probable que, sin mi ayuda, lo deduzcas, pero si no es el caso, más adelante lo sabrás. Por ahora, lo que me perturba es no saber por dónde empezar. Siempre ha sido un dilema en mi vida, y creo que en la de muchos, saber cómo empezar; pero una vez que lo haces, ya nada te detiene y sigues sin parar. Dime, ¿qué es lo último que recuerdas? Claro, hablo de nuestra historia. Te daría un par de minutos para que lo pensaras, pero sé que si estás aquí es porque sabes de lo que te hablo. De no ser así, te diría que es mejor que cierres este libro, pero me hace falta la compañía, y en tan pocas líneas ya me estoy acostumbrando a ver sobre tu hombro cómo me prestas atención, acariciando las hojas con tus dedos. Si se te han erizado los pelos de los brazos o detrás de la nuca, tenlo por seguro: he sido yo. ¡Tranquilízate! no pretendo asustarte. Sin embargo, es buen momento para decirte que hay tres reglas, si es de tu interés seguir leyendo, que deberás respetar: no lo hagas cansado, no lo hagas en voz alta y no lo hagas de noche.

—Es hora de dormir. Mañana seguiremos con la historia.

—Pero, mamá, te quedaste en lo más interesante.

—Lo sé, cariño, pero mañana debemos levantarnos temprano.

—Mamá, ¿no hemos respetado las reglas?

—¿De qué hablas?

—De la historia. La has leído en voz alta, cansada y de noche.

—Tranquilo, es solamente una historia.

Mamá siempre trataba de tranquilizarme cuando me leía historias de miedo antes de ir a la cama. Yo sabía que tendría problemas para conciliar el sueño, pero la adrenalina que me despertaban solo se comparaba con la que me generaba el perro del señor William cuando, de regreso del colegio a casa, corría detrás de mí, gruñendo y ladrando; como si me quisiera devorar.

—¿Quieres que deje una luz encendida?—.Me preguntaba, mirándome con sus ojos muy abiertos, esperando que yo respondiera que no. Creo que tenía la esperanza de que, después de tantas historias, el miedo que le tenía a la oscuridad se fuera o me acostumbrara a no percibirlo, tal como lo hace el olfato cuando un aroma es muy constante. Es algo que debo agradecer al olfato, sobre todo cuando mi primo René tiene que quedarse en casa y, por el poco espacio que hay, debe dormir en mi habitación. Solo de acordarme se me revuelve el estómago. Muchas veces me he preguntado si se lava esos largos y huesudos pies o si alguna vez ha pensado en poner  desodorante para calzado en sus sucias zapatillas de correr.

—¡Sí, mamá y deja mi puerta a medio cerrar por favor!—Le dije titubeando. Frunció su ceño y suspiró hondo. Esperaba un largo discurso de su parte, pero se portó benevolente conmigo.

—Algo me dice que debo dejar de leerte esas historias de miedo. ¿No te advertí que tendrías problemas para dormir?—

La miré un par de segundos y luego me cubrí con la frazada que la navidad pasada me regalo la abuela y que se convirtio en mi favorita porque tenía una imagen de Scooby-Doo y detrás de él, un grotesco fantasma persiguiéndolo. Mamá me dijo que fue una serie animada muy popular en los años 70’ y una de sus caricaturas preferidas de niña.

—Buenas noches Daniel. Que descanses.

—¿Mamá, papá va a volver?

—No lo sé cariño. ¿Sabes que él te quiere mucho verdad?

—¿Y porqué nos ha dejado?—Pregunté temiendo que yo hubiera hecho algo malo y  fuera