Secretos en Quimera
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En este entorno explosivo se mueve Secretos en Quimera de Fernando Argandoña Velasco, una novela acelerada que explora la vida de sus protagonistas desde las entrañas de una empresa. Una historia desconcertante que remarca los sinsabores de la existencia, porque no todo se puede, porque la vida tiene sus claroscuros que perturban, y los secretos (acciones y repercusiones) son una carga con la que se debe lidiar para siempre.
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Secretos en Quimera - Fernando Argandoña Velasco
Secretos en Quimera
Fernando Argandoña Velasco
Colección Travesías del Cuerpo
Secretos en Quimera
© Fernando Argandoña Velasco
Cuerpodevoces Ediciones
Mail: [email protected]
Web: www.cuerpodevoces.com
Teléfono: 0984172663
Manta
Diseño de portada: Isaac Vélez (Hidropixel Agencia)
Imagen de portada: generada con IA
ISBN: 978-9942-631-15-2
Primera edición: agosto de 2024
Manta, Ecuador.
Lo más triste es que la única cosa que se puede hacer
durante ocho horas al día es trabajar.
William Faulkner
CAPíTULO 1
Hugo Moreno
Hay demasiada sombra en tus visiones, algo tiene de plácido la vida,
no todo en la existencia es una herida donde brota la sangre a borbotones. La lucha tiene sombra, y las pasiones agonizantes, la ternura huida, todo lo amado que al pasar se olvida es fuente de angustiosas decepciones.
José Asunción Silva
—¿Cómo llegué a formar parte de este crimen?—, mi mente era un torbellino de recuerdos, fragmentos de decisiones que me habían llevado hasta aquí, es difícil creer que alguien como yo pudiera formar parte de un plan de robo que terminaría mal, causando la muerte del señor Méndez, quizá la respuesta esté en el análisis de mi pasado...
Entre los recovecos de la memoria infantil, donde los sueños y las pesadillas se entrelazan como enredaderas recuerdo vagamente episodios de mi vida que quizá formaron mi personalidad, por ejemplo, a mi madre, una mujer de mirada triste, tejiendo en silencio en la penumbra de la sala de estar. Mi padre, ausente y taciturno, apenas emitiendo sonidos o comentarios breves sobre las dificultades de la vida. Mi casa llena de sombras, y el eco de los pasos solitarios resonando en los pasillos. También como en la escuela era un niño frágil y débil muchas veces se aprovechaban mis compañeros para a través de la violencia física, psicológica o verbal mermar mi autoestima y aislarme poco a poco del mundo que me rodeaba; fueron pocos los amigos que tuve en mi infancia, creo que apenas cinco en todos esos años, contando a dos primos que en navidad venían a visitarnos, un amigo imaginario al que le contaba mis tristezas y dos vecinas con las que a veces conversaba solo de temas de la escuela y cuando necesitaban de mi ayuda con alguna tarea.Es así, que en la penumbra de mi juventud fui desarrollando una personalidad tímida, introvertida y distante, en mi adolescencia, los libros fueron mi escape de esa realidad, sumergido en ellos experimenté el éxtasis del descubrimiento, sumido en la tinta de las palabras de los libros, la psicología, esa exploración de la mente torturada; la biología, el estudio de la vida que palpita en la sombra; las matemáticas, con sus ecuaciones como conjuros arcanos; la física, narradora de los susurros del universo; y la informática, tejedora de la red que une mundos dispersos. Todas ellas, llaves de un arcón de maravillas, desplegaban ante mí un cosmos de sabiduría, siempre en expansión, siempre seductor.
Quizá pronosticando las características que desarrollaría en mi vida, mi madre, acertadamente pensó en llamarme Hugo, cuyo nombre tiene origen germánico y significa inteligente
, característica que me permitió sobresalir en clases y obtener los más altos puntajes, pero que a su vez considero yo, causó antipatía y envidia entre mis compañeros de clases, quienes no dudaban en marginarme y dejarme fuera de sus fiestas y eventos, esto continuó hasta en el ámbito laboral, solo tuve pocos amigos, para ser exacto, actualmente solo dos, la dulce María, esa mujer hermosa, morena, de rostro angelical y sonrisa encantadora, que es pasante en la empresa y que me ha tratado con respeto y bondad cuando nos hemos encontrado en reuniones de trabajo y Apolo, que debido a sus viajes constantes tenía conversaciones conmigo en el patio de comidas solo los días que pasaba en la ciudad antes de partir a sus conferencias internacionales, recuerdo también a dos pasantes con los que me llevaba muy bien Carlos y Julio, quienes trabajaban conmigo en mi oficina y almorzaban a mi lado, sin embargo, de un momento a otro renunciaron, alegando que tenían que marcharse de la ciudad por situaciones familiares… y así volví a sentirme solo… siempre solo…
Recuerdo también a mi primer amor, Aurora, la única mujer que me amó tal como soy, sin intentar cambiarme y me aceptaba con mi poca inteligencia social y mis extraños comportamientos que muchos catalogan como actitudes de nerd
, puedo