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Nos retiramos con Jesús
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Libro electrónico200 páginas2 horas

Nos retiramos con Jesús

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Información de este libro electrónico

Este libro surge a partir del retiro espiritual predicado a un grupo de religiosas y de laicos comprometidos, en busca de encontrarse con Cristo en un clima de oración silenciosa y contemplativa.
Contiene una serie de reflexiones que parten de algunos textos del evangelio de san Juan, con preguntas que nos interpelan y que, a manera de retiro espiritual, nos ayudan a encontrarnos en el silencio orante y en la soledad fecunda, con la atrayente y apasionante persona que es Jesús.
La propuesta es una invitación para todo cristiano —ya sea sacerdote, consagrado o laico— que quiera retirarse con Jesús y entrar en comunión con él, a través del evangelio leído, rezado, meditado y contemplado, en la intimidad de la soledad que se hace encuentro.
Como fruto del retirarse con Jesús al desierto del corazón, vendrá el encuentro con él, la Palabra hecha hombre, que nos interpela buscando transformar nuestras vidas, conduciéndonos como discípulos misioneros a un mayor compromiso cristiano, para amarlo mejor y servirlo en los demás.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 ago 2024
ISBN9798227965707
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    Nos retiramos con Jesús - Héctor Lordi

    CÓMO NACIÓ ESTE LIBRO

    Este libro surge de un retiro espiritual que tuve que predicar durante una semana. Está pensado para todos los cristianos, ya sean laicos o consagrados, que buscan encontrarse con Jesús a través de su evangelio.

    La primera vez que prediqué este retiro fue en la ciudad de Córdoba, en la casa de ejercicios espirituales de unas hermanas que me pidieron este servicio. En el retiro participaron laicos y muchas otras religiosas de varias congregaciones. Luego, lo estuve compartien- do también en otros lugares del país en donde me lo fueron pidiendo. Durante el retiro daba dos charlas

    cada día: una a la mañana y otra a la tarde; y una breve homilía en la misa cotidiana.

    Este retiro espiritual está basado totalmente en el evangelio de san Juan.

    Partiendo de un texto joánico, se busca que el evangelio nos interpele, ilumine nuestra vida y nos transforme. Es por eso que contiene muchas pregun- tas que nos cuestionan y nos ayudan a encontrarnos con nosotros mismos, exigiendo una respuesta que nos ayude a vivir mejor nuestro compromiso cristiano.

    Ahora, al publicar con alegría estas reflexiones, mi deseo es que se convierta en un servicio para todos los que quieran participar de un retiro o encuentro espi- ritual en su propia casa, ya sean sacerdotes, religiosos o laicos. El mismo está pensado para los que buscan y necesitan encontrarse con Jesús, retirándose con él al desierto del corazón, para escuchar lo que hoy nos dice. Jesús quiere hablarnos al corazón, y hacernos descansar en él y con él.

    Este retiro está preparado para que se pueda hacer tranquilamente en cada hogar, creando un espacio de reflexión y oración para escuchar a Jesús, el maestro por antonomasia.

    Jesús nos invita a ir con él al desierto, diciéndo- nos: vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco. Todos necesitamos descansar, y

    qué mejor que descansar en Jesús y con Jesús, nuestro amigo y confidente.

    Es el mismo Jesús quien nos conduce al descanso. Vayamos entonces con confianza, sabiendo que estamos en buenas manos, y dejemos que Él nos transforme.

    ––––––––

    Héctor Lordi (monje benedictino). Los Toldos, septiembre de 2021

    ––––––––

    INTRODUCCIÓN

    Nos retiramos con Jesús para descansar con él y en él.

    Retiro, viene de retirarse. En este libro, vamos a retirarnos, valga la redundancia, con Jesús, a descan- sar un poco. Cuando Jesús ve a los apóstoles cansados, los invita a retirarse a un lugar aparte a descansar. Un retiro consiste en retirarnos con el Señor a un lugar aparte. Es un descanso en el Señor. Por eso, tratare- mos de encontrarnos con él y descansar en él para buscar fuerzas. Luego habrá que regresar a nuestros compromisos, a nuestras comunidades, y a continuar con nuestros trabajos y responsabilidades.

    Los compromisos que nos esperan serán iguales, los que no seremos iguales seremos nosotros, ya que vol-

    veremos a nuestras responsabilidades y tareas con más fuerzas, con más esperanza, con más alegría yentusiasmo.

    Dos medios que ayudan al retiro son: la soledad y el silencio. Ellos son medios para un encuentro. Son medios que ayudan a orar. Y una oración profunda está hecha de pocas palabras y mucho silencio. Por eso es importante, en el retiro, mantener un clima de silencio y soledad. Hagamos silencio; sobre todo el de adentro, el del corazón. Hagamos silencio interior: silencio de pensamientos, de juicios, de imágenes. Un silencio que no es apatía, sino apatheia (paz interior), que nos llena de paz el corazón.

    Y sobre todo no le escapemos a Dios, que es lo más importante. Por eso, no será tanto hablar de Dios, sino hablar a Dios. Y para que el retiro dé buenos frutos no busquemos pasatiempos, que es buscar pasar el tiempo. No perdamos el tiempo, que es un tiempo de gracia. Sería una pena que el Señor toque timbre, pero como yo estoy en otro programa, no le abra las puertas del corazón. Entonces, lamentablemente, seguirá de largo.

    Dios quiere seducirnos, llevarnos al desierto, y hablarnos al corazón (Os 2, 16). Nos encontraremos con él, que quiere mimarnos en estos días.

    También nos encontraremos con nosotros mismos. Nos encontraremos con nuestras luces y nuestras

    sombras. Es bueno ver nuestras luces para reconocer el actuar de Dios en nuestras vidas y agradecerle. También nos encontraremos con nuestras sombras: no nos asustemos. Dejemos que, en esos recovecos oscuros de nuestras vidas, entre la luz de la Palabra y nos evangelice. Dejémonos evangelizar por él. Por eso, en este libro, nos basaremos en el método de la Lectio Divina. Además, el único libro que utilizaremos en esta experiencia es la Biblia. La leeremos con ojos de fe. Dios me está hablando a través de la Palabra. Y todo girará en torno a dos preguntas fundamentales:

    ¿Qué me dice Dios? y ¿qué le digo yo a Dios? Esta sería una síntesis.

    El método de la Lectio Divina es de Guigo el cartujo, un monje que fue un gran maestro espiritual. Él nos presenta cuatro pasos, o cuatro peldaños para subir la escalera y llegar a Dios. Primero: Lectura (Lectio). Segundo: Meditación (Meditatio). Tercero: Oración (Oratio). Cuarto: Contemplación (Contemplatio).

    Perolomásprácticoestomarla Palabrayhacersilencio interior. Ponerme en su presencia y que sea un silencio orante. Invocar al Espíritu, el Maestro por antonomasia y leer con calma. Perder el tiempo con Dios. Él me habla a través de la Escritura; entonces, necesito preguntarme qué me dice. El corazón hace las veces de caja de reso- nancia. La Palabra hace un circuito. Sale de Dios, viene a mí y vuelve a Dios. El profeta Isaías compara la Palabra

    con la lluvia. Ésta viene de Dios, riega el campito de mi corazón, lo fecunda y le hace dar frutos. Una vez que la Palabra penetra mi vida, viene la respuesta. Después que Dios me habla, yo le respondo.

    ¿Qué le digo a Dios como respuesta a su Palabra? San Jerónimo decía: desconocer las Escrituras es des- conocer a Cristo. Podemos poner esta frase en positivo y decir: conocer la Escritura es conocer a Cristo.

    Hagamos un vacío interior, vaciemos el corazón de nosotros mismos: vaciémoslo de orgullo, egoísmo, vanidad, soberbia, etc., para poder llenarlo de una presencia. Vaciemos nuestro corazón, hagamos un espacio interior, para que lo llene Dios.

    Es como querer tomar un buen vino. Si tengo el vaso lleno de agua, primero debo sacar el agua para poder llenarlo de vino. Entonces: ¡a tomar la Palabra, pues! como dicen los españoles. A tomar la Escritura, y a dejarse guiar por el Espíritu. Cada uno es respon- sable de su propio retiro.

    Tomémoslo en serio. Este es un tiempo de bendición y de gracia. No lo dejemos escapar. El agua del río, una vez que pasó, no vuelve más. Estemos atentos, no dejemos que Dios pase de largo. Abramos el corazón al Espíritu. Es el kairós de Dios, un tiempo de gracia y salvación. Escuchemos lo que nos dice el salmo 94: Si hoy oyen su voz, no le cierren el corazón.

    Dios nos habla a través de su Palabra. Dicen algunos Padres de la Iglesia: Cuando leemos la Palabra de Dios, él nos habla a nosotros; cuando oramos, nosotros le hablamos a Dios. Así se da un diálogo. El retiro no es un monólogo. Dialogar es intercambiar: es hablar y escuchar. Por eso, en este libro vamos a hablarle a Dios, pero sobre todo vamos a escucharlo. Orar no es hablar mucho, sino amar mucho, decía Teresa de Ávila. Por eso, vamos a amar a Dios, pero, sobre todo, vamos a dejarnos a amar por él.

    * * *

    Veremos algunas reflexiones a partir del evangelio de Juan.

    Cada evangelio tiene su propia teología. Cada uno, mira el misterio de Jesús desde ángulos diferentes. Y así, en la diferencia, se van complementando y nos hacen sus propias aportaciones, que nos ayudan a profundizar en el misterio de Cristo. Es diferente ver a una persona de frente, de costado o de atrás. Cada uno, según desde donde la mira, dará su propia opi- nión. Es lo que sucede con los evangelios, que miran el misterio de Cristo desde distintos ángulos.

    El evangelio de Juan es muy distinto a los sinóp- ticos –los escritos por Lucas, Mateo y Marcos– tanto por su contenido como por su forma literaria. Juan, para elaborar su evangelio, usará fuentes totalmente

    distintas a las que usaron aquellos. Tal vez, conociendo a los sinópticos, no quiso copiar nada de ellos para aportar algo nuevo y entregar un material diferente. Y de ahí tantas diferencias.

    Al evangelio de Juan se lo llamó Evangelio espiri- tual. No en un sentido piadoso o meloso, sino por estar penetrado del Espíritu. Está empapado del Espíritu de Dios. Al leer a Juan, luego de los otros escritos del nuevo testamento, pareciera pasar de un mundo lleno de sol al sol mismo. Juan tiene más profundidad del misterio de Cristo que los sinópticos. A su autor se lo llamó el teólogo y también el águila, porque dirige una mirada penetrante y contemplativa al misterio de Cristo. La identidad del autor aún no está resuelta. La tradición cristiana considera al apóstol Juan como autor de este evangelio, y lo identifica con el discípu- lo amado (13, 23; 19, 26; 20, 2; 21, 7-20). Aunque su redacción final, sería el resultado de una lenta elabo- ración en la que intervinieron los discípulos de Juan. Tiene elementos de diversas épocas, además de que se le hicieron adiciones, retoques y varias redacciones de una misma enseñanza. Por eso es probable que no hubiera sido publicado definitivamente por Juan, sino por sus discípulos; quienes formaban la escuela joánica. Y a esta publicación, la hicieron después de la muerte de su maestro. Esta última redacción apareció a fines del siglo I o a principios del siglo II,

    y sus destinatarios fueron las comunidades cristianas del Asia Menor.

    La atención está puesta en Jesús, el Verbo preexis- tente y hecho hombre, que es el revelador del Padre. Jesús viene a revelarnos el rostro invisible de Dios. Es la Palabra encarnada. Es el Enviado de Dios, que vino al mundo para convivir con los hombres y para hacernos conocer al Padre.

    Desde el misterio de la encarnación, desde que la Palabra se hizo hombre, Dios tiene un rostro humano.

    El objetivo de todo el evangelio es generar fe en Jesús y así tener vida eterna (20, 31). Esto se ve también en 3, 16, que es la síntesis del evangelio: Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Y la Vida eterna consiste en conocer al único Dios verdadero y a su Enviado: Jesucristo (17, 3). Pero el hombre, desde su libertad, debe hacer su propia opción: creer en la Luz, que es Cristo, o permanecer en sus propias tinieblas. El

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