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Preludio de una nueva vida
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Libro electrónico148 páginas3 horas

Preludio de una nueva vida

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Una lectura que atraviesa el intelecto para llegar al corazón. Un recordatorio de nuestra verdadera tarea en esta escuela llamada vida. Sus páginas nos invitan a una comprensión más profunda de que aun viviendo en un mundo material, nuestro origen es espiritual. Preludio de una nueva vida nos convoca a replantearnos si es el espíritu quien verdaderamente conduce nuestra existencia humana. "Somos un espíritu que tiene un cuerpo". En sus páginas Daniel nos recuerda que somos una esencia y nos acompaña en la búsqueda del equilibrio necesario entre materia y espiritualidad.
Estas páginas, nos instruyen respecto de aquellas realidades intangibles que podremos ir develando en la medida en que trabajemos en nuestro interior, en nuestra personalidad y vivenciemos lo entendido hasta hacerlo parte de la propia existencia.
Dirigido a aquellos que buscan transitar la vida con atención y anhelan transformar el obrar cotidiano, en conciencia.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 jul 2024
ISBN9789878037578
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    Preludio de una nueva vida - Daniel Ferminades

    Portada

    Daniel Ferminades

    Preludio de una Nueva Vida

    Transcripciones de las enseñanzas de Daniel Ferminades transmitidas en forma verbal en diferentes conferencias públicas realizadas en Argentina y en el exterior.

    imagen

    Índice de contenidos

    Portadilla

    Legales

    Prólogo

    Prefacio

    PRIMERA PARTE

    Hay algo más allá de lo que vemos

    Equilibrio entre materia y espíritu

    La Ley

    Nuestra labor en el Universo

    El Camino interior

    Cómo comenzar el cambio

    Enfrentar el temor

    Renunciar a voluntad a un ego

    El otro como espejo

    SEGUNDA PARTE

    Aprender a callar

    El Cristo Interno

    El Cielo

    La tarea del Ángel

    La Irradiación

    Epílogo

    imagen

    EDITORIAL SERVICOP®

    Producción gráfica: Servicop

    Diseño de interiores: Servicop

    Diseño de cubierta: Impulso de una nueva vida

    Edición y corrección: Impulso de una nueva vida

    © 2024, Daniel Ferminades

    imagen https://impulsodeunanuevavida.org/

    imagen @impulsodeunanuevavida

    E-mail: [email protected]

    Web: www.contatuhistoria.com.ar

    Hecho el depósito que establece la Ley 11.723

    Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización del autor.

    Primera edición en formato digital: Abril de 2024

    Versión 1.0

    Digitalización: Proyecto451

    ISBN edición digital (ePub): 978-987-803-757-8

    Si crecemos en conciencia y en amor, la compasión

    llegará a aquellos que en su vida no la tienen.

    Prólogo

    El origen de este libro está relacionado con lo que sé es mi tarea, la de atender la necesidad de las personas y ayudarles a ver que hay muchas cosas que se toman como naturales aceptándolas como tal y no lo son. Por lo tanto, hay que trabajar sobre esto y es uno quien tiene que hacerlo sobre sí mismo.

    A este conocimiento lo comparto con las personas desde hace mucho tiempo. Esta realidad comenzó a mis veintiún años cuando tuve un despertar que me llevó a prestar atención a algo que hasta ese momento había ignorado, mi espiritualidad. Comencé a ver desde ese lugar la vida que estaba llevando y empecé a ocuparme por hacer las cosas bien, no tan solo por hacerlas, sino por hacerlas bien. Me di cuenta de que al querer hacerlas bien tenía que realizar un esfuerzo que no conocía porque antes tomaba las cosas de manera natural sin crear resistencias ni esforzarme.

    Ese despertar tuvo que ver con un llamado a mi espíritu. En una experiencia que tuve el Padre me recordó que venía a este mundo con una misión, con un propósito. Me dijo cuál era esa misión y que tenía un grado de conciencia que me habilitaba a llevarla adelante. Yo no me creía capaz, nunca me había interesado lo espiritual ni me preocupé por leer nada, no tenía formación académica para poder hablar ni conocimiento de historia religiosa de ningún tipo. Entonces, ¿de qué iba a hablar?

    Él me marcó que tenía conciencia. Fue todo un proceso de pocos días en donde pude recordar mis vidas. Empecé a verme en la historia, a través del tiempo, en distintas civilizaciones haciendo lo mismo. Observaba todo como una película, desde arriba. Me veía a mí mismo con distintas apariencias y vestimentas en diferentes lugares hablando sobre estos temas. En mi interior estaba esa realidad espiritual y yo la ignoraba.

    Todo esto se dio en un corto lapso de tiempo, era el momento de comenzar a despertar.

    Empecé a tomar conocimiento de la realidad de mi espíritu, y en la medida en que iba recordando, el conocimiento se sumaba a mi conciencia y era clarísimo. Lo había vivido en otros tiempos, con otros nombres. Para mí era una realidad, no era algo que me contaron ni que leí, sino que lo viví aún sin haberlo experimentado físicamente como Daniel.

    Interpretando lo que dijo el Padre debía hacer esto que hoy hago, pero cuando me planteé la situación me di cuenta de que no podía realizarlo porque había mucho ego dentro de mí que lo impedía. Esto no me permitía llegar con pureza a las personas ni que con pureza mis palabras brotaran. Entonces tenía que trabajar sobre mí mismo.

    Así lo hice durante un tiempo muy importante y con mucha profundidad. Todo el tiempo que me era posible buscaba soledad y silencio para replantearme muchas cosas y tratar de encontrar verdaderamente el porqué de lo que hacía. En general no actuaba por lo que pensaba, sino que había otros motivos ocultos dentro. Los fui buscando y encontrando, todo esto para ser más sincero conmigo y también poder serlo con los demás.

    No puedo decir que tomé conciencia en esa experiencia, sino que recordé.

    Conciencia voy tomando en cada momento que pongo de manifiesto en mi obrar aquello que he ido aprendiendo, aquello que entiendo como Verdad. Así voy tomando conciencia, es poco a poco y día tras día.

    D. F.

    Prefacio

    Para llegar a saber y no a creer hay que seguir el camino de la Fe que nos conduce siempre a hacer la experiencia.

    Aquello en lo que creo y por creer distingo y siento como verdadero, tengo que disponerme a llevarlo a la práctica.

    Cuando lo llevo a la práctica lo experimento, cuando lo experimento lo vivo, cuando lo vivo toma vida en mí y cuando toma vida en mí es una verdad, no una creencia.

    Cuando deja de ser una creencia y es vida en mí no necesito más de la Fe porque ahora puedo dar Fe de que así es.

    Tengo que seguir el camino de hacer la experiencia de todo lo que he aprendido para llegar a dar Fe.

    Hay mucho por aprender y mucho aprendido. Lo que tengo por aprender a su debido tiempo lo haré. Sobre lo aprendido tengo que trabajar para llevarlo a la práctica y que realmente se vuelva de valor para todos el que yo deje de creer y comience a saber, a tener conciencia.

    Al tener conciencia y al saber encontraremos en nuestro interior una fuerza de voluntad que desconoce la mayoría.

    PRIMERA PARTE

    Hay algo más allá de lo que vemos

    Por lógica solo se puede afirmar lo comprobado, pero utilizando la misma lógica ¿cómo podemos afirmar la no existencia de lo no comprobado?

    Desde esa visión hay que entender que tenemos que someter a duda lo que queremos investigar. Dejemos siempre la puerta abierta.

    Parece natural preguntarnos si habrá vida en otros planetas. Podemos preguntarnos si hay vida en otros planetas o no, pero puede haber una lógica que no estemos usando que es la de ver la vastedad del universo y a pesar de eso seguir dudando de que pueda llegar a haber vida en él.

    Estamos todavía como hace quinientos años cuando pensábamos que el mundo era plano y que todo el universo giraba alrededor de nosotros. La Creación no gira alrededor de nosotros; tenemos que estar abiertos a esa comprensión o por lo menos someterlo a duda.

    Lo que se ha comprobado físicamente no lo vamos a negar, pero eso no significa que sea el fin de una investigación.

    Puedo hablar por experiencia. Uno puede ver o entender que todo está conformado por átomos que poseen distinta composición y cargas energéticas, que se mueven a un tiempo diferente al que nos movemos nosotros y que aparentemente están estabilizados.

    Una copa conserva en el tiempo el mismo formato, la misma transparencia. Sin embargo, ¿entendemos que tiene átomos que no se detienen, que poseen un centro y cargas alrededor que están orbitando y moviéndose? Están en movimiento constante, ¿podemos aceptar y entender esto? Yo les puedo afirmar que podemos ver las cosas en movimiento si miramos con otros ojos.

    Entendamos la lógica: una mesa también está compuesta por átomos aunque tienen distintas composiciones, por eso una es madera, la otra es vidrio, pero ambas tienen cargas positivas y negativas buscando el equilibrio.

    Se sabe que hay ciertos átomos que están pasándose entre sí las energías, que es lo que sucede en un cable cuando encendemos la luz, hay electrones circulando entre los átomos para poner incandescente la resistencia. Hay movimiento, cuando vemos el cable parece una cosa estática, pero hay una energía moviéndose.

    No es algo inerte lo material, está compuesto por energía en movimiento. Todos lo podemos observar y cualquier científico al que se lo preguntemos nos trasmitirá eso.

    Hay algo más allá de lo que vemos en la copa y nos cuesta aceptarlo porque nunca nos pusimos a pensar en eso.

    El átomo está desde siempre, el Universo está conformado por él.

    El átomo está también en donde no hay materia. Cuando miramos hacia el Cielo y vemos luces, entre una y otra, en todo ese vasto espacio desde aquí hasta ese punto de luz en que aparentemente no hay nada, hay átomos, hay energía y movimiento.

    El átomo en sus cargas tiene materia también, que es la que transporta esa energía en su composición. Entonces, hay una materia mucho más sutil que tampoco es visible.

    Podríamos dudar de la veracidad de muchas cosas, de su realidad, pero el sentido común nos dice que hay cosas que no vemos, aunque sabemos que están. En el aire que respiramos está la molécula de oxígeno, tiene su composición y es algo que no vemos, pero sin él no podemos vivir. Vivimos gracias a lo que no vemos. El cuerpo no tan sólo se alimenta de lo que ingerimos por la boca, también el aire que respiramos nos proporciona un alimento. No es tan sólo una energía ni una molécula de oxígeno sino que es un alimento que está relacionado con los cuerpos más sutiles.

    Esto puede ser sometido a duda porque no está comprobado, pero no está comprobado por aquellos que no han hecho la experiencia. Para el que lo ha comprobado es una seguridad y una certeza. Y como pasó hace centenares de años, al primero que se le ocurrió decir que dábamos vueltas alrededor del sol lo quemaron.

    Los primeros que empiecen a hablar sobre cosas que la mayoría no comparte o no puede comprobar quizás sean acusados, pero no quiere decir que no puedan llegar a ser reales.

    Desde hace poco tiempo se están empezando a probar ciertas teorías o proyecciones que hicieron algunos científicos como Einstein. Se está pudiendo comprobar la teoría que él desarrolló en aquel momento sin elementos. Pero ¿cómo pudo hacerlo? Porque tuvo inspiración. Esto, a lo mejor lo puede aceptar fácilmente una persona de fe, en cuanto a que su fe le lleva a creer en la existencia de un Dios o de los ángeles, porque el corazón le dicta que es así y la fe le lleva a creer y a sentir su existencia como real.

    Hay muchos científicos que tienen una fe enorme, que hoy aceptan a Dios como una realidad y lo llevan en su corazón, pero esto no implica que dejen de ser científicos serios. Algunos piensan que un científico serio no puede aceptar a Dios como una realidad siendo que su existencia no es comprobable, que está dentro del plano de la creencia. Está dentro de la creencia de la gente que expresa creo en Dios; decir creer en Dios es no tener seguridad. Para mí no es una creencia, es una realidad por la experiencia personal de haberlo encontrado. Pero yo no lo encontré con mi fe, lo encontré con mi alma, para mí es una realidad concreta. Esto

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