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Desentrañar la política
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Libro electrónico432 páginas6 horas

Desentrañar la política

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En este volumen se explora la política como disciplina, categoría, entidad y proceso, cuestiones, todas ellas, que requieren ser revisitadas y repensadas crítica y cuidadosamente en nuestros tiempos, considerando tanto sus devastaciones como sus deseos. A lo largo de los capítulos, se examina y desenvuelve la política desde las perspectivas de la h
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 jun 2024
ISBN9786075645971
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    Desentrañar la política - Ana Covarrubias

    Nombres: Dube, Saurabh, editor. Banerjee, Ishita, editora.

    Título: Desentrañar la política / Saurabh Dube e Ishita Banerjee, editores.

    Descripción de la publicación: Primera edición electrónica. | Ciudad de México : El Colegio de México, 2024. | Colección Miradas Múltiples para Pensar a México y al Mundo ; 09.

    Notas: Requisitos de sistema: programa lector de archivos ePub. | Versión en libro electrónico.

    Identificadores: ISBN 978-607-564-545-2 (volumen 09) | ISBN 978-607-564-240-6 (colección) | ISBN 978-607-564-597-1 (ePub)

    Temas BDCV: Ciencia política – Investigación. | Poder (Ciencias sociales) – Investigación. | Desarrollo político – Investigación. | Estado, El – Investigación.

    Clasificación DDC: 320.011 --dc23

    Desentrañar la política

    Saurabh Dube e Ishita Banerjee (editores)

    Primera edición impresa, 2023

    Primera edición electrónica, 2024

    DR © El Colegio de México, A.C.

    Carretera Picacho Ajusco núm. 20

    Ampliación Fuentes del Pedregal

    Alcaldía Tlalpan

    CP 14110 Ciudad de México, México

    www.colmex.mx

    ISBN impreso 978-607-564-545-2 (volumen 09)

    ISBN impreso 978-607-564-240-6 (colección)

    ISBN electrónico 978-607-564-597-1

    Conversión gestionada por:

    Sextil Online, S.A. de C.V./ Ink it ® 2024

    +52 (55) 52 54 38 52

    [email protected]

    www.ink-it.ink

    Presentación de la colección Miradas Múltiples para Pensar a México y al Mundo

    En esta nueva década la sociedad mexicana no ha dejado de ex­perimentar transformaciones, algunas de la cuales apenas se vislumbraban al finalizar el siglo pasado. La inmediatez que ofrece la tecnología ha facilitado el intercambio de ideas, el entendimiento recíproco y la difusión de soluciones, pero también la expresión de violencia y frustración. Los problemas sociales crecen en amplitud y sofisticación, y por más que el Estado aumenta su tamaño y especialización, no es todavía capaz de atenderlos. No es sólo la desigualdad, que lo desafía cada vez en más frentes: a esa demanda de justicia social se suman otras por la seguridad pública, la equidad de género y la salvaguarda del planeta, por ejemplo, las cuales resultan muy graves, aunque sean sólo secuelas de viejas dificultades. Más que la manifestación de procesos internos, lo que aqueja localmente a las sociedades es el eco de transformaciones globales: la interconexión ha modificado la naturaleza y la dimensión de esos retos que, por manifestarse aquí y ahora, requieren atención y estudio.

    Considerando que las condiciones para una interacción interdisciplinaria están dadas, El Colegio de México ha emprendido un proyecto editorial destinado a articular los saberes constituidos desde las distintas disciplinas y tradiciones científicas de sus investigadores, para animar una discusión seria e informada sobre problemas actuales del país y también planetarios. Con la colección Miradas Múltiples para Pensar a México y al Mundo, El Colegio recupera y prolonga el espíritu que desde sus primeros años animó empresas colectivas como las que desembocaron en la Historia general de México y en Los Grandes Problemas de Mé­xico, de la década pasada. Se espera que los libros que integran esta colección sirvan como materia de reflexión, pero, sobre todo, como vehículo de transmisión del conocimiento acumulado a lo largo de años de investigación en campos diversos y con frecuencia complementarios.

    Los volúmenes de Miradas Múltiples para Pensar a México y al Mundo presentan y explican asuntos complejos desde perspec­tivas que van más allá de los enfoques disciplinarios de la in­vesti­gación universitaria. La colección busca promover una discusión que restituya la necesaria interlocución entre academia, ciudadanía y política en temas como las desigualdades socia­les, la actualidad de América Latina, la migración, el comer­cio internacional, el estado de derecho, la justicia intergene­racional y la transición hacia la igualdad de género. La ambición de este proyecto es con­tribuir al esclarecimiento de lo que experimenta la sociedad mexicana contemporánea en un mundo cambiante y complicado.

    Ana Covarrubias

    Vicente Ugalde

    ÍNDICE

    Agradecimientos

    Introducción

    Saurabh Dube e Ishita Banerjee

    I. Gubernamentalidad en las misiones guaraníticas. Técnicas de dominio, subjetividades de gobierno y resistencias indígenas

    Edgar Zavala-Pelayo

    II. El cine de la Revolución mexicana y la nación, 1930-1970

    Bernd Hausberger

    III. Literatura, política y antifascismo en México en el diario El Popular (1939-1944)

    Sergio Ugalde Quintana

    IV. Reflexiones distópicas. Dos novelas

    Úrsula Natalia Wood Guadarrama

    V. Política de la religión. Dalits, casta, poder

    Saurabh Dube

    VI. La influencia del colonialismo y el nacionalismo en el pensamiento islámico moderno

    Kamal Soleimani

    VII. La inmediatez política del Heimat. Reflexiones sobre el nacionalismo desde el Brandeburgo rural

    Nitzan Shoshan

    VIII. La política de lo social. Casta, clase, discriminación y justicia en India contemporánea

    Ishita Banerjee

    IX. Hacer bien las reglas. Técnica y política en la gobernanza de la movilidad de Ciudad de México

    Verónica Crossa y Alejandra Leal

    X. La política de la autodefensa feminista. Violencia no patriarcal y justicia

    Rocío Andrea Castillo

    Colaboradores

    AGRADECIMIENTOS

    El Colegio de México es una institución pequeña asentada en un edificio grande con ocho centros de investigación y docencia. A pesar de su enfoque en la investigación inter y multidisciplinaria y la colegialidad y amistad entre colegas, la institución no se destaca por una colaboración intelectual que involucre la coordinación de varios centros. La serie Miradas Múltiples representa una provechosa iniciativa para generar tal diálogo y trabajo colectivos.

    Nuestro agradecimiento comienza con los editores de la serie —Ana Covarrubias Velasco y Vicente Ugalde Saldaña— por su pronta y generosa aceptación de nuestra propuesta de este volumen y su apoyo constante durante un largo proceso. Ellos reconocieron y registraron nuestro deseo inquieto de pensar detalladamente un problema: mientras que todos en El Colegio de México (y en el mundo) saben qué es política, muy pocos quieren poner la categoría de lo político bajo consideración. Extendemos nuestros más genuinos agradecimientos a los colaboradores; el libro no hubiera sido posible sin su entusiasmo, disposición y valiosas contribuciones.

    Desentrañar la política, nos complace comentar, explora y desenvuelve la política desde perspectivas de historia, sociología, literatura, género, estudios urbanos, economía política y política- religiosa y abarca temas y análisis que recorren el cine mexicano, la ultraderecha en regiones periféricas de Alemania, el islam moderno y el nacionalismo en Irán, las prácticas y tácticas de auto­defensa entre grupos feministas de Ciudad de México, las distintas dimensiones de la política de casta y de la discriminación positiva y protección estatal en India, así como las técnicas de gobernanza de la movilidad en la capital mexicana, la literatura antifascista y distópica y la gubernamentalidad, dominación y resistencias indígenas en misiones, e involucra a profesores-investigadores de seis de los ocho centros de El Colegio. Gracias, colegas, por formar un equipo tan competente, inspirador y divertido: ha sido un placer y privilegio colaborar con ustedes. Aprovechamos para dar las gracias también a los dictaminadores anónimos, en particular al (o a la) segundo(a) por sus puntuales y pertinentes comentarios que han servido para enriquecer profundamente el libro.

    Queremos reconocer el enorme, continuo y competente apoyo en traducción, revisión de la redacción, sistematización y corrección brindado por Itxel Iraís Fuentes Arzate, Luis Gamaliel Quiñones Martínez, Úrsula Natalia Wood Guadarrama y Joaquín Kirjner Vergé. Desentrañar la política tomó forma gracias a su riguroso trabajo.

    Finalmente, queremos expresar nuestra gratitud a todo el equipo de Publicaciones de El Colegio, en particular a Claudia Priani Saisó y Ulises Martínez Flores por su cuidadosa atención y trabajo metódico, y a los brillantes editores (y amigos cercanos) Eugenia Huerta y Antonio Bolívar por nutrir el volumen con su enorme experiencia y labor sobresaliente lleno de cariño.

    Ishita Banerjee y Saurabh Dube

    Introducción

    Saurabh Dube e Ishita Banerjee

    La serie Miradas Múltiples promueve colaboraciones interdisciplinarias en las ciencias humanas. Como un volumen explícitamente multidisciplinario, basado en distintas perspectivas y que cuenta con diversos colaboradores de diferentes centros de El Colegio de México, Desentrañar la política atiende dicha invitación a su propia manera.¹ Cuenta con dos planteamientos traslapados, amplios y particulares al mismo tiempo, que giran en torno a las disciplinas y la política, categorías y entidades que requieren ser revisitadas críticamente, repensadas cuidadosamente en estos tiempos de populismos, con sus devastaciones y anhelos.

    Por un lado, el libro se basa en el reconocimiento de que no puede haber interdisciplinariedad sin una exploración simultánea de lo que se entiende exactamente por disciplina y disciplinas, en singular y en plural. En este sentido, esta Introducción aborda la inter y multidisciplinariedad (por no hablar de los postulados anti y posdisciplinarios), reflexionando sobre el estatus de las disciplinas modernas. Hacemos esto con el propósito de cuestionar cuidadosamente el carácter de los conocimientos disciplinarios, desde sus premisas y formaciones hasta la asunción de que sus investigaciones son autónomas y no normativas. Esto sirve para reconsiderar los atributos que se dan por sentados de las disciplinas, poniendo un signo de interrogación sobre las disyunciones y conjunciones que se consideran como dadas en el área de lo disciplinario e interdisciplinario. Lo que está en juego es el desentrañamiento de la política, incluyendo la política del conocimiento en tanto articulación, encarnación e insinuación de amplios procesos de significado y poder, desde los proyectos más generales de autoridad hasta los micrositios verdaderamente íntimos de la alteridad, considerando siempre los distintos entramados de estas variadas escalas.

    Por otro lado, a partir de impulsos interdisciplinarios críticos, el volumen intenta problematizar la categoría de política explorando sus expresiones en múltiples registros, articulados dentro de matrices distintas pero superpuestas. Ahora bien, explícita e implícitamente, las nociones de política se abordan principalmente como relaciones de poder institucionalizadas centradas en el Estado y sus sujetos.² En contraste, en este libro se considerará la política como una encarnación de dominios difusos y territorios íntimos de autoridad, alteridad y reconocimiento, de dominio, diferencia y deseo, desentrañando así sus seducciones, sedimentaciones y subversiones, así como también sus términos, texturas y transformaciones. En este sentido, el volumen comprende y desentraña la política como una intersección constante de poder y significado, alteridad y autoridad, basada en múltiples registros de lo social y de las prácticas de sujetos heterogéneos.

    En conjunto, nuestro esfuerzo consiste en repensar los conocimientos disciplinarios y articular las preocupaciones interdisciplinarias como parte de una propuesta más amplia que considere críticamente las interpretaciones a priori sobre las relaciones institucionalizadas del Estado y sus súbditos. ¿Cómo hemos hecho esto en el presente libro? Los colaboradores se apropiarán de las expresiones de poder y significado (así como también de encarnación y experiencia) mediante formaciones entrecruzadas de comunidad e identidad, género y sexualidad, raza y clase, religión y ritual, cultura y consumo, y trabajo y jerarquía. Esto además significa que, en lugar de ser simplemente exorcizadas, la política y la gobernanza, los Estados y las naciones, se entenderán mediante los procesos cotidianos de la sociedad y la sociabilidad, de dominación y disonancia, desenredando también las formas en que los sujetos históricos alcanzan y superan, a su manera, los comandos gubernamentales omnipresentes.

    De hecho, entendidos como parte de tales campos de fuerza, el Estado y el gobierno, su política y su programa, podrían asumir dimensiones gemelas en la comprensión de los mundos sociales. Aquí se pueden encontrar técnicas disciplinarias densamente encarnadas para formar y transformar a los sujetos-ciudadanos, reconociendo que tales procesos y su reelaboración registran, por lo menos, la conformación de la autoridad por medio de ansiedades, incertidumbres y alteridades, así como por la estructuración del comando por aplazamiento, diferencia y desplazamiento. Al mismo tiempo, la comunidad y la identidad, el género y la sexualidad, la clase y la raza, la religión y el ritual, la cultura y el consumo, y el trabajo y la jerarquía se abordarán en este volumen como testigos de amplios procesos de significado y poder, ubicados en el núcleo de la colonia y el imperio, la nación y la globalización.

    Cuestiones de las disciplinas

    Las presunciones generalizadas en las ciencias humanas proyectan sus disciplinas como divisiones del conocimiento que se dan por sentadas, y cuya relación se considera incómoda y constructiva al mismo tiempo. Sin embargo, ¿qué podría significar repensar las ramas centrales de las ciencias humanas como disciplinas de la modernidad, que llevan las huellas de archivo de las formaciones, protocolos y procedimientos disciplinarios modernos?

    Comencemos con los significados de disciplina, tal como se definen en el Diccionario de la lengua española:

    1. f. Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral.

    2. f. Arte, facultad o ciencia.

    3. f. Especialmente en la milicia y en los estados eclesiásticos secular y regular, observancia de las leyes y ordenamientos de la profesión o instituto.

    4. f. Instrumento, hecho ordinariamente de cáñamo, con varios ramales, cuyos extremos o canelones son más gruesos, y que sirve para azotar. U. m. en pl. con el mismo significado que en sing.

    5. f. Acción y efecto de disciplinar.

    Disciplina eclesiástica:

    f. Conjunto de las disposiciones morales y canónicas de la Iglesia.

    Aquí nos gustaría sugerir que, salvo la cuarta acepción (e inciertamente acechados por la connotación bajo Disciplina eclesiástica), los distintos significados del término disciplina son cruciales para nuestras afirmaciones. Como argumentaremos, estos significados específicos y sus conjunciones clave han apuntalado las ciencias humanas como disciplinas de la modernidad diversamente superpuestas, constitutivamente contradictorias, necesariamente divididas y formativamente enfrentadas. Vale la pena subrayar que aquí nos enfocamos en las ciencias sociales humanistas y en las humanidades influidas por las ciencias sociales, dejando de lado en su mayor parte aquellas formaciones influyentes de la economía, la política, la demografía y la sociología que modelan sus protocolos de verdad y método, principalmente con base en las ciencias naturales.³ La idea es que, como archivo y práctica, las formaciones disciplinarias de las ciencias humanas en general han inscrito y desentrañado al mismo tiempo las huellas y rastros de la modernidad.

    El surgimiento institucional de las investigaciones modernas en ciencias humanas se produjo en la segunda mitad del siglo xix, pero su procedencia se encuentra en formaciones previas de poder y conocimiento, así como en las disputas y críticas que se remontan a la Ilustración y sus adversarios. En conjunto, se encuentran escenarios e ideas que giran en torno a la Ilustración y el imperio, la contraIlustración y la nación, la razón y la raza, el colonialismo y la esclavitud racial, y el genocidio y la violencia. En estos escenarios y sitios es donde los diferentes registros de la disciplina se entrelazan y desenredan al mismo tiempo en el marco de las investigaciones modernas, como disciplinas intrínsecas de la modernidad.

    Aquí, lejos de una conexión exclusiva e instrumental entre Estado y gobernanza, estas elaboraciones no sólo se produjeron de maneras decididamente contradictorias y contendientes, sino que podían estar totalmente imbricadas entre sí. Dichos procesos combinaron distintos terrenos sociales superpuestos y expresiones diferentes de autoridad y alteridad. Volviendo a las investigaciones modernas, tales entramados se extendieron desde la creación recíproca, la fabricación compartida de la Ilustración y la contra­Ilustración, hasta los enfrentamientos y mezclas entre los procedimientos analíticos y los hermenéuticos.

    Al mismo tiempo, las discrepancias se unieron de forma diversa, de manera que los cruces apuntalaron incierta y conjuntamente la idea desarrollista (developmental) de la historia universal. Aquí, las destilaciones e impresiones de la historia universal-natural, insertas en procesos contendientes, no sólo buscaban nombrar y describir, sino también objetivar y remodelar los sujetos de sus anhelos y ansiedades (Dube, 2021). Si esto nos remite una vez más a las disciplinas de la modernidad, también pone de relieve la importancia de entender la política (incluida la del conocimiento) basada en amplias matrices de significado y poder, y en las profundas formaciones del sujeto y la sociabilidad.

    Por último, en los esquemas aquí analizados, el lugar y el juego de las permanentes antinomias entre las comunidades estáticas y tradicionales, por un lado, y las sociedades dinámicas y modernas, por el otro (incluso como articulación de otras oposiciones duraderas entre el ritual y la racionalidad, el mito y la historia, la comunidad y el Estado, la magia y lo moderno, Oriente y Occidente, y la emoción y la razón), han desempeñado un papel crucial. Estos binomios han estado imbuidos de un valor contradictorio en el pensamiento racionalista e historicista, progresivista (progressivist) y romántico, analítico y hermenéutico, postilustrado y no occidental.⁶ Desde hace tiempo, esos binomios entraron también en las vidas y significados de los sujetos y los mundos que los saberes modernos no sólo han representado y cosificado, sino que también han intentado hacer y rehacer a su propia imagen. Sostenemos, pues, que las ciencias humanas y los saberes que las componen, lejos de ser investigaciones académicas autónomas, surgen siempre insertas en el mundo, es decir, que son mundificadas. En pocas palabras, se trata de las disciplinas de la modernidad, asociadas a la dominación y la disonancia, y moldeadas por lo social y lo espectral.

    Ahora bien, estos pesados protocolos de significado y poder (es decir, portadores de la política, incluida la del conocimiento) adquirieron contornos particulares y múltiples transformaciones en la institucionalización y las contenciones de las ciencias humanas en tanto disciplinas de la modernidad a partir de la segunda mitad del siglo xix, y durante los tiempos y territorios que atravesaron posteriormente. Las universidades europeas que se habían desarrollado a partir del siglo xvi centraron sus investigaciones en la cuestión filosófica (y teológica),⁷ pero en conexión con las inquietudes mundanas (y físicas). A lo largo del siglo xix, aquella antigua y singular estructura de la universidad fue reconstruida como si estuviese formada por varios departamentos, desarrollo que a su vez se basó en la separación gradual de la investigación empírica y la investigación filosófica.⁸ Considerando las ramas dominantes de las ciencias sociales, la triple separación burguesa de la actividad humana en los dominios del mercado, el Estado y la sociedad, ahora pasó a reflejarse en la división disciplinaria tripartita de la economía, la ciencia política y la sociología (Forman, 2012; Wallerstein, 1996). Las principales tendencias en estas disciplinas (junto con las de la antropología revestida de evolucionismo) se imaginaron a sí mismas de forma principalmente nomotética. En cambio, la elaboración de la historia disciplinar como investigación institucionalizada, por ejemplo, siguió un curso diferente.

    Sin embargo, entendidos en conjunto, como nos hemos esforzado en subrayar, todos estos conocimientos surgieron de forma diversa como disciplinas de la modernidad, moldeados de forma crucial por los crisoles de significado y poder, autoridad y alteridad. Una vez más, las investigaciones modernas se elaboraron entre la luz y la sombra del imperio y la nación, llevando la impronta de la Ur-distinción entre lo primitivo/nativo y lo civilizado/moderno, y expresando de varias formas las sensibilidades progresivistas y las romanticistas, las tendencias analíticas y las hermenéuticas, incluyendo las disyunciones y conjunciones entre todos estos procedimientos de amplio espectro. Aquí nos referiremos brevemente a dos ejemplos de las disciplinas modernas en las que ambos nos hemos formado, la historia y la antropología, teniendo en cuenta las pretensiones de independencia de estos campos y su estrecha vinculación con las amplias políticas del sujeto y lo social.

    La institucionalización de la disciplina histórica en la última parte del siglo xix se desarrolló en torno a las articulaciones del historismus en Alemania. Este historicismo implicó una relación ambivalente con las ideas e imaginarios del progreso humano universal.⁹ Por un lado, tales recuentos historicistas articulaban agudamente las nociones de cultura, tradición y volk, principalmente de la nación, mediante impulsos hermenéuticos y contrarios a la Ilustración. Por otro lado, este tipo de historicismo fortaleció principalmente los diseños exclusivos de historias singulares, centrados en un Estado-nación parroquial y sus políticas de poder, lo que significó que la mayoría de los otros no europeos fueran desterrados de las páginas de la historia. En resumen, volviendo a la convincente influencia de Herder, estas tradiciones muestran la historia institucionalizada como una disciplina de la modernidad, inherentemente contradictoria e internamente debatida.¹⁰

    En lo que concierne a la antropología, el evolucionismo sociocultural que caracterizó a la disciplina en Gran Bretaña desde la década de 1860 unió dos tendencias anteriormente separadas. En primer lugar, un estudio de la variedad de la humanidad que aún tenía que liberarse de las limitaciones del supuesto bíblico. A la par, sin embargo, también hubo una exploración del progreso de la civilización para el que ya estaba bien establecido un programa positivista (Stocking Jr., 1987: p. 45). Ahora bien, la cuestión clave a explicar era la del desarrollo de la civilización, especialmente la desigual participación de diferentes sujetos en su inexorable progreso. De este modo, el tiempo lineal, de desarrollo y de progreso entró formativamente en el núcleo de la antropología evolutiva y de su supuesto racial (Fabian, 1983). Lo que estaba en juego eran las secuencias temporales y las representaciones jerárquicas entre lo salvaje y lo civilizado, al momento de construir la antropología como una estridente y enaltecida disciplina de la modernidad, estrechamente unida a los conceptos de imperio y nación, no sólo en lo institucional sino también en el mundo cotidiano.

    Al mismo tiempo, la búsqueda de una etnología difusionista para explicar la unidad y variación de la humanidad procedía principalmente de premisas bíblicas.¹¹Ahora bien, aunque las tendencias del poligenismo y el degeneracionismo vinculadas a la antropología bíblica persistieron, las premisas del difusionismo llegaron a ser formidablemente cuestionadas desde mediados del siglo xix por el evolucionismo biológico y la revolución arqueológica (Fabian, 1983; Stocking Jr., 1987). Todos estos desarrollos confluyeron como desafíos al evolucionismo sociocultural, incluyendo la presencia de la tradición romántica alemana bajo nuevas manifestaciones. Así, aun antes del comienzo del siglo xx, Franz Boas había propuesto una crítica neoetnológica del ‘método comparativo’ del evolucionismo clásico (Stocking Jr., 1992: pp. 352-353), liberándose de determinaciones raciales y biológicas para sugerir interpretaciones relativistas y pluralistas de la cultura, al tiempo que abarcaba tradiciones progresistas y románticas, orientaciones universalistas y particularistas, y disposiciones racionalistas y afectivas (Boas, 1928; Stocking Jr., 1992; Dube, 2021). Nuestra discusión pone de relieve el desentrañamiento de la antropología como una disciplina contradictoria de la modernidad, la cual sostenía y censuraba ansiosa y simultáneamente los supuestos racializados del conocimiento moderno como vinculado al imperio y la nación.

    Esta digresión acerca del pasado de la antropología y de la historia tiene amplias ramificaciones que se extienden hacia otras formaciones disciplinarias. En cuanto a la sociología, por ejemplo, el trabajo formativo de Émile Durkheim y Marcel Mauss, tío y sobrino, muestran lecturas acordes con sus propios debates y contradicciones, pero en contra del localismo y presentismo de las historias disciplinarias establecidas. La centralidad de las clasificaciones y categorías en el pensamiento y la escritura de este formidable dúo —cuestión que ha traído consigo importantes implicaciones para el quehacer sociológico, teórico y antropológico— se comprendería mejor como encarnando una no unicidad constitutiva. En primer lugar, en sus discusiones acerca de las clasificaciones primitivas —marcadas tanto por la confusión como por la revelación— se encuentra un entretejido simultáneo de posturas positivistas, nominalistas, estructuralistas, constructivistas y reflexivas. Estas posturas se vieron envueltas en una amplia gama de epistemologías coloniales, así como en sus cuestionamientos espectrales. De hecho, el trabajo de ambos sociólogos combina usos contradictorios, afirmando una dicotomía colonial en una nueva faceta, al mismo tiempo que desplaza métodos previos de clasificación racial mediante la insistencia en un estudio intersubjetivo (Pels, 2021). Asimismo, esto no era muy diferente de la manera en la que Durkheim y Mauss describían las clasificaciones de su propia sociedad europea a principios de siglo como supervivencias religiosas, y que luego pasaron a ser vistas por ellos como soluciones a una modernidad carente de cohesión y reciprocidad en las dos décadas siguientes (Pels, 2021). Finalmente, a la temprana aseveración de Durkheim respecto a la claridad de las categorías modernas, siguió la insistencia de que es en los mundos sociales rutinarios donde lo inimaginable se imagina (Povinelli, 2002). En esta línea de ideas, ¿acaso habría que repensar también los formidables fantasmas primitivistas incrustados en los imaginarios de Sigmund Freud y la jaula de hierro de la burocracia de Max Weber, cada uno sugiriendo una ansiedad relacionada con el progreso en la historia, como atributos de disciplinas enfrentadas y contradictorias de la modernidad?¹²

    Tales transformaciones institucionales enfrentadas de las disciplinas continuaron durante las primeras cuatro décadas del siglo xx, tema que se analiza en otros trabajos (Dube, 2017), principalmente en relación con el trabajo de campo antropológico promovido por el estructural-funcionalismo de Radcliffe-Brown (1952) y el funcionalismo de Malinowski (1922); el destino de la antropología boasiana; y la Escuela de los Annales en Francia. Todo esto remite nuevamente a la idea de las ciencias humanas como disciplinas contradictorias y enfrentadas, contingentes y rivales de la modernidad, cuyos fundamentos mismos se basan tanto en sus declaraciones compartidas al considerarse investigaciones autónomas, como en sus diversos desarrollos de las antinomias entre lo nativo y lo moderno, lo atrasado y lo civilizado, y el encantamiento y el desencantamiento. En contraste con la necesariamente divisiva naturaleza de estas investigaciones, otras disciplinas modernas como, por ejemplo, las relaciones internacionales, emergieron durante el periodo de entreguerras como conocimientos singulares, estrechamente imbricados con los fines del imperio, los conceptos de nación, los requerimientos de capital y el manejo de la Guerra Fría (Krishna, 2021; véase también Shilliam, 2021).¹³ Tales perspectivas y vínculos clave de las relaciones internacionales con el Estado, el gobierno y el mercado se inscriben como una disciplina central de la modernidad, desde sus momentos fundacionales hasta las resonancias contemporáneas. Al mismo tiempo, la fundación disciplinaria de las relaciones internacionales sobre una clara dicotomía entre lo nativo/atrasado/pueblos de color y lo civilizado/moderno/naciones blancas es demasiado obvia y exclusiva (y por tanto fácil de establecer y desafiar). Este volumen se interesa, sin embargo, en las ambivalencias, ambigüedades y ansiedades de autonomía, autoridad y alteridad relacionadas con la política; esto es, la interacción de poder y significado bajo distintos registros, incluyendo aquellos de los conocimientos modernos.

    Las investigaciones, temáticas y sujetos de las ciencias humanas antes analizadas han encontrado expresión en una amplia valorización de disciplinas y en la disciplinariedad en general, durante los cincuenta años que siguieron a la primera Guerra Mundial. Así, como sustantivo abstracto, disciplinariedad se refiere tanto a un ideal cultural como a valores y jerarquías de producción de conocimiento. Como se señaló anteriormente, la importancia de los conocimientos disciplinarios comenzó a finales del siglo xviii, adquiriendo un gran impulso desde mediados del siglo xix. No obstante, todo esto sucedió sin el frecuente uso del término disciplina como tal.¹⁴ Como síntesis de los procesos previos, de la segunda mitad de la década de 1910 hasta la última parte de la década de 1960, la disciplinariedad claramente se nombró, celebró y asentó en la práctica académica. Según Paul Forman (2012), lo que estaba en juego era la prominencia de cuatro valores culturales conjuntos como sustento de la conducta disciplinaria: el procedimentalismo (o la importancia del método científico), el desinterés (en tanto búsqueda del conocimiento puro), la autonomía (colectiva e individual, analizando y organizando las especies para su propio bien educativo) y la solidaridad (social y personal, en el comportamiento de las disciplinas académicas).¹⁵

    Todo esto subyace tras las proyecciones dominantes (y prestos rechazos) de las disciplinas que se dan por sentadas, a los llamamientos a la inter y multidisciplinariedad, y a las reivindicaciones de la anti y posdisciplinariedad que abundan todavía en nuestro presente populista. De esta manera, estas construcciones y consolidaciones de la disciplinariedad en el siglo xx se comprenden mejor como seguras de sí mismas y autocríticas al mismo tiempo, cargando enaltecidos y tensos protocolos de significado y de poder, que denotan el núcleo de las políticas del conocimiento y más allá. Para comprender la construcción y reconfiguración de lo disciplinar, aquí ofrecemos algunos ejemplos.

    Para empezar, considérense los esfuerzos anticoloniales y otras prácticas decisivas de los sujetos colonizados junto con las reivindicaciones de intereses imperiales y naciones dominantes durante el periodo de entreguerras. A esto siguieron, en la década de 1950, constantes movilizaciones anticoloniales, protestas contra la invasión soviética de Hungría y el enfrentamiento con pasados fascistas en medio de macartismos exaltados, capitalismos reelaborados, socialdemocracias e imaginarios totalitarios. En conjunto, en el contexto de tales procesos de poder y significado, hubo esfuerzos tanto para celebrar y repensar la autonomía de las tradiciones analíticas, al mismo tiempo que se reificaban y se reconsideraban las propias disciplinas. Todo esto conduciría a interpretaciones estáticas de la acción cultural pero también a nuevas maneras de relacionarse con el conflicto social, las prácticas significativas y los procesos colectivos. Estas perspectivas colocaron en un primer plano a las tendencias formativas democráticas, pero también a las retóricas de la Guerra Fría en las ciencias humanas.

    La década de 1960 fue testigo de diversos combates por los derechos civiles: luchas antiimperialistas, estudiantes radicales, feministas emergentes, anticapitalistas y anticolonialistas. Estos asertivos procesos de acción-humana y de construcción-de-la-historia (en medio de intensas batallas entre capitalismo y comunismo, el mercado y el socialismo, incluyendo sus expresiones en la guerra de Vietnam) produjeron diversos efectos en los conocimientos modernos. Desde proyectos cada vez más conservadores, pasando por formidables análisis estructuralistas, hasta diversos reconocimientos de intermediación, todas estas expresiones subrayaron a la vez la autonomía de las investigaciones académicas y su integración a esquemas más amplios de significado y poder.

    Para este volumen destacamos la importancia de dos desarrollos. Por un lado, las importantes articulaciones por medio de las disciplinas de las ciencias humanas de la interacción entre estructura y práctica, reglas y proceso, estructura social y acción histórica (Abrams, 1983; Bourdieu, 1977; Comaroff y Roberts, 1981; Giddens, 1979; Ortner, 1984; Thompson, 1978; Williams, 1973). Por otro lado, el ascenso de las corrientes anti y posfundacionalistas, desde la reconsideración de los supuestos estructuralistas hasta la diversidad de los análisis postestructuralistas. Desde la década de 1970, estas tendencias y sus influencias se han desarrollado entre distintos procesos históricos: el final de la inocencia de la Era de Bandung, cuando las naciones recientemente independientes revelaron sus esquemas de corrupción y autoritarismo; el retroceso de las visiones institucionalizadas de la igualdad auspiciada por el Estado, con la caída del Muro de Berlín; el ascenso y declive de la magia del capital sin restricciones y el Midas del mercado; y el ascenso al poder en la segunda década del siglo xxi de los regímenes plutocráticos y populistas que reconocen derechos, mientras construyen muros de distinta índole (Dube, 2021). Evidentemente, todo esto ha traído consecuencias para las investigaciones modernas y sus renovaciones cruciales.

    Son estos procesos de hacer y deshacer de las disciplinas insertas en matrices más amplias de política y conocimiento, de significado y poder, los que conforman el presente volumen, y que también hacen evidente su disciplinariedad crítica y su (in)disciplina. En formas a menudo implícitas y a veces explícitas, los siguientes capítulos cuestionan lo que está en juego al aproximarse a la interdisciplinariedad, no dando por sabida una serie de conocimientos unificados y fijos, sino replanteando cautelosa y críticamente las premisas y las formaciones de las disciplinas en general. Al mismo tiempo, el volumen reconoce su propia elaboración a partir de las grandes transformaciones y las consiguientes reconfiguraciones de las disciplinas, especialmente desde la última década del siglo xx. Todo esto converge en nuestro análisis de la política y de lo político que se presenta a continuación.

    La política en perspectiva

    En la década de 1980, un grupo de académicos en Reino Unido se dio a la tarea de definir la política como disciplina para estudiantes, para el público en general y para ellos mismos. Aunque la política suele ser evidente por sí misma y de sentido común para muchos, entre los practicantes de la disciplina no había un acuerdo sobre el contenido de política que abarcaba tanto la ciencia política como la filosofía política, y aquella tenía un énfasis divergente en las instituciones del ejercicio del poder y en los procesos políticos. What is Politics? The Activity and its Study (¿Qué es la política? La actividad

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