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Creación de un Imperio: Consolidación institucional del Antiguo Imperio egipcio
Creación de un Imperio: Consolidación institucional del Antiguo Imperio egipcio
Creación de un Imperio: Consolidación institucional del Antiguo Imperio egipcio
Libro electrónico206 páginas5 horas

Creación de un Imperio: Consolidación institucional del Antiguo Imperio egipcio

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Esta investigación tiene como objetivo explorar la fascinante consolidación de uno de los imperios más maravillosos de la historia humana: Egipto. Tierra de faraones y pirámides, esta civilización de esplendor sin igual logró resistir al paso del tiempo y superar desafíos climáticos gracias a una administración imperial rigurosa.


El Imperio Antiguo de Egipto, según reconocidos egiptólogos e historiadores, representa uno de los períodos más desafiantes de estudio debido a la escasez de documentación y la ambigüedad de los testimonios existentes. En este trabajo, nos adentraremos en la investigación de los inicios de la consolidación institucional del Imperio Antiguo, un tema de gran importancia que requerirá un análisis exhaustivo y crítico de los testimonios que han perdurado a lo largo del tiempo.


Agustín Vicente Startari, nacido en 1982, es un destacado autor, pensador e investigador uruguayo con una sólida formación en Ciencias Históricas y Lingüística de la Universidad de la República (UdelaR). Su trayectoria abarca una amplia gama de obras, desde libros de investigación histórica hasta títulos de ficción y budismo, lo que demuestra su versatilidad y pasión por explorar diversos temas.


Entre sus obras destacadas se encuentran "Creación de un Imperio: El Antiguo Imperio Egipcio", donde profundiza en la consolidación de esta enigmática civilización, así como "Maquinaria de Propaganda: El Nacionalsocialismo", donde examina este fenómeno histórico de gran relevancia. Además, ha escrito "Evangelización en la Pluma de Fray Bartolomé", una obra que analiza la influencia de la evangelización en la historia, y "Ucrania y Rusia: Un Conflicto en Progreso", un estudio sobre el conflicto en curso entre ambos países.


Startari se destaca por su habilidad para acercar temas específicos a los lectores apasionados por la historia a través de su serie de documentos de trabajo. Su profundo conocimiento y enfoque crítico hacen de sus obras una lectura enriquecedora y estimulante para aquellos que buscan un mayor entendimiento de diversos aspectos históricos y culturales.

IdiomaEspañol
EditorialLefortune
Fecha de lanzamiento1 jun 2023
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    Creación de un Imperio - Agustin V. Startari

    INTRODUCCIÓN

    Esta investigación tiene como objetivo arrojar luz sobre la consolidación de uno de los imperios más maravillosos en la historia de la humanidad: el Antiguo Imperio egipcio. Egipto, conocido como la tierra de faraones y pirámides, ha cautivado la imaginación de las personas a lo largo de los siglos. Esta antigua civilización se destacó por su esplendor y su capacidad para superar los desafíos climáticos mediante una rigurosa administración imperial.

    El estudio del Imperio Antiguo de Egipto representa un desafío considerable para los egiptólogos e historiadores reconocidos a nivel mundial. Esto se debe a la escasez de documentación y a la ambigüedad de los testimonios existentes. La falta de fuentes confiables se hace notable al intentar realizar una investigación profunda sobre los inicios de la consolidación institucional del Imperio Antiguo, que es el enfoque principal de este trabajo. Por lo tanto, nos sumergiremos en un análisis exhaustivo y crítico de los testimonios que han perdurado a lo largo del tiempo.

    La investigación se divide en siete capítulos, a través de los cuales exploraremos gradualmente el surgimiento y la consolidación de una de las primeras culturas de la humanidad. En la primera parte, se examinará en detalle la ubicación geográfica de Egipto y cómo esto influyó en la vida diaria de los antiguos egipcios. El Nilo, con su régimen de inundaciones predecible, desempeñó un papel fundamental en el desarrollo de la civilización egipcia, permitiendo una agricultura próspera y un sistema de transporte fluvial eficiente.

    Además de la geografía, analizaremos el papel del clima en el desarrollo material y sociocultural de Egipto. Los antiguos egipcios tuvieron que enfrentar desafíos climáticos como sequías y fluctuaciones en el nivel del Nilo. Su capacidad para adaptarse y gestionar estos desafíos fue crucial para la consolidación de su imperio.

    En el siguiente capítulo, nos sumergiremos en una exploración detallada de la cultura egipcia durante el Imperio Antiguo. Examinaremos su sistema religioso y su impacto en la vida cotidiana de los egipcios. La religión desempeñó un papel central en la sociedad egipcia, con los faraones como intermediarios entre los dioses y el pueblo. Además, exploraremos otros aspectos culturales, como la arquitectura de las pirámides y la escritura jeroglífica.

    Continuando con nuestro estudio, abordaremos el Período Predinástico, también conocido como la Época Tiníta. Este período marcó la unificación de los diferentes reinos de Egipto bajo un solo gobernante, sentando las bases para el establecimiento del Imperio Antiguo. Analizaremos los eventos históricos clave, como la unificación de los Bajos y Altos Egiptos y la creación de las primeras instituciones estatales.

    El cuarto capítulo marcará el inicio de nuestro estudio en profundidad sobre la consolidación institucional del Imperio Antiguo. Exploraremos las características del Egipto faraónico en una etapa posterior, en la cual el Estado estaba consolidado pero aun relativamente aislado del mundo exterior. Se describirá de manera concisa la creación, las funciones y las interacciones de las nuevas e indispensables instituciones del imperio, así como la continuidad de los instrumentos políticos creados en períodos anteriores. También analizaremos las relaciones entre los funcionarios y los príncipes provinciales con el pueblo y el faraón, y destacaremos la creciente importancia de estos actores en la estructura del Imperio Antiguo. Además, se describirán los títulos mencionados con mayor frecuencia en los documentos de la época y la función que desempeñaban en el sostenimiento del país. La monarquía divina y la figura del Visir, como autoridad de gran relevancia, serán temas recurrentes en este estudio.

    Para llevar a cabo esta investigación, hemos recurrido a una amplia gama de fuentes disponibles, como inscripciones jeroglíficas, papiros, relieves y artefactos arqueológicos. Si bien algunas de estas fuentes pueden presentar contradicciones o diferencias en sus interpretaciones, hemos seleccionado cuidadosamente aquellas que respaldan y complementan la temática que nos hemos propuesto analizar en este estudio.

    La conclusión de esta investigación revelará los datos más importantes obtenidos a lo largo del estudio y proporcionará una visión integral de la consolidación institucional del Imperio Antiguo de Egipto. Sin embargo, es importante tener en cuenta que este análisis no pretende ser una guía exhaustiva, sino más bien una investigación crítica sobre la formación de este imperio esplendoroso y la consolidación de su cultura. A través de este estudio, esperamos arrojar luz sobre uno de los períodos más fascinantes y desafiantes de la historia humana.

    CAPITULO I

    ~ Contexto temporal y espacial ~

    2.1 El Antiguo Egipto; Ubicación temporal

    El término Antiguo Egipto se aplica comúnmente al período comprendido desde el año 3100 a.C., cuando comienza la historia dinástica, hasta el año 332 a.C., con la conquista de Egipto por Alejandro Magno y el fin de su independencia. La historia antigua de Egipto se divide tradicionalmente en tres grandes períodos: el Imperio Antiguo, el Reino Medio y el Imperio Nuevo. Estos períodos se subdividen en dinastías, siguiendo el esquema elaborado por el sacerdote e historiador Manetón durante el reinado de los primeros Ptolomeos.

    La cronología precisa del Antiguo Egipto presenta desafíos debido a la falta de un sistema de datación continuo en las fuentes históricas egipcias. Los egipcios no utilizaban un sistema cronológico convencional, lo que dificulta la correlación de su historia con nuestra cronología actual. Para establecer fechas y relaciones cronológicas, se recurre a datos astronómicos y al sistema de datación comparativa, especialmente para los períodos más recientes.

    El calendario egipcio constaba de 365 días divididos en tres estaciones, cada una con cuatro meses, y cinco días suplementarios conocidos como epagomenai. Sin embargo, el año astronómico dura un poco más de 365 ¼ días. Debido a esta discrepancia, cada cuatro años, el día de Año Nuevo se adelantaba un día en relación con su posición real. Después de 120 años, se adelantaba un mes, y tras 1,460 años, los acontecimientos astronómicos volvían a coincidir con el mismo día del calendario oficial, y el proceso se repetía.

    Afortunadamente, los egipcios observaron que la reaparición de la estrella Sirio, la estrella más brillante de la constelación del Can Mayor, después de un período de ausencia, coincidía con el día de Año Nuevo. Sin embargo, la verdadera suerte radica en que en el año 139 a.C., esta reaparición helíaca de Sirio coincidió con el primer día del calendario oficial. Gracias a este acontecimiento, es posible calcular con notable precisión las fechas en que ocurrieron referencias anteriores de los egipcios a este fenómeno. A partir de estos datos cronológicos más o menos seguros, se utilizan fuentes como Manetón, las listas de reyes y otras fuentes secundarias para establecer las cronologías dinásticas que constituyen la base del estudio del Antiguo Egipto.

    Es importante tener en cuenta que, a pesar de los esfuerzos por establecer una cronología precisa, existen algunas divergencias y debates entre los egiptólogos en cuanto a fechas específicas y la duración exacta de los reinados. Sin embargo, mediante el análisis y la comparación de las diferentes fuentes y evidencias disponibles, es posible construir una línea cronológica que brinde una comprensión general del desarrollo histórico del Antiguo Egipto.

    2. 2 Factores geográficos

    Egipto es una tierra esencialmente sin lluvias, estrechamente confinada a las riberas del Nilo, y por consiguiente restringida a un solo eje que va de Norte a Sur. El Nilo discurriendo entre desiertos naturales, era considerado, para los antiguos egipcios, un don de los dioses que permitía fertilizar las tierras situadas a ambos lados de su largo cauce – casi 6500 Km. el más largo del mundo -. Se hallan los contrastes más acentuados entre la pradera de las orillas del río y el desierto elevado. El contraste entre la fértil tierra negra y las arenas rojas del desierto está marcado por un margen definido, que es el límite extremo a que pueden llegar las aguas del Nilo. Al posar la vista en el fecundo suelo aluvial, se percibe en él la fecundidad de la vida. Por el contrario, al mirar hacia las colinas de piedra arenisca, se ven extensiones desoladas privadas de toda vida. La atención se centra hacia el río que trae el agua y el cieno que dan la vida.

    El Nilo viene con periódica prodigiosidad del África ecuatorial y de las montañas de Abisinia y derrama fabulosas riquezas sobre una de las partes más pobres del mundo. Solo la undulante inundación estival del río hace posible que surja allí un país, y los regalos anuales del agua refrescante y del suelo fertilizado producen una riqueza que ha sido proverbial en todos los tiempos. El río llegaba a aumentar eventualmente hasta 50 veces su caudal más bajo. Era natural que las zonas más próximas a este fueran originariamente áreas pantanosas, que albergaban una rica fauna (sobre todo aves acuáticas de las que ha quedado constancia en los pictogramas de la escritura jeroglífica), pero que hacían casi imposible los asentamientos en esta zona. Pero fue necesario controlar las excesivas crecidas del Nilo para evitar sus desastrosos efectos sobre poblaciones y cultivos próximos. A tal fin los egipcios pusieron en práctica el sistema de canalización e irrigación cuyo uso y desarrollo constituyó la base organizativa de las sociedades hidráulicas. Con el cultivo adecuado del suelo, existía la feliz expectativa de dos o tres cosechas al año.

    El río Nilo, uno de los elementos más significativos de la antigua civilización egipcia, posee una particularidad geográfica que lo distingue de otros ríos del mundo. Su curso fluye de sur a norte, y sus fuentes se encuentran en regiones desconocidas para muchos, situadas en el desierto, en el extremo de Etiopía. Estas áreas inaccesibles debido al intenso calor han generado un aura de misterio en torno a su origen.

    El Nilo, reconocido como el río más largo y que abarca un vasto territorio, serpentea a través de la geografía, creando grandes meandros que a veces se dirigen hacia el este, acercándose a Arabia, y en otras ocasiones se vuelven hacia el oeste, acercándose a Libia. Su viaje desde las montañas de Etiopía hasta su desembocadura en el mar abarca una distancia aproximada de doce mil estadios, teniendo en cuenta sus sinuosidades.

    Este río emblemático, además de ser una fuente vital de agua y recurso para la agricultura en el antiguo Egipto, también jugó un papel fundamental en la configuración geográfica y cultural de la región. Sus meandros y su curso cambiante influenciaron la forma en que las antiguas comunidades se establecieron y se relacionaron con el entorno. El Nilo era una arteria vital que conectaba diferentes regiones y permitía el transporte de mercancías y personas.

    El antiguo Egipto, cuya historia se desarrolló a lo largo de las orillas del Nilo, fue testigo de las maravillas y los desafíos que este río presentaba. Las crecidas anuales del Nilo, generadas por las lluvias en las montañas de Etiopía, eran un fenómeno crucial para la prosperidad de la civilización egipcia. Estas inundaciones periódicas proporcionaban suelos fértiles y permitían la práctica de una agricultura intensiva. La dependencia de estas crecidas llevó a los antiguos egipcios a desarrollar un sistema ingenioso de canales y diques para controlar el flujo del río y aprovechar al máximo sus beneficios.

    La geografía única del Nilo también influyó en la percepción del tiempo y el espacio por parte de los antiguos egipcios. El río y sus ciclos de inundación se convirtieron en una referencia temporal importante para la sociedad, y su curso hacia el norte proporcionaba una orientación geográfica significativa. Esta conexión entre el río y la vida cotidiana de los egipcios se reflejaba en su mitología y en la adoración de deidades asociadas con el Nilo.

    Las fuentes históricas, como los escritos de Heródoto y Estrabón, nos brindan información invaluable sobre el Nilo y su importancia en la antigüedad. Estos antiguos historiadores describen los viajes y las expediciones que llevaron a cabo para explorar el río y sus alrededores. Sus observaciones y relatos proporcionan una visión detallada de las características físicas y geográficas del Nilo, así como de la forma en que la sociedad egipcia lo aprovechaba.

    Pero no todo lo que traía el río eran buenas noticias; las inundaciones del río no eran precisas ni en cuanto al tiempo ni en cuanto al volumen de las aguas. El volumen del agua es asunto de seria preocupación. Unos centímetros de diferencia en el nivel máximo separan al Nilo normal del hambre y de la destrucción tumultuosa. Una diferencia de un metro y medio significa un hambre fatal y muchas víctimas durante un año. Otro peligro es la inundación demasiado alta. El margen entre la vida abundante y la muerte por hambre era muy estrecho. También las aguas de la inundación destruían las viviendas y otras clases de construcciones, causando graves daños. Para protegerse de la fuerza destructiva del agua debieron construir terraplenes y diques. Construyeron también grandes cisternas para depósito de agua, para irrigación de los campos durante las épocas de sequía.

    Aunque estas inundaciones resultaban una bendición para un país donde no llovía, pues permitía obtener las cosechas del año. El Nilo se convertía en el padre de Egipto desde junio hasta octubre: luego, en noviembre ya había recuperado su cauce normal. Como es lógico, el país no aprovechaba todo este tiempo de bonanza, debido a que en el sur las inundaciones llegaban en junio y desaparecían unos tres meses más tarde, lo que no sucedía en el norte donde se normalizaba el cauce en el mes de noviembre. La inundación se precipita valle abajo camino al mar. Si las aguas no se recogen y retienen, la fertilidad del suelo durará solo algunos meses. La excesiva salinización del suelo fue otro problema más para los egipcios, pero gracias al método, anteriormente nombrado, de canalización y drenaje de las aguas, el suelo que sin ser originariamente fértil producía buenas cosechas. Esto también se dio gracias a los sedimentos aluviales que contribuían a fortalecer un suelo en exceso arenoso. De esta forma parte de la llamada tierra roja seca y estéril del desierto se convirtió en tierra negra, fértil. No obstante, gran parte del terreno cultivable del país se concentraba en el Norte, en la región del Delta, mientras que el oasis del Valle constituía tan sólo un tercio del suelo productivo.

    Este fue el marco en que floreció la antigua civilización egipcia, y esos fueron los incentivos que movieron a los egipcios a luchar por una vida mejor basada en la fértil potencialidad de su suelo. De esta suerte se basó el egipcio primitivo, que de la irrigación se hizo como instrumento fundamental para su supervivencia. Este se encontraba encerrado entre las invasoras arenas del desierto y la enmarañada selva

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