Glosario de epónimos odontoestomatológicos
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Glosario de epónimos odontoestomatológicos - Ricardo A. Rivas Muñoz
INTRODUCCIÓN
Orígenes
El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), en su más reciente edición¹, define epónimo (del gr. έπώνυμος): 1. adj. Se dice del nombre de una persona o de un lugar que designa un pueblo, una época, una enfermedad, una unidad, etc.
Este etcétera
implica que los epónimos no sólo se aplican a enfermedades y síndromes, sino también a signos, síntomas, reacciones fisiológicas, tratamientos, intervenciones quirúrgicas, maniobras diagnósticas, posiciones, instrumental médico, términos anatómicos, reactivos, análisis, microorganismos y anticuerpos, entre otros. Sin embargo, aun con este contenido ampliado, en medicina es todavía más extenso.
De acuerdo con Fortuine², los epónimos médicos frecuentemente recuerdan a profesionales de la medicina o sus especialidades. También evocan a pacientes, personajes históricos, actores literarios, seres mitológicos y lugares. Con el paso del tiempo, la profesión médica ha querido dar el crédito a los autores primigenios y subrayar el humanismo de los sabios que nos precedieron.
Entre los considerandos favorables a los epónimos, se anotan:
• Exactitud, utilidad, simplicidad y brevedad
• Personalización de la medicina
• Humanización de la medicina
• Reconocimiento a los médicos del pasado
• Facilitación de la memorización de conceptos
• Incorporación de conocimientos médico-históricos a elementos del trabajo cotidiano práctico
• Ampliación de conocimientos en el ámbito profesional.
La claridad y lo brevedad son elementos deseables en la comunicación medicocientífica. La claridad se consigue mediante la elección cuidadosa de la nomenclatura médica. Hablando de esa nomenclatura, Grijelmo³ ha escrito: No deja de tener un arte todo eso. Lo que todos llamamos de una manera llana adquiere en el lenguaje médico la solemnidad que dan las palabras científicas. Para que comprendamos su sapiencia y nos muramos más a gusto.
El uso preciso de un acrónimo o un epónimo evita confusión, además de ser un recurso de economía en la comunicación, por tanto, es requisito conocer su significado.
A la medicina en general y a cada una de sus especialidades se les atribuye una despersonalización creciente. Los pacientes son numerados, las enfermedades codificadas, los instrumentos clasificados. Parte de esa despersonalización es la tendencia a la eliminación de epónimos. Los anatomistas realizaron un convenio mundial para remitir los términos morfológicos a sinónimos de localización, no siempre afortunados. Personas tratan a personas mediante diagnósticos, descubiertos por personas, con instrumentos y materiales inventados por personas. El rescate de su nomenclatura y la personalización de los términos favorecen la humanización de nuestra práctica médica en su esencia.
El uso de los epónimos está menos en boga que en la anterior generación. Algunos autores atacan su uso argumentando que la mayor parte de ellos sólo guarda relación histórica con la enfermedad o estructura que se considera y, por tanto, no explican; además, muchos son escritos en idiomas cuya pronunciación complica la comunicación. Aún más, la misma estructura, síndrome o enfermedad, puede ser denominada con epónimos locales y suscitar una especie de orgullo nacionalista. No hay criterio lingüístico que establezca per se que un grupo está equivocado
, pero es posible que un grupo temporalmente dominante imponga sus propios usos como correctos
. Considerados todos esos inconvenientes, progresamos, subidos a hombros de gigantes
y muchas veces los enlaces con el descubridor, inventor, lugar o personaje, favorecen la memorización: el epónimo recuerda al término y viceversa.
La taxonomía linneana, la geografía y la literatura médica son las áreas de conocimiento con mayor número de epónimos.
Selección natural
Las palabras también nacen, maduran, perduran o desaparecen, dice Carbonell⁴ y cita a Darwin, explicando la selección natural en la lucha por la existencia léxica. El tiempo dirá cuáles epónimos habrán muerto o perdurado. Aunque a veces su vida es efímera en el lenguaje médico, los epónimos médicodentales deben quedar registrados para conservar su tesoro.
Construcción
La mayor parte de los epónimos se crean mediante una construcción de genitivo, en castellano con la preposición «de», que implica origen o pertenencia: tendón de Aquiles o síndrome de Down. Otros se generan desde un nombre propio como si fuera una raíz a la que se añaden prefijos, sufijos u otras variantes para obtener derivados. Se crea un sustantivo común a partir de uno propio y viceversa. O bien, el nombre propio se vuelve un sustantivo común: Himen, nombre propio de un hijo de Apolo y dios del matrimonio, no cambia y designa la membrana mucosa que cubre la entrada de la vagina. Morfina, se produce por derivación de Morfeo, dios de los sueños. Una vez formado, el epónimo se comporta como cualquier otra voz de la lengua, que puede dar lugar a diferentes palabras por composición o derivación: morfinismo, seudomorfina, morfínico, morfinización, morfinomanía... Además, los nombres propios o comunes pueden adjetivarse, en el caso del diagnóstico holmesiano –diagnóstico por exclusión–, debe su nombre al célebre Sherlock Holmes; el pensamiento janusiano –aquél que establece oposición entre dos conceptos o ideas que coexisten y operan simultáneamente–, tiene adjetivo derivado de Jano, el dios al que siempre se le representa con dos caras que miran en direcciones opuestas; el ganglio délfico –ganglio que, cuando aparece, muestra un significado ambiguo, incierto, inseguro–, viene del hermético oráculo de Apolo en Delfos.
El uso de un nombre propio como epónimo no impide utilizarlo también para crear otros, de cualquier tipo. Por ejemplo, de Adán, nombre del ser que, según el Génesis bíblico, provenimos, existe la expresión anatómica nuez de Adán o manzana de Adán, pero también, complejo de Adán, deficiencia de Adán, incluso complejo de Adán y Eva o evolución de Adán y Eva. Todos ellos se han fabricado por construcción de genitivo. De Venus, diosa del amor y la feminidad, en la mitología romana, existen epónimos médicos que se han formado tanto por adjetivación –enfermedad venérea–, como por construcción de genitivo –monte de Venus o collar de Venus–. Afrodita, Venus en la mitología griega, originó diversos epónimos, como afrodisíaco, anafrodisia o hermafrodita, y en botánica, las plantas afroditas, que son las que se reproducen de modo asexual. Es posible que un nombre propio originara un epónimo caduco que antes de desaparecer acuñara un segundo epónimo todavía en uso. Así, con Saturno, dios del tiempo entre los romanos –equivalente al Cronos griego–, se bautizó un planeta y, por asociaciones entre planetas y metales, sirvió desde la antigüedad hasta el siglo XVII para denominar al plomo. En el XIX se llamó saturnismo a la intoxicación por sales de plomo, aun cuando saturno y plomo ya no asociaban una misma idea.
Metodología
Por ser ésta una obra de referencia, examinamos primero los diccionarios odontológicos a nuestro alcance, seleccionando los epónimos allí relacionados. Posteriormente, los diccionarios de epónimos de carácter general, en español y en inglés, relacionados con el área odontoestomatológica. A continuación, los diccionarios médicos con criterios de inclusión y exclusión ya resumidos.
Se revisaron exhaustivamente las obras citadas en la bibliografía de las diversas asignaturas y las que indicaron los catedráticos.
Una vez recopilada una base terminológica, consultamos con expertos para su revisión, corrección y ampliación. Se instruyó sobre fondo y forma para conservar, en lo posible, unidad en la obra.
La revisión lingüística corrió a cargo de especialistas del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.
La redacción, selección, organización y disposición del Glosario fue acordada por los autores.
Destinatarios
El primer objetivo fue constituir un libro de consulta y referencia con lenguaje médico especializado para alumnos de licenciatura o de posgrado en universidades de habla hispana; así como para docentes de la carrera de Cirujano Dentista, odontólogos en ejercicio, especialistas, técnicos y asistentes dentales.
La frecuencia con la que se recurren a los epónimos en revistas, folletos, instructivos para laboratorios y papelería, convierten al presente glosario en un elemento de utilidad permanente para consulta y resolución de dudas respecto a terminología oscura que, aun cuando pueda hallarse en los libros especializados, suele no consultarse porque no se dispone ni del tiempo ni de la bibliografía a la mano.
No menos importantes son los traductores especializados. Una de las ventajas de la utilización de epónimos en medicina es su universalidad. Sin embargo, con frecuencia se requiere de un medio de consulta para revisar sinónimos, definiciones y hasta el origen. Por su carácter de inédito, este documento viene a llenar un lugar para el uso frecuente de traductores de cursos y conferencias de cualquier especialidad odontológica.
Unidad
Se escogió el término glosario sobre el de diccionario de acuerdo con las dos primeras acepciones del DRAE: Catálogo de palabras oscuras o desusadas, con definición o explicación de cada una de ellas. ||2. Catálogo de palabras de una misma disciplina, de un mismo campo de estudio, etc., definidas o comentadas.
En el estudio que nos ocupa consideramos que, así como la medicina general ha adoptado el uso masivo de epónimos, internamente cada una de las especialidades ha aportado términos. La odontología no es la excepción. Por el contrario, cada una de sus subespecialidades contiene profusión de epónimos que, no conjuntada antes de este trabajo, provoca confusiones con epónimos de medicina general o se desconocen, por lo que se pierde su valor en la comunicación, mnemotecnia y aprendizaje de este recurso científico.
Se conjuntaron los epónimos relacionados con la odontología en su acepción más amplia; esto es, la odontoestomatología, que incluiría no solamente la cavidad bucal, sino sus relaciones con las entidades vecinas y todas aquellas afecciones y estructuras que, manifestándose en esta zona, establecen una unidad, la estructura física y mental del sujeto como un ser completo, único, irrepetible y libre. Se tomaron en cuenta, incluso, aquellos términos que siendo epónimos, y por ende científicos, son ya parte del lenguaje oral o escrito cotidianos. No fue pretensión reseñar la biografía, localización o descripción de quien dio lugar al epónimo, pues estos son datos para otra investigación.
Novedad
En español, existe sólo un pequeño diccionario de epónimos de tipo general⁵ dirigido al interesado en figuras lingüísticas y con un estilo más de información cultural que de referencia o consulta. No existen diccionarios de epónimos médicos en español, ni de alguna de sus especialidades. En inglés, existen diccionarios de epónimos médicos⁶, pero no dentales. Recientemente, se aprecia una tendencia a la publicación de diccionarios de epónimos en algunas especialidades médicas⁷,⁸,⁹. Inclusive en Internet, donde se puede encontrar casi todo, no ha sido posible tener acceso a un glosario de epónimos similar al que se presenta. Deficiencia sorprendente porque, después de la geografía¹⁰ y la biología¹¹, la medicina es la ciencia con mayor número de epónimos en su lenguaje especializado. Podemos, pues, asegurar con responsabilidad que hemos hecho un libro enteramente nuevo. Hemos perseguido, si no la originalidad, imposible en este tipo de trabajos, sí la independencia y libertad tan propias en el ambiente universitario. Los casi 2800 términos hacen una obra diferente y completa.
Actualidad
Los diccionarios odontológicos más recientes datan de 1982¹²,¹³ y, aunque contienen algunos epónimos, al no estar dirigidos a esta figura lingüística resultan exiguos. Las especialidades odontológicas son numerosas y con tanto dinamismo que difícilmente pueden ser contenidas en un solo volumen, por lo que también están publicándose glosarios de cada una de ellas¹⁴. Se procuró que cada experto seleccionara los epónimos que actualmente utiliza en su especialidad. La investigación será permanente y en otras ediciones se irán anexando epónimos a medida que vayan apareciendo. La cantidad de fuentes bibliográficas es tal que en esta primera aproximación sólo se consultaron libros, no se tomaron en cuenta fuentes hemerográficas ni electrónicas, salvo para completar algún dato de los epónimos encontrados en la bibliografía que se reseña en la obra.
Perdurabilidad
Los epónimos han sido satanizados y elogiados a lo largo de la historia de la medicina. Algunos autores prefieren eliminarlos de sus textos y en otros abundan. La profesión médica da crédito a los autores primigenios y, además, subraya el humanismo en los sabios que nos precedieron. Por tanto, es una obra que, mediante una continua investigación, podrá siempre actualizar su contenido.
Rigor
Se trata de una obra de referencia, de consulta especializada, y no de una biografía de eminencias. Como otros glosarios de su tipo, nuestro interés es facilitar el encuentro rápido de términos, por lo que estos están ordenados alfabéticamente por el nombre con el que son más utilizados. Hemos tratado de definir los conceptos de la manera más sencilla empleando el lenguaje médico, no el vulgar o cotidiano, lo que haría el diccionario difícil en su consulta y legibilidad. Aún más: se incluye un índice de categorías para su relación.
Autoridad
Cada epónimo ha sido revisado por un especialista en el área de conocimiento, y se ha tenido cuidado de registrar la fuente original de cada término. La bibliografía consultada se incluye en su totalidad al final de la obra.
Didáctica
Una obra hecha por profesores necesariamente contiene una inclinación en torno del proceso enseñanza-aprendizaje inmersa en la personalidad de cada uno de los expertos, colaboradores y autores. El objetivo está, en primer lugar, en que la obra sea un instrumento de consulta frecuente de alumnos y profesores de la carrera de Cirujano Dentista. La bibliografía fue elegida, en primer término, tomando en cuenta el plan de estudios vigente o los documentos que son recomendados por los profesores de cada área. Esta visión ha movido a ensanchar los límites estrictos que un glosario de epónimos debiera tener. Se hallan, pues, definidos algunos términos médicos, psicológicos y hasta culturales, pero todos ellos compilados por aparecer en la bibliografía consultada. Se han privilegiado las definiciones originales cambiando simplemente algunas palabras para llevar uniformidad en la obra y facilitar la lectura.
Aunque la investigación se realizó de acuerdo con las áreas de conocimiento específicas, fue organizada en orden alfabético. El trabajo de compilar, redactar y decidir qué términos debían aparecer es responsabilidad de los autores. Desde luego, para ello se requirió de la colaboración de expertos especialistas de cada subdisciplina y el apoyo de alumnos de la FES Iztacala, UNAM, a quienes estamos profundamente agradecidos.
Formato
Siguiendo el Diccionario Básico de Lingüística (Luna Traill et al.¹⁵), los artículos lexicográficos fueron diseñados con el objetivo de ser tan didácticos como fuera posible para su fácil consulta.
En general, cada entrada tendrá la estructura siguiente: +término eponímico; ±(categoría); +definición; ±explicación; ±tipología; ±notas enciclopédicas; ±origen; ±remisiones sinonímicas; ±→remisiones de relación; +área de conocimiento; ±esquemas o imágenes.
[epónimo] en negritas. Aparece con minúscula si se trata de un término transformado en sustantivo común; y con mayúscula si se ha formado mediante su construcción en genitivo con la preposición
[categoría] cuando lo requiera. El término eponímico se verá categorizado, completando su terminología para su adecuada delimitación. En el caso de varias categorías de un mismo epónimo, se ordenarán alfabéticamente y, en este caso, el origen será colocado al final de la entrada.
[definición] Comenzará con un sustantivo y dará cuenta inmediatamente de qué trata el término eponímico, siguiendo con una brevísima descripción que reúna los elementos básicos para la delimitación.
[explicación] si se considera necesaria. Se ampliará la definición para una mejor comprensión del término. En algunos casos se aclara que el epónimo es falso, pero se cita en la literatura como verdadero.
[tipología] En su caso, se anotarán los diferentes tipos o clases que pertenecen al mismo término.
[notas enciclopédicas] Señalamiento de datos, fechas o nombres relacionados que complementan de manera importante la definición.
[origen] si fue posible encontrarlo. Se anotarán, en el caso de las personas, su nombre completo, profesión, nacionalidad y años de nacimiento y muerte. Cuando alguna fecha no se localizó, se marcó con ?
; en los casos en que el personaje que dio origen al epónimo seguía con vida se omitió el signo de interrogación. Cuando se logró localizar el autor original, pero no su fecha de nacimiento o muerte, se anotó la abreviatura fl. para anotar alguna fecha comprobada de ejercicio profesional, facilitando su ubicación cronológica. En algunas entradas, el origen no ha sido comprobado, por lo que existe otra entrada con el mismo epónimo, anotada aparte para enfatizar la falta de certidumbre de su origen. [remisiones sinonímicas] si se han localizado. Se reseñarán sinónimos eponímicos, que tendrán otra entrada en el glosario, y sinónimos no eponímicos sin entrada individual, pero que sirven de información adicional.
[→remisiones de relación] Se remitirá al epónimo más frecuentado o con más citas en los textos consultados, reservándole la definición, explicación, tipología y notas enciclopédicas. Los demás sinónimos eponímicos contendrán sólo el origen y la remisión de relación para su consulta interna.
[área de conocimiento] Subespecialidad odontológica, área de conocimiento o de aplicación donde más frecuentemente es utilizado el término eponímico.
Abreviaturas
Símbolos
¹ Diccionario de la Real Academia Española, 22a edición (2001). Madrid. Disponible en: http://buscon.rae.es/draeI/
² Fortuine, Robert (2000). The words of medicine. Source, meanings and delights. Springfield: Charles C. Thomas, Publisher, p. 236.
³ Grijelmo, Álex (2004). La punta de la lengua. Madrid: Santillana editores. Punto de lectura 254-3. p. 76.
⁴ Carbonell Basset, Delfín (2007). Diccionario soez de uso del español cotidiano. Barcelona: Ediciones del Serbal.
⁵ García Castañón, Santiago. Diccionario de epónimos del español. Trea. Gijón. 2001.
⁶ Delong, Marilyn Fuller. Medical acronyms, eponyms and abbreviations. 3a ed. PMIC. Los Ángeles. 1995; Firkin B.G. Dictionary of medical eponyms. Parthenon Publ. Group. New Jersey. 1987; Marcucci, Lisa. Marcucci’s handbook of medical eponyms. Lippincott Williams & Wilkins. Baltimore. 2002.
⁷ Koehler, Peter J. Neurological eponyms. Oxford University. New York. 2000.
⁸ Rey, Antonio. La psiquiatría y sus nombres. Diccionario de epónimos. Médica Panamericana. Madrid. 2000.
⁹ Ruiz Torner, Amparo. Diccionario esencial de neuroanatomía. Sinónimos y epónimos. Universitat de València. 2001.
¹⁰ Bouillet, M. N. Dictionnaire universel d’histoire et de geographie. Libraire de L Hachette et C. Paris. 1859.
¹¹ Diccionarios Oxford-Complutense: Biología. Complutense. Madrid. 2004.
¹² Durante Avellanal, Ciro. Diccionario odontológico. 4a ed. Mundi. Buenos Aires. 1982.
¹³ Friedenthal, Marcelo. Diccionario odontológico. Panamericana. Buenos Aires. 1981.
¹⁴ Daskalogiannakis, John. Glossary of orthodontic terms. Quintissence. Chicago 2000; The Glossary of prosthodontic terms. J. of Prosthetic Dentistry 81(1)48-110.
¹⁵ Luna Trail, Elizabeth; Vigueras Ávila, Alejandra, y Báez Pinal, Gloria Estela. Diccionario básico de lingüística. Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM. México. 2007.
¹⁶ Martínez de Sousa, José. Diccionario de uso de las mayúsculas y minúsculas. Trea. Gijón. 2007.
A
Aarskog-Scott (síndrome de). Enfermedad con heredabilidad variable en la que el paciente es de pequeña estatura, maxila hipoplásica y escroto afectado. Origen: Dagfinn Aarskog, pediatra noruego (1928- ); Charles I. Jr. Scott, pediatra estadounidense (1934- ). SIN: SÍNDROME DE AARSKOG, S. FACIO-DIGITOGENITAL. Áreas: medicina bucal y odontopediatría.
Abadie (signo de). Espasmo del músculo elevador superior en el exoftalmos tiroideo. Origen: Jean Marie Charles Abadie, oftalmólogo francés (1842-1932). Área: diagnóstico.
Abadie (signo de). Pérdida de la sensación dolorosa normalmente producida al presionar con fuerza el tendón de Aquiles; suele darse en la ataxia locomotriz progresiva o tabes dorsalis. Origen: Joseph Louis Irénée Jean Abadie, neurólogo francés (1873-1934). Área: diagnóstico.
Abbe (alicates de). Pinzas con un mordiente cóncavo en forma de casquete esférico y otro en forma de bola, que encaja en el primero; se utiliza para reducir el diámetro gingival de las coronas y formar el punto de contacto. Áreas: prótesis y odontopediatría.
Abbe (condensador de). Componente utilizado en microscopía para intensificar la iluminación. Origen: Ernst Abbe, físico, matemático y profesor alemán (1840-1905). Áreas: histología y microbiología.
Abbe-Estlander (operación y colgajo de). Procedimiento quirúrgico que utiliza un colgajo de espesor total, incluyendo piel y mucosa labial, usado para reconstruir los defectos medianos del labio opuesto, en el labio hendido. Origen: Robert Abbe, cirujano estadounidense (1851-1928); Jacob A. Estlander, cirujano finlandés (1831-1881). SIN: COLGAJO CRUZADO DE LABIO. Área: cirugía maxilofacial.
Abbott (pasta de). Medicamento compuesto por trióxido de arsénico, creosota y morfina, empleada para producir muerte pulpar. Origen: William Abbott, médico inglés (1831-?). Área: endodoncia.
Abbott (tinción de). Solución de azul de metileno alcalino de Löffler, ácido nítrico y eosina, para pigmentar esporas. Origen: Alexander Abbott, bacteriólogo estadounidense (1860-1935).Áreas: histología y microbiología.
Abegg (regla de). Ordenamiento que propone que la diferencia entre la máxima valencia positiva y la máxima valencia negativa de un elemento tiende a ser ocho. Origen: Richard Abegg, químico danés (1869-1910). Área: fisicoquímica.
Abercrombie (degeneración, enfermedad o síndrome de). Trastorno metabólico consistente en el depósito intersticial amiloideo en distintos órganos y tejidos. Se distinguen dos formas: primaria (afecta lengua, glándula tiroides, tracto intestinal, hígado y bazo) y secundaria (daña riñones, hígado y bazo, y con menor frecuencia glándulas suprarrenales, ganglios linfáticos y sistema vascular). Origen: John Abercrombie, médico escocés (1780-1844). SIN: AMILOIDOSIS, DEGENERACIÓN AMILOIDE. Área: medicina bucal.
Abney (efecto de). Fenómeno por el cual, al iluminarse una superficie, la luz parece surgir primero en el centro y extenderse hacia la periferia; por el contrario, al apagarse la luz, desaparece primero de los extremos y finalmente del centro. Origen: Sir William de Wiveleslie Abney, químico en fotografía (1843-1920). Áreas: radiología e imagenología.
Abracadabra. Conjuro utilizado seriamente para curar fiebres e inflamación, mencionado desde el siglo II a. C. en un poema de Serenus Sammonicus, médico del emperador romano Caracalla. Origen: ídolo sirio.Área: historia.
Abrams (cánula de). Aguja para biopsia percutánea. Origen: Albert Abrams, internista estadounidense (1863-1924). Área: cirugía.
Abrikossoff (miocitos de). Células localizadas frecuentemente en el tumor de Abrikossoff. Área: histología ||2. (tumor de, mioblastoma de) Tumor benigno. Se le atribuye una procedencia muscular por lo que se denomina mioblastoma de tipo malformativo o de lesión seudotumoral como consecuencia de un traumatismo. Origen: Alexei Ivanovich Abrikossoff, patólogo ruso (1875-1955). Área: medicina bucal.
Abt-Letterer-Siwe (enfermedad de). Origen: Arthur Frederick Abt, médico estadounidense (1898-?); Erich Letterer, patólogo alemán (1895-1982); Sture August Siwe, pediatra sueco (1897-1966). → síndrome de Letterer-Siwe.
academia, académico. Sociedad científica, literaria o artística establecida cerca de Atenas. Ahí fue donde enseñaron Platón y otros filósofos. Origen: Akademos o Hekademos, personaje mitológico de Atenas. Áreas: historia y educación dental.
Acer-Bergalis (caso de). Suceso referente a una mujer estadounidense cuya muerte por sida fue determinada como criminal y causada por el Dr. David Acer, odontólogo homosexual. Fue el primer caso documentado de un odontólogo infectado con VIH transmitido a una paciente. Origen: David J. Acer, odontólogo estadounidense (1949-1990); Kimberly Bergalis (1968-1991), paciente femenina infectada con sida por su odontólogo. SIN: CASO ACER. Áreas: ética, patología bucal y odontología preventiva.
Achard (síndrome de). Desorden hereditario del tejido conectivo caracterizado por braquicefalia, aracnodactilia amplias disostosis, y laxitud de las articulaciones de manos y pies, con disostosis mandibulofacial. Aunque parecido al síndrome de Marfan, el síndrome de Achard difiere en que no muestra anormalidades de los ojos y del corazón, y en que las proporciones del sujeto no están alteradas. Origen: Emile Charles Achard, internista francés (1860-1944). Área: medicina bucal.
Achúcarro (tinción de). Impregnación del tejido conjuntivo con un preparado de tanino y plata. Origen: Nicolás Achúcarro y Lund, histólogo español (1851-1918). Área: histología.
Ackerman (articulado helicoidal de). Engranamiento máximo de cúspides palatinas superiores con surcos intercuspídeos antagonistas. Origen: Francois Ackerman, odontólogo suizo (fl. 1956). Áreas: prótesis dental y oclusión.
Ackerman (síndrome de). Desorden hereditario caracterizado por raíces de las molares fusionadas con un canal único, hipotricosis, labio superior sin arco de Cupido, ensanchamiento del filtro y, ocasionalmente, glaucoma juvenil. Otras características pueden ser entropión del párpado, sindactilia, hiperpigmentación de la piel en las zonas interfalángicas y clinodactilia de los cinco dedos. Origen: James Laurel Ackerman, ortodoncista estadounidense. SIN: TAURODONTISMO. Área: patología bucal.
Ackerman-Proffit (análisis ortogonal de). Taxonomía de maloclusión basado en la teoría fija o álgebra Boolean, organizada usando combinaciones y permutaciones de maloclusiones dentro de tres planos espaciales. Origen: James Laurel Ackerman, ortodoncista estadounidense. W. R. Proffit, ortodoncista estadounidense. Áreas: ortodoncia y oclusión.
Ackermann (ángulo de). Inclinación de la base del cráneo definida por un método especial, útil en el diagnóstico de la cifosis e hidrocefalia. Origen: Conrad Theodor Ackermann, médico alemán (1825-1896). Áreas: medicina bucal y ortodoncia.
Ackermann (barra de). Barra de retención para las prótesis dentales totales. Es una pieza de metal que sirve para conectar dos o más partes de una prótesis dental. Área: prótesis dental.
Ackers (gancho de). Retenedor que abraza a todo el diente y se cuela conjuntamente con el resto del aparato. Área: prótesis dental.
Adair-Dighton (síndrome de). Origen: Charles Adair-Dighton, otorrinolaringólogo inglés (1885-?). → síndrome de Ekman-Lobstein.
Adamandiades-Behçet (síndrome de). Origen: Benedikt Adamandiades, oftalmólogo griego (1875-1962); Hulusi Behçet, dermatólogo turco (1889-1948). → síndrome de Behçet.
Adams (alambres de). Sistema de suspensión para asegurar fragmentos óseos de cara en osteotomías o traumatismos. Área: cirugía maxilofacial.
Adams (alicates de). Pinzas con un mordiente piramidal y otro cónico. Se emplea para doblar alambres. Área: ortodoncia.
Adams (gancho de). Retenedor para placas activas utilizadas en ortopedia funcional. Origen: C. P. Adams, ortodoncista británico contemporáneo. Área: ortopedia.
Adams (prueba de). Proceso que se utiliza para medir el contenido de grasa en la leche. Áreas: terapéutica y nutrición.
Adams (sierra de). Instrumento quirúrgico con mango largo y hoja corta usado en osteotomías. Origen: Sir William Adams, cirujano inglés (1760-1829). Área: cirugía maxilofacial.
Adams (técnica de). Obturación de conductos radiculares con sulfanilamida o penicilina haciendo llegar las soluciones a la región periapical. Área: endodoncia.
Adams-Stokes (síndrome, síncope o ataque de). Crisis neurológicas paroxísticas que se manifiestan por convulsiones y ataques sincopales debidos a una insuficiencia circulatoria aguda por disminución del ritmo cardiaco, taquicardia ventricular o paro cardiaco. Otros síntomas incluyen pupilas fijas, incontinencia, signo de Babinski bilateral al reasumirse los latidos cardiacos y sofocos. Origen: Robert Adams, cirujano irlandés (1791-1875); William Stokes, médico irlandés (1804-1878). SIN: SÍNDROME DE MORGAGNI; S. DE MORGAGNI-ADAMS-STOKES; S. DE SPENS; S. DE STOKES; S. DE STOKES-ADAMS; S. DE GERBEZIUS-MORGAGNI-ADAMS-STOKES; S. DE GERBEC-MORGAGNI-ADAMS-STOKES. Área: medicina bucal.
Adams-Victor-Mancall (síndrome de). Enfermedad caracterizada por una debilidad progresiva de la cara y la lengua, y dificultades del habla y la deglución; ocasionalmente se observan fenómenos seudobulbares y signo de Babinski positivo. Se asocia con alcoholismo y algunas carencias nutricionales. Origen: Raymond Delacy Adams, médico estadounidense (1911-?); Elliot Mancall, profesor de neurología en Hahnemann Medical School en Filadelfia; M. Victor. Áreas: medicina bucal y nutrición.
Adán (nuez, bocado o manzana de). Prominencia en la parte anterior del cuello, formada por el cartílago tiroides. Origen: Adán es el primer hombre creado por Dios sobre la Tierra, según la Biblia judeocristiana. Área: anatomía.
Addis (recuento de). Estimación del número de glóbulos rojos, leucocitos, células epiteliales, proteínas y cilindros, para el diagnóstico de enfermedades renales. Origen: Thomas Addis, nefrólogo inglés-estadounidense (1881-1949). Áreas: medicina bucal y diagnóstico.
Addis-Shevky (prueba de). Proceso que mide la capacidad del riñón para producir una orina muy densa después de una dieta de 24 horas pobre en líquidos. Origen: Thomas Addis nefrólogo inglés-estadounidense (1881-1949); Marion C. Shevky médica estadounidense. Áreas: diagnóstico y nutrición.
Addison (enfermedad de). Deficiencia hormonal debida al daño de la capa externa o corteza de las glándulas suprarrenales; cursa con sintomatología en mucosas y piel, y termina con la muerte; puede presentar periodontitis con pérdida de hueso alveolar. Origen: Thomas Addison, médico inglés (1795-1860). SIN: MELANODERMA DE ADDISON, CRISIS ADDISONIANA, CIE-OE: E27.1. Áreas: medicina bucal y periodoncia. ||2. (síndrome queloide de) → enfermedad de Alibert 1.
Addison-Biermer (anemia de). Reducción en eritrocitos causada por deficiencia en vitamina B12, usualmente debida a la falta de un factor intrínseco en la secreción gástrica. Suele relacionarse con lengua lisa dolorosa y cambios del color gingival. Origen: Thomas Addison, médico inglés (1795-1860); Michael Anton Biemer, médico alemán (1827-1892). SIN: ANEMIA DE ADDISON, A. DE BIERMER-EHRLICH (PAUL), A. DE HUNTER (JOHN)-ADDISON, A. ESENCIAL DE LEBERT (HERMANN), A. PERNICIOSA, FACTOR I INTRÍNSECO, MORBUS BIERMER, A. MEGALOBLÁSTICA. Áreas: medicina bucal y periodoncia.
adefesio. Individuo de aspecto ridículo o extravagante. Origen: Epístola de San Pablo a los efesios (ad Ephesios). Áreas: historia y diagnóstico.
Aden (fiebre de). Hipertermia del dengue causada por varios virus relacionados (cuatro arbovirus diferentes) y es trasmitida por la picadura de mosquitos, entre los cuales el más común es el Aedes aegypti que se encuentra en las regiones tropicales y subtropicales. SIN: FIEBRE DE ÓNYON-NYONG, F. DEL DENGUE, F. QUEBRANTAHUESOS. Área: medicina bucal.
Aderer (alicates de). Pinzas que poseen un mordiente doble y otro simple para contornear alambres. Área: ortodoncia.
Adler (teoría de). Hipótesis que establece que la causa de la neurosis es compensación psicológica de un complejo de inferioridad social o físico. Origen: Alfred Adler, psicólogo austríaco (1870-1937). SIN: TEORÍA ADLERIANA. Área: psicología.
Adonis. Nombre con que a veces se designa a un hombre joven de gran atractivo físico. Origen: Adonis, dios mitológico griego eternamente joven que simbolizaba la muerte y renovación. Área: historia.
Adrian (mezcla de). Solución de cloruro de sodio, cloruro de hierro y agua; se usa como hemostático cuando se aplica