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"1969"
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Libro electrónico651 páginas10 horas

"1969"

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Tras once años de silencio, Eduard Márquez publica “1969”, una novela que, combinando una gran variedad de voces, documentos, lugares, géneros y registros, conseguirá cambiar la visión de nuestra historia más reciente. Un impresionante fresco narrativo sobre el principio del final de la dictadura en Barcelona.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 nov 2022
ISBN9788419311368
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    "1969" - Eduard Márquez

    portada_1969_ebook.jpg

    Primera edición

    Noviembre de 2022

    Publicado en Barcelona por Editorial Navona SLU

    Navona Editorial es una marca registrada de Editorial Navona SLU

    Aribau 153, 08036 Barcelona

    navonaed.com

    La elaboración de esta novela ha recibido el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona (Beca Montserrat Roig 2017) y de la Institución de las Letras Catalanas (Beca para la creación literaria 2021).

    Dirección editorial Ernest Folch

    Edición Estefanía Martín

    Diseño gráfico Alex Velasco y Gerard Joan

    Maquetación y corrección Moelmo

    Papel tripa Oria Ivory

    Tipografías Heldane y Studio Feixen Sans

    Imagen de la cubierta Sergi Diez

    Distribución en España UDL Libros

    eISBN 978-84-19311-36-8

    Título original 1969

    © Eduard Márquez, 2022

    Todos los derechos reservados

    © de la presente edición: Editorial Navona SLU, 2022

    Navona apoya el copyright y la propiedad intelectual. El copyright estimula

    la creatividad, produce nuevas voces y crea una cultura dinámica. Gracias

    por confiar en Navona, comprar una edición legal y autorizada y respetar

    las leyes del copyright, evitando reproducir, escanear o distribuir parcial

    o totalmente cualquier parte de este libro sin el permiso de los titulares.

    Con la compra de este libro, ayuda a los autores y a Navona a seguir publicando.

    A la memoria de Enrique de Hériz

    Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos; era la edad de la sabiduría, era la edad de la estupidez; era la época de la fe, era la época de la incredulidad; era la estación de la Luz, era la estación de las Tinieblas; era la primavera de la esperanza, era el invierno de la desesperación; lo teníamos todo, no teníamos nada; íbamos todos directos al Cielo, íbamos todos en la dirección contraria.

    CHARLES DICKENS

    El pasado no está muerto. No muere nunca. Se aleja, simplemente: en todo momento. Por tanto, se puede recuperar el pasado. Sin embargo, si se desea recuperarlo de verdad, hay que recorrer algo así como un pasillo cada instante más largo. Allá, al final del remoto y soleado punto de convergencia de las negras paredes del pasillo, está la vida, vívida y palpitante como en un tiempo, cuando por primera vez se produjo. ¿Eterna, entonces? Eterna y, sin embargo, cada vez más lejana, más fugitiva, más reacia a dejarse poseer de nuevo.

    GIORGIO BASSANI

    Para llenar un Vacío

    Introduce la Cosa que lo causó.

    EMILY DICKINSON

    Anoche decía la Radio Nacional que el discurso de Franco es un modelo de equilibrio, pero más bien es un intento de equilibrismo y mistificación. Prefirió hablar del mundo y de sus problemas, ofreciendo incluso soluciones displicentes. En España, para él, todo marcha bien, aparte de grupitos de fanáticos. El inmovilismo que le achacan a su Régimen es una pura invención demagógica de sus enemigos y las estructuras serán modificadas a medida que sea necesario. La realidad es que sigue el inmovilismo, que se va conjugando la libertad con la autoridad, con el desarrollo, etc., pero más bien es el ejercicio de la tiranía. La disciplina y el orden que pide Franco no son viables. En España no hay actuación posible para los que piden una apertura desde dentro. El problema es de demolición del Régimen para llegar a instituciones verdaderamente democráticas. Por eso luchan muchos españoles, que ya están en la oposición y a los que les deseamos desde aquí un feliz año nuevo...

    No estábamos muy formados políticamente, ni nos sabíamos Lenin de pies a cabeza, pero daba igual. Teníamos una abnegación brutal. No era solo una exaltación de juventud, ¿sabes?, sino un impulso de lucha contra una concepción del mundo que no nos gustaba y que no aceptábamos. Entonces había que hacer algo. Estaba clarísimo. ¿Yo por qué luchaba? No luchaba por una cuestión personal. No vivía una situación de explotación. Y, en mi casa, no teníamos problemas para comer. Es decir, yo no luchaba por una cuestión personal, sino que luchaba, precisamente, por la gente que lo pasaba mal porque estaba explotada. No era personal. Era por un mundo que me parecía profundamente injusto. Entonces, cuando vives con la gente que está sufriendo, te dices que tienes que empaparte de eso. Porque, si estoy luchando contra el mundo en que vive esta gente, que no me gusta, también estoy luchando por mí. Es decir, si éramos capaces de hacer la revolución, todos tendríamos un mundo mejor. Todos tendríamos un mundo en el que no nos haríamos daño los unos a los otros, en el que las injusticias no nos golpearían. Situaciones de explotación, de desigualdad, de miseria que, además, no eran patrimonio del país, sino mundiales. Era así. Y hacíamos cada locura, que a lo mejor puede parecer una temeridad, pero se hacía y ya está. Te decían ve al paseo de San Juan con no sé qué calle y encontrarás un coche con esta matrícula y aquí tienes las llaves. Y allí te encontrabas un coche que no habías conducido en la vida, cargado con no sabías qué, y que tenías que llevar a no sé qué otro sitio. Una vez me dieron la matrícula, y era una furgoneta de aquellas que se ponían en marcha pulsando un botón. Pero yo esto entonces no lo sabía. Pues imagínate. Yo buscando la manera de ponerla en marcha. Hasta que paré a un señor que pasaba por la calle y le dije: «Mire, yo no he robado esta furgoneta. Es de mi hermano, que me ha dicho que la cogiera, pero no sé cómo se pone en marcha. ¿Usted sabe cómo va?». Tampoco lo sabía. Hasta que el segundo o el tercero me ayudó. Te encontrabas en cada situación... Pero lo hacíamos, ¿eh? Se tenía que hacer y ya está. Y se tenía que hacer a conciencia, poniendo todos los sentidos. Porque te jugabas mucho. Costaba encontrar la manera de hacerlo todo, pero te lo montabas como podías. Las reuniones de la célula, el trabajo, la universidad, las acciones... Incluso tenía novio yo entonces, y la relación era muy intensa. Mucho. No había romanticismos, pero había una..., una..., no sé..., una conexión muy especial. Creo que las hormonas que se alteran con la lucha a veces son, incluso, más potentes que las sexuales, ¿eh? Es decir, crean un vínculo muy profundo. Y, si es tu compañero de vida, aún más. Pero también ocurría con la gente con la que militabas. La camaradería era algo realmente potente. A veces, si había enfrentamientos, porque no todo era coser y cantar, también podía ser pesada, claro que sí, pero el compromiso de no bajar la cabeza y la adrenalina de la lucha lo compensaban todo.

    JEFATURA SUPERIOR DE POLICÍA

    BARCELONA

    BOLETÍN INFORMATIVO

    Ambiente:

    De tranquilidad y acostumbrada despreocupación política.

    Sectorialmente se ha destacado el laboral por el 5,9% de aumento salarial máximo autorizado en la renovación de Convenios, motivo de inquietud social.

    Pronósticos:

    Probable continuidad en la campaña propagandística de «Comisiones Obreras» incitando a la protesta laboral, con posibilidades de intensificación. Acentuación del malestar obrero en determinadas empresas.

    Universidad: masiva difusión de propaganda subversiva e incremento de la acción agitadora por parte de minorías, para dar continuidad a la alteración del orden docente del trimestre anterior y tendencia a empeorarlo.

    FRENTE AL DIVISIONISMO Y A LA INTEGRACIÓN IMPONGAMOS NUESTRA LUCHA ANTICAPITALISTA

    EXPULSEMOS AL RECTOR, VICERRECTOR, DECANOS... COMO INSTRUMENTOS DEL CAPITAL MONOPOLISTA

    HOY, A LAS 12 h., ASAMBLEA DE DISTRITO EN EL PARANINFO DE LA CENTRAL

    C.E.S. (Comisiones de Estudiantes Socialistas) de Barcelona

    JEFATURA SUPERIOR DE POLICÍA DE BARCELONA

    NOTA INFORMATIVA

    Asunto: ACTIVIDADES ESTUDIANTILES

    FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

    Sobre las 10,30 horas fueron fijados en el patio unos carteles colgados desde el patio del primer piso, de un tamaño aproximado de 2 metros de longitud por 1 de anchura y en los que constaban las siguientes frases: «ACCIÓN EN ECONÓMICAS A LAS 11,30», «LA UNIVERSIDAD PARA EL PUEBLO», «ASAMBLEA EN EL PARANINFO A LAS 12».

    En el patio bajo habían sido colocados otros tres carteles atacando al nuevo Rector, Dr. Albadalejo, en términos insultantes, y se razona la no aceptación del expresado Rector porque «está impuesto por el capitalismo para hacer el juego de siempre». En otro de los carteles se indica que la única solución es la de aliarse con las Comisiones Obreras para luchar contra las estructuras capitalistas.

    A las 12,15 dio comienzo la Asamblea, que tuvo efecto en el Paraninfo y a la que asistieron unos 500 estudiantes aproximadamente, teniendo este acto un carácter tumultuario y donde las intervenciones de diversos universitarios se sucedieron sin orden alguno. Por supuesto no ha existido presidencia alguna.

    Han intervenido con sus parlamentos seis estudiantes, y uno de ellos, que se identificó como estudiante de Medicina, manifestó que su Facultad había difundido un dosier en el cual se incluían las necesidades de la Universidad española, redactado este documento en alemán, francés, portugués e italiano, al objeto de difundirlo por el extranjero, y que ya se había recibido apoyo de distintas Universidades, entre ellas la de Frankfurt, en la cual se habían manifestado los estudiantes en apoyo de sus compañeros españoles.

    El resto de los oradores no han podido ser identificados, suponiéndose son ajenos a la Facultad, y el que habló en tercer lugar dijo ser estudiante de Derecho y que pretendía dar una semblanza del nuevo Rector, Sr. Albadalejo, al cual señaló como hombre «que promete mucho y no da nada», poniendo como prueba de ello que él mismo el año pasado consiguió dividir la Facultad de Derecho de tal forma que extirpó de raíz el movimiento universitario de renovación en dicha Facultad. Por lo tanto, propuso que lo mejor que podía hacerse con él era expulsarlo de la Universidad.

    Otro estudiante hizo referencia a la situación social española indicando que el obrero, que es el que trabaja, se veía apartado de la sociedad y se le daba un sueldo mísero de 116 pesetas, mientras que los Catedráticos, la mayoría de los cuales no cumplían con su deber, cobraban más de 40.000. Es necesario, dijo, aliarse con el mundo del trabajo para cambiar desde sus raíces la actual sociedad.

    Al final del acto, se acordó dirigirse en manifestación al Rectorado, y un grupo intentó subirse encima de la mesa con el objeto de tirar por el suelo un busto del Caudillo allí existente. Ello fue evitado por un estudiante no identificado al que los elementos subversivos le pegaron; uno de ellos le propinó un puñetazo en la nariz que le produjo una gran hemorragia. El pequeño grupo de elementos levantiscos decidieron al final, según dijeron, armarse de objetos contundentes para hacer frente a la Policía y con tal motivo rompieron la totalidad de las sillas y otros muebles existentes en el Paraninfo.

    Sobre las 13 horas un nutrido grupo de estudiantes penetró en tromba en el despacho del Dr. Albadalejo, rompiendo puertas y ventanas, y agarraron los más excitados al Rector con la intención, al parecer, de tirarlo por la ventana a la calle, pero uno de estos elementos se impuso a los demás y les obligó a que lo dejaran, al propio tiempo que decía «MÁRTIRES NO».

    A continuación arrojaron por los ventanales que dan a la plaza Universidad, encima mismo de la puerta de Ciencias, un busto de bronce con la efigie del Caudillo que estaba colocado encima de un mueble del Rectorado, el cual quedó destruido, y también fue lanzada a la vía pública una Bandera Nacional que encontraron en el Rectorado. Tanto el busto como la bandera fueron recogidos por bedeles y entregados a la Superioridad.

    En el ventanal desde donde fueron arrojados el busto del Caudillo y la bandera, fue colocada una bandera roja y, sobre ella, el siguiente cartel: «OBREROS Y ESTUDIANTES CONTRA LA EXPLOTACIÓN CAPITALISTA», bandera-pancarta que fue retirada por funcionarios del Cuerpo General de Policía.

    Sobre las 14 horas, y a requerimiento del Sr. Rector, penetró en la Universidad la Fuerza Pública, la cual no tuvo necesidad de intervenir, pues a su sola presencia abandonaron el recinto los revoltosos, disolviéndose seguidamente sin más incidentes.

    Someramente se ha de decir que fueron destrozadas dos lámparas y la casi totalidad de muebles y enseres del despacho del Rector y siendo violentadas las puertas.

    En diversas escaleras y patios del edificio de la Universidad Literaria, fueron pintados numerosos letreros subversivos y colocadas dos banderas rojas con la hoz y el martillo, de un metro cuadrado aproximadamente, una de ellas en el bar y otra en el patio.

    Al principio del curso 68-69, con el trasfondo de lo que había pasado en Francia, que nos dejó muy alucinados, y con el movimiento estudiantil relativamente fuerte, pero con el sindicato democrático en una cierta crisis, porque, entre los expedientes y las detenciones, ya no se sabía si existía o no existía, veníamos con ganas de hacer cosas. Había bastante gente con ganas de hacer cosas. Coincidió también con la celebración de varias oposiciones a cátedras, y ganaban siempre los catedráticos más fieles al régimen, de una forma clara y manifiesta, ¿eh? No ganaban por méritos académicos, sino por méritos políticos, vaya. Entonces, cuando alguno de estos profesores tomaba posesión de su cátedra y entraba en el aula, pues empezamos a recibirles con abucheos, con gritos y, a dos o tres, los pintamos. Les tirábamos bolsitas de plástico fino llenas de pintura, y cuando les caían encima les dejaban el traje y la corbata hechos una mierda. Esto les provocaba una indignación muy fuerte y se iban, y al menos aquel día no daban clase. Bueno, esto fue creciendo. La policía entraba en las facultades. Los decanos cerraban las facultades. Y se fueron cerrando casi todas las facultades del distrito. Y, finalmente, se suspendieron las clases en todo el distrito. Después de Navidad, abrieron la universidad con un cambio importante en el rectorado. El rector anterior era García Valdecasas, que era un hombre del régimen, muy duro, muy convencido de que esto de la democracia no tenía razón de ser en la universidad de ninguna manera. Pues lo quitaron y pusieron a un hombre más dialogante, Albadalejo, y a un vicerrector, Estapé, que te­nía fama de demócrata. Con esta maniobra, era evidente que el régimen quería intentar establecer una situación diferente en la universidad, donde no hubiera un enfrentamiento constante entre los estudiantes demócratas y las autoridades fascistas, sino que, sin perder el control, se estableciera un cierto diálogo, ¿no? La gente del PSUC y de los grupos próximos consideraron que esto era una oportunidad para consolidar una situación democrática en la universidad y que era bueno establecer este diálogo y profundizar lo máximo posible las normas democráticas en el seno de la universidad. Nosotros, quiero decir la gente más a la izquierda del PSUC, el PCE(i), los CHE-CHOS, los trotskistas, consideramos que aquello era una maniobra del régimen, que con el régimen no había nada que negociar, y que lo que hacía falta era demostrar que aquello no era posible y que había que expulsar a estas autoridades de la universidad. Entonces convocamos una asamblea en el Paraninfo con la intención, después, de asaltar el rectorado y expulsar al rector de la universidad. En cambio, los del PSUC convocaron una conferencia de Solé Tura en Económicas para restar asistencia a la asamblea del Paraninfo. Pero el Paraninfo se llenó. Hicimos un par o tres de intervenciones desde una presidencia que habíamos autoproclamado. Éramos tres, si mal no recuerdo, que nos pusimos allí y hablamos un rato. Hubo diferentes respuestas desde el público. Unos de Medicina diciendo que lo que se tenía que hacer era abrir la universidad al pueblo y ocupar Medicina e invitar a todos los demócratas del mundo para que pasaran por allí y tal y cual. Les dijimos que, bueno, que como idea genial estaba bien, pero que en la práctica esto no funcionaba, que aquí a lo que hemos venido es a asaltar el rectorado y que a lo que íbamos era a expulsar al rector de la universidad. Que era lo que teníamos que hacer y romper ese diálogo absurdo que pretendían imponernos. Con lo que salimos del Paraninfo, llegamos a las puertas del vestíbulo del rectorado y las abrimos a la fuerza, a base de empujarlas. Allí hubo algún estudiante que intentó decir: «Violencia, no. Violencia, no». Después, le juzgaron y le condenaron igual que al resto por intervenir en las acciones. O sea, eso del pacifismo allá no acababan de creérselo. A pesar de que sé que también hubo otras personas que intentaron frenar el acto para que no fuera violento. Bueno, total, entramos y llegamos a la puerta del despacho del rector. Allí el rector, rodeado de algunos profesores, nos dijo: «Entrad, entrad, que hablaremos». Entramos con pocas ganas de hablar, porque aquello no iba de diálogo. Y la gente gritaba: «¡Expulsión! ¡Expulsión!». Entonces, bueno, lo que hicimos fue invitarles a que se marchasen. Al rector quizá le dimos algún empujón. Yo no soy demasiado consciente de esto, a pesar de que hay gente que dice que lo hice. Bueno, no lo aseguraría, porque todo era muy confuso. Y todos estábamos muy nerviosos. Como no habíamos pensado llegar tan lejos, recuerdo el desconcierto de no saber qué hacer. Algunos revolvieron cajones y armarios. Entonces alguien vio el busto de Franco, y, en una decisión espontánea, nos lo empezamos a pasar para tirarlo por la ventana. Hicimos una cadena. Lo recuerdo perfectamente, porque me lo pasó la que por entonces era mi novia. Y yo lo pasé a la persona que tenía a mi lado. Hay quien dice que se sacó la bandera de la fachada y que también se tiró a la calle, pero sobre la puerta del Patio de Ciencias, que es donde daba el despacho del rector, no había ningún mástil. Sin embargo, no es imposible que alguien encontrara una bandera española por allí y que también la tirara por la ventana. Esto ya no lo sé. También se dijo que se colgó una cortina roja en la ventana. No lo sé. Hay también fotos con pancartas, pero yo no creo que hubiera pancartas, porque no estaba la cosa como para ir colgando pancartas. Supongo que fue un montaje de la policía para hacer las fotos que salieron en los periódicos y para cargarnos el muerto. Lo que sí sé es que tiramos el busto de Franco por la ventana. Y que eso era muy serio y que tendría consecuencias. Por eso nos largamos muy rápido de la universidad. Sorprendidos por lo que habíamos hecho. Y ya no volví a mi casa. Creo que muchos de nosotros ya no fuimos a casa, porque éramos conscientes de que aquello iba a tener repercusiones. Como, efectivamente, acabó pasando.

    DIRECCIÓN GENERAL DE SEGURIDAD

    SERVICIO DE INFORMACIÓN

    BARCELONA

    Asunto: COMENTARIOS Y REACCIONES SOBRE LOS SUCESOS ACAECIDOS EN LA UNIVERSIDAD

    Los sucesos universitarios del día de ayer, con la irrupción violenta en el Rectorado de un grupo de activistas, que vandálicamente destrozaron parte del mobiliario, agraviaron la Bandera Nacional y la efigie del Jefe del Estado e intentaron agredir al Rector, han constituido el tema de los comentarios ciudadanos en el día de hoy. La minoría de los catedráticos afectos al Régimen, a la par que condolidos, se alegran en su fuero interno de los hechos acaecidos a unos profesores y compañeros que tanto invocaban el diálogo y la apertura y que tanto, asimismo, esperaban de esta nueva actitud.

    Entre los catedráticos no identificados con el Régimen, entre los que se encuentran el actual Rector y la mayoría de los Decanos, los comentarios, a la vez que de verdadera tristeza, son de confusionismo e indecisión.

    Se ha producido una intensa reacción en los medios afectos al Régimen, en los que se oye constantemente decir que se han de tomar posturas a rajatabla, pues no se puede consentir que se haya ultrajado a la Bandera y a una efigie del Caudillo. Se ha reunido la Asociación de Alumnos, enviando un telegrama al Vicepresidente del Gobierno, en el que, a la vez de reiterar la adhesión al Jefe del Estado, se condenan los hechos de la Universidad.

    Entre la masa de estudiantes, al margen de los revoltosos, consideran improcedente el cierre de la Universidad por los sucesos ocurridos el día 17, comentándose que lo que la autoridad académica tiene que hacer es garantizar su deseo de asistencia a las clases y no permitir la indisciplina a una minoría halagada por los mismos profesores con su actitud conciliatoria.

    EXCELENTÍSIMO SEÑOR:

    No es posible mantenerse impasible ante la gravedad de los hechos acaecidos ayer en la Universidad de esta Capital, provocados por elementos subversivos asalariados que cumplen consignas políticas partidistas del exterior contrarias al Movimiento Nacional por el que hemos luchado y lloramos deudos caídos en la cruzada por una España mejor, íntegra, de paz y de prosperidad que ahora, gracias a la inteligente dirección de nuestro Caudillo, disfrutamos.

    Se impone tomar medidas enérgicas ejemplares que corten estos bochornosos y antipatrióticos sucesos radicalmente, o, de otro modo, llegaremos en breve plazo al mismo estado de tensión que originó el glorioso Alzamiento.

    Un patriota excombatiente.

    Los jóvenes son fácilmente excitables, y esto se explota. Y se explotó, primero, politizando la Universidad y, más tarde, por minorías estudiantiles atizadas desde fuera con fines exclusivamente subversivos, porque una de las armas del Comunismo, sea soviético o chino, es la subversión, con el objetivo de debilitar a los países a quienes pretende dominar. Los conflictos estudiantiles fueron pasando por escaladas sucesivas. Las faltas de respeto al profesorado digno fueron creciendo; el desorden pasó a las inmediaciones de los centros docentes; comenzaron los enfrentamientos con la Fuerza Pública; empezaron las pedradas, el derribo de vehículos, las huelgas, las reuniones no autorizadas, etc. La Fuerza Pública, obedeciendo las órdenes de sus mandos, se ha hecho digna del reconocimiento de todos, porque, ante las pedradas y los soeces insultos, impropios de quienes pretenden ser intelectuales, ha reaccionado siempre con prudencia y moderación para no producir daños irreparables. Pero en esta escalada se alcanzó un límite ya intolerable, no solo para la dignidad de la Universidad, sino para cualquier español bien nacido, y ello se produjo cuando se llegó a la colocación en los centros docentes de pancartas injuriosas para la Patria y el Jefe del Estado, a la exhibición de la hoz y el martillo, a ultrajes al Crucifijo y a la Bandera Nacional, a maltratos de obra y a bochornosos juicios de profesores, al intento de arrojar por la ventana a un Rector y a actos vandálicos de incendios de centros y destrucción de muebles y enseres de enseñanza. La subversión estaba ya clara y a la vista de todos, y el Gobierno, consciente de su deber, ha decidido acabar con ella y lo conseguirá. De esto pueden estar todos bien seguros.

    JEFATURA DEL ESTADO

    DECRETO-LEY 1/1969, de 24 de enero, por el que se declara el Estado de Excepción en todo el territorio nacional.

    Acciones minoritarias, pero sistemáticamente dirigidas a turbar la paz de España y su orden público, han venido produciéndose en los últimos meses, claramente en relación con una estrategia internacional que ha llegado a numerosos países.

    La defensa de la paz y el progreso de España y del ejercicio de los derechos de los españoles, deseo unánime de todos los sectores sociales, obligan al Gobierno, en cumplimiento de su deber, a poner en práctica medios eficaces y urgentes que corten esos brotes y anomalías de modo terminante.

    Por tanto, se hace uso de los recursos que la Ley establece, y en particular de lo dispuesto por los artículos treinta y cinco del Fuero de los Españoles; diez, apartado nueve, de la Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado, y veinticinco de la Ley de Orden Público.

    En su virtud, y previo acuerdo del Consejo de Ministros,

    DISPONGO:

    Artículo primero.— Durante el plazo de tres meses, contados desde la publicación del presente Decreto-ley, se declara el Estado de Excepción en todo el territorio nacional, quedando en suspenso los artículos doce, catorce, quince, dieciséis y dieciocho del Fuero de los Españoles.

    Artículo segundo.— El Gobierno adoptará las medidas en cada caso más adecuadas, conforme a la legislación vigente.

    Artículo tercero.— Del presente Decreto-ley se dará cuenta inmediata a las Cortes.

    Así lo dispongo por el presente Decreto-ley, dado en Madrid a veinticuatro de enero de mil novecientos sesenta y nueve.

    FRANCISCO FRANCO

    El Vicepresidente del Gobierno,

    LUIS CARRERO BLANCO

    Y, si ustedes me permiten un breve comentario sobre el decreto, que yo creo que en su laconismo matiza la cuestión con bastante nitidez, quiero subrayar lo de acciones minoritarias, porque, gracias a Dios, la salud social y política del país es excelente. Pero repito que se trata de acciones claramente concertadas para meter al país en una ola de confusión y de subversión mundial, que en sus propias noticias está perfectamente clara todos los días; una estrategia en la que se utiliza la generosidad ingenua de la juventud para llevarla a una orgía de nihilismo, de anarquismo y de desobediencia que ha sido denunciada, por lo demás, en estos días por todos los hombres de Estado y por todas las grandes tribunas del mundo. Dentro de ella, unos cuantos malvados y ambiciosos que han querido capitalizar en su beneficio esta situación. Y, efectivamente, es mejor prevenir que curar. No vamos a esperar a una jornada de mayo para que luego sea más difícil y más caro el arreglo. Una marea de opinión sana y mayoritaria, que ha llegado por todas las vías (telegramas y cartas en estos días), apoya al Gobierno, que desea la paz. Estamos cargados de ra­zón porque se ha hecho todo (y ahí están los recientes sucesos de Barcelona) para llegar al diálogo y se ha dado toda clase de facilidades para una auténtica armonía. Vamos a cumplir con nuestro deber de defender la Patria y el progreso de España; vamos a defender, como dice el decreto, el derecho de los españoles a estudiar, a enseñar, a trabajar, a mejorar su vida y a vivir en paz y en sosiego; vamos a hacerlo tranquilamente, con los recursos que la ley establece por el tiempo que sea necesario. Pero quiero hacer aquí, en nombre del Gobierno, una seria advertencia a los incitadores y a quienes les sigan a partir de este momento, porque caerá sobre ellos (y no son palabras) todo el peso de la ley. Quiero también expresar la seguridad que el Gobierno tiene de que todo el cuerpo social, toda la nación, reaccionará y colaborará para la liquidación de estos pequeños brotes. Ningún hombre de bien y de paz tiene, por supuesto, nada que temer ni perder; se trata de medidas perfectamente limitadas, que serán aplicadas de modo flexible por el tiempo necesario. Nuestra economía, perfectamente recuperada; nuestro progreso, que es verdaderamente ejemplar; nuestra situación de desarrollo en todos los órdenes y, muy particularmente, en el cultural; el respeto a nuestro turismo y a quienes nos visitan; todo ello hace que nuestro gran país, alegre y en paz creadora, tenga que defenderse una vez más, y esta vez, afortunadamente, con todos los medios que posee para ello. Espero de todos ustedes que también colaboren en esta empresa de interés nacional.

    Excmo. Sr. D. CAMILO ALONSO VEGA

    Ministro de la Gobernación

    MADRID

    Excmo. Sr.:

    Aun a riesgo de abusar de su atención, nos permitimos enviarle este recorte del diario «Tele/eXpres», de Barcelona, y por él verá V. E. la intención que anima a ese grupo de contumaces enemigos del Régimen. Vea V. E. la «guasa» del parte meteorológico.

    Infinidad de veces hemos denunciado a Información y Turismo la política agresiva de esta caterva de catalanismo que se llama «Tele/eXpres» y «Tele/estel», sin el menor éxito. Solo en usted confiamos, y por eso a V. E. nos dirigimos en petición de justicia. Solo lamentamos que, por motivos evidentes, no podamos firmar para evitar represalias. Pero el recorte habla por sí mismo.

    Gracias, General, por el caso que pueda prestar a esta apelación sin esperanza. En V. E. confiamos. A sus órdenes. ¡VIVA FRANCO! ¡VIVA ESPAÑA!

    Excombatientes del Tercio Na Sa de Montserrat.

    EL TIEMPO

    Temperatura máxima de ayer: 15 grados, a las 15 horas. Temperatura mínima de hoy: 4 grados, a las 5,20 horas. Humedad: 48 por ciento, a las 10 de la mañana. En Cataluña, máxima: 17 grados en Mollerusa; mínima: 15 grados bajo cero en La Molina. Previsión regional para esta tarde y noche: las temperaturas serán bajas y seguirá el tiempo excepcional.

    Con el estado de excepción, los capitalistas intentan inútilmente atemorizarnos, desplegando y utilizando su aparato represivo. ¡No lo han conseguido! La clase obrera se ha lanzado heroicamente a la lucha. Pero es que, además, los capitalistas, con su despliegue represivo, nos están mostrando los enemigos que hay que eliminar para llegar a la toma del Poder. Que saquen su policía y sus fuerzas armadas, que sus tribunales sentencien, que nos condenen sus obispos y que chillen sus periódicos, radios y televisión... Nosotros sabemos que ese es su Estado —con excepción o sin ella— y que solo podremos destruirlos con las armas en la mano, QUE NO HAY OTRA SALIDA QUE LA INSURRECCIÓN ARMADA.

    JEFATURA SUPERIOR DE POLICÍA DE BARCELONA

    NOTA INFORMATIVA

    Asunto: MANIFESTACIONES RELÁMPAGO

    Sobre las 13 horas de hoy, un grupo de unos 30 jóvenes, al parecer estudiantes, que circulaban corriendo por la calle de Pelayo, desde la plaza de Universidad a la plaza de Cataluña, colocaron un petardo junto a las fachadas de las casas números 26 y 28 de la expresada calle de Pelayo, esta última perteneciente al edificio de «La Vanguardia Española», el cual hizo explosión sin causar daño alguno y dejando la pared manchada de negro debido a la combustión.

    El propio grupo dejó sobre la calzada un bote de pintura de color rojo, el cual reventó al ser aplastado por las ruedas de uno de los coches que circulaban por aquella calle, derramándose su contenido por la calzada y también por la acera, y los peatones, a su paso por la calle de referencia, han esparcido en buena extensión la expresada pintura roja.

    Los mismos sujetos arrojaron piedras contra las cristaleras del escaparate de «La Vanguardia», rompiendo estas y un tubo luminoso del escaparate, sin que causaran lesiones, que se sepa, a persona alguna. Asimismo, lanzaron ejemplares de hojas subversivas tamaño cuartilla, suscritas por los «Comités de Acción de la Universidad de Barcelona», y algunos boletines de las «Comisiones Obreras Juveniles», casi todos los cuales fueron pisoteados e impregnados por la pintura roja, por lo que no pudieron ser leídos por los transeúntes que pudieran haberse hecho cargo de alguno de ellos.

    Funcionarios de la Sexta Brigada Regional de Investigación Social de esta Jefatura Superior de Policía, en inspección ocular, se hicieron cargo de los restos de lo que al parecer fue un tubo de ensayo.

    Sobre las 19,30 horas, se tuvo conocimiento en esta Jefatura Superior de que un grupo de unas 80 a 100 personas, compuesto por jóvenes en su inmensa mayoría, se manifestaban tumultuariamente, dirigiéndose desde la calle de Manso por la ronda de San Pablo en dirección a la avenida del Marqués del Duero, profiriendo gritos subversivos tales como «LIBERTAD» y «REPRESIÓN NO» y realizando desmanes. Dicho grupo de personas, de las que se destacaron 8 o 10 jóvenes, en la calle de Manso y a todo lo largo de la misma, fueron quemando periódicos y revistas y arrojando propaganda suscrita por las «Comisiones Obreras Juveniles», dirigida a los jóvenes trabajadores y al pueblo de Barcelona, en la que se incita a organizarse para intensificar la lucha contra el Estado y a solidarizarse con los presos políticos.

    En esta misma calle, y con pintura negra y roja, escribieron en fachadas y acera los siguientes «slogans»: «FRANCO NO», «REPRESIÓN NO», «SOCIALISMO», «CAPITALISMO NO», «LIBERTAD» y «PRENSA OBRERA», así como las insignias de la hoz y el martillo.

    A su paso por la ronda de San Pablo, arrojaron piedras contra las cristaleras del Banco Hispano Americano, sito en el número 4 de dicha ronda, y también lanzaron un artefacto con líquido inflamable, ocasionando la rotura de dos lunas de la puerta de entrada al banco y de dos cristales de una ventana de la primera planta.

    También, a su paso por el Banco de Santander sito en la expresada ronda número 80, lo apedrearon, rompiendo tres lunas de la puerta de entrada.

    Funcionarios del Cuerpo General de Policía y Fuerzas de la Policía Armada se trasladaron a la mayor brevedad a los lugares de la manifestación, pero, a su llegada, esta se había disuelto totalmente, no pudiendo ser localizada persona alguna de las que intervinieron en estos hechos subversivos.

    Hice la foto de la portada durante una manifestación en la avenida del Paralelo, que entonces se llamaba Marqués del Duero. No recuerdo el motivo, pero, mirando los negativos del carrete, he visto que empezamos en la plaza España y que la policía nos dispersó cuando no habíamos recorrido mucho de la avenida, porque las otras imágenes son ya de las calles estrechas de Pueblo Seco, que eran unas calles donde me gustaba moverme. Porque podías jugar al gato y al ratón con la policía. Porque podías esconderte mejor. Pero el motivo de la manifestación no lo recuerdo, la verdad. De hecho, era un continuo... Era algo que... En aquel mundo gris, porque la ciudad era gris, porque la gran mayoría de gente tenía que llevar una vida gris, porque incluso los policías eran grises, si buscabas la luz, si buscabas sentirte vivo, si buscabas la libertad, tenías que salir y luchar contra esa masa gris. Para romperla. Querías vida. Solo querías vida. Y entonces tenías un objetivo. En mi caso, el objetivo era usar la cámara para poder comunicar, para poder trasladar a la otra gente lo que estaba pasando en la calle. Para que no solo fuera una calle, no solo fuera la reacción de unos cuantos, de un grupo particular de gente que tenía esa sensación de opresión y que se enfrentaba a ella, sino que, de alguna manera, querías expandirlo por todas partes, para que vieran que, realmente, salir a la calle era huir de un manicomio cerrado, de una prisión. Y hacer las fotos servía para poder enseñarlo. Y esto era suficiente para tener yo mi función. Así como otros sabían escribir, o tocaban la guitarra y hacían canciones, o tiraban de vietnamita para reproducir textos, yo hacía fotos. Tenía una herramienta, casi podría decir un arma, que me permitía compartir lo que hacía con la otra gente. Y no solo esto, porque después podía ser como una oleada que se expandiera. Y con esto me sentía muy a gusto. Porque tenía una intención en mi vida. Porque, de hecho, estudiar significaba, muchas veces, seguir normas, y órdenes, y conceptos que a menudo eran monótonos y formaban parte del sistema. En cambio, la calle era la universidad de verdad, y sentíamos que éramos una generación que no teníamos que estar muertos en vida. Entonces, pues, yo llevaba siempre la cámara dentro del macuto. Porque sabía que tenía que protegerme. Y qué mejor manera de protegerse que siendo invisible. Y qué más fácil que ser invisible haciendo un agujero en el macuto para sacar el objetivo y, con la mano dentro, apretar el disparador cuando calculabas que, más o menos, tenías un buen ángulo para hacer la foto. Y con la Rollei 35, que era muy pequeña y compacta, esto era relativamente sencillo. Me permitía ser muy discreto. Para asegurar un poco el resultado, disparaba con el diafragma muy cerrado y a velocidad alta. Porque si te estás moviendo o si estás nervioso y tiemblas, pues es la manera de que salga algo. Lo que el macuto no permitía era encuadrar bien. Y muchas fotos salían mal. Torcidas. Cortadas. Si de un carrete de treinta y seis salían cuatro o cinco fotos buenas, ya era mucho. Pero disparar así también tenía una cosa buena: cuando me encerraba en el laboratorio, no sabía nunca qué me encontraría. Y ver surgir la imagen buena, allá en la cubeta, lentamente, muy lentamente, podía ser muy emocionante. Difícil de entender en el mundo digital de hoy en día, ¿no? Para proteger las fotos, cuando acababa la manifestación, sacaba el carrete, lo guardaba en el calcetín y ponía un carrete falso en la cámara. Por si, por casualidad, me registraban. Quizá porque buscaban cócteles molotov, octavillas, ¿no? Y, si te encontraban la cámara, la abrían para velarte el carrete. O, quizá, si eran más espabilados, se quedaban la cámara para revelar el carrete y fichar a gente. Pero con el carrete falso esto no podía pasar. Si lo velaban, no perdías las fotos y, si lo revelaban, tampoco encontraban nada que pudieran utilizar en contra de nadie. En algún caso, incluso, si creía que alguien podía correr peligro, yo mismo rayaba los negativos para que no pudieran reconocerse las caras. Y entonces ya eran los compañeros los que utilizaban las imágenes que les pasaba. Los compañeros de los comités de curso, por ejemplo. Para sus papeles y sus publicaciones. Pero yo de eso ya me desentendía. Porque no estaba encuadrado en ninguna estructura, en ningún partido. No iba a clases de marxismo-leninismo ni nada por el estilo. Yo lo hacía para luchar contra el enemigo. Ese enemigo gris. Oscuro. Como un niño ante un bicho feo. Sin mucha conciencia política. Pero teniendo claro que luchaba por la luz. Por el color. Para que otro mundo fuera posible. Tan sencillo como esto.

    DIRECCIÓN GENERAL DE LA GUARDIA CIVIL

    NOTA INFORMATIVA

    Asunto: ACTIVIDADES ESTUDIANTILES

    Para conocimiento, se participa de que los estudiantes de las distintas Facultades de esta Capital que no vienen interviniendo en ninguna clase de actividad de carácter político y cuyo único cometido y afán son los estudios, en el día de hoy, tienen el proyecto de reunirse (de momento se ignora el lugar) para ponerse de acuerdo y adoptar las medidas a tomar por los mismos para hacer frente a los estudiantes que tienen como única meta la de formar algaradas estudiantiles.

    Para ello, quieren esperar, primeramente, lo que decide el Sr. Rector de cuándo se van a reanudar las clases y también tienen el proyecto de que la Policía tenga conocimiento de ello, para que les deje actuar en el interior de las mencionadas Facultades, para poder castigar debidamente a los estudiantes revolucionarios cuando haga falta, para de esta forma defender sus estudios y el porvenir de España.

    DIRECCIÓN GENERAL DE SEGURIDAD

    COMISARÍA GENERAL DE INVESTIGACIÓN SOCIAL

    Secretaría General Técnica

    MEDIDAS DE CARÁCTER POLICIAL QUE PUEDEN ADOPTARSE EN LOS DISTRITOS UNIVERSITARIOS

    El ambiente estudiantil es sumamente vidrioso, en general, para la acción policial, por la dificultad de encontrar colaboraciones en los propios medios universitarios, no ya de catedráticos, sino del personal subalterno. Por lo que se refiere al estudiante propiamente dicho, repele, por norma, el contacto con policías, y así se ha llegado a producir en Bilbao el caso concreto de que, conocida en un escolar esa condición de funcionario, este tuvo que dejar los estudios por el vacío que en su entorno se produjo.

    No obstante ello, es indiscutible que el mejor procedimiento informativo en la Universidad reside en la infiltración de funcionarios que, reuniendo los requisitos adecuados, cursen estudios en aquellos Centros en que se considere preciso, y siempre guardando el secreto más absoluto en lo que se refiere a la calidad de policía.

    La cantera para esas infiltraciones está en la Escuela General de Policía, previa rigurosa selección, por cuanto es preciso aunar el espíritu vocacional que obliga al elegido a prescindir de sus atributos oficiales con el deseo de llevar adelante unos estudios para no hacerse sospechoso a los restantes alumnos. Todo esto significaría, además del pago de los estudios, la consiguiente compensación económica que haga olvidar algunas «ventajas» propias de nuestra función.

    Por consiguiente, procede establecer, como medida principal de carácter policial:

    1.— Penetración personal y directa en la vida escolar, a base de funcionarios en condiciones de seguir estudios en los Centros docentes que se determine.

    2.— Captación de elementos que colaboren en la función policial.

    Ya hemos expuesto la dificultad de conseguir ayudas o colaboraciones, si bien hay que reconocer que ello depende de infinidad de circunstancias con las que el funcionario que actúa desde fuera ha de enfrentarse. No se descarta, a este respecto, la aportación de hijos de policías, que no tienen la condición de funcionarios.

    Dentro de este grupo hay que considerar la utilidad de la observación e información que pueden procurar desde el personal de oficinas a los conserjes. La necesidad de contar con los oficinistas de las Facultades es obvia. En el período de matriculación pueden conocerse estudiantes cuya presencia, sobre todo en cursos avanzados, puede facilitar una labor previa de información.

    3.— Control de los estudiantes que proceden de otras Universidades.

    Este importantísimo aspecto puede ser conocido mediante la asistencia de los funcionarios de Educación Nacional encargados de las oficinas, logrando por los medios policiales una información completa de su ejecutoria en los Centros de que proceden.

    4.— Control de tertulias al margen del recinto universitario.

    Contando con funcionarios de Policía infiltrados como estudiantes, la convivencia permanente de aquellos en la Universidad, Colegios Mayores y lugares de reunión haría efectiva la necesidad establecida en este punto.

    5.— Observación eficaz en desplazamientos sospechosos de estudiantes.

    6.— Catalización del ambiente existente en los Colegios Mayores.

    7.— Conocimiento puntual de estudiantes que disfrutan becas, para la correspondiente observación.

    8.— Control de los estudiantes extranjeros, con determinación de los becados por el Gobierno e Instituciones españolas.

    9.— Observación sistemática de la correspondencia que envíe o sea dirigida a cualquier elemento destacado o persona con él relacionada.

    10.— Procurar restringir el empleo constante de la Policía Armada para evitar su desgaste y la pérdida de respeto subsiguiente.

    Los hechos acaecidos en Barcelona, con los desórdenes estudiantiles de inspiración comunista, en los cuales se hallan implicados estudiantes y, lo que es peor, CATEDRÁTICOS, me obligan a poner en conocimiento de las autoridades competentes lo que sucede en varias Facultades y, especialmente, en la Facultad de Medicina, de la cual formo parte como estudiante. Es inverosímil e inaudito ver, oír y tener que aguantar lo que los estudiantes de clase «privilegiada», con coche y dinero abundante, en fin, hijos de papá, traman contra el Régimen de Franco. Son comunistas porque es su «hobby». Al parecer es «snob» el ser comunista democrático e ir contra el Régimen que les ha dado todo, dinero y bienestar, y que les permite vivir «la dolce vita» que ellos y sus familiares practican.

    Es humillante y da verdadero asco ver formarse estas células comunistas con adoración a Lenin en personas que lo tienen todo y que solo estudian una carrera por puro capricho. Yo sé el enorme sacrificio que hacen mis padres, modestos empleados, para que yo estudie una carrera, a cuyo sacrificio correspondo aplicándome con todas mis fuerzas y trabajando en mis pocas horas libres. Estudiantes, hijos de catedráticos algunos de ellos, que forman en las filas de la antiEspaña, apoyados por sus padres y por algunos catedráticos y profesores. Los padres son en realidad los que incluso les inculcan para que luchen en contra del Estado, ellos que el Estado les nombró catedráticos y que aprovechan sus poderes e influencias para imbuir en las mentes estudiantiles ideas comunistas. Esto aún podría ser tolerable o explicable en las clases humildes, pero es absurdo verlo y vivirlo en la clase «privilegiada». Hay también reuniones de señoras de la «élite», que, entre guateques y reuniones en el Sándor, Chamonix, etcétera, buscan en estos lugares de lujo hacerse las interesantes y hacen propaganda para derribar el «monstruoso régimen policiaco y antidemocrático que padecemos». En su ignorancia supina, no saben todos estos «intelectuales» cargados de dinero que, en un supuesto, Dios no lo quiera, cambio de régimen, a quienes primero cortarían la cabeza sería a ellos, parásitos de la sociedad que solo saben beber whisky, emborracharse, tomar drogas y vivir en adulterio, fuera de todas las normas cristianas y decentes.

    Se trama una verdadera conspiración en las Facultades de Medicina, Derecho y Filosofía y Letras, y mi obligación como español pobre, pero honrado y decente, es ponerlo en conocimiento de quien pueda remediar lo que se avecina. Creo que a toda esta gentuza lo que le hace falta es un buen garrote.

    Lamento no poder dar mi nombre, pero, en su día, lo haré, pues pobre, sin influencias ni amigos ricos que puedan defenderme, quien se iba a perjudicar iba a ser este pobre estudiante de Medicina, que solo desea la paz y tranquilidad que, desde que ha venido al mundo, ha vivido en esta España que tanto adoro.

    GOBIERNO CIVIL DE LA PROVINCIA DE BARCELONA

    SECRETARÍA GENERAL

    Asunto: ACTO

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