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Información de este libro electrónico

Eider ha sacado malas notas en la escuela. Castigo: pasar el verano con su madre en una pequeña localidad alavesa. Pero en el pueblo vive Blanca, la mayor amiga de Eider. Ese verano, sin embargo, Blanca está rara. Huye de sus amigos y no hace el menor caso a Eider. En las redes sociales ha conocido a un hombre extraño y misterioso que no parece tener buenas intenciones. Un tipo oscuro que se esconde en las redes sociales y tiene engañada a Blanca. Eider y Blanca descubrirán el valor de la amistad, y que no siempre es fácil ayudar a una amiga.
IdiomaEspañol
EditorialAlberdania
Fecha de lanzamiento2 may 2022
ISBN9788498687200
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    Te voy a encontrar - Teresa Calo

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    TE VOY A ENCONTRAR

    La versión original en euskera de esta obra fue editada en 2021 por ALBERDANIA con el título Aurkituko zaitut.

    Primera edición: febrero de 2022.

    Este libro ha recibido una ayuda a la edición del Departamento de Cultura

    y Política Lingüística del Gobierno Vasco.

    © 2021, Teresa Calo

    © De la presente edición: 2021, ALBERDANIA, SL

    Istillaga, 2, bajo C - 20304 Irun

    Tel.: 943 63 28 14

    [email protected]

    www.alberdania.net

    Portada: Concetta Probanza.

    Impreso en Ulzama (Huarte, Navarra)

    ISBN digital: 978-84-9868-720-0

    ISBN papel: 978-84-9868-719-4

    Depósito legal: D. 123/2022

    ALBERDANIA

    ¡SOLTAD AMARRAS!

    ERRIA TXIKOTA!

    1

    Un coche rojo avanza por la autopista. Una furgoneta lo adelanta saltándose la línea continua y casi rozándolo.

    –¡Maldito capullo!

    –¿Qué pasa ahora?

    –¿No lo has visto? No claro, no ves nada. Pásame el agua, por favor.

    –Espera.

    –Deja ya el móvil y pásame el agua, ¿vale?

    Eider deja el móvil con rabia y acerca el botellín de agua a su madre, que va al volante.

    –Ábrela, por favor.

    –¿Ahora soy tu criada?

    –Voy conduciendo, ¿quieres que nos la peguemos?

    Eider quita el tapón a la botella y se la devuelve a Bego. Ella da un trago y acerca la botella a su hija que está de nuevo enfrascada en la pantalla de su teléfono.

    –¡¿Quieres coger la botella y guardarla en su sitio?!

    –¡Vale, pero no me grites!

    Bego toma aire. Madre e hija permanecen unos segundos en silencio.

    En la pantalla del móvil de Eider se lee un whatsapp que acaba de escribir: «Contéstame, por favor, Blanca, me estoy rayando». Lo envía y suelta un suspiro.

    –¿Tienes pis?

    –No.

    –Yo sí, vamos a parar aquí.

    –Ya. Cigarrito y café.

    –Pues sí, ¿pasa algo?

    –Nada, por mi como si te…

    –¿Qué?

    –Nada, que fumes lo que quieras, peor para ti.

    –En eso tienes razón. ¿Sales?

    –No. Me quedo en el coche.

    –Hace demasiado calor, sal, por favor.

    Eider sale del coche de mala gana. Camina a un par de metros de su madre. Bego se detiene a esperarla.

    –¿Vas a estar así todo el tiempo?

    –¿Así, cómo?

    –Enfadada, protestando…

    –¿Quién ha protestado? Desde que hemos montado en el coche no he dicho ni mu.

    –Más a mi favor. No es nada agradable, Eider, verte con ese morro, que parece que te llevo al matadero.

    –Casi.

    –¿Desde cuándo no te gusta el pueblo?

    En el móvil de Eider suena la entrada de un whatsapp. Ella lo mira ignorando la pregunta de su madre. Bego estalla.

    –¡¿Quieres dejar ya el móvil y responderme como una persona?!

    –¡No! Es importante. Te esperas.

    –Bego toma aire y saca un paquete de tabaco del bolso. Mira a su hija.

    En la pantalla del móvil hay un mensaje de Blanca: «Estoy ocupada».

    Eider guarda el móvil con rabia tras soltar un «¡Mierda!».

    –¡Eider!

    –No es a ti, ¿vale?

    –Ya lo sé, solo me faltaba eso.

    Bego nota que Eider está conteniendo las ganas de llorar. Suaviza el tono.

    –¿Malas noticias?

    Eider se encoge de hombros.

    –¿Has llamado a Blanca?

    –Le he puesto un mensaje.

    –¿Y? ¿Qué le pasa?

    –No lo sé, pero parece que pasa de mí.

    –Eso no puede ser, cielo. Blanca y tú siempre habéis sido como uña y carne. ¿Habíais discutido?

    –¿Cómo, si no me responde a los whatsapps y hace mogollón que no hablamos por Skype? Siempre tiene alguna excusa, y ahora, le cuento que vengo y que vengo y nada. Bueno sí, que está ocupada.

    –Seguro que lo estará.

    –¿En qué?

    –No lo sé, pero la vida de Blanca es un poco más complicada que la tuya. ¿Se lo has preguntado?

    –No.

    –Pues dale, anda. Habrá una buena explicación. Voy al baño, ¿te pido algo?

    Eider niega con la cabeza. Bego entra en el restop. Piensa en Blanca, esa niña dulce, divertida, inteligente y responsable. Siempre la ha considerado una buena influencia para su hija. Los padres de Blanca regentan un bar en un pueblo cercano y pasan muchas horas fuera de casa. Desde bien pequeña la niña se levanta con su despertador, hace su cama, se ducha, calienta el desayuno y se va al colegio. Si Eider fuera capaz de darse cuenta de la suerte que ella tiene…

    Eider se ha quedado dudando con el móvil en la mano. Su orgullo está herido. Su amiga parece ignorarla, quizás sería mejor pasar de ella. Pero cuando el cariño es auténtico, el orgullo debe dejarse atrás, así que teclea un mensaje: «Ocupada ¿en qué?».

    Enseguida recibe una respuesta:

    «Cosas».

    Mete el móvil con rabia en el bolsillo. ¿Rabia o ganas de llorar? Quizás las dos cosas. Decide esperar a su madre fuera. No se siente preparada para un interrogatorio.

    Bego ha respetado el silencio de su hija. Sabe por su cara que no es momento de preguntas. Ya en el coche, transcurridos varios minutos se decide a hablar con ella. Le ve tan mala cara que siente pena.

    –¿Quieres que nos pasemos por el bar de sus padres a tomar algo antes de llegar a casa? Nos queda de camino, y a lo mejor Blanca ha tenido que ir a echarles una mano.

    –Paso.

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