Breve historia de Corea
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Abarcando desde la prehistoria hasta la actualidad, estudiaremos la influencia china en la zona, los diferentes reinos que se han ido sucediendo, las producciones culturales y su filosofía.
Atenderemos a personajes emblemáticos sin los que hoy no se podría entender su devenir, e intentaremos comprender a dos culturas que hoy por hoy resulta curioso que sean tan dispares estando tan cerca.
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Breve historia de Corea - Rubén Almarza González
Índice
Portada
Créditos
Prólogo
1. La prehistoria y el reino Gosojeon
EL PALEOLÍTICO
EL NEOLÍTICO: EL PERIODO CHUMUN
LA EDAD DE BRONCE: EL PERIODO MUMUN
EL REINO DE GOJOSEON
2. La era de los tres reinos: Silla, Baekje y Goguryeo
EL ESTADO JIN Y LA CONFEDERACIÓN SAMHAN
EL NORTE DE LA PENÍNSULA TRAS LA CAÍDA DE GOJOSEON
BUYEO
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA EDAD DEL HIERRO EN COREA
GOGURYEO
BAEKJE
LA CONFEDERACIÓN GAYA
SILLA
ARTE DEL PERIODO DE LOS TRES REINOS
3. El reino unificado de Silla y Balhae
ÚLTIMOS COMPASES DE LA UNIFICACIÓN DE SILLA
EL GOBIERNO DE SILLA UNIFICADO: EL ESPLENDOR DE LAS ARTES
EL BUDISMO EN SILLA
UN NUEVO REINO EN M ANCHURIA Y EL NORTE DE COREA: BALHAE
EL DECLIVE DE SILLA Y SU DESAPARICIÓN
4. La Dinastía Wang de Goryeo
LOS SIGLOS X, XI Y XII
LOS GOBIERNOS MILITARES
GORYEO BAJO EL CONTROL DEL IMPERIO MONGOL
ÚLTIMOS AÑOS DE GORYEO
CULTURA DE GORYEO
REPRESENTACIÓN DEL PERIODO EN LA CULTURA
5. La dinastía Yi de Joseon (I): el hermanamiento con la China Ming y la resistencia a los manchúes
ESTABLECIMIENTO Y CONSOLIDACIÓN DE LA FAMILIA Y I
LOS SUCESORES DE TAEJO
EL S. XVI HASTA LA INVASIÓN JAPONESA
JOSEON TRAS LAS INVASIONES JAPONESAS HASTA LA CAÍDA DE LA DINASTÍA MING
REPRESENTACIÓN DEL PERIODO EN LA CULTURA
6. La guerra Imjin
SITUACIÓN DE JAPÓN ANTES DE LA GUERRA
LA SITUACIÓN EN CHINA
LA PRIMERA INVASIÓN (1592-1593)
LOS ACERCAMIENTOS HACIA LA PAZ
LA SEGUNDA INVASIÓN
EL FIN DE LA GUERRA Y LA PAZ INEVITABLE
7. La dinastía Yi de Joseon (II) tras la caída de la dinastía Ming: el reino ermitaño
EL S. XVII EN COREA
LOS REINADOS DE YEONGJO Y JEONGJO
LA PRESENCIA EUROPEA EN COREA
EL DECLIVE DE LA DINASTÍA EN EL S. XIX
LA CULTURA EN EL PERIODO
LA REPRESENTACIÓN DEL PERIODO
8. La ocupación japonesa
LA SITUACIÓN DE JAPÓN: LA RESTAURACIÓN MEIJI
LA INDUSTRIALIZACIÓN Y EL AUGE DEL NACIONALISMO JAPONÉS
LAS ÚLTIMAS DÉCADAS DE LA DINASTÍA JOSEON
LA REVOLUCIÓN DONGHAK Y LA PRIMERA GUERRA SINO-JAPONESA
EL ASESINATO DE LA EMPERATRIZ MYEONGSEONG Y EL ESTABLECIMIENTO DEL IMPERIO COREANO
LA GUERRA RUSO-JAPONESA Y EL PROTECTORADO JAPONÉS EN COREA
EL GOBIERNO DE JAPÓN EN COREA
RESISTENCIAS Y MOVIMIENTOS INDEPENDENTISTAS
EL FIN DE LA OCUPACIÓN
LAS REPRESENTACIONES DEL PERIODO EN LA CULTURA
9. La Guerra de Corea
CONTEXTO
PRIMERA FASE DE LA GUERRA
LA ENTRADA DE CHINA EN LA GUERRA
ESTABILIZACIÓN DE LA GUERRA Y FIRMA DEL ARMISTICIO DE PANMUNJOM
10. Breve historia de la República Popular Democrática de Corea
LA CONSOLIDACIÓN DEL RÉGIMEN
LOS AÑOS SESENTA Y SETENTA
LA IDEOLOGÍA J UCHE Y LA PERSONALIZACIÓN DEL RÉGIMEN
CONSTITUCIÓN ADMINISTRATIVA Y POLÍTICA DE LA RDPC
LAS DÉCADAS DE LOS OCHENTA Y LOS NOVENTA HASTA LA MUERTE DE KIM IL-SUNG
EL RÉGIMEN BAJO EL GOBIERNO DE KIM JONG-IL
EXPRESIONES ARTÍSTICAS
11. Breve historia de la República de Corea
LA DÉCADA DE 1950 Y LA PRIMERA REPÚBLICA
LA SEGUNDA REPÚBLICA
PARK CHUNG-HEE Y LA TERCERA Y CUARTA REPÚBLICAS
EL INTERREGNO Y LA QUINTA REPÚBLICA
LA SEXTA REPÚBLICA: EL GOBIERNO DE ROH TAE-WOO
LOS GOBIERNOS DE KIM YOUNG-SAM Y KIM DAE-JUNG
LA REPÚBLICA DE COREA EN LA DÉCADA DE LOS 2000
CULTURA DE LA REPÚBLICA DE COREA
12. La década de 2010 en Corea
Anexo I: Formaciones políticas en Corea
Anexo II: Corea y su entorno
Bibliografía
Breve historia
de Corea
Breve historia
de Corea
Rubén Almarza
Colección: Breve Historia
www.brevehistoria.com
Título: Breve historia de Corea
Autor: © Rubén Almarza
Copyright de la presente edición: © 2021 Ediciones Nowtilus, S. L.
Camino de los Vinateros 40, local 90, 28030 Madrid
www.nowtilus.com
Elaboración de textos: Santos Rodríguez
Diseño y realización de cubierta: Universo Cultura y Ocio
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).
ISBN edición impresa: 978-84-1305-185-7
ISBN impresión bajo demanda: 978-84-1305-186-4
ISBN edición digital: 978-84-1305-187-1
Fecha de edición: septiembre 2021
Impreso en España
Imprime: Calprint Digital
Depósito legal: M-20092-2021
Este es para mis abuelos,
en especial para Juan Antonio,
a quien no pude dar este libro y decir:
lo conseguimos, lo hemos logrado.
Prólogo
En las últimas décadas, gracias al acceso universal a Internet, y como consecuencia de un planeta cada día más globalizado, la población mundial ha tenido la oportunidad de poder aprender, investigar e interesarse por idiomas, culturas y lugares totalmente alejados de su entorno. Con tan solo apretar un botón, desde nuestro teléfono móvil disponemos de millones de horas de entretenimiento, de contenido para aprender y de noticias que nos mantienen informados al minuto de todo lo que ocurre a lo largo y ancho del globo. Actualmente, los habitantes de la Tierra somos los ciudadanos que contamos con una mayor cantidad de información, y tenemos el derecho, y a la vez la responsabilidad, de ser nosotros mismos quienes debemos gestionar e interactuar con ella. Esta circunstancia nos ha permitido tomar conciencia de multitud de situaciones dispares, tan ajenas como extrañas a nuestra realidad, y con una amplia gama de puntos de vista diferentes y compatibles entre sí. Sin embargo, esta nueva condición de la información no nos ha hecho más sabios ni tolerantes, sino que ha polarizado la opinión de toda la población de una manera u otra.
Si usted ha llegado a este libro, y se dispone a leer las páginas que suceden a este prefacio, seguramente sea por dos razones fundamentales. La primera de ellas hace alusión a la polaridad existente entre los dos gobiernos actuales de Corea, así como a la posición en los mercados y a la política internacional de ambas potencias. La segunda de ellas puede tener que ver con la creciente relevancia en occidente del soft power de la República de Corea, ya sea debido a su literatura, a su cine o a su música. Y, sin duda, está usted en lo cierto: en esta Breve Historia de Corea se desgranarán los motivos que llevaron a la partición de la península, y se darán retazos y pinceladas de lo que significa el poder cultural surcoreano en la actualidad. No obstante, me veo en la obligación de señalar que estos dos temas ocupan una parte realmente pequeña del conjunto del libro, y que el título de la obra describe de forma sucinta y concreta el contenido de la misma.
Si antes se mencionaba que la opinión está dividida y polarizada, sabrá el lector que en Corea la situación es similar desde mediados del s. XX. La partición del territorio es una consecuencia directa del periodo de ocupación japonés, pero también de la conocida como Guerra Fría. Es su primer escenario, y a la vez el que aún hoy continúa vivo y sin fecha para una solución satisfactoria para todas las partes implicadas. Es probable que esta no se llegue a materializar. Sin embargo, la historia de Corea es sustancialmente más extensa. En este libro se explicarán todos los acontecimientos relevantes desde la prehistoria hasta la actualidad anterior a la pandemia del coronavirus, ya que se desconoce el impacto que esta haya podido tener tanto en la península como en el planeta entero. El objetivo de esta obra es doble. Por un lado, como en mis anteriores trabajos, mi auténtico propósito es poder acercar, aunque sea, un pequeño fragmento de la historia y la cultura de una región que, en realidad, es desconocida para el público generalista. Por otro lado, y en consonancia con el anterior punto, se trata de llenar un espacio en la historiografía en castellano. Usted podrá encontrar multitud de obras escritas en español que versen sobre alguno de los temas que se tratarán en las próximas páginas, pero muy pocas hablarán del conjunto de la historia de Corea. Este libro, aunque se trate de un volumen de Breve Historia, aspira a hacerlo.
Por ello, debido a las características de la colección, es más que probable que se hayan quedado cosas en el tintero. Es posible que un lector prefiriera más detallismo acerca de lo acontecido durante el s. XX, ya que le puede resultar más atractivo. Por otro lado, habrá quien prefiera saber sobre los siglos anteriores, sobre el Periodo de los Tres Reinos o sobre la Dinastía Yi de Joseon. Se ha optado por intentar contentar a todos, y a la vez a ninguno de los lectores, buscando siempre dar un contexto a todas las etapas de la historia de Corea y aportando una más que extensa bibliografía a la que, por descontado, le remito si su deseo es ampliar conocimientos sobre algún tema en concreto.
La documentación sobre la que se ha trabajado ha sido realmente variada: desde tesis doctorales, hasta artículos en revistas universitarias, pasando por monografías, libros generalistas y, en menor proporción en esta ocasión, obras escritas o traducidas al castellano. Se ha intentado trabajar con obras de los nombres más reputados en la historiografía coreana, como Michael Seth, Christopher Bae o Peter Lee, así como con multitud de autores coreanos.
Este trabajo no habría sido posible sin la ayuda de personas clave que, como siempre, aportan su granito de arena para que usted tenga, en estos momentos, este libro en sus manos. Como siempre, agradecer tanto a mi familia como a mi pareja en primer lugar el apoyo recibido, actuando de lectores beta y dándome consejos que, como siempre, han resultado especialmente valiosos. Cabe mencionar a Luis Almarza como lector beta, especialmente realizando labores de corrección y a Álvaro Coca, que me ayudaron en las labores de recopilación bibliográfica, así como a Javier Fernández Negro, director del siempre espacio amigo El café de la lluvia, que me dio la oportunidad de presentar Breve Historia de la China Contemporánea y que me ha proporcionado un escaparate tan necesario como único. Por último, y no por ello menos importante, debo mencionar a mis compadres David, Antonio y Sergio que, con su personalidad, su comprensión y su camaradería, han ayudado a que este proyecto haya salido a la luz.
Antes de comenzar a explicar la historia de esta zona, hay que atender a su localización geográfica, que nos ayudará a comprender, en primera instancia, una buena parte de su situación política, económica y cultural actual. La península de Corea se encuentra situada al este de Asia, conectada al continente a través de Manchuria, y se encuentra rodeada por agua en su mayoría. Al oeste se encuentra el mar Amarillo, al sur el mar de China y el estrecho de Corea, mientras que al este se localiza el mar de Japón. El norte es, como se mencionaba, la única conexión terrestre, haciendo frontera principalmente con la República Popular de China, y en una minúscula parte con la Federación Rusa. La división entre ambas Coreas se sitúa en torno al paralelo 38, lugar en el que se fijó la partición tras la Segunda Guerra Mundial y que se mantuvo tras el Armisticio de Panmunjom con pequeños cambios en 1953. Esas son las fronteras actuales de la República Popular Democrática de Corea (conocida como Corea del Norte) y la República de Corea (Corea del Sur). Al este se encuentra el archipiélago de Japón. Especialmente cerca de las costas surcoreanas se encuentra la isla nipona de Tsushima. No es baladí la situación de Corea, ya que como se descubrirá en la segunda mitad del libro, la península coreana se sitúa en el centro de un tablero donde varias potencias quieren ejercer mayor o menor influencia sobre ella, comprometiendo la estabilidad de la región.
Mapa de Corea con sus clásicas ocho provincias. Se señalan los ríos más grandes de la península y la isla de Jeju.
En el sur y en el oeste de la península predominan las llanuras, mientras que en el norte se sitúan las principales cadenas montañosas de la región. Un ejemplo es el Monte Paektu, montaña más alta de Corea con casi tres mil metros de altitud, que actúa de frontera natural con China. Esta forma parte de una cordillera llamada Baekdudaegan, la cual recorre la península de norte a sur en la parte oriental. También actúan de frontera natural el río Yalu, que nace en el monte y desemboca en la bahía de Corea, en el mar Amarillo, y el río Tumen, que hace lo propio en el mar de Japón. Estos no son los únicos ríos que se localizan en la península. Al norte del Paralelo 38 se encuentra el río Taedong, que pasa por la capital del régimen norcoreano, Pyongyang, nace en las montañas Rangrim, otra cadena montañosa de relevancia que divide el país desde el norte hasta el sur en dos zonas diferenciadas: la occidental y la oriental. Al sur encontramos el río Han, que cuenta con multitud de afluentes y que atraviesa Seúl, la capital surcoreana. Además, el río Nakdong atraviesa de norte a sur el tercio inferior de la península, desembocando en las cercanías de Busan, una de las ciudades más importantes de la República de Corea. El río Geum, por otro lado, desemboca en el mar Amarillo, naciendo en la montaña de Simmu. La principal cadena montañosa de Corea del Sur son los Montes Sobaek. Por otro lado, la formación de las islas pertenecientes a sendos gobiernos se produjo mediante actividad volcánica durante el Cenozoico, caso del Monte Hallasan, ubicado en la isla de Jeju, al sur de la península. En realidad, toda la isla tiene actividad volcánica. Las costas de la península, principalmente las occidentales, cuentan con multitud de rías propicias para la pesca. Mención aparte merece el clima, continental húmedo que hace que los inviernos sean especialmente duros y los veranos húmedos y calurosos. Las precipitaciones se suelen concentrar en los meses de verano, cuando es posible la presencia de tifones. El norte es más frío que el sur, superando los diez grados bajo cero en invierno.
Proporcionadas estas consideraciones geográficas y geopolíticas, no me demoro más. Simplemente, extender mi agradecimiento a usted por haberse interesado por esta obra, que espero que le ayude a comprender la historia y la realidad de una región que ha tenido que atravesar situaciones realmente variopintas. Unas especialmente traumáticas; otras, quizá, algo más benévolas. Al final, es el proceso por el que pasa un país el que forma su carácter y su idiosincrasia, y espero que mi propósito se haya cumplido al final de su lectura. Como siempre indico en estas primeras páginas, esta es una ventana a la que asomarse a una cultura fascinante. A partir de aquí, ha de ser usted quien continúe el camino. Espero que sea ameno, instructivo y claro.
1
La prehistoria
y el reino Gosojeon
Antes de comenzar a desgranar los acontecimientos más recientes, conviene acudir a los orígenes de la civilización coreana. Como se verá a lo largo de los próximos capítulos, la historia de la península no ha estado exenta de episodios memorables entremezclados con otros amargos, como ocurre en el pasado de cualquier otro país. Por ello, es importante retrotraerse al momento en el que comenzó todo. Y, en el caso de Corea, este proceso es, en cierto modo, complejo.
La política ha jugado un papel importante a la hora de establecer fechas clave o para constituir las etapas básicas de la prehistoria coreana. Por desgracia, los acontecimientos acaecidos durante el s. XX han llevado a que haya existido un uso partidista de su estudio, especialmente durante la segunda mitad del siglo. Esto no es nuevo, ya que uno puede enumerar sin pestañear infinidad de casos en los que los políticos de prácticamente la totalidad de los países han aprovechado la historia de su nación para crear una identidad nacionalista. El problema, en el caso coreano, es que no solo la República de Corea o la República Popular Democrática de Corea han aprovechado la situación, sino que hasta Japón ha querido usar la prehistoria coreana para reforzar la identidad nacional nipona.
Por otro lado, el consenso entre historiadores chinos y coreanos es el de no utilizar los términos de periodización que están extendidos en occidente para delimitar las diferentes etapas de la historia. Como es lógico, cada zona ha tenido un ritmo de asentamiento y de evolución único, por lo que las generalidades no siempre resultan apropiadas para poder periodizar procesos particulares. Ocurre en el caso de Japón y, como veremos a continuación, también en el caso coreano, donde el término conocido como Paleolítico Medio no está delimitado de forma clara, por lo que autores como Bae tienden a prescindir de él. De todos modos, para que al lector le resulte más sencillo comprender el relato, se efectuará una comparativa con las fechas que se manejan para occidente y Oriente Medio.
El Paleolítico en Corea, por ejemplo, oscilaría entre los ochocientos mil años y los setecientos ochenta mil, mientras que en África comenzó hace dos millones y medio de años. Esta etapa se corresponde con el momento en el que el ser humano comenzó a fabricar sus propios utensilios de piedra, aunque también se utilizasen otros materiales como huesos, madera o cuero. Estas herramientas se fueron sofisticando con el paso del tiempo, haciéndose menos toscas y más ligeras. En el caso coreano, este periodo no se divide en las tres etapas conocidas: Paleolítico inferior, medio y superior. La partición se hace únicamente en dos subetapas, siendo estas el Paleolítico antiguo y el reciente, como recomienda, entre otros, el arqueólogo Hyeong Woo Lee, en una división más parecida a la que se aplica en China actualmente. El antiguo duraría hasta la llegada del Homo Sapiens, que pudo haber coincidido además con una bajada de las temperaturas que provocó un cambio en el clima.
EL PALEOLÍTICO
Lo más probable es que la forma de entrada en la península fuese a través del norte, desde la zona de Manchuria, así como de las actuales provincias al norte de China, especialmente en los periodos glaciares, algo llamativo debido al tipo de clima de Corea, frío de por sí. Estos pobladores debieron atravesar el río Yalu o, al menos, bordearlo. Es posible que también tuvieran que encontrar un paso por las Montañas Changbai, una cordillera que hace de frontera natural entre la actual República Popular Democrática de Corea, la República Popular de China y la Federación Rusa. Por otro lado, hay consenso en indicar que, entre Corea y Japón, debía haber una conexión terrestre que pudo haber permitido la colonización del archipiélago nipón. Si esa vía pudo existir, podría ser factible la idea de que el mar Amarillo pudiera contar con un menor volumen de agua del que cuenta hoy en día y que pudiera ser otra forma de entrada a la península, en este caso por el sur.
Pese a las diferencias temporales existentes con respecto a Oriente Medio y occidente, los primeros pobladores de la península coreana se asemejaban en el modo de vida a sus homólogos en las zonas antes mencionadas. Eran sociedades compuestas por cazadores-recolectores que, por lo general, vivían guarecidos en cuevas. Resultan significativos los yacimientos encontrados como el de la cueva Geomeunmoru, en Sangwon; o el de Jeongok-ri en Yeoncheon. La primera de ellas, en el momento de su excavación, en la década de los sesenta del s. XX, albergaba una serie de reliquias que hoy se pueden contemplar en el Museo de Historia Central de Corea, en Pyongyang.
Ejemplo de lasca encontrada en Jeongok-ri. Probablemente fue usada para la caza o como utensilio para partir alimentos.
Fue a partir de esa misma década cuando en Corea del Sur comenzaron a explorarse los yacimientos existentes. Un ejemplo claro es el de Jeongok-ri, situado cerca del río Hantan, y que comenzó a investigarse a finales de los años setenta. Hasta la fecha, se han encontrado más de tres mil restos, siendo una de las fuentes principales de estudio del Paleolítico en Corea del Sur. Muchas de estas reliquias se pueden ver en el Museo Nacional de Corea, en Seúl. Allí se pudieron encontrar lascas de piedra concebidas como puntas para armas o como cuchillos. La forma de estas piedras, trabajadas por ambas caras de forma simétrica, recuerda en cierto modo la industria lítica achelense, que se extendió hasta China, por lo que estos habitantes pudieron resultar influenciados. Con estas armas podían cortar la piel de los animales y alimentarse de su carne, o incluso utilizar la piel como ropa. Por otro lado, lo habitual era que utilizasen cuarzo y cuarcita para fabricar estos utensilios.
Sin embargo, no resulta del todo acertado afirmar que la industria lítica coreana puede englobarse dentro del achelense, ya que se han encontrado herramientas cuyo estilo se asemeja al de la técnica Levallois, algo posterior al achelense, y a su vez muy llamativo, ya que no abundan los restos de Levallois en Asia. Este estilo consiste en la extracción de lascas para un uso más especializado, como pudieran ser las puntas de flecha. Es decir: es una producción lítica con una intencionalidad previa, lo que supone un avance con respecto al estilo anterior, y que no se abandonó con el tiempo. Por otro lado, en Corea es abundante el uso de piedras poliédricas que, mediante martilleo constante con un percutor, transformaban en esferoides que eran utilizados como armas.
Tampoco es estrictamente correcto reducir los restos encontrados a las cuevas: gracias a los estudios estratigráficos realizados en las últimas décadas, ha sido posible encontrar yacimientos en las riberas y valles de los ríos, donde se concentrarían la mayor parte de los restos, caso del mencionado río Hantan y del Imjin, así como en el curso bajo del río Han, ya que se podía realizar pesca. También se han localizado yacimientos en ríos como el Mangyeong, el Yeongsan o el Nakdong. Buena parte de la fauna que encontraron estos primeros habitantes se componía de dientes de sable, el bisonte estepario o el rinoceronte lanudo, todos ellos extintos hace entre diez mil y doce mil años.
Es preciso mencionar yacimientos cuya importancia les permite ser destacados como ejemplos para el lector. Uno de ellos podría ser el de Yonghodong, en cuyo tercer nivel estratigráfico se han encontrado, además de lascas y núcleos, unos pocos utensilios realizados con carbón. La escasa cantidad de este tipo de elementos, unido a que estos no se encuentran presentes en demasiados yacimientos, convierte Yonhodong en uno del que habrá que estar pendiente en el futuro. La presencia de carbón en algunos de estos yacimientos se debe a la propia composición del suelo que, al igual que en China, es rico en este material. Otro yacimiento donde se atestigua la presencia estos utensilios es Hopyeongdong, que cuenta con siete niveles estratigráficos estudiados hasta la fecha. En este, además, se han encontrado restos de armas y de artefactos fabricados con obsidiana y con silicio, aunque en una proporción minúscula en comparación con los compuestos de cuarzo y cuarcita. Un yacimiento que se encuentra alejado de los ríos Hantan e Imjin es el de Dosan, situado al suroeste de la península. Aquí se han encontrado cuchillas afiladas realizadas con riolita, una roca volcánica con una composición similar a la del granito. Galsanri, en el delta del río Mangyeong, es uno de los yacimientos al aire libre que ha sido excavado más recientemente, concretamente en 2012. Cuenta hasta la fecha con casi dos mil artefactos descubiertos, principalmente lascas y núcleos poliédricos.
Desgraciadamente, son relativamente escasos los restos fósiles de homínidos correspondientes al Paleolítico, que autores como Bae o Park achacan a la acidez del suelo, que impide la fosilización de los restos. Curiosamente, hay constancia de mayor cantidad en el norte de Corea que en el sur, ya que en el norte proliferan las cuevas y en el sur los espacios al aire libre. En Ryonggok, situado cerca de Pyongyang, se ha encontrado una cantidad considerable de restos, principalmente mandíbulas, de Homo Sapiens que en los primeros estudios fueron datados con quinientos mil años de antigüedad, aunque actualmente se ha reducido a cincuenta mil. Es posible que ese lugar se utilizase como emplazamiento para enterramientos, dada la cantidad de huesos que se maneja. Otro yacimiento sería el de Mandalli, cerca del río Taedong, que cuenta tanto con restos del Paleolítico como del Neolítico. Aquí se han encontrado fósiles y utensilios de obsidiana. Sin embargo, los restos humanos se reducen a un cráneo y a dos mandíbulas. En la cueva de Heungsu se ha encontrado, en cambio, el esqueleto de un niño enterrado en un estado de conservación asombroso, prácticamente intacto.
Restos del cráneo de un Homo Sapiens encontrado en la cueva Ryonggok.
No hay una secuencia clara en lo que a la industria lítica se refiere. En prácticamente todos los yacimientos se utilizaba el cuarzo y la cuarcita, pero dependiendo de la zona se empleó el carbón, la obsidiana, el silicio e incluso riolita. Por otro lado, parece que el uso de lascas y de núcleos convivió con el proceso de sofisticación que se puede apreciar en alguno de los lugares mencionados, como el uso de puntas de flecha o de cuchillas. Sí es común el mismo estilo en la confección de artefactos. La fauna también evolucionó con el tiempo, y con el paso de los años fueron desapareciendo carnívoros grandes, como el oso de Corea, cuya extinción se produjo hace treinta mil años. Su lugar lo ocuparon mamíferos de menor tamaño como el tigre asiático o el ciervo rojo.
Dentro del Paleolítico Reciente (entre cuarenta mil y diez mil años antes de nuestra era) podríamos citar los yacimientos de Jeongok-ri, Juwol-ri, Geumgul o Mansu-ri. En todos ellos se encontraron hachas de mano, artefactos hechos con núcleos y lascas. La industria lítica del Paleolítico Reciente destaca por el uso más extendido de filos, que se encontrarán presentes en prácticamente todos los yacimientos correspondientes a esta subetapa. Un ejemplo es Jangnamgyo, donde además se encontraron multitud de hachas de mano, cuyo uso comenzó a decaer en estos años, si bien sigue siendo una herramienta de uso común si lo comparamos con yacimientos coetáneos en zonas como el sur de China. No obstante, se encuentran ciertas diferencias con respecto a los hallados en lugares del Paleolítico Antiguo: son más afilados, menos ovalados y con retoques en ambas caras. La industria microlítica se mantiene: mientras que en otros lugares