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Cuentos y poesías populares andaluzas
Cuentos y poesías populares andaluzas
Cuentos y poesías populares andaluzas
Libro electrónico431 páginas3 horas

Cuentos y poesías populares andaluzas

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Cecilia Böhl de Faber es la maestra del relato costumbrista andaluz.Gracias a su gran interés y respeto por la cultura popular española, en especial, la andaluza, esta escritora española del siglo XIX dedicó buena parte de su obra literaria, etnográfica y ensayística a retratar y documentar el folclore de esta tierra tan rica. En esta recopilación podemos encontrar obras de teatro, relatos y poemas como «Las tres reglas de la gramática parda», «La oreja de Lucifer», «Las ánimas» o «Amorosas tristes».-
IdiomaEspañol
EditorialSAGA Egmont
Fecha de lanzamiento19 nov 2021
ISBN9788726875553
Cuentos y poesías populares andaluzas

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    Cuentos y poesías populares andaluzas - Cecilia Böhl de Faber

    Cuentos y poesías populares andaluzas

    Copyright © 1859, 2021 SAGA Egmont

    All rights reserved

    ISBN: 9788726875553

    1st ebook edition

    Format: EPUB 3.0

    No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

    This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

    www.sagaegmont.com

    Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

    LAS TRES REGLAS

    DE LA GRAMÁTICA PARDA.

    JUGUETE DIALOGADO.

    personas .

    D. JOSÉ. rico propietario de un pueblo.

    DOÑA ALFONSA. su muger.

    DOÑA CONCHA, rica viuda hermana de doña Alfonsa.

    CALIXTO, h jo de D. José y de doña Alfonsa.

    EL TIO MATIAS, capatáz.

    MARIA, ama de Calixto.

    ESCENA PRIMERA.

    el tio matias (entrando) .

    ¡Alabado sea Dios! (Vuelve la cara por todos lados, y al ver que no hay nadie, añade:) Para siempre! Vamos allá! Esta casa está que no la conoce el albañil que la hizo. El amo no está en el despacho; el ama no está en la despensa, y en esta estancia no hay nadie!! Le dije ayer al amo: señor, hay que cavar la viña, que el año viene de mala vuelta, y si no se les dá á las cepas lo que piden, va á ser tan mala la vendimia, que ni el Padre Santo podrá consagrar: y por respuesta me dió un ladrido. El ama cuando me encuentra, no me dice ni adios, borrico. Sobre que desde que llegó de Sevilla el señorito Calixto con su tia, esa fantasmona con mas vientos que un fuelle, mas faralaes que alero de un tejado, y mas humos que el barco que manotea está trastornada la casa esta... Vaya! Ahí viene el señorito. ¡Qué real mozo se ha puesto! qué espelotado y qué bien empatillado! Y con eso, solo heredero de un caudal que no es ningun mayorazgo de perro y escopeta, sino de los recios... Este mozo es de los que no les falta sino sarna que rascar.

    ESCENA SEGUNDA.

    Entra azorado calixto .

    Estoy desesperado!... Dado á los diablos!

    tio matias.

    Dios guarde á V., señorito! ¡Qué sofocado está su mercé! ¡Válgame Dios, que viene V. hecho un toro de fuego!... ¿Qué es lo que le apura? Por lo visto se ha levantado su mercé con el moño alto.

    calixto .

    No he pegado los ojos en toda la noche!

    tio matias.

    ¿Cómo los había V. de pegar, si están las narices por medio?

    calixto (ensimismado.)

    ¿Qué partido tomar? ¿Qué hacer?...

    tio matias.

    Señorito, me asusta su mercé. ¿Qué es lo que le saca asina de tino?

    calixto.

    Ser el mas desgraciado de los hombres.

    tio matias.

    ¿Esas tenemos?... ¡por via del judío!..

    calixto.

    Mi enemiga suerte me depara un Padre avaro, una Madre corta de luces y egoista, y una Tia vana y tiránica. ¡Qué desgraciado sino! ¡Qué fatal estrella!...

    tio matias.

    Déjese su mercé de términos surruscantes, señorito, y cuénteme lo que le pasa, que no será la primera vez que el tio Matías saca á su mercé de atajos.

    calixto.

    Verdad es; pero no es el presente de los de antaño, como diría V. No se trata de disimular una travesura de niño, ni de lograr un capricho de muchacho: se trata de cosas de mas monta; se trata de mi suerte, de la felicidad de mi vida.

    tio matias.

    Pues con mas razon tome su mercé consejo. Como me vé V. con polainas y sajones, y como sabe que no tengo estudios de los finos, le parece á V. que no alcanzo y que no destingo. Pero yo diré á V., señorito, que el saberse manejar en este mundo indino no se aprende en los libros, sino con los años; asina el que quiera saber, que compre un viejo.

    calixto.

    Ya sé que para manejarse tienen ustedes, los que no leen, una gramática parda de que es V. catedrático de primer órden, tio Matías.

    tio matias.

    Llámela su mercé como quiera; pero tenga presente que el saber lo dan los años con la experiencia, y que siempre se ha dicho: no sabe el Diablo por Diablo, sino por viejo: de manera que yo, que soy mas viejo que Dupon, algo sabré: asina desabróchese V. y sepamos cuál es ese atolladero.

    calixto.

    Pues sepa V. que mi padre me quiere enviar á la Habana á recojer una herencia que le disputan. ¿Le parece á V.? ¡Como si no tuviese bastante con lo que tiene!

    tio matias.

    (Aparte.) Acúsome Padre que soy carpintero. ¡Tarugo tenemos! (Recio.) Señorito, el tener no es una razon para no aprovecharse de lo que la suerte nos depara. Y siempre se ha dicho: bueno es un pan con un pedazo.

    calixto.

    Que vaya el que lo desee por el pedazo, que yo no quiero ir. Mi Tia está empeñada en que me vuelva con ella á Sevilla, queme case con su sobrina Diana que es una alcuza vacía con muchos faralaes y cara de desenterrada, y que me establezca allí. En ese caso me deja por heredero de cuanto tiene; pero si no se atiende á esta su voluntad, me deshereda... ¡Que lo haga!

    tio matias.

    Eso debe tomarse en consideracion, señorito. Verdad es que la niña alcuza con mas faralaes que el mar, y mas moñas que un conejo de rifa, no me hace gracia y me achoca: pero en cuanto á la herencia, esos son otros cantares, y merece considerarse: y tenga su mercé presente antes de largar prenda, que cosas se hacen de prisa que se sienten despues despacio.

    calixto .

    Nada, nada: quédese con su sobrina y con su caudal, y váyase lo perdido por lo ganado. Mi Madre, por su lado, no quiere consentir de manera alguna en mi viage á la Habana, en mi establecimiento en Sevilla, ni que concluidos mis estudios, vuelva á salir de aquí.

    tio matias.

    ¿Y dónde había V. de ir que mejor le fuese que en su pueblo, en su casa, al frente de su caudal, señorito? ¿Acaso quiere su mercé ir á diputar á Madrid como el hijo del escribano?

    calixto .

    No trato de eso; quiero viajar por el extrangero, ir á Madrid, ó á cualquier parte. Tres son mis superiores, y cada cual tiene su parecer, sin que atiendan al mío! Vamos, esta es la familia del Dios Baco.

    tio matias.

    No diga V. eso, señorito; que la familia del Dios Baco son Padre, Hijo y el Demonio. Pero V. está, por lo visto, como el cigarron, que quiere saltar, y no sabe dónde.

    calixto .

    Mis padres que tienen mucho caudal y no tienen mas heredero que yo, ¿es justo que sean despóticamente mis tiranos? ¡Son crueles!

    tio matias.

    Señorito, mas que sea solo la lengua que hable, que no lo haga mal de los padres; que eso es tan feo como pegarle á Dios en Viernes Santo. ¿Cómo quiere V. que consientan en que como mal pájaro abandone su tierra, su casa, y á sus Padres en su ancianidad? Si tal quisiese mi hijo, le había yo de enseñar su obligacion con una cartilla de acebuche.

    calixto .

    No intento tal cosa. Estoy en que acabaré por establecerme en este pueblo, que aunque bien malo, es mi pátria y la de mi familia, y en el que radica el caudal que algun dia ha de ser mio; pero ya que mi posicion me lo permite, quiero antes de establecerme definitivamente en él, conocer el mundo, viajar, formar mis ideas, adquirir conocimientos para ser un caballero instruido y culto.

    tio matias.

    Ya que se le ha puesto á su mercé entre ceja y ceja el ver mundo, como le sucede á los mozos de los cuentos de encantamientos, no queda mas sino que se conforme el amo, le dé una lanza, su bendicion, y el mejor caballo de la cuadra. Bien está; no hay que decir; toda vez que no intente su mercé, á su vuelta del extrangero, ensayar el arado y el trillo de por allá.

    calixto.

    No tenga V. cuidado que no voy para estudiar trillos ni arados. En lugar de consentir en ese mi racional deseo, todos disponen de mí, sin tomar en cuenta mi propio parecer. ¿Puede darse tal tiranía? ¡Y luego dirán que me quieren! Lo que quieren todos es gobernarme.

    tio matias.

    Ya veo, señorito, que está V. como el conejo, que todos le tiran; pero el hijo bueno sufre lo malo y lo bueno. ¿Y le han dicho á V. sus mercedes sus intentos?

    calixto .

    No: me los ha comunicado mi ama, delante de la cual hablan sin reserva; pero ahora mismo voy á decirles á los tres con la boca de mi cara, que estoy firmemente resuelto á no ir á la Habana, á no casarme con la mal criada elegantona de mi prima, y á no sepultarme á los 23 años en un poblachon. (Dá unos pasos hácia la puerta.)

    tio matias (deteniéndolo.)

    ¿Qué va V. á hacer señorito... sino á dar una campanada mal dada, y nada mas? Párese V. señor!... que no por mucho madrugar amanece mas temprano! Vamos á cuentas. V. quisiera no embarcarse para la Habana, ni tampoco perder la gracia de su Padre, y los alimentos. ¿No es esto?

    calixto.

    Por supuesto... eso es.

    tio matias.

    Bueno sería tambien que sin casarse con la alcuza de nombre revesado, y faralaes almidonados, conservase V. la herencia y los bienes de su tia, sin tranquilla.

    calixto .

    Ya se vé!

    tio matias.

    Y V. quisiera, señorito, que su Madre consintiese en que se fuese por esos mundos, y si hacerse puede, que le previniese bien las alforjas.

    calixto .

    Ese es el colmo de mis deseos.

    tio matias.

    Pues, por ver si se logra, ¿quiere su mercé seguir mis consejos?

    calixto .

    Segun sean... Diga V.

    tio matias.

    Si no se han de seguir, me escuso el decirlos; y siendo así, junto este con este. (aprieta sus labios con los dedos.)Prométame V. hacer lo que le diga; que si no sale bien, siempre está V. á tiempo de hacer lo que había pensado.

    calixto.

    Prometo; y veamos lo que he de hacer.

    tio matias.

    Estarse callado y metido en sus calzones sin cogerles la delantera á sus mercedes: que estos casos lo que hay que hacer es ver ve ni.

    calixto (reflexionando).

    No atacar y estar á la defensiva para rechazar con ventaja. ¿Sabe V., tio Matías, que no me parece mala táctica?

    tio matias.

    La mejor, señorito, la mejor!... En este mundo, para no errar, no hay como no atropellarse, y ver venir.

    calixto .

    Oigo que mis Padres y mi Tia se acercan disputando.

    tio matias.

    Mejor!... Pero su mercé toque de suela y tome camino.

    (Calixto se vá corriendo.)

    tio matias (solo).

    El amo es buen hombre, y mal sastre. El ama, que no tiene mas luces que las del dia, es inocente de repique. La Tia es mas loca que un habar; á gentes de este jaez, se les dá mas vueltas que á una llave. A la presente, lo que se debe hacer es dejarlos entre sí, que una bola empuje á otra bola, y al mozo este es preciso meterle juncos para despabilar o.

    ESCENA TERCERA.

    Entran disputando acaloradamente Doña alfonsa , Doña concha y d. josé.

    Doña concha .

    Enviar á su hijo único á la Habana con peligro del vómito, para recoger una herencia problemática! Esto es inaudito, es una atrocidad!.. y no menos!

    Doña alfonsa .

    Embarcarse el hijo de mi corazon, y estarse un par de meses por esas mares hondas á mercé de las olas y del viento!... ¡Y esto por adquirir unos bienes, que gracias á Dios no necesita! No lo consentiré: nó.

    d. josé.

    Irá sin que consientas.

    Doña concha .

    Es que él no querrá ir, y hará bien.

    d. josé.

    ¿Qué es eso de no querrá ir, si se lo manda su Padre?

    Doña alfonsa .

    Es que no se lo mandarás, ni tomarás tal responsabilidad sobre tí; que eso sería de mal Padre...

    d. josé.

    No necesitaré hacerlo, puesto que no es Calixto tan niño que no comprenda sus intereses; y sábete que por recoger una herencia se vá, no á la Habana, sino á China, y se pone al trote aunque sea un Grande de España.

    Doña alfonsa .

    Solo lo hace el que no tiene otra cosa.

    Doña concha .

    Ó el que no tiene dinero para costear un agente.

    d. josé.

    ¿Un agente? ¿Para que cargue con el Santo y la limosna? ¡Cosas de mugeres! que como no tienen ni que agenciar, ni que manejar los intereses, no entienden de ellos una palabra.

    Doña concha .

    Pues ten entendido que si se vá en busca de una herencia que puede volverse sal y agua, como suele suceder con las herencias de América, pierde la mia que es positiva, y que le aseguro si se establece en Sevilla, y se casa con mi sobrina.

    Doña alfonsa .

    Establecerse en Sevilla! dejar solos á sus Padres en su ancianidad! abandonar su casa solariega, su caudal!... esto faltaba! Y además casarse por interés! No querrá, hermana, no querrá; y hará bien!

    Doña concha .

    ¿Que no querrá vivir en una capital, en lugar de hacerlo en un poblachon? ¿Que no querrá la herencia que le brindo, con una muger elegantísima, que es mi sobrina, y pacienta suya? ¡Pues tendría que ver!...

    Doña alfonsa .

    No querrá; porque no quiere á tu sobrina, y porque debe vivir al lado de sus Padres, en su pueblo, en su casa, como lo han hecho todos sus antepasados; ¿y es este, hermana, un motivo para que lo desheredes?

    d. josé.

    Por eso quiero yo que recoja la herencia de la Habana, de la que desde luego le hace cesion este que V., señora, llama mal Padre; para que viva independiente y sin tener que avasallar su voluntad á herencias con condiciones.

    Doña alfonsa .

    Mas la avasallaría si para lograr la herencia de la Habana se expusíese á ser pasto de los peces del mar, de los caimanes, de los cocodrilos, que se comen á los hombres enteros... ¡Dios nos defienda!

    d. josé.

    Miedos de mugeres; espantijos necios! Lo dejaremos á él que decida.

    Doña alfonsa .

    Santa palabra!

    Doña concha .

    Desde luego. Eso me place.

    Doña alfonsa .

    Pues qué! ¿Habrá hombre con sus cinco sentidos cabales, que se quiera embarcar, que se quiera casar á gusto ageno, y que quiera establecerse fuera de su tierra?

    Doña concha .

    Hermana, vives en Babia, y atrasada un siglo de la era presente.

    d. josé.

    En ninguna era hay quien no vaya á recoger una herencia.

    Doña concha .

    Lo dicho, dicho. Decida él.

    d. josé.

    Convenidos. (Se vá diciendo aparte:) Le hablaré.

    Doña alfonsa (aparte al salir).

    ¡Qué desengaño os vais á llevar! Querer conocer á un hijo, mejor que la madre que lo parió! (AMaría que ha estado en el fondo durante la escena.)María: llama á Calixto, que quiero hablarle.

    Doña concha (aparte saliendo).

    Pensar que Calixto, que es un muchacho elegante, se ha de meter en este villorro! ¡qué ceguedad! Imaginarse que un hombre rico se vaya á América á defender un pleito!... Qué mezquindad de señor de lugar! Pero bueno es prevenir á Calixto de lo que pasa.

    ESCENA CUARTA.

    calixto , el tio matias.

    calixto .

    Ya ha oido V. lo que ha dicho María. Los tres me andan buscando para proponerme sus planes, muy creidos en que estoy dispuesto á avenirme á ellos. Ahora es la ocasion que me esplique, tio Matias; ahora me oirán, y cada cual llevará un no debidamente recalcado.

    tio matias.

    Nada de eso! Se pierde V., señorito.

    calixto .

    ¡Pues no, que concedería á cada uno lo que de mí exige!

    tio matias.

    Tampoco.

    calixto.

    ¿Pues cómo ha de ser este niño?

    tio matias.

    Ni chato, ni narigon. Déjese ir, señorito: Déjese ir, y no diga ni si, ni nó. Ahí viene el amo; me voy; pero, señorito, no se desabroche V. y Déjese ir, sin soltar prenda.

    calixto .

    ¿Si tendrá razon el viejo marrullero? Vamos á ver, y sigamos las reglas de su gramática parda: seamos ambigüos para no exasperarlos ni consentirlos.

    ESCENA QUINTA.

    d. josé y calixto .

    d.

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