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Sabor a La Mexicana
Sabor a La Mexicana
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Libro electrónico152 páginas2 horas

Sabor a La Mexicana

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Mxico, sus tradiciones, costumbres y platillos se combinan en una historia divertida en la que los personajes principales te llevarn a conocer algunos de los mgicos lugares de este maravilloso pas, descubriendo al mismo tiempo, los sper alimentos que han formado parte de la nutricin de los mexicanos desde la poca precolombina. Hablar de la cultura mexicana tambin involucra hablar del calor y amistad del pueblo mexicano, algo que siempre lo ha caracterizado y por lo que ha sido reconocido a nivel internacional, ganndose el ttulo de Pas Amigo. La sencillez y humildad de la gente mexicana se ven representadas en una serie de pequeas historias que se entrelazan para dar paso a una trama en la que la amistad entre dos amigas incrementa conforme su amor por Mxico crece tras redescubrir que, lo que corre por sus venas, es sangre formada por la sabidura de las diferentes culturas que han habitado esta nacin junto con la belleza de los paisajes naturales combinados con los frutos que la noble y sabia tierra mexicana ha creado. Sabor a la Mexicana te har reflexionar sobre el valor que se le debe al trabajo artesanal, a la vida del campesino, al papel de la mujer en la cocina tpica mexicana y a esos alimentos mexicanos que se estn perdiendo, pero sobre todo te har reflexionar en el papel del que t puedes ser parte para conocer, preservar y transmitir esos legados.
IdiomaEspañol
EditorialBalboa Press
Fecha de lanzamiento25 feb 2015
ISBN9781504325387
Sabor a La Mexicana
Autor

Patricia Fromer

Patricia Fromer es graduada del Institute for Integrative Nutrition de la Ciudad de Nueva York, sus pláticas se basan en alimentos regionales, apoyo a la economía local y es creadora de “En Defensa de la Comida Mexicana”. Actualmente trabaja en los proyectos “The Creative Living Arts Center” y “Centro Holístico Hispano de Ayuda para la Salud y el Bienestar Integral Comunitario”.

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    Sabor a La Mexicana - Patricia Fromer

    Derechos reservados © 2015 Patricia Fromer.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida por cualquier medio, gráfico, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabación o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información sin el permiso por escrito del editor excepto en el caso de citas breves en artículos y reseñas críticas.

    Créditos de Autor: Patricia Fromer es graduada del Institue for Integrative Nutritrition. Actualmente trabaja en el proyecto titulado The Creative Living Arts Center el cual trata de crear programas que estimulan la creatividad individual y colectiva con el fin de apoyar a pequeñas comunidades.

    Balboa Press

    Una División de Hay House

    1663 Liberty Drive

    Bloomington, IN 47403

    www.balboapress.com

    1-(877) 407-4847

    Debido a la naturaleza dinámica de Internet, cualquier dirección web o enlace contenido en este libro puede haber cambiado desde su publicación y puede que ya no sea válido. Las opiniones expresadas en esta obra son exclusivamente del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor quien, por este medio, renuncia a cualquier responsabilidad sobre ellas.

    El autor de este libro no ofrece consejos de medicina ni prescribe el uso de técnicas como forma de tratamiento para el bienestar físico, emocional, o para aliviar problemas médicas sin el consejo de un médico, directamente o indirectamente. El intento del autor es solamente para ofrecer información de una manera general para ayudarle en la búsqueda de un bienestar emocional y espiritual. En caso de usar esta información en este libro, que es su derecho constitucional, el autor y el publicador no asumen ninguna responsabilidad por sus acciones.

    ISBN: 978-1-5043-2537-0 (tapa blanda)

    ISBN: 978-1-5043-2539-4 (tapa dura)

    ISBN: 978-1-5043-2538-7 (libro electrónico)

    Numero de la Libreria del Congreso: 2014922430

    Las personas que aparecen en las imágenes de archivo proporcionadas por Thinkstock son modelos. Este tipo de imágenes se utilizan únicamente con fines ilustrativos.

    Ciertas imágenes de archivo © Thinkstock.

    Fecha de revisión de Balboa Press: 2/25/2015

    Contents

    Descubriendo Sabores

    México Tradicionalmente Hospitalario

    ¿De dónde vienes?

    Compárteme tu vida

    Ingrediente Secreto (tu energía)

    Te comparto de lo mío

    Los viajes de mis padres

    En busca de una mayor riqueza

    No todo lo que relumbra…

    La otra cara de la moneda

    ¿Tianguis, mercado o supermercado?

    Sabor a la Mexicana

    ¡Regionalízate!

    Bibliografía

    A todas las luces que han alumbrado mi sendero, especialmente a mis padres, Mario y Celia, quienes con el trayecto de sus historias me han enseñado a valorar los eventos de la vida. A mi hermana Coty, hubiese querido pasar más tiempo contigo. A la salud de mi familia, de mis amigos y de México, recordemos que somos uno.

    Porque así me has dado mundo

    a conocer tus espacios,

    descubriéndote maravillosamente

    ante mis ojos admirados.

    Esta humilde alma te agradece vida

    haberle dejado saborear el néctar

    de tus rincones escondidos.

    Y descubriendo también en ti

    he aprendido,

    que importante no es el sitio

    sino lo que se haga en él.

    Patricia Fromer

    Agosto, 1993

    Descubriendo Sabores

    Creciendo en una pequeña ciudad en donde nunca pasa nada, el salir a pasear aunque fuera a unos cuantos kilómetros de distancia, resultaba en toda una aventura. Aunque claro, con el gran apetito que siempre ha caracterizado a mi familia, el comentario más frecuente no era sobre lo que íbamos a ver o a dónde nos íbamos a quedar o lo que íbamos a hacer, sino más bien lo que íbamos a comer, sobre todo si ya habíamos visitado ese lugar anteriormente. Los platillos y la sazón de cada Estado y de cada región era el tema central en nuestra espera inquieta.

    Y por favor no pidan chilaquiles decía mi papá justo cuando se nos empezaba a abrir el apetito y andábamos paseando por algún lugar. Esta fue la frase que despertó por primera vez en mí una inquietud sobre el por qué disfrutar lo típico de cada región a la que íbamos a visitar, ya que como el maíz ha sido nuestro alimento nacional y por ende todos sus derivados, pues la tortilla y sus combinaciones culinarias en muchos de nuestros platillos no sólo son utilizados en varias regiones de México, sino que son comunes en el menú diario de la mayoría de los hogares. Así que, cada vez que llegábamos a un restaurante del lugar que estábamos visitando, especialmente si nos encontrábamos en la zona costera, era una tradición oír la frase salir de la boca de mi papá: ¡Pa chilaquiles en su casa!

    El anhelado paseo nos hacía viajar antes de salir, las conversaciones que teníamos a la hora de comer o durante la merienda giraban alrededor de la última vez que habíamos visitado ese lugar, de lo que habíamos visto, de lo que le había ocurrido a alguno de nosotros, de las personas que habíamos conocido, de algo que nos había impresionado, de algo que nos sorprendía porque nunca lo habíamos oído mencionar o porque nunca antes lo habíamos visto, así pudiera ser una palabra, un ave, una flor, una comida o hasta un paisaje, aunque lo más común nos sucedía en el momento que entrelazábamos una conversación con los habitantes de aquellas regiones y es que, a pesar de que en México el idioma oficial es el español, también tenemos una gran cantidad de modismos, aparte de los dialectos, que varían de región en región, sin embargo de alguna forma nos damos a entender unos a otros, aunque nunca faltan los momentos en que esas variaciones del idioma nos llevan a situaciones graciosas y hasta embarazosas, como fue la ocasión en que me preguntaron si quería un birote, ni siquiera me pude imaginar lo que sería eso, pero seguramente la expresión de mi cara les hizo saber que me había imaginado lo peor.

    – ¿Biroteeee? –pregunté como si me estuvieran hablando sobre algo de otro planeta.

    –Sí, es un pan largo –me contestó el mesero con su acento costeño.

    El muchacho estaba un poco desconcertado pues no entendía el motivo de mi asombro.

    –Bueno, se lo traigo y si le gusta pos se lo come y si no pos lo deja.

    –Bueno –le contesté. Siempre y cuando se tratara de algo para comer estaba bien, pues para eso nosotros nunca nos hemos hecho del rogar.

    Cuando regresó con el famoso birote, resultó que era exactamente lo mismo que nosotros conocemos como bolillo, nos atacamos de la risa y no dejábamos de repetir la nueva palabra que habíamos aprendido birote. Lo más gracioso es que en otra ocasión y en otro lugar nos volvió a suceder exactamente lo mismo, nada más que esta vez nos preguntaron si gustábamos unos torcidos.

    Las malinterpretaciones se daban no sólo por el cambio de nombre de algunas comidas, sino también por la forma de hablar en los diferentes Estados.

    Recuerdo cuando una niña que tendría unos once años de edad y que vendía collarcitos de piedritas de río hechos a mano me preguntó–: ¿Y cuál es su gracia?

    Yo, sin pensarlo, le respondí:

    –Pues a mí me gusta contar chistes –y le pregunté–: ¿Pero cómo es que tú sabes que me gusta hacerme la graciosa?

    Ella se echó a reír cubriéndose el rostro con la mano izquierda, como si no hubiera querido reírse y sonrojada, como si no quisiera ofenderme, pensó las palabras antes de hablar y pronunció con más claridad como para no confundirme:

    –Mi gracia es Xóchitl. ¿Cuál es su gracia?

    Solté la carcajada por lo ridícula que me había yo escuchado y le contesté:

    –Mi gracia es Patricia.

    Después de despedirnos y de que ella me deseara que Dios me acompañara, no quedó en mí más que el pensamiento de reflexión de aquella niña, quien tan pequeña, ya estaba ganándose la vida como decimos en mi pueblo, y quien además conservaba la pureza de las costumbres de su región.

    Para otros, el uso de las palabras que se llegaban a malinterpretar los llevaba a problemas mayores, como le sucedió a mi hermano en un viaje que realizó con algunos amigos cuando decidieron parar a comer en una fondita. El día estaba bastante agradable así que decidieron sentarse en las mesitas que estaban afuera del pequeño lugar, todos pidieron algo de comer, después de un buen rato la comida arribó. Mientras empezaban a saborear sus platillos, mi hermano vio a la hija de la señito encargada de cocinar recargada en la pared de la entrada de la fonda y le dijo:

    –Oye, sal por favor.

    La chica se metió y en menos de lo que canta un gallo salió la mamá gritoneando:

    – ¡Óigame! ¿Por qué le está diciendo a mi hija que salga? ¿Qué se cree? ¿Qué quieren que los corra? ¡Compórtense o se van a tener que ir!

    Todos se quedaron completamente perplejos, mi hermano se defendió y le dijo que él no le había dicho nada, que solamente le había pedido que le trajera la sal.

    En México a pesar de que el idioma que hablamos todos los mexicanos es el español, en cada Estado del País la gente usa palabras muy particulares, la combinación de estas palabras son como los ingredientes que se utilizan en la preparación de un exquisito platillo, y son como la sazón que se le agrega a tan rico idioma, así como se le hace también a los platillos de cada rinconcito del País que es lo que hacen a sus lugares únicos, de tal forma que se te queda el antojo de seguir conociéndolos para disfrutarlos.

    México Tradicionalmente Hospitalario

    Se dice por ahí que: el que mucho se despide, pocas ganas tiene de irse, y es que, cuando uno llega de visita a algún lado y se siente tan a gusto en ese lugar, uno no quisiera que llegara el momento de la despedida, sobre todo si los factores que conforman ese momento están acompañados por una buena comida, una buena bebida y una buena charla, todo lo demás pasa a segundo plano, ya sea que esté lloviendo, que si la casa de los dueños es elegante y lujosa o pobre y sencilla, o si está situada con una vista hermosa o rodeada por muchas otras casas o departamentos, o si es humilde y con platos baratos, lo importante es la convivencia con esas personas y la experiencia de sentirse bien recibido. Una buena compañía es como una buena comida, se saborea poco a poco, se disfruta cada bocado y es difícil de olvidar; con el paso del tiempo, tal vez no recordarás lo que vestían las personas que te acompañaban, o los objetos que había alrededor de la casa, pero la bebida, la comida y la plática eso sí no se te olvida. Eso nos sucedía no sólo durante nuestros viajes alrededor de México, sino también durante visitas a familiares y amigos, amigos de los amigos y hasta a los eventos especiales de personas que ni conocíamos y que resultábamos ser invitados de los invitados, y es que, en México, es muy común hacer visitas no anunciadas, llegar solamente para saludar y te das cuenta de que realmente eres más que bienvenido por ese gesto que se demuestra con un alegre saludo, un fuerte abrazo y ese quédense a comer que nunca falta. Si resultaba que a los que visitábamos de sorpresa tenían un evento al que estaban invitados, nunca faltaba que nos dijeran que fuéramos con ellos, que a sus amigos, parientes o familiares les iba a encantar conocernos. A veces aceptábamos, a veces no, aunque nos insistieran, eso sí, dependiendo de la situación, porque a nosotros también nos enseñaron nuestros padres a no ser abusivos. Hay que recalcar que las personas más hospitalarias y a las que menos les importaba que fuéramos invitados de los invitados, o que llegáramos más bien de gorrones como es común decir en México, a

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