Oración y Espiritualidad: Una guía para hablar con Dios y amar como Jesús

Índice

Introducción

1. La oración cristiana

2. La vida de oración

3. La espiritualidad cristiana

4. La santidad como fruto de la espiritualidad

5. La espiritualidad hispana

Notas

Biografía del autor

Introducción

En los Estados Unidos de América, vivimos católicos provenientes de los diversos países de Latinoamérica, los cuales hemos traído con nosotros mismos diferentes tipos de espiritualidades, religiosidad popular, música cristiana e incluso formación religiosa que nos hace únicos, primero como latinos, pero también como individuos con un país de origen particular. A la vez hemos reconocido, que la manera en que nos relacionamos con Dios y expresamos nuestra vida espiritual, a pesar de ser en ciertos aspectos diferente, es algo que compartimos con nuestras hermanas y hermanos, no solo católicos, sino también cristianos en general alrededor del mundo. Por eso, a través de este libro, deseamos que como comunidad hispana profundicemos en la riqueza de la oración y aprendamos a expresar de una manera más fiel nuestra espiritualidad cristiana-católica.

Para el cristiano, orar no es una opción. Ser cristianos implica no solo seguir a Jesús sino más aún conocerlo y mantener un constante diálogo con El. La oración es intrínseca al cristianismo. El creer en Jesús como nuestro Señor y Salvador, nos lleva a tener una relación personal permanente con él. En este libro reflexionaremos en el significado de la oración para nosotros los cristianos y veremos algunos conceptos fundamentales que nos ayudarán a tener una constante relación con cada una de las personas de la Santísima Trinidad.

Normalmente cuando se dialoga acerca de espiritualidad pensamos en la oración. Al decir que una persona es espiritual, generalmente se relaciona con alguien que tiene un contacto frecuente con Dios. Pero la espiritualidad va más allá del simplemente orar, la espiritualidad envuelve cada instante de nuestra existencia. La espiritualidad cristiana está basada en cómo nos relacionamos con Dios, pero también en como reflejamos a Cristo. Por eso, en este libro profundizaremos el significado de la espiritualidad cristiana, presentando sus características, expresiones y etapas. A su vez, veremos algunas sugerencias concretas para establecer o continuar creciendo personalmente en la vida espiritual. También hablaremos del fruto de una verdadera espiritualidad cristiana, es decir, vivir igual que Jesús, en otras palabras, ser personas santas. Al final del libro, nos concentraremos específicamente en las características y expresiones de la espiritualidad de los latinos en los Estados Unidos.

En el primer capítulo profundizaremos en las formas en que podemos relacionarnos con Dios, de forma particular a través de la oración, pero reconociendo que un verdadero cristiano vive cada instante de su existir en la presencia de Dios, lo cual implica que ser espiritual significa reflejar constantemente la presencia de Jesús a todos los que nos rodean.

El creer en Jesús como nuestro Señor y Salvador, nos lleva a tener una relación personal permanente con él. Constantemente nos sentimos motivados a tener un diálogo, en el cual podamos expresarle nuestras necesidades, luchas, alegrías, logros y a la vez poder escuchar su voz, la cual nos impulsa a vivir en gozo y paz cada día.

Cuando las personas se enamoran de Jesús, es decir, tienen una profunda experiencia de conversión y desean empezar por primera vez o retomar la relación con él, hay algo en su corazón que los impulsa a dialogar con Dios. Sin embargo, una pregunta muy frecuente que me hacen en diversos lugares es ¿cómo puedo orar? ¿Cuál es la mejor oración? ¿Quién me puede enseñar a orar?

Por eso, en este primer capítulo veremos en primer lugar cual es el significado de la oración para nosotros los cristianos, profundizando en porque debemos orar y analizaremos algunas fuentes y maestros de oración cristiana que nos ayudarán a emprender, retomar o continuar en mayor profundidad nuestra relación con Dios.

La tradición cristiana nos enseña tres expresiones principales en nuestra vida de oración: la oración vocal, la meditación y la oración de contemplación, las cuales analizaremos en el segundo capítulo. Asimismo, presentaremos los diferentes tipos de oración, para cuando el Espíritu Santo nos inspire una oración en particular saber cómo expresarnos. A su vez, hablaremos de cómo debemos relacionarnos con cada una de las personas de la Santísima Trinidad, es decir, saber que decirle a nuestro Padre celestial, como dialogar con Jesús y como clamar al divino Espíritu. Al final de este capítulo hablaremos de la perseverancia, sobre la necesidad de esforzarnos para ser constantes y eficaz en la oración, ya que la vida del cristiano presenta diversos combates que afrontar día a día.

En los dos primeros capítulos nos concentraremos en la vida de oración del cristiano. Ya en el tercer capítulo hablaremos más en profundidad sobre la espiritualidad cristiana. Cuando escuchamos la palabra espiritualidad pensamos en la oración. Al decir que una persona es espiritual, generalmente la relacionamos con alguien que tiene un contacto frecuente con Dios. Pero la espiritualidad va más allá que el orar, envolviendo nuestras acciones las veinticuatro horas del día. La espiritualidad cristiana está basada en cómo nos relacionamos con Dios, pero también en como reflejamos a Cristo. En este capítulo profundizaremos en el significado de la espiritualidad cristiana, presentaremos algunos elementos generales, estudiaremos diversas espiritualidades tradicionales como la franciscana, benedictina e ignaciana, entre otras. A su vez, veremos algunas características particulares de la espiritualidad cristiana relacionadas con la comunidad, la justicia social, el trabajo, etcétera. Finalmente analizaremos las etapas purgante, iluminativa y unitiva de la vida espiritual y daremos algunas sugerencias concretas para establecer o continuar nuestra propia vida espiritual.

Después de ver en el capítulo tercero que la espiritualidad no solo se vive en los momentos de oración, sino que como cristianos estamos llamados a vivir todos los segundos de nuestra vida como auténticos discípulos misioneros de Jesús. Tal como varias veces lo ha enfatizado el papa Francisco, no basta ser solo discípulos o solo misioneros. Es como si fuera una sola palabra discípulos-misioneros. Ya que el auténtico discípulo, quien está sentado a los pies de Jesús contemplándolo y escuchándolo, necesariamente es un misionero que no puede guardar solo en su corazón, sino que necesita compartir con todos los que lo rodean el amor que le da su Señor. A la vez, un misionero no es solo el que puede hablar de Dios, en términos generales eso lo puede hacer cualquier persona. El auténtico misionero es aquel que habla de Aquél a quien conoce, no habla solo de algo que le contaron, sino de algo que el mismo vivió en intimidad con su amado Señor. Es aquel que es testigo, habla de Jesús, no solo con palabras sino más aún con su propia vida. Es así, que en el capítulo cuatro nos concentraremos en hablar del fruto de una verdadera espiritualidad cristiana, es decir, vivir como Jesús, en otras palabras ser santo/as. Para ello, analizaremos el llamado universal a la santidad que nos recuerda el Concilio Vaticano II y profundizaremos la oración del Padrenuestro desde la perspectiva de un camino de santidad. También presentaremos a María como un modelo a imitar, analizaremos como podemos relacionarnos con ella, orarle a ella y orar con ella, para alcanzar, tal como lo logro María, la meta de la