La Tebaida
Por Estacio
()
Información de este libro electrónico
Autores relacionados
Relacionado con La Tebaida
Libros electrónicos relacionados
Los siete contra Tebas Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Odas II Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRimas humanas y rimas sacras Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMetamorfosis. Libros VI-X Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Elegías (Anotada) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Tebaida Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Pónticas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFragmentos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Alceo, Poemas y fragmentos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Historia. Libros V-VI Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El cíclope Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl simposiarca: Memoria privada de la ilustración Griega Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAlcestis Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesObras breves Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDerroteros y viages à la Ciudad Encantada, ó de los Césares. Que se creia existiese en la Cordillera, al sud de Valdivia. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEduardo II Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesManfredo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLo maravilloso y el poder: Los presagios de imperio de los emperadores Aureliano y Tácito en la Historia Augusta Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEutidemo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJean Baptiste Louis, barón de Gros: Una vida entre cimas y abismos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHimnos homéricos. La "Batracomiomaquia" Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las aves Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAgrícola. Germania. Diálogo sobre los oradores Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Sobrino de Rameau Perro muerto en tintorería Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn humanista contemporáneo: Escritos y conferencias de Salvatore Puledda Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos Acarnienses Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEdipo Rey Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNovelas de Voltaire — Tomo Primero Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesQuéreas y Calírroe. Efesíacas. Fragmentos novelescos. Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La cueva de Salamanca Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Clásicos para usted
Los 120 días de Sodoma Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL Hombre Mediocre Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Arte de la Guerra - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Divina Comedia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Meditaciones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Yo y el Ello Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Principito: Traducción original (ilustrado) Edición completa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La interpretación de los sueños Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Viejo y El Mar (Spanish Edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El libro de los espiritus Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Arte de la Guerra Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El leon, la bruja y el ropero: The Lion, the Witch and the Wardrobe (Spanish edition) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Política Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Don Quijote de la Mancha Calificación: 5 de 5 estrellas5/5EL PARAÍSO PERDIDO - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El lobo estepario Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Odisea Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La ciudad de Dios Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La llamada de Cthulhu Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Ilíada y La Odisea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Crimen y castigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crítica de la razón pura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El sobrino del mago: The Magician's Nephew (Spanish edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El extranjero de Albert Camus (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El faro del fin del mundo Calificación: 4 de 5 estrellas4/550 Poemas De Amor Clásicos Que Debes Leer (Golden Deer Classics) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5To Kill a Mockingbird \ Matar a un ruiseñor (Spanish edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Obras Completas Lovecraft Calificación: 4 de 5 estrellas4/550 Obras Maestras Que Debes Leer Antes De Morir: Vol. 3 (Golden Deer Classics) Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Cuentos completos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Categorías relacionadas
Comentarios para La Tebaida
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
La Tebaida - Estacio
TEBAIDA
LA TEBAIDA
LIBRO I
Edipo, rey de Tebas, habiéndose sacado los ojos y retirado a vivir en una cueva del monte Citerón, en pena de haber muerto a su padre La-
yo, sin conocerle, y casádose con su madre,
llamada Yocasta, de quien tuvo dos hijos, Eteocles y Polinices, sintiéndose el rey despreciado de ellos y excluido del reino, invoca a Tesífone, furia del infierno, contra ellos, y maldícelos como a generación incestuosa. La furia siembra discordia entre los dos hermanos, y acuerdan
de reinar por suertes cada uno un año. Cupo la primera a Eteocles, y sale Polinices desterrado de Tebas. Júpiter junta concilio de dioses, y
determinando destruir a Tebas y a Argos, manda a Mercurio que baje al infierno por el
alma de Layo, padre de Edipo, para que incite a Eteocles que, pasado el año, no permita que le suceda Polinices en la vez de reinar, al cual en
este tiempo, que discurría por la Beocia, sobre-vino de noche una tempestad, y compelido de
la misma fortuna Tideo, príncipe de Calidonia, aportan juntos al alcázar de Larisa, corte de
Adrasto, rey de los argivos; y recogiéndose en los zaguanes de su palacio, riñen los dos sobre la posada. Al rumor baja Adrasto y los pone en paz. Juzgándoles por personas nobles, los apo-senta. Lleva Polinices vestido el despojo del
león nemeo, y Tideo el del jabalí de Calidonia. Repara Adrasto en ello, y certifícase de un orá-
culo antiguo de Apolo, que le dijo que dos hijas suyas casarían una con un león y otra con un jabalí. Hácelas venir a un convite que hizo a los forasteros, y en la mesa cuenta la causa de un sacrificio que este día se celebraba en Argos al dios Apolo.
1
Las armas, el furor de dos hermanos (1)
en pertinaz discordia divididos, contra ley natural odios profanos, reinos a veces entre dos regidos,
delitos sin disculpa, de tebanos, por injuria del tiempo no sabidos, para que al mundo su memoria espante,
me incita Apolo que renueve y cante. 2
¿Por dónde, oh musas, del Parnaso glo- ria, (3)
mandáis que dé principio al triste cuento?
Cantaré en el principio de mi historia de esta gente feroz el nacimiento, traeré el robo de Europa a la memoria, la ley inviolable y mandamiento
de Agenor, y forzado del destino a Cadmo, navegante peregrino. 3
Largo fuera el discurso si dijera, (y)
tomando tan de lejos la corriente, de aqueste labrador la sementera
que tuvo por cosecha armada gente, cuando, no sin temor de que naciera el fruto semejante a la simiente,
dientes sembró en los surcos de esta tierra, que guerra nace donde siembran guerra.
¢
Ni es bien ahora que despacio cante (q)
con cual pudo Anfión dulce armonía
cercar de muros la ciudad triunfante si tirios montes a su voz traía,
ni el triste fin de Sémele ignorante, obra de Juno, que celosa ardía,
ni por cuál ocasión, con rigor grave. al propio hijo dio la muerte Agave. y
Ni diré contra quién, con desatino, (12)
arco flechó Atamante desdichado, ni cómo, por huir sus furias, Ino las olas no temió del mar hinchado y en los brazos del Jonio cristalino fiada más que del marido airado, se arrojó con su hijo, do Neptuno
dio nueva vida y nombre a cada uno. 6
Por tanto, pues, de Cadmo dejar quiero (1y)
la contraria fortuna o suerte buena, el mal presagio o el feliz agüero,
la causa de su llanto y de su pena; que si otra lira le cantó primero,
la morada de Edipo, siempre llena de confusos gemidos y de llanto, han de ser el principio de mi canto.
[Dedicatoria de Estacio al emperador Domicia- no, y-11]
y
Puesto que yo cantar no he merecido (1y)
triunfante a Italia tremolar banderas, dos veces al flamenco, y dos vencido al que del Istro ocupa las riberas,
ni al godo rebelado, compelido
dejar al monte, habitación de fieras, ni cuando tiernos años, raro ejemplo
defendieron de Júpiter el templo. 8
Y tú, gloria de Italia, que a su fama (22)
nuevo esplendor y nueva luz aumentas, y al valor de tu padre, que te llama,
no menos digno hijo te presentas; de ti, que de su estirpe clara rama, en las hazañas imitarle intentas, imperio eterno Roma se desea
y que un monarca solo en ti posea. q
Y aunque, señor, te ofrezcan las estrellas (2¢)
lugar entre los rayos que despiden,
y porque quepa tu grandeza entre ellas la suya estrechen si a la tuya impiden, y aunque por digno de sus luces bellas con la región los cielos te conviden
de lluvias libre, y donde, por sublime, ni el rayo abrasador ni Bóreas gime; 1o y aunque Apolo su clara luz serena (2y)
te comunique al fin tan igualmente, que los rayos que adornan su melena imprima por diadema de tu frente,
y aunque de los caballos que él enfrena
te entregue el freno en su carrera ardiente, y aunque te dé que tengas en gobierno
su medio cielo Júpiter eterno;
11 contento goza el cetro merecido, (3o)
poderoso señor de mar y tierra,
y al cielo vuelve el don que te ha ofrecido,
que no en aqueste honor tu honor se encierra: y tiempo habrá que yo, más instruido, cantando hazañas en ajena guerra,
las tuyas cante en laureada trompa, que con fuerza mayor los aires rompa.]
12 ahora, pues, mi mal templada lira (33) armas de Tebas bastará que cante, cetro de dos tiranos, cuya ira
no halló en la muerte límite bastante. llama que juntos abrasar no aspira, reyes muertos en odio semejante;
vivos sin reino, y sin sepulcros muertos, pueblos de gente viudos y desiertos.
13
Digo en aquel infausto y triste día (38)
cuando con griega sangre sus raudales tiñeron, Dirce bella, que solía
adornar sus corrientes de cristales,
y el claro y manso Ismeno, que corría mojando apenas secos arenales,
que a Tetis admiró, cuando a su seno llegó de tanto estrago y muertes lleno. 1¢ Musa, con cuyo aliento los afanes (¢1)
renovar de la antigua Tebas quiero, decidme a quién de tantos capitanes
daré en mis versos el honor primero.
¿Al destemplado en iras y ademanes Tideo, ilustre, si soberbio y fiero,
o al sacerdote que en la injusta guerra armado, vivo le tragó la tierra?
1y
De Hipomedón me llama el gran trofeo, (¢3)
contra el rigor de un río opuesto en vano, y del de Arcadia el pertinaz deseo,
que su muerte obligó a llorar temprano, y el soberbio furor de Capaneo, despreciador de Jove soberano,
sujeto digno de inmortal memoria
y de cantarse en más heroica historia. 16 Ya el lecho incestuoso había dejado (¢6)
de Layo el sucesor, y a noche obscura él mismo había sus ojos condenado,
quitando con sus manos su luz pura; y dando nombre de infernal pecado
a lo que fue ignorancia y desventura, en parte obscura y lóbrega vivía
con larga muerte, aborreciendo el día. 1y Allí donde esconder piensa su afrenta (¢q)
y llorar, aun sin ojos, sus delitos, el triste día se le representa principio de sus males infinitos;
y allí con viva muerte se atormenta, porque siempre en el alma dando gritos le está, hecha verdugo, la conciencia.
¡Duro castigo, extraña penitencia!
18 Y viendo que con ánimo insolente (y3)
triunfan sus hijos de su pena y llanto, con la rabia y dolor que el alma siente, venganza pide al reino del espanto;
y al fin, hiriendo la arrugada frente,
Sus ojos enseñando al cielo santo (castigo de su error), de luz vacíos,
así dijo, haciéndolos dos ríos:
1q «Escuchad, negra Estige y Flegeto (y6)
y vosotras, deidades infernales, que