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Semiótica de la argumentación
Semiótica de la argumentación
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Libro electrónico220 páginas2 horas

Semiótica de la argumentación

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Semiótica de la argumentación: ¿podemos argumentar con imágenes? Es un esfuerzo académico docente por unificar diferentes orientaciones de la teoría de la argumentación junto a los análisis semióticos de las imágenes que inundan la iconósfera. Su diseño involucra un avance conceptual desde los elementos básicos del análisis argumental para luego dialogar y justificar la pertinencia en la observación de las imágenes que dominan los espacios de intercambio dialógico, tanto en redes virtuales como también en los soportes físicos de comunicación social. Cada sección busca —a veces de forma exploratoria, otras sobre trabajos medianamente consolidados— identificar los modelos argumentativos que subyacen a la comunicación mediante imágenes para así poder anticipar eventuales contenidos falaces e ideas preconfiguradas ocultas detrás de la emotividad desarrollada en la interacción social. Más allá del rigor conceptual propio de una obra de esta envergadura, este libro está diseñado como un repositorio de análisis y ejemplos sobre la materia, siendo de consulta fácil para todo lector ávido de indagar en la fuerza persuasiva de las imágenes, pero esta vez, desde un punto de vista argumentativo. Porque detrás de cada gesto icónico que se presenta como mensaje en los espacios públicos existe siempre un propósito que debe ser identificado antes de asumir una postura al respecto. ¿Las imágenes argumentan? La respuesta es un rotundo sí y esta obra es la justificación de tal afirmación.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento29 ene 2021
ISBN9788418386671
Semiótica de la argumentación
Autor

Miguel M. Reyes Almarza

Miguel M. Reyes Almarza, es Periodista y Licenciado en Comunicación Social y Magíster en Ciencias Sociales con mención en Participación Democrática. Desde el 2002 trabaja como académico, coordinador e investigador en el área de argumentación y debate en el ámbito universitario. Realiza además asesorías de comunicación y argumentación para colegios y organizaciones no gubernamentales en Chile y otros países. Noelia M. Escalona Gálvez, es Profesora de Lenguaje y Comunicación y Magíster en Desarrollo Curricular y Proyectos Educativos. Se ha especializado en evaluación, gestión de proyectos educativos y metodologías del aprendizaje. Desde el 2007 trabaja a nivel secundario en la enseñanza y práctica del debate como herramienta de desarrollo del pensamiento crítico en Chile.

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    Semiótica de la argumentación - Miguel M. Reyes Almarza

    Semiótica de la

    argumentación

    ¿Podemos argumentar con imágenes?

    Miguel M. Reyes Almarza

    Semiótica de la argumentación ¿Podemos argumentar con imágenes?

    Miguel M. Reyes Almarza

    Esta obra ha sido publicada por su autor, a través del servicio de autopublicación de EDITORIAL PLANETA, S.A.U. para su distribución y puesta a disposición del público bajo la marca editorial Universo de Letras, por lo que el autor asume toda la responsabilidad por los contenidos incluidos en la misma.

    No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier

    medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del autor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).

    © del texto, 2020:

    Miguel M. Reyes Almarza

    Diseño de la cubierta: Romina Riveros Riquelme.

    Edición lingüística: Noelia Escalona Gálvez.

    www.universodeletras.com

    Primera edición: 2020

    ISBN: 9788418385919

    ISBN eBook: 978841836671

    A mi pequeña gran familia,
    Compañía inmejorable en tiempos de pandemia

    Prefacio

    Como parte de una sociedad que le rinde culto en demasía a la imagen y mira de soslayo el poder del texto, siempre consideré necesario contribuir con urgencia a la construcción de un corpus teórico que diera cuenta de tal situación en tanto relación con los procesos argumentativos, sobre todo cuando las imágenes ostentan esa fuerza mágica, transformada en aforismo, de decir ‘más que mil palabras’.

    La duda que surge es a todas luces esencial, si la imagen dice más que mil palabras, ¿somos capaces de comprender tal lenguaje? Es más, ¿sabemos qué dicen esas ‘más que mil palabras’? Y no me refiero solamente a la expresión estética o iconográfica, sino también y con mayor atención, a la expresión semántica -mejor dicho, semiótica- que condiciona al lector. Porque las imágenes también son ‘leídas’ y en su rápida aceptación se asume una posición respecto de alguna idea o punto de vista.

    En el fondo las imágenes -y es la hipótesis central de este trabajo- son argumentos encapsulados que de ser mal entendidos u obviados pueden generar adhesión sobre ideas falaces o del todo mal argumentadas. Tales razonamientos encuentran en una fotografía o una ilustración terreno virgen para poder manipular el sentido de quienes, por pereza o falta de información, las aceptan y comparten cual ‘Caballo de Troya’ sin entender que son en su mayoría depositarias de puntos de vistas muchas veces violentos e incluso contrarios a la voluntad de quienes las manipulan con pasmosa inocencia.

    Llama poderosamente la atención lo exploratorio de este nicho de conocimiento que ofrece muy pocas referencias en profundidad , muchas de ellas poco exhaustivas a la hora de integrar todo lo que en este ámbito puede llegar a ser de utilidad. Sobre argumentación se han escrito ya numerosos textos y tratados, incluido nuestro pequeño aporte¹, así como también sobre teoría de la imagen, semiótica para ser más exactos. Pero ¿qué pasa cuando las imágenes dejan de ser meramente referenciales y pasan a determinar el razonamiento central del emisor? ¿Tenemos la capacidad de leerlas y comprender cuál es el razonamiento que las construye? Al parecer eso de las ‘mil palabras’ se cumple en tanto dificultad para un entendimiento absoluto.

    1 Reyes, Miguel & Escalona, Noelia. (2020) Argumentación para todos: Manual teórico-práctico para educadores, estudiantes y curiosos sobre la argumentación. Universo de Letras: España.

    Este libro – Semiótica de la argumentación- tiene por objeto aportar de forma transversal al estudio de las imágenes como estructuras de razonamiento en las cuales subyacen procesos argumentativos complejos que producen efectos significativos en las audiencias. Volviendo a la hipótesis que funda este trabajo, ¿podemos argumentar con imágenes? La respuesta será un gran sí ¿Tenemos control sobre esos procesos?, no siempre. El presente trabajo se encargará, en la medida de lo razonable, de resolver tal presunción.

    ¡Emoción y razón!

    Miguel M. Reyes Almarza

    Santiago de Chile, 2020

    Introducción

    El origen de las ideas

    1. Conceptos básicos de argumentación, 1.1. Argumentar, 1.2. Esquemas argumentales, 1.3. Criterios de validez, 1.4. Lo implícito, 1.5. El Entimema; 2. Justificación de la hipótesis del trabajo.

    No basta con afirmar algo para condicionar la lectura de un trabajo académico, sobre todo en lo que respecta a la argumentación, debemos ser claros en el soporte que le damos a nuestras pretensiones teóricas. Con el objeto de facilitar la lectura de aquellos que comienzan recién a interiorizarse en el mundo de las ideas fundamentadas, la primera parte de esta introducción cuenta con un pequeño resumen de la obra que antecede -al menos en tiempo de publicación- este libro² y que refresca los conceptos básicos de argumentación necesarios para poder comprender a cabalidad este trabajo. A continuación, conceptualización mediante, presentaremos un caso que ilustra adecuadamente la discusión que anticipa nuestra hipótesis –argumentar con imágenes- y desde allí tomaremos parte para avanzar en nuestra mirada respecto de los fenómenos.

    2 Reyes, Miguel & Escalona, Noelia. (2020) Argumentación para todos: Manual teórico-práctico para educadores, estudiantes y curiosos sobre la argumentación. Universo de Letras: España.

    El que conoce los nombres, conoce también las cosas

    Platón - Diálogos – 360 a.C.

    1. Conceptos básicos de argumentación

    Pertinente será, para el desempeño con este libro, manejar de forma consistente los criterios argumentales básicos, a saber, el concepto de argumento, su forma y la validez de los procesos argumentativos. En vista de esta necesidad revisaremos, antes de comenzar, algunas líneas conceptuales de utilidad para el provecho de esta obra. En el caso de que el lector maneje conceptos de argumentación de mediana complejidad puede avanzar directamente al punto 2 de esta introducción: Justificación de la hipótesis del trabajo.

    1.1. Argumentar

    La acción de argumentar puede ser definida como una actividad racional que utiliza en su formulación un punto de vista o idea (PV) que intentamos probar y al menos una razón (R) que apoye tal proposición. Es a esta fórmula (PV+R) a lo que llamamos argumento³.

    3 Ibíd., Capítulo dos.

    Ejemplo1: Voy a leer el libro anterior, ya que es muy útil para entender este.

    La razón –en el ejemplo- para leer el libro anterior será que este material se entiende mejor manejado los conceptos logrados en esa obra. Si alguien duda acerca de la afirmación, deberé adjuntar información que permita hacer legítima esa relación y este será un elemento diferencial en el trabajo argumentativo conocido como evidencia (E) y que es el respaldo constatable de la razón presentada en el argumento.

    Ejemplo 2: Voy a leer el libro anterior, ya que es muy útil para entender este según el autor.

    Como podemos observar, en el ejemplo 2, el autor del libro es en este caso la evidencia sobre su dificultad y contenido (evidencia de autoridad), por tanto, se acepta la razón referida a que contiene elementos previos a conocer y, evidentemente, eso reafirma el punto de vista, es decir, su lectura.

    1.2. Esquemas argumentales

    Respecto a la forma en que ciertos argumentos se relacionan entre sí será útil, para esta obra en particular, entender algunas estructuras esenciales de lo que se conoce como esquemas argumentativos, sobre todo aquellos definidos desde el enfoque pragma-dialéctico. Hablamos de los esquemas sintomático, instrumental y analógico.

    Un esquema argumental será de síntoma (o sintomático) si existe una relación de cercanía o concomitancia entre las razones y lo que se afirma en el punto de vista o conclusión (Reyes & Escalona, 2020, p.92) Es decir, aceptamos en contextos definidos argumentos que no están lógicamente conectados, no obstante, algunas razones suelen ir siempre acompañadas de ciertas ideas.

    Ejemplo 1: Juan no entiende porque es joven.

    Por mucho que asociemos la juventud con cierta inexperiencia emitir un argumento de este tipo no es suficiente para considerarlo legítimo, ya que el entendimiento puede tener múltiples factores más allá de la edad, a sabiendas de que lo primero que la gente pensará por ser parte de los idearios colectivos será que la juventud es una especie de situación de invalidez para ciertas cosas. Pero, como esto es imposible de probar, desde lo lógico y para todos los casos, es un simple síntoma.

    Si queremos asegurar perfectamente este argumento, deberemos considerar una instancia lógica, pragmática y de probatoria consistente para su evaluación, es lo que condicionaría el esquema instrumental o de nexo causal.

    La relación entre razones y conclusión tiene una fuerte condición de necesidad donde precisamente radica su fuerza argumentativa. La argumentación se basará, por ende, en relaciones causales del tipo acciones y sus efectos, así como también, medios para alcanzar ciertos fines. (Reyes & Escalona, 2020, p.95-96)

    Acá la pretensión de razonabilidad es la más alta desde el punto de vista argumental y las inferencias deben resistir todo análisis riguroso en base a la evidencia.

    Ejemplo 2: Juan no entiende porque su profesor tiene mala articulación vocal.

    No es maldad lo de Juan, acá la razón es factible de comprobar y es que una mala articulación impide que los sonidos sean ininteligibles. De seguro un buen argumento instrumental se blinda de manera eficiente con alguna evidencia que pueda ser solidara a la razón, en este caso, el hecho de que muchos otros estudiantes se hayan percatado de la misma situación sería una buena evidencia por autoridad de muchos, o si existen registros de problemas en el habla del docente, alguna certificación médica, por ejemplo, también actuaría como una evidencia de calidad para sostener el argumento.

    1.3. Criterios de validez

    Avanzando en esta compacta, pero significativa introducción a la argumentación, es bueno entender los procesos de validez. Aquellos que permiten discernir entre argumentos que de una u otra forma cumplen su función, no obstante, necesitamos evaluar cuál de todos es más sólido en el escenario pertinente. Esta es la exhaustiva tríada que Johnson y Blair (citado por Reyes & Escalona, 2020) reconocen como relevancia, aceptabilidad y suficiencia.

    Un argumento cumplirá con el criterio de relevancia si las razones son pertinentes con el punto de vista, es decir, ‘tienen que ver’.

    Ejemplo 1: Lloverá porque me duelen los juanetes.

    Sin especular acerca de otras formas de comprender la realidad, en estricto rigor argumental, el dolor en una protuberancia en el pie no es indicativo relevante para anticipar un pronóstico de lluvia.

    4 Acá debemos detenernos un poco. En este ejemplo en particular el error está supeditado por la correcta razón que genera el fenómeno, a saber, es posible que debido al cambio de presión atmosférica la sangre irrigue en mayor volumen la zona del ‘juanete’, pero,no llueve por causa del juanete inflamado, sino por la variación en la presión atmosférica, esa es la real causa que produce el efecto lluvia y el efecto dolor.

    Se cumplirá con el criterio de aceptabilidad, si la relación entre punto de vista y razón es lógica. Esta se dará dentro de un contexto legitimado desde lo formal y con base en axiomas reconocibles.

    Ejemplo 2: Lloverá, ya que así lo indica el barómetro.

    Ahora bien, no necesariamente debe ser un instrumento, sin embargo, debe ser una forma legitimada para aceptar tal razonamiento. En la disciplina meteorológica, lo que indica el barómetro es un dato aceptado. También podría ser, ya que así lo indica el ‘presentador del tiempo’ en televisión. En nuestra cultura occidental esa persona goza –incluso luego de innumerables pronósticos fallidos- de la legitimidad para poder anticipar el clima.

    Como criterio final, y muchas veces el más complejo de lograr, aparece la suficiencia. ¿Cuántos argumentos necesitamos para establecer un punto de vista? ¿Cuántas razones para consolidar un argumento? Acá no existe una fórmula perfecta debido a que cada situación debe analizarse por separado, ya que en algunos casos solo necesitamos una razón para probar nuestro punto y en otros casos una muy buena cantidad de estas.

    Ejemplo 3a: Murió, su cabeza está a 100 metros de su cuerpo.

    Y claro, si obviamos algún poder sobre natural, si alguien luego de algún tipo de trauma pierde su cabeza, es altamente probable que haya fallecido en el momento que intentemos explicar el hecho. Difícilmente alguien le intentará tomar el pulso al decapitado para corroborar su diagnóstico, estaría de más. Este argumento es suficiente.

    Ejemplo 3b: Los chilenos son personas muy aburridas, mi compañero de habitación es chileno y no asiste nunca a las fiestas de la facultad.

    Puede ser que exista cierta condición propia de los sureños e incluso de los habitantes de países australes y fríos, no obstante, el vicio argumental acá es que solo tiene como razón una muestra altamente reducida. Desde

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