La renta básica, ¿por qué y para qué?
Por Daniel Raventós
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Daniel Raventós
Es doctor en Ciencias Económicas y profesor titular de la Universidad de Barcelona. Ha sido conferenciante invitado en universidades europeas y americanas, y uno de los introductores académicos de la propuesta de la renta básica. Ha escrito diversos trabajos sobre teoría normativa republicana. Parte de su actividad la dedica a la edición y organización de la revista Sin Permiso (www.sinpermiso.info). Es presidente de la Red Renta Básica (www.redrentabasica.org).
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La renta básica, ¿por qué y para qué? - Daniel Raventós
Daniel Raventós
Doctor en Ciencias Económicas y profesor titular de la Universidad de Barcelona. Ha sido conferenciante invitado en universidades europeas y americanas, y uno de los introductores académicos de la propuesta de la renta básica. Ha escrito diversos trabajos sobre teoría normativa republicana. Parte de su actividad la dedica a la edición y organización de la revista Sin Permiso (www.sinpermiso.info). Es presidente de la Red Renta Básica (www.redrentabasica.org).
Daniel Raventós
La renta básica,
¿por qué y para qué?
Prólogo de Guy Standing
Epílogo de María Julia Bertomeu
Esta obra forma parte de una larga investigación que actualmente también está incluida en el proyecto PGC2018-094324-B-I00 (MCIU/AEI/FEDER, UE).
© Daniel Raventós, 2021
© Los libros de la Catarata, 2021
Fuencarral, 70
28004 Madrid
Tel. 91 532 20 77
www.catarata.org
La renta básica, ¿por qué y para qué?
isbne: 978-84-1352-147-3
ISBN: 978-84-1352-160-2
DEPÓSITO LEGAL: M-423-2021
THEMA: KC/KCF
impreso en artes gráficas coyve
este libro ha sido editado para ser distribuido. La intención de los editores es que sea utilizado lo más ampliamente posible, que sean adquiridos originales para permitir la edición de otros nuevos y que, de reproducir partes, se haga constar el título y la autoría.
Per a la Montserrat Cervera, per tot
Prólogo
La mayoría de la gente dice que cree en la libertad; cualquier persona que dijera lo contrario no sería considerada seriamente. Pero básicamente hay tres variedades de libertad. Este libro trata sobre la más ambiciosa y exigente de ellas, y ha sido escrito por un autor que ha dedicado años a su defensa de forma excelente.
Sin embargo, consideremos dos variedades de entender la libertad antes de tratar la más interesante, la republicana. Históricamente, los privilegiados y los de la derecha
política han abrazado lo que en el lenguaje moderno podría llamarse libertad libertariana, es decir, la libertad de elegir
nominal, que en la mente de Isaiah Berlin implica libertad negativa —libertad ante las restricciones del Estado— y libertad positiva —libertad para elegir trabajos, diferentes bienes y servicios de consumo, etc.—. Para los libertarianos modernos, el Estado mismo es y siempre será una restricción a la libertad, y como tal debe ser virtualmente abolido.
Esto es, por decirlo de forma cortés, la libertad de los fuertes. Su santo patrón debería ser Nietzsche. Albergan un tosco maltusianismo y una cruda creencia darwinista social en la supervivencia del más apto
, aquellos que pueden prosperar en una economía de mercado y ser más competitivos
. Irónicamente, algunos libertarianos declarados se han pronunciado a favor de una renta básica proporcionada por el Estado, pero esto se deriva de una conclusión pragmática de que este no puede ser abolido por completo y, para los libertarianos, es lo más cerca que podrían avanzar en esta dirección.
Algunos críticos han hecho la maliciosa deducción de que, dado que los libertarianos la apoyan, la renta básica debe ser una idea peligrosa. Esos críticos deberían centrarse en justificar un mejor Estado heredero de la Ilustración. Al fin y al cabo, Hitler favoreció un servicio nacional de salud. Eso no hace que ese servicio sea una mala idea.
Una segunda y más interesante forma de libertad es la que podría llamarse libertad liberal. Esta forma está arraigada en la Ilustración. En esta tradición, una buena persona es alguien que piensa y actúa moralmente, haciendo lo que cree que es correcto, respetando las necesidades y aspiraciones de los demás y haciendo todo lo posible para no hacer daño. La esencia de la libertad liberal es la libertad de ser moral
. No puedes ser moral si las autoridades te obligan a realizar determinadas acciones y no otras. Es por eso que los pensadores liberales clásicos del siglo XIX se opusieron sistemáticamente a todas las formas de paternalismo, incluido el paternalismo estatal.
Lamentablemente, la mayoría de los Gobiernos actuales abusan sistemáticamente del concepto explicado de la libertad liberal, particularmente en el diseño y la implementación de la política social. Y el paternalismo estatal se ha vuelto coercitivo, punitivo y regresivo, violando los principios básicos del debido procedimiento al aplicar sanciones
al precariado, quitándole los beneficios a los que tiene derecho sin respetar ningún principio de juicio justo y castigo proporcionado.
Esta tendencia está vinculada a una nueva ortodoxia en la economía dominante en Estados Unidos, conocida como economía del comportamiento o paternalismo libertariano, un oxímoron vinculado a la idea de nudge, es decir, alentar a la gente a tomar la decisión correcta
. Se basa en la idea de Jeremy Bentham del panóptico, ideado por él mismo para el diseño de las cárceles en 1797, en el que los presos eran inducidos a tomar la decisión correcta
o se enfrentaban a un aislamiento prolongado con una dieta de pan duro y mala agua. En los años setenta del siglo XX, Michel Foucault se limitó a adelantar nuestra apreciación de lo peligrosa que podría ser esta estrategia en un estado neoliberal.
En contraste con esta corrupción política de la libertad, que es terriblemente efectiva en nuestra era digital, la libertad liberal afirma que el Estado debe ser lo más neutral y transparente posible. Lamentablemente, es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Demasiados supuestos liberales hacen muchas martingalas. Los Gobiernos han extendido diversas formas de condicionalidad, y las pruebas de comportamiento y las sanciones se han racionalizado por motivos espurios como la integración social
.
Es la tercera forma de libertad la que ofrece la mejor esperanza de una verdadera libertad plena. A esto se le puede llamar libertad republicana, y es donde se posiciona Dani Raventós, como lo he hecho también yo en otros lugares¹. La esencia es la afirmación de que una persona solo puede ser completamente libre si no está sujeta a la dominación potencial de personas o instituciones exentas de la obligación de rendir cuentas. No se trata de libertad si una persona puede hacer lo que desea solo si pide permiso y se le da permiso para hacerlo, incluso si la autoridad que decide es muy benevolente. La libertad proviene de poder tomar decisiones por uno mismo, sin temor a represalias. Si una mujer está obligada a pedir permiso a su esposo o padre para hacer algo, eso no es libertad en el sentido republicano, incluso si el esposo siempre es benévolo y está de acuerdo con su solicitud.
La relevancia de esto para la proposición de que todo el mundo debería tener una renta básica individual debería ser clara y se especifica nítidamente en este libro. Muchas personas dependen económicamente de otras y, por lo tanto, tienen que ceder a su voluntad, hasta el punto de actuar de una manera que creen que complacerá al otro, incluso si prefieren actuar de otra manera. Una renta básica individual debilita la opresión inherente de esa situación tan extendida. Uno de los hallazgos de varios experimentos piloto de renta básica que no ha recibido suficiente atención es que después de comenzar a recibir su renta básica, algunas mujeres abandonan relaciones abusivas que previamente habían tolerado por su inseguridad económica.
Lo que se requiere es un sistema en el que la libertad republicana pueda combinarse con la democracia republicana; en el que resistir las técnicas manipuladoras de la plutocracia pueda generar una nueva era de democracia deliberativa e igualitaria. En eso, Dani Raventós y sus compañeros tienen más trabajo por hacer.
Guy Standing
Introducción
Cuando se decretó en gran parte del mundo el confinamiento debido a la pandemia de la COVID-19, algo extraordinario sucedió. La vida cambió. Así se dijo durante el confinamiento y se sigue repitiendo constantemente. ¿Realmente es así? Para los más ricos la vida ha cambiado poco. Algunos mueren por la COVID-19, bien es verdad. Para los que sobreviven, que son la inmensa mayoría, la vida sigue igual, o mejor. Al fin y al cabo las grandes fortunas consiguieron un nuevo récord, ya que entre mayo y julio incrementaron su riqueza un 27,5%. Mas para la población no rica la vida ha cambiado a peor. No se trata solamente de los inconvenientes de la mascarilla, de los protocolos de seguridad y de las incomodidades que todo ello comporta. Las cifras de incremento del paro, de la pobreza y de la pérdida de puestos de trabajo son demoledoras. En el mundo y en el reino de España.
Pongamos solamente unas pocas cifras del mundo y de aquí; del mundo: la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) considera que el PIB real de la economía mundial se contraerá en aproximadamente un 4,3% en 2020. De aquí: el número de pobres puede alcanzar fácilmente los 11 millones al finalizar 2020, la tasa de paro puede estar a punto de llegar al 20%. La existencia material de muchísima gente se ha deteriorado y en numerosos casos se ha destrozado.
No resulta extraño que la renta básica fuera, en las primeras semanas del confinamiento, una de las medidas que más atención mereció por parte de movimientos sociales, trabajadores y trabajadoras del llamado tercer sector, un puñado de académicos e incluso algunos medios de comunicación. Y lo más importante: esta atención creció entre la ciudadanía en general. Así fue en muchas partes del mundo y también en el reino de España.
El 22 de junio fui invitado a comparecer en la llamada Comisión de reconstrucción económica y social
que se realizó en las Cortes españolas. Una comisión de nombre rimbombante que no sirvió para nada interesante, como poco después se pudo comprobar. En parte de mi intervención² mencionaba como muestra de este interés por la renta básica que:
Hace solamente dos días, el sábado 20 de junio, se realizaron distintas movilizaciones en diferentes lugares en defensa de una plan de choque social
, con más de 500 entidades de todo tipo. En el primer punto podemos leer: Establecimiento de una renta básica incondicional
.
[…]
Pero también me gustaría ofrecerles, en apoyo de mi afirmación de que una parte importante de la ciudadanía está a favor de la renta básica y de forma creciente, los resultados de una encuesta reciente de la empresa IPSOS, de investigación de mercados, realizada en plena pandemia, del 12 al 13 de mayo, a 2.168 personas de todos los territorios del reino de España.
¿Está de acuerdo o no con la siguiente afirmación?: La renta básica es un ingreso incondicional y universal de 715 euros mensuales que recibirán todos los residentes adultos acreditados (143 euros los menores), como derecho de ciudadanía, que sería financiada mediante una reforma fiscal que supondría una redistribución de parte de la renta del 20% de personas más ricas hacia el resto de la población
.
Más bien de acuerdo: 56%; más bien en desacuerdo: 30%; 14% no sabe/no contesta. Interesante es que los hombres se muestran más en desacuerdo que las mujeres: 34% por 26%.
También es importante mencionar que en septiembre empezará una iniciativa legislativa europea por una renta básica.
Una movilización de más de 500 entidades hace 48 horas, una respuesta a una encuesta con una proporción de 2 a 1 entre la ciudadanía, y una iniciativa legislativa europea que se iniciará en los próximos meses³. Cada cual puede darle mucha, poca o hasta ninguna importancia. Pero el aviso para personas con antenas sociales seguro que es útil.
No todo el mundo está dotado de estas antenas sociales
, por supuesto. En este punto, tal como podemos inferir de los hechos posteriores, los partidos políticos, con alguna levísima excepción, no dieron la menor importancia a las distintas movilizaciones, encuestas y a buen seguro a la iniciativa ciudadana europea que ya se ha iniciado.
En general, los partidos políticos han mostrado un interés proporcionalmente mucho menor que la ciudadanía por la renta básica. Quizás se vean obligados a cambiar de opinión en fecha no muy lejana. Los partidos no son, en la mayoría de los casos, vanguardia de nada, en realidad van por detrás de muchas cosas. Pero a la fuerza ahorcan.
Este libro está pensado para contribuir, aunque sea de forma muy pequeña, a que la renta básica sea más conocida y mejor defendida entre la ciudadanía, no solamente entre especialistas. Si bien hay apartados técnicos, no son de comprensión difícil para cualquier persona interesada en la renta básica, aunque no esté familiarizada con la economía y la filosofía política.
El origen de este libro está en un artículo aparecido algunas semanas antes del confinamiento⁴. La editorial Los Libros de la Catarata me ofreció poco después de publicarse dicho artículo la posibilidad de escribir un libro ampliando los argumentos que allí se ofrecían. El texto que a continuación se presenta es el resultado de aquella petición. Es mucho más que la simple ampliación de aquel artículo, bien es verdad.
Algunos de los capítulos y alguna sección han sido escritos con otras personas, según se especifica en el lugar correspondiente. He considerado que se trataba de personas muy cualificadas en los temas respectivos y que podían enriquecer notablemente estas partes del libro. Quiero agradecer de forma explícita las aportaciones de Nuria Alabao, Jordi Arcarons, Sarah Babiker, Francisco Javier Braña, David Casassas, Carme Porta, Sergi Raventós, Lluís Torrens e Iñaki Uribarri. Todas estas personas respondieron inmediatamente con la mayor de las disponibilidades para colaborar. Con algunas de ellas llevo trabajando distintos aspectos de la renta básica desde hace más de 20 años. Sus aportaciones han mejorado muchísimo lo que yo hubiera hecho sin su colaboración. Pero los errores que a buen seguro tiene el libro son únicamente responsabilidad mía. Así suele decirse y bien está.
Quiero agradecer también a Guy Standing y a María Julia Bertomeu el prólogo y el epílogo que han realizado para este libro, respectivamente. Con Guy, a quien hace muchos años que conozco, coincidí presencialmente, en lo que hasta ahora ha sido la última vez hasta el momento, con motivo de un diálogo sobre republicanismo, democracia y renta básica, organizado por la Fundació Ernest Lluch el 10 de octubre de 2019⁵. Con María Julia la colaboración académica y política viene de muy lejos, especialmente en todo lo relacionado con la fundamentación del republicanismo. Ambos tuvimos la suerte de compartir muchísimos momentos de los últimos 20 años de vida del que fue su compañero y amigo mío Antoni Domènech, y del que tanto aprendimos. Este libro se debe también en buena parte a Toni.
Otras personas que no han colaborado directamente en el libro, pero a las que debo agradecer sus competencias, de las que me he beneficiado durante mucho tiempo, son Julie Wark, con la que he escrito un libro y docenas de artículos para la revista estadounidense Counterpunch, y Gustavo Buster, con el que comparto una larga amistad personal y política, así como la tarea semanal de editar la revista Sin Permiso⁶. También debo agradecer a todo el equipo de la revista sus innumerables aportaciones, que, de forma directa o indirecta, han mejorado a buen seguro lo que de bueno pueda tener esta obra.
Si este libro ha conseguido aportar algunos elementos de reflexión a favor de los distintos aspectos normativos y técnicos de la renta básica, habrá cumplido su objetivo; tanto para las personas ya convencidas de la necesidad de una renta básica como para las que son escépticas o directamente contrarias a la propuesta. A las primeras quizás para reafirmarlas en la potencia que tiene la propuesta de la renta básica, especialmente en una situación como la actual donde gran parte de la población no rica tiene una existencia material muy deteriorada; a las segundas para introducirles quizás alguna duda en sus discrepancias o, mejor aún, para aportarles mayor claridad en aquello en lo que no estamos de acuerdo. Uno de los principales libros, Clases, de un original partidario de la renta básica y gran sociólogo, Erik Olin Wright, empezaba con esta frase de Beatriz A. Wright: Debes aprender a escribir de tal forma que a tus críticos les sea lo más fácil posible saber por qué están en desacuerdo contigo
. Lo he intentado. El lector o lectora dirá.
Barcelona, Campdevànol, Ullà, octubre de 2020
Capítulo 1
La renta básica: una propuesta muy especial
DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS
La renta básica (RB) es una asignación monetaria a toda la población sin ningún tipo de condición. Una definición habitual sería: Un pago monetario regular a toda la población, de forma individual, sin comprobación de recursos económicos ni de su situación laboral
(Van Parijs y Vanderborght, 2017: 6); o una cantidad modesta de dinero pagado incondicionalmente a los individuos de forma regular (por ejemplo, mensualmente)
(Standing, 2017: 3). De forma extensa: la RB es una propuesta formalmente laica, se percibiría, en efecto, independientemente del sexo al que se pertenezca, del nivel de ingresos que se posea, de la religión que se profese (si alguna) y de la orientación sexual que se tenga. Simplemente por ser ciudadano o ciudadana, o residente acreditado. El concepto legal de ciudadanía es claro y no merece aquí ningún comentario. Lo que significa residente acreditado
ya no es tan claro. Lo especifica una ley, que debe establecer quién es y quién no es un residente acreditado. No hay duda de que, dependiendo de la orientación política de quien gobierne, esta ley puede ser más abierta o más restrictiva, pero, en todo caso, siempre será una ley la que establezca tal requisito. Más específicamente, la residencia acreditada puede ser equivalente a residencia fiscal. Está claro que los turistas no están incluidos, como tampoco es el caso de los diplomáticos. En ambos casos, sus retribuciones no están sujetas a la imposición en el país de paso
.
Las características de la RB son, entonces: pagada de forma regular, monetaria, individual, incondicional y universal.
Monetaria
Asignación monetaria, no en especie. ¿Por qué la RB debe concretarse en una asignación monetaria y no en especie? Una asignación en especie podría tomar una forma —cupones, por ejemplo— que solamente tuviera por finalidad unos usos muy determinados, como productos alimenticios, ropa, servicios sanitarios o una combinación de