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Educación para el siglo XXI: El desafío latinoamericano
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Educación para el siglo XXI: El desafío latinoamericano
Libro electrónico215 páginas4 horas

Educación para el siglo XXI: El desafío latinoamericano

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Este ensayo hace un balance –y propuestas– acerca de la realidad educativa de América Latina, el continente más postergado de Occidente en esta materia, con cerca de un 60% de sus personas mayores de 15 años que pueden calificarse objetivamente como analfabetos funcionales tanto en comprensión de lectura como en manejos aritméticos, que no van mucho más allá de poder contar dinero. Entre los que están egresando hoy de educación media se da casi el mismo porcentaje, además de escaso acceso, y elevada deserción. Como se verá en el texto, este ensayo postula que los orígenes y contextos políticos, económicos y sociales que han llevado a esta situación tienen raíces históricas muy similares. Por ende, aunque hay fuerte heterogeneidad en la región, como la que se ve en las cifras arriba mencionadas, los problemas y diagnósticos actuales son más similares que las diferencias. Esto a su vez abre interesantes y urgentes oportunidades para el diseño de algunas recomendaciones y soluciones comunes, y para niveles superiores de cooperación regional, compartiendo nuestros logros y también los fracasos, tanto en políticas educativas como en prácticas innovadoras en las aulas, aprovechando interesantes y promisorios avances en distintos ámbitos, tanto en el mundo como en nuestros propios países.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 oct 2019
ISBN9789562891929
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    Educación para el siglo XXI - Mario Waissbluth

    2018

    I. PROPÓSITO Y CONTEXTO

    SI SE mira con cierta perspectiva, el desafío de formar a quienes serán los futuros habitantes de una nación es tal vez el más complejo y crítico de todos para la sociedad en su conjunto y para sus gobiernos. Es ahí donde se define y construye el porvenir que se expresará en uno o dos siglos de distancia, y no es una exageración. Una persona que nace en el año 2000, que pasará por todo el proceso educativo hasta el 2024, si es que se titula como profesional, jubilará en el 2060 o 2070.

    Este millennial nacido en el 2000 influirá y será influido por el mundo laboral, cultural, valórico o político hasta el 2080. Pero no es solo eso. Influirá en sus hijos y nietos, y está demostrado hasta la saciedad que la formación del capital cultural en el hogar es uno de los elementos más decisivos en el desempeño de los estudiantes. Por ende, si este millennial tiene hijos en el 2030, estos a su vez repetirán el ciclo hasta el año 2100, en lo bueno y en lo malo que la herencia cognitiva, cultural y valórica se transmite intergeneracionalmente. Las decisiones que tomemos hoy en el ámbito de la educación y formación de personas tendrán un impacto inevitable al menos a lo largo del siglo XXII.

    Este ensayo hace un balance —y propuestas— acerca de la realidad educativa de América Latina, el continente más postergado de Occidente en esta materia, con cerca de 60% de sus personas mayores de 15 años que pueden calificarse objetivamente como analfabetos funcionales, tanto en comprensión de lectura como en manejos aritméticos, que no van mucho más allá de poder contar dinero. Entre los que están egresando hoy de educación media, se da casi el mismo porcentaje, además de escaso acceso y una elevada deserción.

    Como mero ejemplo, Chile ha tenido en forma consistente los mejores resultados de América Latina en los test de PISA¹ y TERCE,² y es el único de la región que ha participado en las pruebas más simples de comprensión lectora y aritmética de adultos como es el PIAAC,³ con los patéticos resultados que veremos a continuación.

    Un ejemplo, solo para dar una idea de la simpleza de este test. En comprensión lectora se le muestra a la persona una lista de diez simples reglas de un jardín infantil, solo una de las cuales es la pertinente a la pregunta, y no es capaz de identificarla en este listado.

    En comprensión numérica, se le muestra una figura de termómetro que marca la temperatura tanto en grados Celsius como Fahrenheit. El indicador marca 26 ºC. La pregunta es: ¿cuál sería la temperatura si esta disminuyera en 30 ºC? (la inclusión de la escala Fahrenheit es solo un distractor). El 62% de los adultos chilenos no puede responderla, al igual que con preguntas similares en un test realizado en 1998.

    GRÁFICO 1.

    Porcentaje de adultos que no pueden comprender

    el significado de un texto simple y breve

    Fuente: PIAAC 2016.

    Dejaremos a la imaginación del lector su extrapolación a la realidad de otros países de la región, cuando veamos datos comparables dentro de ella en otras pruebas. Una pregunta real del test de PISA Matemáticas 2012 que se aplicó a estudiantes de 15 años que están en la escuela es la que sigue:

    En un viaje, Elena anduvo en bicicleta 4 km en los primeros 10 minutos y luego 2 km en los próximos 5 minutos. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es correcta?

    A: La velocidad media de Elena fue mayor en los primeros 10 minutos que en los siguientes 5 minutos.

    B: La velocidad media de Elena fue la misma en los primeros 10 minutos y en los siguientes 5 minutos.

    C: La velocidad media de Elena fue menor en los primeros 10 minutos que en los siguientes 5 minutos.

    D: De la información proporcionada, no es posible decir nada sobre la velocidad media de Elena.

    A continuación, el porcentaje de alumnos de algunos países que responden correctamente esta pregunta de Nivel 2.

    GRÁFICO 2.

    Porcentaje que responde correctamente

    una pregunta Nivel 2 en matemáticas

    Solo 2% de los estudiantes chilenos logró las competencias matemáticas más altas, de Nivel 5 en la escala de este test, y de ahí viene el resto para abajo. En muchos países de América Latina, con elevada deserción en educación secundaria, muchos jóvenes —cerca de la mitad— ni siquiera llegan a la situación de poder rendir el test de PISA, pues no están en la escuela a los 15 años.

    Para continuar esta breve panorámica e incluir un número mayor de nuestros países, ahora veremos los resultados de la prueba TERCE 3º Básico Matemáticas 2013, con el porcentaje de alumnos a quienes les va bien. Con resultados decepcionantes, la heterogeneidad es aún peor. Al llegar ya a sexto básico, los alumnos chilenos descienden a 18%, y los mexicanos se les acercan un poco, a 14%. La brecha se acortó dentro de la mediocridad.

    GRÁFICO 3.

    Porcentaje de estudiantes sobre Nivel 4,

    TERCE matemáticas 2012

    Aunque suene rudo decirlo, por más que hayamos avanzado, los latinoamericanos somos en materia de resultados educativos el basurero de los países desarrollados. Algunos de nuestros ministros de Educación se defienden diciendo que estas no son pruebas adaptadas a nuestra realidad. ¡Pamplinas! Los diferentes países que participan en la prueba PISA aportan con preguntas y discuten su estructura. Las bicicletas de las Elena, Helen y Elenova son iguales en todas partes.

    En materia de cobertura y acceso, tan solo 56% de los estudiantes brasileños y 66% de los mexicanos, los dos países de mayor población de la región, terminan hoy la educación media. Esta cifra es inferior al 50% en Nicaragua. La tasa bruta de cobertura en secundaria alta varía desde 55% en Colombia y Brasil hasta 99% en Chile.

    En el ámbito de la educación superior, citando un reciente estudio del Banco Mundial, a juzgar por los resultados, el desempeño del sistema es decepcionante. En promedio, alrededor de la mitad de la población de 25-29 años de edad que comenzó la educación superior en algún momento no finalizó sus estudios, sea porque aún están estudiando o porque desertaron.

    Si bien hay comprensibles diferencias de avances y nivel entre los países de la región, con la notable excepción de Cuba⁵ que desgraciadamente no participa en estos test, todos ellos están a gran distancia de los países avanzados, de acuerdo a cualquier indicador que se los evalúe, desde el nivel preescolar a la educación superior.

    Como se verá en el desarrollo del texto, este ensayo postula que los orígenes y contextos políticos, económicos y sociales que han llevado a esta situación tienen raíces históricas muy similares. Por ende, aunque hay una fuerte heterogeneidad en la región, como la que se ve en las cifras antes mencionadas, los problemas y diagnósticos actuales son más similares que las diferencias. Esto abre a su vez interesantes y urgentes oportunidades para el diseño de algunas recomendaciones y soluciones comunes, y para niveles superiores de cooperación regional, compartiendo nuestros logros y fracasos, tanto en las políticas educativas como en las prácticas innovadoras en las aulas, aprovechando los promisorios avances en distintos ámbitos en el mundo y en nuestros propios países.

    Aunque suene rudo decirlo, los latinoamericanos somos en materia de resultados educativos el basurero de los países desarrollados, al menos en lo que a test estandarizados se refiere. Algunos de nuestros ministros de Educación se defienden diciendo que estas no son pruebas adaptadas a nuestra realidad. ¡Pamplinas! Los diferentes países que participan en la prueba PISA aportan con preguntas y discuten su estructura.

    Como autor, me basé en la experiencia de nueve años de trabajo sistemático en la Fundación Educación 2020,⁶ la que se dedica a proponer políticas públicas, cooperando a la vez con escuelas en sectores vulnerables, con una combinación muy especial de enfoques tanto en políticas públicas como de trabajo práctico en terreno. Asimismo nos hemos coordinado e intercambiado experiencias y conocimientos durante ya un lustro con 14 instituciones similares de la región, que integramos la Red Latinoamericana de Organizaciones de la Sociedad Civil por la Educación (REDUCA).⁷

    Esto ha permitido no solo elaborar un diagnóstico general, sino que más importante aún disipar algunos mitos de políticas públicas y postular un conjunto variado de propuestas y soluciones de corto y largo plazo,⁸ con la convicción de que es posible avanzar a velocidades significativamente mayores de lo que ha ocurrido hasta ahora, como ha sucedido de modo reciente y gratificante en Perú y Colombia según los resultados de PISA

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