Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Desde $11.99 al mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

El rey loco
El rey loco
El rey loco
Libro electrónico119 páginas56 minutos

El rey loco

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer vista previa

Información de este libro electrónico

El rey loco es un drama teatral de José Zorrilla. Escrito en verso, se desarrolla en torno a la historia de de Wamba, el monarca visigodo al que los nobles obligaron a aceptar el trono para terminar expulsándolo de él.-
IdiomaEspañol
EditorialSAGA Egmont
Fecha de lanzamiento16 feb 2021
ISBN9788726561708
El rey loco
Autor

José Zorrilla

José Zorrilla fue poeta y dramaturgo español y una de las figuras más destacadas del Romanticismo. Estudió leyes en las universidades de Toledo y Valladolid, pero no lo aprovechó demasiado y acabó huyendo a Madrid, donde tras vivir en la más absoluta pobreza, consiguió cierta fama. Fue un escritor prolífico: escribió principalmente historias nacionales, pero cultivó también la lírica, las leyendas y el teatro. Vivió en París, Londres y México. De regreso a España, en 1866, pudo comprobar que, pese a la extraordinaria popularidad que había alcanzado su obra, no conseguiría solucionar sus apuros económicos. El reconocimiento le vino cuando en 1882 ingresó en la Real Academia Española; en 1884 fue nombrado cronista de Valladolid y en 1889 poeta nacional en Granada. El genio de Zorrilla como poeta de su tiempo se advierte primordialmente en sus leyendas como A buen juez, mejor testigo y en su poema épico Granada (1852). Entre sus principales y exitosas obras dramáticas figuran Don Juan Tenorio (1844) y Traidor, inconfeso y mártir (1849).

Lee más de José Zorrilla

Relacionado con El rey loco

Libros electrónicos relacionados

Crítica literaria para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para El rey loco

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    El rey loco - José Zorrilla

    Saga

    El rey loco

    Cover image: Shutterstock

    Copyright © 1847, 2020 José Zorrilla and SAGA Egmont

    All rights reserved

    ISBN: 9788726561708

    1. e-book edition, 2020

    Format: EPUB 3.0

    All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

    SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

    PRIMERA PARTE.

    Wamba es mas grande que la gloria humana, y prefiere á ser rey, ser caballero.

    (Acto III. Eseena V.)

    Este drama es propiedad del editor de la Galería Dramática, el cual perseguirá ante la ley al que le reimprima ó represente en algun teatro del reino, ó en alguna Sociedad de las formadas por acciones, suscripciones ó cualquiera otra contribucion pecuniaria, sea cual fuere su denominacion, con arreglo á lo prevenido en las Reales órdenes de 5 de Mayo de 1837, 8 de Abril de 1839 y 4 de Marzo de 1844, relativas á la propiedad de las obras dramáticas.

    Acto primero.

    PERSONAS DEL ACTO PRIMERO.

    Wamba. Sr. Latorre.

    Germano.

    Rodesinda.

    Paulo.

    Hassan, esclavo nubiano, negro de color.

    Nobles, pueblo y soldados godos.

    La escena es en Idánia la Vieja, pueblo de Lusitania.— Año 672, de N. S. J. C.

    __________

    Interior pintoresco de un arruinado templo Romano, preparado convenientemente para el juego escénico de este acto.

    ESCENA PRIMERA.

    Multitud de nobles y pueblo Godos rodeando á Paulo le escucha con muestras de aprobacion. Algunas teas repartidas por la escena, ya en manos de actores, ya colocadas en tos escombros, alumbran esta asamblea, que debe tener el carácter severo de la raza de hombres, que la celebra.

    Paulo. Para salvar la nave del estado

    no hay mas medio á mi ver. Solo un piloto,

    á voluntad de todos encargado

    del indócil timon, al casco roto

    puede dar ya contra la mar y el viento

    el necesario impulso y movimiento.

    De otra manera, con rubor lo digo,

    poco á poco la mar le anega todo,

    y sin amparo, ni poder, ni abrigo

    naufraga para siempre el reino godo.

    ¿Quereis salvarle?

    Pueb. Sí.

    Paulo. Dá todavia

    treguas y medio la propuesta mia.

    ¿La aceptais?

    Pueb. La aceptamos.

    Paulo. De ese modo

    Separémonos ya: pronto la aurora

    derramará su purpurina lumbre

    sobre la oscura tierra: mas primero,

    y ya que de nosotros nadie ignora

    de su eleccion la conveniencia, espero

    que todos jurareis, como es costumbre,

    cooadyuvar á que cumplida sea

    la noble decision de esta asamblea.

    ¿Venis en ello?

    Pueb. Sí.

    Paulo. Pues concluyamos.

    ¿Convencidos estais de que los Godos

    huérfanos y sin gefe necesitan

    un rey que los gobierne?

    Pueb. Sí, lo estamos.

    Paulo. ¿Reconoceis en el propuesto todos

    los dotes que para ello le habilitan?

    Pueb. Sí.

    Paulo. ¿Resueltos estais de grado ó fuerza

    á obligarle á que acepte el grave cargo

    y la suprema autoridad ejerza,

    para que el reino con el tiempo largo

    no desmaye y se pierda de tal modo

    que enemigos osados y avarientos

    se le repartan en pedazos todo?

    Pueb. Sí.

    Paulo. ¿A Wamba alzais por vuestro rey?

    Pueb. Le alzamos.

    Paulo. ¿Jurais, eu fin, que como tal, contentos

    seguireis sus banderas?

    Pueb. Lo juramos.

    Paulo. Recto es el fin y vuestra causa grande.

    ¡Dios os lo premie pues, ú os lo demando!

    Buscaré al nobilísimo guerrero,

    que en estas soledades ha vivido

    del cortesano estruendo retraido,

    y en darle á conocer seré el primero

    lo que en pró general se ha decidido.

    Donde quiera que le halle haré que al punto

    enciendan mis soldados una hoguera

    sobre el monte mas junto;

    y el lugar en que esté nuestro elegido

    señalará ondeando mi bandera.

    Allí acudid, y desde aquel momento

    dad por terminado el alzamiento.

    Hasta entonces, amigos, retiraos.

    (Vanse todos poco á poco.)

    El pueblo es mio. En cuanto al viejo insano

    como él acepte el puesto soberano

    lo mismo que le alcé le precipito.

    Resta burlar la astucia de Germano,

    con cuya fuerza mi poder limito:

    ya estoy solo con él, le iré á la mano.

    (Durante estos últimos versos Paulo queda solo en la escena; y despues de mirar en derredor con precaucion hace una seña, á la cual aparece Germano saliendo de entre los escombros.)

    ESCENA II.

    Paulo. Germano.

    Paulo. Son idos, sal.

    Germano. Allá voy.

    Paulo. ¿Viste? ¿Oisle?

    Germano. Ví y oí.

    Paulo. Sabes, pues, como cumplí.

    ¿Cumplirás tú?

    Germano. En eso estoy.

    Mas como en tal cumplimiento

    nos vá á los dos la cabeza.

    Paulo, hablemos con franqueza,

    si te parece un momento.

    Paulo. Habla.

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1