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Los múltiples caminos a la subsistencia: Movilidades y accesibilidad desde espacios no centrales de la metrópoli
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Los múltiples caminos a la subsistencia: Movilidades y accesibilidad desde espacios no centrales de la metrópoli
Libro electrónico291 páginas3 horas

Los múltiples caminos a la subsistencia: Movilidades y accesibilidad desde espacios no centrales de la metrópoli

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Cuando se piensa en la naturaleza de los territorios no centrales en una metrópoli, es necesario situar a las poblaciones y los espacios que no han recibido el foco principal de atención de las políticas y las inversiones urbanas. Si bien los grandes proyectos de rehabilitación, que resitúan ciertos espacios urbanos dentro del escenario de movilidades e inversiones nacionales e internacionales, están pensados para dinamizar realidades urbanas muy concretas y mejorar sus condiciones de vida, situarse en los contextos no centrales implica vivir en la penumbra de la atención pública y en el seno de un buen número de dificultades para la subsistencia cotidiana. Los imperativos de la competencia interurbana y de la globalización de los movimientos de mercancías, personas y capitales imponen este tipo de proyectos muy bien delimitados territorialmente, dejando otros espacios algo más olvidados, presa de sus propias dinámicas donde la reproducción de las condiciones de vida se convierte en el mayor reto a superar.
El propósito de este libro colectivo consiste en devolver a estos territorios la atención y el foco académicos, preguntarse cómo se desarrolla la subsistencia en aquellos territorios no centrales, con menor peso e influencia políticas, y que esperan largamente que la iniciativa privada o pública llegue para mejorar su articulación con el resto de la realidad social y urbana. La obra se ubica en un campo de estudios muy concreto, relativo a la movilidad y la accesibilidad urbana, lo que perfila de manera particular el abanico de asuntos que concitan nuestra atención.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento9 oct 2020
ISBN9786075475097
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    Los múltiples caminos a la subsistencia - Fernando Calonge Reillo

    Scaglione.

    Índice

    Introducción. La accesibilidad en territorios

    no centrales del área metropolitana de Guadalajara

    FERNANDO CALONGE REILLO

    Capítulo 1. Accesibilidad y medios de transporte:

    el caso de tres colonias de San Pedro Tlaquepaque

    Rodolfo Humberto Aceves Arce

    Ivette Flores Laffont

    Capítulo 2. Horizontes de movilidad en una periferia metropolitana: el caso de El Salto

    Fernando Calonge Reillo

    Capítulo 3. Movilidad urbana y desarrollo humano:

    la experiencia de dos contextos habitacionales en Tonalá

    María del Carmen Barranco Martín

    Capítulo 4. La adaptación de las familias jóvenes a la periferia: polaridades espaciales en Tlajomulco de Zúñiga

    Sandra González Villa

    Conclusiones. Vivir y desplazarse desde espacios no centrales

    Fernando Calonge Reillo

    Autores

    Introducción

    La accesibilidad en territorios

    no centrales del área metropolitana de Guadalajara

    FERNANDO CALONGE REILLO

    Investigando en espacios

    no centrales de la metrópoli

    Cuando se piensa en la naturaleza de los territorios no centrales en una metrópoli, es necesario situar a las poblaciones y los espacios que no han recibido el foco principal de atención de las políticas y las inversiones urbanas. Si bien los grandes proyectos de rehabilitación, que resitúan ciertos espacios urbanos dentro del escenario de movilidades e inversiones nacionales e internacionales, están pensados para dinamizar realidades urbanas muy concretas y mejorar sus condiciones de vida, situarse en los contextos no centrales implica vivir en la penumbra de la atención pública y en el seno de un buen número de dificultades para la subsistencia cotidiana. Los imperativos de la competencia interurbana y de la globalización de los movimientos de mercancías, personas y capitales imponen este tipo de proyectos muy bien delimitados territorialmente, dejando otros espacios algo más olvidados, presa de sus propias dinámicas donde la reproducción de las condiciones de vida se convierte en el mayor reto a superar.

    El propósito de este libro colectivo consiste en devolver a estos territorios la atención y el foco académicos, preguntarse cómo se desarrolla la subsistencia en aquellos territorios no centrales, con menor peso e influencia políticas, y que esperan largamente que la iniciativa privada o pública llegue para mejorar su articulación con el resto de la realidad social y urbana. La obra se ubica en un campo de estudios muy concreto, relativo a la movilidad y la accesibilidad urbana, lo que perfila de manera particular el abanico de asuntos que concitan nuestra atención.

    Preguntarse por movilidad y accesibilidad urbana en un contexto metropolitano no central o incluso periférico implica cuestionarse por el espacio de residencia de nuestras poblaciones objeto de estudio y por la relación que ese espacio guarda con el resto de territorios de la conurbación. Asimismo, nos interesa indagar cómo esa ubicación y la generación de distancias respecto a los espacios urbanos significativos y que son fundamentales para conseguir la reproducción de los hogares son salvadas a través de la red de transportes de la metrópoli, tomada en todos sus segmentos, motorizados, no motorizados, formales e informales. También nos preguntamos por las dificultades que viven los hogares en territorios no centrales de la metrópoli por salvar esas distancias y por las estrategias que implementan para poder desarrollar a lo largo de la metrópoli el grueso de las actividades indispensables para su supervivencia. Finalmente, nos interesa ubicar este tipo de investigación contra el telón de fondo de metrópolis que progresivamente se están haciendo más polarizadas y desiguales, es decir, queremos averiguar cómo esa ubicación de las residencias, los servicios y el transporte está reforzando procesos de exclusión social y de marginación de los que se nutre el capitalismo en su fase contemporánea.

    Estas tendencias las estudiamos con las particularidades de una metrópoli de tercer orden global y en un país en desarrollo, como es el área metropolitana de Guadalajara (amg), México. A pesar del papel secundario de la metrópoli, no deja de experimentar buena parte de estos procesos de segregación urbana internacionales que se anudan con aquellos otros vernáculos que se extienden desde la Colonia española. Preguntarse por la persistencia de estos fenómenos en este tipo de conurbación implica considerar cómo existen en una metrópoli con focos de inversión y crecimiento homologables a los del primer mundo; sin embargo, al mismo tiempo hay que preguntarse cómo las clases populares y algunas capas de las medias buscan articularse de la mejor manera posible con unos espacios urbanos cada vez más desiguales. El amg de hoy es un territorio de amplios contrastes, y buena parte de ellos se observan describiendo dónde viven sus poblaciones, dónde desarrollan sus principales actividades, cómo se trasladan y cómo todo ello influye en sus condiciones cotidianas de subsistencia.

    En este primer capítulo introductorio asentaré resumidamente varios de estos ejes temáticos que son rectores de nuestras investigaciones. Para ello, en un primer momento presento las dimensiones del concepto de accesibilidad urbana, el cual es conductor de cada una de las investigaciones particulares que después se presentan. A continuación, indico de qué manera se disponen y a qué retos responden las necesidades de accesibilidad urbana que encarnan estas poblaciones que se ubican en territorios no centrales de una metrópoli ampliamente fragmentada. Seguidamente, presento de forma resumida nuestro caso de estudio y el proyecto compartido de investigación del que se nutren todos los capítulos. Como en toda sección introductoria, cierro haciendo una pequeña presentación de los principales contenidos que se reúnen en cada uno de los capítulos.

    La accesibilidad urbana y la exclusión social

    Para pensar de qué manera unas poblaciones residentes en áreas no centrales de la metrópoli consiguen desplazarse por ella para realizar sus principales actividades, es importante situar el concepto de accesibilidad. Originariamente este concepto fue interpretado desde una perspectiva más geográfica, que enfatizaba las propias características que un determinado emplazamiento tenía respecto al resto de emplazamientos relevantes. Así, este tipo de definiciones tradicionales resaltaban el número de oportunidades que se encontraban disponibles desde un lugar determinado, y para una distancia y tiempo de traslado igualmente determinados (Kellerman, 2006: 10). El objeto de estudio era el espacio en su relación con otros, para lo cual era muy importante analizar tanto la conectividad de los diferentes emplazamientos entre sí (Rodrigue, Comtois y Slack, 2006: 28) como las características y el interés que suscitaban para atraer desplazamientos (Ohnmacht, Maksim, y Bergman, 2009: 16). Este tipo de propuestas, tan centradas en las características de los emplazamientos y en su vinculación y conectividad, hacían difícil poner rostro a los agentes de la movilidad, los sujetos y sus hogares, e investigar de qué manera la estructura de la ciudad canalizaba sus esfuerzos por trasladarse a los espacios para ellos relevantes.

    Es por eso que no tardó en cambiarse la formulación y pasarse de una forma lógica a interpretar la accesibilidad en términos de facilidad. Desde esta propuesta, se señala que la accesibilidad es la sencillez para involucrarse en una serie de actividades relevantes, que se desarrollan en espacios concretos (Hull, 2011: 19). Como bien reflexionan Miralles y Cebollada (2003: 14), esta redefinición implica cambiar la perspectiva del espacio a los sujetos, lo que permite preguntarse por las formas como se organizan para desplazarse en un entorno particular y por las estrategias que se ponen en marcha para poder llegar a los lugares relevantes (Cahill, 2010: 82). De esta manera, será importante para nosotros atender a las distintas facilidades o dificultades que tienen los sujetos para desplazarse desde esas áreas no centrales de la metrópoli a los espacios que son fundamentales para su reproducción.

    En esta definición están implícitas en principio tres dimensiones. Por un lado, estamos hablando del sistema de transporte en todos sus segmentos como la herramienta que permite a los sujetos y a los integrantes de los hogares trasladarse por el territorio. Así, el transporte sería un instrumento que favorece que los sujetos accedan por los distintos espacios del territorio (Lucas, 2004: 10). Para conocer de qué manera lo hacen, es necesario indagar de qué forma se privilegian los distintos medios de transporte dentro de una metrópoli, sus costos o la extensión y las frecuencias del transporte público (Seo, Ohmori y Harata, 2013: 851). En particular, se insiste mucho en cómo una buena cobertura de la red de transporte público puede facilitar que todas las poblaciones puedan alcanzar exitosamente los lugares donde desarrollan cotidianamente sus actividades (Stren y Polese, 2000: 28).

    Junto a la naturaleza del sistema de transportes, también es importante considerar la estructura del propio territorio y cómo en su extensión se reparten y distribuyen las residencias, los trabajos y los diversos servicios urbanos. Si partimos de una definición de accesibilidad que se apoya en la facilidad para llegar a los distintos lugares significativos, es fundamental estudiar dónde se sitúan estos en relación con los sujetos y hogares. En este sentido, una buena distribución de recursos que los ubique en proximidad, especialmente de las poblaciones más vulnerables, facilita el acceso y mejora su propia condición de vida (Grieco, 2015: 83).

    Finalmente, se hace también hincapié en las propias características y en los atributos de los sujetos. No en vano la accesibilidad es la facilidad para unos determinados sujetos, y no para un sujeto abstracto y universal. En este sentido, son personas particulares que, a la hora de estructurar sus estrategias para desplazarse, parten desde marcos cognitivos y perceptuales que filtran a dónde podrán o no llegar (Le Vine, Lee-Gosselin, Sivakumar y Polak, 2013: 2). Asimismo, se ha enfatizado que sus niveles de preferencias o las competencias que encarnan los sujetos son igualmente relevantes a la hora de analizar cómo se figuran los lugares a los que pueden aspirar a desplazarse y la manera como lo hacen (Kaufmann, Bergman y Joye, 2004: 750).

    En los cuatro municipios del amg consignados como no centrales (Tlaquepaque, Tlajomulco, Tonalá y El Salto) estaremos reiteradamente aplicando nuestro análisis sobre estos aspectos básicos de la accesibilidad. Será de nuestra incumbencia identificar los lugares de vivienda y los cambios residenciales de nuestros sujetos. También analizaremos la distribución de los trabajos y demás recursos urbanos y cómo se ubican en relación con sus domicilios. Asimismo, analizaremos la manera como utilizan el sistema de transportes en todos sus segmentos (no motorizado, motorizado, convencional, masivo, formal e informal) para poder acceder a sus espacios significativos. Por último, asumiendo la perspectiva de los sujetos, será muy importante para nosotros investigar cómo orquestan sus diferentes estrategias para desplazarse por el entorno, y cómo priorizan ciertas necesidades de transporte en el seno de unas disponibilidades reducidas de recursos.

    Este análisis está abocado a contribuir a uno de los ámbitos de estudio más fructíferos de la accesibilidad: el estudio de la exclusión social. Cuando nos ubicamos en un escenario de poblaciones marginadas o no centrales, estudiar la accesibilidad ha significado comprobar los procesos territoriales que favorecen que sigan quedando relegadas de participar en las actividades y procesos urbanos que promueven el ascenso y la promoción sociales. En particular, los estudios sobre accesibilidad son cruciales para averiguar los mecanismos que hacen que las poblaciones pobres no estén aprovechando o no estén participando de los procesos de crecimiento y desarrollo económico (Social Exclusion Unit, 2003). Como ha subrayado Soja (2010: 32), dado que en la actualidad la mayor parte de la población mundial pobre vive en ciudades, el estudio sobre el acceso de los ciudadanos a los recursos urbanos se hace fundamental para explicar los presentes procesos de estratificación y exclusión social.

    Retos de accesibilidad y exclusión

    para poblaciones en territorios no centrales

    La mayor parte de estas amenazas de exclusión social que pesan sobre las poblaciones desfavorecidas de las urbes contemporáneas se produce porque, para ellas, la accesibilidad se desarrolla en un escenario urbano caracterizado por dinámicas que las perjudican de forma sistemática. Sin querer ser exhaustivos, en este apartado presentaremos algunas de esas dinámicas, las cuales en otros capítulos se analizan con mayor detalle. Estas dificultades afectan los tres ejes que hemos identificado que fundamentan la accesibilidad: la organización del territorio, los medios de transporte disponibles y las estrategias y decisiones que los sujetos toman para realizar sus viajes.

    Desde el punto de vista del territorio, nunca se insistirá lo suficiente en cómo el crecimiento urbano disperso que se ha producido en las últimas décadas en todas las regiones metropolitanas, pero en especial en las de los países desarrollados, ha impuesto importantes obstáculos para garantizar una efectiva accesibilidad urbana. Este crecimiento condiciona que las ciudades de países pobres se extiendan en radios de decenas de kilómetros (Diaz, Plat y Pochet, 2013: 57; Faiz, 2011: 41) y los principales servicios y trabajos dejen de situarse en una asumible distancia. Así, las poblaciones de bajos ingresos, especialmente si se ubican en las periferias urbanas, tienen dificultades para encontrar en sus inmediaciones los recursos y el equipamiento básico para su reproducción (Garland, Massoumi, Ruble y Tulchin, 2007: 7; Eibenschutz y Carrillo, 2011: 90; Lindón, 1997: 9), y tienen que realizar viajes más largos para poder llegar a ellos, algo que implica incurrir en gravosos gastos (Cliffton y Lucas, 2004: 16; Masoumi, 2014: 34). Estos son condicionantes que nos hemos encontrado sistemáticamente presentes en nuestros casos de investigación del amg.

    La situación para los grupos de población que viven en las periferias metropolitanas empobrecidas y que, como veremos, no gozan de un buen acceso a transporte público, les obliga a intentar comprarse un vehículo motorizado con que poder cubrir las largas distancias (Diaz, Plat y Pochet, 2013: 56), y, ya sea por esta solución o el uso del escaso transporte público existente, deben realizar una serie de gastos en ocasiones inabordables para los escasos ingresos con que cuentan (Zolnik, 2012: 28). En términos generales, estas dificultades de acceso en un territorio disperso y no central de la ciudad se producen para la mayor parte de los servicios y trabajos urbanos necesarios.

    Así, se ha estudiado de qué manera la concentración del comercio en grandes superficies en las principales ciudades tiene como resultado el acabar con el comercio pequeño de proximidad, que es especialmente beneficioso para las poblaciones de bajos recursos y que no disponen de automóvil para trasladarse a realizar sus compras (Biba, Rosiers, Theriault y Villeneuve, 2006: 175; Castillo y López, 2009: 141). En estos contextos, se constata un empobrecimiento general de las oportunidades de adquirir alimentos frescos y saludables, ante la desaparición de los pequeños supermercados de barrio donde las poblaciones cercanas puedan comprar sus productos (Wang, Tao, Qiu y Lu, 2016: 28; Heynen, 2006: 129). El abasto cotidiano y sus dificultades fueron temas reiterados en nuestras diversas investigaciones sobre las condiciones de acceso de las poblaciones en municipios no centrales del amg.

    En lo que respecta a la ubicación de los centros educativos, en nuestros diferentes estudios analizamos las dificultades que encuentran las poblaciones pobres de acceder a planteles en donde sus hijos puedan revertir el rezago y la marginación sociales. En ese sentido, se ha señalado que la ausencia de suficientes centros educativos en las inmediaciones fuerza que los hogares tengan que conformarse con los más cercanos que existan, o invertir elevadas sumas de dinero para desplazar cotidianamente a sus hijos a otros más distantes pero que pudieran ser de mayor calidad (Faulkner et al., 2010: 5). En especial en esta área de provisión de servicios urbanos, se ha incidido en lo importante que es establecer una política que busque ubicar un buen número de planteles de calidad en las proximidades de los domicilios (Nelson, 2010: 114), para compensar los rezagos que pueden sufrir determinadas poblaciones.

    El acceso a los servicios de salud presenta similares problemas. El vivir en entornos con escasa disponibilidad de este tipo de equipamiento determina que los habitantes se conformen con el centro o la asistencia que tienen más cerca, aunque no fuera de su elección, o que puedan llegar a acudir con menor frecuencia de la recomendable a recibir atención médica (Hernandez y Rossel, 2015: 31). El acceso a los hospitales es especialmente sensible, dado que existen en menor número y se disponen a mayor distancia, especialmente en las zonas periféricas donde reside buena parte de las poblaciones desfavorecidas (Horner et al., 2015: 187).

    Por último, la dispersión urbana ha incidido también en cómo se distribuyen los centros de trabajo, especialmente para las poblaciones desfavorecidas. En este aspecto, los problemas de accesibilidad se ubican en especial en las zonas periféricas. Por un lado, se señala cómo buena parte de los nuevos empleos y trabajos se ubican en zonas del extrarradio metropolitano (Lau, 2011: 234), en los nuevos polígonos industriales o centros de oficinas, zonas mal cubiertas por el transporte público y a las que las poblaciones desfavorecidas tendrían mayores dificultades para llegar. Por otro, la ubicación periférica de muchas de estas poblaciones complica sobremanera las formas de desplazarse a trabajos que puedan situarse en el resto del área metropolitana (Serulle y Cirillo, 2016: 109). El desplazamiento al trabajo, en este contexto de metrópoli dispersa, es motivo de nuestro interés en las diferentes investigaciones desarrolladas en los espacios no centrales del amg.

    La particular distribución de los recursos urbanos por el territorio en las metrópolis se suma a las formas de transportarse que les son prototípicas. Igualmente se ha insistido cómo, de manera asociada, la dispersión del territorio tiene su correlato en el incremento de los viajes desarrollados en automóvil y en las dificultades por prestar un servicio apropiado a través del transporte público. Así, se ha señalado de qué forma las áreas urbanas actuales imponen un tipo de vida basado en el automóvil, que permite realizar flexiblemente actividades imprescindibles que se ubican cada vez más distantes (Böhm, Jones, Land y Paterson, 2006: 6). Contando con la existencia de largas distancias y la necesidad de tener que cubrirlas en cualquier hora del día, el automóvil parece imponerse como la herramienta de viaje idónea (Cahill, 2010: 8).

    Ahora bien, aun contando con un automóvil, las condiciones de acceso a

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