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Cinefilia: entre el gusto y la calidad
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Libro electrónico197 páginas2 horas

Cinefilia: entre el gusto y la calidad

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Este no es un texto de crítica de películas, ni un tratado profundo sobre cine, ni el resumen de un informe de investigación, aunque seguramente tendrá elementos de todos los anteriores. Se trata de la compilación de algunos textos escritos alrededor del concepto y la experiencia de la cinefilia con una intención pedagógica y de debate. El libro que tiene en sus manos habla de la cinefilia desde la idea de que el gusto no es sinónimo de calidad. Así es como se pretende plantear una sana discusión sobre la diferencia entre ambos términos, frontera difícil y difusa que a veces resulta complicada incluso para los más expertos críticos de cine.

Se espera que el lector sienta que tiene un texto que le permitirá conocer otros puntos de vista frente al cine; pero, sobre todo, que lo disfrute y siga gozando de la magia de las películas que nos ofrecen una ventana abierta al mundo y un espejo en el que bien podemos vernos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 jul 2018
ISBN9789581204106
Cinefilia: entre el gusto y la calidad

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    Cinefilia - Jerónimo León Rivera Betancur

    cuento

    Agradecimientos

    Este libro ha sido escrito poco a poco, disfrutando cada tema, cada investigación, cada palabra. Escribirlo ha sido un ejercicio de voluntad y disfrute con propiedades terapéuticos para mí. Agradezco de corazón a mis estudiantes que me motivan a compartir información y conocimiento y a mis colegas que me enseñan y retan a ser mejor cada día. A mis hijos que soportan mis trasnochos y hacen más felices mis días y a mi esposa que es primera lectora y amorosa compañía. A la coordinación de blogs del diario El Tiempo, en especial a Edgar Medina y Camilo Calderón, por la confianza y el acompañamiento a mi blog en el periódico. A la Universidad de La Sabana, donde siempre me he sentido cómodo y bien valorado; en especial a la decana de la Facultad de Comunicación, Adriana Guzmán de Reyes, y al equipo de la Comisión de Facultad, y a Elsa Cristina Robayo, directora de Publicaciones, por creer en este libro.

    Prólogo

    El cine es un amplio y muy variado universo. Hay tantas películas como tipos de cinéfilos. Hace un par de años, haciendo una larga fila en el Teatro Heredia, escenario favorito y por tradición del Festival de Cine de Cartagena, el más antiguo de Latinoamérica, hablaba con Jerónimo Rivera de la crítica cinematográfica y de cómo los juicios de valor son cada vez menos tenidos en cuenta por el espectador.

    Con la llegada de las redes sociales, especialmente, la audiencia dejó de ser pasiva y los juicios de valor han quedado casi que exclusivamente a su nombre. La tendencia a simplificar el ejercicio de comentar una película —por cierto, de alta responsabilidad— a unas cuantas estrellas o a tres palabras: buena, mala o regular resulta odiosa e injusta con una producción y es, por demás, incómodo para quien emite su concepto. Toda película buena tiene sus peros, así como toda película mala habrá de tener aspectos para destacar.

    Cinefilia: entre el gusto y la calidad reflexiona sobre eso y me recuerda esa conversación que merecidamente comparte hoy Jerónimo y extiende en estas páginas. Pueden haber tantas lecturas como ojos mirando una obra, y por ello, los conceptos de gusto y calidad son diferenciados aquí en una tentadora invitación a ser más receptivos con las propuestas que plantea la cinematografía y a recibir de mejor manera lo que por una serie de factores que determinan nuestros gustos personales no aceptamos como válidos o tendemos a desacreditar. Bien señalaba el célebre cineasta japonés Akira Kurosawa (1910-1998) al citar que las películas no son planas sino esferas multifacéticas.

    Por muchos años, Jerónimo ha sido más que un crítico de cine, un analista de todo lo que ocurre en el séptimo arte. Así es como él prefiere ser llamado cuando de esta actividad se trata, como un analista de cine. Y lo ha hecho con un lenguaje accesible y ameno. Prueba de ello es, por ejemplo, la estupenda comparación que en este libro utiliza para explicar cómo un analista de cine es aún capaz de seguir disfrutando de una película, a pesar de tener en su mente una serie de conceptos teóricos y técnicos en su mente. Analizar una película es como conducir un carro, los primeros días tenemos el manual en la cabeza y cada movimiento que hacemos está acompañado por la instrucción mental ‘clutch, primera, clutch, freno’, hasta que llega un día en que llegamos a nuestra casa sin darnos cuenta de cómo lo hicimos.

    Durante los años en que ha publicado sus columnas en El Tiempo y en su sitio web, no solo ha compartido sus apreciaciones sobre las películas, sino que ha mostrado un profundo interés por los distintos fenómenos cinematográficos, entregándonos varios textos de interés general.

    Otra de las virtudes escondidas de las publicaciones que hacen parte de este libro es la forma como va incluyendo ideas, conceptos, reflexiones, inquietudes, teorías o vocabulario que son explicados sin misterio, elevando el nivel de conocimiento en la materia de sus lectores, al usar como pretexto temas tan aparentemente básicos como el ritual de ir a cine, el consumo de crispetas, el risible comportamiento de algunos espectadores en la sala o los daños causados por quienes suelen contar lo esencial de una película (los temidos spoilers).

    Estoy segura de que disfrutarán, en este libro de cine recopilatorio, el capítulo dedicado a la ciencia ficción, donde de forma apasionante va difuminando los límites entre realidad, imaginación y fantasía, haciéndonos caer en cuenta, y con referencias palpables, cómo este género, al igual que en la literatura, ha resultado en ocasiones profético. Querrán algunos conocer o repetir los títulos que revela el autor.

    La función de un buen crítico de cine, aunque el término no le gusta a Jerónimo, pero posee todos los créditos para serlo, está en la capacidad de guiar a sus lectores con respeto, de abrirles el espectro y brindarles otras herramientas para dar lectura a una obra o detectar las manías de la industria, como lo hace en la extensa cantidad de textos dedicados a la desmedida fascinación por los premios, los desbordados presupuestos que los estudios destinan a las superproducciones, sus asfixiantes campañas publicitarias y la escasez de ideas nuevas en sus historias.

    Cinefilia: entre el gusto y la calidad cierra con una serie de listas guía para educadores y comunicadores, otras de sus pasiones y actividad profesional. Sírvanse disfrutar el contenido de este libro variado en temas y rico en conocimiento.

    Sandra Milena Ríos Urquina

    Presidenta

    Círculo Bogotano de Críticos y Comentaristas de Cine (CBCine)

    Introducción

    La cinefilia es el amor al cine. Yo pertenezco al grupo de privilegiados que trabajan en lo mismo que los enamora. Como profesor, siempre he buscado lo mismo en mis alumnos: que aprendan algo, y se enamoren mucho, del cine. Este libro pretende ser una modesta declaración de amor al séptimo arte, no exenta de reproches, desencuentros e insatisfacciones, como suele ocurrir con las relaciones amorosas.

    Durante casi seis años he tenido en el diario El Tiempo de Bogotá (Colombia) un blog denominado El tiempo del cine que ya cuenta con más de 100 textos sobre temas relacionados con el séptimo arte. Algunos son de coyuntura, otros de largo aliento, algunos son ligeros y otros vienen de investigaciones que he realizado o he leído. La intención de todos ellos es hacer un pequeño aporte al etéreo concepto de la formación de públicos sin intentar ponerme en el papel del gurú redentor, sino en el de un amigo contertulio que pone sobre la mesa los temas y los discute con sus compañeros. Todos sabemos que en el entorno digital lo mejor, y lo peor, que tenemos es la posibilidad de intercambiar ideas casi en tiempo real con los lectores.

    Este no es un texto de crítica de películas, ni un tratado profundo sobre cine, ni el resumen de un informe de investigación, aunque seguramente tendrá elementos de todos los anteriores. Se trata de la compilación de algunos textos escritos alrededor del concepto y la experiencia de la cinefilia con una intención pedagógica y de debate. El libro que tiene en sus manos habla de la cinefilia desde la idea de que el gusto no es sinónimo de calidad. Así es como pretendo plantear una sana discusión sobre la diferencia entre ambos términos, frontera difícil y difusa que a veces resulta complicada incluso para los más expertos críticos de cine.

    La calidad de las películas es, realmente, una condición intrínseca. Se rige por los cánones y patrones de la gramática audiovisual, de las tendencias y el estilo de la época, de la estructura y la narrativa, pero la estética no debe desligarse de la ética, porque una gran obra audiovisual no debe estar exenta de responsabilidad social. Sé que este punto es discutible, pero en mis convicciones personales no concibo que una pieza hermosamente hecha promueva ideas que estén en contra de la tolerancia y la convivencia social.

    Entendiendo la lógica de los relatos audiovisuales, los espectadores pueden acercarse a una obra desde estos criterios para llegar a analizar (si así lo pretenden) su calidad. No quiero conseguir con estas páginas que los lectores se conviertan en expertos o arruinar la experiencia sensorial que constituye ver una película, sino solo promover la idea de que, cuando alguien se acerque a una obra cinematográfica, no termine descalificándola por el solo hecho de que no sea de su gusto.

    El gusto, por su parte, es tremendamente subjetivo y, a menudo, imperceptible. Está conformado por las experiencias, los conceptos y las convicciones que cada uno de nosotros tiene. Un refrán popular dice que para gustos, los colores, y creo que, a pesar de su sencillez, ilustra muy bien lo que este concepto significa. Si asociáramos el gusto con la calidad, tendríamos (y lamentablemente ya pasa) películas complacientes con el público, creadas después de estudios de mercado y que poco aportan al lenguaje cinematográfico.

    Lo delicado es que sea el gusto el que marque el derrotero de la crítica o el análisis. De ahí mi rechazo a las estrellas que asignan a las películas en las publicaciones periódicas. Si al crítico del periódico le gusta la película, le dará cinco estrellas y todo el público asumirá inmediatamente que la película es buena y que hay que verla. El desencanto con el crítico (y la crítica en general) será inmediato cuando el espectador asista a la película y encuentre que no le gusta. Inmediatamente anunciará que el crítico estaba equivocado y que la película realmente es muy mala.

    Asociar el gusto con la calidad sería como pensar que si la película no termina como el público quiere (por ejemplo, finales felices) no recibirá la aceptación, o que si el público no la entiende caerá también al purgatorio de las películas fallidas.

    Que no me guste la película no quiere decir que sea mala, pero que me guste tampoco quiere decir que sea buena. Al igual que la música, el cine está lleno de obras deliciosas que constituyen lo que en mi tierra llamarían un pecadito. Todos sabemos que los dulces confitados son pésimos para la salud, pero de vez en cuando disfrutamos de alguno, no sin alguna dosis de culpa. Lo mismo ocurre con algunas malas películas: que nos encantan sin que necesariamente queramos anunciarlo o reconocerlo públicamente.

    Los capítulos y apartados, que pueden leerse en cualquier orden, han sido agrupados en cuatro grandes bloques: el negocio del cine, la cinefilia, el futuro y la ciencia ficción y la relación entre el cine y otras disciplinas.

    El primer bloque reúne textos que tratan la industria del cine, el monopolio de Hollywood y algunas pistas de la manera en que funciona el negocio del cine tocando algunos temas importantes para nuestra época, como el cine en 3D y los Premios Óscar de la Academia.

    En el segundo bloque, el enfoque es la cinefilia. El placer de repetir una película, lo difícil que es a veces ir a cine con públicos maleducados, la agonía del celuloide, el problema de los archivos audiovisuales y todo aquello que nos hable de ver el cine críticamente, pero sin dejar de disfrutarlo, serán parte de este bloque.

    En la tercera parte, nos concentraremos en el tema de la ciencia ficción y el futuro; un tema que me interesó desde el 1 de enero de 2001, día en que arribamos a una fecha mítica (2001) y no estuvimos a bordo de una nave en una odisea del espacio. A partir de allí, surgió la inquietud por la relación entre el cine y la ciencia ficción alrededor de la manera en la que los relatos cinematográficos construyen imaginarios de futuro que pueden ser o no cumplidos cuando las fechas llegan. Finalmente, presento algunas listas comentadas de películas relacionadas con temas, como la publicidad, la política y la educación, a manera de recomendación para que usted pueda continuar con la labor de este libro cuando haya terminado de pasar por sus páginas. El cine ha sido un reflejo de la sociedad y una buena manera de entender los temas de nuestros tiempos (y también de otros) es acercándose a buenas películas que los han relatado.

    Hace algunos años un editor se negó a publicar este libro argumentando que la gente quiere ver cine, no leer sobre cine. Difiero respetuosamente y espero que usted, estimado lector, sienta que tiene entre sus manos un texto que le permitirá conocer otros puntos de vista frente al cine; pero, sobre todo, que lo disfrute y siga gozando de la magia de las películas que nos ofrecen una ventana abierta al mundo y un espejo en el que bien podemos vernos.

    Jerónimo León Rivera-Betancur

    Los Premios Óscar

    Los Óscar premian a la industria y no al cine

    Es un hecho que el cine de Hollywood es el que más se ve en todo el mundo. Su prestigio está basado en que premian películas que la mayoría de los espectadores ha visto, a diferencia de festivales como Cannes, Berlín y Sundance, que premian las raras que pocos conocen. Se trata de un gran círculo económico, en el que la academia de Hollywood, los estudios, los productores y los exhibidores se hacen el mutuo favor de premiar películas que, gracias al premio, luego se distribuirán y venderán mejor. Más allá de criticar los premios, miremos por qué no debemos tomarlos tan en serio.

    1. La Academia es un grupo de más de quinientas personas que mira las películas y sugiere sus favoritas del

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