El nuevo testamento
Por Anónimo
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Anónimo
Hay diferentes hipótesis sobre su autoría. Probablemente el autor fue simpatizante de las ideas erasmistas. Esto motivó que la Inquisición la prohibiera y que, más tarde, permitiera su publicación, una vez expurgada. La obra no volvió a ser publicada íntegramente hasta el siglo XIX.
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El nuevo testamento - Anónimo
EVANGELIO DE MATEO
Capítulo 1.
LIBRO de la generacion de Jesu Cristo, hijo de David, hijo de Abraham.
2 Abraham engendró a Isaac; é Isaac engendró a Jacob; y Jacob engendró a Júdas, y a sus hermanos;
3 Y Júdas engendró de Tamar a Fares y a Zara; y Fares engendró a Esrom; y Esrom engendró a Aram;
4 Y Aram engendró a Aminadab; y Aminadab engendró a Nasson; y Nasson engendró a Salmon;
5 Y Salmon engendró de Raab a Booz; y Booz engendró de Rut a Obed; y Obed engendró a Jessé;
6 Y Jessé engendró al rey David; y el rey David engendró a Salomon de la (que fué mujer) de Urías;
7 Y Salomon engendró a Roboam; y Roboam engendró a Abia; y Abia engendró a Asa;
8 Y Asa engendró a Josafat; y Josafat engendró a Joram; y Joram engendró a Ozías;
9 Y Ozías engendró a Joatam; y Joatam engendró a Acaz; y Acaz engendró a Ezequías;
10 Y Ezequías engendró a Manases; y Manases engendró a Amon; y Amon engendró a Josías;
11 Y Josías engendró a Jeconías, y a sus hermanos, en la transmigracion de Babilonia;
12 Y despues de la transmigracion de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel; y Salatiel engendró a Zorobabel;
13 Y Zorobabel engendró a Abiud; y Abiud engendró a Eliacim; y Eliacim engendró a Azor;
14 Y Azor engendró a Sadoc; y Sadoc engendró a Akim; y Akim engendró a Eliud;
15 Y Eliud engendró a Eleazar; y Eleazar engendró a Matan; y Matan engendró a Jacob;
16 Y Jacob engendró a Josué marido de María, de la cual nació JESUS, el cual es llamado el CRISTO.
17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David, (son) catorce generaciones; y desde David hasta la transmigracion de Babilonia, catorce generaciones; y desde la transmigracion de Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
18 Y el nacimiento de Jesu Cristo fué así: Que estando María su madre desposada con José, antes que hubiesen estado juntos, se halló haber concebido del Espíritu Santo.
19 Y José su marido, como era justo, y no quisiese exponerla a la infamia, quiso dejarla secretamente.
20 Y pensando él en esto, he aquí, que el angel del Señor le aparece en sueños, diciendo: José, hijo de David, no temas de recibir a María tu mujer; porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
21 Y dara a luz un hijo, y llamaras su nombre JESUS: porque él salvara a su pueblo de sus pecados.
22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo que habia hablado el Señor por el profeta, que dijo:
23 He aquí una vírgen concebira, y dara a luz un hijo, y llamaran su nombre Emmanuel, que interpretado quiere decir: Dios con nosotros.
24 Y despertado José del sueño, hizo como el angel del Señor le habia mandado, y recibió a su mujer.
25 Y no la conoció hasta que dió a luz a su Hijo primogénito; y llamó su nombre JESUS
Capítulo 2.
Y COMO fué nacido Jesus en Belen de Judea en dias del rey Heródes, he aquí (que) Magos vinieron del oriente a Jerusalem,
2 Diciendo: ¿Dónde esta el rey de los Judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
3 Y oyendo (esto) el rey Heródes se turbó, y toda Jerusalem con él.
4 Y convocados todos los príncipes de los sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.
5 Y ellos le dijeron: En Belen de Judea; porque así esta escrito por el profeta:
6 Y tú, Belen, tierra de Juda, no eres muy pequeña entre los príncipes de Juda porque de tí saldra el Caudillo, que apacentara a mi pueblo Israel.
7 Entónces Heródes, llamados los Magos en secreto, entendió de ellos diligentemente el tiempo del aparecimiento de la estrella.
8 Y enviandoles a Belen, dijo: Andad alla, y preguntad con diligencia por el niño; y despues que (le) hallareis, hacédmelo saber, para que yo venga y le adore.
9 Y ellos, habiendo oido al rey, se fueron; y he aquí que la estrella, que habian visto en el oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se puso sobre donde estaba el niño.
10 Y vista la estrella, se regocijaron mucho de gran gozo.
11 Y entrando en la casa, hallaron al niño con su madre María, y postrandose, le adoraron, y abriendo sus tesoros le ofrecieron dones, oro, é incienso, y mirra.
12 Y siendo avisados por revelacion en sueños, que no volviesen a Heródes se volvieron a su tierra por otro camino.
13 Y partidos ellos, he aquí el angel del Señor aparece en sueños a José, diciendo: Levantate, y toma al niño, y a su madre, y huye a Egipto, y estate alla, hasta que yo te (lo) diga; porque ha de acontecer que Heródes buscara al niño para matarle.
14 Y levantandose él, tomó al niño y a su madre de noche y se fué a Egipto;
15 Y estuvo alla hasta la muerte de Heródes, para que se cumpliese lo que habia hablado el Señor por el profeta, que dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.
16 Heródes entónces, como se vió burlado de los Magos se enojó mucho; y envió, y mató todos los niños que habia en Belen, y en todos sus términos, de edad de dos años abajo, conforme al tiempo que habia entendido de los Magos.
17 Entónces se cumplió lo que fué dicho por el profeta Jeremías, que dijo:
18 Voz fué oida en Rama, lamentacion, y lloro, y gemido grande: Raquel que llora sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron.
19 Mas muerto Heródes he aquí, el angel del Señor aparece en sueños a José en Egipto,
20 Diciendo: Levantate, y toma al niño, y a su madre, y véte a tierra de Israel; que muertos son los que procuraban la muerte del niño.
21 Entónces él se levantó, y tomó al niño, y a su madre, y vínose a tierra de Israel.
22 Y oyendo que Arquelao reinaba en Judea por Heródes su padre, tuvo temor de ir alla; mas amonestado por revelacion en sueños, se fué a las partes de Galilea.
23 Y vino, y habitó en la ciudad que se llama Nazaret; para que se cumpliese lo que fué dicho por los profetas que habia de ser llamado Nazareno.
Capítulo 3.
Y EN aquellos dias vino Juan el Bautista, predicando en el desierto de Judea,
2 Y diciendo: Arrepentíos que el reino de los cielos se acerca.
3 Porque este es aquel del cual fué dicho por el profeta Isaías, que dijo: Voz del que clama en el desierto: Aparejad el camino del Señor: enderezad sus veredas.
4 Y tenia Juan su vestido de pelos de camellos, y una cinta de cuero al rededor de sus lomos; y su comida era langostas, y miel montés.
5 Entónces salia a él Jerusalem, y toda Judea, y toda la provincia de al derredor del Jordan,
6 Y eran bautizados por él en el Jordan, confesando sus pecados.
7 Y viendo él muchos de los Fariseos y de los Saduceos, que venian a su bautismo, les decia: Generacion de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que vendra?
8 Hacéd pues frutos dignos de arrepentimiento.
9 Y no penséis en deciros: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo, que puede Dios despertar hijos a Abraham aun de estas piedras.
10 Ahora, ya tambien el hacha esta puesta a la raiz de los arboles; y todo arbol que no hace buen fruto, es cortado, y echado en el fuego. 11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene en pos de mí, mas poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de llevar; él os bautizara con Espíritu Santo y fuego.
12 Su aventador (esta) en su mano, y aventara su era, y allegara su trigo en el alfolí, y quemara la paja en fuego que nunca se apagara.
13 Entónces Jesus vino de Galilea a Juan al Jordan, para ser bautizado por él.
14 Mas Juan le resistia mucho, diciendo: Yo he menester de ser bautizado por tí, ¿y tú vienes a mí?
15 Empero respondiendo Jesus le dijo: Deja ahora; porque así nos conviene cumplir toda justicia. Entónces le dejó.
16 Y Jesus despues que fué bautizado, subió luego del agua, y, he aquí, los cielos le fueron abiertos, y vió al Espíritu de Dios que descendia como paloma, y venia sobre él;
17 Y, he aquí, una voz de los cielos que decia: Este es mi hijo amado, en el cual tengo contentamiento.
Capítulo 4.
ENTÓNCES Jesus fué llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado del diablo.
2 Y habiendo ayunado cuarenta dias y cuarenta noches, despues tuvo hambre.
3 Y llegandose a él el tentador, dijo: Si eres Hijo de Dios, dí que estas piedras se hagan pan.
4 Mas él respondiendo, dijo: Escrito esta: No con solo el pan vivira el hombre; mas con toda palabra que sale por la boca de Dios.
5 Entónces el diablo le pasa a la santa ciudad; y le puso sobre las almenas del templo,
6 Y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate (de aquí) abajo: que escrito esta: Que a sus angeles te encomendara; y te alzaran en (sus) manos, para que nunca hieras tu pie en piedra.
7 Jesus le dijo: Tambien esta escrito: No tentaras al Señor tu Dios.
8 Otra vez le pasa el diablo a un monte muy alto, y le muestra todos los reinos del mundo, y su gloria,
9 Y le dice: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
10 Entónces Jesus le dice: Véte, Satanas; que escrito esta: Al Señor tu Dios adoraras, y a él solo serviras.
11 El diablo entónces le dejó: y, he aquí, los angeles llegaron, y le servian.
12 Mas oyendo Jesus que Juan estaba preso, se volvió a Galilea;
13 Y dejando a Nazaret, vino, y habitó en Capernaum, (ciudad) marítima, en los confines de Zabulon y de Neftalím;
14 Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta Isaías, que dijo:
15 La tierra de Zabulon, y la tierra de Neftalím, camino de la mar, de la otra parte del Jordan, Galilea de los Gentiles,
16 Pueblo asentado en tinieblas, vió gran luz, y a los asentados en region y sombra de muerte, luz les esclareció.
17 Desde entónces comenzó Jesus a predicar, y a decir: Arrepentíos; que el reino de los cielos se ha acercado.
18 Y andando Jesus junto a la mar de Galilea vió a dos hermanos, Simon, que es llamado Pedro, y Andres su hermano, que echaban la red en la mar; porque eran pescadores.
19 Y díceles: Veníd en pos de mí, y haceros he pescadores de hombres.
20 Ellos entónces, dejando luego las redes, le siguieron.
21 Y pasando de allí, vió otros dos hermanos, Santiago, (hijo) de Zebedeo, y Juan su hermano, en la nave con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.
22 Y ellos luego, dejando la nave, y a su padre, le siguieron.
23 Y rodeó Jesus a toda Galilea enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad, y toda dolencia en el pueblo.
24 Y corria su fama por toda la Siria; y traian a él todos los que tenian mal, los tomados de diversas enfermedades y tormentos, y los endemoniados, y lunaticos, y paralíticos; y los sanaba.
25 Y le seguian grandes multitudes de pueblo de Galilea, y (de) Decapolis, y (de) Jerusalem, y (de) Judea, y (de) la otra parte del Jordan.
Capítulo 5.
Y VIENDO (Jesus) las multitudes, subió a un monte; y sentandose él, se llegaron a él sus discípulos.
2 Y abriendo (él) su boca, les enseñaba, diciendo:
3 Bienaventurados los pobres en espíritu; porque de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los tristes; porque ellos recibiran consolacion.
5 Bienaventurados los mansos; porque ellos recibiran la tierra por heredad.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia; porque ellos seran hartos.
7 Bienaventurados los misericordiosos; porque ellos alcanzaran misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio corazon; porque ellos veran a Dios.
9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos seran llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los que padecen persecucion por causa de la justicia; porque de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados sois cuando os maldijeren, y (os) persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal por mi causa, mintiendo.
12 Regocijaos y alegraos; porque vuestro galardon (es) grande en los cielos; que así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
13 Vosotros sois la sal de la tierra; y si la sal perdiere su sabor, ¿con qué sera salada? no vale mas para nada; sino que sea echada fuera, y sea hollada de los hombres.
14 Vosotros sois la luz del mundo. La ciudad asentada sobre el monte no se puede esconder.
15 Ni se enciende la luz, y se pone debajo de un almud, sino en el candelero, y alumbra a todos los que estan en casa.
16 Así (pues) alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre que esta en los cielos.
17 No penséis que he venido para invalidar la ley, ó los profetas: no he venido para invalidar(los), sino para cumplir(los).
18 Porque de cierto os digo, (que) hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota, ni un tilde perecera de la ley, sin que todas las cosas sean cumplidas.
19 De manera que cualquiera que quebrantare uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño sera llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que (los) hiciere, y enseñare, este sera llamado grande en el reino de los cielos.
20 Porque (yo) os digo, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y de los Fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
21 Oisteis que fué dicho a los antiguos: No mataras; mas cualquiera que matare, estara expuesto a juicio.
22 Yo pues os digo, que cualquiera que se enojare sin razon con su hermano, estara expuesto a juicio; y cualquiera que dijere a su hermano Raca, estara expuesto al concilio; y cualquiera que (a su hermano) dijere: Insensato, estara expuesto al fuego del infierno.
23 Por tanto si trajeres tu presente al altar, y allí te acordares, que tu hermano tiene algo contra tí,
24 Deja allí tu presente delante del altar, y vé: vuelve primero en amistad con tu hermano, y entónces vé, y ofrece tu presente.
25 Pónte de acuerdo con tu adversario presto, entre tanto que estas con él en el camino; porque no acontezca que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al ministro; y seas echado en prision.
26 De cierto te digo, que no saldras de allí, hasta que pagues el postrer cornado.
27 Oisteis que fué dicho a los antiguos: No cometeras adulterio:
28 Yo pues os digo, que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazon.
29 Por tanto si tu ojo derecho te fuere ocasion de caer, sacale, y échale de tí; que mejor te es, que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
30 Y si tu mano derecha te fuere ocasion de caer, córtala, y échala de tí; que mejor te es, que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
31 Tambien fué dicho: Cualquiera que despidiere a su mujer, déle carta de divorcio:
32 Mas yo os digo, que el que despidiere a su mujer, a no ser por causa de fornicacion hace que ella adultere; y el que se casare con la despedida, comete adulterio.
33 Tambien oisteis que fué dicho a los antiguos: No te perjuraras; mas cumpliras al Señor tus juramentos.
34 Yo pues os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
35 Ni por la tierra, porque es el estrado de sus piés, ni por Jerusalem, porque es la ciudad del gran Rey.
36 Ni por tu cabeza juraras; porque no puedes hacer un cabello blanco ó negro.
37 Mas sea vuestro hablar, Sí, sí: No, no; porque lo que es mas de esto, de mal procede.
38 Oisteis que fué dicho a los antiguos: Ojo por ojo; y diente por diente:
39 Mas yo os digo: que no resistais al mal: antes a cualquiera que te hiriere en tu mejilla derecha, vuélvele tambien la otra.
40 Y al que quisiere ponerte a pleito, y tomarte tu ropa, déjale tambien la capa.
41 Y a cualquiera que te forzare a ir una milla, vé con él dos.
42 Al que te pidiere, dale; y al que quisiere tomar de tí prestado, no les rehuses.
43 Oisteis que fué dicho: Amaras a tu prójimo; y aborreceras a tu enemigo.
44 Yo pues os digo: Amad a vuestros enemigos: bendecíd a los que os maldicen: hacéd bien a los que os aborrecen, y orad por los que os calumnian y os persiguen;
45 Para que seais hijos de vuestro Padre que esta en los cielos: que hace que su sol salga sobre malos y buenos; y llueve sobre justos é injustos.
46 Porque si amareis a los que os amen, ¿qué galardon tendréis? ¿No hacen tambien lo mismo los publicanos?
47 Y si saludareis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de mas? ¿No hacen tambien así los publicanos?
48 Sed pues vosotros perfectos, como vuestro Padre que esta en los cielos es perfecto.
Capítulo 6.
MIRÁD que no hagais vuestra limosna delante de los hombres, para que seais mirados de ellos: de otra manera no tenéis galardon de vuestro Padre que esta en los cielos.
2 Pues cuando haces limosna no hagas tocar trompeta delante de tí, como hacen los hipócritas en las sinagogas, y en las plazas, para ser estimados de los hombres: de cierto os digo (que ya) tienen su galardon.
3 Mas cuando tú haces limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha.
4 Que sea tu limosna en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, él te recompensara en lo público.
5 Y cuando orares, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en las sinagogas, y en las esquinas de las calles en pié; para que sean vistos. De cierto que (ya) tienen su galardon.
6 Mas tú, cuando orares, entra en tu camara, y cerrada tu puerta, ora a tu Padre que esta en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensara en lo público.
7 Y orando, no habléis inútilmente, como los paganos, que piensan que por su parlería seran oidos.
8 No os hagais pues semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de que cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidais.
9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro, que estas en los cielos: sea santificado tu nombre.
10 Venga tu reino: sea hecha tu voluntad, como en el cielo, (así) tambien en la tierra.
11 Danos hoy nuestro pan cotidiano.
12 Y perdónanos nuestras deudas, como tambien nosotros perdonamos a nuestros deudores.
13 Y no nos metas en tentacion, mas líbranos de mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por (todos) los siglos. Amen.
14 Porque si perdonareis a los hombres sus ofensas, os perdonara tambien a vosotros vuestro Padre celestial.
15 Mas si no perdonareis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonara vuestras ofensas.
16 Y cuando ayunais, no seais como los hipócritas, austeros: que demudan sus rostros para parecer a los hombres que ayunan. De cierto os digo, (que ya) tienen su galardon.
17 Mas tú, cuando ayunas, unge tu cabeza, y lava tu rostro,
18 Para no parecer a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que esta en lo escondido; y tu Padre que ve en lo escondido, te recompensara en lo público.
19 No hagais tesoros en la tierra, donde la polilla y el orin corrompe, y donde ladrones minan, y hurtan;
20 Mas hacéos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orin corrompe, y donde ladrones no minan, ni hurtan.
21 Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estara vuestro corazon.
22 La luz del cuerpo es el ojo: así que si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo sera luminoso.
23 Mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo sera tenebroso. Así que si la luz que en tí hay, son tinieblas, ¿cuantas (seran) las mismas tinieblas?
24 Ninguno puede servir a dos señores; porque ó aborrecera al uno y amara al otro; ó se llegara al uno, y menospreciara al otro. No podéis servir a Dios, y a las riquezas.
25 Por tanto os digo: No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, ó qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿La vida no es mas que el alimento, y el cuerpo que el vestido?
26 Mirad a las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?
27 ¿Mas quién de vosotros, por mucho que se congoje, podra añadir a su estatura un codo?
28 Y por el vestido, ¿por qué os congojais? Aprendéd (de) los lirios del campo, como crecen: no trabajan, ni hilan:
29 Mas os digo, que ni aun Salomon con toda su gloria fué vestido así como uno de ellos.
30 Y si la yerba del campo, que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la vista así, ¿no (hara) mucho mas a vosotros, (hombres) de poca fé?
31 No os congojéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, ó qué beberemos, ó con qué nos cubriremos?
32 ¡Porque los Gentiles buscan todas estas cosas;¿ porque vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas tenéis necesidad.
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios, y su justicia; y todas estas cosas os seran añadidas.
34 Así que, no os congojéis por lo de mañana; que el mañana traera su congoja: basta al dia su afliccion.
Capítulo 7.
NO juzguéis; porque tambien no seais juzgados.
2 Porque con el juicio con que juzgais, seréis juzgados, y con la medida que medís, (con ella) os volveran a medir.
3 Y ¿por qué miras la arista que esta en el ojo de tu hermano; y no echas de ver la viga que esta en tu ojo?
4 O ¿cómo diras a tu hermano: Deja, echaré de tu ojo la arista; y, he aquí, (una) viga en tu ojo?
5 ¡Hipócrita! echa primero la viga de tu ojo, y entónces veras claramente para echar la arista del ojo de tu hermano.
6 No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos; porque no las rehuellen con sus piés, y vuelvan, y os despedacen.
7 Pedíd, y se os dara: buscad, y hallaréis: llamad, y se os abrira.
8 Porque cualquiera que pide, recibe, y el que busca halla; y al que llama, se le abrira.
9 ¿Qué hombre hay de vosotros, a quien si su hijo pidiere pan, le dara una piedra?
10 ¿O (si le) pidiere un pez le dara una serpiente?
11 Pues, si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dadivas a vuestros hijos, vuestro Padre que esta en los cielos, ¿cuanto mas dara buenas cosas a los que le piden?
12 Así que, todas las cosas que querriais que los hombres hiciesen con vosotros, así tambien hacéd vosotros con ellos, porque esta es la ley, y los profetas.
13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha (es) la puerta, y espacioso el camino que lleva a perdicion; y los que van por él, son muchos.
14 Porque la puerta (es) estrecha, y angosto el camino, que lleva a la vida; y pocos son los que lo hallan.
15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas mas interiormente son lobos robadores.
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Cójense uvas de los espinos, ó higos de las cambroneras?
17 De esta manera, todo buen arbol lleva buenos frutos; mas el arbol carcomido lleva malos frutos.
18 No puede el buen arbol llevar malos frutos, ni el arbol carcomido llevar buenos frutos.
19 Todo arbol que no lleva buen fruto, córtase, y échase en el fuego.
20 Así que por sus frutos los conoceréis.
21 No cualquiera que me dice: Señor, Señor, entrara en el reino de los cielos, mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que esta en los cielos.
22 Muchos me diran en aquel dia: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos demonios, y en tu nombre hicímos muchas grandezas?
23 Y entónces les confesaré: Nunca os conocí: apartaos de mí obradores da maldad.
24 Pues, cualquiera que me oye estas palabras, y las hace, compararle he al varon prudente que edificó su casa sobre roca:
25 Y descendió lluvia, y vinieron rios, y soplaron vientos, y combatieron aquella casa, y no cayó; porque estaba fundada sobre roca.
26 Y cualquiera que me oye estas palabras, y no las hace, compararle he al varon insensato, que edificó su casa sobre arena:
27 Y descendió lluvia, y vinieron rios, y soplaron vientos, é hicieron ímpetu en aquella casa, y cayó; y fué su ruina grande.
28 Y fué (que) como Jesus acabó estas palabras, las gentes se espantaban de su doctrina:
29 Porque los enseñaba como quien tiene autoridad, no como los escribas.
Capítulo 8.
Y COMO descendió Jesus del monte, seguíanle grandes multitudes.
2 Y, he aquí, un leproso vino, y le adoró, diciendo: Señor, Si quisieres, puedes limpiarme.
3 Y extendiendo Jesus (su) mano, le tocó, diciendo: Quiero: sé limpio. Y luego su lepra fué limpiada.
4 Entónces Jesus le dijo: Mira, no (lo) digas a nadie; mas vé, muéstrate al sacerdote, y ofrece el presente que mandó Moises, para que les conste.
5 Y entrando Jesus en Capernaum, vino a él un centurion, rogandole,
6 Y diciendo: Señor, mi criado esta echado en casa paralítico, gravemente atormentado.
7 Y Jesus le dijo: Yo vendré y le sanaré.
8 Y respondió el centurion, y dijo: Señor, no soy digno que entres debajo de mi techumbre; mas solamente dí con la palabra, y mi criado sanara.
9 Porque tambien yo soy hombre debajo de potestad; y tengo debajo de mi (potestad) soldados; y digo a este: Vé, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y (lo) hace.
10 Y oyéndolo Jesus, se maravilló; y dijo a los que (le) seguian: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fé.
11 Y yo os digo, que vendran muchos del oriente, y del occidente, y se asentaran con Abraham, é Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos;
12 Mas los hijos del reino seran echados en las tinieblas de afuera: allí sera el llanto y el crujir de dientes.
13 Entónces Jesus dijo al centurion: Vé, y como creiste, (así) sea hecho contigo. Y su criado fué sano en el mismo momento.
14 Y vino Jesus a casa de Pedro, y vió a su suegra echada en la cama, y con fiebre.
15 Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servia.
16 Y como fué ya tarde trajeron a él muchos endemoniados, y echó de (ellos) los demonios con su palabra, y sanó todos los enfermos;
17 Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta Isaías, que dijo: El tomó nuestras enfermedades, y llevó (nuestras) dolencias.
18 Y viendo Jesus grandes multitudes al rededor de sí, mandó que se fuesen a la otra parte (del) lago.
19 Y llegóse un escriba, y díjole: Maestro, seguirte he donde quiera que fueres.
20 Y Jesus le dijo: las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos, mas el Hijo del hombre no tiene donde recostar (su) cabeza.
21 Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, dame licencia que vaya primero, y entierre a mi padre.
22 Y Jesus le dijo: Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.
23 Y entrando él en una nave, sus discípulos le siguieron.
24 Y, he aquí, fué hecho en la mar un gran movimiento, de manera que la nave se cubria de las ondas; y él dormia.
25 Y llegandose sus discípulos le despertaron, diciendo: Señor, salvanos; perecemos.
26 Y (él) les dice: ¿Por qué teméis, hombres de poca fé? Entónces levantado reprendió a los vientos y a la mar; y fué grande bonanza.
27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es este, que aun los vientos y la mar le obedecen?
28 Y como él llegó a la otra parte en el territorio de los Gergesenos, le vinieron al encuentro dos endemoniados que salian de los sepulcros, fieros en gran manera, así que nadie podia pasar por aquel camino.
29 Y he aquí, clamaron diciendo: ¿Qué tenemos contigo, Jesus, Hijo de Dios? ¿Has venido ya aca a molestarnos antes de tiempo?
30 Y estaba léjos de ellos un hato de muchos puercos paciendo.
31 Y los demonios le rogaron, diciendo: Si nos echas, permítenos que vayamos en aquel hato de puercos.
32 Y (él) les dijo: Id. Y ellos salidos, se fueron al hato de los puercos; y, he aquí, todo el hato de los puercos se precipitó de un despeñadero en la mar; y murieron en las aguas.
33 Y los porqueros huyeron, y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que habia pasado con los endemoniados.
34 Y, he aquí, toda la ciudad salió a encontrar a Jesus; y cuando le vieron, (le) rogaban que se fuese de sus términos.
Capítulo 9.
ENTÓNCES entrando en una nave, pasó a la otra parte, y vino a su ciudad.
2 Y, he aquí, le trajeron un paralítico echado en (una) cama, y viendo Jesus la fé de ellos, dijo al paralítico: Confia, hijo; tus pecados te son perdonados.
3 Y, he aquí, algunos de los escribas decian dentro de sí: Este blasfema.
4 Y viendo Jesus sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensais mal en vuestros corazones?
5 ¿Cual es mas facil, decir: Los pecados te son perdonados; ó decir: Levantate, y anda?
6 Pues para que sepais que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, dice entónces al paralítico:¿ Levantate, toma tu cama, y véte a tu casa.
7 Entónces él se levantó, y se fué a su casa.
8 Y las gentes viéndo(lo), se maravillaron, y glorificaron a Dios, que hubiese dado tal potestad a hombres.
9 Y pasando Jesus de allí, vió a un hombre, que estaba sentado al banco de los tributos, el cual se llamaba Mateo, y dícele: Sígueme. Y se levantó, y le siguió.
10 Y aconteció que estando él sentado a comer en la casa, he aquí, que muchos publicanos y pecadores, que habian venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesus y sus discípulos.
11 Y viendo (esto) los Fariseos, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
12 Y oyéndo(lo) Jesus, les dijo: los que estan sanos, no tienen necesidad de médico; sino los enfermos.
13 Andad, antes aprendéd que cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio: Por que no he venido a llamar los justos, sino los pecadores a arrepentimiento.
14 Entónces los discípulos de Juan vienen a él, diciendo: ¿Por qué nosotros y los Fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?
15 Y les dijo Jesus: ¿Pueden los que estan de bodas tener luto entre tanto que el esposo esta con ellos? Mas vendran dias, cuando el esposo sera quitado de ellos, y entónces ayunaran.
16 Nadie echa remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque el tal remiendo tira del vestido, y se hace peor rotura.
17 Ni echan vino nuevo en cueros viejos; de otra manera los cueros se rompen, y el vino se derrama, y se pierden los cueros; mas echan el vino nuevo en cueros nuevos; y lo uno y lo otro se conserve juntamente.
18 Hablando él estas cosas a ellos, he aquí, cierto principal vino, y le adoró, diciendo: Mi hijo es muerta poco ha, mas ven, y pon tu mano sobre ella, y vivira.
19 Y se levantó Jesus, y le siguió, y sus discípulos.
20 Y, he aquí, una mujer enferma de flujo de sangre doce años habia, llegandose por detras, tocó la fimbria de su vestido;
21 Porque decia entre sí: Si tocare solamente su vestido, seré sana.
22 Mas Jesus volviéndose, y mirandola, dijo: Confia, hija, tu fé te ha sanado. Y la mujer fué sana desde aquella hora.
23 Y venido Jesus a casa del principal, viendo los tañedores de flautas, y el gentío que hacia bullicio,
24 Díceles: Apartaos, que la jóven no es muerta; sino que duerme. Y se burlaban de él.
25 Y como la gente fué echada fuera, entró, y la tomó de la mano; y la jóven se levantó.
26 Y salió esta fama por toda aquella tierra.
27 Y pasando Jesus de allí, le siguieron dos ciegos dando voces, y diciendo; Ten misericordia de nosotros, Hijo de David.
28 Y venido a casa, vinieron a él los ciegos, y Jesus les dice: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dicen: Sí, Señor.
29 Entónces tocó los ojos de ellos, diciendo: Conforme a vuestra fé os sea hecho.
30 Y los ojos de ellos fueron abiertos; y Jesus les encargó (rigurosamente) diciendo: Mirad, (que) nadie (lo) sepa.
31 Mas ellos salidos, divulgaron su fama por toda aquella tierra.
32 Y saliendo ellos, he aquí, le trajeron un hombre mudo, endemoniado.
33 Y echado fuera el demonio, el mudo habló. Y las gentes se maravillaron, diciendo: Nunca ha sido vista cosa semejante en Israel.
34 Mas los Fariseos decian: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.
35 Y rodeaba Jesus por todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad, y toda dolencia en el pueblo.
36 Y viendo las multitudes, tuvo misericordia de ellas; que eran derramados y esparcidos, como ovejas que no tienen pastor.
37 Entónces dice a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha; mas los obreros, pocos.
38 Rogad pues al Señor de la mies, que envie obreros a su mies.
Capítulo 10.
ENTÓNCES llamando a sus doce discípulos, les dió potestad (contra) los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y sanasen toda enfermedad, y toda dolencia.
2 Y los nombres de los doce Apóstoles son estos: El primero, Simon, que es llamado Pedro, y Andres, su hermano: Santiago, (hijo) de Zebedeo, y Juan su hermano:
3 Felipe, y Bartolomé: Tomas, y Mateo el publicano: Santiago, (hijo) de Alfeo, y Lebeo, que tenia el sobrenombre de Tadeo:
4 Simon de Cana, y Júdas Iscariote, que tambien le entregó.
5 Estos doce envió Jesus, a los cuales dió mandamiento, diciendo: Por el camino de los Gentiles no iréis, y en ciudad de Samaritanos no entréis:
6 Mas íd antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos ha llegado.
8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios: de gracia recibisteis, dad de gracia.
9 No proveais oro, ni plata ni dinero en vuestras bolsas,
10 Ni alforja para el camino ni dos ropas de vestir, ni zapatos, ni bordon; porque el obrero digno es de su alimento.
11 Mas en cualquiera ciudad ó aldea, donde entrareis, buscad (con diligencia) quien sea en ella digno, y morad allí hasta que salgais.
12 Y entrando en la casa saludadla.
13 Y si la casa fuere digna, que vuestra paz venga sobre ella; mas si no fuere digna, que vuestra paz vuelva sobre vosotros.
14 Y cualquiera que no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salíd de aquella casa ó ciudad, y sacudíd el polvo de vuestros piés.
15 De cierto os digo: (Que el castigo) sera mas tolerable a la tierra de Sodoma, y de Gomorra en el dia del juicio, que a aquella ciudad.
16 He aquí, yo os envio, como a ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.
17 Y guardaos de los hombres; porque os entregaran a los concilios, y en sus sinagogas os azotaran.
18 Y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio contra ellos, y los Gentiles.
19 Mas cuando os entregaren, no os congojéis como, ó qué habéis de hablar; porque en aquella hora os sera dado que habléis.
20 Porque no sois vosotros los que hablais, sino el Espíritu de vuestro Padre, que habla en vosotros.
21 El hermano entregara al hermano a la muerte, y el padre al hijo: y los hijos se levantaran contra los padres y los haran morir.
22 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que lo soportare hasta el fin, este sera salvo.
23 Mas cuando os persiguieren en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, (que) no acabaréis de andar todas las ciudades de Israel, que no venga el Hijo del hombre.
24 El discípulo no es mas que su Maestro, ni el siervo mas que su Señor.
25 Bastele al discípulo ser como su Maestro, y al siervo como su Señor: Si al (mismo) padre de familias llamaron Belzebú, ¿cuanto mas a los de su casa?
26 Así que no los temais porque nada hay encubierto que no haya de ser manifestado; y (nada) oculto que no haya de saberse.
27 Lo que os digo en tinieblas, decíd(lo) en luz; y lo que oís a la oreja, predicad(lo) desde los tejados.
28 Y no tengais miedo de los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar: teméd antes a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
29 ¿No se venden dos pajarillos por una blanca? Y uno de ellos no caera a tierra sin vuestro Padre.
30 Y vuestros cabellos tambien, todos estan contados.
31 No temais pues: mas valéis vosotros que muchos pajarillos.
32 Pues cualquiera que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo tambien delante de mi Padre que esta en los cielos.
33 Y cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo tambien delante de mi Padre, que esta en los cielos.
34 No penséis que he venido para meter paz en la tierra: no he venido para meter paz, sino espada.
35 Porque he venido para poner en disension al hombre contra su padre, y a la hijo contra su madre, y a la nuera contra su suegra.
36 Y los enemigos del hombre (seran) los de su casa.
37 El que ama a padre ó a madre mas que a mí, no es digno de mí; y el que ama a hijo ó a hija mas que a mí, no es digno de mí.
38 Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
39 El que hallare su vida, la perdera, y el que perdiere su vida por causa de mí, la hallara.
40 El que os recibe a vosotros, a mí recibe; y el que a mí recibe, recibe al que me envió.
41 El que recibe a un profeta en nombre de profeta, galardon de profeta recibira; y el que recibe a un justo en nombre de justo, galardon de justo recibira.
42 Y cualquiera que diere a uno de estos pequeñitos un jarro de (agua) fria solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo, que no perdera su galardon.
Capítulo 11.
Y ACONTECIÓ, que acabando Jesus de dar mandamientos a sus doce discípulos, se fué de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.
2 Y oyendo Juan en la prision los hechos de Cristo, envióle dos de sus discípulos,
3 Diciendo: ¿Eres tú aquel que habia de venir, ó esperarémos a otro?
4 Y respondiendo Jesus, les dijo: Id, hacéd saber a Juan las cosas que ois y veis.
5 Los ciegos ven, y los cojos andan: los leprosos son limpiados, y los sordos oyen: los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio.
6 Y bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mí.
7 É idos ellos, comenzó Jesus a decir de Juan a las multitudes: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿una caña que es meneada del viento?
8 O ¿qué salisteis a ver? ¿un hombre vestido de ropas delicadas? He aquí, los que traen (ropas) delicadas, en las casas de los reyes estan.
9 O ¿qué salisteis a ver? ¿profeta? Ciertamente os digo, y mas que profeta.
10 Porque este es de quien esta escrito: He aquí, yo envio mi mensagero delante de tu faz, que aparejara tu camino delante de tí.
11 De cierto os digo, (que) no se levantó entre los que nacen de mujeres otro mayor que Juan el Bautista: mas el que es muy pequeño en el reino de los cielos. mayor es que él.
12 Y desde los dias de Juan el Bautista hasta ahora al reino de los cielos se hace fuerza; y los valientes lo arrebatan.
13 Porque todos los profetas, y la ley, hasta Juan profetizaron.
14 Y si queréis recibir(lo), él es aquel Elías que habia de venir.
15 El que tiene oidos para oir, oiga.
16 Mas ¿a quién compararé esta generacion? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros,
17 Y dicen: Os tañímos flauta, y no bailasteis: os endechamos, y no lamentasteis.
18 Porque vino Juan que ni comia ni bebia, y dicen: Demonio tiene.
19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilon, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Mas la sabiduría es justificada de sus hijos.
20 Entónces comenzó a zaherir a las ciudades en las cuales habian sido hechas muy muchas de sus maravillas, porque no se habian arrepentido, (diciendo:)
21 ¡Ay de tí, Corazin! ¡Ay de tí, Betsaida! porque si en Tiro y en Sidon se hubieran hecho las maravillas que han sido hechas en vosotras, ya mucho ha que se hubieran arrepentido en saco y en ceniza.
22 Por tanto (yo) os digo (que) a Tiro y a Sidon sera mas tolerable (el castigo) en el dia del juicio, que a vosotras.
23 Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta los infiernos seras abajada, porque si en Sodoma se hubiesen hecho las maravillas que han sido hechas en tí, hubieran permanecido hasta el dia de hoy.
24 Por tanto yo os digo, (que) a la tierra de Sodoma sera mas tolerable (el castigo) en el dia del juicio, que a tí.
25 En aquel tiempo respondiendo Jesus, dijo: Gracias te doy, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños.
26 Así, Padre, pues que así agradó a tus ojos.
27 Todas las cosas me son entregadas por mi Padre; y nadie conoció al Hijo, sino el Padre: ni al Padre conoció alguno, sino el Hijo, y (aquel) a quien el Hijo (le) quisiere revelar.
28 Veníd a mí, todos los que estais trabajados, y cargados, que yo os haré descansar.
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprendéd de mí, que soy manso y humilde de corazon; y hallaréis descanso para vuestras almas.
30 Porque mi yugo es suave, y ligera mi carga.
Capítulo 12.
EN aquel tiempo iba Jesus por entre los panes en sabado; y sus discípulos tenian hambre, y comenzaron a coger espigas, y a comer.
2 Y viéndolo los Fariseos, le dijeron: He aquí, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sabado.
3 Y él les dijo: ¿No habéis leido, qué hizo David, teniendo hambre él, y los que estaban con él?
4 ¿Cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposicion, que no le era lícito comer de ellos, ni a los que estaban con él, sino a solos los sacerdotes?
5 O ¿no habéis leido en la ley, que los sabados en el templo los sacerdotes profanan el sabado, y son sin culpa?
6 Pues (yo) os digo, que (uno) mayor que el templo esta aquí.
7 Mas si supieseis qué es: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenariais a los inocentes.
8 Porque Señor es aun del sabado el Hijo del hombre.
9 Y partiéndose de allí vino a la sinagoga de ellos.
10 Y, he aquí, habia allí uno que tenia una mano seca; y le preguntaron, diciendo: ¿Es lícito curar en sabado? por acusarle.
11 Y él les dijo: ¿Qué hombre habra de vosotros, que tenga una oveja, y si cayere esta en una fosa en sabado, no le eche mano, y (la) levante?
12 ¿Pues cuanto mas vale un hombre que una oveja? Así que lícito es en los sabados hacer bien.
13 Entónces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él (la) extendió, y (le) fué restituida sana como la otra.
14 Y salidos los Fariseos consultaron contra él para destruirle.
15 Mas sabiéndo(lo) Jesus, se apartó de allí; y le siguieron grandes multitudes, y sanaba a todos.
16 Y él les mandó (rigurosamente,) que no le descubriesen;
17 Para que se cumpliese lo que estaba dicho por el profeta Isaías, que dijo:
18 He aquí mi siervo al cual he escogido; mi amado, en el cual se agrada mi alma: pondré mi Espíritu sobre él, y a los Gentiles anunciara juicio.
19 No contendera, ni voceara; ni nadie oira en las calles su voz:
20 La caña cascada no quebrara; y el pabilo que humea no apagara, hasta que saque a victoria el juicio.
21 Y en su nombre esperaran los Gentiles.
22 Entónces fué traido a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo hablaba y veia.
23 Y todo el pueblo estaba fuera de sí, y decia: ¿Es este aquel Hijo de David?
24 Mas los Fariseos, oyéndo(lo,) decian: Este no echa fuera los demonios, sino por Belzebú, príncipe de los demonios.
25 Y Jesus, como sabia los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo es desolado; y toda ciudad ó casa, dividida contra sí misma, no permanecera.
26 Y si Satanas echa fuera a Satanas, contra sí mismo esta dividido: ¿cómo, pues, permanecera su reino?
27 Y si yo por Belzebú echo fuera los demonios, ¿vuestros hijos, por quién (los) echan? Por tanto ellos seran vuestros jueces.
28 Y si por el Espíritu de Dios yo echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.
29 Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del valiente, y saquear sus alhajas, si primero no prendiere al valiente? y entónces saqueara su casa.
30 El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no coge, derrama.
31 Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia sera perdonado a los hombres; mas la blasfemia del Espíritu no sera perdonada a los hombres.
32 Y cualquiera que hablare contra el Hijo del hombre, le sera perdonado; mas cualquiera que hablare contra el Espíritu Santo, no le sera perdonado, ni en este siglo, ni en el venidero.
33 O hacéd el arbol bueno, y su fruto bueno; ó hacéd el arbol carcomido, y su fruto podrido; porque por (su) fruto es conocido el arbol.
34 ¡O generacion de víboras! ¿cómo podéis hablar bien, siendo malos? porque de la abundancia del corazon habla la boca.
35 El buen hombre del buen tesoro del corazon saca buenas cosas: y el mal hombre del mal tesoro saca malas cosas.
36 Mas (yo) os digo, que toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella daran cuenta en el dia del juicio.
37 Porque por tus palabras seras justificado, y por tus palabras seras condenado.
38 Entónces respondieron unos de los escribas y de los Fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de tí señal.
39 Y él respondió, y les dijo: La generacion mala y adulterina demanda señal; mas señal no le sera dada, sino la señal de Jonas el profeta.
40 Porque como estuvo Jonas en el vientre de la ballena tres dias y tres noches, así estara el Hijo del hombre en el corazon de la tierra tres dias y tres noches.
41 Los de Nínive se levantaran en juicio con esta generacion y la condenaran; porque ellos se arrepintieron a la predicacion de Jonas; y, he aquí, (uno) mayor que Jonas en este lugar.
42 La reina del austro se levantara en juicio con esta generacion, y la condenara; porque vino de los fines de la tierra para oir la sabiduría de Salomon; y, he aquí, (uno) mayor que Salomon en este lugar.
43 Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallandole,
44 Entónces dice: Me volveré a mi casa, de donde salí. Y cuando viene, (la) halla desocupada, barrida, y adornada.
45 Entónces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados moran allí; y son peores las postrimerías del tal hombre, que sus primerías. Así tambien acontecera a esta generacion mala.
46 Y estando él aun hablando al pueblo, he aquí, (su) madre y sus hermanos estaban fuera, que le querian hablar.
47 Y le dijo uno: He aquí, tu madre y tus hermanos estan fuera, que te quieren hablar.
48 Y respondiendo él al que le decia (esto,) dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?
49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre, y mis hermanos.
50 Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre, que esta en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.
Capítulo 13.
Y AQUEL dia, saliendo Jesus de casa, se sentó junto a la mar.
2 Y se allegaron a él grandes multitudes; y entrandose él en una nave, se sentó, y toda la multitud estaba en la ribera.
3 Y les habló muchas cosas por parabolas, diciendo: He aquí, el que sembraba salió a sembrar.
4 Y sembrando, parte (de la simiente) cayó junto al camino, y vinieron las aves, y la comieron.
5 Y parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y nació luego, porque no tenía tierra profunda:
6 Mas en saliendo el sol, se quemó, y se secó, porque no tenía raíz.
7 Y parte cayó entre espinas, y las espinas crecieron, y la ahogaron.
8 Y parte cayó en buena tierra, y dió fruto: uno de a ciento, y otro de a sesenta, y otro de a treinta.
9 Quien tiene oidos para oir, oiga.
10 Entónces llegandose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas