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Pack Ahorra al Comprar 2 (No 064): Atrae el dinero con la ley de la atracción & Colección Completa Cuentos De Ciencia Ficción y Misterio
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Atrae el dinero con la ley de la atracción

Ximo Despuig

En este libro, basado en los artículos de Steve Pavlina, (un hombre que levantó un negocio millonario de autosuperación de la nada por el método de la entrega de valor al lector) descubrirás que el verdadero motivo por el que nos cuesta tanto ganar mucho dinero es porque no nos creemos merecedores de ello. La buena noticia es que hay métodos para romper las costumbres arraigadas y atraer la abundancia a nuestras vidas. Uno de esos métodos es la Ley de la Atracción.

Descubre de qué manera Steve rompió sus propias barreras y después... hazlo tú.

+

Colección Completa Cuentos

J. K. Vélez

Este volumen incluye los siguientes relatos:

Alexa: En la academia de la flota planetaria una nueva cadete deberá aprender los preceptos de no intromisión, la única manera de garantizar que las nuevas especies de la galaxia no sean prejuzgadas por la mente humana.

Los gatos pueden ser muy persuasivos: ¿Qué pasará cuando los gatos tengan traductores felino-humano?

Ayer provoqué el fin del mundo: A veces soñar con el futuro puede ser muy peligroso.

Conclusiones erróneas: O por qué no deberían mezclarse juguetes genéticos, curas y babosas.

De vez en cuando...: Llegará un momento en que el simple hecho de coger un ascensor y encontrarse con otro ser humano supondrá algo terrorífico.

La inmutable verdad: O la versión futurista del amigo imaginario.

Mentes de cristal: ¿Cuán peligroso puede llegar a ser un libro? Relato sobre el salto genético, el que viene después del de la era de la información.

El Monstruo: Un hombre contrata a un abogado para que lo defienda de unos asesinatos que aún no ha cometido.

La importancia de morir como Ernesto: Una curiosa posibilidad de lo que nos espera tras el umbral.

Un caso para Mr. Thomas: Reynés, un empresario desesperado, contrata a un detective inglés para encontrar al asesino de su hijo. (La productora Pacá Payá hizo un corto basado en este relato).

El más puro terror: O lo que puede ocurrir si buscas emociones fuertes en los anuncios por palabras del periódico.

Preso: ¿Qué pasaría si todos los días tuvieras que librar una terrible batalla contra tu subconsciente para conseguir despertarte por las mañanas?

Los ojos del pozo: Un músico descubre por casualidad que tiene unas pequeñas y voraces criaturas viviendo en el pozo abandonado de su jardín. (Este cuento fue seleccionado y publicado en los "Premis literaris CONSTANTÍ 2005").

La asombrosa historia de Marcus Sans: Un escritor descubre que todos los relatos que escribió y que jamás sacó del cajón están siendo convertidos en películas y series de éxito sin su permiso. Indagando en la cuestión empezará a cuestionarse si no estará viviendo una experiencia sobrenatural.

Natalia me cuida, Natalia me protege: Lo que ocurre cuando dejas de tomarte las pastillas... y estás un poco perturbado. (Un poquito).

Acabando: Sueño y realidad se confunden en este relato...

IdiomaEspañol
EditorialPROMeBOOK
Fecha de lanzamiento23 may 2015
ISBN9781310458729
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    Pack Ahorra al Comprar 2 (No 064) - Ximo Despuig

    ATRAE EL DINERO CON LA LEY DE LA ATRACCIÓN

    Ximo Despuig


    Basado en los artículos de Steve Pavlina


    Sin título:Users:jkvelez:Documents:Escritor:amazon:Pack ahorra al comprar 2:Pack ahorra al comprar 2 - 062:Atrae el dinero - Despuig.jpg

    LA RELATIVIDAD FINANCIERA

    ¿Cuánto dinero es una gran suma?

    Muchas veces no conseguimos aquello que deseamos porque lo que deseamos se encuentra muy alejado de nuestra zona de confort. Hazte esta pregunta. ¿Cuánto dinero es una gran suma? ¿500 dólares es una cantidad grande o pequeña? Depende de tu perspectiva.

    Si en la actualidad estás atrapado en una mentalidad de escasez, puede parecerte una suma enorme. Si, por el contrario, asumes la mentalidad de los ricos, puede representar una cantidad pequeña.

    Yo solía pensar que 500 dólares era mucho dinero. Ciertamente parecía serlo cuando terminaba el mes con menos de 100 dólares en total. Si ganaba o perdía un extra de 500, eso suponía una diferencia significativa en mis finanzas para los siguientes meses. Un extra de 500 dólares era una cantidad significativa de dinero.

    Pero después de cambiar mi forma de pensar sobre el dinero con el fin de atraer más abundancia a mi vida, 500 dólares comenzaron a parecer una cantidad pequeña. Hoy 500 dólares representa el dinero que puedo llevar en efectivo en la cartera. Ganar o perder 500 dólares no representa una diferencia real en mis finanzas. 500 dólares, pues, es una cantidad bastante insignificante.

    Una vez que conseguí acercar mi modo de pensar a ese punto (lo que hice a base de imaginar lo que se siente estando ya realmente allí), no pasó mucho tiempo antes de que mi realidad comenzara a reflejarlo. Me convertí en un imán para atraer grandes sumas de dinero. En un momento de mi vida tener 100.000 dólares en el banco me parecía ser muy rico. Ahora es algo natural y no lo siento como una cosa demasiado especial.


    Algunos ejemplos de relatividad financiera

    He aquí algunos ejemplos para ayudar a arrojar algo de luz sobre el concepto de la relatividad financiera.

    Un agente de bienes raíces piensa que tener 50.000 dólares en efectivo es normal.

    Poco después de mudarme a Las Vegas en 2004, estábamos mi mujer y yo charlando con un agente inmobiliario local que nos dijo que le gustaba tener al menos 50.000 dólares en efectivo a mano en todo momento (no para la inversión, sino como dinero personal). Erin y yo cruzamos una mirada burlona. Pensamos que debía ser muy estirado o elitista para sentirse así. ¿Para qué iba alguien a necesitar tanto dinero?

    Con el tiempo nos dimos cuenta de que nuestra reacción a su declaración era precisamente lo que nos impedía que pudiéramos ahorrar o ganar hasta llegar a tener 50.000 dólares en efectivo. Nos estábamos alejando de ese objetivo al suponer que era demasiado dinero para nosotros. Tener 5.000 dólares en efectivo era lo medianamente normal para nosotros; tener 10.000 significaba que estábamos haciendo algo increíblemente bien.

    Me di cuenta de que esas cifras eran arbitrarias por lo que podía ser capaz de levantar el tope de lo que consideraba correcto o bueno para mí a voluntad. Comencé a imaginar que tenía 50.000 dólares en efectivo y a considerar que era normal tener tanto. La segunda parte era realmente la parte crítica. Para llegar a ser el tipo de persona que podría tener 50.000 dólares en efectivo tenía que sentir que era algo normal para mí, ni fantástico ni increíble. Así que traté de visualizar esa suma en mi extracto bancario y reaccionar como si eso no me excitara lo más mínimo.

    Esto puede sonar contra intuitivo, pero funcionó. Hemos sido capaces de tener 50.000 dólares en efectivo sólo cuando hemos empezado a verlo como una cantidad normal para tener en el banco en lugar de un golpe de suerte.

    Hoy en día, si yo tuviera sólo 50.000 dólares en efectivo sentiría un poco de presión financiera.

    Ahora bien, si tu reacción al leerme decir esto es similar a como Erin y yo inicialmente reaccionamos ante ese agente de bienes raíces (algo así como: Steve, te has convertido en un hijo de puta elitista codicioso), está claro que te estás manteniendo a ti mismo en un tipo de resonancia que aleja tales sumas de dinero. La gran pregunta es: ¿Por qué te haces eso? ¿Por qué no invitar a que sumas más grandes lleguen a tu vida en lugar de sentirte poco merecedor de ello? ¿Es que sufres de baja autoestima o qué?

    Ahora mismo hay una buena probabilidad de que seas mucho más rico que la mayoría de personas de este planeta. Lo que consideras normal para ti puede que alguien en peor situación lo vea como un verdadero golpe de suerte. Pero, ¿quién eres tú para poder comer cuando tienes hambre o para tener acceso a atención médica cuando lo necesitas? ¿Acaso las expectativas de los demás, lo que pueda pensar de ti alguien más pobre, te obligan a vivir por debajo de tu potencial? Más bien, si tuvieras más dinero quizá lo usaras para ayudar también a esas personas a elevar su nivel de vida a un nivel que tú consideras normal. El punto es que no hay nada malo en querer mejorar, ni en querer tener más. No hay nada malo en que seas el tipo de persona que puede tener 50.000 dólares en efectivo. De verdad que no. Tienes que cambiar el chip.


    Un jugador de póker piensa que 60.000 dólares en efectivo no es nada.

    Hace unos años, cuando aprendí a jugar a póker (sólo por diversión), observé un torneo de póker en la televisión, donde Daniel Negreanu (uno de los jugadores con más suerte del planeta) fue noqueado en la mesa final. Su premio fue de 60.000 dólares. El primer premio para el que consiguió el primer lugar fue de alrededor de 1 millón de dólares.

    En la entrevista que se les hace nada más salir de la mesa se le preguntó qué iba a hacer con todo el dinero que había ganado. Negreanu se rió con sorpresa, como diciendo: ¿El dinero? ¿A quién le importa el dinero? Perdí el torneo.

    Luego dijo algo así como: "No lo sé. ¿60.000 dólares? ¿Qué puedo hacer con eso? ¿Comprar un coche, tal vez? [Suspiró].

    Él tenía claramente la actitud de que 60.000 dólares era una cantidad pequeña, casi insignificante de dinero. No era una suma grande.

    Era como si el entrevistador hubiera dicho: Daniel, acabas de ganar un dólar. ¿Qué vas a hacer con él?. Y Daniel hubiera respondido en tono de broma, No lo sé, comprar un refresco tal vez.

    Si bien algunas personas pueden ver la actitud de Negreanu como altiva, arrogante o elitista, creo que es un reflejo de la mentalidad del rico. Esto puede ayudar a explicar por qué sus ganancias en los torneos de póker superan los 10 millones de dólares a fecha de hoy. Como 60.000 dólares representa una cantidad pequeña para él, emite la vibración de que es capaz de ganar y mantener sumas mucho más grandes. Si 60.000 dólares fuera un montón de dinero para él probablemente no sería capaz de ganar ni siquiera eso, y aunque lo consiguiera ganar en un golpe de suerte, tendría dificultades para mantenerlo.


    Un hombre de negocios piensa que 24.000 dólares es un precio justo por una hora de su tiempo

    A principios de este año pasé un par de horas hablando con un hombre de negocios que cobra 24.000 dólares por una consulta de una hora. Y sí, la gente realmente le paga esa cantidad. En tan corto período de tiempo es capaz de ayudar a sus clientes a optimizar sus negocios de tal manera que se trata de un intercambio rentable para ellos.

    Si le dijera que estoy cobrando 500 dólares por una hora de consulta lo más seguro es que se riera de mí, como si yo tuviera baja la autoestima o algo así.

    ¿Una consulta de 30 minutos con este hombre realmente vale tanto como 24 horas de consulta conmigo? ¿Tiene 48 veces más conocimiento del negocio, experiencia y sabiduría que yo? Por supuesto que no. Le pagan esa cantidad porque es lo que espera recibir. Para él, eso es lo normal. Para mí todavía parece algo increíble y por eso no puedo sentirme cómodo pidiendo más, pero… ¿Ves como en realidad es sólo una cuestión de relatividad financiera? ¿De reequilibrar nuestras creencias acerca de lo que es mucho o poco dinero?


    Sentirse cómodo viviendo en una casa de más de un millón de dólares

    Hace muchos años, Erin y yo estábamos de vacaciones en San Diego. Fue en una época en que solíamos estar con el agua al cuello o directamente en quiebra.

    Dimos un paseo en coche alrededor de Rancho Santa Fe, un barrio rico de casas que cuestan unos pocos millones de dólares cada una. Mientras conducíamos pasamos por delante de una oficina de bienes raíces y se me ocurrió una idea. Le pregunté a Erin si le apetecía un poco de diversión. Ella asintió.

    Entré en la oficina de la inmobiliaria y con confianza proclamé que Erin y yo estábamos interesados en comprar una casa en Rancho Santa Fe, con un presupuesto de entre 2 y 4 millones de dólares. (Sabía que era un rango de precios razonable porque Erin y yo habíamos comprobado las listas pegadas a la ventana de la oficina antes de entrar.) En aquel entonces yo debía tener unos 25 años.

    Un agente de bienes raíces nos recibió y nos hizo algunas preguntas. Le respondí honestamente que tenía una empresa de software en Los Ángeles. Lo siguiente fue ver cómo el agente de la inmobiliaria nos daba una vuelta por los alrededores con su Jaguar. Allí estábamos Erin y yo sin creérnoslo, visitando varias casas en venta de la zona. Fue divertido pretender que en realidad podíamos permitirnos una casa allí mientras tratábamos de no mirar aquellas mansiones como idiotas totales.

     —Hmm... Parece que será necesario repavimentar la pista de tenis pronto.

    Dejábamos caer ese tipo de comentarios cada poco.

    En aquel momento pensé que este ejercicio nos ayudaría a adoptar una mentalidad de ricos. Inspirarnos en los hogares donde viven los ricos. Pero no funcionó en absoluto. Nosotros simplemente no estábamos a la altura de ese tipo de viviendas. Era demasiado emocionante para nosotros. No nos podíamos imaginar viviendo allí, hacer que nos resultara normal. Era un salto demasiado grande.

    Cerca de 12 años después, Erin y yo fuimos a comprar una casa nueva en Las Vegas, esta vez de verdad. Nuestra gama de precio estaba entre uno y dos millones. Habíamos pagado un poco más de 300.000 dólares por nuestra anterior casa, así que esto era un gran paso adelante. Pero esta vez, cuando la inmobiliaria nos llevó a visitar los alrededores, era totalmente diferente a cuando estábamos buscando las casas en Rancho Santa Fe. Esta vez en realidad podíamos imaginarnos viviendo allí, no era una idea alejada de nuestra zona de confort. Estábamos ligeramente emocionados pero no tan abrumados. Nos fijamos en muchas casas diferentes y acabamos comprando la que fue nuestra primera opción.

    Hace años esta casa nos hubiera parecido increíble o extravagante para nosotros. Pero ahora simplemente sentimos que es natural vivir aquí. En realidad me sorprende cuando la gente nos visita. Parecen abrumados o sorprendidos por nuestra nueva casa. Sin duda disfrutamos de vivir aquí, pero no es increíble ni abrumador para nosotros.

    ¿Alguna vez has comprado cosas para ti mismo que parecen compras normales, pero que otras personas podrían considerar un lujo extravagante o un despilfarro? Lo siguiente te va a sorprender. No me estoy refiriendo a una bufanda cara o a unas bonitas botas de montaña. ¿Alguna vez has comprado un café para llevar o una botella de agua? Si  compras esos artículos con regularidad, es probable que no los consideres lujos. Son compras simplemente normales. Pero muchas personas que no llegan a fin de mes no estarían de acuerdo y dirían que estás siendo increíblemente egoísta y derrochador. Tú no necesitas el café. Y podrías beber agua del grifo y gastar el dinero en cosas realmente importantes. ¡Eres un cerdo elitista! ;)

    Lo que intento demostrar es que si piensas que algo está fuera de tu alcance, lo está. Si piensas que es normal o entra dentro de lo previsto, se convierte en eso. Sólo tienes que darte cuenta de que tu zona de confort es totalmente arbitraria. Para muchas personas en el mundo, conseguir una nutrición adecuada es un lujo. Para algunas personas lo es una casa de un millón de dólares. Tú defines tu propia zona de confort.

    Imagina tener 10 veces el dinero en efectivo y los ingresos que tienes ahora. ¿Te haría sentir incómodo, al menos al principio, si de repente llegaras a esa situación? No en tu fantasía, en la realidad. ¿Te sentirías incómodo, inseguro, indigno, ansioso? ¿Qué haría falta para que pudieras abrazar la mentalidad de que ese mayor nivel de abundancia es perfectamente normal para ti?

    El hecho de que hayas sido condicionado para creer que un cierto nivel de riqueza es normal para ti no significa que tengas que vivir siempre en ese umbral. No tienes que pasar el resto de tu vida manteniéndote fiel a unas creencias heredadas tan arbitrarias.


    El Dinero y la Ley de la Atracción

    Sé que puede parecer contradictorio intentar sentirse normal en lugar de emocionado cuando se trata de ganar más dinero pero la verdad es que un exceso de entusiasmo te impedirá recibir grandes sumas de dinero.

    Si piensas que X es una gran suma, y esa cantidad te hace sentirte ansioso o emocionado, no serás capaz de atraer y retener esa cantidad.

    En este caso, la correcta aplicación de la ley de la atracción servirá en realidad para amortiguar - no para magnificar - tus emociones, de manera que el nuevo status que deseas alcanzar comience a sentirse natural y esperado, creíble. De lo contrario entrarás en una dinámica de incredulidad. Si alcanzar tu objetivo parece un milagro o un golpe de monstruosa suerte, en realidad lo que estás haciendo es expulsarlo lejos de ti. Esto es verdad no sólo con dinero, sino con cualquier otra cosa que desees atraer, incluyendo nuevas relaciones, ascender en tu trabajo, tu desarrollo espiritual, beneficios para la salud, etc.

    El entusiasmo general en relación con tus objetivos fijados está muy bien, pero si estás permanentemente en un estado de temor y asombro cuando  piensas en ellos, ten por seguro que nunca vas a alcanzarlos.

    Si quieres disfrutar de una mayor abundancia financiera debes aprender a sentirte cómodo con el tipo de cambios que actualmente te hacen sentir incómodo.


    La mentalidad de la abundancia

    La indignación ante el gasto, la mentalidad del que se resiste a ver a alguien pagar más de 10.000 dólares por su estancia en la habitación de un hotel, la mentalidad que nos hace etiquetar eso como un gasto extravagante o un despilfarro es lo que nos mantiene alejados del nuevo y deseado status. Sinceramente, creo que esa forma de pensar es un gran error.

    Si la habitación de hotel de 10.000 dólares te parece un gasto extravagante no estás alineado con la mentalidad de que eres capaz de producir 10.000 dólares de valor rápidamente. Lo que necesitas es preguntarte qué haría falta para convertirte en el tipo de persona que podría permitirse el lujo de quedarse en una habitación de hotel de 10.000 dólares la noche sin pensarlo dos veces, porque serías una persona capaz de generar valor masivo de manera muy eficiente.

    Piénsalo de esta manera. Imagina dos monedas, una de diez centavos y otra de un centavo. Son cantidades pequeñas, la diferencia no es particularmente significativa. Tú seguramente no te preocupas por una diferencia de precio de 9 centavos en una compra. Pero para algunas personas en este planeta, 9 centavos es una buena cantidad, y pagar diez centavos en lugar de uno por un bien de consumo puede ser considerado como algo extravagante y derrochador.

    Del mismo modo, en los niveles más altos de ingresos (y de la creación de valor), 10.000 dólares no es nada. Es sólo un centavo. Es insignificante. Es el cambio que podrías llevar en el bolsillo. Prácticamente en esos niveles no hay diferencia entre una habitación de 10.000 y una de 100. La diferencia de precio no es significativa. ¿Por qué no pagar ese extra de 9 centavos para tener más comodidad?

    La idea es que si practicas una mentalidad de indignación hacia las compras extravagantes, te estás manteniendo a ti mismo lejos del campo en el que deberías moverte para convertirte en el tipo de persona que podría generar mucho valor fácilmente. Por lo tanto, te estás limitando muy seriamente a ti mismo... y de una forma muy innecesaria.

    Si quieres verlo desde el ángulo opuesto, prueba a practicar la indignación con cantidades nimias. Cada vez que veas a alguien pagar unos pocos centavos de más por una compra que en otro sitio estaría más barata dile: ¿Estás loco? ¡Podrías haber comprado esa manzana por 5 centavos menos en el supermercado de enfrente. Debes tener mucho dinero para malgastarlo así!.

    Pensarán

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